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Mística

de lo Cotidiano: Discernimiento Ignaciano


I. Introducción
San Ignacio de Loyola ofrece un misticismo que busca y encuentra a Dios en el diario

vivir. Las reglas de discernimiento nos muestran una forma de descubrir a Dios en

medio de lo Cotidiano de la vida, tornándolo todo en un punto de encuentro con

Dios para el que se detiene a procesar su vida con Dios en la oración. Las Reglas de

Discernimiento de San Ignacio nos indican cómo hacer esto. En la primera parte de

este trabajo intentaremos delinear la esencia básica de la propuesta de Ignacio en

los Ejercicios Espirituales (EE.EE.). Después en la parte 2 analizaremos el lenguaje y

contenido de la oración de Ignacio como distintivamente “Cotidianos”. En la parte 3

de manera breve intentaremos plantear distintas avenidas de investigación futura

que integre el ámbito Cotidiano del trabajo humano como contenido y fuente de la

oración y encuentro con Dios en lo Cotidiano.

Parte I
El Papa Francisco, en su Exortación Apostólica Gaudete Et Exultate habla de la

importancia del Discernimiento Espiritual en el mundo de hoy. Nos dice: “Hoy día, el

hábito del discernimiento se ha vuelto particularmente necesario. Porque la vida

actual ofrece enormes posibilidades de acción y de distracción, y el mundo las

presenta como si fueran todas válidas y buenas… sin la sabiduría del discernimiento

podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del

momento.”1. No es de sorprender que el primer papa de tradición Ignaciana invite a


1 PAPA FRANCISCO, Gaudete Et Exultate, 19 de Marzo 2018, [167].
Sitio Web: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-

1
la iglesia al Discernimiento. De hecho, Ignacio nos conecta con la riquísima tradición

Cristiana ya presente en la escritura2 y muy profundizada por autores como: San

Bernardo(✝1153), San Buenaventura (✝1274), Santo Tomás(✝1274), entre otros3.

A continuación intentamos presentar el eje central de la propuesta ignaciana con

respecto al discernimiento:

El recurso esencial para el discernimiento Ignaciano consiste en identificar y

nombrar las diferentes formas en las que el mundo interior se mueve y agita en

diferentes direcciones. Para comenzar esta discusión Ignacio primero requiere un

reconocimiento de la dirección general de vida de la persona para situarse en su

trayectoria espiritual con respecto a Dios. Una vez ubicada esta dirección general de

vida, como un punto en un mapa, Ignacio propone en qué dirección moverse y cómo

hacerlo. De modo que en todo momento la persona pueda ubicarse en su recorrido

espiritual y entonces pueda tomar opciones de vida hacia Dios. 4

Ignacio comienza describiendo cómo reconocer a Dios en la persona que va de

“pecado mortal en pecado mortal”5 en la vida espiritual: Dios se presentará de

manera un tanto incómoda porque llamará a la persona a ver la realidad de su

situación destructiva en momentos de lucidez y moviendo su consciencia. El


Sitio Web: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-
francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html#Una_necesidad_imperiosa, accesado 1
marzo de 2019.
2 El papa destaca la conexión con la tradición bíblica citando ampliamente de la escritura en: ibid,
[164,168, 170, 174, ].
3
Para un análisis detallado de estos autores: GARCÍA DE CASTRO, J.,La intimidad del peregrino, (ed.),
Mensajero – Sal Terrae, Bilbao – Santander, 1998, 56- 62, 97-109.
También véase: Melloni, X., Los ejercicios en la tradición de occidente, Cristianisme i Justicia, 23, (1997)
1-37.
4 DE LOYOLA, I., Ejercicios espirituales, (Iglesias, Manuel., ed), Monte Carmelo,Burgos 2004,
EE.EE.[314]
5 Ibid. EE[314].

2
movimiento contrario será uno que propicia el daño intrínseco del pecado,

ocultándose detrás de la imaginación de placeres aparentes. Vale la pena aclarar que

San Ignacio habla del buen o el mal espíritu moviendo a la persona por medio de

cierto tipo de propuestas o pensamientos. Aquí San Ignacio sigue la tradición de

reflexión con respecto a los ángeles que le han sido dadas a su época, provenientes

de San Agustín, Casiano, Diadoco de Fótice y Dionisio Cartujano6. Aún hoy esta es

una forma de hablar que puede ser útil para explicar estos temas a nivel pastoral,

sin embargo, dependiendo de la audiencia podrían substituirse los términos de buen

o mal espíritu para hablar de ciertos “procesos … y estados finales que provocan…”.

