Sei sulla pagina 1di 11

SICOPATOLOGÍA DEL BEBÉ.

Se refiere a la sicopatología del niño entre el nacimiento y los 36 meses de vida.


Surge en la década de los 80, debido a que los niños en esta etapa de vida presentan una
semiología y siquiatría particular y nos otorga la posibilidad de realizar una
sistematización para una detección temprana con un gran impacto preventivo.

Es una sicopatología con características particulares, ya que:


I. La unidad de observación diagnóstica y terapéutica es la díada madre-bebé.
II. El análisis de los fenómenos de interacción diádica constituye el objeto central
de estudio.
III. El papel y significado del síntoma se apoyan en el supuesto de la
interdependencia del funcionamiento síquico de la madre y el bebé.
IV. El carácter transdisciplinario de la demanda de intervención, pues el síntoma
ocupa un área común somato-síquica.
V. La importancia de la incidencia cronológica en los cuadros sicopatológicos del
bebé.

Debemos contemplar los siguientes conceptos para lograr un mejor análisis;


• Bebé etológico: El bebé pertenece a la especie humana y por tanto trae un
programa, unas perspectivas madurativas y unas expectativas hacia el entorno
que pueden compararse o aproximarse a las de otras especies, pero que le
diferencian de ellas.

• Bebé filogenético: Existen hitos de maduración determinados por la filogenia.

• Bebé ontogénico: Variabilidad individual, relacionada con su “equipamiento de


base” "vulnerabilidad" y "competencia". Pero, además el bebé ontogénico puede
tener alteraciones genéticas de muy diverso tipo, como los bebés con un
Síndrome de Down o con ciertas metabolopatías.

• Bebé fantasmático: Este bebé con sus características filogenéticas y


ontogénicas se va a confrontar con otro bebé, el bebé fantasmático, que nace ya,
antes de nacer, en las fantasías, anhelos y expectativas de los futuros padres.

Esa madre con ese bebé de sus profundas fantasías es la que ha de responder a las
expectativas del bebé real (el bebé filo y ontogénico), con mayor o menor éxito tras
múltiples negociaciones relacionales. Con esto queremos recordar cuál es el entorno
habitual del bebé: una madre con un mundo síquico interno que remite a sus propios
padres, es decir, a los abuelos del niño y a la historia relacional suya con ellos. La
patología del funcionamiento mental de la madre constituye un importante factor
de riesgo y todavía mayor si existe una descompensación.
Para determinar el tipo de apego, se realiza una observación directa de la díada madre-
bebé, considerando las características de ambos y la interacción entre ellos, la cual
posee dos componentes uno concreto a través de los diálogos visuales, tónicos y
auditivos, y otro imaginario, que es la atribución de la emocionalidad que existe a la
base.
Etapas en la formación del vínculo: Descritas por M. Ainsworth.
Etapa de sensibilidad social indiferenciada.
El bebé interactúa con su medio y su figura significativa.
(sonrisa social 1º organizador de la vida síquica. Spitz)
Búsqueda activa de proximidad (8-24 m).
Permanencia del objeto, consolidación del vínculo. Iniciación del proceso separación-
individuación. (angustia del 8º mes, 2º organizador de Spitz)
Objeto transicional Winnicott
Conducta de reciprocidad.
Conciencia de la figura de apego como independiente.

Se piensa que las conductas de vinculación de madres y bebés están radicadas en el


programa genético, aunque no ha sido posible identificar una causa genética específica;
mucho más frecuentemente el patrimonio genético parece desarrollar un rol de
predisposición, sobre el cual actúan la experiencia emotivamente significativa, que se
estructuran a partir de la relación de apego.
Procesos de vinculación seguros se van a correlacionar con niños sanos que hacen
también adultos sanos, mientras procesos tendientes a vínculos ansiosos o
desorganizados se correlacionarán con sicopatología temprana.
La contribución del padre y la familia extendida al desarrollo normal o patológico del
hijo, es también fundamental y cada vez, motivo de estudio en distintas disciplinas.

