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INSTITUTO ALICANTINO DE CULTURA JUAN GIL-ALBERT

DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE ALICANTE

CANELOBRE es una publicación del Instituto Alicantino


de Cultura «Juan Gil-Albert», Organismo Autónomo de la
Diputación Provincial de Alicante

Número 52
Verano 2007
21 euros

Depósito Legal: A-227-1984


I.S.S.N. 0213-0467
Imprime: INGRA Impresores
CANELOBRE

Dirección
Rosalía Mayor Rodríguez

Subdirección
Elvira Rodríguez Fernández

Consejo Asesor
José Bauzá Llorca
Rosa María Castells González
Ana Melis Maynar
Rosa Mª Monzó Seva
Rafael Poveda Bernabé
Ángel Luis Prieto de Paula
Magdalena Rigual Bonastre
Fernando Rodes Lloret

Diseño
Espagrafic

Número monográfico de CANELOBRE:


VIVIR EN EL ALICANTE MEDIEVAL

Coordinado por:
José Hinojosa Montalvo

El Consejo Asesor de CANELOBRE agradece especialmente el trabajo de supervisión


desarrollado por Juan Leonardo Soler Milla

Agradecimientos:
A. Bazzana Bibliothèque Nationale de France, de París
Archivo Fotográfico de la Diputación C. Aranegui
Provincial de Alicante C. Pomares
Archivo General de Simancas C. Sanz
Arpa Patrimonio Catedral de Albi
Bayerisches Staatsbibliothek, de Munich Catedral de Orihuela
Biblioteca de El Escorial, de Madrid E. Abad Merino
Biblioteca de Orihuela, de Alicante Eduardo López Seguí
Biblioteca Laurenciana de Florencia J. A. Gisbert
Bibliothèque Municipale, de Amiens J. F. Jiménez Alcázar
Bibliothèque Municipale, de Bourges J. Pastor
Bibliotèque Municipale, de Chambéry J. Torró
Bibliothèque Municipale, de Dijon M. Sepúlveda
Bibliothèque Municipale, de Troyes M. Ortolà
Bibliotèque Municipale, de Valenciennes Pierpont Morgan Library, de Nueva York
Biblioteca Nacional, de Madrid Real Academia de la Historia, de Madrid
Índice
josé joaquín ripoll serrano
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

josé hinojosa montalvo


Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

josep martines
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València
a l’Edat Mitjana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

santiago ponsoda lópez de atalaya


Els noms dels alacantins. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

josé vicente cabezuelo pliego


Guerra y violencia en un espacio frontero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

antonio manuel poveda navarro


Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino. . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

maria teresa ferrer i mallol


La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes. . . . . . . . . . . . . . . . . . 72

ferran garcia-oliver
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

rafael narbona vizcaíno


Malos hombres, malos usos, malas costumbres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102

flocel sabaté
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

ángel luis molina molina


Los juegos en la Baja Edad Media . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

miguel-ángel gonzález hernández


La religiosidad popular: la actitud de los alicantinos ante la muerte en los siglos
bajomedievales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150

josé hinojosa montalvo


Viajes y viajeros en el Alicante medieval. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
juan francisco jiménez alcázar
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176

cristina sanz gándara


Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192

juan leonardo soler milla


Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media
(ss. XIII-XV). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206

josep a. gisbert santonja


La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222

juan antonio barrio barrio


La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la
gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 240

Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
Presentación

L
a revista Canelobre es una de tos más interesantes de la vida cotidiana de
las publicaciones más notables y nuestros antepasados alicantinos en la Edad
destacadas del Instituto Alicanti- Media: los asuntos domésticos, los viajes, la
no de Cultura «Juan Gil-Albert», concepción del tiempo y el espacio, el día
organismo de la Diputación Provincial de a día…
Alicante, a través del cual esta revista recoge Confío en que este monográfico de Ca-
en cada uno de sus números un pormeno- nelobre conseguirá cautivar la atención del
rizado estudio de un personaje o una época lector, adentrándole en un mundo lleno
concreta de nuestra tierra. de curiosidades y apasionante vida de una
Cada número, cada monográfico, se con- de las épocas más fascinantes de nuestro
vierte en un pequeño cofre en cuyas páginas pasado.
podemos leer los tesoros que alberga nues-
tra historia, nuestra cultura, nuestras parti-
cularidades, nuestro folclore… José Joaquín Ripoll Serrano
En esta ocasión les ofrecemos una elabo- Presidente de la Diputación Provincial
rada investigación que ahonda en los aspec- de Alicante
Prólogo

E
s frecuente que los his- sas obras como la de Enric Bagué Pequeña
toriadores nos encontremos historia de la Humanidad medieval (1953) o la
con que el denostado término del magnífico historiador Manuel Riu La
«medieval» aparezca a los ojos vida, las costumbres y el amor en la Edad Media
de las gentes como calificativo de cualquier (1959), un trabajo que, no hace mucho, su
situación obscurantista, de intolerancia, propio autor calificaba como «aventura de
como una «edad oscura», de gran pobre- juventud», pero que hoy sigue siendo váli-
za intelectual, en la que sólo brillan los se- da en sus planteamientos. Ningún manual
ñores de la guerra, los aborrecidos feuda- ni revista académica hablaba entonces del
les de los revolucionarios franceses. Nadie paisaje rural y el urbano, del tiempo y su
parece acordarse de Duns Scoto, Averroes, medición, de la gente y su labor, del amor,
Maimónides o Santo Tomás, por citar unos de la magia y las reliquias, y tantos otros
ejemplos. De las ciudades, las universidades, temas. Y lo más importante en esta obra:
los Parlamentos y Cortes o el Estado Mo- lo hacía utilizando las fuentes, los textos de
derno. Eso queda muy lejos en el tiempo, la época, para que el lector penetrara en el
un asunto de eruditos. Y, sin embargo, se pasado en primera persona.
olvidan quienes así piensan que la Histo- También en tierras valencianas tenemos
ria se construye ladrillo sobre ladrillo y que un antecedente muy importante como son
buena parte de nuestro presente hunde sus los estudios del canónigo archivero y erudi-
raíces en aquellos tiempos medievales. Baste to José Sanchis Sivera, quien en su obra Vida
recordar, como hizo el profesor J. A. Gar- íntima de los valencianos en la época foral (1932-
cía de Cortázar, la forma de nombrarnos 1935, reeditado en 1993) ofrece una amena
con nuestro nombre y apellido; el idioma aportación al conocimiento de la Valencia
en que nos expresamos; la religión cristiana, bajomedieval a partir de las fuentes de la
como conjunto de creencias y soporte de época y que sirvió de modelo al libro que
un sistema cultural; el dominio del espacio: en 1983 escribió Francisco Roca titulado
el reino, la ciudad o la aldea y la familia; el El tono de vida en la Valencia medieval. Para mu-
dominio del tiempo; la elaboración de una cha gente –entre los que me cuento– estas
concepción del poder y las concepciones obras despertaron la curiosidad y el amor
políticas nacionales. hacia la Edad Media, pero la «vida cotidia-
La preocupación del hombre por cono- na», como decía J. Valdeón seguía siendo
cer cómo vivían sus antepasados es muy an- la «pariente pobre de la investigación his-
tigua, aunque hasta no hace mucho quedaba tórica». Ahora, en cambio, ocupa un lugar
circunscrita casi al campo de la anécdota y privilegiado y proliferan las obras dedicadas
del folclore, al menos en España, pues en el a la vida cotidiana, sea de los Templarios o
resto de Europa este tipo de estudios cuen- de los caballeros de la Tabla del Rey Artu-
tan ya con más de un siglo de antigüedad. ro, de los cruzados, de los monjes, etc., así
No parecía muy científico estudiar la ali- como las reuniones científicas y monogra-
mentación o las fiestas de nuestros antepa- fías dedicadas a la alimentación, la muerte,
sados. Pero hubo eruditos e historiadores los juegos, el miedo, el infierno, el vestido
que intentaron y supieron captar el espíritu o cualquier faceta de la vida humana, con-
de la Edad Media y nos dejaron delicio- virtiéndose, además, en un territorio que
10 José Hinojosa Montalvo

no parece tener unos límites bien definidos de su continuador, el Instituto Alicantino


entre la Historia, la Antropología o la So- de Cultura Juan Gil-Albert, al que queremos
ciología. La Historia de la vida privada, dirigida agradecer que dedicara un número de Ca-
por G. Duby, es el modelo seguido en mu- nelobre al Vivir en el Alicante medieval.
chos de estos trabajos. Es evidente que los alicantinos que vi-
Volviendo a las reflexiones del profesor vieron en estos siglos medievales tenían
Valdeón, este interés por la vida cotidiana unas formas de vida, unas creencias y unas
viene a cubrir el vacío que ha dejado la his- costumbres similares a las del resto de los
toria narrativa y la socio-económica, lejos valencianos. Ahora bien, lo que hemos
de los grandes debates ideológicos. Es como intentado hacer es encuadrar a nuestros
una parcela light de la investigación, que no antepasados en relación con otros marcos
parece plantear graves problemas al histo- geográficos más amplios, como son el res-
riador, que corre el riesgo de convertirse así to del reino de Valencia y el de la cultura
en mero narrador de las líneas maestras de occidental, en los que se inserta, destacan-
la cotidianeidad. do sus particularidades, como fueron, por
Es bien sabido que la Historia se elabo- ejemplo, el caso de la frontera, generadora
ra desde un presente preciso que formula de toda una mentalidad y un modo de vida
unas preguntas concretas desde unos pos- específico. La tarea no era fácil, en buena
tulados y unas perspectivas también muy medida porque no abundan las fuentes do-
específicas. Los que nos precedieron en el cumentales o arqueológicas para este pe-
conocimiento del pasado de estas tierras ríodo en muchas de nuestras localidades,
hacían hincapié en los sucesos políticos y como es el caso, por ejemplo, de la ciudad
militares, en los grandes personajes, desde de Alicante. Sabemos bastante sobre los
los reyes a los grandes señores feudales, y castillos, pero muy poco o nada sobre la
poco más. Hoy, además de todo esto, que- vivienda urbana, por no hablar de la ru-
remos saber quiénes eran y como vivían las ral. Y lo mismo podemos decir de otras
gentes del mediodía del reino de Valencia muchas facetas de la vida del hombre me-
entre los siglos XIII y XV. El historiador, dieval: la delincuencia, la sexualidad, la en-
con los datos y los documentos que tiene, señanza, o las manifestaciones culturales.
interpreta y explica el pasado desde la pers- Hay noticias dispersas, sí, pero muchas ve-
pectiva de su lugar y de su tiempo, pero sin ces se quedan en la simple anécdota, resul-
olvidar que la Historia se hace a partir de tando difícil trazar una visión minuciosa y
unos conocimientos adquiridos a lo largo detallada, debiendo conformarnos con ge-
del tiempo y acumulados en la historiogra- neralidades válidas para una época. En el
fía. Es muy gráfico a este respecto el pen- tema que nos ocupa podríamos decir que
samiento que en el siglo XII formulaba el faltan protocolos notariales, documenta-
intelectual Bernardo de Chartres, cuando ción privada, y nos sobra documentación
escribía que «somos enanos subidos a hom- oficial. Aún a sabiendas de las dificultades
bros de gigantes» y si nuestra vista alcanza con las que tropezamos, hemos intentado
más que la suya «no se debe –prosigue– a ofrecer una visión lo más total y globali-
su agudeza sino al hecho de que ellos nos zadora de los acontecimientos humanos,
alzan sobre su enorme estatura». Por eso sin que lo aquí dicho tenga un carácter
en la elaboración de nuestros trabajos nos definitivo, pues la historia está reescribién-
aprovechamos del cúmulo de conocimien- dose permanentemente. Estoy seguro que
tos históricos que se han producido en las el estudio de fuentes documentales, como
comarcas alicantinas en el último cuarto los protocolos o las series del justicia, y
de siglo, básicamente al calor de su joven las prospecciones arqueológicas en curso
Universidad y del apoyo prestado por la contribuirán de una forma claramente po-
Diputación de Alicante a esta tarea a tra- sitiva a recuperar este pasado medieval en
vés del Instituto de Estudios Alicantinos y Alicante, hoy un tanto brumoso.
Prólogo 11

Respecto al espacio cronológico que he- Cabezuelo, episodios de violencia que ge-
mos tratado en el presente monográfico se neraron un cautiverio de cristianos y una
reduce al período cristiano, el que se extien- mentalidad que marcó profundamente la
de entre la conquista cristiana del siglo XIII vida diaria de los alicantinos. Asimismo, el
al reinado de los Reyes Católicos, marco castillo será uno de los ejes articuladores de
elegido tradicionalmente por la historiogra- la vida feudal y su vida cotidiana intentare-
fía para señalar el comienzo de los Tiempos mos recuperarla, gracias a una visión fresca
Modernos. Es cierto que lo que conocemos y multidisciplinar de las variadas fuentes y
como Edad Media abarca un arco tempo- aspectos, de la mano de uno de los historia-
ral mucho mayor, desde finales del mundo dores que mejor conocen nuestros castillos,
antiguo o desde la invasión musulmana en el profesor Antonio Poveda.
el caso de la Península Ibérica, pero creo Por su parte, la doctora Maria Teresa Fe-
que los siglos de dominio islámico en estas rrer, del C.S.I.C., de Barcelona, es una de las
tierras del Sharq al-Andalus deben quedar ex- mejores conocedoras del pasado medieval
cluidas de estas páginas, dado que se trata de las comarcas que integraron la Goberna-
de una cultura diferente a la cristiana, que ción de Orihuela, y una vez más nos vuelve
se mantuvo en buena medida hasta comien- a recordar en su trabajo en torno a la mi-
zos del siglo XVII, con la expulsión de los noría islámica la importancia demográfica
moriscos, y que por sí misma merece otra y económica que los mudéjares tuvieron en
monografía. estas tierras, hasta la expulsión de 1609. Es
Para la realización de este número he la visión del «otro», diferente por su reli-
contado con la participación de profesores gión y cultura, al que se tolera y se discri-
e investigadores alicantinos y de otras re- mina porque es parte esencial de la renta
giones españolas, todos ellos especialistas señorial.
destacados en los temas que configuran el Infinitamente mejor era el panorama de
volumen, que de este modo tiene garan- la familia campesina, de ese mundo rural
tizada su solvencia científica y su solidez que todo lo preside y domina en estos si-
metodológica. glos. Casi todos los alicantinos viven rela-
¿Podemos aproximarnos y conocer la cionados con el mundo rural: unos, porque
lengua, las expresiones, las palabras de la es su trabajo diario, su modo de vida; otros,
sociedad medieval alicantina? Desde la Fi- porque viven de aquéllos, de lo que produ-
lología e Historia se han realizado muchos cen y de sus rentas. Señores y campesinos.
avances en las últimas décadas. El profesor El estudio de Ferran Garcia-Oliver nos
Josep Martines hace hincapié en las pecu- introduce en este marco campesino de las
liaridades del habla de los alicantinos en la relaciones entre padres e hijos, los matrimo-
Edad Media a partir de numerosos testimo- nios y solidaridades, las peleas domésticas,
nios escritos y a través de diversas y variadas en esa auténtica vida cotidiana tan difícil de
palabras. Por su parte, Santiago Ponsoda rastrear.
nos ofrece una aproximación y recuperación Otro rasgo social más que determinante
de los nombres de nuestros antepasados ali- en estos siglos fue la violencia cotidiana que
cantinos; tema muy interesante para ver su impregnaba a toda la sociedad medieval,
evolución y la movilidad de la población en este componente es analizado con detalle
el tiempo. por Rafael Narbona, en particular las lu-
Las tierras alicantinas fueron durante la chas de bandos en nuestras villas y ciudades
Edad Media, hasta la conquista del reino por el control del municipio, las disputas
de Granada, un espacio de frontera, tanto entre grupos étnicos diferentes, los enfren-
con el reino de Castilla como con el reino tamientos bélicos, los diversos delitos en las
granadino, sometidas a las continuas co- villas alicantinas con las consiguientes acti-
rrerías de sus ejércitos y de los bandoleros, vidades punitivas de los oficiales de justicia
como destaca en su estudio José Vicente y todo tipo de tensiones.
12 José Hinojosa Montalvo

El estudio de Flocel Sabaté gira en tor- he ocupado personalmente en un trabajo,


no a la seducción, el amor y el sexo, en el en el que intento hacer ver lo difundido
que se examina la condición femenina, el que estaba el viaje en los siglos medievales
matrimonio y las estrategias en torno al en todos los estratos sociales, desde el pe-
mismo, los delitos sexuales o la prostitu- regrino al rey.
ción, así como la sexualidad y la identidad ¿Cómo nos veían nuestros vecinos, en
étnico-cultural en torno a la misma, ya este caso los murcianos? Esta es una pers-
que no debemos olvidar que los contactos pectiva de la historia muy descuidada: la
sexuales entre miembros de las tres religio- mirada del otro. Saber qué pensaban o qué
nes que componían la sociedad de la época lazos unían o enfrentaban a los pueblos
–cristianos, judíos y musulmanes– estaban fronteros, en los que se entrecruzaban los
rigurosamente prohibidos, bajo penas que intereses vecinales con los enfrentamien-
llegaban a la muerte. tos políticos, son aspectos estudiados por
El hombre medieval era un homo ludens. el profesor Juan Francisco Jiménez en su
Por eso hemos dedicado un artículo al jue- trabajo.
go y la fiesta, tan extendidos por toda la El agua. Un tema candente en nuestros
sociedad, sin distinción de capas sociales días, porque el agua, elemento esencial
o credo religioso, como destaca el profe- para el hombre y su economía, siempre ha
sor Ángel Luis Molina, buen conocedor sido escasa en estas tierras. Pero el hom-
del tema, desgranando todos y cada unos bre ha sabido aprovechar hasta la última
de los juegos que tuvieron lugar en estas gota, gracias a unos sistemas de regadío,
comarcas. que Cristina Sanz se encarga de estudiar
La religión estaba profundamente arrai- en su trabajo sobre la arquitectura del
gada y desarrollada en la sociedad alican- agua y del riego, y que permitirán des-
tina, y ello se manifestaba públicamente a cubrir al lector las raíces medievales de
través de lo que hemos dado en llamar reli- nuestros regadíos.
giosidad popular, con sus múltiples mani- ¿Y nuestras villas que antaño vivían y
festaciones, desde las devociones y fiestas, hoy siguen mirando al mar? Un trabajo
a las procesiones, la predicación, las cofra- del joven investigador Leonardo Soler de-
días, etc. Es ahora cuando surge el culto a dicado a la fachada marítima alicantina,
Sant Jordi, la Mare de Deu de l’Assumpció un frente litoral que tuvo una importancia
o a la Verónica, por citar tres de nuestras decisiva en estos siglos, sobre todo por el
devociones más queridas. De su análisis desarrollo comercial de la misma, en sus
se encarga Miguel Ángel González, quien puertos desde Dénia al Cap de Cerver, por
destaca también el importante papel juga- los que se exportaban productos agrícolas,
do por la muerte, convertida en un acon- y que permitió relacionar a las tierras ali-
tecimiento cotidiano, dotada de un nuevo cantinas con todo el mundo Mediterráneo
sentido vivencial. y Atlántico, nos ofrece buena cuenta de
El ritmo de la vida diaria venía mar- ello.
cado por estas coordenadas del espacio y El arqueólogo e historiador Josep Gis-
del tiempo local. La mayoría de la gente bert, el mejor conocedor de la comarca
salía poco de su marco de residencia y de de La Marina, nos contará las últimas no-
trabajo, ya que las distancias eran toda- vedades en torno a los espacios rurales y
vía difíciles de vencer. Pero cada vez ha- urbanos en esta zona, de tan denso pasado
bía más gente que viajaba de un lado para histórico.
otro por los más variados motivos, des- Finalmente, el profesor Juan Antonio
de la búsqueda de aventuras y fortuna, a Barrio realiza un esfuerzo por desmenuzar
razones familiares, comerciales, políticas, las señas de identidad de la Gobernación
militares, religiosas, etc. De los viajes y de Orihuela, profundizando en la idio-
viajeros medievales, de sus vicisitudes, me sincrasia de los elementos más importan-
Prólogo 13

tes a través de los cuales las comunidades ciudad de Alicante, vol. II Edad Media, coordina-
constituían un discurso político y propa- da por Rafael Azuar Ruiz y José Hinojosa
gandístico de raigambre real, nacional y Montalvo y editada con motivo del Quin-
municipal-urbana. to Centenario de la Ciudad de Alicante en
Como broche final y con el fin de facili- 1990 o la Historia de la Provincia de Alicante, de
tar la consulta de los títulos existentes sobre Fulgencio Pedreño Pérez.Los trabajos van
la vida en el Alicante Medieval, en esta oca- acompañados, como es habitual en la revis-
sión se ha recogido de forma conjunta una ta, con un excelente y abundante conjunto
única Bibliografía. Ardua tarea en la que se de ilustraciones que ayudan al lector a una
han intentado seleccionar sólo los títulos, mejor comprensión de los textos. Sólo me
aparecidos en los últimos veinticinco años, queda, querido lector, desearte que disfru-
que reflejan el devenir diario de aquella tes leyendo este Canelobre y que descubras, te
época en tierras alicantinas. Una Bibliogra- acerques o conozcas un poco mejor el apa-
fía selecta, precisa y específica en la que no sionante pasado medieval en estas tierras
se han relacionado otras referencias clásicas alicantinas.
más genéricas muy útiles, como la Chronica
de la Muy Ilustre, Noble y Leal Ciudad de Alicante,
de 1640; de Vicente Bendicho, Historia de la José Hinojosa Montalvo
Notes lèxiques sobre el bell
catalanesc del migjorn extrem del
Regne de València a l’Edat Mitjana
j o s e p m a rt i n e s

L
a reconstrucció del passat La llengua catalana, si llegim el cronista
és un vell anhel humà. Siga’m Ramon Muntaner, tantes vegades invocat
permés d’invocar una vegada més i tantes d’altres gens escoltat, havia arrelat
aquella dita redona del marqués fondament en la mateixa ciutat de Múrcia.
de Sant Jordi en el Tirant lo Blanc: «Qui obli- Després el regne de Múrcia va romandre
da lo passat oblida a si mateix». I és que hi durant uns anys (1296-1304) sota sobi-
ha molt (si no tot) de recerca dels orígens i rania catalanoaragonesa amb Jaume ii fins
de la pròpia identitat en aqueix esforç, so- que, amb el tractat de Torrelles, la frontera
vint titànic, de saber les dreceres del passat. amb Castella s’establí de manera que les ac-
No podem oblidar que ara som perquè hem tuals comarques de l’Alacantí, les Valls de
estat, perquè venim d’algun lloc. La memò- Vinalopó, el Baix Vinalopó i el Baix Segura
ria dels grans fets i dels petits, dels dies so- romangueren definitivament dins el Regne
lemnes i dels faeners, esdevé un mitjà per a de València.
entendre’ns com a individus i com a mem-
bres d’una col·lectivitat. Això pren un valor
particular en temps de canvi i de neguit amb
l’actual: temps governat per l’addicció a la
novetat constant, en què els llocs, els noms
dels llocs i els pobles que els habiten, els
costums, els records compartits... són flor
d’un sol dia. Ara que el país dels valencians
viu un moment de transformacions accele-
rades i pregones, ara és (més que mai?) un
temps per a reconstruir la memòria.
Deu haver-hi pocs llocs de tant d’interés
per a la història com les comarques meri-
dionals de l’antic Regne de València. Són
terres de frontera i, a més, d’una frontera
permeable i dibuixada moltes voltes. La pri-
mera fita d’aquell regne, la línia Biar-Busot,
fou ultrapassada pel mateix rei Conqueri-
Jaume II va
dor (1266) per ajudar Alfons x de Castella incorporar les terres
a sufocar la rebel·lió dels sarraïns murcians. al sud de la línia
Jaume i tornà aquelles terres al rei castellà, Biar-Busot a la
però prèviament les poblà amb catalans. Corona d’Aragó.

Josep Martines  pp. 14-27


16 Josep Martines

d’investigador, gràcies als quals ara ja dis-


posem de descripcions molt aprofundides
de la llengua d’aquestes terres meridionals
de l’Edat Moderna ençà.
No és tant rica la informació sobre el
període medieval (ss. xiii-xv). Cal la cons-
titució d’un corpus documental, prou re-
presentatiu quant a la variació (diatòpica,
diafàsica, diastràtica i diacrònica) i fidel
quant a l’edició, que permeta una caracte-
rització lingüística del període i del territo-
ri. L’interés d’un tal projecte és indubtable
atesos els condicionants sociolingüístics
i històrics a què hem al·ludit i l’existència
d’estudis lingüístics molt fonamentats de
l’edat moderna i la contemporània. La
col·laboració entre els professionals de la
història i de la lingüística és imprescindible
en un tal projecte.
És diversa la documentació d’aquest es-
pai geogràfic a què ja podem accedir, ni que
siga parcialment: cartes, llibres de consell,
privilegis reials, inventaris notarials, llistes
de comptes, lleis i normes jurídiques di-
verses, delimitacions de termes, memorials
de greuges, etc. Hi descobrim un model de
llengua variat en la tipologia documental i
en el grau de formalitat: des de textos sot-
mesos a usos molt estandarditzats fins a tex-
tos que devien reproduir més directament la
parla viva. Així, per exemple, en un mateix
corpus documental ensopeguem amb privi-
Llibre del Atesa la situació actual del català, es- legis reials, de llenguatge elegant i solem-
repartiment d’Oriola pecialment en aquestes contrades del mi- ne, i amb inventaris com ara el següent que
gjorn valencià, pot sobtar que aquest fos inclou lèxic corrent probablement, com es
el vehicle d’expressió de la documentació deia en la parla corrent:
medieval i fins al s. xviii en localitats com
ara Alacant o Elx i, encara més, a Oriola, Ítem, hun oró gran./ Ítem, hun puchero de ferre./
a Callosa de Segura o a Elda. ¿Com és i Ítem, hun caldero./ Ítem, onze exades e legons
com era en temps passat el valencià que es [...]./ Ítem, dos portadores desgavellades./ Ítem,
parlava al sud de la línia Biar-Busot, tant hun porronet./ Ítem, tres pisons./ Ítem, una ci-
allà on ha perdurat com allà on ha estat vera./ Ítem, moltes aynes menudes qui no són en
substituït? Quina antiguitat tenen els trets inventari (Oriola, inventari de béns de l’obrer dels
que ara caracteritzen el parlar d’Alacant, murs de la vila d’Oriola, 1416).
d’Elx o de Santa Pola? Com i per què es
va produir la substitució del català a llocs Tot i així, els tipus textuals no són sempre
com ara Oriola o Elda? Què va restar del purs i, dins un document d’estil, en prin-
català en el parlar del Baix Segura i de cipi, elevat, hi podem descobrir fragments
Múrcia?... Qüestions com aquestes han que volen reproduir mots literals, a vol-
mobilitzat els esforços d’un bon grapat tes de molta vivesa. Vegem-ne un exemple
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 17

extret del Memorial de greuges presentat al rei per los de la Mola nos acogen e nos dan provisión
la ciutat d’Oriola. e lo que havemos menester, e han de venir por
vos ayudar» (Memorial de greuges, Oriola,
e que creya que·ls jurats de la dita ciutat per 1455, 4-5 i 8-9).
observació dels dits privilegis no permetrien
que·l dit sotsalcayt tragués lo dit presoner de En general, hi ha en la documentació un
la dita ciutat, puix era vehí de aquella, lo dit estat de coses, diguem-ne, normal, normalit-
don Loís dix al dit missatger: «si los jurats me zat, equiparable quant a l’ús de la llengua i,
impedexen que·l dit sotsalcayt no porte lo dit en general, quant als trets lingüístics al que
Tortosa al dit senyor, jo·ls pendré e·ls cusiré en podem trobar al nord de la ja mítica línia
una sàrria e·ls lançaré en lo riu» [...] Ítem Biar-Busot. Sí que constatem com traspu-
més, senyor, en aquests dies passats la gent del en en els textos la consciència de frontera i
adelantat del regne de Múrcia, axí de cavall notícies freqüents sobre el contacte amb al
com de peu, contínuament entrave en la Go- regne de Múrcia (anades i tornades de per-
vernació del dit don Loís per matar, cativar e sones i de mercaderies, captiveri de moros,
robar los vassalls de vostra senyoria, e staven conflictes de fites, etc...), tot reflex d’una
en los térmens dels lochs del dit Loís e de aquí realitat humana, geogràfica, política i eco-
exian als camins reals e robavan e cativaven los nòmica innegable. Un dels vessants de més
dits vassalls de vós, senyor, entre los quals foren interés d’una futura recerca centrada en el
pres e robat Farnós, vehí de la dita ciutat, e període medieval és esclarir el grau d’aqueix
molts altres, e diu lo dit Farnós que, tenint pres contacte, les línies de penetració, en els dos
a ell e altres prop lo castell de la Mola del dit sentits de la frontera, de les mercaderies,
don Loís, que és dins la dita Governació, lo dit dels camins, dels ramats, de les persones i,
Farnós dix: «som prop la Mola, que és terra de és clar, l’estatus de les llengües en contacte a
nostre governador, e los qui són en aquella ve- les dues bandes de la ratlla.
uen que·ns tenen presos e no·ns vénen ajudar», En els presents papers només pretenem
e los dits castellans digueren: «andar diablos, de mostrar alguns elements lèxics d’interés

Vista de la ciutat
d’Oriola
18 Josep Martines

que hem percaçat en la documentació de assarb


l’antiga Governació d’Oriola que hem po-
gut despullar; afegim a aquests materials al- 1. Que cascú pusca pendre lo front qui
gun comentari, de llargària i de profunditat serà entre la sua heretat e lo riu o açar
variables, que il·lustren el valor de cada mot. per [?] no tocant emperò a cosa públi-
Són només una tria ajustada als criteris que ca (LP d’Oriola, sense datar, 142).
especifiquem en cada epígraf. Confiem que 2. al múgol que sia del açarp e del almarjal
serviran per a fer una mica de llum sobre la de Goçalbo Garcia.
història del nostre lèxic (sobretot en terres 3. qüestions e debats qui heren en e so-
de migjorn), per a esperonar la col·laboració bre lo fet de certs acarps e scorredors,
entre historiadors i filòlegs, i per a suggerir rechs, céquies, tandes e particions de
l’interés d’una futura recerca centrada en aygua que són ja partides per a regar
aquesta etapa històrica i en aquest marc en lo loch de la Daya (LP d’Oriola,
geogràfic. 1425, 338).
4. axí de justícies criminal e cevil, com de
jurats, sobrecequier, mustaçaf, obrer,
Tenen un interés especial aquells mots més clavari e administrador de la taula de
o menys característics del valencià contem- les mondes de les céquies, açarps e es-
porani d’aquestes contrades i que ja trobem corredors (Oriola, capítols electorals,
en textos medievals. Segons els casos, aques- 1a meitat del s. xv).
ta documentació ens pot oferir atestacions 5. discorre[n] per lo marche e vora de dit
més antigues de les que teníem fins ara d’al- asarp de Moncada fins allí a hon entra
guns mots o ens en pot fornir accepcions no la cèquia eo escorredor nomentat de
conegudes; ens pot ampliar l’àmbit geogrà- en Simó, en lo dit asarp o sèquia, y de
fic d’alguna paraula fins a terres de l’antiga ahí discorre lo dit terme y límits (Ca-
Governació d’Oriola, ara d’expressió caste- llosa de Segura, sentència de la parti-
llana, o a localitats valencianoparlants que ció del terme de Callosa de Segura del
ara desconeixen aqueixos mots, etc. Aquest d’Oriola, 1582).
Camperols és el cas de vocables com ara els següents:
despenyant feines assarb, fincar, follador, llevar ‘portar, dur’, monda El DCVB donava com a primera atestació
agràries [ne], pisar i tempirós [ne]. de assarb (s.v. assarp) f. ‘rec o séquia’, en cata-
là un text del 1467: «Per rahó de una porta
de fust que ha fet per a la gola de la açarp
de la Reyna»; l’havia aplegat abans el DA-
guió, que el situava a Elx. El document que
hem reproduït en [1] (d’Oriola) o el de [2]
(d’Elx) deuen ser, fins ara, les atestacions
més antigues en català d’assarb. És més pri-
merenca, fins ara, la documentació d’aquest
mot en textos castellans; el trobem en un
privilegi que atorgà Alfons x de Castella a
Oriola datat el 1271 a Múrcia, durant el
període de domini castellà (abans, doncs,
de la incorporació definitiva d’aquesta ciu-
tat al Regne de València):

6. todo mejoramiento o acrecimiento


[que] qualquier d’ellos podiere façer
en su heredamiento o en frontera del,
assi como en açarbes, o en almarjales, o
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 19

alvar, o cerca de ryo [...] (LP d’Oriola,


1271, 146)

Aquesta atestació és quasi coetània a l’apor-


tada per García Soriano:

7. fagan a todos los herederos de oriue-


la tambien a los que an los donadios
como a los otros uecinos a limpiar et
adobar las azarues et todas las azequias
maiores et menores del termino de
oriola (Oriola, Libro becerro o de Reparti-
mientos, 1272).

i a la del llibre del Repartimiento de Murcia


(1273), citats tots els dos per Colón en
l’estudi monogràfic que dedica a aquest variants assarb, sarb i assarbeta, sarbeta, sarpeta Les marjals ocupaven
arabisme. o sarbó i a Santa Pola; i té presència impor- grans espais del
tant en la toponímia des d’antic. És ben viu litoral i alguns de
l’interior
8. sinon un amarjal que era fincada de encara al Baix Segura: sarbe ‘acueducto de
todas las particiones, que es entre la aguas muertas’, sarbeta ‘cauce que recoge de
quadriella de Godiaçibit et el açarue de los escorriores las aguas sobrantes del riego,
Montagut et del termino de la Rey- y las conduce a las escorratas» i sarbón ‘sarbe
na, fasta la açarue mayor (Repartimiento de de mayor caudal’; a l’Horta de Múrcia i,
Múrcia). més enllà, a la regió del nord-oest murcià,
que fita amb Albacete, Granada i Almeria.
I encara podem afegir a aquestes notícies Colomina va adduir exarbe en navarrés me-
documentals primerenques en castellà el dieval en un text del s. xiii; l’editor del text,
nomenament del sobresequier per Alfons x, González Ollé, defineix el vocable com a
signat a Valladolid el 1275, text en el qual ‘parte alícuota de una fila de agua’. Potser sí
llegim: que té a veure aquest exarbe navarrés amb el
nostre assarb i, a més, sembla que ha tingut
9. Et faga alinpiar las çequias et las fi- continuïtat dins l’àmbit navarroaragonés
las et arrouas et los açarbes cada anyo
de aquella acequia do fuere acequiero
(Llibre de privilegis d’Oriola).

Convé no oblidar la història demogràfica i


política d’aquestes contrades a l’hora de bi-
ografiar aquest i altres mots en cada idioma.
Jaume i havia conquerit i havia poblat fins
a la ciutat de Múrcia inicialment. Aquestes
terres passen a domini castellà fins que el
1304 la part que va d’Oriola ençà retorna
a la corona d’Aragó. El mot és un manlleu
de l’àrab als romànics català i castellà. Dins
l’àmbit català no ens consta fins ara que
vaja més enllà de les terres meridionals: és
mot apel·latiu a Elx i a Guardamar (‘séquia
on van a parar les aigües mortes’), amb les Paisatge de l’horta
20 Josep Martines

fins ara: cf. en el Vocabulario navarro d’Iribar- Com veiem, aquest text oriolà de les dar-
ren, jarba ‘así llaman al turno de tres días reries del s. xiv ens presenta ficar en varia-
que para Valtierra y Arguedas rige en el ció amb fincar. Fincar o (afincar) es diu ara a
uso de las aguas de riego procedentes de Elx, sobretot amb el matís en què el mostra
la presa de Milagro’, jarbe ‘tiempo de riego aquest document de: ‘introduir amb força
que corresponde en un campo’, ‘turno de (un clau, una punxa)’. Joan Coromines ha
riego [Valtierra y Ablitas]’, jarve ‘turno de posat en dubte l’existència de fincar en ca-
riego o agua [Ribera]’ i jarbar ‘distribuir el talà antic i considera els exemples aportats
agua de riego entre las heredades [Valtierra, pel DCVB i el «fincant lo genoll» del Curial
Arguedas]’. I dins Aragó, ajarbe ‘ador [turno e Güelfa com a producte d’«edicions defici-
de riego]. Ribera del Jalón’ i ‘vez. Ariza y su ents». Les dades documentals i d’ús popu-
comarca’, segons el Vocabulario de Aragón de lar prenen, doncs, un interés particular en
Juan Moneva; jarbar ‘distribuir el agua por aquest cas.
horas para el riego’ (Ayerbe, Agüero, Ejea,
Valpalmas, Sos del Rey Católico), segons
el DAndolz; i jarbe ‘el tiempo de riego que follador
toca a un campo’ a Oseja y Trasobares, se-
gons Pérez Gil. 11. Ítem, en la casa dels cubs foren atro-
bats quatre cups, dos grans e dos
migans ab dos folladors [...] (Alacant,
fincar inventari de béns, 1483).

10. Manant encara a aquelles que di- Vol dir ‘lloc on es calciga el raïm per fer-ne
lluns primervinent de maytí sien ab vi’; és vocable antic i es diu encara a Elx
ell ensemps per què en llur presència (afollador), tot i que només ens constava mo-
finque e faça fincar una stacha [...] en dernament de Mallorca.
cascun dels lochs on és manat ésser
feyts e posats los dits mollons [...] E
primerament a la rambla desús dita llevar ‘portar, dur’
e en la loma sobre les dites roquetes
fon ficada una fita de tres pedres [...] E 12. mostraren et al·legaren moltes rahons
partint d’aquí e essent en lo pla e en per les quales me requeriren que yo
lo camí qui va de Nompot a la Mola no degés llevar la dita carta a execuçió
a prop lo dit camí fon ficada una fita [...] et altres rahons justes, que dien
de pedra e una estaca [...] on fon que an per què la dita carta no deu
trobada una fita de pedra fon ficada ésser menada a execuçió. Et per es-
una stacha [...] Ítem, avant en lo pi- tes rahons ssenyor e yo sobreseyt de
nar avant fon atrobada una altra fita llevar la dita carta a execuçió (Elx,
de pedra e aquí fon fincada una stacha carta adreçada a Jaume ii pel noble
Castell de (Oriola, 1382, delimitació del terme Berenguer de Puigmoltó, alcaid del
Guardamar d’Oriola). castell d’Oriola, 1305).
13. vos feem saber que En Gerau Vidal,
vehín nostre, [...] havia carregat en
un leyn d’en Anthoni Comí, vehín de
Paníscola, doents e quatre caffiz d’or-
di de Guardamar per portar a la ciutat
de Barchinona [...]/ requerim e de la
vostra pregam que al dit en Gerau
Vidal, vehín nostre donets e deliurets
lo dit seu ordi, bé e entegrament, e
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 21

aquell li lexets levar e navegar a la dita


ciuta de Barchinona (Oriola, «Lletres
missives», 1335).
14. preseren lo dit leyn e los hòmens
d’aquell e levaren-los-en, la qual cosa
dehien los de la dita cocha e barques,
que fahien per manament vostre,
perquè no eren anats ab lo dit leyn
a donar fermançes en poder vostre,
que si levasen blat d’esta terra que·l
levassen a la dita ciutat, [...] embargar
a aquells qui levaran blat d’esta par-
tida, que·l pusquen levar a qualsque
lochs e parts se volran en senyoria
del senyor rey (Oriola, Lletres missives,
1335). monda [ne] Premsant raïm
15. aquells qui·l traurà sien correguts
e cayguts en pena de lx sous e de 17. axí de justícies criminal e cevil, com
perdre lo blat, sia gra o farina, e les de jurats, sobrecequier, mustaçaf,
bèsties e vexells en què·l llevaren (Elx, obrer, clavari e administrador de
Manual de Consells, 1400). la taula de les mondes de les céquies,
16. Ítem, hordena lo dit Consell per çer- açarps e escorredors (Oriola, capí-
tes seguretats e per certes rahons que tols electorals, 1a meitat del s. xv).
neguna dona o fembre no puxa anar
a neguns bots seguint aquells, axí al Mondar (o mundar), escurar i escombrar són
llevar del cors [‘quan duen el cos del verbs que trobem freqüentment en la docu-
mort’] a misa com al llevar a enterrar mentació medieval amb el sentit de ‘netejar
ne a novena ni a les mises de negun [séquies, canals]’. El primer havia estat vist
finat, e açò en pena de deu sous a cas- com a mossarabisme; és, però, mot molt
cuna fembra o dona (Elx, Manual de antic i sovinteja en textos d’arreu del do-
Consells, 1451). mini lingüístic des de Ramon Llull. Mondar
perviu a Elx amb aquest sentit (a la vora de
Un dels trets lèxics més característics del escurar). Aquest text oriolà ofereix el derivat
valencià del Vinalopó és l’ús de llevar com postverbal monda [ne] ‘neteja’.
a portar o dur, els verbs habituals en la res-
ta de la llengua. Havia estat observat en la
parla viva contemporània, i en el s. xix i pisar
en l’edat moderna. Els materials que hem
aplegat en ens el presenten, amb matisos 18. Ítem ordena lo Consell que neguna
semàntics diferents, en textos dels ss. xiv persona stranya o privada no sia
i xv d’Oriola i d’Elx. Aquests exemples gosada lançar ne pisar o fer posar o
només poden ser indicis de l’antiguitat del lançar basures ne fems [...] en la pla-
fenomen; cal complementar-los amb un es- ça qui sta prob los banys de la dita
tudi estadístic, que ací no podem fer, i amb vila [d’Elx] (Elx, Manual de Consells,
l’anàlisi de tots els valors que pren llevar en 1414).
els textos d’aquest àmbit geogràfic i de la
variació amb altres verbs. Només llavors Segons sembla, pisar ja al s. xv era un verb
podrem concloure definitivament si som que havia entrat en decadència davant sinò-
davant un arcaisme o d’un ús condicionat nims com ara calcigar, paltrigar, trepitjar. Com
pel castellà veí. bé il·lustra l’Atles lingüístic del domini català,
22 Josep Martines

Són també d’interés els testimonis docu-


mentals de mots que ara no són corrents en
aquest espai geogràfic i que, en canvi, són
presents en els textos medievals. En posem
només dos exemples, remarcables a parer
nostre.

llata

20. venema, figa, azebib, [...] astores de


junch e d’espart, e blat [...] e llata
(Elx, 1383, Arxiu Municipal d’Elx,
transcrit per Pedro Ibarra).

El castellà pleita (presumpte mossarabisme


valencià) ha fet recular força llata ‘teixit d’es-
part per a fer estores’ al Baix Vinalopó. Cf.
aquest testimoni il·licità del s. xiv.
Paisatge de secà, el sobretot, xafar, xapar, i, molt minoritàri-
més estés per les ament, calcigar són els mots més corrents
nostres comarques. en terres valencianes i bona part del català ordi
nord-occidental, a les hores d’ara; pisar és la
resposta d’Elx i de Guardamar (els punts 21. vos feem saber que En Gerau Vidal,
enquestats del Baix Vinalopó) i d’alguns vehín nostre, [...] havia carregat en
llocs de la Franja d’Aragó. En general, és un leyn d’en Anthoni Comí, vehín de
el que es diu al sud de la ciutat d’Alacant Paníscola, doents e quatre caffiz d’or-
(àmbit en què pot conviure amb xafar, xapar, di de Guardamar per portar a la ciu-
xafigar, xapigar o calcigar). tat de Barchinona [...]/ requerim e de
la vostra pregam que al dit en Gerau
Vidal, vehín nostre donets e deliurets
tempirós [ne] lo dit seu ordi, bé e entegrament (Ori-
ola, «Lletres missives», 1335).
19. Ítem, que no entren en los plantats 22. qui és dret que tot moro que aja bès-
ne en les vinyes ne en regats ne en tia de laurada paga per cascun parell
guarets que sien tempiroses de pluja ne de bèsties una barçella d’ordi, e per
en vinyes exuberants (Elx, Manual de una bèstia dos almuts [...] (Elx, Mes-
Consells, 1382). tre Racional, 1339).
23. puxen tenir, vendre e comprar for-
Vet ací un derivat no enregistrat de tempir, ment, ordi, paniç adacça o alcandia e
un mot de molt d’interés per a la història qualsevol altres blats e legums (Orio-
del nostre lèxic. El primitiu tempir consta la, privilegi de Martí i, 1403).
com a vocable del català oriental (fonamen-
talment, «terres de Girona, latissimo sen- Civada ha reemplaçat ordi com a denomi-
su»). És mot viu a Elx (i en menor grau a nació del cereal del gènere Hordeum, es-
Santa Pola i partides meridionals d’Alacant) pecialment en l’àmbit del valencià més
amb el sentit de ‘grau d’humitat d’una terra, meridional. S’havia suggerit que aquesta
abundant o suficient perquè produïsca fruit, substitució potser no era només per influ-
especialment després d’una pluja, saó’: cf. el ència del castellà. Com veiem, els exemples
sentit que pren tempirós en [19]. podrien mostrar l’ús de ordi a l’Oriola i a
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 23

l’Elx medievals. En canvi al Llibre del Mos-


tassaf d’Elx, ja del s. xvii, només hi ha re-
ferències a la farina de civada; afegim que, en
un text oriolà del 1603, civada (català) i ce-
bada (castellà) apareixen usats en paral·lel:
es tracta d’un procés sobre el furt de dotze
arriots carregats «de forment y civada»; un
testi­moni declara: «I com ves que tots los
desusdits y que·ls arriers se porta­ven a Ori-
ola dit forment y civada, dix:/ –¿Qué ha­zen?,
¿no saben que este trigo y cevada es mío?»; i
un altre testimoni diu en català: «–No ha
de llevar lo forment y civa­da».

