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CLÁSICOS COLOMBIANOS
IV
OBRAS
Tomo I
Filosofía, Religión, Pedagogía
ESTUDIO PRELIMINAR
POR
BOGOTA
1962
ES PROPIEDAD
P R E SID E N T E HONORARIO
F E L IX RESTREPO S. I .
D IREC TO R
JO S É M A N U E L RIVAS SACCONI
SU BD IR EC TO R
R A FA EL TORRES Q U IN T ERO
SEC R E TA R IO
FERN AN D O ANTONIO M A R T IN E Z
JE F E DEL DEPARTAM EN TO DE D IA LE C T O LO G IA
L U IS FLO R E Z
RUBÉN P E R E Z J ORTIZ
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OBRAS
P R E SE N T A C IO N
R a fa e l T orres Q u in t er o
3
i
IN STITU TO CARO Y CUERVO
RESOLUCION NUMERO 150 DÉ 1956
(agosto 22)
r e s u e l v e :
El Secretario General,
F ra ncisco S á n c h e z A rév alo .
ESTU D IO PR ELIM IN A R
E L PENSAM IENTO
D E M IGUEL A NTO N IO CARO
I. C aro y la f il o so f ía .
II. C aro y la r e l ig ió n .
III. C aro y la ed u c a c ió n .
— M . A . C a r o , Obras
PRIMERA PARTE
SOBRE
EL UTILITARISMO
P a u l ., I C o r in t h Ill, 11.
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PREFACIO
EL UTILITARISMO
CAPITULO I
CAPITULO II
i
III. EL PLACER Y EL DOLOR 31
á
32 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
¿5*
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V. FUEROS DE LA RAZON 51
RESPUESTA A A LG U N A S OBJECIONES.
SALVAJISMO Y UTILITARISM O.
ESTA DO MORAL
ESTADO RELIGIOSO
EL CATOLICISMO
M o b i li s et va ria e st fe r m e n a tu r a m a lo r u m .
2 Gen., 1, 26-27.
3 No es otra en nuestro concepto la razón de este título, dado al
hombre en los primeros tiempos ( Gen., 6, 2) y confirmado el día de
su rehabilitación (loan., 11, 52; 15, 15). No hablamos aquí de los
ángeles, porque, según la revelación, estos seres espirituales son ante
riores a la creación de este mundo.
3 Gen., 1, 31.
104 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
8— M. A. C aro , Obras
114 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
Esto es monstruoso.
Ya lo hemos dicho: la religión cristiana no ha sido im
puesta por violencia, sino con mansedumbre; no por seduc
ción sensual, sino por convicción racional. No es una fuer
za ni un placer; es una luz sobrenatural, presentada por la
razón divina a la razón humana. Quien no la conoce, está
en libertad para no aceptarla; quien la ha recibido posee
todavía la libertad, aunque no el derecho, de apostatar de
esta ley y abrazar otra distinta o no reconocer ninguna. La
aceptación pues y conservación de la ley evangélica son he
chos que suponen la ley natural, los principios innatos de
la razón. Quien admite la razón sobrenatural admite im
plícitamente la natural; quien admite la ley de Cristo ad
mite ipso jacto la ley de Dios. .Anular la razón y admitir
la ley evangélica es suponer en el imperio de ésta un carác
ter irracional y despótico; es adulterarla, es negarla.
El cómputo universal ha sido impuesto por Bentham
como regla del legislador. Algunos sectarios lo han hecho
extensivo a la conducta individual que Bentham pretende
se rija sólo por el interés propio. Como regla del legislador
lo consideraremos más adelante.
La ley moral es un efugio a que suele apelarse para salir
de dificultades* nada más. Bentham, después de sentar que
el individuo en su conducta extralegal, no tiene más regla
que sus propios intereses, y que “cada uno es el único juez
de su bienestar”, principio tomado de Hobbes, diluido has
ta el fastidio en la Deontología y reproducido en el Tratado
de legislación, insinúa en alguna parte de éste, que puede
haber cierta ley moral más amplia que la humana positiva.
¿Qué ha motivado esta contradicción? Haber sentido el
vacío bajo sus pies, que le obliga a dar un paso atrás con
el mayor disimulo. No se lo perdona el comentador Salas;
antes, por el contrario, le echa en cara la inconsecuencia
agregando: “Yo sí seré consiguiente” 6.
En cuanto a la ley divina positiva, Hobbes la admite,
pero con salvedades y condiciones que la anulan. No le da
* [1-3]. N. del E.
8 Nótense además como muy significativas las palabras que tras
cribimos de letra bastardilla.
* * [ Génesis, 22, 6-8]. N. del E.
9 “Muéstrame tus caminos” : M o isés ; “Preparado está mi corazón” :
D avid ; “ Señor, qué es lo que quieres que yo haga” : S an P a b l o . To
das éstas son fórmulas del mismo principio religioso.
9— M. A. C aro , Obras
130 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
E L DERECHO. LA U TILID A D
i
XV. EL DERECHO 143
sus hijos5. Por eso éstos tienen derechos aun bajo la pa
tria potestad, en !la cuna misma.
Es muy cierto que las potestades legítimas al organizar
y dirigir el ejercicio del derecho, establecen garantías y
obligaciones. Es éste un nuevo derecho, si se quiere, pero
derecho puramente relativo. No es substancia sino modi
ficación; no es fin sino medio. El derecho positivo es, di
gámoslo así, la corporización del natural; son consubs
tanciales, y, por consiguiente, es un error craso decir que
el derecho emana de la ley; es confundir la substancia con
la forma, el principio con su desarrollo, la causa con el
efecto.
La organización social no es sólo de hecho sino de de
recho; la educación de los súbditos es un deber para el ma
gistrado, cualquiera que éste sea.
Mas ¿cómo cumple este deber? El padre de familia,
lo mismo que el padre de la patria, sabe que debe educar,
perfeccionar y reglamentar; mas los medios de educación
no los halla consignados en código alguno universal. Ya lo
explicamos en el capítulo xi: la adopción de medios es li
bre pero no arbitraria. Es libre, porque se ha dejado a la
facultad inventivá; no es arbitraria, porque es un deber
adoptar lo mejor, lo que parezca mejor; esta misma facul
tad inventiva está sujeta a ciertas leyes metafísicas.
Los medios que conducen al bien no son el bien mismo;
instituidos como ley, garantizan el derecho, pero no son
el derecho mismo. Toda su significación es relativa; son
bienes y derechos relativos.
Pongamos un ejemplo. Yo, profesor de historia, tengo
el deber de enseñarla a mis discípulos. Este es el deber fun
damental: enseñar la historia; empero, para cumplirlo se
■ me ofrecen diferentes medios; desde luego, hay muchísi
9 S an P a b l ., Rom,, 13, 1.
10 Evang. S an L u c ., 14, fin.
n Matth,, 16, 25.
12 Matth., 6, 33.
CAPITULO XVI
1 B e n t h a m , Leg., cap. 1, § 1.
XVII. EL UTILITARISMO COMO PRINCIPIO POLITICO 173
9 Déont., 1, 17.
10 Vid. atrás cap. vi, págs. 57-64.
XVII. EL UTILITARISMO COMO PRINCIPIO POLITICO 181
11 Déontol., 1, 39.
12 Déont., 1, 16.
13 Déont., 1, 104.
14 Déont., 1, 40, 41
182 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
18 2. Epist., 2, 19.
* [V e r g . Georgicon II, 82]. N. del E.
186 ESTUDIO SOBRE EL UTILITARISMO
zón humana en las manos por decirlo así, los hilos de esta
red vastísima que envuelve el espacio y los siglos? Añá
dase a esto que, si bien es verdad que viendo las cosas en
globo, podemos calcular que los monumentos de pública uti
lidad y magnificencia han de ofrecer a las futuras genera
ciones una serie de placeres que sumados excederían en
muchos a los sufrimientos padecidos por las generacio
nes que hayan trabajado en las mismas obras; de ahí
no podía inferirse racionalmente que los intereses materia
les hayan de ser el único objeto de la humana actividad;
ni que una generación entera debe sacrificarse en la edifi
cación de un espléndido monumento, como sucedía en al
gunos pueblos de la Antigüedad, sólo para preparar solaz
a otras generaciones, y sólo por calcularse en mayor núme
ro y de más peso los placeres de este solaz perpetuo, que
las penas temporales de aquella edificación. Por lo demás,
como ya hemos observado, este cálculo por mucho que se
concrete, nunca realizará el objeto que se propone y que
ofrece, ya porque consignándose de un modo general en la
ley la resolución que de él se deriva, esta resolución tiene
que ser, según el mismo principio, inexacta e injusta apli
cada, como ha de aplicarse, a una multitud de casos en que
circunstancias especiales, modificando los resultados, piden
una solución especial; ya porque si es verdad que los pla
ceres de un hombre no se compensan de hecho sino men
talmente, con los dolores de su prójimo, lo es aún con
mayor evidencia que una sensación actual ni acrece ni des
truye en el hecho a una sensación futura, como supone el
utilitarista que imagine las mayorías de hombres cuyo gus
to ha de consultarse, compuestas así de los hombres del día
como de los venideros.
No pasemos por alto que los utilitaristas, a tiempo que
admiten en sus cálculos la reducción de dolores a placeres
negativos, y viceversa, y la destrucción de los unos por los
otros, aunque los primeros sean presentes, y futuros los se
gundos; aquéllos de un orden cualquiera y éstos de otro or
den distinto, tales de un individuo o familia, y tales de otra
familia o individuo; a tiempo que admiten como procedí-
XVII. EL UTILITARISMO COMO PRINCIPIO POLITICO 195
D E LA ESCLA V ITU D
tous, pues hay muy buenas razones para hacer que los ani
males sirvan de alimento al hombre y para destruir a los
que nos incomodan; nosotros así estamos mejor y ellos no
están peor, porque no tienen como nosotros las largas y
crueles anticipaciones de lo venidero, y la muerte que les
damos puede ser siempre menos dolorosa que la que les
espera en el curso inevitable de la naturaleza. Pero ¿qué
razón puede alegarse para justificar los tormentos inútiles
que se les hacen sufrir?” 3.
Ernestos razonamientos, a vuelta de algún rasgo de be
nevolencia, se descubre toda la frialdad, todo la insuficien
cia y toda la parcialidad de los cálculos utilitarios. Obsér
vese la seguridad con que afirma el calculista que las pe
nas de los animales no igualan nunca a los placeres que
reportamos de su muerte. Obsérvese la fría parcialidad de
esa aseveración, en que muy bien pudiera decirse que no
fue león el pintor. Obsérvese finalmente que todo lo que
dice de los animales es exactamente aplicable a los esclavos
y a todas las clases desheredadas de la humanidad. La única
diferencia que pudiera establecerse entre el esclavo y el ani
mal, según se colige del texto copiado, es que el primero
tiene largas y crueles anticipaciones de lo venidero. Pero en
esto incurre Bentham en contradicción, porque en otra
parte ha ponderado lo débiles, lo ineficaces que son esas
anticipaciones; ¡cuánto más no deberán serlo en personas
sin educación ni cultura, que no han tenido ocasión de oir
ni de meditar las serias verdades de la religión! Pero su
poniendo que existiesen realmente en todos los esclavos esas
largas y crueles anticipaciones, debiera más bien inferirse
que con la muerte o el embrutecimiento hacemos un favor
mayor al esclavo que sufriéndolas vive desgraciado, que al
animal exento de ellas y que por consiguiente disfruta de
una felicidad pura.
Pero no somos nosotros, es el mismo Salas el que refu
tando a Bentham en esta parte, refuta sin pensarlo el mis
mo principio de la utilidad. “Bentham opina, dice el co
lanza todas las penas y en otro todos los placeres para ver
cuáles pesan más, y decidirnos en ese sentido, pero este
cálculo, como hemos demostrado, es imposible de hacer,
porque nadie conoce todas esas penas y todos esos placeres.
Y aun cuando los conociésemos, los comparásemos y pesá
semos con una exactitud matemática, todavía el cálculo se
ría imaginario, pues ya hemos visto que las penas del es
clavo y los placeres del amo no se compensan en realidad
sino en idea. 3°) Fijarnos en una clase de resultados, desen
tendiéndonos de los demás, pero este método es doblemen
te arbitrario, pues por una parte atiende sólo a los resul
tados y por otra no atiende a todos los resultados.
Bentham parece adoptar este método en algunos mo
mentos, inclinándose en contra de la esclavitud, y en esto
se ve una parcialidad manifiesta, cualesquiera que sean sus
motivos, y la solución es por consiguiente lógicamente falsa.
Pero en otros momentos se muestra como arrepentido: obser
va que “es absurdo razonar sobre la felicidad de los hombres
de otro modo que por sus propios deseos y sensaciones; que
es absurdo querer demostrar p o r c á l c u l o s que un hombre
debe creerse feliz cuando él se tiene por desgraciado” 8, y
al contrario; de donde se sigue que no podemos calcular
si los esclavos son felices o desgraciados, o al menos que lo
ignoramos respecto de muchísimos. Observa además que
“la esclavitud es susceptible de muchas modificaciones y
temperamentos” 9; de suerte que para establecer la diferen
cia entre la esclavitud y la libertad hay que pararse en un
punto que no es un carácter verdadera y esencialmente dis
tintivo: la perpetuidad del servicio. “Algunos, dice, han
comparado la esclavitud a la condición de un estudiante,
prolongada toda la vida, ¿y cuántos hombres no hay que
aseguran que el tiempo que han pasado en la escuela ha
.sido el período de su mayor felicidad?” . “La diferencia que
se halla entre esclavos de diferentes países, agrega el co
mentador, es tan grande, que a veces hay menos distancia
10 Ibid., 160.
H Ibid., 148.
12 Ibid., 167.
XVIII. D£ LA ESCLAVITUD 211
17 A r i s t .
cit. por Balmes (Polit., cap. 3).
* [Santo Tomás de Aquino]. N. del E.
XVIII. DE LA ESCLAVITUD 219
que “el Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a ser
vir, y a dar la vida por la redención de muchos” (M a t 20,
28); y de esta maravillosa elevación nos dan ejemplo los
primeros discípulos del Salvador, que de ignorantes pesca
dores de peces se convirtieron en inspirados pescadores de
almas. Así es como se verifica la libertad que nos da el
Redentor, así es como nace la salud que nos trae el Sal
vador. Porque esta libertad y esta salud no es obra humana
sino divina. De poco hubiera servido libertar al esclavo
igualándolo al hombre libre, porque, como muy bien ob
servan Bentham y Salas, sin penetrar el sentido de lo que
dicen, el estado del hombre libre suele ser peor que el del
mismo esclavo. Por eso la libertad puramente humana, la
libertad que da el legislador de un país a los esclavos resi
dentes en el mismo territorio, sin el auxilio de la libertad
divina, es una libertad que no tiene por objeto sino el
desenfreno, es una libertad forzada, una libertad, en fin,
que implica un nuevo género de servilidad y de esto somos
testigos18. La verdadera libertad debe tener por objeto la
santidad, y así San Pablo, al proclamar la igualdad de los
hombres no dice que los libres se hayan vuelto esclavos, ni
que los esclavos se hayan vuelto libres, sino que no hay ni
libres ni esclavos, pues todos son uno en Jesucristo; todos
habían muerto en Adán, y así todos debían ser vivificados
en Cristo (1. Cor., 15, 22). El esclavo era el linaje huma
no y la cadena el pecado. El libertador Jesucristo, y la li
bertad su santidad misma. De aquí debía nacer, pero no
como un fin último sino como una consecuencia secunda
ria, la libertad civil de los siervos; esta libertad no debía ni
podía producirse a filo de espada, debía producirse y se ha
producido en efecto por el fuego de la caridad.
