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Un Nuevo Genocidio Político

Hablar de postconflicto es referirnos a una historia ya vivida hace más de 30 años, es


contar las historias de tragedia que ahora nos hemos jurado no volver a repetir, es
sentir la sangre derramada por todo un partido político que fue exterminado, siendo
nuestro país democrático con un estado de derecho y todas las instituciones que
existen para velar por nuestra integridad.

Resulta incoherente que todo ello pasó sin tener Colombia una dictadura, es por esto
que ahora que se ha gestado una nueva oportunidad y nace la ilusión de forjar un
nuevo camino para la paz, tras más de cuatro años de conversación en la Habana
entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP, quedan muchas
inquietudes de que será nuestro porvenir y hay muchos aspectos que aún no han sido
resueltos, tal es el caso de la amenaza de un nuevo genocidio político.

Aún no ha nacido el nuevo partido fruto de los acuerdos, pero ya la ola de asesinatos
de dirigentes y afiliados de Marcha Patriótica; líderes agrarios, estudiantiles, de
mujeres, defensores de derechos humanos, y al grave deterioro de la situación de
derechos humanos que se vive hoy en Colombia. Por ello existe la necesidad urgente
de implementar el Acuerdo firmado entre el Estado Colombiano y las FARC-EP y el
desmonte inmediato de los grupos paramilitares.

Por más de cinco décadas nuestro país ha vivido un conflicto que se ha degradado y
que hace mucho tiempo perdió el respeto a la normatividad de la guerra, rompiendo
con toda ética y comportamiento racionalmente humano. Un conflicto que a lo largo de
su existencia se ha ensañado contra la población más abandonada y desamparada.

Con el Acuerdo de Paz se abre un nuevo periodo político en Colombia. Y esta nueva
etapa se ha logrado gracias a la participación amplia de diversos sectores populares,
intelectuales, cívicos, etc., que con opiniones y propuestas de todo tipo incidieron en la
Mesa de conversaciones durante estos cuatro años de negociación.

Entrando en el contexto académico me parece pertinente exponer las ideas del ya


desaparecido científico social colombiano con tan amplia y reconocida presencia
internacional, dentro y fura de la academia. La visión socióloga de Fals Borda y ese
compromiso incesante al exponer y analizaba con las herramientas conceptuales de la
época y desde una posición no partidista, pero nunca neutral, las que consideraba
“causas estructurales”, así como los actores, las consecuencias y el número de
víctimas de esta “guerra civil”, calificada como el mayor conflicto de base campesina
sucedido en el hemisferio occidental, citó textualmente uno de sus ultimos escritos:

“El esfuerzo de reconstruir nuestra sociedad y el ethos de tolerancia y paz queda


ahora en las manos y en los corazones de las nuevas generaciones, que veo más

1
aptas, liberadas, informadas e imaginativas que la mía. Las guerras, la intolerancia, la
estulticia gobernante deben terminar en esas buenas manos”.

El compromiso ahora es nuestro y somos nosotros los que estamos predestinados a


poner ese punto final a esta cruenta violencia, es nuestra decisión de trascender en la
historia y avanzar, dejando atras los odios, rencores y aportando a las soluciones que
se empiezan a construir.

Como reflexión hay que creer que en Colombia la paz es el camino, forjada por
caminos distintos entre el sí y el no hallando un punto de encuentro fundamental que
es los frutos de esta aclamada y odiada paz. ¿En dónde quedaran los futuros partidos
políticos que se construyan?, ¿qué pasara con estos?, son preguntas que nacen y
traen a la memoria un hecho como lo es el genocidio de la marcha patriótica, acaso no
podríamos volver a lo mismo y seguir repitiendo esa guerra inmarchitable entre
partidos, entre clases, entre colombianos que dicen estar cansados de la misma
historia sin una evolución hacia lo moderno, hacia el verdadero desarrollo del país o
hacia la construcción de tejido y por fin considerar esta nación como una sola
comunidad y no como una partición de hermanos que quieren acabar con todo
cansados de estar siempre inmersos en el rio de sangre donde han quedado líderes de
grupos políticos, estudiantiles, mujeres y hasta agrarios.

Por eso el clamor ahora es creer que esta vez sí podemos construir un país en Paz y
con Justicia Social, allí donde las dos últimas generaciones, por decir lo menos, no
sabemos lo que es vivir un solo día de Paz.

BIBLIOGRAFÍA

2
Fals Borda, O. (2009). Capítulo III. La violencia en Colombia, Una sociología
sentipensante para América Latina (pp. 137-381). Bogotá: Clacso. Recuperado de
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/coedicion/fborda/fborda.pdf

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