El nostre espelluc en documentació medi-


eval del migjorn valencià ens ofereix a) re-
trodatacions de mots del vocabulari bàsic sidera italianisme aqueix afondar prime­renc. L’espart era un
de l’idioma (afondar), de termes d’especia- Tot i així, i segura­ment sense gaire pressió producte molt
litat (esquerda ‘bocins de pedra emprats en italiana, el trobem quasi mig segle abans en treballat en aquestes
durant el periode
la construcció’) o de vocables localitzats en aquest bell text il·licità del 1380 (cf. [24]) medieval
èpoques posteriors precisament en aquest sobre l’escu­rada de la séquia major. Com
àmbit geogràfic meridional (alcandia); b) pot suggerir aquest text i les variants que
accepcions no enregistrades fins ara (arrova apleguem més avall, degué (o deu) tenir
‘canal de reg [ne]’); o c) mots poc docu- una extensió més gran. El mateix DCVB
mentats (agarrotxar). el presenta com a propi del Maestrat i de
València; n’aporta alguna atestació del Lli-
bre dels secrets d’agricultura (1617) del gironí
afondar Miquel Agustí.
Aquesta afondar, amb –nd–, degué ser el
24. E com [...] la aygua sia crescuda e la punt de partida de afonar, avui la variant més
çèquia tant com en la vila sia enruna- corrent en el valencià general, també cone-
da e està en perill la vila, per tal lo dit guda en català occidental i a les Illes; fins
Consell ordena e tench per bé que sia ara teníem documentat afonar més tardana- Camperols segant
scurada la çèquia de la dobla que pasa ment a mitjan s. xv. blat
per les eres per què [...] la çèquia de
la vila se enxugue e s·afonde per què en
aprés càpia de la aygua per la çèquia
dins la vila. E a l’afondar e scurar dita
çèquia sien donats un hom de cascu-
na de les dites quadrelles ab diners
per a fer la dita obra (Elx, Manual de
Consells, 1380).

El DCVB dóna com a primera atestació de


afondar i amb el sentit d’’amagar’ la traduc­
ció que va fer Andreu Febrer de la Comme­
dia de Dante: «Mirats be la doctrina qui s’a­
fonda/ sota’l velam d’aquests versos strans»
(Inf. ix, 62); el DECat (s.v. fons, n. 13) con-
24 Josep Martines

vist? ¡T’els ulls enfondats!/ – ¡No té selles ni


pestañes, y pa­reix que la cara li l’haix­quen
rose­gá...!».
Llegim esfondar en Camí de soletat de Ra-
mírez Bordes; el DCVB l’enregistra de
Barcelona amb el sentit d’’a­flui­xar-se una
peça del casc d’un vaixell [...] per haver cedit
els perns o claus que la subjectaven’: «Era ya
el sol tan caigut que mig s’esfondava darrere
de la serra lluntana i blavenca».

agarrotxar

25. Item ordena lo dit Consell que sia


comprat hun bon toro e sia agarrochat
El conreu del blat Modernament hi ha, a més, variants per les alegries de la pau [...] e axí
estava molt estès pel morfològiques de afondar. És el cas de al- matex pague [el clavari] lo dit bou
migjorn valencià fondar, incorporat pel DAgui­ló com a ‘esfon­ [...] axí del preu com de la mesió
drar-se’ (València); n’hem aplegat alguna que·s faça en fer barreres en la plaça
mostra ante­rior i posterior amb matisos del mercat de la dita vila, en la qual
diversos: «tullit per les bastonades/ que em sia garrochat lo dit bou. (Elx, Llibre de
varen descarregar,/ sis costelles alfondades,/ Consells, 1464).
catorce boñs en lo cap» («Coloqui nou dels
carafals», s. xviii); «Allá crida una vella,/ Aquest text, a més d’informar sobre les ce-
Que en un colse li ha alfon­dat/ una coste- lebracions amb jocs de braus, d’una banda,
lla»; «Si el món sanser s’alfon­dára/ yo ya dalt mostra la variació sinonímia entre bou i toro,
d’un pilonet»; «(Yo en ouir eixes toca­tes,/ i, de l’altra, forneix una de les primeres ates-
me coje una soneguera./ Ey, la pancha ya tacions de garrotxar ‘ferir els braus amb una
s’alfonda: ¿vostés ne volen? (Sacando una bresqui­ garrotxa o bastó llarg amb un punxó en cor-
lla y co­miéndosela)» i «Li alfonda­rem una chu- regudes amb aquest animal’. Precisament,
lla...», «pero es qu’allí [en un fangar],/ per la primera documentació d’aquest mot era
moments, la burra y yo s’alfon­dabem» i «Li de l’Espill de Jaume Roig, coetani d’aquest
alfondaría gustós/ en seguida una costella»; text il·licità, que al·ludeix metafòricament
o en La carretera, versió valenciana d’un con- a aqueixa mena de jocs: «M’escorxava y’m
te de Joan Oller i Rabassa, fill de Narcís garrochava la carnicera».
Oller, publicada en El Cuento del Dumenche en
1908: «El formidable carro [...] permanei­
xia inmóvil, clavat á la térra, un póch chi­ alcandia
rat y alfondá dos pams una róda en el fangós
camí [...]. Estaba encallat en el ma­teix llóch, 26. Ítem, per cafís de civada o d’alcandia o
un póch entre­chirat, en la róda més alfondá de panís, vi. diners (Elx, 1383, Ar-
encara en el clót fangós». xiu Municipal d’Elx).
Lluís Martí fa servir afondonat [ne] ‘afo-
nat, esclafat, fet malbé, llançat a perdre, Aquest arabisme dóna nom a un cereal sem-
envellit’: «Te s’ha fet vella y lle­cha... Está blant a la dacsa o panís; sembla que en ca-
afon­doná. No es la Gosti­na que coneguí pòc talà ha tingut, si més en terres de l’extrem
antes d’embarcar p’América». Francesc meridional, una vida no tan curta com es
Legua empra enfondat, enregis­trada en ca- pensava. En Martines ja en vam aportar una
talà oriental i en tortosí (DCVB): «–¿Has altra atestació oriolana del 1403; ens hi vam
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 25

referir també a la continuïtat d’aquest fitò-


nim durant el s. xvii: cf. el Llibre del mostassaf
d’Elx del 1610. Tot i que, segons sembla
ha estat vocable més arrelat en espanyol, en
aqueixa llengua consta des del s. xv (alcan-
diga) i del s. xvi (alcandia) (DCECH).

arrova

27. Primo, port en lo dit matrimoni vint


e sis thaffulles de terra blanca que yo
he, tinch, e posseesch, situades en la
orta del dit loch [de Callosa, aldea
e terme de la dita ciutat (d’Orio-
la)] [...], sots rech de la arrova de Na
Durana, franques, quites, e liures, les
quals de una part afronten ab ma-
llols de Penyalver, arrova en mig, e de L’horta d’Elx i les
la altra part [...]/ Ítem més, port en lo seues sèquies
dit matrimoni set thaffulles de terra
blanca que yo he, tinch e posseesch Reapareix en textos en el bell catalanesc
en la dita partida, sosts rech de la ar- d’aquesta regió dels ss. xvi i xvii, com ara
rova del Cortijo, franques, quites, e en la documentació vinculada amb la par-
liures les quals afronten de una part tició del terme de Callosa de Segura del
ab terra d’En Martí Crespo, scorre- d’Oriola:
dor en mig, [...]/ Ítem més, port en
lo dit matrimoni, cinch thaffulles de 29. fins arribar al marche de la cèquia eo
terra plantades de vinya, que yo he arrova nomenada de la Madriguera,
[...] en la mateixa partida, sots rech al endret de un àlber que està en les
de la dita arrova de Na Durana [...] terres de Brocal, en la qual marche de
(Elx, carta de matrimoni signada dita cèquia eo arrova de la Madrigue-
a Elx el 1485 entre un ciutadà de ra [...] sia edificat un molló [...] Y del
Callosa de Segura –que pertanyia dit molló que serà estat edificat en lo
llavors al terme d’Oriola– i una veï- dit marche eo vora de la dita arrova
na d’Elx, 1485, protocols de Jaume o síquia de la Madriguera (Callosa
Liminyana). de Segura, sentència de la partició
del terme de Callosa de Segura del
Arrova (o, sense l’article àrab aglutinat, rova) d’Oriola, 1582).
és mot antic i usual encara com a mesura; 30. en lo dit nom y en ex[ecució] de
ara bé, no el teníem enregistrat amb el sentit dita nominació ensemps ab mi, dit
en què el presenten aquest text i els següents secretari, a la partida apel·lada del
de ‘séquia, canal de reg’. El retrobem en tex- Ramblar, prop un vestigi de molló
tos en castellà de la mateixa regió, fins i tot que y ha a la falda de la serra appel·
anteriors; cf. [28]. lada de Redovà, prop la punta dita
de Redovà, baix la rova de Migdia que
28. Et faga alinpiar las çequias et las filas està en dita serra envés el Ramblar
et arrouas et los açarbes cada anyo de foren atrobats dits justícia, jurats y
aquella acequia do fuere acequiero síndich de la vil·la (Callosa de Segura
(Llibre de privilegis d’Oriola, 1275). i Oriola, acord definitiu de partició
26 Josep Martines

del terme de Callosa de Segura del la Calòquia lexant-hi en la cascuna


d’Oriola, 1660). una finestra chiqua a mirar una per-
sona. (Alacant, 1476-1477).
És encara mot viu en l’actual castellà de
l’Horta d’Oriola, segons reporta Guillén: Com és sabut, actualment esquerda té dos
roba ‘acueducto de menor caudal que la ace- significats bàsics ‘clevill, escletxa, badall’ i
quia y que toma sus aguas de ésta’ i, en una ‘estella, fragment llarg i prim, sobretot, de
descripció més precisa, «Hay sequias mayores fusta, canya o pedra’. Tots els dos són cone-
y sequias menores, según la importancia de su guts des dels orígens de la llengua (Ramon
caudal. De éstas recogen el agua las robas, a Llull, el primer; textos del s. xii, el darrer).
través de distintas boqueras; cada roba ali- El primer és poc usual al País Valencià; el
menta varios escorriores, que llevan el agua al darrer hi perviu en contextos com ara «Se
bancal a través del portillo por donde entra m’ha ficat una esquerda (de fusta, d’una ca-
la hila (a veces, entre la roba y los escorriores, nya) a la mà» o «Li va saltar una esquerda de
existe un acueducto intermedio que es el la pedra i li va pegar a l’ull». Amb aquest
bracal [sic per brasal (?)]).» Es diu també a valor l’arre­pleguen els diccionaris­ valenci-
Múrcia. ans des del DRos (1764). La col·lecció de
Per ventura, i atesa aquesta classificació Refra­nes y Senten­cias de Joan Antoni Maians
dels canals de reg pel cabal, hem de con- recull el refrany «No y ha pitjor squerda que
nectar la gènesi d’aquest ús d’arrova amb la del mateix fust». Esquerda presenta també
el sentit originari àrab: ar-ruba ̉ ‘quartal, la la variant sonoritzada e[zg]erda (cf. e[zg]olar
quarta part’. per escolar, e[zg]itar per esquitar), aplegada
pel DPla (mitjan s. xix, manuscrit B) o pel
DMartíGadea (1891) (s.v. es­guèrda ‘V es­quèrda’);
esquerda reapa­reix habitualment en els es­crits de l’es-
mentat Joaquim Martí Gadea: «[...] feu una
31. Item, huna scala en lo dit retret que guèrra á mòrt als Ol­cínes, to­cantli també
puge a la dita cam­bra, de algepç e algunes es­guèrdes al senyor retor Domingo».
squerda en forma que sia planera, a Casanova recull esgarda ‘estela petita o es-
volun­tat del alcayt [...]./ Item, que sia querda que es desprén d’una fusta o canya’
tengut levar la paret migera, en la qual i esgardar ‘tallar alguna cosa material fent-la
ha hun portall, e fer-hi huna citara estelles o esquerdes, especialment, el bacallà’
grossa de squer­da e algepç [...]/ Item, a Agullent (Vall d’Albadia): «Xica, esgarda el
que sien ten­guts a tan­quar d’es­querda bacallà per a sopar»). Sembla que a Alcoi es
e al­geps dos fines­tres de la cambra de diu «E[zg]ardar-se una un­gla»; els alcoians
també «e[zg]arden el baca­llà» ‘esqueixar-lo,
espencar-lo’. Hi ha a Benissa el topònim
Esquerdeta. Josep Mascarell dóna entre els
«Mots viciats» de la Safor esquer­derar [ne]
«per esquerdar: ‘Ja s’ha esquerderat la taula’».
Vinculat amb aquest sentit, fonamental-
ment valencià i balear, hi ha el de ‘conjunt
de bocins de pedra picada amb caires, que
serveix per a fer el pis ferm dels camins o
per a mesclar amb ciment i fer-ne morter’,
fins ara enregistrat a Mallorca i documentat
al s. xx en Flor de cart de Salvador Galmés i
Vista d’Oriola i la Sanxo. Aquesta documentació, rica en termi-
seua horta des del nologia de la construcció, sobre dels adobs
castell fets els anys 1467-1477 i 1498 al castell de
Notes lèxiques sobre el bell catalanesc del migjorn extrem del Regne de València a l’Edat Mitjana 27

Mapa dels sistemes


de rec en l’horta
oriolana

santa Bàrbera de la ciutat d’Ala­cant de què Confiem que aquestes notes sobre aspectes
provenen els exemples de [31], ens permet lèxics hagen servit per a il·lustrar la conveni-
fer recular considerablement aquest sentit i, ència d’estudiar la documentació històrica
a més, situar-lo en terres valencianes. medieval de l’antiga Governació d’Oriola.

Els noms dels alacantins
s a n t i a g o p o n s o d a l ó p e z d e ata l aya

E
ls estudis relacionats amb Múrcia. Un fet aquest que va donar lloc a
l’antroponímia o l’anàlisi dels que l’origen dels nous repobladors fora dife-
noms de persones, es tracten rent, ja que mentre el nord rebia una afluèn-
d’una eina molt important per cia majoritària de catalans i aragonesos, a les
a l’historiador, perquè li proporcionen una terres del sud, en un primer moment, foren
informació molt valuosa i són diversos els els castellans el principal grup repoblador.
aspectes que es poden extraure, a partir de Respecte al territori sota poder de la
la identificació de les persones que habita- Corona d’Aragó, caldria dir que Jaume
ren a un lloc i en un moment precís de la I va tractar d’accelerar la repoblació des
Història. del començament a causa del seu caràcter
En el cas del País Valencià medieval, les fronterer. Tot i això, els assentaments van
anàlisis antroponímiques es revelen com ser febles al principi, com és el cas d’Alcoi,
una tasca imprescindible per tal de conèi- Cocentaina o Dénia, i no va ser fins des-
xer l’estructuració d’una nova comunitat a prés de la revolta mudèjar de 1276-1277
partir de la conquesta cristiana, ja que des quan hi va haver un nou impuls repoblador.
d’aquest moment les terres valencianes es- És a partir d’aquesta època quan trobem la
devingueren el destí de gents procedents concessió de cartes de poblament com la
de Catalunya, Aragó i Castella, entre altres de Teulada, Biar, Xixona, Castalla, Planes,
llocs. Així, a partir dels noms farem una Penàguila, Tàrbena, Finestrat, Guadalest,
petita aproximació a la societat alacantina Pego o Altea, les quals responien a una pla-
La localitat de
medieval, tractant d’esbrinar quines eren les nificació d’assentaments cristians. Aquesta Biar marca el límit
seues preferències alhora de nomenar-se i política repobladora recercava tant el con- valencià front a
d’on procedien els seus cognoms. trol de la frontera com l’allunyament dels Castella des de
pobladors musulmans de la costa, a causa temps de Jaume I

El fenomen de la repoblació

Pel que fa a la conquesta cristiana de les


terres alacantines, cal recordar la signatura
del tractat d’Almirra en 1244, pel qual els
reis d’Aragó i Castella delimitaven les seues
àrees d’expansió. Aquest acord establia la lí-
nia Biar-Busot com a fita fronterera, la qual
cosa donava com a resultat que les terres al
nord d’aquesta s’adjudicaven a Aragó i les
del sud a Castella. Així doncs, l’actual pro-
víncia d’Alacant quedava dividida des del
punt de vista polític: el nord formaria part
del Regne de València i el sud del Regne de

Santiago Ponsoda López de Atalaya  pp. 28-41


30 Santiago Ponsoda López de Atalaya

com la vall d’Elda, on va perdurar durant


tota l’època medieval, i en un primer mo-
ment el model repoblador cristià es va basar
en la creació de poderosos concejos amb un
ampli terme (Alacant, Elx i Oriola) per tal
que serviren de centres d’atracció a noves
gents. Va ser després de la revolta musul-
mana sufocada l’any 1264 per Jaume I, qui
va anar en ajuda del seu gendre Alfons X
de Castella, quan es va donar una nova em-
penta repobladora per part dels castellans.
Però, a més a més, hi va haver una apor-
tació de pobladors catalano-aragonesos que
arribaren de la mà del rei aragonés. Cal dir
que el poblament va ser dèbil en un primer
moment i que amb l’annexió en 1305 del
nord del regne de Múrcia per part de Jaume
II d’Aragó el contingent de repobladors ca-
L’assentament del perill que suposaven per la seua conni- talano-aragonesos va ser el majoritari.
de cristians a
vència amb els pirates nord-africans. S’ha d’assenyalar per a tot el territori que
les comarques
alacantines es va Per altra banda, a les terres meridionals l’afluència de gent vinguda d’altres territoris
intensificar després la conquesta castellana, tal i com va passar no es va aturar a les acaballes del segle XIII,
de ser vençut al regne de València, no va suposar l’ex- en les dècades posteriors a la conquesta, sinó
el cabdill rebel pulsió dels musulmans. Els motius van ser que el procés es va mantenir de forma inin-
Al-Azraq. En la fonamentalment demogràfics, per la falta terrompuda durant tota l’Edat Mitjana.
imatge el Castell de
d’elements propis amb els que repoblar, i
Guadalest.
econòmics, per tal de mantenir l’estructu-
ra productiva. Així va quedar una abundant El sistema antroponímic
població musulmana, sobretot en zones
La gent que va repoblar les terres alacanti-
nes a partir de mitjans del segle XIII pos-
seïa un sistema antroponímic determinat
que s’havia desenvolupat a través dels segles
i que era el resultat directe de la revolució
onomàstica que es va produir a Europa als
segles XI i XII. En aquest sentit, podem dir
que, majoritàriament, els nous pobladors
contaven amb un sistema format per un
nom personal al qual s’afegia un nom espe-
cífic (el cognom). La novetat que va supo-
També a les
comarques
sar la revolució abans esmentada, residia en
meridionals el fet d’introduir un segon element, perquè
alacantines, que temps enrere el cristianisme havia imposat,
pertanyien a la a poc a poc, el nom únic en contraposició
Corona de Castella, al sistema romà, el qual utilitzava, sobretot
es va incrementar la entre les classes altes, el nom triple: praeno-
presència cristiana
després de ser
men (nom personal), nomen (nom de la gens
vençuda la revolta o tribu) i cognomen (nom de la família). Paral·
mudèjar de 1265. lelament a aquest canvi assistim també a un
Miniatura d’Oriola. doble procés: una reducció de la quantitat
Els noms dels alacantins 31

de noms propis que s’utilitzaven, ja que


amb la cristianització el ventall de noms
era molt ampli, i una substitució del noms
propis gràcies a l’aparició d’un nou santoral Els mudèjars van
que va fer que s’estengueren noms que no hi mantenir la seua
havien abans del segle X. antroponímia de
Un dels possibles motius per a explicar tradició àrab en
l’empobriment de la quantitat de noms terres valencianes
fins la seua
podria trobar-se en una motivació institu- conversió forçosa
cional i econòmica: els petits propietaris al cristianisme, i
veuen convenient la continuïtat dels noms després ho feren
en els documents escrits, on consta el dret d’amagades.
de possessió, com un element que reforça la
legitimitat de la propietat. A més, tampoc mes patronímiques i una major quantitat de
es descarta un factor basat en les tendències noms complexos: nom més patronímic més
col·lectives, com és el de la moda o la imita- toponímic.
ció a l’hora d’escollir els noms per als fills.
En el cas de l’aparició del nom doble,
Enric  Moreu-Rey proposa tres hipòtesis Els noms medievals
que podrien explicar el seu origen. La pri-
mera d’elles es basaria en una possible in- Ja hem comentat anteriorment que la po-
fluencia aràbiga sobre els comtats cristians, blació que va arribar a les terres alacanti-
ja que els àrabs tenien el costum d’assignar nes durant l’Edat Mitjana no posseïa un
un nom doble a les persones. La següent hi- única procedència, sinó que gent originària
pòtesis situaria l’origen en un substrat que de diversos llocs va anar durant tot el pe-
procediria del Pirineu central-occidental i ríode medieval instal·lant-se als territoris
l’última, que l’aparició del doble nom (nom meridionals valencians. Així els nous pobla-
més cognom) respondria a un desequilibri dors venien de Catalunya, Aragó, Castella,
del sistema antroponímic. Navarra, fins i tot de més enllà dels Pirineus. En Elx, com en
A les conclusions del llibre Antroponímia y Cal assenyalar que el grup més nombrós va altres localitats del
migjorn alacantí, van
Sociedad. Sistemas de identificación hispano-cristianos ser el compost pel contingent catalano-ara- coexistir durant els
en los siglos IX a XIII els autors assenyalen gonés front els altres. Ara bé cadascú dels segles medievals els
que al voltant del segle XII es pot observar grups de població va portar la seua tradició antropònims d’arrel
dins dels territoris hispànics cristians una onomàstica. catalana i castellana.
generalització dels noms dobles. Tot i això,
durant el transcurs del segle XII veiem una
evolució que afegeix una certa complexitat
al procés de la confirmació del nom doble,
ja que si tenim en compte les dues zones
d’on arribaren la major part dels nous po-
bladors de les terres alacantines, Catalunya
i Aragó, veiem certes diferències. Pel que fa
a les terres catalanes durant el segle XII es
dóna un canvi en la conformació del nom
doble, perquè si en un primer moment apa-
reix la fórmula nom més nom patronímic,
ara es veu com aquest últim és relegat pels
topònims. Aquest fet també es pot apreciar
a Aragó, encara que en algunes de les se-
ues zones hi ha un predomini de les for-
32 Santiago Ponsoda López de Atalaya

En el cas dels nous pobladors trobem 1270 i finalitza en 1314 i inclou les pobla-
abundants exemples de noms que poden re- cions de Pego (1279-1286), Alcoi (1296-
velar-nos quin és l’origen de la persona, o la 1314), Penàguila (1270-1295), Cocentaina
família que el porta, ja que hi ha alguns que (1290-1295) i Oriola (1300). En la se-
són característics d’una regió determinada. güent etapa, que abraçaria entre 1381 i
Aquest és el cas d’antropònims com Borrell, 1400, s’han analitzat les poblacions de
Arnau, Guerau, Miró o Berenguer, que són típi- Dénia (1381), Xàbia (1381), Calp (1381),
caments catalans, i d’altres com Sanxo, Blasco, Benissa (1381), Cocentaina (1396), Elda
Garcia, Ximeno o Fortun que responen a la tra- (1396) i Elx (1380-1400). L’última es
dició de llocs com Aragó, Navarra, el País correspon amb els llistats de pobladors que
Basc i La Rioja. A més, es donen altres que apareixen del segle XV i que corresponen a
podrien tenir un origen indistint com és el Pego (1488), Ibi (1421), Penàguila (1421),
cas de Pere o Joan, els quals aniran impo- Xixona (1421), Monfort (1421), Alacant
sant-se per quasi tots els àmbits geogràfics. (1421) i Oriola (1416-1458).
Pel que fa a l’anàlisi dels noms propis D’aquestes relacions hem extret els noms
que portaven els alacantins durant la Baixa propis i hem obtingut un total de dos mil
Edat Mitja, ens hem basat en algunes de les sis-cents seixanta-cinc entrades que suposen
llistes de veïns que Enric Guinot recull a un estoc total de cent trenta-quatre noms.
la seua obra Els fundadors del Regne de València. Cal assenyalar, però, que el conjunt de noms
Les relacions de pobladors elegides corres- es reparteix de manera desigual. Així per al
ponen a diferents localitats representatives primer període trobem cent dotze, una xi-
de les comarques alacantines: Dénia, Xàbia, fra que es redueix en poc més d’un 50%
Benissa, Pego, Calp, Alcoi, Penàguila, Ibi, (cinquanta set noms) per a la segona de
Cocentaina, Elda, Monfort, Alacant, Elx i les franges cronològiques, a penes un segle
Oriola, i ens ha servit per a establir tres pe- més tard. Potser açò vindria a confirmar la
ríodes cronològics per tal de realitzar una reducció de la quantitat de noms utilitzats
primera aproximació a l’evolució que van que es va donar amb la revolució onomàsti-
tenir els noms de bateig entre els alacantins ca dels segles XI i XII. Tot i això, el que po-
durant el segle XIV i XV. El primer dels dem assenyalar és que existeix una lleugera
períodes ens permet observar quina era la recuperació del nombre de noms durant el
situació antroponímica després dels primers tercer període analitzat, on quantifiquem la
moviments repobladors ja que comença en presència de setanta quatre noms.

Pere i Joan van


ser noms molt
freqüents entre els
nostres avantpassats
medievals
Els noms dels alacantins 33

La devoció a Sant
Joan, molt estesa a
l’època, es va traduir
en la dedicació al
sant de nombrosos
llocs de culte, entre
ells les ermites com
la que veiem en la
fotografia, situada al
terme de Dénia.

Des d’un punt de vista numèric destaca Hem comprovat com els casos de Pere i
l’existència de només dos casos majori- Joan són els majoritaris si comptabilitzem
taris que superen les tres-centes entrades els tres períodes analitzats. A aquests dos
i que suposen, junts, més del 25% dels els segueixen, en importància numèrica, un
registres: conjunt de noms que superen les cent men-
cions i que suposen el 34’4% del còmput
Nombre total Percentatge total: Bernat, Jaume, Domingo, Guillem, Berenguer
de registres total i Barthomeu.
Pere 336 12’6 % Dins d’aquest grup de noms podem ob-
Joan 340 12’8 % servar una evolució diferenciada respecte a
la difusió que tenen en les diverses etapes
Tal i com hem assenyalat, aquests dos estudiades. Per una banda Bernat, Domingo i
noms tenen una procedència indistinta i Berenguer, veuen com es produeix un retrocés
van anar imposant-se als llocs d’on proce- en el seu ús, mentre que altres com Guillem i
diren els repobladors des del segle X. En el Barthomeu fluctuen durant els períodes ana-
cas alacantí veiem com es dóna una evolució litzats i tant sols Jaume experimenta un crei-
diferenciada entre Pere i Joan, ja que el primer xement amb el temps.
d’ells (on també hem comptabilitzat les for-
Nombre total Percentatge
mes Pero, Pericó, Pedro i Peydro) és el nom ma- de registres total
joritari durant el primer període, amb cent Bernat 221 8’3%
quaranta-vuit mencions (12’8%), i es troba Jaume 185 6’9%
per davant de Joan (Johan i Juannes) que conta Domingo 184 6’9%
amb noranta-vuit entrades (8’5%). Aquesta Guillem 114 4’2%
situació canvia amb el pas del temps i així Berenguer 111 4’1%
Pere, tot i ser un dels més utilitzats, anirà Barthomeu 107 4%
a poc a poc perdent importància front a
Joan, el qual es convertirà en el segle XV Així en el cas de Bernat veiem com en l’eta-
en el nom més freqüent amb cent seixanta- pa de 1270 a 1314 es tracta del segon nom
quatre mencions (20’5%) per vuitanta-sis més utilitzat amb cent dinou registres, que
(10’7%) de Pere. significa un 10’3%, i que per tant el situa
34 Santiago Ponsoda López de Atalaya

cognom. Així doncs, per al primer període


trobem una forta difusió d’aquest nom amb
cent catorze registres (9’8%). Però tal i com
succeeix en el cas de Bernat, la utilització de
Domingo pateix una pronunciada davallada
cap a finals del segle XIV amb un 6’8%,
quaranta-vuit mencions, que es ratifica en
el XV amb només vint-i-dos aparicions
(2’7%).
Berenguer, és tracta d’un nom predominant
a Catalunya en els segles anteriors a la con-
questa cristiana de les terres valencianes, i la
El nom de Jaume seua evolució es paral·lela a la dels dos casos
va abundar entre els anteriors, si bé el seu ús és inferior al de
valencians de l’Edat Bernat i Domingo. D’aquesta manera la seua
Mitjana. El prestigi
de Sant Jaume i
difusió retrocedeix amb el pas del temps i
del rei Jaume I van així si en un primer moment ocupa el cin-
contribuir a estendre què lloc entre els preferits amb setanta-dos
dita devoció. mencions (6’2%), aquesta situació es veu
modificada cap al 1400 quan la seua utilit-
per davant de Joan. Bernat és un dels noms zació es redueix en un 51%, ja que només
preferits a Catalunya i sembla, per les dades trobem vint-i-tres entrades que suposen un
recollides, com açò es trasllada també a les 3’2% del global. Una tendència descendent
terres alacantines en les dècades posteriors que es veurà agreujada durant el segle XV
a la conquesta. Però, aquesta importància perquè el descens respecte al primer període
no es manté amb el pas del temps i podem és d’un 67’7%.
apreciar un descens en la seua utilització, Ja hem avançant anteriorment com l’ús
ja que per al segon període només trobem dels noms Guillem (Guillamó, Guiamó i Gui-
cinquanta-vuit mencions (8’2%). Un fet llermo) i Barthomeu (Berthomeu, Bartolomé i Bar-
aquest que es veu reafirmat per les quaran- tolomeu) oscil·len si atenem a les dades que
ta-quatre entrades que enregistrem en el se- ens ofereixen els llistats analitzats. En el cas
gle XV i que representa un 5’5% del total de Guillem, que es tracta d’un nom amb una
dels noms d’aquest període. forta tradició catalana, observem com el seu
Un fenomen semblant al de Bernat es punt màxim de difusió es troba en el perí-
dóna en el cas de Domingo. Aquest es tracta ode que va de 1380 fins 1400. En aquests
d’un nom de tradició castellano-aragonesa, anys apareix mencionat cinquanta-set vega-
com ho demostra el fet que només apareix des, el que representa un 8’1% del total dels
en la seua forma catalana, Domènech, com a recollits i que el situen en el quart lloc de
les preferències, per darrere només de Pere,
Joan i Bernat. Aquesta situació contrasta de
manera significativa amb l’etapa anterior, en
la que tant sols compta amb un 2’68% dels
registres, i posterior, on suposa un 3’2% del
També el nom de còmput total.
Francesc, que va Pel que fa a Barthomeu podem afirmar que
sorgir al segle XIII, la situació és la mateixa que es dóna amb
va augmentar la seua
presència gràcies al
Guillem, perquè el seu moment àlgid se si-
creixement del culte tua a finals del segle XIV, on compta amb
a Sant Francesc per un 6’7% de percentatge respecte al total de
tot Occident. noms utilitzats. Mentre que els resultats
Els noms dels alacantins 35

obtinguts per al primer i tercer període se en el cinquè lloc de les preferències per
2’1% i 4’3%, respectivament, confirmen la darrere de Bernat.
fluctuació d’aquest nom. L’evolució d’Anthoni (Antonio, Antón) es
L’únic cas que trobem dins d’aquest grup molt semblant a la de Francesch, si bé caldria
de noms que experimenta un augment és el assenyalar que la presència en el primer pe-
de Jaume (Jacme). Aquest cas presenta un in- ríode és quasi inexistent, ja que només hem
crement del percentatge en totes les etapes. trobat un únic registre. Així, si analitzem les
Així per al primer període trobem seixan- dades en termes proporcionals, Anthoni su-
ta-tres mencions que suposen el 5’4% dels posa sols un 0’08% i és durant el segle XIV
noms mentre que per al segon representa quan passarà a equiparar-se amb Francesch
un 6’6%. Però, el creixement més destacat amb un 3’1%. Aquest augment continua en
el tenim en el segle XV, on arriba fins al el segle XV on representa un 5’1%. Segons
9’4%, convertint-se així en el tercer nom Enric Moreu-Rey l’èxit d’aquest nom tant
més important dins de les preferències de sols es podria explicar si tenim en compte
la població, la qual cosa el situa molt prop el factor religiós. Sant Miquel va
de Pere. Els altres noms en els quals es pot apre- tenir una devoció
Un tercer grup estaria format per aquells ciar un augment, encara que tímid, en la creixent en el regne
de València. En la
noms que apareixen més de trenta vegades, seua difusió són Alfonso (Alfons), que apa- foto veiem la taula
els quals representen més del 19%. En líni- reix majoritariament en la seua forma cas- dedicada a l’arcàngel
es generals, podríem dir que no existeixen tellano-aragonesa, i Nicolau (Nicolás). En el conservada a la
grans fluctuacions en l’ús d’aquests noms. sentit contrari, on es pot apreciar un feble Catedral d’Oriola.
Però, tot i això, podríem destacar els casos
de Francesch i Anthoni front els altres, a causa
de la seua creixent evolució. Un augment
aquest, que només es veu seguit, en menor
proporció, per Alfonso i Nicolau.

Nombre total Percentatge


de registres total
Miquel 81 3%
Francesch 75 2’8%
Martí 69 2’6%
Anthoni 64 2’4%
Ramon 51 1’9%
Pasqual 40 1’5%
Ferran 36 1’5%
Andreu 34 1’2%
Alfonso 33 1’2%
Nicolau 33 1’2%

Respecte a Francesch es pot dir que durant


el segle XII quasi no existia, la qual cosa
repercuteix en la quantitat de mencions
que d’aquest nom apareixen en els llistats
corresponents al primer període, on només
trobem deu individus, que representen un
0’86% del global. La situació canvia cap
a finals del segle XIV quan aquest nom
presenta una tendència ascendent, amb un
3’1%, i es veu reforçada en els anys poste-
riors ja que arriba fins a un 5’4%, situant-
36 Santiago Ponsoda López de Atalaya

Simó (Simón), Thomàs, Vicent, Xemen (Ximenez,


Eximen, Exemeno, Exemenes) i Yvannes.
Per últim tenim els casos en què apa-
reixen nou o menys vegades i que vindria
a completar el conjunt de noms analitzats:
Adam, Alaman (Alamany), Albert, Alexandre,
Alixén, Alonso, Alvaro (Alvar), Antich, Aparicio
(Aparici), Arnal (Arnaldet), Artalet, Assensio, Ato,
Aymerich, Aznar, Balaguer, Barberà, Barceló, Bar-
nabé, Beneyto, Benito, Benvingut, Berart, Bergons,
Bertran (Beltran), Blai, Blasco, Bonamich, Bosom,
Borraç (Borrazs), Briç, Castelló, Çalom, Cervellon,
Clemente (Climent), Corbaran, Dalmau, Daniel,
Diaç, Diego, Eneg, (Ennegoç), Ermengou, Esteve,
Feliu Filip (Phelip), Fortun (Fortunyo), Gabriel,
Gaspar, Gaston, Gauçeran (Galçeran), Gener (Gi-
ner), Genís, Geroni (Jeroni), Gilsino, Gombalt,
Gomes, Gorori, Gotier, Gràçia, Gustion, Inyiguez,
Entre les dones retrocés és en Martí (Martín), Ramon i Miquel Jacobo, Joffre, Julià (Julian), Just, Luis (Lluís, Loís),
Maria era el nom (Michel, Miguel). Els altres, Pasqual, Andreu Luch, Macià, Maestre, Manuel, Marcho (Março),
més estés (Andrés) i Ferran (Ferrando, Ferrandello) mante- Marco, Marín, Maymó, Melchor, Melià, Mingot
nen, amb petites oscil·lacions, el seu nivell (Minguet), Miralt, Miró, Monçon, Nadal, Ortín,
de difusió. Paul, Pelegrí, Ponç (Pons), Rafael, Remir (Remi-
Pel que fa a la resta de noms enregistrats ro, Ramiro), Roy (Ruy), Salvador, Semén, Sigesar,
trobem un grup que representa el 11’8% Soriano, Struc, Tristany, Uget (Huget), Vasco, Vidal
del total i que compta entre deu i trenta i Yago.
mencions: Arnau, Bonanat, Ferrer, Garcia, Gil, Cal assenyalar com la difusió del noms
Ginés, Gonçalbo (Gonzalvo), Guerau, Lop (Lope), respon, en la major part del casos, a un fac-
Lorens (Lorenç, Lorenzo), Matheu, Rodrigo (Rodre- tor religiós. L’església va tractar de donar
rich, Rodrich, Roderico), Romeu, Sancho (Sanxo), a conèixer la vida dels grans sants per que
serviren de model al poble, la qual cosa va
donar lloc a l’aparició de figures venerades
i a un augment del culte als sants. Aquest
factor junt a la progressiva implantació de
les ordes religioses, com és el cas dels fran-
ciscans, va fer que l’església marcara una
tendència, o moda, alhora de triar un nom
de bateig.

