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COMUNIDAD
GABRIEL BENAVIDES
EJE 3
Pongamos en práctica
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Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Tejedoras “destejiendo” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Niveles de participación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
ÍNDICE
Introducción
En este eje se invita a los docentes en formación a reflexionar sobre las posibi-
lidades que le ofrece su contexto para promover la participación de las familias y
de la comunidad en el quehacer educativo de la institución educativa. Siguiendo
la metáfora del tejido cabe preguntarse ¿Cómo se podrían tejer redes vitales para
favorecer el desarrollo de niñas y niños? Pues como bien dice un proverbio afri-
cano “se necesita todo un pueblo para educar a un niño”, sin duda la participación
de los agentes formadores y socializadores es vital en la configuración de un real
sistema educativo que va más allá de lineamientos, decretos, edictos, políticas y
documentos.
INTRODUCCIÓN
Para comprender mejor el reto, se ofrece una breve mirada sobre los enredos
que usualmente se presentan entre las tres tejedoras, ya que ponerse de acuerdo
en algo tan fundamental como es la formación de niñas y niños no es un tejido
sencillo de realizar a varias manos. Luego se presenta el proceso central del eje que
es la participación, para lo cual se hace una resumida definición y se describen cinco
niveles de participación de las familias y de la comunidad.
Pero más allá de la referencia tan familiar a la escuela, “la relación familias-escuelas
siempre ha encerrado sentimientos encontrados, que para algunos resultan intrínsecos. Es
una relación compleja, fuente de interrogantes, cuestionamientos, tensiones y conflictos
latentes” (Secretaría de Educación, 2009, p. 5). Esta situación lleva a que las tejedoras
(familia y escuela) tiendan a hacerse reclamos sobre el cumplimiento de sus responsa-
bilidades, “según Tschorne (1987), los padres y maestros se culpan mutuamente de los
“males” reales o imaginarios de la educación” (citado por Ordóñez, s.f., p. 9), situación
que se complejiza si se tiene en cuenta fenómenos como que los niños son llevados al
jardín infantil a una edad cada vez más temprana, o la “desinstitucionalización e indivi-
dualización creciente de las familias” (Bolívar, 2006, p. 122), lo que a su vez,
””
Han contribuido a mermar la capacidad socializadora de la familia: la des-
estructuración del cuadro de ideas, valores y códigos de la vida cotidia-
na. El sistema uniforme de valores ha sido sustituido por otro más variable,
con posible conflicto entre valores. Igualmente se ha ido eclipsando un sen-
tido de identidad y comunidad sobre las normas en que educara los hi-
jos, hay inestabilidad e inseguridad en las pautas de socialización a trans-
mitir, falta de claridad” (González, 1998, citado por Bolívar, 2006, p. 124).
Hasta ahora la reflexión se ha hecho sobre los enredos entre familias y docentes, pero
en todo esto ¿dónde está la comunidad? ¿será que al entorno comunitario le interesa lo
que pasa con niñas y niños? En principio pareciera una tejedora que no teje intencional-
mente, que asiste como espectador, pero no expresa un interés manifiesto en relación
con la educación de los nuevos ciudadanos.
Ejemplo
””
El término participación se usa para referirse de manera general a los pro-
cesos de compartir decisiones que afectan la vida propia y la vida de la co-
munidad en la cual se vive. Es el medio por el cual se construye una demo-
cracia y es un criterio con el cual se deben juzgar las democracias. La par-
ticipación es el derecho fundamental de la ciudadanía (Hart, 1993, p. 6).
Se identifica así un primer reto, y es un trabajo conjunto para comprender que las deci-
siones sobre la educación en primera infancia les competen a todos los actores sociales
y de manera más específica a los agentes formadores que tienen mayor interacción con
las infancias. La educación es un asunto muy importante que sin duda afecta la vida
personal y social de niños y niñas, de sus familias y de sus comunidades.
Instrucción
Niveles de participación
El autor Hart, propone la metáfora de una escalera de participación con dos seg-
mentos: el primero lo denomina “no-participación” y el segundo si lo llama “grados de
participación”. En el primer segmento se encuentran tres niveles donde más bien se
Instrucción
1. Información:
Ejemplo
Figura 2. Información
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Si la lectura previa que los docentes hacen de sus contextos escolares les muestra
que mamás y papás tienen bajos niveles de escolaridad no tiene mucho sentido que
las comunicaciones a las familias se concentren en notas escritas, por ejemplo. En este
primer nivel, los docentes pueden identificar alternativas más creativas para informar
a las familias, aprovechando los recursos a manos, pero, sobre todo, incorporando los
elementos de la comunidad en la comunicación.
