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Historia de la filosofía siglo XX 05/IV/2019

«Los griegos no disponían de un término único para expresar lo que nosotros entendemos con
la palabra vida. Se servían de dos términos semántica y morfológicamente distintos, aunque
reconducibles a un étimo común: zoé, que expresaba el simple hecho de vivir, común a todos
los seres vivos (animales, hombres o dioses) y bíos, que indicaba la forma o manera de vivir
propia de un individuo o un grupo». Giorgio Agamben, Homo sacer

«La pareja categorial fundamental de la política occidental no es la de amigo-enemigo, sino


la de nuda vida-existencia política, zoé-bíos, exclusión-inclusión. Hay política porque el
hombre es el ser vivo que, en el lenguaje, separa la propia nuda vida y la opone a sí mismo,
y, al mismo tiempo, se mantiene en relación con ella en una exclusión inclusiva». Giorgio
Agamben, Homo sacer.

«En realidad, la condición del esclavo no es sino la punta más visible de todo un
mecanismo de disciplina social, que funciona precisamente por medio del continuo
desplazamiento de los umbrales categoriales que definen o producen el estatus de todos
los seres vivientes. Consecuencia de esto es el perpetuo movimiento de oscilación entre
los extremos de la persona y la cosa, que hace de una a la vez lo opuesto y el trasfondo
de la otro, no solo en el sentido general de que la definición del hombre-persona surge en
negativo de la del hombre-cosa, sino en el sentido más acabado de que ser plenamente
persona significa mantener o empujar a otros individuos vivientes hacia los límites de la
cosa». Roberto Esposito, Tercera persona.

«Para ser su propietaria, la persona no puede coincidir con su propio cuerpo; incluso es
cualificada justamente por la distancia que la separa de él. Si se hace referencia a la
corriente bioética dentro de la tradición liberal, se reencuentra, impulsada hasta sus
últimas consecuencias, la antigua separación romana entre persona y homo: tanto para
Hugo Engelhardt como para Peter Singer, no todos los seres humanos son personas, y no
todas las personas son seres humanos. De aquí la consiguiente gradación, o degradación,
entre persona plena, semipersona, no-persona y antipersona, representadas
respectivamente por el adulto, el infante o el viejo desvalido, el enfermo irrecuperable y
el loco. (…) La maquinaria que decide sobre la persona marca la diferencia última entre
aquello que debe vivir y aquello que puede legítimamente ser rechazado hacia la muerte».
Roberto Esposito, Tercera persona.

***
«La pregunta correcta con respecto a los horrores cometidos en los campos no es, por
consiguiente, aquella que inquiere hipócritamente cómo fue posible cometer delitos tan
atroces en relación con seres humanos; sería más honesto, y sobre todo, más útil, indagar
atentamente acerca de los procedimientos jurídicos y los dispositivos políticos que hicieron
posible llegar a privar tan completamente de sus derechos y de sus prerrogativas a unos seres
humanos, hasta el extremo de que el llevar a cabo cualquier acción contra ellos no se
considerara ya como un delito (en este punto, en efecto, todo se había hecho verdaderamente
posible)». Giorgio Agamben, Medios sin fin.

«Pero, a su vez, esa biologización del derecho es resultado de una previa juridización de la
vida: solo de una decisión jurídica podían surgir la subdivisión del bíos humano en zonas de
diferente valor. Justamente de esta continua confusión entre causa y consecuencia,
motivación y resultado, obtuvo la maquinaria biopolítica del nazismo su más poderoso efecto
mortífero. Para que la vida pudiera constituir la referencia objetiva, concreta, facticia, del
derecho, debía estar previamente normativizada con arreglo a precisas cesuras jurídico-
políticas». Roberto Esposito, Bíos.

«Es lógicamente imposible pensar en extender un derecho a todos sin a la vez vaciarlo de
sentido en cuanto derecho. En este caso –si fuera de todos– ya no sería siquiera advertido
como tal. Sin ser propio de nadie, ya no sería un derecho: a lo sumo un “hecho”. Perdería esa
facultad que diferencia a aquel que lo posee respecto de la situación de quienes están privados
de él: su significado, precisamente inmunitario, de privilegio o índole privado. ¿Cómo hacer
común lo que por esencia es privado? ¿O cómo compartir un privilegio sin perderlo?»
Roberto Esposito, Immunitas.

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