La devoció a la
Verge Maria
Els noms de les dones
va tenir la seua
plasmació material Als llistats analitzats les referències que tro-
en nombroses taules bem de noms propis de dones són molt es-
pictòriques, de les casses, només cent trenta-una entrades que
quals es conserven suposen un estoc de seixanta-vuit noms. En
diverses mostres a
les terres alacantines,
molts dels casos el nom de la dona va lligat
com aquesta Mare al d’un home i s’especifica el seu estat civil,
de Deu del Miracle sobre tot en el cas de les viudes, «Francesch
de Cocentaina. Burgunyo i viuda Aldonça». En altres ocasions
Els noms dels alacantins 37

Amb el bateig
s’imposava el nom
i el cognom al
recent nascut. En
la imatge observem
una representació
del sagrament del
bateig en Las Cantigas
d’Alfons X el savi.

apareix sol, «dona Simona», mentre que en al- Geralda, Gisberta, Guisabel, Isabel, Juliana, Le-
tres sí que apareixen acompanyada d’un cog- xandria, Leonor, Magdalena, Major, Marcha, Mar-
nom «Tresa Sanxeç». També trobem registres garida, Marta, Martina, Milia, Monserrat, Nadala,
on la dona s’associa al cognom del marit Narbona, Orenga, Pasqualeta, Pera, Romea, Sal-
«na Caterina d’en Bernabeu» i com es produeix vadora, Saurina, Sebélia, Tomasa, Tràgia, Verduna,
una feminització dels noms d’home: Jacma, Violant i Vehinota.
Pasqualeta i Domenga.
Maria és de llarg el nom més utilitzat amb
vint-i-cinc registres. La gran difusió d’aquest Els cognoms
nom respondria a l’augment que va tenir el
culte marià des del segle XII, la qual cosa va Com hem explicat anteriorment, el sistema
donar lloc a una profusió d’iconografia i de onomàstic dels nous pobladors alacantins
santuaris dedicats a la devoció per la Verge era resultat de la revolució que es va donar
Maria que va contribuir a la popularitza- al segle XI i XII. Per tant, podem afirmar
ció d’aquest nom. El segueix, de ben lluny, que, majoritàriament, els habitants del sud
Elvira amb cinc mencions i Elisenda i Sança valencià contaven amb un sistema format
amb quatre. Uraca, Jacma, Guillema, Guilla, per un nom i un cognom. S’ha de destacar
Gostança, Ermessenda i Caterina apareixen tres que als llistats analitzats també hem trobat
vegades cadascuna, mentre que Agnés, Alegre- exemples de noms complexos, on al nom
ta, Alicsén, Barçalona, Dolça, Domenga, Francesca, propi se li afegeix un nom patronímic i un
Johanna, Menga, Ramona, Serena, Sibília, Simona i altre toponímic. A continuació, farem una
Tresa compten amb dues mencions. La res- anàlisi a partir d’una divisió seguint un dels
ta de noms només els trobem una vegada sistemes de classificació més utilitzats i que
Aldonça, Blanca, Botina, Cantusa, Cília, Elvendes, estableix cinc tipus de cognoms en funció
Espertona, Esthevania, Febrera, Flor, Florença, Gaya del seu origen. Si bé, s’ha d’assenyalar que
38 Santiago Ponsoda López de Atalaya

en una quantitat molt important de cog- aquests no són els únics casos, ja que el fet
noms, no es pot establir quina és la seua que la majoria dels pobladors de les terres
procedència. alacantines foren catalano-aragonesos va
En aquesta ocasió ens hem servit de les donar lloc a la presència d’altres noms co-
llistes de pobles alacantins recollides en muns a les àrees originaries com, Vidal, Ponç,
l’obra Els fundadors del regne de València, la rela- Gil, Martí, Esteve, Thomas, Mateu i Lorenç
ció de noms que apareix en El català i l’arago- Deixant de banda els noms peculiars de
nés en els inicis del Regne de València segons el Llibre cada territori, s’ha de dir que als pobles
de Cort de Justícia de Cocentaina (1265-1295), alacantins apareixen nombrosos cognoms,
de Joan J. Ponsoda, i l’anàlisi dels noms procedents de noms, en la seua forma ca-
que apareixen a la Crònica de Bellot. Aquestes talana, el que ens indica la procedència
fonts ens han permés fer una petita aproxi- de l’individu. Així trobem cognoms com
mació general per tal de conèixer quins eren Andreu, Albert, Romeu, Nadal, Mir, Ricart, Jacme,
els cognoms dels alacantins durant l’època Domènech, Gilabert, Jofre, Feliu, Bartomeu, Simó,
medieval. March. Aquest aspecte també es pot contem-
El primer dels criteris a partir dels quals plar pel que fa als cognoms d’origen cas-
es formarien els cognoms són els noms de tello-aragonés: Alfonso, Antón, Aparici, Aznar,
fonts o patronímics. Es tracta d’una formula Beneyto, Exameno, Lop, Pasqual, Vicent i Marco.
adoptada per moltes cultures, on el nom del Respecte al sufix castellano-aragonés
pare exercia un complement al del fill. En –ez, podem assenyalar que també es troba
Molts cognoms el cas dels noms d’origen català no existeix molt difós per les poblacions alacantines.
estaven formats a cap partícula que designe aquesta filiació. Així observem com, junt a la presència de
partir de topònims Un fet aquest, que sí que es dóna en alguns noms com Martí/Martín, Ferran/Ferrando,
d’origen, com el que cognoms d’origen aragonés i castellà, on la Pere/Pero/Pedro, Sanxo, Ximeno, Gonçalbo, Lope
fa referència a la fórmula –ez, (Pérez, Sánchez) designa la re- o Rodrigo, podem trobar la seua transforma-
localitat murciana
de Llorca, la
lació de parentiu. ció en els cognoms Martineç, Ferrandeç, Pereç,
fortalesa de la qual En l’apartat dedicat als noms de bateig Sanxeç, Ximeneç, Gonçalbeç, Lopeç i Rodrigueç. En
podem apreciar en la hem assenyalat com el cas de Joan i Pere po- ocasions el sufix –ez esdevé –is sense que per
imatge. dien tenir una procedència indistinta. Però això perda el seu significat: Llopis Lopis, Sanxis
o Peris.
Per últim, incloem ací alguns exemples
dels noms complexos abans esmentats, els
quals tenen majoritàriament un origen ara-
gonés, castellà i navarrés: Garcia de Aiala, Lo-
pes de Siurana, Martines de Terrer, Peres d’Aynet i
Sanxes d’Exea.
Un altre del tipus de cognoms que tro-
bem són els que es creen a partir de topònims,
gentilicis i elements topogràfics. Dins d’aquest
grup els dos primers ens resulten molt va-
luosos a l’hora de poder conèixer quin és
l’origen d’un individu, ja que ens revela un
lloc determinat: poble, comarca o país. En
el cas que estem tractant són nombrosos
els cognoms que fan referència a un indret
concret la qual cosa ens permet identificar
l’origen de molts dels nouvinguts. Així als
llistats treballats podem trobar topònims i
gentilicis catalans, aragonesos, navarresos,
castellans, bascos i fins i tot valencians, la
Els noms dels alacantins 39

qual cosa ens demostra el moviment de po-


blació dins del mateix regne.
Els cognoms que fan referència a algun
topònim català són molt abundants i per
això ací només plasmarem alguns com a
exemple Àger, Ainós, Canet, Torrelles, Arenys, Ble-
da, Cérvoles, Claramunt, Croses, Hortoneda, Altet,
Artés, Cerdà, Empúries, Guardiola, Llofriu, Llor,
Martorell, Masquefa, Parlavà, Pertús, Ripoll, Sant
Pol, Santa Pau, Seva, Tapioles, Terrassa, Torregrossa,
Vallebrera, Amill, Balaguer, Peralada, Maçanet,
Monistrol, Perpinyà, Quexans, Rovira, Sant Martí,
Santa Creu, Tarragona, Xerta, Aguiló, Albiol, Ar-
gensola, Barberà, Barceló, Berga, Besaldú, Camarasa,
Cardona, Esparreguera, Figuerola, Francolí, Freixa,
Grau, Manresa, Montagut, Pedrós, Puigcerdà, Rabas-
sa, Reus, Riufret, Rocafort, Rocamora, Soler, Togores,
Tordera, Verdú, Terrés, Tortosa, Montcada, Vendrell,
Ivars, Segarra, Segrià, Garriga, i Montblanc.
Altres cognoms es formen a partir de
localitats aragoneses com: Zaragoza, Alcañiz,
Calatayud, Casp, Montalban, Fraga, Terol, Aïnsa, accidents del paisatge, noms d’edificis i de El sagrament del
Alberola, Barbastre, Belmonte, Malonda, Almúnia, plantes. Dins d’aquest grup on es pot apre- matrimoni legitimava
Monçó, Campos, Osca, Aliaga, Borja, Pina, Tara- ciar l’ús de l’article salat, els prefixos Des–, la unió entre el
home i la dona, així
çona, Aragón i Jaca. Els noms geogràfics que Ces/Ses, Ça/Sas, en la seua formació. com els fills que
pertanyen a Navarra i que apareixen com a Pel que fa a cognoms basats en elements tingueren els quals
cognoms són: Esparça, Açagra, Aibar, Lerín, Pe- del paisatge podem trobar exemples abun- rebrien el cognom
ralta, Roncesvalles, Nájera i Tudela, entre altres. dants com Despuig, Montañés, Badia, Bosc, Orts, patern, d’acord amb
També hi ha mencions a topònims caste- Prats, Rius, Serra, Pujol, Riera, Riusech, Sacosta, la tradició que va
llans com: Còrdova, Lleó, Jaén, Jumilla, Ávila, Safont, Descamps, Çaplana/Zaplana, Puixvert, anar consolidant-se
durant els últims
Llorca, Chinchilla, Conca, Cartagena, Alcaraz, Ce- Pujalt, Espuig, Penya, Puig, Sarroca, Sarriera, Tor- segles medievals.
hegín, Santander, Soria, Toledo i Burgos. Tal i com rent, Soler, Monte, Montalt i Desplà.
hem assenyalat abans, també les poblacions Els noms d’edificis o de llocs d’habitació
valencianes són utilitzades per a formar també estan presents als cognoms dels ala-
cognoms: Alcoi, Castalla, Ontinyent, Xàtiva, cantins de l’època medieval: Abadia, Casa, Ca-
Segorbe, Pereç de Castellfabib, València, Oriola, Ay- ses, Casavella, Castell, Castellet, Castellot Castellbo,
ora i Nompot. A més, sobretot en l’àrea de la Castellnou, Celler, Colomer, Desmas, Hospital,
Marina trobem el cognom Eivissa. Per últim, Mas, Mompalau, Palau, Pont, Porta, Portell, Vila,
s’ha de destacar el fet que també apareix Sala, Savila, Soler i Torres.
el nom de ciutats europees com Burdeus i L’ultim grup de cognoms que s’inclou
Narbona. dins d’aquest grup correspon al d’elements
Per altra banda, no sols els topònims del món vegetal. Així arbres, plantes i fruits
són usats com a cognoms, sinó que també es vinculen al nom de persones per tal for-
podem observar la presència de gentilicis: mar diversos cognoms. A partir de les llis-
Navarro, Català, Mallorquina, Soriano, Sevilla- tes de veïns treballades hem pogut destacar
na, Saragossà, Narbonès, Gascó, Gironès, Castellà, la presència de Nogueroles, Olzina (Alzina),
Franco, Espanyol, Gallego i Toledano. Dezpi (on s’utilitza l’article des–) Roure, Ce-
Els elements topogràfics són un altre del lom (que es tracta de l’om, derivat del llatí
aspectes a partir dels quals es formen cog- Ulmo) Figuera, Frigoler, Frigola, Farigola, Feixa,
noms. En aquest cas solen fer referència a Romero, Fenollar, Fenoll, Morera, Pometa, Maçana,
40 Santiago Ponsoda López de Atalaya

Les característiques
personals també es
reflecteixen en els
cognoms, com per
exemple Falcó. En
la imatge veiem a un
cavaller amb el seu
falcó.

Manzanera, Manzano, Oliver, Soliveres, Olivares, malitzar la composició d’un nom doble. El
Oliva i Comí. fenomen del malnom encara el trobem viu
Un altre conjunt nombrós de cognoms avui a moltes localitats, on el malnom d’una
ens el proporcionen els basats en oficis i dig- persona pot fer a vegades el paper d’un ve-
nitats o càrrecs. Respecte a les formes relacio- ritable cognom.
nes amb la feina trobem la majoria en forma Per al cas que tractem hem pogut obser-
catalana: Argenter, Bover, Bastaix, Fuster, Metge, var la presència de cognoms referits al co-
Forner, Ortolà, Carnisser, Torner, Batle, Piquer, Sa- lor de la pell o dels cabells: Blanch, Brunet,
bater, Macip, Manyà, Jover, Escrivà i Moliner. Tam- Roig, Ros, Rosell, Vermell, Rubio i Pardo. Altres
bé apareixen alguns que responen a l’àmbit característiques utilitzades per a la forma-
aragonés, com per exemple Adalid, Ballestero, ció de cognoms eren els trets físics com
Cabonero i Molinero, i altres que podrien per- Calb, Calbo, Calvet i Petit (en aquest cas fa
tànyer a ambdós: Ferrer, Ballester, Sastre, Maestre, referència a la mida tot i que també podria
Pastor, Pellicer, Pintor i Teixidor. indicar una relació de parentiu com fill o
Quant als càrrecs hi ha exemples de cog- germà).
noms tant de l’àmbit de l’església Abat, Bis- Les virtuts morals també serviren com
be i Vicari, com de l’esfera civil Batlle, Claver a base per a la formació de cognoms com:
i Reig. Mentre que les dignitats les trobem Amorós, Alegre, Alegret, Amat, Amic, Bona, Bons-
relacionades amb l’estament nobiliari: Mar- homs, Bonfilla, Bonfill, Dolç i Dolcet. Però també
qués, Comte i Baró. els defectes com Adormit. Per altra banda,
Per últim tenim el tipus de cognoms existeixen alguns que fan referència al mo-
que inclou els malnoms o sobrenoms. L’origen ment del naixement com Bonanat, Bonencontre,
d’aquests podrien residir en la descripció Abril, Febrer, Gener i Giner (derivat de Gener)
d’alguna qualitat o característica física o i altres que expressen desig com Bonjorn o
de la personalitat, més o menys peculiar, Bonivern.
que serviria en un primer moment per a Les característiques físiques o de la per-
distingir l’individu i d’aquesta manera for- sonalitat també es relacionaven amb animals
Els noms dels alacantins 41

i així trobem cognoms com Bou, Burro, Cap Aquesta aproximació a l’antroponímia
de Bou, Cabra, Cavall, Colom, Conejo, Coniller, alacantina medieval, tot i que el conjunt de
Dezllobets, Llop, Falcó i Mula. població musulmana i jueva no hagen estat
Per últim, caldria afegir que tot i la for- objecte d’anàlisi, ens permet conèixer quin
ta implantació del sistema antroponòmic era el contingent humà que va anar confor-
del nom doble, als llistats estudiats podem mant la societat de les terres alacantines,
trobar encara alguns casos en els que tant quines eren les seues preferències en el mo-
sols s’indica el nom propi, sense cognom. ment de triar els noms o com aquests van
Així aquests individus s’identifiquen pel evolucionar al temps que ho feia la societat.
malnom, Garcia el Roig, per l’ofici, Pere el sas- A més l’anàlisi dels cognoms ens dóna algu-
tre, o per l’origen, lo Sardo, però sense que nes pinzellades sobre l’origen de molts dels
aquests elements hagen assolit la categoria nouvinguts i posa de manifest la pluralitat
de cognom. ‡ de la societat de l’època.
Guerra y violencia en un espacio
frontero
josé vicente cabezuelo pliego

U
no de los hitos definidores ción granadina o castellana de cinco o seis
de la sociedad valenciana en los días de duración entre ingreso y retirada.
siglos finales de la Edad Media Es por ello que las tierras que actualmen-
fue su doble carácter fronterizo te identificamos como «alicantinas» fuesen
y militar; hablamos de una sociedad milita- blanco perfecto de la actividad devastadora
rizada y de frontera «preparada para la gue- del enemigo, tanto por tierra como por mar,
rra», parafraseando el título del libro del y sus villas quedasen bajo la consideración
hispanista norteamericano James F. Powers. de frontera por ubicarse en la misma raya
Este hecho, del que según entiendo parti- fronteriza, como Orihuela o Biar, o frente
cipa todo el reino, es una constante en la al Mediterráneo, caso de Alicante, La Vila o
frontera meridional. Tres de sus cuatro pun- Dénia. Es por ello, igualmente, que en este La plaza de Dénia
tos cardinales revelan esa situación: frontera espacio geográfico, el elemento simbiótico siempre tuvo un gran
directa por el sur y por el oeste con una que surge de la conjugación de lo social y lo valor estratégico
como frontera
Corona de Castilla que no siempre estuvo a militar «stricto sensu» sea más fuerte, más marítima, siendo la
buenas; frontera indirecta, aunque más pe- radical, que en ámbitos donde se constru- alcazaba una pieza
ligrosa si cabe, con el reino nazarí de Gra- yen sociedades no tan marcadas por esos clave en la defensa
nada; y frontera abierta por mar a todos los aspectos. costera.
peligros cristianos y musulmanes. Tal fue la
percepción que los contemporáneos habi-
tantes cristianos de estas tierras tuvieron del
espacio en el que residían; espacio hostil a
todas luces, pues a ese enemigo externo se
unía otro más peligroso si cabe, el interno,
compuesto por la población islámica que
cohabitaba con los cristianos, mayoría nu-
mérica hasta bien entrado el siglo XIV, que
en más ocasiones de las deseadas se mostra-
ba como quinta columna de los granadinos,
espiando para ellos y/o protegiéndoles en
sus incursiones de saqueo y muerte a estos
dominios del rey de Aragón. Porque por
frontera los contemporáneos entendían,
como apunta M.ª T. Ferrer, no una simple
línea de separación entre reinos, sino todo
el territorio que podía ser recorrido, y con-
secuentemente saqueado, por una expedi-

José Vicente Cabezuelo Pliego  pp. 42-57


44 José Vicente Cabezuelo Pliego

La frontera como espacio del caudillo Ridwan a las tierras del Segu-
hostiL ra en otoño de 1331 y primavera del año
siguiente, trasladando consigo a dominio
Y es que, bajo el signo de estas característi- musulmán, bien voluntariamente o bien
cas, es razonable entender que la población por la fuerza, nunca lo sabremos con certe-
meridional del reino de Valencia, aquella za, cientos de personas y miles de cabezas
que podemos denominar de forma anacró- de ganado y cahíces de grano.
nica como «alicantina», estuvo expuesta a La puerta terrestre era una; la marina
un peligro constante, difícilmente calcula- otra, más grande y difícil de defender. Toda
do aunque sin duda asumido, relacionado la costa valenciana, pero especialmente el
con su situación de frontera. Así, pese a espacio entre Orihuela y Dénia, Cap Cer-
no contar con frontera directa con el reino ver y Sant Antoni, fue blanco de la actua-
de Granada, los no demasiados kilómetros ción depredadora musulmana, pirática por
que separaban las tierras de Orihuela de su procedencia marina, porque en muchos
Vera, Baza o los Vélez, enclaves nazaritas casos, sobre todo durante el primer siglo de
y puntos de partida de expediciones de sa- dominio feudal, el objetivo de tales expe-
queo, unido a lo despoblado del reino de diciones era, junto al saqueo y destrucción
Murcia, hacía que con machacona cadencia de campos y poblaciones, y en conjunción
almogávares granadinos se presentasen en con las fuerzas terrestres que penetraban
estas tierras, o en las vecinas del valle de por Murcia, el traslado de parte de la po-
Elda por el flanco jumillano, y contando blación islámica sometida, en clara conni-
con la inestimable y casi siempre dispuesta vencia con el agresor, con el fin de debilitar
colaboración de las aljamas moras del país las bases humanas y económicas de la mi-
arrasasen campos y alquerías capturando tad meridional del reino de Valencia y la
y portando consigo de retorno a sus ba- preparación de una gran invasión sobre el
Para defender la ses cosechas, animales y cautivos, que eran mismo.
costa de los ataques vendidos como esclavos allí mismo o en las Pero, el peligro no procedía únicamente
de piratas y corsarios plazas norteafricanas, o bien servían para del lado del Islam, pues lo cierto es que con
fue surgiendo una concertar canjes con compatriotas prisio- la misma insistencia las comarcas oriolanas,
red de torres vigías, neros en parecidas circunstancias en tierras L’Alcoià o las Marinas conocieron de otra
que se consolidará
en la Edad Moderna.
del rey de Aragón. Ello sin contar los pe- presencia incómoda, constante y no menos
En la imagen vemos ríodos de abierta hostilidad de la Corona dañina que la nazarita, nos referimos a la
la torre del Palmar de Aragón con el reino nazarí de Grana- de bandoleros castellano-murcianos, que
de Dénia. da, caso, por poner un ejemplo, del ataque guiados por el mismo espíritu de rapiña in-
gresaban en el reino de Valencia en busca de
su botín.
Desde luego que la vida en la frontera
era arriesgada. Los pobladores de las villas
estaban constantemente expuestos a ataques
foráneos que repercutían de forma muy ne-
gativa en su economía al ver las cosechas y
ganados arrebatados y en muchos casos las
estructuras de regadío desarticuladas y los
árboles talados. Pero todo era soportable si
al menos no se perdía la vida. Es por ello
que el mayor peligro corría a cargo de los
campesinos que, por imperante obligación,
habían de dejar atrás la seguridad de los
muros de la población y adentrarse, aun-
que fuese muy poco, en un espacio hostil.
Guerra y violencia en un espacio frontero 45

El mundo extramuros en estas tierras era,


cuanto menos, aventurado. La razón, no hay
duda: el carácter fronterizo de las mismas.
La tan manida «neurosis granadina» del
valenciano medieval, expuesta certeramente
por López de Coca, cobró en estas comar-
cas su más alta expresión, acrecentada por
la relación odio-miedo hacia el elemento
musulmán autóctono al creérsele colabora-
dor eficaz de sus correligionarios nazaritas.
Pero también hay que barajar otros factores,
como el hecho de que Murcia y Orihuela,
o lo que es lo mismo el reino de Murcia
y la Procuración/Gobernación dellà Xixona,
pese contar con una historia común, fueran E per què som be certs en aqueixes parts ha alguns La inestabilidad
ciertamente vecinos mal avenidos. De am- hòmens de mala vida, los quals no solament és de la frontera
bos lados existieron resquemores, quizá ló- cosa pertinent més encara mèrit per castigar-los de propiciaba el
desarrollo de la
gicos atendiendo al factor de vecindad, que sa mala vida metre’ls en galea, hon los és tolta caballería, tanto
se tornaron en muchos casos en refriegas, tota occasió de excitar son mal offici e la terra para la defensa del
asaltos y robos entre pobladores de uno y de resta purgada de hòmens dels quals moltes vegades territorio como para
otro territorio. Aunque no siempre fue así, se segueixen diveros inconvenients. Per ço, ab tota acciones ofensivas.
resultando estos espacios familiares y, por voluntat e molt stretament vos pregam, encarregam En la foto se
distintos motivos, muy visitados por gentes e manam que axí los dits hòmens viciosos e diffa- aprecian diversos
jinetes del siglo
de ambos colectivos. Del mismo modo que mats de mala vida... XIII, pintados en
otro observatorio importante es, no cabe la techumbre de la
duda, la sociología de los habitantes de la Además, elemento consciente o inconscien- catedral de Teruel.
frontera, desde luego de ambas fronteras. te del atractivo repoblador fue la laxitud de
Es claro que no todos serían asaltantes de la justicia en determinados momentos, sus-
caminos, pero también lo es que no era un tituyendo penas de muerte por exilios, mul-
lugar recomendable para quienes deseaban tas pecuniarias o servicios militares. A estos
vivir una vida tranquila, y que al contrario estímulos repobladores se unían exenciones
de lo que sucedía en otras zonas, aquí nunca fiscales, así como privilegios de orden polí-
se hizo ascos a la presencia de indeseables, tico, como la ocupación de cargos munici-
malhechores y gentes de mal vivir, siendo pales, o sociales, relativos a la ostentación,
ésta potenciada por las autoridades guber- siempre y cuando se mantuviese caballo y
nativas con el fin de aumentar el número de armas.
pobladores cristianos, a ser posible gente de Las razones que aquí apuntamos con-
armas. Tal imagen, referida a una parte de formaron un tipo de sociedad que sin dife-
la población rayana considerada violenta y rir prácticamente en nada de la existente en
lesiva para la propia sociedad, fue admitida otras partes de Valencia o Castilla, poseía
por la Corona, y así en 1449 Juan de Na- rasgos propios, privativos y diferenciado-
varra, lugarteniente general en ausencia de res: era una sociedad de frontera. La rea-
Alfonso el Magnánimo, solicitaba a las au- lidad fronteriza es la que marca la vida a
toridades gubernativas de las tierras de más los hombres, acosados, sin duda, por más
allá de Xixona limpiar el territorio ofre- peligros que la mayoría de sus paisanos.
ciendo a esos hombres una salida militar: la Es por tal, por ejemplo, que el territorio
Marina de Guerra. El texto no deja lugar a de Orihuela y prácticamente el valenciano
dudas acerca de la inclinación de cierta par- hasta el Júcar estuviese cubierto de pues-
te de la población del territorio fronterizo tos de vigilancia, con el único fin de avisar
valenciano: lo más rápidamente posible de la presencia
46 José Vicente Cabezuelo Pliego

de enemigos, fuesen quienes fuesen. Los Cap Cerver, Torrevieja actual, que había de
principales viales de comunicación de la estar defendida por dos hombre de manera
frontera sur conocieron de la presencia de continuada.
torreones vigías para el control del tránsito Existían igualmente pequeñas edificacio-
de personas y mercancías, violentadas de nes emplazadas en puntos estratégicos de la
modo continuo por asaltantes de caminos. geografía comarcal, o bien lugares ocultos
Entre estos se ubicaban tres principales en en los pasos de montaña, en las veredas y en
las tierras del sur, uno denominado La To- los valles desde los que controlar los pasos
rreta, en la sierra del Portitxol o força d’Elda, del enemigo y con un sistema predetermi-
ordenado construir por Pedro el Ceremo- nado de señales de humo de día y de fuego
nioso en el camino que comunicaba a esta de noche informar a las poblaciones del pe-
población con la vecina y castellana plaza de ligro; se trata de lo que las fuentes denomi-
Sax; un segundo, también denominada del nan talaies y escoltes. Las primeras referían a
Portitxol, y dispuesto en 1401 por Martín la vigilancia diurna, emplazadas en puntos
el Humano en el camino que comunicaba de excelente visibilidad, mientras que las es-
Elche con Alicante pro seguritate itinerantium coltes o escuchas referían a la nocturna, y
transeuntium; mientras que el tercero refería como su propio nombre indica estaban en-
a la comunicación de Alicante con las tie- caminadas a escuchar cualquier ruido sos-
rras de la montaña a través de Xixona, co- pechoso, pues la oscuridad de la noche solía
nocido como El Molinell. Torres que con- ser utilizada por el enemigo para adentrarse
taban con una pequeña guarnición militar en el espacio donde quería producir daños.
y que habían de mantenerse con el peaje Pese a tales vigilancias, la inseguridad de
de los transeúntes. Más el añadido de em- los caminos era mucha, paralela a los asaltos
plazamientos a lo largo de la vía Augusta a viandantes, motivo que obligaba a quie-
por tierras del Comtat. Así como también nes tenían medios a procurarse un escolta
torres-defensa con guarnición a lo largo de en cada ocasión en que salían. Así procedía
la costa que tenían como misión avisar de Bernat Claver, receptor de los bienes de la
los posibles ataques piráticos al tiempo que reina Violante de Bar, en cada ocasión que
controlar el comercio de la región. La más transitaba por las posesiones de su señora,
importante de las de este tipo sería la de Cocentaina y el valle de Elda.

La imponente
fortaleza de
Sax, enriscada
en una peña de
difícil acceso, que
pertenecía en la
Edad Media al
reino de Castilla,
desempeñó un
importante papel
en los conflictos
fronterizos entre las
Coronas castellana y
aragonesa.
Vista longitudinal
del castillo.
Guerra y violencia en un espacio frontero 47

Las tierras alicantinas


como teatro de operaciones
militares

El reino de Valencia, como todas las tierras


hispanas arrebatadas al Islam, es el resulta-
do del lenguaje dialéctico que desde siglos
atrás cristianos y musulmanes habían de-
sarrollado en la península ibérica a través
de la guerra. Y es que como señalase Ch.
E. Dufourcq, a lo largo de los siglos me-
dievales, el nexo de unión entre ambas civi-
lizaciones fue la guerra, caso de no mediar
paz o tregua. Esa relación antagónica con
el Islam, ya fuese el vecino, Granada, o el
del otro lado del mar, el maghrebí, unida Y es que la fuerza de tales entradas no era La guerra tuvo
al hecho de que durante buena parte del desdeñable, quedando los resultados a la en estas tierras
período medieval la inmensa mayoría de vista. De esta manera los comunicaba Roger alicantinas un papel
importante en los
la población valenciana fuese musulmana, de Llúria al rey: decenios posteriores
sometida por tanto al poder feudal, nece- a la conquista de
sitaba de un modelo de colonización de Sàpia la vostra altea que en tot lo térmen de Cu- Jaime I, sobre todo
campesinos-guerreros que al tiempo que sentayna [e de Planes ni de....] ni de Travadell no por las revueltas del
ponían en producción tierras que hasta en- ha romasa casa ni casal ni almàsara que tot no caudillo musulmán
tonces habían pertenecido a musulmanes sia cremat e tot ço que avíem per los [locs] tot és Al-Azraq.
En la foto vemos a
que, bien habían huido, bien habían sido cremat e totes les vinyes talades. guerreros de la época
desplazados, se habían de defender de ellos, en una miniatura de
de los propios y de sus correligionarios Este ataque, o el producido tres décadas des- la Biblia de Cocentaina.
granadinos y norteafricanos. De tal modo pués sobre Elche, aunque afectando a todo
que las tierras valencianas situadas al sur el ámbito territorial de la Gobernación de
del Júcar desde prácticamente la conquis- Orihuela, presentaba a Granada como un
ta estuvieron en situación de alerta militar enemigo poderoso, cuya potencia de ataque
constante frente al Islam. Primero produc- podía alcanzar con gran poder destructor,
to de las revueltas mudéjares de 1248 y de conjugado tierra-mar, hasta la línea del Jú-
finales del reinado de Jaime I, focalizadas car, frontera psicológica de la ciudad de Va-
sobre las tierras de las Marinas de la mano lencia. En cada ocasión, y fueron muchas,
del caudillo Al-Azraq, y con posterioridad en las que se enunciaba por debajo de esa
por vía de los ataques granadinos, alguno línea un posible ataque granadino las pobla-
de los cuales sobrepasó el ámbito frontero ciones se contraían en torno a sus defensas,
inmediato para adentrarse hasta L’Alcoià, exiguas por demás, a la espera de que pasase
el Comtat y La Marina en 1304, donde o, con suerte, no se produjese. La «neurosis
La Vila primero y posteriormente Alcoi y granadina» a la que me he referido antes del
Cocentaina, villas y términos, fueron arra- habitante de la frontera fue real, generando
sados por los nazaritas. El pánico fue tal, miedo hacia el invasor y odio hacia quien se
según comunicaba Bernat de Libià, baile le consideraba colaborador, activo o pasivo,
general del reino, a Jaime II, que tras el el campesino mudéjar, habitante mayorita-
asalto a La Vila: rio en las tierras alicantinas del interior.
Si bien, como digo, la hostilidad bajo el
feu-se gran espavent en los locs riba la mar parámetro de la religión no fue la única que
d’Alacant tro a Gandia, que tots los locs, salvu los marcó el sesgo militar a la frontera; también
castells, se desempararen. la política con potencias cristianas. La firma
48 José Vicente Cabezuelo Pliego

das a la Corona de Aragón se constituyesen


a modo de marca militar frente al enemigo.
Y es que, como se demostraría a lo largo
de los dos siglos siguientes, prácticamente
todas las invasiones que conoció el reino de
Valencia se practicaron por esta vía. Y de
igual modo, cualquier preparativo bélico de
los reyes de Aragón contra Castilla o Gra-
nada empleaba el espacio de la Governació
d’Oriola como trampolín, caso de las cruza-
das de 1309 y 1329.
Durante la primera mitad del siglo XIV
la frontera sur valenciana se constituyó
como una «línea caliente» producto de
amenazas y ataques nazaríes, obligando a
sus poblaciones a estar en constante alerta.
Ante cualquier alarma de invasión, casti-
llos, villas y alquerías activaban el protoco-
lo de seguridad, que básicamente refería a
la protección de la población intra muros.
Elemento humano al que habían de añadir-
La Sentencia arbitral en Camp de Mirra en abril de 1244 de un se los ganados, y a ser posible las cosechas.
de Torrellas en 1304 tratado que había de marcar las líneas divi- Muchas de las entradas que realiza el ene-
y la de Elche en sorias entre Castilla y la Corona de Aragón migo responden precisamente a producir
1305 incorporaron
al reino de Valencia
por el recién conquistado reino de Valencia, todo el daño económico posible sobre la
parte del reino abrió una relación de vecindad con el reino agricultura y su infraestructura: cosechas,
de Murcia, con de las dos mesetas marcada por la tirantez árboles, azudes, acequias. Es por ello que
la que se creó la y por la guerra. La conquista del reino de cuando este peligro se podía calcular, se
Procuración/ Murcia en 1296, y la incorporación de ese solicitase la presencia en el territorio de la
Gobernación general espacio a la Corona de Aragón hasta 1304, hueste real con el fin de que los vecinos de
de Orihuela.
activaron los resortes bélicos en toda la fron- los distintos lugares pudiesen recoger sus
tera sur valenciana, cuyas comunidades, ur- mieses. Esta fue la razón de la presencia de
banas y rurales, observaban atónitas el paso los templarios en las tierras de Orihuela en
de compañías enemigas por sus términos 1304.
sin posibilidad alguna de enfrentarse a ellas Pero, sin duda ninguna, el momento de
más allá de la defensa. La guerra de Murcia, mayor tensión militar en el ámbito fronte-
a mi modo de ver, fue la que verdaderamen- rizo fue la Guerra de los dos Pedros. Este con-
te trasplantó el espíritu bélico hasta aque- flicto, iniciado en 1356 como una acción
lla frontera, pues si las acciones granadinas revisionista castellana que trataba de recu-
eran en cierta medida esporádicas, los ocho perar las tierras alicantinas que habían que-
años de contienda entre castellanos y catala- dado para la Corona de Aragón producto
no-aragoneses por el dominio de la antigua de los acuerdos de Torrellas, convulsionó a
taifa hudita asentaron un patrón miliciano todo el reino de Valencia. Durante los diez
en ya de por sí una sociedad fronteriza. años en que se mostró activo, todo el rei-
La sentencia arbitral de Torrellas no de Valencia, pero especialmente lo que
–1304– trasladó la frontera valenciana de en este trabajo vengo a denominar «ámbito
la línea de Almizra –Biar-Xixona-Bussot- alicantino», que grosso modo refiere al espacio
Barrac d’Aigües– hasta el curso del Segura, que se dibuja entre los cursos del Júcar y del
dando así lugar a que las tierras de l’Alacantí, Segura, estuvo a merced del ejército caste-
la vall d’Elda y la Vega Baja recién incorpora- llano. En ese tiempo Guardamar, Finestrat,
Guerra y violencia en un espacio frontero 49

Polop, Benidorm e Ifach fueron destruidos da contribuían a su formación, junto a la


y buena parte de las villas y campos alican- aportación de calidad de las Órdenes Mi-
tinos devastados, desde Monòver hasta las litares y la siempre coyuntural de milicias
alquerías de La Marina Alta. La consigna locales ajenas al ámbito espacial donde se
de destrucción que Pedro I de Castilla daba necesitaba la hueste, más el añadido de los
a mediados de junio de 1364 a los merce- almogávares y de alguna fuerza mercenaria,
narios granadinos que tenía a su servicio, obligó a las villas de la frontera a articular
aunque referían a las tierras del Segura, eran sus defensas con sus propios medios. Y es
reflejo de cómo se había procedido en todo que ante la falta de un ejército profesional y
el territorio: permanente, la monarquía de la Corona de
Aragón arbitró un modelo defensivo frente
... e talad muy bien Orihuela que non finque cosa a cualquier agresión o amenaza construido
della por talar e fazer la mas cruel guerra que de forma desigual en participación por una
pudieredes, a quantos omes tomeredes cortadles las hueste heterogénea reclutada sobre el con-
cabeças que non finque ome de Aragon que sea to- cepto de obligación o servicio feudal. Este La Guerra de los
mado que non sea luego muerto. tipo de reclutamiento, realizado sobre un dos Pedros tuvo
tiempo preestablecido, que obligaba a los especial virulencia
en la gobernación
El contingente humano, muerto o huido, convocados no sólo a acudir, sino a aportar de Orihuela,
dejó a buena parte del territorio despobla- el armamento y alimento necesario para cu- siendo saqueadas
do, siendo necesaria una política de munifi- brir el servicio durante el tiempo pactado, sus principales
cencia regia tras la finalización del conflicto se mostró claramente insuficiente, obser- localidades y sus
para sacar adelante las poblaciones sobre vándose ya a fines del siglo XIII en estas pobladores forzados
la base de exacciones fiscales e inversiones tierras el empleo del dinero para conseguir a huir o cayeron en
cautiverio en poder
económicas. También de perdones a los po- contingentes sin más limitaciones que la de de los castellanos,
bladores de muchas villas y aljamas, quienes la existencia de ese peculio. Entre las razo- hasta que Pedro IV
aterrorizados ante la presencia de los ejér- nes que llevaron a las monarquías, no sólo recuperó el control
citos castellanos, se pasaron a su servicio a la aragonesa, a activar tal procedimiento, del territorio.
en claro alto de deslealtad con sus señores
y con la Corona, caso de Elda, Monforte,
Tibi o ciertas comunidades islámicas de las
Marinas.
El siglo XV conoció de algún hecho de
armas importante, cual fue la guerra cas-
tellano-aragonesa de 1429-30, aunque sin
la trascendencia de la ocurrida medio siglo
atrás. La frontera se mantuvo, aunque con
el paso del tiempo fue languideciendo su
actividad a la par que lo hacía el reino de
Granada.

Hombres de guerra y medios


para la Guerra

El estado de guerra que conoció la Coro-


na de Aragón en su frontera meridional,
y las características del ejército medieval,
una tropa definida por la no permanen-
cia y su origen feudal, por cuanto eran los
feudatarios regios quienes en buena medi-
50 José Vicente Cabezuelo Pliego

El grabado con una


vista aérea de Dénia
nos permite apreciar
la importancia
estratégica de la villa
y su fortaleza en el
litoral valenciano.

además de la temporalidad que ofrecía el Junto a la tropa en sí, la defensa del terri-
servicio feudal, se contaba la práctica muy torio se articulaba sobre la fortificación de
extendida de abandonar la hueste real antes los núcleos urbanos y los castillos. Acerca
de la finalización del tiempo estipulado de de los primeros, pese a mostrarse aislados
servicio militar por parte de alguno de sus del exterior y quedar comunicados a través
integrantes. Jaime II fue consciente de este de puertas, que se cerraban por la noche o
hecho a los pocos días de invadir Murcia, en los momentos de peligro, no podemos
solicitando al alcaide del castillo de Alican- decir que en todos los casos fuesen mura-
te y a otros nobles que capturasen a todos dos. Los grandes núcleos cristianos conta-
aquellos que decidiesen regresar a sus casas ron con muralla de calidad desigual –Dé-
sin licencia regia para ello. nia, Alcoi, Cocentaina, Alicante, Elche u
Con el fin de salvar algunos de estos Orihuela–, que se remozaba desde los pre-
problemas, al final de la guerra de Murcia supuestos municipales con alguna ayuda de
hubo un feliz intento por crear una milicia la Corona. De La Vila, Callosa o Crevillente
permanente, la Confraria del regne de Múrcia, también se mencionan muros, si bien no de
compuesta por doscientos caballeros que, la potencia de las plazas anteriores. Callosa
repartidos por las principales localidades d’Ensarrià, en cuanto dominicatus loci del no-
del territorio, desde Alicante hasta Lorca, ble Bernat de Sarrià también contaría con
tenían como misión fundamental la defen- ellos. El resto de emplazamientos rurales,
sa de toda esa frontera. Se trataba de una de mayoría musulmana, se cerrarían sobre
compañía de profesionales de la guerra que sí mismas a través de un engrosamientos de
recibían una remuneración por sus servicios las paredes de las casas que diesen al exte-
sobre la base del setmo o parte del botín de rior, dejando aperturas cerradas con puerta,
guerra que pertenecía al rey. Pero lo cierto caso por ejemplo de Elda, o bien su empla-
es que la división del reino murciano en dos zamiento representaba su principal defen-
mitades en 1304 aniquiló el proyecto, aun- sa, como sucede con Guadalest. El tapial,
que no la idea de remunerar a los hombres forma constructiva utilizada en estas tierras,
que prestaban un servicio militar en la fron- obligaba a los municipios a emplear recur-
tera, como se observará durante la Guerra de sos financieros para su remozado dado que
los dos Pedros. ligereza de los materiales y los peligros exi-
Guerra y violencia en un espacio frontero 51

gía una constante atención a su reparación.


La regular tarea de reconstrucción de murs
y valls aceleraba su cadencia e incrementaba
la aplicación económica a ella destinada en
época de conflicto.
No obstante las murallas, cuando la aco-
metida del enemigo era poderosa éstas no
eran suficientes para frenar su ímpetu, que-
dando sólo los castillos para protección de
la población. Así se observa en Cocentaina
tras la entrada granadina de 1304 y así se
observará, sobre todo, durante la Guerra de
los dos Pedros en que todas las poblaciones
asediadas, muradas o no, cayeron ante el El arco fue una de
enemigo, aunque se necesitasen, como en el las armas habituales
entre los ejércitos
caso de Orihuela, máquinas de guerra para medievales, como
abrir brecha en sus muros. puede apreciarse
Las fortalezas de estas tierras, casi to- en este grabado del
das ellas de origen islámico, adolecieron de siglo XIX.
idénticos males que las murallas urbanas:
falta de medios económicos que remozasen a difundirse por Europa a finales del pri- Escudos, cotas de
su arquitectura y de medios humanos que mer tercio del siglo XIV, para, transcurridas malla, cascos, etc.
las defendiesen. Es así que ante cualquier unas décadas, estar perfectamente introdu- formaban parte del
contingencia militar se oyesen voces que cido en los ejércitos de la época, provocan- armamento defensivo
del guerrero
apuntaban a que muchas de esas plazas se do modificaciones sustanciales tanto en la bajomedieval,
encontraban en una situación de imposible táctica militar como en las defensas. La pri- como se aprecia
defensa, siendo más rentable el derribo que mera noticia que tenemos en estas tierras de en este grabado
su mantenimiento. los efectos de la mezcla de salitre y azufre decimonónico.
En cuanto al armamento, en principio
cada hombre contaría con sus propias ar-
mas, aunque los municipios contribuyesen
a armar a sus vecinos en circunstancias es-
peciales, adquiriendo armamento o material
para su fabricación. Los castillos contaban
con una armería, habiendo de tener el al-
caide del recinto inventariado todo el ma-
terial de guerra. Las noticias que tenemos
acerca de este aspecto, aparte de ser pocas,
nos presentan unas armerías castrales relati-
vamente pobres, donde a la escasez de ma-
terial se unía el mal estado del mismo. Los
inventarios recogen ballestas y viratones, la
principal arma de la Infantería, lanzas, aza-
gayas, hondas, lorigas, escudos y demás pie-
zas para la defensa personal, junto a escalas
y otros elementos relacionado con el asalto,
así como municiones: madera y hierro para
la fabricación de fechas, viratones, lanzas,
etc., piedra para proyectiles... y pólvora. Este
último elemento, de origen chino, comienza
52 José Vicente Cabezuelo Pliego

Aunque el uso de la
pólvora se detecta
ya en el siglo XIV,
no será hasta el siglo
XV cuando su uso
sea habitual en los
enfrentamientos
bélicos y forme
parte del armamento
de las fortalezas
alicantinas más
importantes.
En la foto dos
cañones del siglo
XV.

viene de manos de los nazaríes en su entra- enemigas, castellanas o musulmanas, gene-


da de 1331 sobre la Procuració d’Oriola. Así lo ró, como digo, una sociedad militarizada
relata el cronista Zurita: y dentro de ella a un amplio colectivo hu-
mano que, o bien vivía de la guerra o bien
Y puso en aquel tiempo grande terror una nueva hacía de ella un complemento económico a
invención de combate: que entrelas otras máqui- su actividad profesional.
nas que el rey de Granada tenía para combatir los La figura del almogávar se convierte,
muros llevaba pelotas de hierro que se lanzaban como ha escrito M.ª T. Ferrer, en el ele-
con fuego. mento más característico de la frontera. La
actividad militar desarrollada en el espacio
Durante la Guerra de los dos Pedros, pese a que meridional valenciano durante la Baja Edad
hemos localizado alguna noticia relativa a la Media hizo que junto a la presencia de una
existencia de armas de fuego en la defensa repoblación de campesinos-guerreros en el
de Orihuela, la pólvora no estaba ni mucho medio rural, así como de una clase militari-
menos generalizada en el ámbito valenciano. zada de sesgo urbano, procurase el desarro-
Será a la vuelta del siglo XV, cuando en las llo de profesionales de la guerra cuyo único
armerías de los castillos se localicen barriles medio de vida era el ejercicio de las armas.
de pólvora o bien los elementos para su fa- Durante los períodos bélicos, este colectivo
bricación, así como armas de fuego. De este cobra su principal razón de ser y de existir,
modo, en las guerras feudales que mantie- mostrándose como uno de los baluartes de-
nen los Corella y los Maça de Liçana desde fensivo-ofensivo de la frontera. En tiempos
finales de la década de 1420, el recurso a las de paz o tregua son los encargados de rea-
armas de fuego es constante por ambos ban- lizar, bien por la Corona o por los propios
dos, si bien su eficacia será limitada, tanto municipios de la frontera, tareas de espio-
como su fiabilidad, resultando en ocasiones naje sobre territorio enemigo, así como de
más peligrosas para quienes las emplean que vigilancia de caminos y puertos de montaña
para los destinatarios de su acción. para facilitar su tránsito a propios y repeler
o anunciar la llegada de extraños. Aunque
su principal actividad refería a la práctica de
La violencia como medio de incursiones sobre territorio enemigo para
vida proceder al robo de ganados y el rapto de
personas, fundamentalmente moros, con
La necesidad de defensa constante de todo ánimo de lucro. Este último se convirtió en
el ámbito fronterizo frente a incursiones uno de los negocios más lucrativos del ám-
Guerra y violencia en un espacio frontero 53

bito rayano, fácil de ejecutar por lo numero- sobre cristianos castellanos, y obviamente
so de las víctimas, por más que fuese ilegal contra sus posesiones. Prácticamente to-
y que comportase penas de muerte caso de dos los linajes de las tierras de la Governació
producirse en tiempos de paz, originando d’Oriola participan de estos hechos delicti-
un delito muy frecuente en estas tierras, el vos. Las noticias al respecto son numero-
crim de plagi e collera. sísimas. Incluso algunos de esos hombres
Los pingües beneficios que reportaba son cargos públicos. En febrero de 1417,
esta actividad hizo que a lo largo de toda por ejemplo, en una reunión del Consell de
la frontera valenciana, desde Cocentaina y Orihuela irrumpe un grupo de jinetes mur-
Alcoi hasta Orihuela, por tierra, y por todo cianos procedentes de Caravaca para seña-
el litoral muchos y socialmente «buenos lar a los allí presentes que tenían intención
hombres» procediesen de forma delictiva de realizar una cabalgada a tierras de Los
sobre enemigos con el fin de apropiarse de Vélez con el fin de capturar granadinos e
sus bienes y extorsionarles. Surgen así ver- invitarles a unirse a su grupo. Tras el receso
daderas bandas armadas de profesionales la reunión no puede continuar por falta de
de la violencia multiétnicas y plurinacio- quorum dado de cuatro consellers, miem-
nales, agrupándose murcianos, lorquinos, bros de importantes linajes de la localidad,
alicantinos, oriolanos y villenenses, moros habían cogido caballos y armas y se habían
del país con extranjeros –castellanos–, que marchado a cavalcar. En 1460 el alcaide de
al calor del mucho dinero producto de la torre de Salinas, Ferrandito d’Albarrací,
la extorsión y la venta de la depredación, fue acusado de crim de plagi por capturar y
humana, animal y de bienes muebles en vender moros de forma ilegal. La nobleza
mercados extraoficiales y a mucho menor también participa de este lucrativo negocio.
precio que el legal, y ayudados por una red Tal es el caso de Carroç, señor de Rebollet,
de espías, encubridores e informadores, que en las primeras décadas del Trescientos Los almogávares, que
hicieron de la captura
actuaban habitualmente al otro lado de la se dedica a actividades piráticas en aguas de hombres y ganado
frontera. Aunque no siempre, encontrán- mediterráneas, tanto próximas a sus do- del enemigo su modo
donos casos en los que tales malhechores minios litorales como baleares, apresando de vida, fueron
proceden contra compatriotas, y en ocasio- con su galera armada cualquier barco que personajes habituales
nes familiares, como el moro eldense que encontrase y haciéndose con los bienes que en la frontera
ayudado por compinches de la vecinas y portase. Los constantes reproches de Jaime meridional valenciana
durante estos siglos
castellanas plazas de Sax y Villena, asalta II a sus actuaciones contra derecho no re- medievales.
a su propia esposa en un viaje programado condujeron al noble en su comportamiento En la imagen, pintura
entre Aspe y Elda. corsario, pues mucho era lo que ingresaba representando a unos
Y tal actividad, repito, no era practicada por esta vía. peones del siglo XIII.
sólo por almogávares, gentes de baja extrac-
ción cuyo medio de vida era la violencia,
sino también caballeros, cargos municipales
e incluso nobles. La principal razón de tal
proceder delictivo estribaba en la consecu-
ción de unas rentas extra con relativo poco
riesgo; si bien, no hay que desdeñar que el
origen miliciano de muchos de estos hom-
bres les inclinase hacia comportamientos
violentos, que en parte se podían mostrar
como un entrenamiento militar. Caballeros
oriolanos, ilicitanos y alicantinos, alcoyanos
y contestanos practican la rapiña durante
los siglos XIV y XV no sólo contra mo-
ros murcianos o granadinos, sino también
54 José Vicente Cabezuelo Pliego

Los jinetes granadinos


fueron un auténtico
azote para las comarcas
de la Gobernación de
Orihuela, y muchos de
sus vecinos acabaron
cautivos en Granada,
Vera, Baza, etc.
Jinete nazarí en una
pintura de la época.

