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¿Por qué el demonio odia tanto a María y por qué tú deberías amarla?

Porque él aborrece el hecho de que su derrota final vendrá de la mano de una sierva
humilde.

Satanás odia a la Santísima Virgen María. De hecho, ha estado haciendo todo lo que está
en su poder para desmotivar la devoción hacia ella e inculcar odio hacia ella durante dos
milenios. ¿Te has dado cuenta que son los Dogmas Marianos y las Devociones a la Virgen
las que despiertan las más fuertes reacciones en aquellos que rechazan a la Iglesia?
Incluso algunos buenos católicos se avergüenzan de la devoción a Nuestra Señora, y
sienten que no deberíamos ser tan extremos en nuestra veneración a ella. (Para quienes
no veneran a nuestra madre Maria les digo que: Desconocer su poder y hablar tan
despectivamente de ella al mismo tiempo que adoran a Jesús es lo mismo que tratar de
entrar a una casa insultando a la madre del dueño....creen que este los dejará entrar? Si
Uds. aman a sus mamás, imaginen cuanto amará Jesús a Maria y como se sentirá el cada
vez que la desprecian. Descarados y sinvergüenzas son aquellos que desconocen a Maria
Santísima cuando ella lo único que hace es pedirle a Jesús por su salvación).

Tal vez, te has preguntado porque la Iglesia tiene en tal alta estima a la Inmaculada Virgen
María. Tal vez, te has preguntado porque Dios ha escogido servirse de ella en la obra
redentora. Veamos por qué el diablo odia tanto a nuestra Santísima Madre, y porque
nosotros deberíamos ser sus fieles siervos.

Ella aplastará su cabeza

El escenario es el jardín del Edén. Los personajes son Dios, la serpiente, Adán y Eva. El
diablo se deleita en su triunfo. Acaba de engañar a Eva, y a través de ella, a Adán. Que
orgulloso está de sí mismo. Casi puedes sentir su orgullo demoniaco en la destrucción, ya
que ha podido malograr la obra de la mano creadora de Dios, y arrastrar a los seres
humanos a la muerte y la miseria, por quien Dios tiene un amor especial.

Dios aparece en la escena a limpiar el desorden, declarando la trágica maldición que


arrastra el pecado, pero también para proclamar el pronto evangelio, un primer vistazo al
Evangelio y la condena del diablo.

Dios comienza por dirigirse a Satanás, diciendo que se arrastrará en el suelo por el resto
de sus días. Luego revela algo que hace que Satanás tiemble de horror: su derrota final
vendrá de las manos de una mujer.

"Haré que tú y la mujer sean enemigas, lo mismo que tu descendencia y su descendencia.


Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón". (Génesis 3,16)
Ahora los académicos argumentan acerca de si el pronombre en la frase es o no
masculino, "Su descendencia te aplastara la cabeza" - eso es si se refiere a la Virgen María
o a Jesucristo. Pero eso no importa. Verán, Jesús aplastará la cabeza de Satanás a través
de María. Ella es el instrumento que Jesús utilizará cuando destruya a su antiguo
enemigo.

Con eso en mente, es totalmente legítimo decir “Él aplastará tu cabeza” tanto como es
decir “Ella aplastará tu cabeza”. Ambas afirmaciones son verdaderas.

Entonces, ¿Por qué le duele tanto al diablo que María sea quien lo derrote? ¿Porque Dios
quiso utilizar a María para derrotar a Satanás? Ahora lo explicamos.

Derriba del trono a los poderosos

El diablo odia, y me refiero a que él aborrece el hecho de que su derrota final vendrá de
la mano de una sierva humilde. De alguna forma, su corazón orgulloso puede manejar el
ser derrotado por Dios porque sabe que es Todopoderoso y Omnipotente. ¿Pero ser
destrozado por una pequeña Dama de Nazaret? La idea es sencillamente humillante. Eso
lo vuelve loco. Porque si hay algo que la criatura más orgullosa de toda la creación odia, es
ser humillada.

Satanás encuentra que su derrota a manos de la Virgen María es tan humillante porque
ella es mujer, y las mujeres son el sexo débil (1 Pedro 3,7), y él desprecia a los débiles. Él
de verdad disfruta ver a las mujeres siendo abusadas, degradadas y siendo vista como
objetos. Eso sin mencionar que nuestra Bendita Señora es humana, y Satanás odia a los
humanos porque tenemos cuerpos y él es puro espíritu, que desprecia los cuerpos. Pero
hay otra muy profunda razón por la que Satanás odia ser derrotado por la Virgen María:
Ella es su reemplazo en el cielo.