Elementos de la interacción temprana

Competencias del bebé Competencia parental


1.- Capacidades sensoriales. 1.- Sensitividad
2.- Capacidades interactivas 2.- funciones parentales

Percibe la señal
Interpreta
Implementa respuesta

Sincronización Desincronización
Empatía positiva Empatía negativa
Organización temporal Desorganización temporal

Interacción sensible Interacción insensible


APEGO:
Con el paso de los años se han podido identificar tendencias innatas que regulan la
forma como respondemos a las amenazas, al peligro, a las pérdidas, y que están
estrechamente relacionadas con la forma como nos vinculamos con personas
significativas, para asegurar la adaptación y como una manera de perpetuar la especie.
El primero en desarrollar una teoría del apego a partir de los conceptos que aportara la
sicología del desarrollo, con el objeto de describir y explicar por qué los niños se
convierten en personas emocionalmente apegadas a sus primeros cuidadores, así como
los efectos emocionales que resultan de la separación fue Jhon Bowlby (1907-1990).
.

Teoría del apego:


Autores como Bowlby, Ainsworth, Stern, Crittenden han ido sentando las bases de la
teoría del apego.

Historia de la teoría del apego:


Bowlby era sicoanalista, comenzó a investigar en la Tavistock Clinic en Londres. Se
analizó con Melanie Klein.
Sus primeros estudios fueron con jóvenes delincuentes en 1944. Había reconocido que
en la temprana infancia ellos habían sido abandonados y/o abusados.
Toma teorías de otras disciplinas como de Lorenz y Harlow en etología. También toma
elementos de la teoría Darwinista.
Otras influencias son con la sicología del desarrollo de Piaget, ciencias cognitivas
(procesamiento de la información), y la teoría de los sistemas de control.

APEGO: Tipo especial de relación social entre lactante y cuidador en su primer año de
vida, incluye un vínculo afectivo que regula la emoción del niño. El peak del apego es a
los 8 meses. Es de carácter biológico.

BASES NEUROBIOLÓGICAS.
El cerebro humano en el nacimiento es inmaduro.
Esta inmadurez requiere que el cerebro del infante y del niño utilicen el estado maduro
del cerebro del cuidador adulto para organizar su propio funcionamiento.
Esto nos muestra, lo importante de la integración de las relaciones interpersonales
tempranas y el desarrollo cerebral.
La comunicación cooperativa del apego, proporciona los componentes básicos para el
desarrollo emocional así como para el razonamiento y las capacidades cognoscitivas.
El modelo de interacción entre el niño y cuidador tiene un impacto directo en el cerebro
en desarrollo y las funciones mentales infantiles.
La corteza orbitofrontal ha sido implicada no sólo para supervisar, sino también regular
físicamente estados y posiblemente está implicada en perturbaciones siquiátricas en los
límites del autismo a trastornos del humor.
Los trastornos en la autoorganización y el funcionamiento social pueden ser mejor
entendidos examinando el papel central de la emoción, y quizás de la corteza
orbitofrontal y del sistema límbico, en el desarrollo y el mantenimiento de los estados
disfuncionales mentales.
Los estudios también sugieren que esta región sea responsable de la capacidad para el
conocimiento de si mismo y la experiencia subjetiva que permite a la mente reflexionar
sobre el si mismo en el pasado, el presente, y el futuro potencial.
Tanto los factores innatos como empíricos pueden jugar papeles importantes a través de
esta región para desarrollar la capacidad de integrar una amplia gama de las funciones
importantes de la mente incluyendo la apreciación de significado, la regulación
emocional, la cognición social, y el conocimiento autobiográfico.
El desarrollo temprano del hemisferio derecho de los infantes tiene conexiones
profundas con el sistema nervioso límbico y autonómico y son dominantes para la
respuesta humana al estrés, de este modo la relación de apego facilita el despliegue de
las capacidades de enfrentar el estrés de los niños. (A. Shore)
Este modelo sugiere que la salud mental infantil adaptativa pueda ser definida
fundamentalmente como la expresión más temprana de las estrategias flexibles para
hacer frente a la novedad y el estrés que es inherente en las interacciones humanas.
Esta función derecha eficiente del cerebro es un factor de resiliencia para el desarrollo
óptimo de las fases más posteriores del ciclo vital.
Los patrones reflejos E-R (en el tallo cerebral), los patrones de aprendizaje E-R (en el
cerebro medio) y los patrones afectivos (en el sistema límbico), están disponibles y
funcionando desde el nacimiento.