La rentabilidad del ejercicio de la vio- Las violencias del sistema:


lencia quedó institucionalizada en algunos las guerras feudales y los
lugares, caso de Monforte o Catral, cuya conflictos por el poder
población cristiana se ofrecía a alicantinos municipal
y oriolanos respectivamente para perseguir
y apresar a los almogávares granadinos que El carácter miliciano del habitante de la
entrasen en sus tierras para hacer lo pro- frontera, habituado a la tensión que le pro-
pio, percibiendo un retribución por cabeza porcionaba su situación rayana frente a un
de delincuente capturado. Tales servicios, vecino que las más de las veces se entendía
al menos en el caso de los monfortinos, les como rival cuando no enemigo, se mostraba
permitían quedar exentos de determina- por regla general hacia el exterior. Pero tam-
das cargas municipales que satisfacían en bién ese mismo carácter afluía en cualquier
su villa matriz, Alicante, según informa- momento de inestabilidad interior frente
ba Pedro IV al baile general de las tierras al convecino, al propio. Y casi siempre se
allende Jijona finalizada la Guerra de los dos entendía como una lucha por el poder. En
Pedros. las tierras valencianas situadas al sur del
Rentabilidad también para los musul- Júcar, el tipo de repoblación producido no
manes de las tierras meridionales, que en fue pródigo para la presencia de la nobleza,
alguna ocasión colaborar con las bandas ya de por sí escasa en el reino de Valencia.
granadinas que ingresan en tierras valencia- Serían pocos los grandes personajes que se
nas con ese fin, cuando no son moros del aproximaron a la frontera más allá de aque-
país quienes capturan a pastores o jóvenes llos caballeros de fortuna que obtienen lo-
de ambos sexos y los trasladan para su venta tes mayores de tierra por razón de su digni-
hasta Granada. Ejemplos los tenemos en las dad social. Con anterioridad a la conquista
Marinas, en las tierras alcoyanas de Seta y del reino de Murcia, el espacio meridional
Travadell y en las aljamas de la Governació valenciano tuvo como inquilinos a algunos
d’Oriola. grandes nobles, aunque solo de manera
Guerra y violencia en un espacio frontero 55

coyuntural: Pedro Fernández de Híjar, Az- y que domina al resto de habitantes a tra-
bet de Mediona, Jaspert de Castellnou y al- vés del desempeño de los cargos públicos.
gún otro más sobre ciertas posesiones de las Desarrollada sobre estas bases pronto sus
Marinas. Sólo dos linajes establecerían en miembros, pocas familias dentro del con-
estas tierras extremas sus casas, los Llúria de junto de pobladores de las distintas villas,
la mano del almirante Roger en tierras con- disputan abiertamente por el control de los
testanas, y el también almirante entre otros resortes del poder. Primero con la Corona,
cargos y dignidades Bernat de Sarrià sobre el enfrentamiento visible en el asesinato por
espacio montuoso y litoral, más el añadido envenenamiento de Bernat Saportella, pro-
de los santiaguistas sobre ciertas posesio- curador regio del territorio, en 1324 en un
nes –Torres y Orcheta–. Ambos persona- intento claro de marcar una distancia polí-
jes establecieron una dialéctica de profunda tica sobre la base de cierta autonomía con
enemistad desde su más temprana relación, la monarquía, y manifiesto con posteriori-
quizá alentada por el propio rey de Aragón, dad en ulteriores actos de oposición frontal
Jaime II, que al situar uno a espaldas del a la voluntad centralista del rey, como en
otro sellaba la frontera sur con dos grandes la crisis política sucedida entre Orihuela y
militares al tiempo procedía a equilibrar el Alfonso V a mediados del Cuatrocientos. Y
poder de los feudales al facultar que uno posteriormente entre ellos mismos. Agru-
vigilase al otro. Los conflictos entre ambos pados en clanes, en familias políticas, cho-
se suscitaron de forma inmediata; asaltos can entre sí, en ocasiones de forma violenta.
alternos a sus posesiones, captura y asesi- Orihuela, Elche y Alicante muestran a par-
nato de vasallos musulmanes fueron la tó- tir de la segunda mitad del siglo XIV, pero
nica general de su relación que no cesó con fundamentalmente en el XV, el profundo
la muerte de Roger de Llúria a principios desencuentro político de sus élites con en-
del siglo XIV, pues el odio se extendió a la frentamientos sangrientos entre las distintas
familia y solo finalizó con el óbito treinta familias en calles y campos. La abundancia Los enfrentamientos
años después de Sarrià en 1335. de armas propiciaba que los resultados de nobiliarios
Bernat de Sarrià fue el verdadero señor las acciones violentas fuesen trágicos. Así, estuvieron a la orden
de las tierra de La Marina, así como el cau- ya en 1311 el rey apuntaba que para refre- del día, resolviéndose
habitualmente por
sante de un sin fin de agresiones a todos nar los enfrentamientos entre facciones en vía judicial, aunque
sus vecinos. Multitud de pequeños señores Elche se vedase la presencia de armas por no faltaron los
de la zona se quejarán constantemente al las calles salvo a los oficiales públicos. Esta choques armados o
rey y al procurador valenciano de actitu- ordenanza nunca se cumplió y la sangre en forma de torneos.
des violentas contra ellos, sus vasallos y sus
derechos con un fin último, la apropiación
de renta. Los conflictos le llevaron a chocar
incluso con los santiaguistas de Montalbán
en un pleito de más de treinta años por esas
posesiones, incluida La Vila, puebla por él
fundada en 1300, que originó ataques de
las fuerzas de Sarrià a esas poblaciones,
amedrentadas por la fuerza del señor.
En las tierras que se incorporan al reino
de Valencia tras la división de Torrellas su-
cederá algo similar a lo expuesto, sólo que
en la Governació d’Oriola la movilidad seño-
rial será menor y por tanto el arraigo de los
linajes más alto. Surgirá así una oligarquía
militar típica de un espacio de frontera que
obtiene sus rentas de la explotación del agro
56 José Vicente Cabezuelo Pliego

En la miniatura
podemos apreciar
un torneo a fines de
la Edad Media. En
tierras alicantinas
merecen destacarse
los desafíos
protagonizados por
el noble don Pero
Maá de Liçana,
señor, entre otros
lugares, de La Mola
y Novelda.

corría en cada ocasión en que las desavenen- Cocentaina también conoció, durante el
cias entre las partes por cualquier elección dominio de la reina Violante, de banderías
municipal traspasaba el umbral de la dialé- en las que intervenían los propios oficiales
ctica verbal. La dinámica fue a más confor- municipales.
me la Edad Media avanzaba hacia su fin, en Otras luchas, más relacionadas con las
tónica general de lo que sucedía en todo el sustentadas entre los dos almirantes a prin-
reino, donde el control político de determi- cipios del siglo XIV, se abrieron paso du-
nados grupos ahogaba las pretensiones de rante el siglo del descubrimiento de Amé-
alcanzar el poder del resto. La ciudades de rica. La aparición de una nobleza esta vez
Valencia y Xàtiva padecieron este fenómeno sí de alta dignidad en las tierras alicantinas,
de forma especialmente virulento, habiendo tras la llegada al valle del Vinalopó de dos
de nominarse desde la Corona funcionarios familias igualmente antagónicas, los Corella
con poderes especiales para atajarlo. La per- y los Maça de Liçana, que a su vez se ha-
versión de un sistema de promoción a los cen con los oficios de mayor rango del reino
oficios públicos a través de la cooptación, de Valencia, la Gobernación, hasta la línea
que ofrecía un férreo control de la hegemo- administrativa de Almizra por parte del
nía política ciudadana fosilizando el poder primero de los linajes a través de quien da
en quienes lo venían ejerciendo y coartando nombre a la estirpe, Ximen Pérez, consejero
a quienes aspiraban a él ocasionó multitud y amigo de Alfonso V, y de la de las tierras
de conflictos violentos que la Corona creyó dellà Xixona por los Maça. Y el antagonismo
ver resuelto con la introducción de la in- de sus miembros deriva la hostilidad polí-
saculación. Nuestro ámbito de estudio no tica y personal hacia una verdadera guerra
ofreció signos de violencia tales, aunque feudal, con la convocatoria de huestes seño-
junto a las villas apuntadas sabemos que riales en las que se integran musulmanes y la
Guerra y violencia en un espacio frontero 57

invasión de los dominios del otro provocan- de sociedad violenta por cuanto ubicada
do muerte y destrucción. Estos episodios en una frontera militarmente activa duran-
de violencia feudal fueron tónica general a te todo el período medieval, la sociedad
lo largo del Cuatrocientos, participando to- «alicantina» se construyó al tiempo con un
dos los principales linajes cristianos de las dinamismo económico quizá más elevado
villas, y siempre por el mismo motivo: las que en otras partes del reino, al dotarse de
rivalidades políticas y la lucha por el poder. instrumentos privilegiados que proyectaban
De entre los muchos ejemplos podemos sus ya de por sí potencialidades naturales:
destacar el asalto que el bando Rocafull la agricultura y el comercio. Es así que pro-
perpetró en 1470 contra La Daya, perte- ducciones especulativas, como higos y uva
neciente a uno de los líderes de la facción en su forma seca, en cuantía importante
contraria, Jaume Masquefa. En el ataque, y desparramadas por prácticamente todo
los agresores, además de incendiar el lugar el ámbito geográfico que tratamos, desde
procedieron contra sus habitantes de modo el Vinalopó hasta las Marinas, junto a un
infamante amputándoles orejas y apéndices abundante cereal en los campos de Orihue-
nasales. La ampliación de la contienda a los la, despensa del reino de Valencia, salieron
vasallos y vinculados de las principales casas al exterior a través de un rosario de puertos
nobiliarias o facciones políticas trajo con- y embarcaderos que comunicaban el lito-
sigo una concatenación de episodios vio- ral con la ciudad de Valencia y los grandes
lentos que intercalados con otros, ataques emporios comerciales mediterráneos. El
granadinos o murcianos, hicieron del siglo desarrollo de una red de ferias de alcance
XV un período de gran actividad militar en comarcal, asimismo, favoreció el consumo
la frontera sur valenciana. interno dinamizando a través del dinero y
No obstante lo aquí escrito, y en paralelo de las oportunidades económicas a una so-
a los considerandos ciertamente objetivos ciedad periférica.

Las piedras hablan:
la vida cotidiana en un castillo
alicantino
El ejemplo del Vinalopó
a n t o n i o m a n u e l p o v e d a n ava r ro

E
l objetivo de este breve una comarca donde mi larga trayectoria de
trabajo es utilizar la rica y investigación arqueológica e histórica me
variada información que las permite un suficiente conocimiento para
investigaciones arqueológicas intentar aproximarme a la cuestión.
han ofrecido sobre los diversos aspectos
documentados de la actividad humana de-
sarrollada, por regla general, en los casti- SIGNIFICADO Y FUNCIÓN DE LOS
llos de las tierras de la actual provincia de CASTILLOS
Alicante, centrándonos para ello en el área
geográfica del corredor fluvial del Vinalopó, Los castillos de la Edad Media son el más
comarca que tiene la fortuna de poseer un claro ejemplo de cómo una realidad histó-
buen número de castillos entre los que des- rica sirve para dar personalidad y singula-
tacan varios que han podido ser excavados ridad a nuestros territorios, convirtiéndose La necrópolis de
en una parte significativa de su estructura en una imagen física con sus siluetas emer- la iglesia primitiva
arquitectónica (caso de las fortalezas de gentes en el horizonte, símbolo imperté- cristiana en el
Villena –interesa la de La Atalaya pues la rrito de lo que fueron nuestros pueblos y castillo de Elda
de la sierra de la Villa o Salvatierra es peor
conocida y tuvo vida corta–, Sax, Petrer,
Elda, Monóvar, Novelda, Aspe, Monforte y
Elche, principalmente). La elección de esta
comarca alicantina obedece en parte a esa
circunstancia, pero también porque hay una
importante información arqueológica y la
historia de sus castillos es bien conocida y
se ha aceptado siempre que son vivo ejem-
plo de una organización castral de frontera
medieval, asociada a una vía natural a pro-
teger y donde el fenómeno del incastellamento
está perfectamente identificado y conocido
desde la transición del mundo antiguo al
medieval, al menos en la cuenca media del
Vinalopó. También he de reconocer que es

Antonio Manuel Poveda Navarro  pp. 58-71


60 Antonio Manuel Poveda Navarro

ciudades en su pasado medieval. Por encima primeras implantaciones concejiles y parro-


de los valores artístico-arquitectónicos de quiales, apareciendo incluso éstas últimas
estas fortalezas está su significado social y en el interior de los propios castillos, siendo
político en cada territorio, con independen- el caso más ilustrativo el de Elda, donde se
cia de si se aceptan las conocidas tesis inter- sabe que su fortaleza albergó una primitiva
pretativas sobre su origen y función de R. iglesia medieval y poco después una capilla.
Azuar, defensor de su relación con el poder Por otro lado, como bien dijo C. Wic-
central y su delegación en una zona, o si por kham, la clave interpretativa de los castillos
el contrario, se contempla la opinión de A. es su polivalencia, pues son mucho más que
Bazzana, P. Cressier y P. Guichard, quienes lugares estratégicos o centros de expansión
defienden más una relación con la comuni- económica, hoy los contemplamos como
dad campesina que habita la tierra donde se elementos de un amplio y complejo fenóme-
levanta un castillo. En cualquier caso, esta no histórico de significado político, militar,
gran fortificación siempre fue el alma mater económico, religioso y cultural. Serán estos
del poder establecido y ayudó al control po- ámbitos, a excepción del primero (conocido
lítico e impulso socioeconómico de ciertas casi exclusivamente por las fuentes escritas,
demarcaciones territoriales, si bien su papel bien estudiadas por numerosos investigado-
fue evolucionando a lo largo de los siglos y res) y el último (del que prácticamente no
con el cambio político y cultural, al pasar quedan suficientes rastros), los que tendré
de las manos musulmanas a las cristianas. en cuenta a la hora de hablar de los casti-
Parece claro que la voluntad que inspira los llos del corredor del Vinalopó, ofreciendo
repartos de las fortalezas islámicas y las tie- una pequeña muestra o selección de lo que
rras con las que se vinculan, es respetar en aportan entre todos, para de esta forma in-
la medida de lo posible la organización de tentar aproximarnos a su funcionamiento o
las demarcaciones territoriales musulmanas, papel en las sociedades medievales donde se
pues el sistema de relaciones entre castillos, erigieron.
territorio y poblamiento no es igual en la
sociedad andalusí que a la que pertenecen
y lideran los nobles feudales. No olvidemos CASTILLOS, TERRITORIO Y
que los distritos musulmanes que compo- SEÑORÍOS FEUDALES
nen el valle del Vinalopó y que parecen te-
ner una cabecera, en el interior, en Villena, y En general, los castillos de Alicante se con-
una cabecera costera, en Elche, terminarán centran en las tierras montañosas, a veces de
convirtiéndose en posesiones compartidas gran altura, lo que facilita y acentúa su de-
por la monarquía e importantes familias fensa, y distribuidos a lo largo de vías natu-
aristocráticas, pasando las fortalezas de ser rales, a las que suelen controlar visualmen-
husun musulmanes a ser castra cristianos, te, y en las proximidades de cursos de agua
con importantes variaciones estructurales que les permite abastecerse, no obstante hay
Castillo del Río. y de contenido social, permitiendo además, otros castillos, los menos, que se localizan
Aspe. cuando no colaborando, a que surjan las a lo largo del litoral alicantino. Al primer
grupo de castillos pertenecen los situados
en la línea fluvial del Vinalopó, donde fue-
ron apareciendo a partir del siglo XI y prin-
cipalmente entre los siglos XII y XIII, con
el probable objetivo de servir como sede del
Estado islámico que ejercería el control de
la población de las tierras circundantes, de
base económica campesina y a la que de-
bía cobrarle una serie de impuestos. Estos
castillos suelen mostrar una planta alargada
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 61

Impactos de
proyectiles en la
torre del homenaje
del castillo de la
Atalaya. Villena.

y amorfa, adaptándose a las características sulmana, ven cómo la Corona realiza una
orográficas del terreno donde se erigen, en política de asentamientos o colonización
ellos se destacan generalmente una serie de cristiana, principalmente obra de la monar-
cubos o torres en saliente, cuya fábrica ha- quía catalano-aragonesa. Es entonces cuando
bitual es la técnica constructiva de tapial, se producen las mencionadas transforma-
los mejores ejemplos pueden ser las forta- ciones que en la mayoría de los casos servi-
lezas originales de Elda, Novelda, Aspe y rán para reforzar las preexistentes fortalezas
Elche. islámicas. Estas tareas serán acometidas por
Posteriormente, con la conquista cris- los nuevos señores feudales, así se observan
tiana del territorio, acontecida poco antes importantes modificaciones en los castillos,
de mediados del siglo XIII, se producirá la cuyos mejores ejemplos los ofrecen los de
transformación de esta organización castral, Sax, Petrer, Elche o Novelda, en este último
desmantelando la infraestructura construi- caso, en su llamada fortaleza de La Mola,
da hasta entonces, pues algunos castillos nos ilustra bien esta reestructuración la
se pudieron abandonar, sin embargo, en el construcción de una espectacular y singular
caso de las fortificaciones del Vinalopó, lo torre triangular.
que se produjo fue su modificación, desa- Más tarde, entre los últimos años del si-
rrollando una nueva arquitectura con nue- glo XIV y el siglo XV, la ya sólidamente
vos tipos de torres, lo que conducirá a la establecida clase feudal comenzará a hacer
ocultación de gran parte de su antigua fi- gala y expresión de su poder, de modo que
sonomía musulmana, así como la aparición algunas importantes y poderosas familias
de algunas torres o estructuras de formas nobiliarias comienzan a edificar sus pala-
circulares, más típicas de las formas arqui- cios fortificados, en la zona que tratamos
tectónicas cristianas. el mejor ejemplo lo ofrece Ximén Pérez de
Entre la segunda mitad del siglo XIII y Corella (quien más tarde sería el I Conde
el primer tercio del siglo XIV, los núcleos de Cocentaina), pués el y sus primeros des-
habitados del Vinalopó, de población mu- cendientes constituyeron un señorío feudal
62 Antonio Manuel Poveda Navarro

con las plazas y fortalezas de Salinas, Elda, tad del siglo XVI, lo que unido a la políti-
Petrer, Aspe e incluso durante cierto tiempo ca de los últimos monarcas de los Austrias,
de Sax, sobresaliendo la decisión de crear su así como de los posteriores Borbones, más
residencia palaciega en el castillo de Elda, preocupados por fortificar el litoral, cris-
que comenzó a reconvertirse en un palacio- talizaría en su total inactividad a lo largo
fortaleza. En la misma línea se puede inter- del siglo XVIII. El golpe definitivo para su
pretar la obra impulsada por Gutiérrez de irreversible abandono fue la política des-
Cárdenas en el castillo de Elche, conocido amortizadora de los gobiernos españoles
precisamente como palacio de Altamira o del siglo XIX, cuando muchos castillos
de la Senyoria. se vendieron a particulares que tendieron
Desde el final del siglo XV y duran- a expoliarlos para la venta de sus materia-
te buena parte del siglo XVI, el sistema les (piedra, madera, metal, obras de arte,
feudal estaba en crisis y transformación y etc...), como ilustra lamentablemente bien
cada vez más mediatizado por la conso- el caso del castillo de Elda.
lidación de una monarquía española cada A este contexto político, social y cultural
vez más centralista, como era la de la casa de los castillos del Vinalopó, como en los
de Austria; si a ello sumamos la generali- de otros lugares, se pueden asociar una se-
zación del uso de armas de pólvora para rie de elementos arqueológicos aparecidos
atacar las fortalezas, en ningún caso prepa- en ellos, que nos permite aproximarnos a la
radas para soportar esta nueva técnica de realidad cotidiana de algunos de los diversos
agresión bélica, se entenderá que fuese una ámbitos que sus propietarios y habitantes
etapa donde gran número de esos castillos conocieron. Por tanto, con la información
tuvieron que ser remozados y reforzados. arqueológica recabada en cada uno de estos
Fue en estos momentos en los que se rea- castillos ilustraré ciertos aspectos militares,
lizan profundas reformas en los castillos económicos y religiosos.
de Villena, Elda y Elche, algunas de cuyas
torres y murallas corresponden a esta fase
histórica. Es de destacar la obra de remode- ÁMBITO MILITAR
lación y reconversión en auténtica residen-
cia nobiliaria del alcázar-palacio de Elda, El corredor o vial terrestre que discurre en
sede de la familia Coloma, que en él y su paralelo a las cuencas del Vinalopó siempre
territorio constituyeron un condado, el de fue un típico territorio fronterizo, lo cual
Elda, formado por los castillos y plazas de fue una de las principales causas de apa-
Petrer, Salinas y la propia Elda. Otros cas- rición de castillos, atalayas y casas-torres.
tillos, como los de Sax, Petrer, Monóvar, Ello era a la vez consecuencia del frecuente
Novelda (La Mola) o Monforte, comenza- ambiente hostil, bélico, debido a los asal-
ban a languidecer mostrando una tendencia tos de bandidos o a los enfrentamientos
de infrautilización que les llevaría a diverso nobiliarios o incluso entre monarquías. La
grado de abandono durante la segunda mi- situación geográfica de los valles de Elda y
Novelda, incluidos en ese territorio, les hizo
sufrir esos enfrentamientos entre las coro-
nas de Castilla y Aragón, o las constantes
razzias que gentes llegadas del reino de Gra-
nada realizaban en esta zona de contacto
con el reino de Valencia, además, la existen-
cia de una mayoría poblacional musulmana,
Saetas de ballesta
pero bajo soberanía cristiana, daba lugar a
halladas en el importantes situaciones de tensión social.
castillo de La Mola. Todos estos factores consiguieron que las
Novelda. tierras interiores del Vinalopó estuvieran
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 63

fuertemente militarizadas durante la Baja


Edad Media.
La arqueología ha permitido en algunos
casos identificar y verificar la existencia de
ese ambiente bélico, ofreciendo objetos que
se pueden asociar con ese tipo de enfren-
tamientos. Voy a tratar algunos ejemplos
que no ofrecen discusión. En primer lugar
están las huellas dejadas por los proyectiles
pirobalísticos, lanzados con armamento de
ataque impulsado por la pólvora que car-
garía bombardas, como se observa en los
impactos que muestran las sillerías de las
torres principales de los castillos de Ville-
na y Sax, donde su poderoso señor feudal,
Diego Pacheco, marqués de Villena, tuvo
que sufrir las agresiones de Joan Roiç de Proyectiles
Corella, conde de Cocentaina y señor feu- encontrados en el
dal de las plazas y fortalezas de Elda, Petrer, castillo de La Mola.
Salinas y Aspe. Este tipo de enfrentamien- Novelda.
tos nobiliarios también se produjeron entre
los mismos Corellas y los Maza de Liçana, La existencia de éstas y otras armas son
estos últimos propietarios de La Mola de la confirmación de la existencia de arsena-
Novelda, cabeza de una baronía compuesta les y polvorines en los castillos del terri-
por las fortalezas y poblaciones de Monó- torio recorrido por el Vinalopó, que eran
var, Chinorla y La Romana. conocidos con su detallada composición
Precisamente de este castillo proceden gracias a algunos inventarios realizados en
los más ilustrativos hallazgos de proyecti- la segunda mitad del siglo XV, pertene-
les empleados en ese tipo de agresión. Se cientes a una buena parte de dichas forta-
trata de un conjunto de piedras esféricas, lezas. De este modo sabemos que muerto
de caliza, de diversos tamaños, que fueron (22 de octubre de 1478) Joan Roiç de Co-
halladas sobre el pavimento de una habita- rella y Llançol de Romaní, segundo conde
ción excavada en el citado castillo, y que se de Cocentaina y señor de las baronías de
han datado en el siglo XV. Del mismo lugar Elda y Aspe, le sucedió su hijo Joan Roiç
proceden algunas armas de hierro, como de Corella y Moncada, quien al recibir el
una punta de lanza, una punta de flecha, dos testamento paterno dispuso de una deta-
saetas de ballesta y un cuchillo, e incluso llada documentación con el inventario de
se recuperaron igualmente dos fragmentos los bienes que contenían sus diversas pro-
de armadura, constituida por una placa de piedades, de ahí que se conozca al detalle
hierro con hileras de remaches circulares de el armamento existente en ese momento en
bronce, conjunto bélico datado en el mismo los castillos de sus villas y lugares. De tal
siglo. manera que entre el 8 y el 15 de noviembre
Otros hallazgos conocidos pero en para- de 1478, tomó posesión de sus fortalezas,
dero desconocido serían las diversas armas por este orden, en Elda, Petrer, Salinas y
halladas en visitas esporádicas realizadas a Sax, no ocurriendo así con el de Aspe, pues
algunos pasillos subterráneos del castillo- su Castillo del Río hacía tiempo que estaba
palacio de Elda, hasta la Guerra Civil es- totalmente abandonado.
pañola; se trataría de varias espingardas y En el caso del material bélico del casti-
algunos sables y puñales, de los que parece llo-palacio de Elda, su abundancia y diver-
conservarse al menos uno de estos. sidad lo convertían en un auténtico arsenal
64 Antonio Manuel Poveda Navarro

dieciseis de acero, diecisiete cajas de saetas,


numerosas lanzas, azagayas, hondas, pala-
fangas, martinetes, una maza, una espada,
una lanza de torneo y varias escaleras con
gancho de escalar. A ello hemos de añadir
las armas defensivas que se sabe se compo-
nían de sesenta y cuatro escudos (cuarenta
eran dargós con las armas del conde de Co-
centaina), catorce paveses, tres tablachinas,
dos broqueles, tres adargas, tres armaduras
completas y multitud de piezas de armadu-
ra para abastecer a una numerosa tropa, in-
cluso se disponía de varias armaduras para
los caballos, y también para ellos existían
gualdrapas, cinchas, bridas, estribos y si-
llas de montar, de las que una era de mujer.
Muchas de estas piezas bélicas presentaban
la divisa heráldica o escudo de armas de la
familia Corella. En la fortaleza no existía un
polvorín propiamente dicho, este papel lo
jugaba principalmente la capilla. En esta y
otras dependencias anejas se situaban tam-
bién los barriles de pólvora, y los elemen-
tos para fabricarla, azufre, tamices, cedazos,
morteros para la molienda, panes de plomo
y el crisol de fundición.
Muy cerca del anterior castillo se locali-
zaba el de Petrer con la siguiente dotación
Escudo de Diego de de armas, tanto de ataque como de defensa, armamentística. Para acciones de ataque se
Pacheco, señor de que se repartía por diversas estancias. El disponía de diez espindargas y un molde
Villena. armamento artillero se componía de cin- para fabricar sus proyectiles de piedra, nu-
cuenta y una espingardas, dieciseis cerbata- merosas cerbatanas, seis búzanos o burçons
nas (tanto de hierro como de cobre), trece y una pequeña cantidad de azufre y salitre
búzanos o burçons, doce bombardas, dos para fabricar pólvora, además, se disponía
serpentinas, dos pasavolantes, dos falcones igualmente de trece ballestas de acero y seis
napolitanos, veinte ballestas de madera y de madera, con multitud de saetas, quince
hondas de cáñamo, varias lanzas, martine-
tes y un hacha. El material bélico defensivo
lo constituían quince paveses, seis corazas y
dos bacinetes.
En la torre del lugar de Salinas el arma-
mento era menos cuantioso, se componía
de tres espingardas, tres paveses, una adarga,
seis ballestas de madera, cuatro de acero,
tres martinetes, dos palafangas, dos espa-
das, dos lanzas y tres corazas. Mientras que
en el castillo de Sax el armamento lo com-
Escudo de armas ponían cuatro espingardas, una bombarda,
de Ximén Pérez de dos cerbatanas, dos paveses, tres ballestas,
Corella dos martinetes y una arroba de pólvora.
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 65

Al margen de la falta de información papel de señores feudales. Esa circunstancia


sobre las fortalezas de Villena, Monóvar y convierte sus residencias en los principales
Monforte del Cid, es evidente que duran- focos de consumo, de modo que es aquí
te la Edad Media, especialmente a lo largo donde la producción agropecuaria y arte-
del siglo XV, los castillos disponían de una sanal tiene su principal mercado, cuando no
importante dotación de armamento para obligación vasallática de entregar una buena
su defensa, pero también para armar a un parte de sus cosechas y productos en la re-
fuerte contingente humano con el que ata- sidencia señorial. Además, lógicamente, los
car a los eventuales enemigos, en este senti- castillos poseen sus almacenes, bodegas e
do parece destacar sobre el resto el palacio- incluso áreas de transformación para satis-
castillo de Elda, que poseía una cantidad y facer la alta demanda de alimentos y bienes
diversidad de armamento nada despreciable de sus poderosos y ricos titulares (y de sus
para las acciones que decidiera su señor feu- séquitos y personas dependientes), que in-
dal, Ximén Pérez de Corella y sus sucesores. cluso se permiten importar objetos de lujo,
Pero algo similar parece que debió ocurrir principalmente de Italia, como se observa
en la fortificación de La Mola de Novel- en los inventarios publicados de la familia
da durante el tiempo que lo habitaron los Corella y en las lujosas vajillas cerámicas
miembros de la familia nobiliaria Maza de halladas en las excavaciones realizadas en
Liçana, y hemos de pensar igual para el caso esos castillos y sus alrededores, que proce-
del castillo de Villena, posesión de la fami- den de talleres italianos, especialmente de
lia de los Pacheco, titulares del gran señorío la región toscana. Otra valiosa información
del Marquesado de Villena, y para el caso sobre el factor económico de ese consumo
del palacio de Altamira, en Elche, propie- es la aportada por algunos estudios de los
dad de los De Cárdenas. Vemos por tanto, restos de fauna aparecidos en las excavacio-
que arqueología y documentos escritos nos nes arqueológicas realizadas en algunas de
reflejan complementariamente y con clari- dichas fortalezas, principalmente en las de
dad la existencia de uno de los ámbitos que La Mola de Novelda y el Castillo del Río
se suponen básicos y típicos con un casti- de Aspe (Asp el vell).
llo, su naturaleza militar y sus condiciones Afortunadamente, la arqueología nos
especiales para la guerra. Todo ello caería aporta mucha información para reconstruir
profundamente en la centuria siguiente y la
llegada de la época Moderna, pues la for-
mación de una monarquía centralista sólida
con los Reyes Católicos y sus sucesores, y
el desplazamiento de los problemas defen-
sivos a las costas hispanas provocaron que
ya no fuera importante tener o poder tener
una fuerza armada en los castillos del Vina-
lopó, como ocurriría también con otros del
interior de la península.

ÁMBITO ECONÓMICO-
DOMÉSTICO

Obviamente la cuestión económica en las


fortalezas se relaciona con el hecho de que Imagen de la cisterna
sus titulares son, especialmente en la fase almohade en el
cristiana, auténticos dueños del poder eco- interior del castillo
nómico del territorio en el que ostentan el de Elda
66 Antonio Manuel Poveda Navarro

torre semicircular; la segunda, la cristiana,


se localiza al norte de la anterior, hacia el
sector noroeste de la citada explanada. En
el palacio de Altamira de Elche se disponía
de agua directamente de la Acequia Mayor
de la ciudad, que entraba y pasaba por el
interior de la propia fortaleza, por lo que
no era estrictamente necesario contar con
un depósito o cisterna del tipo y función de
los aljibes ya mencionados.
En otro tipo de líquidos era igualmente
importante su almacenamiento, es el caso
del aceite y del vino, fundamentales para la
dieta diaria y para los festejos y recepciones
que se ofrecieran en estos castillos. Su pre-
sencia ha sido verificada arqueológicamente
Vista del interor de en varios casos coincidiendo de nuevo con
la cisterna cristiana lo aportado por las fuentes escritas. Los
del castillo de Elda mejores ejemplos los ofrecen las fortale-
zas de Elda y La Mola de Novelda. A los
una buena parte de los diversos aspectos pies de la torre triangular de este castillo,
del consumo cotidiano en los castillos del las excavaciones han descubierto almacenes,
Vinalopó. Comenzaré por revisar los restos alacenas y pequeñas despensas junto a la co-
descubiertos de la infraestructura arquitec- cina y un poco más alejado el horno para el
tónica relacionada con este ámbito. pan; en esos lugares de almacenaje se hacía
La necesidad de disponer de abundante acopio de aceite y vino, pero también cereal,
agua para las múltiples actividades de la legumbres y fruta. Igualmente en el casti-
vida de los moradores de las fortalezas les llo de Elda, junto al ingreso interior oes-
obligó a construir varias cisternas o depósi- te, el principal, se ha excavado y localizado
tos de agua. En esta cuestión sobresalen el un amplio almacén de aceite y quizá otros
aljibe excavado en el patio del castillo de la productos, mientras que en las estancias del
Atalaya de Villena, situado entre la torre del sureste se desescombraron e identificaron
homenaje y la muralla sur; otra cisterna do- dos espacios destinados a alacenas y des-
cumentada es la hallada en el castillo de Sax, pensa, donde se guardaban los principales
se trata de una cisterna abovedada, adosada productos alimenticios que satisficieran las
al interior de la muralla, en el nivel inferior necesidades de sus habitantes. Estancias
de la fortaleza; otro aljibe bien conocido es destinadas a iguales fines de almacenaje y
el del sótano de la torre islámica del ho- culinarios existían en la zona central del
menaje del castillo de Petrer; igualmente castillo de Petrer, que antiguas obras de res-
se ha identificado y excavado otra cisterna tauración eliminaron contradictoriamente.
en el sector centromeridional del patio de Los productos alimenticios que se ad-
La Mola de Novelda; ha sido sin embargo, quirían para las fortalezas por compra o se
en el interior de la explanada del castillo de recibían como pago de las cargas feudales
Elda, donde se han hallado y excavado dos impuestas a los súbditos y vasallos, son bien
grandes cisternas abovedadas, una islámica conocidas gracias al ya mencionado inventa-
y otra bastante más tardía y posterior, de rio de los Corella, donde se detalla el alma-
fase cristiana y condal (siglo XVI), que son cenamiento de estos alimentos. Así se sabe
las que mejor se conocen hasta el momen- que en el castillo-palacio de Elda se guarda-
to; la primera se sitúa en el sector sur del ban cincuenta y una cahices de cebada, cua-
interior de la fortaleza, al este de la gran renta de trigo, cuarenta de mijo, veinte de
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 67

dacsa y dos tinajas con arroz y mijo; en el interesantes datos. En el caso del castillo
de Petrer se contabilizan las siguientes pro- del Río de Aspe se observa que la mayoría
visiones: 7,5 grandes tinajas con mijo y dos de los desperdicios de comida se arrojaban
cahices de sal; en la fortaleza de Salinas se en el patio de la vivienda excavada, tanto en
almacenaban ocho cahices de centeno, cua- la época musulmana como en la cristiana,
tro de avena, una jarra de sal, una barsella de estando representadas todas las especies. La
comino, veintidos cahices de cebada, treinta situación en el castillo de La Mola de No-
de trigo, diez cahices y cuatro barsellas de velda es distinta, pues se excavó un vertedero
espeltos. y no una casa. El primer dato que destaca es
En cambio, para aproximarnos a la ali- el débil consumo de conejos. Por otro lado
mentación a partir de la fauna consumida las aves aparecen escasamente representadas
se ha de acudir a las excavaciones arqueoló- entre el total de la muestra, pues no supe-
gicas efectuadas en los castillos de La Mola ran el 6%. Son mayormente gallináceas, por
de Novelda y del Río de Aspe, en las que las tanto, aves de corral, aunque a su lado hay
piezas óseas recuperadas ofrecen una ines- otras aves más pequeñas, procedentes de la
timable información para conocer la apor- práctica de la cetrería. La contribución de
tación de la fauna a la dieta cotidiana de las aves a la dieta fue intensa el siglo XV,
los habitantes de los castillos del Vinalopó. reducida en el siglo XIV y nula en la fase is-
En el primero de las fortalezas se realizó lámica (XII-XIII). En cambio, en el castillo
una excavación en el año 1983, consisten- del Río, las aves están bien representadas en
te en dos cortes, A y B, que permitieron el nivel musulmán, lo que junto a la consi-
recoger un total de 1421 piezas óseas de derable presencia del conejo lleva a pensar
animales, si bien sólo se identificaron 864 en la habitual práctica de la cetrería entre
de las mismas, lo que supone el 60,80% del su comunidad islámica, pues hay un signifi-
total. La fauna distinguida en esta muestra cativo número de aves de pequeño tamaño,
se componía de caballo, asno, buey, oveja, salvajes, que debieron ser capturadas en los
cabra, cerdo, gato doméstico, ciervo, cabra humedales de las márgenes del río Vinalo-
montés, jabalí, conejo, liebre, aves (princi- pó, en su cuenca media.
palmente gallináceas) y peces. En el segun- Otro aspecto a resaltar en ese estudio de
do castillo, las excavaciones arqueológicas arqueozoología es la presencia de especies
fueron realizadas por el mismo investiga- marinas, como ilustran bien dos jibias de
dor, Rafael Azuar Ruiz, que desarrolló tres sepia común (sepia officinalis) halladas en el
campañas, en los años 1979, 1983 y 1984, nivel musulmán del castillo del Río, mos-
a las que pertenece el conjunto de piezas trando un comercio de importación desde
óseas tomadas en consideración, que suman la zona costera próxima. También se han
un total de 1349, de los que se identifica- recuperado restos de varios peces, entre los
ron 859, es decir el 63,67% de ese total. que destacan los pertenecientes a dos dora-
En este caso los animales identificados das, pez cuyo consumo también se atestigua
fueron caballo, buey, oveja, cabra, cerdo, en el castillo de La Mola, especialmente
perro, gato doméstico, ciervo, corzo, cabra
montés, conejo, liebre, aves (principalmente
gallináceas) y moluscos. Como se observa
con ambas muestras el ambiente faunístico
presente en estas fortalezas del interior del
Vinalopó era muy semejante, por lo que es
lícito pensar que también en los otros casti-
Impacto de
llos estarían presentes los mismos animales proyectiles en la
con muy pocas variaciones. torre del homenaje
De las significativas conclusiones apor- del castillo de la
tadas por Miguel Benito podemos extraer Atalaya. Villena.
68 Antonio Manuel Poveda Navarro

por el contrario en el caso del cerdo. La apa-


rición y consumo del cerdo en la sociedad
almohade merece algunas matizaciones. Pa-
rece que debió ser útil en el medio agrícola
para el abonado de los campos, por ello se
justificaría su nivel de consumo, que alcan-
zaría el 23,81%, razón a la que se sumaría
también su valor alimenticio. Si nos referi-
mos a la fase ya cristiana, de los siglos XIII
y sobre todo XIV, su presencia se debe más
a ese valor nutritivo, lo cual explicaría su
descenso en porcentaje respecto al período
anterior. Los consumos se dispararon coin-
cidiendo con una nueva etapa, la que se aso-
Dos tinajas que durante la soberanía de los Maza de Liça- cia a la tenencia del castillo por los Maza de
servían para na. Ello vuelve a verificar la existencia de un Liçana, desde finales del siglo XIV. Enton-
almacenar y comercio desde las pescaderías del litoral ces ascienden enormemente en su consumo
conservar vino, del
castillo de Elda
hacia las tierras del interior. las tres especies domésticas principales, las
Mención aparte merece la aportación a aves y la caza. Lo que puede considerarse
la muestra de la caza, pues si bien por la como reflejo de una economía variada y me-
información de El libro de la caza, de don Juan surada que sabe procurarse los recursos que
Manuel, se sabe que dicha actividad cinegé- necesita. Los ovicaprinos son ahora muy va-
tica fue importante en las márgenes de las lorados en función de su polivalencia, pues
cuencas alta y media del río Vinalopó, los ofrecen lana, lecha y carne. Complementa-
datos obtenidos en estas excavaciones ar- riamente la agricultura saldría beneficiada
queológicas indican una reducida presencia de esta nueva situación, en la que aparece
de especies salvajes mayores, como el cier- un aumento de bueyes para la tracción y el
vo, el corzo y el íbice, pues su existencia era arado, así como para incrementar la dieta
importante, por lo tanto su escasez se ha de cárnica (terneros y bueyes de entre seis y
interpretar como un comportamiento cul- veintisiete meses de edad), además de poder
tural de las sociedades que habitaron estos ser potencialmente explotable una industria
castillos. Junto a estos animales procedentes artesanal de cueros. Respecto al cerdo, su
de la cacería se asocia también la presen- consumo tanto en edad adulta como juve-
cia de las cabras montesas, más propias de nil, y por su notable volumen, parece que
áreas y vertientes algo más elevadas que las fue el centro de la conocida práctica de la
tierras de la otra fauna. El arco cronológico matanza, que serviría para hacer acopio de
durante el que aparece la cabra montés es carne y embutidos para el grupo social que
mayor que el del ciervo, pues ella es cazada la realiza. Con todos estos datos se puede
por la comunidad musulmana del castillo afirmar que los consumos, y consecuente-
del Río, en Aspe, a lo que habría que sumar mente, la habitabilidad, debieron decrecer
su presencia en La Mola, en Novelda, hasta sensiblemente, presagiando la etapa final y
el siglo XV. de decadencia del castillo.
También es interesante pasar revista a los En el castillo del Río, como se aprecia en
niveles de consumo de ambas fortalezas. En La Mola, los ovicrapinos del nivel musul-
La Mola los consumos de la comunidad is- mán son los más consumidos. Se observa el
lámica no alcanzan cotas elevadas si se com- paso de un 8,10% para el buey islámico a
para con la siguiente fase, la primera etapa un 64,86% para el buey cristiano. Igual cir-
de la conquista cristiana, cuando aumentan cunstancia se observa en el caso del ganado
considerablemente los consumos en el caso porcino, y de nuevo la práctica de la matan-
del buey y de los ovicaprinos, descendiendo za parece razonable. Un dato sobresale en la
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 69

naturaleza del buey musulmán de este cas- en ambas fortalezas, parece evidente que se
tillo, pues su tamaño parece claramente más detecta un cambio del tipo de población
pequeño y menos robusto que en el caso de y sociedad generado a consecuencia de la
La Mola, esta cuestión se acentúa todavía conquista cristiana, el ganado refleja una
más en la fase cristiana. En el caso de este nueva implantación de la cabaña mostrando
animal en ese último castillo, es notable que una nueva estructura anatómica, aportada
su buey es mucho mayor en tamaño, indicio por los cristianos.
de ser de otra raza distinta. El uso del buey Respecto a los habitantes de esos casti-
en la fase islámica parece estar especializada llos parece que fueron más bien pocos, sien-
en la tarea agrícola, como parece reflejar su do fortalezas que por regla general estaban
bajo porcentaje (7,89%). Por el contrario, escasamente habitadas. Por otra parte, las
este animal en el período cristiano fue más comunidades medievales que se asociaban a
polivalente, ofreciendo la posibilidad de ellos practicaban unos sistemas económicos
obtener carne y curtidos, por una parte, y basados en la autosuficiencia y el autoabas-
explotación de la tierra por otra. tecimiento agropecuario, si bien se dispuso
Mejores condiciones para establecer de algún mecanismo que permitía ciertas
comparaciones ofrecen los ovicaprinos. En actividades comerciales de cierta relevancia.
la etapa musulmana se especializaron para En este sentido apuntan los animales o pro-
consumir su carne, siendo un importante ductos alimenticios foráneos pero que fue-
complemento para el resto de la dieta ali- ron consumidos en la comarca del interior
menticia. De los identificados sólo un 40% del Vinalopó e, igualmente, en el mismo
son individuos adultos, es decir, los que son sentido se ha de interpretar la llegada y uso
destinados al objetivo de la reproducción. de objetos cerámicos de cierto lujo, como
Se deduce por tanto, que estamos ante una las cerámicas maiolicas italianas (produc-
comunidad de claro matiz económico agrí- ciones marmorizzatas y de cerámica de la
cola, de gran estabilidad social, ambas cosas clase Montelupo, procedentes de la Toscana
le asemejan a la situación socioeconómica y otras de la Liguria), además de las de Ma-
de La Mola. Al entrar en el siguiente tiempo nises, Paterna y Murcia, aunque gran parte
cristiano se evidencia un profundo cambio de la vajilla de mesa, cocina, almacenaje o
estructural a la hora de disfrutar del gana- transporte parece de alfarerías locales. Con
do ovicaprino. Ahora parece que se dispo- estas diversas procedencias se han hallado
ne del mismo para elevar la producción de todas las cerámicas que eran necesarias para Pileta de abluciones
lana y derivados, a partir del sector ovino, la cocina, la mesa y los almacenes de todos almohade encontrada
mientras que las cabras se destinarían más estos castillos. en el castillo de Elda.
al consumo cárnico sus machos adultos, a
la vez que las hembras se destinan más a
la reproducción y producir lácteos. A ello
se ha de unir el papel jugado por el gana-
do vacuno, con lo que el ambiente parece
demostrar la existencia de una fase de eco-
nomía variada y en período de expansión,
que optimiza el cultivo de la tierra, desarro-
llaba una importante actividad de comercio
de productos derivados de origen animal y
conseguía satisfacer sus necesidades alimen-
ticias con su propia producción, sin despre-
ciar los aportes que llegaban de la riqueza
cinegética de la comarca.
A partir de la información obtenida de
la investigación arqueozoológica efectuada
70 Antonio Manuel Poveda Navarro

ÁMBITO RELIGIOSO una pileta de abluciones móvil que serviría


para realizar privadamente, a nivel domés-
La arqueología ha permitido evidenciar la tico, los cinco lavatorios rituales ante otras
existencia de una esfera sacra que ocupó tantas llamadas diarias a la oración, que
un espacio concreto destinado a transmi- se harían desde la mezquita que se encon-
tir símbolos y mensajes religiosos, como traba en las proximidades del castillo. Se
también para desarrollar en su caso las trata de una especie de caja rectangular de
actividades del culto, especialmente en la cerámica, que muestra en sus caras exterio-
etapa ya cristiana, cuando surgirán capillas res decoración incisa y que dio en su mo-
o iglesias en algunas de las fortalezas del mento nombre a este tipo de aguamaniles,
Vinalopó. por lo que se conocen como tipo Elda. Sin
Para la época islámica no tenemos mu- embargo, el ámbito sacro en el castillo de
cha información arqueológica sobre este esta ciudad tiene que ver con la presencia
ámbito, pues en relación al culto musulmán de cristianos, de modo que poco antes del
conocemos uno de sus símbolos principa- año 1304 ya debía existir una pequeña igle-
les, la mano de Fátima, que se descubrió sia, que según la documentación medieval
pintada sobre un estuco de un muro de la escrita conocida estaba bajo la advocación
escalera interior de la torre del homenaje de Santa María. Precisamente las últimas
del castillo de la Atalaya, de Villena. Por excavaciones arqueológicas efectuadas en la
Pintura mural de la otra parte, en excavaciones arqueológicas zona sur de las estructuras de la fortaleza,
capilla del castillo de que realicé en la explanada del castillo de han permitido identificar en su sector ex-
Elda. Elda, se encontró, en niveles almohades, terno un par de construcciones que están
relacionadas con una necrópolis cristiana
(del último tercio del siglo XIII al primer
cuarto del siglo XVI) y un edificio rectan-
gular que propuse fuera interpretado como
iglesia, concretamente con la citada como
Santa María. Pero la estructura arquitectó-
nica que más claramente se puede relacio-
nar con un lugar de culto en este castillo
es una capilla, que pudo haberse construi-
do en el siglo XIV, o más probablemente
en el siglo XV, pues en la documentación
escrita de la familia de los Corella perte-
neciente a ese último siglo se nombra una
capilla, que está bajo la advocación de Sent
Anthoni y que fue identificada arqueológica-
mente documentando la existencia de una
hornacina para una imagen sacra, y varias
pilastras en las paredes laterales, además, de
que en la techumbre de esta estancia reli-
giosa existían pinturas de tema sacro, que
habían caído desconchadas desde el techo,
distinguiéndose restos de un chrismón, y
lo más importante, recuperándose un pe-
queño fragmento de cubierta en el que se
conserva parte de una escena en la que se
observa que un individuo, del que se con-
serva sólo su mano diestra, alza un cáliz o
copón litúrgico. Esta capilla palaciega fue
Las piedras hablan: la vida cotidiana en un castillo alicantino 71

posteriormente utilizada por los siguientes del interior del castillo de Sax se sabe de la
últimos moradores nobles del castillo, los existencia, en esa misma época, de otra ca-
Coloma, algunos de cuyos miembros feme- pilla, en este caso bajo la advocación de Sent
ninos dejaron un par de grafitos con sus Jordi. Según estos datos parece lícito pen-
nombres en el enlucido de la pared norte sar que en prácticamente todos los castillos
de la sala. que tras la conquista ocupan los cristianos
También sabemos que sobre la sala prin- en el Vinalopó, sus nuevos señores deciden
cipal del castillo de Petrer, la misma familia tarde o temprano destinar un espacio al
Corella, a cuya baronía de Elda pertenecía culto cristiano, edificando pequeñas iglesias
dicha fortaleza y villa, fue construida una o capillas, que serán casi el único edificio
pequeña capilla, bajo la advocación de Senta parroquial durante buena parte de la Edad
Caterina. De igual modo, en una de las salas Media.

