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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de ciencias y educación


Jenny Alexandra Jiménez Medina
20 de febrero de 2019
Liseth Nayive Bernal Rodríguez

El sufrimiento de la humanidad: una residencia en construcciones sobre la cultura y la


felicidad

Ante la necesidad innata de la humanidad por conseguir la felicidad, Sigmund Freud hace un
recorrido por medio de lo que él llama las tres fuentes de sufrimiento humano y su relación
con el concepto de cultura en el que actualmente se desempeña el hombre. Estas tres fuentes
son la supremacía de la naturaleza, la propia caducidad del cuerpo y la relación del individuo
con el Estado y la sociedad.

Determinar los conceptos en los que radica el sufrimiento humano a partir de convenciones
hechas a partir de conceptos de belleza, limitaciones del cuerpo e instintos que hacen parte de
una cultura.

Tesis:

Deducir a partir de diferentes consideraciones basadas en la cultura, porque al hombre le


resulta tan difícil conseguir la felicidad.

En un primer momento y como fundamento clave de lo que quiere transmitir Freud en


su texto del Malestar de la Cultura, se transmite el concepto de cultura, esta cultura de la que
cada hombre hace parte y en la cual reside la miseria de la humanidad. Hay que mencionar,
además, que para Freud sería incluso necesario que retomásemos nuestras condiciones
primitivas suprimiendo parte de esta cultura con la finalidad de atenuar nuestro sufrimiento, es
decir, la cantidad de novedades presentadas en nuestra realidad es directamente proporcional a
nuestro sufrir y entre más se carezca de estas necesidades construidas por la misma cultura,
más felicidad se lograra por parte del hombre.
Al mismo tiempo, Freud propone que debemos, en algún punto, dedicarnos a la
esencia misma de esta cultura, por medio de un examen de sus particularidades. Se hablara en
cuanto a su significado y propósito con las siguientes palabras: “el término “cultura” designa la
suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros
antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y regular
las relaciones de los hombres entres sí” (Freud, S.f, p. 31). En esta medida se hace una primera
aclaración en cuanto a lo que el hombre define como como cultural, todos los bienes y
actividades útiles para este.
En ese orden de ideas, Freud utiliza la caducidad del cuerpo como otro de sus
argumentos, en este explica como nuestro propio cuerpo es susceptible a factores como el
tiempo, las enfermedades, el agotamiento y que por tanto delimita el alcance de nuestra
felicidad. Llegados a este punto, la discusión se traslada a un concepto clave, el cual describe al
hombre como un “dios con prótesis” por el uso que le da a ciertas herramientas desde los
niveles más primitivos para eliminar ciertas barreras que se oponen a su acción, actualmente se
puede ver como la humanidad, encontrándose en una innovación constante, ha creado una
variedad de instrumentos para suplir aquello que nos falta, para ilustrar mejor esto, podríamos
tomar como ejemplo el uso que el hombre le da a los lentes para poder observar mejor, al
avión para poderse mover en la dirección que desee, a los libros como un suministro de
memoria. Todos estos instrumentos son conquistas dentro de la cultura y en tiempos futuros
seguirán extendiéndose conforme a la evolución de las situaciones a las que se expone la
humanidad, aumentando aún más esta deificación del hombre.
Por lo que se refiere a otro de los primeros impedimentos o situaciones presentadas
que regulan y evitan que el hombre pueda ser feliz encontramos a la naturaleza y su ineludible
superioridad, Freud describe a la naturaleza como un factor clave del cual dependemos
totalmente y en el cual nuestro juicio no puede variar, ya que es totalmente inimaginable que la
humanidad llegue algún día a superar en poder a la naturaleza. Una manifestación que el
hombre celebra con relación a la naturaleza es vista como la belleza de las cosas en sí, baste
como muestra la ornamentación floral de los espacios libres urbanos o el empleo que se le da a
las flores para decorar una habitación; a pesar de que el hombre les da una condición basada en
la cultura, son elementos banales de la cotidianidad humana.
En contraste con lo anteriormente expuesto se encuentra el concepto de desaseo, lo
cual al hombre le parece en su totalidad contrario a la cultura, no obstante, el hombre en su
manifestación de admiración hacia el orden y la pulcritud, se contradice a sí mismo en su
condición de constante descuido e irregularidad.
El último motivo del sufrimiento humano está relacionado con la cualidad del hombre
para caer en la neurosis, en palabras de Freud:

Comprobóse así que el ser humano cae en la neurosis porque no logra soportar el
grado de frustración que le impone la sociedad en aras de sus ideales de cultura,
deduciéndose de ello que sería posible reconquistar las perspectivas de ser feliz,
eliminando o atenuando en grado sumo estas exigencias culturales. (Freud, S.f, p. 28)
Estas son precisamente las razones por las cuales el ser humano en su relación con lo
social y las relaciones que le conciernen ha fijado altos estándares en cuanto a lo cultural, es
justamente este aspecto uno de los campos en los que es más difícil reconocer la capacidad del
hombre para mantenerse al margen de sus concepciones ideales. Así mismo se plantea como
requisito fundamental, la existencia de una justicia, la cual representa el paso del poderío
individual por el de una comunidad, lo que a su vez le asegura al hombre un orden jurídico que
no será violado a favor de un individuo y que condicionara las restricciones fundadas en el
desarrollo cultura de la humanidad.
A medida de conclusión Freud recapitula todos los aspectos que ha tratado a lo largo
del texto, y afirma que el hombre ha creado una impresión clara del conjunto de cultura, este
desarrollo imparable de la misma radica en una variedad de situaciones que deteriora el
concepto de felicidad dentro de una comunidad. Se debe agregar también, que el orden y la
limpieza son estatutos esenciales de la cultura y que aunque le sea difícil a la humanidad
contemplar cuan necesaria es, tampoco es evidente su aporte al placer o a la felicidad de la
misma.
De igual modo se concibe otra conclusión hecha a partir de la sublimación de los fines
instintivos del hombre basada en el destino proveniente de instintos e impuesto por la cultura
misma.

Referencias
Freud, S. (S. f). El malestar de la cultura. Austria.

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