No necesariamente identificando “a un personaje, sino a una experiencia con una

orientación fundamental determinada”7.

Si la persona se encuentra en un movimiento de vida de “bien en mejor”8, definido

por San Ignacio como “purgando sus pecados y en el Servicio de Dios”, escribe

Ignacio:

“entonces propio es del mal espíritu morder, tristar y poner impedimentos

inquietando con falsas razones, para que no pase adelante; y propio del bueno

dar ánimo y fuerzas, consolaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando

y quitando todos impedimentos, para que en el bien obrar proceda adelante”

De modo que podríamos hablar aquí de que el movimiento hacia Dios en una

persona que va moviéndose de bien en mejor en la vida espiritual se caracteriza por


6 GARCÍA DE CASTRO, J.,La intimidad del peregrino, (ed.), Mensajero – Sal Terrae, Bilbao – Santander,
1998, 78-79.
7 Ibid. 76-77
8 DE LOYOLA, I., Ejercicios espirituales, (Iglesias, Manuel., ed), Monte Carmelo,Burgos 2004, EE. EE.
[315]

3
procesos y pensamientos que dan ánimo y fuerzas en la vida espiritual; cuando el

movimiento contrario como lo que inquieta, entristece o agita con razones falsas.

Dios es aquí lo atractivo y al mismo tiempo lo que mueve a la verdadera vida. Pero

esto va más allá de sentimientos buenos o malos. Se trata también de una

orientación religiosa, como podemos ver al adentrarnos más en las siguientes dos

reglas, en donde Ignacio introduce los términos de la Consolación y Desolación9

espiritual como “Mociones Interiores” a las que atender. La consolación San Ignacio

la Define como:

“…quando en el ánima se causa alguna moción interior, con la qual viene la


ánima a inflamarse en amor de su Criador y Señor, y consequenter quando
ninguna cosa criada sobre la haz de la tierra puede amar en sí, sino en el
Criador de todas ellas. Assimismo quando lanza lágrimas motivas a amor de su
Señor, agora sea por el dolor de sus peccados, o de la passión de Christo nuestro
Señor, o de otras cosas derechamente ordenadas en su servicio y alabanza;
finalmente, llamo consolación todo aumento de esperanza, fee y caridad y toda
Leticia interna que llama y atrae a las cosas celestiales y a la propia salud de su
ánima, quietándola y pacificándola en su Criador y Señor….”10

En esta definición vemos que los ejemplos usados tienen que ver con el recorrido

espiritual propuesto en los EE.EE., aunque el discernimiento no se limita a estas

experiencias en tiempo de EE.EE.. Más adelante veremos otra descripción de la

Consolación, también dada por Ignacio que aclara este punto. Por ahora es

importante notar que no se propone que la persona simplemente siga lo que le haga

sentir bien, ni tampoco es un seguir de ciertas emociones sin dirección, estamos

ante la presencia de elementos verdaderamente religiosos. Ambos puntos son

evidentes en la descripción arriba por lo que implican las lágrimas. Estas lágrimas,

ya sean por revisión de pecados, por compasión por Cristo o de “otras cosas

9 Ibid [316] y [317] respectivamente.
10 Ibid. [316]

4
derechamente ordenadas en su servicio y alabanza” podrían ser incómodas, pero

por su orientación hacia el amor, la fe o la esperanza, entendidos en relación a Dios,

sabemos que son camino de purificación y unión con Dios mismo.

Ignacio define la desolación en contraste a lo mencionado arriba de la siguiente

forma:

“llamo desolación todo el contrario de la tercera regla; así como escuridad del
ánima, turbación en ella, moción a las cosas baxas y terrenas, inquietud de varias
agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor,
hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor.
Porque así como la consolación es contraria a la desolación, de la misma manera
los pensamientos que salen de la consolación son contrarios a los pensamientos
que salen de la desolación.”11

Aquí encontramos varios contrastes claros con la definición de la consolación arriba

como: “triste” en vez de “Leticia12”; “agitaciones” en vez de “pacificándola y

quietándola”; “como separada de su Criador y Señor” en vez de “inflamarse en amor

de su Criador y Señor” y aún más claramente en cuanto a las virtudes teologales: “todo

aumento de esperanza, fee y caridad” en vez de “moviendo a infidencia, sin esperanza,

sin amor”.”. Estos contrastes son descripciones altamente útiles para que la persona

misma o un acompañante puedan nombrar, y distinguir lo que seguido en la vida

espiritual se experimenta y es difícil de comunicar. Esta herramienta lingüística o

epistemológica es precisamente lo que permite a Ignacio desarrollar un lenguaje de

la experiencia de Dios que no es poético, como sucede a menudo cuando un místico

intenta plasmar su experiencia espiritual, pero de esto hablaremos más adelante.


