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Ante la necesidad innata de la humanidad por conseguir la felicidad, Sigmund Freud hace un
recorrido por medio de lo que él llama las tres fuentes de sufrimiento humano y su relación
con el concepto de cultura en el que actualmente se desempeña el hombre. Estas tres fuentes
son la supremacía de la naturaleza, la propia caducidad del cuerpo y la relación del individuo
con el Estado y la sociedad.
Determinar los conceptos en los que radica el sufrimiento humano a partir de convenciones
hechas a partir de conceptos de belleza, limitaciones del cuerpo e instintos que hacen parte de
una cultura.
Tesis:
Comprobóse así que el ser humano cae en la neurosis porque no logra soportar el
grado de frustración que le impone la sociedad en aras de sus ideales de cultura,
deduciéndose de ello que sería posible reconquistar las perspectivas de ser feliz,
eliminando o atenuando en grado sumo estas exigencias culturales. (Freud, S.f, p. 28)
Estas son precisamente las razones por las cuales el ser humano en su relación con lo
social y las relaciones que le conciernen ha fijado altos estándares en cuanto a lo cultural, es
justamente este aspecto uno de los campos en los que es más difícil reconocer la capacidad del
hombre para mantenerse al margen de sus concepciones ideales. Así mismo se plantea como
requisito fundamental, la existencia de una justicia, la cual representa el paso del poderío
individual por el de una comunidad, lo que a su vez le asegura al hombre un orden jurídico que
no será violado a favor de un individuo y que condicionara las restricciones fundadas en el
desarrollo cultura de la humanidad.
A medida de conclusión Freud recapitula todos los aspectos que ha tratado a lo largo
del texto, y afirma que el hombre ha creado una impresión clara del conjunto de cultura, este
desarrollo imparable de la misma radica en una variedad de situaciones que deteriora el
concepto de felicidad dentro de una comunidad. Se debe agregar también, que el orden y la
limpieza son estatutos esenciales de la cultura y que aunque le sea difícil a la humanidad
contemplar cuan necesaria es, tampoco es evidente su aporte al placer o a la felicidad de la
misma.
De igual modo se concibe otra conclusión hecha a partir de la sublimación de los fines
instintivos del hombre basada en el destino proveniente de instintos e impuesto por la cultura
misma.
Referencias
Freud, S. (S. f). El malestar de la cultura. Austria.