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RESOLUCIONES DE INTERÉS
AGRAVANTE DE REINCIDENCIA COMO PARÁMETRO PARA AUMENTO DE LA PENA
FIJADA O COMO CONDICIÓN PARA DENEGAR DETERMINADOS BENEFICIOS PENALES.
El ente amparista manifestó como agravios que se vulneró el debido proceso, ya que en la
causal penal subyacente quedó acreditado que el procesado fue condenado anteriormente por
el delito de Extorsión, lo que hacía viable la aplicación de la agravante de reincidencia, prevista
en el artículo 27 numeral 23, del Código Penal.
La Corte Suprema de Justicia, al casar el fallo impugnado, consideró que la reincidencia como
agravante general es una manifestación de derecho penal de autor, ya que deja por un lado
la acción ilícita y la responsabilidad o reproche que puede determinarse por esta, para valorar
la conducta social el sujeto que es anterior a la comisión del delito, por lo que, si se utiliza
dicho parámetro para fijar la pena se sancionaría al individuo no con apoyo en lo que ha
hecho, sino en lo que es, vulnerando el artículo 17 de la Constitución Política de la
República de Guatemala y abriendo la puerta a la arbitrariedad, al permitir una pena mayor
alejada de parámetros objetivos relacionados con el hecho. De esa cuenta, la autoridad
cuestionada declaró procedente la casación de fondo planteada por el procesado y, como
consecuencia, por no existir ningún otro hecho acreditado para graduar la pena, impuso al
procesado la pena mínima de seis años de prisión inconmutables, con base al artículo 261 del
Código Penal.
NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
INTERÉS SUPERIOR DE LA NIÑA
ADOPCIONES
El Tribunal de Amparo de Primer Grado otorgó el amparo, al considerar que: “(…) si bien es
cierto el Estado ha reconocido el derecho de las víctimas del conflicto armado a una reparación
por las violaciones manifiestas a que fueron víctimas del conflicto y que las obligaciones
contraídas por el Estado de Guatemala en los Acuerdos de Paz para con las denominadas
víctimas del conflicto armado interno se encuentran vigentes y deben ser ejecutadas por la
autoridad recurrida, también es cierto que las instituciones gubernamentales necesitan para la
ejecución de sus funciones presupuesto necesario para cubrir todos los gastos que conlleva la
ejecución de los mismos, y siendo que con la prueba aportada se evidencia primeramente que
una reducción bastante grande en la asignación presupuestaria, consistente al año dos mil
dieciséis de veinticinco millones de quetzales, de los cuales quince millones no son recibidos
por haberse asignado a la construcción de un tramo carretero, por lo que se ha gestionado no
sólo el aumento presupuestario por el recurrido sino la reasignación de montos de otros
programas, fondos con los cuales se pueda contratar a personal que se haga cargo de las
diferentes actividades que conlleva la actividad legal de la institución, falta de personal que
deviene a su vez de la falta presupuestaria, se considera que en ese sentido no puede
reprochársele a dicha autoridad la falta de ejecución, siendo además que la autoridad
impugnada ha demostrado que sí ha realizado gestiones administrativas para la contratación
del personal correspondiente sin haber tenido ninguna respuesta positiva a sus gestiones, lo
cual efectivamente deviene en detrimento del derecho a resarcimiento de las víctimas del
conflicto armado, por lo que, a pesar de lo anteriormente descrito y sin reconocer
responsabilidad a dicho funcionario por la falta de ejecución, se considera necesario otorgar la
protección constitucional de amparo en el sentido de ordenar a la autoridad impugnada, que en
el plazo de treinta días, debe gestionar a efecto que se asigne a dicha institución el presupuesto
correspondiente de conformidad con la ley y así poder ejecutar las obligaciones de la misma,
debiendo hacerse las declaraciones que en derecho corresponden (…)”.
CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL: La autoridad cuestionada apeló el fallo de primer grado
y la Corte de Constitucionalidad, al conocer en alzada, expresó lo siguiente: “(…) Es agraviante
y habilita el otorgamiento de la protección constitucional solicitada el incumplimiento en el que
incurre el Delegado del Presidente de la República ante la Comisión Nacional de Resarcimiento
del Programa Nacional de Resarcimiento, al no atender de forma efectiva la obligación que le
impone el Acuerdo Gubernativo que creó el Programa Nacional de Resarcimiento (258-2003)
en su Artículo 6, consistente en velar por el efectivo desarrollo y cumplimiento del Programa,
así como los compromisos asumidos por el Estado de Guatemala en los Acuerdos de Paz, aun
cuando dicha inobservancia haya sido provocada por asignación presupuestaria que resulta
insuficiente, que impide el normal desarrollo de los procesos de aplicación de medidas de
reparación (…) El referido Programa debe impulsar las medidas siguientes: dignificación de las
víctimas mediante acciones de apoyo a exhumaciones, inhumaciones y medidas de verdad y
memoria; resarcimiento cultural; reparación psicosocial y rehabilitación; restitución material de
vivienda, tierras, certeza jurídica de la tierra y en inversión productiva; así como resarcimiento
económico (…) Al igual que la decisión de admitir la violación masiva de derechos humanos
acaecida en un enfrentamiento armado, evitar su repetición y reconocer la dignidad humana de
las víctimas, la reparación de estas últimas constituye componente básico de la justicia
transicional y resulta, por ello, una exigencia jurídica que, en el caso de Guatemala, se
materializó con la emisión del Acuerdo Gubernativo que dio origen al Programa Nacional de
Resarcimiento y los que fueron emitidos con posterioridad (…) Con relación al financiamiento
del Programa Nacional de Resarcimiento, en el Acuerdo Gubernativo 258-2003 se previó que,
para la efectiva realización de sus fines, dicho Programa contaría con recursos provenientes de
la asignación anual consignada para tal propósito en el Presupuesto General de Ingresos y
Egresos del Estado; de los aportes económicos financieros y técnicos de entidades,
instituciones y organizaciones nacionales e internacionales de cooperación; y aquellos
procedentes de donaciones, herencias y legados (Artículo 8). Posteriormente se acordó que, en
el manejo de los recursos, por lo menos el noventa por ciento del monto asignado al Programa
Nacional de Resarcimiento en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado, debía
destinarse exclusivamente a acciones propias de resarcimiento, y el resto a funcionamiento;
también se facultó a la Comisión para adoptar los mecanismos de administración financiera que
considere pertinentes de conformidad con la Ley de la materia (Artículo 9, reformado por los
Artículos 6 del Acuerdo Gubernativo 188-2004 y 10 del Acuerdo Gubernativo 539-2013, de siete
de julio de dos mil cuatro y treinta y uno de diciembre de dos mil trece, respectivamente (…) De
ello se colige que, siendo obligación del Estado velar por el resarcimiento a las víctimas
de violaciones de Derechos Humanos perpetradas durante el conflicto armado interno,
no es posible invocar ningún incidente o dificultad administrativa para justificar el
incumplimiento de ese compromiso (…)”. [Las negrillas son propias].
IMPORTANCIA DE LA DECISIÓN ASUMIDA: El Tribunal Constitucional, en casos similares ha
considerado decisiva la intervención de la justicia constitucional, ante la inoperancia, inacción
u omisión de la Administración Pública y la falta de soluciones inmediatas y, en el caso bajo
análisis, con fundamento en lo regulado en el artículo 55 de la Ley de Amparo, Exhibición
Personal y de Constitucionalidad, estableció que debe emitirse una sentencia con efectos más
amplios que una resolución judicial inter partes, involucrando a las diferentes autoridades
competentes para que, según el ámbito de sus competencias, solucionen o diseñen
mecanismos definitivos y, tanto a corto plazo, como a mediano y largo plazo, implementen
medidas administrativas efectivas que permitan al Estado de Guatemala cumplir con garantizar
a las víctimas del conflicto armado interno el resarcimiento prometido.
De esa cuenta, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto, confirmando el fallo
apelado, con la modificación de, una vez transcurrido el plazo fijado por el Tribunal de Amparo
a quo, requerir a la autoridad cuestionada que informe sobre las gestiones, avance y el resultado
obtenido para el cumplimiento de las obligaciones que le corresponden.
INFORME BOLETIN
enero-febrero 2019
ICC, 3
ASA, 220
AUI, 59
220 59 3 13 0
P.
Con Sin P. Con Con Sin Con Sin P. Con Con Sin P. Con
Con Con Lugar Sin Lugar
Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar
Lugar
60 147 13 10 49 0 0 3 2 9 2 0 0 0
D.J. OCHOA MAGISTRADO PONENTE
ESCRIBÁ, 15
B. MEJÍA
J.F. DE MATA VELA, ORELLANA, 97
35
G.P. PORRAS
ESCOBAR, 70
N. ALDANA
HERRERA, 78
FUENTE: Secretaría del Pleno
ACCIONANTE
MIXTO, 2 PERSONA
JURÍDICA, 183
MUJER, 27
MENOR, 0
HOMBRE, 83
MUJER, 105
FUENTE: Secretaría del Pleno
ADULTO MAYOR, 1
MUJERES, 4
NIÑOS, NIÑAS Y
SALUD, 0 ADOLESCENTES, 7
PUEBLOS INDÍGENAS,
1