Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Contenido
INTRODUCCIÓN: LUGARES COMUNES ...................................................................... 2
4.1 CHINA: EL IMPERIO Y LA GUERRA ....................................................................... 3
4.2 LA TIERRA, LOS CAMPESINOS Y EL ESTADO .................................................. 15
4.3 LA TECNOLOGÍA ..................................................................................................... 25
4.4 JAPÓN ......................................................................................................................... 41
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 60
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
INTRODUCCIÓN: LUGARES COMUNES
Hay dos problemas importantes con la Historia Económica de China. Por
un lado, tenemos muchas ideas preconcebidas que son falsas o, por lo
menos, matizables. Parte de esas ideas erróneas son una mera traslación al
pasado de la imagen que tenemos de la China actual; parte son el residuo de
la propaganda con la que durante décadas el dictador Mao Zedong (o Mao
Tse Tung) estuvo justificando su estúpida tiranía; y parte son una
consecuencia de la edulcorante visión que en Europa, y hasta hace unas
décadas, hemos tenido de nuestro papel civilizador en el mundo.
Ciertamente, podemos encontrar problemas parecidos con la Historia
Económica de otras partes del mundo. Pero con China todas las
exageraciones, tergiversaciones y simplezas son mucho mayores. Un
consejo ciego: borre de su memoria todo lo que sepa o crea saber sobre la
Historia económica de ese país y empiece de cero.
El segundo problema es más difícil de resolver. Dicho en pocas palabras,
no hay razones irrefutables que expliquen el atraso de China con respecto a
Europa. Es decir, no hay razones irrefutables que expliquen por qué la
Revolución industrial tuvo lugar en Gran Bretaña y no en Asia; y por qué la
Armada británica aplastó a las tropas chinas en las guerras del opio, y lo
hizo “sin despeinarse”. En fin, no hay razones irrefutables que expliquen la
Gran Divergencia. De hecho, este puzzle se planteó en primer lugar en la
comparación de China con Europa. Por supuesto, se han elaborado
muchas teorías que iluminan parte del problema. Pero no hay ninguna
explicación que suscite un amplio consenso entre los especialistas. Así que
vaya por delante otro consejo ciego: sea prudente con lo que va a leer. Aquí
se ofrece una interpretación más o menos coherente de lo que sucedió; pero
aún quedan muchas cosas por saber.
Las mismas prevenciones no son aplicables a Japón. Con respecto a la
primera, la idea “popular” sobre lo que era Japón no se aparta tanto de la
realidad. Quizás esto sea debido a que hoy en día Japón está culturalmente
mas cerca de Europa que China. Pero es más probable que todo sea
producto de la casualidad (o no) de la Historia. Japón es un país extraño y
situado al otro lado del mundo, pero que por diversos motivos desarrolló
instituciones semejantes a las de Europa; por ejemplo, el feudalismo o su
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
nómadas acabó con ella, lo que abrió un período de desunión política más
breve que el anterior conocido como “Las Cinco Dinastías y los Diez Reinos”
(907-960). Terminó cuando uno de esos reinos se impuso a los demás
dando origen a la dinastía Song (960-1279). Convencionalmente, se suele
distinguir entre la Song septentrional (960-1127) y meridional (1127-
1279). La extensión de su poder fue menguando debido a la aparición de
nuevos estados en el Norte: los imperios kitán (907-1125) y yurchen (1125-
1234) en el Norte, y el imperio tangut (982-1227) en el Noroeste. Estos
nombres corresponden a los pueblos nómadas que los crearon, aunque
también tienen otras denominaciones (dinastías Liao, Jin posterior y Xiao
occidental, respectivamente). Los Song y todos esos estados fueron
destruidos con la invasión mongola, que instauró la dinastía Yuan (1206-
1368). Un levantamiento interno provocó su caída y el establecimiento
de una nueva dinastía, los Ming (1368-1644). La invasión de otro pueblo
fronterizo, los manchúes (al que también pertenecían los antiguos
yurchen), llevó al establecimiento de la última dinastía histórica china,
los Qing (1644- 1911), a los que no hay que confundir con los Qin iniciales.
