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Al igual que ocurrió con los aztecas, entre los españoles circulaban noticias sobre
un reino rico en oro y plata que se encontraba hacia el sur de Panamá. Muchos
pusieron su empeño en descubrir aquel legendario lugar, pero fueron Francisco
Pizarro y Diego de Almagro quienes lo lograron. Luego de dos viajes fallidos, en
1529 Pizarro obtuvo la Capitulación de Toledo, que lo autorizó a realizar la
conquista del actual Perú.
La expedición desembarcó en 1532, lo que coincidió con una guerra civil que
enfrentó a dos hermanastros, Huáscar y Atahualpa, quienes disputaban la
sucesión al trono. Atahualpa ganó la guerra. Sin embargo, el conflicto debilitó al
Imperio y favoreció los planes de conquista de Pizarro. Atahualpa y Pizarro se
encontraron en la región de Cajamarca. El inca pensó que el encuentro tendría un
carácter diplomático, pero Pizarro ocultó a sus soldados, quienes al aviso de su
capitán apresaron al emperador inca. Atahualpa ofreció una habitación llena de
oro más dos repletas de plata a cambio de su rescate, pero pese a cumplir,
Pizarro lo hizo ejecutar en 1533.
Pese a la resistencia de los incas, la ciudad del Cuzco fue saqueada y ocupada.
En 1535, Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes en el valle de Lima y fue
nombrado, por el emperador Carlos V, gobernador de los territorios del Perú, que
recibieron el nombre de Nueva Castilla.
Conquista de Chile
El primer europeo que organizó un viaje de expedición destinado a incorporar los
territorios que se encontraban al sur del Cuzco fue Diego de Almagro. Las malas
relaciones con Francisco Pizarro, sumado al rumor de la existencia de un imperio
que poseía aún más riquezas que el de los incas, motivaron a Almagro a organizar
una hueste, conquistar Chile y conseguir fama y poder. Emprendió su viaje en
1535, con quinientos españoles y más de diez mil yanaconas, quienes debieron
cruzar la cordillera de los Andes a través del Altiplano (Doc. 1).
Las pérdidas humanas, la pobreza del territorio y la resistencia de los indígenas
motivaron a Almagro a volver a Perú cruzando el desierto. Tras esta experiencia,
la conquista de Chile no atrajo a los españoles, pues fue considerado un territorio
pobre y peligroso. Pedro de Valdivia, quien también había participado en la
conquista de Perú, decidió aventurarse a la conquista de Chile. Salió de Cuzco en
1540 con once españoles y unas decenas de yanaconas, número de hombres que
aumentó al finalizar su exploración. Tras casi un año de viaje, la hueste llegó al
valle del río Mapocho y el 12 de febrero de 1541 fue fundada la ciudad de
Santiago de Nueva Extremadura. Los historiadores han coincidido en afirmar que
el primer año de asentamiento fue difícil debido a la resistencia indígena y la
escasez de bienes. A pesar de ello, los españoles persistieron y decidieron
permanecer en territorio chileno.