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Actividad de aplicación 10

Seleccionar un problema social en el cual pueda identificar políticas y programas aplicados a su


solución. El mismo debe ser enunciado correctamente, identificadas sus causas, fundamentadas y
verificado su impacto real en el ámbito social en el que ocurre. Y la política pública orientada al
mismo y los programas destinados a abordarla debe describirse en todos sus aspectos.
En este caso la información a utilizar será la que justifique y fundamente de manera
confiable la elección de la problemática social.

Problema social: violencia de genero

La violencia de género es una práctica que viene desde los primeros años de la
humanidad. Los regímenes de convivencia antiguos ya establecían claras diferencias entre
hombres y mujeres. La violencia de género es un tipo de violencia física o psicológica
ejercida contra una persona sobre la base de su sexo o género, tiene que ver con “la
violencia que se ejerce hacia las mujeres por el hecho de serlo”. Impacta de manera
negativa su identidad y bienestar social, físico y/o psicológico e Incluye tanto malos tratos
de la pareja, como agresiones físicas o sexuales de extraños, infanticidios femeninos, etc.

Definicion según el Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra


la Mujer. Naciones Unidas, 1994
“Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda
tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer,
inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad,
tanto si se producen en la vida pública o privada “

Susana Velázquez (psicóloga y psicoterapeuta, docente universitaria, especializada en


violencia familiar) amplía la definición de violencia de género:
“Abarca todos los actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a
las mujeres en los diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y
simbólico que afecta su libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o
física”.

El artículo 4º de la ley 26.485/20094 de Argentina define la violencia contra las mujeres


como “toda conducta, acción u omisión que afecte su vida, libertad, dignidad, integridad
física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad
personal”. Es una problemática pública estructural que se encuentra determinada por
dimensiones sociales, políticas, económicas y culturales; y es considerada la violación a los
derechos humanos más frecuente, extendida y generalizada en todo el mundo.

Tipos de violencia.
· Física. La violencia física es aquella que puede ser percibida objetivamente por otros,
que más habitualmente deja huellas externas. Se refiere a empujones, mordiscos,
patadas, puñetazos, etc, causados con las manos o algún objeto o arma. Es la más visible,
y por tanto facilita la toma de conciencia de la víctima, pero también ha supuesto que sea
la más comúnmente reconocida social y jurídicamente, en relación fundamentalmente
con la violencia psicológica.

· Psicológica. La violencia psíquica aparece inevitablemente siempre que hay otro tipo de
violencia. Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia mujer,
desvalorizando su trabajo, sus opiniones. Implica una manipulación en la que incluso la
indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de culpa e indefensión,
incrementando el control y la dominación del agresor sobre la víctima, que es el objetivo
último de la violencia de género.
Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos de violencia que llevan aparejado
sufrimiento psicológico para la víctima, y utilizan las coacciones, amenazas y
manipulaciones para lograr sus fines:

 Se trataría de la violencia “económica”, en la que el agresor hace lo posible por


controlar el acceso de la víctima al dinero, tanto por impedirla trabajar de forma
remunerada, como por obligarla a entregarle sus ingresos, haciendo él uso
exclusivo de los mismos (llegando en muchos casos a dejar el agresor su empleo y
gastar el sueldo de la víctima de forma irresponsable obligando a esta a solicitar
ayuda económica a familiares o servicios sociales).
 También es habitual la violencia “social”, en la que el agresor limita los contactos
sociales y familiares de su pareja, aislándola de su entorno y limitando así un
apoyo social importantísimo en estos casos.
 Sexual. “Se ejerce mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer
una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión”
(Alberdi y Matas, 2002). Aunque podría incluirse dentro del término de violencia
física, se distingue de aquella en que el objeto es la libertad sexual de la mujer, no
tanto su integridad física. Hasta no hace mucho, la legislación y los jueces no
consideraban este tipo de agresiones como tales, si se producían dentro del
matrimonio.

Lenore Walker definió el Ciclo de la violencia a partir de su trabajo con mujeres, y


actualmente es el modelo más utilizado por las/los profesionales.
 El ciclo comienza con una primera fase de Acumulación de la Tensión, en la que la
víctima percibe claramente cómo el agresor va volviéndose más susceptible,
respondiendo con más agresividad y encontrando motivos de conflicto en cada
situación.
 La segunda fase supone el Estallido de la Tensión, en la que la violencia finalmente
explota, dando lugar a la agresión.

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 En la tercera fase, denominada de “Luna de Miel” o Arrepentimiento, el agresor
pide disculpas a la víctima, le hace regalos y trata de mostrar su arrepentimiento.
Esta fase va reduciéndose con el tiempo, siendo cada vez más breve y llegando a
desaparecer.
Este ciclo, en el que al castigo (agresión) le sigue la expresión de arrepentimiento que
mantiene la ilusión del cambio, puede ayudar a explicar la continuidad de la relación por
parte de la mujer en los primeros momentos de la misma.
Este ciclo pretende explicar la situación en la que se da violencia física, ya que la violencia
psicológica no aparece de manera puntual, sino a lo largo de un proceso que pretende el
sometimiento y control de la pareja.

Consecuencias psicólogicas para la mujer maltratada.

