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El fenómeno de masas y el siglo XX largo en la Europa

occidental.
H. Contemporánea del siglo XX.
Profesor: Pablo Álvarez. ​ Alumno: Stefano Brezzo.
Ayudante: Franco Raglianti. Santiago, abril del 2019.

En la actualidad las mallas escolares chilenas no distinguen entre la historia global y la


historia de Europa. El eje de estudio “mundo en perspectiva histórica”-diseñado por el
ministerio de educación-puede ser reemplazado sin mayor problema por “occidente
contemporáneo en perspectiva histórica”12. Debido a lo anterior persiste en las conciencias
una noción que sitúa a Europa y sus herederos como creadores de la historia y a los países
periféricos como sus intérpretes3. Esta dialéctica entre creadores e intérpretes está al centro de
conceptos como civilización, centro-periferia, fin de la historia, etc. Nosotros nos
propondremos analizar desde esta perspectiva dialéctica la gran guerra de 1914.

Es aquí donde traemos a colación las preguntas que dirigen este ensayo; ¿Es la Primera
Guerra Mundial el hecho o proceso fundacional del siglo XX? ¿Es vigente el concepto
Guerra Mundial? Nuestra intención es reflexionar sobre las limitantes y los peligros
implícitos al suscribir al concepto de Guerra Mundial, y más aún, considerar dicho conflicto
como el evento inaugural del siglo XX. En este sentido, tendremos una mirada crítica al siglo
XX corto propuesto por Hobsbawm y en su lugar proponemos la periodización de un siglo
XX largo de Arrighi, en relación a factores históricos que alcanzan su desarrollo en el siglo
diecinueve y que resultan fundamentales e inamovibles en el siglo posterior; sociedad de
masas, nacionalismo, capitalismo mutante4, etc. Por último, sostendremos que el fenómeno de
masas es un elemento apto para ser considerado como el factor inaugural del siglo XX para
Europa occidental, y que también nos es útil para pensar las transformaciones de muchas
latitudes y regiones del mundo en un marco donde el siglo XX puede ser estudiado desde
diferentes periodizaciones 5.

1
​Información extraída de la página web del DEMRE.
2
​La reproducción de la batería conceptual de los relatos totalizantes desafía a las y los profesores de historia
frente el desafío de generar conciencias críticas plenamente capacitadas, listas para analizar las problemáticas
actuales. Por otro lado, activa en el/la investigador/a la convicción por descolonizar el conocimiento y alcanzar
nuevos paradigmas.
3
Trouillot específica esta dinámica en ​Silenciando el pasado​, donde señala que las narrativas legitimadas en la
historiografía siguen un patrón basado en artefactos modernos y métodos occidentales. En ese sentido, Europa
toma un puesto gravitante en la producción historiográfica, y los países periféricos no sólo replican sus métodos,
sino también su canon histórico. TROUILLOT, Michel-Rolph. “El poder en la historia”. En: ​Silenciando el
pasado. El poder y la producción de la historia. ​Boston, Beacon Press, 1995.
4
​Capitalismo mutante es un concepto que nos permite categorizar una característica central en el capitalismo de
la era contemporánea (XIX-XX); la capacidad de transformación de las dinámicas capitalistas en sus períodos
de contracción y crisis.
5
​Es paradójico este argumento, pues subyace una problemática que en este trabajo pretendemos poner en
tensión; la de los relatos totalizantes y eurocéntricos. Nuestra propuesta en torno a la sociedad de masas como
La gran guerra ha sido estudiada como un evento de carácter mundial (IGM) como
también de carácter regional bajo el concepto de guerra civil europea. En ​Historia del siglo
XX,​ Hobsbawm argumenta el carácter mundial de la gran guerra al ser el evento que da inicio
a la “era de las catástrofes”, periodo de tiempo que conecta la guerra de 1914 con la crisis
mundial del capitalismo en 1929 y que termina con el fin de la Segunda Guerra Mundial6. En
estos 31 años el mundo sufriría las principales convulsiones que dieron forma y sentido al
siglo XX; la crisis ontológica dejada por el derrumbe de la “civilización occidental”, junto
con la crisis del Estado liberal frente la debacle económica del capitalismo y el auge del
fascismo y el comunismo7.

