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BOLETÍN DE ENERO-FEBRERO 2019

La Unidad de Jurisprudencia y Gaceta busca ser un apoyo para la Corte de Constitucionalidad,


en la compilación y sistematización de todas las decisiones del tribunal. A continuación,
presentamos un recuento de las resoluciones de más relevancia que dictó el tribunal de enero
a febrero 2019, incluyendo un apartado relativo a una selección de fallos emitidos en tutela
de personas en condiciones de vulnerabilidad.

RESOLUCIONES DE INTERÉS
 AGRAVANTE DE REINCIDENCIA COMO PARÁMETRO PARA AUMENTO DE LA PENA
FIJADA O COMO CONDICIÓN PARA DENEGAR DETERMINADOS BENEFICIOS PENALES.

SENTENCIA DE AMPARO EN ÚNICA INSTANCIA EMITIDA EL 15/1/2019, DENTRO DEL


EXPEDIENTE 4611-2016

La Corte de Constitucionalidad resolvió un amparo en única instancia promovido por el


Ministerio Público en contra de la Corte Suprema de Justicia, Cámara Penal, siendo el acto
reclamado la sentencia de veintinueve de febrero de dos mil dieciséis, que declaró
improcedente el recurso de casación, por motivo de fondo, interpuesto por el ente fiscal y, a su
vez, procedente el interpuesto por el procesado y, como consecuencia, casó parcialmente la
sentencia impugnada, rebajando la pena de ocho años, impuesta por el delito de Extorsión a
seis años de prisión inconmutables.
HECHOS RELEVANTES: El Tribunal Primero de Sentencia Penal, Narcoactividad y Delitos
contra el Ambiente del departamento de Quetzaltenango declaró a una persona responsable de
la comisión del delito de Extorsión, imponiéndole la pena de ocho años de prisión
inconmutables; contra ese fallo, el procesado y el Ministerio Público interpusieron recursos de
apelación especial, por motivo de fondo, que la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones del ramo
Penal, Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente no acogió. Ante esa decisión, ambos
plantearon recursos de casación, por motivo de fondo, y la Corte Suprema de Justicia, Cámara
Penal, –autoridad denunciada–, en sentencia veintinueve de febrero de dos mil dieciséis –acto
reclamado–, declaró improcedente el promovido por el ente encargado de la persecución penal
y procedente el interpuesto por el procesado y, como consecuencia, casó parcialmente la
sentencia impugnada, rebajando la pena impuesta a seis años de prisión inconmutables.

El ente amparista manifestó como agravios que se vulneró el debido proceso, ya que en la
causal penal subyacente quedó acreditado que el procesado fue condenado anteriormente por
el delito de Extorsión, lo que hacía viable la aplicación de la agravante de reincidencia, prevista
en el artículo 27 numeral 23, del Código Penal.

La Corte Suprema de Justicia, al casar el fallo impugnado, consideró que la reincidencia como
agravante general es una manifestación de derecho penal de autor, ya que deja por un lado
la acción ilícita y la responsabilidad o reproche que puede determinarse por esta, para valorar
la conducta social el sujeto que es anterior a la comisión del delito, por lo que, si se utiliza
dicho parámetro para fijar la pena se sancionaría al individuo no con apoyo en lo que ha
hecho, sino en lo que es, vulnerando el artículo 17 de la Constitución Política de la
República de Guatemala y abriendo la puerta a la arbitrariedad, al permitir una pena mayor
alejada de parámetros objetivos relacionados con el hecho. De esa cuenta, la autoridad
cuestionada declaró procedente la casación de fondo planteada por el procesado y, como
consecuencia, por no existir ningún otro hecho acreditado para graduar la pena, impuso al
procesado la pena mínima de seis años de prisión inconmutables, con base al artículo 261 del
Código Penal.

CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL: Inconforme con lo resuelto, el Ministerio Público


promovió amparo. La Corte de Constitucionalidad, para analizar la figura jurídica penal de la
reincidencia, consideró pertinente hacer alusión a los distintos aportes doctrinarios de algunos
autores de Derecho Penal contemporáneo y, al efecto, expresó lo siguiente: “(…) La
reincidencia como circunstancia agravante de la sanción jurídico penal, tiene su origen en un
derecho penal de autor y no de acto, pues se fundamenta en la posible peligrosidad del sujeto
como una característica personal (‘ser reincidente’), atribuida a quien, no obstante haber
padecido una pena anterior, comete un nuevo delito, por lo que pretende traer a cuenta su
conducta delictiva anterior –que ya fue sancionada– para aumentar la pena del delito
actual, lo cual, efectivamente, vulnera la garantía penal non bis in idem y contraviene el
artículo 17 constitucional, por cuanto se estaría sancionando dos veces una misma
conducta, al atraer un hecho pasado para agravar las consecuencias jurídicas de una
acción delictiva presente, aunado a que la sanción jurídico penal tendría sustento, no en
las acciones delictuosas cometidas, sino en características personales o aspectos
subjetivos como las decisiones de vida del sujeto, lo que resulta inaceptable en un
Estado Constitucional de Derecho, que funciona dentro del marco de un sistema penal
democrático, en el que la persona humana se concibe como ‘sujeto y fin del orden social’
(Preámbulo del Texto Supremo). Se refuerza lo anterior con el criterio de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, la cual ha sostenido: ‘248. El artículo 9 de la Convención
Americana establece que -nadie puede ser condenado por acciones u omisiones-, es decir que
sólo puede ser condenado por ‘actos’. (…) El derecho penal conforme a todos los instrumentos
de derechos humanos rechaza frontalmente el llamado ‘derecho penal de autor’, que considera
a la conducta típica sólo como un signo o síntoma que permite detectar a una personalidad o
carácter, ampliándose incluso a actos atípicos, siempre que se considere que cumplen la misma
función de señalación subjetiva. (…) (Caso Pollo Rivera y otros Vs. Perú, sentencia de veintiuno
de octubre de dos mil dieciséis).’ Es decir que la reincidencia presenta diferentes aristas en
el ordenamiento jurídico penal: la primera, como circunstancia agravante de la pena –
que ya fue analizada– y, la segunda, como condición para denegar determinados
beneficios penales; de ahí que se trate de dos cuestiones distintas y, por ende, deben ser
tratadas de forma diferenciada (…) En razón de lo anterior, es viable para el tratamiento del
tema indicar que a priori la imposibilidad de otorgar determinados beneficios penales, no
influye de manera directa en la sanción previamente impuesta, sino se refiere a la etapa
propia de cumplimiento o ejecución, y que recae en un aspecto de política criminal
determinada previamente por el Estado (…) Cabe reiterar que desde esta perspectiva no
se sanciona doblemente al delincuente por la comisión de un ilícito por el que ya cumplió
la sanción, en tanto que el quantum de la nueva pena no se ve afectado por la
reincidencia, sino más bien su forma de cumplimiento se ve modificada, por la restricción
de algunos beneficios, que surge como consecuencia de una condición objetiva,
configurada en este caso por la existencia de una o más condenas previas; es decir que
en estos casos no existe agravamiento de la pena que legalmente corresponde por el nuevo
delito, y únicamente, en atención a la política criminal del Estado y los fines de la sanción
jurídico penal, se modula su forma de cumplimiento para hacer efectivas las finalidades
readaptadoras, resocializadoras y reeducadoras (…)”. [Las negrillas no aparecen en el texto
original].