El síndrome de la mujer maltratada, definido por Walker y Dutton se define como una
adaptación a la situación aversiva caracterizada por el incremento de la habilidad de la
persona para afrontar los estímulos adversos y minimizar el dolor, además de presentar
distorsiones cognitivas, como la minimización, negación o disociación; por el cambio en la

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forma de verse a sí mismas, a los demás y al mundo. También pueden desarrollar los
síntomas del trastorno de estrés postraumático, sentimientos depresivos, de rabia, baja
autoestima, culpa y rencor; y suelen presentar problemas somáticos, disfunciones
sexuales, conductas adictivas y dificultades en sus relaciones personales.

Enrique Echeburúa y Paz del Corral equiparan estos efectos al trastorno de estrés
postraumático, cuyos síntomas y características, sin duda, aparecen en algunas de estas
mujeres: re-experimentación del suceso traumático, evitación de situaciones asociadas al
maltrato y aumento de la activación. Estas mujeres tienen dificultades para dormir con
pesadillas en las que reviven lo pasado, están continuamente alerta, hipervigilantes,
irritables y con problemas de concentración.
Además, el alto nivel de ansiedad genera problemas de salud y alteraciones
psicosomáticas, y pueden aparecer problemas depresivos importantes.

Marie-France Hirigoyen diferencia entre dos fases en las consecuencias, las que se
producen en la fase de dominio y a largo plazo.

 En la primera fase, la mujer está confusa y desorientada, llegando a renunciar a su


propia identidad y atribuyendo al agresor aspectos positivos que la ayudan a negar
la realidad. Se encuentran agotadas por la falta de sentido que el agresor impone
en su vida, sin poder comprender lo que sucede, solas y aisladas de su entorno
familiar y social y en constante tensión ante cualquier respuesta agresiva de su
pareja.
 Marie-France Hirigoyen habla de consecuencias a largo plazo refiriéndose a las
etapas por las que pasan las víctimas a partir del momento en que se dan cuenta
del tipo de relación en la que están inmersas. Durante esta fase, las mujeres pasan
un choque inicial en el que se sienten heridas, estafadas y avergonzadas, además
de encontrarse apáticas, cansadas y sin interés por nada.

Explicaciones psicológicas de la violencia de género

Si bien desde distintas orientaciones teóricas se podría explicar la violencia de género y el


femicidio de modos muy distintos, nos centraremos en dos ejemplos: el interaccionismo
simbólico y la psicología evolucionista.

 Interaccionismo simbólico y el patriarcado


El interaccionismo simbólico es una corriente teórica de la sociología, la psicología social y
la antropología que propone que las personas construimos conjuntamente símbolos que
dotan de significado a la realidad en sus distintos aspectos, guiando nuestra conducta en
relación a estos.
Desde esta orientación el femicidio podría explicarse como una consecuencia de
las diferencias en los roles otorgados a cada género por muchas sociedades: se entiende

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que el ámbito público debe ser controlado por los varones y se relega a las mujeres a la
reproducción y al cuidado del hogar.
En muchas ocasiones se denomina “patriarcado” a esta estructura social, que se sostiene
en leyes escritas y/o en normas implícitas que refuerzan y condicionan patrones de
comportamiento diferenciados en función del sexo biológico.
Según la socióloga Sylvia Walby las estructuras patriarcales se manifiestan en la mayor
probabilidad que tienen las mujeres de recibir abuso, de ocuparse del hogar y de los hijos,
de ser representadas con poca fidelidad en los medios y en la cultura popular, de cobrar
menos que los hombres por el mismo trabajo y de que su sexualidad sea vista de forma
negativa. Asimismo tienden a estar infrarrepresentadas en los ámbitos de poder y de
toma de decisiones.
La concepción de las mujeres como inferiores a los hombres hace que el significado social
de estos asesinatos sea menos negativo en entornos más patriarcales. De esto se podría
deducir que existe una mayor probabilidad de que se dé violencia de género y por tanto
femicidio si la ley y la cultura no los penalizan.
El concepto del patriarcado sirve para introducir una dimensión muy relevante a la
concepción del problema del femicidio. Hace que no sea un problema aislado reducible
simplemente a las tendencias violentas de algunos individuos, sino que tiene que ver con
las situación de sumisión del género femenino y la del dominio del masculino.
Así, esta vulnerabilidad heredada y de causas económicas, políticas y sociales se concreta
en muertes de personas desamparadas, que no ven sus derechos protegidos por la
sociedad en la que viven, dado que esta protege privilegios que no tienen que ver con la
forma de vida de la mayoría de las mujeres. Como resultado, el femicidio debería ser
analizado desde la óptica propia de la perspectiva de género.

 Perspectivas evolucionista y biologicista


En muchas ocasiones se atribuyen las diferencias en los roles de género a la biología de
hombres y mujeres. En particular se suele mencionar que los varones tienen mayores
niveles de testosterona, una hormona sexual que influye en la agresividad, la dominancia
y la toma de riesgos.
También se ha propuesto que el hecho de que sean las mujeres quienes se quedan
embarazadas influyó históricamente en el desarrollo de las sociedades desde los
comienzos de la humanidad, especialmente a partir de la adopción del sedentarismo.
Desde estas perspectivas las diferencias biológicas existentes entre géneros tienden a ser
muy valoradas, en detrimento de las influencias socioculturales, como la religión.
Un legado histórico que condena a las mujeres a tener menos protagonismo que los
hombres.
El patriarcado ha sido definido como un sistema de subordinación de la mujer ante el
hombre que se ha ido reproduciendo a lo largo de miles de años.
Este concepto, muy relacionado con el machismo y las desigualdades, ha tenido mucho
peso tanto en la psicología como en las ciencias sociales, ya que nos habla sobre una
dinámica de relaciones que hace que una parte de la población esté total o parcialmente
dominada por la otra.

