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Instituto de Investigaciones Eléctricas:

Antecedentes y consolidación
Instituto de Investigaciones Eléctricas:

Antecedentes y consolidación
Edición: Instituto de Investigaciones Eléctricas

Año de edición: 2015

D.R. © Instituto de Investigaciones Eléctricas


Reforma 113, colonia Palmira, C. P. 62490, Cuernavaca, Morelos, México.

Autor, recopilador, entrevistador y compilador:


Francisco Javier González Quiñones

ISBN en trámite
Se imprimió en noviembre de 2015 en Artes Gráficas Panorama, S. A. de C. V.
Avena 629, colonia Granjas, Delegación Iztacalco, C. P. 08400,
México, D.F., México.

El tiraje consta de 2000 ejemplares


Contenido

Presentación, Dr. José Luis Fernández Zayas, Director Ejecutivo del IIE 5

Prólogo, Mtro. Fernando Augusto Kohrs Aldape, Director de Planeación, Gestión de la Estrategia 7
y Comercialización del IIE

Introducción, Ing. Francisco Javier González Quiñones, Autor e investigador del IIE 9

Capítulo 1
Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 11

Capítulo 2
Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 47

Epílogo 123

Bibliografía y fuentes consultadas 124

Agradecimientos del autor 128

Anexos
Anexo I. Evolución de los ingresos y el patrimonio 1978-1991 130

Anexo II. Evolución de los ingresos y el equipamiento 1978-1991 130

Anexo III A. Evolución de los ingresos por tipo de aportaciones 1978-1985 131

Anexo III B. Evolución de los ingresos por tipo de aportaciones 1985-1991 131

Anexo IV. Evolución de la plantilla de investigadores 1977-1991 132

Anexo V. Evolución del programa de becarios 1978-1991 132

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Presentación
El Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) que me honro en dirigir desde el 19 de septiembre de 2013, cum-
ple el 1 de diciembre de 2015 sus primeros 40 años de existencia. Este importante acontecimiento es motivo de
regocijo y para celebrarlo se decidió rescatar la historia institucional que recopile y plasme los planes, vicisitudes,
esfuerzos y éxitos del IIE durante las primeras cuatro décadas de su gratificante historia.

El libro que hoy tiene en sus manos es la primera parte de esa historia y comprende los antecedentes y las admi-
nistraciones de Carlos Vélez Ocón y Guillermo Fernández de la Garza como directores del IIE, en términos cro-
nológicos esto cubre el período 1975-1990. Esta obra es el resultado del esfuerzo de su autor por poner al alcance
de los lectores los pormenores de esa historia del IIE, que sin lugar a dudas también forma parte importante de la
historia tecnológica de México y por lo mismo merece ser difundida. Un libro de esta naturaleza permite conocer
con cierto detalle el trabajo especializado del IIE y en esa medida valorar su impacto en el sector energético del
país, particularmente en la industria eléctrica nacional. El Instituto de Investigaciones Eléctricas es patrimonio
tecnológico de México y goza de un sólido prestigio ratificado con cada uno de sus proyectos. Ser miembro de la
Comunidad IIE es una responsabilidad que implica un firme compromiso con el país. Espero que aquéllos de más
antigüedad en el IIE se sientan orgullosos de formar parte de esta organización y puedan decir que ha valido la
pena tantos años de trabajo. Asimismo, espero que los de más reciente ingreso al Instituto puedan conocerlo mejor
y en esa medida respalden su orgullo de pertenecer al noble y prestigiado Instituto de Investigaciones Eléctricas.
Igualmente confío que los lectores de este libro tengan mayores elementos para conocer y valorar el trabajo del IIE.

Tal como se reseña en este libro, el trabajo de investigación, desarrollo tecnológico e innovación del IIE, ha estado
orientado al impulso de soluciones que atiendan la problemática técnica de la industria eléctrica nacional y afines,
esto le ha permitido desplegar una rica infraestructura material y un valioso capital humano que son los pilares de
su competencia tecnológica.

Sin duda el prestigio del IIE se ha construido con la labor cotidiana de sus trabajadores, pero es pertinente
señalar que en la creación del Instituto, así como en su impulso inicial y su posterior evolución, ha sido funda-
mental la visión y el apoyo de ilustres personajes e importantes autoridades como Fernando Hiriart Balderrama,
Carlos Ramírez Ulloa, Manuel Moreno Torres, Hugo Cervantes del Río, Alberto Escofet Artigas, Guillermo
Guerrero Villalobos, Rogelio Gasca Neri, Alfredo Elías Ayub, Antonio Vivanco Casamadrid, Jaime González
Aguadé, Francisco Rojas Gutiérrez, y Enrique Ochoa Reza. Además, por supuesto, a la responsabilidad y a la
energía de quienes me han antecedido en la Dirección Ejecutiva: Carlos Vélez Ocón, Carlos Treviño Lozano,
Guillermo Fernández de la Garza, Pablo Mulás del Pozo, Julián Sánchez Gutiérrez, Fernando Kohrs Aldape,
Oswaldo Gangoiti Ruiz y Julián Adame Miranda, a todos ellos mi agradecimiento.

Las páginas de este libro están impregnadas de añoranzas y gratos recuerdos, pero también de trazos históricos
que describen algunos de los eventos y logros más relevantes del IIE, acontecidos durante este recuento inicial de
su larga y fructífera jornada tecnológica. Este recuento nos remite a los primeros años de la nacionalización de la
industria eléctrica, como punto de partida de la modernización de la CFE y con ello de la creación, en 1965, del
antiguo Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica, cuya infraestructura material y conceptual se trans-
forma, 10 años después, para dar origen al actual Instituto de Investigaciones Eléctricas. Siempre es sano conocer
nuestras raíces y en ese sentido y en la víspera del 40 aniversario del IIE, este libro resulta oportuno.

No quiero concluir estas palabras sin manifestar mi gratitud a las instituciones y personas que sin pertenecer al IIE
han contribuido a su progreso de diversas maneras.

Que la lectura de este libro le resulte amena y provechosa.

José Luis Fernández Zayas


Director Ejecutivo del IIE

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Prólogo

El propósito de este libro es ofrecer al lector una retrospectiva del trabajo realizado por el Instituto de Investigaciones
Eléctricas (IIE) durante sus años iniciales de arranque y consolidación: 1975-1990. Gracias a este trabajo, los
clientes del IIE, particularmente la industria eléctrica nacional e industrias afines, pronto se beneficiaron con
numerosos desarrollos, innovaciones y transferencias tecnológicas que mejoraron el desempeño de sus equipos y
sistemas, haciendo más eficientes sus procesos productivos, ya sea mejorando la combustión en las termoeléctri-
cas, disminuyendo las fallas en las redes eléctricas, apoyando el mantenimiento de la infraestructura energética
mediante su monitoreo y control, modernizando el despacho de carga y control de energía, o bien desarrollando
diversos simuladores para propósitos de capacitación y adiestramiento; prototipos de sistemas y equipos electróni-
cos y/o electromecánicos, para su comercialización o mediante asesorías especializadas, por ejemplo. De ello se da
cuenta en este libro, ofreciendo cierto detalle sobre los respectivos contextos.

Las páginas de este libro ofrecen en su conjunto un buen panorama de los antecedentes, creación y desarrollo
inicial del IIE, asimismo refieren algunos de sus hitos y permiten tener una buena idea, no sólo de sus proyectos
y desarrollos más relevantes, sino también de algunas de las dificultades de diversa índole, enfrentadas y superadas
durante esta etapa de su historia.

La planeación estratégica ha sido fundamental en toda la historia del IIE, lo que le ha permitido identificar con
antelación amenazas y oportunidades, siempre presentes en todas las circunstancias. El resultado del estudio de
estas circunstancias se ha incorporado sistemáticamente a las líneas de desarrollo y a las acciones emprendidas
para atender la diversa y compleja problemática tecnológica de las mencionadas industrias y de otras secciones
del sector energético. Esta dinámica es el impulso del círculo virtuoso que ha favorecido el progresivo desarrollo
de las capacidades tecnológicas del IIE, así como la conformación y aprovechamiento de su propiedad intelectual
corporativa.

Las páginas de este libro dan cuenta del acontecer del Instituto durante esta etapa inicial de su jornada tecnológica.
En ellas han quedado plasmados los nombres de algunos de los protagonistas de esa época y de diversos desarro-
llos e innovaciones del Instituto de Investigaciones Eléctricas. La historia del IIE ha estado plena de estimulantes
retos cuya solución le ha permitido cosechar los frutos con los que ha definido y fortalecido su prestigio nacional
e internacional.

Desde sus primeros años, el IIE ha contribuido a la formación de investigadores, especialistas y tecnólogos que
se han incorporado a la industria, la cátedra y la investigación. También con el desarrollo de sus innovaciones, el
Instituto ha apoyado la formación y el fortalecimiento de personal especializado de la CFE y de otras importantes
entidades del sector energético.

En gran medida, el quehacer del Instituto de Investigaciones Eléctricas se ha definido por las circunstancias y ne-
cesidades tecnológicas del sector energético nacional, así lo ha hecho y lo seguirá haciendo, con la certeza de que
su trabajo contribuye al sostenimiento y avance de tan importante y vital sector.

Fernando Augusto Kohrs Aldape


Director de la División de Planeación,
Gestión de la Estrategia y Comercialización

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“Para los ingenieros mexicanos el futuro parece brillante,
pleno de oportunidades y con muchos problemas interesantes
por resolver”. Palabras pronunciadas el 18 de noviembre de

Introducción
1980 por el ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, en su
discurso como ganador del Premio Nacional de Ingeniería
de ese año.

Inicio la introducción de este libro con este epígrafe, no sólo porque las palabras que enuncia resultaron proféticas
en el devenir del Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), que entonces recién comenzaba su jornada tecno-
lógica, sino también como una manera de reconocer el gran apoyo que en muchos sentidos brindó el ingeniero
Hiriart para la construcción y avance del mismo. Don Fernando Hiriart Balderrama fue un hombre visionario
y fiel creyente del progreso de la ingeniería mexicana. Por fortuna, el IIE pronto respondió a las expectativas del
ingeniero Hiriart con la construcción del primer simulador de alcance total para termoeléctricas, este éxito tec-
nológico del Instituto fue un parteaguas en la historia tecnológica del país, al demostrar la calidad y capacidad de
los ingenieros mexicanos dedicados a la investigación y desarrollo tecnológico para apoyar la evolución del sector
eléctrico nacional.

De ese desarrollo tecnológico y de otros logros e innovaciones del IIE, además de los antecedentes que llevan
a su creación, damos los pormenores en este libro, el cual inicia con un rápido recorrido por la evolución de la
Comisión Federal de Electricidad a partir de la nacionalización de la industria eléctrica. Enseguida se detalla el
surgimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) como parte de los esfuerzos guberna-
mentales para propiciar la independencia tecnológica de México. Se abordan estos temas como un antecedente
necesario para entender las razones de la creación del Instituto de Investigaciones Eléctricas.

Después de abundar en el contexto en que se crea el IIE, se reseña el arranque del mismo bajo la Dirección
Ejecutiva del doctor Carlos Vélez Ocón, quien entusiasmado realiza diversas diligencias para armar la infraestruc-
tura inicial del Instituto en sus instalaciones de Palmira, en Cuernavaca, lugar de remembranzas que remiten a
Lázaro Cárdenas, porque aledaña a estas instalaciones está la finca que en alguna época perteneció al mandatario
michoacano. No obstante su entusiasmo, el doctor Vélez pronto tiene que dejar el IIE para ocuparse de diri-
gir el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), de acuerdo a la encomienda del licenciado Luis
Echeverría Álvarez, entonces Presidente de México. El doctor Carlos Treviño Lozano releva al doctor Vélez y ocupa
la Dirección Ejecutiva por escasos dos meses, ya que por razones personales renuncia hacia finales de 1976.

En esas circunstancias, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza inicia el 13 de diciembre de 1976 su gestión
como tercer Director Ejecutivo del IIE y la concluye el 16 de mayo de 1991. Durante esos 15 años, el Instituto
creció de forma considerable, tanto en su infraestructura material como en su capital humano. Fue una época de
auge y crecimiento en la que se consolidó su prestigio gracias a numerosos y diversos desarrollos tecnológicos que
se aplicaron en las soluciones a la diversa y retadora problemática de sus clientes. En este libro referimos algunos
ejemplos de proyectos, transferencias de tecnología, alianzas, convenios, congresos, talleres y otras modalidades de
vinculación del IIE con organismos, empresas y entidades nacionales y extranjeras.

Bajo el impulso de esa positiva etapa y la propia dinámica aplicada por cada uno de sus posteriores directores, el
Instituto continuó cumpliendo su misión de apoyar la evolución tecnológica del sector eléctrico. Con el correr de
los tiempos, el IIE enfrentó múltiples retos que superó mediante diversas directrices institucionales: reestructura-
ciones organizacionales, reajuste de personal, reducción de apoyos a proyectos de investigación y desarrollo tecno-
lógico, programas de austeridad, ampliación de su cartera de clientes y formulación de nuevas líneas de investiga-
ción, entre otras modalidades y mecanismos que ayudaron a mantener su operación y evolución. De ello daremos
cuenta en otro libro en el que se abordarán los pormenores de cada una de esas etapas de la historia del IIE. Por lo
pronto nos ocuparemos sólo de la etapa que comprende su creación, arranque y temprana consolidación.

Amable lector(a), le invito a recorrer las páginas de este libro para hacer un viaje en el tiempo y transitar parte del
camino forjado por el IIE durante su gratificante jornada tecnológica.

Francisco Javier González Quiñones


Autor e investigador del IIE

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Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

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1
Antecedentes, creación y arranque del

Instituto de Investigaciones Eléctricas

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Antes de proceder a puntualizar personajes, eventos y logros que son fundamentales para definir la historia del
Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) durante sus primeros 40 años de existencia, vamos a remontarnos a la
década de los difíciles pero promisorios sesenta, con el propósito de comentar ciertos acontecimientos que además
de ser puntos de referencia en esta historia, algunos de ellos resultaron claves para que el 1 de diciembre de 1975
fuera publicado en el Diario Oficial de la Federación, el decreto por el cual se creó el IIE, con el objetivo de realizar
funciones de investigación y desarrollo tecnológico que contribuyeran al desarrollo del sector eléctrico mexicano.

Puesto que la razón de ser del IIE es apoyar precisamente a este sector, iniciemos nuestra historia con la integra-
ción del mismo: la nacionalización de la industria eléctrica. A partir de este hito nacional ocurrido en septiembre
de 1960, el Estado mexicano asumió con rigor y de manera integral su papel rector en ésta tan importante área
económica y estratégica del país. Pero esa responsabilidad trajo consigo grandes retos y una problemática que no
podía ser soslayada, ya que estaba en juego la continuidad del desarrollo económico de México. Nacionalizar la
industria eléctrica implicó para el gobierno federal, entre otros compromisos, asignar recursos extraordinarios en
el presupuesto gubernamental, para apoyar el financiamiento para la expansión del sector y para cubrir las indem-
nizaciones a los antiguos dueños de las empresas eléctricas privadas.

El Presidente Adolfo López


Mateos durante los festejos
por la nacionalización
de la industria eléctrica,
en el zócalo de la
Ciudad de México
(cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 13


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Sindicatos de la industria
eléctrica: SME, STERM y
SNESCRM, en el zócalo
de la Ciudad de México
(cortesía de la CFE).

Pero la cuestión financiera fue solo una parte del problema, las otras, también de dimensiones extraordinarias, tuvie-
ron que ver con la solución a retos técnicos y organizacionales para resolver el caos y el desorden que en esos tiempos
prevalecían en el sector eléctrico. La larga y obligada convivencia entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE)
y las empresas eléctricas privadas, desde la creación de la primera en 1937 hasta la nacionalización de las segundas,
había generado múltiples problemas: apatía de las empresas privadas para invertir en el desarrollo del sector; privile-
gios en el suministro eléctrico, grandes zonas rurales y urbanas marginadas y sin servicio eléctrico. Existían tres sin-
dicatos: el Mexicano de Electricistas (SME), el de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM) y el
Nacional de Electricistas, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNESCRM), que agrupaban laboralmente
al conjunto de trabajadores de la industria eléctrica, haciendo los acuerdos sindicales aún más complicados. Ante este
panorama se entiende que las presiones financieras, administrativas y técnicas para la CFE eran enormes.

A esta problemática hay que agregarle que el sector eléctrico nacional se encontraba dividido en dos clases de
suministro: servicio público y servicio privado. El primero comprendía a la propia CFE, a Industrias Eléctricas
Mexicanas, S. A., a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro S. A., y a 18 empresas filiales de la paraestatal eléctri-
ca. El servicio privado agrupaba a cierto número de empresas, particularmente grandes industrias que generaban
electricidad para uso propio, como es el caso de la Fundidora y el Grupo Industrial de la Ciudad de Monterrey.
En este mismo rubro y por su capacidad de generación eléctrica, al igual que por su independencia de la CFE,
se incluye a PEMEX y a Altos Hornos de México, S. A. La infraestructura eléctrica que la Comisión Federal de
Electricidad heredó con la nacionalización, constaba de una variedad de redes eléctricas que operaban en forma
aislada, no uniforme y a frecuencias distintas. En esa época existían cerca de 30 tensiones de distribución primaria,
siete de alta tensión para líneas de transmisión y dos frecuencias distintas, 50 ciclos por segundo en la zona central
y 60 ciclos por segundo en el resto del país.

A partir de la nacionalización de la industria eléctrica, el Estado enfrentó la urgencia de incrementar la produc-


ción y mejorar la productividad. Esta exigencia provocó diversas discusiones entre el gobierno, los sindicatos y las
empresas, sobre algunos de los problemas inherentes a esos propósitos de producción y productividad, como la
definición de las estructuras organizacionales del sector eléctrico, las opciones para la interconexión de sistemas, las
modalidades de pago de la deuda adquirida, la vida remanente y útil del equipo y de las instalaciones, las dificul-
tades para negociar con varios sindicatos de los trabajadores de las distintas empresas, la planeación y el desarrollo
de la industria eléctrica, y el ajuste de las tarifas eléctricas, entre otros.

Todos estos problemas y algunos más tenían que ser atendidos de inmediato y una de las primeras acciones de
la CFE para ir resolviendo tan delicada situación del sector eléctrico fue proponer al gobierno, en noviembre de

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Izquierda: Adolfo López
Mateos en el auditorio del
Sindicato Mexicano de
Electricistas, julio de 1961
(cortesía de la CFE).
Derecha: Al centro Adolfo
López Mateos, a su derecha,
Manuel Moreno Torres
y tocándose los lentes
Fernando Hiriart Balderrama
(cortesía de la CFE).

1960, un Programa Nacional de Electrificación para el período 1961-1980. El gobierno de Adolfo López Mateos
apoyó y aprobó esta propuesta y contrató los servicios de la empresa Électricité de France (EDF)-SOFRELEC, para
que realizara un estudio sobre tal programa y la reestructuración del servicio eléctrico nacionalizado. Recordemos
que la empresa EDF fue fundada el 8 de abril de 1946, como resultado de la nacionalización de las empresas ge-
neradoras, transmisoras y distribuidoras de electricidad en Francia y para la época de López Mateos, esta empresa
de carácter público ya tenía acumulada una buena experiencia en la solución de problemas surgidos a raíz de su
proceso de nacionalización. El estudio de EDF fue realizado con la colaboración de la CFE y el resto de las empre-
sas eléctricas gubernamentales, terminándose a mediados de 1962. El resultado de dicho estudio fue un reporte
técnico denominado Plan Nacional de Electrificación, el cual incluyó las opiniones de la empresa contratada por la
CFE respecto a las opciones de interconexión de las redes eléctricas y el problema de la dualidad de las frecuencias
de operación de estas redes. Dicho reporte fue tomado en cuenta para reorientar el programa de obras de la CFE
pero, en lo que se refiere al problema de la dualidad de las frecuencias de operación del sistema eléctrico nacional,
la paraestatal tuvo sus reservas y las opiniones de la EDF no fueron determinantes para definir las acciones que a
la postre llevaron a la unificación de las frecuencias a 60 ciclos por segundo.

La interconexión de los sistemas eléctricos y la unificación de su frecuencia eran algunos de los problemas técni-
cos que preocupaban a las autoridades de la CFE, pero por supuesto no eran los únicos. Los ingenieros Manuel
Moreno Torres y Fernando Hiriart Balderrama, director y subdirector de la CFE, conscientes de que la infraestruc-
tura de generación eléctrica de la empresa requería del equilibrio de otras opciones, tuvieron especial interés en el
potencial de las fuentes alternas de energía disponibles en el país, como era el caso de la energía geotérmica. Sobre
este recurso, para entonces y gracias al esfuerzo y el tesón del ingeniero Luis de Anda, pionero de la geotermia en
México, ya se contaba con un incipiente inventario del potencial geotérmico en el país, el cual fue determinante
para que la CFE iniciará, desde 1961, estudios geológicos y de geofísica en Baja California. Los resultados alen-
taron el desarrollo geotérmico de Cerro Prieto, ya que indicaron que el campo tenía capacidad para una central
geotermoeléctrica de gran tamaño.

Izquierda: Campo Geotérmico


Cerro Prieto, B. C. S.
Derecha: Central
Hidroeléctrica Mazatepec,
Puebla, septiembre de 1962
(cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 15


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

A propósito de este tema, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, fue enviado a Mexicali en septiembre de
1964, un año después de su ingreso a la CFE, para ocuparse del área de investigación del campo geotérmico de
Cerro Prieto. Impulsados por las expectativas energéticas de este campo, los ingenieros Moreno Torres e Hiriart
Balderrama, asesorados por expertos de la ONU, determinaron la conveniencia de conocer y evaluar los desarro-
llos geotérmicos obtenidos en Wairakei, Nueva Zelanda. Para ese fin comisionaron a los ingenieros Guillermo
Fernández de la Garza, Jorge Guiza Lamberri y Héctor Alonso Espinoza, para viajar a Nueva Zelanda con el objeto
de estudiar el desarrollo geotérmico logrado por ese país.

En el Breve informe sobre el sector eléctrico nacional, preparado y publicado por la CFE en octubre de 1964, se da
cuenta de la situación que prevalece en el sector, además de referirse a los resultados de algunas de las acciones
más importantes tomadas en el período 1960-1964, como la del estudio de EDF-SOFRELEC. También incluye
información sobre el programa financiero 1964-1970 y menciona las grandes obras eléctricas consideradas para
ese mismo período. El informe concluye señalando que es necesario y urgente integrar a la industria eléctrica
en un solo mando, de forma vertical, argumentando que el fraccionamiento del sector resulta antieconómico y
extremadamente perjudicial para el país. Otra conclusión se ocupa de manifestar la importancia de atender con
gran cuidado el desarrollo de la industria eléctrica, haciendo énfasis en que se debe contemplar el estudio y puesta
en práctica de una política tarifaria realista y de apoyo al desarrollo regional, industrial y agrícola. De hecho, ya
desde la administración de Manuel Moreno Torres se cuida el desarrollo de la industria eléctrica y se hacen algunos
esfuerzos por apoyar la formación de empresas mexicanas de ingeniería con firmas nacionales, para promover el di-
seño de las obras electromecánicas comprendidas dentro del Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico
(POISE). Pero la idea no se concreta y en su lugar se decide promover la asociación de empresas mexicanas con
firmas extranjeras.

Los datos estadísticos proporcionados por el breve informe referido estiman que al 30 de noviembre de 1964, el
sector eléctrico nacional tendrá una capacidad de 5,290 MW, con una generación neta de 16,100 TWh por año
y 3 millones de consumidores. De estas cifras corresponderán a CFE: 3,730 MW de capacidad, 10,560 TWh de
generación y 2 millones de usuarios. Al término del período de López Mateos, el país cuenta con un total de 60
plantas de todos tipos: 42 hidroeléctricas, 11 termoeléctricas convencionales y siete de turbogenerador. Es im-
portante señalar que durante este período, las obras termoeléctricas son adquiridas por la CFE bajo la modalidad
“llave en mano”, pero después, la Comisión estipula en las condiciones con los proveedores que ellos deben permi-
tir, durante el desarrollo de las obras, la interacción de los ingenieros de la CFE, con el propósito de ir formando
cuadros técnicos capacitados para la construcción de termoeléctricas.

Inauguración de la Planta
Termoeléctrica Valle de
México, abril de 1964
(cortesía de la CFE).

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De izquierda a derecha, el
tercero: Jorge Torres Ordoñez,
enseguida Guillermo
Martínez Domínguez,
Francisco Pérez Ríos y
Fernando Hiriart Balderrama
(cortesía de la CFE).

Se estima entonces que el país requerirá, en el período 1964-1970, más energía que la que ha consumido duran-
te los últimos 12 años y ello implica la construcción y ampliación de algunas termoeléctricas. Previendo que la
ejecución de estas obras necesitará de cuadros especializados debidamente capacitados, se contrata a la firma de
ingeniería Bechtel para formar, dentro de la CFE, un grupo de ingeniería de centrales termoeléctricas. Esta fue la
base del Departamento de Diseño de Termoeléctricas en la Subdirección de Construcción de la Comisión.

La contratación de la firma Bechtel es solo una alternativa y una solución parcial a los múltiples problemas
mecánicos, eléctricos y de control que la CFE tiene que atender como fruto de su crecimiento. Consciente
de ello, el ingeniero Moreno Torres, director de la CFE, pide a sus colaboradores cercanos, hacia el final de su
gestión, algunas propuestas para habilitar a la Comisión con un equipo técnico, humano y material que respal-
de a la empresa en ese rubro. En respuesta, el ingeniero Fernando Hiriart le plantea una idea cuya paternidad
comparte con el profesor Raúl J. Marsal, el matemático Juan Morcos y en menor medida con el ingeniero Juan
Eibenschutz, quien recién se había reincorporado a la CFE. La idea se sustenta en la experiencia de Hiriart y
Marsal, principalmente, sobre la conceptualización y creación del Instituto de Ingeniería y consiste en crear un
instituto especializado con autonomía de gestión, que apoye las soluciones a los problemas técnicos de la CFE y
que, además, desarrolle tecnología para cubrir las necesidades tecnológicas de la propia Comisión. Sin embargo,
el tiempo no alcanza para materializar la idea, ya que el ingeniero Manuel Moreno Torres termina su gestión, sin
ponerla en marcha.

El 22 de diciembre de 1964, el licenciado Guillermo Martínez Domínguez, antiguo colaborador del ingeniero
Manuel Moreno Torres y con quien rompió su relación laboral por las fuertes desavenencias que tuvieron, asume
en el nuevo gobierno la dirección de la Comisión Federal de Electricidad. De acuerdo a su testimonio, plasmado
en el libro conmemorativo de los 50 años de la CFE, “Relatos de Luz”, el licenciado Martínez Domínguez le plan-
tea al presidente Díaz Ordaz, en su primera reunión de trabajo, su visión de lo que debe ser la CFE. El eje central
de la propuesta de Martínez Domínguez se basa en la necesidad y conveniencia de integrar al sector eléctrico en un
solo mando. Con esta integración, argumenta el nuevo director de la CFE, la paraestatal cumplirá los propósitos
de la nacionalización de la industria eléctrica. En ese sentido, la CFE integrará todas las redes eléctricas en un sis-
tema nacional, el cual proporcionará el fluido eléctrico para impulsar el desarrollo económico y el fortalecimiento
de la industrialización del país y, por supuesto, se estará en mejores condiciones para atender a la población que
aún no cuenta con el servicio eléctrico. Es importante apuntar que desde el inicio de su gestión, el licenciado
Guillermo Martínez Domínguez contó con la colaboración del ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, quien
continuó como subdirector de esta importante entidad de la administración pública.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 17


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Primer director del IIIE,


René Fernández Niño (al
centro) dialogando con el
director de la CFE, Guillermo
Martínez Domínguez
(cortesía de la CFE).

Además de estar informado sobre los crecientes requerimientos tecnológicos de la CFE, el ingeniero Fernando
Hiriart, gran conocedor de las fortalezas y debilidades de la paraestatal, estaba preocupado por atender dicha situa-
ción. Por ello, retomando la propuesta hecha con anterioridad al ingeniero Moreno Torres, le insiste a Guillermo
Martínez Domínguez sobre la conveniencia de crear un instituto de investigaciones que apoye a la Comisión, en
la atención de tales requerimientos tecnológicos. El licenciado Martínez Domínguez entiende la importancia de
esta propuesta y con su habilidad política se la propone al Presidente, señalándole que la creación de este insti-
tuto es una excelente oportunidad para apoyar los programas gubernamentales de fortalecimiento y crecimiento
industrial del país. La respuesta del Presidente Gustavo Díaz Ordaz es positiva y como parte de las acciones gu-
bernamentales para fortalecer la infraestructura industrial del Estado mexicano, aprueba la creación del Instituto
de Investigaciones de la Industria Eléctrica (IIIE). Así lo informa Guillermo Martínez Domínguez al salir de su
reunión con Díaz Ordaz, el 5 de enero de 1965. De acuerdo a su denominación, queda implícito que la razón de
ser de este nuevo instituto no era solo la CFE, sino la industria eléctrica en su conjunto. De hecho, de acuerdo
al ingeniero Juan Eibenschutz, se buscó la participación de las empresas del sector y una de ellas, la Industria
Eléctrica de México (IEM), que tenía ligas con Westinghouse, propuso a René Fernández Niño como el primer
director del naciente Instituto. Asimismo, el doctor Carlos Vélez Ocón, quien para esas fechas trabajaba en el labo-
ratorio de la compañía eléctrica de Luz y Fuerza del Centro, conocida entonces como MexLight, fue comisionado
por esta importante empresa para integrarse a los trabajos del IIIE.

No obstante que la propuesta del ingeniero Hiriart planteaba la conveniencia de que el nuevo instituto tuviera
autonomía de gestión, el IIIE inició como un departamento de la CFE. De cualquier manera, con la creación del
IIIE estaba dado el primer paso para constituir la base del futuro Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE). El
propio Martínez Domínguez en su libro: Integración y desarrollo de la industria eléctrica de México, da cuenta del
IIIE y de sus propósitos señalando: “En 1965 fundamos el Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica.
Nos propusimos explorar los problemas de la industria con anticipación y especializar profesiones, introducir
investigadores de tiempo completo y trabajar en planes conjuntos con las instituciones de enseñanza superior”.

A mediados de los sesenta, el desarrollo económico, la industrialización y la electrificación nacional continuaron


siendo algunas de las manifestaciones y preocupaciones derivadas de los afanes gubernamentales de modernizar
el país. Esos afanes iniciaron con los gobiernos posrevolucionarios, pero a partir de 1940 se acentuaron y dieron
origen al modelo de desarrollo económico nacional conocido como “El milagro mexicano”. Este modelo, tam-
bién denominado “desarrollo estabilizador”, se prolongó por 30 años. En la primera etapa del milagro mexicano,
iniciado durante la administración presidencial de Manuel Ávila Camacho (1940-1946), el país se vio favorecido
por la segunda guerra mundial y pudo incrementar considerablemente sus exportaciones de materias primas. El

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desarrollo estabilizador se caracterizó por la intervención gubernamental y el empleo de los recursos estatales para
apoyar la industrialización del país. Las políticas y las medidas gubernamentales de protección a la industria nacio-
nal, basada en la sustitución de importaciones, parecieron favorecer su desarrollo. Sin embargo y a pesar de que las
cifras positivas siempre se mantuvieron, con el paso del tiempo el déficit del sector externo se incrementó de ma-
nera crítica. México importaba más de lo que exportaba y para 1958 ya tenía un déficit de 419 millones de dólares.

La administración de Díaz Ordaz heredó ese déficit externo, incrementado con el gobierno anterior, pero a pesar de
ello logró mantener el crecimiento del producto interno bruto (PIB) a un ritmo promedio de 6% anual, mismo que
superó el crecimiento de la población (3.8%). Aparentemente, el país avanzaba por la senda correcta. Tal vez por
eso se continuaron con optimismo las obras necesarias para cumplir con el compromiso de ser el país anfitrión de
los juegos olímpicos de 1968. Sobre el particular, Díaz Ordaz afirmó: “Todas, absolutamente todas las instalaciones
necesarias para el desarrollo de la contienda olímpica estarán terminadas con amplia oportunidad, antes de que las
competencias se inicien”. Entre otros preparativos para esa olimpiada, la televisión mexicana había firmado en 1965,
un convenio para conectarse al satélite artificial INTELSAT I, mejor conocido como el Pájaro Madrugador o Early
Bird, el cual fue puesto en órbita en abril de 1965. Con ello se inició una nueva época en la televisión mexicana.
Gracias a esta ventana al mundo, más tarde, el 20 de julio de 1969, algunos mexicanos pudimos seguir por medio de
la TV los pormenores de una hazaña verdaderamente memorable: la llegada del hombre a la luna.

Otras de las constantes del desarrollo estabilizador fueron los incrementos continuos en la producción de energía
eléctrica en el país. La industria eléctrica permaneció en un estado de semiestancamiento hasta 1946, después
alcanzó un espectacular crecimiento del 20% durante el período 1962-1964 y de 14.1% de 1966-1970. Esto fue
posible gracias a la ejecución de los programas de obras de la Comisión Federal de Electricidad. Se estimó que la
demanda de energía eléctrica en el quinquenio 1966-1970 crecería a una tasa media anual de 6.8%, y para hacer
frente a estas necesidades se estableció como meta que el incremento de la capacidad instalada fuera de 1.8 GW. La
canalización de 12.8% de la inversión pública hacia el suministro de energía eléctrica permitió que se sobrepasaran
las metas establecidas.

Sin duda alguna, el apoyo gubernamental para la integración y desarrollo de la industria nacional continuó trans-
formando y aumentando la infraestructura y capacidad de la CFE y PEMEX. Esto trajo consigo para ambas
paraestatales, nuevas y apremiantes necesidades: una creciente demanda de fuentes de financiamiento, formación
imperiosa de recursos humanos especializados, darle continuidad y apoyo a la búsqueda y el estudio de nuevas
opciones energéticas diferentes a las convencionales plantas hidroeléctricas y termoeléctricas. De esta manera, las
políticas gubernamentales en curso demandaban un mejor uso y aprovechamiento del petróleo.

Guillermo Martínez
Domínguez, director de
la CFE, en gira de trabajo
por Baja California; lo
acompaña Hugo Cervantes
del Río, Gobernador del
Estado (cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 19


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

En concordancia con estos afanes en torno al crecimiento de la industria nacional y también como parte de los
esfuerzos gubernamentales de buscar la autosuficiencia científica y tecnológica en el campo del petróleo y de la
petroquímica, Jesús Reyes Heroles, director general de PEMEX, propuso al Presidente Gustavo Díaz Ordaz la
creación de un organismo que apoyara la solución de problemas técnicos y humanos del área petrolera. Dicha
iniciativa fructificó y se formalizó el 23 de agosto de 1965, con la expedición del decreto para fundar el Instituto
Mexicano del Petróleo (IMP) como un organismo descentralizado, de interés público y de carácter preponde-
rantemente técnico, con el objetivo, como brazo tecnológico de PEMEX, de impulsar y alentar el desarrollo de
una tecnología propia para atender la problemática de la explotación y aprovechamiento del petróleo a favor
del país.

Justamente uno de los problemas que ya se vislumbraba dentro de la CFE, en un horizonte no muy lejano de
20 años, era el del balance energético nacional. De acuerdo a proyecciones de aquel entonces y considerando la
infraestructura hidroeléctrica existente, se estimaba que para 1987 se necesitaría obtener unos 70.5 TWh de las
plantas termoeléctricas, lo que significaría la decisión de quemar 280,000 barriles de combustóleo cada día, cinco
veces más de lo consumido en 1970. Por supuesto que tomar una decisión de esta importancia y magnitud tenía
implicaciones importantes y eso condujo a que en la CFE se plantearan objetivamente los problemas técnicos del
aprovechamiento de los recursos energéticos alternativos para generar electricidad.

Uno de esos recursos alternativos que ya se utilizaba en algunos países como energía confiable para generar elec-
tricidad eran las plantas nucleoeléctricas. Este tema no le era ajeno a Díaz Ordaz, pues con anterioridad, durante
el gobierno de López Mateos en su calidad de Secretario de Gobernación, estuvo al tanto de la construcción del
Centro Nuclear en Salazar, Estado de México. Asimismo, el ingeniero Juan Eibenschutz, quien para entonces cola-
boraba en la CFE, también le había comentado con mucho entusiasmo al ingeniero Fernando Hiriart, Subdirector
de la CFE durante la exposición “Átomos en Acción” en abril de 1962, sobre la conveniencia de desarrollar un
programa nucleoeléctrico en la Comisión Federal de Electricidad. Juan Eibenschutz fue de los primeros ingenie-
ros nucleares en la CFE. Ya en 1959 representaba a la paraestatal dentro del grupo de reactores de la Comisión
Nacional de Energía Nuclear (CNEN).

A partir de la conversación del ingeniero Juan Eibenschutz con el ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, este
último quedó convencido y comprometido para promover y apoyar esta opción nuclear dentro de la Comisión
Federal de Electricidad. Una de las primeras acciones que hace en este sentido es otorgarle a Juan Eibenschutz una
licencia para que pudiera acudir a Viena a integrarse a los trabajos de la Organización Internacional de Energía
Atómica (OIEA). A su regreso de Viena en 1964, el ingeniero Eibenschutz se reincorpora a la CFE y con el apoyo
del ingeniero Hiriart, por medio de una asesoría a la Subdirección, comienza a realizar estudios nucleares. Con
el tiempo, esta asesoría se convierte en un equipo de trabajo de modelado matemático, el cual se fortalece con
la incorporación de posgraduados, expertos en energía nuclear, en técnicas de investigación de operaciones, en
matemáticas aplicadas y en metodologías de investigación. En este tenor, en 1966 invitan al ingeniero Guillermo
Fernández de la Garza a formar parte del equipo de Energía Nuclear de la CFE y su primera encomienda es irse a
Canadá a estudiar, durante un año, el diseño de un reactor nuclear muy avanzado de agua pesada tipo CANDU,
de calandria vertical. Este interés gubernamental por la energía nuclear para apoyar el desarrollo de la industria
eléctrica nacional con centrales nucleoeléctricas, tuvo continuidad en los años posteriores.

Izquierda: Fernando Hiriart


Balderrama, subdirector
de la CFE de 1953 a 1970
(cortesía de la CFE).
Derecha: El Presidente
Adolfo López Mateos
durante su visita a la
exposición “átomos para la
paz” (cortesía de la CFE).

20
René Fernández Niño en
las instalaciones del IIIE,
acompañado por un grupo
de colaboradores internos y
externos (cortesía de la CFE).

En su viaje a Canadá, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza participó en el proyecto internacional Venture,
organizado por la compañía Canadian General Electric, con el apoyo de la Atomic Energy of Canadá Limited
(AECL) y su trabajo consistió en estudiar algunos problemas de termodinámica, mecánica de fluidos e instrumen-
tación y control de dicho reactor. Durante su estancia en Canadá, el ingeniero Fernández de la Garza aprovechó
la oportunidad y se dio tiempo para visitar, conocer y establecer contactos con empresas canadienses del sector
eléctrico, como Hydro-Québec y Ontario Hydro.

Sin duda, el interés de las autoridades de la CFE por la energía nuclear no era solo por curiosidad, sino por cuestio-
nes realistas, por las que tarde o temprano la Comisión debería estar operando centrales nucleoeléctricas. Ya desde el
segundo semestre de 1966, el IIIE, dirigido todavía por el ingeniero René Fernández Niño, inicia el estudio de sitios
para la localización de este tipo de plantas eléctricas. En este estudio participaron el doctor Carlos Vélez Ocón, quien
ya estaba incorporado al IIIE, el ingeniero Federico Mooser y algunos geólogos e hidrólogos de la CFE.

Adicionalmente a este estudio y como parte de sus objetivos, el IIIE realiza diversas funciones y actividades, entre
estas últimas la aplicación de su programa de capacitación y adiestramiento, ofreciendo al personal de la CFE,
principalmente, cursos y conferencias impartidas por especialistas nacionales y extranjeros. En este marco de ac-
tividades, en el verano de 1966, el IIIE invita al profesor Ronald A. Howard, de la Universidad de Stanford y al
doctor James E. Matheson, del Stanford Research Institute (SRI) de Menlo Park, California, a exponer a un grupo
de ingenieros del sector eléctrico el método “Análisis de decisiones”. A raíz de este evento, el ingeniero Fernando
Hiriart considera conveniente transferir ese conocimiento a la CFE y, como resultado de algunas pláticas con el
profesor Howard, se contrata al SRI para realizar un estudio sobre la incorporación de centrales nucleares al siste-
ma eléctrico interconectado centro-sur de México.

En este contexto comienzan a trabajar de manera muy estrecha dos importantes personajes en la historia del
Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE): el doctor Carlos Vélez Ocón y el ingeniero Guillermo Fernández de
la Garza, ya que ambos, en compañía de los ingenieros Juan Eibenschutz (CFE) y Enrique Barriga (PEMEX),
se trasladan a la sede del SRI en Menlo Park, California, a realizar el estudio referido, el cual se inicia en agosto
de 1967, con una duración de quince meses y en él participan, además de las personas mencionadas, el profesor
Howard y el doctor Matheson. El estudio se realiza con el apoyo de grandes computadoras que permiten simular y
modelar situaciones de incertidumbre. Es así que este trabajo conjunto culmina con la elaboración de un método
más o menos razonable para incorporar, dentro de un modelo de planeación, algunos de los efectos que las plantas
nucleoeléctricas tienen en diversos sectores de la economía. El método también permite estudiar la expansión
óptima del sistema y evalúa su confiabilidad en términos de interrupción y de déficit de energía.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 21


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Entrada de la sede principal


del SRI international, antes
Stanford Research Institute.

Sobre la necesidad de diversificar las fuentes energéticas, Díaz Ordaz expresa en su IV Informe de Gobierno del
1° de septiembre de 1968: “El desarrollo económico de México exige el aumento de su capacidad energética y la
diversificación de nuestras fuentes tradicionales que ha sido el petróleo y, subsidiariamente, la fuerza hidráulica y
el carbón. El empleo del petróleo es un lujo, si se contemplan las posibilidades más racionales de aprovechar este
recurso, con rendimientos altamente económicos, sobre todo en el campo de la petroquímica. Es preciso, pues,
sustituirlo, a la mayor brevedad”. En consonancia con esto y como parte de los esfuerzos gubernamentales de bus-
car la autosuficiencia científica y tecnológica en el campo del petróleo y de la petroquímica, en el mismo informe
señala algunos avances del Instituto Mexicano del Petróleo en torno a este tema, por ejemplo: su colaboración en
el mejoramiento de las técnicas aplicadas a la búsqueda y extracción de petróleo, el análisis de crudos y gases de
los campos petroleros para su superior aprovechamiento, así como el desarrollo de procesos para la elaboración de
productos consumidos por el propio PEMEX.