11 Ibid. [317]
12 Del latín Letitia, o gozo.

5
Por ahora nos interesa el poder nombrar y contrastar la experiencia de consolación

y desolación para entender el proceso del discernimiento ignaciano.

Un poco menos conocida que las descripciones anteriores, presentadas en las

diferentes versiones de los Ejercicios Espirituales (a continuación abreviaremos el

término como EE.EE.) es la descripción de la consolación y desolación por San

Ignacio en el directorio autógrafo, que es una guía para quien da los ejercicios

aparentemente dictada por San Ignacio y firmada por él. Ahí San Ignacio describe de

manera muy sucinta cómo él explicaba estos conceptos y el contraste entre los dos

es mucho más evidente:

“…debe declara mucho qué cosa es la consolación, yendo por todos sus
miembros, como son: paz interior, gozo espiritual, esperanza, fe, amor, lágrimas
y elevación de la mente, que todos son dones del Espíritu Santo.
La desolación es el contrario, del espíritu malo, y dones del mismo, así como
guerra contra la paz, tristeza contra gozo espiritual, esperanza en cosas bajas
contra la esperanza en las altas; así el amor bajo contra el alto, sequedad contra
lágrimas, vagar la mente en cosas bajas contra la elevación de mente.”13

Lo anterior se describe comparativamente en la siguiente tabla:


Consolación: Desolación:

Paz Interior Guerra
Gozo espiritual Tristeza
Esperanza en [cosas] altas Esperanza en cosas bajas
Fe Sin Fe
Amor alto Amor Bajo
Lágrimas de consolación Sequedad
Elevación de la mente Vagar la mente en cosas bajas


13 LOP SEBASTIÁ, M., Los Directorios de Ejercicios 1540-1599, Mensajero – Sal Terrae, Bilbao –
Santander 2000, 20.

6
Esta clarificación en el directorio autógrafo, junto con el consejo repetido dos veces

en el directorio autógrafo de que se le expliquen bien al ejercitante qué son estos

conceptos14 nos indica lo importantes que son para Ignacio la consolación y

desolación, sin mencionar el hecho de que Ignacio los refiere como esenciales para

tomar una buena decisión en los Ejercicios Espirituales15 y para hacer un buen

diagnóstico cuando la oración no esté dando fruto16.

Como decíamos, tomar consciencia de estas mociones interiores es el eje central en

el sistema de discernimiento propuesto por San Ignacio ya que es la base para

discernir la oración y la presencia de Dios en el diario vivir, también es la base para

la acción y toma de decisiones. Poco a poco la persona aprenderá a reconocer cómo

lo mueve una conversación u otra también en la vida diaria, fuera de Ejercicios, y

comenzará a tomar decisiones que más le muevan hacia la consolación en el diario

vivir.

De modo que si la persona sigue la consolación y se mueve activamente hacia ella de

manera constante no necesitará conocer el plan de Dios en su totalidad para saber

que se acerca no sólo al plan de Dios para su vida, sino, aun mejor, a Dios mismo

que es quien lo atrae por medio de la consolación. Lo único que se le pide a la

persona es tomar un espacio de oración en donde tome consciencia de cómo le

mueven las cosas y que en la vida, ante las opciones disponibles que tenga, intente

siempre elegir lo que más le acerque a Dios, tomando como fuente principal de

información las mociones que va experimentando en su vivir y en la oración.



14
Aclaración hecha por: LOP SEBASTIÀ, M., Los Directorios de Ejercicios 1540-1599, Mensajero – Sal
Terrae, Bilbao – Santander 2000, 594.
15 Ibid.[85], 205.
16 [6]

7
Mucho se ha escrito en relación a las reglas del discernimiento que no podremos

cubrir aquí. Sin embargo, con la discusión anterior, tenemos el eje central de la

metodología ignaciana para el discernimiento. Ahora nos damos a la tarea de buscar

algunas aplicaciones en la vida de Ignacio revisando su diario espiritual.