Tal ha sido el principio que ha redimido a los esclavos
redimiendo al mundo. Balmes, el ilustre Balmes, en el
17 Cíe., Ojjic., 3, 5.
RESUM EN Y CO NCLUSION
,
3 E cclu 17, 6, 7.
4 Ps., 4, 7.
5 S. T h o m ., Ver., q. 2, 1.
6 Cours d’hist. de la phil. mor., lee. 1.
XX. RESUMEN Y CONCLUSION 255
15 loan., 1, 5.
16 “Filius ad humana semper colloquia descendit. .. ab Adam,
in visione, in somno, in enigmate” ( T e r t u l l ., Contra Prax., 16).
17 “Grada naturam perficit, et quantum ad intellectum, et quan
tum ad voluntatem. et quantum ad inferiores animae partes” (S. T h .,
De malo, q. 2, 11).
18 Luc., 17, 24. “Ecce regnum Dei intra vos est” (Ib., 21).
19 “Y Jesús les dice: ¿Y vosotros quién decís que soy yo? Res
pondió Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el hijo de Dios vivo.
Y respondiendo Jesús dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Juan. . . Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edi
ficaré mi Iglesia” (Matth., 16, 15-18).
XX. RESUMEN Y CONCLUSION 259
PÁGS.
P refacio .............................................................................. 9
C apítulo I. — Primeras apariciones del bien y del
mal. Criterio sensual y criterio racional .............. 15
C apítulo II. — Examen del utilitarismo como princi
pio científico ................................................................ 23
C apítulo III. — El placer y el dolor a la luz del crite
rio racional. Filósofía católica y filosofía sensualista 28
C apítulo IV. — El sentimiento no es criterio sino san
ción. Dicha y desgracia. Gloria e infierno .......... 36
C apitulo V. — Fueros de la razón. Principios innatos.
Ley natural .................................................................. 44
C apítulo VI. — Respuesta a algunas objeciones. Sal
vajismo y utilitarismo .............................................. 57
C apítulo VII. — Progresos del hombre como ser mo
ral. Estado apasionado y estado egoísta .............. 65 *
C apítulo VIII. — Estado moral .................................. 71
C apítulo IX. — Estado religioso .................................. 78
C apítulo X. — El catolicism o........................................ 86
C apítulo XI. — El progreso. La prueba .................... 100
C apítulo XII. — Examen del utilitarismo como prin
cipio moral .................................................................. 107
C apítulo XIII. — Arterías y suplantaciones ............ 117
C apítulo XIV. — La sociedad civil. La ley penal.. . . 133
C apítulo XV. — El derecho. La u tilid ad .................... 141
C apítulo XVI. — Extensión del poder público. El uti
litarismo liberal .......................................................... 157
C apítulo XVII. — Examen del utilitarismo como prin
cipio político ................................................................ 172
C apítulo XVIII. — De la esclavitud ............................ 203
C apítulo XIX. — Examen del utilitarismo como prin
cipio filosófico.............................................................. 225
C apitulo X X . — Resumen y conclusión .................... 252
f
!
SEGU N D A PA RTE
L ógica
I deología
P sicología
P r e l im in a r e s
P sicología
Certeza.
Certeza o certidumbre; qué es; ¿puede considerarse
como un fenómeno correspondiente al departamento de la
razón ?
La razón, la conciencia y la percepción, como criterios o
fuentes de conocimiento, son infalibles. Demostración a
posteriori.
La veracidad de Dios es el verdadero fundamento, la
única garantía de la certeza humana.
Inducción.
Hay varias operaciones intelectuales que presentan a
todas luces en su origen y desarrollos, el carácter de los
principios inmutables de la razón; entre ellas, la inducción.
En qué consiste esta operación; se ilustrará con ejemplos.
Diferencia entre la noción adquirida por la inducción y
la adquirida por percepción en cuanto al grado de certi
dumbre que las acompaña.
Principios de la operación inductiva, a saber, presun
ciones racionales inevitables, subjetivamente; semejanzas
sensibles, objetivamente.
Cómo la inducción y la deducción son procedimientos
que se suponen y sostienen recíprocamente.
Utilidad de la inducción; ella es el instrumento carac
terístico de las ciencias experimentales.
Sensibilidad.
Voluntad.
Caracteres distintivos de esta facultad.
Atributos de la voluntad o fuerza personal: su unidad,
su identidad perpetua, su igualdad en todos los hombres,
su infinitud, su libertad.
Relaciones entre la voluntad y la inteligencia: descrip
ción de lo que llamamos “deliberación” .
Relaciones entre la voluntad y los órganos que la sirven:
descripción de lo que llamamos “poder” .
Impotencia de la fisiología para explicar estas relaciones.
El hábito.
Libre albedrío.
M oral
T e x to : J o u f f r o y y K a n t r e f u n d id o s p o r J u l io S i m ó n , c o n a d ic io n e s
y m o d i f i c a c i o n e s i n t r o d u c i d a s p o r e l c a t e d r á t ic o .
Preliminares.
2 Mora, Lógica.
298 ESCRITOS FILOSOFICOS
20— M. A. C aro, O b ra s
306 ESCRITOS FILOSOFICOS
pasión, sino una idea; que ya no sale ciego e instintivo de los im
pulsos de nuestra naturaleza, sino que desciende inteligible y mo
tivado de los impulsos de nuestra razón; principio que no es ya
un móvil, sino un motivo. Hallando un punto de apoyo en este
motivo, el poder natural que tenemos sobre nuestras facultades se
apodera de éstas, y esforzándose a gobernarlas en el sentido de este
motivo, comienza a ser independiente de las pasiones, a desarrollarse
y a afirmarse. Desde entonces, la fuerza humana se sustrae al im
perio inconsecuente, variable y turbulento de las pasiones, y se so
mete a la ley de la razón, calculando la mayor satisfacción posible
de nuestras tendencias, es decir nuestro mayor bien, esto es, el in
terés bien entendido de nuestra naturaleza.
22 Isaías, 44, 15: “De reliquo autem operatus est deum, et ado-
ravit” .
23 Adviértase que no es menester llevar el nominalismo al ex
tremo a que lo lleva el autor de esta proposición, para probar la
verdad de la observación que hacemos. Aunque exista realmente la
clase “hombre” , sus individuos no invisten el carácter humano sino
por aceptación voluntaria.
PRINCIPIOS DE LA MORAL 331
25 Gen., 1, 26.
26 No es otra en nuestro concepto la razón de este título, dado
al hombre en los primeros tiempos (Gen., 6, 2) y confirmado el
día de su rehabilitación (loan., 11, 52; 15, 15).
27 S t u a r t M i l l , Gobierno representativo, cap. 2.
334 ESCRITOS FILOSOFICOS
28 Gen., 1, 31.
PRINCIPIOS DE LA MORAL 335
22—M. A. C a r o , O b ra s
338 ESCRITOS FILOSOFICOS
h o m b re de un s e n t id o p ro fu n d o y de un s e n t im ie n t o m o ra l m uy
d e lic a d o , c o n fie s o q u e m e d e jó s in r e s p u e s ta 3 4 .
52 Matth. 5, 17.
R3 Matth. 22, 37-38, Cf .L u c ., 7, 47.
54 Matth. 5, 48.
I.
(Junio 20 de 1868)
Y en otro lugar:
“ ¿Qué hay en el hombre que no haya en aquellos cuer
pos (los inanimados)? Alma sensible: pena y goce. Luego
es en la sensibilidad donde se halla el bien y el mal” . Si
os dignáseis revocar o suspender esta precipitada deducción,
nos permitiríamos observaros, que en el hombre, además
de penas y goces, hay pasiones, hay movimientos, hay vo
liciones, y sobre todo hay ideas. La enumeración exacta de
todos estos elementos es tanto más importante cuanto que
la ausencia de un solo componente, puede modificar nota
blemente la naturaleza del compuesto. Extraño sobre todo
que olvidéis en la brevísima descripción que hacéis de la
naturaleza humana, precisamente aquellos caracteres que la
distinguen de la naturaleza animal, o sea de los brutos, a
saber, la inteligencia y voluntad. N i digáis que el pensa
miento y la volición son sensaciones; el mudarles nombre
a esos hechos, no os autoriza para desconocerlos y anular
los: llamadlos como queráis, pero analizadlos; mientras así
no lo hagáis, vos, por vuestra propia sentencia, no tenéis
derecho a definir lo que es el bien y el mal.
No extrañaría el que no analizaseis directamente las
facultades del alma, con tal que hubieseis dado alguna
idea de ellas, enumerando aunque fuese imperfectamente,
nuestras necesidades esenciales. Vos habéis dicho muy bien
que “la voluntad de Dios es que las satisfagamos” . Pero
este principio trae necesariamente consigo estos dos proble
mas: l 9) ¿Cuáles y cuántas son esas necesidades? 2?) Cuan
do ellas no puedan satisfacerse simultánea o armónicamen
te, ¿cuáles debemos preferir, o de qué manera podremos
armonizarlas? Vos, deontólogo, os contentáis con sentar un
principio, que, con vuestro perdón, no hay persona que lo
ignore; mas no os dignáis aclarar las dificultades a que
da ocasión.
Ya os oigo responder que las necesidades del hombre
se reducen a la de gozar.
Pero si tal habéis de responder podéis excusar la solu
ción; ella nada enseña, ninguna luz da para saber qué
debemos hacer y qué evitar, pues tanto las cosas buenas
360 ESCRITOS FILOSOFICOS
como las malas, las lícitas como las ilícitas, pueden tener
la propiedad de producir placer. Por otra parte, no es exac
to que el goce sea el objeto de nuestras necesidades: él no
es sino el complemento de la satisfacción de la necesidad,
esto es, de la posesión del objeto apetecido. Por ejemplo,
el hombre estudioso busca ciencia y goza en su adquisi
ción; mas es la ciencia, no el goce que ella ocasiona, el ob
jeto de su necesidad; y así de las demás. Luego no cabe
reducir las necesidades humanas a la de gozar.
Y digo que no resolvéis cuántas y cuáles son nuestras
necesidades, porque sólo una mencionáis al hablar de “la
inclinación recíproca de los sexos” ; como no explicasteis
tampoco cuántas y cuáles son nuestras facultades, cuando
insinuabais “ que una de ellas era la sensibilidad” . Hay ne
cesidades intelectuales y morales que vos, moralista, no de
bierais desatender.
Entre ellas la necesidad de creer y adorar: la necesidad
que tiene por objeto a Dios. Graduad por él su importan
cia, y confesad que no debe olvidarse al enumerar y exa
minar, como fundamento lógico de la ciencia de los debe
res, las necesidades de la naturaleza humana. Tan esencial
es al hombre esta necesidad que, como sabéis, muchos filó
sofos han creído caracterizarle con el nombre de “animal
religioso” .
La humanidad (decía Lacordaire) tiene la pasión de unirse a
Dios por una relación positiva y eficaz; porque una pasión no es
otra cosa que una necesidad vivamente sentida, un atractivo inven
cible que nos impele a un objeto para hacer de nuestra vida la suya,
y de su vida la nuestra. Ahora bien: tal es la inclinación de la hu
manidad hacia Dios, inclinación tan visible, que llena toda la his
toria, y que es designada siempre por la religión dondequiera como
la actividad principal y más augusta de las naciones. ¿Qué no hacen
ellas para Dios? Ellas le edifican templos para que venga a habitar
en ellos, le crean sacerdotes para representarle, se reúnen para hon
rarle con sacrificios, le dirigen oraciones públicas y solemnes, se co
locan bajo su protección por decretos, le dan parte de todos los su
cesos prósperos y adversos. ¡Qué extraña y perpetua fraternidad entre
el hombre y Dios, no entre .el hombre privado solamente, sino el
hombre que obtiene el título y potestad de nación! Escuchad bien,
CARTAS AL DOCTOR EZEQUIEL ROJAS 361
Señor:
Para continuar el debate que he iniciado en las cartas
que tengo el honor de dirigiros, me importa quitar como
ilícita en él, una arma vuestra que pueden los lectores
mismos jugar contra mi causa. Esta arma es el lustre que
dan a vuestro nombre vuestros talentos y probidad. Yo se
ría un injusto si la desconociese; un incauto si no la re
cusase. Nada tienen que ver en este debate ni vuestras
prendas personales por una parte ni la oscuridad de mi
nombre por otra. Vuestra conducta no trasmite moralidad
a vuestra doctrina. Si ésta aparece inmoral, aquélla será, a
vista de los vuestros un mal ejemplo; a vista de todos, una
confutación práctica de vuestras enseñanzas.
Puesta así aparte vuestra persona, entro en materia.
Acaso la razón capital que en favor del principio de la
utilidad se alega, es, si no me equivoco, la siguiente: “No
teniendo la moral un fundamento universalmente acepta
do, es preciso dárselo: el placer posee todas las condiciones
de universalidad, puesto que de todos es conocido, luego
puede aceptarse como unidad científica; el principio de la
utilidad adopta al placer como única regla de calificación,
luego conviene admitirlo como base de la moral” .
364 ESCRITOS FILOSOFICOS
III.
(Julio 1<? de 1868)
■*
[ H or . Carminum liber IV , IX , 4 0 -4 1 ]. N . del E .
376 ESCRITOS FILOSOFICOS
IV.
(Julio 20 de 1868)
Señor:
Habiéndoos prometido en mi última carta completar
la análisis de vuestro diccionario moral, créome obligado,
a riesgo de seros enfadoso, a cumplir la palabra dada.
Para este examen he elegido solamente las nociones fun
damentales: con esto basta; si logro descubrir el verdadero
carácter de los rudimentos, no dudo que habré descubierto
la naturaleza de la pretendida ciencia moral que sobre
ellos confiadamente descansa, como sobre cimiento incon
trastable.
Virtud, vicio. “Virtud” : he aquí una palabra bastante
mente importuna para vuestra escuela. Vos no habéis te
nido a bien traerla a cuento en vuestros escritos; así, res
pecto de ella, citaré más que conceptos vuestros, los de
vuestro maestro Bentham, con quien parece habéis hecho
causa común.
Para desembarazaros de la acepción moral del adjetivo
“ bueno” apelabais, como antes manifesté, a la acepción fa
miliar del vocablo. No presentando el sustantivo “virtud”
el mismo asidero, vuestro maestro, para desenredarse de la
noción que él representa, apela a otro subterfugio.