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Antecedentes del problema

Desde las épocas más remotas de la cultura humana se ha manifestado siempre la


subordinación de las mujeres respecto a los hombres. Este fenómeno no se ha limitado
sólo a concebir la inferioridad femenina, sino que ha trascendido las fronteras de lo
racional, hasta llegar incluso a manifestarse mediante comportamientos agresivos, que
acreditados por el patriarcado y ratificados luego por las sociedades ulteriores, conforman
la violencia de género.
A pesar de que la violencia hacia la mujer no es en absoluto un fenómeno nuevo, porque
tiene un innegable antecedente histórico patriarcal, su reconocimiento, su visualización, y,
por tanto, el paso de ser considerada de una cuestión privada a un problema social, sí es
relativamente reciente. Cierto es que la mayoría de las personas conocen algún caso de
malos tratos, en el entorno familiar o vecinal, pero se han silenciado bajo el pretexto de
considerarle como un asunto privado.
La discriminación de la mujer en la sociedad representó la primera forma de explotación
existente, incluso antes que la esclavitud. Los hechos que ejemplifican las desigualdades y
discriminaciones hacia la mujer son numerosas y antiquísimos. Algunos datan del año 400
A.C., cuando las leyes de Bizancio establecían que el marido era un Dios al que la mujer
debía adorar. Ella ocupaba un lugar tan insignificante que ni siquiera podía recibir
herencia o beneficio alguno.
En la India, los testimonios más antiguos aseguran que si la mujer enviudaba era quemada
viva junto al cadáver del esposo en una ceremonia llamaba Sati, acto este que quedaba
incluido dentro de las obligaciones como esposa. Además la mujer infecunda era
repudiada, al igual que la que gestaba sólo hijas; y en las comunidades de Irán y Etiopía, el
nacimiento de una mujer era una deshonra, siendo, incluso, este vocablo sinónimo de
bajeza, debilidad y desgracia.
En las antiguas sociedades esclavistas el hombre ocupaba una posición de superioridad en
la familia. En Grecia cuando la pareja era acusada de cometer un delito, la pena sólo se
imponía a la mujer. En Roma el pater-familia tenía la autoridad sobre todas las personas
con quienes convivía. Sobre la mujer específicamente tenía la manus como poder, por
considerarla inferior, y podía venderla, castigarla o matarla según sus deseos. La mujer
que se casara sine manus no tenía parentesco civil ni con el marido ni con los hijos, y la
mujer nunca llegaba a tener la patria potestad sobre los hijos en la familia agnaticia
romana.
La situación legal de la mujer, según las normas islámicas, es sumamente discriminatoria.
La mujer, a partir del casamiento, adquiere la condición de propiedad privada del marido.
El Corán estipula como deber del hombre pegarle a la esposa rebelde, así como el encierro
perpetuo de las infieles en la casa. El castigo corporal no está limitado, es legítima facultad
masculina sobre su cónyuge, de modo que se exonera de responsabilidad penal al esposo
cuya mujer falleciere como resultado de una golpiza con fines “educativos”.

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En Europa, específicamente en Burdeos, Francia, en 1359 se estableció por costumbre que
cuando un hombre mataba a su esposa en un exceso de cólera, siempre que se confesara
arrepentido mediante juramento, no era castigado.
En general, la mujer en la antigüedad estaba supeditada al marido y este podía llegar en el
ejercicio de su dominio –incluso-, a castigarla corporalmente. Así de arbitrarias y
desenfrenadas eran las normas arcaicas, en las que la violencia contra la mujer era tan
común y usual como el matrimonio, y resultaba pues, un efecto de este último la
supeditación total de las féminas respecto a los hombres, rasgos propios de la cultura
patriarcal, que tiene raíces muy profundas.
La Edad Media no trajo diferencias sustanciales: los nobles golpeaban a sus esposas con la
misma regularidad que a sus sirvientes. Esta práctica llegó a ser controlada en Inglaterra,
denominándose “Regla del Dedo Pulgar“, referida al derecho del esposo a golpear a su
pareja con una vara no más gruesa que el dedo pulgar para someterla a su obediencia,
tratando así de que los daños ocasionados no llevaran al fallecimiento de la víctima.
También en esta época, en familias de “sangre azul”, la mujer podía ser utilizada como
instrumento de paz a través de matrimonios entre Estados, decisión que se tomaba sin
tener en cuenta la opinión de la posible desposada.
De los siglos XIII al XIX no existieron diferencias relevantes en el trato a la mujer: un
ejemplo que lo evidencia sucedió en la ciudad de Nueva York, en 1825, donde en un caso
judicial consta la agresión recibida con un cuchillo y fractura de brazo de una mujer a
manos de su esposo. El tribunal no concedió el divorcio por considerar honesta y
razonable la actuación masculina, en tanto tenía el propósito de ayudar y enseñar a su
esposa para que no cometiera más errores.
No es hasta finales del siglo XIX, que se dicta en los Estados Unidos, en el Estado de
Maryland, en 1882, la primera ley para castigar el maltrato conyugal. En la misma se
imponían como pena cuarenta latigazos o un año de privación de libertad al victimario por
los abusos cometidos, pero después de sancionado el primer caso, inexplicablemente cesó
la comisión de este delito, o por lo menos su denuncia, siendo derogada esta ley en 1953.
Desde las épocas más remotas de la cultura humana se ha manifestado siempre la
subordinación de las mujeres respecto a los hombres. Este fenómeno no se ha limitado
sólo a concebir la inferioridad femenina, sino que ha trascendido las fronteras de lo
racional, hasta llegar incluso a manifestarse mediante comportamientos agresivos, que
acreditados por el patriarcado y ratificados luego por las sociedades ulteriores, conforman
la ya histórica y universal violencia de género.
En Inglaterra en 1889, se logró abolir como norma el derecho del marido a castigar a su
cónyuge, situación esta que desafortunadamente en la actualidad no opera, ya que una de
cada siete esposas es violada por su pareja y más del 50% de las agresiones contra las
mujeres son cometidas por hombres con las que estas mantienen o han mantenido una
relación amorosa.
Aún en el siglo XX se aprobaron leyes como el Decreto-Ley aprobado por Arabia Saudita,
Kuwait, Emiratos Árabes, Irán e Irak, firmado en 1990, donde se permite asesinar a las
mujeres de la familia si incurren en adulterio o deshonra, para lo cual es posible
apedrearlas hasta la muerte. Datos como estos son los que demuestran que en el curso de

