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Ciclo Patagonídico

Podemos definir “ciclo orogénico” como una secuencia de acontecimientos que conducen a la
formación de un relieve. Cada ciclo orogénico comprende tres fases: una fase inicial de
sedimentación, seguida de una fase orogénica, u orogénesis, que es la de máxima actividad
tectónica y finalmente una fase erosiva. La base de cada ciclo viene marcada por discordancias
mayores.

Los diferentes ciclos orogénicos reconocidos en nuestro país son presentados de forma sintética
en la Figura 1, donde se ilustran las principales cadenas montañosas presentes (figura 1a) y
pasadas (figura 1b).

Figura 1. Principales sistemas orogénicos desarrollados en la Argentina: a)


Área abarcada por la orogenia ándica; b) Principales relictos de las orogenias
preándicas (basado en Keidel 1921; Windhausen 1931; Groeber 1938 y
Ramos 1989.)
Nos vamos a remitir a la breve descripción del Ciclo Patagonídico, durante el mismo parte de la
región austral y norte de la Patagonia, así como Tierra del fuego, sufrieron un importante
evento de deformación durante el Cretácico. Este evento llevo a la formación de los
Patagónides, así definidos por Keidel (1921), Windhausen (1931) y Groeber (1938).

Tiene su máxima expresión en la Cordillera Fueguina (Caminos et al., 1981) y en la región


insular adyacente al este del cabo de Hornos (Ramos et al., 1986).

Hacia el norte, las evidencias de deformación van disminuyendo con la desaparición paulatina
de la cuenca marginal de trasarco de las Rocas Verdes. Al norte de los 50º S no hay más
evidencias de rocas cretácicas inferiores con una importante deformación penetrativa como se
observa en las rocas sedimentarias, principalmente turbidíticas asociadas a depósitos pelágicos
en la región del canal de Beagle en Tierra del Fuego y al oeste de Puerto Natales en la Cordillera
de Sarmiento en Chile. En estas regiones se observan asociados a estas rocas complejos
ofiolíticos desmembrados (Stern y de Witt, 1980; Caminos et al., 1981)

En la Cordillera Patagónica, tanto en su segmentos septentrional como austral, el ciclo


patagonídico está representado por la deformación asociada al emplazamiento del Batolito
Patagónico que tuvo su clímax alrededor de los 98+- 4Ma. (Ramos et al., 1982).

Ciclo extensional Patagonídico (cretácico)

La región de retroarco estuvo controlada por procesos extensionales, estrechamente ligados


con la apertura del Atlántico sur, precedida por los importantes sistemas de rift gondwanicos
(Triásico-Jurásico).

La extensión patagonídica se observa en primer lugar en las cuencas aulacogénicas de la


plataforma continental, tanto como en los sistemas de hemigrábenes ampliamente
desarrollados en forma conjunta con el margen (Ramos, 1996)

Los sistemas más desarrollados comprenden a la cuenca de Paraná, con importantes efusiones
basálticas asociadas probablemente a un punto caliente. Hacia el oeste el factor de estiramiento
es más reducido, predominan basaltos alcalinos y peralcalinos con mucho menor volumen y
extensión areal. A este evento pertenecen las diferentes cuencas de rift representadas en el
Grupo Salta.

En el sector de la Puna oriental y la región de la Cordillera Oriental adyacente, estos eventos


extensionales están asociados al emplazamiento de granitoides de intraplaca (Galliski y
Viramonte, 1988) y a carbonatitas de reducida extensión areal.

En el sector patagónico se desarrollan una serie de cuencas extensionales entre las que se
destacan el rift de Cañadón Asfalto, el rift transversal al margen de la cuenca del Golfo de San
Jorge y el engolfamiento de rio Mayo.

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