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SAÚL MUÑOZ MALDONADO

EIDER DUVÁN GÓMEZ GARNICA

PROBLEMA JURÍDICO

¿Es imputable a título de dolo eventual el homicidio cometido por persona en


estado de embriaguez que conduce un vehículo automotor?

JUSTIFICACIÓN

La delimitación del concepto de dolo eventual es una tarea que representa


ambigüedad dentro de la doctrina, y en la práctica se complica aún más. La
práctica, por lo general, representa un mayor desafío que la teoría, y nuestro caso
no es la excepción. La complejidad a la hora de delimitar el concepto de dolo
eventual, o de diferenciarlo de la culpa con representación, se da en razón de que,
en el momento de discernir el contenido de ambos, es necesario hacer una
valoración del deseo del sujeto que cometió la conducta, y he aquí el problema;
¿Cómo saber si el sujeto previó que podía causar cierto resultado y lo dejó al
azar? Ó, ¿Cómo es posible saber si el sujeto confió en que podía evitar el
resultado de una conducta prevista?

Nuestro interés como estudiantes en escoger este tema es formar un concepto


claro dentro de la tipicidad subjetiva, de forma tal que podamos diferenciar sin
problemas el dolo eventual de la culpa con representación, centrando nuestra
especial atención en el primero, teniendo en cuenta que en el supuesto de hecho
planteado en nuestro problema jurídico es aquel el escogido por la jurisprudencia
para imputar la conducta punible.

Para Muñoz Conde, el dolo como tal, es la conciencia y la voluntad de realizar el


tipo objetivo de un delito, es decir, saber que la conducta que realizo encuadra
dentro de un tipo penal, y además querer realizar esta conducta. De este concepto
emanan los dos elementos del dolo que acabamos de describir brevemente: La
conciencia y la voluntad, también conocidos como elemento cognitivo y volitivo.

El primero de ellos, el elemento cognitivo, o como lo llama Muñoz Conde, el


elemento intelectual, se basa en que, según el autor:
“[…] el sujeto de la acción debe saber qué es lo que hace y conocer los elementos
que caracterizan su acción como conducta típica. Es decir, ha de saber, por
ejemplo, en el homicidio que mata a otra persona; en el hurto, que se apodera de
una cosa mueble ajena; en los abusos sexuales, que el sujeto pasivo está privado
de sentido o que es menor de 13 años, etc., etc” (2015, pág. 268)

Mientras que, el segundo de los elementos, el volitivo:

“Para actuar dolosamente no basta con el mero conocimiento de los elementos


objetivos del tipo, es necesario, además, querer realizarlos. El elemento volitivo
supone la voluntad incondicionada de realizar algo (típico) que el autor cree que
puede realizar”. (2015, pág. 269)

El término “dolo eventual” no se encuentra expresamente mencionado en nuestro


código penal, sin embargo, el concepto sí fue plasmado por el legislador en la
norma, de forma tal que la doctrina y la jurisprudencia han sido las encargadas del
nominar el concepto con el término. El artículo 22 del código penal afirma:
“La conducta es dolosa cuando el agente conoce los hechos constitutivos de
la infracción penal y quiere su realización. También será dolosa la conducta
cuando la realización de la infracción penal ha sido prevista como probable y
su no producción se deja librada al azar.” (Subrayado fuera de texto)

Aquí podemos ver claramente la existencia de dos tipos de dolo; (I) Directo. El
cual contiene los dos elementos mencionado por Muñoz Conde; el sujeto agente
quiere la realización del hecho punible (elemento volitivo) aún conociendo la
ilicitud de su conducta (elemento cognitivo); (II) Eventual. En el cual el sujeto
agente es consciente de la ilicitud de su conducta (elemento cognitivo), pero deja
su consumación al azar.

Claramente el elemento volitivo no se encuentra presente dentro del dolo eventual.