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la vida de la humanidad ningunos derechos han sido pisoteados tanto como los de las
mujeres.

Visibilizacion del problema

En el ámbito internacional, este fenómeno ha cobrado gran significación y mayor


visibilidad en los últimos años, gracias a la actividad desarrollada por grupos y
movimientos feministas, y organizaciones de la sociedad civil. El marco normativo
internacional se complementa con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la
Agenda 2030 de las Naciones Unidas, a través de su quinto objetivo, que propone,
específicamente, la eliminación de todas las formas de discriminación hacia las mujeres

En el ámbito nacional, el Estado argentino, en su compromiso con la sociedad y ante los


organismos internacionales, suscribió a tratados y convenciones para eliminar la
discriminación y la violencia hacia las mujeres. En respuesta a las obligaciones
internacionales adoptadas y en cumplimiento de la mencionada ley n° 26.485/2009, el
actual Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), ex Consejo Nacional de las Mujeres
, firmó el 12 de septiembre de 2012 un convenio con el INDEC para que, en tanto órgano
rector de las estadísticas oficiales de la Argentina, implementara un registro único de
casos de violencia contra las mujeres a nivel nacional. Este convenio llevó a la creación del
RUCVM, que toma como insumo la información disponible en los registros administrativos
de los diferentes organismos e instituciones que se dedican a asesorar, asistir, informar y
acompañar a mujeres víctimas de violencia basada en su condición de género, y registran
estos casos. De este modo, el RUCVM surgió como respuesta ante el vacío de información
estadística sistematizada acerca de los hechos de violencia contra las mujeres.
Antes la prensa informaba de "crímenes pasionales", calificando el asesinato de mujeres
como un impulso de amor descontrolado. Hace apenas unos años se aprobaron las leyes
hoy vigentes respecto a los diferentes tipos de violencia contra mujeres, como la Ley de
Protección Integral a las Mujeres o la Ley contra la Trata de Personas, en contra de la
explotación sexual. La incorporación del delito de femicidio al Código Penal, que es el
agravante de homicidio por la condición de mujer, no tuvo lugar hasta 2012. Así pues, a
pesar de todo el sufrimiento de tantas mujeres, hace pocos años que se reconoce como
delito la violencia hacia la mujer en el ámbito familiar e institucional. Poco a poco, se
ponen en funcionamiento todas aquellas medidas de protección que establecen estas
leyes para asistir a las mujeres.
Desde que el lema 'Ni una menos' empezó a escucharse en las calles argentinas y
escribirse en las redes, en el país no deja de hablarse de asesinatos machistas.
El miércoles 3 de junio de 2015 tuvo lugar una concentración para exigir el fin de la
violencia de género. La convocatoria se llevó a cabo en todo el país, con movilizaciones en
más de 70 ciudades argentinas y traspasando fronteras con marchas en países vecinos
como Chile o Uruguay. Es la primera vez que el pueblo argentino sale a la calle a gritar
contra los feminicidios, alertado por el aumento de asesinatos y desapariciones de
mujeres. Por desconocimiento y por vergüenza, a veces una no denuncia

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Impacto del problema

En Argentina el Registro Único de Casos de Violencia contra las Mujeres (RUCVM) es un


trabajo conjunto de los organismos que brindan asistencia a las mujeres víctimas de
violencia de género, el Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) y el INDEC. Del RUCVM
pudimos recabar los siguientes datos que nos demuestra la gran magnitud del problema:

En el período 2013-2018, la base RUCVM ha reunido 576.360 casos acumulados de


violencia contra las mujeres.
El gráfico muestra la distribución de los casos por año de ocurrencia, según fueron
recibidos en el año correspondiente o de manera retrospectiva. Los casos que fueron
incorporados a la base RUCVM durante 2018 suman 316.204 y representan el 54,9% del
total al 31 de diciembre de 2018.

