Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
a) El periodo fenomenológico
Tras su estancia en Berlín como becario del Instituto Francés, habiendo estudiado
sobre todo la filosofía de Husserl, los primeros escritos de Sartre, escritos entre los
años 1936-1940, tienen una orientación claramente fenomenológica. Así ocurre,
por ejemplo, con su primera obra, "La trascendencia del Ego", en la que se discute
la naturaleza de la conciencia, distinguiéndose de la posición adoptada por
Husserl pero en clara dependencia con los planteamientos fenomenológicos. Lo
mismo ocurre con sus otras obras, filosóficas o literarias, de la época, centradas
las primeras en el interés por la psicología, adoptando una postura crítica respecto
a las escuelas psicológicas de su tiempo, y que llevan los significativos títulos de
"La imaginación" y "Lo imaginario". Y respecto a las segundas, baste citar "La
náusea".
b) El período existencialista
c) El período marxista
Sin que se pueda decir que abandona las tesis más radicales del existencialismo,
Sartre, a partir de los años 60 y hasta el final de su vida, orientará su actividad
hacia el marxismo. No, ciertamente, hacia las formas más ortodoxas de marxismo,
pero mostrará públicamente su interés hacia los países en los que el marxismo se
constituyó en una forma de poder político, aunque sin escatimar las críticas,
especialmente en aquellos aspectos en que un regimen totalitario choca con su
concepción existencialista del ser humano como libertad. De esta época datan
obras tan importantes como la "Crítica de la razón dialéctica", considerada por
algunos como la declaración de su ruptura con el existencialismo, apreciación
probablemente exagerada.
El existencialismo de Sartre
Jean Paul Sartre fue el filósofo existencialista más comentado y el que alcanzó
mayor notoriedad en los círculos culturales de la Europa de la primera mitad del
siglo XX, incluidos los no existencialistas y los no estrictamente filosóficos. Esto se
debe no sólo a su obra filosófica sino, y principalmente, a su amplia producción
novelística y a sus piezas de teatro. Entre sus novelas figuran titulos tan conocidos
como "El muro" o "La náusea"; y entre sus obras teatrales, "Las rnanos sucias",
"La puta respetuosa', etc.
La noción de existencia en el pensamiento de Sartre
Los seres humanos "están ahí", existen como realidades que carecen de una
esencia predefinida; y en ese "estar ahí", lo que sean dependerá exclusivamente
de su modo de existir. Dado que ese existir no es algo "añadido" a una esencia
predefinida, el existir de los seres humanos es anterior a lo que son en cuanto
tales, su existir es anterior a su esencia. Y en la medida en que su ser esto o
aquello depende de su propia realización como seres humanos, su hacerse, su
existir, es un hacer libre. Los seres humanos no están sometidos a la necesidad
de corresponderse a una esencia, por lo que la existencia debe ser asimilada a la
contingencia, no a la necesidad. Los seres humanos son libres.
"Lo esencial es la contingencia", dice Sartre en La Náusea. "Quiero decir que, por
definición, la existencia no es la necesidad. Existir es estar ahí, simplemente; los
existentes aparecen, se dejan encontrar, pero jamás se les puede deducir. Hay
quienes, creo, han comprendido esto. Aunque han intentado superar esta
contingencia inventando un ser necesario y causa de sí. Ahora bien, ningún ser
necesario puede explicar la existencia: la contingencia no es una máscara, una
apariencia que se puede disipar; es lo absoluto y, en consecuencia, la perfecta
gratuidad. Todo es gratuito, este jardín, esta ciudad y yo mismo".
Distingue Sartre en el mundo dos tipos de realidades o entes, los que son "en-sí",
y los que son "para-sí". Entre estos últimos se encuentran los seres humanos, en
cuanto son conscientes de su propio ser, en cuanto existen, en el sentido
anteriormente señalado. Los demás seres simplemente son. El ser humano,
siendo consciente de su propio ser, y precisamente por ello, existe, ¿Cuál es,
pues, el ser del ser humano, el ser del para-sí? E'l ser del ser humano es la nada,
tomada en su sentido más literal.
Debe, por tanto, existir un ser - que no puede ser el para-sí - y que tenga como
propiedad el níhilizar (negar) la nada, soportarla en su ser y construirla
contínuamente de su existencia, un ser por el cual la nada venga a las cosas.
Pero, para ser el creador de la nada, el ser humano debe albergar en si mismo la
nada: el ser del ser humano, en definitiva, es la nada. No hay que entender esta
nada como si el ser humano en si mismo fuera absolutamente nada: en el ser
humano hay un en-sí, es decir, su cuerpo, su "ego", sus costumbres... Pero lo
específicamente humano es su no determinación, su libertad, su nada. Sartre nos
dice, además, que el para-sí (el ser humano) se caracteriza por tres tendencias:
1) tendencia a la nada
2) tendencia al otro
3) tendencia al ser
De la identificación del ser del ser humano y su propia libertad se deducen dos
consecuencias importantes para la concepción del ser humano en Sartre, En
primer lugar, el ser humano, como tal, no posee naturaleza alguna
predeterminada, no se identifica con una esencia determinada: su esencia es su
libertad, es decir, la indeterminación, la ausencia de toda determinación
trascendente. En segundo lugar, la existencia precede necesariamente a la
esencia, hasta el punto de que la esencia del ser humano (del para-sí) es su
propia existencia.
En 1955, debido a esta toma de posición crítica con el marxismo, rompe con
Sartre y abandona la revista que habían fundado, defendiendo la tesis según la
cual, aunque el filósofo debe estar comprometido con su tiempo y con los
problemas sociales, no puede encasillarse en ningún partido o Iglesia que
defienda la posesión de la verdad, y reivindica el papel crítico de la filosofía. No
obstante, las diferencias entre ambos autores no eran solamente de índole
política, sino que arrancaban de una distinta interpretación de la ontología. En esta
discrepancia se muestra uno de los temas centrales del pensamiento de Merleau-
Ponty: la relación entre el hombre y el mundo, entendidos como relación entre
conciencia y naturaleza. Radicalmente opuesto a todo dualismo, rechaza no sólo
el dualismo psico-físico, sino también el dualismo sartriano entre lo en-sí y el para-
sí, a la que calificaba de nueva forma de dualismo cartesiano entre res extensa y
res cogitans.
Por otra parte, tampoco concibe el cuerpo como un mero objeto, sino que es mi
punto de vista sobre el mundo, y la condición de posibilidad de la espacialidad, la
primera condición de toda percepción. El sujeto que percibe no es propiamente un
ser material o espiritual, es más bien un modo de ser que es fundador de todo ser.
El sujeto queda concebido como principio de constitución que, mediante la
percepción, puede superar lo meramente dado y trascenderlo.
2.2.- La subjetividad.
1.- una reducción fenomenológica o suspensión del juicio que proporciona sobre el
cuerpo la tradición platónica-cartesiana, puro añadido al pretendido verdadero ser
del hombre, el espíritu; y,
2.- otra reducción o suspensión del juicio que concibe el cuerpo como una suma
de partes, descritas por la anatomía, la fisiología, o la propia percepción psico-
física que tenemos de él.
Así resulta una descrpción del cuerpo como realidad significante, que otorga
sentido. La percepción proporciona una experiencia integral de los movimientos
corporales, un esquema corporal, mucho más allá de la simple suma de partes.
2.3.- El mundo.
3.- CONCLUSIÓN.
http://es.slideshare.net/ESTUDIANTECLAZ/filosofa-existencialista-y-fenomenologa