IMPORTANCIA DE LA DECISIÓN ASUMIDA: el Tribunal Constitucional estimó que la


reincidencia, como condición limitadora de beneficios propios de la forma de cumplimiento de
la sanción penal, no vulnera la garantía penal de non bis in ídem, ni contraviene el artículo 17
constitucional, pues solo establece una restricción ante un status jurídico distinto que le impide
al condenado el acceso a ciertos beneficios reservados para delincuentes primarios. No sucede
lo mismo al tratarse de la aplicación de la reincidencia como circunstancia agravante utilizada
como parámetro para la fijación -aumento- de la pena a imponer, situación en la que la Corte
de Constitucionalidad, en consonancia con la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia,
advirtió vulneración a los principios jurídicos mencionados, por lo que concluyó que el amparo
solicitado debía denegarse por ser notoriamente improcedente.

[En similar sentido se pronunció esta Corte en la sentencia emitida el 05/02/2019, en el


expediente 5805-2017, respecto a la aplicación de la reincidencia como política criminal
y la limitación para obtener el beneficio penitenciario de la conmuta].
 OBLIGACIÓN DEL ESTADO DE PROTECCIÓN A LAS PERSONAS EN CONDICIONES DE
VULNERABILIDAD

 NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
 INTERÉS SUPERIOR DE LA NIÑA
 ADOPCIONES

SENTENCIA DE ACCIÓN CONSTITUCIONAL DE AMPARO EMITIDA EL 17/1/2019,


DENTRO DEL EXPEDIENTE 4687-2018

La Corte de Constitucionalidad resolvió la acción constitucional de amparo promovida contra la


Sala de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia, que emitió la resolución del
diecisiete de febrero de dos mil diecisiete, por la que la autoridad cuestionada declaró sin lugar
el recurso de apelación interpuesto por la postulante, contra la decisión dictada por el Juez
Segundo de Primera Instancia de la Niñez y Adolescencia del Área Metropolitana, que decretó
medidas de protección a favor de una niña.

HECHOS RELEVANTES: Ante el Juez Segundo de Primera Instancia de la Niñez y


Adolescencia del Área Metropolitana, la postulante denunció la vulneración de los derechos
humanos de su nieta y solicitó que se decretaran medidas de protección, pretensión que fue
declarada con lugar y, como consecuencia, se decretaron las medidas consistentes en la
entrega definitiva de la niña a la abuela materna, en calidad de familia ampliada, terapia
psicológica para la niña, las abuelas y la tía y autorización de relaciones familiares de la
menor con su tía y abuela paternas, en un centro de acompañamiento familiar cada
quince días.

La amparista manifestó como agravios que, la autoridad cuestionada, al emitir el acto


reclamado, vulnero los derechos de su nieta, excediéndose en el uso de sus facultades legales,
por cuanto dejó a la niña en un estado total de indefensión, al forzarla a tener una relación con
su familia paterna, sin considerar si esta es beneficiosa o no para la niña, derivado que el
progenitor de aquella se encuentra ligado a proceso penal por el homicidio de la madre.

El Tribunal de Amparo de Primer Grado denegó la protección constitucional solicitada,