La minoria islàmica a les
comarques meridionals valencianes
maria teresa ferrer i mallol

D
esprés de la conquesta del tia la càrrega dels impostos comunitaris
regne de València per Jaume I en- entre els membres de l’aljama. L’alfaquí,
tre 1232 i 1245, s’hi quedà molta en canvi, era el cap dels afers espirituals,
població de religió i cultura mu- l’encarregat de la mesquita i el mestre dels
sulmana i llengua àrab. Eren els que no nens. A les terres meridionals valencianes,
havien oposat resistència armada als con- la major part de la població islàmica es
queridors i que havien negociat la rendició trobava concentrada a la vall del Vinalopó
(els que havien lluitat foren expulsats). El des d’Elda a Elx; hi havia petites moreries
mateix procediment se seguí a la conquesta urbanes a Oriola i a Alacant, que desapa-
del regne de Múrcia (1265), regne al qual regueren durant el segle XIV, i nombrosos
pertanyien les comarques d’Alacant fins a moros a l’horta de totes dues viles, especi-
Oriola abans que fossin annexionades per alment a la d’Oriola.
Jaume II a la seva corona l’any 1296. La minoria islàmica del País Valencià de
Aquesta gent que es quedà a viure a procedència indígena s’havia arabitzat, de
les seves terres sota domini cristià tenia la mateixa manera que s’havia islamitzat;
el dret reconegut per la corona de practi- així doncs, quan foren conquerits els reg-
car la seva religió i costums, de conservar nes de València i de Múrcia, els seus ha-
les seves terres i béns, de mantenir la seva bitants parlaven un dialecte àrab. Els que
organització local pròpia i de ser jutjats residien a ciutats i viles o a les hortes més
segons les seves lleis; també tenien dret a immediates aprengueren el català per poder
viatjar i a emigrar, demanant autorització
i pagant algunes contribucions. Els nostres
documents els anomenen sarraïns o mo-
ros, paraules que no tenien cap connotació
pejorativa i que s’aplicaven també als que
vivien a països islàmics. A nivell local, les
comunitats islàmiques eren governades per
un nombre variable de persones, general-
ment dos, anomenats vells, que eren elegits
periòdicament pels membres de la comu-
nitat o aljama. També tenia un paper molt
important en el govern de la comunitat el La Vall del Vinalopó
va conservar un
cadi, que representava el rei o el senyor del nombrós grup de
lloc; jutjava les causes entre musulmans població mudèjar
segons la llei islàmica i solia acumular el després de la
càrrec d’escrivà o notari, a més, repar- conquesta cristiana

Maria Teresa Ferrer i Mallol  pp. 72-87


74 Maria Teresa Ferrer i Mallol

inventaris de la roba que duien els moros


que emigraven demostra que altres també
portaven calces o gonelles vermelles, però
potser predomina el blau, tant entre els ho-
mes com les dones, mentre que les capes
podien ser negres o blaves; la fibra podia
ser llana, però també lli i llenç (suposem
que quan diu llenç es refereix més aviat a
fibra de cànem fina que no pas a lli, perquè
quan es tracta de lli ho diu). El llenç i el lli
el trobem sobretot per a les camises i les
almeixies d’estiu; els documents esmenten
Arracades d’or. relacionar-se amb la població cristiana, però almeixies de llenç o de lli amb llistes mo-
Cova del Tresor, no pas tots l’entenien, de manera que sovint rades o tenyides de blau i atzur; una alhamia
Mallorca. calia un intèrpret. de dona tenia llistes vermelles de seda; fins i
tot alguns moros més benestants tenien al-
meixies de seda, blanca; les aljubes, que es
Vestits i signes devien portar sota l’almeixia, bé que algu-
diferenciadors nes dones només portaven aljuba, semblen
menys treballades, podien ser blanques, mo-
Quan foren conquerits els regnes de Valèn- rades, verdes; si no portaven almeixia, devi-
cia i de Múrcia els moros que hi habitaven en portar alguna camisa; les camises podien
es vestien de manera diferent de com ho ser envetades de seda negra; pel que fa als
feien els cristians. Després, amb el pas del alquinals podien ser de llenç, amb llistes de
temps, els moros començaren a adoptar els cotó vermell, amb vies morades i vermelles,
mateixos vestits que els cristians, especial- de lli de diversos colors etc. Algunes do-
ment els homes. Aquest fet preocupà l’Es- nes portaven «orelleres», és a dir, arracades
glésia i, en el concili del Laterà de 1215, i cadenes de plata. Els homes solien portar
demanà als reis que tenien súbdits sarra- corretja.
ïns que imposessin una diferenciació en el En el segle XIV, però, veiem que els
vestir dels moros, a fi que no es poguessin homes musulmans portaven normalment
confondre amb els cristians, evitant així el camisa i gonella, peces de roba que tam-
risc de tractes sexuals entre persones de di- bé vestien els cristians. La gonella era un
ferent religió, tractes que estaven prohibits vestit que tenia cos i un faldó més o menys
perquè podien posar en perill la puresa de llarg. Si convenia, portaven a sobre capa i
la fe cristiana. caperó. Els vestits per a treballar eren més
Tant homes com dones portaven, com senzills.
a vestits exteriors, l’aljuba o l’almeixia que Pel que fa a l’aspecte, els homes havien
eren túniques llargues, amb mànigues o de dur els cabells tallats en rodó i la bar-
mitges mànigues; la segona era sempre una ba llarga, segons disposicions primerenques
sobrevesta, és a dir, es portava a sobre de les dels Costums de Tortosa. El pentinat dels
altres. Les dones portaven al cap una toca, cabells tallats en rodó s’estengué a la res-
denominada alquinal o, en català, sobrecap, ta de Catalunya i a Aragó els primers anys
mentre que els homes duien al cap l’alfirem, del segle XIV i una mica abans al regne de
un mocador o tovallola, bé que alguns tam- València. Des de la darreria del segle XIV
bé portaven capell. Algunes fonts indiquen s’imposà un altre pentinat amb clenxa al
que aquest tovallola era generalment blava. mig; els cabells que queien sobre les orelles
Els vestits eren molt acolorits; un moro as- havien de ser prou llargs per arribar a cobrir
sassinat a l’alqueria de Canyelles (Alacant), mitja orella; aquest pentinat era anomenat
l’any 1315, anava vestit de vermell i els garseta.
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 75

Ara el pentinat ens pot semblar un detall manaren a l’aljama de Crevillent que fessin
sense importància, però en els segles XIV i les festes de casament de dia. Barcelona go-
XV en tenia molta. Pot ser que, com que els vernava totes dues localitats, des de 1391,
homes moros ja no portaven vestit diferen- perquè l’infant Martí, que després esde-
ciat dels cristians, les autoritats insistissin vingué rei, les hi havia lliurades en penyora
tant en el pentinat perquè era l’únic element d’un préstec que la ciutat li havia conce-
diferenciador que quedava, o potser era per- dit per organitzar l’expedició a Sicília de
què un tall de cabell diferent era més per- 1392. Teòricament la ciutat podia fer tots
manent que un vestit, que es podia canviar els manaments que volgués per al bon go-
fàcilment. Les penes per als transgressors vern de tots dos llocs, però aquesta era
del pentinat assignat als moros podien ser una matèria delicada, que afectava costums
molt dures. Durant un temps era l’esclavi- molt arrelats i que els sarraïns consideraven
tud a perpetuïtat, però des de mitjan segle lligats als drets que mantenien segons els
XIV es deixà en una multa forta, que podia tractes de capitulació en el moment de la
ser substituïda per deu assots, bé que en di- conquesta cristiana. Així, doncs, els moros
verses ocasions es tornà a posar en vigor la de Crevillent enviaren un síndic als conse-
primera pena. llers de la ciutat de Barcelona per queixar-
No tenim notícies que al regne de Valèn- se d’aquest manament, que contravenia els
cia s’intentés imposar un signe distintiu als seus costums antics i que a més els discri-
moros, com s’intentà a Aragó i a Catalunya, minava i els tractava pitjor que els moros de
a partir de les Corts de Montsó de 1389: les localitats veïnes, que podien celebrar les
una cinta o bena groga de mig pam de llarg bodes de nit com sempre. Naturalment, el
per dos dits d’ampla, que havia de ser ver- síndic aprofità el viatge per presentar algu-
mella si el vestit era groc i que s’havia de nes altres queixes, però sembla que aquesta
portar al braç dret del vestit. És una mesura els havia ferit particularment. Sarraïns a taula,
que va tenir molt mala acollida i sembla que Altres precedents d’intervenció en l’or- retaule de Sant
no es complí. ganització d’aquestes festes eren de tipus Nicolau, Santa Clara i
Sant Antoni, mestres
fiscal. A Tortosa, en el segle XII, el rei de- de Castellitx, del
manava un impost sobre les bodes i més bisbe Galiana i de
El matrimoni. Les relacions concretament sobre l’actuació en aquestes Santa Margarida.
prohibides amb cristians o festes de joglars i cantores i, per tal de poder Segle XIV. MMca.
cristianes

El matrimoni solia pactar-se entre les famí-


lies dels contraents i la núvia aportava un
dot o «acidac» que, com el dot de les do-
nes cristianes, havia de ser preservat encara
que els béns del marit fossin embargats per
deutes.
El matrimoni era celebrat amb una gran
festa. Les bodes eren segurament la festa
familiar més important; també les ceri-
mònies de circumcisió i enterrament eren
motiu de celebracions familiars, bé que de
caràcter divers. Les bodes eren unes fes-
tes nocturnes i sorolloses, amb música de
trompes i altres instruments. Sembla que
aquestes dues característiques molestaven
els representants de la ciutat de Barcelona
a Elx i a Crevillent que, cap a l’any 1407,
76 Maria Teresa Ferrer i Mallol

Gressol, cànter,
morter i plat de
la tradició alfarera
mudèjar.

cobrar aquest impost, el batlle reial obliga- li havia estat ordenat que no la casés fins
va a comptar amb un joglar o cantora, tant que no es resolgués el procés amb el primer
si eren famílies riques com pobres i tant si marit; aquest darrer aconseguí la protecció
ho desitjaven com si no; l’obligació suscità del comte de Cocentaina i reclamà la seva
moltes protestes i finalment fou suprimida esposa. L’afer adquirí grans proporcions; es
bé que s’intentà posar-la novament en vigor reuní a València un gran consell de cadis i
en el segle XIV. alfaquís, gairebé tots els dels regne de Va-
A vegades, els pares abusaven del dret lència i fins i tot de Granada, amb un jurista
a disposar el matrimoni de les filles. Per que era l’advocat de la ciutat de Barcelona.
exemple, vers 1444, l’alfaquí d’Elx havia Aquest gran consell, després de debatre el
casat la seva filla Zoayra amb un moro de cas del doble matrimoni de Zoayra, deci-
d’Elx anomenat Muça Almuquetdem, que dí que era la muller del primer marit i que
aparentava ser ric i opulent. Més tard, l’al- era incorrecta la dissolució del matrimoni.
faquí descobrí que tenia molts deutes, es Disposaren que Zoayra sortís d’Elx i fos
considerà enganyat i, mitjançant el cadi, portada a Montfort, lloc neutral, on hauria
que era amic seu, féu anul·lar el matrimo- de romandre quaranta dies per comprovar
ni. L’exmarit fugí d’Elx i es refugià a Asp i si estava embarassada del segon marit i, si
poc després l’alfaquí casà la filla amb el cadi no ho estava, havia de ser lliurada al pri-
Axer Abenzacaria, malgrat que sembla que mer marit; com que efectivament ho estava,
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 77

no fou lliurada ni al primer ni al segon; fi- ons, Elvira abandonà els seus béns i fugí
nalment el comte de Cocentaina s’emportà amb les filles a Vera, en terres del regne de
Zoayra, el seu fillet i la seva mare a Nàpols, Granada, on abjurà de la religió cristiana i
on aquesta darrera i el fillet de Zoayra mo- es convertí a l’Islam. Ignorem si l’amant sar-
riren en un terratrèmol, l’any 1457, justa- raí la seguí.
ment quan l’alfaquí hi havia anat per tal de
recuperar la seva família.
Com veiem, els musulmans es casaven L’habitatge i la segregació
només amb musulmans. La por que les en la residència
creences dels cristians poguessin resultar
mistificades pel contacte amb gent d’altres Les cases dels moros, generalment agricul-
religions comportà la prohibició de tot tors i artesans, eren petites i fetes amb ma-
contacte sexual entre cristians i sarraïns. El terial senzill: paret de tàpia, reforçada a les
poder civil s’encarregà d’assegurar amb càs- cantonades amb fileres de pedres. La tàpia
tigs greus que les exigències de l’Església en era feta amb terra pastada i premsada, so-
aquesta matèria fossin respectades. Malgrat vint barrejada amb una mica de calç, que
la severitat del càstig, sempre hi havia qui el s’assecava a l’aire dins d’un motlle de fusta,
menystenia i seguia el camí marcat per les la tapiera. Han estat estudiades a partir de
seves passions o sentiments. les restes que van quedar després de l’expul-
La llei islàmica també castigava molt seve- sió dels moriscos, el 1609, en alguns llocs,
rament aquestes relacions. La dona adúltera com a Cocentaina, per exemple. En aquesta
era condemnada generalment a lapidació o a localitat se sap que, en el nucli urbà, te-
una pena d’assots molt alta. Però el rei, o en nien una altura de dues plantes sobre una
nom seu el batlle, tenia la facultat de poder parcel⋅la quadrada o trapezoïdal, de sis a
canviar aquestes penes per la d’esclavitud, si vuit metres per banda. S’ignora la distri-
l’acusada hi estava d’acord, que generalment bució interior que tenien, però se suposa
hi estava, ja que de l’esclavitud se’n podien que comptaven amb dues o tres habitacions
redimir. Al cristià culpable de relació amb i un petit corral. La coberta era de teula. Planta d’una casa
dona musulmana no li passava res. També han estat estudiades cases de mun- islàmica rural.
La relació sexual entre sarraí i cristiana tanya, especialment a la Vall de Gallinera, Alqueria de la
era castigada molt més severament; la soci- que tenien d’una a tres naus, disposades en Rambleta, Crevillent.
etat acceptava amb una gran comprensió la
relació d’un cristià amb una sarraïna, però
no pas a l’inrevés. Per al sarraí era la pena
de mort a la foguera. Així i tot alguns s’hi
arriscaven. Per a la cristiana, la llei indicava
la pena de mort, però calia que l’acusació
fos molt ben provada, cosa que era difícil.
No tenim notícies d’execucions de dones
cristianes per aquesta causa, mentre que sí
que n’hi ha de sarraïns.
Algun cas té l’aparença d’una veritable
història d’amor com la que fou protago-
nitzada per Elvira, vídua de Pere Vermell,
que residia a Catral, en el terme d’Oriola, a
començaments del segle XIV. Segons es di-
gué, tenia per amant un sarraí de Crevillent,
que era el pare de les dues filles d’Elvira,
Elisenda i Bonanada. Quan començà a es-
campar-se el rumor sobre aquestes relaci-
78 Maria Teresa Ferrer i Mallol

blemes tant de contaminació religiosa com


d’ordre públic. A molts pobles menuts del
País Valencià la població era pràcticament
tota de religió musulmana i per tant conti-
nuaren vivint a les seves cases com sempre.
A les ciutats o viles, on convivien sarraïns
i cristians, era destinat als moros un barri
perifèric, generalment extramurs, que rebia
el nom de moreria. En aquest cas, després
de la conquesta, molts sarraïns hagueren
de deixar les seves cases i concentrar-se en
aquests barris.
Es procurà que aquests barris estiguessin
tancats per un mur, que no arribava a ser
una muralla, però protegia els seus habitants
dels atacs dels cristians. A Elx, per exem-
ple, l’any 1317, es prohibí que els cristians
construïssin cases a les terres que tinguessin
a tocar del raval perquè no els poguessin
atacar des de dalt. De tant en tant hi havia
La ciutat musulmana forma de L o de U si en tenien més d’una. moments de tensió entre totes dues comu-
d’Alacant amb el seu El corral era un element indispensable, ja nitats, sobretot quan hi havia rumors sobre
Raval: que els moros solien tenir aviram i bestiar possibles incursions dels genets de Grana-
1. Àrea aproximada
d’ubicació del bany
menut, com alguna cabra i ovelles i algun da per les comarques frontereres o hi havia
de la Vila Vella, junt ruc o mula. saltejaments de gent que s’infiltrava des de
a la mesquita aljama El mobiliari de casa era escàs: llits, taules Granada per tal de prendre bestiar o perso-
i la font de Santa i tauletes per a menjar i alguns arquibancs, nes, que després venien com a captives. Els
Maria. que servien tant per seure com per guardar cristians pensaven que els moros autòctons
2. Àrea aproximada objectes i roba, cofres i caixes, igualment els ajudaven o els donaven informació. So-
d’ubicació del bany
del Raval, junt a la
per desar la roba. A les cuines tenien calde- vint aquest era el motiu dels atacs contra les
mesquita i la font res, paelles, ferros de llar o tres peus, olles i moreries.
de Sant Nicolau. un ast; aquests estris formaven part del ba- La segregació en l’habitatge s’estenia
3. La Font Vella o gatge dels que emigraven. Entre la roba de també als hostals que acollien gent de pas.
Fontanella. casa figuraven les tovalles, els cobrellits, els Els sarraïns havien de pernoctar en hostals
llençols, molts de lli i algun qualificat de –anomenats alfòndecs– reservats per a ells.
morisc amb brodats de seda, mantes, màr- Hi havia alfòndecs a Alacant, a Novelda, a
fegues, matalassos de llana i altres de borra, Cocentaina.
tots qualificats de moriscs, i coixins de llit; Els Furs de València prohibien que els
altres coixins, també qualificats de moriscs, moros tinguessin dides cristianes o servents
potser eren per seure i tenien ornaments de cristians, cosa que resulta lògica si era ve-
seda etc.; a l’equipatge d’algun emigrant hi dada la cohabitació entre membres de di-
figuraven cortines de lli, de cotó i de seda, ferent religió. També, pel mateix motiu, els
que es posaven a l’entrada de les cases i de moros no podien tenir aprenents cristians,
les habitacions. ja que aquests solien conviure amb els seus
Les cases dels moros s’agrupaven en bar- amos. No pas sempre s’observaven aques-
ris dins de les ciutats i viles. Era un prin- tes prohibicions i, per exemple, un procés
cipi bàsic de la societat cristiana medieval per homicidi a Alacant ens mostra un tal
que les minories que professaven religions Sancholo, que pel nom sembla cristià, resi-
diferents de la cristiana visquessin ben se- dint amb una família sarraïna i fent feines
parades dels cristians per tal d’evitar pro- de mosso.
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 79

Els banys

Els banys tenien una gran rellevància a la


societat musulmana perquè complien a la
vegada una finalitat religiosa i higiènica.
Es trobaven generalment en un lloc cèn-
tric amb un bon accés a l’aigua. Els banys
o «hammam» comptaven amb una entrada,
sala d’estar, accés a les sales calentes amb
evacuadors, sala tèbia, sala calenta i depen-
dència de calefacció. Hi ha constància que
n’hi havia a Alacant, a Elx, a Crevillent, a
Elda, a Novelda i a Asp.

L’alimentació
vien reservar aquestes fruites més aviat per Interior dels banys
El règim alimentari dels moros que vivien assecar-les i convertir-les en panses i figues àrabs del convent de
a les nostres terres era el mediterrani, basat seques, que proporcionaven un bon rendi- Santa Llúcia, Elx.
en el cereal, els llegums, les hortalisses i la ment econòmic.
fruita; com a aliments més consistents: la Pel que fa a la carn, menjaven general-
carn de moltó, els ous i algun pollastre per ment carn de moltó, els moros tenien inte-
a les festes i peix, de riu o de mar. rès a comprar-la a alguna taula de carnisse-
Sabem bé que conreaven cereals, blat, ria pròpia per tenir la seguretat de consumir
panís i l’alcandia o dacsa; aquests darrers carn morta segons els ritus islàmics. També
eren anomenats «blats menuts», es collien el rei o els diversos senyors tenien interès
una mica més tard que el blat, pel juliol o que hi haguessin carnisseries pròpies dels
l’agost, i feien farines de qualitat més baixa. moros perquè pagaven un impost per cada
L’alcandia o dacsa (la zahina o adaza caste- bèstia morta, mentre que si compraven a les
llana) es coneix ara com a sorgo i melca, és carnisseries cristianes aquests ingressos es
una gramínia que creix molt bé a les regions perdien.
àrides o semiàrides i actualment és a la base Les declaracions dels imputats i dels tes-
de l’alimentació de molts pobles d’Àsia i timonis en un procés per homicidi ens in-
d’Àfrica. Pel que fa al panís, és una gramí- formen d’un sopar concret d’una família de
nia que fou molt conreada a l’Edat Mitjana sarraïns de l’horta d’Alacant: fava fresa, és a
i que s’usà tant per a l’alimentació de les dir, faves pelades i esmicolades, cebes i pa.
persones com dels animals. La introducció Malgrat que la temporada de la fava és la
del blat de moro, després de la descoberta primavera, en menjaven tot l’any. Quan eren
d’Amèrica, la desplaçà i fins i tot en alguns seques les menjaven pelades i esmicolades, a
llocs del territori de parla catalana li prengué fi de fer-les més digeribles, bé que no sabem
el nom, per una certa similitud d’aspecte i com eren cuinades, si bullides, en forma de
de cicle de creixement. Amb algun d’aquests farinetes o guisades. La ceba, com a verdu-
cereals, o amb barreges, feien el pa. També ra, i el pa completaven l’àpat, pobre, però
conreaven sègol (centeno), ordi i civada nutritiu. Ignorem si la ceba fou consumida
Entre els llegums, les faves eren un dels com a amanida o formava part del guisat de
pilars de l’alimentació, tant tendres com as- les faves; no menjaren res més, ni carn, ni
secades i triturades; també trobem mencio- peix ni ous, però la mare de la família fregí
nats els alls, les cebes, el comí i la matafa- dos ous amb ceba (segurament doncs truita
luga. Per cuinar usaven l’oli d’oliva. Collien amb ceba) per a un altre fill que arribà tard i
també raïm i figues, però suposem que de- per a un altre moro que l’acompanyava.
80 Maria Teresa Ferrer i Mallol

capítol de les flors servia per fer tints i de les


llavors se n’extreia un oli usat en farmàcia.
En els secans els moros conreaven també vi-
nya i olivera, bé que també en tenien a les
terres de regadiu.
A l’horta, els moros conreaven horta-
lisses, llegums, especialment faves, plantes
tèxtils com lli i cànem, arbres fruiters com
figueres, magraners, ametllers, garrofers. A
Elx tenien gran importància les palmeres.
Les figueres i les vinyes tenien una vàlua
econòmica capital, ja que les figues seques
i les panses figuraven entre els productes
Les faves formaven
d’exportació més importants d’aquestes
part de la dieta terres. Tant els mercaders catalans com els
quotidiana del estrangers venien al port d’Alacant a buscar
mudèjar aquests dos productes per a reexportar-los
als mercats nòrdics d’Anglaterra i de Flan-
El vi. Els moros valencians interpretaven des. Els moros pagaven molts impostos so-
de manera molt laxa la prohibició coràni- bre les collites; el delme sobre el blat, les
ca de beure vi. A Elx, els moros tenien el olives o el raïm solia fixar-se sobre la base
costum d’entrar a les tavernes dels cristians, d’estimacions prèvies quan encara no s’havi-
tant a la vila com al raval, per comprar vi i en collit; aquestes estimacions solien origi-
per beure’n. Aquest costum no agradava a nar moltes discussions entre els estimadors i
les autoritats perquè, sovint, els moros s’hi els moros perquè els uns estimaven la collita
embriagaven, promovien baralles amb els molt alta i els altres molt baixa.
cristians i els injuriaven, cosa que podia pro- Els moros aprofitaven també els erms
vocar conflictes més greus entre totes dues que oferien, a més de les pastures, la llenya
comunitats. Així, doncs, prohibiren que els i la caça, diversos productes naturals sus-
moros poguessin beure vi a les tavernes dels ceptibles d’aprofitament que servien per re-
cristians, només podien entrar-hi per com- forçar la seva dèbil economia. L’espart, una
prar-ne. A Alacant, els moros també bevi- planta silvestre molt abundant a les comar-
en vi en abundància, a casa i a la taverna, ques d’Alacant, era la base, sobretot a Elx
tal com ho certifiquen les declaracions dels i a Crevillent, d’una artesania molt impor-
imputats i dels testimonis en un procés per tant de fabricació de cordes, cofes, senalles,
homicidi. sàrries, cabassos, espardenyes i estores; en
la recol⋅lecció de l’espart i l’artesania ba-
sada en aquesta fibra hi predominaven els
Les activitats dels moros moros.
La recol⋅lecció i el treball del jonc, que es
La major part dels sarraïns de les terres me- criava a les marjals o aiguamolls, tan abun-
ridionals valencianes es dedicaven a les acti- dants a Elx, a Crevillent i a Oriola, era un
vitats agropecuàries. Conreaven terres i te- altre recurs dels sarraïns. Servia per a fer
nien alguns animals. Al secà conreaven blat, estores primes, que eren molt apreciades i
ordi, civada, sègol, panís i alcandia o dacsa usades tant a les cases humils com als palaus
(sorgo o melca). També conreaven safrà i reials. Era un treball artesà molt arrelat a
alasfor, especialment a la vall del Vinalopó. Crevillent i que s’exportava. A les marjals
Les flors de l’alasfor eren un substitutiu del creixien també el càrritx o carrís i la sisca,
safrà i per aquest motiu era conegut també totes dues herbes s’usaven per a la cons-
com safrà romí o safrà bord. El receptacle o trucció, per als encanyissats dels sostres. El
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 81

càrritx s’usava també per a l’alimentació del


bestiar.
En els salobrars o saladars, força abun-
dants en els termes d’Alacant, d’Elx,
Crevillent i Oriola, hi creixien diverses
herbes del gènere de la «salsola soda» i la
salicòrnia, anomenades popularment sosa
i gassull. Aquestes plantes es collien pel
maig o al final de juny, segons les espècies,
es deixaven assecar i es cremaven després en
sots cavats a la terra. Les cendres resultants
eren el producte anomenat sosa, necessari
per a la fabricació de sabó i de vidre. La
sosa es convertí amb el temps en un capítol
molt important de l’economia de les terres
meridionals valencianes. La demanda crei-
xent d’aquest producte féu insuficient, en
època moderna, la producció derivada de
l’aprofitament de les espècies silvestres i
determinà el conreu de la barrella («salsola
soda»), conreu que aconseguí la seva màxi- Sèquia Major d’Elx
ma extensió en el segle XVIII; més tard, la
descoberta de la manera d’obtenir la sosa a ment. La grana es collia principalment a les
partir de la sal comuna determinà l’abandó valls d’Elda i Novelda i al terme d’Oriola,
del conreu. A l’Edat Mitjana els moros es especialment en els límits amb Múrcia, sota
dedicaven a la recol⋅lecció i preparació de la el Segura i també cap a la banda de Ricote.
sosa. El cadi i els vells de les aljames d’Elx La recol⋅lecció de la grana era lliure i els
i Crevillent s’encarregaven de vigilar que sarraïns s’hi dedicaven molt. La grana era
la recol⋅lecció de la sosa es fes en el temps un tint car, destinat a robes de luxe, de seda
que pertocava i tenien cura de repartir les o de llana i era un dels productes bàsics de
parcel⋅les de recol⋅lecció. Després s’encar- l’exportació alacantina.
regaven de vendre tota la producció al més La ramaderia era també un aspecte im-
donant. portant de l’economia dels sarraïns, com
La coscolla o garric («quercus coccife- ho demostren les xifres de l’impost sobre
ra»), una petita alzina que creix a les terres el bestiar menut, ovelles i cabres. Entre
més obagues de les comarques meridionals 1355 i 1358 sabem que Asp hi havia uns
valencianes, proporcionava a l’Edat Mitjana 2.744 caps de bestiar menut, 2.280 a Elda
un altre recurs important. La coscolla ser- i 2.039 a Novelda, xifres que disminuïren
veix de suport a colònies parasitàries dels radicalment després de la guerra amb Cas-
insectes anomenats quermes, del gènere de tella de Pere el Cerimoniós i Pere el Cruel,
les cotxinilles, dels quals s’extreia un pro- que deixà arruïnades aquestes terres; a més
ducte tintori molt apreciat a l’Edat Mitjana tenien aviram i bestiar de transport: mules i
per a tenyir de vermell, la grana. S’extreia ases, que sovint havien de facilitar al rei per
concretament de la closca de la femella del a expedicions militars i al seu senyor per al
quermes, que era recollida pel mes de juny, transport quan viatjava.
un mes després que la femella hagués mort De les altres activitats artesanals i comer-
i poc abans que els ous que havia deixat a cials en tenim menys informació. En el ram
l’interior de la closca no es convertissin en de la construcció, n’hi havia que eren mes-
larves. Les closques eren dessecades al sol, tres de cases, altres eren tapiadors i altres
tractades amb vinagre i dessecades nova- eren simples jornalers; alguns eren ferrers,
82 Maria Teresa Ferrer i Mallol

L’oració. La religió islàmica preveia cinc


pregàries diàries, fixades a determinats mo-
ments del dia, l’alba, el migdia, la tarda abans
de la posta del sol i després de la posta i la
nit; per tant les hores de l’oració variaven
segons el ritme de les estacions; d’aquestes
oracions, l’única obligatòria era la del di-
vendres que era comunitària, mentre que les
altres es podien fer on el fidel volgués. La
pregària seguia un ritual establert; el muetzí
cridava a l’oració des de dalt del minaret de
la mesquita, invocant el nom d’Al⋅là i el de
Mahoma, el seu profeta. Aquesta remor is-
làmica a les ciutats i viles de població mixta,
cristiana i sarraïna, incomodava molt l’Es-
glésia, que no podia suportar, especialment,
Floques d’espart altres eren cantarers, però potser eren més la invocació pública a Al⋅là i a Mahoma a
(Stipa Tenacissima). els que treballaven l’espart, el jonc, el lli, el terres cristianes.
cànem i la seda, especialment a la vall del Per aquest motiu, el concili de Vienne
Vinalopó. També n’hi havia que es dedica- de 1311 advertí als monarques cristians
ven a activitats comercials i que, fins i tot, que tenien súbdits sarraïns que la crida del
anaven a Barbaria. muetzí a l’oració i la invocació dels noms
d’Al⋅là i de Mahoma eren una ofensa per a
la fe cristiana i les prohibí.
La pràctica de la religió El dret a cridar a l’oració formava part
de la llibertat religiosa concedida als moros
El dret a conservar les mesquites, pregar-hi, en els pactes de rendició de cada localitat
ensenyar-hi la religió etc, figurava als pactes i en alguns hi era mencionat expressament.
de capitulació entre Jaume I i els sarraïns Però Jaume II havia de mirar d’acontentar
vençuts que es quedaven a viure sota domini l’Església perquè tothom recordava prou bé
cristià. A les terres meridionals valencianes com havia estat de dur l’enfrontament amb
no s’han conservat les mesquites que els ella des de la intervenció a Sicília el 1282.
moros d’aquestes comarques utilitzaven per La difusió del decret del concili sofrí un
a les seves funcions religioses. Les mesqui- retard considerable a causa de la mort del
tes tenien alguns elements essencials: una papa Climent V, però el seu successor Joan
sala amb l’alquible, on s’obria el mihrab, XXII, elegit el 1316, publicà les decisions
que senyalava la direcció de la Meca, cap on del concili i n’instà el compliment.
calia dirigir l’oració; abans d’entrar a l’inte- Jaume II hagué d’accedir al requeriment
rior de la mesquita, es passava per un pati, i, l’any 1318, publicà un estatut de gran du-
que tenia alguna font o brollador amb aigua resa, que sorprèn dins de la tònica de tole-
neta per tal de fer les ablucions prèvies a rància seguida pels seus antecessors, ja que
l’oració, ja que l’Islam exigeix netedat a qui imposava la pena de mort als infractors de
resa i en el lloc on es resa. Al pati es trobava la prohibició. El procurador i el batlle ge-
també la torre o minaret, des d’on el muetzí neral de València i el procurador i el batlle
cridava a l’oració. general de la procuració dellà Xixona re-
Els pilars de la religió islàmica o obli- beren instruccions per tal de comunicar la
gacions canòniques eren la professió de fe, notícia a les comunitats sarraïnes. Els dos
l’oració, l’almoina, el dejuni del Ramadà i primers oficials havien de convocar a Va-
el pelegrinatge a la Meca. Els musulmans lència sis vells de cadascuna de les aljames
volien practicar lliurement aquests drets. més importants del regne fins a Xixona: la
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 83

Vall d’Uixó, el raval de Xàtiva, Gallinera, la


vall de Laguar i de Xaló, Beniopa i la vall
d’Aiora; mentre que els dos oficials del reg-
ne de València dellà Xixona havien de con-
vocar sis representants de les aljames d’Elx,
Elda, Novelda, Crevillent, Xinosa, Monòver
i Oriola. Els havien d’explicar que el rei no
podia defugir una disposició papal i asse-
gurar-los que no seria prohibit res més que
la crida de la «salà», que és el nom com era
coneguda aquesta crida a les nostres terres.
Havien de procurar assossegar els sarraïns i
fer-los entendre que la disposició seria ob-
servada no solament als llocs que depenien
directament del rei sinó també als de senyo-
riu eclesiàstic o nobiliari. L’advertiment era
necessari perquè el rei sabia prou bé que si cridar a l’oració, però només a la ciutat de Pica d’ablucions
l’ordre no es complia als senyorius, les ter- València. inspirada en
res de reialenc quedarien buides de sarraïns, L’almoina. Fer caritat a qui ho necessités l’arquitectura
residencial andalusina
que marxarien a les de senyoriu per tal de era una activitat estrictament privada i per
continuar practicant la seva religió sense tant no en tenim constància. Sabem, però,
traves. que els veïns de les diverses moreries aju-
La prohibició s’atenuà tant com fou daven els captius sarraïns que obtenien una
possible. Només es prohibí que la crida de llicència per demanar almoina i reunir els
la salà fos feta en veu alta i des de llocs diners del rescat per tal de poder tornar al
encimbellats, és a dir, des dels minarets. Sa- seu país. Alcorà manuscrit,
bem que es tolerava que es cridés a l’oració La celebració del Ramadà. Tampoc no tenim cal·ligrafia magribina.
amb una trompeta –l’anafil– des de dalt del gaires referències de la celebració del dejuni Finals del segle XII-
minaret i a viva veu des de la porta de la del Ramadà, però sí que n’hi ha alguna de segle XIII.
mesquita. Hi hagué moments de més to-
lerància o de més rigor en l’aplicació de la
prohibició de la crida de la salà; entre els
més intolerants hi havia els cristians de ciu-
tats i viles. L’any 1371, el braç reial de les
corts valencianes demanà que els moros no
poguessin fer la crida a l’oració amb l’anafil.
Afirmaven, ofesos, que a l’alba i al vespre el
toc de l’anafil sonava immediatament des-
prés de la primera campanada que tocava a
oració per als cristians, sense esperar que
toquessin totes les campanades, cosa que
consideraven irreverent. De moment, el rei
Pere el Cerimoniós al⋅legà que els moros
ja tenien prohibit de cridar la salà en veu
alta i que, si decretava més prohibicions,
marxarien dels llocs reials; declarà, a més
que tocar una trompeta no era deshonest.
Finalment, durant el regnat del rei Martí
l’Humà, aquest monarca accedí a prohibir
que els moros toquessin la trompeta per
84 Maria Teresa Ferrer i Mallol

campestre i s’endugueren pres l’exalfaquí,


bé que finalment hagueren d’alliberar-lo
perquè resultà que havia demanat llicència
per celebrar la cerimònia i per tant pogué
acabar-la. La comunitat islàmica no era pas
monolítica sinó que sofria nombroses divi-
sions internes.
El pelegrinatge a La Meca. Una de les obliga-
cions dels musulmans era, com ja hem dit,
pelegrinar a la Meca, almenys una vegada a
la vida. Un nombre notable de sarraïns re-
sidents als estats de la Corona catalanoara-
gonesa feia aquest pelegrinatge, malgrat les
dificultats i els perills d’un viatge tan llarg
en aquella època. Com que abans de mar-
xar havien de pagar una quantitat de diners
per la llicència de sortida, la documenta-
ció de les batllies generals ens ha conservat
el nom de molts dels que emprengueren
aquest viatge. Hi ha més notícies dels que
sortien de Barcelona, on es congregaven
moros de Navarra, d’Aragó i de Catalunya,
que no pas dels que sortien de València.
Només tenim constància de dos moros de
Callosa i d’un de Finestrat que van viatjar
cap a Alexandria, els primers l’any 1379 i
el darrer el 1386; a més, els de Callosa de-
claraven que anaven a Alexandria a recollir
una herència, bé que és probable que, un
cop allà emprenguessin el pelegrinatge. El
moro de Finestrat, Abrafim Benazmet, era
l’únic que declarava que anava a Alexandria
i a La Meca.
Les terres la festa que cloïa aquest període, en con- En efecte, els qui desitjaven anar a La
meridionals cret tenim notícies d’una celebració a Elx, Meca solien dirigir-se a Alexandria i un
valencianes en l’any 1453, molt accidentada. A causa de cop allà podien escollir entre dos camins
el segle XIV. Hi
hem assenyalata la
l’enfrontament entre l’exalfaquí de la vila, o bé el que seguien generalment els ma-
situació del santuari Mahomat Alhaig, i els vells de l’aljama, que grebins, que es concentraven al Caire, des
islàmic d’Atzeneta. no eren del seu mateix bàndol, Mahomat d’on passaven a Suez, creuaven la penínsu-
organitzà una pregària de la salà al camp, a la del Sinaí i després baixaven per la costa
la qual assistiren els seus adeptes, al marge d’Aràbia fins a La Meca, o bé podien di-
de la que organitzava a la mesquita l’alfaquí rigir-se a Gaza, travessar la península del
que l’havia succeït. Aquesta divisió de la co- Sinaí i baixar per la costa d’Aràbia com la
munitat en una festa tan assenyalada produí ruta anterior. Trigaven uns 35 dies a arri-
un gran escàndol entre la comunitat musul- bar a La Meca.
mana il⋅licitana, i els vells aprofitaren l’oca- El pelegrinatge a Atzeneta. A la mesquita del
sió per denunciar l’exalfaquí a les autoritats lloc d’Atzeneta, situat a la vall de Guadalest,
cristianes; a causa d’aquesta denúncia i de es conservava el sepulcre d’un membre de
la possibilitat d’una baralla entre totes dues la família Sid Buna, procedent de Bona,
faccions, les autoritats interromperen la salà que s’havia instal⋅lat a l’alqueria d’Atzene-
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 85

ta. Sembla que aquesta persona havia mort


poc abans de la conquesta pel rei Jaume I
i que havia aconseguit una gran fama. La
seva biografia figura en un parell d’obres
sobre personatges famosos de l’Islam. Cada
any, una multitud de sarraïns acudien a la
mesquita d’Atzeneta per pregar davant de la
seva tomba i oferir oblacions i vots. Hi ana-
ven no solament moros del regne de Valèn-
cia, sinó també d’altres regnes de la mateixa
Corona, de Granada i de Barbaria.
Quan el concili de Vienne advertí als
monarques que tenien súbdits sarraïns que
havien de prohibir la crida pública a l’ora-
ció dels musulmans i la invocació del nom
d’Al⋅là i de Mahoma, també afegí que ca-
lia impedir, igualment, els pelegrinatges
dels moros als sepulcres dels seus santons.
Sembla que l’advertència es referia al pele- després de la seva conversió forçada al cris- Sepultures en un
grinatge a Atzeneta. De moment, no tenim tianisme, durant la revolta de les Germani- cementeri islàmic de
constància que Jaume II prengués cap me- es, quan passaren a ser moriscs. La mesqui- València.
sura en contra. El seu nét, Pere el Cerimo- ta fou destruïda, potser pels agermanats o
niós, intentà treure’n profit creant un im- potser per manament de les autoritats ci-
post que havien de pagar tots els pelegrins vils, esperonades per les eclesiàstiques, però
sarraïns que acudien a Atzeneta. No durà així i tot els moriscs hi acudien d’amagat.
gaire temps perquè les aljames de moros del No gaire més tard els moriscs de la vall la
regne de València protestaren, al⋅legant que reconstruïren gràcies a la condescendència
el pelegrinatge sempre havia estat franc. del senyor de les valls de Seta i Guadalest,
De moment no fou posada cap res- l’almirall Sanç de Cardona; hi construïren
tricció a la peregrinació, però l’any 1379 uns porxos per fer la salà i per a rentar-se,
l’actitud del rei canvià quan sabé que cada tal com era obligat segons els preceptes is-
any es reunia a Atzeneta una multitud de làmics. Consta en el procés incoat per la
sarraïns procedents de diversos països islà- Inquisició contra aquest noble que quan la
mics i que anaven armats. El rei temia que mesquita fou reconstruïda s’hi ajuntaven, a
es produïssin incidents per aquesta causa i vegades, més de sis-centes persones, homes
recomanà al seu cosí el marquès de Villena, i dones, procedents de la mateixa vall, de
que era el senyor del lloc, que vigilés bé. Granada, d’Aragó i de Catalunya; alguns hi
En els anys següents hi ha constància de anaven descalços i tots hi feien les seves ceri-
crides del governador del regne de València mònies musulmanes. La notícia acabà arri-
prohibint la peregrinació. No obstant, el bant a la Inquisició, que incoà procés contra
romiatge continuà i l’any 1400 fou el rei Sanç de Cardona, l’any 1540, per incitar els
Martí qui el vedà, tot assegurant que no conversos a tornar a la seva religió anterior.
podia pas permetre una manifestació pia- El procés es resolgué amb la condemna del
dosa infidel que contradeia les recomana- noble, bé que, atesa la seva posició social i
cions de l’Església; ordenà que els infrac- el seu llinatge, la pena que li fou imposada
tors fossin castigats. fou benigna.
Malgrat totes les persecucions de què fou Els moros també tenien cementiris pro-
objecte, la peregrinació i el santuari havien pis, on enterraven els seus morts segons els
arrelat tant en la religiositat dels sarraïns va- seus ritus i costums, amb el cos lleugera-
lencians que aconseguí de persistir fins i tot ment de cantó i mirant cap a La Meca.
86 Maria Teresa Ferrer i Mallol