378 ESCRITOS FILOSOFICOS
7 I b ., 172.
8 I b ., 43.
382 ESCRITOS FILOSOFICOS
V.
(Julio 31 de 1868)
19 lb., 18, 4.
20 Prius oras pocula circum
Contingunt mellis dulci flavoque liquore,
Ut puerorum aetas improvida ludificetur.
L u c r e t ., De rerum natura, 4, 12-14.
21 Déontologie, vol. 1, fol. 7 4 ; item, fol. 84, 96.
22 Déontologie, ib., 96.
23 lb., ib., 38.
392 ESCRITOS FILOSOFICOS
2 El padre Astete.
3 ¿Cómo han de decir después que los utilitaristas no son or
todoxos ?
400 ESCRITOS FILOSOFICOS
( R e v is ta d e C o lo m b ia , 25 de octubre)
blo, se nos dice, juzga bueno dar muerte a ancianos caducos; luego
no tenemos nociones exactas de lo bueno y lo malo. No, lo que eso
prueba es que aquel pueblo aplica erradamente la noción moral: “el
hombre debe favor a sus semejantes” ; creen que es favor para un
anciano vacilante e inútil sacarle de pena dándole la muerte; y de
ahí juzgan aplicable al caso la noción general. Puede también que
entre dos disposiciones aparentemente contradictorias del mismo có
digo, la indicada y la que así puede formularse: “ el hombre debe
respetar el orden establecido por la naturaleza” , deroguen la una
por la otra, en vez de armonizarlas, como hiciera una razón más
ilustrada.
La misma objeción pudiera presentarse contra la base metafísica
de toda ciencia, las matemáticas, v. gr. Con esta diferencia, que te
niendo ellas por objeto funciones universales que se cumplen aun
mucho más allá del alcance de nuestra percepción, su conocimiento
puede ser más difícil de adquirir que el de aquellas funciones mora
les cuya clave descubrimos en nuestra propia naturaleza. Empero, de
que algunos o muchos matemáticos hayan sostenido ideas falsas, no
se infiere que lo sean también los principios fundamentales que les
eran comunes con sus mismos émulos y que ellos atrevidamente
desenvolvieron. La inmutabilidad de esos principios en medio de una
infinita variedad en los detalles y desarrollos, es ni más ni menos,
lo que da unidad a la ciencia, lo que la constituye. Niéguese la exis
tencia de esos principios capitales, y nada queda de común entie
Tolomeo y Copérnico: la ciencia desaparece. ¿Y cómo, suprimiéndo
los, pretender que se admita en su lugar o el vacío que dejan o bien
una opinión excepcional?5.
Para patentizar a lo sumo la falsedad de semejante argumenta
ción, obsérvase que ella prueba demasiado; que atenta no sólo contra
la ley natural, sino contra hechos tan evidentes como la veracidad
de la percepción exterior. Dos hombres ven un mismo objeto (antes
decíamos: ven una misma acción); el uno dice: “ es un hombre” ; el
otro: “ es un fantasma” (en la hipótesis anterior el uno diría: “es
una acción buena” ; el otro: “ es una acción mala” ). Luego los hom-
( R e v is ta d e C o lo m b ia , septiem bre 2 5 )
Y en otro lugar:
Te quejas de escasez de libros. Lo que importa no es tenerlos
en gran número sino tenerlos buenos. Su abundancia distrae la aten
ción. Propio es de estómago mal contentadizo apetecer ya éste, ya
aquel manjar, cuya variedad no alimenta sino daña. Lleva contigo
siempre ciertos libros selectos, y si a veces registras otros, vuelve em
pero a los primeros. Apertréchate siempre con algo bueno contra los
vicios y tentaciones; y después de recorrer varias cosas, fíjate siem
pre en una que dirigir durante el día. Yo sigo este sistema.*
días que sólo los clérigos de misa y olla y los fanáticos ig
norantes combaten entre nosotros las doctrinas de Bentham
y Tracy. Se necesita contar mucho con la credulidad de los
que han de leer para aseverar semejante cosa.
El primero que tronó contra esas doctrinas aquí fue el
eminente doctor Margallo; después el señor arzobispo Mos
quera, a quien tampoco se atreverá nadie a llamar igno
rante, y por fin, el Concilio Provincial, que de seguro no
estaba compuesto de clérigos de misa y olla, dictó la si
guiente disposición:
Sabiendo que en casi todos los establecimientos de instrucción y
educación de esta provincia eclesiástica se enseñan a los jóvenes las
obras reprobadas y condenadas de Jeremías Bentham, con las cuales
se arraiga en las clases honradas de la sociedad y en el pueblo el
impío sistema del utilitarismo, con no pequeño daño de la religión
y de la sociedad; teniendo en consideración con la Iglesia católica
los intereses de nuestra santa religión y la tranquilidad de las familias
y de la república, ordenamos y mandamos, bajo las penas impues
tas por la autoridad suprema de la Iglesia, a todos los directores de
escuela que quiten de las manos de los jóvenes estas obras reproba
das, desechándolas como texto, y exhortamos en el Señor a los pa
dres de familia, a que, si no quieren dar muy estrecha cuenta a
Dios, se opongan con toda energía a que sus hijos entren en aque
llos establecimientos, en donde se enseña a los incautos sistema tan
perjudicial.
brar uno a uno, son los actuales sapistas. Los que se que
daron en Bogotá, son los miembros conocidos del círculo,
que no pasan de una veintena; los que volvieron a sus
pueblos a poner en práctica el sistema en el oficio de tinte
rillos, son los que forman la numerosa cola de nombres
desconocidos.
Ultimamente ¿qué ha salido de las clases del doctor
Rojas? Más de un joven hemos conocido que, después de
haber recibido su primera educación en un establecimiento
cristiano donde se le ha enseñado a temer y amar a Dios,
que es la base de la moral cristiana, y a ser respetuoso y
hombre de bien, ha perdido sus buenas costumbres, y hasta
el honor y la probidad, estudiando el utilitarismo. Un
maestro cristiano nos refiere lo que le ha sucedido y le su
cede todos los días con los niños que salen de su estableci
miento creyentes, moderados y agradecidos, para pasar a
una clase de legislación por Bentham. A los quince días ya
le niegan el saludo, al mes lo miran por sobre el hombro
con una sonrisa socarrona y despreciativa. En realidad los
mozos que estudian el principio de utilidad se conocen tan
de lejos como los ebrios de profesión: casi todos hacen os
tentación de incredulidad, casi todos son pedantes e irres
petuosos.
Cuando se viene a una discusión, que por lo común
provocan ellos, y se les bate en todos sus atrincheramientos,
los que habían empezado por decir que su sistema era la
cosa más sencilla del mundo, acaban por asegurar que es
muy difícil comprenderlo bien. Para nosotros lo que es
muy difícil es practicarlo como lo enseñan: si cada uno ha
de calcular sólo su conveniencia personal y no tener en
cuenta ninguna otra cosa que el estímulo del placer y el
dolor, el sistema es sencillísimo; pero, si ha de tener en
cuenta el placer y el dolor ajenos, cada cálculo necesitará un
esfuerzo inaudito: tendrá que multiplicar el número de
personas que han de sentir placer por la intensidad de la
sensación individual; el número de personas que han de
sentir dolor, por la intensidad de la sensación individual,
y restar los dos productos; pero como para calcular la in
428 ESCRITOS FILOSOFICOS
Señor Rector:
He leído el libro de M. Tracy, que se sirvió usted remi
tir a mi examen el 4 del pasado agosto, y habiéndolo he
cho con escrupulosa diligencia, tengo el honor de elevar
mi dictamen a la prudente consideración de usted y del
consejo que dignamente preside. Este dictamen, señor, es
en un todo adverso. N i podía ser de otra manera, pues
adversas son mis convicciones a la escuela sensualista. El
libro, por otra parte, adolece de gravísimos defectos que le
son peculiares. A esas convicciones y a este aserto sirven de
fundamento el testimonio de mi conciencia y las razones
que voy a exponer.
Principiaré por algunas consideraciones sobre el autor,
su época, su escuela, su método. En seguida, analizaré la
obra por el lado filosófico y científico. Concluiré examinán
dola en sus relaciones con la educación de la juventud.
I
R e f l e x io n e s G en er a les. E xam en del M éto do .
III
E xam en de la G r a m á tic a .
cual se dice entrar en todos los demás. “El verbo ser, ad
vierte nuestro autor en la introducción, debe encontrarse en
todas las proposiciones, porque no se puede decir que una
cosa es de cierta manera, si no se dice antes que es; yo no
puedo juzgar que Pedro es grande sin expresar antes que
existe” . Y en la Gramática, capítulo iv: “El verbo ser es
universal y necesario, entra en la composición de todos los
otros, se encuentra en todos sus tiempos, aun en los sim
ples si se descomponen; de él les viene a todos la propiedad
de tener tiempos, pues le deben la propiedad de expresar
la existencia” . * Comparemos ahora para hacer resaltar la
contradicción, los dos sistemas adoptados por nuestro autor,
el uno respecto del origen del lenguaje, respecto de la na
turaleza del verbo el otro. Según el primero, el elemento
radical de todo verbo es una interjección, v. gr. ay, oh;
según éste, el elemento radical de todo verbo es siempre
ser. Allá, el fondo esencial de todo verbo consiste en una
sensación o afección cualquiera, agradable o desagradable,
o tal vez indiferente; acá, el fondo esencial de todo verbo
es siempre una idea, idéntica siempre, y no como quiera,
sino la más inmaterial, la más sublimada de todas, cual es
la noción de la existencia. La incongruencia no puede ser
más de bulto.
2?) L a interjección es el principio de la proposición. He
aquí el otro modo como nuestro autor entiende y adopta
el sistema interjeccional, como resulta de las siguientes ex
plícitas declaraciones. En la introducción dice: “Nuestro
discurso expresa de un golpe una proposición entera con
un solo signo que es la interjección” . En la Gramática
general, capítulo n: “La proposición cuyo estado primitivo
fue un solo gesto o un grito” . Capítulo ni: “Interjección.
Coloco en esta clase todas las palabras que forman por sí
una proposición. . . Aunque ocupan poco a los gramáticos,
son sin embargo el verdadero tipo del lenguaje, cuyas par
tes son fragmentos suyos destinados a descomponerlas” .* *
#
[ T r a c y , ob. cit., II, 132-133]. N. del E.
[Ob. cit., II, 48-49]. N. del E.
500 ESCRITOS FILOSOFICOS
#
[ M a x M ü l l e r , ob. cit., pág. 35]. N. del E.
##
[ T r a c y , ob. cit., II, 259]. N. del E.
INFORME SOBRE LA «IDEOLOGIA» DE TRACY 511
IV
E xam en de la L ó g ic a
34—M. A. C a r o , O b ra s
530 ESCRITOS FILOSOFICOS
■#
{Ibidem, III, 204]. N. del E.
544 ESCRITOS FILOSOFICOS
II
III
b) Pasemos al verbo.
1. El verbo envuelve ante todo la operación de la
abstracción. Cuando decimos, por ejemplo, “el ruiseñor
canta”, separamos, consideramos distinta, o lo que es lo
mismo, abstraemos del sujeto “ruiseñor” la propiedad que
tiene de “cantar” . Pero como para abstraer el atributo se
presupone una substancia, es decir, un ser independiente,
una personalidad, de aquí la noción de causa y efecto. El
atributo emana del supuesto como un efecto de su causa.
Y como el entendimiento está naturalmente dispuesto a
juzgar de esta suerte de todas las cosas, podemos decir que
instintivamente admite pluralidad de substancias, de seres
independientes, de objetos que en sí contienen el principio
de su actividad. Puede errar el entendimiento suponiendo
una substancia o causa allí donde no existe; pero no es
factible que yerre en el instinto que le guía al admitir plu
ralidad de substancias; pensar eso valdría tanto como decir
que todos nuestros juicios contienen error, pues cada uno
de ellos lleva sujeto propio, esto es, implícita la idea de que
hay más de una substancia. Si el entendimiento viese en
todo una misma substancia, no emplearía sino la primera
persona, o bien la tercera en forma indefinida, como acaece
en las proposiciones impersonales a que damos este carácter
por no percibir claramente el sujeto, v. gr.: llueve, truena.
De aquí se sigue que el panteísmo repugna naturalmente
al entendimiento humano.
2. El verbo envuelve, en segundo lugar, la operación de
la generalización. En virtud del verbo el atributo no sólo
se separa del sujeto, sino que se considera genérico y de
mayor extensión que el sujeto mismo. Cuando decimos “el
ruiseñor canta”, consideramos el “cantar” no sólo como
distinto de “el ruiseñor” sino como formativo de una clase
más extensa de individuos. El sentido de ese juicio, a vir
tud de la abstracción, es: “el canto emana del ruiseñor
como efecto de su causa”, y atendida la fuerza de la ge
neralización, el sentido es: “los ruiseñores están incluidos
en la clase de los seres que cantan” .
Combinadas estas dos operaciones implican, aunque
596 ESCRITOS FILOSOFICOS
** ¿ .i'/·:;;,·
QUIA SUM FORTIS 601
Sigue:
En toda controversia se necesita un juez; pero es preciso que ese
juez sea, por la fuerza o por el consentimiento, superior a los con
trincantes. Donde no hay un tercero que haya de servir de juez, el
juez es la fuerza. Porque, sean cuales fueren las reglas de moral o
de conveniencia que se invoquen en el arreglo, la fuerza está siempre
a la espalda para sostenerlas.
* [ L a r e lig ió n y la s e sc u e la s , en E l T r a d ic io n is ta , 4 a 15 de ju
nio de 1872; p á g ...? de este tomo]. N. del E.
N UEVA S R EFLEX IO N ES
* * #
A R T IC U L O P R IM ER O
43—M. A. C a r o , O bras .
674 ESCRITOS RELIGIOSOS
ARTICULO SEGUNDO
E str u ctu ra de la S o c ie d a d
A R T IC U L O T E R C E R O
L a R efo r m a S o c ia l
A R T IC U L O C U A R T O Y U L T IM O
L a R efo rm a E c l e siá s t ic a
45—M. A. C a r o , Obras.
706 ESCRITOS RELIGIOSOS
* [21-22]. N. del E.
712 ESCR ITO S RELIGIO SO S
Su Señoría se digna hacer por mí; mas no puedo aceptar ni las re
convenciones ni los consejos que me dirige.
Lo que en concepto de Su Señoría es una gran falta, yo lo llamo
el cumplimiento de un gran deber.
Reciba Su Señoría el homenaje de los sentimientos respetuosos
con que quedo en Jesucristo y en su Iglesia, su humilde, obediente
servidor,
F r a y J a c in t o .
F r . D o m in g o d e S a n J o s é .
Prepósito General.
F r . D o m in g o d e S a n J o s e f .
Prepósito General de Carmelitas Descalzos.