Enfatizando este asunto de la diversificación energética, en el mismo informe presidencial se puntualiza que el
Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica, además de estudiar los efectos de las tormentas en las líneas
de alta tensión y la seguridad de las plantas hidroeléctricas en modelos a escala, también se ocupa de investigar las
posibilidades geotérmicas de varias regiones y el aprovechamiento de los vientos para generación eléctrica. A estas
actividades del IIIE hay que agregar que para esas fechas se encuentran en este instituto y en su etapa final, los
trabajos que llevan a la publicación el siguiente año (1969), del Manual de Diseño de Obras Civiles.

Por supuesto que la energía nuclear también estaba contemplada en los intereses gubernamentales de diversifi-
cación energética, por eso en el referido informe se dice: “Durante diez años la Comisión Nacional de Energía
Nuclear ha hecho exploraciones para localizar yacimientos uraníferos y determinar el grado de suficiencia de
México en este recurso, con objeto de utilizarlo para la energía nuclear y llegar a una más saludable política de
aprovechamiento de nuestros diversos recursos energéticos”.

La ejecución del programa de obras de la CFE, llevada a cabo durante el sexenio de 1964-1970, requirió de la
importación de equipo para las obras de varias centrales eléctricas, ya que las empresas industriales mexicanas no
podían entonces competir en eficiencia y precio. Este dato es muy revelador y es un buen ejemplo para entender
que la industrialización nacional impulsada durante el período denominado desarrollo estabilizador y bajo el am-
paro de la sustitución de importaciones y otras medidas proteccionistas, fomentó una industria nacional con baja Fachada del Instituto
capacidad competitiva y gran dependencia tecnológica. Es importante puntualizar que en el modelo económico de Investigaciones de la
del desarrollo estabilizador implementado en México, contrario a la propuesta de favorecer el fomento del sector Industria Eléctrica en
de maquinaria y equipo, base de toda estructura industrial, predominó la idea de que la sustitución avanzaría de Salazar, Estado de México.

22
1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 23
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: José María Ortiz


Tirado, presidente de la
CNEN en su discurso
inaugural del Centro
Nuclear de México; a su
derecha Antonio Ortiz
Mena, a su izquierda
Manuel Moreno Torres, 3
de julio de 1964 (imagen de
archivo del ININ).
Derecha: Adolfo Franco,
Guillermo Martínez
Domínguez, Raúl J. Marsal
y Alejandro Vázquez
(cortesía de la CFE).

lo simple a lo complejo. En ese sentido se le dio prioridad a la fabricación de bienes de consumo, demandados por
un mercado interno.

Ya avanzado el segundo lustro de los sesenta, México estaba preocupado por el derrotero al que los había llevado
el modelo estabilizador y los problemas que había generado, entre los que resaltaba la baja competitividad de la
industria nacional y la dependencia tecnológica del país. Así es que entre las acciones que tomó para reorientar el
rumbo, brindó un fuerte apoyo a la industria nacional, regionalizando la reubicación de talleres y fábricas para la
producción de equipo eléctrico y mecánico utilizado en las redes eléctricas. No obstante lo anterior y los esfuerzos
gubernamentales para crear entidades públicas como la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEN-1956), el
Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica (IIE-1965) y el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP-1965),
la realidad era que estas instituciones no estaban articuladas con la industria nacional y por lo tanto no podían
atender sus requerimientos de desarrollo tecnológico. Sin embargo, cabe señalar que el IMP tenía notables avances
en el desarrollo de una tecnología propia en las ramas petrolera y petroquímica. Asimismo es justo señalar que
para entonces, la CFE contaba ya con un considerable capital intelectual, acumulado en un vasto conocimiento y
amplio dominio de la tecnología requerida para el desarrollo hidroeléctrico, ejemplo de esto lo era la reconocida
capacidad de los colaboradores más cercanos de Guillermo Martínez Domínguez, entre ellos el propio Fernando
Hiriart Balderrama, Adolfo Franco, Gerente de Operación, el profesor Raúl J. Marsal, uno de los asesores de

Cuarto de control de la
Central Termoeléctrica Valle
de México, 1964 (cortesía
de la CFE).

24
la CFE más prestigiados en este rubro, y el reconocido académico Alejandro Vázquez, Jefe de Capacitación y
Adiestramiento.

Asimismo, para esa época la formación de sus cuadros de especialistas en termoeléctricas estaba en una etapa muy
avanzada, gracias a la estrategia de incorporar ingenieros mexicanos en la construcción de las termoeléctricas ad-
quiridas mediante la modalidad “llave en mano” y, por supuesto, como resultado de la contratación de la firma de
ingeniería Bechtel para formar dentro de la CFE, un grupo de ingeniería de centrales termoeléctricas.

En esos tiempos, la preocupación de México por el estado en que se encontraba su infraestructura científica y
tecnológica también era compartida por otros países en vías de desarrollo, ya que sus industrias tenían muchos
problemas similares, básicamente derivados de su dependencia tecnológica.

Esta situación de dependencia tecnológica motivó a que en la Declaración de los Presidentes de América, emitida
en la Reunión de Jefes de Estado Americanos y realizada en Punta del Este, Uruguay, del 12 al 14 de abril de 1967,
se hicieran importantes declaraciones sobre la necesidad de incorporar los beneficios de la ciencia y la tecnología
al mejoramiento de las técnicas de producción y condiciones de vida de los países latinoamericanos. Para ello se
recomendó la formulación de políticas y planes nacionales de ciencia y tecnología debidamente planificados, así
como el fortalecimiento de las instituciones científicas y tecnológicas ya existentes en cada país. Las declaraciones
emitidas en esta histórica reunión, en la que también participó en las deliberaciones el Presidente Norteamericano
Lyndon B. Johnson, repercutieron en México y el Presidente Gustavo Díaz Ordaz invitó a la comunidad científica
del país a expresar sus opiniones en torno a la ciencia y la tecnología en México. Posteriormente, la Secretaría de
la Presidencia, sabiendo que la comunidad científica mostraba una alta preocupación por la falta de vinculación
entre la investigación científica y tecnológica y los flujos económicos, convocó a los principales institutos y entida-
des científicas y tecnológicas del país, a fin de que expusieran sus puntos de vista sobre el particular. La conclusión
fundamental de estas reuniones fue la necesidad de establecer una Política Nacional en Ciencia y Tecnología, y
formular los programas correspondientes que apuntalaran el desarrollo integral del país.

Para darle seguimiento a esta conclusión, el 31 de octubre del mismo año, el Instituto Nacional de la Investigación
Científica (INIC), institución precursora del actual Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT, re-
cibió la encomienda gubernamental de coordinar los trabajos que llevaran a examinar el estado de la ciencia y la
tecnología en el país y a proponer, en consecuencia, mecanismos para reorientar la investigación científica hacia
objetivos tales como la educación, el crecimiento económico, el mejoramiento de la producción, la elevación del
nivel de vida y las opciones alternativas para la sustitución de importaciones de técnica extranjera. El resultado

Vista de la mesa de trabajo


de la Reunión Cumbre de
Punta del Este, Uruguay,
12 de abril de 1967
(cortesía de la biblioteca LBJ).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 25


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

de este examen fue la publicación por el INIC, en 1970, del documento: “Políticas y programas de ciencia y
tecnología”, el cual enuncia programas de acción a corto, mediano y largo plazo. Estos programas partieron de la
consideración básica de que el desarrollo científico del país debía corresponder fundamentalmente a su problemá-
tica y por lo tanto enfatizó que las políticas y acciones de los mismos tenían que estar necesariamente reorientados
hacia objetivos nacionales. Sin duda este documento fue fiel reflejo del interés y la seriedad que pusieron los cien-
tíficos, tecnólogos y estudiosos involucrados en el examen del estado de la ciencia y la tecnología en el México de
entonces.

Recordemos que los directivos de la CFE también estaban preocupados y ocupados en el aprendizaje tecnológico
requerido para la operación y evolución de la Comisión, por eso continuaron apoyando el desarrollo del Instituto
de Investigaciones de la Industria Eléctrica. Es así que el 14 de agosto de 1969, el licenciado Guillermo Martínez
Domínguez, director de la CFE, inauguró el Centro de Investigaciones en Alta Tensión en Salazar, Estado de
México.

Con este equipamiento en Salazar, Estado de México, el IIIE contó con la infraestructura para realizar las pruebas
necesarias que le permitieran experimentar con materiales, equipos y técnicas apropiadas para el transporte masivo
de electricidad a grandes distancias y considerando las diversas condiciones climáticas y geográficas del país.

Antes de concluir este recorrido por los sesenta, conviene apuntar que el importante documento referido sobre
“Políticas y Programas de Ciencia y Tecnología” publicado por el INIC en 1970, subrayó la necesidad de una
nueva entidad gubernamental, con las atribuciones y los recursos suficientes para llevar a cabo los programas de
acción a corto, mediano y largo plazo enunciados en el mismo. Pero la posibilidad de crear esta nueva entidad gu-
bernamental de ciencia y tecnología pareció esfumarse hacia las últimas semanas del tiempo presidencial en curso.
Por fortuna el nuevo Presidente, Luis Echeverría Álvarez, sabía de la importancia del documento elaborado por el
INIC en torno a la situación de la ciencia y la tecnología en el país. Por eso, una de sus primeras decisiones a unas
cuantas semanas de su toma de protesta fue decretar la creación del CONACYT, con el objetivo de coordinar la
investigación científica mexicana, a fin de desarrollar tecnología nacional y disminuir gradualmente su importa-
ción en diversos sectores productivos.

El ingeniero Eugenio Méndez Docurro fue designado director del naciente organismo. Para asegurar la asignación
de recursos del gobierno federal, el CONACYT fue sectorizado a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
(SCT), cuyo titular era precisamente el ingeniero Eugenio Méndez Docurro, quien por lo tanto y de forma simul-
tánea fue secretario de la SCT (1970-1976) y director del CONACYT (1971-1972). En esta etapa, el licenciado

Técnicos del Centro


Experimental en Alta
Tensión del IIIE, en Salazar,
Estado de México.

26
El licenciado Luis
Echeverría preside la
II Reunión de la Junta
Directiva del Consejo
Nacional de Ciencia y
Tecnología, 22 de febrero
de 1972 (imagen tomada
del libro: Reflexiones Sobre
Ciencia, Tecnología e
Innovación en los albores
del Siglo XX).

Francisco García Sancho, autor del Proyecto de Ley para crear este organismo, fungió como el primer secretario
general y secretario de la junta Directiva del CONACYT.

Entre sus primeros nombramientos, el licenciado Luis Echeverría designó al licenciado Guillermo Villareal
Caravantes como director de la CFE y al ingeniero Fernando Hiriart Balderrama como director de inversiones
públicas de la Secretaría de la Presidencia.

También a principios de 1971, el ingeniero Juan Eibenschutz fue designado director del IIIE. Con este último
movimiento, la sección nuclear de la CFE fue traspasada a este instituto. Durante esta gestión de Eibenschutz,
el IIIE y el laboratorio de la CFE se integraron como una sola entidad. Esta integración se derivó de lo expuesto
meses antes por el ingeniero Hiriart, cuando siendo subdirector de la CFE expresó que la participación de los pro-
veedores nacionales en el suministro de los equipos y materiales utilizados en las obras del sector podía mejorarse
con el apoyo tecnológico del laboratorio de la CFE y del Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica.
En esta misma dinámica de cambios, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza se incorporó a la plantilla del
recién creado CONACYT, de hecho fue uno de los primeros contratados. En la etapa inicial en este organismo, el
ingeniero Fernández de la Garza se desempeñó en el área encargada del diseño, organización y arranque de servi-
cios especializados de información científica y tecnológica, los cuales tenían el propósito de acercar a las pequeñas
y medianas empresas (PYMES) la información técnica pertinente para resolverles algunos problemas específicos.
Estos servicios inicialmente fomentaron y apoyaron la creación de centros de información y más tarde, en 1974,
llevaron a la creación del Fondo de Información y Documentación para la Industria (INFOTEC), fideicomiso
público del CONACYT y de la Nacional Financiera (NAFIN).

Mientras esto sucedía en el CONACYT, la expansión de la CFE no se detuvo y por ello la Comisión continuó
apoyándose en el IIIE para canalizar la solución de algunos de sus retos tecnológicos, entre ellos: fallas en las
líneas de transmisión, análisis de transitorios en sistemas de potencia, sobretensiones por apertura y cierre de
interruptores de potencia, descargas atmosféricas, análisis (por medio de computadoras) de flujos de energía y

Izquierda: Centro
Experimental de Alta Tensión
del IIIE (cortesía de la CFE).
Derecha: Luis Echeverría
Álvarez presenta a Guillermo
Villarreal Caravantes, a su
izquierda, como director
de la CFE, febrero de 1971
(cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 27


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Juan Eibenschutz Hartman,


Carlos Vélez Ocón, José
María Ortiz Tirado, no
identificado, Alberto Escofet
Artigas y Gotzon de Anuzita
Zubizarreta (cortesía de la
familia Vélez Ocón).

de confiabilidad en sistemas eléctricos de potencia. Cabe aclarar que no todas las investigaciones las realizaba el
IIIE con sus propios recursos, en muchos de estos temas era el mediador entre la CFE y los asesores y expertos
nacionales y extranjeros que atendían los servicios solicitados por la Comisión. Algunas instituciones de educación
superior reconocidas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Tecnológico y
de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), atendían un buen número de solicitudes de investigaciones que
requería el IIIE. La colaboración con el Instituto de Ingeniería de la UNAM era habitual, asimismo la participa-
ción del doctor Carlos Treviño Lozano como coordinador de los trabajos realizados por el ITESM. Para 1972,
la sede del IIIE se ubicaba en Melchor Ocampo 386 y estaba equipado con las siguientes secciones; Hidráulica,
Química, Matemáticas, Ingeniería civil, Dinámica, Servomecanismos y Nuclear. Estas últimas dirigidas por los
ingenieros Víctor Gerez y Carlos Vélez Ocón, respectivamente.

Otro de los temas que más ocupaban al ingeniero Juan Eibenschutz en los primeros meses de 1972, era la conti-
nuidad del Proyecto Nucleoeléctrico de Laguna Verde (PNLV), sobre el que ya se habían tomado algunas decisio-
nes a partir de la aprobación del Presidente Echeverría para la continuación del proyecto, en noviembre de 1971.
Una de estas decisiones fue que el proyecto siguiera adelante bajo la modalidad de compra por componentes y
no por la modalidad “llave en mano”. La decisión se fundamentaba principalmente, entre sus inconvenientes y
limitaciones, que los proyectos llave en mano, implicaban un proceso de aprendizaje tecnológico demasiado largo
y como consecuencia una prolongada dependencia tecnológica. Finalmente se acordó que un grupo de la CFE
con formación nuclear quedara a cargo del proyecto, y que la ingeniería y la coordinación de la construcción se
efectuaran con la asesoría de empresas especializadas. Antes de que se firmaran las respectivas cartas compromiso
derivadas de este acuerdo, el ingeniero Eibenschutz tuvo serias diferencias de opinión con el licenciado Villareal
Caravantes, mismas que lo llevaron a solicitar licencia y a retirase de la dirección del proyecto. Tras su salida del
IIIE, el ingeniero Óscar Rochin Lemus ocupó la dirección del Instituto. Por su parte, el ingeniero Eibenschutz
pasó a la Secretaría de la Presidencia y desde ahí pudo estar al tanto de los avances del proyecto.

Por sus implicaciones tecnológicas, el PNLV resultaba un gran reto nacional y una magnífica oportunidad de de-
sarrollo para diversos profesionistas mexicanos, por eso varios especialistas buscaron integrarse al mismo. Uno de
ellos, el físico Angel Fierros Palacios, ingresó a la Comisión Federal de Electricidad, específicamente al IIIE, en mar-
zo de 1973. El doctor Fierros, actual Director de la División de Energías Alternas del Instituto de Investigaciones
Eléctricas, quien provenía de la Subdirección de Investigación Científica Aplicada del IMP, que entonces dirigía
el doctor Leopoldo García Colín, evoca su ingreso a la CFE así: “Yo me integré al Instituto de Investigaciones de
la Industria Eléctrica, el IIIE, que dirigía en aquella época el ingeniero Rochin, en la Oficina de Física que dirigía
un compañero mío de generación que se llamaba Dalmau Costa Alonso. Yo trabajaba ya en mi especialidad que es

28
la dinámica de los fluidos”. De acuerdo a lo comentado por el doctor Fierros, a su llegada al IIIE se encontró con
un grupo de conocidos y colegas con los que pronto compartió su preocupación por el estado de este organismo
y por las carencias de sus investigadores, situación que le generó “algunas ideas con respecto a la creación de un
Instituto”, pero de hecho “había ya un cierto ambiente como para crear un instituto”.

Efectivamente, se puede señalar que para esos años iniciales de los setenta ya existía un cierto ambiente en el que
se percibía la conveniencia de transformar al Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica para su fortaleci-
miento. Así es, recordemos que la idea original que el ingeniero Fernando Hiriart le había planteado al licenciado
Guillermo Martínez Domínguez para crear el IIIE como una plataforma de apoyo al desarrollo de la CFE, consis-
tió en crear un instituto con autonomía para dedicarse al desarrollo tecnológico y a su respectiva transferencia a la
industria nacional de manufacturas eléctricas. Aunque sabemos que el IIIE nació y operó como un departamento
de la CFE, la idea original, como bien lo comenta el ingeniero Juan Eibenschutz, permaneció y continuó vigente
con el correr de los años. De hecho se podría decir que la integración del IIIE con el laboratorio de la CFE, en el
fondo perseguía dicha transformación. Era claro, como lo había dicho el propio ingeniero Hiriart, que la expan-
sión de la CFE exigía mayor colaboración de la Comisión con la industria de manufacturas eléctricas, así como
del fortalecimiento del IIIE para mejorar el control de calidad y realizar la investigación tecnológica necesaria para
contar con equipos e insumos más confiables y eficientes.

A la integración del IIIE con el laboratorio de la CFE se ligarán posteriormente algunos acontecimientos e ini-
ciativas que contribuirán de manera positiva en la futura e inminente creación del Instituto de Investigaciones
Eléctricas. De hecho, uno de esos eventos sucedió el 8 de febrero de 1973. Ese día el Presidente Luis Echeverría,
acompañado por el ingeniero Antonio Dovalí Jaime, director de PEMEX, visitó al Instituto Mexicano del Petróleo
y fue atendido por los ingenieros Bruno Mascanzoni y Fernando Manzanilla, director y subdirector del IMP. Esa
visita, programada inicialmente para durar dos horas, se prolongó por más de nueve horas y media, debido al
interés de Echeverría por todo lo que se estaba haciendo en dicho organismo. Este interés fue muy significativo
y comprensible, si consideramos que en los inicios de los setenta se respiraban en México aires que alentaban los
esfuerzos y las aspiraciones nacionales por lograr una independencia tecnológica, o al menos por disminuir la
dependencia de la tecnología foránea.

Más tarde dicho interés sería expresado en el apoyo presidencial que dio para transformar al IIIE en un instituto
más acorde a las exigencias de los retos de la independencia tecnológica. Entretanto se gestaba la creación del
Instituto de Investigaciones Eléctricas, el IIIE siguió su propio curso y en agosto de 1973 presentó los resultados
del “Estudio sobre los efectos del nivel del mar ocasionados por la ocurrencia de los huracanes máximos probables

Maqueta del proyecto de


la Central Nucleoeléctrica
Laguna Verde, Veracruz.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 29


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Entrada principal al
Instituto Mexicano del
Petróleo, Ciudad de México,
1974 (imagen tomada de la
revista del IMP).

y estándares del diseño de Laguna Verde”, y en abril de 1974 concluyó el proyecto: “Estimación de la sobreeleva-
ción del nivel del mar por efecto de tsunamis de Laguna Verde”. Estos trabajos del IIIE estaban orientados hacia
la eventual integración de plantas nucleoeléctricas a la infraestructura energética de la CFE. Como se ha señalado
líneas arriba, la Sección hidráulica del IIIE realizaba algunos de sus trabajos conjuntamente con el Instituto de
Ingeniería de la UNAM, tal es el caso del desarrollo de un modelo de hidráulica marítima para estudiar la obra de
toma de una central nucleoeléctrica.

Pero antes de continuar con el derrotero del IIIE, regresemos al inicio del período presidencial de Luis Echeverría
para comentar una situación de suma importancia para el país, que de inicio impactó en las políticas energéticas
y que posteriormente afectó el rumbo y los tiempos de las políticas científicas y tecnológicas de México. A fina-
les de los sesenta y principios de los setenta, era alarmante el declive de las reservas petroleras nacionales y de la
producción de hidrocarburos, frente a un consumo creciente de productos petrolíferos. Mientras que en 1940 los
impuestos petroleros representaban el 15% de los ingresos ordinarios del gobierno federal y el 1% del PIB, para
1970 estos mismos indicadores fueron del 3% y el 0.4% respectivamente, pero esa tendencia siguió y para 1973
estas cifras fueron del 2.2% y del 0.3%, en el mismo orden.

Esta preocupante situación no se hizo pública, pero el descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en las
regiones de Tabasco y Chiapas permitió reconocerla y enfrentarla. Ante la urgencia y necesidad gubernamental,
estos yacimientos comenzaron a producir en 1973. Al inicio de ese año se había llegado al punto más bajo del
desequilibrio entre reservas del subsuelo y producción, por un lado, y consumo creciente, por el otro. Las im-
portaciones ya no solo de derivados, sino inclusive de petróleo crudo iban en aumento. Si esta tendencia no se
hubiera detenido gracias a ese descubrimiento, antes del choque petrolero internacional de 1973, cuando a raíz del
conflicto árabe-israelí se cuadruplicaron los precios del crudo, el costo de nuestras crecientes importaciones habría
sido catastrófico para la economía nacional. Aunque esta crisis petrolera no fue percibida con claridad por la opi-
nión pública, sí acrecentó entre las altas esferas gubernamentales la preocupación por asegurar el abastecimiento
energético, además de estimular la necesidad de diversificar la oferta energética. Por eso, el 26 de febrero de 1973,
el Presidente Echeverría creó la Comisión de Energéticos, con el objeto de “estudiar y promover el mejor uso de
los recursos energéticos” del país. La Comisión fue presidida por el titular de la Secretaría de Patrimonio Nacional
(SePaNal), el licenciado Horacio Flores de la Peña, y contó con representantes de las Secretarías de Industria y
Comercio, de la Presidencia, de Hacienda y Crédito Público, y de Recursos Hidráulicos, así como de la CFE, de
PEMEX y del Instituto Nacional de Energía Nuclear (INEN). El licenciado Benjamín Trillo, de la SePaNal, fue
el primer Secretario Ejecutivo de dicha Comisión. Para estas fechas y desde el 10 de agosto de 1972, el licenciado
José López Portillo fungía como director de la CFE.

30
Esta crisis energética de 1973 puso a México en el umbral del aprovechamiento de la energía nuclear para la
producción de electricidad. Pero las cosas no iban a ser fáciles para los entusiastas de este tipo de energía, todavía
faltaba un largo camino por recorrer para lograr la instalación de una central nucleoeléctrica en México. Con la
llegada del licenciado Arsenio Farell Cubillas a la dirección de la CFE hacia finales de mayo de 1973, se acentuó
el cuestionamiento a los avances que se tenían sobre el proyecto nuclear de Laguna Verde. Por fortuna el ingeniero
Odón de Buen Lozano, subdirector de la CFE, fue quien recibió del licenciado Farell, el encargo de realizar una
revisión completa del proyecto: su estado, su organización y las empresas contratadas en el mismo.

Sin duda la circunspección del ingeniero Odón de Buen se reflejó en el informe y las conclusiones presentadas
al licenciado Farell Cubillas. En buena medida, la opinión del ingeniero de Buen, aunada a los resultados de las
auditorías contable, técnica y administrativa realizadas, permitió que los trabajos del proyecto siguieran adelante.
Además de ser el brazo técnico del licenciado Farell, el ingeniero Odón de Buen gozaba de la estima y confianza
de éste y por eso sus opiniones eran consideradas para tomar decisiones importantes sobre la operación de la CFE.
Otro de los colaboradores más allegados al licenciado Farell fue el licenciado Roberto Morales, quien se desempe-
ñó como gerente de asuntos económicos de la CFE, pero de su papel en la creación del IIE nos ocuparemos más
adelante.

Otros eventos ocurridos durante la primera mitad de la administración federal de Luis Echeverría que vale la pena
mencionar por su importancia y relación con el tema de este libro son los siguientes: en julio de 1971 se declara de
utilidad pública la unificación de la frecuencia eléctrica (a 60 ciclos por segundo) de todos los sistemas destinados
al servicio público, y en mayo de 1972 se crea el Comité de Unificación de Frecuencia (CUF). Los trabajos del
CUF, bajo la coordinación del ingeniero Pablo Tapie Gómez, inician en 1973 y concluyen en 1976. En 1973, la
antigua oficina nacional de operación de sistemas para el control de la energía se convierte en el despacho nacio-
nal de carga, y con ello se fortalecen y agilizan los trabajos que llevan a la interconexión de los sistemas eléctricos
mexicanos, para conformar lo que actualmente se conoce como el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Los retos
tecnológicos que se avecinan con el SEN son de dimensiones mayores y requieren para su atención, de grandes
capacidades: infraestructura y recursos humanos con los que no cuenta el IIIE. Uno de esos retos que ya se vislum-
braba desde 1973 era la automatización del despacho nacional de carga.

También en 1973 y después de años de varias iniciativas y esfuerzos, el Electric Power Research Institute (EPRI)
inicia sus actividades en los Estados Unidos. Este instituto nace a raíz del apagón de 1965 que afectó una parte
importante del noreste de los Estados Unidos. El Comité del Senado encargado de indagar las causas de este apa-
gón, determinó que la industria eléctrica había sido muy apática en el cumplimiento de funciones de investigación
y desarrollo tecnológico para respaldar la seguridad del sistema eléctrico nacional. La respuesta de la industria se
formuló con la creación del EPRI como una organización independiente, sin fines de lucro y con el objetivo de
realizar actividades de investigación y desarrollo a favor, y con el apoyo financiero de sus miembros: las empresas
públicas y privadas de la industria eléctrica norteamericana, ya que en lo individual éstas no tenían ni los recursos,
ni la experiencia suficientes para tratar las dificultades técnicas que enfrentaban.

Bajo el liderazgo de su presidente fundador Chauncey Starr, en esos años decano de la Escuela de Ingeniería y
Ciencia Aplicada de laUniversity of California, Los Ángeles (UCLA), el EPRI asumió desde sus inicios los trabajos
de investigación y desarrollo tecnológico previamente administrados por el Electric Research Council (ERC) y el

Izquierda: Miembros
fundadores del EPRI;
en el extremo derecho
Chauncey Starr (fotografía
tomada del EPRI Journal,
Spring 2012).
Derecha: El ingeniero
Fernando Hiriart
Balderrama, subdirector de
la CFE, en su oficina con
expertos brasileños en la
unificación de frecuencias,
diciembre de 1970
(cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 31


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: Seminario
sobre unificación de
frecuencia del sistema
eléctrico nacional, Ciudad
de México, julio de 1972
(cortesía de la CFE).
Derecha: Gerardo Bueno
Zirión presenta a Roy
Jenkins, presidente de la
Comisión Europea (EC),
sus cartas credenciales como
embajador de México, 21
de julio de 1977 (biblioteca
de la EC, 2015).

Edison Electric Institute (EDI), y rápidamente amplió su trabajo para cubrir las necesidades más apremiantes de
la industria eléctrica. Es de llamar la atención que antes del EPRI ya existían en otros países, institutos o entida-
des similares que apoyaban, a través de sus divisiones o laboratorios, las necesidades de investigación y desarrollo
de sus respectivas industrias eléctricas. En Canadá (IREQ, 1967), Japón (CRIEPI, 1951), Italia (CESI, 1956) e
Inglaterra (CEGB, 1957). La existencia de estas organizaciones también abonaría a favor de la conveniencia de
crear un nuevo instituto para apoyar el desarrollo tecnológico de la industria eléctrica mexicana.

Retomando este tema de la investigación y el desarrollo tecnológico es el momento de apuntar que el interés del
gobierno por el mismo siguió constante durante los primeros años de la década de los setenta. Inclusive algunas
veces ese interés tomó impulsos que llevaron a concretar algunas iniciativas. De hecho, la primera mitad de la
década dio lugar al establecimiento de las políticas de ciencia y tecnología más firmes que habrían de verse en mu-
chos años. Las acciones principales que derivaron de tales políticas fueron la creación del CONACYT, los decretos
de dos leyes en materia de transferencia tecnológica e inversión extranjera, y la puesta en marcha de la estrategia
para desarrollar la industria de bienes de capital. Este último tema fue de suma importancia en la agenda del
CONACYT, así se puede apreciar en el discurso: “Perspectivas para el desarrollo de la industria de bienes de capital
en México”, pronunciado por el director de este organismo, de 1973 a 1976, el doctor Gerardo Bueno Zirión, en
la inauguración del Primer Congreso Nacional sobre la Industria de Bienes de Capital en México, en 1975.

Las dos leyes promulgadas observaban los propósitos de fortalecer el aparato científico y tecnológico del país. Estas
leyes fueron la Ley sobre el registro de transferencia de tecnología y el uso y explotación de patentes y marcas (diciembre
de 1972), y la Ley para el control de la inversión extranjera (marzo de 1973). Ambas respondían a dos propósitos
básicos muy a tono con la época: en primer lugar reducir los costos para el país, derivados de la transferencia de
tecnología del exterior y de la operación de empresas extranjeras en el mismo, y segundo, permitir la generación
de capacidades competitivas de la industria local, evitando las restricciones al comercio, al uso de insumos nacio-
nales y a otras prácticas que se veían asociadas a la transferencia tecnológica y al establecimiento de la inversión
extranjera.

Estas leyes fueron la base para desarrollar el contexto en el que posteriormente el CONACYT diseña e inicia el
desarrollo de la red de centros de investigación y asistencia técnica regionales, fomenta la creación de institutos de
investigación y promueve la formación de especialistas universitarios, todo ello con el propósito de apoyar a las
pequeñas y medianas empresas dispersas en todo el país. Las líneas de investigación científica y tecnológica que
definieron a estos centros de investigación y asistencia técnica, institutos y universidades, estaban orientadas a vin-
cularse con las necesidades de las industrias regionales. La premisa que guiaba tal propósito era que la innovación y
el impacto de la ciencia y la tecnología se dan en las empresas y en las organizaciones que aplican el conocimiento.

Estaba claro que en este contexto que acabamos de referir, los sectores petrolero y nuclear y sus respectivos ins-
titutos de investigación y desarrollo tecnológico, el IMP y el ININ, ambos creados por decreto presidencial, sí
contribuían a la innovación de algunas de las industrias vinculadas a los mismos. En cambio el IIIE, al ser un
departamento de la CFE y no tener autonomía, continuaba limitado estructural y legalmente para jugar a ple-
nitud el papel de ser un verdadero instrumento de apoyo en la innovación del sector eléctrico. Algunas personas
que conocieron de cerca el IIIE –Juan Eibenschutz, Alberto Escofet Artigas, Guillermo Fernández de la Garza y
Carlos Vélez Ocón– en su momento señalaron que ya para los primeros años de los setenta era muy notorio que

32
este organismo necesitaba autonomía para poder cumplir sus funciones. De acuerdo a estas voces, el Instituto
tenía limitaciones para poder comprar equipos y carecía de la infraestructura adecuada para realizar desarrollo
tecnológico y generar conocimiento de vanguardia.

A estas alturas del recuento histórico que hasta aquí hemos abordado, había amplias coincidencias de diferentes sec-
tores con los propósitos gubernamentales de buscar la independencia tecnológica del país mediante el fortalecimiento
de iniciativas orientadas hacia la investigación y desarrollo tecnológico. Muchos de los eventos descritos, sin cone-
xión aparente, de alguna manera se estaban conjugando para la inminente creación del Instituto de Investigaciones
Eléctricas (IIE). Después de un largo proceso no concertado, las condiciones para fundar un nuevo instituto, provisto
adecuadamente para realizar las funciones de investigación y desarrollo tecnológico del sector eléctrico mexicano casi
estaban dadas, solo faltaba tomar las decisiones adecuadas y firmes que hicieran posible esa creación.

A principios de 1975, dentro de la dinámica derivada de relevos del gabinete presidencial, sucedió un cambio
que resultaría clave para darle cauce a la creación del IIE. El maestro Horacio Flores de la Peña fue relevado de su
cargo como titular de la Secretaría de Patrimonio Nacional (1 de diciembre de 1970 al 2 de enero de 1975), su
lugar lo tomó el doctor Francisco Javier Alejo López y con este nuevo nombramiento, las coincidencias aludidas en
párrafos anteriores empezaron a mostrarse más claras y con ello sucedieron cosas muy favorables para la creación
del IIE. El doctor Alejo López estaba vinculado a la política científica y tecnológica del gobierno mexicano desde
1973, y a partir de ese año se hizo cargo de la vicepresidencia del consejo de administración del CONACYT, al
tiempo que fungía como director general del Fondo de Cultura Económica y consejero económico del Presidente
de la República.

En el desempeño de su responsabilidad en el CONACYT, el doctor Francisco Javier Alejo López fue partícipe
de una idea que rápidamente ganó aceptación entre los miembros del consejo de administración de esta entidad
gubernamental: “Que la creación de institutos de investigación científica y tecnológica vinculados a amplios sec-
tores industriales y a industrias estratégicas haría una importante contribución a un avance relativamente rápido
en estas materias (eléctrica, siderúrgica, petrolera, entre otras)”. Es importante hacer notar que el doctor Francisco
Javier Alejo, en su calidad de secretario de Patrimonio Nacional (2 de enero de 1975 al 30 de noviembre de 1976),
fungía como presidente de los consejos de administración de la Comisión Federal de Electricidad, del Instituto de
Investigaciones Nucleares y de la Comisión Nacional de Energéticos.

A partir de esa idea y después de un breve tiempo de su pronunciamiento, dentro del consejo de administración
del CONACYT surgió la discusión sobre la necesidad y conveniencia de crear una institución de investigación

El titular de la Secretaría
de Patrimonio y Fomento
Industrial (Sepafin) Francisco
Javier Alejo, intercambia un
cordial saludo con el doctor
Manuel Sandoval Vallarta,
subdirector científico del
Instituto Nacional de Energía
Nuclear, 1976 (cortesía de la
familia Vélez Ocón).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 33


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Luis Echeverría Álvarez,


acompañado de Arsenio
Farell Cubillas, ambos con
el sombrero en la mano. La
Angostura, Chiapas, 1974
(cortesía de Pablo de Buen
Rodríguez).

científica y tecnológica para la industria eléctrica la que, además de brindarle servicios a la CFE, también lo hiciese
a toda la industria relacionada con la misma. Sobre este asunto, el doctor Alejo recuerda y afirma lo siguiente:
“Desde el principio conté con una amplia coincidencia de parte de licenciado Arsenio Farell Cubillas, quien por
razones obvias tenía que atender a las diversas corrientes de opinión que había y se manifestaron dentro de la CFE.
Recibí el apoyo entusiasta del licenciado Roberto Morales (designado por el licenciado Farell) y del ingeniero Juan
Eibenschutz (secretario ejecutivo de la Comisión de Energéticos, SePaNal, 1974-1976)”. Sobre la interrogante
del papel que él desempeñó en la creación del IIE, el propio doctor Francisco Javier Alejo afirmó: “En síntesis,
mi papel fue proponer la idea, coordinar a los expertos y partes interesadas, tomar la decisión de emprenderla y
obtener la aprobación del Presidente de la Republica”.

Como resultado de esta coordinación de expertos, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, aprovechando
su experiencia en el CONACYT como director adjunto de servicios de apoyo, se vinculó al licenciado Roberto
Morales Martínez, (gerente de Estudios Económicos de la CFE, como ya hemos apuntado), designado por el
director de la paraestatal para trabajar en el rediseño y reestructuración, en su caso, del IIIE. Esta oportunidad, de
acuerdo al ingeniero Fernández de la Garza, fue muy interesante porque se pudo aprovechar la experiencia adqui-
rida por el CONACYT en el proceso de creación de los institutos de investigación referidos en párrafos anteriores.
La participación del licenciado Roberto Morales en esta tarea de transformar al limitado IIIE fue fundamental,
porque entendió y apoyó a plenitud los planteamientos hechos por el ingeniero Fernández de la Garza sobre la
necesidad y conveniencia de crear un nuevo instituto para apoyar la innovación del sector eléctrico, de esa manera
se pudo conseguir el apoyo de la CFE para darle continuidad a los respectivos trabajos.

Sobre el proceso de definición de la integración y el alcance del nuevo instituto de la CFE es preciso puntualizar
que se manifestaron dos corrientes de opinión. La primera afirmaba que debía crearse un área especializada dentro
de la CFE, reuniendo a los diversos especialistas que, aunque inconexas, ya realizaban algunas tareas de investi-
gación al interior de la institución y la segunda, que fue la que al final prevaleció, se inclinó por crear una insti-
tución autónoma vinculada a la CFE y con personalidad propia. En esta etapa de la historia del IIE, el ingeniero
Manuel Moreno Torres era entonces partidario de la primera opción y por su parte el ingeniero Fernando Hiriart
Balderrama, respaldado por su experiencia profesional, su inteligencia y su visión, insistió en la conveniencia de
crear un instituto con suficiente autonomía para realizar las funciones sustantivas de investigación y desarrollo
tecnológico que exigían los tiempos y el progreso de la industria eléctrica nacional. En su momento, la propuesta
que prevaleció fue presentada al Presidente de la República, conjuntamente por el doctor Francisco Javier Alejo y
el licenciado Arsenio Farell Cubillas, el primero en su calidad de secretario de Patrimonio Nacional y el segundo
como director de la CFE.

34
El Presidente Luis Echeverría, en congruencia con su política nacionalista de estímulo y promoción del desarrollo
científico y tecnológico, de inmediato aceptó la propuesta y brindó su apoyo para que ésta se concretara. Sin lugar
a dudas, en la mente del Presidente Echeverría quedó claro que, con la creación del Instituto de Investigaciones
Eléctricas se estaba dando un paso fundamental para avanzar en el desarrollo económico y tecnológico del país.

Se puede decir que la fundación del IIE se dio en un entorno político dominado entonces por el llamado nacio-
nalismo revolucionario, a partir del cual no solo se alentó la defensa y protección de los productores nacionales,
sino que se reconoció una amplia intervención del Estado en la producción, distribución y comercialización de
bienes y servicios. En su afán de superar las brechas tecnológicas, el gobierno de Echeverría estimuló la creación de
institutos de investigación y desarrollo tecnológico, no solo al interior de las instituciones de enseñanza superior
como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, sino que también fundó
importantes centros independientes de estudio, enseñanza e investigación. Parte de éstos actualmente integran el
sistema de Centros Públicos de Investigación del CONACYT.

Conforme se fue avanzando en las discusiones, justificaciones y argumentos sobre la necesidad de un nuevo insti-
tuto de investigaciones para impulsar el desarrollo del sector eléctrico, fue quedando muy claro que éste no debería
concentrarse sólo en brindar servicios a la CFE, sino que debería de abrir su campo de acción y vincularse con las
empresas nacionales de la industria eléctrica. No obstante que su financiamiento, al menos el inicial, necesaria-
mente tenía que provenir de la propia CFE, la experiencia del Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica
(IIIE) señalaba que el nuevo instituto requería gozar de autonomía. Especialmente importante fue la preocupación
de orientar la nueva institución hacia el impulso del desarrollo de bienes de capital y equipamientos mexicanos
para la industria eléctrica, buscando con ello equilibrar la desfavorable balanza de importaciones y exportaciones.

De acuerdo al testimonio del ingeniero Juan Eibenschutz, en la época de la creación del IIE se quería, entre otras
cuestiones, que éste apoyara las actividades de ingeniería de diseño y que también se dedicara a desarrollos de inte-
rés para la industria de manufacturas eléctricas en general. La visión que se tenía entonces planteaba que el nuevo
instituto no se debería dedicar a ingeniería, sino a desarrollos tecnológicos. El objetivo que se defendía era generar
los conocimientos básicos, agruparlos, transferirlos y luego formar empresas que los aprovecharan y se dedicaran a
su aplicación. El fomento a la fabricación nacional de manufacturas eléctricas era muy importante.

Aunado a lo anterior, la expansión y la diversificación energética del sector eléctrico demandaba un instituto
autónomo que fungiera como rama tecnológica del sector, ya que se vislumbraba que con esta expansión y diver-
sificación, la CFE también constituiría un factor de integración nacional para incrementar la participación de la
industria en el suministro de bienes y servicios al sector eléctrico. Sobre este rubro conviene apuntar la positiva
participación de la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas (CANAME), con las iniciativas gubernamentales
al respecto. De hecho, bajo la presidencia del ingeniero Gotzon A. de Anuzita (1974-1976), la CANAME parti-
cipó en la creación de las Bases de Concertación de Acciones de la Industria de Bienes de Capital, para proyectos de
inversión y sustitución de inversiones, y en el Plan Piloto con el IMCE, para incrementar exportaciones.

Recapitulando puede decirse que los principales argumentos para la creación del Instituto de Investigaciones
Eléctricas fueron los siguientes:

Izquierda: El ingeniero
Gotzon de Anuzita
Zubizarreta, presidente de
CANAME, 1976
(Boletín CANAME).
Derecha: Luis Echeverría
con líderes sindicales,
autoridades y empresarios
del sector eléctrico
(cortesía de la CFE).

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 35


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

36
• Necesidad de autonomía y especialización institucional, en una función estratégica para el desarrollo econó-
mico nacional.

• El alto grado de dependencia científica y tecnológica del exterior que mostraba la industria eléctrica nacional.

• La ausencia de fuentes de innovación tecnológica para la industria nacional, proveedora de la industria


eléctrica.

• Las bajas eficiencias que mostraba el país en materia de producción, distribución, uso y consumo de energía.

De acuerdo al licenciado Roberto Morales y al doctor Francisco Javier Alejo es importante agregar que las refe-
rencias cercanas que tenía el Ejecutivo Federal del entorno operativo del Instituto Mexicano del Petróleo y de
sus valiosos servicios a PEMEX, así como de las experiencias de varias empresas eléctricas de otros países que
apoyaban su operación y progreso con el respaldo tecnológico de sus respectivos centros, institutos o divisiones de
investigación como EPRI, IREQ, CRIEPI, CESI y CEGB, entre otros, fueron determinantes para convencer al
Presidente Echeverría de la necesidad y conveniencia de crear el Instituto de Investigaciones Eléctricas para apoyar
el desarrollo tecnológico de la CFE en particular y del sector e industria eléctrica en general en el país.