Parte 2.A. El Lenguaje “cotidiano” del misticismo Ignaciano



No es necesario ser un experto en la espiritualidad para distinguir en un primer

momento que los escritos de San Ignacio de Loyola arriba son enteramente distintos

a los de sus contemporáneos San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús. Podríamos

caer en el error de pensar que Ignacio no tuviera lugar dentro del mundo del

misticismo. Sin embargo, eso sería reducir la experiencia de Dios al lenguaje poético.

Detrás de la expresión de estos santos se encuentra una experiencia de Dios que

busca ser transmitida. De hecho, la falta de elementos poéticos en el lenguaje

ignaciano es precisamente lo que le da su carácter único y lo que posibilita su acceso

y emulación. No es que una forma sea mejor que otra, se trata de expresiones

simplemente distintas, cada una con sus beneficios y puntos en contra. Esto es un

elemento inescapable del lenguaje.

En cuanto a la vivencia mística San Ignacio podríamos listar de su diario espiritual

algunas experiencias o dones místicos, gracias al P. Victoriano Larrañaga, SJ17.

Algunos de los siguientes ya Ignacio incluye en sus descripciones de la Consolación,

otros son más particulares, pero al ver su conjunto no nos queda duda de la riqueza

de la vida mística de San Ignacio: lágrimas; gozo y reposo espiritual; consolación


17
LARRAÑAGA, V., Obras completas de san Ignacio de Loyola. 1 : Autobiografia y Diario espiritual,
Biblioteca de autores cristianos, Madrid 1947, 129, nota 89.

8
intensa; elevación de mente; impresiones e iluminaciones divinas; intensión de fe,

esperanza y caridad; gustos y sentidos espirituales; inteligencias y visitaciones

espirituales; mociones intensas; visiones; loqüela interna y externa; acatamiento

reverencial; réplicas espirituales; tocamientos; recuerdos; ilucidación del

entendimiento por la virtud divina; inflamación en amor; consolación sin causa

precedente; devoción crecida y amor intenso; Leticia interna que llama y atrae a las

cosas celestiales; quietud y pacificación del alma en su Criador y Señor; internas

noticias y divinas inspiraciones.

Inclusive en esta lista podemos observar lo que el lingüista y autor de espiritualidad

José García de Castro nos dice: “Ignacio va en busca de la precisión como opción

lingüística fiel a la experiencia.”18 Esta precisión en el lenguaje de la experiencia

sacrifica la belleza estética y poética que los escritos de San Juan de la Cruz y tantos

otros comunican.

No cabe duda que el uso del lenguaje de estos dos grandes místicos contemporáneos

“logran la unidad entre significante y significado provocando en el lector la creación

de un horizonte trascendente”19. Sin embargo, la limitación inescapable de este tipo

de lenguaje es precisamente su fuerte. El uso del “símil, la metáfora, la metonimia o

el símbolo”20. La interpretación del texto reside fuertemente en la capacidad del

lector de entrar en las imágenes y metáforas para interpretarlas y apropiarlas a la

luz de su experiencia “dejando las más de las veces abierto su significado”.


18 GARCÍA DE CASTRO, J., Semántica y mística. El diario espiritual de San Ignacio de Loyola, Miscelánea
Comillas 59 (2001), 224.
19 Ibid. 223.
20 Ibid. 224

9
De forma similar, la limitación del uso del lenguaje ignaciano pierde la coincidencia

de significante y significado. De esta forma pierde también su apariencia estética, sin

embargo es precisamente lo “cotidiano” y lo “descriptivo” del lenguaje ignaciano lo

que lo hace también más accesible, más fácil de reconocer cuando sucede en la

persona.

En mi práctica como acompañante espiritual de varios años he tenido el gusto de

explicar las reglas de discernimiento ignaciano una y otra vez. Invariablemente, al

describir los diferentes elementos de la consolación y desolación, los ejercitantes,

estudiantes, o parroquianos de cualquier edad y en diferentes culturas, comienzan a

hacer conexiones con su propia vida. Este es un momento muy gratificante como

acompañante espiritual y también un tanto sorprendente. La permanencia de estas

reglas y su relevancia tienen su fuerza precisamente en lo bien que describen la

experiencia de Dios en el alma. Una y otra vez he visto los ojos abiertos y la sonrisa

de quien reconoce que la descripción de Ignacio los interpela y diagnostica tal o cual

momento en el que se encuentran. De igual forma, no dejo de escuchar a quien le

corre como miel por la boca la fluidez y belleza estética del lenguaje poético de San