Verás, Lucifer fue originalmente la mejor creación de Dios. Él era más hermoso, más
poderoso que todas las otras criaturas que Dios había hecho. Y como todos sabemos, se le
subió a la cabeza. Él era tan hermoso, tan poderoso que realmente creía que podía ser
mejor que Dios. Las marcas indelebles de Satanás son el orgullo y la envidia del
Todopoderoso.

¿Y cuáles son las características que definen a nuestra Señora? Primero y principalmente,
ella es supremamente humilde. De hecho, ella es la más humilde criatura que ha existido.
Por cada onza de orgullo que el diablo tiene, María tiene el doble de humildad. Por cada
gota llena de odio y amargura en el corazón negro de Satanás, el Corazón de María está
lleno del doble de alabanza, adoración y amor. Por cada parte de la depravada, pervertida
y deformada alma del diablo, el Corazón de María está lleno de pureza y fecundidad. Y por
gracia, Dios ha hecho de ella la más exquisita y más gloriosa criatura en el universo, el
título que el diablo solía reclamar para sí.

En todas las formas, la Inmaculada es totalmente opuesta a Satanás. En cada forma, ella
es su reemplazo en el Cielo, y él lo sabe. Este Divino intercambio de Satanás por María se
revela en el himno de nuestra Señora, el Magníficat:

"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;


porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: Su nombre es santo, y
su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su
brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a
los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia
a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros
padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre".

En el Magníficat, vemos el rol de María en la salvación resumida bellamente:

La humildad de María “Porque ha mirado la humillación de su esclava.

El maravilloso trabajo de la gracia de Dios en ella: “Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”

Dios reprendiendo a Satanás “dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos”

Su colocación de María en el lugar de Satanás:” y enaltece a los humildes”

Lo peor de todo para Satanás, su reemplazo en el cielo no es otra que la Madre de la


Palabra viva, Jesucristo, cuya pasión y muerte redimió a toda la humanidad a la que él ha
tratado tanto de destruir. Su «SÍ» a Dios deshizo la desobediencia de Eva, labrando el
camino para la obra salvadora del nuevo Adán. La misma debilidad de Eva que Satanás
provocó, fue remplazada por la debilidad de la obediencia de María, una obediencia a la
voluntad de Dios que la ha hecho poderosa más allá de cualquier límite. Este es el plan
Divino para la derrota del enemigo. Esta es la humillación y condena de Satanás.

Hasta la vista Satanás

Tal vez no lo sepas, pero Satanás te odia. Su amarga envidia lo lleva a querer destruir la
obra de Dios y arrastrarla al abismo del infierno. A él no le gustaría nada más que tú -
hecho a imagen de Dios - lo acompañaras en las llamas eternas de un lago de fuego,
porque a la miseria le gusta la compañía.
Pero no temas. La antigua serpiente no tiene poder contra la Inmaculada Virgen, porque
en el plan de Dios, ella es el instrumento que Jesús utilizó para humillar y destruirlo.
¿Quieres aplastar la cabeza del diablo en tu vida? ¿Quieres pasar con seguridad a través
de las pruebas, tentaciones y tormentas hacia tu hogar eterno? La respuesta es simple,
recurre a María. Ámala, sé su devota servidora. Se su siervo, su defensor, su apóstol.
Consagra tu ser total y completamente porque nada de lo que le pertenezca se verá
perdido. Como San Juan Damasceno dijo de forma tan hermosa:

"Ser devoto a la, Santísima Virgen María, es un brazo de salvación que Dios nos entrega a
aquellos a los que Él quiere salvar".

Satanás esta todo alborotado, haciendo todo lo que puede porque sabe que su tiempo se
acaba. Está asustado y enojado, porque sabe que un día muy pronto, él será aplastado por
la Mujer que hace que su corazón tiemble, la mujer que "¿Quién es ésta que se asoma
como el alba, Hermosa como la luna llena, Refulgente como el sol, Imponente como
escuadrones abanderados?" (Cantares 6:10).

Oración

Majestuosa Reina del Cielo y Reina de los Ángeles, recibiste de Dios el poder y la comisión
de aplastar la cabeza de Satanás; por lo cual humildemente te suplicamos, enviar a las
legiones de los cielos, que, bajo tu mandato, puedan expulsar a los espíritus malignos, e
involucrarlos en todas partes en la batalla, frenar su insolencia, y lanzar de nuevo en el
abismo del infierno. "¿Quién como Dios?" Oh buena y tierna Madre, has de ser siempre
nuestra esperanza y el objeto de nuestro amor.