Llibertat de moviments i La llibertat d’emigració havia estat reco-


emigració neguda en principi a les cartes de població
i als privilegis concedits als moros, però es
La circulació interior dels moros pels reg- veié sotmesa a nombroses restriccions al
nes de la Corona era permesa, però per tot llarg del segle XIV fins a quedar prohibida
el regne de València havien de circular per en el regne de València el 1403. L’actitud
camins reials; a la governació d’Oriola hi de la Corona fou, en general, de perme-
havia més restriccions encara a causa de la tre l’emigració, tant perquè havia assumit
proximitat de la frontera amb Granada; no aquest compromís com perquè represen-
podien circular de nit, per exemple, llevat tava uns ingressos importants: el delme de
que tinguessin hora per regar. La llibertat tots els béns que l’emigrant s’enduia, a més
de canviar de lloc de residència en principi d’altres impostos. Les guerres van suposar,
era total, però a la pràctica es veia restrin- a vegades, la paralització temporal de l’emi-
gida tant pels compromisos assumits pels gració; altres suspensions foren degudes a
moros de residir un període de temps de- pressions de la noblesa, que finalment ob-
terminat a algun lloc com per les argúcies tingué el 1403 que el rei, a Corts, prohibís
usades pels senyors per retenir els vassalls l’emigració dels moros del regne de València.
moros. A finals del s. XIV s’intentà posar Cal dir que les pressions nobiliàries havien
A. J. Cavanilles, més traves a les migracions interiors. començat fins i tot abans del descens demo-
Observaciones sobre
la Historia Natural,
Els viatges a l’exterior per a afers comerci- gràfic causat per la Pesta Negra de 1348 i
Geografía, Agricultura, als o familiars o bé per a efectuar la peregri- per la guerra amb Castella de 1356-1366.
Población y Frutos del nació a la Meca, estaven permesos, bé que era L’alt cost de l’impost de sortida i els perills
Reyno de Valencia. necessària una llicència de sortida i fiadors. que havien d’afrontar els emigrants, sotjats
La minoria islàmica a les comarques meridionals valencianes 87

per terra i per mar per bandolers i pirates, la pressió de forces diverses: d’una banda
feien que molts emprenguessin l’emigració l’Església, que exigia la segregació absoluta
clandestina. i que, a més, s’inquietava per les demostra-
Malgrat els avantatges que podia suposar cions externes de la religió islàmica i volia
viure en un país islàmic, molts no aconsegui- assegurar la primacia de la religió cristiana;
en aclimatar-se a una nova societat i tornaven d’una altra banda, la societat urbana cristia-
als llocs d’origen a terra cristiana: per això na, més radical i més intransigent encara que
havien de comptar amb una llicència especi- l’Església, que s’irritava per la proximitat de
al, sense la qual podien caure en l’esclavitud. les mesquites a les cases cristianes, pel so
L’interès a mantenir i augmentar la població dels anafils que cridaven a l’oració, pel so-
sarraïna assentada a terra cristiana va donar roll del treball dels moros en el silenci dels
lloc, fins i tot, a alguna operació de captació diumenges i dies festius cristians etc.; final-
d’immigrants a Granada i al nord d’Àfrica. ment, la noblesa pressionà perquè l’emigra-
En conjunt, les llibertats dels moros ció fos prohibida i la llibertat de canviar de
s’anaren limitant amb el pas del temps, sota lloc de residència també fos restringida.

Viure en l’Edat Mitjana.
La família rural
f e r r a n g a rc i a - o l i v e r

P ero Garcés de Masones


fou un d’aquells cavallers ara-
gonesos que va provar fortuna
en el recent conquerit regne
de València. Com molts que l’havien prece-
haver comptat amb ell per a res. Qualsevol
decisió que afectara el futur de la «casa» ha-
via de passar indefectiblement per l’opinió
i la decisió del qui n’era el cap. Sempre i
a tot arreu havia estat així, i així havia de
dit en l’aventura, pertanyia a famílies subal- continuar. Durant la seua absència, doncs,
ternes, més aviat de limitats recursos, però Elvireta, la seua filla, probablement menor
propietaris d’un orgull de classe de pedra- d’edat atès el diminutiu, havia signat cartes
picada. Tot i ser un cavaller, el medi en què nupcials amb Rodrigo Alfonso, un altre ori-
es movia era essencialment rural. Es relacio- ünd del regne d’Aragó, «sens volentat e sens
nava amb pagesos i hi tenia amistats; la seua consentiment» del seu pare. Bo i aferrant-se
riquesa provenia dels beneficis de la terra; al que preveien els Furs de València –el codi
posseïa una cultura amb eloqüents préstecs legislatiu que cobreix ja la gairebé totalitat
del camp: era un home, en definitiva, de del país–, anunciava, Pere Garcés de Maso-
preocupacions agràries. A les acaballes del nes, que Elvireta «no aja alcun dot dels seus
segle XIII i primeries del XIV, el veiem que béns per rahon de legítima o herència ni
ha fet arrels per les terres del Comtat, si bé alcun altre dret». A més de negar-li el dot,
els seus moviments entre València i la fron- imprescindible en qualsevol concert matri-
tera amb Múrcia, encara a la ratlla de Biar, monial, la desheretava. Es tractava d’un colp
presentaven una relativa constància, siga per molt fort per aquella criatura que, tot i el
afers de diversa índole relacionats amb com- silenci del document que registra la notícia, Castell de Biar
pres i vendes, siga per les relacions d’amis-
tat o d’animadversió, pròpies d’una gent tan
impulsiva com la de la petita noblesa, o siga
per haver-se incorporat a alguna incursió
al servei de la Creu. Fer mal als moros era
al capdavall una forma d’inversió més: es-
piritual –res millor per a guanyar la glòria
eterna–, social –una aura de prestigi reco-
breixen els triomfadors i els valents– i, sens
dubte la més cobejada, econòmica, perquè
darrere de cada correria hi ha l’esperança
d’un botí consistent. A la tornada d’una de
les seues eixides, cap allà el gener de 1304,
Pero Garcés de Masones s’assabentà que en
la seua família s’havien ordit uns plans sense

Ferran Garcia-Oliver  pp. 88-101


90 Ferran Garcia-Oliver

degué obrar aconsellada per algú del seu en- a la riquesa: les més pobres solien esvair-se
torn més íntim, tal vegada per sa mare. amb més rapidesa i les traces que han dei-
Aquest incident, que d’una manera fugaç xat, quan n’han deixat, són espasmòdiques
i breu va ser anotat en les actes d’un Llibre del i desconcertants. Com que el llenguatge de
justícia de Cocentaina –el justícia és l’oficial l’interès mutu feia emmudir el de l’amor,
que presideix la cort local on es ventilen les una família era el resultat d’una transacció.
causes civils i criminals–, dóna ja, d’entrada, Després no es podia descartar que germi-
indicis de com era la família en els temps nara l’amor, però l’atzar no jugava precisa-
medievals: d’escassa estimació entre els seus ment amb benevolència. Quan se signava el
components. En el seu si els afectes se su- contracte nupcial, davant el notari, darrere
bordinen a aspectes més prosaics i al fred quedaven llargues i a voltes exasperants ne-
càlcul d’interès no sols dels contraients, la gociacions. No eren estranyes les mediaci-
veu dels quals és marginal, sinó de les dues ons d’amics i veïns, «corredors» i matrimo-
famílies a què pertanyen ambdós. I aquests niers, professionals en aquests menesters i
trets es repeteixen, amb matisos, no cal dir- que cobraven per la seua tasca delicada. De
ho, entre rics i pobres, camperols, nobles i vegades els tractes se saldaven amb fracassos
ciutadans, i també entre cristians, moros i –i amb rancúnies i potser bregues–, però a
jueus, mentre n’hi hagué, de jueus, cap a les nosaltres ens han arribat més que res els que
terres del sud valencià, abans dels pogroms van reeixir. La raó de tanta dilació i cautela
de 1391. no era altra que la de fixar l’import del dot
que havia de portar la jove. A mesura que
ascendim en l’escala social, les negociacions
Fer una família es compliquen. Resulta proverbial l’actitud
d’un tot Ausiàs Marc, reticent a casar-se
El sagrament Les famílies són com qualsevol organisme amb Isabel Martorell, mentre la família
de matrimoni
consagrava la família
viu. Naixen, es transformen i es reproduei- d’aquesta no donara seguretats sobre el dot
com una institució xen. Una selecció despietada les feia desapa- de 33.000 sous, cosa que finalment aconse-
fonamental de la rèixer més tard o d’hora, per bé que general- guí en assegurar-los sobre les alqueries del
societat. ment en relació inversament proporcional Ràfol, Cuta, Traella, Benibeder i el Rafalet
de Famut, totes en la vall de Xaló.
Reunit, doncs, el dot, el promès queda-
va obligat, pels Furs, a lliurar el «creix» o
donatio propter nuptias, una donació per raó
de les noces, estipulat en la meitat exacta
de l’aportació de la dona. En tots els ca-
sos, el dot era l’anticipació de l’herència:
quan, per aquest concepte, Alegreta rebé
de sa mare Guillelma 500 sous, a l’Alcoi de
1297, renuncià a l’instant a qualsevol dret
que poguera al·legar sobre els béns del seu
pare. Els progenitors del futur marit podi-
en afegir una sèrie de béns en funció de la
riquesa pròpia. El 1481, Guillem Sanç, un
llaurador de Cocentaina que havia progres-
sat espectacularment fins al punt de deixar
aquesta condició social subalterna, fou ca-
paç de donar béns al seu fill Joan per valor
de 25.000 sous –una fabulosa quantitat no-
més a l’abast de la cavalleria del país–, per
al seu casament amb Violant, filla d’Antoni
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 91

Mollà i dotada amb 2.000 sous, tal i com


resa el corresponent document del proto-
col notarial de Guillem Peris, conservat a
l’Arxiu de Protocols del Patriarca de Va-
lència. Es tracta d’un cas extraordinari, per
descomptat, que mostra la dinàmica agrària
expansiva de les comarques del sud valencià
en el darrer tram del segle XV. El més habi-
tual, eren sumes i donacions més modestes.
Aquest mateix any Bartomeu Vidal –recull el
mateix notari Guillem Peris–, un camperol
de Planes, es casava amb una jove d’Agres,
Dalfina, els pares de la qual li feien a mans
un dot de 600 sous. Bartomeu, a més del
creix, rebia tres trossos de secà, dos d’ells
plantats d’oliveres i vinya, un tros de rega-
diu, una casa i el matxo que volguera d’en-
tre tots els que tenia el seu pare. Bartomeu
i Dalfina disposaven, per consegüent, dels
mitjans elementals per tirar avant una nova
família: casa, terra, un animal per al treball
i els desplaçaments i un capital modest per
a equipar i moblar la llar i fer front a les
primeres necessitats.
Si bé el règim del dot i el creix era el
més habitual, el matrimoni podia acollir-
se també al de «germania» o «fraternitat».
En aquest cas, la dona tenia dret a la mei-
tat dels béns –no solament del dot–, tant
dels que havia dut inicialment com dels Als documents notarials seguia com més La seducció i l’amor
que la parella havia anat acumulant al llarg prompte millor el casament, amb la missa eren estranys dins la
de la singladura nupcial. Això vol dir que a i el banquet, animat sovint per músics i jo- família.
la mort d’un dels cònjuges, l’altre disposa- glars. Però a voltes el lliurament efectiu del
va lliurement de la seua part. La germania dot per part de la família de la xica s’allar-
va ser utilitzada preferentment per les pri- gava més del que s’havia pactat. Les esperes
meres generacions de colonitzadors, quan excessives feien perillar els acords. L’origen
la fortalesa econòmica de les famílies era de no poques enemistats familiars obeïen a
més peremptòria i la dona, de fet, es cons- assumptes de bodes mal resolts. Hi havia
tituïa en el millor soci d’aquestes petites joves, particularment entre els moros, que
empreses, obligatòriament solidàries, en apostaven per la jugada arriscada de raptar
subscriure el cinquanta per cent exacte del l’«esposada» –potser amb la seua aquies-
capital que les sostenien i actuar així asso- cència–, amb l’objectiu de forçar una eixi-
ciada al marit en tota mena d’operacions i da ràpida i que els pares d’ella s’avingueren
inversions. Però fa la impressió que la ger- a afluixar el dot, anomenat «acidac» entre
mania continuà utilitzant-se en les comar- els creients de l’islam. Alguns es deixaren la
ques meridionals valencianes durant tota vida pel mig, perquè el rapte era considerat
la tardor medieval, com un tret singular en una ofensa per tota la família que el patia en
relació a la resta del país: així obraren tant la persona de la jove esposada. D’altres ho
Joan Sanç i Violant com Bartomeu Vidal i aconseguiren, però calia tot alhora apaiva-
Dalfina. gar els ànims tibants amb la signatura d’una
92 Ferran Garcia-Oliver

estava tampoc a l’abast de tothom, i de ve-


gades la situació particular de les famílies
dels progenitors –com ara que algun dels
novençans fóra fill únic–, aconsellava viure
plegats amb ells. Els primers anys es pre-
sentaven com els més difícils. El patrimoni
encara era exigu, l’experiència també. Les
ajudes paternes mitjançant les anomenades
donacions inter vivos, que a la pràctica fun-
cionaven com a anticipacions de l’herència,
salvaven novençans dels destrets.
L’arribada de la progenitura generava
nous problemes. Llevat dels cercles més
benestants, la riquesa domèstica no perme-
tia massa alegries i prompte els nous pares
s’havien de plantejar de buscar una ocupa-
ció als fills. El més sorprenent era que això
és produïa durant la infantesa. El pare i la
mare es desembarassaven d’un fill o una filla
sense cap escrúpol o desassossec. Els xiquets
solien eixir de la llar per mitjà de contractes
d’«afermament» o d’aprenen­tatge, l’objec-
tiu del qual era aprendre un ofici; les xiques
per un contracte de servei domèstic. Només
rebien una remuneració, i no sempre, a la fi
dels temps estipulat del treball, amb el com-
Banquet de noces «pau i treva» per a evitar més violències. promís per part dels patrons de donar-los
Els cinc germans Azmet, Mahomat, Jaie, de menjar i algunes peces de roba. L’agost
Abrahim, Alí i Saat Benzarco, junt amb Jaie de 1327, l’alcoià Ramon Vilaplana dugué
i Azmet Behunís, també germans, tots de el seu fill Joan a casa de Domingo Durand,
la moreria de Planes, tancaven una pau el on s’hi hauria d’estar set anys a fi que aquest
14 d’agost de 1481 amb Cilim Mocaper, li ensenyara l’oficium sive ministerium texidorie, a
el seu fill Azmet i Saat Fat d’Alcosser, «per canvi del manteniment. En les explotacions
tots e qualsevol debats, noves, bregues, ois, camperoles feien sobretot de pastorets, per
rancors e males voluntats –diu el document bé que no es tardava a reclamar-los faenes
notarial– que per causa de la fuita de Peira, més dures. Per a les xiques, la marxa supo-
esposada de dit Sat Fat, sien seguits, estats sava alliberar una càrrega a la família biolò-
e estades, per tots ells, parents, amics e va- gica, alhora que el servei domèstic apareixia
ledors de aquells». Asserenats els adversaris, com el millor procediment per a reunir el
recuperat l’honor de la família ofesa, la vida, dot, minso en relació al temps de treball.
als pobles i les alqueries, tornava al solc de Però amb ell, entre els 18 i els 20 anys, l’edat
les rutines de cada dia. usual de conclusió del contracte, es presen-
taven al mercat matrimonial amb les millors
opcions per a acabar amb aquella llarga i
Pares i fills penosa etapa de provisionalitat des que el
pare i la mare es van desentendre de la seua
El desig dels joves i les joves consistia a criança. Sengles documents, l’un rebut pel
emancipar-se dels pares. La materialització notari Domingo Llibià i l’altre per Guillem
més nítida d’aquesta voluntat passava pel Peris, ho il·lustren ben bé: Francesc Ivarç de
trasllat de la parella a una nova casa. No Benissa col·locà el maig de 1451 la seua filla
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 93

Úrsula, de etatem XII annorum et medium, amb


el donzell veí de Gandia Jaume Martorell
–aleshores procurador general del terme de
Calp pel príncep i futur Joan II–, durant
set anys, amb la promesa de 500 sous de
remuneració «et ses robes acostumades»,
mentre l’abril de 1480 Bernat Alberola, veí
de Planes, com a tutor de l’òrfena Elionor,
de 15 anys, la col·locava en casa d’uns ve-
ïns seus durant cinc anys per 400 sous, 100
menys que Úrsula, més «una gonella et omnes
alias vestes novas panii coloriis, prout moris est ves-
tire servitialis in presenti regno, és a dir, les robes
de drap de color que era costum donar a
les criades al regne de València. A voltes els Un assumpte
nens feien de peons de canvi en les estra- absolutament
tègies econòmiques fracassades dels seus femení: el naixement.
progenitors. Per a cancel·lar el deute de 280
sous que Pere Pujol, un convers de Dénia, tes circumstàncies, joves com eren, fugien
tenia amb Jaume Tamarit, un antic correli- amb l’esperança de trobar una oportunitat
gionari seu de Gandia, anomenat abans de millor. La serventa d’Elicsén, una viuda
1391 Samuel Xavarc, resolgué el febrer de d’Alcoi, amb les presses es deixà un «cot
1406 lliurar-li la seua filla Dolceta durant vermell», que l’ama donà al saig de la cort
tres anys. perquè en el termini de deu dies el subhas-
D’ara en davant el patró o l’ama anaven tara per tal de rescabalar les pèrdues que li
a substituir el pare i la mare en l’educa- havia ocasionat la seua fugida. En qualse-
ció dels fills. Tot suggereix que se’ls rebia vol cas, el futur es presentava gens falaguer
amb hostilitat i recels. Si mai faltava res a aquests joves indòcils. Si la sort no els
en casa, la mirada acusatòria es dirigia donava un colp de mà, elles eren víctimes
contra «macips» i criades. Un 24 de ge- propiciatòries per a engrossir les files de
ner de 1320, el sabater Joan Miquel acusà la prostitució; ells, donant els tombs més
el seu aprenent Joan Narbonès en la cort
del justícia d’Alcoi perquè la nit anterior
«li robà la sua casa e li furtà, e li tragué
fortívolment diners e sabates, e li trencà
la caixa on estaven e d’aquèn li tragué al-
tres robes». Tot siga dit que, el mateix dia,
el sabater hagué de retirar l’acusació per
falta de proves. A més, els maltractes so-
vintejaven, mentre que les xiques havien de
suportar abusos sexuals. Les expectatives
d’aprenentatge d’un ofici amb massa fre-
qüència es frustraven, perquè els amos els
ocupaven en tota mena de tasques. Res no
presagiava que tenien assegurat trobar un
treball estable en el qual presumptament Molts fills i filles de
camperols emigraven
es preparaven; ni tampoc, del camp estant, a la ciutat a la
que podrien reunir el capital suficient per a recerca d’un ofici
comprar terres i esquivar l’horitzó de jor- i entraven com a
naler o mosso que els esperava. En aques- aprenents.
94 Ferran Garcia-Oliver

com la pesta i violències sense sentit. L’ho-


me sol, i no diguem la dona sola, a males
penes podrien sortejar els esculls diaris. Se
sentirien, a més, perduts, extraviats enmig
d’una societat de profundes ressonàncies
corals, que es manifestaven en la festa i en
el dol, en la religiositat i en la manera de
la intervenció política, en el mercat i en
el treball. Tots necessitaven una família. I
els fills menuts, primer que res, una mare:
Barcelona es traslladà d’Alcoi a Biar per tal
de dur el seu fill Antoni a la curandera na
Busaldona perquè l’atenguera «de una ma-
laltia de trencadura (una hèrnia) que avia
lo dit Antoni en los genitius». A dins la
família tots els seus membres trobaven la
primera instància de suport, els vincles més
elementals d’ajuda i protecció davant les
desgràcia. Jaume dels Horts, un notari de
la Vila Joiosa –les comunitats rurals també
les nodreixen notaris, com també artesans,
Moltes joves pageses, inversemblants en treballs eventuals i mal mestres, metges, petits mercaders i, és clar,
pobres, queien en pagats, relliscaven cap als marges delictius senyors– donà, cap allà 1492, al seu germà
la teranyina de la de la societat, sense desestimar l’entrada en Pere una jovada de terra, és a dir, tres hec-
prostitució.
algun bàndol dels poderosos que escindien tàrees, plantades de vinya i arbres diversos
les ciutats més importants del regne. amb dos quarts d’aigua de la sèquia Jussa-
Tant si l’aprenentatge i la domesticitat els na, una casa i un corral en la dita jovada.
havia estat propici com no, els sentiments Jaume adduïa, per a desprendre’s d’aques-
d’estima cap als pares es volatilitzaven ine- ta explotació compacta, el parentiu i la
xorablement. No podia ser d’una altra ma- consanguinitat, els serveis grats i continus
nera. El trasllat a una altra casa, a un altre que Pere li demostrava cada dia i, vet ací la
poble o a una emigració llunyana sense re- raó fonamental, el fet d’haver estat captiu
torn, exacerbava ruptures, adobava oblits ir- a Tunis en poder dels sarraïns: quia fuistis
reparables. Les famílies humils eren fràgils. captivum in civitate Tuniç in posse sarracenorum,
En el si de l’elit pagesa, les condicions eco- assenyala el document confeccionat pel no-
nòmiques menys angoixants i unes aliances tari Guillem Peris. L’experiència amarga de
matrimonials molt escrupoloses, auspici- Pere va ser pal·liada en certa manera per la
aven famílies més robustes i estables, més generositat del seu germà. Calia reprendre
resistents a les fintes adverses del temps. el pols quotidià al poble, i per començar ja
tenia un bon pessic de terres.
L’infortuni arriba sempre en el moment
Solidaritat en el destret més impensat. A voltes fa la impressió
que al camp la violència és el calendari
De totes maneres, la família apareix com que regula el temps. Les rivalitats, enmig
el millor escut protector. La vida quotidia- d’una societat que exalta la virilitat i fa de
na al camp durant l’Edat Mitjana era molt la reputació un bé intocable, no coneixen
dura. Les biografies dels camperols esdeve- aturador. Àixer Ammahuar de Benissilim,
nien un desafiament continu a un seguit in- en la vall d’Alcalà, es barallà amb un del
interromput de dificultats, sobre l’escenari clan dels Bengeme, de la mateixa alqueria.
de cícliques caresties, malalties paoroses El cadi Gallinerí d’Alcalà emeté sentència
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 95

i el condemnà a 60 assots. Ara bé, gràcies


a la intercessió d’alguns «bons moros», la
senyora del lloc, na Violant Català de Va-
lleriola, accedí a «relaxar» la pena. A canvi,
Àixer, la seua dona Mariem, Pel·luix, fill
d’ambdós, i Maçot, el seu germà, juraven
de tenir vassallatge i residència personal
durant deu anys a Benissilim i, mentrestant,
no prendrien «altre vassallatge de nengun
senyor». El document fou redactat pel no-
tari Guillem Peris el 15 de juliol de 1418.
Àixer tingué sort, perquè la dona, el fill i
el germà li evitaren els assots empesos pels
vincles solidaris reclamats per la família,
els quals sorgien sobretot arran d’episodis
malaurats.
Res millor, doncs, per a tirar endavant la
família, fet i fet una petita empresa domès- cada dia: per a tal menester tenien les cria- La dona era la
tica, que l’entesa. I, primer que res, entre el des, les mosses i les esclaves. primera instància de
marit i la muller. Aquesta, sobretot quan Tota família havia de fer tres previsi- suport per al marit.
A més d’ocupar-se
hi havia pel mig un contracte de germania, ons, si més no: les del menjar i vestir, les del treball domèstic
actuava com a soci i companya, i per això de pagar, al rei o al senyor, i les de la in- s’incorporava a les
subscrivia juntament amb l’home demandes versió, en llavors, instrumental, animals i tasques agràries
de crèdit, compres o vendes de terra i cases, altres millores. En anys de carestia, o de reclamades pel
d’articles alimentaris, d’animals i de draps males collites, la tria revestia trets dramà- calendari anual.
i peces de vestir. El futur de la casa també tics, i el més freqüent era que s’optara per
la incumbia. Si el marit es trobava fora per reduir el consum, habitualment ja en límits
algun negoci, ningú com ella per a defensar preocupants. La falta de liquidesa per a
els interessos domèstics i preservar el patri- afrontar els compromisos, saldar les ren-
moni. I ajudar-lo en l’adversitat: quan cap a des senyorials o els impostos municipals
1330 Pere de l’Alc, va emmalaltir a Castell o simplement comprar una mica de blat,
de Garcimuñoz, de camí cap a Castella a explica la multiplicació dels deutes i el re-
comprar ramat, la seua dona aconseguí, a curs permanent al crèdit entre les famílies
despesa seua, que el lloctinent del justícia camperoles i artesanes. En aquesta situa-
d’Alcoi, d’on eren veïns, anara a per ell i aju- ció, la dona actuava una vegada més com
dar-lo a tornar, i, en efecte, el lloctinent es la millor defensa del patrimoni domèstic.
trobà en Pere «malalt e fort flac com hagués L’endeutament s’albirava com una amena-
jagut malalt mig any e més». Les campero- ça de la qual van poder escapar ben poques
les, com les artesanes, s’hi implicaven molt llars, probablement cap ni una. Contra tot
més que les nobles i patrícies, tenien més morós, els ressorts de les corts del justícia
responsabilitats, i, si podien, treballaven local es posaven en marxa a requeriment
com a serventes, com a dides o en algun ofi- dels creditors. Els procediments eren lents,
ci a fi d’aconseguir ingressos suplementaris. però efectius, i, si calia, expeditius. Ara:
El seu paper destacat dins la família deriva- l’embargament de béns, punt i final de tot
va de les funcions que assumia, enllà de la procés de reclam d’un deute, s’aturava da-
cria dels fills i la direcció de la casa. Fóra vant el dot de la dona. Tot soles o per mitjà
inconcebible que la comtessa de Cocentaina de procuradors les veiem com s’adreçaven
o l’esposa del senyor d’Elda i Asp, un Pé- als justícies per a exigir la conservació o
rez de Corella, treballaren en una ocupació devolució dels béns dotals, en virtut de la
manual o que s’embrutaren en les faenes de legislació foral.
96 Ferran Garcia-Oliver

als menuts, o eren retinguts en casa interes-


sadament perquè havien rebut substancioses
lleixes paternes. La viuda d’Antoni Pavasies
d’Alcoi, com a àvia de Guillamona i Peri-
có, de 7 i 3 anys respectivament, posava un
clam el juny de 1322 contra Domingo Espí,
el padastre, perquè «mogut de mala volun-
tat, contra ofici de pietat, cascun dia, a tort
e sens justa raon, fera e haja ferit a la dita
Guillamona per molts colps que li ha donat
en lo cap, e és tornada quasi orada e mena
aquell en va; et, semblantment, haja ferit e
fera malament al dit Pericó per lo cap, e per
El segon matrimoni l’esquena e per lo ventre, enaxí que tota la
era usual entre en la sua persona és macada e blava, e és tornat
societat medieval groc e embutonat». Atès que «segons raon
natural, tot padastre sia reputat quasi enemic
Viudes de sos fillastres», recordava l’àvia, Espí no
buscava sinó matar-los per tal que els béns
Moltes de les dones que compareixien da- de Guillamona i Pericó anaren a mans de
vant el justícia a fer prevaler els seus drets, no na Novella, la mare, la qual tenia signat un
devien desestimar la possibilitat de conver- contracte de germania amb ell. A petició de
tir-se en viudes, una situació que les podia l’àvia, els xiquets van ser trets de la casa del
abocar a la pobresa més cruel si els marits padastre i de la mare –una viuda que ràpi-
hagueren malgastat el dot. El percentatge dament s’havia casat amb Domingo Espí– i
de viudes atenyia cotes considerables en les el justícia d’Alcoi els assignà un tutor.
comunitats rurals i urbanes. A l’Alcoi de La rapidesa amb què les viudes posaven
1300, representaven almenys el 14%, però terra pel mig i miraven de trobar un segon
segons les conjuntures podrien arribar fins –i a voltes un tercer– home, responia no
al 20%. Devien ser ja dones majors, per- sols al desig d’escapar de la solitud, sinó de
què les més joves, després de l’any del plor buscar protecció. Ginés Macià, un camperol
preceptiu, cuitaven a casar-se de nou. Cer- viudo d’Alacant, havia contret matrimoni
tament tenien més oportunitats que les més amb Isabel, la qual havia sobreviscut a altres
joves, primer perquè ja disposaven del dot dos marits, i el maig de 1463 l’un i l’altra es
que havien recuperat l’endemà del traspàs disposaven a donar a Guillem, fill de Ginés i
del marits, mentre les fadrines penaven tre- fillastre d’Isabel, un parell de trossos de terra
ballant a l’espera de concloure el contracte i un mul per al seu casament, com prova un
de serventes, o que els pares s’avingueren a document del notari Lluís Pasqual de l’Ar-
reunir la suma corresponent per a negociar xiu Municipal d’Elx. els viudos les necessi-
el matrimoni; i en segon lloc, perquè, se- taven perquè eren inútils per a les tasques
gons els Furs, els marits no estaven obligats casolanes i pujar la mainada, les viudes els
a pagar a les viudes el creix, en haver per- necessitaven perquè l’absència prolongada
dut la virginitat: cum sitis vidua et, iuxta Forum de marit les hauria posat en una situació de
Valentie, nullum vobis tenear facere augmentum sive provisionalitat, exposada a la violència mas-
donationem propter nuptias, resen els documents. culina i als ardors carnals dels joves. Dolça,
Els fills no eren cap obstacle per tornar-se a viuda i pobra –i en tant que pobra condem-
casar. Per a evitar problemes amb els padas- nada a viure la viduïtat com una condició
tres, la millor solució era posar-los en patró permanent i irreversible–, acusava l’estiu de
o en ama i, com aquell qui diu, començar de 1269 el seu veí d’Alcoi Arnau Sagra perquè,
nou. No sempre es trobava col·locació per diu el clam en llatí, «injustament i sense cap
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 97

culpa o raó li pegà enmig del carrer del rei


amb els punys i els peus, li arrancà cabells
del cap, li va traure l’espasa i li féu sang, de
manera que acabà tota coberta de sang».
Amb tot, la decisió d’un segon matrimoni
i, sobretot, del candidat, podia provenir de
l’entorn familiar, no d’una elecció lliure de
la dona. Les desventures de Sibil·la, d’Alcoi,
no s’acabaren amb la mort del marit. El La preocuapció pel
seus l’obligaren a casar-se de nou amb un cos i la bellesa es va
estendre entre les
camperol d’Albaida. Ben aviat fugí de casa classes privilegiades.
tot enduent-se la seua filla Francesca. Fou Dona noble
excomunicada, i també tot aquell qui l’aco- comtemplant-se
llira. Després de molts tombs, anà a raure a davant l’espill.
casa de l’artesà Bernat Siurana, al qual li va
prometre fer-li donació de tot el que tenia. cinc alnes de drap per a un mantell a la seua
Però aquest instà el seu aprenent perquè la neboda, també anomenada Violant, «com
matarà i així fer-se amb els seus béns. I, en no·m haja servit com me havia ofert».
efecte, la nit de gener de 1335, Sibil·la fou L’última aspiració d’aquestes dones de-
ferida greument, però encara pogué presen- via ser morir en pau i d’acord amb la llei
tar el clam corresponent. cristiana. A tal efecte preparaven conscien-
ciosament els testaments. Els homes feien
el mateix, per descomptat. La salvació de
Viudes benestants l’ànima, una obsessió en els temps medie-
vals, depenia dels últims actes, dels últims
Les urgències de les viudes benestants gests. Joana, viuda de Vidal Oltra, un llau-
carregades d’anys ja eren unes altres. Els rador de Planes, després de confessar en el
béns de què disposaven els permetia dispo- llarg preàmbul del seu testament del 6 de fe-
sar d’un bona colla de servidors i servido- brer de 1480 que «jaent malalta en mon llit
res per atendre-les en tot moment. Perso- de malaltia de la qual ab ma senectut tem
nalment o mitjançant procuradors dirigien
l’explotació. També algun fill o un nét podi-
en fer-se’n càrrec –de la mare o l’àvia i del
patrimoni–, una atenció que sens dubte es
veuria recompensada, abans i tot del testa-
ment. El 1473, Elicsén, viuda de Berenguer
Gras d’Elx, davant el notari Bartomeu de
Queixans, els protocols del qual són també
a l’Arxiu Municipal d’Elx, li donava al seu
nét Pere cinc tafulles de vinya a la partida de
Benimonder, i això pel «molts agradables
serveis e plaers que vós... a mi havets fets».
A la inversa també era possible, és a dir, la
viuda que cancel·lava una lleixa per mitjà
d’un codicil per no haver rebut les atencions
adequades. Així obrà Violant, viuda de Joan
L’aspiració de les
Claramunt de Cocentaina, quan el 21 de dones, de tothom
juny de 1480, quatre mesos després d’haver al capdavall, era
confegit el testament amb el notari Guillem morir en pau i
Peris, revocava la donació de 200 sous i cristianament.
98 Ferran Garcia-Oliver

morir, estant, emperò, en mon bon e acos- casar. Curiosament, cap dels sis duia el nom
tumat seny e enteniment, e loqüela entegra dels progenitors.
e manifesta, de la qual cosa nostre senyor
Déu ne sia lloat e beneït, tement les penes
de infern e desitjant e ab gran goig esperant Inferns domèstics
pervenir als sants e benaventurats goigs de
paradís, precedent la misericòrdia infinida El matrimoni de Vidal Oltra i Joana de-
de nostre senyor Déu e mèrits gloriosos de gué funcionar ben travat. Ni l’un ni l’altre
la sua sagrada passió, confessants de cor e estiraren mai més el braç que la màniga, i
de boca los sants articles de la fe catòlica sols així pogueren reunir un capital enor-
e volent viure e morir en aquella», només, me per a una família de llauradors entorn
doncs, després d’exposar la seua fe, proce- o superior als 20.000 sous, només en do-
dia a confegir les seues últimes voluntats. nacions per a casar els fills. Entre els dos
El testament de Joana, confegit pel notari s’establiria una confiança mútua, tal vegada
Guillem Peris, és modèlic en l’àmbit de les una estimació sincera, cosa que explica la
viudes de famílies acomodades. Havia tin- voluntat expressada als marmessors de ro-
gut almenys sis fills, un nombre que només mandre junt amb el difunt espòs el dia de
podien permetre’s, en efecte, els rics. A cinc la sua mort: «que sia feita la sepultura del
d’ells, Joana i el seu difunt marit, ja els havi- meu cos e que aquell sia soterrat en lo ci-
en casat i tots ells havien rebut sumes consi- menteri o fossar de la dita vila e ecclèsia de
derables: Bartomeu més de 4.000 sous; Pere, Planes, en aquell túmol o fossa on jau lo cos
més de 3.000; Lluís, més de 3.000, Marga- del dit en Vidal Oltra, marit quondam meu».
rida i Violant els seus corresponents dots. ¿Fins a quin punt percebem el desig de re-
En conseqüència només rebrien legítimes unir-se una altra vegada en la mort, com a
de 3 a 5 sous, «com no sia ma intenció pus gest inequívoc dels afectes durant vida? Tots
donar a aquells del que en contemplació de els indicis semblen apuntar en la direcció
llur matrimoni han haüt». Tota la resta dels contrària. Dels quaranta-nou testaments il·
béns anirien a mans de Mateu, encara per licitans en què es fa menció a la sepultura,
només en dos casos el testador manifesta
aquest anhel. El cas d’Elx degué ser general
pertot arreu: Guillem Sanç i Violant, cam-
perols de Cocentaina, confegiren plegats el
testament davant el notari Guillem Peris,
però advertiren que «sia feta la sepultura de
nostres cossos e sien soterrats, ço és, jo, dit
en Guillem Sanç, al portal de les dones de la
església major de la dita vila, en aquella fos-
sa o ciminteri on jau mon pare e los meus,
e jo, dita na Violant, en lo fossar de la dita
ecclèsia, en aquella fossa o túmol on jau ma
mare e los meus».
La separació definitiva i per sempre més
moltes vegades no era sinó el corol·lari
d’una trajectòria matrimonial viscuda com
un malson. Si ens ateníem a les denúncies
presentades a les corts del justícia, arriba-
ríem a la conclusió que la família pagesa
naufragava en la violència del més fort con-
tra el més feble. Els febles eren, òbviament,
El càstig de la dona les dones i els fills. Però, les desavinences
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 99

s’estenien als avis i als néts, als germans, als


sogres i consogres, als gendres i les nores,
als cunyats: a tots els lligats per la sang o
el parentiu. Les pallisses a Toda per part
del seu marit Pedro Davero devien ser tan
freqüents que ella mateixa es veié amb cor
de denunciar-lo al justícia d’Alcoi l’agost de
1320, per tal com «la fie e destreneix en la
persona tots dies, e encara l’haja menaçada
de mort»; és el mateix que féu Barcelona
dotze anys més tard, atès «que lo marit seu,
a tort e sens raó e contra tota egualtat dóna
molts colps desmesuradament cascun dia...,
enaixí que per los dits colps e ferides... po-
ria venir en perill de mort o que seria afo-
llada de ses membres»; per part seua, l’ho-
me i els fills d’Alberta la van tirar de casa,
«enaixí que ella no troba qui l’alberc ne ha
què menjar ni què beure, ni de què·s puga entre ells, enaixí que quanta roba pot pren- Darrere el consum
fer provisió convinentment»; Guillamona, dre de son alberc, consuma jugant a daus desmesurat de vi
va córrer pitjor sort, el 1330 va morir a [en Alacant e Oriola], e menjant e bevent hi havia, també, el
balafiament dels dots
mans del seu marit Guillem Vaquerices per injustament, e semblantment diners e ves- de les dones.
les pallisses reiterades. Més que mai és ara tidures», i, encara més, ha gosat jugar-se
quan emergeixen a les clares les raons dels l’ase que costa 80 sous pendents encara de
enllaços: per als homes la recerca de dots; pagar. Tancava el clam avisant els creedors
per a les dones, l’aconseguiment d’una pro- i prestamistes del seu marit que la meitat
tecció, vana massa vegades; per a ambdós, la dels béns eren seus i que, doncs, no li cau-
inserció definitiva en la societat mitjançant saren cap perjudici.
la institució matrimonial i l’arribada de la A la vista d’aquest espiral de violències
descendència. i discòrdies, tot fa pensar que les satisfac-
A més a més, les dones no sols havien cions sexuals, prosperaven també als afores
de defensar els dots contra els deutes dels del matrimoni. L’amor, cantat en versos
seus marits sinó també contra ells matei- exquisits per trobadors o sublimat per les
xos. N’hi havia de malfaeners, de bevedors novel·les de cavalleria, era una mistificació
que es passaven la vida en hostals i taver- que gairebé sempre tenien més a veure amb
nes, de jugadors empedreïts, de pocavergo- l’adulteri que amb l’ordre prescrit pel sa-
nyes que desapareixien de casa i traspas- grament eclesiàstic. En la realitat les passi-
saven i tot la frontera del regne. El futur ons de la carn es perfilaven amb traços més
d’aquestes dones perillava si no s’afanya- gruixuts i procaços, allà on sembla que el
ven a salvar el que els pertanyia. El 1330, pudor i la vergonya eren una mena de senti-
Elicsén reclamava la devolució del dot i el ments estranys per a la cultura de les classes
creix, valorats en 1.125 sous, perquè el seu subalternes, en particular la dels camperols.
marit Ramon Despuig havia fugit d’Alcoi Contra l’adulteri masculí les mesures profi-
sense que ningú no sapiguera on, bo i des- làctiques més aviat ratllaven la permissivi-
atenent les obligacions envers la dona i els tat, com un reconeixement implícit que el
fills. Set anys abans, era Barcelona qui de- mascle necessitava alguna mena de desfo-
nunciava el seu marit Pasqual Auger, amb gament per evitar mals majors. Ni amb els
qui havia signat un contracte de germania, bordells locals, regulats pels municipis, ni
perquè «injustament e sens rahon, dissipa amb les prostitutes clandestines, menades
e malmet los béns mobles que són comuns per alcavots i rufians, n’hi havia prou. Però,
100 Ferran Garcia-Oliver

l’adulteri soscavava famílies, sobretot quan en bragues, e la dita Catalina tota nua, ab un
el protagonitzava la dona. A fi de comptes, llençol en torn les anques».
qui més qui menys era conegut en la mesu- Els senyors d’alqueries i els consells lo-
ra que formava part d’una família, és a dir, cals hagueren de prendre mesures contra la
que havia acceptat les pautes acreditades de fornicació crapulosa. Estaven convençut que
la sociabilitat que consagraven un «ordre», les desgràcies contemporànies eren el càstig
una manera de ser i fer en la vida. Els que d’un Déu irritat. Davant la multiplicació
pul·lulaven als afores de la família no po- dels casos d’adulteri, i tement la persistència
dien sinó desvetlar sospites, perquè justa- d’una secada, el Consell d’Elx acordà el març
ment trencaven un dels pilars que sostenien de 1371, «que nenguna fembra que haja ma-
aquest ordre, que era el sexual. rit e faça adulteri en Elx o en son terme ab
Feia un any que Catalina havia abandonat alcun hom que haja muller, aquella passe la
el marit, Miquel Palasí, i havia fugit d’Alcoi vila assotant, sens tota mercè, e ell pac cent
darrere d’un macip de Caravaca. Segura- sous de sos béns». Vuit anys després, torna-
ment aquest la va deixar al cap de pocs me- va a fer-se ressò –i ara la por provenia de «les
sos, després d’haver incomplit les promeses pestilències– «que alcunes fembres fan adul-
amb què la va ensarronar. Per a Catalina ja teri ab hòmens casats et altres que són sens
era massa tard per a tornar a casa i s’amigà marit... e encara que clergues se jaguen ab
amb Eiximén Roís, on convisqué amb ell en fembres casades, e Bernat Maimó tinga una
un hostal de Callosa durant sis mesos. Te- fembra de Oriola casada per amiga». No
meràriament tornaren a la vila, a l’hostal de seria tampoc l’última vegada que una sessió
Bertolí Cardona, i tan bon punt la notícia del Consell s’acarara amb aquests desordres
arribà a oïda de Palasí, els denuncià al justí- alarmants. A Elx i arreu totes les mesures
cia, un 24 de juliol de 1330. El mateix dia entropessaven amb unes pràctiques ben ar-
els va empresonar i els va interrogar. Sense relades, impossibles d’eliminar de la nit al
cap rubor confessaren «aital crim e male- matí. Per a tallar el problema hauria calgut
fici». Demanats si volien afegir ni al·legar organitzar la família d’una altra manera.
res en defensa pròpia, respongueren que no, Això era impossible, perquè hauria significat
«ans volien estar a mercè de la cort e re- organitzar la societat distintament.
queriren sentència», com si tingueren pressa
per formalitzar d’una per totes la seua unió.
Pere Dolo, el justícia d’Alcoi, els condemnà Epíleg: una barcella de
Adulteri a córrer la vila assotats, Eiximén «tot nuu, forment i unes faldetes per
a Elionor

