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El inicio del Sermón de la Montaña cita que serán bienaventurados los pobres de espíritu,
debido a que es el fundamento del resto de las bienaventuranzas y de la vida cristiana.
La palabra pobre escrita en este el sermón proviene del griego ptojos, que se refiere
al mendigo o a la pobreza paupérrima, este significado es el que usamos día a día en la vida
cotidiana como un calificativo para tildar a quienes no tienen recursos para poder subsistir
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, se puede pensar que serán bienaventurados los que
mendigan o los que tienen un espíritu pobre.
Cuando una persona está llena de soberbia, es orgullosa, se cree superior a los demás, y
posee una falsa humildad, siendo pobre o rico materialmente, no es un pobre de espíritu.
Jesucristo con esto se refiere, más bien, a una aptitud de pobreza en el espíritu, que va
acompañada del desapego a lo material y la apertura a lo espiritual, en otras palabras,
es la humildad que se lleva en el corazón.
¿QUÉ SIGNIFICA SER POBRES DE ESPÍRITU?
El Nuevo Testamento manifiesta que la mayor riqueza proviene de nuestro interior,
porque la felicidad no depende de las circunstancias exteriores sino de nuestro fuero interno.
Entonces los pobres de espíritu son los que se han convencido de su necesidad espiritual,
quebrantan el orgullo, y comienzan a clamar desde el fondo de su corazón contrito que no
tienen nada y que todo, absolutamente todo, se lo deben a Dios.
Son bienaventurados los pobres de espíritu porque con humildad reconocen sus flaquezas
y aceptan la ayuda de Dios.
Dios alienta y hace bienaventurados los pobres en espíritu llenándolos de su gracia en la
vida terrenal y a futuro disfrutaran de los dones preciados porque de ellos será el reino de
los cielos.
El llanto es una respuesta natural que surge para expresar alguna emoción, ya bien sea
por dolor, tristeza o pérdida, y socialmente es visto como un signo de debilidad, pero
incluso se puede llorar de felicidad, que de acuerdo a los valores sociales se vincula con
un triunfo.
Esta bienaventuranza se relaciona con un atributo del ser humano que brota como
respuesta de la condición de pobreza espiritual, en la cual con el corazón humillado se
recibe el perdón de los pecados y la consolación de Dios.
Jesucristo dijo bienaventurados los mansos, mientras que en nuestro mundo se cataloga
a un manso como una persona con carácter débil, que no tiene autoridad, que le falta
liderazgo e inclusive poco productiva.
Ante tales circunstancias de la vida cotidiana ¿cómo puede un manso enfrentarse a las
injusticias de este mundo y ser feliz?
¿CÓMO SON BIENAVENTURADOS LOS MANSOS?
En esta bienaventuranza se hace mención de dos deseos naturales como son el hambre y
la sed, necesidades que juntas expresan una terrible avidez de justicia en el alma que
parece insaciable, y que solo es solventada con lo espiritual.
La palabra justicia significa la virtud que hace dar a cada cual lo que le pertenece
equitativamente, también representa un derecho ético o moral, pero desde el punto de
vista religioso, la justicia es la santidad, la fidelidad y la conformidad en el cumplimiento
de los mandamientos de Dios.
Cuando Jesucristo dice bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, se
refiere a aquellos que claman por una justicia divina, que no se gana por un trabajo duro,
por dinero, o por sacrificio, y mucho menos por conflictos penosos, pero si es concebida
gratuitamente por Dios.
¿QUÉ ES LA MISERICORDIA?
La misericordia es sentir desde el propio corazón la miseria, la pobreza y la
vulnerabilidad del prójimo; ser misericordioso es ser empático aceptando a los demás
tal cual como son, estar abierto a perdonar a quienes nos han
ofendido y compadecernos del sufrimiento ajeno.
La misericordia se puede expresar de diferentes maneras, mediante las obras de
misericordia corporales, donde compartimos algo de lo que tenemos con el prójimo, y
a través de las obras de misericordia espirituales, cuando entregamos desde lo que
somos para ayudar a otros.
Tener un corazón limpio es una tarea difícil de alcanzar, por la sencilla razón que todos
somos pecadores, desde nuestros pensamientos y por consiguiente en nuestros actos, y
muchas veces el propio corazón nos engaña y creemos las mentiras que de él fluyen.
En el momento que Jesucristo dijo bienaventurados los limpios de corazón, se refirió
a aquellas personas de emociones, intenciones y pensamientos puros y sinceros, que
actúan con integridad y sinceridad en concordancia a cómo piensan o sienten.
Un corazón limpio es sinónimo de la honestidad que se expresa queriendo vivir en la
gracia de Dios, sin ofenderlo y conservando una conducta que sea buena en intención y
acción.