Después vendría la República, el Kuomintang, Mao Zedong, Deng Xiao Ping y
la indefinible dictadura comunista de economía capitalista que actualmente
rige los destinos del país.
En resumen:
Dinastías previas.
Xia (2000 aC - 1520 aC),
Shang (1520 aC - 1030 aC)
Zhou (1030 aC - 256 aC)
Dinastía Qin (221 aC - 206 aC).
Dinastía Han (206 aC - 220 dC)
Han Occidental (226 aC - 9 dC)
Han Oriental (25-220)
Período de inestabilidad.
Tres Reinos (220-280)
Dinastía Jin (y otras) (265-420)
Dieciséis reinos (304-431)
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
10
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
11
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
12
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
13
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
14
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
15
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
16
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
17
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
18
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
los que trascurren entre el momento en el que se agotan los silos y llega
la siguiente cosecha, difícilmente podría atribuirse a una situación de
emergencia. Cuarto, las provincias chinas que sufrieron el menor número
de rebeliones campesinas son precisamente aquéllas en las que la
irregularidad de las cosechas era mayor, y menor el dinamismo agrario a
largo plazo; y viceversa.
En definitiva, nada hace pensar que estemos ante movimientos
revolucionarios movidos por la injusticia de un sistema o por la necesidad.
Al contrario, los manifiestos que se publicaron con las revueltas apelaban a
la importancia de volver a un gobierno equitativo, pero con una vaga
retórica filosófica que no cuestionaba los fundamentos básicos del Poder.
Sólo los movimientos más radicales llamaron a la misma expulsión de la
Casa Imperial, que no pocas veces era extranjera; pero no a la desaparición
del Imperio como tal. De hecho, la compleja guerra civil en la que se
hundió China tras la caída de los Qing en 1912 tiene su origen en la
pretensión del principal líder militar de los sublevados de convertirse en la
cabeza de una nueva dinastía, traicionando las aspiraciones de los
republicanos chinos, que eran francamente pocos. El conjunto de la
sociedad china, y también la inmensa mayoría de los chinos, no querían
cambios radicales en las instituciones porque éstas no eran una pesada
carga en sus vidas. Básicamente, China era una economía de libre mercado
en la que el Estado jugaba un simple papel de garante de las relaciones
comerciales y de protector frente a los nómadas del Norte. En pocas
palabras, sólo reclamaban gobiernos justos.
¿Pero tan injustos eran los gobiernos? ¿Lo eran tanto como para que los
campesinos se rebelaran una y otra vez? Y sobre todo, ¿tan importante era
derribar a un gobierno injusto que, al fin y al cabo, tampoco recaudaba
tantos impuestos? Quizás la mejor forma de encontrar una respuesta sea
buscarla en levantamientos campesinos de características semejantes en
Europa o en otras civilizaciones. Por ejemplo, los carlistas en España. En los
dos países hablamos de movimientos populares de base rural, contrarios al
gobierno pero no al régimen en un sentido amplio; en cualquier caso,
reaccionarios por cuanto aspiraban a modelos políticos anteriores más o
menos mitificados por la imaginación popular. En los dos países las
revueltas se prolongaron durante muchos años (en España hubo no menos
de cuatro alzamientos de este tipo entre 1827 y 1876). En los dos países los
levantamientos estuvieron bastante bien organizadas, e incluso contaron
19
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
20
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
21
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
22
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
23
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
Bengala de los mogoles. Lo que está fuera de toda duda es que a China no se
la puede aplicar.
Y no sólo porque los campesinos chinos eran propietarios. El Emperador
celestial, como los de Turquía, Irán y la India, era un déspota. Y el
imperio chino, como el otomano, el safaví o el mogol, era una autocracia
militarista. El todos estos estados el ejército era una institución
fundamental para contener tanto las amenazas externas como las
internas. En el sistema político chino, como más o menos en los demás, no
existían instituciones que representasen urbes, comunidades étnicas o
religiosas, o cualquier otro grupo social. Tampoco existían estructuras
formales que dieran voz a contrapoderes como una Iglesia o la aristocracia.