La IGM debía poner fin a las disputas geopolíticas de los imperios occidentales; del
evento debía surgir un país como potencia indiscutida y el funcionamiento del capitalismo
imperialista dependía de ello. Podríamos plantear que la violencia colonial retorno a las
metrópolis europeas para rendir cuentas. Lo que tenemos es el movimiento dialéctico del
capitalismo que hacía inminente un encuentro bélico de escala regional, y si bien al final de la
Gran Guerra surgió un nuevo orden geopolítico, las consecuencias en términos humanos,
sociales y económicos desataron el ciclo de catástrofes que ​marcaría ​no sólo los próximos 30
años del continente, sino que también las pautas de las guerras modernas en el siglo XX.
Donde contamos más muertes civiles que militares en cada conflicto bélico alrededor del
globo8.

Podemos poner en tensión dos aristas en el análisis de Hobsbawm sobre la Gran Guerra;
el alcance mundial de la crisis ontológica tras el derrumbe de la civilización Europea, y por
otro lado, la idea de que la Gran Guerra inaugura el siglo XX también a nivel mundial.
Ambos fenómenos presentan una problemática que se manifiesta a nivel de escalas; ¿de qué
forma se manifiesta a nivel mundial la gran guerra y sus consecuencias? Nos parece acertada
la periodización que propone Hobsbawm con la época de las catástrofes y su alcance global,
ya que sin duda este ciclo de acontecimientos transforma la evolución del capitalismo y con
ello las disputas ideológicas y geopolíticas en gran parte del mundo. No obstante, subyace
una problemáticas; el ciclo de catástrofes es un concepto que permite entender las dinámicas
globales del siglo XX en tanto existe un conjunto de acontecimientos que se relacionan y le

fenómeno que inaugura el siglo XX suscribe al horizonte moderno y occidental si lo utilizamos para estudiar el
siglo XX chino o chileno que, bajo una perspectiva estatal podría partir en 1945 y en 1925 respectivamente. Lo
anterior dejaría sin efecto la periodización del siglo XX largo (que sugerimos para los países europeos
occidentales) para estos países, ya que exigen un análisis diferente. Por todo lo anterior, somos enfáticos al
indicar que el fenómeno de masas es un punto de partida analitico para estudiar la inscripción de los Estados
modernos de la Europa occidental en el siglo XX, y que, para otras latitudes, el análisis remitirá a otros
fenómenos históricos para entender los procesos y conceptos que caracterizan a otras latitudes.
6
​Valoramos la revolución rusa de 1917 como un evento coyuntural que es consecuencia de problemáticas
propias de la rusia zarista. No obstante, dicho acontecimiento es consecuencia de las era de las catástrofes según
Hobsbawm . En sus propias palabras, “(...) sin el hundimiento de la sociedad burguesa decimonónica durante la
era de las catástrofes no habría habido revolución de octubre ni habría existido la URSS”. HOBSBAWM, Eric.
Historia del siglo XX. ​Buenos Aires, Crítica, 1998. p. 18.
7
Ibíd., p. 16.
8
​Ibíd., p. 22, 38.
entregan su connotación catastrófica al periodo. En otras palabras, 1914 representa el inicio
del ciclo de catástrofes, pero por sí solo no tiene la suficiente amplitud como para tener una
influencia mundial. Aun así, la Gran Guerra tuvo una influencia relativa en diversas latitudes
del mundo, por ejemplo, en Latinoamérica.

Julio Pinto plantea en ​Desgarros y utopías en la pampa salitrera ​la influencia de la


guerra del 14 y su relación con el ciclo del salitre, donde las consecuencias del evento
intensificaron la caída de la economía salitrera que ya venía en inevitable descenso, y que
vivió su último periodo dorado al inicio del conflicto europeo9. Por otro lado, el literato
argentino Mariano Siskind plantea que los procesos de modernización latinoamericanos se
ven afectados por una multiplicidad de factores externos que son gatillados por la primera
guerra mundial. En ese sentido, para Siskind América latina es parte integral del evento y no
un territorio que responde de forma dialéctica a un fenómeno externo. En sus palabras, “la
crisis ontológica del espíritu europeo provocó la reconfiguración de un segmento importante
de las letras en latinoamérica” 10. Ambos ejemplos nos permiten comparar perspectivas en la
medición del impacto de un acontecimiento o proceso en su debida escala.