En los últimos meses de 1975, cuando el trabajo político y técnico realizado en sus respectivas etapas por el maes-
tro Horacio Flores de la Peña, el licenciado Arsenio Farell Cubillas y el doctor Francisco Javier Alejo, apoyados por
el licenciado Roberto Morales Martínez y el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza dio sus frutos y se obtuvo
la aprobación del Presidente Luis Echeverría para la creación del IIE, se procedió a realizar la tarea de buscar a la
persona indicada para dirigirlo. Entonces, el licenciado Arsenio Farell, director de la CFE, le pidió a su cercano
colaborador, el ingeniero Odón de Buen Lozano, subdirector de la Comisión, su opinión sobre el particular. El
ingeniero de Buen propuso al doctor Carlos Vélez Ocón como Director Ejecutivo del IIE, y tuvo la anuencia y el
apoyo del licenciado Arsenio Farell respecto a esta propuesta.

La elección del ingeniero Odón de Buen se basaba en el amplio conocimiento que tenía sobre la trayectoria pro-
fesional del doctor Carlos Vélez Ocón, desde que trabajaron juntos en la antigua Compañía Mexicana de Luz y
Fuerza Motriz (CMLFM). Esta elección estaba fundamentada en la probada capacidad técnica del doctor Vélez
Ocón, según lo había demostrado durante el desempeño de su ejercicio profesional, entre el que se incluían sus
trabajos en la CMLFM, particularmente en el laboratorio de la misma, y en el antiguo Instituto de Investigaciones
de la Industria Eléctrica, etapa muy relevante en la que el doctor Vélez realizó estudios de localización de sitio
para centrales nucleoeléctricas y análisis de costos para generación eléctrica mediante energía nuclear, esto último
en colaboración con el ingeniero Juan Eibenschutz. Después de una breve pero agradable charla a mediados de
septiembre de 1975 en las oficinas de la CFE entre el doctor Carlos Vélez y el ingeniero Odón de Buen, el primero
aceptó la invitación que personalmente le acababa de hacer el subdirector de la CFE.

Al recibir la invitación para ser el primer Director Ejecutivo del IIE, el doctor Carlos Vélez Ocón se encontraba
trabajando como jefe del departamento de ingeniería de la división de ciencias básicas e ingeniería, en la recién
abierta Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAMI), cuyo rector era el doctor Alonso
Fernández González. Cuando el doctor Vélez le presentó su renuncia a Fernández González, éste no se la aceptó en
primera instancia. Solo hasta que el doctor Vélez le explicó que él consideraba que sería más útil en el desempeño
de un gran reto como lo era el arranque del IIE, el rector de la UAMI aceptó con cierta reserva su renuncia, más
que nada convencido por el entusiasmo del doctor Vélez para emprender una empresa como la que le esperaba.
En verdad que el doctor Carlos Vélez estaba seducido por la oportunidad de trabajar en el IIE, ya que la investi-
gación en el área eléctrica no era novedad para él, pues ya había trabajado sobre este tema en el laboratorio de la
Compañía Mexicana de Luz y Fuerza Motriz (CMLFM) y en la sección nuclear del Instituto de Investigaciones
de la Industria Eléctrica.

Como había cierta urgencia de iniciar los trabajos en el nuevo IIE, desde el momento que el licenciado Luis
Echeverría aprobó su creación, el doctor Carlos Vélez Ocón empezó a trabajar de inmediato y para ello se contactó
con el licenciado Augusto Moheno para darle seguimiento al anteproyecto del decreto de creación del IIE que le
había turnado, para su sustento jurídico, el licenciado Arsenio Farell.
Interior del Instituto
de Investigaciones de la Cuando el doctor Vélez se puso a trabajar en el anteproyecto del decreto, éste ya tenía la mano del grupo de traba-
Industria Eléctrica en jo coordinado por el doctor Francisco Javier Alejo y entre sus modificaciones se le había cambiado el nombre de
Salazar, Estado de México. Instituto Mexicano de Electricidad –nombre seguramente influenciado por la denominación del Instituto Mexicano

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 37


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

El ingeniero Odón de
Buen Lozano, subdirector
de la CFE y el doctor
Carlos Vélez Ocón, primer
Director Ejecutivo del IIE.

del Petróleo IMP, de donde provenía el doctor Fierros– por el actual nombre de Instituto de Investigaciones Eléctricas.
Hacia mediados de noviembre de 1975, el anteproyecto del decreto ya había sufrido una notable modificación, en
la cual se notaba mayor sistematización y claridad de la información contenida, además de incluir algunos rubros
importantes no contemplados en el texto previo. Algunos de estos puntos son los siguientes:

En el apartado de los “CONSIDERANDO”, agrega la parte que señala la “imperiosa necesidad de fomentar la
fabricación nacional de equipos y material utilizables en el servicio público de energía eléctrica, mediante la trans-
ferencia y adaptación de tecnologías extranjeras a las características y recursos del país y la creación de procesos
tecnológicos propios”.

En el ARTÍCULO 1 del decreto final se elimina el carácter educativo del IIE propuesto en el anteproyecto.

El ARTÍCULO 2 del decreto final indica el objetivo del IIE, reagrupando y sistematizando en una nueva redac-
ción, los principales objetivos y las políticas básicas enunciadas en los artículos 2 y 3 del anteproyecto.

Alberto Escofet Artigas,


José Antonio Esteva
Maraboto, Carlos Vélez
Ocón, Pablo Marcelo
Mulás del Pozo y
Francisco Plata Olvera.

38
Las atribuciones, responsabilidades y funciones de las figuras del Consejo Interno y el Consejo Consultivo pro-
puestas en el anteproyecto son retomadas, ampliadas y clarificadas en las figuras de la Junta Directiva, el Director
Ejecutivo y el Consejo Consultivo de Investigación, consideradas y explicadas en el decreto final.

De esta manera queda concluido el decreto de creación del Instituto de Investigaciones Eléctricas.

A finales de 1975, cuando se funda el Instituto de Investigaciones Eléctricas, el entorno económico nacional e
internacional ofrecía escenarios de incertidumbre que hacían dudar sobre la toma de decisiones, sin embargo, la
presunción de inestabilidad no puso en riesgo el arranque del IIE. El Presidente Luis Echeverría afirmó su convic-
ción de mantener los niveles de gasto público y continuó respaldando las estrategias que tendieran a consolidar las
bases de un mayor y mejor desarrollo social y económico en el país. El IIE cumplía con los requisitos políticos y
técnicos que se esperaban de él. Con esa certeza, el martes 25 de noviembre, el licenciado Echeverría firmó en los
Pinos el decreto de creación del Instituto de Investigaciones Eléctricas. En esa ocasión, el doctor Francisco Javier
Alejo no pudo estar presente, aunque seguramente lo hubiese deseado. Su lugar lo ocupó el subsecretario encarga-
do de despacho, Fernando Rafful Miguel. También rubricaron este decreto los siguientes personajes de la historia
moderna de México: El secretario de Industria y Comercio, José Campillo Sainz; El secretario de Comunicaciones
y Transportes, Eugenio Méndez Docurro; el secretario de Recursos Hidráulicos, Leandro Rovirosa Wade, y el
secretario de la Presidencia, Ignacio Ovalle Fernández.

A los pocos días de esa firma presidencial, el lunes 1 de diciembre de 1975, apareció publicado en el Diario Oficial
el decreto que le dio vida al Instituto de Investigaciones Eléctricas, reconociéndolo como un organismo público
descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propios, con carácter científico y tecnológico, y con los
siguientes objetivos principales:

• Realizar y promover investigación y desarrollo experimental, con la finalidad de resolver los problemas cientí-
ficos y tecnológicos relacionados con el mejoramiento y el desarrollo de la industria eléctrica.

• Contribuir a la difusión e implantación dentro de la industria eléctrica, de aquellas tecnologías que mejor se
adapten al desarrollo económico del país.

• Brindar asesoría a la Comisión Federal de Electricidad, a la industria de manufacturas eléctricas y a las com-
pañías de ingeniería y de servicios de consultoría relacionadas con la industria eléctrica.

Vista parcial de la antigua


escuela de capacitación para
linieros de la CFE, dentro
de lo que en su momento
fue la Finca Palmira,
propiedad del general
Lázaro Cárdenas del Río,
Palmira, Morelos, 1976.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 39


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Vista exterior de la casa


de máquinas de la central
hidroeléctrica Palmira.
Actualmente es sede del
museo del Instituto.

En el decreto de 1975, la Junta Directiva del Instituto de Investigaciones Eléctricas estaría presidida por el director
general de la Comisión Federal de Electricidad y la integrarían miembros de la misma Comisión, del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología, de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Universidad Autónoma
Metropolitana, del Instituto Politécnico Nacional y de la Cámara Nacional de las Manufacturas Eléctricas. El
Consejo Consultivo de Investigación tenía como objetivo asesorar programas de investigación y promover la coor-
dinación entre el Instituto y la industria nacional de manufacturas eléctricas, las compañías de ingeniería y de con-
sultoría relacionadas con la industria eléctrica, y las instituciones de investigación y enseñanza superior del país.

Las medidas previsoras enunciadas en los transitorios cuarto y quinto del decreto de creación del Instituto de
Investigaciones Eléctricas, precisaron la obligación de la Comisión Federal de Electricidad de entregar a este
Instituto el terreno adecuado, en cuanto a localización y extensión, donde se debía ubicar definitivamente. Este
compromiso incluía, además, el financiamiento inicial por parte de la CFE para su arranque.

Para cumplir con el primero de estos compromisos, la CFE cedió al IIE un terreno en el Estado de Morelos, ubi-
cado en la localidad de Palmira, en la periferia de la Cuernavaca de 1975. En este terreno se situaba la escuela de
linieros para capacitar en esa tarea al personal de la CFE. A la fecha de la creación del Instituto, las obras de cons-
trucción de esta escuela prácticamente ya estaban concluidas, de hecho estaba a punto de ser inaugurada. Entre su
infraestructura contaba con algunos edificios de dos aguas estilo CAPFCE, (Comité Administrador del Programa
Federal de Construcción de Escuelas), destinados a ser las aulas, oficinas y viviendas temporales del personal de
la CFE adscrito o comisionado a este centro de capacitación. Dadas esas circunstancias, la administración del IIE
recibió junto con su terreno esos edificios, los cuales fueron las instalaciones iniciales del Instituto.

El doctor Vélez recordó, en una de las entrevistas realizadas, que esta propiedad había sido del Presidente Lázaro
Cárdenas, hasta que la donó a la Comisión Federal de Electricidad, estaba resguardada por el señor Ramón
Santoyo, quien era jubilado de la CFE y además vivía con su familia dentro de esta propiedad perteneciente a
dicha entidad. Fue precisamente esa persona quien, durante las obligadas caminatas por el terreno, lo puso al tanto
de la extensión y contenido de la propiedad federal destinada a ser la sede principal del IIE y que incluía, además
de los edificios 6, 7, 8, 10 y 11, los restos de una pequeña central hidroeléctrica, el vaso hidráulico y la casa de
máquinas (edificio 9). El resto de la “Finca Palmira,” no era propiedad del Instituto y la constituía un internado
técnico agropecuario para señoritas y lo que había sido la residencia del General Lázaro Cárdenas, misma que
tenía una alberca para que el distinguido michoacano pudiera practicar una de sus actividades físicas favoritas, la
natación. Aunque un tanto descuidado, el lugar atraía por el verdor de su silvestre y exuberante vegetación, dentro
de la cual se distinguían algunos guayabos, mangos, naranjos, nogales y unas magníficas palmeras. En esa variedad

40
Izquierda: Manuel Moreno
Torres, Adolfo Ruiz
Cortines, Adolfo López
Mateos y Lázaro Cárdenas
del Río (cortesía de la CFE).
Derecha: Leonardo
Rodríguez Alcaine, líder
sindical del SUTERM,
acompañado de Joel Torres
Solís y Guillermina Cañedo
Espero, 1978.

de árboles se posaban parvadas de cotorros verdes y entre los amplios espacios de la finca, se veían ocasionalmente
algunas ardillas, conejos, liebres, tlacuaches, iguanas y lagartijas. El silvestre lugar era, en aquella época previa al
Instituto, el campo de pasatiempo de varios jóvenes que posteriormente ingresaron como empleados de base al
IIE. Tal es el caso de Manuel Bautista Magdaleno y Tomás Román Orihuela Martínez.

No obstante la natural belleza del lugar, se temía que no existieran las suficientes y adecuadas escuelas para las
familias de los futuros trabajadores del Instituto, por eso, una de las primeras tareas del doctor Carlos Vélez Ocón
fue darse tiempo para revisar en las cercanías del IIE, la infraestructura educativa existente. Por fortuna, el resulta-
do de su búsqueda fue positivo y eso le permitió manejarlo posteriormente como uno de los argumentos para con-
vencer a los primeros investigadores, quienes finalmente aceptaron su invitación para venirse a trabajar a Palmira.
Por entrevistas previas, el doctor Vélez sabía que varios de los candidatos para incorporase al IIE, que trabajaban
en la Ciudad de México, no mostraban mucho entusiasmo por mudarse con todo y su familia a Cuernavaca.
Estaban acostumbrados a sus horarios de trabajo y a sus rutinas en la capital del país, además, especulaban que el
ambiente provinciano de Cuernavaca limitaría de alguna forma la educación de sus hijos. A todo lo anterior hay
que agregarle que varios de ellos tenían otro tipo de intereses en la capital del país.

Cuando los firmes argumentos y el entusiasmo del doctor Vélez Ocón convencieron a varias personas de venirse a
trabajar a Cuernavaca, surgieron algunos problemas con el líder sindical Leonardo Rodríguez Alcaine, ya que éste
temía que el personal vinculado al sector nuclear que se integrara al IIE, pudiera afectar al personal sindicalizado
de la CFE. Finalmente la situación fue superada y el doctor Carlos Vélez pudo formar su equipo inicial de inves-
tigadores con personal de diversas instituciones educativas y de investigación, nacionales y extranjeras, con las que
tenía ciertos vínculos importantes.

Algunos nombres de los investigadores pioneros son los siguientes: del antiguo Instituto de Investigaciones de la
Industria Eléctrica los ingenieros Sergio Mercado González, Noé Guzmán y Javier Castro Siller; del IPN el doctor
Pablo Mulás del Pozo, quien en ese momento trabajaba en el CINVESTAV; de la UNAM el doctor Víctor Gerez

Víctor Gerez Greisner,


Pablo Mulás del Pozo y
Sergio Mercado González.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 41


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Placa conmemorativa
de la inauguración del
Instituto de Investigaciones
Eléctricas.

Greiser, quien antes había trabajado en el IIIE; del ITESM el doctor Carlos Treviño Lozano, quien con anteriori-
dad prestaba de forma externa sus servicios profesionales al IIIE; del INEN la maestra Ana María Martínez Leal,
radioquímica, y de la Universidad de Arizona el ingeniero Alonso Rodríguez.

Otra de las tareas iniciales del doctor Carlos Vélez fue equipar los edificios 6, 7, 8, 10 y 11 con la infraestructura
que requería el nuevo Instituto. De esa manera transformó esas instalaciones en oficinas, cubículos, laboratorio y
almacén. El doctor Pablo Mulás, actual asesor del IIE, comentó en entrevista que en esta tarea el doctor Vélez, ante
lo precario del presupuesto, se vio obligado a conseguir las facturas de parte del mobiliario sin usar que ya existía
en el Instituto, y luego convenció al proveedor que le cambiaran camas, burós y roperos por escritorios, mesas y
anaqueles. Debido a los tiempos sexenales, un poco a marchas forzadas se trató de aprovechar y adaptar lo que
había ahí para que el IIE fuera inaugurado a la brevedad.

La tarde del lunes 5 de abril de 1976, a las 16:15 hrs., el Presidente Luis Echeverría Álvarez arribó a las instala-
ciones del IIE en Palmira, Cuernavaca, para realizar el evento de inauguración del Instituto. Para tal efecto cortó
un cordón simbólico y develó una placa conmemorativa alusiva al acontecimiento. Durante el evento, el doctor
Carlos Vélez Ocón tomó la palabra para comentar los objetivos del IIE y para explicar brevemente el papel del
Instituto en el desarrollo racional e integral del país. Esa tarde acompañaron a Echeverría el ingeniero Leandro
Rovirosa Wade, el licenciado José Campillo Sáenz y el licenciado Arsenio Farell Cubillas, titulares de las Secretarías
de Recursos Hidráulicos, de Industria y Comercio, y de la Comisión Federal de Electricidad. También estuvo
presente el ingeniero Felipe Rivera Crespo, gobernador del Estado de Morelos.

A lo largo de 1976 el ingeniero Fernández de la Garza fue un asiduo visitante del IIE en Palmira. Su comentario
reiterativo en esas visitas fue que el Instituto era muy pequeño, a lo que el doctor Vélez le contestaba: “qué le vamos
a hacer Guillermo, es lo que nos ha dado el licenciado Farell”. Ahora se entiende que el comentario del ingeniero
Fernández de la Garza tenía un sentido constructivo.

En sus funciones como director ejecutivo del IIE, el doctor Carlos Vélez viajaba con cierta frecuencia entre
Cuernavaca y la Ciudad de México, ya que en la capital del país se contaba con unas modestas oficinas del
Instituto en las que también se encontraba la biblioteca del IIE, dirigida por el ingeniero Noé Guzmán. Los viajes
del doctor Vélez a la Ciudad de México tenían el propósito de conseguir recursos financieros, materiales y huma-
nos para el recién creado Instituto, además de acudir a reuniones de trabajo con representantes de las diferentes
áreas del sector eléctrico. Por supuesto que también tenía que acudir con cierta frecuencia a las oficinas del director
general de la CFE, para mantenerlo informado sobre los avances del IIE.

42
Después de algunos meses de esta rutina y ante lo agotador de la misma, el doctor Vélez acordó con su esposa
que de no existir compromisos laborales en la Ciudad de México, él viviría de lunes a viernes en Cuernavaca y los
fines de semana los pasaría con la familia. De esa manera, a finales de agosto de 1976 estaba a punto de firmar un
contrato de arrendamiento de un departamento cercano al legendario Hotel Casino de la Selva, pero eso ya no fue
necesario porque antes de que eso sucediera su rutina laboral dio un giro. Al pasar por las oficinas del Instituto en
México, el ingeniero Noé Guzmán, con tono de preocupación, le informó que el Presidente Echeverría requería
de su presencia inmediata en los Pinos.

Aunque el doctor Vélez trató de no mostrase alterado, de inmediato se puso a cavilar sobre el asunto y entre sus
especulaciones surgió la idea de que tal vez estaba de visita algún ministro de electricidad de un país africano y el
Presidente Echeverría lo requería para contestar algunas preguntas sobre el IIE. Sin abundar mucho en el resto
de sus especulaciones, concluyó que la razón del llamado de los Pinos necesariamente tenía que tratarse de algo
relacionado con el Instituto. Esa probabilidad lo calmó y con esa idea tranquilizante se presentó en la Residencia
Presidencial. Momentos antes de llegar se aliñó un poco, arreglando su guayabera. En la puerta de lo que anun-
ciaba ser una gran sala, lo esperaba el licenciado Arsenio Farell, quien al verlo abrió la puerta y entonces el doctor
Vélez pudo darse cuenta de que en el interior de la sala se encontraba el Presidente Echeverría, acompañado por
un nutrido grupo de personas entre las que, con una mirada furtiva, reconoció al rector de la UNAM, el doctor
Guillermo Soberón y al licenciado Miguel de la Madrid. El motivo de esta numerosa presencia era que los presen-
tes estaban convocados a la reunión de la junta directiva del Instituto Nacional de Energía Nuclear (INEN). Antes
de que el doctor Carlos Vélez Ocón saliera de su asombro, sin muchos preámbulos se le informó que acababa de
ser nombrado director general del INEN, ubicado en Salazar, Estado de México. De inmediato el doctor sintió
que “el alma se le iba a los pies”, no por la sorpresa de su nuevo nombramiento sino porque él sabía que el INEN
estaba atravesando por un conflicto muy fuerte, debido a su tensa relación con el SUTERM. De hecho el INEN
estaba en huelga y sus instalaciones estaban tomadas por el ejército.

Después de unos breves instantes en los que el doctor Vélez asimiló su nueva realidad, se sintió como “Adán expul-
sado del paraíso”. Aunque estaba entregado al IIE y tenía muchas expectativas en torno al trabajo a desarrollar por
este Instituto, ya no se podía hacer nada, la decisión presidencial respecto al nuevo nombramiento estaba tomada
y era irreversible. No hubo necesidad de elucubrar, era un hecho que ya no podría concretar sus planes con el IIE.
Ante lo tenso de la momentánea situación, el licenciado Echeverría tuvo la ocurrencia de decirle al doctor Carlos
Vélez con marcado sarcasmo: “¡Doctor, con este nombramiento usted ha subido de nivel! ¡De los 1500 metros de
Cuernavaca a los 3000 metros de Salazar!”.

Acto protocolario de
cambio de directores
del INEN. Al centro y
de izquierda a derecha:
Fernando Alba Andrade,
Francisco Javier Alejo y
Carlos Vélez Ocón, 1976.

1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 43


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

De esa irónica manera, el entusiasmo del doctor Vélez y sus planes de trabajo como Director Ejecutivo del Instituto
de Investigaciones Eléctricas quedaron truncados. Su relevo inmediato fue el doctor Carlos Treviño Lozano, quien
por razones personales prefirió dejar el IIE en los turbulentos días de noviembre de 1976. Esos difíciles días esta-
ban acentuados por la incertidumbre económica derivada de la histórica devaluación del peso de 12.50 a 24.75
unidades por dólar, acontecida el 1 de septiembre de ese mismo año, misma que trajo como consecuencia más
inflación y efectos depresivos agravados por el tenso clima existente entre el gobierno y el sector privado y em-
presarial del país. A raíz de lo anterior, la actividad industrial se desplomó entre septiembre de 1976 y febrero de
1977, un 6.7%. Las condiciones para el despegue del naciente IIE no eran las mejores, sin embargo, se avecinaban
nuevas circunstancias nacionales que favorecerían el logro de los objetivos institucionales para forjar la siguiente
etapa de la historia del Instituto de Investigaciones Eléctricas.

Izquierda: Vista parcial


del centro de la Ciudad de
Cuernavaca, a mediados de
los años 70 (se aprecia parte
del zócalo y del Palacio de
Cortés).

Derecha: Generador de
impulsos en el laboratorio
de modelos. Octavio Félix
Sandoval (en cuclillas),
Fernando Rojas Mendoza,
Aníbal de la O Lavalle y
Evaristo Merino Mares.

44
1 Antecedentes, creación y arranque del Instituto de Investigaciones Eléctricas 45
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

46
2
Crecimiento y consolidación del

Instituto de Investigaciones Eléctricas

47
Como suele suceder en el sistema político mexicano, con la llegada de cada nuevo Presidente de la República
vienen cambios en los principales puestos de la administración pública federal. De esa manera, cuando el 1º de di-
ciembre de 1976 el licenciado José López Portillo asumió la Presidencia de México, el licenciado Hugo Cervantes
del Río fue nombrado director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y como subdirector de la
misma fue designado el ingeniero Manuel Moreno Torres. El director general de la CFE completó su equipo de
colaboradores más cercanos con sus asesores, los ingenieros Carlos Ramírez Ulloa y Fernando Hiriart Balderrama,
ambos con una amplia y prestigiada trayectoria profesional dentro y fuera de la Comisión.

En ese reajuste de piezas clave de la administración pública federal, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza
fue invitado por el licenciado Hugo Cervantes del Río a hacerse cargo de la vacante en la Dirección Ejecutiva del
Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), invitación que por supuesto aceptó con sumo agrado, ya que el IIE no
le era ajeno en lo absoluto: conocía la razón de su creación y los objetivos que perseguía para apoyar el desarrollo
tecnológico del sector eléctrico.

De derecha a izquierda:
Guillermo Fernández de
la Garza, Carlos Ramírez
Ulloa, Hugo Cervantes del
Río y Fernando Hiriart
Balderrama, 1976.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 49


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Reunión de trabajo entre


directivos del IIE: a la
izquierda los directores de las
divisiones de investigación,
Eduardo Lobatón González
(Equipos), Eduardo
Hernández Goríbar
(Ingeniería de Instalaciones),
Víctor Gerez Greiser
(Sistemas de Potencia); a
la derecha y de camisa roja
el ingeniero Guillermo
Fernández de la Garza,
Director Ejecutivo del IIE.
De espaldas y de suéter
beige Sergio Mercado,
jefe del Departamento de
Geotermia.

El ingeniero Fernández de la Garza inició su gestión el 13 de diciembre de 1976 y de inmediato comenzó a perfilar
el camino por el que debía transitar el IIE. Los principales objetivos institucionales que marcaron la pauta para
delinear ese camino fueron los siguientes: Realizar y promover investigación y desarrollo experimental, con la fi-
nalidad de resolver los problemas científicos y tecnológicos relacionados con el mejoramiento y el desarrollo de la
industria eléctrica; contribuir a la difusión e implantación dentro de la industria eléctrica, de aquellas tecnologías
que mejor se adaptaran al desarrollo económico del país, y brindar asesoría a la Comisión Federal de Electricidad
(CFE), a la industria de manufacturas eléctricas, y a las compañías de ingeniería y de servicios de consultoría rela-
cionadas con la industria eléctrica.

A partir de estos objetivos y del trabajo realizado por los doctores Carlos Vélez Ocón y Carlos Treviño Lozano, quie-
nes lo habían precedido en la Dirección Ejecutiva y además “como aún no había un detalle muy grande de lo que el
Instituto tenía que hacer, ni cómo y con qué lo iba a hacer”, en los primeros días de su administración, el ingeniero
Guillermo Fernández de la Garza convocó a los investigadores para hacerles la siguiente invitación: “vamos a planear,
vamos a ver a dónde queremos llegar y cómo podemos llegar allá. ¿Cómo le vamos a hacer para lograrlo?”.

De esta reunión se derivó un programa de planeación que consumió varias semanas de trabajo. Muchas de las
actividades normales de los investigadores fueron suspendidas temporalmente para enfocarse de lleno al trabajo de
planeación. El doctor Pablo Mulás del Pozo, quien se había integrado al IIE en agosto de 1976, con el número de
empleado 26, recordó que a la llegada del ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, “todavía en el IIE éramos
muy pocos y mucho el trabajo. Incluso aquella primera navidad la celebramos juntos, pues el director general de
la CFE le pidió al ingeniero Fernández de la Garza, recién nombrado Director Ejecutivo del IIE, la elaboración
de un plan estratégico y un programa de trabajo. Sólo descansamos el 25 de diciembre y el primero de enero”.
Conforme se fue avanzando en esta planeación se fue identificando la problemática del sector eléctrico y esbozan-
do la infraestructura que requería el IIE para cumplir con sus objetivos de apoyar el desarrollo tecnológico de la
industria eléctrica nacional.

En ese esfuerzo de planeación, los investigadores se concentraron en estudiar las necesidades tecnológicas del sec-
tor eléctrico en varios tópicos, entre ellos: calderas, turbinas, transformadores, diseño de líneas eléctricas, energías
renovables, diversificación energética, y sistemas de control y comunicaciones de las redes eléctricas, por mencio-
nar algunos. El amplio análisis realizado permitió integrar un mapa de necesidades, a partir del cual se tuvo mayor
claridad sobre la magnitud de los grandes retos que estaban por atenderse en el sector eléctrico mexicano. Se en-
tendió entonces que el conjunto de problemas del sector era muy amplio y que en esa medida, las oportunidades
de mejora eran enormes.

50
Los laboratorios
de vibraciones y de
comunicaciones del IIE en
sus años iniciales.

Esta problemática realidad del sector eléctrico nacional, de inmediato se vislumbró como un nicho de grandes
oportunidades para el IIE. De hecho, el esfuerzo de planeación fue mucho más amplio de lo que se había podido
hacer anteriormente y en ese sentido, además de servir para identificar y entrever nuevas tecnologías de utilidad
para el desarrollo del sector eléctrico (microprocesadores por ejemplo), también permitió reconocer y retomar
algunas importantes líneas ya trabajadas en el antiguo Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica (IIIE).
Muestra de la continuidad de determinadas líneas del extinto IIIE fueron algunos trabajos sobre desarrollos de la
ingeniería civil, estudios de la energía nuclear y resultados de la experimentación, medición y análisis de los niveles
isoceráunicos en México, es decir, el número de descargas eléctricas por km2 y por año, para poder mejorar el dise-
ño de líneas eléctricas de distribución y transmisión expuestas a altas incidencias de descargas atmosféricas a tierra.

Con los resultados de esta planeación quedó claro que hacía falta toda una infraestructura material, humana,
científica y tecnológica especializada y orientada a la atención de tal problemática. De inmediato se empezaron a
preparar propuestas para atender cada una de las líneas de investigación y trabajo identificadas en el mapa de ne-
cesidades. Algunas de las más importantes, por el potencial de investigación tecnológica que significaban, fueron
las siguientes: combustión, distribución, transmisión y control de la red eléctrica, y en función de cada una de las
líneas identificadas se empezaron a definir las estrategias del IIE para atenderlas.

Con el propósito de
atender la problemática
técnica, derivada de los
altos índices de salidas de
las líneas de transmisión,
producidas por la
incidencia de las tormentas
eléctricas, el IIE inició
desde 1977, estudios para
mejorar la coordinación
de protecciones de redes
eléctricas de la CFE.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 51


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

52
Dichas estrategias, formuladas a partir del análisis de los resultados de la planeación realizada, llevaron a la ca-
pacitación y contratación de personal, a la firma de convenios de colaboración interinstitucional y al desarrollo
de infraestructura. En el desahogo de estas estrategias, en los siguientes meses y años inmediatos se enviaron
investigadores a diversos lugares del mundo a prepararse, se contrataron profesionales de excelencia, se diseñaron
estancias técnicas para investigadores de instituciones afines al IIE y se empezaron a construir, o en su caso a me-
jorar, algunos de los laboratorios como el de química, para estudiar a fondo los problemas identificados y, por su-
puesto, para desarrollar soluciones innovadoras a los mismos. En ese afán de aprendizaje y desarrollo corporativo,
en diciembre de 1976, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza inició la comunicación con algunas de esas
instituciones afines y ese mes visitó las instalaciones del Electric Power Research Institute (EPRI), para conocer su
infraestructura y establecer convenios de colaboración.

En el plano nacional estos convenios marchaban muy bien y como resultado de ello, en febrero de 1977 el IIE
firmó con la CFE un contrato para desarrollar algunas alternativas de electrificación rural basada en fuentes no
convencionales. El proyecto puesto en marcha para atender la solicitud de la CFE estuvo dirigido por la maestra
Ana María Martínez Leal, jefa del Departamento de Fuentes No Convencionales de Energía. El doctor Pablo
Mulás, quien a la sazón fungía como director de la División de Fuentes de Energía, recordó que este contrato
se firmó con la Gerencia de Electrificación Rural de la CFE. El proyecto tenía el propósito de analizar la posibi-
lidad de usar energías renovables in situ para generar electricidad y no tener que hacer el gasto de tender líneas
de distribución en zonas remotas. Aunado a este proyecto y por esas mismas fechas, el IIE inició un programa
para desarrollar equipo conversor de energía eólica en electricidad, dándole así continuidad y complemento a
los trabajos sobre el potencial eólico nacional, iniciados en la CFE en 1965 con la infraestructura de la estación
experimental eoloeléctrica El Gavillero, en las cercanías de Huichapan, Hidalgo, que la Gerencia General de
Operaciones de la CFE cedió entonces al IIE. El Gavillero marcó el inicio de los estudios sobre energía eólica en
el Instituto, se habilitó como centro de prueba de pequeños aerogeneradores y en ella se construyó, además, un
simulador de pozo de agua para la prueba y caracterización de aerobombas. En el transcurso del tiempo, el IIE
desarrolló y probó en esta estación varios prototipos de aerogeneradores, entre ellos las versiones Fénix y Albatros.
Más adelante, los resultados de estos prototipos impulsarían el desarrollo del aerogenerador la Avispa, de 300
watts, eje horizontal, tres aspas de fibra de vidrio y control por timón de cola plegable, también patentado por
el Instituto.

Lo anterior permite afirmar que prácticamente desde su creación, el IIE se preocupó por desentrañar el lenguaje en
que se expresan dos fuerzas de la naturaleza: el sol y el viento, mismas que por su potencial significan abundancia
de energía. También fueron motivo de su interés otras opciones energéticas como la biomasa y la geotermia.

Izquierda: Prototipo del


aerogenerador “La Avispa”,
diseñado y construido
en el IIE.

Derecha: Estación
experimental “El Gavillero”,
ubicada en Huichipan,
Hidalgo y operada por la
División de Fuentes de
Energía del IIE, 1985.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 53


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: Enrique Caldera


Muñoz, Ana María Martínez
Leal y Joaquín Ruiz Neblina.
Derecha: Exploración de
los recursos geotérmicos de
Cerro Prieto, B.C.S.

Todo esto es para señalar que el Instituto inició sus actividades incluyendo en sus líneas de investigación el tema de
las fuentes alternas de energía, y sus primeros logros en esta materia, como ya se ha señalado, se enfocaron en apoyar
los esfuerzos de la CFE y de otras instancias gubernamentales, para hacer llegar la energía eléctrica a las pequeñas co-
munidades que por su situación geográfica, prácticamente estaban marginadas de la electrificación rural por medio
de las redes eléctricas públicas. La meta fue buscar opciones para poner a su alcance el servicio eléctrico y tecnología
de fácil acceso para el aprovechamiento de recursos energéticos locales que impulsaran el desarrollo comunal. La
respuesta fue la utilización de fuentes alternas a las convencionales, de esa manera se empezaron a desarrollar los
denominados sistemas energéticos integrales, que incluían tecnología que permitía aprovechar y explotar otros re-
cursos y opciones energéticas como la biomasa, la energía hidráulica a pequeña escala, el sol y el viento.

Los proyectos aplicados en las comunidades de Huexca, Tecajec y Xoxocotla, todas en el Estado de Morelos, son
algunos ejemplos de los primeros resultados de los estudios y experimentos de la biomasa realizados en el IIE
durante sus años de inicio. Casi en paralelo a estos trabajos, también se emprendió el desarrollo de cocinas y calen-
tadores solares, así como bombas para agua accionadas con la energía del viento. Todo lo anterior sentó las bases
para los sistemas energéticos integrados, como una de las líneas de trabajo del IIE. Entre los investigadores que
trabajaron en estos proyectos pioneros están Ana María Martínez Leal y Enrique Caldera Muñoz.

En primer plano: Rafael


Mier Maza, Alejandro
Cano, Eduardo Hernández
Goríbar y Pablo Mulás
del Pozo. Algunos de los
participantes en el Primer
Congreso Interno del IIE.

54
Izquierda: Digestores
de desechos orgánicos
para producir biogás,
parte del proyecto
sistemas energéticos
integrados comunales.
Derecha: El desarrollo
tecnológico para el
aprovechamiento de la
energía solar, una de las
líneas de trabajo del IIE
desde su fundación.

Se puede afirmar que la positiva relación de trabajo entre la CFE y el IIE, así como la claridad en la delimitación
sus campos de acción, permitió la temprana incursión del Instituto en dos temas de primordial importancia para
el sector energético: la geotermia y la energía nuclear. Desde sus años iniciales, el IIE definió y ejecutó proyectos
enfocados al desarrollo de equipo e instalaciones para el aprovechamiento de la energía geotérmica. Asimismo
apoyó a la CFE en el estudio y formulación de la reglamentación relacionada con la seguridad nuclear, esto en el
contexto del proyecto y futura puesta en marcha de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde.

Debido al rápido crecimiento del Instituto y al amplio horizonte de trabajo que ya se vislumbraba y por lo que
ello implicaba, el viernes 1 de abril de 1977 se realizó, en las instalaciones de Palmira en Cuernavaca, el primer
congreso interno del Instituto de Investigaciones Eléctricas, sobre el cual el ingeniero Guillermo Fernández de la
Garza resaltó su importancia afirmando: “Nuestro Instituto ha crecido rápidamente en los últimos meses, esto
hace necesario que tengamos la oportunidad de conocernos, de saber qué es lo que cada uno está haciendo para
trabajar en equipo y obtener mejores resultados. Este primer encuentro puede facilitar la relación de todos noso-
tros e informarnos de la labor que se está desarrollando en las distintas áreas”.

En este congreso participaron 38 expositores de todas las áreas del IIE, tanto técnicas como administrativas, quie-
nes en su conjunto dieron a conocer los proyectos llevados a cabo en la organización. La información presentada
ofreció un amplio panorama sobre los problemas técnicos y las necesidades tecnológicas de la industria eléctrica
nacional. Quedó claro cuáles eran las posibilidades de apoyo científico y tecnológico que el Instituto podía brindar
al sector eléctrico. En la última parte del congreso se presentaron diversos proyectos de la entonces División de
Adiestramiento y Comunicación, algunos de los cuales se comentarán más adelante.

En este evento también se informó que el IIE tenía en ese momento una cartera con 58 proyectos, los cuales los
expositores fueron presentando brevemente.

Izquierda: Carlos
Masallach Irles y Alejandro
Sánchez, investigadores
del Departamento
de Electrónica.
Derecha: Desarrollo
de sistemas de control
supervisorio en el
Departamento de
Electrónica.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 55


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Los trabajos presentados por la entonces División de Fuentes de Energía se centraron en el aprovechamiento y
potencial de la energía geotérmica, hidráulica, nuclear, solar y del carbón; la generación de energía eléctrica a partir
de desechos orgánicos; la reglamentación para el uso de la energía nuclear, y la electrificación rural soportada con
fuentes de energía no convencionales.

La entonces División de Sistemas de Potencia informó acerca de los problemas técnicos encontrados en la protección
de líneas y transformadores, así como los logros realizados en la aplicación de diversas soluciones a estos problemas.

Por su parte, la entonces División de Equipos, además de plantear la urgente necesidad de establecer laboratorios
de pruebas para equipo eléctrico general, presentó proyectos en marcha sobre análisis de vibraciones de turbo-
maquinaria, de los cuales surgió la elaboración del manual de instrumentación para análisis de vibraciones y el
establecimiento de métodos de balanceo, posibilidades de fabricar en nuestro país diversas partes para turbinas
hidráulicas, y el desarrollo en el IIE de prototipos electrónicos de instrumentación industrial.

De acuerdo con los expositores, los proyectos de la entonces División de Ingeniería de Instalaciones estaban
orientados hacia el apoyo para el diseño de plantas termoeléctricas, la actualización del manual de obras civiles,
la cimentación de turbinas, el diseño de instrumentación para plantas termoeléctricas, el desarrollo de equipo e
instalaciones para el aprovechamiento de la energía geotérmica, y el análisis y diseño mecánico de estructuras de
soporte de líneas de transmisión y sus cimentaciones.

El resto de las exposiciones giraron en torno a la organización, funciones y servicios de las áreas administrativas
y de apoyo, estas últimas integradas en la entonces División de Adiestramiento y Comunicación. En el área de
comunicación, el ingeniero Noé Guzmán Sánchez presentó los progresos realizados en los proyectos de servicios
de información técnica al sector eléctrico y a la industria de manufacturas eléctricas. Aunque no se habló sobre
el tema, ya en abril se estaba “cocinando” el primer número del nuevo canal de comunicación del Instituto, el
Boletín IIE, el cual apareció publicado por primera vez en mayo de 1977, con el objetivo de divulgar los resultados
de las investigaciones realizadas por el Instituto para apoyar la actualización de los ingenieros del sector.

Dentro de la exposición de los proyectos de adiestramiento, el ingeniero Miguel Vergara Ibáñez resumió la metodo-
logía desarrollada por el IIE para estimar las necesidades de la CFE en cuanto a recursos humanos para diferentes
tipos de plantas eléctricas. También se habló sobre los proyectos del Instituto enfocados al diseño de cursos, específi-
cos y básicos, para el área nuclear. Adicionalmente se mencionaron los avances en la elaboración del material didác-
tico para formar personal de ingeniería de proyectos. Un análisis de estos temas permite entender que los mismos
estaban orientados al cumplimiento de los objetivos del IIE y en ese sentido no sólo buscaban mejorar la operación
y el desarrollo de la CFE, sino también contribuir al fortalecimiento de la industria eléctrica nacional, poniendo a
su alcance estudios sobre las posibilidades de fabricar en el país equipo eléctrico, con insumos y tecnología nacional.

No está por demás afirmar que el ambiente laboral del IIE, alentado por la dinámica del ingeniero Guillermo
Fernández de la Garza, estaba impregnado de optimismo y de confianza. Esta visión favorable sobre el quehacer
del Instituto estaba animada por la certidumbre de que se estaba en camino de contar con los recursos humanos y
económicos adecuados, para concretar ideas y propuestas en proyectos cuyos resultados a corto y mediano plazo,
impactarían positivamente en el desarrollo y el mejoramiento del sector eléctrico. Bajo esa dinámica se armaron

Servicios de información
técnica para la CFE y
la industria, y primeros
ejemplares del Boletín IIE.

56
Jorge Díaz Serrano, José
López Portillo, y Agustín
Straffon, director del
IMP (revista del IMP).

grupos de investigación, enfocados no solamente a la atención de la problemática que enfrentaba la CFE, sino
también a formar equipos de ingenieros y científicos dedicados a la investigación de líneas relacionadas con nue-
vas tecnologías que en ese momento se estaban considerando importantes, y que seguramente tendrían impacto
en el sector eléctrico. Tal es el caso de la instrumentación digital y el desarrollo de software. Estos temas pronto
formarían parte esencial del potencial y fortaleza del Instituto, gracias a sus primeros avances en estas materias. Sin
duda, la infraestructura de cómputo facilitada entonces por la CFE y el temprano desarrollo de instrumentación
electrónica con la que prácticamente inició el IIE fueron fundamentales en estos avances.

Con esa humildad que lo distingue, el ingeniero Fernández de la Garza reconoció que los notables avances que se
tuvieron desde los primeros meses de su gestión, se debieron al amplio apoyo que le dieron las autoridades: “Se
tuvo una suerte enorme en el arranque. Por una parte se contó con el respaldo de personajes como don Fernando
Hiriart, Carlos Ramírez Ulloa y Manuel Moreno Torres, que en ese momento jugaban un papel muy importante,
incluso el licenciado Hugo Cervantes del Río, director general de la CFE, les hacía mucho caso, ya que estos per-
sonajes eran los técnicos, los gurúes, la gente clave del sector eléctrico y por fortuna los dos estaban totalmente de
acuerdo con las propuestas para el desarrollo del IIE, por eso ambos apoyaron al Instituto de forma importante.
Además de eso había dinero, el dinero no era una limitación”.