Así pues, hay muchos parecidos entre todos esos estados. Con todo, también
hay una gran diferencia entre China y los demás: el Estado chino era
mucho menos intrusivo, pues carecía de las palancas de poder que
aquellos tenían. El Emperador no era dueño de la tierra, y no cobraba
más que una parte pequeña de la renta generada por los campesinos que, en
su mayor parte, se gastaba en la guardia de la Gran Muralla. La amenaza de
esa frontera y la recurrencia de las guerras internas condujeron a casi todos
los emperadores a una política prudente, una mezcla de condescendencia y
brutalidad controlada. El imperio era implacable en la guerra, pero no
forzaba la maquinaria de la recaudación fiscal. La permanencia de una
administración a la que se accedía mediante un sistema de oposiciones, y
que sobrevivía a los emperadores, garantizaba la continuidad de las
políticas.
En fin, el sistema político chino era una paradoja. Autoritario en el fondo
y en las formas, y ocasionalmente brutal, sin embargo permitió el desarrollo
de una economía de mercado como no lo hizo ningún otro Estado (incluidos
los europeos) de las edades medieval y moderna. Desde la época de los
Song, si no antes, los resortes de la economía china estaban en manos
privadas. El Estado era el garante de las relaciones económicas. Y también
proporcionabael bien público por excelencia, la Defensa (ya que su
“disfrute” necesariamente debe ser colectivo), y en mayor o menor medida
otros, como la Justicia. Pero aquí terminaba su intervención económica. Una
vez concluido el Gran Canal (la Gran Muralla nunca se terminaba de
concluir) ni siquiera intervino en la realización de otras obras públicas, algo
que incluso Adam Smith hubiera aprobado. Como veremos, otras iniciativas
24
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
públicas como las expediciones ultramarinas del siglo XIV acabaron siendo
abandonadas por falta de interés o de recursos públicos.
Y, por cierto, ¿todo esto no les resulta familiar? ¿Cómo definirían ustedes
el actual sistema político chino? ¿Quizás “paradójico”? ¡Así que pasen cinco
años o cinco siglos…!
4.3 LA TECNOLOGÍA
Desde una perspectiva científica o, aún más, tecnológica, China fue la
sociedad más avanzada del planeta durante unos nueve o diez siglos. Más o
menos (seguramente “más” que “menos”) los que separan la dinastía Sui
de los comienzos de la Edad moderna. Digamos que entre los años 600 y
1450. Por supuesto, la “distancia” que en cada momento sacaba a sus
competidores no sólo dependía de los propios méritos, sino también de los
deméritos de los demás. Con todos los reparos que se quieran formular
sobre un asunto tan esquivo, existe cierto consenso en que durante la
dinastía Song meridional (1127-1279) los avances tecnológicos en China
experimentaron una fuerte aceleración, de modo, que con relación al resto
del mundo, aquél pudo ser el período de su Historia en el que esa distancia
fue mayor. En aquella época en Europa se levantaban las grandes catedrales
góticas y nacían los primeros trovadores; pero, en conjunto, Europa seguía
anclada en el Medievo. Lo contrario sucedía en el Islam, que tras una etapa
floreciente se asomaba al abismo que comenzó con la destrucción de
Bagdad por los mongoles. Así pues, la distancia del progreso chino hay
que tomarla con respecto a Al Juarismi y Avicena antes del siglo XIII, y con
Leonardo de Pisa y Leonardo da Vinci con posterioridad. En todo caso, y
más allá de los individuos, China como un todo fue claramente superior
durante ese largo período.