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La violencia contra las mujeres es una problemática que tiene un alto grado de
invisibilización, pues no todas las mujeres que padecen violencia basada en el género
realizan denuncias o solicitan ayuda a algún organismo público. Por esta razón puede
decirse que se trata de un fenómeno subregistrado. Sumado a esto, aún existen
organismos que no cuentan con equipos técnicos y personal especializado que se ocupen
de sistematizar los datos con fines estadísticos.

El vínculo de la víctima con el agresor se define como el tipo de relación de parentesco


que hay entre ellos, el cual puede ser familiar o no familiar. En el RUCVM se registran
relaciones familiares presentes y pasadas, y con convivencia o sin ella.
Los vínculos de la víctima con un agresor que corresponde a las categorías “pareja” y
“expareja” representan el 82,1% del total de casos de violencia contra las mujeres
registrados. En sentido opuesto, la categoría “agresor desconocido” es casi inexistente
(solo el 0,3% de los casos remiten a esta condición).

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Políticas publicas

Durante las últimas cuatro décadas, el Estado nacional argentino ha ratificado los
convenios y tratados internacionales adoptados sobre violencia contra las mujeres. Cabe
mencionar los siguientes:
En el ámbito internacional
• La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las
Mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés), adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1979 y ratificada por el Estado argentino en 1985. Sus consideraciones
fueron incorporadas a la Constitución de la Nación Argentina (ley n° 24.430/1994)10.
• La Recomendación nº 19 de la CEDAW, adoptada por el Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra las Mujeres11 durante el período de sesiones del año 1992, en la
que se reconoce que la violencia contra la mujer es una de las formas que adopta la
discriminación, que impide que las mujeres puedan gozar de sus derechos y libertades en
una relación de igualdad con el hombre12.
• La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
las Mujeres, aprobada en 1994 en Belém do Pará, Brasil, por la Asamblea General de la
Organización de los Estados Americanos (OEA) e incorporada en el derecho nacional
mediante la ley 24.632/199613.
• El Estatuto de Roma, adoptado en 1998 por la Corte Penal Internacional de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), aprobado en la Argentina de acuerdo con la
ley nacional 25.390/200114.

En el ámbito nacional

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• La ley n° 24.417/1994 de Protección contra la Violencia Familiar que establece medidas
cautelares para proteger a las personas en esa situación. Esta fue replicada por distintas
leyes provinciales durante la década de 1990.
• La Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, ley
n°26.485/2009, contiene, como principio rector, la adopción de medidas para sensibilizar
a la sociedad mediante la promoción de valores de igualdad, la no legitimación de la
violencia contra las mujeres, la asistencia integral y oportuna para quienes sufren
cualquier tipo de violencia, de modo de asegurar un acceso gratuito, rápido, transparente
y eficaz a los servicios creados con este fin, así como la promoción del castigo y la
rehabilitación de aquellos que ejercen la violencia. En este sentido, establece también la
necesidad de diseñar e implementar registros de situaciones de violencia contra las
mujeres, de manera interjurisdiccional e interinstitucional, para generar indicadores
básicos en la materia16.
• En cumplimiento de dicha ley, con fecha 12 de septiembre de 2012, el INAM, firmó un
convenio con el INDEC para que este genere información estadística acerca de la violencia
contra las mujeres, mediante la implementación de un registro único a nivel nacional, que
reuniera los datos dispersos en diferentes organismos, tanto de jurisdicción nacional como
provincial y municipal, que asisten y registran casos de violencia hacia las mujeres basados
en su condición de género, creándose de esta forma el RUCVM.

Ley Nacional 26.485

La “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, fue
promulgada en nuestro país el 1 de abril de 2009 y reglamentada mediante el
Decreto 1011/10.
Esta ley garantiza todos los derechos reconocidos por la Convención para la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la
Convención sobre los Derechos de los Niños y la Ley 26.061 de Protección Integral de los
derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes y, en especial, los referidos a:
a. Una vida sin violencia y sin discriminaciones;
b. La salud, la educación y la seguridad personal;
c. La integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial;
d. El respeto a su dignidad;
e. Decidir sobre la vida reproductiva, número de embarazos y cuándo tenerlos, de
conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable;
f. La intimidad, la libertad de creencias y de pensamiento;
g. Recibir información y asesoramiento adecuado;
h. Las medidas integrales de asistencia, protección y seguridad;

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i. El acceso gratuito a la justicia en casos comprendidos en el ámbito de aplicación de la
presente ley;
j. La igualdad real de derechos, oportunidades y de trato entre varones y mujeres;
k. Un trato respetuoso de las mujeres que padecen violencia, evitando toda conducta,
acto u omisión que produzca re-victimización.

