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669-683
ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG
En los últimos años se está asistiendo a un interés creciente por conocer nuevas y
alternativas funciones del Cerebelo además de las motoras clásicamente establecidas.
Este interés se ve reflejado en la ingente cantidad de trabajos que tanto a nivel experi-
mental como clínico intentan delimitar esas funciones. Mención especial merecen los es-
tudios que intentan comprobar la participación del Cerebelo en funciones superiores y,
en particular, en aprendizaje y memoria. La revisión de estas funciones no motoras lle-
va a plantearse la posibilidad de que el Cerebelo, tal y como su nombre indica, sea real-
mente “un pequeño cerebro”.
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FUNCIONES NO MOTORAS DEL CEREBELO
ello (Decety et al., 1990; Petersen y Fiez, Arndt, 1995). En una revisión reciente,
1993; Molchan, Sunderland, McIntosh, y Daum y Ackermann (1995) concluyen que
Herscovitch, 1994; Jenkins y Frackowiak, no pueden establecerse relaciones estre-
1993). Estos estudios han puesto de mani- chas entre los cambios morfológicos sufri-
fiesto la probable intervención del Cerebe- dos por el Cerebelo y al menos algunos de
lo en funciones superiores comprobándose estos procesos psicopatológicos.
cómo tras lesiones cerebelares aparecen En cualquier caso, estos estudios son
dificultades en la realización de operacio- un buen ejemplo de cómo la participación
nes espaciales y constructivas (Wallesch y del Cerebelo en funciones no motoras es
Horn, 1990; Atting, Botez, Hublet, Ver- un tema de actualidad. De hecho, las ca-
vonck, Jacquy y Capon, 1991; Botez-Mar- racterísticas de algunas de las incapacida-
quard y Botez, 1993; Lalonde, 1994a), en des mostradas por los pacientes cerebe-
la planificación y programación de las ac- lares han llevado a algunos autores a pro-
tividades diarias (Botez, 1992), en el cam- poner que en el Cerebelo podría producir-
bio rápido y voluntario de atención selec- se un síndrome similar al parietal o al
tiva entre modalidades sensoriales (Aks- frontal (Botez-Marquard y Botez, 1993;
hoomff y Courchesne, 1992 y 1994), en Botez, 1993). Se apoyan para ello en las
lenguaje (Leiner, Leiner y Dow, 1989 y conexiones anatómicas que se establecen
1993), en juzgar y en ejecutar intervalos entre todas estas zonas (Leiner et al.,
de tiempo (Ivry y Keele, 1989; Ivry y Bal- 1989; Middleton y Strick, 1994).
do, 1992) y, en fin, en diversos procesos De igual manera, y en el caso del len-
de aprendizaje y memoria cuyo estudio guaje, la participación del Cerebelo, com-
analizaremos más adelante. probada mediante PET (Petersen y Fiez,
Deben mencionarse asimismo las re- 1993; Raichle et al., 1994), es explicada
percusiones de diversa índole que se ob- en función del desarrollo evolutivo que
servan en el Cerebelo tras la aparición de han experimentado las zonas filogenética-
determinadas patologías clínicas. Así, por mente más recientes. La expansión de los
ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer hemisferios cerebelares y del núcleo Den-
se ha constatado la presencia de placas tado en el hombre estaría, según esta teo-
amiloides en esta estructura (ver Sch- ría, relacionada con el desarrollo del len-
mahmann, 1991). De igual modo, algunos guaje humano y, en concreto, sería el cir-
autores han apreciado anomalías en los he- cuito establecido entre el núcleo de la Oli-
misferios y el vermis de pacientes autistas va Inferior - núcleo Dentado - núcleo Ro-