No haurien passat més de tres o quatre anys


des que Joan Satorre, un llaurador de Gor-
ga, i Elionor, filla d’uns llauradors també
de Cocentaina, s’havien casat. En l’endemig
havien tingut un fillet, al qual li posaren per
nom Lluís. Semblava una família normal i
corrent, pobra, doncs, destinada a l’anoni-
mat. Un dia Elionor començà a sentir-se
malament. No es tractava de cap problema
transitori, perquè els dolors anaven de més
a més. Degué visitar curanderos i fetilleres,
qui sap si algun metge, que exigia honora-
ris més alts. Els remeis dels uns, les medi-
cines receptades pels altres no aturaven la
malaltia. Joan Satorre patia «moltes despe-
Viure en l’Edat Mitjana. La família rural 101

ses e dans a la casa sua»: els deutes, sens dos anys, li donarà a Elionor, «si viva serà,
dubte, l’aclaparaven. Imprevisiblement, una drap de color per a unes faldetes». I en ter-
incidència sobtada desestabilitzava la preca- cer lloc, Satorre renuncia als 130 sous que
rietat dels guanys d’aquesta llar de Gorga, resten als sogres per liquidar el dot de 390
agreujava encara més el que de per si ja era sous de la seua filla, però se’n queda els 260
una existència dura, oscil·lant i vulnerable. restants, sempre que el petit Lluís morira
Elionor degué encomanar-se als sants als abans d’atènyer la majoria d’edat i Elionor
quals tenia més devoció, segurament també morira també «sens haver disposts de llurs
a la Verge. Els resultats eren igualment dece- béns», l’eventualitat més probable si, com
bedors. Al cap de dos anys d’haver-se-li de- els seus pares havien reconegut «no sia per
clarat el mal, hi havia «perdut lo oir e quasi a cosa neguna». Sembla que la salut de Llu-
lo parlar», de manera que ja no estava «per ís també era fràgil i no li auguren una vida
a cosa neguna». La seua devia ser una ma- llarga i segura.
laltia degenerativa. La inversió més delicada Elionor: tan sols percebem els seus silen-
planificada per Satorre, el seu matrimoni, cis, aquesta hoste passatgera i desafortuna-
s’havia saldat amb un fracàs rotund. Tots els da que va de la casa paterna a la del marit
magres beneficis se’ls cruspia aquesta afec- i després de nou a la dels progenitors. Peó
ció estranya de la dona. Es convencé que el dues vegades d’una transacció: la pobresa,
millor per a ell i Elionor era tornar-la als certament, accentua els trets utilitaris del
pares. Però als pares calia persuadir-los amb matrimoni. Sens dubte hi hagué compassió
bones raons, és a dir, amb un bon arran- per la malalta. Però el marit es desentengué
jament econòmic, de la mateixa naturalesa de l’esposa. L’amor continuava sent una exò-
o semblant al que havien concertat quan tica figura literària. Així eren les famílies.
discutiren la suma del dot. Les primeres
converses no fructificaren. Fou necessari la
intervenció d’«algunes honrades persones a
benefici de concòrdia».
El 13 de setembre de 1480, els sogres,
Francesc Munyoç i Elionor, amb el mateix
nom que la filla, acudeixen a Gorga, on es
troba l’infatigable notari Guillem Peris.
Abans de pactar les condicions, aquests ad-
meten que «la sustància de dit en Çatorre
no sia per a sostenir a aquella –Elionor– ne
a ell sens treball e faena», i que s’avenen a fi
«que totalment lo dit Çatorre no·s destroís,
e la dita Elionor, muller de aquell, fos mils
e pus còmodament servida en casa dels dits
cònjuges». El pare i la mare accepten la filla,
i prometen que mentre visca «la tendran e
sostendran, alimentaran, calçaran e vesti-
ran e serviran». A canvi, Satorre, en primer
lloc, haurà d’ajudar en l’alimentació de la
seua esposa amb una barcella de forment
cada mes: –la ració exacta, ni més menys, Mistificació de
d’un adult–. En segon lloc, en el termini de l’amor

Malos hombres, malos usos,
malas costumbres
r a fa e l n a r b o n a v i z c a í n o

D
ifícilmente podría conce- Valencia han insistido en la importancia
birse que las relaciones socio- cualitativa de aquel caudal humano y en las
lógicas de las villas meridio- pautas soberanistas que guiaron este flujo
nales del Reino de Valencia hacia el sur, a veces con las intermitencias
en la Edad Media presentaran unos rasgos espasmódicas de un torrente y, otras, con
específicos. Si el proceso de conquista y la regularidad de un apacible río, si bien su
de colonización de las tierras hasta enton- curso lograba conservarse intacto gracias a
ces islámicas fomentaron la ampliación de la constante guía que ejercieron un puñado
los confines geográficos de la Cristiandad de curas, de notarios y de guerreros, tras los
medieval en la Península Ibérica, el ininte- que venían otras gentes, que poblarían con
rrumpido fenómeno –no sin ciertos frenos mayor o peor fortuna las tierras que suce-
o retrocesos– supuso la incorporación de sivamente se iban arrebatando al Islam. En
ese espacio a los cánones culturales del Oc- consecuencia, ni las costumbres ni los usos
cidente medieval. La rotundidad del pro- de los recién llegados podrían desprenderse Tras la conquista
cristiana la llegada de
ceso arranca en la Corona de Aragón del de aquella pesada carga, a pesar de la pre- nuevos pobladores
siglo XII, primero con la ampliación de los sunta ligereza de su equipaje. Las peripecias fue precedida por
márgenes de los reinos originales, Cataluña de Guillem de Montblanc y las de aquéllos curas, notarios y
y Aragón y, después, con la construcción de que le rodearon hasta el final de su existencia guerreros.
nuevos espacios políticos, que con los reinos
de Mallorca y Valencia, ya en el siglo XIII,
consolidaron de forma cenital e irreversible
un fenómeno generalizable a toda Europa.
La civilización y los valores culturales
del Occidente medieval se extendieron de
forma lenta pero arrolladora sobre los es-
pacios consolidados por las victorias mili-
tares de los feudales. De modo que en la
Europa mediterránea, los reinos ibéricos
y las regiones más populosas terminaron
por conformar una cuenca demográfica
que desaguaba en aluvión hacia las tierras
meridionales, indefectiblemente hacia la
frontera del momento, que de manera im-
perecedera actuaba como acuciante desti-
no de esa vaguada tramontana. Los traba-
jos de Robert I. Burns sobre el Reino de

Rafael Narbona Vizcaíno  pp. 102-117


104 Rafael Narbona Vizcaíno

de expresión, fraguados éstos en la extensa


geografía de la Cristiandad. La formación
de las villas colonizadoras y la dotación de
unas magistraturas vecinales por la monar-
quía, siguiendo un esquema común en el
reino inspirado en las experiencias prece-
dentes de otras tierras norteñas, sirvieron
también para acentuar la cohesión interna
de gentes que, aún con muy distante y di-
versa procedencia, terminarían por formar
una comunidad que había crecido y vivido
bajo las mismas pautas culturales. Las for-
mas de hacer la guerra, las rutinas agrícolas,
las estrategias de supervivencia, la organiza-
ción de la familia y del parentesco, etc., así
como las costumbres, inocentes o perversas,
formaban parte de una tradición y un patri-
monio colectivo, difícilmente modificables
en un espacio concreto. En todas partes,
pese a los múltiples matices de la Europa
bañada por el Mediterráneo occidental,
predominaron los mismos estereotipos de
hombres y de mujeres, las mismas costum-
bres y los mismos vicios.
La colonización en el Alcoi de 1263 ponen de manifiesto las Sin embargo, el proceso inicial de ocu-
de las tierras etapas de una secuenciada itinerancia desde pación y densificación humana del espacio
conquistadas al Montblanc hasta Alcoi, pasando por Cer- conllevaba inherente el germen de una cre-
Islam trajo consigo
la necesidad de
vera d’Urgell, Monzón, Valls, Sant Mateu, ciente complejidad social. La continuidad
elementos que Borriana, Castelló, Valencia, Concentaina, de la afluencia de colonizadores, el retro-
cohesionaran a la Vall de Seta y Xixona, la cual también sería ceso paulatino de la población islámica, la
nueva población válida o tendría aplicación universal para el concentración de la población en las villas,
cristiana grueso de los protagonistas de las primeras la formalización de las fronteras con nue-
fases repobladoras, según atesta la onomás- vos tratados diplomáticos y el alejamiento
tica y la lengua de una gran mayoría de ara- de la guerra, etc., determinaron la progre-
goneses y catalanes asentados en el Reino siva transformación de aquella sociedad
de Valencia. nacida al calor de las conquistas al sur del
Si comparamos las informaciones que Júcar en el siglo XIII. Los perfiles de las
nos proporcionan los registros de los llibres comunidades fueron cambiando de tono y,
de actes de cort del Justícia podremos compro- aunque éste mantuvo ciertas peculiaridades
bar que apenas si existen diferencias entre originales, un nuevo rumbo guió a lo largo
Concentaina, Alcoi y la misma ciudad de de los siglos bajomedievales la existencia de
Valencia, durante el siglo XIII. Las diligen- las poblaciones meridionales del Reino de
cias operadas por los escribanos en estos Valencia. Primero la guerra, de inmediato
minutarios, la tipología de los conflictos la eclosión de comunidades agrícolas cris-
y las mismas formas procesales, atestan tianas y en algunos casos, como resultado
un referente común, que afecta no sólo a de su situación estratégica, el nacimiento
las estructuras de poder sino, sobre todo, de una embrionaria vida urbana, implanta-
al universo de realidades mentales de unas da desde cero que, no obstante, terminaría
comunidades en formación, anudadas con consolidando una red de villas de evidente
los mismos vínculos, redes de relación y rango rural, del que en algunos casos fueron
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 105

desprendiéndose gracias a la densificación así unos rasgos específicos, cada vez más di-
del tejido social. ferenciados de la retaguardia, capitalizando
En ningún caso las facetas que se pre- una inmigración asociada a los peligros de
sentan a modo de epígrafes a continuación la guerra, una perseverante amenaza que se
constituyeron secuencias cronológicas estan- prorrogó sin disolverse por completo hasta
cas sino más bien atemporales, endémicas e el siglo XV. Después, en 1304, la Sentencia
hipervinculadas, es decir, han sido concebi- Arbitral del Torrellas y el Acuerdo de Elche
das como perspectivas capaces de subrayar de 1305 reajustaron definitivamente los lí-
las especificidades regionales de una tierra mites del reino, trasladando a un nuevo con-
de frontera, cuyas poblaciones tuvieron una fín sur, desde la raya de Biar a la del Segura,
dedicación preferencial por las actividades la peligrosa e intermitente inseguridad. Los
agropecuarias, entre las que fue aflorando estragos de la Guerra de los dos Pedros a media-
la creciente complejidad del mundo urbano. dos del Trescientos o los vientos de guerra
Las localidades de finales del siglo XV no levantados por el Magnánimo para defen-
eran las del siglo XIII, y el camino recorrido der en Castilla la causa de sus hermanos, los
a lo largo de más de doscientos años puede infantes de Aragón, en la tercera década del
servirnos para aproximarnos al proceso de Cuatrocientos, causaron no pocas alarmas
cambio que experimentaron aquellas comu- para aprestarse al ataque o la defensa, según
nidades. Tras la guerra, los cultivos y la ur- el caso, manteniendo viva y constantemen-
banización, rastrearemos los conflictos, los te reactualizada la vieja llama del temor a
delitos, los castigos y los consensos. Tam- la belicosidad depredatoria de esas huestes.
bién los malos hombres y la mala vida. Además, las cabalgadas granadinas, opera-
ciones relámpago que en ocasiones podían
contar o no con el apoyo de galeras berbe-
Las gentes de la guerra riscas y la posible connivencia de los mudé-
jares locales, fueron una constante durante
La conquista o la rendición de las fortifica- toda la Edad Media, prorrogadas después
ciones al sur del río Júcar supuso la incor- con el angustioso temor hacia imprevisibles
poración al reino de un espacio que haría desembarcos norteafricanos.
las veces de nueva fontera, al menos entre De modo que fueron el avance militar
1245 y 1305, frente a Granada y frente a y la ocupación política, capitalizados por
Castilla. El mediodía valenciano adquiría el ejercicio de la soberanía real, los que

Las cabalgadas, tanto


musulmanas como
cristianas, hacia
otras tierras fueron
una constante a lo
largo de los siglos
bajomedievales.
106 Rafael Narbona Vizcaíno

de la protección que les proporcionara el


anonimato.
Entre los parámetros fundamentales
de aquella sociedad sobresalía una actitud
agresiva, la de un belicismo usurpador de
bienes y personas, basado en la fuerza y en
la astucia, donde estar desprevenido supo-
nía la pérdida de los bienes o de la misma
libertad, la esclavitud, la desaparición e in-
cluso la muerte. La sobreexposición de los
incautos o de los indefensos en la frontera
frenaba e hizo fracasar los primeros cona-
tos colonizadores, fomentando a la par la
emigración de los mudéjares supervivientes
hacia las tierras más hospitalarias de sus
correligionarios.
Las incursiones de esas compañías almo-
gávares estuvieron dirigidas por adalides,
Años después de la concentraron aquel aluvión humano en tor- conocedores del medio y de los objetivos,
conquista cristiana no a las antiguas fortalezas islámicas, en- los únicos capaces de coordinar al conjun-
Cocentaina fue tonces en manos de alcaides del rey, dando to de gentes desarraigadas que buscaban
atacada por tropas
granadinas, lo que
paso de inmediato a la fundación ex novo de oportunidades y aventuras rentables. Un
pone de manifiesto villanuevas para lograr un exhaustivo con- contingente con pocos escrúpulos, soldados
la inseguridad trol del territorio. Esta circunstancia deter- de fortuna siempre dispuestos a trasladarse
existente en aquella minó la creación de unas formas de vida y allí donde las ocasiones fueran más propi-
época. de una sociología fronteriza vinculada a la cias para lograr ese lucro fácil pero arries-
guerra en las tierras alicantinas, que perdu- gado, basado en la sorpresa y en la huida
rarían por tierra y por mar, con almogáva- inmediata del lugar depredado. En 1264
res y corsarios, prácticamente hasta finales los de Alcoi saquearon la alquería islámica
del siglo XV. La perennidad del fenómeno de Ibi; en 1277 otras compañías similares
se expresó de forma contundente, porque asaltaron el rabal islámico de Concentaina,
la inseguridad de la frontera no atraía en Pego y Planes, al calor de la rebelión mudé-
principio tantos colonos como gentes de jar; y todavía en 1289 y 1290, las milicias
armas en busca de botín. Aquella guerra, enroladas en Xàtiva, Alzira y otras villas,
incluso en las grandes campañas lideradas asaltaron las alquerías islámicas de Planes,
por el monarca, se asemejaba al bandole- Almudaina y Benialfaquí. Esas gentes fue-
rismo, basada siempre en la obtención de ron las que se arraigaron en Xàtiva, Dénia,
un beneficio inmediato con la rapiña y el Alcoi o Concentaina durante sus primeros
saqueo, la incautación de bienes muebles, años de existencia, cuando eran las últimas
enseres, ganados o cosechas, además de los fortalezas seguras antes de penetrar en tie-
rendimientos obtenidos por el pago de res- rra de moros. Allí, esos grupos de combate
cates de cautivos o la venta y esclavización fueron beneficiados con recompensas, las
de las gentes capturadas en unas expedi- cuales adquirieron realidad con la donación
ciones regulares, aunque de pequeña enti- de bienes inmuebles, casas y parcelas agrí-
dad militar. Todavía a mediados del siglo colas, expropiadas por el rey a la población
XIV los raptos de niños, de jóvenes o de islámica.
mujeres, y su venta como esclavos en Gra- En los períodos sin operaciones, de su-
nada eran habituales. Del mismo modo, perioridad islámica o de tregua regia, estas
esa tierra escasamente dominada atraía a gentes comprobaban la sensible reducción
fugitivos, maleantes y cuatreros en busca de su fuente habitual de ingresos, se endeu-
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 107

daban y obtenían préstamos, que aumenta- Reino de Valencia, del de Xixona enllà, de
ban sin pausa y sin tasa, sólo garantizados Alicante o de Orihuela, se integraban en
con los avales que proporcionaban los lotes las rutas del comercio regional. Esas naves
de inmuebles recibidos tras los repartos de fueron contratadas por la misma ciudad
la campaña inmediatamente anterior. Las de Valencia con el propósito de asegurar y
recompensas del rey permitían la supervi- proteger el tráfico de grano que convergía
vencia de los hombres de armas mientras es- hacia la capital y así garantizar su abasteci-
peraban un momento propicio y una nueva miento. Una salvaguarda necesaria que pre-
operación, dispuestos a abandonar cuanto tendía hacer valer la legislación foral y evi-
habían recibido para seguir el camino de la tar la exportación fraudulenta de cereales,
guerra. Si algunos de ellos se enraizaron en vía marítima, allende las fronteras del reino,
el solar donde fueron premiados, lo cierto sobre todo desde finales del siglo XIV. En
es que el grueso seguiría las rutas de la con- 1391, el infante Martín, duque de Mont-
quista. De este modo, una parte sustancial blanc, se vio obligado a enajenar parte de
de los patrimonios cedidos en los primeros su patrimonio para asegurar la financiación
repartimientos fueron desgranándose poco de la expedición a Sicilia que consolidara
a poco, parcela a parcela, y terminaron hi- en el trono insular a su hijo homónimo. De
potecados, vendidos, incautados y cedidos a este modo, las villas de Elx y Crevillent se
nuevos propietarios, los genuinos colonos. transformaron en baronía de la ciudad de
La liquidación de aquel caudal garantizaba Barcelona, proporcionando un suministro
la supervivencia ociosa de los hombres de de cereales suficiente a aquella metrópoli
armas y, además, los empujaba a abandonar como para considerarla una de sus posesio-
las localidades y marchar como vanguardia nes más preciadas, incluso cuando aquélla
de otras operaciones militares, nuevas pla- dejó de cobrar las antiguas rentas reales que
zas al sur o en las islas del Mediterráneo, amortizaban la inversión realizada con la
siempre enrolados en los nuevos proyectos compra. Si los marinos alicantinos, al ser- Imagen cotidiana
bélicos de la monarquía, como punta de vicio de la ciudad de Valencia, se dedicaron de la hostilidad
lanza de las conquistas. a interceptar el contrabando de grano pro- entre cristianos y
Esta vida turbulenta se prorrogó du- movido por los barceloneses que escapaba musulmanes.
rante la Baja Edad Media asociada a los
conflictos bélicos terrestres entre los reinos
peninsulares, pero cobró especial eferves-
cencia en el litoral, asociada a la pirate-
ría y al corso, que convirtieron las aguas
comprendidas entre Gibraltar, Alicante y
Orán, así como sus riberas inmediatas, en
un espacio de capturas marítimas o incluso
de desembarcos esporádicos en cualquiera
de sus orillas, tanto de berberiscos como
de cristianos, que con idéntico propósito
depredatorio conservaron casi intacta la
característica inseguridad de la región. Las
primeras décadas del siglo XV convirtieron
a Alicante en un puerto corsario de primer
orden, donde un grupo estable y profesio-
nalizado fletaba pequeñas embarcaciones
que partían en busca de presas entre los
enemigos del rey, capturando mercancías y
esclavos, que tras la pertinente declaración
–de buena guerra– del Baile General del
108 Rafael Narbona Vizcaíno

por Santa Pola y Guardamar, lo cierto es Las hacendosas y


que la ciudad condal tampoco pudo desen- soliviantadas comunidades
tenderse de las circunstancias específicas de rurales
la región. Las incursiones granadinas sobre
Murcia y la inminencia de sus ataques so- Pese al continuo trasiego de esos grupos
bre Orihuela exigieron a Barcelona prever humanos especializados en la guerra, desde
la defensa militar de sus plazas todavía en el princpio fue adquiriendo consistencia el
1450 y 1451. La codificación de los gas- asentamiento de colonos, que con una dedi-
tos de la hacienda municipal de la capital cación agrícola y ganadera preferente dieron
del reino, a lo largo de los sucesivos ejerci- una proyección distinta a sus actividades
cios económicos de los siglos XIV y XV, económicas que, no obstante, ni en la fron-
permiten comprobar la regularidad de los tera ni en las villas de la retaguardia jamás
pagos ocasionados por el envío de espías a excluyó del servicio de armas en la milicia
la frontera con Granada para desmentir o local al conjunto de los vecinos. La conce-
ratificar los rumores de guerra; también los sión de cartas de poblamiento a Bocairent,
derivados de la remisión de correos a las Alcoi y Concentaina en los años centrales
villas del reino con el fin de que se apres- del siglo XIII y el reparto de dotaciones
tasen a la defensa; así como el pago de los edilicias o parcelarias, francas y libres en-
salarios de los vigías apostados en la costa tre los inmigrantes, no impidieron algu-
para la propagación de alarmas. nos retrocesos parciales del poblamiento,
En esas fechas la ciudad de Valencia con- desencadenados por las efímeras victorias
servaba viva la costumbre de comprar al- de Al-Azraq y por las revueltas mudéjares.
mogávares o piratas moros, procedentes de La inseguridad provocaba la huida de co-
tierras o de aguas alicantinas, con el fin de lonos y sólo la represión y la expropiación
ejecutarlos en la plaza del mercado, y recrear de los insurgentes proporcionó nuevos in-
así entre los conciudadanos un sentimiento centivos y bienes para atraer a más familias
colectivo de imperecedero escarmiento de que, siguiendo la misma ruta de guerra en
los malvados. dirección sur, pero en una segunda línea de
avance o con un tiempo más lento, irían en-
raizándose en las localidades. Josep Torró
afirma con seguridad que la conquista no
concluyó realmente hasta 1277 y, aún des-
pués, en 1304 las tropas granadinas destru-
yeron Penàguila, Concentaina, Vila Joiosa,
e incluso sitiaron Alcoi. Las comunidades
rurales nacieron, pues, al calor de los pre-
mios de la monarquía, pero se consolidaron
en gran parte gracias a la liquidación de las
recompensas otorgadas a los hombres de
armas.
Si la primera ocupación de los foráneos
en una tierra lejana y hostil utilizó momen-
La frontera con táneamente la cobertura proporcionada por
Granada era en las fortalezas incautadas a los musulmanes,
ocasiones el lugar muy pronto comenzó un ingente programa
donde los espías de construcción y organización de la vida
cristianos eran
enviados para
colectiva que apenas contó con las experien-
desmentir o ratificar cias preexistentes: solares urbanos, parcelas
los rumores de algún agrícolas, nuevas edificaciones y nuevas for-
ataque musulmán. tificaciones en nuevos emplazamientos, etc.,
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 109

La dedicación
agrícola, junto a
la ganadera, fue la
principal actividad
económica de los
nuevos colonos.

sirvieron como manifestación explícita del regularmente la imposibilidad de alcanzar


principio de una nueva época. Nacían así el utópico autoabastecimiento de las explo-
comunidades campesinas como vecindades taciones campesinas. Los micropréstamos
rurales, gracias a la residencia común, al en- de grano, aceite, vino o subsistencias de
raizamiento de un número creciente de fami- cualquier índole, así como la concesión de
lias y a la creación de ciertas solidaridades, pequeños créditos, muchas veces prorroga-
imperativas por las circunstancias dramáti- dos, o una larga relación de impagos, fia-
cas de aquel marco local, en el que, desde dores y subastas, que se acumularon en los
fecha temprana, manifestaron su liderazgo registros de los justicias, ponen de manifies-
algunos hacendados. Los prohombres, ges- to unas circunstancias vitales comunes para
tionando los derechos del rey y de la Iglesia, un amplio grupo de familias. La necesidad,
consolidaron la hegemonía de sus familias, la precariedad e incluso el hambre obligaba
también en el ámbito patrimonial, con una a los colonos menos afortunados a aceptar
estratégica política de compra y concentra- las condiciones onerosas y las usuras de los
ción de parcelas, de concesión de créditos prohombres de la comunidad, quienes si
hacia los más necesitados y mediante su bien ejercían una labor tutelar y protectora
reiteración en el ejercicio de los cargos de que garantizaba la momentánea superviven-
autoridad. Si a estos prohombres los cons- cia, ésta también tenía una proyección coer-
tatamos colaborando y ejerciendo las tareas citiva en muchos casos culminada con la
directivas de la comunidad, desempeñando apropiación legal de los avales presentados.
el rango de Justicia que era renovado todos La reiterada solicitud de préstamos de
los años, o como arrendadores de la Bai- pequeñas cantidades de alimentos para con-
lía, también comprobamos la existencia de sumo doméstico apuntan hacia la existen-
otras muy distintas situaciones sociales en cia de una sociedad famélica y, del mismo
el mismo vecindario. modo, la toma de prendas o la ejecución
Las imprevistas condiciones atmosféri- de herencias y el consiguiente fracciona-
cas o los perniciosos efectos de las cabal- miento de la propiedad para hacer frente a
gadas sobre las cosechas, cuando no la es- las obligaciones adquiridas, bien de forma
casa productividad de la tierra, reiteraban voluntaria bien forzada, subrayan la tiranía
110 Rafael Narbona Vizcaíno

impuesta por la fortuna entre los colonos. la cosecha fructífera, que en algunos casos
La menesterosidad nacida de la desgracia, necesitaba años de dedicación antes de pro-
una cultura del hambre en un mundo pau- ducir algún rendimiento, sobre todo en la
pérrimo e inseguro, formó parte del hori- viticultura y en todas las modalidades de ar-
zonte vital del grupo más humilde y desfa- boricultura. De todos modos, si nos atene-
vorecido en el proceso de radicación de los mos a los detallados estudios monográficos,
repobladores. La imposibilidad de vivir de parece demostrado que fueron las familias
lo propio sin recurrir al mercado, incluso más hacendadas las que más tempranamen-
en los períodos sin desgracias, llevaba a las te y mejor arraigaron con la instalación de
deudas no sólo por las carencias sino tam- la comunidad.
bién por la falta de liquidez monetaria en la En ese heterogéneo medio social, la con-
comunidad. El reconocimiento de las obli- flictividad se presentaba con unos rasgos
gaciones contraídas, los pagos en especie o cuanto menos carismáticos. La voracidad
el intercambio de productos valorados en del ganado proyectado sobre los cultivos,
idéntica cuantía, fueron habituales en las y en especial las destrozas causadas por el
relaciones económicas durante la primera bovino, dedicado al laboreo; la alteración
centuria de existencia de las comunidades de los turnos de riego, así como los perjui-
campesinas. cios ocasionados por los usuarios del agua
A menudo las En cualquier caso, las notables diferen- en campos, caminos o infraestructuras; la
condiciones cias patrimoniales en el seno de la comu- venta fraudulenta de ganado, que a la postre
climatológicas
dificultaban el
nidad no impidieron que la iglesia parro- no presentaba las condiciones convenidas
abastecimiento quial y el cementerio pronto ataran a los de salubridad, edad o estado; las desave-
alimentario de los colonos a su nuevo medio, tanto como la nencias con los aparceros; las apropiaciones
pobladores misma propiedad o como la esperanza en indebidas de frutos; las quejas derivadas del
incumplimiento de los pagos concertados;
los pleitos nacidos por la aplicación de de-
ducciones sobrecogedoras en la molienda;
las riñas de las comadres en el turno del
horno para cocer el pan; o las injurias pro-
feridas en la taberna o en la plaza pública;
cuando no disensiones originadas por me-
dianías entre propiedades; salida de aguas;
u otras fricciones convivenciales, constituye-
ron el grueso de los problemas en el seno
de aquellas hacendosas comunidades rura-
les. Las diligencias judiciales comprueban
que la misma cotidianeidad engendraba una
violencia tan espontánea como larvada en
rencores y odios, inevitables siempre en pe-
queños vecindarios.
El caso de Xixona nos permite com-
probar la perduración de las características
de aquella comunidad aldeana cuando no
se vio arrastrada por un arrollador creci-
miento urbano. A principios del siglo XV
la villa contaba con apenas cien fuegos, y
según la causística de las penas pecuniarias
impuestas por el Justicia, evidencia la feno-
menología de los pleitos característicos de
una pequeña comunidad de agricultores y
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 111

ganaderos: de las 112 multas impuestas en ción de la posición, de la honra infamada


1413, el 83 por cien estaban vinculadas a y de la autoconsideración entre el conjunto
los perjuicios causados por un ganado pe- vecinal, bien en la taberna, bien en la plaza
cuario o de labranza, incapaz de respetar pública. Incluso el recurso a la violencia y
los cultivos y los pastos privados. Por otra al uso de armas pretendía prestigiar y dig-
parte, el once por cien de los delitos esta- nificar al agresor como actitud simbólica
ban protagonizados por las rondas juveniles que lo situara o restableciera perfectamente
en las noches estivales; mientras, el escueto en su posición individual inicial, respecto a
resto comprendía una heterogénea relación los valores colectivos y ante el conjunto de
de impagos, pequeños robos de frutos, in- la representación social. Tanto la agresión
comparecencias ante el Justicia, etc. Es de- como la defensa, verbal o física, desenca-
cir, las actuaciones del Justicia de Xixona denadas con el propósito de degradar, o
constataban un mundo rural apacible, sólo de restaurar y de reequilibrar la honra no
alterado por las situaciones inherentes a la
convivencia cotidiana.
Precisamente la permanencia de un vo-
raz ganado de labor que pastaba libremente
entre los afanados cultivos de los campesi-
nos constituyó la principal y más violen-
ta fuente de injurias y riñas en el seno de
esas mismas vecindades rurales. Benjamín
Escriche ha señalado cómo, en el Alcoi de
principios del Trescientos, cuando la fron-
tera ya se había desplazado hasta Orihuela,
la violencia cotidiana seguía siendo un ele-
mento determinante de las relaciones so-
ciales en el interior de la comunidad rural.
Las injurias, los gestos ofensivos y hasta la
agresión física, incluso armada y premedi-
tada contra un indefenso, tenía como fin
–según nos dice– expresar y representar al
individuo y a su familia ante la colectividad.
Las acciones de las personas garantizaban y
ratificaban una determinada posición o es-
tatus social, desacreditando al adversario y
demostrando una posición de fuerza y viri-
lidad ante una presumible, intuitiva o feha-
ciente lesión de la honorabilidad. El aten-
tado contra la fama pública tenía un origen
cultural pero en no pocas ocasiones –con
referencias que se nos escapan– también
tenía una génesis económica, un agravio,
un perjuicio o el menoscabo de un derecho
que se creía reconocido y aceptado ante la
comunidad. De ahí que la totalidad de los
insultos o de las defensas en los pleitos, que Las relaciones dentro
de la comunidad
en esencia constituían la mayor parte de las se vieron en
actuaciones del Justicia, intentaran desgas- muchas ocasiones
tar la legitimidad del contrario, desacredi- determinadas por la
tarlo y escenificar ante todos la restaura- violencia
112 Rafael Narbona Vizcaíno

excluían exhibiciones de fuerza, de cruel- reconquista de antiguas sedes episcopales


dad o de teatralización extrema en los luga- tardorromanas, no debe impedir el recono-
res públicos o en los espacios abiertos. cimiento de la trascendencia política y jurí-
En cualquier caso, la Alcoi retratada en los dica de aquel programa fundacional, cuya
registros de Justicia de 1320 a 1335, pese centralidad jurisdiccional sobre un término
a no sustraerse completamente de los carac- poblado o no de alquerías o lugares, permi-
teres definidos para el momento anterior en tió crear una red de localidades con finali-
el que la calificamos como plaza fronteriza, dad fiscal, administrativa y judicial.
sí presenta unas coordenadas diferenciadas, La concesión de las cartas pueblas como
al constatar que la mayor parte de las dili- acto soberano y político; la concentración
gencias fueron obradas por la posesión de del poblamiento hasta entonces disperso
parcelas, derechos de paso, circulación de en un único centro residencial, diferente
ganado, riego, pastos, etc., manifestando incluso al islámico precedente; la primitiva
con ello la transformación de aquella pri- muralla remozada una y otra vez para eng-
mera sociedad guerrera en una comunidad lobar los arrabales agregados con los años;
rural hacendosa, la cual también recurría a la preconcepción ortogonal de la planta
la violencia para la solución atávica de los edilicia de los núcleos; o la temprana do-
inevitables conflictos intracomunitarios. tación de magistraturas en las vecindades,
independientes de los alcaides de las for-
talezas; etc.; pone en evidencia en los casos
La configuración de mejor conocidos de Alcoi y Concentaina,
sociedades urbanas que las comunidades rurales surgidas inme-
diatamente después del dominio estratégico
Todos los indicios apuntan a pensar que y militar de las defensas islámicas tenían
la programada fundación regia de villas en una vocación urbana que, no obstante, con
la geografía valenciana tenía inicialmente un gradiente diferente en cada caso, sólo
un propósito urbanizador, si atribuimos algunas localidades lograron culminar con
al concepto urbano en la Edad Media un éxito. Estos centros comarcales pasaron a
espectro embrionario y amplio de posibi- vertebrar las vías de comunicación como
lidades, aunque irremediablemente vincula- etapas en el camino real o como escalas en
do a las actividades agrarias. La fuerte carga la ruta marítima, como polos de crecimien-
eclesiástica en la excluyente idea de civitas, to en definitiva, dotados de unas funciones
incorporada al proceso de restauración y económicas de proyección regional, en los

La concesión de
cartas pueblas dio
un impulso a la
repoblación de las
tierras conquistadas
a los musulmanes
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 113

que el tejido social de la población iría ad- número de fuegos; la creación de un burdel,
quiriendo consistencia gracias a la progresi- de un hospital o de una selectiva cofradía
va diversificación del trabajo. en la iglesia mayor, etc.; son indicios elo-
Así podemos comprobar cómo Con- cuentes que anunciaban el proceso de acen-
centaina, en una fecha tan temprana como tuación de algunos núcleos, ya destacados
1271, ya enviaba cuatro síndicos a la re- por los beneficios y exenciones fiscales de
unión del brazo real de las Cortes junto a la monarquía, así como por la concesión de
otras doce villas valencianas, entre las que privilegios para realizar de manera regular el
se contaban también Albaida y Ontinyent. mercado y la feria anual. Del mismo modo,
A las Cortes de 1281 fueron convocadas la frecuencia y la fluidez creciente de los
Ontinyent, Bocairent, Dénia, Alcoi y Con- movimientos comerciales, así como el de-
centaina, entre otras villas del reino de las sarrollo de un trabajo artesanal y especiali-
comarcas centrales y norteñas. Y del mismo zado en los sectores básicos (hierro, piedra,
modo, a todas ellas se les anunció la fallida madera, cuero y textil) apuntaban hacia un
reunión de 1286, pese a lo cual sus repre- estadio de desarrollo de la vida social y eco-
sentantes formaron parte del brazo real, nómica superior al de una villa rural, si bien
reunido a la sazón con el mismo monarca. sin desentenderse nunca de la principalidad
La señorialización de esas villas y su des- insoslayable del sector primario en la vida
aparición de las reuniones de Cortes en el económica.
Trescientos no supondría merma alguna de La intensidad del tráfico marítimo ad-
su adquirida centralidad. quirido por el puerto de Alicante durante
De hecho, el vanguardista régimen muni- el siglo XV, incorporado como escala en
cipal otorgado a Valencia en 1245, basado las operaciones y en las rutas del comer-
en la concesión de un elevado grado de au- cio internacional que unía al Mediterrá-
tonomía local mediante la creación de un neo occidental con el Atlántico y el Mar
gobierno renovable de prohombres en un del Norte, se sostenía por la concentración
organigrama colegial de magistraturas (Jus- regional de las exportaciones de fruta seca,
ticia, Jurados, Mostassaf, Consell y otros), vino, fibras vegetales y productos tintóreos.
fue trasladado ese mismo año a Dénia y El desarrollo de la industria textil lanera
Imagen de uno
pronto, en 1283, generalizado a todas las en el ámbito rural de la Vall d’Albaida, el de los juegos más
villas del reino con el fin de coordinar las Comtat y l’Alcoià, capitalizado en los prin- practicados durante
relaciones soberanas del poder real con las cipales núcleos de población, tuvo como estos siglos: los
comunidades vecinales. Sin embargo, ese protagonistas a un colectivo de artesanos dados.
programa institucional acotado entre 1245
y 1283 contó con un intermedio generali-
zado, sostenido en la dotación de escriba-
nías locales y en la creciente cohesión del
colectivo de prohombres bajo el ejercicio y
la renovación del justiciazgo local. Además,
la territorialización de los fueros de Valen-
cia al reino mediante la jurisdicción alfon-
sina permitió a todas las vecindades contar
con el mismo modelo de organización local,
en el realengo o en el señorío.
Otros rasgos de la embrionaria singu-
laridad urbana de las villas se detectan en
ciertos perfiles sociales. La existencia de
una morería para organizar la aljama mudé-
jar instalada en el suburbio; la presencia de
un grupo de familias hebreas residentes; el
114 Rafael Narbona Vizcaíno

desde el principio tanto el juego como la


prostitución, si bien el efervescente aumen-
to de esta característica criminalidad en los
pujantes centros de población tuvo consta-
tación institucional con la neta separación
en dos justiciazgos para las materias civiles
y criminales, magistratura única antaño que
fue desdoblada en Orihuela en 1336, lo que
por sí misma anunciaba tanto la cuantía de
pleitos como el rango urbano adquirido. Es
decir, las tipologías delictivas no eran espe-
cíficas de las ciudades, pues tenían presencia
anterior en sociedades dominadas por gen-
tes de armas o por compulsivos campesi-
nos. Sin embargo, lo que realmente parece
conferir el talante de ciudad era la novedosa
e imperativa regulación de los usos y cos-
tumbres cotidianos por parte del gobierno
Las penas de
mutilación o de
municipal, hasta entonces poco preocupado
castigo físico en el orden público salvo cuando había que
tenían un carácter solventar casos judiciales puntuales. Los
ejemplarizante consells se mostraron dispuestos a intervenir
no sólo en la vida colectiva sino en la ela-
emprendedores, capaces de atraer el sumi- boración y la imposición del respeto a un
nistro de la materia prima y de comercia- código ético o de urbanidad, unas pautas
lizar un producto manufacturero acabado de vida social nítidas, mediante la promul-
en el mercado comarcal, a la vez que esos gación y aplicación de normativas que regu-
mismos hombres de negocios practicaban la laban y penalizaban los comportamientos
compraventa y la exportación de productos vecinales indeseados.
agrícolas transformados, como el aceite o el Las directrices cívicas, inspiradas en la
vino, u otras especies especulativas, lo que legislación real y generalizadas por las or-
aceleró la inversión en infraestructuras y di- denanzas municipales, no olvidaban estipu-
versificó la actividad económica, así como lar con detalle las penalizaciones previstas
el entramado social en esas mismas locali- para los comportamientos indecorosos, de
dades. Orihuela, sede episcopal y también modo que la progresión de la comunidad
de una de las dos Gobernaciones del reino hacia estadios más complejos de vida ciu-
desde su incorporación en 1305, con título dadana parecía dar lugar a la aparición o
de ciudad desde 1437, gozó de una triple multiplicación de tipos delictivos nuevos
capitalidad político-eclesiástica-urbana que, (sexuales, juego, robo, etc.), cuando en reali-
ejercida en los confines del reino, estaba ba- dad aquéllos no transcendían anteriormen-
sada económicamente en una producción te a la esfera del dominio de lo público, y si
cerealícola orientada a la exportación, cir- lo hacían no gozaban de la atención inter-
cunstancias que le permitieron duplicar los vencionista del poder público, aun manifes-
mil fuegos de 1418 a 1511. tándose ocasionalmente entre el vecindario.
Esta vocación urbana de algunas villas La paulatina transformación de la sociedad
meridionales, conducida con excelencia en fue simultánea al gradual cambio de actitud
el siglo XV en algunos casos, proyecta tam- de los magistrados locales que, en adelante,
bién con nitidez una conflictividad cuanto previeron y pregonaron apriorísticamente
menos singular. Evidentemente, la taberna, en las calles de la vecindad –por acuerdo del
la alhóndiga y el hostal habían concentrado consell– los delitos y las penas contempladas
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 115

para su castigo. Baste un ejemplo tempra- de queda; o la persecución del ejercicio de


no de la persecución de la delincuencia: la la prostitución fuera del espacio reservado
introducción del peritaje médico –la desospi- para su práctica, entre otros, constituyeron
tació– para diagnosticar las calidades de las los delitos más perseguidos y lucrativos de
heridas causadas y, de este modo, activar la la actividad judicial.
pertinente actuación judicial, caso de Con- Del mismo modo, resulta sobresaliente
centaina, ya en 1275. a nuestros ojos la notable diferencia en la
La confección de una nómina de tipo- percepción de la transcendencia de los de-
logías delictivas punibles por los gobiernos litos. Si las injurias, las agresiones e incluso
ciudadanos supuso la multiplicación de las los atentados con sangre eran relativamente
diligencias, de las composiciones y de las habituales y gozaron de un tratamiento que
actuaciones judiciales en general, así como en general podemos calificar de benévolo,
de los castigos. La preferencia de la justicia por el contrario, el peso de la ley se dejaba
medieval por la tarifación económica de los caer con toda su severa crueldad para hacer
delitos perpetrados y la imposición de mul- frente a las acciones que atentaban contra
tas, condonaciones de penas, así como por las propiedades privadas: sendos robos en
la percepción de tasas y averías, en lo que se Concentaina hicieron que Guillem Llopis
ha denominado proceso de consolidación fuese condenado a perder un pie y María,
de un parafiscalidad judicial, terminó por prostituta, desorejada. Las penas de muti-
fosilizar el conjunto de actitudes y activida- lación pública, infrecuentes no obstante,
des punibles: portar armas prohibidas en la buscaban difundir la ejemplaridad del cas-
localidad, pese a su generalización entre la tigo como escarmiento y como amenazante
población, constituyó una fuente de ingre- conminación que desalentara al crimen.
sos en Orihuela, donde en los ejercicios de Los castigos se ejecutaban en las calles, Las autoridades
1435, 1443 y 1445, proporcionaron una en las plazas o en los portales más emble- persiguieron
cuarta parte del total de lo recaudado por máticos, lugares de especial relevancia pú- los juegos que
el Justicia; la persecución del juego ilegal blica, donde se convocaba a la comunidad consideraban
fuera de la tahurería, arrendada a particu- mediante pregón del alguacil, toque de peligrosos a causa
de las apuestas que
lares para proporcionar ingresos a la ha- trompeta y de tambor, para proceder así a la se efectuaban y que
cienda pública; la identificación de los noc- lectura del delito y a la inmediata punición, en muchas ocasiones
támbulos, que habrían necesariamente de bien en el caso de las penas mayores que eran el origen de
portar luz por las calles después del toque contemplaban muerte o mutilación, bien reyertas
116 Rafael Narbona Vizcaíno

Sarracenos. Retablo
de San Nicolás,
Santa Clara y San
Antonio, maestros
de Castellitx, del
obispo Galiana i de
Santa Margarita,
siglo XIV. MMca.

en los castigos corporales procurados a los hecho lo que se pretendía no era tanto im-
reos que, semidesnudos y montados sobre poner una norma moral como restringir su
mula, eran azotados y trasladados de una actividad a la tahurería, monopolio munici-
parte a otra de la villa para sufrir la infa- pal por ser fuente de ingresos arrendados,
mante vergüenza pública. que contribuía a los gastos de mantenimien-
El programa cívico de los consells encuen- to de la muralla. La regulación municipal de
tra en la regulación del juego y de la pros- la prostitución en un burdel, barrio o casa,
titución sus mejores expresiones. A media- constituye otra de las facetas indisociables a
dos del siglo XV en Elche y en Orihuela se la vida urbana. Su existencia en Elche, Ori-
autorizaba la práctica lúdica cuando remitía huela o Alcoy, exigía un libro de matrícula
a los bolos, el ajedrez, el truque, etc. Sin de fembres mundaries, un espacio acotado y vi-
embargo, el municipio preveía la entrega de gilado en la periferia, y unas normas de dife-
trofeos (una copa, un ánade, un carnero) y renciación social que indicasen con claridad
una estricta regulación de las modalidades la condición de la prostituta en ejercicio, a
de tiro a los vencedores en las competiciones quien se la identificaba por su vestuario e
de ballesta o de dardos, así como en las ca- incluso se la segregaba de la sociabilidad con
rreras de caballos, juegos que se celebraban las mujeres moralmente respetables.
en las principales fiestas del calendario –la Quizás el aspecto más llamativo que pre-
Virgen de septiembre en Alcoy o San Juan sentaron las tierras meridionales del Reino
en Elche– con el propósito de mantener de Valencia fue la coexistencia de las comu-
adiestrados y mejorar las aptitudes milita- nidades de musulmanes y cristianos. Si los
res de la población. Al mismo tiempo, los dictados de los frailes indujeron a las cor-
magistrados desautorizaban el juego de la poraciones municipales a prever la neta se-
pelota, horizonte común para las sociedades paración de las tres grandes confesiones re-
mediterráneas, por los problemas que cau- ligiosas, incluso topográficamente, lo cierto
saba, e incluso perseguían aquellos juegos es que los documentos judiciales, con sus
considerados perniciosos (los naipes o los quejas, denuncias, diligencias, testimonios,
dados) por las apuestas dinerarias que con- etc., ponen en evidencia una cotidiana convi-
llevaban, cuya práctica era considerada caldo vencia en el espacio fronterizo, tan vinculado
de cultivo de injurias y reyertas. Si el juego al mestizaje cultural como a la exclusión re-
con apuestas era especialmente perseguido ligiosa. Según la denuncia presentada ante el
si se practicaba en los espacios públicos, de Justicia de Valencia, Mahomet, hijo de Famet
Malos hombres, malos usos, malas costumbres 117

Chayuel, moro de Borja, en Aragón, se hacía necesidad. Una colaboración plena que no
llamar Garcia o Garciola en Alcoi, Biar y Xà- excluía tampoco el contraste y los conflictos,
tiva, pues parece que allí se hacía pasar por similares a los de los restantes conciudada-
cristiano hasta que fue prendido en Silla. nos. ¿Qué originó esa sustancial diferencia
Dos villas próximas, Alcoi y Concentai- en el tratamiento de la –finalmente– mino-
na, ponen de nuevo en evidencia dos formas ría islámica? ¿La exclusión y la convivencia
opuestas de interferencia entre mudéjares y estuvieron directamente relacionadas con
cristianos. Mientras que la primera conde- las condiciones de conquista y rendición?
nó con sus actuaciones a la emigración a los ¿Fue consecuencia de los intereses particu-
musulmanes, la segunda atesta una genuina lares de los recién llegados? ¿Podemos dife-
promiscuidad entre ambos: unos y otros renciar dos realidades distintas: el ámbito
comían, bebían y compartían conversación de acción de los poderes públicos y el de la
en las tabernas; los niños jugaban y crecían sensible cotidianeidad de las clases popula-
juntos; algunas labores artesanales impres- res? Todas estas preguntas, y otras, quedan
cindibles para la comunidad persistían en pendientes para conocer con mayor detalle
manos mudéjares; e incluso los cristianos a los malos hombres, los malos usos y las
resultaban fiadores de esos vecinos tan sin- malas costumbres de la sociedad medieval
gulares cuando se encontraban en estado de valenciana.

