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LA RAMA ROBADA

Pablo Neruda

En la noche entraremos a
robar
una rama florida.

Pasaremos el muro,
en las tinieblas del jardín ajeno,
dos sombras en la sombra.

Aún no se fue el invierno, y


el manzano aparece
convertido de pronto
en cascada de estrellas olorosas.
En la noche entraremos
hasta su tembloroso firmamento, y
tus pequeñas manos y las mías
robarán las estrellas.

Y sigilosamente,
a nuestra casa,
en la noche y en la sombra,
entrará con tus pasos
el silencioso paso del perfume y
con pies estrellados
el cuerpo claro de la primavera.
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GRACIAS EN EL MAR
Gabriela Mistral

A Margot Arce.

Por si nunca más yo vuelvo de


la santa mar amarga
y no alcanza polvo tuyo a
la puerta de mi casa,
en el mar de los regresos, con
la sal en la garganta, voy
cantándote al perderme:
-¡Gracias, gracias!

Por si ahora hay más silencio


en la entraña de tu casa,
y se vuelve, anocheciendo, la
diorita sin mirada,
de la joven mar te mando, en
cien olas verdes y altas,
Beatrices y Leonoras,
y Leonoras y Beatrices a
cantar sobre tu costa:
-¡Gracias, gracias!

Por si pones al comer plato


mío, miel, naranjas; por si
cantas para mí, con la roja
fe insensata; por si mis
espaldas ves en el claro de
las palmas, para ti dejo en
el mar:
-¡Gracias, gracias!

Por si roban tu alegría


como casa transportada;
por si secan en tu rostro
el maná que es de tu raza,
para que en un hijo tuyo
vuelvas, en segunda albada,
digo vuelta hacia el Oeste:
-¡Gracias, gracias!

Por si no hay después encuentros en


ninguna Vía Láctea,
ni país donde devuelva
tu piedad de blanco llama,
en el hoyo que es sin párpado ni
pupila, de la nada,
oigas tú mis dobles gritos,
y te alumbren como lámparas y
te sigan como canes:
-¡Gracias, gracias!

Para tallarte gruta


de plata
o hacerte el puño
de la granada,
en donde duermas
profunda y alta,
y de la muerte seas librada,
mitad del mar yo canto:
-¡Gracias, gracias!

Para mandarte
oro en la ráfaga, y
hacer metal mi
bocanada,
y crearte ángeles
de una palabra,
canto vuelta al Oeste:
-¡Gracias, gracias!
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Contra la muerte

Gonzalo Rojas

Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa. No
quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
Prefiero ser de piedra, estar oscuro,
a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír
a diestra y a siniestra con tal de prosperar en mi negocio.

No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad en


mitad de la calle y hacia todos los vientos:
la verdad de estar vivo, únicamente vivo,
con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.

¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas a la
velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos
con volar más allá del infinito
si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir fuera del
tiempo oscuro?

Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.


Pero respiro, y como, y hasta duermo
pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme
de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.

No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser, pero


no puedo ver cajones y cajones
pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto llenos de
algo, rellenos de algo, no puedo ver todavía
caliente la sangre en los cajones.

Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro


la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento de
abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,
porque yo mismo soy una cabeza inútil
lista para cortar, por no entender qué es eso de
esperar otro mundo de este mundo.

Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río de ir a


buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol en
la gracia del aire, eternamente.
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La caricia perdida

Alfonsina Storni

Se me va de los dedos la caricia sin causa,


se me va de los dedos... En el viento, al pasar, la
caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita, pude


amar al primero que acertara a llegar. Nadie llega.
Están solos los floridos senderos. La caricia
perdida, rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero, si


estremece las ramas un dulce suspirar, si te
oprime los dedos una mano pequeña que te
toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa, si es


el aire quien teje la ilusión de besar, oh, viajero,
que tienes como el cielo los ojos, en el viento
fundida, ¿me reconocerás?
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Antes del odio

Miguel Hernández
Beso soy, sombra con sombra. Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado, corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia, pero sed alrededor.

Corazón en una copa donde me la bebo yo, y no se lo bebe nadie, nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio sólo por amor!

No es posible acariciarte con las manos que me dio el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor. Varias alas, varios vuelos abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido, pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado, sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba


y yo abajo siempre, amor, sin otra luz que estas ansias, sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado, escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla más súbita, más feroz, comiendo pan y cuchillo como buen
trabajador
y a veces cuchillo sólo, sólo por amor.