relacionando los déficits cognitivos (aten- jo - núcleo de la Oliva Inferior uno de los
cionales, por ejemplo) de estos pacientes a responsables del proceso cognitivo de re-
una hipoplasia cerebelar (Murakami, conocimiento de palabras y, en particular,
Courchesne, Press, Yeung-Courchesne y del proceso motor de expresión (Leiner et
Hesselink, 1989; Couchesne, Townsend y al., 1993). En esta misma línea se incluyen
Saitoh, 1995). Sin embargo, y también con las observaciones realizadas en pacientes
respecto al autismo, no todos los estudios con el Síndrome de Williams, caracteriza-
han podido confirmar la existencia de da- do por la presencia de retraso mental que
ño en estructuras de la fosa posterior in- contrasta con un lenguaje especialmente
cluyendo al Cerebelo (Kleiman, Neff y preservado así como por su facilidad en el
Rosman, 1992), o por el contrario, han re- establecimiento de relaciones sociales. Es-
lacionado la hipoplasia neocerebelar con tas características, que parecen el reverso
un déficit intelectual general (Piven y del autismo, han llevado a algunos autores
resultan esenciales para la adquisición es- sibilidad de que el efecto de las lesiones
pecífica de una modalidad concreta de del Núcleo Interpósito pueda reducirse a
AAG denominada a Corto Plazo o concu- un simple defecto en la ejecución de la RC
rrente. (Steinmetz, Logue y Steinmetz, 1992; Iv-
Sin embargo, han surgido dudas acer- kovich, Lockard y Thompson, 1993; Kru-
ca de la exclusividad del Cerebelo como pa y Thompson, 1995).
estructura esencial y suficiente en el con- Otra explicación alternativa a los dis-
dicionamiento. En ese sentido, se ha pares resultados encontrados tras el blo-
comprobado que animales descerebela- queo de los núcleos profundos sería que el
dos son capaces de manifestar RCs en al- aprendizaje pudo haber tenido lugar en la
gún grado (Kelly, Zuo y Bloedel, 1990) al corteza y que, una vez recuperada la nor-
igual que ocurre con pacientes con dege- malidad de los núcleos, el aprendizaje ya
neración cerebelar (Topka, Vall-Sole, establecido, no tendría ninguna dificultad
Massaquoi y Hallett, 1993) o con ratones en manifestarse. El siguiente apartado
con degeneración del sistema olivocere- analiza esta posibilidad.
belar que sin embargo retienen capacida-
des para el aprendizaje motor (Lalonde, Corteza versus núcleos cerebelares
1994b). Una de las controversias aún no resuel-
En esta misma línea, Welsh y Harvey ta es la relativa a la participación de la cor-
(1991) han demostrado que la desactiva- teza cerebelar en el CC de la membrana
ción reversible del Interpósito no impide nictitante. Esta polémica es debida en par-
una normal adquisición de la respuesta ticular a las discrepancias de los resulta-
condicionada, si bien ésta no se manifies- dos del laboratorio de Yeo y colaboradores
ta durante la inactividad celular. Estos re- y el grupo de Thompson. Así, lesiones res-
sultados les permiten afirmar que el Inter- tringidas al lóbulo simplex (lóbulo HVI)
pósito sería necesario solamente para la realizadas en el laboratorio de Yeo consi-
expresión motora de la RC y no para la ad- guen eliminar las RCs e impedir su read-
quisición ni la retención y que, por tanto, quisición, datos que Thompson y colabo-
el Cerebelo participaría tan sólo en la re- radores, sin embargo, no consiguen repro-
gulación de centros motores situados en el ducir (McCormick y Thompson, 1984; ver
tronco cerebral (Harvey, Welsh, Yeo y Ro- revisiones en Glickstein, 1992 y Thomp-
mano, 1993; Bracha, Webster, Winters, Ir- son y Krupa, 1994).