Y sin embargo, nada de esto parece que le sirviera en la hipotética
competición mundial que subyace en la idea de la Gran Divergencia. Su
evidente ventaja tecnológica no permitió al imperio conquistar nuevos
territorios fuera de Asia Oriental, ni le salvo de las recurrentes invasiones
de los pueblos del Norte. Y tampoco, y esto es lo más importante, ese bagaje
de experiencias y conocimientos le permitió dar el salto a la Revolución
industrial. En pocas palabras, los progresos tecnológicos chinos parecen
25
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
26
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
27
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
de los avances fue cada vez más lento. Por entonces el Islam había dejado
de ser una civilización científicamente creativa, y Europa empezaba a serlo,
de modo que la diferencia entre Oriente y Occidente se fue reduciendo, y se
invirtió entre los siglos XIV y XVI. En esas centurias los europeos
redescubrieron muchos de los hallazgos que ya habían hecho los chinos,
pero que ellos no habían sabido aprovechar con todas sus posibilidades. De
hecho, algunas de esas invenciones casi habían caído en el olvido. Enseguida
veremos algunos ejemplos. Después de los Ming, con la dinastía manchú de
los Qing, China prácticamente no hizo ninguna aportación científica
relevante. Más significativo aún fue que los progresos realizados en Europa,
y que poco a poco empezaban a conocerse, despertaron indiferencia e
incluso rechazo. Por ejemplo, los realizados en el campo de la
astronomía. A mediados del siglo XVII, y gracias a la construcción de
nuevos instrumentos de observación (el telescopio de Galileo) y el
desarrollo de las matemáticas (el cálculo infinitesimal de Leibniz y
Newton), Occidente había adelantando claramente a China, que sólo podía
exhibir la calidad de sus observaciones astronómicas y algunas glorias del
pasado, como los grandes hidrorelojes mecánicos o los conocimientos sobre
el magnetismo. Desde un siglo antes se había asentado en Pekín una
pequeña comunidad de científicos jesuitas europeos. Aunque contaban con
la protección del emperador, que tradicionalmente venía acogiendo en su
Corte a sabios de todo el mundo, los jesuitas se enfrentaban a la enemiga de
los astrólogos chinos, cuya influencia en los círculos cortesanos no era
pequeña. En 1665 estuvieron en un tris de ser ejecutados de forma
atroz por haber errado en ciertas predicciones. Sólo salvaron la vida porque
estando en prisión esperando la muerte un terremoto sacudió Pekín, lo que
fue interpretado como una muestra del malestar de los Cielos. Fueron
liberados de inmediato, y nuevas observaciones demostraron que tenían
razón. Esta historia es llamativa por muchos motivos. En primer lugar,
porque el miedo a reconocer el error llevó a las autoridades chinas a
condenar a muerte a unos extranjeros que, en el peor de los casos, sólo
estaban equivocados. Esa actitud era infrecuente en China, un país en el que
la discrepancia religiosa (que es lo que subyace en este asunto) es tolerada.
Pero, además, la historia es interesante porque los jesuitas salvaron la
vida por una increíble casualidad. O mejor dicho, por la interpretación
mágica que se dio a un fenómeno natural, un terremoto, una actitud que
hubiera sido inimaginable en la cristiana Europa, o al menos entre las
élites culturales europeas.
28
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
29
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
30
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
31
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
32
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
33
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
34
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
35
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
36
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
37
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
38
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
39
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
difíciles que resultaban las victorias, el Ejército ruso siempre estuvo abierto
a la aceptación de modelos europeos de instrucción y dotación de
armamento. Y por eso el Estado zarista estuvo directamente implicado en
el desarrollo de la minería de carbón y de la siderurgia como parte esencial
del programa de reformas militares. En Rusia no tuvo lugar la Revolución
industrial porque, en comparación a Europa occidental, faltaban
demasiadas piezas. Pero tampoco fue el mundo indefenso, estancado e
inmóvil que finalmente pareció ser China para los occidentales.
El rechazo de las autoridades chinas a poner en marcha un Ejército de
corte occidental puede ser una de las causas del pobre desarrollo de su
industria siderúrgica. Pero es mucho más que eso: es un síntoma de
problemas más hondos. Esa misma incapacidad para aceptar el cambio la
encontramos en el cierre –siempre imperfecto– de las fronteras. O en la
actitud de los científicos y militares chinos ante los retos de sus colegas
occidentales. O en la ralentización y estancamiento de la tecnología china
desde su cima con los Song. En pocas palabras, el gran problema de
China, la causa de su atraso, fue su incapacidad para adaptarse al mundo
moderno.
El problema de esta explicación es que, por sí misma, no explica mucho.