Programas implementados

Observatorio de la violencia contra las mujeres

La ley 26485 créa el Observatorio de la Violencia contra las Mujeres en el ámbito del
Consejo Nacional de la Mujer, destinado al monitoreo, recolección, producción, registro y
sistematización de datos e información sobre la violencia contra las mujeres.
El Observatorio tendrá por misión el desarrollo de un sistema de información permanente
que brinde insumos para el diseño, implementación y gestión de políticas públicas
tendientes a la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.
Funciones. Serán funciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres:
a) Recolectar, procesar, registrar, analizar, publicar y difundir información periódica y
sistemática y comparable diacrónica y sincrónicamente sobre violencia contra las mujeres;
b) Impulsar el desarrollo de estudios e investigaciones sobre la evolución, prevalencia,
tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, sus consecuencias y efectos,
identificando aquellos factores sociales, culturales, económicos y políticos que de alguna
manera estén asociados o puedan constituir causal de violencia;
c) Incorporar los resultados de sus investigaciones y estudios en los informes que el Estado
nacional eleve a los organismos regionales e internacionales en materia de violencia
contra las mujeres;
d) Celebrar convenios de cooperación con organismos públicos o privados, nacionales o
internacionales, con la finalidad de articular interdisciplinariamente el desarrollo de
estudios e investigaciones;
e) Crear una red de información y difundir a la ciudadanía los datos relevados, estudios y
actividades del Observatorio, mediante una página web propia o vinculada al portal del
Consejo Nacional de la Mujer. Crear y mantener una base documental actualizada
permanentemente y abierta a la ciudadanía;
f) Examinar las buenas prácticas en materia de prevención y erradicación de la violencia
contra las mujeres y las experiencias innovadoras en la materia y difundirlas a los fines de
ser adoptadas por aquellos organismos e instituciones nacionales, provinciales o
municipales que lo consideren;
g) Articular acciones con organismos gubernamentales con competencia en materia de
derechos humanos de las mujeres a los fines de monitorear la implementación de políticas
de prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres, para evaluar su impacto y
elaborar propuestas de actuaciones o reformas;
h) Fomentar y promover la organización y celebración periódica de debates públicos, con
participación de centros de investigación, instituciones académicas, organizaciones de la

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sociedad civil y representantes de organismos públicos y privados, nacionales e
internacionales con competencia en la materia, fomentando el intercambio de
experiencias e identificando temas y problemas relevantes para la agenda pública;
i) Brindar capacitación, asesoramiento y apoyo técnico a organismos públicos y privados
para la puesta en marcha de los Registros y los protocolos;
j) Articular las acciones del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres con otros
Observatorios que existan a nivel provincial, nacional e internacional;
k) Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolladas, el que deberá contener
información sobre los estudios e investigaciones realizadas y propuestas de reformas
institucionales o normativas. El mismo será difundido a la ciudadanía y elevado a las
autoridades con competencia en la materia para que adopten las medidas que
corresponda.

Linea 144

Las operadoras de la Línea 144 están las 24 horas los 365 días del año recibiendo llamadas
de mujeres víctimas de violencia de género. Fue lanzada a partir de la Ley 26.485 de
violencia de género, que planteó la creación de una línea gratuita y de tres dígitos de
alcance nacional.
“El promedio de llamadas que recibe la línea ronda las 5.000 mensuales”, destaca la
Coordinadora de la Línea 144, Cristina Marrón. La línea es gratuita, confidencial y nacional,
y ofrece información, contención y asesoramiento.
Frente a determinados acontecimientos públicos como las movilizaciones del colectivo Ni
una menos, el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer y el Día internacional
de la Mujer, las llamadas se duplican o triplican.
Las operadoras que trabajan en la Línea 144 son profesionales que pertenecen a la
abogacía, a la psicología o al trabajo social. De ellas se busca un perfil que tenga
perspectiva de género y se realiza una capacitación enfocada en una atención telefónica -
que no es lo mismo que una atención personalizada-, donde la escucha, la orientación y la
evaluación de riesgo deben darse en pocos minutos.
Una vez que ingresa una llamada, se genera una situación empática con la mujer y en base
a ese relato se hace una valoración del riesgo (inminente o no) que pueda estar corriendo
la víctima, para elaborar una estrategia de intervención. Las llamadas por protocolo no
duran más de 20 minutos.
Si bien ofrece contención y asesoramiento, no es una línea para dejar asentada una
denuncia

Botón antipánico

El dispositivo es asignado por orden del Poder Judicial en los casos que cree necesario y a
través de la División de Monitoreo de Alarmas Fijas y Móviles de la policía se encargan de
entregar el aparato y controlar su funcionamiento.

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Para Aquellos vecinos que se encuentren en una situación de posible o concreto riesgo de
su integridad física (sea por razones de inseguridad o médicas) está disponible la
Subgerencia Operativa de Dispositivos de Emergencia de la Policía de la Ciudad.
Al momento de la entrega del dispositivo se le ofrece al damnificado ayuda psicológica y
una capacitación para el uso del equipo. En los casos de violencia de género los controles
se complementan con intervenciones de profesionales de salud mental quienes informan
al juzgado correspondiente el estado de la víctima.

Tobillera electrónica

En el Centro de Monitoreo y Gestión se realiza la colocación del dispositivo al imputado y


se complementa con un GPS portátil que recibe alertas y se comunica con el centro de
control; a su vez la víctima cuenta con un dispositivo movible en su poder para solicitar
ayuda en estado de emergencia.
Los encargados de ordenar las medidas que requiere el uso del dispositivo de
geoposicionamiento son los magistrados del Fuero Penal, Contravencional y de Faltas del
Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires.

Perimetral

Esta medida cautelar tiene autonomía. De hecho, en la práctica tribunalicia de los


procedimientos de denuncia de violencia familiar, es la que más se aplica. Tiene como
fundamento evitar ulteriores agresiones del victimario en función del contacto que pueda
buscar con la víctima.
El denunciado, debidamente notificado, tiene prohibido acercarse. No es necesario que
haya una manifestación de una conducta violenta o que actúe de cierta manera para
hacer efectiva la medida. Con estar cerca de la denunciante es suficiente para activar los
mecanismos de seguridad, como el pedido de colaboración a la autoridad policial. Por eso,
siempre se sugiere a la denunciante que tenga en sus manos la resolución con la
prohibición de acercamiento para evitar cualquier inconveniente.
La violación de una prohibición de acercamiento dictada en el marco de un proceso de
violencia familiar importa incurrir en el delito de desobediencia judicial.

