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Historia de la Virgen de las Mercedes

Allá por los tiempos en el que hoy es Paita solo existían algunas pobres
casuchas de pescadores, en el barrio Atahualpa actualmente se
levantaba en medio de esas humildes viviendas una pequeña capilla
bajo la vocación de la virgen de las Mercedes.

Tiempo después se eligió un templo más digno para la virgen, esta


iglesia fue destruida en 1587 por piratas Armando de Tomas.

El corsario Cavendish atacó sembró el temor de los pobladores el


puerto paiteños y le prendió fuego de inmediato las llamas empezaron
a consumir todo lo que encontraban a su paso hasta llegar al templo de
la Virgen pero gracias al valor de unos pobladores cuyo nombre no se
han conservado en la historia entró la iglesia y subió al altar donde se
encontraba la imagen y rescató la escultura de ser consumida por el
fuego , tomo en sus brazos la milagrosa imagen y la ponen a salvo de
las llamas y de los piratas, el poblador la lleva a su casa para evitar sea
dañada.

Tiempo después los pobladores vuelven a construir otro templo para la


virgen.

Siglos después, justamente un 24 de septiembre de 1741, el puerto fue


nuevamente asolado, pero esta vez por el pirata inglés Jorge Anson, y
los suyos quien después de saquear penetraron el templo donde se
veneraba la virgen de las Mercede, en busca de la sagradas joyas, al
verla en su camerín con los brazos extendidos, demandando pasos a los
desarmados que así invadían su casa.

Anson, poseso de herética furia, se lanzó sobre el santo simulacro


descargándole su pesado sable. Más sus esfuerzos para decapitar la
imagen de la Virgen fueron vanos; su espada se embotaba a cada
golpe, que resonaba en el templo con lúgubre eco, aumentando la ira
del pirata.
Al ver la inutilidad de su intento, irritado, más que admirado, por el
milagro que acababa de presenciar, ordenó a sus hombres que la
trasladaran a bordo la efigie de la Santa Patrona del Puerto.

Pero apenas llegados con su preciosa carga al buque almirante, el mar,


tan apacible de continuo, se embraveció de pronto, poniendo en
peligro las embarcaciones piratas. Los tripulantes del buque en el cual
se hallaba la Virgen, sobre cogidos de pánico, la arrojaron al mar, la
imagen de la virgen de pronto el mar recobro la serenidad y la
tempestad desapareció.

Al día siguiente muy temprano cuando los buques de los piratas habían
elevado sus anclas algunos pescadores que caminaban por la orilla de
la playa divisaron algo a lo lejos, una figura blanca tendida sobre la
playa de pronto pensaron que se trataba del cadáver de algún pirata
pero ya cerca vieron que era la milagrosa patrona de Paita la que
tenían ante sus ojos, mientras uno la levantaba otros corrían a dar aviso
del hecho a los pobladores quienes en buen numero se hallaban luego
reunidos en la orilla del mar, la tomaron en los hombros y condujeron la
sagrada imagen en procesión hasta su templo.

Desde estos tiempos hasta hoy la población paiteña en el mes de


septiembre le rinde una profunda veneración, los pueblos vecinos, y
cientos de fieles llegan a dar realce a esta festividad. De esta manera
se realizaron las primeras peregrinaciones que permanecen hasta el día
de hoy.

Llegan cantándole con mucha devoción su himno:

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