al estimar que dicha relación se autorizó con el afán de mantener el vínculo de la niña con su
familia ampliada, que tal autorización depende de los controles impuestos por el juzgador y de
que, psicológicamente, a la menor le sea beneficioso tal acercamiento. Además, argumentó que
el Derecho Penal es de carácter personalísimo y el hecho de que su progenitor se encuentre
sujeto a proceso penal, ello no es una limitante para que aquella pueda relacionarse con su
familia paterna.
La Procuraduría General de la Nación apeló y la Corte de Constitucionalidad declaró sin lugar
el recurso instado, confirmando el fallo apelado que denegó el amparo solicitado.
CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL: La Corte de Constitucionalidad hizo un análisis de lo
que establecen la Constitución Política de la República, los artículos 5, 18 y 19 de la Ley de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia y los estándares internacionales en materia de
derechos humanos aplicables al caso bajo estudio y, al efecto, manifestó: “(…) De los artículos
antes citados se determina que, en materia de niñez y adolescencia, las relaciones familiares
deben ser protegidas y garantizadas por los jueces de niñez, en ese caso, estos tienen la
obligación de conocer y verificar únicamente si existe violación a sus derechos, dentro de los
cuales se encuentra el derecho a favorecer la unidad e integridad de la familia y las relaciones
entre padres e hijos, y si estuviere siendo restringidos los mismos, decretar las medidas
necesarias. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Rochac Hernández y
otros vs. El Salvador, sentencia de catorce (14) de octubre de dos mil catorce (2014),
estableció: ‘…Así puede notarse que, de las normas contenidas en la Convención sobre los
Derechos del Niño, las cuales integran el corpus iuris de los derechos de la niñez, se
desprende que el Estado no solo debe abstenerse de interferir indebidamente en las
relaciones privadas o familiares de la niña y del niño, sino también que, según las
circunstancias, debe adoptar providencias positivas para asegurar el ejercicio y disfrute
pleno de sus derechos. Esto exige que el Estado, como responsable del bien común,
resguarde el rol preponderante de la familia en la protección del niño; y preste asistencia del
poder público a la familia, mediante la adopción de medidas que promuevan la unidad familiar.
Asimismo, en el artículo 17 de la Convención Americana reconoce que la familia es el
elemento fundamental de la sociedad y que debe ser protegida. La familia a la que toda
niña y niño tiene derecho es, principalmente, a su familia biológica, incluyendo a los
familiares más cercanos, la cual debe brindar la protección a la niña y al niño y, a su vez,
debe ser objeto primordial de medidas de protección por parte del Estado. La Corte ya
ha señalado que este derecho implica no sólo disponer y ejecutar directamente medidas
de protección de las niñas y niños, sino también favorecer, de la manera más amplia, el
desarrollo y la fortaleza del núcleo familiar, toda vez que el disfrute mutuo de la
convivencia entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida de
familia. La Corte ya ha establecido en su jurisprudencia que la separación de las niñas y
los niños de sus familias constituye, bajo ciertas condiciones, una violación del derecho
en cuestión…’. Del análisis de las constancias procesales y de las normas antes citadas, se
puede determinar que la autoridad cuestionada tomó en consideración todos los elementos que
la ley le obliga a valorar, pues dadas las circunstancias subyacentes en este caso y el
vínculo existente entre la abuela y la tía paterna, determinó que la convivencia debía
darse en un centro de acompañamiento familiar cada quince días, el que puede ser la
Asociación Para la Integración Familiar APIF o bien el Centro de Atención Integral Para
el Fortalecimiento de las Familias Guatemaltecas CAIFGUA. Se debe resaltar que
aquellas relaciones no son de manera libre, sino que la institución a cargo debe informar
a la Judicatura, sin necesidad de requerimiento alguno, cada dos meses si es beneficiosa la
relación familiar de la niña protegida con su familia paterna. Asimismo, las medidas serán ser
supervisadas por la Trabajadora Social del Juzgado de Primera Instancia de la Niñez y
Adolescencia y Adolecentes en Conflicto con la Ley Penal del municipio de Mixco, del
departamento de Guatemala, la que de igual manera debe rendir informes bimensuales, de
tales informes, así como de las evaluaciones respectivas deberá el Juzgador determinar en su
momento si dichas relaciones son de beneficio psicológico y ayudan al desarrollo emocional de
la niña, caso contrario las mimas deberán ser revocadas. Respecto al alegato de la Procuraduría
General de la Nación en cuanto a que no se tomó en consideración la declaración de la niña,
contrario a lo que afirma la Procuraduría General de la Nación, la autoridad reprochada y el
Juez de Primera Instancia, si tomó en consideración la declaración de la niña al haber ordenado
entregar a la amparista como familia ampliada (…)”. [Las negrillas son propias].

