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cional. Del mismo modo, tampoco [los necesitamos] para las operaciones
meritorias, porque Dios las obra en nosotros; [así se dice] en Filipenses II,
13: "[Dios] quien obra en nosotros el querer y el hacer según Su buena vo
luntad". Por lo tanto, de ningún modo las virtudes son hábitos.
12. Además, todo agente [que actúa] conform e a una forma, siempre
obra según la exigencia de aquella forma, como lo caliente siempre obra ca
lentando. Por consiguiente, si hay en la mente alguna forma habitual que
sea llamada virtud, será necesario que el que posee la virtud obre según
ella. Lo cual es falso, porque de esta manera cualquiera que poseyera la vir
tud estaría firmemente asentado en ella. Por lo tanto, las virtudes no son
hábitos.
13. Además, los hábitos están en las potencias para esto: para otorgar
les la facilidad de operar. Pero según parece, para los actos de las virtudes
no necesitamos de algo que proporcione la facilidad. En efecto, dependen
ante todo de la elección y de la volición13; y nada es más fácil que aquello
que se determina por la voluntad. Por lo tanto, las virtudes no son hábitos.
14. Además, el efecto no puede ser más noble que su causa. Pero si la
virtud es hábito, será causa del acto, que es más noble que el hábito. Por lo
tanto, no parece apropiado que la virtud sea hábito.
15. Además, el medio y los extremos son del mismo género. Pero la vir
tud moral es medio entre pasiones14; ahora bien, las pasiones pertenecen al
género de los actos. Por lo tanto, [las virtudes no son hábitos].
13 En lo que atañe a la traducción del término " voluntas" en la formulación del pasaje: "in
electione et volúntate", comparto la interpretación de J. Reid al verter dicho término como: vo-
lition -cfr. St Thomas Aquinas on The virtues (in general), Providence, Rhode Island, 1951, 3 -,
pues en el texto de De Virt que nos ocupa " voluntas" no designa la potencia del alma sino su
acto. Tomás de Aquino asigna este mismo sentido que aquí confiero al término en cuestión y
justifica el empleo de la significación mentada en STh I-II q8 a l ad l, cuando dice: "el mismo
apetito actual del bien se llama 'voluntad' -voluntas-, en tanto que designa el acto de la vo
luntad". En relación al sentido del texto, cabe indicar que en él se hace referencia a actos que,
en cuanto presuponen la elección, proceden de la voluntad. Tomás de Aquino examina la na
turaleza de la elección en STh I-II q l3 al c., donde sostiene que tal acto -que supone el papel
de la inteligencia y de la voluntad bajo distintos respectos- se consuma a través de"cierto
movimiento del alma hada el bien que se elige".
14
Cfr. De Virt a l 13 c.
B^Si las virtudes son hábitos
m
POR EL CONTRARIO
Según A g u stín , la v irtu d es una buena cualidad de la mente1516.
cielo21, es por causa de su operación, com o por su fin p ró xim o-, cada cosa
es buena en cuanto tiene un orden acabado respecto de su fin. Por ello la
virtud hace bueno al que la posee y vuelve bu ena su obra, com o se dice en
Etica II22; y de esta m anera tam bién es m anifiesto que [la virtud] es la dis
posición de lo perfecto para lo óptim o, com o se dice en M etafísica VII23245*.
Y todas estas [determinaciones] convienen a la virtud de cualquier cosa.
Pues la virtud del caballo es la que lo hace bueno, y [hace buena] su obra;
de un modo sem ejante la virtud de la piedra, del hom bre, o de cualquier
28 La expresión de
esencia: intelecto y voluntad, y las que lo son por
ble-en el hom bre-; cfr. una exposición más detenida de Tomás acercflSrejMHfcfiKsa j
cias que participan de la razón, en STh I-II q50 a3 c.; y, asimismo, lo desarrollado
tema en "Estudio prelim inar", III. 2.
29 Cfr. acerca d ^ | diferencia entre el hábito y la pasión, eiB ü stu d io prelim inar", III. 3, lo
lo e x f ^ ^ B sobre l a ^ ^ ^ ^ ^ H e cualidad.
Esto es, al m odo del hábito, cfr. acerca de la naturaleza del mismo: "Estudio preliminar",
cosas naturales, S o que son hábit<HEffifws), por los que alguien puede
obrar cuando quiera c ^ H d ic e el Comentador33 en Del alma ID34. Asimismo
Agustín sostiene en el libro Del bierm nyugal35, que el hábito es por lo que
alguien obra, cuando llega
Por lo tanto, resulta así manifiesto que las virtudes son hábitos36. Y de
qué modo los hábitos se diferencian de la segunda y de la tercera especie
de cualidad, y de qué modo, por otra parte, se diferencian de la cuarta, es
cosa clara, pues la figura no implica orden al acto en cuanto a lo que es en
s í37.
Conforme a esto [que sigue] también puede hacerse manifiesto que ne
cesitamos de los hábitos de las virtudes para tres cosas.
forzada por la form a hapitual recibida a actuar del mismo modo; sino que
puede actuar o no actuar56.
13. A LO D ECIM O TERCERO H ha de decir que aquellas cosas que de
penden de la sola elección es fácil que se hagan de cualquier modo; pero
que se realicen del m odo debido, a saber, rápida, firme y deleitablemente,
esto no es fácil. D e apí que necesitem os para esto de los hábitos de las vir
tudes.