El proceso de vinculación tiene como objetivo mantener la proximidad con una figura
emotiva importante para lograr construirse un sentido de sí mismo específico y único
con el cual reconocerse.
El desarrollo del vínculo es paralelo al desarrollo de la identidad personal.
El sentido de propia identidad, continuidad y unicidad se correlaciona perfectamente
con la calidad y naturaleza del vínculo que se ha desarrollado.
La percepción del otro simultáneamente significa una percepción de mí, una figura
vincular es una coordinación de sensaciones, acciones, percepciones que logra dar un
sentido de sí mismo.
El apego es un sistema autorregulado que va del apego a la exploración. Permite
aumentar la supervivencia de la especie.
Esto se complejiza ya en el desarrollo, desde lo netamente conductual hacia el
desarrollo de modelos internos. Se internaliza por abstracciones de regularidades. Es un
sistema cibernético, corrige por sí mismo las desviaciones.
Constituyéndose en organizador conductual, relacional y emocional.

Calidad de la relación:

Cuidadores afectuosos→Niños seguros Patrón B.

Cuidadores interfirientes→ Niños evitantes Patrón A.

Cuidadores inconsistentes → Niños ambivalentes Patrón C.

Cuidadores rechazantes, ambivalentes y descuidados


patrón desorganizado. (Main & Solomon 1990)
Los afectuosos son los que sintonizan con la necesidad de apego y exploración del niño.
Las otras madres no sintonizan, no “mentalizan” los estados internos del niño.
Lo esencial, inevitable en el apego es que se presente la “desintonización”. Pero eso, no
es predictor sobre la calidad del apego. Lo que es determinante es la capacidad de
reparar esa desintonía. Por ejemplo; una madre interfiriente no le responde al niño. Una
inconsistente a veces sintoniza pero cuando desintoniza, a veces repara y a veces no lo
hace.
En 1990 (Main & Solomon), se estudió otro patrón de apego, el desorganizado
caracterizado porque no existe sintonía, esto conlleva una desorganización permanente,
estructurándose los trastornos de personalidad.

Regulación del apego:


Se excita para explorar y para apegarse. El niño en apego se resiste al contacto y
buscará soltarse, y en la libertad tendrá miedo y buscará el apego.
Este sistema puede interferirse, si se interfiere la exploración el niño se centra en el
apego, inhibe la exploración (coercitivos). Pero si lo interferido es el apego, el niño se
centrará en la exploración (evitantes).
La teoría del apego en sus inicios es más conductual, posteriormente se incorporan
aspectos mentalistas.

Criterios de seguridad en los cuidadores:


Esta teoría se centra en el peligro, en biología se sostiene que lo que se busca
naturalmente es el cuidado de los predadores. El niño nace prematuro, su sistema
nervioso se desarrolla a través del apego.
El vínculo es el sistema relacional a partir del cual se constituyen los procesos tácitos
desde los cuales se originará el ordenamiento proactivo tanto del mundo (la “realidad”,
los otros) como de sí mismo (sentido de sí mismo).
Los procesos tácitos corresponden principalmente a las tonalidades emotivas básicas
(innatas, como la rabia y el miedo) que son gatilladas en el vínculo, las cuales regulan la
proximidad que el niño necesita mantener con el cuidador, ya sea incitando al
alejamiento del cuidador y a la conducta exploratoria, o bien, hacia el repliegue y
acercamiento con el cuidador.
Dependiendo de si son interferidas sistemáticamente las conductas de repliegue y
búsqueda del cuidador, o bien, si se interfieren las conductas de exploración y
distanciamiento del cuidador, se establecen dos patrones diferentes de vínculo
respectivamente, patrón evitante (patrón A), y patrón coercitivo (patrón C).
Como ya ha sido señalado, cada patrón permite al niño predecir la conducta del
cuidador y diferenciar las emociones básicas que son continuas en el vínculo, con lo
cual el sentido de sí mismo es unitario y obtiene su continuidad a partir de la
experiencia de estas emociones.
El potencial que se expresa efectivamente en cualquier caso dado, es una interacción de
la dotación genética, la conducta de los cuidadores, la maduración, las circunstancias y
la retroalimentación.
Las diferencias en las características individuales específicas afectan las respuestas de
los cuidadores a los niños, al igual como las respuestas de los niños a la conducta de los
cuidadores (Bell y Harper,1977 ; Vaughn , Stevenson - Hinde y Waters,1992).
Así, características basadas genéticamente no determinan calidad de apego, pero en el
contexto de distintos tipos de conducta parental, se expresan de manera diferente.

En el patrón A, el cuidador no responde a las señales del niño ya sea por un abierto
rechazo o negligencia hacia sus necesidades, el niño se protege de nuevas experiencias
de rechazo en un primer momento del desarrollo alejándose físicamente del cuidador y
luego inhibiendo la expresión de sus estados internos con lo que consigue evitar la
proximidad del cuidador (distorsiona sus estados internos, y es eficaz en elaborar
explicaciones que satisfagan las expectativas del cuidador), el cual se coordina con el
niño rechazándolo a su vez al no tener el contacto emotivo del niño con lo que estabiliza
el patrón.
Las emociones básicas de un niño con patrón A puro serán rabia (facilita la distancia) y
desesperación (facilita el repliegue), que constituirán las polaridades emotivas a partir
de las que se construirá un sentido de sí mismo negativo el que oscilará entre estas
polaridades cada vez que su experiencia se la signifique como pérdida/rechazo, procesos
que caracterizarán a una OSP depresiva (Vittorio Guidano).

Conducta del bebé: Conducta de la madre:


Escasa reacción a la separación. Falta de respuesta o respuesta
dilatada.

Evita o inhibe conductas de Bajo compromiso.


proximidad y de expresión de
afectos hacia su figura de apego. Rechazo y castigo de las
conductas de apego.

Mayor atención a su ambiente. Dificultades en la intimidad con


el hijo.

En el patrón C, el cuidador aparece como inconstante en su respuesta a las señales del


niño, por lo que el niño para asegurarse la presencia del cuidador lo coerciona
amplificando la expresión de su malestar y necesidades, el cuidador se coordina siendo
aún más inconstante (dado que escapa a su coerción, y otras veces responde a las
demandas del niño, es por eso que el niño no confía en las explicaciones dadas por los
padres y se centra más en sus activaciones emotivas y viscerales), o bien,
construyéndose una imagen del niño como efectivamente alguien muy desvalido que
constantemente hay que cuidar manteniéndose cerca y restringiendo su conducta
exploratoria para evitar riesgos.
Las emociones básicas de un niño con patrón C puro serán miedo (induce al repliegue)
y curiosidad (induce a la exploración junto con la constricción), el sentido de sí mismo
será el de un yo controlador de sus estados internos y las relaciones significativas, el
que oscilará entre estas polaridades emotivas cuando tenga la experiencia de perder el
control sobre la relación afectiva significativa (figura protectora), estos procesos
caracterizarán a una OSP fóbica.
Conducta del bebé: Conducta de la madre:
Es cauteloso, desconfiado y se Conducta intrusiva y controladora.
observa perturbado. Sus respuestas resultan
No tolera separaciones. ambivalentes:
No explora su ambiente. sobreprotección/frialdad.
Muy difícil de calmar. Refuerza de modo intermitente.
Expresión exagerada de Respuestas impredecibles.
emociones.

