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Tratamientos psicológicos eficaces para la ansiedad generalizada

Se revisan las formas de intervención sobre el trastorno de ansiedad generalizada


señalando que las terapias cognitivo-comportamentales alcanzan los resultados
más satisfactorios. Las terapias de conducta son también útiles, pero en menor
grado, aunque se muestra superior a los tratamientos farmacológicos, cuyos efectos
beneficiosos lo son sólo a corto plazo y acompañados de efectos secundarios.
(Capafons, 2001)
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se encuadra dentro de los trastornos
de ansiedad del Eje I de la DSM IV (1994). En un principio, se consideraba al TAG
como parte de otros trastornos de ansiedad y depresivos (Barlow, Esler, & Vitali,
1998). Actualmente, ha alcanzado una entidad propia con las siguientes
características diagnósticas (DSM IV):

1. Ansiedad y preocupación excesivas sobre una amplia gama de temas


durante más de 6 meses (criterio A).
2. Dificultad para controlar esa preocupación (criterio B).
3. Junto a lo anterior aparecen, al menos, tres de los siguientes síntomas:
inquietud, fatiga precoz, dificultades para la concentración, irritabilidad,
tensión muscular y trastornos del sueño (criterio C).
4. Las situaciones que generan ansiedad no son sólo las que la provocan en
el resto de los trastornos del Eje I (criterio D).
5. Que el individuo manifieste una dificultad importante a la hora de controlar
las preocupaciones que le provocan, además, malestar subjetivo, deterioro
social, laboral, etc. (criterio E).
6. Finalmente, que la ansiedad no se deba a los efectos directos de una
sustancia o a una enfermedad médica en general, o que no aparezca
exclusivamente en el transcurso de un trastorno del estado de ánimo, un
trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo (criterio F).

El estudio de Butler et al. (1991) contrastó la eficacia de la terapia cognitivo-


comportamental de Beck y Emery (1985) versus terapia de conducta (TC) y un
grupo de control de lista de espera (CLE), para reducir el TAG, según la clasificación
del DSM III-R, de 57 clientes con un promedio de tres años de TAG.
Investigaciones han mostrado que las TCC presentan resultados superiores a la
farmacoterapia (benzodiazepinas). Lindsay, Gamsu, McLaughlin, Hood y Espie
(1987) compararon 40 pacientes con TAG que recibieron TCC, entrenamiento en el
manejo de la ansiedad, lorazepam, entre sí y un grupo CLE. El lorazepam provocó
un cambio rápido, que disminuyó a las cuatro semanas. El grupo de mayor beneficio
fue el TCC.
Otro estudio realizado por Power et al (1989) mostró también efectos superiores de
la TCC y entrenamiento en relajación a los provocados por diazepam o pastilla
placebo, en el post tratamiento y en el seguimiento a los 12 meses.
Finalmente, un estudio de Power et al. (1990) comparó a 101 pacientes distribuidos
aleatoriamente en un grupo de TCC, otro de diazepam, placebo, TCC más
diazepam, o TCC y placebo. Los resultados, tras 10 semanas de intervención,
mostraron que entre el 83%-86% de los grupos de TCC habían conseguido
disminuir sus puntuaciones en la Escala de Ansiedad de Hamilton en dos σ respecto
del pre tratamiento, muy superior a lo obtenido en el grupo de diazepam (68%) y de
placebo (37%).
A los 6 meses los grupos de TCC mantenían las ganancias en un 70%, contra el
40% de diazepam y 21% de placebo. Por lo tanto, la TCC se muestra superior al
uso de las benzodiazepinas, mientras que éstas no parecen aportar beneficios
considerables cuando se las usa junto a la TCC.
Finalmente, revisiones sobre la eficacia de la TC (basada en el uso de la relajación
esencialmente) y de la TCC indican lo siguiente (Roth & Fonagy, 1999):
1. El único estudio meta analítico realizado con TAG concluye que las TCC provocan
un efecto muy amplio en el post tratamiento. Los datos sobre el seguimiento son
más bien escasos y los grupos de control varían mucho de estudio a estudio
(Chambless & Gillis, 1993).
2. La TCC aplicada por terapeutas con experiencia muestra evidencia importante
de eficacia: entre dos tercios y tres cuartos de los clientes con TAG probablemente
mantendrán sus mejoras terapéuticas a los seis meses de acabada la intervención.
3. Estos efectos a medio plazo son bastante superiores a los que se obtienen con
terapia analítica, counseling no directivo y métodos comportamentales como RA o
biorretroalimentación.
4 .Las TCC parecen ser los tratamientos más aceptables en términos de adherencia
a la intervención y de resultado en el seguimiento.