Esto podría generar confusión en cualquier persona que quiera abordar el tema;
¿Cómo es posible que el dolo, como género, se constituya de dos elementos, y a
la vez una de sus especies (el dolo eventual) carece de uno de esos elementos?

Creemos que la mejor forma de solucionar esta “contradicción” es definiendo al


dolo eventual como una forma excepcional del dolo.

Ahora, para diferenciar el dolo eventual de la culpa con representación es


necesario definir esta.
Nuestro código penal tampoco expresa el término “culpa con representación”, pero
es fácil relacionar el término con el concepto allí plasmado:

“Artículo 22. La conducta es culposa cuando el resultado típico es producto de la


infracción al deber objetivo de cuidado y el agente debió haberlo previsto por ser
previsible, o habiéndolo previsto, confió en poder evitarlo.” (Subrayado fuera de
texto).

Se entiende entonces que tanto el dolo eventual como la culpa con representación
tienen algo en común; el sujeto agente prevé el resultado en ambas, sin embargo
en la culpa con representación el sujeto carece del elemento volitivo exigido por el
dolo, es más, no quiere la realización del hecho punible, por lo cual es probable
que despliegue acciones encaminadas a evitar su consumación, ya que confía que
puede hacerlo.

Habiendo definido ambos conceptos podría entenderse que para imputar un hecho
punible a título de dolo eventual o culpa con representación todo quedaría
reducido a la valoración del material probatorio, de tal forma que los esfuerzos del
fallador se centrarían en evidenciar si el sujeto agente, después de prever el
resultado, dejó la consumación del mismo al azar o se esforzó por evitarlo. Días
Pérez afirma:

“El estudio realizado sobre la sentencia proferida el 28 de julio de 2009 por el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá –Sala Penal–, se hizo con la
finalidad de dar a conocer los elementos técnicos y metodológicos que deben
tenerse en cuenta para resolver dudas sobre la calificación del tipo subjetivo,
respecto a si se presenta la figura de culpa con representación, o por si el
contrario, se configura el dolo eventual. De esta forma, en primer momento deben
establecerse los hechos demostrados, esto es, lo que se puede afirmar que
ocurrió, de acuerdo a las pruebas aportadas por las partes durante el proceso.
Luego, se debe hacer una valoración de estos elementos de juicio, para demostrar
más allá de toda duda razonable que la persona tiene responsabilidad, bien sea
por una infracción del deber objetivo de cuidado seguido de la producción de
resultados antijurídicos, o por haber previsto como probable la infracción penal y
haber dejado su no producción librada al azar.” (2010, pág. 13)

Se entiende también que para hablar de culpa con representación, el juez debe
además valorar si hubo violación del deber objetivo de cuidado, teniendo en
cuenta que el nexo causal entre el resultado y la acción no es suficiente para
imputar el hecho en la modalidad culposa.
En conclusión se puede evidenciar que para el presente trabajo es menester
aplicar la dogmática explicada al supuesto de hecho planteado en el problema
jurídico, para entender por qué la jurisprudencia ha establecido al dolo eventual
como tipo subjetivo en los homicidios causados por persona ebria que conduce un
vehículo automotor; de entrada uno podría pensar que tal homicidio se comete
bajo la modalidad de culpa con representación, ya que el sujeto agente suele
conducir confiando en que su capacidad para conducir es suficiente para no
lastimar a nadie, a pesar de su embriaguez.

BIBLIOGRAFÍA

 Díaz, Pérez, Nydia C.. Discusión jurisprudencial sobre el dolo eventual y la


culpa con representación en delitos de homicidio ocasionados en
accidentes de tránsito. Logos Ciencia y Tecnología. No. 2, 2010, D -
Dirección Nacional de Escuelas, 2010. ProQuest Ebook Central,
http://ebookcentral.proquest.com/lib/unabsp/detail.action?docID=3204498.

 MUÑOZ CONDE, Francisco; 2015. Derecho Penal, Parte General. Editorial


Tirant lo Blanch. Valencia, España.

 Ley 599 del 2000, Código Penal.

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