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Muchas reacciones químicas ocurren en una serie de etapas en que los reactantes se
transforman en productos a través de múltiples etapas de reacción elementales secuenciales.
Por ejemplo, consideremos el siguiente esquema de reacción secuencial:
En este esquema, el reactante A desaparece para formar el intermedio I, y este intermedio sufre
una transformación subsecuente con la formación del producto P. La especie I se conoce como
un intermedio. El esquema de reacción secuencial ilustrado en la Ecuación (36.46) implica una
serie de reacciones de primer orden elementales. Reconociendo esto, las expresiones de
velocidad diferencial para cada especie se pueden escribir como sigue:
Estas expresiones surgen naturalmente de las etapas de reacción elementales en las que
participa una especie dada. Por ejemplo, la desaparición de A ocurre en el primer paso de la
reacción.
Este es un proceso estándar de primer orden, consistente con la expresión de velocidad
diferencial de la Ecuación (36.47). La formación del producto P también es un proceso de primer
orden por la Ecuación (36.49). La expresión de la Ecuación (36.48) para el intermedio I refleja el
hecho de que I está implicado en ambas etapas de reacción elemental, la desaparición de A
(kA[A]), y la formación de P (−kI[I]). En correspondencia, la expresión de velocidad diferencial de
[I] es la suma de las velocidades asociadas a esas dos etapas de reacción. Para determinar las
concentraciones de cada especie en función del tiempo, comenzamos con la Ecuación (36.47),
que se puede integrar fácilmente dadas una serie de concentraciones iniciales.
Supongamos que a t = 0 sólo está presente el reactante A, de forma que
Pese a que las expresiones de [I] y [P] parecen complicadas, la evolución temporal de la
concentración predicha por estas ecuaciones es intuitiva como muestra la Figura 36.8. La Figura
36.8a presenta la evolución de la concentración cuando kA = 2kI. Nótese que A sufre una caida
exponencial resultando la formación de I. El intermedio a su vez sufre una transformación
posterior para formar el producto. La evolución temporal de [I] es extremadamente dependiente
de las constantes de velocidad relativas de la producción, kA y desaparición, kI. La Figura 36.8b
presenta el caso en el que kA >> kI. Aquí, la concentración de intermedio máxima es mayor que
en el primer caso. El límite opuesto se ilustra en la Figura 36.8c, donde kA < kI y el máximo de la
concentración de intermedio se reduce significativamente. Este comportamiento es consistente
con la intuición: si el intermedio desaparece a una velocidad más rápida que la velocidad a la que
se forma, entonces la concentración del intermedio será pequeña. Desde luego, es válida la
lógica contraria como se evidencia en el ejemplo presentado en la Figura 36.8b para kA >> kI.
Concentración de intermedio máxima
En este límite, la dependencia de [P] con el tiempo es idéntica a la predicha para la desaparición
de primer orden del reactante A, para la formación de producto.
PROBLEMA EJEMPLO
REACCIONES PARALELAS
En las reacciones discutidas hasta aquí, la desaparición del reactante origina la producción de
una especie única. Sin embargo, en muchos ejemplos un único reactante puede dar lugar a una
variedad de productos. Tales reacciones se denominan reacciones paralelas. Consideremos la
reacción siguiente en la que el reactante A puede formar uno de dos productos, B o C:
La integración de la expresión correspondiente a [A] con las condiciones iniciales [A]0 ≠ 0 y [B] =
[C] = 0 da lugar a
Como sólo hay dos ramas en esta reacción, B= 2/3. La inspección de la Figura 36.12
revela que [B] = 2[C], lo cual es consistente con los rendimientos calculados.
