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II JORNADAS FEMINISTAS DE INVESTIGACIONES FEMINISTAS Y DE

GÉNERO1

PONENCIA: ABORDAJE DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO CONTRA LAS MUJERES Y


SUS DIFICULTADES
Nelly Jácome Villalva

La violencia de género, hoy en día, no es un problema indiferente a nadie


pues ha logrado, irónicamente, transversalizarse –por decirlo de alguna manera- como
quisiéramos que lo haga la perspectiva de género, en toda la sociedad.
La violencia, en general, pero últimamente la violencia de género contra las
mujeres, visibilizada a través de los femicidios por ejemplo, se han constituido en un
plus para la mercadotecnia periodística, son noticias de crónica roja que venden,
cuánto más descriptivas y gráficas más morbo despiertan y más lectores obtienen.
Esta forma de presentar las noticias, no abona en generar procesos reflexivos
en la sociedad, sino todo lo contrario, si en la noticia se indica que “el supuesto
agresor la quería mucho y no pudo soportar que le engañara con otro; o que el amor lo
desbordó” o cosas similares, el mensaje que se está enviando contribuye a una
justificación a la violencia, al femicidio, y a ponerse del lado del femicida, porque lo
hizo por el amor que le tenía a la víctima. Entonces, en el inconsciente colectivo va
ratificándose la naturalización de la violencia, y la condena a quienes se atreven a
denunciar “simplemente porque le insultó, o porque apenas le dio un empujón”.
Con esta breve introducción, pretendo llevar la atención del público presente
a lo que realmente se entiende por violencia de género, para así poder comprender
qué tipo de abordaje se está dando a las víctimas y reflexionar alrededor de este tema
que propongo como título de mi exposición.

Violencia de género contra las mujeres versus otras violencias de género

Normativamente hablando, la violencia de género se ha convertido en un


saco de sastre en el que se concentran conceptos de los más variados colores, y al final

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Estas II Jornadas de Investigaciones feministas y de género, se desarrollaron en Quito el 16 y 17 de
marzo de 2017, organizado por FLACSO, sede Ecuador.

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es todo y nada, lo que seguramente impide un avance más efectivo de cualquiera de
las políticas públicas que puedan establecerse.
La Constitución hace varias referencias a la violencia contra la mujer basada
en su género y lo asimila con otros tipos de violencia, como la violencia doméstica,
violencia intrafamiliar, violencia de género, violencia ejercida contra las mujeres2.
No hay un acuerdo respecto al significado o al contenido de cada “violencia”,
y esto se traduce en la práctica y en las acciones que toda la sociedad ecuatoriana lleva
adelante, pues no hay una identificación específica de que queremos hablar y actuar
sobre la “violencia de género contra las mujeres”, así de manera clara y directa,
dejando de lado los complementos como “y demás miembros de la familia”, por
ejemplo. Se tendría que realizar un análisis más a profundidad para establecer las
razones que hacen que sea difícil un reconocimiento directo de este tipo de violencias
y que más bien se busque algún complemento, como justificativo a su existencia.
Frente a esta falta de definición formal, se propone considerar el análisis que
presento bajo la denominación de violencia de género contra las mujeres, para darle
mayor especificidad a los sujetos sobre los que quiero referirme en estas relaciones
violentas y que dan lugar a la existencia de una estructura para brindar atención y
protección a las víctimas de estas violencias; y, a la vez generan protocolos, modelos e
infraestructura institucional para abordar esta problemática.

Políticas públicas relacionadas a la violencia de género contra las


mujeres

En el país se cuenta con una política pública relacionada con la violencia de


género hacia las mujeres, pero antes de hacer una breve revisión de esta política, vale
la pena recordar que las políticas públicas, definidas por algunos autores, son como
dispositivos político-administrativos, que se articulan alrededor de algunos objetivos
explícitos3. Por tanto, trazan la ruta a seguir por parte de las instituciones a quienes se
les da la responsabilidad en ese campo concreto.

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CRE Art. 35: violencia doméstica; art. 66: violencia ejercida contra las mujeres, niños, niñas y
adolescentes; art. 77, Nº8: violencia intrafamiliar, sexual y de género; art. 81: violencia intrafamiliar; art.
331: violencia de cualquier índole, sea directa o indirecta, que afecte a las mujeres en el trabajo.
3
Naciones Unidas. “Planes de Igualdad de género en América Latina y el Caribe. Mapas de ruta para el
desarrollo”. Impreso en Naciones Unidas, Santiago, marzo 2017, 16.