Efectivamente, aunque en los primeros meses del sexenio del licenciado José López Portillo todavía persistían mu-
chas dificultades en la economía nacional, el Presidente mostraba un optimismo desbordado porque estaba seguro
sobre la veracidad de las fabulosas cifras de las reservas petroleras, anunciadas por el nuevo titular de PEMEX, el
ingeniero Jorge Díaz Serrano. En ese contexto se generaron grandes expectativas y planes para el desarrollo del
país y por lo tanto fue fundamental seguir apoyando a la CFE, para asegurar el suministro de energía eléctrica
requerida para respaldar el desarrollo nacional. De esa manera, el IIE se vio beneficiado con la ampliación de su
presupuesto y como resultado de ello, en los primeros tres meses casi duplicó el gasto del año anterior.

Por supuesto, como entidad de la administración pública federal, el Instituto tenía que dar cuenta de su ejercicio
presupuestal y mostrar los resultados obtenidos con el mismo. Es así que el 20 de mayo de 1977 se efectuó en
sus instalaciones, en Palmira, la 9ª Reunión de la Junta Directiva del IIE, para revisar sus programas, actividades
y presupuestos para el año en curso. El programa de ese día incluyó un recorrido por el Instituto, en el que se les
mostraron a los integrantes de la Junta Directiva los avances y resultados obtenidos por los investigadores en los
temas de colectores solares, biodigestores, tracción eléctrica, instrumentación electrónica, energías nuclear, eólica
y solar. Además, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza le mostró al licenciado Hugo Cervantes del Río y
a su comitiva, una maqueta con la que explicó sus planes y visión sobre el futuro Instituto.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 57


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Es la tarde del 20 mayo de


1977 y sin duda el ambiente
es cordial. En primer plano:
Manuel Moreno Torres;
Hugo Cervantes del Río,
director de la CFE; Carlos
Ramírez Ulloa, y Guillermo
Fernández de la Garza,
quien presenta una maqueta
con la cual explica su visión
del futuro IIE.

Después de ese recorrido se continuó con la presentación de diversos documentos de estudio, así como de los
resultados más sobresalientes obtenidos en varios proyectos de investigación. Al respecto se recogieron los co-
mentarios y las observaciones de los representantes de la Junta Directiva, quienes también recomendaron algunas
nuevas posibilidades de enfoque y modificaciones en determinados proyectos. La visita del licenciado Hugo
Cervantes del Río, director general de la CFE y quien presidió la reunión, concluyó en un ambiente cordial, en
el que los directivos del IIE fueron objeto de una calurosa felicitación por parte de las autoridades de la Junta
Directiva.

Dándole seguimiento a las recomendaciones de esa reunión y poniendo en práctica las estrategias de colaboración
interinstitucional para desarrollar la capacidad tecnológica del IIE en la ejecución de sus proyectos, en junio de
1977, el doctor Donald Anson, del Departamento de Combustibles Fósiles del Electric Power Research Institute
(EPRI), estuvo de visita en el Instituto por una semana, en respuesta a la invitación que se le hizo para tal efecto.
Antes de trabajar en el EPRI, el doctor Anson colaboró en el Central Electricity Generating Board (CEGB), en el
diseño y desarrollo de equipo de combustión. Durante su estancia en el Instituto intercambió opiniones con el
grupo del proyecto de combustión, sobre los problemas que sería más factible atacar y la mejor forma de hacer-
lo. La opinión del doctor Anson coincidió con los planes de trabajo formulados por este grupo, dirigido por la
maestra en ciencias Ana María Martínez Leal. La optimización de las condiciones de combustión fue una de las
materias que despertó más interés. Sobre el particular, el doctor Anson puntualizó su opinión respecto a la eficien-
cia, el exceso de aire, la transferencia de calor, los gases de combustión, la corrosión, los quemadores y otros temas
que son factores clave en la optimización de la combustión. Otra de las materias tratadas, en virtud de que la CFE
tenía planeada la construcción de una planta carboeléctrica en el Estado de Coahuila, fue la materia prima de
estas plantas, el carbón, por eso se habló de temas relacionados con el manejo, impacto y aprovechamiento de este
recurso energético. La visita del doctor Anson también fue aprovechada por los investigadores de los proyectos de
análisis de confiabilidad y el de mejoramiento de plantas termoeléctricas, quienes con el propósito de obtener su
retroalimentación le expusieron sus planes de trabajo. Además de todo lo anterior, se platicó sobre las necesidades
de personal y de laboratorios para apoyar el proyecto de combustión, así como de las instituciones afines al IIE
con las que convenía establecer comunicación.

Esta última recomendación, como se desprende del párrafo anterior, ya formaba parte de la estrategia y acciones
del Instituto para potenciar su capacidad científica y tecnológica. En ese despliegue estratégico, en julio de 1977
el doctor Carlos Vélez Ocón, quien estaba de regreso en el Instituto y en su calidad de subdirector de programas
energéticos, realizó un viaje a Inglaterra, visitando diversos centros científicos de interés para el IIE. Con su carac-
terística formalidad y meticulosidad, el doctor Vélez Ocón reportó que en ese viaje pudo visitar los siguientes cen-

58
tros dedicados a la investigación eléctrica: División de Investigación y las oficinas principales del CEGB, las ins-
talaciones de prueba del Central Electricity Research Laboratories (CERL), y la Electric Research Association (ERA).

Este viaje del doctor Vélez resultó muy provechoso, ya que bajo la guía del señor John Looms, jefe de la sección
de aisladores de la CEGB, pudo conocer la siguiente infraestructura de esa institución: laboratorios de pruebas
sintéticas de contaminación ambiental, laboratorios de alta tensión, diversas instalaciones para pruebas mecánicas
de líneas aéreas, instalaciones criogénicas, túneles de viento para estudios de difusión atmosférica, laboratorios
de análisis instrumental, laboratorios fotográficos, instalaciones para el estudio de flujos bifásicos y laboratorios
de la ciencia de los materiales. Pero no solo eso, también se obtuvo el ofrecimiento por parte del CEGB, de pro-
porcionar los planos de sus siguientes instalaciones: cámara para estudios de contaminación con brisa salina y
equipamiento para estudios de vibración de cables de líneas aéreas. También se contempló la posible asesoría del
CEGB en la realización de las pruebas de aisladores para Laguna Verde y en el diseño de generadores de impulso
a la intemperie.

En las oficinas principales del CEGB, el doctor Vélez fue atendido por el doctor David Silverleaf, adjunto del di-
rector general de la División de Investigación. El doctor Vélez fue tratado con cortesía y se le hizo una presentación
general sobre la infraestructura y organización del CEGB. Esta cortesía se transformó en un genuino interés del
doctor Silverleaf por brindar asesoría al IIE, en cuanto el doctor Vélez le informó que el Instituto contemplaba
realizar, para 1978, un gasto de medio a un millón de dólares en la contratación de servicios de asesoría. Sobre el
particular se acordó que se le enviaría al CEGB, la información de los proyectos del IIE que se consideró pudieran
beneficiarse con el apoyo de esta reconocida institución inglesa dedicada a la investigación eléctrica.

Sin duda, ya que los temas abordados formaban parte de la agenda del Instituto, este viaje de trabajo del doctor
Vélez Ocón fue muy provechoso, tanto para el propio Instituto como para la CFE. Precisamente, la estrecha cola-
boración entre las autoridades del IIE y de la CFE permitió que ambas instituciones respondieran a la invitación
del CONACYT para participar, como principales entidades del sector eléctrico mexicano, en la elaboración del
Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1978-1982, el cual surgió a raíz de una convocatoria que hizo el
Presidente López Portillo en junio de 1977 a la comunidad científica y a miembros del CONACYT, para que le
plantearan de viva voz los problemas del desarrollo de la ciencia y la investigación en México.

En esa ocasión, el Presidente López Portillo preguntó: “¿Cuál es el gran objetivo de la investigación científica para
un país que se encuentra en la etapa de desarrollo como el nuestro? ¿Qué nos podemos proponer como objetivo
de la investigación científica y tecnológica? ¿Cuál es la investigación que vamos a realizar nosotros por nuestros
propios medios, en razón de nuestras propias realidades? ¿Cuál es la investigación que vamos a importar y por qué?
¿Cuál la que vamos a adquirir por medio de nuestros estudiantes en el exterior, por qué y para qué? ¿Cuál la que
vamos a sustituir y por qué? ¿Cuál la que vamos a promover, por qué y para qué?”.

Todas estas interrogantes y otras más permitieron definir el Programa Nacional de Ciencia y Tecnología 1978-1982,
el cual, en su etapa inicial de elaboración durante el período julio-noviembre de 1977, contó con la participación
de representantes de diversas dependencias, instituciones y empresas públicas y privadas, agrupados por temas
específicos. En el tema general de energéticos participaron, por parte del IIE, el ingeniero Guillermo Fernández
de la Garza y el doctor Pablo Mulás del Pozo. Los 60 proyectos de investigación en energéticos presentados en este

Izquierda: Planta
carboeléctrica
en Nava, Coahuila.
Derecha: El ingeniero
Manuel Viejo Zubicara y el
doctor Carlos Vélez Ocón.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 59


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

programa se agruparon en los siguientes sectores: petróleo, gas y carbón, energía eléctrica, energía nuclear, energía
solar, energía geotérmica y economía de la energía, todos ellos integrados a un total de 26 programas.

El IIE participó con propuestas específicas en los siguientes programas: distribución de energía eléctrica, mate-
riales para la industria eléctrica, diseño y manufactura de transformadores eléctricos, funcionamiento térmico de
plantas generadoras, y aprovechamientos hidroeléctricos y turbomecanismos.

Enfocados en la temática de estos programas, el IIE presentó los siguientes proyectos: comunicación bidireccional
usando la red de distribución para la administración de la carga; metodología para optimizar técnica y económi-
camente el diseño de redes de distribución; compactación de sistemas o redes de transmisión; metodología para
el análisis de sistemas de potencia en estado de emergencia y control descentralizado; interconexión de sistemas
eléctricos con corriente alterna o continua de muy alta tensión; desarrollo de unidades terminales remotas para
transmisión de datos y control; materiales en plantas generadoras de electricidad; desarrollo de aplicaciones a
materiales eléctricos nuevos; ampliación de la base tecnológica en turbomecanismos; investigación del uso óptimo
de aprovechamiento hidroeléctrico secundario y su viabilidad económica; estudio del sistema de enfriamiento en
plantas termoeléctricas, y estudio de combustión y desarrollo de capacidad en procesos de diseño y manufactura
de transformadores eléctricos.

Además, atendiendo el interés gubernamental sobre la diversificación energética, el IIE presentó los siguientes
proyectos en los temas de energía nuclear, energía solar y energía geotérmica: metodología para el análisis de acci-
dentes disruptivos en reactores rápidos; programa para el desarrollo de procesos fotoquímicos para la generación
de hidrógeno; estación experimental eólica en el Estado de Morelos; aprovechamiento de la energía geotérmica
mediante sistemas de flujo binario; utilización del ciclo binario para el aprovechamiento de la geotermia; facti-
bilidad de turbinas de flujo total para geotermia; estudio termodinámico de plantas híbridas fósil-geotérmica, y
estudios químicos asociados a la perforación de pozos geotérmicos.

En la misma línea de diversificación energética, pero enfocándose en el impacto del potencial aprovechamiento
del carbón, importante recurso energético del país, el Instituto participó en conjunto con la CFE y el Instituto
de Investigaciones Siderúrgicas, en un proyecto del programa multidisciplinario denominado: Contaminación
ambiental, utilización de subproductos y nuevas tecnologías.

Prácticamente todos los proyectos que acabamos de referir como inscritos en el Programa Nacional de Ciencia y
Tecnología 1978-1982 formaron parte de la cartera de proyectos con los que el IIE inició sus trabajos en 1978,

Laboratorio eléctrico,
equipado con generador de
impulsos y cámara de niebla
salina.

60
José López Portillo,
Sergio Mercado, Rosa
Luz Alegría y Guillermo
Fernández de la Garza, en
una visita presidencial a la
estación experimental del
IIE en Cerro Prieto, B.C.S.

varios de los cuales, por su grado de complejidad, se prolongarían por varios años. Por supuesto, al comienzo de
1978, algunos de estos proyectos ya habían concluido y otros tenían un notable avance.

Lo anterior da la pauta para confirmar lo mencionado párrafos anteriores sobre los tempranos desarrollos del
Instituto en instrumentación electrónica, pues en febrero de 1978 había concluido la fabricación de un primer
lote de instrumentos digitales de medición para ser probados en el campo geotérmico de Cerro Prieto, esto dentro
de un proyecto conducido por los ingenieros Carlos González Ochoa y José Antonio Lezama Escalante, quienes
ese mismo año, junto con los ingenieros Joaquín Collado Moctezuma y Gustavo Gutiérrez Arriola, todos de la
entonces División de Equipos dirigida por el entusiasta ingeniero Eduardo Lobatón González, obtuvieron el pri-
mer certificado de propiedad intelectual para el IIE, con la patente número 25821: “Mejoras en el instrumento
electrónico digital para indicación de parámetros tales como tensión, corriente o similares”. Es importante señalar
que con este certificado se resalta el cuidado que desde entonces mostró el Instituto por resguardar y proteger sus
desarrollos tecnológicos, como parte fundamental de su patrimonio institucional.

Acerca de los trabajos del IIE en Cerro Prieto es oportuno resaltar el interés gubernamental por el aprovechamien-
to geotérmico, el cual se constató con la visita del Presidente José López Portillo y el director de la CFE, Hugo
Cervantes del Río a la planta geotérmica de Cerro Prieto, el 24 de abril de 1978, ocasión que el ingeniero Fernández
de la Garza aprovechó para ofrecerle al presidente López Portillo, una visita guiada al centro experimental del
Instituto. Para entonces, el IIE ya tenía identificadas varias líneas de trabajo en geotermia y por eso se estaba pre-
parando con la infraestructura necesaria. Parte de la misma fue el proyecto del laboratorio de lodos y cementos en
Palmira, en Cuernavaca y sus instalaciones en Cerro Prieto, Mexicali. El ingeniero Sergio Mercado González fun-
gía como responsable del programa de geotermia del Instituto, mismo que contaba con el respaldo financiero del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), organismo que le había aportado una considerable
cantidad de dólares para ser ejercidos en el período 1978-1981, en apoyo a proyectos de este programa orientados
al estudio de flujos bifásicos, turbinas para aplicaciones geotérmicas y perforación de pozos geotérmicos.

Los proyectos de geotermia realizados entre 1977 y 1978 tuvieron entre sus objetivos: apoyar las etapas de explo-
ración de recursos geotérmicos; desarrollar fluidos de perforación y cementos resistentes a las altas temperaturas
para apoyar la perforación de pozos; estudiar la física e ingeniería de los yacimientos para apoyar el desarrollo de
modelos conceptuales y la evaluación de recursos; diseñar estudios de control ambiental para minimizar el impac-
to de la exploración y explotación de los recursos geotérmicos, así como diseñar y ejecutar estudios de fluidos de
baja entalpía para lograr un aprovechamiento integral de los recursos.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 61


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Otros ejemplos de proyectos relevantes de esa etapa del IIE son los siguientes: estudio sobre maderas mexicanas
para sustituir al maple y a la haya, materiales de importación que entonces se utilizaban en transformadores de
potencia fabricados en México; desarrollo y construcción de un generador de impulsos, y diseño y desarrollo de
un prototipo de unidades terminales remotas (UTR), mismos que merecen ser comentados con más amplitud.

En el primero de estos proyectos es clave la participación de Edgar Robles Pimentel, y sobre los resultados del
mismo, el 31 de mayo de 1978, la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas (CANAME) y el IIE presentaron
a los fabricantes el informe del estudio: “Sustitutos nacionales del maple y de la haya en transformadores”. El
proyecto del generador de impulsos estuvo coordinado por el doctor Rafael Mier Maza y es muy significativo que
una empresa norteamericana, radicada en los Ángeles, California, haya solicitado al Instituto uno de estos equipos.
Posteriormente un nuevo generador de impulsos de mayor alcance fue diseñado y construido en el IIE. Respecto
a los insumos para estos generadores de impulsos, el Instituto brindó cierta preferencia a la industria nacional y de
esa manera los diseños de las dos versiones se hicieron utilizando el 57% y el 100%, respectivamente, de materiales
y partes nacionales. En el mismo sentido que estos proyectos, pronto se impulsó en el IIE el desarrollo de software
para optimizar los costos de la fabricación nacional de transformadores eléctricos.

Sobre el proyecto de las unidades terminales remotas, debido a su gran relevancia tecnológica abundaremos su
reseña con mayor detalle. Este proyecto surgió como consecuencia de los planes de desarrollo tecnológico del
entonces recién inaugurado, en agosto de 1977, Centro Nacional de Control de Energía (CENACE), el cual sus-
tituyó al antiguo Despacho Nacional de Carga, como una evolución natural derivada de las mayores exigencias y
más estrictos requerimientos del control del sistema eléctrico nacional, que para entonces ya era de proporciones
extraordinarias, debido al crecimiento e interconexión de los sistemas eléctricos que había heredado con la nacio-
nalización de la industria eléctrica.

La evolución del sistema eléctrico nacional, necesariamente, implicaba considerar la importancia de automatizar
las funciones del CENACE. Ya desde 1973, la CFE había empezado a automatizar la generación y distribución de
la energía eléctrica suministrada al país por medio de sus sistemas eléctricos. A partir de ese año y hasta agosto de
1977, la CFE puso en operación seis centros de control de área (CCA) y 102 UTR. Con la creación del CENACE
surgieron los planes de controlar en forma automática el 100% del despacho de energía. Aunado a estos planes de
desarrollo, el ingeniero Jesús Sada Gámiz, jefe del CENACE había declarado: “Se ha estado contemplando con
ayuda de diversas dependencias dentro y fuera de la CFE, la posibilidad de que la participación nacional, tanto en
equipo físico como en trabajo intelectual sea grande y en algunas ocasiones intensa”. Y de manera más específica
había agregado: “Se contempla la factibilidad de fabricar las terminales remotas, que por su gran número (aproxi-

José Francisco Albarrán


Núñez, Herbert Reed e
Hipólito Franco.

62
Izquierda: Jorge Zavala
Ontivero.
Derecha: Patrick Baillie,
Gustavo Gutiérrez Arriola y
César Chávez Zapata.

madamente 300 unidades) resulta atractivo económicamente que sean de fabricación nacional”. El IIE vio esta co-
yuntura de modernización y apertura de la CFE como un gran reto tecnológico con el cual, además de coadyuvar
al logro del objetivo del CENACE, contribuiría al desarrollo de la ingeniería eléctrica nacional. De esa manera, el
Instituto se comprometió con el CENACE a desarrollarle un prototipo funcional de una UTR, de acuerdo con sus
requerimientos de información y control para el despacho de carga del sistema eléctrico nacional. Correspondió
a la División de Equipos, cuyo director era el ingeniero Eduardo Lobatón González, asumir ese reto tecnológico
que resultaría un parteaguas en el desarrollo del IIE. El ingeniero Lobatón había ingresado al Instituto en junio de
1977 y de acuerdo con sus palabras “veía el futuro del IIE como un libro en blanco que habría que llenar con el
trabajo y los logros institucionales que ya estaban entreviéndose”.

Tal como se había vislumbrado en los resultados del plan estratégico referido con anterioridad y realizado a inicios
de la gestión del ingeniero Fernández de la Garza, el desarrollo del sector eléctrico requeriría de nuevas tecnologías
y era el momento justo de poner en práctica la idea de utilizar microprocesadores para optimizar los procesos de la
CFE. Para cumplir con este compromiso de optimizar los equipos de telemedición y telecontrol del CENACE, el
IIE abrió, a mediados de septiembre de 1977, el proyecto EQ-N-3: Desarrollo de Unidades Terminales Remotas,
el cual fue dirigido por el investigador y empresario estadounidense Herbert Redd, contratado específicamente para
este proyecto, al igual que el ingeniero Jorge Zavala Ontivero. El resto del equipo inicial lo integraron los ingenieros
Hipólito Franco Ibarra y José Eleno Curiel Gamino. En esta etapa inicial también se contó con el asesoramiento del
doctor José Francisco Albarrán Núñez y del maestro en ciencias Moisés Moshinsky. El doctor Albarrán se incorporó
al proyecto como asesor en la segunda quincena de diciembre de 1977, combinando unas vacaciones en Cuernavaca
con el trabajo del IIE, el cual consintió en diseñar y desarrollar las interfases de las entradas analógicas. De acuer-
do con Jorge Zavala, las entradas analógicas eran una parte muy importante, en función de que en ese aspecto es
donde se registraba el mayor número de fallas del equipo similar existente. La participación del maestro Moshinsky
(quien se desempeñaba como investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-UAM) en este proyecto,
consistió en desarrollar un simulador de control de área con el equipo existente en Palmira. Este simulador sirvió
para probar las UTR. Es importante apuntar que la participación de la UAM se fundamentó en que esta institución
contaba con un grupo de trabajo que estaba incursionando, con cierto éxito, en el campo de los microprocesado-
res. Posteriormente se integraron al equipo de trabajo en las etapas de diseño, desarrollo, pruebas, documentación
y transferencia de tecnología de la Unidad Terminal Remota “TRIIE”, los ingenieros Gustavo Gutiérrez Arriola,
Cesar Chávez Zapata, Gilberto Vidrio López, Andrés Rothhirsh Lemberger y Luis Enrique Sucar Succar.

La decisión del IIE de utilizar microprocesadores en el desarrollo del prototipo de las UTR, en lugar de la lógica
cableada usada entonces en las terminales remotas del CENACE, marcó el inicio de un conjunto de innovaciones
que caracterizaron las UTR desarrolladas por el Instituto. Hay que subrayar que el ingeniero Zavala jugó un papel
fundamental en esta decisión, ya que él insistió en esta opción como la más adecuada para marcar una ventaja
tecnológica sobre la alternativa de la lógica cableada que proponía el ingeniero Redd. Adicional a la utilización
de microprocesadores, el prototipo del Instituto se integró con un protocolo de comunicaciones del tipo “comu-
nicación compartida”. El conjunto de estas innovaciones permitieron que todas las funciones de telemedición y
telecontrol, es decir la recopilación, el procesamiento, el almacenamiento y la transmisión de información rele-
vante del sistema eléctrico se realizaran de manera más versátil, gracias a la capacidad de las nuevas UTR para
adaptarse con facilidad y rapidez a diversas situaciones y funciones. El primer prototipo de la UTR quedó listo
el 15 de enero de 1978, se presentó al CENACE el 20 del mismo mes y unos días después, el 31 de enero, se

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 63


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Jorge Zavala Ontivero, José


Francisco Albarrán Núñez,
Alberto Escofet Artigas, Juan
Eibenschutz Hartman, Odón
de Buen Lozano y Armando
Chavez, en el Departamento
de Electrónica del IIE.

instaló en la subestación Hermosillo II para probarlo en un ambiente real. Meses más tarde, el segundo prototipo
TRIIE-V2 fue probado exhaustivamente por el Departamento de Automatización de la extinta Compañía de Luz
y Fuerza del Centro (CLyFC), primero en su Centro de Control y después en la subestación eléctrica de Santa
Cruz Meyehualco, donde las condiciones de temperatura, contaminación e interferencia electromagnética eran
más severas, por lo cual se consideró como la prueba de fuego. Los resultados conjuntos fueron bastante positivos
y demostraron que estos equipos podían diseñarse en el Instituto.

Referente a las UTR del IIE, el ingeniero Fernández de la Garza refirió con entusiasmo lo siguiente: “Los resultados
fueron impresionantes porque en menos de un año ya se tenían los primeros prototipos electrónicos y en menos de
dos años ya se contaba con una versión comercial de una unidad terminal remota, con los gabinetes y las pruebas
de campo necesarias para ponerlos a la venta. Entonces se empezó la transferencia de tecnología con la ayuda de la
CFE, y la Secretaría de Energía hizo una convocatoria que ganó Protexa. Esta empresa a su vez creó una compañía
para trabajar exclusivamente con dicha tecnología, lo cual fue muy gratificante porque varias empresas extranjeras
que tenían intereses en el tema tuvieron que reconocer que una empresa mexicana con tecnología mexicana les
había ganado un concurso, porque habían desarrollado un producto mejor y más barato que el similar de ellas”.

Antes de concluir este tema de las UTR del IIE es importante agregar que, tal como lo señaló el ingeniero
Fernández de la Garza, el prototipo inicial fue mejorado hasta lograr una versión comercial del mismo, el cual
según precisó el ingeniero Gustavo Gutiérrez Arriola, fue la versión TRIIE-V-3. De este importante desarrollo del
Instituto se hizo la transferencia tecnológica a la empresa Sistemas Computacionales Avanzados, S. A. (SCASA),
la cual pertenecía al grupo Protexa de Monterrey, Nuevo León.

Esta transferencia tecnológica del equipo TRIIE-V3 fue una experiencia muy amplia que comprendió diversas
actividades de entrenamiento y documentación. Para realizar este proceso, la empresa SCASA comisionó en el IIE
al ingeniero Jorge Cabrera, quien permaneció el tiempo necesario en el Instituto conociendo el equipo, mientras
los investigadores del IIE generaban toda la documentación de los manuales operativos y la información técnica
para la fabricación, producción, pruebas y embalaje.

Pero eso no fue todo, al final se fabricaron en el país dos generaciones de terminales remotas con tecnología desa-
rrollada por el Instituto, la TRIIE-V3 y la TRIIE-V5. Esta última versión fue un diseño total del IIE que incluyó
tarjetas electrónicas creadas por el entonces Departamento de Electrónica. La transferencia tecnológica correspon- Jorge Cabrera y
diente se hizo a la empresa nacional SINTEC Electrónica S. A. de C. V. El ingeniero Gutiérrez Arriola, uno de los Gustavo Gutiérrez
investigadores que trabajó en el proyecto de las unidades terminales remotas, estimó que en total se produjeron trabajando en la TRIIE.

64
2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 65
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

El COSEX, Controlador
de Secuencias Programables
y la unidad terminal
remota fueron desarrollos
tecnológicos del IIE,
transferidos a la empresa
Sistemas Computacionales
Avanzados, S. A. (SCASA),
del Grupo Protexa de
Monterrey, N. L.

alrededor de 500 unidades que fueron instaladas no solamente en subestaciones de transmisión y distribución de
la CFE, sino también en la CLyFC.

Poco antes de regresar a los Estados Unidos, el ingeniero Herbert Redd, quien dejó el IIE en junio de 1978, co-
mentó lo siguiente acerca de los resultados de la UTR y del futuro del IIE: “Lo que se ha realizado es sólo una
parte pequeña con respecto al potencial del Instituto. Conforme el Instituto vaya creciendo, a medida que los
proyectos maduren, mientras la habilidad para enfocar problemas aumente, creo que llegarán a hacer grandes
cosas en el futuro”. Sin duda estas palabras reflejaron su confianza en la capacidad de los ingenieros mexicanos, lo
que reafirmó en una fotografía de despedida en la que frente a un pizarrón sonrió a la cámara mientras sostenía
en su mano derecha el gis con el que acababa de escribir, con letras mayúsculas: CAN DO IN MEXICO WELL!

Efectivamente, los resultados de las UTR demostraron que en México se podían hacer excelentes e innovadores
desarrollos tecnológicos. De eso estaban plenamente convencidos los investigadores del IIE, de manera que con
ánimo y convicción emprendieron los siguientes retos, entre los cuales ya estaba en la puerta el derivado del
propósito de la CFE de automatizar o semiautomatizar sus centrales generadoras, tanto hidroeléctricas como ter-
moeléctricas. Esto se hizo público a mediados de 1979, cuando la CFE anunció su compromiso de ejecutar dicho
propósito, iniciando con sus plantas hidroeléctricas.

Entonces, atendiendo la convocatoria de la Gerencia General de Operación de la CFE, el Instituto inició, en


febrero de 1980 el proyecto: “Secuenciador de arranque y paro de plantas hidroeléctricas”, el cual culminó exi-
tosamente con el desarrollo del equipo denominado Controlador Programable de Secuencias (COSEX), otro
importante desarrollo del IIE para el control supervisorio.

En el proyecto del COSEX, además del doctor José F. Albarrán, quien se había incorporado al IIE como inves-
tigador en mayo de 1978 y para 1980 ya era jefe del Departamento de Electrónica, participaron los investiga-
dores Joaquín Collado Moctezuma, Andrés Rothhirsch Lemberger, Roberto Vivero Flores, Alejandro Sánchez
Rodríguez y Eduardo Villegas Meza.

Además de las terminales remotas y el COSEX, en esos años, finales de los setenta y principios de los ochenta, el
Departamento de Electrónica desarrolló otros equipos, de algunos de los cuales se hizo la transferencia tecnológica
a empresas de la industria mexicana, como el Registrador Cronológico de Eventos (REX), COSEX 9020, también
transferido a SCASA; del MiniCOSEX y NanoCOSEX, transferidos a SEPAC; del Regulador Electrónico de Tensión
Alterna (RETA), transferido a ASEA, S.A. de C.V., y del Sistema de Adquisición de Datos (SAD), transferido a SIMEX.

66
Es oportuno subrayar, de acuerdo con lo anterior, que con estos desarrollos y su transferencia tecnológica se estaba
cumpliendo parte del objetivo del Instituto en cuanto a estimular el desarrollo de la industria eléctrica nacional,
con el soporte de sus propias innovaciones tecnológicas. En este tenor, el IIE demostró de manera contundente,
su vocación de servicio al país y también evidenció la capacidad y calidad de los ingenieros mexicanos. El maes-
tro Fernando Augusto Kohrs Aldape, actual director de la División de Planeación, Gestión de la Estrategia y
Comercialización, señaló enfáticamente, al igual que muchos investigadores y directivos del IIE, que este proyecto
y sus resultados son un hito en la historia del Instituto.

Estos logros del IIE que acabamos de referir, contribuyeron en la generación de estímulos económicos para el
desarrollo del país, creando nuevos empleos y fortaleciendo la política de sustitución de importaciones con el uso
de insumos y desarrollos tecnológicos nacionales. Con ello se estaba cumpliendo la premisa de que la función de
los institutos de investigación no consistía únicamente en resolver un problema tecnológico, sino estimular una
economía a través del impulso de empresas que aprovecharan esas tecnologías para generar nuevos productos y
procesos competitivos en mercados reales y potenciales. Dicho de otra forma, la investigación debía estar vincula-
da a los perfiles de la empresa y orientada hacia la innovación. Esto demostró que la investigación de profundidad
puede generar innovaciones trascendentes que favorecen el desarrollo de nuevos productos y procesos, que además
de ser retadores logran abrir las puertas a un desarrollo económico más amplio.

Esta vinculación entre la investigación, el desarrollo tecnológico y la economía nacional ya era parte de la agenda
presidencial y por eso las directrices gubernamentales sobre el particular, apuntaban hacia el desarrollo de una
industria de bienes de capital. Ahora estaba claro que la sustitución de importaciones no debía limitarse a la
fabricación de productos de consumo básico, era necesario alinear los esfuerzos y apoyos gubernamentales en la
fabricación de equipos y maquinaria demandada por los grandes sectores industriales del país, entre ellos PEMEX
y la CFE. Para la administración presidencial de José López Portillo, estimular la fabricación de bienes de capital
era un objetivo nacional y por ello su gobierno estableció como actividades industriales prioritarias, la fabrica-
ción de maquinaria y equipo para la industria eléctrica nacional. Para enfrentar este reto era necesario contar
con una infraestructura de apoyo eficaz, tanto de instalaciones para realizar las pruebas necesarias, como de los
recursos humanos para dedicarse a la investigación y al desarrollo tecnológico con pertinencia. En este contexto,
el IIE continuó firme con su responsabilidad de incorporar los recursos científicos y técnicos necesarios para el
desarrollo de nuevas tecnologías, así como de promover el uso de las más adecuadas y de apoyar, en la medida de
sus posibilidades, el crecimiento de la industria fabricante de equipo eléctrico. Sin embargo, en el campo de la
ingeniería de manufactura, el Instituto delimitó su quehacer al proceso de desarrollar prototipos tecnológicos para
convertirlos en procesos industriales económicos y bajo esta premisa continuó abriendo sus puertas a empresarios

El regulador electrónico de
tensión alterna (RETA),
transferido a ASEA S.A. de C.V.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 67


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

El ingeniero Guillermo
Fernández de la Garza
atiende a empresarios
del sector eléctrico que
visitan el IIE. En la
imagen les muestra un
transformador desarrollado
en el propio Instituto.

y funcionarios interesados en su capacidad tecnológica, para apoyar la sustitución de importaciones mediante el


desarrollo de nuevas tecnologías, la evaluación y prueba de nuevos productos, así como el análisis y la factibilidad
técnico-económica de prototipos, en especial de equipo electromecánico requerido en la industria nacional. Esta
oferta tecnológica del IIE estaba respaldada por una planta piloto para fabricar prototipos de transformadores, la
cual era parte de la infraestructura del entonces Departamento de Equipos Eléctricos. Con este equipamiento se
diseñaron y fabricaron prototipos de transformadores trifásicos de distribución con devanados en conexión Scott
o TT de dos devanados, para optimizar los procesos de diseño y manufactura. Al mismo tiempo se desarrolló un
transformador de distribución con bobinas de alta tensión encapsuladas en resina epóxica.

Aunado a lo anterior estaba claro que la razón de ser del IIE no era la fabricación de tales bienes de capital, su
función en ese asunto estaba circunscrita al desarrollo de prototipos y a mejorar los diseños y confiabilidad de
los equipos electromecánicos utilizados en su sector. Por otra parte, una función primordial del laboratorio de la
CFE era el control de calidad de los equipos de fabricación nacional y de importación, adquiridos por la propia
Comisión para operar sus sistemas eléctricos.

Esta distinción entre las funciones de las dos entidades tecnológicas de la CFE permitió ir definiendo la infraes-
tructura que exigía la expansión de esta importante paraestatal y los propósitos de estimular y apoyar la fabricación

Izquierda: Algunos
de los prototipos de
transformadores diseñados y
construidos en el IIE.
Derecha: José Antonio Esteva
Maraboto, director de la
Subdirección de Programas
Industriales.

68
de bienes de capital. Dentro de esta infraestructura era vital contar con los laboratorios industriales adecuados para
realizar las pruebas requeridas en los procesos de diseño, fabricación y puesta en servicio de los equipos referidos, y
aunque la CFE ya contaba con parte de dicha infraestructura, ésta era insuficiente para cubrir las nuevas necesida-
des. Sobre este tema es oportuno mencionar que ya en el primer congreso interno del IIE, el ingeniero José Esteva
Maraboto, director de la Subdirección de Programas Industriales, señalaba la conveniencia de que la CFE contara
con laboratorios que apoyaran adecuadamente el desarrollo y necesidades de la industria eléctrica nacional.

Por su parte, el ingeniero Sergio Guerrero Alcázar, jefe del laboratorio de la CFE, en una entrevista que se le realizó
entonces, opinó que el constante crecimiento del sector eléctrico obligaba a formular los planes de expansión del
laboratorio, de manera que se contara con instalaciones que incluyeran laboratorios pesados para pruebas de alta
tensión y de alta potencia, así como con laboratorios ligeros, es decir, mecánico, eléctrico, electrónico y químico.

A raíz de esto, el IIE realizó un intenso trabajo entre 45 empresas y más de 100 laboratorios de los sectores público
y privado del país, para identificar sus necesidades de pruebas de laboratorio para equipo, prototipos y materiales.
Se determinó que existía una capacidad limitada para hacer pruebas de alta tensión; que no existían instalacio-
nes para efectuar pruebas de cortocircuito, y que aproximadamente el 65% de las empresas visitadas ordenaban
pruebas especiales a laboratorios extranjeros. Los resultados de este estudio, aunado a lo expresado por el inge-
niero Guerrero Alcázar, condujeron a la firma de un convenio entre el IIE y la CFE, con objeto de proyectarle a
la Comisión, sus laboratorios de alta tensión y alta potencia. Este convenio se formalizó durante la 12ª Reunión
de la Junta Directiva del IIE, celebrada el 9 de mayo de 1978. Para llevar a cabo este proyecto, el Instituto ana-
lizó las posibilidades de colaboración de varios laboratorios del mundo, pero finalmente se decidió por el Centro
Elettrotecnico Sperimentale Italiano (CESI), considerando la facilidad de comunicación por la similitud de sus
idiomas, y en especial porque el CESI se mostró más abierto a los requerimientos y condiciones establecidas por
el IIE, entre ellas la capacitación de ingenieros mexicanos. El plan de capacitación contempló el adiestramiento
en sus instalaciones en Italia, de diez ingenieros durante un año y la estancia en México, por diversos períodos, de
ingenieros del CESI.

Este proyecto mostró varios beneficios desde su inicio. Uno de ellos fue el conjuntar los esfuerzos y la capacidad
técnica del personal especializado de la CFE, la CLyFC y del propio IIE. Los ingenieros que integraron el equipo
interinstitucional que inició el diseño de los laboratorios de alta tensión y cortocircuito fueron: Marcos Moreno
Barraza, Gilberto Enríquez Harper, Salvador Frausto Reyna, Manuel Ochoa Ornelas, Miguel Ángel de la Rosa
Cerna y Maurilio Ramírez León. Inicialmente, la dirección general del proyecto de los laboratorios estuvo bajo
la conducción del ingeniero Miguel Vega Ortiz, pero tras su renuncia, la dirección fue asumida por el ingeniero

De frente: Guillermo
Fernández de la Garza,
Eduardo Lobatón,
Sergio Guerrero y
Rogelio Covarrubias
en el IIE, 1978.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 69


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

En el acto simbólico de la
entrega de la primera sección
del proyecto de laboratorios
de baja tensión de la CFE.
De izquierda a derecha: José
Antonio Esteva Maraboto,
Guillermo Fernández de la
Garza, Ignacio González,
Luigi Celis, Miguel Ángel de
la Rosa, Sergio Guerrero A.,
Guillermo Franco, Marcos
Moreno, Javier Magaña y
Rogelio Covarrubias, 22 de
diciembre de 1978.

Rogelio Covarrubias Ramos. Un poco más tarde se incorporaron al proyecto los ingenieros Enrique Orozco y
Guillermo González Mesa, comisionados por la CLyFC y la CFE respectivamente. El primer equipo nacional de
trabajo del proyecto de los laboratorios estuvo integrado por 36 especialistas: cinco de la CFE, cuatro de la CLyFC
y 27 del IIE.

El 22 de diciembre de 1978 el Instituto hizo entrega en un acto simbólico, de la primera sección del proyecto
del Laboratorio de Alta Potencia-Baja Tensión al ingeniero Guerrero, jefe del laboratorio de la CFE. El estudio
entregado incluyó la ingeniería básica de este laboratorio. En el acto de entrega participaron, además del ingenie-
ro Guerrero, los ingenieros Guillermo Franco, jefe del Departamento de Ingeniería; Javier Magaña Hernández,
jefe del Área de Ingeniería, y Marcos Moreno Barraza, colaborador del proyecto, todos de la CFE. Por parte del
IIE participaron el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, titular de la Dirección Ejecutiva; el ingenie-
ro José Antonio Esteva Maraboto, director de la Subdirección de Programas Industriales; el ingeniero Rogelio
Covarrubias Ramos, jefe del Programa de Laboratorios; el ingeniero Ignacio González Castillo, coordinador del
proyecto, y el ingeniero Miguel Ángel de la Rosa Cerna, responsable de esta parte del trabajo. Asimismo estuvo
presente el ingeniero Luigi Celis, del CESI. En la misma reunión se acordó que el 5 de febrero de 1979 se entre-
garían los estudios de alta tensión y los de alta potencia-media tensión, con la participación del director general
del CESI, ingeniero Giorgio Catennaci.

De acuerdo con los requerimientos de este tipo de instalaciones especializadas para realizar pruebas de aceptación,
de prototipos, de diseño y de investigación, se estudiaron varias alternativas de ubicación y de ellas se seleccionó
Irapuato por cumplir, entre otros, con los siguientes requisitos: condiciones climatológicas, comunicación de todo
tipo y adecuada potencia de cortocircuito disponible en la red eléctrica. Se estimó entonces que los laboratorios
ligeros y semipesados estarían listos para agosto de 1980, y los de alta tensión y alta potencia a mediados de 1982
y principios de 1983. Tomando en cuenta el desarrollo de la ingeniería básica, la ingeniería de detalle, la construc-
ción, la adquisición de equipos y la puesta en operación de todas las instalaciones, se estimó que el costo de este
proyecto sería de aproximadamente 1,500 millones de pesos. Es de hacerse notar que en el croquis original de las
instalaciones en Irapuato, se aprecia que el IIE tiene asignado un espacio específico, el edificio 11. Esto se explica
porque se consideraba que una parte sustancial del grupo de equipos pesados del Instituto se movería a Irapuato,
aunque esto no sucedió.

Con las instalaciones de Irapuato, el laboratorio de la CFE básicamente estaba ampliando su capacidad para
atender las nuevas necesidades del sector eléctrico nacional, pues sus funciones ya estaban bien definidas y las
mismas las venía ejerciendo desde hacía varios años. Esto lo aclaró en su momento el ingeniero Guerrero Alcázar

70
de la siguiente manera: “El laboratorio ha participado desde su fundación en las pruebas de puesta en servicio de
plantas hidroeléctricas, termoeléctricas y subestaciones, y desde hace ya más de 20 años, en virtud del crecimiento
de la capacidad instalada en plantas de servicio público y debido a la necesidad de una mayor confiabilidad en
los equipos ha diversificado sus funciones, entre las que cabe mencionar: el control de calidad de los equipos de
fabricación nacional y de importación, y la coordinación de las funciones de normalización dentro de la CFE;
coordinación con instituciones de normalización externas y de otras empresas, y vigilancia de la utilización de las
normas oficiales mexicanas y de especificaciones unificadas de la empresa, así como la ejecución de pruebas de
comportamiento tanto en plantas como en laboratorio”.

Al igual que el proyecto de las unidades terminales remotas en el proyecto del nuevo laboratorio de la CFE, se
entrevén varias coincidencias que desde entonces se distinguieron como importantes y claves para el éxito de los
proyectos del IIE: identificación de problemas y necesidades presentes y futuras del sector eléctrico; soluciones
innovadoras a la problemática; integración de equipos de trabajo entre personal del IIE y de su cliente; fortaleci-
miento de la capacidad técnica del IIE, con la asesoría de reconocidos expertos; contribución a las políticas nacio-
nales relacionadas con el trabajo del IIE; integración de la infraestructura material y humana necesaria para realizar
los proyectos; apoyo institucional a los proyectos de infraestructura, de demostración y contratados; estímulo a la
investigación orientada a la atención de necesidades futuras, y capitalizar la adquisición de conocimientos en el
desarrollo de nuevos recursos tecnológicos como bases de datos, software, prototipos y patentes.