PROBLEMA EJEMPLO
REACCIONES REVERSIBLES Y EQUILIBRIO
Las constantes de velocidad directa e inversa son kA y kB, respectivamente. Las expresiones
de la ley de velocidad integrada se pueden obtener para esta reacción comenzando con las
expresión de las velocidades diferenciales de los reactantes y productos:
Con esas condiciones iniciales, la Ecuación (36.59) se puede integrar como sigue:
Usando esta relación con las condiciones iniciales especificadas anteriormente, las
concentraciones de reactantes y productos son
La figura 36.15 presenta la dependencia con el tiempo de [A] y [B] para el caso en que kA = 2kB =
0.06 s−1. Nótese que [A] sufre un decaimiento exponencial con una constante de velocidad
aparente igual a kA + kB y [B] aparece exponencialmente con una constante de velocidad
equivalente. Si la reacción inversa no estuviera presente, sería de esperar que [A] decayera a
cero; sin embargo, la existencia de la reacción inversa provoca que ambos [A] y [B] sean no nulos
a tiempos grandes. La concentración de reactante y producto a tiempos largos se define como la
concentración de equilibrio. Las concentraciones de equilibrio son iguales al límite de las
Ecuaciones (36.89) y (36.90) cuando el tiempo tiende a infinito:
Las Ecuaciones (36.91) y (36.92) muestran que las concentraciones de reactantes y productos
alcanzan una constancia o valor de equilibrio que depende de los valores relativos de las
constantes de velocidad directa e inversa.
Teóricamente, se debe esperar una cantidad infinita de tiempo antes de que se alcance el
equilibrio. En la práctica, habrá un tiempo después del cual las concentraciones de reactantes
y productos serán suficientemente próximas al equilibrio y los cambios de esas concentraciones
con el tiempo serán tan pequeños que es razonable aproximar el sistema como si hubiera
alcanzado el equilibrio. Este tiempo se indica por teq en la Figura 36.15, donde se muestra que las
concentraciones están cerca de sus valores de equilibrio para tiempos posteriores a teq. Después
de que el equilibrio se ha establecido, la independencia del tiempo de las concentraciones de
reactantes y productos se puede expresar como
Los subíndices de la Ecuación (36.93) indican que la igualdad se aplica sólo después de que se
haya establecido el equilibrio. Un error común es considerar que la Ecuación (36.93) establece
que en el equilibrio las velocidades de reacción directa e inversa son cero. En lugar de ello, en
el equilibrio las velocidades de reacción directa e inversa son iguales, pero no cero, de forma
que la concentración macroscópica de reactantes y productos no evolucionan con el tiempo.
Esto es, las reacciones directa e inversa se dan, pero transcurren con velocidades iguales en el
equilibrio. Usando la Ecuación (36.93) en combinación con las expresiones de velocidad
diferencial para el reactante [Ecuación (36.85)], llegamos a una relación que nos resulta familiar:
En esta ecuación, Kc es la constante de equilibrio definida en términos de concentración. Esta
cantidad es idéntica a la encontrada primeramente en Termodinámica. Ahora tenemos una
definición de equilibrio desde la perspectiva cinética; por tanto, la Ecuación (36.94) es un
resultado notable en el que el concepto de equilibrio descrito desde estas tres diferentes
perspectivas está conectado mediante una ecuación engañosamente simple.
Desde el punto de vista cinético, Kc está relacionado con el cociente de las constantes de
velocidad directa e inversa de la reacción. Cuanto mayor sea la constante de velocidad directa en
relación a la de la reacción inversa, el equilibrio favorecerá más a los productos que los
reactantes.
La Figura 36.16 ilustra la metodología para determinar las constantes de velocidad directa
o inversa. Específicamente, la medida de la cinética de desaparición de los reactantes
(o equivalentemente la cinética de formación de los productos) proporciona una medida de
la constante de velocidad aparente, kA + kB. La medida de Kc, o las concentraciones de los
reactantes y productos en el equilibrio, proporciona una medida de la ratio de las constantes de
velocidad directa e inversa. Ambas medidas representan un sistema de dos ecuaciones con dos
incógnitas que se pueden resolver fácilmente para determinar kA + kB.
REACCIONES RADICALARIAS EN CADENA
Los radicales son especies químicas que contienen un electrón desapareado. Debido a la
presencia del electrón desapareado, los radicales tienden a ser extremadamente reactivos. En
1934, Rice y Herzfeld fueron capaces de demostrar que el comportamiento cinético de muchas
reacciones orgánicas era consistente con la presencia de radicales en el mecanismo de reacción.