En este sentido, no estamos de acuerdo con Siskind cuando señala que América Latina
fue parte integral de la Gran Guerra ya que si bien el evento influyó en las mentes de
intelectuales en varias partes de la región, no es suficiente para concluir que la Primera
Guerra Mundial afecta de forma central en términos ontológicos a toda Latinoamérica. Es un
error en torno a la escala que alcanza el evento en la región. Por su parte, consideramos que
Pinto analiza de forma correcta el lugar de la IGM en su historiografía y la principal razón es
el uso correcto de las escalas en el estudio; la IGM si bien es un factor exógeno que marca las
últimas convulsiones del ciclo del salitre, no es la razón central de la crisis económica del
Chile de aquellos años. Pinto está consciente que dicha crisis tiene su propio recorrido
histórico ​que exige un estudio en la particularidad de factores que se conjugan, donde la Gran
Guerra ocupa un lugar específico.

Con lo anterior podemos poner en tensión el alcance mundial de la guerra del 14. Por
otro lado, las condiciones que llevaron al inicio del ciclo de catástrofes son diversas y
centrales no solo para explicar dicho ciclo, sino para entender el siglo XX en su conjunto. En
este ensayo recogemos 3 conceptos que nos parecen centrales y que son pertinentes para el
estudio del siglo XX europeo; el nacionalismo, la sociedad de masas y el capitalismo
mutante.

Comellas señala en su texto ​El último cambio de siglo que la actitud positivista fue una
rasgo que no solo se caracterizó las elites inglesas de la segunda mitad del siglo XIX, sino

9
PINTO, Julio. Desgarros y utopías en la pampa salitrera: la consolidación de la identidad obrera en tiempos
de la cuestión social (1890-1923). ​Santiago, LOM, 2007. p. 183.
10
​SISKIND, Mariano. ​La primera guerra mundial como evento latinoamericano: modernismo, visuabilidad, y
distancia cosmopolita. ​Bogotá, Cuadernos de literatura, Vol. XX, N. 39, enero-junio 2016. pp. 230-253.
que también permeó a otros sectores sociales de la mano con un nacionalismo exacerbado.
Con este rasgo característico, el siglo diecinueve toma un giro drástico desde 1850 donde las
disputas europeas tanto a nivel metropolitano como a nivel colonial llevaron como premisa el
culto a la nación y su vanguardia civilizadora11. Asimismo, Traverso señala en ​La historia
como campo de batalla que sería un error “proyectar sobre todo el siglo XIX una imagen de
modernidad que se impuso solo hacia el final”, y considera la periodización larga del siglo
XX de Arrighi, que si toma en cuenta las mutaciones del capitalismo. En este caso, el inicio
del ciclo fordista en 1870 marca el inicio del fin del reinado de Gran Bretaña como potencia y
principal representante del capitalismo imperial y el principio del auge de Estados Unidos y
de un carácter primordialmente industrial-fabril del capitalismo12.

Por otro lado tenemos el surgimiento de la sociedad de masas, entendida como la


entrada de considerables sectores de la sociedad en la vida política de los Estados europeos,
así como también las grandes migraciones desde el campo a la ciudad y hacia el nuevo
mundo. ¿Porque considerar este fenómeno como la inauguracion del siglo XX europeo? Ya
sea a través de la revolución, negociación, o represión, el fenómeno de masas es una fuerza
que es central en la evolución de los sistemas económicos y políticos de los Estados
nacionales a nivel mundial. En ​Descenso a los infiernos, ​Kershaw da cuenta de cómo, en los
países europeos con mayor población urbana a partir de la segunda mitad del siglo XIX,
sectores importantes del mundo obrero y de las clases medias presionaron al Estado por
reformas y mejoras en la calidad de vida de la clase trabajadora, en sintonía con políticas
democratizadoras y enfocadas en la inclusión política. Lo anterior desafío a países como
Inglaterra y Alemania a integrar las demandas de las clases trabajadoras en los programas
estatales, y a pesar de que estos procesos encaraban una represión mucho mayor en países al
sur y al este del continente (donde la población era en gran parte campesina), el fenómeno de
masas resultó ineludible para los Estados europeos13. Más aún, resultó ineludible a nivel
global.