2. Consulta:
Consiste en recoger la opinión de las familias sobre un determinado asunto, para que
el equipo docente tome una decisión. Aquí hay un avance importante respecto al ante-
Dar el paso a este nivel de participación no es fácil para los docentes (y las instituciones
escolares), pues la permanente especialización del saber pedagógico les hace pensar que
las familias y la comunidad no tienen mucho que decir sobre cómo se aprende y mucho
menos sobre cómo se enseña. Pero escuchar a la comunidad, permite identificar algunos
imaginarios que rondan en el ambiente y que influyen en la manera como se acompaña
el trabajo realizado en la escuela.
Ejemplo
Generar espacios para la codecisión, además de identificar los asuntos sobre los cua-
les es más pertinente codecidir requiere de un cambio actitudinal de los docentes en
primer lugar, lo cual implica la voluntad de cada sujeto y esto no se puede reglamentar
en un decreto. Tal vez, para avanzar en este nivel (y en los siguientes) una estrategia
sería ir hasta las mismas facultades de educación para reflexionar y hacer realidad una
concepción de lo educativo como un asunto de interés comunitario y no solo como un
saber de especialistas.
También es importante cuestionar los imaginarios que muchos docentes tienen sobre
las familias, y les lleva a considerar que ellas no pueden actuar dentro de la escuela, o no
pueden ayudar en la toma de decisiones sobre lo educativo. Entonces ¿por qué la escuela
si puede tomar decisiones sobre asuntos de crianza? Al parecer la familia sigue siendo
“menor de edad” para entrar a la escuela en calidad de actor decisorio.
4. Delegación:
En este nivel, el factor de la confianza juega un papel determinante, los docentes han
de confiar que las familias pueden ser corresponsables en la escuela (no en la casa) de
llevar a cabo autónomamente algunas iniciativas previamente decididas, aun en asuntos
didácticos, por ejemplo. Es importante precisar que la delegación no consiste en activi-
5. Control:
Lectura recomendada
Con base en lo anterior, tal vez la mejor imagen de esta propuesta no es la de una
escalera, sino la de una espiral de participación, en tanto que el siguiente “nivel” implica
el anterior, de esta manera se empieza mejorando procesos comunicativos para llegar a
una “gestión democrática” (Bolívar, 2006) de la escuela, una cultura de la colaboración.
Para ello se requiere de claros liderazgos participativos que logren articular las expecta-
tivas de las tres tejedoras en pro de un mismo tejido para niñas y niños.
A continuación, se ofrecen algunas sugerencias para cada uno de los cinco niveles de
participación, el propósito es que cada docente en formación identifique alternativas de
trabajo comunitario en su contexto específico.
Nivel Sugerencia
La manera como se comunica es un factor fundamental de toda comuni-
cación. En el caso de la información es necesario utilizar diferentes estra-
tegias que no solo informen, sino que además motiven la participación
de las familias y la comunidad, sobre todo si nos reconocemos parte de
una sociedad informatizada. De ahí que un asunto a definir, es primero
cómo se utilizan los distintos medios para comunicar los distintos tipos Sociedad informati-
de información. zada
Resulta una paradoja que,
El muro: es un lugar visible pero también accesible para toda la comu- en medio de una sociedad
nidad, donde se pueden señalar al menos dos secciones una para las de la información con tan-
ta tecnología y medios al
comunicaciones de la institución y otra para la comunicación de las fami- servicio de la información,
lias. Es importante que la información esté actualizada, que exista una los agentes formativos no
comunicación por semana que se destaque y sobre todo que, así como utilicen idóneamente esos
medios para informarse
Información los docentes les informan a las familias, estas también puedan informar mutuamente. Si no se logra
a los primeros y a toda la comunidad sobre asuntos de pertinencia para este primer nivel de la par-
todos. Aunque parezca un detalle de segundo orden, la ubicación del ticipación, los otros niveles
también tendrán muchas
muro debe ser visible para la comunidad. falencias y debilidades.
Instrucción
Reflexionemos
Asociación de Padres y Maestros. (s.f.). Las mejores ideas para que los padres
participen en la educación. Recuperado de https://www.bvsd.org/involvement /
Documents /Las%20Mejores%20Ideas%20para%20que%20Participen%20
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Hernández, V., Merino, E., y Reyes, M. (2002). Aprendiendo a trabajar con la familia
y la comunidad. Santiago de Chile, Chile: Universidad Católica Cardenal Raúl
BIBLIOGRAFÍA
Silva Henríquez.
Ministerio de Educación. (2007). Reggio Emilia, construir con y para los niños.
Recuperado de https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-133936.html