Un ejemplo de reacción mediada por radicales es la descomposición térmica del etano:
En esta sección, incluimos un punto (•) en la fórmula de un compuesto para indicar qué la
especie es un radical. La primera etapa elemental en el mecanismo implica la creación de
dos radicales metilo, denominada etapa de iniciación [Ecuación (37.86)]. En una etapa de
iniciación, los radicales se producen a partir de especies precursoras. Las tres siguientes
etapas del mecanismo [Ecuaciones (37.87) a (37.89)] se denominan etapas de propagación
en las que un radical reacciona con otra especie para producir un radical y productos
no radicales, y los productos radicales participan en las reacciones subsecuentes. La etapa
final del mecanismo es una etapa de terminación en la que dos radicales se recombinan
para producir un producto no radical.
Pese a que el mecanismo de las Ecuaciones (37.86) a (37.90) claramente es complejo, la
expresión de la ley de velocidad predicha por este mecanismo es notablemente simple. Para
deducir esta ley de velocidad, comenzamos con la expresión de velocidad diferencial para la
desaparición del etano:
Debido a que la constante de velocidad de iniciación, k1, es muy pequeña, sólo el término de la
potencia más baja de esta cantidad se mantiene cuando se evalúa la Ecuación (37.98), de forma
que
Finalmente, usando la expresión de [CH 3•] en la Ecuación (37.93) e ignorando las potencias
elevadas de k1, la expresión de la velocidad diferencial de [C 2H6] es
La Ecuación (37.102) predice que el decaimiento de etano es de primer orden con respecto a
etano, como se observa experimentalmente. El aspecto notable de este resultado es que de un
mecanismo muy complejo se deriva una expresión relativamente simple de velocidad. En general,
incluso el mecanismo radical más complejo de Rice–Herzfeld da lugar a órdenes de reacción 1/2,
1, 3/2 y 2.
PROBLEMA EJEMPLO
Estudios experimentales han mostrado que la ley de velocidad de esta reacción es de 1/2
con respecto al Cl2. ¿Es consistente el siguiente mecanismo con este resultado?
Solución
La Ecuación (36.83) predice que una gráfica de ln(k) frente a T−1 dará una recta con pendiente
−Ea/R y ordenada en el origen igual a ln(A).
PROBLEMA EJEMPLO
Los datos se indican por los puntos, y la línea continua corresponde al ajuste lineal por mínimos
cuadrados de los datos. La ecuación de la línea es
El origen del término de energía en la expresión de Arrhenius se puede entender como sigue.
La energía de activación corresponde a la energía necesaria para que la reacción química
ocurra. Conceptualmente, visualizamos una reacción química conforme ocurre según un perfil
de energía como se ilustra en la Figura 36.13. Si los reactantes tienen una energía mayor
que la energía de activación, la reacción procede. La dependencia exponencial de la energía
de activación es consistente con la estadística de Boltzmann, con exp(-Ea/RT) representando
la fracción de moléculas con suficiente energía cinética para sufrir la reacción.
Conforme la energía de activación aumenta, la fracción de moléculas con suficiente energía
para reaccionar disminuirá, al igual que la velocidad de reacción.
No todas las reacciones químicas muestran el comportamiento de Arrhenius. Específicamente,
la suposición inherente en la Ecuación (36.83) es que ambos Ea y A son cantidades
independientes de la temperatura. Sin embargo, hay muchas reacciones para las que una gráfica
de ln(k) frente a T−1 no da lugar a una línea recta, consistente con la dependencia de la
temperatura de uno o ambos parámetros de Arrhenius. Las modernas teorías de las velocidades
de reacción predicen que la constante de velocidad exhibirá el comportamiento siguiente:
donde a y son cantidades independientes de la temperatura, y m puede adoptar valores
tales como 1, 1/2, y −1/2 dependiendo de los detalles de la teoría usada para predecir la
constante de velocidad. Por ejemplo, en la sección posterior sobre la teoría del complejo activado
, se predice un valor de m = 1. Con este valor de m, una gráfica de ln(k/T) frente a T−1 dará una
línea recta con pendiente igual a y ordenada en el origen igual a ln(a). Pese a que las
limitaciones de la expresión de Arrhenius son bien conocidas, esta relación proporciona una
descripción adecuada con la dependencia de la temperatura de las constantes de velocidad de
reacción para una amplia variedad de reacciones.