La capacidad para aceptar el cambio no es un bien de consumo o un
factor productivo, sino una actitud cuya origen debemos buscar en el
contexto cultural. Pero, como vimos, éste no parece especialmente hostil. Se
ha argumentado que el confucionismo y el sistema de adscripción a la
Administración a través del sistema de oposiciones favorecía una actitud
conservadora. La evolución del taoísmo hacia la magia podría interpretarse
de modo semejante. El problema de estas explicaciones es que resultan
difíciles de comprobar. Y, además, suponen reducir a China a una
civilización uniforme, lo que no se corresponde con su complicada vida
política y su diversidad religiosa y cultural. Con respecto a esto último, la
triada confucionismo- taoísmo-budismo refleja una variedad de posiciones
filosóficas y religiosas que también se manifiestan, por ejemplo, en la
existencia de organizaciones sectarias de todo tipo. A lo que debemos
sumar el reducido pero influyente grupo de musulmanes chinos; y
posteriormente, el aún más reducido, pero aún más influyente, grupo de
cristianos chinos.
En resumen, ¿por qué China no fue la cuna de la Revolución industrial?
Quizás la respuesta haya que buscarla en una infeliz combinación de
40
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
4.4 JAPÓN
41
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
Pero nada de esto debe hacernos perder de vista que, con todas sus
debilidades, Japón fue la principal potencia industrial no-occidental
(suponiendo que la Unión Soviética de Stalin fuera “occidental”). Las
razones que explican este éxito deben buscarse en la Historia
inmediatamente anterior a la llegada de los europeos. En este caso, y a
diferencia de la India o China, podemos fijar con absoluta precisión el punto
de entrada de Japón en la modernidad: el 8 de julio de 1853. Ese día el
comodoro norteamericano Mathew Perry al frente de una gran armada se
plantó en el puerto de Yokohama (Tokio) con un ultimátum muy sencillo: si
el gobierno japonés no autorizaba la apertura comercial del país los obuses
empezarían a llover. Los japoneses, que más adelante se harían célebres por
la defensa numantina de las plazas del Pacífico, hicieron lo único que podían
hacer: rendirse. Al año siguiente Japón firmó el primero de varios tratados
llamados “desiguales”. Esta idea de la desigualdad resulta un poco
desconcertante desde una perspectiva moderna o, al menos, liberal.
Básicamente, los norteamericanos impusieron al gobierno japonés la
“injusta” obligación de permitir a sus propios ciudadanos comprar
productos foráneos; por cierto, pagando un arancel que iría directamente a
las arcas de ese gobierno “sometido” a la injerencia extranjera. Resulta
bastante cómico. Y es que lo que realmente era doloroso para Japón, y sobre
todo para su dirigencia y la opinión pública, fue la imposición de
condiciones lesivas para el honor nacional, como la extraterritorialidad de
diplomáticos y comerciantes occidentales.
42
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
43
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
44
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
45
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
armas. Así, a comienzos del siglo XVII los Tokugawa poseían una sexta parte
de la tierra cultivable de Japón, y controlaban otra décima parte a través de
sus vasallos directos. Esto era una base real de poder que, por ejemplo, el
Emperador de China ni siquiera podía soñar.