A n a le s d e la S o c ie d a d d e S a n V ic e n te d e P a ú l, Bo
gotá, Tomo I, 5 de diciembre de 1869, págs. 140-141.
LO QUE IN TER ESA A LOS PUEBLOS
han tenido que sufrir por mi causa, con todo eso, y en los momen
tos en que debo alejarme de ellos aun todavía más, dejo de sentir
me desgraciado, dejo en realidad de serlo, cuando considero que mis
buenos padres, como me lo dicta la religión, prefieren verme deste
rrado p e r o c r is tia n o , a tenerme a su lado, en medio de las aparen
tes prosperidades del mundo, pero privado d e la g r a c i a . .. La so
ledad, beneficio inestimable, objeto de mi amor y de mis votos en
medio del aturdidor ruido del mundo; la soledad y la reflexión me
han hecho comprender c u á n p e l i g r o s a s son p a r a l a s o c ie d a d
a q u e l l a s e x a l t a d a s id e a s d e p a t r i o t i s m o a que adhirió mi corazón
esto sólo que hubiese hecho en mi vida, tenía ya para morir satis
fecho. Mi conciencia siente descanso y respira al fin; al cabo de diez
años de martirio comienzo a vivir. Personas hay que me compren
den; ellas saben que yo no me he vuelto republicano, moderado
ni legitimista; lo que he hecho es acercarme más al noble carácter
del sacerdote, superior a todos los partidos, pero compasivo con todas
las miserias. Ellas saben que el fruto de mi viaje a Roma, ha sido
dulcificar mis ideas y salir del torbellino fatal de la política, para
no ingerirme más sino en las cosas de Dios y por Dios, contribu
yendo a la felicidad le n ta y fu tu r a de los pueblos. Saben que al
separarme de un hombre célebre lo he hecho por no seguir preci
pitándome con él, envuelto en esa política cuotidiana y desastrada,
y porque vi que era imposible reducirle al terreno en donde lo aguar
daban las aclamaciones de la Iglesia, y e n d o n d e h u b i e r a h e c h o
POR LA EMANCIPACIÓN DE LA HUMANIDAD LO QUE NO LOGRARA JAM AS
EN EL CAMINO QUE SE HA RESUELTO A SEGUIR 2 .
A n a le s d e la S o c ie d a d d e S a n V ic e n t e d e P a ú l, Bo
gotá, Semestre II, núm. 12, 5 de febrero de 1870,
págs. 192-194.
* [ A u t o r i d a d es r a z ó n , E n d ó n d e está la a u to r id a d
y R a z ó n de
a u to r id a d , publicados en h a U n ió n C a tó lic a , 16 de julio,
23 de julio
y 6 de agosto de 1871. Véase págs. 562-576 de este tomo]. N. del E.
* * [6 de agosto de 1871]. N. del E.
746 ESCRITOS RELIGIOSOS
I
E l P artido C atólico en el M undo
II
El P a r t id o C a t ó l ic o en C o l o m b ia
III
P rogram a C a t ó l ic o de «E l T r a d ic io n is t a »
C o n s id e r a c io n e s G en erales
Eso sólo quiere decir que cumplimos nuestro deber con buscar y
seguir lo que de buena fe juzguemos ser la verdad. Tanto más pe
ligro de errar habrá cuando más nos desentendamos de aquel deber.
El indiferentismo es un peligro todavía mayor; es peligro de muerte.
Por lo demás es muy dudoso que quien proceda de buena fe en
estas materias no acabe por abrazar el catolicismo.
II
E s t a d ís t ic a C o n s t it u c io n a l de lo s C ulto s de A m e r ic a
¿Tenemos razón para decir que los que tanto nos ha
blan de la libertad de los Estados Unidos no entienden el
espíritu público de los Estados Unidos?
2) Méjico: El desgraciado emperador Maximiliano con
sagró una tolerancia excesiva en la constitución que otorgó
al imperio, cediendo a las funestas influencias francesas. De
ahí sus conflictos con el clero y con las clases cultas que
lo sostenían. No tenemos a la vista la actual constitución
de la Confederación Mejicana y así no podemos reproducir
sus disposiciones en esta materia.
3) Guatemala: Tolerancia lata desde el punto de vista
católico.
Constitución, artículo 3?. “La religión católica, apostó
lica, romana es la del Estado; será protegida por las leyes
y respetados sus establecimientos y sus ministros” . La revo
lución que acaba de triunfar en aquel país y que ha man
dado sustituir la república con la libertad, ha hecho la mis
ma suplantación respecto a la “tolerancia” y proclamado
2 V. L l o y d ’s D e b .
774 ESCRITOS RELIGIOSOS
III
In co n v e n ie n t e s de la L ib e r t a d
IV
S it u a c ió n creada por la L ib e r t a d
M e d io s de R esta u r a r la U n id a d
Hay, dice aquel ilustre doctor, dos maneras de fe; una que lla
man adquisita y otra infusa. La adquisita es la que se adquiere con
muchos actos de creer, cual es la que tiene el moro o el hereje,
que, por la costumbre que tiene de dar crédito a sus errores, viene
a afirmarse tanto en ellos, que apenas hay medio para desquiciarle
de lo que tantas veces tiene aprendido. Mas fe infusa es la que el
Espíritu Santo infunde en el ánima del cristiano, lo cual comun
mente se hace en el santo bautismo, donde juntamente con la gra
cia se infunde la fe, y con ella todas las virtudes que de la gracia
proceden. Esta es una especial y sobrenatural lumbre del Espíritu
Santo, infundida en el entendimiento del cristiano,, la cual le inclina
eficasísimamente a creer lo que la Iglesia le propone, sin ver la razón
en que se funda. Porque lo que hubiera de obrar la razón, si la
hubiera, eso mismo obra por más excelente manera aquella invisible
lumbre del Espíritu Santo. Lo cual se ve en la constancia de los
santos mártires, y particularmente en muchas mujercicas simples y
mozos de poca edad, los cuales, sin saber los fundamentos y razones
de nuestra fe, estaban tan firmes en ella que se dejaban martirizar
y despedazar por la verdad y confesión de ella. Pues esta tan grande
certidumbre y firmeza que tenían, obraba en ellos esta lumbre de
fe que decimos.
Mas es de saber que con tener la fe esta firmeza y certidumbre
infalible, porque se funda en la primera verdad, que es Dios, el
cual nos reveló todo lo que creemos, con todo eso, no tiene claridad
ni prueba de razón, porque es de cosas que sobrepujan toda razón,
como es el misterio de la Santísima Trinidad y de la Encarnación
del Hijo de Dios, con todos los artículos de la fe que Nuestro Se
ñor Dios tuvo por bien revelarnos, sin la cual no era posible que
la razón humana los pudiese comprender. Y por esto dice el Apóstol
812 ESCRITO S RELIGIO SO S
A la t i z n e pide c e ja s
Como a la t u m b a c a b e llo s ( G óngora).
N O N VERBO, SED OPERE
IHtlYERSIOfiO t u f e s * i £E COLOMBIA
BIBLIO TECA CENTRAL
RO ▲ n F.
852 ESCRITOS RELIGIOSOS
ARTICULO SEGUNDO
ARTICULO TERCERO
ARTICULO CUARTO
ARTICULO QUINTO
ARTICULO SEXTO
es la m a s pr o b a b le y la m a s c o m ú n . De aquí se deduce,
si no vamos errados, que la opinión afirmativa es m en o s
c o m ú n , y m e n o s p r o b a b le en opinión del tratadista, y por
lo mismo puede seguirse sin separarse de la fe ni de la
razón. Según esto Justus ha seguido una opinión menos
común, y también menos probable en concepto de perso
nas graves; pero una opinión menos común, y en dictamen
de algunos menos probable, no es un error, no es una fal
sedad, como se aventura a decirlo el señor Pardo.
El jesuíta Schmalzgrueber, el otro canonista cuyas pa
labras transcribe el señor Pardo, tal como éste le cita, de
pone en conformidad con ]ustus y en contra del señor
Pardo; dice así:
Y aquí en nuestra Alemania aun los herejes pueden sepultarse
en el cementerio católico sin que haya violación de éste. Lo atesti
guan Pirrhing y Engel, pues en la penúltima guerra contra los tur
cos, convinieron los príncipes católicos con consentimiento de la po
testad eclesiástica, en que los soldados no católicos fuesen sepulta
dos en los cementerios de los católicos en los lugares en donde no
había cementerios de luteranos, lo cual fue tolerado, etc.
Señor Mesa: #
La Juventud Católica os ha designado para presidirla
en este segundo período. Al daros posesión de este cargo,
me es grato reconocer que, si él es honrosísimo por la so
ciedad que lo confiere, es también en esta ocasión muy
merecido por la persona que lo recibe.
Venís a presidir una sociedad de jóvenes a cuyas ino
centes ocupaciones podemos muy bien aplicar aquellas her
mosas palabras que Cicerón dijo en defensa de sus ocios
literarios: “ ¿Quién osará reconvenirme, si el tiempo que
los demás dedican a particulares negocios, o a diversiones
públicas, o bien al propio recreo y al descanso mismo del
cuerpo y del espíritu; el tiempo que otros dan a inmode
rados banquetes y a juegos de destreza o de azar, yo lo
consagro al cultivo de estos estudios?” .
Pero las tareas de la Juventud Católica no son tan sólo
ocupaciones inocentes, ni se reducen únicamente a un otium
cum dignitate\** ellas envuelven deberes sagrados. En me
dio de las turbulencias políticas y de la inmoralidad reinan
te, la Iglesia es hoy puerto y refugio, y en una palabra la
verdadera patria de las almas que aman la verdad y la
justicia. Nosotros como fieles hijos suyos, nos hemos alis
tado en sus milicias para honrarla y defenderla. No nos
dejemos poseer de indiferencia letárgica y de ingrato ol
vido, pero tampoco concibamos una impaciencia excesiva
que a menudo fatiga y para en desaliento; no, lo que im
porta es marchar con paso lento, pero firme, cumpliendo
las obligaciones que nos hemos impuesto, frecuentando
nuestras juntas y conferencias. La perseverancia, gran con
dición de la virtud y gran virtud del genio, es paciente.
Señores:
¡Cuán penoso ha sido a mi corazón no poder asistir a
la fiesta cristiana que vais a celebrar, invitado por vuestro
digno párroco * a tomar parte en ella! Quisiera estar entre
vosotros, quisiera regocijarme entre vosotros, porque vues
tros fructuosos trabajos son triunfos para nuestra común
madre la santa Iglesia. Pero ya que no se me concede esta
dulce satisfacción, os dirijo desde lejos mi saludo, sin título
alguno, o diré mejor, con el título de hermano y amigo,
en testimonio del afecto que os profeso en vuestro párroco,
y para felicitaros por vuestras tareas, y para desearos pros
peridad y acrecentamiento.
Vuestro instituto es ejercer la caridad cristiana; y os
aseguro que bajo un nombre modesto y aun humilde abra
záis el más hermoso programa que imaginarse puede, y
que en vuestra pequeña esfera, procurando la salvación del
prójimo y el alivio de sus necesidades de alma y cuerpo,
merecéis bien de la patria más que aquéllos que ofrecen
empujarla por el camino del progreso material, y que sólo
medios personales tienen en mira. Si ha de darse crédito a
las obras antes que a las palabras, como nos enseña San
Juan, no vacilo en decir que valen más las limosnas que
da una mano y no ve la otra de los hijos de San Vicente,
que las pomposas alocuciones políticas, discursos parlamen
tarios y artículos de periódico de la escuela de la mentira;
¡Cuán callada que pasa las montañas
El aura, respirando mansamente!
¡Qué gárrula y sonante por las cañas! ##
1 M ax. S im o n , Higiene.
NO VEDADES FRANCM ASONICAS
1 Matth ., X, 34.
2 Luc., XII, 51-52.
# [Florentino Vezga]. N. del E.
944 ESCRITOS r e l ig io s o s
mimm ia c io n a l d e c o l O m S íü
BIBLIOTECA CENTRAL
BOGOTA. D. E.
952 ESCRITOS RELIGIOSOS
: (A L A AMERICA DE MADRID)
y los judíos por una parte, y los nestorianos por otra, de
bieron prevalecer sobre San Cirilo; y sobre israelitas y sobre
cismáticos la joven Hipatía (objeto idolatrado del profesor
de Nueva York), y no debió tener efecto el incendio de la
biblioteca de Alejandría, que Draper no se contenta con
mirar como un rico depósito en mala hora perdido, sino
como centro de la verdadera ciencia de todos los tiempos;
de tal suerte que si renaciese esa misteriosa biblioteca, como
el fénix de sus cenizas, brotaría de nuevo la verdadera ci
vilización, perdida hace siglos, y ahogada hasta ahora por
tantos contratiempos.
La historia, en el cuadro que traza Draper para com
batirla, está viciada por un sofisma tan maligno como des
dichado.
Inventa una entidad, un poder llamado ciencia, y todos
los adelantos y progresos, todos los descubrimientos de la
Edad Media y la moderna, son obra de esa señorona.
No importa que hayan sido clérigos, monjes y papas,
hombres creyentes y piadosos, los autores de muchísimos
de esos inventos útiles; no importa que todos esos progre
sos sociales, científicos y literarios, se hayan verificado a la
sombra de la Iglesia, bajo el clima, dentro del ambiente,
digámoslo así, de la Iglesia. Draper prescinde del medio
cristiano en que se desenvolvió la civilización, y de los
agentes cristianos que la impulsaron. Todo, a su juicio, es
obra de la ciencia, que salió prófuga y desnuda de Alejan
dría, y andaba errante por Europa, perseguida por la Iglesia.
Y en seguida el autor, poniendo a un lado los elemen
tos constitutivos de la Iglesia, despojándola de todas sus
glorias, la considera como un conjunto de todas las igno
rancias y miserias de los pasados siglos. Y poco importa
en cada caso el origen de la resistencia opuesta a una ver
dad científica o a un progreso social. Venga de donde ven
ga, todo adelantamiento es obra de la ciencia, y toda igno
rancia es culpa de la Iglesia.
Mientras la parte más culta de Europa fue católica en
masa, no podía suceder que hubiese controversia alguna
científica sin que fuesen católicos los sustentantes así del
RECUERDOS Y RECTIFICACIONES 967
pro como del contra. Los juicios contradictorios, las contro
versias son condiciones necesarias para el progreso de las
ciencias; siempre las ha habido en los países católicos. Si
las opiniones religiosas de algunos de los que sostienen una
tesis científica, bastasen a probar que esa tesis es dogma
de la respectiva comunión religiosa, nada sería más fácil
de probar, con Draper, que la Iglesia ha condenado y ana
tematizado todas las verdades científicas; pero sería igual
mente fácil demostrar que todas las verdades científicas
han sido descubiertas y defendidas por la Iglesia católica;
por la sencilla razón que acabamos de apuntar, a saber,
que en la Europa católica todas las controversias fueron
entre católicos; y católicos eran los que opinaban que sí, y
católicos los que opinaban no. Si Galileo fue inquietado en
Pisa, ciudad católica, en cambio gozó de tranquilidad y
honores en Padua, ciudad católica también. Si decimos que
el catolicismo condenó el sistema de Copérnico porque los
inquisidores romanos llamaron a cuentas a Galileo, por
unas interpretaciones arbitrarias y fantásticas de la Biblia
con que él pretendía apoyar su sistema científico, y lo pe
naron por esa involucración de la teología con las ciencias
físicas, por otro lado pudiéramos afirmar que el catolicismo
es copernicano, porque todos los papas, como particulares,
todos los cardenales, todos los obispos, y millones de católi
cos de aquel tiempo a esta parte, han creído y creen en el
movimiento que describe la tierra en torno del centro de
nuestro sistema planetario. De aquí resultaría que la Igle
sia aprueba y desaprueba a un mismo tiempo todas las ver
dades científicas. Absurdo; luego el razonamiento es falso.