IMPORTANCIA DE LA DECISIÓN ASUMIDA: El Tribunal Constitucional estableció que de


conformidad con el artículo 5 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia, se
entiende por interés de la familia, a todas aquellas acciones encaminadas a favorecer la
unidad e integridad de la misma y el respeto de las relaciones entre padres e hijos,
cumplidos dentro del ordenamiento legal, concluyendo que no causa agravio la resolución
emitida por la autoridad cuestionada, al tomar en cuenta que la niña en cuestión tiene derecho
a una familia y a relacionarse de forma libre y estable con cada uno de sus miembros. De
esa cuenta, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto, confirmando el fallo apelado.

 PROTECCIÓN A PUEBLOS INDÍGENAS Y/O VÍCTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO

SENTENCIA DE ACCIÓN CONSTITUCIONAL DE AMPARO EMITIDA EL 17/1/2019,


DENTRO DEL EXPEDIENTE 6238-2016
La Corte de Constitucionalidad resolvió, en apelación, la acción constitucional de amparo
promovida por el Procurador de los Derechos Humanos, contra el Delegado del Presidente de
la República ante la Comisión Nacional de Resarcimiento del Programa Nacional de
Resarcimiento, por la omisión de cumplir con el mandato normativo de dirigir el referido
Programa.
HECHOS RELEVANTES: El Programa Nacional de Resarcimiento fue creado de conformidad
con lo establecido en los Acuerdos Gubernativos 258-2003, 188-2004, 43-2005, 619-2005 y
539-2013 (este último extendió su vigencia hasta el treinta y uno de diciembre del año dos mil
veintitrés), con el propósito de cumplir los compromisos que el Estado de Guatemala adquirió
durante el proceso de paz de dignificación de las víctimas del conflicto armado, mediante
acciones de apoyo a exhumaciones, inhumaciones y medidas de verdad y de memoria,
resarcimiento cultural y económico, reparación psicosocial y rehabilitación, así como a la
restitución material de la vivienda, tierras, certeza jurídica de la tierra e inversión productiva.
El Programa Nacional no está operando ya que no está cumpliendo con la finalidad que motivo
su creación, por cuanto para el año 2016, el presupuesto asignado fue reducido en más del
75%, comparado con la asignación del año 2015 y, como consecuencia de esa reducción y por
la falta de fuentes de financiamiento, el Programa mencionado atraviesa por una grave crisis
presupuestaria, obligando al cierre de al menos seis sedes, debido a la falta de recursos para
pagar el arrendamiento de las instalaciones, lo que sería perjudicial para el resguardo de
información y de expedientes, así como para la atención a las víctimas, cuando solamente se
ha cubierto el resarcimiento del treinta y nueve por ciento (39%) quedando pendiente de ser
resarcidas aún el sesenta y un por ciento (61

El amparista manifestó como agravios que, al incurrir en la omisión denunciada, la autoridad


cuestionada vulnera los derechos y la obligación del Estado de garantizar a los habitantes de la
República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona
y el compromiso que este último adquirió con la firma de los Acuerdos de Paz.