Por debajo del shogun se situaban las otras casas aristocráticas, entre
260 y 280 familias, a veces antiguos enemigos de los Tokugawa (como los
Toyotomi), a veces deudos. Las principales de esas familias eran los
daimios, que a menudo tenían su base territorial en las dos grandes islas del
Sureste (Shikoku y Kyushu) o en otras regiones periféricas de Honshu, la
isla mayor. Es decir, lejos de Edo (Tokio) y Kioto, las capitales shogun e
imperial, respectivamente. Por debajo de estos daimios estaban los
samuráis. Algunos de ellos tenían sus propios subseñoríos, pero lo normal
es que fuesen nobles empleados al servicio de un daimio o del shogun con
competencias en un territorio del que no eran propietarios en ningún
sentido. En teoría, su principal función era militar, pero también
desempeñaban todo tipo de tareas administrativas. Algunos eran pobres, e
incluso cultivaban la tierra con sus manos. Todo hace pensar que su número
era excesivo –alrededor del 6-7% de la población total–, lo que ayuda a
explicar la elevada presión fiscal. En muchos aspectos, por ejemplo, esta
fiscalidad, muchos daimios eran independientes de facto. La autoridad del
shogun, incuestionable por la mera fuerza militar, carecía del respaldo
ideológico de la del Emperador. De hecho, ésta fue la razón última de su
desaparición en el siglo XIX: al fin, el shogun sólo era un aristócrata; un
primus inter pares. Da idea de la base real de su poder el hecho de que en
Edo los shogunes acogieran a las familias de los daimios, en condición de
invitados… y rehenes. Y que los propios daimios tuvieran que residir allí
durante años alternos; ya se sabe: “ten cerca al amigo, pero ten aún más
cerca al enemigo”. Por cierto, esto tuvo importantes consecuencias
económicas pues propició el crecimiento de Edo y la mejora de las
comunicaciones terrestres. De todos modos, está claro que la autoridad del
tercer shogunato fue real y efectiva. A lo largo de 250 años de gobierno los
Tokugawa nunca vieron seriamente amenazado su poder.
Un terreno en el que los shogunes sí lograron hacer valer su autoridad
sobre los daimios fue el de las relaciones comerciales. Con los tres primeros
shogunes “unificadores” –Nobunaga, Hideyoshi e Ieyasu– y los dos
siguientes Tokugawa, Japón mantuvo una política más o menos favorable a
las relaciones comerciales con el exterior. Era bastante lógico porque el
46
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
47
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
48
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
49
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
aluviales costeras y los valles medios de los ríos (inicialmente ese cereal se
cultivaba en los cursos altos). Asimismo, el cultivo de alubias y cebada hizo
posible ampliar la producción de las provincias norteñas. Sin embargo, a
finales del siglo XVII puede que ya se estuviese alcanzando el límite de la
producción posible con las técnicas disponibles. La superficie cultivada se
había duplicado en los cien años anteriores, y las roturaciones de tierras
habrían provocado una intensa deforestación que, quizás, estaba afectando
a la sostenibilidad agrícola a largo plazo. En cualquier caso, la
sobrepoblación habría llevado a Japón a un estado crítico que podría haber
abocado al país a una sucesión de crisis de subsistencia. O mejor dicho, a
una mayor frecuencia e intensidad de unas crisis de subsistencia que, en
pequeña escala, siempre habían estado ocurriendo. Desde finales del siglo
XVII y a lo largo del XVIII se sucedieron hambrunas cuya gravedad, al
igual que en Europa, resulta difícil de calibrar sobre la base de los
testimonios o los censos.
De modo paralelo, también en esos años se habría incrementado la
frecuencia y gravedad de las revueltas campesinas. En esto, Japón era
muy distinto a China. Los levantamientos campesinos respondían, como
muchas otros procesos, a una pauta “europea”; es decir, poco extensos y
relativamente breves. Eran, en fin, revueltas de pobres causadas por la
escasez, por la ocurrencia de una mala cosecha. Al respecto, las últimas
investigaciones también han sacado a la luz una imagen distinta del papel
de la fiscalidad en su desencadenamiento. Hablando con propiedad, los
campesinos soportaban pocos impuestos porque la principal exacción con
diferencia, la recaudación del arroz, realmente era una renta pagada a los
señores, los daimios o el propio shogun. En cualquier caso, una percepción
menos elevada de lo que tradicionalmente se ha pensado: entre el 20 y el
30% del valor de la producción en los últimos tiempos del shogunato. De
todos modos, habría que añadir diversas imposiciones fiscales como peajes,
vivienda, monopolios o impuestos especiales destinados a cubrir los gastos
de la visita del shogun o del desplazamiento del daimio a Edo. Precisamente
esos ingresos extraordinarios eran los que, a menudo, desencadenaban la
protesta. Todo esto, la estructura y los niveles de los ingresos fiscales, e
incluso el fuerte rechazo de las contribuciones extraordinarias, recuerda
mucho a Europa. Y, desde luego, se aleja mucho de China.