¿CÓMO MANTENER UN CORAZÓN LIMPIO?
Dios siempre espera pureza doctrinal de nuestra parte, por ello no predicando algo que
no practiques, cumpliendo los compromisos con él, discerniendo lo que es bueno de lo
que es malo, teniendo la voluntad de hacer y de creer en lo que se hace, y siendo dignos
de él, limpiamos la mente y la vida.
Para limpiarnos el alma es necesario hacer catarsis, que es una descarga espiritual de
todas nuestras deudas con Dios, revisando y corrigiendo nuestras prioridades diariamente
para buscar su reconocimiento que brindará a nuestra alma la vida eterna, por ello
son bienaventurados los limpios de corazón, ya que ellos verán a Dios.
Hay una manera de ver a Dios en la tierra, y es cuando caminamos en integridad de
acción con él, podemos verlo en la naturaleza, en la creación y en la oración, con toda la
esperanza puesta en él para purificarnos.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios en la gloria eterna,
más grandemente, claramente, cercanamente y bendecidamente que otros, como
consecuencia de la limpieza por sus prácticas de vida que definen la pureza de corazón.
El ser humano desea vivir en paz, pero no encuentra la manera de cómo hacerlo, esto se
debe al hecho que busca en el mundo exterior las razones de la falta de paz interior.
La palabra de Dios revela claramente que la paz interna tiene poco que ver con el mundo
exterior y más con el mundo interior.
La falta de paz interior se debe a pasiones que luchan internamente y no se han rendido
ante Jesucristo o simplemente no lo reconocen.
Si Jesucristo dejó su prerrogativa en este mundo para establecer como bienaventurados
los que buscan paz, por qué el hombre tiene tanta dificultad en ceder a su orgullo y
conveniencia para deponer la paz con otros, lo que impide buscar la paz.
La fuente de la verdadera paz tampoco es la tregua del mundo que depende de las
circunstancias, sino más bien se refiere a que nuestra relación con Dios está en perfecta
armonía, por ello Jesucristo dejo clara esta diferencia:
‘’La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
corazón, ni tenga miedo’’ Juan 14:27.
La bendición de esta bienaventuranza viene dada a quienes hacen el esfuerzo y el
sacrificio para seguir reconciliando al hombre con Dios y establecer la paz con otros
que no están reconciliados, en tal sentido, bienaventurados los que buscan paz, porque
ellos serán llamados hijos de Dios.
¿POR QUÉ SERÁN LLAMADOS HIJOS DE DIOS LOS QUE BUSCAN LA PAZ?
Todos somos hijos de Dios cuando somos regenerados, pero más allá de esto, la bendición
más grande que se recibe es ser llamados sus hijos.
Bienaventurados los que buscan paz, porque ellos serán llamados hijos de
Dios porque la consecuencia de trabajar por la paz es el reflejo de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia de Dios, porque ellos han
aguantado la persecución y han resistido la difamación con gozo por la fe en él.
La justicia referida en esta bienaventuranza que causa persecución tiene un sentido
bíblico de piedad y fortaleza, siendo el resultado de la gracia del Espíritu Santo en
nuestro interior.
Existen tres razones por la que esta justicia es una bendición divina:
1. Ser perseguido es indicativo que se transita por el camino correcto abrazado a Dios.
2. El perseguido sentirá la compañía de Jesucristo en sus acciones.
3. El premio para el perseguido por sus actos será glorioso, por ello, bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Dios llamó a los cristianos para que a pesar de lo que sucediera por su fe, esperaran la
prueba consumada y perfecta de su don: bienaventurados los perseguidos por causa de
la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
La felicidad de los fieles viene dada por la fe en Dios aunque existan momentos difíciles,
por ello, bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira
toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Se trata de la importancia y el sentido que tiene Jesucristo en nuestras vidas, y tener
presente que él como hijo de Dios fue perseguido por su palabra, sufrió la crucifixión
por nosotros y resucitó para salvarnos.
Por ello las pruebas de fe que trae consigo el vituperio tienen una victoria, que es el
resultado del vigor que nos da el Espíritu Santo desde lo más profundo de nuestro ser,
para convertir nuestros momentos débiles en los más fuertes, y así mantenernos firmes
y fieles a Dios.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda
clase de mal contra vosotros por mi causa, porque es lo que le da sentido a la vida
cristiana glorificando a Jesucristo en su sufrimiento.
La purificación de nuestro carácter en la lucha contra las tinieblas significará el regalo
más preciado de Dios que es el Reino de los Cielos, y así serán bienaventurados seréis
cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra
vosotros por mi causa.