Hogares y refugios

Son unidades convivenciales para mujeres y sus hijas/os que sufren o hayan sufrido alguna
situación de violencia y que no cuentan con un alojamiento seguro, ni redes sociales de
contención, y se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad social. En CABA se
encuentran:
 Hogar Eva Duarte
 Casas de Medio Camino Juana Manso y Margarita Barrientos
 Refugio Mariquita Sánchez
 Refugio Tita Merello

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Centros Integrales de la Mujer (CIM)

Son espacios donde las mujeres pueden acudir para obtener información y asesoramiento
sobre sus derechos, como así también las herramientas necesarias para hacer frente a
situaciones de violencia y lograr su empoderamiento.
Su objetivo es continuar promoviendo los derechos de las mujeres y las políticas de
igualdad de género de la Ciudad, de manera de poder construir una sociedad con igualdad
de oportunidades y sin violencia.
Se brinda atención gratuita a mujeres víctimas de violencia de género a través de un
abordaje integral que incluye asistencia psicológica y social, orientación y patrocinio
jurídico:
 Las mujeres se comunican con los CIM telefónicamente, vía correo electrónico o
personalmente. Luego, se pautan entrevistas -ya sea con turnos programados o
por demanda espontánea cuando las mujeres llegan al Centro sin turno-. Los
encuentros se realizan en presencia de una trabajadora social, una psicóloga y una
abogada en los casos en que sea necesario.
 Allí, se acuerda el acompañamiento y asesoramiento que cada mujer necesite.
Algunos ejemplos son: terapia individual, grupos de ayuda mutua, redes de apoyo
a través de instituciones (escuelas, centros de salud, espacios de fortalecimiento
laboral y económico, entre otros), patrocinio jurídico, etc.
 También se conforman grupos para generar redes de apoyo, dirigido a familiares,
amigos o cualquier persona significativa para la mujer que se evalúe confiable y
positiva. Estos espacios son coordinados por una psicóloga y una trabajadora
social. Su objetivo es brindar información sobre las características propias de la
problemática, su dinámica y los efectos a nivel psicológico y social de las mujeres
que han sufrido violencia, así como también fortalecer su rol de apoyo y
acompañamiento de la mujer.
 Por otro lado, se construye un espacio de empoderamiento con el fin de favorecer
el proceso de recuperación emocional de la mujer, y así superar la disociación
generada por la violencia entre el cuerpo, el pensamiento y las emociones. Se
proponen diferentes técnicas vivenciales, ejercicios de relajación, respiración,
expresión corporal, yoga y recursos audiovisuales.

Consigna:
1. Ubicar la elección dentro del marco teórico.

El problema de la violencia contra las mujeres se encuentra en las discusiones actuales no


solo en argentina sino en el mundo por la metamorfosis del rol de mujer en la sociedad. La
mujer no era una persona libre sino el acompañamiento de hombre, por lo que este podía
decidir como “merecía” ser tratada sin importar las consecuencias que genere en ellas.

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El problema social se considera “una condición que afecta a un número significativamente
considerable de personas, de un modo considerado inconveniente y que según se cree
debe corregirse mediante la acción social colectiva”.
Analizándolo en base a las 4 dimensiones que establecen horton, paul y leslie, gerad:

 La violencia de género es una condición que afecta al sexo femenino no solo por
parte de hombres con los cuales tienen una vinculación amorosa o familiar sino
también por extraños que desprecian a la mujer. El hecho de que esta condición
se visibilice lleva a que los hombres violentos reaccionen adversamente a los
cambios que favorecen la protección de la mujer y la justicia. La condición a la
que hacemos referencia es el conjunto de actos violentos, en sus diferentes
formas, que la mujer soporta por el desprecio al género femenino.
 Es considerada indeseable no solo para las mujeres sino para toda persona que
respete a los seres humanos sin distinción de sexo. Se necesita prevención y
acompañamiento para que quienes lo sufren puedan librarse de la violencia y
justicia para los casos que no pudieron prevenirse.
 Mediante la acción colectiva se puede solucionar este problema reconociendo
que la mujer no tiene un rol insignificante, no es solo un acompañamiento del
hombre y no debe ser perjudicada por el sexo que posee. Es posible atender este
problema y generar políticas publicas eficaces.

Todas las personas deben tener las mismas oportunidades de ser libres y de tomar las
decisiones que deseen sin que ello sea motivo de maltratos tanto físicos como
psicológicos.
Se comprende que la violencia no es un problema que debe permanecer en la esfera
privada sin brindar ningun tipo de resolucion, las mujeres mueren por soportar el
maltrato. El silencio en estos hace que la situacion empeore cada vez mas y pueda
desencadenar tragedias irreparables. Durante mucho tiempo la violencia de genero fue
tomada como un hecho normal en nuestra sociedad, para las victimas era muy dificil
expresarlo no solo por la represalia que podria tomar su agresor sino por la condena social
y la falta de ayuda por parte de la justicia. El estado como representante del pueblo debe
escuchar las peticiones de programas y politicas eficaces.
En cuanto a la violencia de genero se creó el crecimiento de la consciencia colectiva, las
personas se unieron para defender los derechos de la mujer, los estandares son exigentes
porque ya no se ven con buenos ojos la violencia y no se naturaliza. Durante muchos años
hacer una denuncia por violencia de genero era sumirse en un camino de vergüenza y
soledad, desde las esferas mas alta de la sociedad se veia como algo normal y las personas
con capacidad de cambiar el destino de estas mujeres no lo hacian.