La importancia de la presión fiscal como detonante de la rebelión debe
ponerse en relación con el tamaño de las explotaciones. En Japón, como en
50
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
51
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
52
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
53
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
54
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
55
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
decir, la que tenía déficit comercial, también era la más reacia; y ésta era
Japón. La falta de una verdadera voluntad de cooperación internacional,
explica que, por ejemplo, las exportaciones de seda cruda de China a Japón
cayeran de modo constante a lo largo de los siglos XVII y XVIII. De hecho,
incluso en la época de mayor apertura y estabilidad, con los shogunes
unificadores, a comienzos del siglo XVI, las miradas fueron puestas en
otras latitudes, como Filipinas y su apetecido “galeón de Manila” con
América.
Un asunto de debate es el papel que habría jugado el sakoku en el
desarrollo industrial de Japón. Se especula con que el cierre de las fronteras
habría tenido un efecto positivo semejante al de un arancel “educativo” en
el desarrollo de una industria naciente. Es decir, habría protegido a la
industria nacional, tecnológicamente ineficiente, de la poderosa industria
occidental. Japón habría podido preservar y fomentar el entramado
industrial –o, mejor dicho, “industrioso” –, y sentar las bases de su posterior
desarrollo. Por tanto, el sakoku, cualquiera que fuera la causa de su
implantación, habría derivado en una política racional y útil. El principal
problema de esta hipótesis es la misma historia de Japón. Desde 1853, y de
forma “contundente” desde 1868, el país se abrió al comercio exterior; y
no parece que ello perjudicara su desarrollo, sino todo lo contrario. Acaso
esto sucediera así porque por entonces el país ya contaba con una red
“protoindustrial” suficiente. Ahora bien: durante gran parte del período de
vigencia del sakoku Europa, es decir, Gran Bretaña, no tuvo capacidad
alguna para competir con Japón en productos comunes de la industria y el
comercio, como el textil. Esto sólo empezó a cambiar en 1780, con la
Revolución industrial. Por eso durante el siglo XVIII India fue un
competidor de Gran Bretaña (no al revés) hasta el extremo de que se
prohibieron las importaciones de calicós. En cualquier caso, esto era un
producto de lujo; lo que es lógico dada la enorme distancia que separaba
la India de Inglaterra. Con más motivo hay que suponer que cualquier
tráfico comercial entre el aún más lejano Japón y Gran Bretaña se
sostendría en productos de lujo. Y, en efecto, ésa era la base del reducido
tráfico comercial realizado por los holandeses en Nagasaki. Resulta poco
menos que inimaginable pensar que, bajo estas circunstancias, Japón
precisase de cualquier clase de protección aduanera.
Así pues, todos los efectos positivos de cierta relevancia que podamos
descubrir en la política sakoku se situarían en las siete décadas que
56
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
57
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
58
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
59
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014
LA GRAN DIVERGENCIA. LA NO-EUROPA ANTES DE 1800: China y Japón
BIBLIOGRAFÍA
• Cullen, L.M., 2003: A History of Japan, 1582-1941. Cambridge
University Press.
• Deng, Gang, 2007: The premodern Chinese economy. Routledge.
• Frank, Andre Gunter, 1998: ReOrient: global economy in the Asian
Age. University of California.
• Franke Herbert y Rolf Trauzettel, 1973: El imperio chino. Siglo XXI.
• Hall, John Whitney, 1973: El imperio japonés. Siglo XXI.
• Jones, E. L., 1988: Crecimiento recurrente. Alianza.
• Kondo Hara, Agustín Y., 1999: Japón: evolución histórica de un
pueblo (hasta 1650). Nerea.
• Landes, David S., 2000: La riqueza y la pobreza de las naciones.
Crítica.
• Mokyr, Joel, 1993: La palanca de la riqueza: creatividad tecnológica
y progreso económico, Madrid, Alianza
• Needham, Joseph, 2000: Science and civilisation in China.
Cambridge University Press.
60
RAFAEL BARQUÍN GIL (Economía Aplicada e Historia Económica. UNED) | UNED 2014