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En concordancia, las políticas públicas de género “pueden definirse como las
políticas orientadas explícitamente a mejorar las condiciones de vida de las mujeres y a
garantizar sus derechos humanos. Esta definición es amplia, ya que el cambio buscado
adquiere, dependiendo de las políticas, distintos niveles de profundidad, si bien estas
siempre suponen un reconocimiento social y político de que la situación de las mujeres
en la sociedad debe cambiar y que el Estado debe asumir la tarea de activar los
dispositivos disponibles para ello”4.
Con este recordatorio, procederé a analizar sucintamente las dos vías claras
de abordaje que se han dado en nuestro país:
a. Política pública a través del Plan Nacional para la Erradicación de
la Violencia de Género hacia Niñez, Adolescencia y Mujeres, que entre otras
acciones, conllevó la creación de instancias especializadas a nivel de políticas
públicas administrativas;
b. A través de la norma jurídica. Contamos desde el 2014 con el
Código Orgánico Integral Penal, así como con instancias judiciales y de
investigación especializados, que expresamente se refieren a la violencia contra
la mujer y demás miembros del núcleo familiar y femicidio.
Mediante Decreto Ejecutivo Nº 620 del 10 de septiembre de 2007, por
primera vez en el país se “Declara como política de Estado con enfoque de Derechos
Humanos para la erradicación de la violencia de género hacia la niñez, adolescencia y
mujeres”, disponiendo la elaboración de un plan y a la vez crea una Comisión de
Coordinación Interinstitucional integrada actualmente por: Ministerio de Justicia,
Derechos Humanos y Cultos, quien lo preside desde 2014; Ministerio del Interior, de
Salud, Educación, MIES, Consejo Nacional para la Igualdad Intergeneracional y de
Género.
El PNEVG fue actualizado en 2014 y cuenta con un plan de acción 2015-2017.
El Plan fue resultado de una evaluación nacional sobre el cumplimiento del Estado de
sus compromisos en este tema, apoyado por organismos internacionales y
organizaciones no gubernamentales. Las recomendaciones sirvieron de base para
construir los cinco ejes estratégicos de acción del Plan: transformación de patrones

4Naciones Unidas. “Planes de Igualdad de género en América Latina y el Caribe. Mapas de ruta para el
desarrollo”. Impreso en Naciones Unidas, Santiago, marzo 2017, 16.

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socioculturales; fortalecimiento del sistema de protección integral; acceso a la justicia;
construcción del sistema único de registro e información estratégica; e
institucionalidad.
En lo que tiene que ver con el primer eje: en el marco del Plan se han
desarrollado tres campañas, siendo la última “Infórmate, Habla y Actúa. Por un
Ecuador libre de violencia contra mujeres y niñas”.
En cuanto al eje de protección integral, bajo la responsabilidad del Ministerio
de Justicia, Derechos Humanos y Cultos se han fortalecido a la Red de Centros de
Atención y la Red de Casas de Acogida para víctimas de violencia de género y sus hijos
e hijas, manteniendo convenios con organizaciones de la sociedad civil para prestar
estos servicios gratuitos y sujetándose a los modelos de atención estandarizados,
aprobados por Acuerdo Ministerial, tanto para Centros como para Casas.
Hay que rescatar que desde el año anterior se ha logrado que el presupuesto
asignado para estas modalidades de servicio migre de ser proyecto de inversión a
gasto corriente, asegurando la permanencia de los recursos para el cofinanciamiento
de estos servicios.
Por otra parte, se cuenta con una norma técnica de atención integral en
violencia de género del Ministerio de Salud Pública; con protocolos y rutas de atención
para casos de violencia en la familia y violencia sexual detectados o cometidos en los
establecimientos educativos; con instructivo para la atención de emergencia en
violencias de género a través de la línea 911.
En el tercer eje que se refiere a acceso a la justicia, y como paso para
alcanzarlo, el Plan logró la firma de un Acuerdo Nacional para la Erradicación de la
Violencia de Género con las demás funciones del Estado; en 2014 con la Función
Legislativa y Judicial y en 2015 con la Función Electoral y la de Participación Ciudadana
y Control Social. En este contexto, se puede mencionar la promulgación del COIP,
vigente desde 2014, y que por primera vez tipifica la violencia contra la mujer y demás
miembros del núcleo familiar, como delitos y contravenciones; así como el femicidio,
como los más relevantes.
El Consejo de la Judicatura expidió en agosto de 2014 el Protocolo para la
Gestión Judicial, Actuación y Valoración Pericial en casos de violencia contra la mujer o
miembros del núcleo familiar, el cual compila varios instrumentos de gestión judicial