Conforme a lo que se acaba de apuntar, se puede decir que desde sus inicios, el Instituto enfocó su trabajo a la
atención de la problemática del sector eléctrico, identificada en sus estudios y trabajos de planeación estratégica.
Pero no se dedicó únicamente a solucionar problemas del momento, también concentró sus esfuerzos en el desa-
rrollo de las fortalezas que le permitieran enfrentar con oportunidad y certeza los retos futuros ya vislumbrados.
Desde sus primeros años de existencia, el Instituto de Investigaciones Eléctricas fue preparando a su capital hu-
mano y adquiriendo el equipo necesario para atender problemas que agobiaban al sector eléctrico, repercutiendo
en su confiabilidad, eficiencia y economía. De esa manera pudo atender problemas químicos: combustión y
corrosión; mecánicos: análisis, modelado y diseño estructural, así como eléctricos: análisis y modelado de los tran-
sitorios presentes en las redes eléctricas.

En el obligado camino del aprendizaje transitado por el IIE para desarrollar sus fortalezas, fue clave la asesoría
de expertos, así como la colaboración de importantes empresas e instituciones de la industria eléctrica de diver-
sos países. Solo a manera de ejemplo se pueden mencionar, entre los primeros colaboradores, a los siguientes:
doctor Donald Anson (laboratorios Batelle-Columbus); ingeniero Herbert Redd (investigador y empresario es-

Gianfranco Castelli,
Richard Rudman, Jerzy
Lepecki, Lionel Boulet,
Christian Dubanton,
Francisco Albarrán
(de lentes y barba) y
Rogelio Covarrubias
(de brazos cruzados).

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 71


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Ceremonia de premiación
del certamen “Beca Alfredo
Christlieb Ibarrola”.

tadounidense); ingeniero Giorgio Catennaci (CESI); Robert E. Perry (EPRI); M. Vardeniza (Australia); doctor
William Hartwing (Universidad de Texas, en Austin), y los doctores Hebert Cinco y C. W. Miller (ambos de la
Universidad de Stanford); Gianfranco Castelli (ENEL); Richard Rudman (EPRI); Jerzy Lepecki (CEPEL); Lionel
Boulet (IREQ) y Christian Dubanton (Les Renardières). Por supuesto también contó con el apoyo del Instituto de
Ingenieros en Electricidad y Electrónica (IEEE por sus siglas en inglés), la organización técnica profesional más
grande y prestigiada del mundo. A lo largo de la historia del Instituto, esta lista de colaboradores se incrementó
y a ella se sumaron otros vínculos y alianzas interinstitucionales, nacionales e internacionales. Sobre estos temas
comentaremos en su oportunidad.

Bajo esa dinámica de integración y formación del capital humano, durante 1978 se realizaron más de 300 entre-
vistas a profesionales dentro de las actividades de reclutamiento y selección de personal de investigación del IIE.
Al finalizar 1979, el Instituto contaba con 270 investigadores que promediaban los 31 años de edad, donde el
15% tenía menos de 30 años, el 38% estaba entre los 30 y 40 años, y el 11% eran mayores de 40 años. El Director
Ejecutivo del IIE, ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, nacido en Xalapa, Veracruz un 13 de marzo, tenía
para entonces 37 años de edad.

Es importante abundar sobre el reclutamiento y desarrollo de investigadores, para comentar que entre los meca-
nismos para reconocer y atraer nuevo talento, el Instituto participó en la creación de los certámenes “Beca Alfredo
Christlieb Ibarrola”, destinados a reconocer las mejores tesis o trabajos en el diseño y planeación de equipo eléc-
trico y el “Premio Nacional de Tesis en Sistemas Eléctricos de Potencia” en 1979, en conjunto con el CONACYT,
la CFE, la CLyFC, SELMEC, la CANAME y el Colegio de Ingenieros Mecánicos Electricistas. Cabe resaltar
que varios de los ganadores fueron becarios del IIE y que en el transcurso de los años algunos de los premiados
se integraron como investigadores al Instituto. Con el mismo propósito de reclutamiento de personal técnico, la
Junta Directiva del IIE decidió ampliar, durante ese año, la colaboración con instituciones de educación superior:
universidades y tecnológicos regionales, además de reforzar la interacción con otras instituciones de investigación
en el extranjero.

Esta interacción permitía que, como parte de su formación, los investigadores del IIE fueran apoyados para reali-
zar estudios de posgrado o estancias técnicas en el extranjero. Precisamente, hacia finales de 1979, los ingenieros
Alonso Rodríguez de la Peña, Francisco de la Rosa Costilla y el doctor Luis Talamás, de la División de Sistemas
de Potencia, dirigida por el doctor Víctor Gerez Greiser, se encontraban estudiando en el extranjero temas de sus
aéreas de especialización y de interés para el IIE. El ingeniero Rodríguez de la Peña, parcialmente financiado por
el CONACYT, realizaba estudios de doctorado en la Universidad del Sur de California, en el campo de aisladores

72
Izquierda: Aníbal B.
Martínez Álvarez.
Derecha: Sergio Alejandro
Peraza García.

de alta tensión. El ingeniero de la Rosa Costilla, en una estancia de siete meses en la Universidad de Florida, en
Gainesville, realizaba estudios sobre protección contra descargas atmosféricas en circuitos de distribución. Por
su parte, el doctor Talamás completaba un programa de 12 meses en la Universidad del Sur de California, para
familiarizarse con las pruebas de laboratorio y los modelos matemáticos de diseño de aisladores de alta tensión
en condiciones de contaminación natural y artificial. Los resultados de estos estudios se traducirían a la postre en
importantes proyectos.

Aunado al desarrollo del capital humano, el IIE también estaba trabajando en su equipamiento material y para esas
fechas estaba en ejecución un importante programa de construcción de nueva infraestructura institucional, lo que
obligó a que algunas de sus áreas se reubicaran temporalmente en las instalaciones de Lomas de Cuernavaca, lugar
que después ocuparía el Tecnológico de Monterrey para establecer su Campus Cuernavaca. Entonces, en Palmira
se inició la construcción del edificio 12, para darle cabida al auditorio, al Centro de Información, al Centro de
Cómputo y a las instalaciones de la entonces División de Adiestramiento y Comunicación; en Mexicali se amplia-
ron las instalaciones del Centro Cerro Prieto. Asimismo estaban en proceso de construcción o de diseño final, los
laboratorios de combustión (Ana María Martínez Leal), de geotermia – lodos y cementos (Guillermo H. Barroso
Anaya) y de vibraciones (Jorge Aguirre Romano), mismos que pronto se integrarían a la infraestructura de los
siguientes laboratorios: corrosión y metalografía (Sergio A. Peraza García), química (Aníbal B. Martínez Álvarez),
electroquímica (Héctor Sierra Alcázar), modelos (Edgar Robles Pimentel), materiales (Rafael Mier Maza), electró-
nica (José Antonio Lezama Escalante) y taller mecánico de prototipos (Juan Pablo Loewe Reiss).

Si bien esta infraestructura tenía sus propios objetivos y prioridades, desde el principio fue utilizada y aprovechada
para atender las necesidades institucionales de experimentación, así como para el desarrollo de equipo y prototipos
que requerían los diversos proyectos. Gracias a esta infraestructura institucional, además de haber fabricado en sus
instalaciones muchas partes de sus prototipos, desde su etapa temprana el Instituto logró desarrollar, con diseños
propios y un gran porcentaje de insumos nacionales, parte de su equipamiento institucional. Ejemplo de ello son
el registrador cronológico de eventos, el generador de impulsos y la cámara de niebla salina.

Izquierda: Edgar Robles


Pimentel.
Derecha: Jesús Domínguez
Vaquero.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 73


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

El cuerpo directivo del IIE,


de izquierda a derecha y
de frente: Francisco Plata
Olvera, Eduardo Hernández
Goríbar, José Esteva
Maraboto, Guillermo
Fernández de la Garza,
Agustín Straffon Arteaga
(director general del IMP de
1978 a 1982), Víctor Gerez
Greiser, Pablo Mulás del
Pozo, y Teodoro González
Esteban, en reunión de
trabajo con autoridades del
IMP, marzo de 1979.

El primero fue la base de posteriores sistemas de control supervisorio que fueron perfilando una de las fortalezas
técnicas del IIE, mientras que los otros dos se integraron al laboratorio de modelos, que posteriormente se con-
virtió en laboratorio eléctrico. A propósito de equipamiento, al concluir 1979, de los 370.2 millones de pesos del
presupuesto ejercido se invirtieron 91.349 millones de pesos en construcciones y equipo (véanse Anexos I y II).

A estas alturas de la historia del Instituto, finales de los setenta y principios de los ochenta, su estructura organi-
zacional, además de la Dirección Ejecutiva, del Secretariado Técnico (Teodoro González Esteban) y la Gerencia
Administrativa, contaba con cuatro divisiones de investigación y una de apoyo: Fuentes de Energía (Pablo Mulás
del Pozo), Sistemas de Potencia (Víctor Gerez Greiser), Equipos (Eduardo Lobatón González), Ingeniería de
Instalaciones (Eduardo Hernández Goríbar), y Adiestramiento y Comunicación (Francisco Plata Olvera).

Las actividades se enmarcaban dentro de cuatro programas de investigación: plantas termoeléctricas, transmisión y
distribución, apoyo a la fabricación nacional de equipos, y utilización de la energía eléctrica. Asimismo se realiza-
ban otras actividades institucionales relativas a la cooperación internacional y a las relaciones con el sector educa-
tivo. Estas actividades eran muy importantes y así continuaron siendo, ya que extendían el horizonte institucional
mediante un amplio abanico de convenios, colaboraciones y membresías, acuerdos muy útiles para concretar
diversos proyectos del IIE, como es el caso del programa de geotermia referido.

La División de Fuentes de Energía incluía los departamentos de Geotermia; Fuentes No Convencionales de Energía;
Combustibles Fósiles, y Energía Nuclear. En la División de Sistemas de Potencia se ubicaban los departamentos de
Análisis de Redes; Comunicaciones; Transmisión y Distribución, e Impacto Ambiental. La División de Equipos
estaba conformada por los departamentos de Equipos Electrónicos; Equipos Eléctricos; Equipos Mecánicos, y
Materiales. Los departamentos de Instrumentación; Ingeniería Civil; Ingeniería Mecánica, e Ingeniería Eléctrica
integraban la División de Ingeniería de Instalaciones. La División de Adiestramiento y Comunicación incluía los
departamentos de Desarrollo Profesional; Información Técnica; Sistemas de Información, y Difusión.

Esta organización y la conjunción de sus capacidades permitieron al IIE realizar diversos proyectos retadores e
interesantes, encaminados a encontrar soluciones a gran parte de la problemática de la CFE y también a propo-
ner algunas acciones innovadoras para mejorar la operación y el desarrollo del sector eléctrico, enseguida algunos
ejemplos.

El joven pero ya experimentado ingeniero Raúl Velázquez Sánchez, responsable del Departamento de Transmisión
y Distribución, después de un agudo análisis teórico, apoyado con una ardua recolección de información en cam-

74
po y una serie de experimentos en el laboratorio de la CFE, en las instalaciones de Salazar, encontró la solución
al reiterativo y periódico problema de fallas de la línea de transmisión de 400 kV Malpaso – México, en su tramo
Temascal II – Puebla II. El problema se presentaba durante la época de zafra y ocasionaba un elevado número de
salidas del servicio. Los resultados de su informe ubicaron el origen y la causa de las fallas, y de acuerdo con esto
y las medidas correctivas propuestas se incrementó la confiabilidad de dicha línea de transmisión, lográndose así
una solución definitiva. También durante esos años, el ingeniero Velázquez fue el responsable de dos importantes
proyectos: “Procedimientos modernos para el diseño de aislamientos en líneas, blindaje en subestaciones y redes
de tierra” e “investigación y evaluación de los métodos para la protección contra descargas atmosféricas en circui-
tos de distribución”. Ambos proyectos resultaron fundamentales en el desarrollo de futuros trabajos del IIE, que
llevaron a mejorar los sistemas de protección de las redes eléctricas. En 1980, el Departamento de Transmisión y
Distribución concluyó la elaboración de los manuales de diseño para aislamientos, blindajes, redes de tierra para
subestaciones y líneas de transmisión, además de la guía de diseño eléctrico por descargas atmosféricas en líneas
de transmisión.

Con el mismo propósito de atender problemas de las redes de distribución y transmisión eléctrica, el doctor Héctor
Sarmiento Uruchurtu había concluido en 1979 su primer proyecto: “Estudio sobre la aplicación de capacitores
serie en sistemas de distribución”, cuyo objetivo fue preparar un conjunto de recomendaciones e instrucciones
para contrarrestar, por medio de bancos de capacitores, los problemas de la calidad de la energía presentes en las
redes eléctricas de distribución con ramales muy largos. Este estudio se realizó con la colaboración de la División
Centro-Sur de la CFE y de acuerdo con sus resultados despertó tal interés, que la misma metodología se aplicó en
posteriores proyectos. Por su parte, el doctor Rolando Nieva Gómez inició su labor en el IIE, en enero de 1979,
en el proyecto contratado por la CLyFC: “Efectos de la contaminación sobre los equipos e instalaciones eléctricas”.
Sobre esta experiencia, el doctor Nieva recordó lo siguiente: “Mi primer proyecto de investigación tuvo que ver
con el impacto de la contaminación en los sistemas eléctricos de media tensión y distribución en el norte de la
Ciudad de México, Tlalnepantla y Pantitlán, donde se registraban muchas salidas forzadas de los sistemas eléctri-
cos. Había fallas continuas de interrupción del suministro y principalmente por acumulación de contaminantes de
origen industrial en los aisladores”. La participación del doctor Nieva consistió en modelar el problema, tratando
de relacionar las salidas del sistema con el clima y los efectos de éste en el grado de contaminación de los aisladores.
Uno de los propósitos principales de este proyecto fue entender los mecanismos físicos de la interacción de la con-
taminación con los elementos del sistema eléctrico, para poder proponer soluciones técnicas al problema, en forma
de nuevos diseños de equipo, métodos de mantenimiento y materiales especiales. Al igual que otros proyectos del
Instituto y en virtud de los convenios firmados con el Sistema de Tecnológicos Regionales (STR), este proyecto
permitió la participación de profesores del STR, como parte de su estancia de adiestramiento en el IIE, como es

En primer plano: Raúl


Velázquez Sánchez, Javier
Magaña Hernández (CFE),
Lionel Boulet (IREQ),
Guillermo Fernández de la
Garza y Farouk A. M. Rizk
(Hydro Québec).

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 75


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Julio Milán Foressi (de


perfil y en la cámara de
combustión del IIE),
participó en el diseño,
construcción y puesta en
marcha del Laboratorio de
Combustión. Asimismo
coordinó proyectos sobre
atomizadores y quemadores.

el caso del ingeniero Rubén Salas del Río, profesor del Instituto Tecnológico Regional de Zacatecas. Asimismo,
parte de la investigación de este proyecto fue soportada con el laboratorio de simulación del Instituto, equipado
con una minicomputadora de la serie PDP 11/34, interconectada con una computadora analógica EIA 2000. Las
simulaciones y modelados del problema fueron complementadas con el apoyo del minicomputador VAX 11/780,
que ese año se instaló en Palmira, y con un conjunto de pruebas de laboratorio que se realizaron en la cámara de
niebla salina del propio IIE. En los años siguientes, estos proyectos enfocados en atender problemas de las redes
eléctricas nacionales se ampliaron y se aplicaron en otros lugares de México.

El progresivo equipamiento del Instituto incluyó la construcción de un centro de cómputo que comenzó en 1979,
esto permitió que desde sus primeros años, el IIE iniciara el desarrollo nacional de software, para integrarlo en la
formulación de propuestas para el CENACE y las áreas de transmisión y distribución de la CFE. Este software
pronto demostró su utilidad, en el primer caso, permitiendo un manejo más completo y ágil de la información
necesaria para incrementar la eficiencia de las funciones de este organismo, entre ellas el control del despacho de
carga y los flujos de energía. En el segundo respaldó el avance de sistemas para la planeación de redes eléctricas de
distribución, para el diseño de transformadores y torres de transmisión, y para el modelado y el análisis de transi-
torios electromagnéticos.

En su momento comentaremos con suficiente detalle cada uno de estos desarrollos del IIE, por lo pronto conti-
nuaremos con otro importante tema y por sus repercusiones una temprana línea de investigación del Instituto,
el proceso de combustión. Considerando que las centrales termoeléctricas de la CFE aportaban cerca del 70% de
la energía eléctrica producida en el país, utilizando combustóleo con un alto contenido de contaminantes como
el vanadio, el azufre y el sodio, elementos que tienen un fuerte impacto negativo en la combustión, aunado a las
requerimientos de confiabilidad de la CFE, se trazaron algunas líneas de trabajo enfocadas a atender los proble-
mas de combustión que presentaban este tipo de plantas eléctricas. Para ello, la maestra Ana María Martínez Leal
definió las primeras líneas de investigación que llevaron a iniciar, en 1979, la construcción del laboratorio de
combustión, mismo que incluiría en su diseño la cámara de combustión y el banco experimental de atomización.
Con ella participó como asesor el doctor Donald Anson.

Estas instalaciones constituirían una sólida base para estudiar y determinar, experimentalmente, las características
de los combustóleos mexicanos y su comportamiento en el proceso de combustión. Más tarde, los resultados de
estos estudios permitieron al IIE proponer a la CFE, algunas acciones concretas para mejorar la calidad de los
combustóleos y el proceso de combustión. En esto también contribuyeron los resultados de los estudios de corro-
sión del Instituto. Pronto el impacto de ambas investigaciones, combustión y corrosión, influirían positivamente

76
Izquierda: Daniel Reséndiz
Núñez y Guillermo
Fernández de la Garza.
Derecha: Vicente Alfredo
Guerrero Flores.

en la eficiencia de las termoeléctricas del país. Lo anterior también dio la pauta para definir y realizar proyectos
sobre “atomizadores y quemadores”, “medición y diagnóstico de corrosión”, “materiales en sobrecalentadores” y
“aditivos al combustible”.

Otra importante línea de trabajo, la ingeniería estructural, fue abordada por los doctores Vicente Alfredo Guerrero
Flores y Jorge Enrique Aguirre Romano. Por su parte, el doctor Guerrero Flores enfocó sus trabajos al análisis
estructural y al estudio de las vibraciones presentes en pedestales de turbogeneradores y torres de transmisión.
Por su lado, el doctor Aguirre Romano se enfocó al estudio de las vibraciones presentes en equipo rotatorio de
turbomaquinarias.

Parte de estos esfuerzos se apoyaron en el programa SAP, un programa de elementos finitos para el análisis estruc-
tural de los sistemas lineales, desarrollado por el Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de California,
en Berkeley. A propósito de ingeniería civil, también en esta etapa el IIE fue contratado por la CFE para actualizar
el Manual de Diseño de Obras Civiles, editado diez años antes por la propia CFE. Para realizar este trabajo de
puesta al día de este manual, el Instituto contó con el apoyo del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional
Autónoma de México (II-UNAM), dirigido entonces por el doctor Daniel Reséndiz Núñez. Para dejar claro la
importancia de la participación del II-UNAM, hay que tener presente que éste fue el primer centro de investiga-
ción en ingeniería que se creó en México. También cabe resaltar su amplia experiencia y desarrollos tecnológicos
en ingeniería civil, en gran medida como fruto de su extensa colaboración con la CFE y las entidades de la admi-
nistración pública federal responsables de la gestión de los recursos hidráulicos nacionales.

Aunque está implícito en su título, hay que precisar que este manual se concibió como una herramienta de trabajo
para apoyar a los ingenieros del sector eléctrico, responsables de realizar proyectos de presas, plantas hidroeléctricas
y termoeléctricas, edificios, campamentos, torres para líneas de transmisión y en general, para apoyar la ingeniería
civil de toda la infraestructura del sistema eléctrico nacional.

Izquierda: Kjeld Klintoe.


Derecha: Servicios de
Información Técnica.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 77


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

En el desarrollo de este trabajo, el IIE concentró sus esfuerzos en el tema de estructuras y participaron, entre
otros investigadores, el doctor Gerardo López Valadez como responsable del proyecto, Francisco Cuenca Vázquez,
Francisco Gándara Mendoza, Emilio del Valle, Vicente Guerrero Flores, Pablo de Buen Rodríguez y el maestro en
ingeniería Óscar Hernández Basilio, este último durante su licencia sabática concedida por el II-UNAM. Sobre
algunos importantes desarrollos del IIE que se derivaron de este proyecto comentaremos a su debido tiempo.

Por lo pronto es oportuno comentar que estas actividades técnicas y operativas del Instituto que estamos reseñando
de manera breve, tenían un soporte material y de personal sindicalizado, sobre el cual ya hemos referido un poco la
infraestructura de cómputo, pero, además de los laboratorios, también se contaba con una importante infraestructura
bibliográfica, cuya utilidad ya desde entonces era reconocida y aprovechada por los investigadores del IIE y por in-
genieros del sector eléctrico. La antigua biblioteca del Instituto de Investigaciones de la Industria Eléctrica, heredada
al nuevo IIE como parte de su infraestructura inicial, había evolucionado hasta convertirse en el Departamento de
Información Técnica, en gran medida con el apoyo del ingeniero danés Kjeld Klintoe, un renombrado especialista en
información técnica para la industria. Los servicios de este departamento empezaron a ser vendidos bajo contrato y
estaban enfocados a proporcionar a la CFE, a la CLyFC, y a la industria de manufacturas eléctricas, la información
pertinente para apoyar las actividades técnicas y la actualización profesional de su personal de ingeniería.

En cuanto al personal sindicalizado, las relaciones de las autoridades del IIE con el Sindicato Único de Trabajadores
Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), iniciadas formalmente en 1976 con la creación de la Delegación
Palmira de la Sección 147, integrada inicialmente con 16 empleados sindicalizados, continuaron en términos
cordiales que se concretaron en importantes logros gremiales, como el incremento salarial del 12% en 1978 y
los acuerdos para la capacitación del personal sindicalizado. Por parte del SUTERM firmaron este convenio su
secretario general, el Senador Leonardo Rodríguez Alcaine y la representante sindical de la Delegación Palmira,
Guillermina Cañedo Espero. El trabajo sindical de Guillermina Cañedo progresó y en 1979, la Delegación Palmira
llegó a 120 miembros, con lo cual se convirtió en la Sección 150 del SUTERM.

A escasos meses de cumplir su primer lustro de vida, el IIE estaba en un proceso de reafirmación de su identidad
institucional y, después de haber utilizado temporalmente dos logotipos distintivos, finalmente, a mediados de
1980, adoptó la tercera opción como la identidad actual del IIE. Esta propuesta surgió en el Departamento de
Ingeniería Civil y fue presentada por su titular, el doctor Gerardo López Valadez, en una de las juntas periódicas
de la División de Estudios de Ingeniería, al ingeniero Eduardo Hernández Goríbar, quien la sometió a la opinión
y consideración del Director Ejecutivo.

Además de fomentar la identidad institucional el IIE, desde sus inicios, procuró favorecer un ambiente laboral
y social confortable, para que todo el personal tuviera los espacios y tiempos apropiados para el ejercicio mental
y físico. Con esta filosofía, las autoridades del Instituto apoyaron las iniciativas para organizar y realizar diversas
actividades culturales y deportivas, entre ellas la creación de la Rondalla del IIE, exposiciones artísticas y algunos
torneos de ajedrez, boliche, squash y el memorable evento anual de los Juegos Atléticos del Instituto. Además se
organizaban visitas a Palmira, para que los familiares del personal sindicalizado y de confianza lo conocieran. El
físico Andrés Estebaranz Riesgo, jefe del Departamento de Relaciones con el Sector Educativo, aprovechó la be-
lleza natural de Palmira y promovió los días de campo familiares. En fin, durante los primeros años del IIE, las re-
laciones sociales entre su personal se aderezaron con parrilladas, convivios, despedidas, bienvenidas y aniversarios.

Izquierda: Torneo interno


de ajedrez en el IIE. En
primer plano a la izquierda
Eduardo Preciado D., al
fondo Verma J. Mahendra
P. y Raúl Archundia C.
Derecha: Juegos atléticos
del IIE en el estadio
Centenario. En el centro
Ezequiel Tovar y en el
extremo derecho Miguel
Ángel Delgadillo.

78
Escolta de la sección 150
“Palmira” del SUTERM:
Merced Gómez Ocampo,
Josefina Cárdenas Aguilar y
Lucila Bahena Brito, en un
desfile del Día del Trabajo a
principios de los 80.

Antes de avanzar en esta historia del Instituto es pertinente comentar que éste, como entidad de la administración
pública federal, tenía que ir respondiendo a sus circunstancias y a las exigencias gubernamentales del momento,
por eso a partir de 1980 puso en práctica los nuevos lineamientos de planeación institucional, definidos por los
criterios de su Comité Técnico recién creado, e integrado por representantes de la CFE, la CANAME y la UNAM.
Los miembros de este Comité fueron: Joaquín Carrión Hernández, su coordinador y gerente general de Estudios e
Ingeniería de la CFE; Juan Eibenschutz, asesor del director general de la CFE; Pablo Tapie Gómez, jefe de asesores
del subdirector de la CFE; Francisco Hawley N., vicepresidente de la CANAME, y Javier Jiménez Espriú, director
de la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Los criterios definidos por este Comité se alinearon a las directrices de
la Junta Directiva del Instituto, presidida por el licenciado Hugo Cervantes del Río y el ingeniero Manuel Moreno
Torres, como director y subdirector de la CFE respectivamente, para optimizar los esfuerzos de la Federación, la
misma CFE y el propio Instituto, invertidos en el desarrollo de la infraestructura tecnológica, material y humana,
apropiada a las necesidades del sector eléctrico del país.

El trabajo de planeación institucional realizado por este Comité Técnico tuvo tres finalidades: desarrollar activida-
des que respondieran a necesidades reales del sector eléctrico; evitar duplicaciones innecesarias con otros grupos
e instituciones, tanto nacionales como extranjeras, y evitar la dispersión de esfuerzos, seleccionando las áreas en
las que se requiriera concentrar esfuerzos y recursos, para en esa medida desarrollar y consolidar las capacidades
tecnológicas del IIE.

Con base en lo anterior se realizaron reuniones de trabajo entre investigadores del Instituto y usuarios reales y
potenciales de sus servicios y productos. De esa manera se definieron con mayor precisión las líneas tecnológicas
de sus programas y la capacidad tecnológica requerida para su aplicación. Mediante este proceso de planeación fue
posible elaborar de manera sistemática para cada uno de los programas institucionales, los respectivos objetivos,
metas y proyectos orientados a la realidad nacional, para que las autoridades y el personal técnico de la CFE, de la
CANAME, incluso del sector educativo tuvieran una respuesta a problemas y necesidades concretas por resolver
en el sector eléctrico nacional. Por ejemplo: desarrollo y operación de la infraestructura de la CFE; asesoramiento
tecnológico a industriales; fabricación de prototipos de equipo electromecánico, así como capacitación profesional
y adiestramiento para fortalecer el vínculo entre la academia y la industria.

Una revisión de lo reseñado hasta aquí permite aseverar que varios de los tópicos apuntados en el párrafo anterior
ya eran materia de trabajo del IIE, pero el trabajo de planeación permitió identificar y puntualizar otras importan-
tes líneas de trabajo, que en el transcurso de los años venideros impulsarían importantes desarrollos institucionales
en materia de sistemas de monitoreo, control y diagnóstico de procesos, así como en el diseño y fabricación de

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 79


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Miguel Ángel Delgadillo


Valencia.

sistemas de alto contenido tecnológico para la formación de técnicos especializados. Estos futuros nichos tecno-
lógicos se derivaron de la tendencia que la CFE mostró al inicio de la década de los ochenta, a computarizar los
cuartos de control de sus centrales generadoras de energía. Asimismo, de la necesidad de aumentar su parque de
generación, debido al crecimiento del país y a su consecuente demanda de energía eléctrica.

Para atender con oportunidad estos nichos tecnológicos, el IIE se dio a la tarea de enfrascarse en el desarrollo de
tecnología clave y emergente que requería el desarrollo de los proyectos de sistemas de control y de simuladores
para termoeléctricas. Sobre el proyecto del primer simulador desarrollado en el Instituto abundaremos más ade-
lante, por lo pronto nos ocuparemos de algunas iniciativas que marcaron el arranque de los proyectos de sistemas
de control para termoeléctricas.

Recordemos que a esta altura de su historia, el IIE ya tenía una considerable experiencia en aplicaciones para el
monitoreo y control operativo de una parte de la infraestructura eléctrica de la CFE, así lo confirman las unidades
terminales remotas y otros equipos desarrollados por el Departamento de Electrónica, además del proyecto de
instrumentación y adquisición de datos para Cerro Prieto, los cuales ya hemos referido con cierto detalle.

Dentro de este contexto es importante referir los trabajos de investigación y desarrollo tecnológico que entonces
realizaban los ingenieros Miguel Ángel Delgadillo Valencia, del Departamento de Instrumentación y Control de
la División de Estudios de Ingeniería y Alejandro Villavicencio Ramírez, del Departamento de Equipos Mecánicos
de la División de Equipos. La relevancia de estos trabajos reside en la repercusión que tuvieron en el desarrollo
de los sistemas de adquisición de datos en tiempo real para centrales generadoras de energía eléctrica, denomi-
nados SADRE (Sistema de Adquisición de Datos y Registro de Eventos), SIRAT (Sistema de Información para
Registro y Análisis de Transitorios) y SIIP (Sistema Integral de Información del Proceso), desarrollados en los años
subsiguientes.

Enfocado en el desarrollo de modelos matemáticos para la simulación de diversos procesos de plantas termoeléc-
tricas, durante los primeros años de los ochenta, el maestro en ingeniería química, con especialidad en fenómenos
de transporte, Miguel Ángel Delgadillo, desarrolló el modelo matemático que representa la operación dinámica
del sistema de calentadores de agua de alimentación de una planta termoeléctrica, así como la simulación híbrida
del sistema de condensado de una central termoeléctrica fósil. Esto con la colaboración de Ramón Sandoval y
Fernando Masami Matsubara Oda, investigadores del Departamento de Instrumentación y Control, dirigido
entonces por el ingeniero Pablo Herrán Salvatti.

80
Por su parte, el ingeniero en informática y matemáticas aplicadas, Alejandro Villavicencio, en su calidad de inves-
tigador y jefe de proyecto de software y presentación de información en tiempo real, realiza una estancia en Francia
en EDF por nueve meses (diciembre de 1980 a julio de 1981), donde por acuerdo del IIE colabora en el proyecto
de la central solar THEMIS, diseñando los diálogos hombre-máquina de la consola de esa central.

Pronto los resultados de ambos proyectos se conjugaron en la elaboración de la instrumentación para el control
y despliegue de la información en tiempo real de los principales procesos de las centrales termoeléctricas, lo cual
fue fundamental para la modernización de las termoeléctricas de la CFE. Algunos investigadores del Instituto,
además de los mencionados, que se distinguieron por su participaron en estos proyectos fueron Horacio Martínez,
Leonardo Salvador Milchorena Olivares y José María Suárez Jurado, entre otros.

En la misma dinámica de ofrecer respuestas tecnológicas a las necesidades de la CFE, en este caso atendiendo
necesidades derivadas de la operación de termoeléctricas, el Instituto definió y conformó su cartera de proyec-
tos, sobre la base de que los mismos deberían atender a necesidades reales de sus clientes, una de las cuales era
la capacitación de los operadores de las centrales eléctricas de la CFE, que a corto y mediano plazo deberían
de integrarse a la infraestructura de generación. De acuerdo con el Programa de Obras e Inversiones de la
Comisión (POISE), los requerimientos energéticos del país para 1981-1990 exigían la instalación de centrales
generadoras con una capacidad de 25,000 MW. Para operar y mantener las plantas termoeléctricas que se ins-
talarían durante ese período, sería necesario capacitar a 5,400 trabajadores, de los cuales 735 serían operadores.
Una de las opciones que ya contemplaba la CFE para atender esa necesidad de capacitación era el uso de simu-
ladores, dada la utilidad y eficacia demostrada por los 69 simuladores que entonces operaban en termoeléctricas
de diferentes países.

Con anterioridad, el ingeniero Alberto Escofet Artigas, director de operación de la CFE, había solicitado al IIE
que se analizara la posibilidad de desarrollar un simulador de centrales termoeléctricas para adiestramiento de
operadores. De inmediato, los doctores Gaudencio Ramos Niembro y Luis Barrero Pérez, bajo la supervisión del
doctor Víctor Gerez Greiser, se dieron a la tarea de atender esa petición. Para ello visitaron algunos simuladores en
diferentes países y a partir de eso comenzaron a establecer las bases para formular una propuesta para el proyecto,
misma que la CFE aceptó en forma preliminar a finales de 1979. Mientras tanto, el doctor José Miguel González
Santaló, quien recién había concluido su período como director de la División de Ciencias Básicas de Ingeniería
en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, aceptó la invitación del ingeniero Fernández
de la Garza y del doctor Víctor Gerez, a participar en el retador proyecto del simulador.

José Miguel González


Santaló, Alberto Escofet
Artigas y Víctor Gerez
Greiser observan el
cronograma del proyecto del
simulador Termos I, 1980.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 81


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Reunión de trabajo
del equipo IIE-CFE
integrado en el proyecto
Termos I. Al centro y
de lentes el doctor José
Miguel González Santaló,
gerente de Simulación
del IIE; de camisa clara
Gilberto Muñoz Arango,
coordinador por parte
de la CFE y, además,
primer director del
Centro de Adiestramiento
para Operadores en
Ixtapantongo, CAOI.

El doctor González Santaló inició su labor en el IIE en enero de 1980, asumiendo la jefatura del Departamento de
Simulación. Lo primero que hizo para darle continuidad al proyecto del simulador fue integrar un núcleo básico
de investigadores del IIE y de prestigiados asesores internacionales. Entre estos últimos estaba el doctor Glenn
Y. Masada y el doctor Lawrence B. Evans, ambos tenían relación con el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT). El doctor Masada acababa de terminar su doctorado en ese instituto, sustentando su trabajo sobre mo-
delación de centrales térmicas. El doctor Evans, del Departamento de Ingeniería Química del MIT, empezaba
sus trabajos de modelación, cuyo resultado fue el código ASPEN, mismo que en la actualidad es uno de los más
usados en el modelado y simulación de procesos de la industria petrolera.

Antes de continuar con los pormenores de este importante y trascendental proyecto, es conveniente apuntar que
este compromiso no solo significó enfrentar retos tecnológicos, sino también la incredulidad y la desconfianza
de algunas personas, entre ellas personal de la CFE que cuestionaba la factibilidad del proyecto, sobre todo
considerando que la oferta del Instituto lo comprometía a entregar el simulador en el mismo tiempo y costo de
la competencia. Afortunadamente, la opinión del ingeniero Alberto Escofet siempre fue a favor del IIE y por
eso mantuvo firme su apoyo. A este respaldo del ingeniero Escofet hay que agregar la firme convicción y ánimo,
tanto de Guillermo Fernández de la Garza como de Víctor Gerez Greiser, para que este simulador se hiciera en
el Instituto.

En marzo de 1980 se llegó a un acuerdo formal con la CFE sobre los alcances del trabajo a desarrollar, iniciando las
actividades del proyecto de inmediato. Se identificaron 350 de ellas que quedaron agrupadas y asignadas de la si-
guiente manera: consola del instructor (Gaudencio Ramos Niembro); desarrollo de programas (Luis Barrero Pérez.);
manejo de instrumentación (Horacio Martínez G.); modelado (Luis Andrés Buzo de la Peña), y curvas de com-
portamiento en planta (Elia Méndez Lecanda). Modelado se dividió en tres partes: procesos termohidráulicos (Elia
Méndez Lecanda), procesos electromecánicos (Luis Andrés Buzo de la Peña), y control (Salvador González Castro).

Es oportuno señalar que, atendiendo la invitación del doctor Víctor Gerez Greiser, varios de los investigadores
que se integraron a este proyecto venían de otras instituciones. Tal es el caso de Horacio Martínez G., Luis Andrés
Buzo de la Peña y Salvador González Castro, quienes provenían del Instituto de Ingeniería de la UNAM, especí-
ficamente de su Coordinación de Control, dirigida por el doctor Roberto Canales Ruiz.

Los objetivos principales que definieron el alcance de este simulador fueron: aumentar el índice de disponibilidad
y la confiabilidad de termoeléctricas, adiestrar con rapidez y eficiencia a los operadores de las centrales termoe-
léctricas, mejorar los procedimientos de operación de las termoeléctricas, analizar dinámicamente los sistemas de

82
control de dichas centrales, mejorar los diseños de centrales termoeléctricas, promover la investigación y el desa-
rrollo tecnológico en el país, y contar con tecnología nacional en el área de simuladores.

Una de las muchas claves del éxito de este proyecto fue que desde que inició, se trabajó de manera conjunta con el
personal directivo, administrativo y operativo de la CFE. De hecho, una de las primeras actividades del proyecto
consistió en que un grupo integrado por personal de dicha entidad y del IIE viajaran a Japón, Inglaterra y España,
para conocer los simuladores de las empresas Tokio Electric Power, CEGB y Tecnatom. Esta relación interinstitu-
cional fue de suma importancia y se mantuvo a lo largo del proyecto, lo cual fue decisivo, ya que el simulador a
desarrollarse debía ser una réplica de una central termoeléctrica de la CFE. A afecto de cumplir este requerimiento
se seleccionó la Unidad I de la Central Termoeléctrica “Francisco Pérez Ríos”, en Tula de Allende, Hidalgo, puesto
que esta planta era una de las mejor instrumentadas y, además, porque su capacidad y configuración se acercaban
más al diseño normalizado, considerado por la CFE para la instalación de nuevas termoeléctricas. El personal
del Instituto tuvo todas las facilidades de la Comisión para obtener en planta toda la información necesaria para
desarrollar los modelos del simulador, a fin de reproducir fielmente el comportamiento de la central en todos sus
rangos de operación, desde el arranque “en frío”, hasta la operación a plena carga, incluyendo las maniobras de
operación, tales como cambio en la energía generada, así como el comportamiento bajo condiciones anormales de
operación por fallas de diversos equipos. Las fallas seleccionadas fueron las de mayor ocurrencia y gravedad, por
las consecuencias que representaban.

Los compromisos de entrega, de costo y de calidad obligaron a ser meticulosos y eficientes en todas y cada una
de las actividades del proyecto. Para asegurar que cada actividad se ejecutara en tiempo y forma, se estableció un
sistema de planeación de proyectos que antes de éste no se utilizaba en el IIE. Para ello se contó con la asesoría
del ingeniero José Castro Orvañanos, un ingeniero especialista en planeación, quien estableció un sistema para
todas las actividades del proyecto. Asimismo, los ingenieros Carlos Eduardo Aguirre Illing y Daniel Toral Garibay
implantaron unas reglas sumamente rígidas para el desarrollo del software. Estos programas de cómputo hicieron
posible la integración de módulos independientes de los procesos de trabajo, que después se pudieron ensamblar
sin mayor problema. Los factores de éxito de ese proyecto fueron el apoyo institucional, la disciplina en el desa-
rrollo del software, los sistemas de planeación que se implantaron y el reconocimiento rápido a los investigadores.
Sobre esto último es necesario precisar que, como parte del proyecto, se estableció un sistema de evaluación de
personal que permitía promoverlo conforme su desempeño cada seis meses.

A lo anterior hay que añadir que los procedimientos de licitación para adquisición de equipo, en comparación con los
actuales, eran más sencillos, de otra manera hubiera sido muy difícil la selección y adquisición del equipo de cómputo

Vista parcial del Termos I,


simulador de alcance total,
desarrollado en el IIE. Fue
el primero en su tipo en
México y América Latina.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 83


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Parte del personal que


participó en el proyecto del
simulador Termos I.

en las condiciones del tiempo que marcaba la planeación del proyecto. Esto es importante porque el simulador del
IIE requirió de mucho equipo de cómputo y en aquel entonces era costoso. Afortunadamente, con el tiempo, los
costos de este equipo bajaron y demostraron que la decisión de utilizarlo fue la correcta, técnica y económicamente.

Mientras se desarrollaba este simulador, el IIE siguió adelante con el resto de sus proyectos y actividades institu-
cionales. El Departamento Mecánico de la División de Estudios de Ingeniería, dirigido por el ingeniero José Luis
Hernández Galán, realizó entonces diversas actividades en el área de geotermia. El propio Hernández Galán, en
conjunto con el ingeniero Ranulfo Gutiérrez Ramírez, coordinó los estudios para la ingeniería básica de Cerro
Prieto. El ingeniero Hugo Lazalde Crabtree dirigió un proyecto que tenía por objetivo desarrollar un manual en
el que se establecieran las bases para el diseño de separadores de vapor y silenciadores a emplear en la explotación
de un campo geotérmico. El ingeniero Florencio Sánchez Silva estudió el manejo de flujos bifásicos, tanto teórica
como experimentalmente, que más tarde lo llevarían a desarrollar el FLUDOF, un programa de cómputo para
simular el flujo de vapor geotérmico de una red de ductos de vapor. El ingeniero José Salas Gamboa trabajó en
el desarrollo de las especificaciones técnicas para integrar la instrumentación del campo de Cerro Prieto. Varios
de estos temas fueron abordados posteriormente por especialistas de los Estados Unidos de Norteamérica y de
México, en el seminario EPRI/IIE sobre los programas de geotermia, realizado a finales de febrero de 1982 en las
instalaciones del IIE, en Cuernavaca, Morelos. Asimismo, el 8 y 9 de agosto de 1983 se realizó en Cuernavaca, un
simposio internacional sobre flujos bifásico en tuberías, siendo anfitrión el mismo Instituto, que con el tiempo
enriquecería su infraestructura con un laboratorio de mecánica de fluidos geotérmicos, para continuar apoyando
los trabajos del Departamento de Ingeniería Mecánica, enfocados a establecer métodos y criterios generales para
el diseño de centrales geotérmicas. Esto permitió el diseño de un importante equipo geotérmico de superficie:
separadores, secadores, silenciadores de mezcla y acústicos, válvulas de bola, entre útiles desarrollos.