Todo lo que significa golondrinas, ascensión, claridad, anchura, aire, decidido espacio, sol,
horizonte aleteante, sepultado en un rincón. Espesura, mar, desierto, sangre, monte
rodador, libertades de mi alma clamorosas de pasión, desfilando por mi cuerpo, donde no
se quedan, no, pero donde se despliegan, sólo por amor.

Porque dentro de la triste guirnalda del eslabón, del sabor a carcelero constante y a
paredón,
y a precipicio en acecho, alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre, sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre. No podrán atarme. no.


Este mundo de cadenas me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa ?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo en tus brazos mi prisión, en tus brazos donde late la libertad de los
dos.
Libre soy, siénteme libre. Sólo por amor.
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La muerte necia

Carmen Martín Gaite

Se me ha gastado el día, atropelladamente


en idas y venidas, en gestos y recados
que al hacerlos juzgaba. necesarios.

Desperdiciado, débil y oscilante, el número equis ene de mis días


era un cabo de vela
y afuera lucía el sol de la mañana.

El sol se hunde en silencio y sopla las bujías


y se envuelve en su manto como un rey.

El número equis ene de mis días


murió de muerte necia.

Ahora lo estoy llorando cuando veo a las nubes ponerse un traje grana para morir también.

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Me sobra el corazón

Miguel Hernández

Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,


hoy estoy para penas solamente, hoy
no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón y
ponerlo debajo de un zapato.

Hoy reverdece aquella espina seca,


hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.

No puedo con mi estrella.


Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué, mi


corazón escribiría una postrera carta, una
carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos, y
ahí te quedas, al mundo le diría.

Yo nací en mala luna.


Tengo la pena de una sola pena que
vale más que toda la alegría.
Un amor me ha dejado con los brazos caídos y
no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?

Cuanto más me contemplo más me aflijo:


cortar este dolor ¿con qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.

Me sobra corazón. Hoy,

descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres, y
por el más, también el más amargo.

No sé por qué, no sé por qué ni cómo


me perdono la vida cada día.
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Contacto externo

Vicente Huidobro

Mis ojos de plaza pública


Mis ojos de silencio y de desierto El
dulce tumulto interno
La soledad que se despierta
Cuando el perfume se separa de las flores y emprende el viaje Y el
río del alma largo largo
Que no dice más ni tiempo ni espacio

Un día vendrá ha venido ya


La selva forma una sustancia prodigiosa La
luna tose
El mar desciende de su coche Un
jour viendra est déjà venu
Y Yo no digo más ni primavera ni invierno

Hay que saltar del corazón al mundo


Hay que construir un poco de infinito para el hombre

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Las ciudades

Vicente Huidobro

En las ciudades
Hablan
Hablan
Pero nadie dice nada

La tierra desnuda aún rueda Y


hasta las piedras gritan

Soldados vestidos de nubes azules


El cielo envejece entre las manos Y
la canción en la trinchera

Los trenes se alejan por sobre cuerdas paralelas

Lloran en todas las estaciones El

primer muerto ha sido un poeta


Se vio escapar un pájaro de su herida
El aeroplano blanco de nieve
Gruñe entre las palomas del atardecer

Un día
se había perdido en el humo de los cigarros

Nublados de las usinas Nublados del cielo


Es un espejismo

Las heridas de los aviadores sangran en todas las estrellas Un

grito de angustia
Se ahogó en medio de la bruma Y
un niño arrodillado
Alza las manos

TODAS LAS MADRES DEL MUNDO LLORAN

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WALKING AROUND
Pablo Neruda

SUCEDE que me canso de ser hombre. de subterráneo solo, de bodega con muertos
Sucede que entro en las sastrerías y en los ateridos, muriéndome de pena.
cines
marchito, impenetrable, como un cisne de Por eso el día lunes arde como el petróleo
fieltro cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
navegando en un agua de origen y ceniza. y aúlla en su transcurso como una rueda
herida,
El olor de las peluquerías me hace llorar a y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas
lana, casas húmedas,
sólo quiero no ver establecimientos ni a hospitales donde los huesos salen por la
jardines, ventana,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra. Hay pájaros de color de azufre y horribles
Sucede que me canso de ser hombre. intestinos
colgando de las puertas de las casas que
Sin embargo sería delicioso odio,
asustar a un notario con un lirio cortado hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
o dar muerte a una monja con un golpe de hay espejos
oreja. que debieran haber llorado de vergüenza y
Sería bello espanto,
ir por las calles con un cuchillo verde hay paraguas en todas partes, y venenos, y
y dando gritos hasta morir de frío. ombligos.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
vacilante, extendido, tiritando de sueño, con furia, con olvido,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día. y patios donde hay ropas colgadas de un
alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
No quiero para mí tantas desgracias. lentas lágrimas sucias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,

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