El Tribunal de Amparo de Primer Grado otorgó el amparo, al considerar que: “(…) si bien es
cierto el Estado ha reconocido el derecho de las víctimas del conflicto armado a una reparación
por las violaciones manifiestas a que fueron víctimas del conflicto y que las obligaciones
contraídas por el Estado de Guatemala en los Acuerdos de Paz para con las denominadas
víctimas del conflicto armado interno se encuentran vigentes y deben ser ejecutadas por la
autoridad recurrida, también es cierto que las instituciones gubernamentales necesitan para la
ejecución de sus funciones presupuesto necesario para cubrir todos los gastos que conlleva la
ejecución de los mismos, y siendo que con la prueba aportada se evidencia primeramente que
una reducción bastante grande en la asignación presupuestaria, consistente al año dos mil
dieciséis de veinticinco millones de quetzales, de los cuales quince millones no son recibidos
por haberse asignado a la construcción de un tramo carretero, por lo que se ha gestionado no
sólo el aumento presupuestario por el recurrido sino la reasignación de montos de otros
programas, fondos con los cuales se pueda contratar a personal que se haga cargo de las
diferentes actividades que conlleva la actividad legal de la institución, falta de personal que
deviene a su vez de la falta presupuestaria, se considera que en ese sentido no puede
reprochársele a dicha autoridad la falta de ejecución, siendo además que la autoridad
impugnada ha demostrado que sí ha realizado gestiones administrativas para la contratación
del personal correspondiente sin haber tenido ninguna respuesta positiva a sus gestiones, lo
cual efectivamente deviene en detrimento del derecho a resarcimiento de las víctimas del
conflicto armado, por lo que, a pesar de lo anteriormente descrito y sin reconocer
responsabilidad a dicho funcionario por la falta de ejecución, se considera necesario otorgar la
protección constitucional de amparo en el sentido de ordenar a la autoridad impugnada, que en
el plazo de treinta días, debe gestionar a efecto que se asigne a dicha institución el presupuesto
correspondiente de conformidad con la ley y así poder ejecutar las obligaciones de la misma,
debiendo hacerse las declaraciones que en derecho corresponden (…)”.
CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL: La autoridad cuestionada apeló el fallo de primer grado
y la Corte de Constitucionalidad, al conocer en alzada, expresó lo siguiente: “(…) Es agraviante
y habilita el otorgamiento de la protección constitucional solicitada el incumplimiento en el que
incurre el Delegado del Presidente de la República ante la Comisión Nacional de Resarcimiento
del Programa Nacional de Resarcimiento, al no atender de forma efectiva la obligación que le
impone el Acuerdo Gubernativo que creó el Programa Nacional de Resarcimiento (258-2003)
en su Artículo 6, consistente en velar por el efectivo desarrollo y cumplimiento del Programa,
así como los compromisos asumidos por el Estado de Guatemala en los Acuerdos de Paz, aun
cuando dicha inobservancia haya sido provocada por asignación presupuestaria que resulta
insuficiente, que impide el normal desarrollo de los procesos de aplicación de medidas de
reparación (…) El referido Programa debe impulsar las medidas siguientes: dignificación de las
víctimas mediante acciones de apoyo a exhumaciones, inhumaciones y medidas de verdad y
memoria; resarcimiento cultural; reparación psicosocial y rehabilitación; restitución material de
vivienda, tierras, certeza jurídica de la tierra y en inversión productiva; así como resarcimiento
económico (…) Al igual que la decisión de admitir la violación masiva de derechos humanos
acaecida en un enfrentamiento armado, evitar su repetición y reconocer la dignidad humana de
las víctimas, la reparación de estas últimas constituye componente básico de la justicia
transicional y resulta, por ello, una exigencia jurídica que, en el caso de Guatemala, se
materializó con la emisión del Acuerdo Gubernativo que dio origen al Programa Nacional de
Resarcimiento y los que fueron emitidos con posterioridad (…) Con relación al financiamiento
del Programa Nacional de Resarcimiento, en el Acuerdo Gubernativo 258-2003 se previó que,
para la efectiva realización de sus fines, dicho Programa contaría con recursos provenientes de
la asignación anual consignada para tal propósito en el Presupuesto General de Ingresos y
Egresos del Estado; de los aportes económicos financieros y técnicos de entidades,
instituciones y organizaciones nacionales e internacionales de cooperación; y aquellos
procedentes de donaciones, herencias y legados (Artículo 8). Posteriormente se acordó que, en
el manejo de los recursos, por lo menos el noventa por ciento del monto asignado al Programa
Nacional de Resarcimiento en el Presupuesto General de Ingresos y Egresos del Estado, debía
destinarse exclusivamente a acciones propias de resarcimiento, y el resto a funcionamiento;
también se facultó a la Comisión para adoptar los mecanismos de administración financiera que
considere pertinentes de conformidad con la Ley de la materia (Artículo 9, reformado por los
Artículos 6 del Acuerdo Gubernativo 188-2004 y 10 del Acuerdo Gubernativo 539-2013, de siete
de julio de dos mil cuatro y treinta y uno de diciembre de dos mil trece, respectivamente (…) De
ello se colige que, siendo obligación del Estado velar por el resarcimiento a las víctimas
de violaciones de Derechos Humanos perpetradas durante el conflicto armado interno,
no es posible invocar ningún incidente o dificultad administrativa para justificar el
incumplimiento de ese compromiso (…)”. [Las negrillas son propias].
IMPORTANCIA DE LA DECISIÓN ASUMIDA: El Tribunal Constitucional, en casos similares ha
considerado decisiva la intervención de la justicia constitucional, ante la inoperancia, inacción
u omisión de la Administración Pública y la falta de soluciones inmediatas y, en el caso bajo
análisis, con fundamento en lo regulado en el artículo 55 de la Ley de Amparo, Exhibición
Personal y de Constitucionalidad, estableció que debe emitirse una sentencia con efectos más
amplios que una resolución judicial inter partes, involucrando a las diferentes autoridades
competentes para que, según el ámbito de sus competencias, solucionen o diseñen
mecanismos definitivos y, tanto a corto plazo, como a mediano y largo plazo, implementen
medidas administrativas efectivas que permitan al Estado de Guatemala cumplir con garantizar
a las víctimas del conflicto armado interno el resarcimiento prometido.
De esa cuenta, declaró sin lugar el recurso de apelación interpuesto, confirmando el fallo
apelado, con la modificación de, una vez transcurrido el plazo fijado por el Tribunal de Amparo
a quo, requerir a la autoridad cuestionada que informe sobre las gestiones, avance y el resultado
obtenido para el cumplimiento de las obligaciones que le corresponden.
INFORME BOLETIN
enero-febrero 2019