Cuando el patrón A o el C no permiten por sí mismos coordinarse con el cuidador, es


decir no existe una constancia en la interferencia en el apego o en la exploración,
presentándose situaciones irregulares en que puede ser interferido el uno o el otro, se
establece un vínculo mixto, con características tanto A como C (patrón A/C).
Desde esta perspectiva, las emociones básicas juegan un rol secundario en la predicción
de la conducta y coordinación con el cuidador, por lo que la orientación del niño para
obtener información necesaria para darle continuidad a su experiencia se centrará
netamente en corresponderse a las expectativas del cuidador.
Ya sea en los aspectos inmediatos contingentes, o en términos de normas absolutas que
seguir, y presentándose dificultades para acceder/confiar en las emociones y las
cogniciones (aspecto ya visto del patrón A y el C en forma pura respectivamente).

Si el vinculo es ambiguo, el niño no puede determinar con claridad si tiene acceso al


cuidador o si es rechazado por éste dado el estilo de comunicación indefinido y
contradictorio, y con fuerte tendencia a reformular los estados internos del niño, que
asume el cuidador, con lo cual el niño desarrolla la estrategia de anticipar las
expectativas y centrarse sobre la conducta del cuidador para poder complacerlo (subtipo
“complaciente compulsivo” de apego evitante) sin exponer sus estados internos, y a la
vez el componente coercitivo se puede manifestar como estrategia para controlar al
cuidador.
El sentido de sí mismo que se desarrollará a partir de esta modalidad de apego mixto
será difuso y oscilante entre la necesidad de ser confirmado por los demás y el miedo a
ser invadido, decepcionado o decepcionar a los otros, obteniendo su continuidad a
través de la correspondencia a las expectativas de los otros significativos sin exponer
sus estados internos, lo que caracteriza a una OSP dápica.

Si el vínculo es ambivalente, el niño no puede establecer definidamente si el padre tiene


una actitud rechazante o acogedora dado que su estilo de comunicación presenta a la vez
elementos que confirman lo uno y lo otro.
Con lo que el niño adopta la estrategia de corresponderse a los estándares de valores
absolutos e ideales con los que el padre constantemente (siempre en elaboración verbal)
manifiesta aceptación y valoración positiva al niño cuando este los acata (aunque sin
expresiones emotivas de amor hacia el niño).
También hay claramente un componente evitante compulsivo complaciente, pero como
el padre no se centra en valorar la apariencia de las conductas (como el padre dápico) si
no que en la correspondencia a estándares absolutos de valor y perfección, esto significa
la única posibilidad para el niño de estar seguro de que es alguien querible, el
componente coercitivo también puede presentarse cumpliendo la función de control
sobre el otro.
El sentido de sí mismo que emerge es doble, antitético, se tiene evidencia de estar en lo
correcto y en el error, con lo que la coherencia se logra centrándose en estándares
absolutos abstractos como ideologías, sistemas de valores, que le permitan tener certeza
y escapar de la duda constante sobre sí mismo.
Esto caracterizará la vía de desarrollo de una OSP obsesiva.