Debido al rápido crecimiento de las redes eléctricas de distribución que ya se presentaba en México, los investiga-
dores del Departamento de Transmisión y Distribución de la entonces División de Sistemas de Potencia, Manuel
Ruiz Casillas y Alejandro Afuso, concluyen en 1981 un estudio institucional que tenía como finalidad desarrollar
una herramienta informática para la planeación integral de redes de distribución. En ese año, los primeros mo-
delos de esta herramienta de planeación, desarrollados en el IIE, ya se encontraban en fase final, y en espera de
ser aplicados en zonas de operación para su evaluación. Estos resultados tendrían continuidad y con el tiempo
definirían el desarrollo del Sipladis, Sistema para la Planeación de la Distribución.

También en esta época estaban en curso, en la División de Sistemas de Potencia, dirigida por el doctor Víctor
Gerez Greiser, relevantes proyectos enfocados al desarrollo de software para el CENACE, el estudio de los efectos

84
de la contaminación en las instalaciones eléctricas y su solución, el establecimiento de estaciones de prueba para de-
terminar niveles de contaminación en diversas regiones de México, y el desarrollo de una metodología para el diseño
de líneas de transmisión para minimizar el efecto de la contaminación. Cabe señalar que según informes de la CFE,
en los años setenta la contaminación ambiental era la segunda causa de fallas en los aislamientos externos de las líneas
y subestaciones de energía eléctrica. Sin duda, a los proyectos anteriores hay que agregar, por su relevancia, el dedica-
do al desarrollo del primer simulador de entrenamiento para operadores de plantas termoeléctricas.

Precisamente, sobre el proyecto de este simulador, el avance del mismo dado a conocer en febrero de 1982, repor-
taba que para entonces se contaba con el 90% del equipo de hardware. Se tenía, además, la configuración básica del
equipo de cómputo, los tableros de control, todo el sistema de interfaz para conectar el equipo con los tableros de
control y la consola del instructor. También estaban totalmente terminados los modelos matemáticos que simulaban
los procesos y las acciones de control, así como los programas para apoyar los planes de adiestramiento de los ope-
radores. El avance total era del 65%, y el restante 35% correspondía al acoplamiento de los distintos módulos. De
acuerdo con estos avances había optimismo en que se cumpliría el programa acordado, de manera que se esperaba
que el simulador estuviera listo para embarcarse y enviarse al centro de simulación de la CFE en agosto de 1982.

Este avance fue posible gracias a la participación de varias áreas del IIE. La División de Estudios de Ingeniería,
dirigida por el ingeniero Eduardo Hernández Goríbar, fue la responsable de la especificación y adquisición de los
tableros de control, así como de la instalación de equipo para la adquisición de datos en la central termoeléctrica
de Tula, Hidalgo. La División de Equipos, dirigida por el ingeniero Eduardo Lobatón González, realizó el diseño
de interfaces especiales, específicamente para el manejo de equipo como el sincronoscopio y los watthorímetros.

Antes de concluir con la reseña de este desarrollo tecnológico del Instituto, se puede afirmar que el mismo fue inno-
vador por varias razones y particularidades, entre ellas, el hecho de que en lugar de utilizar correlaciones analógicas de
entrada y salida como lo hacían los simuladores existentes, se utilizó un enfoque de modelos matemáticos, los cuales
estaban basados en ecuaciones fundamentales que representaran el comportamiento de los equipos. La decisión re-
sultó ser acertada, porque a pesar de los grandes requerimientos de computación, al final de cuentas fue posible tener
unos modelos con una base científica más sólida, lo que redujo considerablemente el número de discrepancias del
simulador del IIE, en relación con otros simuladores similares. Esto permitió ponerlo a punto mucho más rápido y
además, en ese momento fue reconocido como uno de los mejores simuladores de su tipo en el mundo.

La primera versión del simulador denominada Termos I se terminó en el plazo estipulado y fue trasladado al
Centro de Adiestramiento de Operadores en Ixtapantongo (CAOI), en Valle de Bravo, Estado de México. Este

Guillermo Fernández de la
Garza, Eduardo Hernández
Goríbar, Ranulfo Gutiérrez
Ramírez, no identificado,
Pablo Marcelo Mulás del
Pozo, Sergio Mercado
González y José Luis
Hernández Galán.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 85


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

importante centro de adiestramiento, pionero en su tipo en el país, fue inaugurado el 27 de septiembre de 1982,
a finales del sexenio del Presidente López Portillo.

Es muy significativo que precisamente en ese año, “como reconocimiento a los aportes realizados en el campo de
la investigación científica y desarrollo tecnológico”, el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza fuera galardo-
nado con el Premio Nacional “Ingeniero José López Portillo y Weber”, esto sucedió el 1 de octubre de 1982, en
la ceremonia realizada en el salón Carranza de los Pinos. Entre los asistentes estuvieron el ingeniero Luis Enrique
Bracamontes, presidente de la Academia Nacional de Ingeniería y el rector de la UNAM, el doctor Octavio Rivero
Serrano, quien presidió la ceremonia.

Ese día marcó el inicio de los dos últimos meses del período presidencial en turno, por eso es pertinente hacer una
breve recapitulación de lo realizado en el IIE durante el gobierno de José López Portillo. Los primeros años de ese
gobierno fueron para el Instituto una etapa de crecimiento de infraestructura material y de integración de recur-
sos humanos altamente calificados. Por supuesto que el grado de disponibilidad de recursos financieros también
afectó las inversiones en construcciones y equipo. En este rubro, las inversiones tuvieron un crecimiento acelerado
de 1978 hasta mediados de 1982, debido a que en este lapso se ejecutó un importante programa de construcción
y equipamiento institucional, éste incluyó la mayor parte de los laboratorios y los principales edificios de Palmira
(véase Anexo II).

En el período 1978-1981, los recursos totales del IIE mostraron el mayor dinamismo, lo que es congruente con
la expansión económica que se observaba en el país. Esta etapa de abundancia de recursos por ingresos petroleros
posibilitó y justificó, de acuerdo con los propósitos de buscar la independencia tecnológica, el rápido crecimiento
y equipamiento del Instituto. Durante este período, las aportaciones del gobierno federal fueron las que tuvieron
el mayor peso en la conformación de los recursos totales. Las aportaciones de la CFE fueron la segunda fuente de
ingresos institucionales y mantuvieron una tendencia creciente, alcanzando un máximo en 1981. Los ingresos por
la venta de proyectos disminuyeron en 1979, pero crecieron positivamente en los dos años siguientes. Los recursos
totales del IIE bajaron ligeramente en 1982 (véase Anexo III A). Los ingresos por venta de proyectos mostraron
desde finales de 1981, hasta finales de 1982, una tendencia a la baja (véase Anexo III A).

Sin duda, esta capacidad material y humana se logró gracias al esfuerzo y tesón del ingeniero Fernández de la
Garza, pero también, como él mismo lo refiere, porque “se tuvo una suerte enorme en el arranque” y también un
gran apoyo gubernamental. Gracias al respaldo financiero del Gobierno Federal, el Instituto contó con el presu-
puesto suficiente para armar una importante infraestructura, con la que pronto se pudieron hacer estudios de pro-
fundidad para entender bien los problemas del sector eléctrico. Así se fue sembrando la semilla para después poder
cosechar sus frutos en el resultado de proyectos retadores que significaron un prestigio creciente del Instituto y
una gran motivación para su personal, como es el ejemplo muy claro de los proyectos de los simuladores Termos I
y del realizado para la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde.

Hacia finales de 1982, en el ejercicio de su segundo año sabático otorgado por el Instituto de Ingeniería de la
UNAM, el doctor Roberto Canales Ruiz se desempeñaba como investigador del Departamento de Análisis de
Redes del IIE, lo cual fue muy afortunado, pues a principios de 1983, el doctor José Miguel González Santaló, por
razones personales, renunció al IIE y dejo acéfalo el proyecto del simulador. Dado el perfil profesional del doctor

Izquierda: El doctor José


Miguel González Santaló
explica al presidente José
López Portillo los avances
del simulador Termos I
(visita al IIE el 25 de junio
de 1982).
Derecha: Guillermo
Fernández de la Garza es
felicitado por el presidente
de la Academia Mexicana
de Ingeniería, Luis Enrique
Bracamontes Gálvez,
noviembre de 1980.

86
Roberto Canales, sistemas de control y modelado de sistemas, resultó ser la persona idónea para ocupar la jefatura
del Departamento de Simulación. Asumiendo esa responsabilidad y dada la situación crítica en que se encontraba
el proyecto, se dio a la tarea de continuar y terminar las pruebas de aceptación al simulador, previamente acordadas
con la CFE, mismas que eran supervisadas con rigor y meticulosidad por el ingeniero Gilberto Muñoz Arango,
director del CAOI.

En el intervalo de este trabajo, a mediados de 1983, el doctor Víctor Gerez Greiser, renunció al IIE y se fue a tra-
bajar de catedrático, una de sus pasiones, a una importante universidad de los Estados Unidos. Ante esta situación,
la Junta Directiva del Instituto nombró y ratificó al doctor Roberto Canales Ruiz como Director de la División
de Sistemas de Potencia. El doctor Canales recuerda que entre los presentes en esa junta estaba el doctor Daniel
Reséndiz Núñez, quien entonces ya era Secretario General del CONACYT.

Habían transcurrido escasos meses de la administración presidencial de Miguel de la Madrid, en el país se respi-
raba un cierto ambiente de incertidumbre, marcado por las políticas gubernamentales de austeridad y de adel-
gazamiento de la burocracia anunciadas recientemente. Estas políticas impactaron al IIE de dos maneras: las
aportaciones del gobierno federal disminuyeron y los ingresos por venta de proyectos mostraron una tendencia a
la baja. Sin embargo, ya avanzado el año 1983, los recursos totales del Instituto empezaron a crecer nuevamente,
no obstante la reducción de las aportaciones del gobierno federal y que las aportaciones de la CFE se mantuvieron
prácticamente estables (véase Anexo III A).

La explicación a lo anterior se debe a que el IIE realizó varios proyectos que al finalizar ese año le redituaron una
oportuna facturación. Entre esos proyectos inició un estudio denominado: “Problemas de contaminación en las
instalaciones eléctricas y su solución”, el cual fue solicitado por la CFE, con el propósito de producir una serie de
criterios de diseño e ingeniería aplicables a equipos e instalaciones eléctricas, con un enfoque en aisladores utili-
zados en redes eléctricas mexicanas, esto implicó la realización de pruebas tanto artificiales como naturales. Para
realizar estas últimas se decidió instalar una serie de estaciones de monitoreo natural de aislamientos eléctricos,
ubicadas estratégicamente en el país, conforme ciertas condiciones meteorológicas y geográficas de interés para el
estudio. Cuatro años después, la CFE contaba con 23 de estas estaciones para probar la contaminación atmosférica
sobre aisladores.

Asimismo, con el propósito de profundizar en el conocimiento sobre el impacto de las tormentas eléctricas en las re-
des eléctricas, el Instituto comenzó ese año, un programa de monitoreo y mediciones de descargas atmosféricas con el
financiamiento de la CFE y planeado para un ciclo solar de once años. Lo anterior con el objetivo de elaborar el mapa

Fernando A. Kohrs Aldape,


Guillermo Fernández de la
Garza, Francisco Plata Olvera
y Roberto Canales Ruiz.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 87


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Estación típica para


monitorear, en condiciones
naturales, los niveles
y severidad de la
contaminación atmosférica
en aislamientos utilizados
en redes eléctricas.

de isodensidades de rayos a tierra de la República Mexicana. Cabe apuntar que para entonces, menos de diez países
contaban con este tipo de mapas. También, como parte de los esfuerzos del IIE para proteger la infraestructura de la
CFE, en este caso las redes de transmisión contra descargas atmosféricas, se emprendió el desarrollo de un software
para apoyar el diseño de los sistemas de tierra, tanto para subestaciones como para líneas de transmisión.

Igualmente, enfocado en atender la problemática de la CFE, en 1983 el Instituto realizó estudios en el campo
de las telecomunicaciones vía satélite, con el fin de brindar el apoyo tecnológico para el diseño de las estructuras
preliminares para una red basada en éstas, así como para integrar el equipo, ponerlo en operación y solucionar los
problemas asociados. Entre los estudios realizados se efectuaron mediciones de ruido electromagnético dentro de
las instalaciones de generación y transmisión de energía eléctrica, con el propósito de determinar su influencia e
impacto sobre las estaciones terrenas del Sistema de Control en Tiempo Real (SICTRE), parte importante de la
infraestructura del CENACE, desarrollada con la participación del Instituto.

Cabe señalar que la temprana incursión del IIE y su experiencia en el estudio y diseño de aisladores, permitió que
también en 1983 se iniciara la exportación nacional de aisladores sintéticos con su tecnología. Estos aisladores tipo
suspensión para 15 y 25 kV fueron fabricados por la empresa mexicana Indael, S.A., con tecnología desarrollada
en el Instituto.

Izquierda: Reunión de
trabajo del Departamento
de Comunicaciones
del IIE, cuyo jefe,
el M.C. José Ángel Tovar
esboza en el pizarrón la
red de telecomunicaciones
CFE-SCT.
Derecha: Investigadores
del Departamento de
Comunicaciones del IIE
realizando mediciones de
campo.

88
Es de llamar la atención que contrario a la política económica neoliberal que recién iniciaba en México, en rela-
ción con la sustitución de importaciones durante 1983, se realizaron 29 proyectos en el IIE, que se concretaron
con el desarrollo de diversos prototipos, metodologías, asesorías y pruebas. Dada la situación del país, cabe men-
cionar que lo anterior no estuvo exento de dificultades técnicas, administrativas, financieras y de credibilidad,
mismas que en su conjunto fueron superadas gracias a la actitud proactiva, propositiva y animosa del personal del
Instituto, así como de sus clientes.

Aunado a lo anterior fue muy alentador que antes de concluir 1983, la CFE conviniera con el IIE, el desarrollo
del simulador para adiestramiento de operadores de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, lo cual fue posible
después de convencer a ciertas autoridades nacionales que dudaban sobre la capacidad del Instituto para afrontar
con éxito este reto tecnológico. En el proceso de negociación para que la CFE contratara al IIE, fueron claves
los resultados de la visita técnica que realizaron a la planta nucleoeléctrica Sequoyah, ubicada en Chattanooga,
Tennessee, en los Estados Unidos, los doctores Roberto Canales, Horacio Martínez G. y Elia Méndez Lecanda,
todos ellos investigadores del proyecto Termos I.

Después de un arduo plan de trabajo que consumió cerca de un año, durante el cual el doctor Roberto Canales viajaba
casi cada semana a Valle de Bravo, donde era residente por parte del IIE el doctor Luis Barrero, para revisar las pruebas
de aceptación del simulador Termos I, éstas fueron concluidas y ese simulador fue puesto a punto, de manera que entró
en operación plena en el CAOI en febrero de 1984, siendo el primero de su tipo en México y América Latina.

Al terminarse, el Termos I era el simulador de mayor alcance y calidad en el mundo. Esto contribuyó a aumentar el
prestigio y credibilidad del Instituto. En aquel entonces, el doctor Carlos Vélez Ocón, primer Director Ejecutivo del
IIE se encontraba en Viena, donde la noticia del simulador le causó mucho gusto y satisfacción, porque parte de su
vida y trabajo lo había dedicado al Instituto, primero como Director Ejecutivo fundador y después como responsable
de la Subdirección de Programas de Energía. La importancia de haber logrado construir en México un simulador
de este tipo se reconoció un poco más tarde, cuando la Academia Mexicana de Ingeniería destacó al simulador de
alcance total Termos I, como uno de los logros importantes de la ingeniería mexicana. Con la llegada a buen término
de este simulador, el ingeniero Fernando Hiriart Balderrama, entonces director general de la CFE, pudo comprobar
que su apoyo al progreso de la ingeniería mexicana y en particular al IIE, estaba totalmente justificado.

Estimulado por la culminación del gratificante proyecto Termos I, pero también atento a cumplir sus compro-
misos, el Instituto emprendió el nuevo reto tecnológico, de manera que el mismo febrero de 1984 iniciaron las
actividades para el diseño, desarrollo y puesta en servicio del simulador de alcance total para el adiestramiento de
operadores de la CNLV conforme el contrato acordado con la CFE.

Una de las primeras actividades fue integrar al equipo de trabajo y, dada la naturaleza del simulador, se pensó
en los investigadores del Departamento de Energía Nuclear, ya que la experiencia de los investigadores Morris
Schwarzblat Katz, Benjamín Torres, Fernando Elizalde, Juan Arellano Gómez y Manuel González Cuesta, en el
análisis probabilístico de riesgos y el modelado de procesos nucleares, sin duda resultaba muy útil para apoyar
el desarrollo del simulador de entrenamiento para la CNLV. Asimismo se consideró integrar a los investigadores
que participaron en el proyecto que acababa de terminarse. Pero no fue posible incorporar a todos los candidatos
idóneos, ya que varios de ellos se fueron a realizar estudios de posgrado al extranjero. Para reclutar nuevo perso-

Desarrollo de aisladores en
el Laboratorio de Materiales
del IIE.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 89


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Trabajando en el desarrollo
del SADRE, Manzanillo.

nal, el IIE aprovechó varias oportunidades, entre ellas las visitas de sus investigadores a universidades y centros de
trabajo. De esa manera se integraron al proyecto algunos ingenieros provenientes de diferentes instituciones, tal es
el caso del actual gerente de Simulación, el doctor Guillermo Romero, quien se enteró, por medio de los doctores
Salvador González Castro y Elia Méndez Lecanda, de la oportunidad de trabajar en el Instituto para colaborar en
los proyectos del SADRE Manzanillo y del simulador para la CNLV. Aprovechando esta oportunidad, el doctor
Romero ingresó al IIE a finales de julio de 1984. El doctor Eduardo Gleason, en esos meses responsable de desa-
rrollar los sistemas de control del simulador, fue su primer jefe y le encargó el desarrollo de dos de estos modelos:
el del sistema de enfriamiento del reactor con el núcleo aislado, y el del sistema de remoción de calor residual.

Sin duda, la metodología obtenida con el desarrollo del Termos I fue muy útil para emprender el nuevo proyecto
y desarrollar los modelos de los procesos similares entre una termoeléctrica convencional y una nucleoeléctrica.
Pero el simulador de la CNLV implicó conjuntar esfuerzos y capital intelectual corporativo para resolver retos
derivados del nuevo proyecto, uno de los cuales fue desarrollar los modelos dinámicos del reactor nuclear, es decir,
los modelos para simular en tiempo real los procesos nucleares y termohidráulicos en el núcleo del reactor, como
la generación de vapor, potencia térmica y flujo neutrónico. Para resolver las dificultades técnicas implícitas en
este reto, se conformó un grupo de trabajo liderado por Gilberto Espinoza P., José Arturo Pérez Galindo y Jaime
Baltazar Morales Sandoval, los dos primeros de los Departamentos de Simulación y el tercero de Energía Nuclear.
También tuvieron responsabilidad en el desarrollo de estos modelos los siguientes investigadores: Juan Carlos
Ramos Pablos y Carlos Lorencez (modelado de la neutrónica), Francisco Mújica (sistema de protección del reac-
tor-apagado automático del reactor) y Miguel Ángel Laurencio de la Vega (modelo del monitoreo neutrónico).

Si bien es cierto que el IIE ya había ganado un prestigio tecnológico con el desarrollo del Termos I, este prestigio
pronto se incrementó con el notable avance que desplegó el desarrollo del simulador para CNLV. Es muy probable
que este avance haya influido en la decisión de las autoridades del Metro de la Ciudad de México para encargarle
al Instituto el desarrollo de un simulador para el adiestramiento de sus controladores de tráfico. De hecho, desde
marzo de 1984, el subdirector del Metro, ingeniero Juan M. Ramírez Caraza, en su visita al IIE, había analizado
con el Departamento de Simulación, la posibilidad de que el Instituto desarrollara ese simulador. El proyecto
denominado Bi noi, que en tarahumara significa gemelo, fue iniciado en octubre de 1984.

Más adelante seguiremos ampliando la reseña sobre estos simuladores, el de Laguna Verde y el Bi noi. Mientras
tanto, referiremos otros trabajos del IIE realizados durante 1984, así como eventos que son importantes para
entender el contexto de la historia del IIE. Sin duda uno de esos eventos lo constituye la creación del Sistema
Nacional de Investigadores (SNI).

90
A consecuencia de la normatividad presupuestal implementada con el gobierno del presidente Miguel de la
Madrid Hurtado, la función sustantiva de investigación del IIE empezó a perder peso, frente a la modalidad de
servicios técnicos especializados. El Instituto no vivió de forma aislada esta situación, ya que la misma se derivó
de las políticas científicas y tecnológicas gubernamentales y por ello fue compartida por la totalidad de los centros
públicos de investigación. La apertura económica planteó nuevos retos y el gobierno pretendió enfrentarlos con
políticas de austeridad que se resumían “en hacer más con menos”. La infraestructura tecnológica del país se puso
en riesgo y algunos científicos, ingenieros y tecnólogos, ante sus menguados salarios, contemplaron la posibilidad
de emigrar a otros países. Ante esa posibilidad que algunos habían convertido en realidad, el gobierno diseñó y
puso en práctica el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en 1984, con el Acuerdo Presidencial que se publicó
en el Diario Oficial de la Federación el 26 de julio de ese año.

Los antecedentes del SNI se remiten a la reunión de la Academia de la Investigación Científica, celebrada en
Oaxtepec, Morelos en octubre de 1983. En ese entonces, Jesús Reyes Heroles era secretario de educación pública;
Héctor Mayagoitia Domínguez fungía como director general del CONACYT, y Daniel Reséndiz se desempeñaba
como secretario general del CONACYT.

El SNI generó muchas expectativas y resultó una válvula de desfogue para darle cauce a las presiones derivadas por
los bajos salarios de investigadores y científicos del país. Sin embargo, al IIE no le favoreció, ya que en un princi-
pio esta nueva entidad no consideraba como candidatos para ingresar al sistema, a quienes se desempeñaban en la
investigación tecnológica y corregir ese error tomó dos años más.

En esas circunstancias un tanto adversas, el Instituto siguió adelante y sustentó su progreso en la realización de
proyectos solicitados por la CFE y por otros clientes nacionales e internacionales, tanto del sector gubernamental
como de la iniciativa privada.

Acorde con los objetivos institucionales y con su línea de investigación de redes eléctricas, el IIE continuó, en
1984, sus proyectos sobre planeación de redes de distribución y sobre el impacto de las descargas atmosféricas
en los circuitos de distribución urbana. En esa línea, el doctor Alejandro Afuso Higa coordinó un proyecto para
desarrollar un método de configuración óptima de redes de distribución en un tiempo mínimo y con el apoyo de
computadoras. Ese mismo año, la transferencia de este método a la CFE, como parte del paquete de planeación
integral de redes de distribución, estaba en curso y ya entonces se aplicaba en la zona piloto de Morelia para validar
el software que lo integraba. Este método, al igual que su software, que a diferencia de su contraparte comercial era
transferible a microcomputadoras, fue en su totalidad desarrollado en el Instituto. En este proyecto participaron

José G. Loza,
Juan Eibenschutz H.,
Roberto Canales R. y
Luis E. Matías Pérez.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 91


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: Línea
experimental desenergizada
de 2.8 km que la CFE
construyó en una región
cercana a Tapachula,
Chiapas, para evaluar los
efectos de las descargas
atmosféricas en circuitos de
distribución.
Derecha: Enrique Sucar
Succar, trabajando en la
MAC 5000.

el maestro en ingeniería José G. Loza Rodríguez y el ingeniero Luis Eleazar Matías Pérez. En la misma línea de
trabajo institucional y bajo contrato con el Instituto Nicaragüense de Energía (INE), ese año, el IIE le propor-
cionó al INE herramientas informáticas para la reconfiguración óptima de la Ciudad de Managua. Estos logros
fueron el preámbulo del seminario latinoamericano de operación de los sistemas de distribución en zonas urbanas,
organizado por el IIE y celebrado del 18 al 22 de marzo de 1985 en sus instalaciones. Dicho seminario, del que
el coordinador técnico fue el doctor Luis Talamás, contó con el apoyo de la entonces Secretaría de Energía, Minas
e Industria Paraestatal (SEMIP), la CFE, la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Électricité de
France (EDF) y la Agence pour la Coopération Technique, Industrielle et Economique (ACTIM).

Respecto al proyecto para evaluar los efectos de las descargas atmosféricas en circuitos de distribución, el Instituto
inició, el 13 de julio de 1984, un período de mediciones en una región cercana a Tapachula, Chiapas, esto con ayuda
de una línea experimental desenergizada de 2.8 km que la CFE construyó para ese propósito. Las mediciones conclu-
yeron en septiembre de ese año y los resultados mostraron la probabilidad de falla de las líneas de distribución debido
a descargas atmosféricas, con esa información se pudo profundizar en el diseño de la protección requerida.

Con el propósito de mejorar la operación de las redes de distribución del sistema eléctrico nacional, en 1984 el IIE
también empezó el desarrollo de la estación maestra MAC 5000, para supervisión y telecontrol de la red de distri-

Agustín Quintero Reyes,


Daniel Palomares González,
Alejandro Villavicencio
Ramírez, Rafael Ernesto
Bourguet Díaz y Raúl
García Mendoza.

92
bución y subtransmisión de la zona urbana de Morelia y de varias poblaciones vecinas. Dicha estación se diseñó
para monitorear y controlar rápidamente variables de la red eléctrica. La MAC en sí misma constituyó un sistema
de cómputo donde se centralizaba y procesaba en tiempo real, la información proveniente de la red eléctrica, de
manera que el operador del centro de control del subsistema eléctrico, mediante la interfaz hombre-máquina,
pudiera operar de manera pertinente y oportuna. La MAC 5000 es una innovación acumulativa que completó,
hasta entonces, los desarrollos en control supervisorio iniciados con las terminales remotas del IIE. En su primera
etapa, el proyecto estuvo dirigido por el doctor Enrique Sucar Succar.

Tal como se esperaba, la tecnología nacional desarrollada como fruto del proyecto del simulador de alcance total
pronto demostró algunos beneficios adicionales. Derivados de los trabajos de ajuste y puesta en servicio del mismo,
incluso desde su etapa de desarrollo, empezaron a surgir importantes proyectos que darían la pauta para diseñar y rea-
lizar otro importante desarrollo tecnológico del IIE, como el Sistema de Adquisición de Datos y Registro de Eventos
(SADRE), un innovador desarrollo para incrementar la eficiencia de los procesos mediante su monitoreo y control.
En esta época, los ingenieros Alejandro Villavicencio y Miguel Ángel Delgadillo, de los Departamentos de Simulación
e Instrumentación y Control respectivamente, eran los líderes de un conjunto de proyectos SADRE, que el IIE desa-
rrolló para la CFE. El trabajo en equipo, entre ambos departamentos, hizo posible el desarrollo de este sistema, el cual
permitía la adquisición, modelado y presentación gráfica de la información de los procesos de interés, en este caso de
los procesos de las termoeléctricas. Es decir, las funciones que realizan los SADRE consideran no sólo la adquisición y
validación de datos, sino también aspectos de control y sobre todo ofrecen una interfaz hombre-máquina adaptada a
las funciones que deben realizar los operadores. Un SADRE se compone básicamente de cuatro elementos o niveles: el
de instrumentación, el de las unidades de adquisición de datos, el centro de cómputo y el o los puestos de mando. El
trabajo del IIE en este desarrollo incluyó su diseño, realización y puesta en servicio. El primero de ellos fue instalado
en el simulador de centrales termoeléctricas para el adiestramiento de operadores en Ixtapantongo, Estado de México
y el segundo en la Unidad 1 de la Central Termoeléctrica Francisco Pérez Ríos, en Tula, Hidalgo, ambos en 1984.
Estos SADRE fueron coordinados por el doctor Alejandro Villavicencio y se diseñaron con base en los procedimientos
y metodologías que aprendió durante su estancia en Électricité de France, específicamente en el proyecto de la central
solar THEMIS, diseñando los diálogos hombre-máquina de la consola del operador de esa central.

Los sistemas SADRE fueron la punta de lanza para la creación de la empresa mexicana Integración de Sistemas,
S.A. de C.V., también conocida como SIMEX, la cual se constituyó a fines de julio de 1984, con el apoyo de la
SEMIP y del IIE, para integrar en el país sistemas de instrumentación, control y automatización para las plantas
termoeléctricas de la CFE. El apoyo del IIE a SIMEX consistió en la transferencia tecnológica que le hizo a esta
empresa, inicialmente del SADRE.

Ceremonia de inauguración
de la conferencia
internacional sobre
simulación en centrales
generadoras de energía. Al
centro de la mesa de honor el
ingeniero Fernando Hiriart
Balderrama, director de la
CFE, Cuernavaca, Morelos,
19 de noviembre de 1984.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 93


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Tarjeta electrónica para


controladores de la línea
SAC, desarrollada por el IIE
en sus primeros años.

También como ejemplo de la vinculación del Instituto con entidades de su interés y como parte de su quehacer
institucional, además de sus proyectos, en noviembre de 1984 el IIE organizó en Cuernavaca, Morelos, en cola-
boración con la CFE y el CONACYT, así como con la Nuclear Regulatory Commission y el Department of Energy
(DOE) de los Estados Unidos, la Conferencia internacional de simulación de centrales generadoras de energía,
misma en la que participaron más de 200 especialistas de 14 países. Este evento fue muy significativo porque da
una buena idea sobre la presencia internacional del IIE, en esos difíciles pero satisfactorios meses.

Esa presencia internacional, pero sobre todo el prestigio alcanzado por sus logros tecnológicos, se reconoció con su
aceptación como miembro nacional del International Electric Research Exchange (IERE), en su 14th Meeting realizada
del 12 al 18 de mayo de 1985, en Montreal, Canadá. El objetivo principal del IERE es la cooperación entre sus miem-
bros para la investigación y el desarrollo de la producción, la transmisión, la distribución y el uso de la energía eléctrica.

Por supuesto esta membresía internacional y la conferencia que acabamos de referir son sólo algunos de los resul-
tados que se derivan del importante y estratégico Departamento de Asuntos Internacionales del IIE, que entonces
dirigía, con talento y eficacia, la licenciada Raquel Manzanares. Las gestiones de la licenciada Manzanares favore-
cieron numerosos convenios de colaboración interinstitucional y varios apoyos, económicos y de infraestructura,
de organismos internacionales. Sólo como un ejemplo, Électricité de France donó tres sondas detectoras de fase
para equipar el laboratorio de flujos bifásicos del Instituto.

Con el desarrollo del simulador para el adiestramiento de operadores de la CNLV se generó un ambiente institu-
cional muy estimulante, y la complejidad del proyecto involucró a varias áreas de las Divisiones de Equipos y de
Sistemas de Potencia del IIE. A los Departamentos de Simulación, Nuclear, Instrumentación y Control, se sumó
el Departamento de Electrónica, mediante su compromiso de desarrollar un sistema de control y adquisición que
cumpliera con las características que se necesitaban para el proyecto del simulador de Laguna Verde. La respuesta
que dio el Departamento de Electrónica, dirigido entonces por el ingeniero Carlos Masallach Irles, se sustentó en
la denominada línea SAC, un sistema de control y adquisición desarrollado a partir de la experiencia y aprendizaje
corporativo que el Instituto adquirió con la realización de los prototipos de las unidades terminales remotas. Este
sistema está diseñado en forma modular, donde cada uno de los módulos se encarga de una función específica. Los
módulos electrónicos que lo forman efectúan tareas como el control y la supervisión de procesos. Dentro de esta
última se considera la adquisición de datos.

Más allá de esa experiencia institucional, en sentido estricto, el desarrollo de la línea SAC inició con el proyecto del
simulador de Laguna Verde y conforme las especificaciones que el propio Departamento de Simulación entregó

94
al Departamento de Electrónica. Esto implicó una serie de dificultades que se fueron resolviendo en el proceso de
armar un prototipo del sistema, como la de construir un equipo para verificar la funcionalidad y robustez de los
componentes, además del problema de maquilado de las tarjetas. Esta situación la resumió muy bien el doctor
Guillermo Romero, cuando al comentar algunas particularidades de este proyecto dijo: “el banco de pruebas de la
línea SAC fue el simulador de Laguna Verde”.

El trabajo en equipo entre investigadores de los Departamentos de Simulación, de Instrumentación y Control,


y de Electrónica, permitió que ya para diciembre de 1984 se contara con tres prototipos de la línea SAC. Uno
de ellos se entregó al Departamento de Simulación para que realizaran las evaluaciones en fábrica de los pri-
meros tableros del simulador. Después, en enero de 1985, se entregó otro prototipo y el tercero se quedó en el
Departamento de Electrónica.

Esta etapa del desarrollo de la línea SAC concluyó a mediados de 1985. Desde entonces este sistema fue utilizado
en varios proyectos, tanto por el propio IIE como por otras empresas a las que se les hizo la transferencia tecno-
lógica, tal es el caso de SIMEX primero y después de Sintec. Los Departamentos de Instrumentación y Control,
de Electrónica y de Simulación emplearon la línea SAC en el control lógico del sistema de control de quemadores
de la central termoeléctrica Valle de México y en los sistemas SADRE, implementados en las unidades I y II de la
central termoeléctrica de Manzanillo. En el caso de los SADRE para Manzanillo II, el proyecto fue dirigido por el
doctor Salvador González Castro, jefe del Departamento de Simulación. Por su parte SIMEX, con la transferencia
tecnológica del Instituto, integró la línea SAC en los SADRE que instaló en varias centrales termoeléctricas del
país: Tuxpan, en Veracruz; Lerdo, en Durango; Rosarito, en Baja California Norte, y Petacalco, en Michoacán.

Los SADRE, un sistema automatizado de adquisición y registro de datos, que permite conocer y evaluar oportu-
namente las condiciones de operación de las centrales eléctricas y en consecuencia ayuda a tomar las decisiones
más adecuadas y oportunas para prevenir fallas o localizar su origen con la rapidez necesaria, evitando así un des-
gaste innecesario de equipos y el desperdicio de combustible, son parte de la línea de investigación denominada
Sistemas Integrales de Información en Tiempo Real (SIITR) y fueron un apoyo fundamental para la supervisión
y el control de las centrales generadoras de energía eléctrica.

Varios eran los frentes tecnológicos que cubría el IIE a mediados de los ochenta. Otra de sus líneas de investiga-
ción, ya bien definida entonces, era la combustión y la corrosión en las plantas termoeléctricas de la CFE, como
factores de impacto en la eficiencia de las termoeléctricas. Con su infraestructura de los laboratorios de combus-
tión, de corrosión, de materiales y de química, realizaba actividades de investigación en los temas de diagnósticos

A la izquierda, en la parte
superior, el doctor Salvador
González Castro, con parte
del personal que trabajó en
el proyecto SADRE.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 95


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

de combustión y puesta a punto de generadores de vapor, evaluación de aditivos para la combustión y la corrosión
en generadores de vapor.

Los proyectos en los que el IIE aprovechó a plenitud su laboratorio de combustión (el cual incluye la cámara de
combustión y el banco experimental de atomización) tuvieron como objetivo estudiar el uso de aditivos para re-
mediar los problemas de corrosión causados por los productos de la combustión del combustóleo disponible en
México. Los resultados permitieron contar con una serie de métodos que sirvieron para aplicar los aditivos en la
dosis correcta y en puntos específicos. Como resultado de los estudios sistemáticos sobre las características de los
combustóleos utilizados en la CFE, hacia 1985 ya se habían analizado en el Instituto cerca de 400 muestras de
combustóleos provenientes de las centrales más importantes del país. Estos estudios de caracterización culminaron
con la transferencia de la metodología que ese año hizo el IIE al Laboratorio de Pruebas, Equipos y Materiales
(LAPEM) de la CFE.

A partir de entonces, en el Instituto se impulsaron aún más los proyectos relacionados con los aspectos de ato-
mización y aerodinámica de quemadores. Esto dio lugar a la solución de varios problemas de planta en los que
se presentaba la erosión de los atomizadores, o fallas en los quemadores, que eran prácticamente destruidos por
deficiencias en su diseño, incrementadas por las dificultades que entonces presentaba el combustóleo mexicano.

En los años siguientes, el IIE siguió colaborando intensamente con la CFE en estudios de campo y experimenta-
ción en las áreas de combustión, aditivos, corrosión en zonas de alta temperatura, sopladores de hollín, precalen-
tadores de aire, evaluación de procesos de materiales, control químico de agua, instrumentación y control y, en
general, en todos los aspectos operativos de las calderas. También se trabajó en torno al análisis de flamas, sistemas
de almacenamiento y manejo de combustibles.

La metodología desarrollada por el IIE para el diseño de los sistemas de tierra, tanto para las subestaciones como
para las líneas de transmisión, se implementó en 1985 y comenzó a aplicarse tanto en grandes subestaciones
como en centrales termoeléctricas. Un caso interesante fue el de la termoeléctrica Petacalco. Personal de la CFE,
apoyado por especialistas del IIE, rediseñaron y optimizaron el sistema de tierras propuesto por un proveedor
extranjero, la cual requería 30 km de conductor para construir la red de tierras. La propuesta del IIE sólo requirió
de 5 kilómetros.

A raíz de la creación del Departamento de Análisis de Redes, el doctor Rolando Nieva empezó a trabajar en este
departamento junto con un grupo de especialistas en programación y modelado, coordinados por el maestro
Mauricio Mier Muth en proyectos para el Centro Nacional de Control de Energía de la CFE (CENACE). Uno
de los primeros contratos de este Departamento con dicha entidad consistió en el desarrollo de las funciones
avanzadas para su Sistema de Control en Tiempo Real (SICTRE), incluyendo funciones de pronóstico de carga,
despacho económico, coordinación automática de intercambios y coordinación hidrotérmica. Originalmente,
este proyecto lo iba a realizar bajo contrato una compañía extranjera, pero debido a las peculiaridades y comple-
jidad del Sistema Interconectado Nacional (SIN), se recurrió al IIE para su realización. Ya con anterioridad, el
CENACE había solicitado los servicios del Instituto para que le desarrollara las especificaciones del SICTRE que
pensaba adquirir en el extranjero, pues en esa época no existía este equipo en el país.

Izquierda: Banco de
atomización dotado de rayo
láser para el estudio de flujo
de velocidades, tamaño de
gotas y otras características
de los combustibles.
Derecha: Parte de la
infraestructura experimental
desarrollada en el IIE,
durante sus primeros años,
para estudiar y atender
problemas de erosión de
atomizadores y de fallas en
quemadores de centrales
termoeléctricas de la CFE.

96
El Centro Nacional de
Control de Energía de la
CFE (CENACE)
(cortesía de la CFE).

El proyecto del SICTRE, en su visión más amplia, tenía como objetivo dotar al CENACE y a los centros de
control de área que formaban parte de su estructura jerárquica, con el sistema más avanzado que existía en esos
años, para administrar y optimizar la operación del sistema eléctrico nacional. Los aspectos más complejos de este
proyecto fueron el desarrollo sistemático y profesional del software, y el tratamiento de complejidades propias de
las aplicaciones que se pretendían resolver, en particular, la coordinación hidrotérmica y la asignación de unida-
des. Esta fase del proyecto se terminó en 1985. Lo más satisfactorio fueron los elementos de innovación que se
incorporaron en estas funciones. Con el paso del tiempo dichos elementos se han fortalecido y han perdurado,
incorporándolos a nuevos desarrollos. Vale la pena apuntar que como fruto del proyecto, el CENACE fue dotado
con la más avanzada infraestructura disponible para los centros de control de área, ya que el proveedor fue Harris
Control, la experimentada y prestigiada empresa que equipó los centros de control que hicieron posible darle se-
guimiento a la misión espacial que llevó al hombre a la luna.

Al igual que lo sucedido con el proyecto del simulador de alcance total Termos I, el proyecto del SICTRE fue el
inicio de la evolución de otra de las líneas y fortalezas del IIE: el desarrollo de software para hacer más eficientes
las funciones del CENACE. Justamente a raíz de esta necesidad, al principio de este proyecto el IIE contrató la
asesoría de la empresa Systems Development Corporation, de Los Ángeles, California. El resultado fue la adopción
de una metodología para desarrollar este software, la cual se plasmó en la publicación del libro titulado: “Desarrollo

Izquierda: Cuarto de control


de las misiones espaciales
de la NASA. La misma
tecnología fue utilizada para
los centros de control del
SICTRE desarrollado por
el IIE para el CENACE, a
mediados de los ochenta.
Derecha: Portada del
libro: “Desarrollo y
administración de programas
de computadora (software)”,
escrito por investigadores
del IIE y publicado por la
editorial CECSA.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 97


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

y administración de programas de computación (software)”, publicado en 1985 por CECSA, en coedición con el
Instituto. Los autores de este texto, que después serviría como referencia para aplicar la metodología que se había
adoptado, fueron Víctor Gerez Greiser, Mauricio Mier Muth, Rolando Nieva Gómez y Guillermo Rodríguez
Ortiz. En 1985 fueron transferidos al CENACE los programas de aplicación avanzada elaborados por el IIE: pro-
nóstico de carga y coordinación hidrotérmica a corto plazo, despacho económico restringido, cálculo automático
de intercambios y tabulación de intercambios, .

Otra de las líneas de trabajo institucional desarrollada a partir del proyecto SICTRE fue el de las comunicaciones
vía satélite, debido al interés de la CFE por aplicar esta modalidad como una opción viable para enlazar los centros
de generación y las principales subestaciones eléctricas del país, estructurando una red de telecomunicaciones que
formaría parte del SICTRE-CENACE.

Como resultado de su incursión tecnológica en el campo de las telecomunicaciones vía satélite, hacia finales de
1985 el IIE ya contaba con personal capacitado para el diseño, la especificación y la evaluación de redes de este
tipo, así como para realizar el diseño y la construcción de subsistemas de estaciones terrenas. Asimismo y en rela-
ción con este tema, el Departamento de Comunicaciones estaba equipado con la infraestructura de un laboratorio
para realizar experimentos y mediciones automatizadas en campo.

A propósito de este auge por las comunicaciones satelitales, fue en 1985 cuando el gobierno mexicano concretó
sus esfuerzos para contar con un sistema satelital propio. En ese año, los dos satélites de este sistema, el Morelos I y
el Morelos II, fueron puestos en órbita geoestacionaria. Este tema había generado varias expectativas y una de ellas
era la posibilidad de contar con el primer astronauta mexicano, aprovechando el lanzamiento del satélite Morelos
II. Precisamente en el Boletín IIE de marzo/abril de 1985, se informó que el doctor Francisco Javier Mendieta
Jiménez, investigador del Departamento de Comunicaciones de la División de Sistemas de Potencia, estaba en-
tre la lista de los diez aspirantes mexicanos para viajar al espacio. Sin embargo, en la selección final, el ingeniero
Mendieta quedó en tercer lugar, es decir, como segundo suplente. El privilegio de ser el primer astronauta mexica-
no le correspondió al doctor Rodolfo Neri Vela, profesor investigador de la UNAM, quien con anterioridad había
sido investigador del Instituto de 1980 a 1983. El doctor Francisco Javier Mendieta trabajó en el IIE de 1983 a
1989, en los campos de las fibras ópticas aplicadas a las comunicaciones y a la instrumentación en el sector eléctri-
co, importantes campos tecnológicos integrados actualmente en las redes eléctricas inteligentes. Años más tarde,
ambas personas contenderían nuevamente por un cargo espacial: ser el primer director de la Agencia Espacial
Mexicana (AEM), obteniendo el cargo el doctor Francisco Javier Mendieta Jiménez.