Referencias
Capafons, A. (2001). Tratamientos psicológicos eficaces para la ansiedad
generalizada. Psicothema, Vol. 13, nº 3, pp. 442-446. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/pdf/727/72713309.pdf
Tratamientos psicológicos eficaces para la depresión

Los clínicos utilizan el término depresión de una manera pretendidamente precisa.


Forma parte de esta precisión la identificación de unos patrones definitorios y la
clasificación de tipos. Los patrones definitorios de depresión consisten en una
variedad de síntomas que suelen agruparse en cuatro tipos: síntomas afectivos
(humor bajo, tristeza, desánimo), síntomas cognitivos (pensamientos negativos de
sí, del mundo y del futuro, baja auto-estima, desesperanza, remordimiento),
síntomas conductuales (retirada de actividades sociales, reducción de conductas
habituales, lentitud al andar y al hablar, agitación motora, actitud desganada) y
síntomas físicos (relativos al apetito, al sueño y, en general, a la falta de «energía»,
así como otras molestias). En consecuencia, la depresión vendría dada por
diferentes síntomas, de modo que una persona podría estar deprimida
diferentemente de otra, según la preponderancia de uno u otro patrón. En todo caso,
serán los modelos clínicos los que, en definitiva, van a ponderar los síntomas de
acuerdo con su lógica. (Alvarez, 2001)

La Terapia de Conducta ofrece un planteamiento completo de la depresión, como


de cualquier otro trastorno psicológico. En este sentido, dispone tanto de una
teoría psicopatológica, como de la evaluación psicodiagnóstica y del
procedimiento terapéutico correspondiente. Dentro de la Terapia de Conducta
Lewinsohn, Hoberman, Teri & Hautzinger (1985) han desarrollado tres formas de
tratamiento: Programa de Actividades Agradables, Entrenamiento en Habilidades
Sociales, y Curso para el Afrontamiento de la Depresión.
1) El Programa de Actividades Agradables consiste en un programa altamente
estructurado, en 12 sesiones, dirigido a cambiar la cantidad y la calidad de las
interacciones del paciente depresivo, mediante un conjunto de estrategias que
incluyen el entrenamiento asertivo, la relajación, la toma de decisiones, la solución
de problemas, la comunicación y el manejo del tiempo.
2) El Entrenamiento de Habilidades Sociales es también un programa estructurado
en 12 sesiones dirigido a mejorar tres clases de conductas: la aserción negativa
(implicando conductas que permiten a la persona defender sus derechos y actuar
de acuerdo con sus intereses, a la vez que se es considerado con los demás), la
aserción positiva (relativa a la expresión de sentimientos positivos hacia otros) y
las habilidades conversacionales (desde la iniciación, la realización de preguntas y
la revelación apropiada de sí mismo, hasta la terminación de conversaciones),
todo ello en los distintos ámbitos de las relaciones sociales (con extraños, con
amigos y familiares y en el trabajo o la escuela).
3) El Curso para el Afrontamiento de la Depresión, el programa se concibe como
un tratamiento psico-educativo, donde el terapeuta hace más bien el papel-de-
instructor o líder del grupo que el papel de terapeuta tradicional, mientras que, por
su lado, los participantes son más participantes de un curso de aprendizaje que
pacientes receptores de un tratamiento.
La eficacia del CAD se puede decir que ha quedado demostrada por los estudios
de los resultados relativos al Programa de actividades Agradables y al
Entrenamiento en Habilidades Sociales, anteriormente presentados. El CAD se
caracteriza por su aplicación a una variedad de poblaciones, entre las que destaca
la adolescencia, de manera que su eficacia se habrá de mostrar en los distintos
ámbitos de aplicación. Esta diversificación quizás ha sido debida tanto a una como
a otra de estas dos razones, por un lado, la ventaja que ha tomado la terapia
cognitiva de Beck como tratamiento psicológico de referencia para la depresión en
su figura clínica más definida (como pueda ser la depresión mayor en adultos) y,
por otro, la propia importancia de la depresión en las poblaciones a las que ha sido
extendido este programa.

Referencias:
Pérez Álvarez, M., & García Montes, J. M. (2001). Tratamientos psicológicos
eficaces para la depresión. Psicothema, Vol. 13, nº 3, pp. 493-510. Recuperado
de:http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/26908/1/Psicothema.2001.13.3
493-510.pdf

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