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Evolución dogmática:
Desde que von Liszt iniciara hace un siglo la moderna teoría del delito,
basándola en la distinción fundamental de antijuridicidad y culpabilidad, se han
producido distintas concepciones de la culpabilidad que corresponden a las
diversas fases de evolución de la teoría del delito:
-La concepción psicológica de la culpabilidad. Supuso una concepción psicológica de la
culpabilidad: la culpabilidad como relación psicológica entre el hecho y su autor. A fines del siglo
XIX se plasmó en una construcción
de la teoría del delito que, por una parte, partía de la división del mismo en las
dos partes que se manifiestan separadas ante la percepción de los sentidos: la
parte externa y la parte interna, y, por otra parte, atendía como elemento definidor
fundamental a la idea de la causalidad. La parte externa del hecho se identificó
con el objeto de la antijuridicidad, mientras que la parte interna se atribuyó
a la culpabilidad. En esta concepción el dolo y la culpa no sólo pertenecen a la culpabilidad;
son las dos clases o especies de culpabilidad, que constituye el género.
-La concepción normativa de la culpabilidad. Las críticas efectuadas condujeron a la sustitución
de la concepción psicológica de la culpabilidad por su concepción normativa. Gracias a las
aportaciones de Frank, Goldschmidt y Freudenthal, formuladas desde principios del siglo XX, la
culpabilidad pasa a entenderse como un juicio de valor como un juicio de reproche por la
realización del hecho antijurídico cuando era exigible obrar conforme al Derecho. Esto significa
que el dolo y la culpa dejan de verse como «la» culpabilidad (como sus especies), para pasar a
constituir elementos necesarios pero no suficientes de la culpabilidad.
-La concepción «puramente normativa» del finalismo. Como consecuencia de trasladar la
finalidad al centro del injusto, el finalismo de Welzel sustrajo el dolo, así como la infracción del
deber objetivo del cuidado base de la imprudencia, de su tradicional sede de la culpabilidad. Todo
el hecho, concebido como unidad definida por lo subjetivo, y no sólo su parte objetiva, se
constituye en contenido del injusto. La culpabilidad deja de continuar cobijando la parte subjetiva
del hecho. De este modo se consigue abandonar por
completo el contenido psicológico de la culpabilidad y convertir la concepción
normativa del causalismo en una concepción «puramente normativa».
Inimputabilidad penal:
La imputabilidad requiere normalidad psíquica, ausencia de perturbaciones mentales,
permanentes o pasajeras, y además la madurez o suficiente desarrollo mental, emocional y
educativo del sujeto. Por tanto, las situaciones de inimputabilidad eliminan la posibilidad de
reproche individual y con ello de culpabilidad.
La plena imputabilidad puede faltar tanto si hay exclusión como si solo hay atenuación de la
imputabilidad. Las situaciones de inimputabilidad anulan las facultades psíquicas humanas o, sin
llegar a ello, producen una perturbación profundísima de las mismas, las dejan en una total
anormalidad, lo que permite considerarlas prácticamente anuladas, suprimen en el sujeto la
accesibilidad normativa y la posibilidad de motivarse o determinarse conforme a la norma; con
ello eliminan la posibilidad de reproche individual y por tanto de culpabilidad.
No obstante, excepcionalmente puede haber culpabilidad en alguno de estos supuestos en virtud
de la actio libera in causa si el sujeto ha provocado dolosa o imprudentemente antes en estado de
responsabilidad su posterior inimputabilidad o semiimputabilidad por trastorno mental,
incluyendo el debido alcohol y a las drogas.
Anomalía o alteración psíquica no transitoria.
Presupuesto psiquiátrico:
-La psicosis, supone una gravísima alteración o transformación morbosa y permanente de las
facultades psíquicas alterando incluso en muchos casos la conciencia de la realidad y son
admitidas por la jurisprudencia sin problema cono posible causa de inimputabilidad so tienen el
efecto de total perturbación de las facultades intelectivas o de control volitivo.
-Las neurosis son provocadas puramente psíquica o funcional, y consisten en alteraciones
funciones psíquicas o reacciones psíquicas anormales ante situaciones o incluso motivos psíquicos,
entre las cuales se incluyen la histeria, neurastenia, angustia, depresión, entre otras.
-Las psicopatías, modernamente denominadas también sociopatías por considera que se deben a
través problemas de socialización del sujeto desde la infancia más temprana o incluso congénitas,
suponen graves alteraciones de la personalidad o del carácter del sujeto con total desadaptación
social y en muchos casos con ausencia de valores morales. Conllevan enorme peligrosidad y
dañosidad, pero no anulación ni afectación de las capacidades intelectivas y de las volitivas: el
psicópata conoce y capta perfectamente la realidad y también la ilicitud de sus actos, solo que no
encuentra razones o frenos morales para abstenerse, e incluso generalmente no es que no pueda
controlarse, sino que no quiere.
Efecto de la inimputabilidad:
-Las psicosis pueden producir este efecto en cualquiera de sus manifestaciones, siempre que su
intensidad sea plena. Es el caso más evidente de alteración mental grave.
-En casos de neurosis obsesivas e impulsivas que determinan en el agente un impulso u obsesión
irresistibles, cabe también la eximente incompleta.
-Las psicopatías plantean las mayores dificultades en cuanto a su valoración jurídica. rechaza para
ellas la exención plena de responsabilidad penal, pero admite a veces la eximente incompleta. Las
dificultades de admitir la eficacia de las psicopatías se derivan de que éstas inciden
específicamente en la afectividad, no en la lucidez mental.