A mediados de los ochenta, el país estaba en un proceso de transformación que incluía a todos los sectores de la so-
ciedad. El estado benefactor empezaba a ser cosa del pasado; la globalización iniciada en Inglaterra ya estaba tras-
tocando las economías de muchos países, entre ellos la de México. La administración presidencial del licenciado
Miguel de la Madrid daba cauce al nuevo paradigma económico neoliberal y el adelgazamiento de la infraestruc-
tura burocrática fue únicamente el inicio. En el transcurso de su gobierno varios sectores económicos fueron afec-
tados por el empuje del nuevo paradigma económico y el sector eléctrico, por supuesto, también resultó afectado.

En el caso específico del IIE, los esfuerzos encaminados a fortalecer el desarrollo de bienes de capital, la sustitución
de importaciones y los desarrollos tecnológicos ya no fueron la directriz que se había intensificado durante los dos

Izquierda: Estación
terrena móvil del IIE para
comunicación satelital.
Derecha: Rodolfo Neri Vela,
y Francisco Javier Mendieta
Jiménez, 9 de febrero de
2012 (fotografía de google
imágenes).

98
Central Nucleoeléctrica
Laguna Verde, en el Estado
de Veracruz.

gobiernos anteriores: el Echeverrista y el Lópezportillista. Al respecto, el doctor Edgar Robles Pimentel, investiga-
dor pionero en el IIE y quien hacia 1985 ya acumulaba casi una década de experiencia en el desarrollo de equipo
electromecánico a base de sustitución de importaciones, resumió muy bien el cambio de rumbo de la siguiente
manera: “A mediados de la década de los ochenta se dio un cambio importante: se iniciaba en el país la apertura
comercial que ahora vivimos plenamente. En este esquema, la industria pudo importar insumos de alta calidad
y se abandonó la sustitución de importaciones. Algunos fabricantes incluso se transformaron en importadores
de equipo eléctrico”. Efectivamente, a partir de 1983, el gobierno puso en práctica políticas de ajuste económico
estructural, que condujeron a la economía mexicana a un nuevo modelo de industrialización que se caracterizó
por la forma en que la economía mexicana se insertó en los mercados internacionales, ya sea mediante la apertura
comercial, el repliegue productivo del Estado, el fortalecimiento de las fuerzas del mercado, la liberación de los
flujos de la tecnología, o mediante la reestructuración de las relaciones laborales. No obstante lo anterior, cabe
apuntar que durante 1985, el Instituto apoyó a Sidermex en la producción de un nuevo tipo de acero, formulado
en el propio IIE, para disminuir las importaciones realizadas para máquinas eléctricas.

Para tener un panorama claro de los efectos de esas políticas en la operación del Instituto, particularmente de las
aplicadas por el gobierno federal y la CFE, es necesario tener presente que su financiamiento se obtenía por tres
fuentes: aportaciones del gobierno federal, aportaciones de la CFE, e ingresos propios. Sus recursos totales bajaron
notablemente en 1983. Las aportaciones del gobierno federal cayeron ese mismo año. Esto muestra claramente
el impacto de la política de restricción presupuestal que se dio al inicio del sexenio de Miguel de la Madrid. Los
ingresos por venta de proyectos mostraron, a mediados de 1983, una tendencia a la baja, debido a que la crisis
financiera nacional creó nuevas prioridades al sector eléctrico, haciendo necesaria la realización de ajustes en la
orientación y la composición de la cartera de proyectos del IIE, particularmente en los que requerían un tiempo
de maduración para su venta. Sin embargo, ya avanzado 1983, los recursos totales del Instituto empezaron a crecer
nuevamente, no obstante que las aportaciones del gobierno federal mostraban una tendencia decreciente y que las
aportaciones de la CFE se mantuvieron prácticamente estables. Este crecimiento obedeció al aumento de ingresos
propios por venta de proyectos, lo cual fue notable en 1986. Es así que el IIE respondió a la crisis económica de
esos años fortaleciendo sus ingresos por venta de proyectos y reduciendo su dependencia de fuentes financieras por
aportaciones y subsidios (véase Anexo III B).

Asimismo, durante los primeros años del gobierno del licenciado Miguel de la Madrid, acorde con las restricciones
presupuestales y las disposiciones de austeridad, la tendencia en el rubro de inversiones mostró un decrecimiento
acelerado, hasta que en 1984 se observó un crecimiento importante, lo cual estabilizó esta variable (véase Anexo II).

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 99


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

La contratación de los recursos humanos que requirió el IIE en diferentes etapas de su desarrollo debió justificarse
como una necesidad para atender sus diferentes proyectos. En lo que se refiere a la evolución de la plantilla de
investigadores y becarios externos, se observó una estrecha correlación con los ingresos por venta de proyectos, es
decir, las necesidades de personal dependían del número de proyectos contratados (véanse Anexos III y IV).

La información que acabamos de referir sobre el comportamiento financiero del IIE, durante el avance de la
administración presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado, tiene amplia coincidencia con el desarrollo de los
proyectos que hemos ido mencionando. Los ingresos propios por la venta de proyectos aumentaron de forma
considerable, particularmente con el del simulador para la nucleoeléctrica de Laguna Verde.

Este proyecto de largo aliento, implicó para su realización integrar un gran equipo de especialistas, que en ciertas
etapas llegó a estar formado por 60 investigadores, los cuales provenían de varias aéreas del Instituto. Además de
los grupos ya señalados falta mencionar al grupo mecánico liderado por Alejandro Lozano, el cual se encargó de
desarrollar los modelos de vibraciones, aceite de lubricación de la turbina y sistema de movimiento de barras.
También hay que tener presente a los grupos de software y hardware, así como al equipo responsable del desarrollo
de los modelos eléctricos, dirigido por el doctor Rafael López López, quien además en 1986 fungía como el coor-
dinador del proyecto. Ese despliegue de la capacidad del IIE permitió que hacia finales de ese año se tuviera un
considerable avance del proyecto, de hecho cercano al 90%.

Sin duda este avance fue muy satisfactorio, pero eso generó expectativas que derivaron en cierta problemática. La
CFE cambió el alcance original del simulador, solicitando mayor número de tableros de control: reactor, recircu-
lación, sistemas de emergencia, agua de alimentación, condensado, turbina y parte eléctrica. Con esta solicitud
el proyecto creció, ya que con los tableros adicionales se dobló el número de modelos y se duplicó el número de
señales a gestionar en el sistema ejecutivo de entradas y salidas.

Otra circunstancia que afectó la continuidad y el ritmo de avance del proyecto, es que en ese año las autoridades
del IIE y de la SEMIP, Secretaría de Energía Minas e Industria Paraestatal, con base en sus objetivos comunes de
apoyar el desarrollo de la industria nacional, tomaron la decisión de crear la empresa Sidetec Electrónica S.A de
C.V., para comercializar los desarrollos de simuladores. Esto tuvo un fuerte impacto en la continuidad del proyec-
to del simulador para la central nucleoeléctrica de Laguna Verde, ya que varios de sus investigadores, expertos en
software, modelado de procesos y hardware, dejaron el Instituto y se integraron a esta empresa, entre ellos Horacio
Martínez G. y Elia Méndez L., el primero para dirigir esta empresa. Con esto se generó un bache tecnológico muy
fuerte, porque varios de los trabajos del simulador quedaron truncos.

Simulador para la Central


Nucleoeléctrica Laguna
Verde, en etapa muy
avanzada de su desarrollo.

100
Dorotea Barnes, Guillermo
Fernández de la Garza,
Héctor Mayagoitia, Daniel
Reséndiz y Francisco
Plata. Reunión de trabajo
entre autoridades del
CONACYT y del IIE.

Con la creación de la empresa Sidetec, también cambió el curso del proyecto del simulador para el adiestramiento
de controladores de tráfico del Metro de la Ciudad de México, ya que esta empresa, gracias al apoyo y transferencia
tecnológica del IIE, continuó este proyecto originalmente iniciado en el Instituto. Es importante hacer notar que
también varios investigadores que trabajaban en el simulador del Metro dejaron el Instituto para incorporase a
Sidetec.

A la par que Sidetec, en el mismo contexto institucional de apoyo al desarrollo de la industria nacional, en 1986
se creó la empresa Sintec Electrónica, S.A. de C.V., con el soporte tecnológico del IIE y con el propósito de in-
troducir al mercado nacional la línea SAC, en forma comercial. Esta empresa y sus similares SIMEX y Sidetec,
utilizaron la línea SAC en numerosos proyectos, entre ellos SADRE para las termoeléctricas de la CFE, registrador
cronológico de eventos y sistemas de control distribuido en instalaciones eléctricas y petroleras. Sintec se ocupó de
la producción de las tarjetas, Sidetec del desarrollo del software y SIMEX integró el sistema completo de control
en su forma final.

En contraste con esa baja en su plantilla de investigadores, originada por la creación de las empresas referidas, par-
ticularmente de especialistas en modelado de sistemas, desarrolladores de software y de diseñadores de prototipos
de sistemas de instrumentación y control, la plantilla de becarios externos del IIE alcanzó un máximo en 1986
(véase Anexo V).

Sin duda, con el propósito de estimular el trabajo de sus investigadores, evaluar su desempeño, fomentar su for-
mación, apoyar su desarrollo profesional y prolongar su permanencia en el IIE, en 1986 se modificó su sistema de
evaluación de investigadores, que para entonces ya tenía siete años operando. En el mismo contexto y en el mismo
año, el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) fue reformado para incluir la comisión de ingeniería y tecnolo-
gía. Como se ha comentado, en un principio el SNI no consideraba como candidatos para ingresar al sistema a
quienes se desempeñaban en la investigación tecnológica, pero gracias a la perseverancia del IIE y de otros institu-
tos similares, con autoridades de la SEP y del mismo SNI para corregir ese error, se logró que los investigadores del
Instituto fueran considerados candidatos. Esto tuvo un fuerte impacto en la mejora salarial de los investigadores
que en los meses y años siguientes lograron ingresar al SNI.

Por fortuna, meses después de los eventos descritos sobre la ampliación del proyecto del simulador para la CNLV
y de la creación de empresas de base tecnológica del IIE, varios de los investigadores que estaban haciendo estudios
de posgrado los concluyeron y se reincorporaron al proyecto. Tal es el caso de José Arturo Pérez Galindo, Edgardo
Roldán Villasana, Miguel Rossano y Ramón Rosas. Entonces el proyecto retomó su buen ritmo.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 101


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: Gilberto Vidrio


López.
Derecha: Pablo
Ibargüengoytia González.

El párrafo anterior da la pauta para señalar que la formación de personal de excelencia siempre preocupó y ocupó
al Instituto. La dinámica en este asunto le generó un círculo virtuoso, gracias a la formación de su capital huma-
no, lo que lo llevó a cimentar su prestigio y con ello impulsar diversas iniciativas para la formación de ingenieros,
investigadores y catedráticos de instituciones de educación superior, nacionales y extranjeras. En el plano nacio-
nal, los numerosos convenios con universidades y tecnológicos regionales para estancias técnicas de su personal
son un ejemplo de ello. Pero más allá de esos convenios, el potencial tecnológico del IIE, aunado a su relación
académica con el Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Cuernavaca y con la Universidad Autónoma del
Estado de Morelos (UAEM) fueron clave en la formación del Centro Nacional de Investigación y Desarrollo
Tecnológico (CENIDET), el cual fue creado en enero de 1987, en el marco de una alianza estratégica con el
Instituto, a fin de ser un centro de excelencia del Sistema Nacional de Institutos Tecnológicos para aprovechar el
potencial tecnológico, material y humano del IIE. Las actividades académicas del CENIDET comenzaron con
el programa de Maestría en Ciencias en Ingeniería Electrónica, cuya creación e implementación fue promovida
por el Instituto.

Esta iniciativa estaba respaldada por su conocimiento corporativo, acumulado y patentizado por sus numerosos
desarrollos con aplicaciones de electrónica. Tal es el caso de los proyectos respaldados con la línea SAC para mo-
dernizar los sistemas de control de termoeléctricas. Dos de ellos fueron el sistema para el control de quemadores
de la central termoeléctrica Valle de México y el sistema de control distribuido para la central de ciclo combinado
Dos Bocas, en Veracruz.

El primero de estos proyectos, enfocado a automatizar la operación de los quemadores y proteger la calde-
ra, concluyó en 1987 y fue liderado por el ingeniero Walter Rangel Urrea, investigador del Departamento de
Instrumentación y por el ingeniero Gilberto Vidrio López, del Departamento de Electrónica. También partici-
paron, entre otros, los siguientes investigadores: Pablo Ibargüengoytia González, Enrique Sucar Succar, Dalila
Jiménez Hernández y Víctor Re López.

Respecto al segundo de estos proyectos, el desarrollo de un sistema de control distribuido para la central de ciclo
combinado de Dos Bocas, en ese tiempo y como parte de las actividades en torno a este desarrollo, Miguel Ángel
Delgadillo, del Departamento de Instrumentación y Control, estaba concentrado en descifrar el control de esa
central termoeléctrica, diseñado por un proveedor comercial de renombre. El objetivo era convertir y adaptar
dicho sistema de control al nuevo ambiente de la línea SAC IBUS II, desarrollo tecnológico del IIE utilizando
controladores programables, propósito que se logró y que después se probó fuera de línea en un medioambiente
simulado con modelos de proceso, en tiempo real, también desarrollado en su totalidad por el propio Miguel
Ángel Delgadillo, con el apoyo de otros investigadores, e incluso con becarios de tesis que después se incorporaron
a la plantilla de personal del Instituto, como es el caso de Aurora Hernández y Rosa María Martínez Flores. Al
igual que en otros de los proyectos del IIE, se contó con la valiosa participación de ingenieros de la CFE, quienes
contribuyeron con su experiencia para formular los programas del proyecto.
De izquierda a derecha:
También, como parte de esta serie de proyectos, y apoyándose en microprocesadores y en la línea SAC, se desa- Guadalupe Madrigal
rrollaron los sistemas de control de viscosidad del combustóleo de las cuatro unidades de la central termoeléctrica Espinosa, Rogelio Navarrete
de Salamanca, Guanajuato. (CFE), Marino Sánchez Parra
y Raúl Garduño Ramírez.

102
2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 103
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

La madurez del Departamento de Instrumentación y Control se logró con estos proyectos que acabamos de referir,
pero alcanza su clímax años después, con el desarrollo del primer sistema 100% digital y de alcance total para la
central de ciclo combinado de 160 MW Gómez Palacio, Durango. Al final del día, en estos relevantes proyectos de
desarrollo de sistemas de control distribuido participarían varios investigadores, entre ellos Rafael Chávez Trujillo,
Miguel Madinaveitia Villanueva, Marino Sánchez Parra, Raúl Garduño Ramírez, Guadalupe Madrigal Espinosa,
José Israel Chávez Estrada, Carlos Enrique Ramírez Valenzuela y Miguel Ángel Delgadillo Valencia.

En esta línea del tiempo, la empresa Sidetec terminó el simulador del Metro en julio de 1987, en sus instalaciones
de Cuernavaca, Morelos. Poco después, en agosto de 1987, este simulador fue instalado en su local definitivo,
situado en el edificio del Puesto Central de Control “Bernardo Quintana”, del Sistema de Transporte Colectivo
(STC) en la Ciudad de México. Justo en ese lugar fue inaugurado el 30 de septiembre de 1987, por el regente del
Distrito Federal, licenciado Ramón Aguirre, acompañado por los ingenieros Gerardo Ferrando Bravo, director del
Metro; Gilberto Borja, presidente del Grupo ICA, y Guillermo Fernández de la Garza, Director Ejecutivo del IIE,
así como por representantes de la empresa Sidetec.

La culminación del simulador del Metro de la Ciudad de México fue resultado de las relaciones negociadas entre el
IIE y la empresa Sidetec, pero no fue el único proyecto de esa época en el que trabajaron de forma conjunta ambas
organizaciones. Otro ejemplo de ese trabajo colaborativo fue el desarrollo del SIRAT (Sistema de Información
para Registro y Análisis de Transitorios). Su diseño se basó en los requerimientos de la CNLV y fue instalado en la
Unidad 1 de la misma, como una herramienta de apoyo durante las pruebas de arranque de dicha central, ya que
para garantizar el funcionamiento de las centrales nucleoeléctricas es necesario que antes de su operación comer-
cial, se lleven a cabo una serie de pruebas de arranque con el propósito de revisar y confirmar que la central opera
y responde ante transitorios y accidentes postulados, tal y como fue diseñada.

Con el propósito de garantizarle a la CFE que el SIRAT cumplía con las especificaciones y los requerimientos de la
CNLV, personal especializado de General Electric, comandado por Ira Popel, efectuó una serie de revisiones técni-
cas en 1988, para precisar el alcance funcional y revisar a detalle el diseño, la implantación y el procedimiento de
pruebas de aceptación. Los resultados fueron muy satisfactorios y posicionaron competitivamente al SIRAT como
un sistema con tecnología de frontera en el área de sistemas de adquisición de datos para pruebas de arranque de
centrales nucleares.

En los meses finales de ese mismo año, el desarrollo del modelo termohidráulico del reactor se volvió un asunto
crítico, ya que el responsable de este trabajo no lo había terminado. Ante esta situación, el doctor José Arturo Pérez

Sistema de Información
para el Registro y Análisis
de Transitorios (SIRAT).

104
Oscar Huerta, Enrique
González, Gustavo
Gutiérrez y Víctor H.
Zárate, parte importante del
equipo de desarrolladores
de la estación maestra
MAC 5000, 1990.

Galindo, coordinador de modelos, asumió la responsabilidad y el reto de realizarlo, con apoyo de Edgardo Roldán
Villasana. El resultado fue un modelo termohidráulico de cuatro nodos funcional, que con su implementación
demostró su eficacia. Esto permitió cumplir con la agenda de compromisos, de manera que en diciembre de 1988,
el simulador fue enviado para su instalación a la CNLV en Veracruz, pero todavía quedaron pendientes algunas
tareas, entre ellas las pruebas de aceptación.

El SIRAT entró en operación en 1989 y se desarrolló en el Departamento de Simulación de la División de Sistemas


de Potencia, en colaboración con personal de los Departamentos de Energía Nuclear y de Equipos Mecánicos, así
como con la participación de la compañía Sidetec, quienes desarrollaron e instalaron las unidades de adquisición
de datos. El proyecto fue dirigido por el doctor Alejandro Villavicencio y tuvo el apoyo de Miguel Ángel de Loera
en las pruebas del SIRAT, como experto en procesos nucleares, y de José María Suárez Jurado como coordinador
del desarrollo de software. También participaron Leonardo Romero Muñoz en la adquisición de datos, registros
históricos e integración de diversas funciones; Héctor Manuel Bernal Maldonado en la puesta en servicio del
SIRAT en las instalaciones de Laguna Verde; Rubén Cariño Garay en el desarrollo de la base de datos en tiempo
real, y Leonardo Milchorena, entre otros investigadores del IIE.

El SIRAT forma parte del Sistema Integral de Información del Proceso (SIIP), el cual empezó a desarrollarse en
octubre de 1990, en conjunto con la compañía General Electric, como un macrosistema para registrar, adquirir,
acondicionar y procesar en tiempo real, las miles de señales que se requieren para la evaluación continua de la
operación de la CNLV en condiciones normales y de emergencia.

Recapitulando, se puede afirmar que el Instituto de Investigaciones Eléctricas salió adelante en los primeros retos
de financiamiento que enfrentó como consecuencia del inicio del neoliberalismo económico en México, gracias al
incremento de sus ingresos por venta de proyectos. Estas ventas fueron posibles debido a que ya contaba con una
amplia capacidad de respuesta tecnológica para resolver una gran variedad de problemas que presentaba el sector
eléctrico en general, y en particular la CFE. Gracias a su competencia técnica y científica, hacia finales de 1990 ya
había concretado importantes productos tecnológicos, diseñados y realizados con el propósito de mejorar la ope-
ración de la CFE, así como de apoyar el progreso del sector eléctrico. Las eficiencias técnica y económica fueron
los principales ejes rectores que definieron los planes de trabajo del Instituto.

Para valorar en su real dimensión los desarrollos tecnológicos del IIE, hay que señalar que los mismos fueron, en
gran medida, respuestas innovadoras para atender diversas problemáticas del sector energético. Algunas de estas
innovaciones fueron radicales y otras incrementales, debido a que entre sus rasgos distintivos, el Instituto es una

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 105


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Sistema de Control
Supervisorio para la
Compañía de Luz y Fuerza
del Centro en la Ciudad de
Toluca, Estado de México.

entidad que ha sustentado su avance en la acumulación y asimilación de su propia experiencia, transformada en


conocimiento institucional.

Otro rasgo distintivo de algunos de los proyectos del IIE fue la asimilación de tecnología extranjera y su adap-
tación a las condiciones, requerimientos y circunstancias del país. Asimismo, hay que señalar que varios de los
productos tecnológicos a los que nos referiremos están apoyados en software y equipamiento desarrollados por el
propio Instituto. Es muy significativo apuntar que alrededor del 60% de las actividades de investigación y desa-
rrollo tecnológico realizadas en el IIE durante 1988 se relacionaban directamente con el desarrollo de software, ya
sea como herramienta para estudiar fenómenos, procesos o sistemas, o bien como actividades enfocadas a su desa-
rrollo como producto tecnológico. Tal es el caso de varios de los proyectos y desarrollos tecnológicos del Instituto
que ya hemos referido, por ejemplo: las unidades terminales remotas TRIIE; el simulador Termos I; el software
para el CENACE; el SICTRE; los SADRE; las línea SAC y MAC; el software para el modelado y la ejecución de
los procesos del simulador para la CNLV; el SIRAT; el modelado y diseño estructural, y el desarrollo de modelos y
sistemas para el análisis de transitorios en las redes eléctricas, entre otros. Esta fortaleza institucional en el desarro-
llo de software y sus aplicaciones tecnológicas es una constante en el quehacer del IIE. De hecho, se puede afirmar
que a lo largo de su historia, el Instituto siempre ha mostrado su capacidad para integrar y conjuntar sus propios
recursos tecnológicos en el desarrollo y ejecución de algunos proyectos de gran alcance.

Aunado a ese arsenal tecnológico en software, el Instituto incorporó a su capacidad una sólida infraestructura ex-
perimental y humana, con la que pudo realizar el diagnóstico de combustión en 19 generadores de vapor, de diez
de las principales termoeléctricas de la CFE. Este diagnóstico se efectuó con base en una metodología desarrollada
ex profeso por el IIE, misma que fue mejorándose conforme avanzaba el proyecto. Los resultados obtenidos eviden-
ciaron que la metodología para el diagnóstico de combustión era una herramienta válida y útil que mostraba con
claridad, la influencia individual de las principales variables que afectan el comportamiento de la combustión. Así
se pudieron definir los valores óptimos para que cada combustóleo generara la máxima calidad de la combustión.
Lo anterior llevó al aumento de la eficiencia en la mayoría de los generadores de vapor y a la reducción de las
emisiones de compuestos contaminantes como el trióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno. Asimismo dismi- Prototipo del restaurador
nuyó la formación de compuestos corrosivos. La conjunción de todo esto marcó el inicio de los diagnósticos de diseñado y desarrollado
combustión que desde esos años llevó a cabo la CFE, para mejorar la combustión en las centrales termoeléctricas. en el IIE, el cual fue
Finalmente es importante hacer notar que acorde a los objetivos del Instituto, esta tecnología para puesta a punto transferido a la empresa
del sistema de combustión de generadores de vapor se transfirió a la CFE en 1988. Prolec, S.A de C.V. en
1990. En la fotografía
Roberto Liñán García.

106
2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 107
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Janusz Kubiak Szyszka,


jefe del Departamento
de Equipos Mecánicos,
impartiendo una charla sobre
turbomaquinaria, 1990.

Durante la segunda mitad de los ochenta, en el Departamento de Transmisión y Distribución se continuaron y


se perfeccionaron dos importantes desarrollos: la estación maestra MAC 5000 y el Sipladis. A partir de 1988, el
ingeniero Gustavo Gutiérrez Arriola se hizo cargo del proyecto de la estación maestra MAC 5000, hasta que este
equipo para control supervisorio fue entregado al ingeniero Palomares en la Subárea Morelia de la CFE en 1990.
Años después, el Instituto desarrollaría un sistema gemelo para el sistema supervisorio de la Compañía de Luz y
Fuerza del Centro en la Ciudad de Toluca, Estado de México. Asimismo, este Departamento, con el apoyo del
Departamento de Sistemas de Información, terminó el desarrollo del sistema computarizado para la planeación
de la distribución para subestaciones y alimentadores primarios (Sipladis-Seapri). En septiembre de 1989, el IIE
hizo la transferencia tecnológica de este sistema a la CFE. Para noviembre de ese mismo año, el Sipladis-Seapri ya
estaba instalado en las Divisiones Golfo Norte, Norte y Noroeste de la Gerencia de Distribución de la entonces pa-
raestatal. En el desarrollo y ejecución de este proyecto participaron, entre otros investigadores, el doctor Alejandro
Afuso Higa, Manuel Ruiz Casillas, el maestro en ingeniería José G. Loza Rodríguez, el ingeniero Luis Eleazar
Matías Pérez y la doctora María de Lourdes Gallegos Grajales. Además, por parte de la CFE se contó con el apoyo
de algunos ingenieros, tal es el caso de Gustavo Lozano Portillo y José Luis Apodaca, gerente de la División Golfo
Norte y subgerente de Distribución, respectivamente.

El Sipladis mantuvo vigente el interés internacional que despertó desde sus primeras versiones. A principios de
1989, un grupo de ingenieros de la Compañía de Alumbrado Eléctrico de San Salvador y meses después otros
ingenieros del Instituto Costarricense de Electricidad y de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz, ambas de Costa
Rica, realizaron en el IIE una estancia técnica para conocer el Sipladis.

Conforme a los resultados de un estudio de prefactibilidad para la fabricación nacional de restauradores empleados
por la CFE, el Instituto concluyó en 1990 el desarrollo del prototipo de un restaurador hidráulico trifásico para
redes de distribución y hacia finales de ese año formalizó la transferencia tecnológica para que la empresa Prolec,
S.A. de C.V., iniciara la producción industrial de dicho prototipo.

A propósito de protecciones para redes eléctricas, antes de concluir los ochenta, de hecho desde 1989, continuan-
do con sus investigaciones relacionadas con la coordinación de protecciones, el IIE evaluó nuevas opciones de
protección. De esta forma, enfocando sus esfuerzos en la tecnología de apartarrayos de óxido de zinc y aisladores
de entrehierro con limitadores de corriente, aplicó sus desarrollos en el mejoramiento de las líneas eléctricas ope-
radas por la CFE y obtuvo, a mediados de los noventa, importantes y positivos resultados. Asimismo, con relación
a subestaciones, el área de transmisión y distribución del IIE orientó sus investigaciones al desarrollo de modelos
para analizar la propagación de sobretensiones por descargas atmosféricas en subestaciones encapsuladas, esto en

108
1991. De igual manera concentró sus esfuerzos en la definición de las condiciones básicas para la conexión a tierra
de la envolvente de la subestación.

Sobre el análisis de vibraciones y mantenimiento de equipo rotatorio y las soluciones del Instituto, a principios
de 1989, el doctor Vicente Guerrero Flores, entonces jefe del Departamento de Ingeniería Civil de la División
de Estudios de Ingeniería informó en su ponencia: “Seis años de investigación y desarrollo en el Instituto de
Investigaciones Eléctricas”, sobre algunos de los resultados del IIE en áreas afines a la ingeniería civil. En ese
contexto, aseveró que la elaboración de métodos y programas para el balanceo dinámico de equipos rotatorios,
así como el diseño de modelos para simular el comportamiento de grandes rotores, permitieron reducir en for-
ma significativa el tiempo normal para el balanceo de estos equipos. Puntualizó que estas técnicas se aplicaron
en turbogeneradores de las centrales de Valle de México, Tula y El Sauz. Además, comentó que las turbinas que
operaban a baja frecuencia o en vacío, afectaban de manera nociva la vida útil de los álabes, lo que podía llevar a
fallas catastróficas.

Continuando con el tema de los desarrollos del IIE para solucionar algunos problemas relacionados con aspectos
dinámicos y estáticos de equipos rotatorios, hay que señalar que en las soluciones del IIE a esta problemática
fue clave el hecho de utilizar técnicas de modelación y equipo de cómputo: hardware y software. El resulta-
do fue el SICAD (Sistema Computarizado para Análisis Dinámico) y el SIMPER (Sistema Informático para
el Mantenimiento Predictivo de Equipo Rotatorio), desarrollados por la Gerencia de Turbomaquinaria, ambos
importantes productos tecnológicos de amplia utilidad para el análisis del comportamiento y el diagnóstico de
fallas de equipo rotatorio. Estas herramientas se desarrollaron con el propósito de mantener o incrementar los ín-
dices de disponibilidad de los equipos, optimizar los procedimientos de operación y mantenimiento, y estimar el
consumo de vida útil. Como parte del proyecto del SIMPER se derivó el Sistema Portátil V1.0, desarrollado para
el monitoreo periódico de equipos rotatorios de la Central Termoeléctrica Manzanillo I. Entre los investigadores
que trabajaron en el desarrollo de estos dos últimos sistemas están Edmundo Ríos Miranda, José Manuel Franco
Nava y Juan José Rivera Grijalva.

Hacia finales de 1990, el ingeniero Janusz Kubiak Szyszka, entonces jefe del Departamento de Equipos Mecánicos,
comentó sobre los alcances y limitaciones del SIMPER y el SICAD lo siguiente: “La diferencia es que el primero
está en línea y tiene otros módulos como los de adquisición de presiones y temperaturas, aparte del monitoreo
de esfuerzos en rotores de turbinas y es útil para el control de arranque de las mismas, en tanto que el SICAD se
utiliza solo en acciones de diagnóstico, vibraciones y balanceo”.

Parte del equipo


de investigadores y
personal administrativo
de la Gerencia de
Turbomaquinaria.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 109


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Además de lo anterior, el ingeniero Kubiak, hablando sobre las perspectivas de investigación de estos sistemas,
adelantó los propósitos y planes de modernizarlos para aumentar su competitividad. Asimismo comentó, en esa
misma ocasión, sobre el desarrollo de los programas ALABE y TURBFLOW, avanzadas herramientas tecnológicas
para analizar, diseñar y modificar turbinas.

Gracias a esa capacidad del equipo de turbomaquinaria del IIE se pudieron atender, antes de culminar la década
de los ochenta, problemas muy particulares que confirmaron la utilidad y eficacia de la experiencia acumulada en
el monitoreo, diagnóstico y reparación de turbomaquinaria. Para esas fechas, además de los progresos en el desa-
rrollo de métodos, sistemas y técnicas para apoyar al sector eléctrico en el diagnóstico y mantenimiento predictivo
de equipo rotatorio, también había considerables avances en el desarrollo de tecnologías y procedimientos para
apoyar el análisis de fallas de turbomaquinaria, así como para la estimación de vida útil, rediseño y rehabilitación
de componentes para mejorar su eficiencia y confiabilidad. En esos años, los investigadores Jorge Aguirre Romano,
Janusz Kubiak Szyszka, Víctor Manuel Cristalinas Navarro y Zdzislaw Mazur Czerwiec estaban concentrados en
estas líneas de trabajo de la actual Gerencia de Turbomaquinaria.

Entre los trabajos realizados entonces están los siguientes: “Desarrollo de procedimientos e instructivos de re-
paración de álabes fijos y álabes móviles de turbinas”; “reparación del diafragma de una turbina de la Central
Termoeléctrica Mérida”, y “reparación de las toberas y el rotor de baja presión de la Central Termoeléctrica
Francisco Pérez Ríos”, en Tula de Allende, Hidalgo, no obstante la opinión adversa del fabricante de dichas toberas,
el cual aseveraba que la reparación de tales componentes no era posible. La importancia de estas reparaciones y
métodos reside en que son innovaciones tecnológicas sin precedentes en su tipo, logradas por la capacidad, esfuer-
zo y creatividad del equipo de investigadores de la Gerencia de Turbomaquinaria. Más tarde, estas innovaciones
definirían nuevos rumbos y generarían varias patentes para el IIE.

Previamente se mencionó que unos de los primeros trabajos encomendados al Instituto por la CFE fue la actuali-
zación del Manual de Diseño de Obras Civiles (MDOC). Este trabajo dio la pauta para que el IIE propusiera más
tarde, dos temas de primordial importancia para la ingeniería civil, dadas las características sísmicas y climáticas
de nuestro país: ingeniería estructural contra sismo y contra viento.

A propósito de ingeniería estructural, el Instituto fue pionero en el país en estudios sobre la factibilidad de la optima-
ción de torres de transmisión, los cuales iniciaron sus especialistas en ingeniería civil. Después de una etapa inicial de
acopio de información y de adquisición de programas de análisis estructural, el IIE asimiló el conocimiento suficiente
y desarrolló su propia capacidad para producir mapas de viento del país, el estudio sobre el comportamiento dinámi-
co de conductores en líneas de transmisión sometidas a vibraciones eólicas, el establecimiento de un modelo matemá-
tico para predecir el desplazamiento y las frecuencias de vibraciones de conductores sencillos en líneas de transmisión,
el diseño de torres con retenidas y el mejoramiento de torres autosoportadas, y la implantación de un programa de
cómputo para el análisis y diseño estructural de postes construidos a partir de concreto reforzado y acero.

Uno de los primeros resultados concretos de esta capacidad fue el análisis y diseño de una torre con retenidas y su
cimentación, de un conductor por fase de 230 kV. Este hecho fue en sí mismo un gran reto, ya que la metodología
de análisis y diseño de este tipo de estructuras eran desconocidos en el país. El prototipo de la torre diseñada se
fabricó y se probó en la empresa Aceros Ecatepec. La torre superó las pruebas exitosamente y se construyó para

Izquierda, de pie: Eduardo


Espejel Valdez, Iván Vilar
Rojas, Ernesto Neri Barrio;
sentados: Felipe de Jesús
Alanís y Alonso Alvarado
González.
Derecha: Pablo de Buen
Rodríguez (a la derecha),
revisando unos planos
estructurales de las torres de
transmisión.

110
Manual de Diseño de Obras
Civiles, actualizado por el
IIE.

la línea Gómez Palacio-Durango II. Posteriormente y con el propósito de ampliar este éxito, se tomó la decisión
de habilitar un laboratorio de modelos estructurales para el estudio experimental de estructuras a escala reducida.

En este laboratorio se diseñaron varios modelos tipo torre de transmisión. Estos estudios permitieron corroborar
los programas de análisis y los procedimientos de diseño de varios tipos de torres de transmisión que la Gerencia
había desarrollado.

Los efectos tan devastadores de los sismos de la década de los ochenta fueron una dura lección que mostró la
necesidad de abundar en las investigaciones para estudiar la interacción suelo-estructura y profundizar en este
conocimiento permitió revisar y mejorar, en forma más racional, el diseño y el comportamiento de las estructuras
de soporte del equipo y las máquinas utilizadas en la industria eléctrica. A partir de estas consideraciones se inició
el diseño de las chimeneas de la planta termoeléctrica de San Luis Potosí. Este proyecto también representó un
gran reto, pues las chimeneas que se planeaba construir en dicha planta eran de una altura mucho mayor a las que
se habían empleado con anterioridad para la construcción de chimeneas en el país, además de que iban a estar
ubicadas en zonas de alto riesgo sísmico. El proyecto terminó con éxito y posteriormente, la Gerencia de Proyectos
Termoeléctricos (GPT) de la CFE contrató al Instituto para el desarrollo de metodologías y programas de compu-
tadora para el análisis y diseño de dichas estructuras.

Hacia finales de 1990, los trabajos de programación especializada en el diseño de estructuras de líneas de transmi-
sión quedaron conjuntados en el código SIDETT (Sistema Integrado para el Diseño de Estructuras de Torres de
Transmisión), sistema tipo CAE (Computer-Aided Engineering). El SIDETT obtuvo su registro de patente el 18
de agosto de 1993 y en su invención participaron Vicente Alfredo Guerrero Flores, Ernesto Rodolfo Neri Barrio,
Alonso Alvarado González, Julio Sergio Santana Sepúlveda, Felipe de Jesús Alaniz Quezada, Jorge Iván Vilar
Rojas, Pablo Roberto de Buen Rodríguez y Eduardo Espejel Valdés.

También para esas fechas estaban en desarrollo los proyectos de actualización de dos capítulos del Manual de
Diseño de Obras Civiles: diseño por viento y diseño por sismo. En el caso del de diseño por viento, por primera
vez se presentaron los mapas de isotacas desarrollados con metodología propia del IIE desde los años ochen-
ta por los doctores Jorge Enrique Aguirre Romano y Jorge Sánchez Sesma. Para la versión de 1993, el doctor
Alberto López López y los maestros Jorge Iván Vilar Rojas, Celso Joaquín Muñoz Black y Armandina Edna Alanís
Velázquez actualizaron dichas metodologías, mejorando el efecto de huracanes en las costas, así como la estima-
ción del peligro eólico en México.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 111


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Daniel Sánchez, Celso


Gutiérrez Martínez, Joaquín
Rodríguez Rodríguez, Javier
Meneses Ruiz, Martín
Santos Domínguez y José
Tomás Ramírez Niño, 1989.

En cuanto al de diseño por sismo, los doctores Javier Avilés López y Venancio Trueba López, junto con el doctor
Mario Gustavo Ordaz Schroeder del Instituto de Ingeniería de la UNAM, desarrollaron la regionalización sísmica
con base en nuevos criterios de diseño óptimo. Ambas obras se convirtieron en obras técnicas reconocidas en el
ámbito nacional e internacional.

Asimismo, el doctor Vicente Alfredo Guerrero Flores, jefe del Departamento de Ingeniería Civil, comentaba que en
su Departamento recién se había abierto el área de sistemas, con el objeto de darle cabida al desarrollo de aplicaciones
basadas en sistemas expertos. Un resultado importante de ello fueron los sistemas expertos “SE-Viento” y “SE-Sismo”,
desarrollados por la Gerencia de Ingeniería Civil, que se integraron a los capítulos de diseño por viento y de diseño por
sismo respectivamente, los cuales fueron de mucho agrado para la gran cantidad de usuarios de estos documentos, debi-
do a que les facilitó en gran medida los cálculos implicados en la aplicación de las recomendaciones de dicho capítulos.

La relación entre el IIE y el LAPEM de la CFE, prácticamente inició desde que se creó el Instituto, y desde enton-
ces ambas entidades han estado vinculadas por sus esfuerzos compartidos en torno a la innovación y el desarrollo
tecnológico del sector eléctrico. Se puede decir que el LAPEM ha tenido una función muy importante en el pro-
ceso de innovación tecnológica del sector eléctrico, en gran medida por la cobertura de sus servicios, ya que ésta
ha sido una valiosa fuente de información sobre los problemas y necesidades de investigación aplicada y desarrollo
tecnológico de la industria eléctrica. El Instituto ha jugado un papel muy importante al apoyar al LAPEM, aten-
diendo su problemática con soluciones tecnológicas innovadoras. Aparte de lo que ya se ha mencionado sobre el
apoyo del IIE en el diseño conceptual del LAPEM en Irapuato y las transferencias de tecnología para la caracteri-
zación de combustóleos mexicanos, entre otros ejemplos, vale la pena resaltar el importante proyecto denominado
AUTOLAPEM, iniciado durante este recuento histórico que nos ocupa.

Este proyecto surgió de una reunión de trabajo entre el personal del CESI, del LAPEM y del Instituto. En esta
reunión se esbozó por primera vez un sistema computarizado para control, programación y adquisición de da-
tos para el Laboratorio de Alta Potencia-Media Tensión. A raíz de los resultados de esta reunión se conjuntó un
equipo de trabajo para desarrollar el proyecto: “Automatización del control y la medición del Laboratorio de Alta
Potencia-Media Tensión de la CFE, AUTOLAPEM”, el cual concluyó en agosto de 1989. En la validación del
mismo participaron, por parte del LAPEM, los ingenieros Hipólito Franco Ibarra y Humberto Sánchez Elenes,
y por parte del IIE los ingenieros Jaime Carrillo Corona, Joaquín Ruiz Neblina y Rogelio Covarrubias Ramos.

Sobre el AUTOLAPEM se pueden resaltar varios aspectos, entre ellos: el grado de utilización de la capacidad
tecnológica del Instituto, humana y material; el diseño conceptual de ingeniería aplicada, y la originalidad del

112
sistema logrado. Sobre lo primero hay que puntualizar que su desarrollo fue posible gracias a la participación
conjunta de varios Departamentos: Equipos Eléctricos, Sistemas de Información, Comunicaciones y Electrónica.
Respecto a su diseño, éste es un sistema modular que se integró con equipos comerciales, así como con tecnología
propia: terminales remotas TRIIE V5, el controlador programable de secuencias (CPS), y cadenas y dispositivos
electroópticos. Su originalidad reside en que es el primero en su tipo en el mundo, por la facilidad con la que
se pueden preparar, ejecutar y analizar pruebas de equipos eléctricos. El sistema de transmisión electroóptica
para control y medición del AUTOLAPEM se realizó con la participación de los maestros en ciencias Joaquín
Rodríguez Rodríguez, Celso Gutiérrez Martínez, José Tomás Ramírez Niño y Javier Meneses Ruiz, así como del
físico Martín Santos Domínguez.

El AUTOLAPEM se diseñó para apoyar las pruebas de aceptación, prototipo o de investigación en interruptores,
cuchillas, trampas de onda, tableros blindados, transformadores, entre otros equipos. En su operación se consideró
de manera primordial la seguridad del equipo y del personal, y es un buen ejemplo de la capacidad tecnológica que
el IIE logró hacia finales de los ochenta y principios de los noventa. En su desarrollo se conjugaron varias líneas de
investigación que le permitieron evolucionar y que son parte importante de sus fortalezas: la ingeniería eléctrica, la
informática, la electrónica, las comunicaciones y la instrumentación. Haciendo un paréntesis, es oportuno apun-
tar un dato revelador sobre el capital intelectual de esta capacidad del Instituto, nos referimos a la rotación de su
personal: de 1985 a 1988, el índice de salidas de investigadores fue del 10.9%, siendo el 48% del total de salidas
en Departamentos cuya actividad principal se relacionaba con la computación, la electrónica, la instrumentación,
el control y las comunicaciones.