La astronomía no es atea, porque lo fuera Laplace; ni la
ciencia del Padre Secchi, porque éste fue jesuíta romano,
es tampoco un dogma de la Iglesia.
Lo que debe llamar la atención del verdadero filósofo
es que toda esa agitación científica, que engendra el pro
greso, todas esas controversias que suponen un interés ge
neral por el descubrimiento de la verdad, opuesto del todo
a la inercia y apatía de los pueblos no cristianos, son ma
nifestaciones de un movimiento intelectual, paralelo al de
968 ESCRITOS RELIGIOSOS
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En una carta de¡ Roma, que publica ,La Unión de·. Ma
drid^ leemos lo siguiente.: · ·:■ ·.
Monseñor César Sambucetti, delegado apostólico y enviado ex
traordinario en las repúblicas del Ecuador, Perú y Bolivia, ha sido
designado para el cargo de internuncio en el Brasil. El Moniteur de
Rome añade que monseñor Agnozzi, delegado apostólico en los Es
tados Uñidos de Colombia, que había sido indicado para él expre
sado puesto, se ve obligado a permanecer todavía en Colombia para
continuar, las negociaciones relativas al concordátó éntre él gobierno
de está república y la Santa Sede!. ” "/ , ’. ’ :
*’ xw Tt·
* * # * :
Los altos estudios históricos siguen siendo objeto de la
solicitud de Su Santidad. Todos los jueves se reúnen los
984 ESCRITOS RELIGIOSOS
1
1. Gran diccionario de ciencias eclesiásticas, teología
dogmática y moral, Sagrada Escritura, derecho canónico y
civil, patrología, liturgia, disciplina antigua y moderna, his
toria eclesiástica, Papas, concilios, santos, órdenes religiosas,
cismas y herejías, escritores, personajes célebres, arqueología,
oratoria sagrada, polémica, crítica, misiones, mitología, erro
res modernos, etc., etc., y principalmente cuanto se refiere
a nuestra España. Publicado bajo la protección y dirección
de muchos señores arzobispos y obispos, por los señores
doctor don N i c e t o A l o n s o P e r ú j o , doctoral de Valencia,
doctor don J u a n P é r e z A n g u l o , deán jubilado de Manila, y
otros muchos distinguidos escritores eclesiásticos, cada uno
de los cuales firmará los artículos que escriba. Con licencia
de la autoridad eclesiástica.
El señor Perujo (ventajosamente conocido por sus obras
sobre el Syllabus, sobre la Pluralidad de mundos habitados,
y otras muchas) y el señor Pérez Angulo, han terminado
con la cooperación de distinguidos escritores, los trabajos
preparatorios de esta grande obra, y ofrecen al público el
tomo I.
Han logrado reunir una colaboración numerosa y esco
gida de distinguidos y notables eclesiásticos, ya conocidos
por sus escritos, ciencia y servicios prestados a la Iglesia,
los cuales escriben los más importantes artículos, que apa
recen firmados con sus respetables nombres. Entre ellos fi
guran señores dignidades y canónigos de oficio de varias
catedrales, rectores y catedráticos de seminarios, escritores
REVISTA BIBLIOGRAFICA;. GENERAL 987
TO M O S LETRA S A R T IC U L O S
I. A .................................................................. 1.167
II. B y mitad C .................................................... 954
III. C mitad2 ? y D ................................................ 1.000
IV. E, F, G ..........................................................: . 918
V. H, I, J, K ........................................................ 946
VI. L, LL, M ......................................................... 922
VII. N, O, y 200 P ...................... 740
VIII. P, Q ................................................................... 784
IX. R. S ................................................................... 938
X. T, U, V, W, X, Y, Z ................................... 747
T o t a l ..................... 9.316 23
II
III
La conversión de la Magdalena, de M a l ó n d e C h a i d e ,
obra de estilo esmeradísimo, que contiene un fecundo ma
nantial de consideraciones para el alma devota y para la
predicación. Dos tomos.
El príncipe cristiano, del Padre R i b a d e n e y r a . Obra ci
tada como uno de los primeros ejemplares de la literatura
española. Un tomo.
El filósofo rancio, del Padre A l v a r a d o . El solo epígrafe
de esta obra es ya su recomendación. Seis tomos.
Hechos políticos y religiosos del que fue duque de
Gandía y virrey de Cataluña, San F r a n c i s c o d e B o r j a , y
obras del mismo, por el padre J u a n E u s e b i o N i e r e m b e r g ,
de la Compañía de Jesús, que magistralmente retrata aque
lla época de fe y esplendor de la monarquía cristiana. Tres
tomos. El tercero contiene obras originales del santo, no
publicadas antes.
996 ESCRITOS RELIGIOSOS
'■ V\ * A '
CRONICA RELIGIOSA G EN ER A L
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C arolus N o c e lla .
A Secretis
Latinarum Epistolarum
Leonis XllL
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E x t e r io r
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I n t e r io r
local que sirve de asilo a los enfermos. Este hospital cuenta tres
años de existencia, y en todo este tiempo se ha mantenido por obra
de la Providencia, pues la suscripción mensual fija con que contri
buyen algunos fieles es solamente de 29 pesos, y el gasto asciende,,
por término medio, a 80 pesos. Las cuatro hermanas que sirven el
hospital han tenido a su cargo la instrucción y educación religiosa
de más de doscientos niños de uno y otro sexo. Las niñas aprenden
allí además algunos oficios que les proporcionarán los medios de
vivir honradamente. El hospital, como el colegio, han tenido que
arrostrar dificultades y contradicciones.
Existe también en esta ciudad, hace año y medio, un colegio de
varones que dirige el señor don Luis A. Mesa, con la cooperación
de don Justo García. Cuenta este establecimiento setenta alumnos, y
tiene la garantía para los padres de familia de que los superiores
son católicos y muy competentes.
# # #
I
E l A uto r
BOGOTA, O. E.
1052 ESCRITOS RELIGIOSOS
II
L a P o esía E xótica
* [ F lo r e s ta d e la sa n ta ig le s ia c a te d r a l d e la c iu d a d y p r o v in c ia
de S a n ta M a rta , escrita por el alférez don José Nicolás de la Rosa
en 1739 y publicada en 1742]. N. del E.
4 Hipérbole andaluza.
1054 ESCRITOS RELIGIOSOS
III
La F il o l o g ía P ed a n tesca
67— M. A. C aro, O b ra s.
1058 ESCRITOS RELIGIOSOS
Celedón Isaacs
Feo Nusaguetse Amúkara
Luna Sagha Kuna
Mano Kánkalla Orna, etc.
Yo te quiero comprar.
Cómprame, negocíame con mi padre.
Tengo triste el corazón.
Tú tienes la culpa.
Ven a la noche.
Ven sola.
EL DARWINISMO Y LAS MISIONES 1061
IV
La A r q u e o l o g ía D a r w in ia n a
* [ I d e m ] . N. del E.
25 Puede verse en la importante obra La I g le sia y e l E s ta d o de
don Juan P. Restrepo.
* * [ I d e m , págs. 298-299]. N. del E.
EL DARWINISMO Y LAS MISIONES 1089
VII
El S eñor I sa a c s y lo s H is t o r ia d o r e s
Comparemos y analicemos.
La relación que hace La Rosa, con referencia al Padre
La Bata, es sincera; el misionero capuchino no ocultó, ni
tampoco La Rosa, la explicación natural que los indígenas
daban de un hecho que La Bata estimó milagroso y cuya
explicación verdadera no da el señor Isaacs. Además La
Rosa consigna en calidad de mera opinión piadosa la de
que aquella estampa de pie humano fuese de un apóstol
primitivo o de San Luis Beltrán; y ya se sabe lo que sig
nifica opinión piadosa: opinión fundada en un piadoso
sentimiento y no en principios dogmáticos ni en compro
bantes históricos.
Vamos al comentario. En primer lugar, una cosa es
huella de pie humano estampada en una piedra y otra cosa
figuras de pies humanos (o que se suponen tales) dibuja
das en una roca. Si el señor Isaacs con su altivez filosófica
no se hubiera arrodillado a besar huella ninguna de pie
humano, el Padre La Bata, en su humildad religiosa, no se
hubiera encaramado con el señor Isaacs a venerar en la
VIII
C o n f u s ió n de Ideas y S e n t im ie n t o s del S eñ or I sa a c s
UNIVERSIDAD KACIONAL CE C O L O M B i
j O T ECA CENTRAL
BOGOTA, D. E.
1102 ESCRITOS RELIGIOSOS
IX
G a sto s In ú t il e s
Oigámosle:
X
C o n c l u s ió n
3 “He— the saint (iron ice) — soon prom pted or accepted the sa-
1112 ESCRITOS RELIGIOSOS
unión de la fe, protesta que nunca hizo otra cosa que in
sistir en la misma doctrina católica que expuso en su libro
sobre la Trinidad, por él escrito cuando presidía la iglesia
de Constantinopla Atico, predecesor de Nestorio. ¿Qué
más? Los padres del sínodo de Constantinopla, que condenó
a Eútiches (año 448) porque negaba la distinción de dos
naturalezas, leída el acta de acusación contra el extraviado
monje, prorrumpieron en esta exclamación: “ ¡Honor eter
no a Cirilo! Su fe es nuestra fe. ¡Anatema a quien no la
profese! ¡Maldición sobre el que quiera quitar, añadir o
cambiar nada en ella!’? Los padres del concilio de Calcedo
nia (iv ecuménico) que confirmó la misma doctrina, ex
clamaron de igual modo: “Nuestra fe es la de Cirilo. ¡Ho
nor inmortal a la memoria del santo patriarca!” Y luego
que se leyó la famosa decretal de San León el Grande, la
acogieron con estas aclamaciones: “Pedro ha hablado por
boca de León. Su voz es la del Colegio Apostólico. Su
creencia es nuestra creencia. León y Cirilo han enseñado una
misma doctrina” . Puede bien asegurarse que, después de
algunos Soberanos Pontífices, no ha habido ningún doctor
de la Iglesia que reciba de diversos concilios ecuménicos
tan unánimes y espléndidos testimonios de adhesión y res
peto como Cirilo de Alejandría.
Los testimonios de los Papas y las tradiciones de la igle
sia griega no son menos explícitos en favor de San Cirilo.
San Celestino le dio el título de doctor católico, doctor del
mundo le llaman los coitos, los teólogos le conservan el dic
tado de doctor de la Encarnación. En las Menaia de los
griegos se ensalzan sus virtudes con varios himnos, odas y
antífonas, tanto el 28 de enero como el 18 del mismo mes,
en que le tributan también culto en unión con Atanasio,
dedicándoles a entrambos iguales alabanzas. Y por último,
en el oficio recientemente dado por León XIII se le ape
llida “defensor preclarísimo de la fe católica, lumbrera de
E pur si mnove.
L a C a l u m n ia .
sobre Galileo (número 248) provienen, sin duda, del falso método
que adopta. Ha sentado una tesis y tra ta d e a d a p ta r la h is to r ia a su s
id e a s p r e c o n c e b id a s . Ya se ve, pues, que no dudamos de su sinceri
dad; pero a su fa ls o m é t o d o agrega s u in c o n d ic io n a l a c e p ta c ió n d e
cierta s a u to r id a d e s , y se encierra con ellas en aquella Escolástica que,
como dice Paul Janet, “ acostumbró los espíritus a los razonamientos
deductivos” ; escuela — si tal nombre merece— llena de pretensio
nes, orgullosa y pedante, que falseó los hechos, inventó sofismas y
murió de esterilidad. Por otra parte este escritor, que q u e b r ó s u v o
lu n t a d , s ig u e d e r r o te r o s im p u e s to s , e stu d ia en s u s p r o p io s lib r o s , e s
tr e ch a su in te lig e n c ia en m o ld e s a lae ignora o aparenta
a n tig u a
ignorar que el espíritu moderno se guía por sentimientos e ideas
más variados y complejos que los antiguos, y que así, y sólo así, ha
llegado el hombre a sondear las más desconocidas profundidades del
alma.
No ignora el señor redactor que a ltera r lo s h e c h o s d e la h is to r ia
p u d o ser a rm a d e lo s e sc o lá s tic o s , pero que es arma débil e implica
grave error y aún más grave responsabilidad moral en esta época de
comprobaciones. Desgraciadamente sus deberes ortodoxos, el I n d ic e
romano, no le permiten quizá aclarar su errónea tesis.
No obstante ella es hoy insostenible. Y admira que un literato
de tanta seriedad se detenga en investigaciones hoy triviales, como la
que a Galileo se refiere, la cual, si alguna vez fue enigma de la his
toria, es hoy lugar común entre gentes ilustradas. Plasta cierta época
escritores interesados pudieron amontonar sombras sobre aquel drama
de la ciencia, que pone en alto relieve el carácter de la lucha entre
Galileo, los teólogos y los peripatéticos. ¡Pero hoy la luz se ha hecho
y, para confusión de ciertas gentes, el proceso de Galileo existe!
Y más adelante:
Permítanos el señor redactor expresar aquí un concepto sobre la
seriedad de sus juicios. Consideramos sus escritos como de escritor
sinceramente convencido, pero c ie g o e in fla m a d o p o r s u s te r r ib le s
p a s io n e s p o lític a s . No de otro modo puede explicarse su manera de
combatir en estas lides filosóficas y políticas, en que los más avisados
saben cuánto vale el respeto a las opiniones de nuestros adversarios.
72—M. A. C a r o , O bra s.
1138 ESCRITOS RELIGIOSOS
II
III
N o ta so b r e lo s P adres Z u ñ ig a y F o sc a r in i
w iv e k im d mom de C o l o m b ia
b ib l io t e c a central
BOGOTA. 0. E.
1152 ESCRITOS RELIGIOSOS
VI
M Á S SOBRE LA C O N F U SIÓ N TEO LO G IC O -C IE N T IFIC A
CATÓLICO Y E L SECTARIO
VIII
El in c id e n t e de 1616 no in t e r r u m p ió la in v e s t ig a c ió n
C IE N T ÍF IC A
L as su pu est a s « c o n c l u s io n e s a bso lu ta m en te c ie n t íf ic a s »
22 D e M a ist r e .
23 Se ve que cantaba así contemplando de noche el estrellado
firmamento.