Asimismo, Kershaw indica que las grandes migraciones que acontecieron desde Europa a
las américas y hacia los centros urbanos de los países con mayor industria dentro del
continente europeo, llegaron a su apogeo en la primera década del siglo XX. Lo anterior deja
en evidencia que el fenómeno de masas, entendido también como los grandes movimientos
poblacionales producidos entre las décadas finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX,

11
​COMELLAS, José. ​El último cambio de siglo. B ​ arcelona, Ariel, 2000. pp. 69, 130, 170.
12
​TRAVERSO, Enzo. ​La historia como campo de batalla​. Buenos Aires, FCE, 2012. p. 43, 56.
13
​KERSHAW, Ian. ​Descenso a los infiernos. Europa, 1914-1949. ​Barcelona, Crítica, 2016. ​p. 41-45. Los
principales representantes del trato estatal al fenómeno de masas, en términos de ser opuestos en su accionar,
son los ejemplos del Estado de bienestar de Bismarck y el Zarismo ruso. El primero resolvió en gran parte las
tensiones sociales de la clase trabajadora, y para 1913 el SPD llegó a ser el partido más del grande país, lo que
nos permite evidenciar el poder representativo del Estado hacia la población. En el caso del zarismo las políticas
conservadoras y excluyentes, junto a la gran miseria que sufría prácticamente toda la clase trabajadora
campesina e industrial, derivaron finalmente en el proceso revolucionario de 1917.
es representativo de cómo las sociedades europeas se adaptaron progresivamente a las
transformaciones económicas y sociales que abrieron paso al siglo XX.

Así pues, podemos apreciar que muchos de los elementos que juegan un rol central en
el ciclo de catástrofes (1914-1945) se encontraban presentes y en juego en el escenario
europeo antes de 1914 y, más aún, se encontraran presentes después de 1945. Lo que
tenemos durante el ciclo de catástrofes es una intensa convulsión de estos factores;
nacionalismo, capitalismo mutante, y sociedad de masas.

En este sentido, el concepto de guerra civil europea gráfica el grado de inestabilidad


política que originó la guerra del 14. Gerwarth enfatiza en ​Los vencidos ​que tras la gran
guerra ningún país pudo volver a tener la misma estabilidad política y social, más aún, la
sensación de paz en el continente era difusa sino de plano falsa. 4 millones de muertes en
conflictos armados originados durante o inmediatamente posteriores a la Gran Guerra hasta
1923 dan cuenta de este clima, sin contar los muertos por la gripe española, las muertes por
inanición y la pobreza generalizada14. Si a esto sumamos la “diplomacia demostrativa” de la
URSS, enfocada en inspirar la revolución en el resto de Europa15, nos acercamos a la
explicación detrás del auge del fascismo, pero nos faltaria un ingrediente fundamental; la
gran crisis del capitalismo en 1929 marcaría un rechazo generalizado del liberalismo
económico, y pondría sobre la mesa el proteccionismo como una política de Estado16. Su
paroxismo desde el lado de las derechas fue el fascismo y el corporativismo.

El auge del fascismo es útil para explicar cómo se conectan los tres conceptos trabajados
en este ensayo; sociedad de masas, nacionalismo, y capitalismo mutante. Traverso señala en
A sangre y fuego,​ que el fascismo surge en contraposición al liberalismo y al marxismo, y
desde una postura reaccionaria contra la modernidad se inscribe en una matriz conservadora
que radicaliza los principios ontológicos del Estado-Nación. Desde esta base, el nacionalismo
exacerbado cultivado desde mediados del siglo XIX por los Estados europeos hacia amplios
sectores de la sociedad rindió frutos no solo a la hora de movilizar a la población a la guerra,
sino también en el auge del fascismo a través de un discurso dirigido a la defensa de la
Nación frente al comunismo y la crisis económica17. Clave para el éxito de los regímenes
fascistas fue la capacidad de generar una conexión con la sociedad de masas, alinear a los
sectores sociales con el líder, las consignas, y los programas nacionales.

