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Conquista de México

Tras la llegada de Colón, ocurrieron sucesivos viajes hacia América. La Corona


española no contaba con los recursos para financiar las expediciones, por lo que
estas fueron impulsadas, en gran parte, como empresas privadas. El capitán y la
Corona firmaban las capitulaciones, donde el primero se comprometía a reunir una
hueste, conseguir financiamiento, explorar los territorios desconocidos,
incorporarlos al Imperio español y evangelizar a la población; mientras que la
Corona concedía al capitán parte de las tierras adquiridas y la gobernación del
territorio conquistado. El primer asentamiento hispano en tierras americanas fue
La Española (actuales Haití y República Dominicana), lugar desde donde se
extendió el proceso de conquista, aproximadamente entre 1509 y 1600. Entre
1509 y 1511 los españoles ocuparon las islas de Jamaica, Cuba y Puerto Rico.
Después, el avance siguió dos rutas principales, una hacia Mesoamérica, donde
actualmente se ubica México, y otra hacia la zona andina. Desde estos lugares la
conquista se extendió hacia el resto del continente.
Según Francisco López de Gómara, cronista de la conquista de México, la noticia
de un imperio rico y poderoso ubicado frente a las costas de Cuba motivó a que
Hernán Cortés se aventurara en la región mesoamericana. Allí entró en contacto
con los totonacas y supo de la existencia del Imperio azteca. Aunque inicialmente
los totonacas se enfrentaron a los españoles, posteriormente se aliaron con ellos
para liberarse de las cargas impuestas por los aztecas. Antes de abandonar la
costa, Cortés fundó la ciudad de Veracruz, desde donde se establecieron los
primeros contactos con los enviados del tlatoani o rey de los aztecas, llamado
Moctezuma. En su camino a México, Cortés estableció alianzas con diversas
comunidades descontentas por los altos tributos que debían pagar a los aztecas.
Con ellas formó un poderoso ejército, mientras reprimió con violencia a los
indígenas que le opusieron resistencia (Doc. 2). Al llegar a Tenochtitlán, Cortés fue
recibido por Moctezuma, a quien convirtió en prisionero dentro de su palacio, el
Templo Mayor. En 1520, tras la muerte del tlatoani (máxima autoridad azteca) y la
matanza de aztecas ocurrida en el Templo Mayor, se desencadenó un ataque en
contra de los españoles, quienes intentaron abandonar la ciudad. Doscientos
soldados murieron a manos de los aztecas, episodio que, debido a los relatos de
Bernal Díaz del Castillo, Francisco López de Gómara y Francisco de Aguilar, fue
conocido por los españoles como La noche triste. Un año más tarde los españoles
sitiaron Tenochtitlán, cortando el suministro de agua y de alimento. Esto, sumado
a una epidemia de viruela (Doc. 3), enfermedad traída por los europeos, debilitó a
la población, la que no pudo resistir los ataques. Después de tres meses de sitio,
Tenochtitlán fue destruida y ocupada. Hacia 1521, el Imperio azteca había caído.
Conquista del mundo andino

Al igual que ocurrió con los aztecas, entre los españoles circulaban noticias sobre
un reino rico en oro y plata que se encontraba hacia el sur de Panamá. Muchos
pusieron su empeño en descubrir aquel legendario lugar, pero fueron Francisco
Pizarro y Diego de Almagro quienes lo lograron. Luego de dos viajes fallidos, en
1529 Pizarro obtuvo la Capitulación de Toledo, que lo autorizó a realizar la
conquista del actual Perú.

La expedición desembarcó en 1532, lo que coincidió con una guerra civil que
enfrentó a dos hermanastros, Huáscar y Atahualpa, quienes disputaban la
sucesión al trono. Atahualpa ganó la guerra. Sin embargo, el conflicto debilitó al
Imperio y favoreció los planes de conquista de Pizarro. Atahualpa y Pizarro se
encontraron en la región de Cajamarca. El inca pensó que el encuentro tendría un
carácter diplomático, pero Pizarro ocultó a sus soldados, quienes al aviso de su
capitán apresaron al emperador inca. Atahualpa ofreció una habitación llena de
oro más dos repletas de plata a cambio de su rescate, pero pese a cumplir,
Pizarro lo hizo ejecutar en 1533.
Pese a la resistencia de los incas, la ciudad del Cuzco fue saqueada y ocupada.
En 1535, Pizarro fundó la Ciudad de los Reyes en el valle de Lima y fue
nombrado, por el emperador Carlos V, gobernador de los territorios del Perú, que
recibieron el nombre de Nueva Castilla.
Conquista de Chile
El primer europeo que organizó un viaje de expedición destinado a incorporar los
territorios que se encontraban al sur del Cuzco fue Diego de Almagro. Las malas
relaciones con Francisco Pizarro, sumado al rumor de la existencia de un imperio
que poseía aún más riquezas que el de los incas, motivaron a Almagro a organizar
una hueste, conquistar Chile y conseguir fama y poder. Emprendió su viaje en
1535, con quinientos españoles y más de diez mil yanaconas, quienes debieron
cruzar la cordillera de los Andes a través del Altiplano (Doc. 1).
Las pérdidas humanas, la pobreza del territorio y la resistencia de los indígenas
motivaron a Almagro a volver a Perú cruzando el desierto. Tras esta experiencia,
la conquista de Chile no atrajo a los españoles, pues fue considerado un territorio
pobre y peligroso. Pedro de Valdivia, quien también había participado en la
conquista de Perú, decidió aventurarse a la conquista de Chile. Salió de Cuzco en
1540 con once españoles y unas decenas de yanaconas, número de hombres que
aumentó al finalizar su exploración. Tras casi un año de viaje, la hueste llegó al
valle del río Mapocho y el 12 de febrero de 1541 fue fundada la ciudad de
Santiago de Nueva Extremadura. Los historiadores han coincidido en afirmar que
el primer año de asentamiento fue difícil debido a la resistencia indígena y la
escasez de bienes. A pesar de ello, los españoles persistieron y decidieron
permanecer en territorio chileno.

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