24 Ps. VIII, 2, 4-7.
25 Ps. XCI, 5-7.
GALILEO 1171
De noche rodeado
En sueño y en olvido sepultado,
El amor y la pena
Despiertan en mi pecho un ansia ardiente. . .
Morada de grandeza,
Templo de claridad y hermosura,
El alma que a tu alteza
Nació ¿qué desventura
La tiene en esta cárcel baja, oscura?
¿Qué mortal desatino
De la verdad aleja así el sentido,
Que de su bien divino
Olvidado, perdido
Sigue la vana sombra, el bien fin g id o ?...
¿Quién es el que esto mira
Y precia la bajeza de la tierra,
Y no gime y suspira,
Y rompe lo que encierra
El alma, y de estos bienes la de$tierra?
IT
#
[1, 2]. N. del E.
##
[Libro I, capítulo I]. N. del E.
UN FALSO BUDISTA 1195
c ie n t íf ic a .
Ilustrísimo Señor:
Después de implorar las luces del Espíritu Santo, las
autorizadas palabras de Vuestra Señoría Ilustrísima, fun
dadas en las enseñanzas dogmáticas del Soberano Pontífi
ce, son la mejor prenda de que el cielo derramará sus ben
diciones sobre el pueblo y gobierno de Colombia.
Creo no desconocer la naturaleza de las dos potestades
establecidas por Dios para el bien de la sociedad. La Igle
sia tiene un poder en el orden de la religión, distinto e
independiente del poder temporal. Este, a su vez, no de
pende del poder espiritual. Mas lejos de vivir reñidos ni
separados, deben marchar ambos en el espíritu de amistad
y concordia a que los obliga la comunidad de origen y su
fin benéfico.
La presente administración, como la anterior, cumplirá
los deberes de un gobierno cristiano y continuará inaltera
bles sus relaciones con el digno representante de la Santa
Sede y con el episcopado colombiano, celoso dispensador
de la paz de Dios, que es el fundamento de la paz social.
El concordato celebrado con la Santa Sede, luminosa
mente explicado por Vuestra Señoría Ilustrísima en su an
terior residencia episcopal, es uno de los pactos de esta es
pecie en que con más franqueza se reconoce la libertad e
independencia. de la Iglesia, tanto más honroso para los
católicos de Colombia, cuanto sus cláusulas principales son
reproducción literal de las declaraciones de eficacia inmedia
ta, hechas anteriormente por el legislador de 86 y 87 ## como
Eminencia:
Con breve apostólico de 4 de julio y con la atenta co
municación de Vuestra Eminencia de 5 subsiguiente, me
ha cabido el honor de recibir las insignias de la pontificia
y distinguida Orden Piaña, que la Santidad de León XIII,
por un acto de la generosidad más espontánea, ha tenido
la dignación de conferirme, después de haberme bondado
samente enviado en meses anteriores la Gran Cruz de San
Gregorio Magno ## y un ejemplar especial de sus Poesías
latinas con dedicatoria autógrafa.
Profundamente reconocido por tales y tan señaladas
muestras de paternal benevolencia, me apresuro a reiterar,
por el muy digno conducto de Vuestra Eminencia ante el
Soberano Pontífice felizmente reinante, la expresión reve
rente de mi filial amor y de mi eterna gratitud.
Dios Nuestro Señor guarde muchos años la importante
vida de Vuestra Eminencia.
Bogotá, 13 de agosto de 1894.
Eminentísimo Señor Mariano Rampolla del Tindaro.
Cardenal de la Santa Iglesia Romana, Secretario de Es
tado de Su Santidad.
Roma.
Diario Oficial, Bogotá, Año XXX, núm. 9.568, 5
de septiembre de 1894, pág. 857.
Excelentísimo Señor:
He oído con sumo placer vuestras palabras nobles y
afectuosas y con filial reverencia acojo las credenciales que
presentáis como emanadas del Soberano Pontífice, de Su
Santidad León XIII, en quien reconocemos los católicos
como el más excelso de sus títulos el de Vicario de Cristo
en la tierra.
Ocasión tan plausible convida a exponer, con la acos
tumbrada franqueza y con la brevedad que fuere posible,
los sentimientos del gobierno de Colombia respecto de la
Iglesia.
Aquí se reconoce, Excelentísimo Señor, que la Santa
Sede Apostólica cifra todos sus anhelos en la salvación de
las almas y de los pueblos, que con tanta fortaleza y cons
tancia como prudencia y dulzura admirable promueve la
paz, la concordia y el ordenado progreso de las naciones;
nosotros la contemplamos como oráculo de eterna verdad,
como estandarte de salud divinamente erigido sobre la
cumbre de los montes y sabemos bien que el que ha sido
herido, y a ella vuelve los ojos, vivirá.
Penetrados de estas ideas y como representantes de un
pueblo que disfruta del inestimable beneficio de la unidad
de la fe, los que restauraron la unidad política y las vene
randas tradiciones de los fundadores de la patria pudieron
acercarse al Padre Común de los fieles a fuer de hijos, no
de extraños, a fin de regular de modo equitativo el ejer
cicio de los dos poderes, espiritual y temporal, en orden a
sus mutuas relaciones y prevenir la repetición de conflictos
tan dolorosos como funestos sin exigir, por vía de compen
sación, ningún privilegio odioso, sin esperar en favor de la
ENTREGA DE CREDENCIALES A MONS. VICO 1215
C u lt o de S an J o sé . — C a p il l a s de S an J o sé : los P adres
T ala vera , V argas y P áram o . — E l P o em a de S an J o sé ,
de V a ld iv ie lso . — L a G u er ra y la P a z .
J. H. S.
D u o d e c im P r im is P a t r ib u s po st R e s t it u t a m Iesu
S o c ie t a t e m O ras N ovae G ranatae in A m e r ic a P e t e n t ib u s
m s :a io e k h u l bs
BIBLIOTECA CENTRAL
BOGOTA. D. E.
1252 ESCRITOS RELIGIOSOS
N o ta de “L ib e r t a d y O rden ”
AN. MCMVIII
A d R om anum P o n t if ic e m
Hymnus
Te veritatis nuntium
Christi fideles audiunt,
Et ultimis a finibus
Quot osculari confluunt
Apostolorum limina
Linguis canunt te plurimis.
I
El S il e n c io y las A m enazas
n un ca.
Seamos, empero, justos, y por este acto de justicia he
mos dado principio a nuestra réplica. El señor Cortés, a
pesar de que a veces pierde los estribos, se ha hecho cargo
de nuestras concienzudas observaciones y ha tratado de re
solver las insolubles dificultades que le hemos propuesto.
Los déspotas silenciarios no merecen sino desprecio y
guerra. Los déspotas que raciocinan merecen una respuesta
y ésta vamos a darla al señor Cortés.
II
T e n d e n c ia s y R e v e l a c io n e s
III
El D e s p o t is m o y la I g n o r a n c ia *
IV
In ju s t ic ia e I n g r a t it u d
d o la — “ p o r lo s ultra m o n ta n o s g u e r r a c r u d a a la e s c u e la
POR SER E S C U E L A ” .
Antes había dicho: “Los ultramontanos lo que atacan
es la escuela pública por ser escuela y n a d a m a s ” .
No hemos hecho aquí sino tomar al vuelo algunos de
los calificativos con que, en esta cuestión de escuelas, nos
obsequia el Diario. Muchos otros hubiéramos podido tras
cribir si hubiésemos tenido tiempo y paciencia para repasar
el contenido del Diario y de otras publicaciones liberales en
el mismo asunto.
Mas confiando en que por la hebra se saca el ovillo y
por la uña el león, según antiguos proverbios, conceptua
mos que, si reuniendo nuestros lectores las frases copiadas
exprimen su sustancia, penetrarán fácilmente el espíritu de
que están para con nosotros animados los instruccionistas.
Ellos creen, o aparentan creer en una palabra, la palabra
del Diario, que nosotros somos los a p ó s t o l e s d e l a i g n o
r a n c ia .
Pero ¿quiénes somos nosotros? Los retrógrados. Y
¿quiénes son los retrógados? Los-ultramontanos. Y ¿quié
nes son los ultramontanos?.. . ¿Hay por ventura aquí
quiénes caminen para atrás, que eso es ser retrógrados?
¿Hay acaso entre nosotros quiénes estén más allá de los
montes, que eso es ser ultramontanos? Ciertamente hay
aquí montes y cerros que pudieran establecer distinciones
entre cismontanos y ultramontanos, pero a nada de eso
pueden referirse nuestros detractores.
Con palabras tan impropias, tan serviles, tan ridiculas
como esas, ellos no pueden referirse sino bien a la Iglesia
católica y sus ministros en general, bien en particular y per
sonalmente a nosotros los que hemos por la prensa propues
to objeciones serias al nuevo plan de educación, o finalmen
te a la Iglesia y a nosotros, hijos de ella, a todos juntos,
que es lo más probable según la vaguedad de las frases y
la ciega rudeza de los insultos.
Examinemos por parte los dos casos, que pueden refun
dirse en uno, y empecemos por la Iglesia en general.
Mandó Jesucristo a sus apóstoles “ir y e n s e ñ a r a todas
LA RELIGION Y LAS ESCUELAS 1313
C o n t e s t a c ió n
t ó l ic a .
LA RELIGION Y LAS ESCUELAS 1325
LA O RFANDAD OBLIGATORIA
*
[Pío IX ]. N. del E.
## [El ilustrísimo señor Vicente Arbeláez]. N. del E.
1344 ESCRITOS PEDAGOGICOS
I. L a A r g u m e n t a c ió n de lo s I n s t r u c c io n is t a s
II. C o n f e s io n e s y P r o p ó s it o s de lo s I n s t r u c c io n is t a s
86— M . A . C aro , O b ra s.
1362 ESCRITOS PEDAGOGICOS
3 M a t t h .,
XXII, 37-40.
■* Id., VII, 12.
INSTRUCCION LAICA 1363
Jóvenes alumnos:
No hay fiestas más propias de la paz ni más dignas de
la civilización, que estas solemnes distribuciones de pre
mios, que pudiéramos apellidar los juegos olímpicos de la
inteligencia. Llegáis al término del año escolar a manera de
atletas o luchadores, y o bien os restituís a vuestras casas a
tomar descanso y reparar las fuerzas para tornar de nuevo
al combate, o bien os retiráis del estadio, sólo para mudar
de teatro, por haber alcanzado aquí las últimas coronas a
que aspiraba vuestra ambición literaria en los títulos que
acreditan vuestro aprovechamiento científico y competencia
profesional. De todos fue la lucha y si no de todos ha sido
el triunfo, a muchos alcanza la gloria y a nadie deben faltar
estímulos para marchar adelante.
El patriotismo y la amistad os felicitan por mi boca en
este momento y os excitan de todas veras a no desmayar
un punto en la honrosa carrera que habéis emprendido. No
es de hidalgos conquistadores detenerse en el camino y pe
trificarse al soplo helado del desaliento. Empéñese el ven
cedor en conservar sobre sus sienes el lauro adquirido y en
ostentarse digno de la victoria que alcanzó, y aquéllos, que
por flaqueza o por negligencia o por desconfianza no me
recieron honores, juren dentro de su corazón tornar con
aliento nuevo a disputar la palma, que puesta ahora en
ajenas manos los humilla enrostrándoles el tiempo que per
dieron, y si su resolución fuere enérgica y profunda, estén
seguros de que la fortuna, que por otro nombre es la jus
ticia, premiará con largueza sus esfuerzos generosos.
Regocíjame sobre todo, y es motivo justísimo de para
ORACION DE ESTUDIOS 1375
87— M. A. C a r o , Obras.
1378 ESCRITOS PEDAGOGICOS
5 Reptiblica literaria .
ORACION DE ESTUDIOS 1381
7 O lózaga , D e la elocuencia .
ORACION DE ESTUDIOS 1383
8 M ad am a de Stael, D e la litté r a tu r e .
1384 ESCRITOS PEDAGOGICOS
He dicho.
II
IV
VI
baria sería su falsedad” . # (Como aquél que hablaba prosa sin saberlo,
no cayó en la cuenta el autor de este argumento de que argüía si
logísticamente, sólo que una de las premisas es falsa; el sujeto de
toda proposición está comprendido en el predicado y se identifica con
el predicado en parte de la extensión de éste, lo cual basta para que
el silogismo sea una operación matemáticamente exacta. Los baconia-
nos han negado la eficacia del silogismo para el adelantamiento de
las ciencias físicas, por cuanto desciende de lo general a lo particular
y la indagación va por inducción de los casos particulares a las leyes
generales, etc. Pero nadie ha negado la exactitud demostrativa del
método de deducción o silogístico. Nuestro profesor va más lejos;
¡según él en todo silogismo bien hecho la conclusión prueba lo con
trario de lo que dice!)
“La mejor garantía que da la lógica del conde de Tracy es que
ella no puede servir de fundamento a ningún sistema de imposturas,
con que se explote la ignorancia o la credulidad de los pueblos; esa
lógica es útil a los engañados y no a los engañadores. Probad lle
varla a cualquiera de esos países, donde los hombres son víctimas de
sus mismos errores, y veréis el terrible escándalo que forman los ex
plotadores de éstos” . *'* (El autor de este párrafo encargó a Francia
un ejemplar de la última edición de Tracy; se le contestó que tal
obra no se le hallaba ni en puestos de libros viejos, ¿acaso porque
en Francia los libreros son víctimas de sus propios errores?) “ He
buscado [nuevas verdades] en los nuevos libros que he podido ha
ber. . . en general lo que he hallado son viejos errores, que en la
época presente ha vuelto a poner de moda la reacción de esa filoso
fía oficial, que se propone acogotar las ciencias para que sirvan a
los intereses dominantes” . ### (La filosofía, si tal nombre merece, que
predicaba el autor de estas líneas, era precisamente la que se im
ponía y se impuso oficialmente para acogotar — valgan sus pala
bras— la autonomía de las universidades. Y basta como muestra).
# [Anales de la Universidad, tomo IV, pág. 399]. N. del E.
* * [Idem, pág. 405]. N. del E.
* * * [Idem, pág. 406]. N. del E.
EL ESTADO DOCENTE 1407
25 de noviembre de 1885
Noviembre de 1886.
Los conceptos del precedente artículo, * * escrito en 1872,
acerca del espíritu antirreligioso de la enseñanza bentha-
mista, no sólo se vieron muy luego confirmados por los
hechos, sino que palidecieron ante la gravedad de un es
cándalo inaudito.
Triste tarea, bien que fecunda en saludable escarmien
to, sería trazar la historia de la instrucción pública en Co
lombia de veinte años a esta parte y especialmente de la
usurpación y profanación del Colegio de Nuestra Señora
del Rosario, fundado por el arzobispo Fray Cristóbal de
Torres.
En 1872, violando abiertamente las constituciones del
colegio y desafiando reiteradas censuras eclesiásticas, los
usurpadores de aquel establecimiento enseñaban la ciencia
de la legislación por Bentham y la filosofía por Destutt
de Tracy.