A lo largo de los ochenta se realizaron numerosos proyectos sobre investigaciones en torno al potencial de la ener-
gía solar, y en los albores de los noventa, los resultados de estos trabajos se habían concentrado en la formación
de recursos humanos especializados en las tecnologías helioeléctricas, fotovoltaicas y de estanques solares; en el
estudio de los avances en dichas tecnologías, y en el desarrollo de modelos matemáticos, programas de cómputo
y métodos para la evaluación, diseño, construcción y operación de sistemas solares aplicados a la generación eléc-
trica. Respecto a los estanques solares, el desarrollo de algunos de sus componentes, así como el diseño de instru-
mentación para realizar estudios experimentales, ya colocaban al Instituto en la frontera del avance tecnológico
de este tipo de sistemas. En una publicación del IIE de septiembre de 1988, el doctor Jorge Huacuz, entonces
coordinador del Área de Energía Solar del Departamento de Fuentes No Convencionales de Energía, se refirió
a los estanques solares como una de las tecnologías que en ese momento se trabajaba en el Instituto. Parte del
fruto de ese trabajo fue el desarrollo de un equipo Shadograph sumergible, diseñado como un instrumento para
estudiar aspectos relacionados con la operación y mantenimiento de una planta de estanque solar. Este equipo fue

Rosa María Barragán R.,


David Nieva G. y Víctor
Arellano G.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 113


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

probado en la Universidad de Texas en el Paso TX, con un apoyo financiero del CONACYT y de la US Agency for
International Development (USAID).

En esta misma dinámica de trabajo institucional sobre el aprovechamiento de la energía eólica, durante la gestión
del ingeniero Fernández de la Garza se pueden referir los siguientes proyectos: la caracterización de sitios con po-
tencial eólico, por ejemplo, La Ventosa, en Oaxaca, y Guerrero Negro, en Baja California; la elaboración del atlas
eólico preliminar de México; el diseño y la construcción de equipos electrónicos para la adquisición automática
de datos de viento y de parámetros meteorológicos; la instalación de redes anemométricas utilizando el equipo
construido en el IIE; el diseño, la construcción, la prueba y la transferencia de tecnología de aerogeneradores y
aerobombas, entre los que destacan el aerogenerador Fénix y la aerobomba ITIA, y la realización de estudios para
determinar tanto la viabilidad económica de la fabricación nacional de aerogeneradores, como sus efectos al inte-
grarlos en redes eléctricas. Estos resultados impulsarían más adelante, el desarrollo del aerogenerador la Avispa de
300 watts, eje horizontal, tres aspas de fibra de vidrio y control por timón de cola plegable (1990-1995) y de la
segunda versión del Fénix, con tres aspas de fibra de vidrio (1992-1995).

La geotermia es una de las disciplinas que pronto consolidaron el prestigio internacional al IIE, debido a su conoci-
miento, dominio y desarrollo de técnicas, metodologías, productos e innovaciones para el mejor aprovechamiento
del calor de la tierra. A mediados de los ochenta, el Departamento de Geotermia era dirigido por el doctor José David
Nieva Gómez, desde entonces ya contaba con los laboratorios de petrofísica y mecánica de rocas, rayos X, isotopía,
fluidos de perforación y cementos, así como los laboratorios de química y de aprovechamiento integral de recursos
geotérmicos. En esa época se instalaron los laboratorios de investigación en Mexicali (Cerro Prieto), en Guadalajara
(La Primavera) y en Michoacán (Los Azufres). Esa infraestructura, conjugada con el capital intelectual del IIE en
geotermia, permitió desarrollar en esos años, los modelos conceptuales de varios sistemas geotérmicos. Tal es el caso
del modelo del estado termodinámico inicial del fluido del yacimiento de Los Azufres, Michoacán. También en ese
tiempo, mediante estudios petrofísicos en núcleos de perforación, se efectuó la caracterización de las principales for-
maciones en los campos geotérmicos de Cerro Prieto, Los Azufres, Los Humeros y La Primavera. Posteriormente se
aplicaron sistemas expertos en la evaluación de yacimientos geotérmicos. Anappres, el primer sistema experto para
este propósito, dada su naturaleza práctica, fue trascendental para el Instituto y despertó gran interés en la comunidad
internacional, pues había mucha teoría sobre tales sistemas, pero las aplicaciones reales eran pocas.

En estos años se estrecharon los vínculos entre el IIE y el EPRI en el tema de geotermia, dando como uno de
sus resultados el inicio de la primera de una serie de conferencias sobre el tema. En esta misma dinámica el IIE
organizó y llevó a cabo en sus instalaciones de Palmira, en Cuernavaca en 1987, el “Simposio Internacional sobre
Desarrollo y Explotación de Recursos Geotérmicos”, con el financiamiento de la Comisión de Comunidades
Europeas y la representación de 18 países.

El prestigio del Instituto en este rubro le permitió concretar proyectos y convenios internacionales como la aseso-
ría en simulación de reservorios para el campo geotérmico de Ahuachapán, en El Salvador, llevada a cabo en 1987,
y el Memorándum de Entendimiento entre el IIE y el Centro de Estudios Geológicos del Gobierno de Estados
Unidos (USGS por sus siglas en inglés), firmado el 31 de marzo de 1989 por el embajador de Estados Unidos en
México, Charles J. Pilliod Jr., y el ingeniero Guillermo Fernández de la Garza.

Asistentes de diversos países


centroamericanos al curso
de geotermia: ”Ciencias
de la Tierra”, realizado en
instalaciones del IIE y de la
CFE, 1989.

114
Charles J. Pilliod Jr. y
Guillermo Fernández de la
Garza, 1989.

Más adelante, el Instituto ganó el concurso internacional convocado por la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica
del Río Lempa (CEL), para desarrollar análisis científicos y servicios de ingeniería de yacimientos para el campo
geotérmico de Chipilapa, también en El Salvador. El 18 de septiembre de 1989, el presidente del CEL, coronel
Sigifredo Ochoa Pérez, firmó con el IIE un contrato para iniciar en 1990 el desarrollo de modelos geológicos,
geofísicos y geotérmicos del área. Ese mismo año se contrataron varios proyectos relativos a la evaluación de yaci-
mientos geotérmicos. Entonces se trabajó con la Pacific Gas and Electric en el proyecto de evaluación de enfoques
conceptuales para acciones remediales de reservorios geotérmico de los Geysers en los Estados Unidos, desde la
perspectiva de la ingeniería de reservorios: “Assessment of conceptual approaches for remedial actions of The Geysers
(USA) geothermal reservoir from a reservoir engineering perspective”.

El liderazgo institucional en geotermia ya estaba bien cimentado hacia esos años, dentro y fuera del país, y un
buen ejemplo de esto es el curso centroamericano de geotermia que se realizó durante mes y medio, a principios de
1989, en el IIE. En este curso denominado “Ciencias de la Tierra”, patrocinado por el gobierno mexicano con fon-
dos del Banco de Integración Económica (BCIE), asistieron 24 especialistas de empresas eléctricas de El Salvador,
Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y de la CFE. Durante el curso se visitó la central geotermoeléctrica
Los Azufres, en Michoacán, México.

Los siguientes años serían propicios para seguir incrementando el prestigio y el reconocimiento internacional del
Instituto como centro líder en geotermia. Por supuesto que los resultados y su prestigio en el campo de la geoter-
mia se fueron cimentado en la experiencia y capacidad de sus investigadores, entre ellos, por año de ingreso al IIE:
Sergio Mercado González, Alfonso García Gutiérrez, Víctor Arellano Gómez, Sócrates Santoyo Gutiérrez, José
David Nieva Gómez, Rosa María Barragán Reyes, Eduardo Iglesias Rodríguez, Georgina Izquierdo Montalvo y
Surendra Pal Verma Jaiswal.

En 1989 se inició un estudio para la CNLV, que consistió en la revisión de la capacidad última del contenedor
primario de la Unidad 1 de la planta, ante el supuesto de nuevos accidentes postulados, el cual fue un requisito
planteado por el organismo internacional regulador de este tipo de centrales eléctricas. Este estudio estuvo a cargo
del doctor Alberto López López y formó parte del proyecto de análisis probabilista de seguridad, cuyo responsable
era el maestro Miguel Ángel de Loera, jefe del Departamento de Energía Nuclear, quien en los últimos meses
de 1990 trabajaba en conjunto con el Instituto de Investigaciones Nucleares (ININ) y la CFE, en el “programa
global a cinco años de administración de combustible dentro del reactor”, esto con el propósito de desarrollar
tecnología propia en la administración del combustible nuclear de la CNLV. El objetivo era obtener capacidad
para la optimación del quemado del combustible, la verificación de recargas, el diseño de recargas y el diseño del

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 115


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Izquierda: Miguel Ángel de


Loera de Haro.
Derecha: Francisco Vidal
Lorandi, Abel Hernández
Ochoa y Víctor Vidal
Lorandi, grupo de
oceanografía del IIE.

combustible. También para esas fechas, como resultado del análisis de la información recabada por el grupo de
estudios oceanográficos del IIE, conformado por los doctores Víctor y Francisco Vidal Lorandi y el maestro en
ciencias Abel Hernández Ochoa, se publicaron los dos primeros volúmenes de un total de siete que integraban el
Atlas Oceanográfico del Golfo de México.

Al igual que en otras áreas del Instituto, los sistemas expertos eran una herramienta de trabajo en el Departamento de
Energía Nuclear. En ese entonces, investigadores de este Departamento estaban desarrollando aplicaciones de dichos
sistemas, para apoyar funciones de operación y análisis en centrales nucleares. Precisamente, durante 1990 estaba en
curso el proyecto: “Coordinación de la especialidad de métodos avanzados para sistemas nucleares”, dirigido por Juan
Arellano Gómez.

En otra de las líneas de trabajo del IIE, el análisis de fallas en redes eléctricas, hacia finales de 1989 en el Departamento
de Transmisión y Distribución, dirigido por el doctor Raúl Velázquez Sánchez, de la División de Sistemas de Potencia,
conjuntaba sus conclusiones sobre los estudios analíticos y experimentales realizados para determinar la influencia de
las descargas atmosféricas cercanas a líneas de distribución mediante mediciones de voltajes inducidos, efectuadas en
instalaciones de campo, ubicadas en la zona Tapachula y en la zona Morelos, ambas de la CFE. Estas mediciones tu-
vieron el propósito de determinar la efectividad de los diversos métodos de protección de líneas aéreas de distribución
sin protección o bien, equipadas con dispositivos clásicos como el cable de guarda, el neutro corrido y el apartarrayo
autovalvular. De los resultados de este estudio se concluyó la no utilización de apartarrayos autovalvulares y además
fueron determinantes para elaborar una guía de protección contra voltajes inducidos, para la CFE. Adicionalmente se
introdujo la tecnología de apartarrayos combinados con espacio en aire y pastillas de óxido de zinc, la cual mostró su
eficacia cuando se probó en una línea de distribución de la zona Morelos de la CFE. Con esta tecnología disminuye-
ron las salidas de líneas de distribución con altos niveles de salidas y mejoró su confiabilidad ante las descargas atmos-
féricas. En este proyecto participaron los investigadores Francisco de la Rosa Costilla, Hugo Pérez Rebolledo, Carlos
Romualdo Torres, Fernando Brito Brito, Ricardo Valdivia Hernández, Juan Silva Zamudio, José Loza Rodríguez y
Alberto Martínez Guerrero. También, en cierta etapa del mismo, se contó con la colaboración del Instituto Noruego
de Investigaciones Eléctricas, de la Universidad de Upsala, y de la empresa ASEA de Suecia.

De igual forma en esos años, Francisco de la Rosa y Hugo Pérez iniciaron los primeros análisis de la calidad de la
energía eléctrica, ejecutando un proyecto para la industria acerera. Dicho estudio se realizó mediante un equipo de
medición instrumentado con una computadora, un convertidor analógico-digital y un software elaborado para el
cálculo del contenido armónico de las formas de onda medidas. Con los resultados se diseñaron los filtros adecuados
para la reducción de armónicos.

Aunado a estos gratificantes resultados del trabajo del Instituto concluyó la segunda parte del proyecto: “Problemas
de contaminación en las instalaciones eléctricas y su solución”, cuya primera parte ya se ha referido y en el cual
participaron investigadores de los Departamentos de Impacto Ambiental, Sistemas de Información y Materiales. La
información de campo, recopilada con ayuda de las 23 estaciones experimentales, diseñadas y construidas por el IIE
con apoyo de la CFE, fue procesada y evaluada por un grupo de expertos integrado por investigadores del Instituto,
por ingenieros de la CFE y por asesores externos. Los resultados del proyecto fueron la base para elaborar la “Guía y
procedimientos de diseño para aislamientos externos de líneas y subestaciones eléctricas expuestas en ambientes con-
taminados”. Los principales participantes fueron, de la CFE: Silvano Juan Pérez, Gilberto Enríquez Harper y Raúl

116
Rodríguez Islas; del IIE: Gaudencio Francisco Gabriel Ramos Niembro, Rodrigo Díaz Acosta, Porfirio Velázquez,
María Teresa Campillo Ruiz, José Rodríguez Sánchez, Carlos Lozano Sousa y Gerardo Montoya Tena; los asesores
externos fueron: Víctor Gerez Greiser, de la Universidad de Montana, Estados Unidos, y K. Naito y R. Matzuka, de
NGK Insulators, a través de la cooperación con la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA por sus
siglas en inglés).

En los párrafos anteriores se han referido importantes ejemplos de proyectos, productos e innovaciones tecnológicas
del Instituto durante sus primeros quince años de existencia. Por supuesto que no está incluido todo lo realizado du-
rante ese prolífico período. El espacio de este libro no sería suficiente para dar los pormenores de toda esa trayectoria
llena de logros y también de dificultades, pero sin duda plena de satisfacciones. Con esa convicción se puede afirmar
que el IIE pudo enfrentar con éxito los programas gubernamentales de austeridad, gracias a que sustentó gran parte
de su financiamiento con la venta de proyectos. El incremento de los ingresos propios fue un éxito con sabor agri-
dulce, porque por una parte se tuvo la satisfacción de poder seguir adelante con la venta de proyectos, pero por otra
sirvió de argumento al gobierno para dictar lineamientos más estrictos en cuanto a las fuentes de financiamiento, ya
que se le exigió incrementar sus porcentajes de ingresos propios por venta de proyectos (véase Anexo III A).

En ese contexto de retos institucionales y reconociendo la capacidad de sus investigadores, el Instituto siguió
promoviendo su desarrollo profesional y apoyando su ingreso al SNI, de manera que para septiembre de 1988,
de un total de 703 investigadores del IIE, 460 tenían potencial de formar parte de este Sistema, de acuerdo con
sus grados académicos y su experiencia. Para entonces, 249 investigadores del Instituto (el 54% de los candidatos
potenciales), ya gozaban de los beneficios de pertenecer a dicha entidad. Aunado a lo anterior, desde principios de
1988, las autoridades del IIE anunciaron los planes de apoyar a sus investigadores, reconociéndoles en términos
económicos la categoría de “candidato a investigador” señalada en el SNI. La propuesta aplicaba a investigadores
con maestría o doctorado que no sobrepasaran los 35 años. Sobre este tema es oportuno referirse al Anexo IV, para
apreciar el importante porcentaje de investigadores con posgrado, mantenido de manera constante en el Instituto.

También, como parte de los mecanismos para apoyar a sus investigadores mediante su formación gerencial, du-
rante cinco días de junio de 1989 se realizó en Palmira el “seminario de mercadotecnia de servicios tecnológicos
y presentación de propuestas”, cuyo objetivo fue el de desarrollar habilidades y actitudes que permitieran a los
investigadores una participación más efectiva en el proceso de negociación de propuestas. Dada su importancia
institucional, a este seminario asistieron el Director Ejecutivo, los Jefes de Departamento, los coordinadores de
especialidad y varios Jefes de Proyecto. Este evento curricular fue importante, no sólo por quienes asistieron, sino
porque mostró parte de las iniciativas para tener mayor capacidad de negociación de proyectos y justamente el

El doctor Francisco de
la Rosa, investigador
del Departamento de
Transmisión y Distribución
del IIE, trabajando en la
instrumentación para el
registro de sobretensiones
de origen atmosférico en
la línea experimental de
Yecapixtla, Morelos, 1988.

117
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Presídium de la ceremonia
de firma del fideicomiso
para la creación del Parque
Tecnológico Morelos,
presidida por Antonio
Riva Palacio, gobernador
de Morelos, acompañado
por Jorge Carpizo, rector
de la UNAM; José Gerst
Valenzuela, director del
CONACYT; Ernesto Marcos,
director de NAFINSA;
Manuel Diego Castillo,
presidente de la ADIEM, y
Guillermo Fernández de la
Garza, Director Ejecutivo del
IIE, entre otras autoridades,
Cuernavaca, Morelos, 9 de
agosto de 1988.

discurso de las autoridades al interior del IIE era el de alinear los esfuerzos institucionales hacia el incremento de
ingresos propios por venta de proyectos.

Otras iniciativas importantes de entonces para darle mayor empuje a los proyectos institucionales utilizando otras
opciones a la tradicional de venta directa a los clientes, fueron la creación del Parque Tecnológico Morelos y la
Incubadora de Empresas de Morelos, ambas promovidas hacia finales de los ochenta por el gobierno del Estado, el
IIE, la UNAM, la Asociación de Industriales y Empresarios de Morelos, y Nafinsa. Más allá del apoyo de estas insti-
tuciones y organismos a estas alternativas tecnológicas, se puede afirmar que el gobierno federal estaba atento a este
tipo de proyectos, de hecho, la participación del Instituto en la integración de este parque tecnológico se describe en
el informe de labores SEMIP: 1988-1989, dependencia gubernamental que entonces presidía el ingeniero Fernando
Hiriart Balderrama, apoyado entre otros por el ingeniero Alfredo Elías Ayub, Subsecretario de Minas e Industria
Básica. Ambos conocían bien la capacidad tecnológica del IIE, continuamente apoyaron su desarrollo y reconocieron
sus aportaciones al país. De hecho, en dicho informe se mencionan algunos de los apoyos tecnológicos brindados
por el Instituto al sector industrial y también se reconoce su desempeño en los programas de sustitución de impor-
taciones, señalando su participación en la fabricación de equipos y componentes utilizados en el subsector eléctrico.

El doctor Pier A. Abetti, director del Centro de Empresas de Alta Tecnología del Rensselaer Polytechnic Institute
en Troy, Nueva York, en una conferencia que impartió el 23 de agosto de 1989 en el auditorio del Instituto en
Palmira, Cuernavaca, enfocada en la creación de empresas de tecnología avanzada, expresó lo siguiente: “El IIE
apoya la creación de este tipo de empresas, dado que sus objetivos deben satisfacer el mecanismo de la transferencia
de sus desarrollos tecnológicos a empresas nacionales para industrializarlos, comercializarlos o aplicarlos en otros
sectores. De esta manera, el Instituto podrá seguir desarrollando proyectos para satisfacer las necesidades del sec-
tor eléctrico nacional”. Estas palabras refieren bien las razones del IIE para involucrarse en acciones como las que
llevaron a la creación del Centro de Empresas de Innovación Tecnológica (CEmIT), mismo que fue inaugurado
en la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC), el 29 de octubre de 1990.

Con ese afán de ser más eficientes para aprovechar de la mejor manera posible los recursos humanos y materiales
del Instituto, y después de un proceso de análisis que se prolongó por meses, la Junta Directiva del IIE, presidida
por el ingeniero Guillermo Guerrero Villalobos, director general de la CFE, decidió hacer una reestructuración
divisional y la disposición entró en vigor el 15 de octubre de 1990. En la nueva estructura organizacional, los
Departamentos de las anteriores Divisiones de Potencia, Equipos y Estudios de Ingeniería se reagruparon por
la afinidad de sus funciones; el resto de las áreas no se modificaron. Con ese mandato, la estructura orgánica
del IIE quedó conformada con la Dirección Ejecutiva (Guillermo Fernández de la Garza), cuatro Divisiones

118
Técnicas: Sistemas de Control (Roberto Canales Ruiz), Sistemas Eléctricos (Eduardo Lobatón González), Sistemas
Mecánicos (Eduardo Hernández Goríbar) y Fuentes de Energía (Pablo Mulás del Pozo), apoyadas por la División
de Información Tecnológica y Desarrollo Profesional (Francisco Plata Olvera), el Secretariado Técnico (Fernando
Augusto Kohrs Aldape) y la Gerencia Administrativa (Fernando Martínez Acevedo).

La fundamentación de esta reestructuración organizacional fue utilizar con mayor eficiencia los recursos humanos y
la infraestructura del IIE, así como adecuar mejor sus actividades a las necesidades tecnológicas de sus usuarios, espe-
cialmente a las de la CFE. Para definir con mayor precisión dichas necesidades, poco antes, en julio del mismo año, se
había conformado el grupo de trabajo LUI, integrado por el LAPEM y la Unidad de Ingeniería Especializada (UEI),
ambas de la Comisión, así como el Instituto, de ahí el nombre del grupo, de acuerdo con las primeras iniciales de estas
entidades. El propósito fundamental del LUI fue el de coordinar las actividades de las tres entidades, para identificar
y llevar a cabo los proyectos de investigación y desarrollo, los estudios de campo y las actividades experimentales ne-
cesarias para soportar las decisiones y requerimientos de la CFE, considerando el desarrollo futuro del sector eléctrico.

Los lineamientos gubernamentales para modernizar el aparato productivo del país se acentuaron y se matizaron
con los tintes que la competitividad neoliberal marcaba: calidad y productividad. Así lo deja entrever el ingeniero
Guillermo Guerrero Villalobos, director de la CFE en su discurso con motivo de la celebración de los 15 años
del Instituto en diciembre de 1990: “Aunado a la gran velocidad con la que se producen los cambios en el ámbito
tecnológico y el reto que plantea la apertura de mercados, obligan al IIE a prestar especial atención a la planeación
de sus actividades, para que se concentre en áreas en las que México sea un sólido competidor tecnológico”.

Estas palabras fueron el preámbulo a las exigencias de mayor autosuficiencia financiera que se le marcaron al
Instituto a partir de 1991. Ya no había marcha atrás, México estaba inmerso en la globalización y su economía
sujeta a las reglas de la apertura comercial. Conviene aclarar que durante la década de los ochenta, la tendencia
anual sobre la autosuficiencia financiera se mantuvo en niveles favorables para el IIE, ya que los ingresos propios
por venta de proyectos crecieron sistemáticamente, lo cual se puede apreciar en los Anexos III A Y III B.

La década de los noventa arrancó bien para el Instituto. Había optimismo y buenas expectativas económicas
porque estaban en marcha varios proyectos, por ejemplo: “Desarrollo del simulador para adiestramiento de ope-
radores de sistemas eléctricos de potencia”, iniciado formalmente en 1990, y “Control distribuido de la central
termoeléctrica de ciclo combinado de Gómez Palacio, en Durango”, proyecto que se logró gracias a que en 1990
ganó el concurso internacional para su realización. Este proyecto, además de ser el segundo en su tipo aplicado a
termoeléctricas de la CFE, encajó perfectamente en los planes de modernización del aparato productivo del país y
en particular en la modernización de sistemas de control para unidades generadoras.

Reunión de la Junta
Directiva del IIE presidida
por el ingeniero Guillermo
Guerrero Villalobos,
director de la CFE, Palmira,
Morelos, julio de 1990.

2 Crecimiento y consolidación del Instituto de Investigaciones Eléctricas 119


Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Más allá de la cuestión económica derivada de la venta de proyectos es importante resaltar que el éxito de los mis-
mos se debió al gran respaldo de la capacidad intelectual de los investigadores, desarrollada por la experiencia, pero
también como resultado de los programas institucionales de capacitación, adiestramiento y desarrollo profesional,
asuntos de suma importancia en la planeación estratégica del IIE. Precisamente, dentro del marco de actividades del
Taller Eléctrico Internacional, realizado en Cocoyoc, Morelos, del 8 al 12 de abril de 1991, se llevó a cabo la ceremo-
nia de entrega de diplomas de los investigadores del Instituto que concluyeron sus grados de maestría avalados por la
Universidad de Salford, esto como resultado del Programa Cooperativo de Investigación instituido desde 1988 entre
el IIE y dicha Universidad, con apoyo financiero del Consejo Británico y la Overseas Development Administration, en
colaboración con el CONACYT.

Esos primeros meses de 1991 fueron muy activos para el Instituto. En el caso del Departamento de Simulación, porque
precisamente en esos días de abril estaban en curso una serie de actividades para preparar el licenciamiento y entre-
namiento de operadores en el simulador de Laguna Verde, esto como consecuencia del avance que se tenía sobre las
pruebas de aceptación del simulador y conforme la aprobación de la CFE y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear
y Salvaguardas (CNSNS). Para entonces, el doctor Salvador González Castro ya fungía como jefe de este proyecto y le
correspondió coordinador los esfuerzos del IIE para concluir las pruebas, de acuerdo a los requerimientos de la CFE
y las observaciones de un grupo de expertos en simuladores o centrales nucleares, contratados por la misma CFE. La
ejecución de estas pruebas terminó en mayo de 1991, pero de acuerdo con el doctor Guillermo Romero, el proyecto
del simulador para el adiestramiento de operadores del simulador de Laguna Verde concluyó en septiembre de 1991,
cuando se le entregó a la CFE, ya aprobado con los procedimientos de aceptación validados por expertos italianos pro-
venientes de la empresa Ente Nazionale per l’Energía Elettrica (ENEL), la mayor empresa italiana del sector energético.

Sin duda alguna el Instituto estaba operando bien y no se vislumbraban cambios en el mismo, pero casi cinco me-
ses después de su XV aniversario, precisamente el 16 de mayo de 1991, atendiendo a la invitación del ingeniero
Fernando Hiriart Balderrama, secretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal, el ingeniero Guillermo Fernández
de la Garza aceptó ocuparse de la conducción de la Comisión Nacional de Ahorro de Energía, creada por decreto
presidencial en septiembre de 1989, para apoyar a la SEMIP en la coordinación, el establecimiento y el desarrollo de
los programas concurrentes para el ahorro de energía.

Al momento de renunciar a la Dirección Ejecutiva del Instituto de Investigaciones Eléctricas, la misión del ingeniero
Fernández de la Garza estaba cumplida: la vieja maqueta que había utilizado en mayo de 1977 para sintetizar y expli-
car al entonces director de la CFE, licenciado Hugo Cervantes del Río su visión sobre lo que debería ser el Instituto
se había vuelto una realidad. De esa manera, el IIE, haciendo camino al andar, tenía en 1991 una infraestructura
sólida y su prestigio estaba lo suficientemente consolidado para enfrentar nuevos retos que ya tocaban a su puerta.

Izquierda: Ceremonia
del XV aniversario del
Instituto de Investigaciones
Eléctricas. De derecha
a izquierda: de pie José
Sarukhán Kermez, rector
de la UNAM; Guillermo
Fernández de la Garza,
Director Ejecutivo del
IIE; Guillermo Guerrero
Villalobos, director de
la CFE, y Antonio Riva
Palacio, gobernador de
Morelos, auditorio del IIE,
Palmira, Morelos, 20 de
diciembre de 1990.

Derecha: Desarrollo del


simulador para la CNLV,
edificio 29 del IIE.

120
Epílogo

A lo largo de los dos capítulos que conforman este libro se han descrito y contextualizado algunos de los logros más
relevantes de los primeros años del IIE: 1975-1990. También nos hemos referido a los antecedentes que llevaron
a su creación, así como a ciertas políticas científicas y tecnológicas de varias administraciones del gobierno federal
que en gran medida propiciaron su arranque y progreso, conforme a las opciones tecnológicas que el Instituto
fue brindando para apoyar la solución de la problemática técnica de la Comisión Federal de Electricidad y del
sector energético. En esto fue clave la definición de sus líneas de investigación y su orientación hacia los objetivos
nacionales para impulsar el crecimiento y la modernización del sector eléctrico.

Incrementar la confiabilidad de los sistemas eléctricos de potencia y la eficiencia de sus procesos operativos son,
en síntesis, los objetivos que guiaron el trabajo institucional que llevó a resultados contundentes expresados en
las novedosas aportaciones tecnológicas del Instituto, muchas de ellas transferidas a la propia CFE y a la indus-
tria nacional. Tales aportaciones tecnológicas, plasmadas como metodologías, desarrollo de prototipos, software y
nuevos materiales, derivaron en patentes y se integraron al capital intelectual con el que el IIE fue cimentando y
respaldando su prestigio corporativo. Ya desde los años que refiere este libro, su prestigio transcendió las fronteras
nacionales y fue el foco de atención de países como Estados Unidos y El Salvador, los que solicitaron su apoyo para
realizar importantes proyectos de geotermia, una de las fortalezas del Instituto desde entonces.

Esa y las otras fortalezas del IIE se fueron construyendo con el trabajo cotidiano que al mismo tiempo fue de-
sarrollando el capital intelectual y la infraestructura material que le permitieron avanzar y atender grandes retos
tecnológicos que culminaron con el desarrollo de unidades terminales remotas; simuladores para el adiestramiento
de operadores de termoeléctricas, del Metro de la Ciudad de México y de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde;
materiales dieléctricos y electromagnéticos; guías, metodologías y dispositivos de protección de redes eléctricas;
prototipos de equipo electromecánico: motores, transformadores y restauradores; generación de conocimiento
para el mantenimiento y rehabilitación de turbomaquinaria de centrales generadoras; software especializado para
el CENACE y para la planeación de redes eléctricas de distribución; diseño y desarrollo de aerogeneradores, ae-
robombas, colectores solares y biodigestores para apoyar los programas gubernamentales de electrificación y desa-
rrollo rural; diseño y construcción de equipo propio para el monitoreo y diagnóstico de equipo electromecánico;
elaboración de metodologías para la caracterización de combustóleos mexicanos, las cuales permitieron a la CFE
mejorar la calidad de sus combustóleos y sus procesos de combustión; metodologías para el análisis estructural y el
estudio de las vibraciones presentes en pedestales de turbogeneradores, torres de transmisión y turbomaquinaria;
diseño de torres con retenidas y el mejoramiento de torres autosoportadas; desarrollo de software para seguridad
de sistemas complejos y accidentes disruptivos; diseño y elaboración de sistemas expertos para aplicaciones de in-
geniería civil, geotermia y energía nuclear, todos estos tópicos, entre otros, fueron desarrollos que por su impacto
fueron definiendo la identidad del Instituto y reafirmando su vocación de servicio al país.

Los años siguientes al período delimitado en este libro se vieron marcados por las circunstancias y las dificultades
de aquellos tiempos, incluso por nuevos paradigmas energéticos, pero también por novedosos logros institucio-
nales desarrollados con el soporte de los avances tecnológicos que entonces ya se vislumbraban en informática,
telecomunicaciones, nanotecnología, inteligencia artificial y mecatrónica. Más tarde esto hizo posible el desarrollo
de sistemas de realidad virtual, sistemas inteligentes de monitoreo y diagnóstico, así como aplicaciones para las
redes eléctricas inteligentes, maquetas electrónicas y simuladores computarizados para mejorar y facilitar las tareas
de capacitación y adiestramiento de personal especializado. Asimismo, bajo la dinámica de los nuevos tiempos, el
Instituto fortaleció su liderazgo en el campo de las energías limpias y generó conocimiento institucional sobre la
tecnología implícita en la captura y secuestro de carbono, por ejemplo. Pero estos logros y otros más serán descritos
con detalle en otro libro que complementará la historia del Instituto de Investigaciones Eléctricas, durante sus
primeros 40 años.

123
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Bibliografía y

fuentes consultadas
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Entrevista al ingeniero Julián Adame Miranda (Director Ejecutivo del IIE del 28/04/2007 al 18/09/2013).
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de 2011.

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Entrevista vía correo electrónico al doctor Francisco Javier Alejo López (Secretario de Patrimonio Nacional,
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Canales Ruiz, Roberto (2015)


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Eibenschutz Hartman, Juan (2011)


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Fernández de la Garza, Guillermo (2010)


Entrevista al ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, (Director Ejecutivo del IIE del 13/12/1976 al
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Fernández Zayas, José Luis (2014)


Entrevista al doctor José Luis Fernández Zayas (Director Ejecutivo del IIE del 19/09/2013 a la fecha). Cuernavaca,
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Fierros Palacios, Angel (2008)


Borrador del Decreto que crea el Instituto Mexicano de Electricidad (legajo de 9 hojas sueltas tamaño carta, im-
presas por una sola cara, sin fecha. Documentación donada al IIE por el doctor Angel Fierros Palacios, mediante
Acta de Entrega de Documentos del 1 de diciembre de 2008). México, Cuernavaca, Morelos, IIE.

Fierros Palacios, Angel (2010)


Entrevista al doctor Angel Fierros Palacios sobre la creación del IIE (videoentrevista realizada por Ada G. Lastiri
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Mulás del Pozo, Pablo (2010)


Entrevista al doctor Pablo Mulás del Pozo, (Director Ejecutivo del IIE del 17/05/1991-31/12/1996). Cuernavaca,
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Nieva Gómez, Rolando (2010)


Entrevista al doctor Rolando Nieva Gómez, (Director de la División de Sistemas Eléctricos del IIE). Cuernavaca,
Morelos, 7 y 12 de mayo de 2010.

Ramírez León, Maurilio (2011)


Entrevista vía correo electrónico al físico Maurilio Ramírez León (asesor técnico de la dirección general de CFE de
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Romero Jiménez, Guillermo (2015)


Entrevista al doctor Guillermo Romero Jiménez (Gerente de Simulación del IIE). Cuernavaca, Morelos, 6 de
agosto de 2015.

Sánchez Gutiérrez, Julián (2010)


Entrevista al doctor Julián Sánchez Gutiérrez, (Director Ejecutivo del IIE del 1/01/1997-11/07/2000), Instituto
Nacional de Investigaciones Nucleares, ININ, Salazar, Estado de México, 17 de mayo de 2010.

Vélez Ocón, Carlos (2010)


Entrevista al doctor Carlos Vélez Ocón (primer Director Ejecutivo del IIE, 31/03/1976-24/09/1976). Ciudad de
México, 20 de abril de 2010.

127
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Agradecimientos del autor

En primer lugar quiero agradecerle al doctor José Luis Fernández Zayas, Director Ejecutivo del Instituto de
Investigaciones Eléctricas (IIE), la oportunidad y la confianza que me brindó al encomendarme la elaboración de
un libro para recopilar y plasmar la historia del Instituto, la cual será publicada en dos libros: el primero de ellos es
éste y se ocupa de los antecedentes, el arranque y su consolidación. No obstante el empeño puesto en esta comisión
institucional, reconozco que sintetizar en una obra de esta naturaleza los planes, dificultades y realizaciones del IIE
a lo largo de su historia es una labor de dimensiones extraordinarias. Por lo anterior pido al lector que se sienta ex-
cluido en este libro su comprensión, ya que de ninguna manera fue mi intención discriminar o devaluar sus logros
tecnológicos en el Instituto. En el mismo sentido ofrezco disculpas por las omisiones involuntarias de los nombres
de los investigadores que amablemente me apoyaron aclarándome ciertas dudas sobre determinados proyectos.

Hago público mi franco agradecimiento al maestro Fernando Augusto Kohrs Aldape, Director de Planeación,
Gestión de la Estrategia y Comercialización del IIE por todo su apoyo para la realización de este proyecto edi-
torial. También al doctor Jaime Pontigo por sus gestiones para que yo pudiera atender debidamente la comisión
de elaborar este libro. Asimismo agradezco, por su tiempo y la valiosa información que me proporcionaron, a las
siguientes personas, sobre las cuales recayó la responsabilidad de dirigir al IIE en alguna de sus etapas: al doctor
Carlos Vélez Ocón, quien con su diligente trabajo armó la infraestructura inicial, material y humana con la que
el Instituto arrancó su jornada tecnológica; al ingeniero Guillermo Fernández de la Garza, responsable del creci-
miento y temprana consolidación del IIE; al doctor Pablo Mulás del Pozo, prestigiado investigador que además de
darle continuidad al trabajo de su antecesor, le dio su propio impulso al Instituto; al doctor Julián Sánchez, a quien
le correspondió dirigir al IIE durante una etapa en la que los proyectos para PEMEX aumentaron; al maestro
Fernando Kohrs, quien durante su gestión enfrentó y solucionó los retos institucionales que le dieron certidumbre
a la operación y continuidad del Instituto; al ingeniero Oswaldo Gangoiti, responsable de dirigir el crecimiento
del Instituto durante el arranque del siglo XXI; al ingeniero Julián Adame Miranda, entusiasta impulsor para posi-
cionar al IIE como el instituto nacional de referencia en innovación y, nuevamente, al doctor José Luis Fernández
Zayas por confiarme la difícil, pero gratificante labor de escribir la historia del Instituto.

También por su tiempo y la información proporcionada, mi agradecimiento a los siguientes directores de División
del IIE: José Miguel González Santaló (Sistemas Mecánicos), Rolando Nieva Gómez (Sistemas Eléctricos), Salvador
González Castro (Tecnologías Habilitadoras), y Angel Fierros Palacios (Energías Alternas). Asimismo agradezco la
disposición y el entusiasmo del ingeniero Eduardo Lobatón González, quien amablemente me proporcionó infor-
mación relativa a sus años de trabajo en el Instituto, de junio de 1977 a febrero de 1997, primero como director
de la División de Equipos y posteriormente como titular de la División de Sistemas Eléctricos. Igualmente, por
el tiempo dedicado a la revisión de los borradores y por sus valiosas sugerencias, comentarios y aportaciones, mi
profundo agradecimiento a Pablo Mulás del Pozo, José Miguel González Santaló, David Nieva Gómez, Roberto
Canales Ruiz, Guillermo Romero Jiménez, Georgina Izquierdo Montalvo, Ma. del Lourdes Gallegos Grajales, José
Luis Hernández Galán, Raúl Garduño Ramírez, Hugo Pérez Rebolledo, Alejandro Villavicencio Ramírez, Ramón
Francisco Montellano García, Víctor Manuel Arellano Gómez, David Martínez González, Gaudencio Ramos
Niembro, Jaime Carrillo Corona, Jaime Agredano Díaz, Alberto López López, Felipe de Jesús Alaníz Quezada,
Pablo de Buen Rodríguez, Ernesto Rodolfo Neri Barrio y Alonso Alvarado González.

Además mi gratitud al licenciado Roberto Morales, por su gentileza al recibirme en su casa para brindarme los
pormenores de su actuación en la creación del IIE, conforme a su papel como colaborador cercano del licenciado
Arsenio Farell Cubillas, cuando éste fungió como director de la CFE y por la información adicional que me hizo
llegar. También por la excelente información que me proporcionaron vía telefónica y correo electrónico, al doctor
Francisco Javier Alejo López, quien se desempeñaba como Secretario de Patrimonio Nacional cuando se concretó
y formalizó la creación del IIE; al doctor Víctor Gerez Greiser, quien además de haber sido integrante del grupo
de investigadores pioneros del Instituto, fungió como director de la División de Sistemas de Potencia, y al doctor
José Francisco Albarrán Núñez, quien primero fue asesor del relevante proyecto de las unidades terminales remotas
y posteriormente tuvo la responsabilidad de dirigir el Departamento de Electrónica. También aprecio mucho el
apoyo y la gentileza del ingeniero Juan Eibenschutz y del físico Maurilio Ramírez León, ya que la información
que me proporcionaron fue fundamental para precisar algunos datos sobre los antecedentes de la creación del IIE.

128
Asimismo agradezco sus atenciones y la información proporcionada a los siguientes investigadores del Instituto:
Juan Arellano Gómez, Francisco de la Rosa Costilla, Flavio Perales Martínez, Héctor Sarmiento Uruchurtu,
Miguel Ángel Delgadillo Valencia, Raúl Garduño Ramírez, Pablo Héctor Ibargüengoytia González, José María
Suárez Jurado, Gustavo Gutiérrez Arriola, Ricardo López García, Manuel Francisco Fernández Montiel, Octavio
de la Torre Vega, Oscar Escorsa Morales, Ubaldo Miranda Miranda, Raúl González Galarza, Vicente Vargas
Hernández, José Guadalupe Loza Rodríguez y Luis Eleazar Matías Pérez. Por su solidaridad y acertadas sugerencias
a Sergio Javier Martínez Escobedo, José Francisco Corza Plancarte, Roberto Linares Palacios, Armando Moreno
Almaraz y Samuel Salinas Sánchez; por su cordial apoyo a Sabrina Rodríguez Schaeffer, Elsa Orduña Mercado,
Gustavo Toledo Santiago y Aurora Rivas Orozco. Por su valiosa ayuda en la transcripción de las grabaciones de
las entrevistas a Martha Patricia Sánchez Padilla, Isabel Arellano Gutiérrez y Erika Mariana Bautista Medina. Por
su apoyo y trabajo editorial a Gladys Dávila Núñez, Federico Estrada Arias, Arturo Fragoso Malacara y Verónica
García Rodríguez, a quien además le reconozco su iniciativa y su valioso trabajo para poder lograr la meta de dejar
este libro listo para la imprenta. Asimismo agradezco a Sergio Ortega López su disposición y apoyo para revisar
el archivo fotográfico del IIE. De igual manera agradezco a María Eugenia Vélez, Liliana Penilla Núñez, Pablo de
Buen Rodríguez y José Luis Hernández Galán, su amplia disposición para facilitarme valiosas fotografías de Carlos
Vélez Ocón, del banco de imágenes de la CFE, de Odón de Buen Lozano y del personal del Instituto en Cerro
Prieto, Baja California Sur, respectivamente.

Y con un afecto muy especial a todos aquellos amigos y compañeros del IIE que con su reiterativa pregunta:
¿Cómo va el libro?, siempre me mantuvieron consciente de mi responsabilidad.

A mi esposa Susana Hernández Canales y a mis hijos Xany Mariana y Francisco Javier por su apoyo, comprensión
y motivación para realizar con entusiasmo este trabajo.

A la memoria de mi amada madre María Magdalena Quiñones González y de mi entrañable amigo Fernando
Macías Quintero, excelente ingeniero y habitual practicante de la amistad.

129
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Anexos
Anexo I. Evolución de los ingresos y el patrimonio 1978-1991

Anexo II. Evolución de los ingresos y el equipamiento 1978-1991

130
Anexo III A. Evolución de los ingresos por tipo de aportaciones 1978-1985

Anexo III B. Evolución de los ingresos por tipo de aportaciones 1985-1991

131
Instituto de Investigaciones Eléctricas: Antecedentes y consolidación

Anexo IV. Evolución de la plantilla de investigadores 1977-1991

Anexo V. Evolución del programa de becarios 1978-1991

132

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