ABC. M I É R C O L E S . I DE AGOSTO DK 1&77. PAO. 2?.
Crítica y noticias de LIBROS
JINOJITO EL LILA»
De Jaime Campmany
Ed. Destino. Barcelona, 1977. 251 págs.
J AIME Campmany es uno de los más
inspirados y mejores escritores de pe-
riódicos de los últimos veinte años.
Dominador de muy diversos géneros, Camp-
many ha cultivado can éxito la crónica
deportiva, el artículo literario, la crónica
de política exterior y el comentario, sin
olvidar la crítica teatral. Incisivo, obser-
vador, humorista casi siempre y haciendo
gala de una profunda humanidad, Camp-
many cuenta, además, con un castellano
exigente y rico, acaso con una de las me-
jor cortadas plumas con que cuenta la
Prensa nacional. Y por todo ello resulta
particularmente gozoso saludar su nueva
actividad: la de escritor de libros, con el
debut que significa la publicación de «Ji-
nojito el lila», obra que quedó finalista en
el pasado concurso del Premio Nadal, y que
es una narración —acaso una novela, dada
la anchura y posibilidades del género en
estos últimos años— absolutamente magis-
tral en la forma y absolutamente apasio-
nante en su fondo.
«Jinojito el lila» tiene un subtítulo reve-
lador: «Cuadernos de párvulo», y de ello se
trata, de una colección de diez cuadernos,
memorias de un niño con casi diez años, en
un verano del comienzo de la década de los
treinta, en España, y mas concretamente
en Murcia. De un niño que no es otro que
el párvulo que fue el propio Jaime Camp-
many.
Campmany va decidida-mente al encuen-
tro consigo mismo, protagonista de la más
excitante de las aventuras: la del propio
reconocimiento, la de la exploración de un
pasado que el paso del tiempo confina en
un rincón de la memoria, urgido por la
realidad y el acoso inmediato de la actua-
lidad. La excusa, el hilo conductor que sir-
ve a Campmany de señal para no perderse
en su buceo existencial, es un suceso de
aquel verano, hace cuarenta y tantos años:
la muerte de un compañero, la de Jinojito,
al que todos le apodaban «el Lila» simple-
mente porque lo era.
E L niño Jaime narra en primera per-
sona, construyendo de forma armó-
nica, orgánicamente además, el uni-
verso de su infancia atenta, con experien-
cias y aventuras, definiendo precisamente
a sus compañeros, a sus familiares, y del
conglomerado de acontecimientos y perso-
najes, infantiles y adultos, va emergiendo
un trozo de vida, rico y palpitante, un fres-
co social en movimiento, visto con ojos de
niño y entendederas de niño también, que
resulta harto más significativo que si un
adulto tomase la responsabilidad de la na-
rración.
Campmany ha elegido el camino más
difícil, el de someter sus recuerdos y vi-
vencias de antaño al estrecho cauce con-
ceptual y formal del conocimiento y la
mentalidad que él mismo tuvo en su in-
fancia. £1 lenguaje, la información, los
elementos de relación de cosas y personas
son los de un niño, aunque el conjunto
tenga una superior riqueza. Campmany no
hace trampas a lo largo de las doscientas
cincuenta y tantas páginas del libro. El
relato de Jaime está sujeto a las márgenes
lógicas del parvulario, destilando ternura,
ingenuidad y autenticidad, con las pistas
suficientes como para que el lector adulto
contemple un panorama socio-vital com-
pleto, donde están representados la fami-
lia, el clero o las diferencias sociales, ade-
más del nacimiento de las pasiones, de las
generosidades y mezquindades que confor-
man desde siempre al ser humano.
Mas, si como ejercicio formal, «Jinojito
el lila» es una muestra de virtuosismo,
otro tanto cabe decir de su vertiente hu-
manística. La riqueza de vocabulario, con
palabras de la región y definiciones iaían-
ABC (Madrid) - 03/08/1977, Página 33
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cedidos y testigo dé unas mínimas y pun-
ían tes actualidades, con deducibles traduo»
ciones posteriores.
Fenelon dice que el cerebro de los niño»
es como una vela encendida en un lugar so-
metido a las corrientes de aire: su luz va-
cila siempre. Consciente de ello, Jaitna
Campmany se ha introducido en el ser
que fue y a la luz vacilante de sus recuer-
dos, nos ofrece unos retazos luminosos da
un tiempo que ha dado origen, por pura
fisiología cronológica, a este en que vivimos.
Así, Campmany se ha erigido en cronista
inicial de una generación absolutamente
clave para la comprensión del mundo en
que vivimos. Una generación sometida a
una serie de tabúes claros, de inhibiciones
y permisos también claramente definidos.
