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Te vi en una película llegada de Inglaterra.

Te vi en una película llegada de Inglaterra, al político dúplice, al literato críptico,


con la versión británica respecto a nuestra guerra. al abogado cómplice, al ideólogo elíptico;
No importa la película, pues haré referencia al funcionario escéptico, al mendaz catedrático,
de su extensión tan solo a una breve secuencia. al ámbito soviético y al mundo democrático;

El general Menéndez (la historia ha de juzgarlo) al Este y al Oeste, al Imperio británico,


ya resigno su sable, sin llegar a empuñarlo. las Naciones Unidas y su estatuto orgánico;
Bajo el cielo plomizo, bajo custodia armada, a la Comunidad Mercantil Europea,
avanza una columna para ser embarcada. a cada voto adverso emitido en la OEA;

Marchan nuestros soldados arrastrando las botas, al modo como actuaron los norteamericanos,
envueltos en sus mantas, masticando derrotas. a las ligas que agitan los derechos humanos.
Y marchabas con ellos, en el extremo izquierdo Celebro combatiente, tu gesto simple y gráfico,
de una fila marchabas, según lo que recuerdo. tu rotundo ademán, docente y pornográfico.

Caminabas a largas zancadas desparejas Tu gesto dirigido hacia todos los vientos,
y llevabas el casco metido hasta las cejas; que involucra, no obstante, opuestos sentimientos.
los dientes apretados, el ceño de tormenta, Pues implica un arranque de gratitud primaria
tu bigote era hoguera despeinada y violenta. que puede establecerse por deducción contraria.
(Bigotes colorados de bárbaro insepulto;
bigotazos propicios al alcohol y al insulto) Tu repudio, en efecto, también es expresión
Caminabas con largas zancadas insolentes; de afecto para quienes te dieron su adhesión.
las cámaras siguieron tu paso con sus lentes. Expresión paradójica de afecto transitivo,
abrazo recatado, tangencial, primitivo.
Caminabas ajeno a tales circunstancias,
la mirada sombría perdida en las distancias. Escueta acción de gracias al pueblo solidario
Al frente la mirada y en los tímpanos ecos y al generoso impulso de cada voluntario,
de cien mil estampidos, repetidos y secos. y a cada escarapela que adornó una solapa,
y a cada plaza llena que animó nuestro mapa.
Sin embargo, de pronto, después de haber pasado
delante de las cámaras, feroz y ensimismado, Al aporte entregado en la colecta pública,
reparaste en el rol, el rol involuntario, a la emoción patriótica de toda la República;
que protagonizabas para el bando adversario. a los tantos rosarios desgranados en coro,
pidiendo la victoria o una paz con decoro;
Desandaste lo andado y altivo, compadrón,
te plantaste delante de la televisión. a la voz espontánea, diferente y genérica,
Registró el celuloide tu estampa socarrona, de apoyo que elevaron las naciones de América;
con los brazos en jarras, la sonrisa burlona. al piloto esforzado y al marino cabal;
al conscripto, al gendarme, al cabo, al oficial
Tus bigotes de lacre, a la sombra del casco,
dibujan un visaje de humor, de bronca, de asco. que supieron cumplir su deber de soldados
Entonces, lentamente, cincelaste en un gesto en aquellos lejanos parajes desolados;
la actitud inequívoca de quién conserva resto. al jovial camarada que sesgó la metralla;
a la sangre fraterna derramada en batalla.
Fue el tuyo un admirable corte de manga clásico,
planetario, domestico, académico y básico. Por estas y otras cosas que tu gesto delata,
Fue un gran corte de manga, armonioso, directo, lo celebro, guerrero del bigote escarlata.
superlativo, homérico, delicioso, perfecto, Celebro tu ademán, celebro tu talante,
celebro el alegato inscripto en tu desplante.
sublime, cosmogónico, excelso, escatológico,
musical, metafísico, ejemplar, pedagógico. Y propongo que el bronce conserve en alegórico
Te agradezco, soldado, tu arrebato atrevido, monumento tu gesto, canyengue y metafórico.
aunque ignore tu nombre e ignore tu apellido. Tu brazo proyectado en trunca trayectoria
nos estará indicando el rumbo de la historia.
Ni siquiera llevabas distintivo ninguno,
anónimo guerrero del sarcasmo oportuno. Con su órbita inconclusa, tu antebrazo ascendente,
Agradezco tu gesto repentino y audaz, dirá de la existencia de un asunto pendiente.
agradezco tu gesto patriótico y procaz. Plástico y elocuente, tu ademán detenido
gritará que la guerra no es asunto concluido.
Simbólico exabrupto, dirigido tal vez
no solo al enemigo, al vencedor inglés, Pues allí, circundadas por espuma revuelta,
sino a la cobardía de aquel jefe prudente Las Malvinas esperan, esperan nuestra vuelta.
que jamás ocupó su lugar en el frente; Y tu corte de manga señalará el camino
que nos lleve otra vez hasta Puerto Argentino.
al superior cobarde y al gobernante inepto;
al calculo fallido y al errado concepto;
al cauto periodista que retaceó su aliento; Juan Luis Gallardo
al especulador que aprovechó el momento;

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