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La manera correcta de dar

I Corintios 16:1-4

Introducción: El dar no está limitado en lo económico, Cuando el cristiano


comprende el principio de que de Jehová lo es todo (Salmo 24:1) y que nosotros
le pertenecemos (I Corintios 6:19-20) entonces el dar se vuelve algo natural y
automático. Tu puedes dar Tiempo, trabajo, lo material y lo económico para la
obra de Dios, aparte de tu diezmo, ir más allá y darte a ti mismo (II Co. 8:1-5)

Aunque ésta era una ofrenda misionera especial, las instrucciones de Pablo nos
pueden enseñar algunos principios básicos que se relacionan con la mayordomía
cristiana.
I. El dar es un acto de adoración.
a) Génesis 4:3-5 Dios merece que le adoremos, por su bondad, por su poder, por
su gracia, por su misericordia, por su amor, por su paciencia, por su disciplina.
b) adoramos por agradecimiento (Salmo 150; II Co. 8:3-4)
c) El dar prueba la sinceridad de su amor por Jesucristo (II Co. 8:8)
II. El dar debe ser sistemático. V. 2; Hechos 20:7
a) Cada creyente tenía que colocar aparte su ofrenda en su casa y luego llevarla
a la iglesia.
b) Pablo no quería tener que realizar una serie de colectas al llegar a Corinto.
Quería que toda la contribución estuviese preparada. Si los miembros de la
iglesia de la actualidad fuesen tan sistemáticos en sus ofrendas como lo son
en el manejo de sus otros aspectos financieros, la obra del Señor no sufriría
como lo hace en algunas ocasiones.

III. El dar era personal, individual. V. 2; II Co. 8:2, 5.


a) Pablo esperaba que cada uno de los miembros participara en la ofrenda, así el
rico como el pobre. Cualquiera que tuviese una entrada de dinero tenía el
privilegio de compartir y ayudar a los que padecían necesidad. Él quería que
todos participaran de la bendición.

IV. El dar tiene que ser proporcional.


a) “Según haya prosperado” (v. 2) sugiere que los creyentes que tienen más,
deben dar más. Los creyentes judíos que estaban en la iglesia quizá hayan
estado acostumbrados al diezmo, pero Pablo no mencionó ningún porcentaje
especial.
b) Indudablemente, el diezmo (el 10 por ciento del ingreso personal) es un buen
punto de partida para comenzar nuestra mayordomía, pero no debemos
quedarnos en ese nivel.
c) A medida que el Señor nos da más, deberíamos planear dar más también.
como alguien ha dicho, en la gracia no vamos a ser menos generosos
voluntariamente de lo que la Ley exigía obligatoriamente. Un corazón abierto
no puede mantener una mano cerrada. Si valoramos la gracia de Dios que se
extendió hacia nosotros, entonces tendremos deseos de expresar esa gracia
compartiendo con los demás.

V. El dinero tiene que ser manejado honradamente. V.3-4; II Co. 8:16-24


a) Las diferentes iglesias involucradas en esta ofrenda especial designaron a
personas maduras para ayudar a Pablo a manejar el dinero y llevarlo a
Jerusalén.
b) Es interesante observar que Pablo mencionó la ofrenda justo después de su
exposición acerca de la resurrección. En los manuscritos originales no había
división en capítulos, así que los lectores pasaban directamente del himno de
victoria de Pablo al tema referente al dinero. La doctrina y el deber van juntos,
al igual que la adoración y las obras.

Conclusión: Nuestra ofrenda “no es en vano” porque nuestro Señor vive. Es el poder
de su resurrección lo que nos motiva a dar y servir.

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