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La lista de los QUÉ debe incluir los aspectos que los usuarios van a esperar del producto. En
este punto hay que poner cuántas más cosas mejor sin olvidarse ni despreciar ningún aspecto,
ya que posteriormente se irán descartando los QUÉ menos relevantes.
Lo primero que hay que hacer es clasificar los QUÉ según su importancia.
Una vez estudiados los aspectos que debe tener nuestro producto (QUÉ), ahora hay que
definir los requisitos técnicos necesarios para que se cumplan dichos QUÉ definidos antes.
Para ello, elaboramos una lista de CÓMO podemos cumplir con ellos.
Este es el famoso triangulo (o tejado) que hay encima del QFD, por el cual este método se
llama también La Casa de la Calidad.
Esta matriz está en centro del QFD y sirve para relacionar los QUÉ demandados por el
usuario con los CÓMO. De esta forma podemos traducir los aspectos abstractos de la lista de
los QUÉ en características medibles de la lista de los CÓMO.
Ya sólo queda rellenar la última parte del QFD, donde calcularemos los objetivos técnicos
que tenemos que conseguir para cumplir finalmente con las especificaciones que requiere
nuestro servicio.