Avanzando en su obra demoledora y cruel el espíritu
2 Nótese bien esta frase, que confirma (con el contexto del libro
entero) la patente intención de atacar la religión cristiana.
3 Obra y edición citada, página 88. El goce de los goces: la tra-
EL COLEGIO DEL ROSARIO 1417
8 Matth., XVIII, 6.
# [Carlos Martínez Silva]. N. del E.
## [Juan Manuel Rudas]. N. del E.
1424 ESCRITOS PEDAGOGICOS
Honorables Delegatarios.
En 1592 don Bartolomé Lobo Guerrero, arzobispo de
Santa Fe de Bogotá, fundó el Colegio de San Bartolomé y
confió su dirección a los clérigos regulares de la Compañía
de Jesús, los mejores institutores del mundo.
En 1767 el rey Carlos III decretó la expulsión de los
jesuítas de los términos de la monarquía española. Con tal
motivo, y por real cédula de 14 de agosto de 1768, asumió
el gobierno español el patronato de los colegios y semina
rios que estuvieron a cargo de los regulares expulsos. Esta
disposición, que trajo consigo la exclusión del arzobispo en
el nombramiento de rectores y catedráticos, fue confir
mada para San Bartolomé por el virrey y junta de tempo
ralidades a l 9 de marzo de 1769, y consultada esta resolu
ción con la corte, aprobóse por real orden de 21 de abril
del año subsiguiente.
Primero el gobierno español, durante el régimen colo
nial, y después el gobierno de la república, desde la inde
pendencia, continuaron' administrando el Colegio de San
Bartolomé, el cual, por decreto legislativo de 20 de marzo
de 1852, adquirió la calidad y título de colegio nacional.
La constitución de 1853, ensayo funesto de descentraliza
ción excesiva y anárquica, dio ocasión y fundamento a la
ley de 17 de abril de 1855, la cual (artículo 49) declaró
de competencia del poder municipal la dirección de la ins
trucción pública e impuso, con buen acuerdo en esta parte,
a las cámaras provinciales la obligación de respetar la vo
luntad de los fundadores de establecimientos dotados de
rentas propias.
En consecuencia la cámara de provincia de Bogotá, por
ordenanza de 2 de enero de 1856, asumió la dirección de
San Bartolomé, pero, no pudiendo sostener conveniente
mente las enseñanzas, la cedió al doctor don Pastor Os-
que puedan formar los jesuítas con los libros de San Bar
tolomé. Este cargo nos hace recordar que el fondo principal
de la Biblioteca Nacional (más de 40.000 volúmenes) se
compone de las ricas librerías expropiadas en el siglo pa
sado a las casas de jesuítas de Bogotá y Tunja. Y ahora
Reg pasa a cargo de la Compañía, convertido en renta
anual, el valor de la biblioteca que puedan formar.
Nótese que el laboratorio de química, cuyo importe hi
potético se carga en cuenta de una vez a los religiosos
como renta anual, es el que debe establecerse.
No continúo comentando, porque la absurdidad de la
cuenta es tal, que si en su origen parece inspiración dia
bólica, en su ejecución tiene trazas de castigo del cielo.
Señor director: cada uno tiene sus intolerancias, y creo
que puede clasificarse entre las inocentes y justas la que
consiste en devolver un periódico cuya lectura ha de causar
nos disgustos por apreciaciones como la que acabo breve
mente de analizar, lanzadas contra instituciones respetables
en cuya conservación y florecimiento están vinculados los
intereses morales del país y las legítimas esperanzas de los
padres de familia.
Por esta razón y con pena por lo que a usted se refiere,
me despido públicamente de El Semanario, lo cual no obsta
para que me repita de usted afectísimo seguro servidor
y amigo.
Bogotá, febrero 10 de 1887.
* [ V e r g . A e n e id o s I, 118]. N. del E.
1434 ESCRITOS PEDAGOGICOS
S p u m a n tis a p ri c u r s u m . *
¿Cuál discurso?. . .
Cuando a fines de 1885 el gobierno resolvió sabiamente
lavar los establos de Augías, el señor Rudas elevó al Con
sejo Nacional un escrito de queja, en el que, realmente, se
proclamaba defensor de la “autonomía” del colegio, que
dejaba de ser suyo, y celosísimo abogado de la voluntad
C a r l o s M a r t ín e z S il v a .
LAS CUENTAS DEL COLEGIO DEL ROSARIO 1447
tar aquí que la mayor parte de los profesores que allí ense
ñan hoy, y a quienes se pretende hacer odiosos bajo el dic
tado de extranjeros, son colombianos, que no deslumbran,
porque han vivido en el retiro consagrados al estudio y
desempeñan la misión de enseñar con la modestia propia
de su estado y profesión. Se devolvió por primera vez su
autonomía al Colegio del Rosario, se le dotó con nuevas
rentas y, bajo la dirección de uno de los más respetables
sacerdotes del país, * nada deja hoy que desear en todo con
cepto este histórico establecimiento. Los que tachan a los
extranjeros y a los sacerdotes podrían, si cupiera justicia
en sus pechos, reconocer a un perfecto institutor en el rector
del Colegio de Colón, mas este mismo caballero ha sido ob
jeto de groseros ultrajes, porque ob virtutes certissimum
exitium.
Con el código infalible e irreformable de Rionegro vi
nieron a tierra los libros sagrados de Tracv y Bentham.
Concedióse al profesorado de las escuelas o facultades su
periores la libertad que deben tener para renovar textos,
adoptando los de mejor doctrina y método; los textos úni
cos, vetustos e infalibles, han sido reemplazados por biblio
tecas de consulta. La facultad de derecho recibió un germen
fecundo de regeneración con la enseñanza formal de de
recho romano, confiada a un distinguido profesor contra
tado en Francia con este objeto. Este jurista, que acaba de
prestar importante servicio en cumplimiento de uno de los
compromisos de su contrato con su exposición del derecho
civil patrio, razonado y comparado, fue por mucho tiempo
combatido con el bárbaro argumento del extranjerismo;
ahora la Sociedad Colombiana de Jurisprudencia, del modo
más espontáneo, le nombra su presidente; justo desagravio
que envuelve la justificación del gobierno que trajo al país
a M. Champeau. * *
error no está de mi parte y que con el error toman otra camino tan
desconocido tan desgraciados epítetos. Esta sencilla explicación basta
ría para refutar los cargos, éstos sí tan malignos como erróneos, que
me hace el señor Caro. . .
TRADUCCIONES
î
î
n
I. L a hora de D io s
II. A d io s e s al mundo
III. El S e m in a r io de S an S u l p ic io . La I g l e s ia y el
V. De la in v e s t ig a c ió n de la verdad
VI. P r o t e st a n t ism o y r a c io n a l is m o
R eglam en to
VIII. De la t r is t e z a
IX . La ju v e n t u d . El don de am ar
X. L a C u a r esm a
X I. De la I g lesia
instante todos los puntos del globo? Por otra parte, desde
el momento en que el cuerpo puede ser inextenso, ya queda
libre de la ley de la localidad y puede estar presente en
todo lugar, así como tu alma está presente en todos los
puntos de tu cuerpo, así como Dios lo está indivisiblemente
en todos los puntos del universo.
Paso al dogma de la predestinación. Oye la doctrina
católica: Dios quiere salvar a todos los hombres, aun des
pués de la culpa de Adán, nuestro común padre. Jesucristo
murió por la salvación de todos los hombres. Dios da a todos
los adultos las suficientes gracias para conseguir su salva
ción y aun a los infantes les destina gracias que muchas
veces, si se frustran, es por causa de los padres o por otras
provenientes siempre de la malicia humana. A nadie re
prueba Dios sino después de haber previsto su falta de
cooperación a la gracia hasta el último momento.
Es verdad que no da Dios unas mismas gracias a todo
el mundo, y ahí está la desigualdad señalada por San Pa
blo en el capítulo ix de su epístola a los Romanos, de que
me citas un pasaje. Así como en el orden natural ha esta
blecido Dios un orden jerárquico en sus criaturas a virtud
del cual, sin previo mérito de parte de ellas, la una resulta
ser un grano de arena, otra una rosa, cuál un animal, ésta
un hombre, aquélla un ángel, del mismo modo en el orden
sobrenatural y sin previo mérito ni demérito, da Dios mu
cho más a un Jacob que a un Esaú, pero sin defraudar
nunca ni al uno ni al otro de lo necesario, porque a todos
los ha llamado a la vida eterna y la doctrina de la Iglesia,
ya expuesta, es que todos los hombres reciben del Señor las
suficientes gracias para conseguir la salvación. Me pregun
tarás todavía, ¿por qué razón esta diferencia arbitraria?
A esto respondo con San Pablo: “ ¡Oh hombre! ¿quién eres
tú para altercar con Dios? Por ventura dirá el vaso de barro
al que lo labró: ¿Por qué me hiciste así?” #
Sucede en el orden de la gracia lo que en el de la na
turaleza. Y si no dime, querido amigo, ¿qué hiciste tú para
XV. 3 L as se ñ a l e s d e l t ie m p o .
L a p r o fesió n de
esc r it o r . La reg la de S anto D o m in go
XXIII. De la oración y la p e n it e n c ia y de la le c t u r a
DE LOS S ac RADOS LlBROS
XXVIII. De la ed u c a c ió n .
C o n s e jo s a un jo v e n
PRECEPTOR
X X IX . D el r e c o n o c im ie n t o por lo s b e n e f ic io s
E S P IR IT U A L E S
El m is m o a su n to .
Lo que usted me dice, señor mío, del bien que tal vez
pude hacerle en otra época, me llena de consuelo. Esos
1528 APENDICE
XXX. De la o b e d ie n c ia y la l ib e r t a d . C o n s e jo s so bre
ED U C A C IÓ N
Venerables hermanos:
Desde que se alzaron las olas de sedición, cuyos furiosos
embates tienen abatido el poder civil de los Soberanos Pon
tífices y domeñada a esta ciudad de Roma, Nosotros, así
como antes nuestro predecesor Pío IX de felice recordación,
también nos hemos esforzado en defender y reivindicar
enérgicamente los derechos de la Sede Apostólica, como el
cargo y misión que tenemos lo demandaba. Con la misma
constancia, cada vez que hemos visto cometerse un nuevo
atentado en apoyo de la nueva situación creada, contra él
nos hemos pronunciado proclamando la verdad y la justi
cia, y expresamente contra esta violencia, que hace ya tiem
po nos asedia, hemos estado reluchando, oponiéndole resis
tencia siempre.
Empero, con misteriosos designios ha permitido Dios,
que la tremenda tempestad que se desató no se calme con
el curso del tiempo. N i hay necesidad de explicar lo que
sucede, mayormente hablando a vosotros, venerables her
manos, que estáis viendo y, por decirlo así, palpando esto
mismo todos los días. Nunca remisos nuestros enemigos en
la prosecución de sus planes, no meditan otra cosa que
asentar aquí cada vez más hondamente su obra, buscando
de continuo acá y allá los medios por donde puedan pre
sentarse como adueñados con buen derecho y estable domi
nio de la ciudad de Roma. A ese fin se dirigen con con
sumada habilidad todos sus actos: sucesos que resultan de
causas por ellos preparadas, aura popular que con halagos
consiguieron en casa, votos de asentimiento que solicitaron
fuera, todo es, en fin, artificioso trabajo encaminado al
logro y afianzamiento de su dominación. Cuanto más ellos
se empeñen por dar en tierra con lo que a la Iglesia y al
ALOCUCION DE LEON XIII 1531
97— M. A. C a r o , Obras.
1536 APENDICE
97— M. A. C a r o , Obras.
1538 APÉNDICE
iHiiVERSiOJko mmi ce m m i
BIBLIOTECA CENTRAL
1552 APÉNDICE
INDICES
Cipriano, Santo: 127, 971, 1187. 1318, 1324, 1336, 1337, 1358-
Cirilo de Alejandría, Santo: 965, 1365, 1367.
966, 1108-1130, 1420. Cortés, José María: 908.
Clarke, Samuel: 292. Cortés, Mariano, S. L: 1245.
Claudiano: 1228. Courbet, Gustavo: 743.
Clemente de Alejandría, Santo: Cousin, Víctor: 252, 254, 262,
1109, 1186. 430, 630, 1402.
Clemente XII, Papa: 1535, 1536. Cristina de Lorena: 1141, 1159.
Clopatofsky, Antonio: 922, 923. Cristina de Suecia: 1493.
Codorniú, Julia: 993. Croiset, Jean, S .L : 1112, 1113.
Codro: 236, 346. Crucius, Cristiano Augusto: 292.
Col enso, Juan Guillermo: 262. Cruz, Domingo Benigno: 832.
Colmenares, Manuel: 908. Csoma, Alejandro: 1197.
Coloma, Carlos: 997. Cubillos, Juan: 1446.
Colón, Cristóbal: 41, 311, 445, Cuéllar, Bernardino: 908.
486, 623, 624, 853, 1005, 1056, Cuervo, Antonio B.: 1045, 1441.
1267. Cuervo, Luis Augusto: v i i i .
Colunje, Gil: 1359, 1360. Cuervo, Rufino José: xi, xx, xxi,
Compte, Carlos: 35, 177, 178, x x v ii i , xxxiv, xxxvi, 915.
290, 341, 342. Cumberland, Ricardo: 53, 144,
Comte, Augusto: 1391. 1348.
Concha, José Vicente: x x i i . Cumming, Juan: 411.
Condillac, Etienne Bonnot de: 18, Curdo, Quinto: 236, 346.
47, 297, 370, 429, 457, 475, Cusa, Nicolás de: 1131, 1139,
494, 495, 523, 524, 532, 536, 1166, 1176.
1158, 1159. Cuvier, Jorge Leopoldo Cristián
Condorcet, Marie-Jean-Antoine Ca- Federico Dagoberto, barón de:
ritat, marqués de: 1098, 1101. 526, 527.
Confucio: 1190, 1191.
Conto, César: 1437. Champeau, Edmundo: 1458.
Copérnico, Nicolás: 59, 321, 364, Champollion, Juan Francisco:
403, 967, 1131, 1135, 1139- 1097.
1145, 1148, 1150, 1151, 1160- Chaparro, Salvador: 908.
1163, 1165-1169, 1172, 1174, Chaparro Plazas, Jesús María: 908.
1176, 1420. Chapsal, Carlos Pedro: 518.
Córdoba, Gonzalo: 1039. Chateaubriand, Francisco Renato,
Córdoba Vallecilla, Jaime: 1039. vizconde de: 1243.
Correggio, Antonio Allegri, el: Dámaso I, Santo: 994.
39, 310. Dante Alighieri: 1005, 1102, 1168»
Corrigan, Michael Augustine: 982. 1380.
Cortés, Enrique: 620, 1286, 1288- Darras, Joseph-Epiphane: 1119,
1302, 1304-1311, 1313, 1317, 1120.