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La violencia de genero es una cuestion socialmente problematizada a partir de las ultimas
2 decadas, estando en el foco de los medios de comunicación y visibilizandose por medio
de grupos que se embanderaron con la causa solo para generar mejoras, sin ningún fin de
lucro. a partir del 2009 fue cuando se tomó la real importancia y se comenzo accionar
contra la violencia, el nacimiento de la ley 26485 fue la politica publica que genero un
avance enorme en materia de soluciones de esta problemática.
Deja de ser una cuestion privada de cada mujer para pasar a ser un problema social
cuando se reconoce que no son vivencias aisladas sino compartidas por muchas mujeres y
que las mismas no estaban protegidas con programa eficaces, ni lograban la justicia que
ameritan los terribles casos. Ciertos grupos de interes se movilizan y visibillizan el tema
porque existen soluciones posibles que protegerian a la mujer y le darian una variada
cantidad de opciones para dejar de ser violentada y que esa persona cumpla condenas lo
suficientemente duras como para evitar nuevos casos.
Podemos encuadrar este problema social dentro de la tipologia definida por Suarez como:
un problema de calidad de vida. Esto es porque altera el primer derecho de una persona
que es el de vivir, afecta la salud de las victimas llevando a que decidan sobre sus vidas y
genera consecuencias marcadas por el miedo y la vergüenza que sienten. Las amenazas y
maltratos no son mas que una alteracion a la tranquilidad de la mujer que afectan su
desarrollo en aspectos como los sociales y economicos, la violencia de genero es una
forma de que el agresor se adueñe de la vida de la otra persona y la marque para siempre.
Consigna:
2. Análisis de consistencia entre un problema social y las políticas para enfrentarlo a
través de programas sociales.

La violencia de genero es un problema social reconocido como tal por la sociedad


argentina, ante la visibilizacion del mismo se debe formular una politica publica que
brinde la estrategia que permita solucionarlo, en este marco la ley promulgada en 2009
brinda lineamientos claros del camino que se debe tomar para tratar la violencia de
genero.

Los programas son partes esenciales para el logro de las politicas publicas porque ellos
definen las acciones a realizar, por lo que una mala implementacion de los mismos no
resuelve el problema social e incluso puede empeorarlo.

Los programas sociales lanzados son para la solución de la violencia de género luego de
que se manifiesta pero no se enfocan en la prevención.

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Asi mismo las acciones posteriores a la accion que se toman no resultan suficientes ante
un problema de tal magnitud. Son demasiados los casos de mujeres atormentadas que si
bien disminuyeron en el 2018 estan lejos de erradicarse.

 Falta de un registro de agresores que evite la reincidencia, y cree penas perpetuas


para ellos.
 A la hora de accionar cuando los casos ya se producen hay buenos programas que
se han implementado como los botones de panico, pero su implementacion es
dificultosa debido al engorroso proceso de prueba al que se deben someter las
victimas para obtenerlo.
 El principal ṕroblema que se genera es el incumplimiento de la restricción
perimental al no existir vigilancia para la victima los desenlaces son fatales para las
mismas.
 Otro aspectos es el de la desigualdad de implementacion de los programas que
existe en el interior del pais, por ejemplo solo en la ciudad de buenos existen
variedad de hogares qu brindan contencion a las victimas. Si las mujeres no poseen
un lugar en donde tengan tranquilidad, con sus hijos tambien, existe una
dependencia economica con el agresor.

Mientras que se destine una porcion infima del presupuesto publico a resolver la violencia
contra la mujer no se lograra profundizar en su prevencion y erradicacion.

El principal camino para acabar con la violencia de género es la prevención. Esto incluye,
por supuesto, un cambio global en la forma de ver las relaciones entre mujeres y
hombres, un cuestionamiento de los roles sociales y estereotipos, del lenguaje, etc. Estos
cambios deben partir de las personas adultas con el objetivo de que se transmitan
eficazmente a niños y niñas.

El problema social de violencia de genero necesita politicas publicas que puedan lograr la
educacion de los niños y que se los contenga, en caso de convivir con la violencia, para
que no la ejerzan de adultos. Sugerimos seguir avanzando con nuevos programas que
extiendan las proteccion de la mujer que es violentada a todo el pais y fomentar talleres
educativos en los niveles escolares para que los niños tengan los valores que necesitan
para no ejercer la violencia.

Cuando pensamos en medidas, sabemos que en el largo plazo, la educación y la


sensibilización para promover un rechazo social, son la solución. Pero en el corto, además
hay que poner en marcha medidas de protección a las víctimas.
Sabemos que muchas de las víctimas no denuncian y también que más de un 20% de las
que son asesinadas, habían denunciaron y no obtuvieron la protección de buscaban.

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Necesitamos mejoras en la justicia, en la protección policial y en las medidas sociales de
apoyo, que sean conscientes del riesgo al que se enfrentan las mujeres que viven y
denuncian la violencia de género. Necesitamos también que las mujeres que sufren
violencia confíen en la protección que les puede proporcionar el Estado.

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