Las consecuencias del desarrollo en un patrón mixto de vínculo son que las emociones
básicas al no diferenciarse no constituyen la fuente confiable desde donde sostener la
continuidad, la que solamente se puede apoyar en la correspondencia a un estándar
externo, ya sea la conducta de los demás (dápicos) o un estándar absoluto abstracto
(obsesivos), también el sentido de sí mismo emergente de un patrón mixto al no contar
con la definición clara de las emociones básicas no logra alcanzar una constitución
unitaria (sí mismo vago-difuso, y antitético) como en los patrones puros de vínculo.
El trabajo de Ainsworth y sus colegas ha mostrado que la sensibilidad maternal es el
primer determinante de la calidad del apego en el primer año: madres sensibles tienen
hijos seguros; madres inconsistentes tienen hijos ambivalentes; madres
interfirientes/rechazantes tienen hijos evitativos.
La distribución de estos patrones es alrededor de dos tercios seguros, un tercio
evitativo, y escasos ambivalentes (Ainsworth y al., 1978; Ainsworth 1979).

Patricia Crittenden, plantea que el modelo de variaciones en patrones de apego sugiere


una interrelación entre apego y sicopatología.
El patrón defensivo se define por su ajustada cognición, pero como defensa contra el
afecto. En los sub-patrones de cuidadores compulsivos y complacientes compulsivos, el
afecto no es solamente inhibido, es falsificado.

SICOPATOLOGÍA DEL BEBE II.

La clínica descriptiva del bebé, puede tomar como eje:

I.- Las modalidades de interacción que subyacen al proceso de vinculación.


II.- La expresión sintomática.
III.- Con relación a diversas situaciones clínicas familiares.

En la nosografía actual encontramos:

I.- TRASTORNOS DEL VÍNCULO.

A.- Trastornos del proceso de vinculación.


1.- Por ausencia de la madre o sustituto maternal.
2.- Por discontinuidad de la relación con el objeto de vinculación.
3.- Por trastornos cuantitativos de la interacción: Hiperestimulación e Hipoestimulación.
4.- Por trastornos cualitativos de la interacción: Interacción armónica o disarmónica.
B.- Secuelas de los trastornos de vinculación:
1.- Trastorno reactivo de la vinculación en la infancia y la niñez.
2.- Negligencia hacia el niño.
3.- Maltrato físico y sicológico hacia el niño.
4.- Nanismo sicógeno.

II.- MODALIDADES DE EXPRESIÓN SINTOMÁTICA.

A.-Trastornos de la expresión sintomática:


A 1.- Cólicos de los primeros meses.
A 2.- Trastornos del sueño.
A 3.- Trastornos de la alimentación.
A 4.- Trastornos dermatológicos.
A 5.- Trastornos respiratorios.

A 1.- Cólicos de los primeros meses:


Se presenta en niños hipertónicos, la interacción diádica se caracteriza por excesiva
preocupación el niño puede reemplazar evolutivamente este síntoma por otro.
Criterios diagnósticos:
Inicio en 2° a 3° semana de vida.
Crisis frecuentes en horario postprandial.
Apetito y peso normales.
Exámenes clínicos normales.
Crisis intensas que mejoran con la separación de la madre.
Las crisis se calman con movimientos rítmicos que disminuyen la contracción visceral.

A 2.- Trastornos del sueño:


Pueden presentarse frente a factores perturbadores del medio-ambiente o ligados a
dificultades en la relación:
Insomnio del primer semestre:
a) insomnio calmo;
b) insomnio agitado.
Insomnio del segundo semestre.
Trastornos del sueño posteriores:
a) ligados a hiperactividad motora;
b) ligados a la ansiedad;
c) trastorno del sueño dentro de una sicopatología grave.

A 3.- Trastornos de la alimentación.


Corresponden al síntoma de mayor consulta en el primer año de vida, ya sea como
síntoma aislado o junto a otro trastorno.
Anorexia: Se presenta con mayor frecuencia en el segundo semestre de vida, fue el
primer trastorno somático identificado como de causa síquica y determinado por la
relación diádica.
A) anorexia simple reaccional (Destete).
B) anorexia compleja.
C) vómitos. Mayor incidencia en 2° semestre.
D) rumiación (6°-8° mes).
A 4.- Trastornos dermatológicos.
Eccema: aparece a los 5 – 6 meses de vida y desaparece entre los 18 y 24 meses,
pueden ser seguidas por asma.
Son niños con predisposición y que frente a madres descritas como con altos niveles de
hostilidad y ansiedad, presentan estas hipersensibilidades.