Juan de la Cruz y tantos otros. Algo es cierto, aunque cada uno a su manera, estas

dos tradiciones “comparten esa extrema preocupación por el lenguaje”21. “A su

manera,” nos dice García de Castro, “Ignacio forma parte del grupo de místicos que

se negaron a silenciar la experiencia mística…”22


21 Ibid. 225.
22 Ibid.

10
Parte 2.B. El contenido “cotidiano” de la oración de Ignacio
Dejando a un lado el análisis comparativo, ahora tornamos nuestra atención al

contenido de la oración de Ignacio. Es cierto que en algunos momentos la oración de

Ignacio tiene un contenido menos cotidiano, como lo fue en la ilustración del

Cardoner, la visión en La Storta, o su experiencia de falsa consolación producida por

esa “cosa… muy hermosa… que le parecía que tenía forma de serpiente que

resplandecía con muchos como ojos”23. Sin embargo, la descripción más importante

que tenemos acerca de la oración de Ignacio y su contenido se encuentra en su

Diario Espiritual. Arriba listábamos experiencias o dones místicos que el P.

Victoriano Larrañaga, SJ nos facilitaba. Al leer esa lista que contiene “lágrimas,

visiones y loqüela interna y externa” sería casi imposible imaginar que el contenido

de su oración fuera algo tan cotidiano como la toma de decisiones financieras en la

organización eclesial o religiosa que comenzaba a formar. Durante el tiempo en el

que Ignacio escribió el diario se encontraba discerniendo algo muy específico: si las

Iglesias Jesuitas podrían o no sustentarse por medio de rentas. Esta decisión que

podría tomarse como una decisión meramente pragmática, es para Ignacio un

espacio de encuentro con Dios y todos los elementos listados en la sección anterior

por el P. Larrañaga, SJ consistieron en confirmaciones con respecto a esta decisión

que no era algo menor. Es una decisión de gran tensión para Ignacio porque tiene

que balancear dos bienes para encontrar el bien mayor. Por un lado está la vivencia

del evangelio en la pobreza, su testimonio y todo lo que esto conlleva, por el otro

está en juego la existencia misma de la Compañía en el tiempo. La decisión histórica


23 Ruiz Jurado, M.(Ed.), Obras de San Ignacio de Loyola, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid
2013, 41. Autobiografía [19].

11
concluyó siendo una tercera alternativa de aceptar rentas para el mantenimiento de

las sacristías de las iglesias jesuitas, no para sus miembros en ninguna otra forma.

Lo importante no es la decisión final. Lo que parece aquí de mayor importancia es el

mero hecho de que Ignacio hubiera hecho de esta decisión un punto de encuentro

con Dios.

Ignacio simplemente aplicó las reglas de consolación y desolación para revisar cómo

lo movían las diferentes opciones que tenía delante suyo. Proponía una y la llevaba a

la oración durante el día, notando cómo sentía que Dios lo movía y poco a poco fue

llegando a un punto de mayor claridad.

La relevancia de este tipo de oración para el cristiano en el mundo contemporáneo

no puede ser minimizada. Ante tantas decisiones que tomar en un mundo cambiante

Ignacio propone el camino del discernimiento de lo cotidiano y nos provee en

lenguaje cotidiano una herramienta útil y eficaz. Ya varias encíclicas han hablado del

valor y la dignidad del trabajo para el ser humano. Esta forma de integración entre

la oración y el trabajo humano hace de la organización humana también un punto de

encuentro con Dios.

Parte 3. Aplicación del discernimiento ignaciano al ámbito organizacional



A continuación quisiéramos esbozar algunas implicaciones de lo discutido hasta el

momento. Hemos dicho que el eje central del discernimiento Ignaciano tiene que ver

con el discernimiento, y el auto-conocimiento en relación a la consolación y

desolación como indicadores de la presencia de Dios. Hemos visto que el lenguaje

“cotidiano” que utiliza Ignacio hace su propuesta accesible y hemos visto que el

contenido de la oración de Ignacio, en el caso del Diario Espiritual, se avoca a

12
discernir la voluntad de Dios por medio de la consolación y desolación en el

desarrollo y planeación de un proyecto organizacional.

Creemos que estamos en la frontera y punto de encuentro entre dos disciplinas que

no han sido propiamente integradas.

Nuestra investigación nos ha llevado a encontrar sólo un libro que se avoque a

tratar temas organizacionales de manera integrada con la espiritualidad Ignaciana.

Es además un libro de tipo divulgativo basado en las reflexiones de una persona sin

el beneficio del rigor académico24. Esto nos parece sorprendente, dado que el campo

del mundo organizacional es muy vasto.

