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III. Hacia una teoría de los locativos espaciales 1.

Estructura semántica de los locativos espaciales La característica fundamental de la estructura


semántica de la localización espacial es que, en el mecanismo lingüístico usado para indicar el
lugar, este lugar no puede venir identificado por sí mismo, sino que debe ser siempre identificado
en relación a un objeto. Es decir, para localizar en el espacio siempre necesitaremos un objeto
localizante, un objeto localizado y un elemento relacionante. Ese elemento relacionante, o
«locativo espacial», ha acogido tradicionalmente a categorías tan diversas como adverbios,
preposiciones, locuciones prepositivas y prefijos, pudiendo dinamizarse todo ello con una
perspectiva deíctica y/o intrínseca. El mecanismo de la localización asume que el objeto y el lugar
donde está son conocidos. Los locat den ser usados para identificar el objeto en relación al cual
viene después identificado un cierto lugar. El significado de un locativo es la relación que
especifica entre el lugar y el objeto, y está relación sólo puede ser descrita tomando en
consideración la estructura semántica del objeto. La geometría y la lógica son impotentes para
describir completamente los locativos espaciales. Aunque un día se pueda demostrar la existencia
de un tipo de inteligencia específica del lenguaje, será irrefutable que la inteligencia general juega
un papel importante en la elaboración de los mecanismos del lenguaje. De ahí el paralelo
establecido entre la manera en que concebimos y percibimos el espacio y la manera en que lo
describimos lingüísticamente Vandeloise (1986: 22-30) tratará de describir los locativos en relación
a conceptos funcionales ligados al conocimiento extralingüístico del espacio que comparten los
locutores de una misma lengua. Aislará cinco grupos de rasgos universales que juegan un papel
esencial en el análisis: 1. las direcciones determinadas por la simetría del cuerpo humano; 2. la
física «ingenua», como el eje vertical o la relación continente-contenido; 3. el acceso físico y el
acceso a la percepción; 4. el encuentro potencial; 5. la orientación general y la lateral. Nociones
similares a las usadas –aunque independienteIII. Hacia una teoría de los locativos espaciales
ÍNDICE 253 mente de Vandeloise– por Cifuentes Honrubia (1988a: cap. VII) en el análisis de las
condiciones de empleo de los locativos espaciales: determinación deíctica, relación funcional entre
figura y base (abierta, cerrada, cerrada cohesionada y cerrada contenida), caracterización
semántico-pragmática (Ubi, Qua, Unde-Quo) y morfosintáctica (y distribución combinatoria),
magnitud y constitución física de los objetos, etc. En definitiva, la localización depende menos de
la forma real del espacio que de la concepción que nos hemos hecho de él, concepción común,
usualmente, al conjunto de hablantes, pero susceptible de variaciones, siendo producto de una
percepción histórico-cultural. Como señala Vandeloise en su análisis de las preposiciones
espaciales (1986), ninguno de los rasgos que las caracterizan es necesario o suficiente, y varias de
sus combinaciones pueden representar el concepto global y motivar el término espacial que les
está asociado. Estos conceptos se comportan como «parecidos familiares» –en el sentido de
Wittgenstein–, aunque existen casos en los que todos los rasgos del parecido de familia están
conjuntos. Por otro lado, debemos señalar importantes similitudes entre el conjunto de los
relacionantes –que a partir de ahora denominaremos locativos espaciales por referirnos
exclusiJosé Luis Cifuentes Honrubia Lengua y espacio ÍNDICE 254 vamente a su dimensión
espacial– y el formado por los demostrativos (Hottenroth, 1982). En primer lugar, la estructura
semántica de ambos tipos de expresiones es esencialmente la misma, ya que en cada caso un
objeto x es situado en una determinada relación espacial con un objeto Y. En el caso de los
locativos, el objeto x (la figura) y el tipo de relación están realizados explícitamente, pudiendo
encontrarse el objeto Y (la base) dado co[n]textualmente. En el caso de los demostrativos, tanto el
tipo de relaciones como el objeto Y permanecen implícitos En segundo lugar, la región de
proximidad asociada con los locativos parece ser la misma que la asociada con los demostrativos.

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