win y Bloedel, 1994). En la actualidad, y a pesar de las dis-
Sin embargo, lesiones reversibles reali- crepancias iniciales, se ha producido un
zadas en el Núcleo Interpósito con lidoca- cierto consenso acerca del efecto de las le-
ína (Nordholm, Thompson, Dersarkissian siones corticales en el condicionamiento
y Thompson, 1993), con muscimol (Kru- parpebral. Así, lesiones limitadas a HVI
pa, Thompson y Thompson, 1993) o con causan un daño variable en la RC (Yeo y
enfriamiento (Clark, Zhang y Lavond, Hardiman, 1992) que se incrementa con
1992) han fracasado sistemáticamente a la lesiones más amplias que incluyen HVI,
hora de reproducir los resultados de Welsh Crus I, Crus II y lóbulo paramediano (Pe-
y Harvey. Thompson y sus colaboradores rrett y Mauk, 1995). Sin embargo, la read-
han ofrecido varias explicaciones (dosis y quisición del condicionamiento tras lesio-
producto utilizado, transferencia del nes corticales se puede lograr frecuente-
aprendizaje, etc) a resultados tan diversos mente (Clark y Lavond, 1994). Reciente-
y han contestado específicamente a la po- mente se han comparado los efectos de le-
cias significativas. Igualmente, también bal y visual, a corto y a largo plazo (Brac-
debe mencionarse como muestra de excep- ke-Tolkmitt et al., 1989; Wallesch y Horn,
ción otro trabajo de Logan y Grafton 1990; Appollonio et al., 1993; Canavan et
(1995) que encuentran una actividad in- al., 1994).
crementada del Cerebelo en relación al Teniendo en cuenta los estudios ante-
aprendizaje, frente al resto de autores riores y nuestros propios datos (Mediavi-
mencionados que observan un decremento lla, 1995), podría proponerse que el Cere-
en dicha actividad. belo puede ser necesario en los procesos
de adquisición de determinados tipos de
Memoria aprendizaje pero que probablemente no
Las distintas lesiones efectuadas en la sea responsable del mantenimiento o al-
zona Interpósito-Dentado por Thompson y macenamiento a largo plazo de todas las
asociados impiden tanto la adquisición co- modalidades de tareas implícitas aprendi-
mo la recuperación de las respuestas con- das, algunas de las cuales podrían requerir
dicionadas incluso diez meses después de otras estructuras del sistema nervioso. En
la lesión y tras un entrenamiento intensivo esta misma línea parecen apuntar los dis-
(Steinmetz, et al., 1992). Todos estos datos tintos estudios con PET. En nuestra opi-
les llevan a concluir que la formación de la nión, dichos trabajos (Raichle et al., 1994;
memoria del condicionamiento parpebral Jenkins y Frackowiak, 1993; Molchan et
es sólo posible en el Cerebelo. al., 1994) muestran en general un aumento
Otros autores creen, por el contrario, que de la actividad del Cerebelo mientras el
el Núcleo Interpósito podría resultar esen- sujeto está aprendiendo, pero dicha acti-
cial para la adquisición de un aprendizaje vación desaparece cuando el aprendizaje
asociativo pero no lo sería para la retención se ha establecido .
del mismo (Marchetti-Gauthier et al., 1990) En resumen, puede decirse que, salvo
y que el Cerebelo podría participar en el excepciones (Glickstein, 1993), existe un
proceso de consolidación pero no en el al- acuerdo general en atribuir al Cerebelo
macenamiento de la memoria (Guillaumin, funciones mentales complejas pero tam-
Dahhaoui y Caston, 1991). En otras pala- bién es patente la necesidad de esfuerzos
bras, el Cerebelo, según estos autores, po- adicionales que permitan proponer tareas
dría formar parte de un sistema distribuido complejas adecuadas que pongan de mani-
necesario para el aprendizaje pero depen- fiesto los procesos en los que participa el
diendo de la tarea a aprender el cambio Cerebelo y la manera en que lo hace. En
plástico ocurriría en uno u otro lugar de ese cualquier caso, son cada vez más numero-
sistema (Bloedel y Bracha, 1995). sas las evidencias que apoyan la conside-
De acuerdo con los datos obtenidos en ración del Cerebelo como una “máquina
pacientes con lesiones cerebelares puede de aprender”, tal y como lo definen las te-
afirmarse que son varios los estudios que orías ya clásicas (Marr, 1969; Eccles,
han observado en estos pacientes niveles 1977), una función que podría servir para
comportamentales semejantes a los nor- todo tipo de control neural, autonómico,
males, e incluso superiores, y ello en prue- motor o mental (verbal y no verbal) (Ito,
bas de memoria, explícita e implícita, ver- 1993a).
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