A lo largo de mi práctica como acompañante espiritual he tenido el honor de

acompañar a personas involucradas profundamente en el ámbito organizacional.

Algunas prácticas importantes para estas personas han sido:

• El Examen Ignaciano, donde al final del día se pueden revisar momento por

momento las consolaciones y desolaciones del día.

• Un “Examen al revés” al comienzo del día. En el que se pueden revisar las

actividades del día no como un proceso de planeación sino como un punto de

oración y encuentro con Dios, en el que se imaginan las posibles situaciones y

personas en el día en las que Dios podrá hacerse presente. Esta puede ser

una modificación útil y de gran fruto que he visto a varios Jesuitas crear y

utilizar de manera independiente para personas que dedican tiempo a

planear y priorizar sus actividades.


24 LOWNEY, C., Heroic Leadership, Loyola Press 2005.

13
• Los Ejercicios Espirituales en la vida diaria. Para las personas que tienen ya

un recorrido espiritual esta propuesta puede ser de gran fruto,

especialmente si la persona logra integrar su trabajo con el contenido de la

oración.

• Minutas como examen ignaciano grupal. Anteriormente hablábamos del

examen ignaciano. Un gran numero de organizaciones de tipo religioso

tienen en su misión valores explícitamente religiosos. Sin embargo, sus

reuniones no necesariamente reflejan un ambiente de oración, debido a que

toman el modelo de reuniones del mundo organizacional. Una propuesta que

hemos visto en diferentes grupos como las Comunidades de Vida Cristiana y

otros grupos en España dirigidos por Elías López, SJ es la de no sólo leer

minutas de reuniones anteriores como un texto seco. Sino dedicar un espacio

para que los miembros puedan decir cómo experimentan consolación y

desolación con respecto a los elementos que se recuerdan de la reunión

anterior en la minuta. De igual forma se puede terminar una reunión con una

evaluación en la que el contenido principal de la evaluación sea la

consolación y la desolación. Para un líder que busca la voluntad de Dios en la

organización religiosa esta puede ser información valiosa.

• Discernimiento en común de proyectos a futuro: Una aplicación grupal del

discernimiento se puede dar no sólo a nivel personal sino a nivel grupal,

también en grupos que tengan una misión o valores explícitamente

religiosos.

14
VI. Aplicación de Herramientas Organizacionales al ámbito eclesial/religioso

Aún de mayor importancia me parecen las aplicaciones de sentido inverso. Me

refiero a la aplicación e integración de herramientas del mundo Organizacional al

ámbito religioso. Algunos ejemplos podrían ser suficiente:

• Herramientas de análisis organizacional del mundo de consultoría de

negocios y pensamiento sistémico25 como herramientas para el

discernimiento apostólico comunitario.

• Aplicación de principios de Estrategia, de Michael Porter por ejemplo, a la

labor de la iglesia o de algún sector en particular como una forma de enfocar

los esfuerzos en una dirección concreta.

• Aplicación de principios de Marketing compatibles con la fe para mejor

comunicar el mensaje apostólico.

• Aplicación de principios de mediación y resolución de conflictos para ayudar

en procesos de diálogo, perdón y reconciliación en la iglesia y el mundo.

Todas estas propuestas asumen que las herramientas escogidas del mundo

organizacional no sólo sean compatibles con valores evangélicos, sino que se

adapten y modifiquen por medio de la integración en la oración, con una atención

especial a lo que mayormente mueva a la consolación.

Ante los cambios sociales que afrontamos hoy y las demandas de todo cristiano por

su atención y su productividad, San Ignacio nos ofrece entrar en la rica tradición del

discernimiento, no para huir, sino para crear espacios de encuentro que lo toquen

25
Aquí pensamos en el trabajo de Peter Checkland como una herramienta esencial para el análisis orante de
una organización. Debido a sus características “suaves” es muy adaptable al ámbito religioso.
Ver: Ruiz Andujo, J., Metodología de sistemas suaves aplicada al ámbito ignaciano (Trabajo de fin de
Master), Universidad Pontificia ICAI ICADE Comillas, Madrid 2017.

15
todo, donde podamos elevar nuestros ojos y encontrar a Dios en los sucesos del día

a día y en el mismo cambio. Ignacio nos invita a estar conscientes de los espacios

que más nos mueven hacia Dios para tomar decisiones de aún mayor acercamiento

en nuestro diario vivir.

16

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