1568 INDICE DE NOMBRES
867, 870, 901, 943, 1228, 1303, Mandeville, Bernard de: 144.
1309, 1511. Mann, Horacio: 1355.
Lucífero de Cagliari: 995. Manning, Henry Edward: 411,
Lucido Júnior: 34, 414. 1014, 1341.
Lucrecio Caro, Tito: 42, 126, Mantilla, Foción: xxvm, 5, 270.
266, 391, 422, 551, 879, 1065, Mantilla, Pedro León: 1255.
1359. Manzoni, Alessandro: vn.
Luculo, Lucio Licinio: 1381. Marat, Juan Pablo: 683.
Lugo, Juan de, S. I.: 1156. Marcos, Santo: 87, 241-243, 587,
Luis XIV, Rey: 1078, 1440. 818, 901, 957.
Luis Beltrán, Santo: 1054, 1076, Margado, Francisco: 423, 1238,
1088, 1089, 1096. 1248, 1450.
Luis de Francia, Santo: 690. María, Virgen: 669, 670, 695,
Luis de Granada, O.P.: 241, 718, 738, 781, 930, 943, 973,
1517. 976, 982, 989, 991, 998, 999,
Lutero, Martín: 111, 260, 536, 1001-1003, 1007, 1014, 1110,
626, 628, 651, 664, 695, 699, 1117-1119, 1121, 1122, 1128,
950, 952, 965, 973, 978, 981, 1130, 1228, 1230, 1231, 1247,
985, 1226, 1227. 1250, 1252, 1306, 1307, 1350,
1362, 1414, 1505, 1556.
Lleras, Lorenzo María: 673, 1293.
Marini, Marino: 1137.
Macaulay, Tomás Batington, ba Mariño, Santiago: 1381.
rón: xxiv, 489, 528, 531, 1158, Maritain, Jacques: xxxvi.
1294, 1348, 1382. Márquez, José Ignacio de: 795.
Machiavelli, Niccolo: 179. Marroquín, José Manuel: 1055,
Mac Quaid, Bernardo Juan: 1373. 1211, 1216, 1448, 1559.
Madiedo, Manuel M.: 352, 424, Martigny, Jean-Alexandre: 987.
1415. Martín, Carlos: 1279, 1327.
Mahoma: 936, 1371, 1557. Martínez, Fernando Antonio: xxi.
Maistre, José, conde de: xxiv, Martínez, José María: 1446.
x x x v iii , x l i i i , 1 1 0 , 117, 211, Martínez, Polidoro: 908.
212, 266, 432, 655, 729, 743, Martínez Silva, Carlos: 915, 916,
1069, 1076-1079, 1086, 1099, 1423, 1441, 1443, 1444, 1446,
1144, 1159, 1170, 1172, 1174, 1448, 1559.
1178, 1180, 1227, 1314, 1494, Martínez Vigil, Ramón, O. P.:
1496, 1513. 1016.
Maldonado, Juan: 994. Mastai Ferretti, Giovanni Maria:
Mallarino, José María: 808. 927.
Mallet Du Pan, Jacobo: 1137, Mateo, Santo: 81, 87, 88, 93,
1139. 100, 130, 149-151, 156, 221,
Malón de Chaide, Pedro, O. S. A.: 224, 235, 241-244, 258, 259,
995. 263, 269, 270, 332, 351, 570,
INDICE DE NOMBRES 1575
889, 890, 892, 893, 907, 912- Salazar, Pedro, O .S.A .: 1002,
914, 1333, 1402. 1003.
Rojas, Pioquinto: 926. Salgar, Eustorgio: 1103, 1288,
Rojas Garrido, José María: 424, 1289.
630, 632, 689, 873, 1103, 1293. Salgar, Januario: 1293.
Roldán, Antonio: 1392. Salmerón, Nicolás: 958.
Romero, José: 1002, 1085, 1086. Salomón, Rey: 1151.
Roothaan, Joannes Philippe, S. L: Salvaterra, Gianmaria, S .L : 1077.
1244. Sambucetti, César: 982.
Rosa, José Nicolás de la: 1053, Samper, José María: 407, 424,
1076, 1088, 1095, 1096. 426, 900-904, 906, 1036, 1103,
Rosas, Avelino: 1234. 1293.
Rosell y López, Cayetano: 1230. Samper, Miguel: 673, 674, 676-
Rosmini Serbati, Antonio: 142, 679, 685.
432. Sanabria, Edgard: xx, xxvm,
Rossi, Juan Bautista de: 1006, xxxix.
1007. Sánchez, Gabino, O. R. S. A.:
Rossi, Pellegrino: 343, 1137. 1260.
Rossini, Gioacchino: 40, 311, Sánchez Arévalo, Francisco: xvi.
Rothlisberger, Ernesto: 630, 632, Sánchez de Castro, Vicente Santia
1430, 1461. go: 989, 1016.
Rousseau, Juan Jacobo: 87, 293, Sanclemente, Manuel Antonio:
609, 960, 1095, 1098, 1201, 1216.
1220. Sandino, Wenceslao: 1277, 1559.
Rudas, Juan Manuel: 1189-1193, Sandoval, Alonso de, S. 1238.
1195, 1197-1199, 1202, 1203, Sanfelice, Guillermo, O. S. B.:
1415, 1423, 1435, 1438-1441, 1015, 1473, 1532.
1443-1449. San Román, Francisco J. de, S. L:
Rueda, Venancio: 907. 1245.
Ruiz, Juan, O.P.: 1252. Sanseveri.no, Cayetano: xxii, 588,
Ruiz, Lino: 1293. 636, 637, 1158.
Ryan, Patrick John: 983. Santamaría, Eustacio: 1445, 1446.
Santander, Francisco de Paula:
Saavedra Fajardo, Diego: 1380. 426, 608, 788, 795, 1450.
Sagasta, Práxedes Mateo: 1080. Santiago, Sanio: 710.
Saint-Pierre, Jacques-Henri-Ber- Sara: 812.
nardin de: 1050. Sardá y Salvany, Félix: 998, 1000.
Saisset, Emilio: 325. Sardanápalo, Asurbanipal: 426,
Salas, Ramón: 109, 112-118, 125, 907.
143, 144, 173, 179, 204-207, Sarto, José: 1270.
221, 387, 557, 560, 628, 837, Say, Jean-Baptiste: 1402.
845. Scheler, Max: xxix.
1580 INDICE DE NOMBRES
Págs.
E S C R IT O S F IL O S O F IC O S
P r im e r a P a rte
p ágs.
S e g u n d a P a rte
PágS.
E S C R IT O S R E L IG IO S O S
¿ P or q u é “ L a O p in ió n ” r epr o d u c e a R e n á n ? 647-660
“ L a O p in ió n ” .................................................................... 661-662
[ F r a g m en to de u n d iscurso e n la S ociedad de
S a n V ic e n t e de P a ú l ] ......................................... 663-666
B e l l o era c a t ó l i c o ....................................................... 667-671
J esu ít a s y a r t e s a n o s ..................................................... 672-698
A rtíc u lo p r i m e r o ....................................................... 672-677
A rtíc u lo se g u n d o : E stru c tu ra de la socied ad 677-686
A rtíc u lo tercero^ L a re fo rm a s o c i a l ................ 686-693
A rtíc u lo cu arto y ú ltim o : L a re fo rm a ecle
siástica .............................................................................. 694-698
P red ica ció n d o g m á t i c a ................................................ 699-700
C o n testa c ió n a “ E l C a t o lic ism o ” ....................... 701-703
N on in solo p a n e v iv it h o m o ............................... 704-708
E l P adre J a c i n t o ............................................................ 709-719
E l P adre J a c i n t o .............. ............................................. 720-722
L o QUE INTERESA A LOS PU EBLO S.............................. 723-726
[ D iscurso a l in st a la r la J u v e n t u d C atólica
de B ogotá ] ................................................................... 727-733
1588 ÍNDICE GENERAL DEL TOMO I
Págs.
Págs.
¡M e n t id ! ¡C a l u m n ia d ! ................................................ 926-927
¡ C uidado con e l s o f is m a ! ........................................... 928-931
S e p u e d e y se d e b e ......................................................... 932-941
U n c a to lic ism o a n t i c a t ó l i c o ................................ 942-945
C l e r ic a l is m o y f a n a t i s m o ........................................... 946-949
L a m a n ía t e o l ó g i c a .......................................................... 950-957
R ecuerd o s y r e c t ific a c io n e s ( A “ L a A m é r ic a ”
de M adrid ) ....................................................................... 958-972
C ró n ica r elig io sa g e n e r a l ........................................... 973-985
R ev ista bib lio g r á fic a g e n e r a l ................................... 986-1000
C ró n ica r elig io sa g e n e r a l ....................................... 1001-1008
C ró nica r el ig io sa ........................................................... 1009-1014
C ró nica relig io sa y v a r ie d a d e s .............................. 1015-1024
L a c u e st ió n ro m a n a . . . . ...................................... 1025-1030
L a e n c íc l ic a “ H u m a n u m g e n u s ” ........................... 1031-1033
E n e l “ A l b u m de la caridad ” .................. . . . 1034
L a r e l ig ió n de la n a c i ó n ................................ . . . 1035-1048
E l d a rw in ism o y las m i s i o n e s ............................... 1049-1107
I. E l a u t o r .......................................................... 1050-1053
II. L a p o esía exótica . ..................................... 1053-1056
III. L a filo lo g ía p e d a n t e s c a .......................... 1056-1061
IV . L a a rq u e o lo g ía d a r w i n i a n a ................. 1061-1076
V. L a s m isio n es en C o lo m b ia '................. 1076-1086
V I. E l señ or Isaacs y las m ision es . . . . 1086-1091
V IL E l señ or Isaacs y los h istoriad ores . . 1091-1097
V III. C o n fu sió n d e id eas y sen tim ien tos del
señ or Isaacs . . ............................................. 1097-1103
IX . G a sto s in ú tiles . . ...................................... 1103-1105
X. C o n c l u s i ó n ..................... 1105-1107
S an C ir ilo de A l e ja n d r ía . . . . ...................... 1108-1130
R e l ig ió n y c i e n c i a ............................................................ 1131-1134
G a l i l e o .................................................................................... 1135-1181
I. ....................... .... . . ............................ .. . . 1135-1138
I I .............................................................................................. 1139-1142
III. ................................................................................. 1142-1143
IV . . . ........................................................................ 1143-1146
15 9 0 ÍNDICE GENERAL DEL TOMO I
P ágs.
V ........................................................................................... 1146-1149
N o ta sobre los P a d re s Z ú ñ ig a y F o s-
c a r i n i ................................................................. 1150-1152
V I. M á s sobre la con fu sió n teológico-cien-
t í f i c a ................................... 1152-1154
V II. D ig re sió n sobre la in sp eción q u e
ejerce la Ig le sia en m a te ria de en se
ñ an z a. D ife re n c ia entre el sistem a
católico y el s e c t a r i o ................................ 1154-1159
V III. E l in ciden te de 1616 no in te rru m p ió
la in v estigació n c i e n t í f i c a .................... 1159-1165
IX . L a s su p u e stas “ con clusion es a b so lu ta
m en te cien tíficas” ...................................... 1165-1181
[ C arta a los d irecto res de “ L a N a c ió n ” y
“ E l O r d e n ” ] . .......................................................... 1182
U n fa lso bu d ist a . . ..................................................... 1183-1204
[ D iscurso e n la r ec ep c ió n e n e l P alacio de
G o b ie r n o . R esp u e st a a l A rzo bispo de B o
go tá ] .................... 1205-1207
[ C o n testa ció n a l C ar d en al S ec reta rio de
E stado de S u S antidad , agradeciendo la
CONCESIÓN DE LA ORDEN P lA N A ] ....................... 1208
[ K alogram a a l C a rdenal R a m po lla con oca
sió n DEL 189 ANIVERSARIO DE LA CORONACION
de S u S antidad L eón X I I I ] ............................... 1209
[ T eleg r a m a a varios p r e s b ít e r o s ] ........................ 1210
[ C arta a don J osé M a n u e l M a r r o q u ín ] . . . . 1211-1213
[ D iscurso e n e l acto de en t r eg a de c r ed en
c ia les d el E x c e l e n t ís im o M o n señ o r A n
to nio V ico , D elegado A p o st ó lic o ] ............ 1214-1217
¡N o m a s f r a il e s ! ............................................................ 1218-1227
19 de m a r z o ........................................................................ 1228-1233
U n rec u er d o histó rico y u n a po esía l a t in a 1234-1247
L a E sc u e l a de C r i s t o ................................................... 1248-1249
T r a v e s u r a s ........................................................................... 1250-1254
P ro testa ................................................................................ 1255-1258
ÍNDICE GENERAL DEL TOMO I 1591
PágS.
E S C R IT O S P E D A G O G IC O S
Págs.
[In fo rm e de una c o m is ió n ] ............................... 1425-1428
C o n t a b il id a d n o v ís im a ....................................... 1429-1432
A r q u e o l o g í a .......................................................... 1433-1438
R a b i e t a s .................................................................. 1439-1442
L a s c u e n t a s d e l C o l e g i o d e l R o s a r i o .. .. 1443-1449
Lo Q U E V A DE A Y E R A H O Y EN M A T E R IA DE E D U
C A C IO N ............................................................... 1450-1459
E l C o l e g i o d e S a n B a r t o l o m é .. . ................. 1460-1469
T R A D U C C IO N E S
Págs.
los católicos en defensa de la li
bertad r e lig io sa ................... 1514
XX . A un joven sobre la muerte de
su p a d r e ............................... 1514-1515
XXL Un ejemplo de “capción monás
tica” .. i ............................... 1515-1516
XXII. De los obstáculos que se oponen
a la vocación. Paciencia y paz .. 1516-1517
XXIII. De la oración y la penitencia y de
la lectura de los Sagrados Libros 1517-1519
XXIV. La edad de la preparación .. .. 1519-1521
XXV. Oración y le c tu ra s............. 1521-1522
XXVI. De la h u m ild ad ................. 1522-1523
XXVII. De la mortificación y la oración 1523-1524
XXVIII. De la educación. Consejos a un
joven p recep to r.................. 1524-1527
X X IX . Del reconocimiento por los bene
ficios espirituales................ 1527-1528
XXX. De la obediencia y la libertad.
Consejos sobre ed ucación ........... 1528-1529
A l o c u c i ó n d e N u e s t r o S a n t o P a d r e L e ó n XIII
EN E L C O N SIST O R IO SECRETO DE 24 DE M A R Z O
DE 1884 ............................................................. 1530-1532
C arta e n c íc l ic a de N u estr o S a n t ís im o P adre
IN D IC E S
I n d ic e de n o m b r e s ..................................... 1563-1582
C o r r ig e n d a ................................................... 1583
I n d ic e g e n e r a l .................................................................. 1585-1593
SE ACABÓ DE IM P R IM IR EL PRIM ER
DE OCTUBRE DE M IL NOVECIENTOS
HUMBERTO LINARES R O JA S.
LAVS DEO
ö