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para implementar un servicio público especializado de administración de justicia.
Juntamente con el Ministerio de Justicia, se construyó la “Ruta de atención en
violencia de género” con la finalidad de mapear los servicios que se ofrecen a las
víctimas de violencia intrafamiliar, sexual y psicológica basadas en género.
Esta ruta de atención se compone de tres fases:
a. Fase de atención y detección;
b. Fase de judicialización; y,
c. Fase de restitución de derechos.
El PNEVG también cuenta, con un Protocolo de Coordinación para la Atención
Integral a las víctimas de violencia de género, que se encuentra en validación por parte
de la Función Judicial, cuyo objetivo es establecer mecanismos para hacer efectivo el
derecho de las víctimas a la atención integral. Proporciona orientaciones y líneas de
actuación para mejorar la práctica de todas las instituciones responsables de la
atención a las víctimas de violencia de género.
El cuarto eje encaminado a la construcción de un sistema único de registro
para casos de violencia de género, aún no se logra cumplir; tanto el Consejo de la
Judicatura como la Fiscalía, e inclusive la Policía, mantienen registros con datos
diferentes sobre los casos de violencia de género hacia mujeres, niñas y adolescentes.
Por último, en lo que tiene que ver con el eje de institucionalidad, se ha
creado dentro de la estructura del Ministerio de Justicia, como entidad que preside el
Plan, la Dirección Nacional de Violencia Intrafamiliar y Género (marzo 2015 por
Acuerdo Ministerial 870), encargada de la Promoción hacia la igualdad de género y la
Protección a Víctimas de violencia de género, y por tanto responsable de la
administración de los convenios con Centros de Atención y Casas de Acogida y de
operativizar el PNEVG.
En este marco, también se han conformado desde 2015, doce mesas
provinciales para la erradicación de la violencia de género, las cuales tienen como
objetivo principal, coordinar interinstitucionalmente para mejorar la atención y
protección a las víctimas de estas violencias y constituyen una forma de territorializar
el Plan Nacional.
En cuanto al abordaje jurídico que se ha dado a esta problemática, tenemos el
COIP que tipifica el femicidio y la violencia contra la mujer y demás miembros del

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núcleo familiar, este último como contravención y delito de violencia física, psicológica
y sexual. Todos los casos de violencia psicológica se tipificaron como delitos, es decir
existe un avance al reconocer la existencia de dolo en el cometimiento de estas
infracciones, reconociendo jurídicamente la gravedad que estos casos tienen, pero en
la práctica y realidad cotidiana, las mujeres que son víctimas de esta violencia no
tienen pruebas que aporten a su juicio, por ejemplo, y no pueden continuar dichos
procesos, o simplemente no quieren denunciar por no ingresar al sistema penal que
sigue siendo engorroso y complicado, porque no cuenta con un procedimiento
especial.
Se establecen jueces y unidades judiciales especializadas, fiscalías
especializadas, policía especializada para investigaciones de apoyo a la fiscalía.

Situación de las víctimas de violencia de género

Con todo lo anterior y para analizar la situación de las víctimas de violencia


contra las mujeres en razón de su género, hay que despojarse de apasionamientos
políticos, tan actuales estos días, y es que solo tratando de buscar la objetividad
podemos entender la problemática y encontrar caminos de encuentro, primero entre
nosotras mujeres, y luego con el resto de la sociedad.
En este sentido, no es posible desconocer que en estos años, por primera vez,
contamos con una política pública de gobierno (aún no llega a ser estatal) para la
erradicación de la violencia de género, contamos con un plan de acción que se refiere
a cómo abordar esta problemática, establece las responsabilidades y obligaciones de
cada institución parte, las rutas para las víctimas, espacios gratuitos para su atención
especializada, protocolos, modelos de atención, de coordinación, etc.; no obstante,
“nos siguen golpeando, insultando, matando”.
Esta última frase me permite reflexionar sobre cómo son lentos, o hasta
imperceptibles los avances, cuando de derechos de las mujeres se trata, apenas
logramos que el gobierno de turno se responsabilice de lo que en años anteriores
venía siendo responsabilidad exclusiva de la sociedad civil, pero aún no conseguimos
presupuesto suficiente; logramos la tipificación de la violencia contra la mujer y demás
miembros del núcleo familiar y femicidio, pero prácticamente (aunque no

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formalmente) se eliminó la Ley 103; se consiguió que sean mayormente mujeres
quienes sean juezas especializadas, pero aun así la entrega de las medidas de
protección no son inmediatas. Y podemos seguir enumerando los avances y sus
limitaciones, o lo que falta aún por conseguir.
Pero no debemos confundirnos y pensar que no se avanzó más por “este
gobierno”, no debemos olvidar que “sea este u otro gobierno”, el tema de mujeres
será relegado y de ahí la importancia de que nosotras mujeres no nos dividamos por
cuestiones políticas, debemos mantenernos unidas alrededor de, por lo menos, una
meta: la erradicación de la violencia de género hacia mujeres, niñas, niños y
adolescentes.

Retos pendientes

En este sentido, consideremos los avances y trabajemos con ellos para


mejorarlos. Porque se hace necesario trabajar en una ley orgánica específica para
prevención y atención de estos casos (al respecto hay propuestas del movimiento de
mujeres, de algunas asambleístas, que bien podrían juntarse para trabajar por el bien
común), es necesario que elevemos la política pública de gobierno a política pública
del Estado.
Es necesario que conformemos un frente común de mujeres comprometidas
con esta problemática (no con ningún partido o movimiento) para que podamos tener
propuestas conjuntas con el Estado-gobierno para que cumpla con la obligación
constitucional de garantizarnos una vida libre de violencia. La corresponsabilidad
social, no excluye la obligación de los gobiernos de turno de garantizarnos este
derecho.
Por último, urge buscar complementar la política pública más allá de la
normativa penal. Las mujeres víctimas de violencia no pierden su condición de
ciudadanas libres, autónomas y por tanto es necesario que se les garantice contar con
varias alternativas para salir de la violencia, y no necesariamente mantener como
única salida la vía penal.

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