Finalmente, podemos reflexionar en torno a tres conclusiones. Primero, en la


historiografia los metodos analiticos que derivan en relatos totalizantes deben ser
interpretados desde una perspectiva crítica y atenta, pues la mayoría del tiempo estamos

14
​GERWARTH, Robert. ​Los vencidos. Porque la primera guerra mundial no concluyó del todo (1917-1923).
Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2017. p. 30, 31.
15
​FIGES, Orlando. ​La revolución rusa (1891-1924).​ Barcelona, Edhasa, 2010. p. 78, 79.
16
​HOBSBAWM, Eric. Op. Cit. p. 102.
17
​TRAVERSO, Enzo. ​A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945). B ​ uenos Aires, Prometeo,
2009. p. 33, 50.
frente a una interpretación reduccionista que oblitera significados e ignora factores
importantes. Como planteamos al inicio de este ensayo, el apellido “mundial” ha significado
a la guerra del 1914 como un evento que afecta de forma central la historia de países como
Chile, y esto puede llevarnos a medir de forma incorrecta la influencia de este acontecimiento
europeo. Esto es importante si consideramos que la educación secundaria no cultiva una
perspectiva crítica con respecto a los fenómenos globales, pues no solo significa una
enseñanza equivocada de la historia, sino también la pérdida de nuestra identidad histórica
frente al canon occidental eurocentrista. Es por lo anterior que deberíamos poner en tensión el
alcance mundial de la Gran Guerra, pero en mayor medida, considerar que dicho evento
inaugura el siglo XX.

Plantear que la Gran Guerra es el evento inaugural del siglo XX para todo el mundo es
caer en un reduccionismo evidente. En este ensayo planteamos una hipótesis que pretende
poner en tensión la tesis Hobsbawm, y para ello nos remitimos a un análisis de la historia
Europea, porque entendemos que bajo la misma pregunta (¿cuál es el evento inaugural del
siglo XX?) debemos analizar los factores que involucran a un país y como máximo una
región en específico, pues más allá de estas escalas nuestro análisis es cada vez más
impreciso justamente porque nuestro relato se vuelve totalizante, homogenizador. Contrario a
esta lógica, pensamos que el fenómeno de masas es un buen punto de partida para analizar el
siglo XX, no solo porque hacia el XXI son pocos los países que no han atravesado por dicho
fenómeno18, sino porque partimos desde un concepto que se manifiesta de forma distinta en
diferentes partes del mundo. Sin estar vinculado a un hecho en particular, ni a un proceso
específico, el fenómeno de masas es un concepto interesante para debatir, y, a nuestro juicio,
fundamental para entender los Estados y sociedades en tiempos contemporáneos, ya que
permite una elasticidad analitica en torno a su objeto de estudio.

18
En términos de un Estado que establece un pacto social y/o diálogo constante con su población y que ha
experimentado movimientos masivos de población en relación a las dinámicas del capitalismo.
Bibliografía:

- COMELLAS, José. ​El último cambio de siglo. ​Barcelona, Ariel, 2000.


- FIGES, Orlando. ​La revolución rusa (1891-1924)​. Barcelona, Edhasa, 2010.
- GERWARTH, Robert. ​Los vencidos. Porque la primera guerra mundial no concluyó
del todo (1917-1923). B​ arcelona, Galaxia Gutenberg, 2017.
- HOBSBAWM, Eric. ​Historia del siglo XX. B ​ uenos Aires, Crítica, 1998.
- KERSHAW, Ian. ​Descenso a los infiernos. Europa, 1914-1949. B ​ arcelona, Crítica,
2016.
- PINTO, Julio. Desgarros y utopías en la pampa salitrera: la consolidación de la
identidad obrera en tiempos de la cuestión social (1890-1923). S ​ antiago, LOM, 2007.
- SISKIND, Mariano. ​La primera guerra mundial como evento latinoamericano:
modernismo, visuabilidad, y distancia cosmopolita. ​Bogotá, Cuadernos de literatura,
Vol. XX, N. 39, enero-junio 2016. pp. 230-253.
- TROUILLOT, Michel-Rolph. “El poder en la historia”. En: ​Silenciando el pasado. El
poder y la producción de la historia. ​Boston, Beacon Press, 1995.
- TRAVERSO, Enzo. ​A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914-1945).
Buenos Aires, Prometeo, 2009.
- TRAVERSO, Enzo. ​La historia como campo de batalla​. Buenos Aires, FCE, 2012.

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