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Un día como hoy hace 194 años un decreto de Simón José Antonio de la Santísima
Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, presidente de Colombia y encargado del
Supremo Mando del Perú, convertía a la antiquísima, castellana y hermosa ciudad de la
otrora San Juan de la Frontera y luego San Juan de la Victoria de Huamanga, en la ciudad
de Ayacucho.
Un oficio burocrático tuvo la fortaleza que tenía el papel donde se firmó, para cambiar
nombre y apellido a una ciudad fundada el 25 de abril de 1540, quizás la 2ª después de
Trujillo más castiza en lo castellana, e importante desde que nació.
Huamanga era vital para los españoles como punto de resistencia y avance español contra la
resistencia del ejército imperial de Manco Inca (he ahí que su primer nombre de pila fue
San Juan de la Frontera); era solución para aquietar los reclamos de la soldadesca hispana
quienes reclamaban su parte de la presa en solares y oro.
Lo paradójico es que la primera cuna de Huamanga fue en las frías, lluviosas y borrascosas
punas de una región llamada de la Quinua, donde 284 años después se sellaría la
Independencia del Perú y América del coloniaje español.
Allí fue fundada Huamanga el 7 de marzo de 1539 por el capitán cordobés Francisco de
Cárdenas (quien llegó a ser justicia mayor, teniente gobernador y alcalde de la ciudad)y el
capitán toledano Vasco de Guevara (venido de invadir Nicaragua, almagrista y luego
enemigo del hijo de éste fue premiado con la encomienda de Huaylas muriendo entre
honores y podrido en oro el año de 1568 en Lima), ambos de 31 años cumplidos.
Sin embargo las quejas de los nuevos vecinos, obligó a Guevara a refundar la ciudad unos
25 kilómetros al Suroeste de las pampas, en un paraje y antiguo asiento de la Cultura Pocra.
El protocolo se repitió allí solo por Guevara el 25 de abril de 1540. Dos años después, unos
32 kilómetros al Sur de Huamanga, ocurriría la Batalla de Chupas en setiembre de 1542
donde sería vencido Diego de Almagro El Mozo, por el visitador Cristóbal Vaca de Castro
en nombre del rey de España.
Dicha batalla cayó un día antes de la festividad de San Juan Crisóstomo por lo que la
ciudad protagonista de esta crónica, pasó a llamarse San Juan de la Frontera de Huamanga.
Conocida es la leyenda sobre el origen de la voz Huamanga, nacida de una expresión del 8º
Sapan Inca Viracocha (1400-1438) cuando sometía aquel territorio y daba de comer a su
halcón: “¡Huamanmikhuy!” (¡Come, halcón!).
En las guerras civiles españolas en el Perú, Huamanga vio pasar por sus predios a los
primeros europeos y fue cobijo del hijo de Almagro.
Se llamaba Pedro Fernández Barchilón y quien como cabo de piqueros del bando pizarrista
y perdedor en la Batalla de Saxsayhuamán (Cusco) en abril de 1548, fue condenado a
muerte y salvado por gestión de un fraile franciscano.
Dado que los pacientes se les hacía largo el apellido lo redujeron apresurados por la
urgencia a Barchilón, llamado que se generalizó y terminó por bautizar a los enfermeros en
los hospitales en América Latina, los “barchilones” que figura hoy en el Diccionario de la
Real Academia Española de la Lengua.
Fue en Huamanga donde Antonio Oré, minero acaudalado, por no mandar a sus 5 hijas a
Lima pues toditas querían ser monjas, gastó toda su fortuna en construir el primer
monasterio de la ciudad, el de Santa Clara en mayo de 1565.
Y una pulpería vecina a la casa del obispo de la ciudad, el fraile benedictino Alfonso López
Roldan, era el garito más escandaloso y libertino del barrio por lo que el alcalde Nicolás de
Boza y Solís emite bando ordenando cierre de pulperías después de toque de cubrefuegos
(los toque de queda de hoy pero que se anunciaba con campanada o cañonazo).
Pero el pulpero vecino del obispo ni el cañón ni la campana eran con él y no cerraba, por lo
que Boza lo coge del pescuezo directo a la carceleta.
Sabrá el diablo por qué el fraile obispo y el pulpero eran como uña y mugre, la cosa es que
el purpurado demandó liberar a su vecino al alcalde de Huamanga. Pero éste, naranjas y
mandó oficio remitido a Palacio y a Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, 4º conde de
Chinchón y 14º virrey del Perú.
La situación terminó en modo callejón, con López Roldán listo para partirle la cara al
alcalde e incluso amenazándole de excomunión mayor si no liberaba al pulpero. Antes una
excomunión era como la muerte civil de nuestros días, por lo que Boza liberó al vecino del
obispo.
Pero el fraile obispo no se contentó con amenazar, sino que excomulgó a un feligrés en
1670 quien no construyó una capillita como ordenaba el testamento de su esposa fallecida
hacía 2 años.
El feligrés recuperó su vida civil con una capilla que bendijo el fraile obispo.
Esa es Huamanga, la ciudad de las 33 iglesias y mil historias que una época sombría aún la
mantiene escondida e ignorada por una nación atolondrada.
(Imagen: Copia de decreto supremo dado por Bolívar sobre cambio de denominación del
Departamento de Huamanga por el de Ayacucho, en honor a la histórica batalla de
diciembre de 1824. “Documentos resaltantes de ‘Catálogo de Documentos de
Independencia del Perú 1821-1826’. Hacienda Documentos Oficiales”. 1825. Ministerio de
Cultura del Perú. Ibearchivos.org).
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