«Jinojito el Lila» es —así lo esperamos— el
comienzo de. las memorias de todo un grupo
generacional: el de los niños de la guerra
civil, el que dio consistencia * las dos Es-
pañas del después.
No cabía esperar inicio in¿u, feliz. Con
«Jinojito el lila» Jaime Campmany entra
por la puerta grande de los narradores es-
pañoles, con autoridad y fuerza indiscuti-
bles, incorporándose con ventaja a la van-
guardia de los autores que han expresado
sin ambages su gusto y su preocupación por
la auto-exploración, para proyectarla como
testimonio; a esa relación donde, con otros
muchos más, se encuentran Antonio Ka-
binad, Rosa Chacel, Carlos Luis Alvarez r
Francisco Umbral.—Pedro CRESPO.
Jaime Campmany
GRANDMONTAGNE, Francisco: «La
muerte del paganismo»
tiles, no tiene parangón siquiera con la
de matices psicológicos que rezuma de toda Ediciones Cultura Hispánica.
la narración. Campmany usa de la refle- 1977; 203 págs.
xión, como un consumado billarista, y logra Cerca de cuarenta breves ensayos se
emocionarnos con la hondura de sus obser- amanojan en éste libro. El primero de
vaciones sin abordarlas directamente, ha- ellos es quien da nombre al volumen.
ciéndolo a través de las exposiciones y opi- Unamuno, y sobre todo Maeztu, apre-
niones del niño que fue. Con un despar- ciaron y elogiaron a Grandniontagne,
pajo exento de malicia, el niño Jaime nos burgalés que puede ser incluido en la
cuenta la triste historia de su compañero generación del 98. Nació en 1866 y mu-
Jinojito, el lila, el niño tímido, apocado, rió en 1936. Publicó dos novelas hoy
capaz de las mayores generosidades y de olvidadas. Su obra más importante es
las más procelosas cobardías, y con ella «Los Inmigrantes prósperos» (1933).
la de una serie de personajes de diversa En «La muerte del paganismo» ha-
condición, edad y catadura, desde la sir- llamos artículos periodísticos de clara
viente Juanita, que ya había despertado a la y pulida prosa consagrados a temas de
sensualidad, a la solitaria doña Gertrudis, inspiración humanística clásica. Citas
que no tenía hijos, ni sobrinos, ni nietos
que llevarse a su ancianidad, pasando por
los distintos proyectos de hombres y mu-
jeres que poblaron aquel verano del inci-
latinas, griegas, francesas, españolas,
etcétera. Predomina la erudición (es-
timable, aunque probablemente de se-
gunda mano) de la antigüedad greco-
piente escritor v que respondían a los nom- latina. «La alta cultura y el genio mi-
bres de «Cutillas», «los Matías», «el Jínjo- litar» es uno de los escritos más Inte-
les», Molina, Portales o Campillo el «her- resantes de este volumen.—D.
mano de sangre», mezclando apodos y ape-
llidos en una sinfonía entrañable y bu-
llidora.
BRITAIN, 1977
E L rigor con que está construido «Ji-
nojito el lila» tiene una apariencia
formal absolutamente flexible que pu-
diera inducir al error de creer que su esque-
An officktl handbook; S09
páginas.
La Oficina Central de Información,
leto íntimo, su estructura, responde a una del Gobierno británico edita anualmen-
desordenada espontaneidad. El niño Jai- te —en inglés—• un excelente libro en
me nos avanza, desde un principio, el final el que se recogen datos referentes al
de la pequeña intriga, nos deja colgadas Gobierno, economía, cultura y religión
algunas precisiones respecto a determina- del Reino Unido.
dos personajes o acontecimientos, prome- La última edición está en la línea
tiendo volver más adelante sobre ellos —y de las veintisiete precedentes. El libro
haciéndolo— en su afán de apuntarlo todo es un ejemplo de estilo y proíesionall-
para qué nada se le quede en el tintero dad: es ya un clásico en esta clase
de escolar entomólogo, apuntador de su- de anuarios. Puede decirse que en sus
quinientas páginas -se recogen prácti-
camente todos los datos generales que
cualquier persona puede necesitar so-
bre Gran Bretaña.
La mejor alabanza que se puede
VENDO PARCELAS
decir de este libro es eme. a pesar de
ser una obra de referencia, resulta
ameno. Igualmente cabe destacar su
«neutralidad» política y su escaso acen-
to nacionalista a Jo largo de todos su»
EN CIUDALCAMPO apartados.
índices completísimos y ordenados,
tipografía adecuada y relajante, mapas,
Teléfono 279 04 25 (Horas de oficina) gráficos y fotografías completan el re-
sultado da este libro modélico.—A. A-