A 5.- Trastornos respiratorios.


Apnea emocional: se presenta entre el 2° semestre y los 3 años. El episodio de apnea se
produce concomitante al llanto y puede haber pérdida de conciencia y convulsiones si se
prolonga. Puede ser apnea cianótica o pálida.

B.- Trastornos de la expresión motora:


B 1.- Hipotonía (niño carenciado).
B 2.- Hipertonía (niño ansiosamente solicitado).

Estudios han mostrado una correlación entre manifestaciones motoras precoces y


trastornos posteriores de la sicomotricidad, que se pueden explicitar como dificultades
escolares.

C.- Trastornos de la expresión mental:


C 1.- Depresión: Depresión anaclítica de Spitz.
Cuadro de mayor frecuencia de presentación.
Criterios diagnósticos: Humor disfórico, trastornos de la sicomotricidad, pobreza
interactiva. Asociación con síntomas somáticos.

C 2.- Fobias.
A partir del 2° semestre, frente a ruidos u objetos, alimentación o defecación.
D.- Trastornos del desarrollo.
D 1.- Generalizado.
D 2.- específico.

III.- Situaciones clínicas frecuentes en familias en formación:


Del bebé: Prematurez, malformaciones.
De los padres: Procesos de duelo, sicopatología parental.
De las familias: Carencias transgeneracionales.

TRATAMIENTO:
Intervenciones múltiples y pluridimensionales, contando con equipo multidisciplinario
entrenado.
Cuando existe alteración en el tipo de vínculo se realiza sicoterapia madre-bebé, con el
objetivo de introducir modificaciones de la interacción diádicas.

PREVENCIÓN:
Debido a la detección precoz de patrones interrelacionales inadecuados, se puede
realizar una intervención que asegure un vínculo seguro, logrando un impacto en el
futuro desarrollo del bebé.
Programa nacional Crecer, introduce todos los conceptos de apego seguro y su principal
objetivo es preventivo.
Bibliografía.

1.- Almonte C.;Montt M.;Correa A. Psicopatología infantil y de la adolescencia. 2003.


2.- J. de Ajuriaguerra. Manual de psiquiatría infantil. 4° edición, 2000 (reimpresión).
3.- Montenegro H; Guajardo H (eds) Psiquiatría del niño y del adolescente. 2° edición.
2000.
4.- Bowlby; J. El vínculo afectivo.Paidós. 1976.
5.- PASCUAL, Rodrigo, CATALAN, Mitzi y FUENTEALBA, Marta. Rasgos de
ansiedad y alteraciones neuronales en la corteza prefrontal medial, ocasionadas por
experiencias adversas tempranas. Rev. chil. neuro-psiquiatr., jul. 2003, vol.41, no.3,
p.201-211. ISSN 0717-9227.
6.- SHORE, Alan; The Effects of a Secure Attachment Relationship on Right Brain
Development, Affect Regulation, and Infant Mental Health. Infant Mental Health
Journal, 2001, 22, 7-66.
7.- FONAGY, Peter; Persistencias transgeneracionales del apego: una nueva teoría.
Trabajo presentado en el "Grupo psicoanalítico de discusión sobre el desarrollo",
reunión de la Asociación Psicoanalítica Americana, Washington DC, 13 de Mayo de
1999.
8.- GARCIA QUIROGA, Manuela and IBANEZ FANES, Margarita. Attachment and
Hyperactivity: An Exploratory Study of the Mother-Child Bond. Ter Psicol, Dec. 2007,
vol.25, no.2, p.123-134. ISSN 0718-4808.
9.- Caracterización y perfil de madres que consultan /ceden sus hijos (a) para adopción
en SENAME. Julio 2007.
10.- www.patcrittenden.com

Potrebbero piacerti anche