Oh Madre de Dios, envía los santos ángeles para defenderme y conducir lejos de mí al
cruel enemigo. Santos Ángeles y Arcángeles, defiéndenos y guárdanos.

Amén
La Virgen Santísima es la respuesta de Dios a Lucifer.

Ella es la nueva estrella de la mañana que nos trae la luz verdadera, la portadora de la
salvación, de la Palabra encarnada, el Arca de la Alianza. La gran señal que apareció en el
cielo vestida del sol: revestida de la luz de Cristo. Con la luna bajo sus pies (luna que
simboliza el tiempo, bajo sus pies). Ella tiene autoridad, ejerce dominio sobre el tiempo, es
su patrona. Ella aunque vivió en el tiempo, es superior a las vicisitudes del tiempo y no es
condicionada por el, o sea, tiene el poder dado por Dios, para aplastar las batallas que se
dan en los tiempos específicos). Coronada: partícipe del poder real de su Hijo (Ella es reina
de cielos y tierra). Con doce estrellas: simboliza el triunfo de la Iglesia en María. La
respuesta de María: «he aquí la esclava del Señor» respuesta perfecta al grito de Lucifer:
«no serviré». La respuesta de María a Isabel (alabanza, humildad, servicio y misericordia)
oposición directa a Satanás que busca su gloria propia, su autonomía. Que es orgulloso,
egoísta y lleno de odio y acusación. Por la cooperación perfecta de María al plan salvífico
de Dios desde la Anunciación hasta la Cruz, ella con su «fíat», participa de ese «aplastar la
cabeza de Satanás». Y la descendencia de María, que es Cristo y el talón que son los hijos
espirituales de María, aplastan la cabeza de la serpiente, o sea, la raíz del pecado: el
orgullo. La raíz de la batalla es el pecado. María, tiene poder sobre el demonio y vence su
obra destructora, al Ella haber sido creada Inmaculada en virtud de la futura redención de
su Hijo. Ella por ser Inmaculada, no tuvo nunca pecado original ni personal, o sea, Satanás
nunca tuvo poder sobre ella, ni su mente, ni corazón, ni acciones. Es por eso, que nuestra
Madre, nos llama con urgencia a la conversión auténtica, a la renuncia al pecado,
indiferencia, incredulidad y rebeldía que hay en el hombre de hoy.... Ella siempre batalla
como buena Madre en esta hora decisiva para la humanidad, hora en que se juega la
salvación eterna de tantas y tantas almas, incluso de la nuestra. ¿No son todas las
apariciones de la Virgen, intervenciones directas de Nuestra Madre, en un momento para
prevenir y proteger a la Iglesia y a la humanidad de los peligros que la falta de conversión
pueden ocasionar con consecuencias trágicas? ¿No son las apariciones de la Virgen,
interferencias a las obras y trampas del demonio, renovando la fe y la oración? Ella
siempre se coloca, como buena Madre en la defensa de sus hijos, entre el demonio y los
hombres, para contrarrestar los efectos oscuros y pecaminosos de su acción diabólica.

El enemigo más terrible que ha suscitado Dios contra Satanás es María. ¿y por qué?

1-Porque Satanás, que es tan orgulloso, sufre infinitamente mas al verse vencido y
castigado por una sencilla y humilde esclava de Dios, y la humildad de la Virgen lo humilla
mas que el poder divino.
2-Porque Dios ha concedido a María un poder grande contra los demonios. (Lo vemos en
exorcismos, en obras marianas). Este poder es por su inmaculada concepción y porque
nunca pudo el demonio hacerla participar en el reino de la oscuridad a través del pecado.

3-Lo que Lucifer perdió por orgullo lo ganó María con su humildad. Lo que Eva perdió por
la desobediencia, lo ganó María por su obediencia. Eva al obedecer a la serpiente, se hizo
causa de perdición para sí y para todos sus hijos; María al permanecer siempre fiel a Dios,
se convirtió en causa de salvación para sí y para todos sus hijos y servidores
consagrándonos al Señor. María descubrirá siempre la malicia de la infernal serpiente y
sus tramas infernales, desvanecerá sus diabólicos consejos y librará a sus fieles servidores,
hasta el fin de los tiempos, de sus crueles garras.

El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá particularmente en los últimos
tiempos en que Satanás pondrá acechanzas a su calcañar, es decir, a los humildes esclavos
y a los pobres hijos que María suscitará para hacer guerra al infierno»

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