DIC, 0 TIPO DE PROCESO


IG, 13

ICC, 3

ASA, 220

AUI, 59

FUENTE: Secretaría del Pleno

SENTIDO DE LAS RESOLUCIONES


APELACIÓN DE SENTENCIA AMPARO EN ÚNICA INCONSTITUCIONALIDA INCONSTITUCIONALIDAD OPINIÓN CONSULTIVA
DE AMPARO INSTANCIA D EN CASO CONCRETO GENERAL o DICTAMEN

220 59 3 13 0
P.
Con Sin P. Con Con Sin Con Sin P. Con Con Sin P. Con
Con Con Lugar Sin Lugar
Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar Lugar
Lugar
60 147 13 10 49 0 0 3 2 9 2 0 0 0
D.J. OCHOA MAGISTRADO PONENTE
ESCRIBÁ, 15
B. MEJÍA
J.F. DE MATA VELA, ORELLANA, 97
35

G.P. PORRAS
ESCOBAR, 70

N. ALDANA
HERRERA, 78
FUENTE: Secretaría del Pleno

ACCIONANTE
MIXTO, 2 PERSONA
JURÍDICA, 183
MUJER, 27

MENOR, 0

HOMBRE, 83

FUENTE: Secretaría del Pleno


ABOGADO PATROCINANTE
MIXTO, 20
HOMBRE, 170

MUJER, 105
FUENTE: Secretaría del Pleno

MIGRANTES, 0 PERSONAS EN CONDICIONES DE VULNERABILIDAD


PERSONAS CON
DIVERSIDAD SEXUAL,
DISCAPACIDAD, 1
0
PRIVADOS DE LIBERTAD, 0

ADULTO MAYOR, 1
MUJERES, 4
NIÑOS, NIÑAS Y

SALUD, 0 ADOLESCENTES, 7

PUEBLOS INDÍGENAS,
1

FUENTE: Secretaría del Pleno


Período comprendido del 15 de enero al 14 de febrero de 2019
ATENCIÓN AL PÚBLICO
La Unidad de Jurisprudencia y Gaceta atiende las consultas de usuarios internos y
externos, a través del correo electrónico: gacetas@cc.gob.gt. En el período
comprendido del 15 de enero al 14 de febrero de 2019, se atendieron un total de 200
consultas.

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