La sexualidad en la sociedad
alicantina bajomedieval
f l o c e l s a b at é

E
l comportamiento sexual, también que todo lo creado por Dios debe
con sus prácticas y sus tabúes, de ser bueno y aceptable, siempre y cuando
sus reglamentaciones y sus se adecúe a la finalidad para la que ha sido
transgresiones, se erige en un creada, que en el caso de la sexualidad es
claro observatorio para poder escudriñar las la procreación. En este sentido, lo certifica
creencias, los temores y los condicionantes el más influyente de los teólogos del siglo
que marcaron la historia real, íntima y vital XIII, Tomás de Aquino: «al igual que el uso
de los hombres y mujeres que compartieron de los alimentos puede hacerse sin pecado
un tiempo y un espacio situado, precisa- si se realiza conforme al modo y orden de-
mente, en la base de nuestro presente. bido, porque se ordena a la conservación del
cuerpo, así también el uso del placer venéreo
puede darse sin pecado si se realiza confor-
La sexualidad aceptable, me a un modo y orden debidos, en cuanto
la desordenada y la
contranatura

El pensamiento cristiano imperante, encar-


gado de definir la normalidad ideológica
de la sociedad medieval, integra, al entrar
en la Baja Edad Media, la sexualidad en la
comprensión de los planes de Dios sobre la
humanidad. Ciertamente, el planteamiento
predominante en la Alta Edad Media, de
raíz neoplatónica, interpretaba que el fo-
mento del espíritu comportaba la exclusión
de la carne, expulsada en lo posible de la
dieta ideal monacal y limitada sexualmen-
te a la imperiosa necesidad de prolongar la
especie humana, continuando en este aspec-
to el pensamiento estoico. Las dificultades
populares para aceptar este planteamiento La sexualidad viene
se ven compensadas al revisar la teología manchada desde el
pecado original.
desde una base aristotélica. A partir de Miniatura de
esta perspectiva, se comprende no sólo la misal –h. 1482–,
necesaria dualidad hilemórfica del cuerpo Munich, Bayerisches
humano conjuntando cuerpo y alma, sino Staatsbibliothek.

Flocel Sabaté  pp. 118-133


120 Flocel Sabaté

que es conveniente para la conservación del teólogos, desde el siglo XII, vinculan a uno
género humano. de los siete pecados capitales, la lujuria, que
La sexualidad aceptable por tanto, es la precisamente se puede interpretar como un
que está abierta a la reproducción, es de- exceso del deseo sexual que lo desvía del
cir, la que garantiza el correcto recorrido equilibrio aristotélico.
del semen hasta el útero femenino. De otro
modo, se procedería contra la voluntad di-
vina. Por ello, a partir de ahora se agrava Salud, placer y amor
por su carácter contranatural la considera-
ción moral de la masturbación, el bestialis- Respetando su correcta orientación, se asu-
mo o la homosexualidad masculinas. Conse- me con gran naturalidad la práctica sexual,
cuentemente, los homosexuales masculinos en la que la mayoría de los varones ya se han
pasarán a ser penalizados con la pena de iniciado a los quince años de edad, según
muerte aplicada del modo más infamante, comenta Vicente Ferrer. La fisiología aris-
como es la hoguera. La gravedad inherente totélica y la difusión de la medicina árabe
a estas faltas no existe en otros usos inco- corroboran la relación entre sexualidad y
rrectos que respeten la finalidad que Dios salud. La relación sexual no sólo es acepta-
ha infundido al uso sexual, como son la for- ble sino que su abstinencia puede ser con-
nicación, el adulterio, el incesto, el estupro traproducente si comporta acumulación de
o el rapto, conjunto de desórdenes que los semen. Las poluciones nocturnas se alejan,

Los lujuriosos
encontrarán, tras la
muerte, su estancia
específica en el
infierno.
Fresco sobre el Juicio
final en la catedral de
Albi, 1477-1513.
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 121

por tanto, de la desconfianza generada en los


clérigos altomedievales y se comprende que
a mediados del siglo XV la falta de expul-
sión del semen cueste la vida al arzobispo
Jaime de Lisboa. Francesc Eiximenis critica,
precisamente, a los clérigos que pretenden
justificar en la salud su falta de castidad:
«per conservar sanitat ús ab fembre sovint».
Una acumulación similar provoca en muje-
res vírgenes y viudas un desplazamiento de
la matriz, generando un estado angustioso
que requiere devolver a su posición original
el órgano desplazado por lo general experi-
mentando el orgasmo mediante la relación
sexual o la masturbación, si cabe estimulada
con ungüentos y olores.
En todos los casos se pretende recuperar el
equilibrio perdido como corresponde a una
medicina basada en el equilibrio de los cua-
tro humores, cada uno de ellos vinculado a La comprensión física de la naturaleza El conocimiento
los cuatro elementos en los que se considera anima a detectar las virtudes inherentes a médico ha permitido
que se basa la naturaleza. Bajo este plantea- cada planta, animal o piedra, las cuales en curar al marido de su
impotencia, por lo
miento se atienden los desarreglos del trato algunos casos pueden ser útiles para fines que reclama la esposa
sexual, empezando por la esterilidad, consi- sexuales, como evitar el embarazo, recons- que ya se ha unido
derada grave porque «nunca es perfecto el ser truir o disimular el himen para aparentar con otro.
vivo que no puede generar otro viviente de la virginidad perdida o incluso provocar el Amiens, Bibliothèque
naturaleza semejante a sí mismo», como ex- aborto. Así, los lapidarios divulgan que la Municipale, ms. 335,
pone en el siglo XIV el tratado montpellien- mujer que mantenga relaciones carnales lle- fol. 331r.
se De Sterilitate atribuído, entre otros, a Arnau vando consigo una piedra de jaspe «mentre
de Vilanova. El mismo equilibrio físico per- la port no.s enprenyarà», finalidad aún más
mitirá adecuar la relación sexual a la propia perseguida mediante brebajes con hierbas
constitución física –«aquellos que tienen las anticonceptivas, cuyo uso no desplaza el
complexiones frías y secas, cuando jodan elevado recurso al coitus interruptus o incluso
muy a menudo, es necesario que coman vian- a la penetración anal. También se recurre a
das calientes y húmedas, e igual el vino»–, los brebajes para conseguir filtros amorosos
insistir en la práctica por razones fisiológicas con que atraer al ser querido. El sentimiento
–«a aquellos de la complexión cálida y hú- de atracción hacia alguien del sexo contrario
meda poco daño les hace el joder, sino que permite hablar de amor, tal como lo hacen
les perjudica el dejar de hacerlo, pues si no los escritores que, en el siglo XV, se dirigen
lo practican les viene tristeza, no digieren las con reiteración al «poderós e sobiran déu,
comidas, pierden el hambre, les duele el vien- donador de benaventurances, Cupido, fill de
tre, se les ahueca la cabeza y se les produce la deessa Venus», para decirlo con los tér-
absceso en los lugares de la esperma»– y so- minos utilizado por el caballero valenciano
lucionar disfunciones o fomentar el mismo Francesc Carrós Pardo de la Casta. Es un de-
deseo al conocer las «viandas y medicinas seo ardiente que ha de orientar la vida, como
simples que aumentan el semen e intensifi- expresa Ausiàs March –«llir entre cards, los
can o aminoran el joder» y los «ungüentos meus jorns vull finir / amant a vós, sol que
que enderezan y dan fuerza al miembro», tal me n’hajau grat»–, al valorar y reclamar los
como detalla el Speculum al foder redactado en sentimientos y favores de la mujer, a pesar
catalán en el paso del siglo XIV al XV. de que predicadores como Vicente Ferrer
122 Flocel Sabaté

mar que, con la menstruación, el organismo


femenino genera veneno; la medicina expli-
ca que la combinación de humores frío y
húmedo que caracteriza la mujer la inclina
a la concupiscencia, coincidiendo con los
predicadores, que encuentran en la patrísti-
ca la valoración de la mujer como verdade-
ra puerta del diablo –diaboli ianua sentenció
Tertuliano en el siglo III–, y con un intere-
sado uso de referentes clásicos: «Júpiter dix
que molt major era la luxúria de la fembra
que de l’hom», escribe Bernat Metge antes
de cerrar el siglo XIV.
Esta tendencia al pecado impulsaría a la
mujer a seguir la moda, incorporando joyas
–«paternostres d’aur ni de coral»–, adere-
zando el cuerpo –«embotides de tela e de
cotó per fer-los bons pits», utilizando per-
fumes almizclados de evocación sexual que
«antigament no.n solien usar sinó fembres
vils i mundanes» o entregándose a la cos-
mética. Ésta permite recalcar la piel blanca
en el siglo XIV y, en la centuria siguiente,
insistir en el pálido azafrán de una epider-
mis bien depilada en contraste con el rojo
de los labios, el tono oscuro de las pestañas
y el perfil elaborado de las cejas, acompa-
Los tratados médicos, recomiendan contraponer la atracción con ñando unas uñas largas y brillantes y un pei-
como el Tacuinum la incerteza del futuro –«l’home deu pen- nado complicado, a veces completado con
Sanitatis del que sar per a ell mateix dient: ‘Oh miserable de el tinte rubio o, si cabe, con pelucas y posti-
procede esta imagen,
se preocupan por
mi! Jo ara estic molt content d’aquesta dona, zos. Los cánones de belleza sólo podrán ser
mejorar la relación però què sé jo si serà bona, fidel’»–, temor seguidos por quienes dispongan de tiempo
sexual con arreglo coherente con la visión negativa de la mujer y dinero para llenar su alcoba con un «caxó
a su finalidad que se va imponiendo. / ple d’ampolletes, escudelletes / e baralets
reproductora. ab mil potets». La mujer se somete así a los
Paris, Bibliothèque cánones de belleza exigidos por la sociedad.
Nationale de France,
Ms. Lat. Nouv. Acq.,
La condición femenina Bernat Metge lo reconoce –«diran que per
fol. 100v. més plaura a ells ho fan e que ab tot açò no
Una creciente misoginia atrapa a la mujer poden tant fer que plàcien a ells més que
en la Baja Edad Media, en un contexto ge- les serventes o catives»–, pero no deja de
neral que la relega a una posición crecien- culpabilizar a las mujeres, dotadas de una
temente secundaria. La preservación de los perversa inclinación incitadora: «si algú les
linajes, tanto nobiliarios como burgueses, mirava les mamelles, les quals elles desigen
aboca a una herencia agnaticia masculina; per tothom ésser mirades». La actitud fe-
la fisiología aristotélica, oponiéndose a los menina es considerada muy grave, porque
postulados galénicos, niega la existencia de en realidad pretende enmendar la obra crea-
un semen femenino, pudiendo así explicar dora de Dios, como explica Eiximenis: «per
que el útero femenino sólo incuba la semi- força s’han a omplir aquí de cotó o d’altra
lla del marido, como la planta en la tierra; cosa, car natura no basta a fer-los tan gros-
superstición y erudición enlazan para afir- sos pits ne tan grans espatlles, e açò és gran
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 123

deshonor de nostre senyor Déu, car aquest combinando la autonomía papal, el peso
clarament ensenyen que ells no es tenen per episcopal, el desarrollo parroquial y la pro-
pagats de la forma natural que Ell los ha moción de un específico modelo de unión
dada, ans ells se’n fa altra que és mill a llur matrimonial, basado en la indisolubilidad, la
plaer». Coherentemente, el vizconde Ra- monogamia y la exogamia. Esta es definida
món de Perellós, al viajar al Purgatorio, se en 1215, por el IV concilio de Letrán, en
encuentra con su sobrina, conociendo que el cuarto grado de parentesco, dejando en
«la pena major que ma neboda havia era per manos de la Iglesia la penalización espiri-
les pinctures e emblanquiments que havia tual y las dispensas por incesto, a menudo
feits en sa cara quan vivia». concedidas tras la aportación de las debidas
En la mujer, en definitiva, no se puede ha- cantidades pecuniarias. En el mismo siglo
llar ninguna cualidad positiva: «Al món no és XIII, la simple consideración contractual
/ dona complida e proveïda / de saviea, vir- del matrimonio mantenida por espiritua-
tuts, bonea / o de seny clar. No.n cal cercar,/ listas como Pere Joan Olivi es elevada a un
car no n’hi ha». Se justifica de este modo la rango sacramental por escolásticos como
exclusión del género femenino de las organi- Tomás de Aquino. Éste también valora el
zaciones laborales, las representaciones mu- mutuo apoyo de los esposos como finalidad
nicipales o los estudios generales. Reducida secundaria del matrimonio, a continuación
a un ámbito doméstico, la mujer puede pare- de su función engendradora. La validez de la
cer, en algunos casos «cominal / tol·leradora, unión requiere el consentimiento de ambos
ordenadora / queucom curosa en abundosa contrayentes, como mantiene la doctrina
/ casa fornida», lo que en realidad, al decir cristiana y asumen los «Furs» valencianos.
del Jaume Roig, no refleja otra cosa que una Éstos exigen también, so pena de deshere-
mujer bien «regida per lo marit». damiento, que el asentimiento de la mujer
soltera vaya acompañado por el de su padre
o, si éste hubiera fallecido, el de la madre
Matrimonio y estrategias y dos parientes próximos por parte de pa-
familiares dre y madre. La exigencia se explica porque
el matrimonio enlaza, en todos los casos, a
Tras la reforma gregoriana del siglo XI la familias, convirtiéndose en instrumento de
Iglesia consigue una mayor incidencia social, relación y promoción social en el ámbito

El cuidado del
cuerpo persigue
alcanzar una belleza
sólo asequible a
quienes gozan de
tiempo y dinero para
seguir la moda.
New York, Pierpont
Morgan library, ms.
638 fol. 41v.
124 Flocel Sabaté

aristocrático y en el burgués, en un contexto con el dinero de la dote «per ben pagat e


donde la solidaridad del propio linaje está content me.n tinch» y añade, por tanto, que
en la base tanto de las fortunas patrimonia- acepta «a vós en sdevenidora muller mia per
les como de las alianzas de bandos. Mientras procrear fills». En realidad, una unión por
los hijos dan continuidad al patrimonio, la lo general establecida entre una joven situa-
cesión de hijas facilita emparentar con fami- da entre la pubertad y los primeros años de
lias de rango superior en el escalafón urbano juventud y un varón dos o tres lustros ma-
y enlazar burguesía y baja nobleza. yor, certifica el carácter dirigente de él y la
Los «Furs» establecen la emancipación finalidad procreadora de ella. La continui-
de ambos contrayentes tras la boda, que dad del linaje familiar justificaría la unión,
la mujer puede obligarse y contratar sin li- como recoge Jaume Roig: «per parir, / puis
cencia del marido y un régimen habitual de fills no tens, dius que la prens». La relación
separación de bienes, compatible o substi- sexual de los esposos debería de centrarse
tuible por la germanía o sistema pactual o en esta función, por lo que, como advierte
convencional de comunidad en determina- Francesc Eiximenis, «tots los altres toca-
dos bienes. El carácter contractual del ma- ments que l’om fa en lo cors de sa muyller,
trimonio a menudo se recoge notarialmen- o ffa fer per ella en lo seu, qui no són reglats
te, especificando la dote aportada por la per negun bé matrimonial, o qui de ssi són
familia de la contrayente y el «escreix» que leigs e pudents e fets per fervor de luxúria,
el marido destina a la esposa, justificado en són grans peccats, e qui molt suyllen lo sant
que «com a doncelles, pinzelles, numides matrimoni». Predicadores como Vicente
de virginitat, segons fur de València, dot Ferrer van recalcando la necesidad de respe-
Mujer vistiéndose sens creix no puxa ésser constituhit». Los tar largas abstinencias sexuales en períodos
y aderezándose de términos son claros: en 1485 el documento como la lactancia, a pesar del escaso eco de
acuerdo con la moda
del siglo XV.
notarial previo a una boda en Elche especi- todos estos consejos en la práctica popular.
París, Bibliothèque fica que ella acepta las cantidades recibidas Los niños vivirán sus primeros años en
Nationale de France, «per a fer de aquells a totes mes voluntats torno a la madre y, hacia los ocho años de
Ms. Fr. 599, fol. 24v. en vida e en mort», mientras él confiesa que edad «son pare lo posà a estudi», como Ra-
mon Llull recrea en Blanquerna, para apren-
der a leer, escribir y contar, lo que facilitará
su posterior encaje en las actividades eco-
nómicas que impulsan el desarrollo urba-
no. Desde su posición doméstica, la esposa
colabora en las tareas laborales de su pareja,
como se reitera entre campesinos, artesanos
y comerciantes, o asume trabajos para sec-
tores como, destacadamente, el textil, todo
ello sin que predicadores y moralistas dejen
de advertir a los maridos que tienen dentro
de casa a su peor enemigo y ladrón personi-
ficado en su esposa. Los hijos son del ma-
rido y, fallecido éste siendo ellos menores,
la madre requiere un pronunciamiento ju-
dicial para recibir la tutoría, porque, como
estipulan los «Furs», «la cort don tudor a
aquels pubils als quals lo pare en son testa-
ment no donà deudor, si trobarà alcú que
sia covinent a tudor de part del pare o de
la mare del pubill», continuando, si fuera
necesario, por el vecindario.
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 125

Se valora que el varón llegue al matri-


monio con experiencia y una vez casado se
aceptan sus relaciones sexuales con esclavas
domésticas, reconociéndose los hijos ha-
bidos si conviniera, mientras que algunas
ordenanzas municipales les exhortan a no
entrar en prostíbulos y los oficiales ordina-
rios pueden establecer «mandamientos» vo-
luntarios para penalizar económicamente al
adúltero reincidente. El amor extraconyugal
en el marido es compatible con el respeto
considerado normal hacia la esposa: «la
dona que tant am no és ma muller; sàpies
que molt més am aquella, sens tota compa-
ració; bé es veritat que ma muller aitant am
com los marits acostumen». Bien distinto
es el trato dispensado a la mujer, sometida
a una fuerte exigencia de virginidad y con- pasan otra jurisdicción, lo que explica la rei- La mujer no
trol del adulterio, en gran parte porque su teración con que los murcianos mantienen consagrada está
útero es la vía de continuidad y pureza del manceba en Orihuela y viceversa. En 1380 destinada a la
maternidad.
linaje. Precisamente, el peor insulto para un el concejo de Murcia y la gobernación de Enrique Montero,
hombre es ser llamado «cuguç», «cornut» Orihuela pactan un verdadero tratado de Tractatus de Sterilitate,
o «banyut», en referencia a ser engañado mutua extradición respecto de los «omes o Valladolid, 1993.
sexualmente por su esposa. La ofensa que mugeres (que) faran pecado de adulterio en
ésta cometería con el adulterio justificaría la dicha villa o en la villas e lugares e castie-
que su marido la asesinara según un exten- llos de la governaçión».
dido parecer popular que la justicia ordi- Evoluciones personales, como la viudez
naria pretende limitar en consonancia con femenina y los abandonos de domicilio
moralistas que recalcan el «gran perill de masculinos, facilitan las uniones de perso-
damnació d’aquells qui maten les mullers» nas adultas que no han establecido vínculos
y con escritores como el infante Juan Ma- matrimoniales. Son frecuentes en estratos
nuel, quien narra el error fatal que habría inferiores y medios de la sociedad, con su-
cometido un mercader que, tras veinte años ficiente naturalidad para pactar los bienes
de ausencia por razones laborales, al regre- y deberes mutuos ante notario, a menudo
sar confunde como amante de su esposa a detallando compartir «tots quants béns de
quien en realidad es su hijo. present tenen e de aquí avant, Déu volent,
El amancebamiento, es decir, «que al- auran», como en 1480 especifican Joan Cel-
guno o algunos hombres casados tuvieren va y una viuda en Elche, a veces añadiendo,
mancebas públicamente», se considera un como hacen en esta misma población, en
mal ejemplo que las disposiciones sinodales 1488, Pedro de Veas y una viuda procedente
condenan. En 1377 el obispo de Cartage- de Cieza, que, cuando «se ajusten en com-
na advierte a los clérigos del obispado, que panyia e societat», ella le servirá «com si li
incluye las tierras alicantinas, del deber de fos marit» y él la promete en matrimonio en
informar de estos casos, que «nos lo hagan caso de que su legítima esposa fallezca.
saber quien son e como les dizen», porque
«no pueda ser absuelto de este pecado sino
per nós», amenazando incluso con la pena Delitos sexuales
de excomunión. Concejos municipales como
el murciano asumen disposiciones condena- En 1480, el concejo de Murcia se dirige a
torias, difíciles de aplicar si los infractores Orihuela por cuestiones mutuas, entre las
126 Flocel Sabaté

que se incluye «la muchacha forçada que En realidad, el rapto de doncellas com-
forçó Alfonso de Aranda». En realidad, porta diversas implicaciones, especialmente
los perseguidos por la justicia continúan al aceptarse que la deshonra de la afectada
buscando refugio en el cambio de juris- que ha perdido la virginidad puede ser repa-
dicción, a pesar de que el acuerdo entre rada con el matrimonio. Consecuentemen-
ambas poblaciones ya permitió en 1382 la te, el delito puede ser simulado por enamo-
extradición de un vecino de Orihuela que rados que, de este modo, pretenden forzar
pretendía refugiarse en Murcia tras haber la unión matrimonial, hasta el extremo que
efectuado «quebrantamiento de casos de en el siglo XIII Jaime I tendrá que legislar
fuerça e de corrompimiento e fuerça de contra los raptores y contra «las doncellas
una moça». Al complicarse con tensiones que se dejan raptar» («domicellas que se
de bandería puede incluso ignorarse, inten- rapti permitunt»). En la Cataluña del siglo
El matrimonio cionadamente, la justicia ordinaria, como XIV, una sexta parte de los raptos culminan
religioso comporta sucede en 1395, cuando Juan Fernández en boda entre el raptor y la raptada. Simu-
la bendición del se fuga de Murcia con una hija de Pedro laciones parecidas suceden con mujeres ca-
sacerdote, que de Villatorta, refugiándose en Guardamar, sadas, lo que a menudo se pretende arreglar
simbólicamente une por lo que éste, alegando tener que lim- con el acuerdo entre los dos hombres. En la
las manos de los
contrayentes.
piar el propio honor, le persigue con sus misma colisión de sentimientos, tanto Jai-
Troyes, Bibliothèque partidarios y acaba con la vida del fugado me I como Pedro el Ceremonioso y Juan I
Municipale, ms. 89, al margen de los requerimientos judiciales dictaminarán contra el matrimonio secreto
fol. 216r. ordinarios. –contraído sin la bendición eclesiástica–,
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 127

aplicándole el desheredamiento, aún remar- recién nacido ha recibido el bautismo o si Los esposos se
cado con penas eclesiásticas de excomu- yace en tierra sagrada, es decir, que res- unen en la noche
nión. te «en loch que no puxa pendre mal». En de bodas y si Dios
quiere que esta
Ante embarazos no deseados, el aborto 1374 el infante Juan, como gobernador unión fructifique
se practica mediante preparados naturales, general, interviene en Alicante, al haber- inmediatamente
como los elaborados con ruda, ingeridos se producido una violación que conllevó envía el alma del
oral o vaginalmente, y también con presión un embarazo resuelto con infanticidio, ser acabado de
física sobre el vientre, ya sea golpeándolo o dejando el cuerpo sepultado en un lugar engendrar.
aplicándole agua muy caliente. Su práctica no sagrado: «quendam infantem eius vir- Valenciennes,
Bibliothèque
pone en peligro la vida de la madre y no ginitatem violando ab ipsa procreando et Municipale, ms.
permite distinguir el sexo del feto, extre- quod peius est, ipsum infantem tempore 240, fol. 18r.
mos que se evitan con el infanticidio. Éste eius nativitatis ne forum malitractatus de-
es selectivo: cinco de cada seis cadáveres veniret ad lucem interfecerunt et clandes-
de recién nacidos encontrados en la Cata- tine et in loco inhonesto sepelierunt aut
luña del siglo XIV son de sexo femenino. posuerunt». Una alternativa es el aban-
Si bien el control masculino de la medi- dono del recién nacido, como sucede ante
cina universitaria facilita intromisiones de incapacidad económica o en nacimientos
médicos, la práctica totalidad de abortos fuera del matrimonio o en religiosas. Se
y de infanticidios tienen lugar en un con- aprovecha el incremento de hospicios en
texto completamente femenino, donde los los centros urbanos, donde comparten
varones intervienen como familiares encu- una triste infancia, bajo un índice eleva-
bridores, como autoridades penalizadoras dísimo de mortalidad infantil y un escaso
o como eclesiásticos a menudo preocupa- porvenir, que en las niñas suele conducir
dos, desde el realismo teológico, por si el al servicio doméstico.
128 Flocel Sabaté

si no se ha producido penetración vaginal,


se contempla como un «assaig de forçar una
fembra».
Tener relaciones sexuales con religiosas
se penaliza, teóricamente, con la pena de
muerte porque sus culpables «no fan tant
solament injúria a hòmens, ans fan desonor
a Déu». En realidad, al imponer el orden
moral dictado por la Iglesia, se pretende
también sosegar la ira divina. Ciertamente,
una visión «antropomorfizada» de Dios,
combinada con el realismo con que se vive
la religión, permite interpretar la escalada
de dificultades socioeconómicas padecidas
a partir del siglo XIV como un castigo di-
vino. Las intensas predicaciones de frailes
como el popular Vicenç Ferrer extienden la
convicción de que los pecados de la car-
ne forman parte de los incumplimientos
morales que desatan la justa ira de Dios,
la cual si no es debidamente saciada dará
lugar a males mayores, avanzando así hacia
unos temores apocalípticos que incluyen la
angustiosa amenaza de la venida del Anti-
cristo. En 1371, el consejo municipal de
Elche no duda en relacionar la falta de llu-
El embarazo y dar a El seno familiar tampoco es un lugar se- vias con la práctica del adulterio: «com fos
luz se sobrellevan con guro: el 25 por ciento de las mujeres asesi- demostrat en Consell que alcuns vehins del
los saberes y cuidados nadas en Cataluña en el siglo XIV lo han loch, les quals mullers vivien en pecat de
de las mujeres.
Chambéry,
sido a manos de sus maridos. La humilla- adulteri ab altres fembres, tinentes aquelles
Bibliothèque ción inherente a las agresiones sexuales faci- en llurs cases de defora et en altres lochs e
Municipale, ms. 1, lita la mezcla de tensiones de banderías con com les dites coses sien ofensives a Déu e
fol. 43r. delitos de cariz sexual. Una previa confron- mal exemple e desonra del loch; et encara
tación de bandos ha precedido, en 1386, el que per éser ensemps que fos aquell pecat
asalto, por dos jóvenes de Ibi, de un domi- Senyor Déu cesà enviar pluja del cel, la qual
cilio de la localidad que ha comportado la és molt necesària». Consecuentemente, el
violación de la esposa del propietario. La gobierno municipal impone penas al res-
mayoría de las violaciones buscan mujeres pecto, de vergüenza y de azotes públicos
en situación débil, como domésticas, viejas para la adúltera y económica para el adúl-
mendicantes o casadas «a casa seva absent el tero: «que ella pase la vila nua çent açots,
marit» y sobre todo «de mala fama», sea por e que.ll pach LX sous». Aún en 1379, el
estar «diffamada de adulteri» o por tratarse argumento se repite, incluso pormenori-
de una prostituta, lo que acarrearía una pe- zando en pecadores concretos que habrían
nalización menor. Los «Furs» diferencian provocado la ira divina y, con ello, el cas-
en la punición si la violación se ha produ- tigo que repercute en todos los habitantes:
cido sobre una virgen –reparación mediante «com sia fama e çert que alcunes fembres
matrimonio con alguien del mismo valor casades fan adulteri ab hòmens casats et al-
que ella–, una casada –pena de muerte– o tres que són sens marit ab hòmens casats et
una «que no serà verge ne casta»– repara- altres que an marit ab òmens que an muller
ción económica o cárcel. En cualquier caso, oc encar que clerges se jagüen ab fembres
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 129

casades e Bernat Maymó tinga una fembra días «sien tenguts de anar al bordell e aquí
de Oriola, casada, per amiga; et per tals pe- star e gitar». Doce años después, en 1440,
cats a consentir venguen pestelènçies en la el consejo municipal adquiere un solar para
vila e nostre senyor Déu priva pluja e bon habilitarlo como burdel adecuado, que será
temps». Las actuaciones municipales y ju- debidamente arrendado: «fon asignat elet
diciales se ceban sobre la mujer, como se loch que fos fet hun bordell, lo qual bor-
constata en 1413 cuando, también en El- dell hi és stat fet per en Bernat Miralles,
che, «la Ceciliana ha fet e fa culpa de son ostaler». El arrendamiento de estos espa-
cors e haja parit una criatura la qual se diu cios aporta importantes beneficios al erario
ésser filla de Jacme Peres prevere, e sia cosa público. En Orihuela, el consejo municipal
de mal exemple sostindre en la dita vila tal alega una demanda superior a la capacidad
o semblant pecat entre les bones dones», del burdel para autorizar la actuación de
por lo que se advertirá a los oficiales or- prostitutas fuera del espacio propio, lo que
dinarios para proceder contra ella, sin que incrementa las ganancias municipales pero
la jurisdicción eclesiástica actúe contra el perjudica al arrendador del burdel, que en
clérigo con quien ha compartido el peca- 1451 eleva su queja ante el monarca. Éste se
do. Los oficiales regios proceden de forma pronuncia a su favor, impidiendo que «dic-
idéntica bajo el mismo temor de tolerar el tas feminas mundanas seu meretrices esse,
mal que enoja a Dios: en 1403 el lugar- stare, comedere, dormire, habitare atque
teniente del procurador general en Dénia vivere alibi que in dicto lupanari», y dispo-
recibe la orden de detener a la mujer que niendo que el justicia criminal actúe en este
mantiene relaciones con el vicario de la lo- sentido y no admita nuevas licencias muni-
calidad y de transmitir información sobre cipales, dando así lugar a un ordenamiento
la conducta del eclesiástico al obispo. que será recordado por los posteriores ti-
tulares del burdel, quienes previo el corres- Relación amorosa y
pondiente pago obtendrán la confirmación tierna entre Osías y
Prostitución regulada regia, como se efectúa en 1481. su esposa Gomer, que
había ejercido como
Las ordenanzas municipales penalizan prostituta.
Siendo la relación sexual un impulso nece- los proxenetas, si bien su expulsión a me- Bourges, Bibliothèque
sario para el cuerpo humano, la prostitu- nudo sólo significa su desplazamiento a po- Municipale, ms. 7, fol.
ción se erige como un mal necesario, como blaciones vecinas; limitan a los hostaleros, 147r.
indica Tomás de Aquino, para evitar males
mayores por parte de quienes, impulsados
por un deseo ardiente, impondrían actos
violentos sobre las mujeres. Es el silogis-
mo atribuido al pensamiento agustiniano:
la prostitución es a la sociedad lo que las
alcantarillas a los palacios. Por ello hay que
destinar un espacio concreto de la ciudad
al burdel. En 1371 el consejo municipal de
Elche razona que las prostitutas «no sia re-
honable que sien consentides llà on abiten
bones dones», y dispone que «no sien con-
sentides en la vila ni en los ravals, mes que.ls
sia asignat un carrer o loch apartat on estien
et abiten». Bajo una preocupación similar,
en 1428 dispone que ningún «ostaler ne
ostalera no gos tenir ne fer tenir fembra o
fembres bagasa o patanes notòries ni públi-
ques en son ostal», disponiendo que en seis
130 Flocel Sabaté

teries e males fembres entrar dins la dita


orde».

Sexualidad e identidad
étnico-cultural

La cohesión social medieval se establece en


Mujer judía a punto torno a la identidad cristiana, de tal modo
de dar a luz, ayudada que las minorías étnico-culturales no asi-
por dos mujeres
cristianas.
milables son consentidas bajo sus propios
Biblioteca Nacional, ámbitos de solidaridad y residiendo en ba-
Madrid, Cantigas de rrios separados. Una mezcla aparece, pues,
Santa María. intolerable, y mucho más grave en el caso de
la mujer, dada la posición dominante con
que suelen abusar con los precios impuestos que se imagina al hombre en el trato sexual.
a las prostitutas en comida y ropa de cama No obstante, los numerosos incumplimien-
hasta el extremo de generarles un peligroso tos confirman que la relación sexual refleja
vínculo de endeudamiento; a menudo impi- una proximidad habitual en las diversas ac-
den el ejercicio de la prostitución en festivi- tividades sociales. Se reiteran conversiones
dades como Semana Santa e insisten en di- de musulmanas para casarse con cristianos
ferenciar las prostitutas, como se establece y casos como la cristiana de Catral, en el
en Orihuela en 1381 al prohibir que lleven término de Orihuela, que, al ser descubier-
mantos con los que cubrirse la cabeza y ser tas sus relaciones con un musulmán de Cre-
confundidas con mujeres casadas, medida villente que le ha dado dos hijos, huye a la
que se puede sumar a otras limitaciones en granadina Vera y abraza la religión musul-
el vestir o en el contacto con los alimentos mana. La justicia ordinaria es contundente
en el mercado. Las prostitutas suelen proce- contra musulmanes que han mantenido re-
der de estratos sociales inferiores, abundan- laciones con cristianas, a los que en ocasio-
do las inmigrantes, por lo que, en el reino nes exige compensaciones económicas pero
valenciano, la mitad procede de la vecina a menudo aplica la pena de hoguera, incluso
corona castellana. en casos de tentativa. Dada esta gravedad,
Los usuarios de los burdeles, preferente- en 1313 el carcelero de la curia ilicitana
mente solteros y clérigos, no son mal vistos. acude al rey para evitar ser penalizado por
El burdel no deja de ser uno de los lugares la fuga de un musulmán acusado de haberse
más tensos, lleno de griterío y de una con- relacionado sexualmente con una cristiana.
tinua secuencia de pequeños incidentes, con En realidad, las penalizaciones suavi-
numerosas peleas, robos, insultos y apuestas zan el dictado de los «Furs de València»:
en el juego. De hecho, a menudo los espa- la disposición de quema del musulmán y
cios para la prostitución y el juego tolerado la cristiana que hayan mantenido relacio-
están próximos, como sucede en Elche, con nes sexuales sólo se aplica sobre el prime-
el «bordell» y la «taulegeria de la dita vila», ro, y la imposición de correr desnudos por
también arrendada por el erario municipal la calle sobre el cristiano y la musulmana
«al més donant». Es un aparejamiento rei- a menudo se reduce al cautiverio para ella,
terado: en 1414 el gobierno municipal de que puede ser reducida a esclava del fisco. Se
Elche protesta porque el comendador mer- asume con normalidad que los varones ten-
cedario de Santa Lucía consiente dentro de gan relaciones con sus esclavas musulmanas,
su convento, «ab la porta tancada», «jochs las cuales sólo son penalizadas en caso de
e tafureries e daus ab lechs hoc hi encara ab ser manumitidas, pasando a ser confiscadas
alguns preveres e ultra més consent alcaue- por la Corona, a veces incluso omitiendo
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 131

su conversión al cristianismo. De hecho, do- fàcilment, se poren nomenar cristians e és-


mésticos, nobles afines y los señores de los ser moros e jaure carnalment ab cristianes
lugares de donde proceden las musulmanas fembres mundanes». El problema también
solicitan ser obsequiados por el rey con al- se plantea con quienes alegan ser conversos,
gunas de las sarracenas confiscadas. Algunas como sucede en la misma villa cuando un
han contado con amantes suficientemente detenido que ha «feta fornicació ab dues
poderosos para conseguir del rey remisio- fembres qu.estan en lo bordell de la dita vila
nes y salvoconductos con que evitar la pena. lo qual dit hom ha confesat que és veritat
La condonación de ésta se reitera en mu- que ell és estat moro però que aprés s’és fet
sulmanas que abandonan su fe y contraen crestià e d’açò aquell no mostra ne té negun
matrimonio con su amante cristiano. Por acte o carta testimonial». Muchas mujeres,
su parte, entre los musulmanes los azotes ante una relación ocasional, aluden haber
e incluso la lapidación, a menudo conmu- padecido engaño, como María de Vizcaya
tados por la misma reducción a esclavitud, en 1456, que alega haber sido engañada por
gradúan la pena de la mujer que haya man- un musulmán de Aspe que dijo ser cristia-
tenido relaciones con cristianos, de especial no. Se contrapone la opinión de que muchas
gravedad en caso de existir adulterio. En prostitutas mienten. En 1465, en Elche,
1347 se impide la redención económica en dos cristianos retienen a dos musulmanes
este tipo de delitos. Las autoridades musul- que han visto entrar en casa de una «dona
manas requieren la intervención del rey en de mala fama», requiriendo la presencia del
situaciones como la vivida en 1458 en El- justicia, que detiene a los musulmanes y a la
che, cuando acusan al receptor de las rendas cristiana por consentir.
reales de mirar a escondidas en los baños a La mayor tensión existente con la mino-
las mujeres y los niños. ritaria comunidad judía facilita el manteni-
La movilidad y la prostitución facili- miento de la respectiva separación, plantea-
tan confusiones, como razona, en 1437, da siempre de modo infamante. En 1379,
el consejo municipal de Elche ante «los en el interior de la comunidad judía de
moros estranys qui vénen a la dita vila, los Elche, gravemente dividida en bandos, uno
quals bonament no poden ésser coneguts de sus miembros acusa a otro de diversos

Dos esposos.
Dijon, Bibliothèque
Municipale, ms. 3,
fol. 134v.
132 Flocel Sabaté

mismo juicio de valor contrario a la natu-


raleza: «si algun sarrahí serà atrobat ab algú
cometent lo dit peccat contra natura, deuen
morir». Es la misma pena reservada para
quien haya abortado y para los violadores.
Las tres culturas coinciden al fomentar la
relación heterosexual centrada en el coito,
involucrando en ello una prostitución regla-
da. Entre los musulmanes, sus principales
usuarios son los «moros mozos». Precisa-
mente, en 1403 la reina Violante, viuda de
Juan I, como señora de Concentaina debe de
intervenir en la reclamación de los «moros»
del lugar sobre los de Elda, a los que acusan
Escena amorosa de retener, a causa de una deuda, una pros-
tituta que pertenece a Concentaina, disputa
hechos, incluyendo «que jaya ab crestians». salomónicamente solucionada al disponer
Al ser requerido por ello se retractará y la reina que la afectada resida dos meses en
retirará las palabras, lo que no obsta para cada lugar. A fin de proteger al propio co-
que el gobierno municipal inste al baile a lectivo, comunidades musulmanas como la
investigar la veracidad o no de las palabras de Aspe gozaban del privilegio que limitaba
para que castigue al difamado en caso de ser el acceso a la prostitución a sus mujeres, lo
cierto o al difamador en caso de ser falso. que tendrá que ser recordado para frenar li-
Los concejos municipales velan, en el marco cencias del baile en sentido contrario, como
de sus posibilidades, para imposibilitar es- sucede en 1404.
tas relaciones incluso en el caso de dueños Los colectivos judío y musulmán tam-
y esclavas, como sucede en 1453, cuando bién coinciden con el cristiano en el recurso
un judío lorquino es privado de una mora a fórmulas mágicas y medicinales para en-
cautiva a instancia del concejo de Murcia cauzar la preocupación por mejorar la prác-
porque «se avía echado con ella e ovo una tica sexual en el hombre, las consecuencias
fija en ella». conceptivas o anticonceptivas en la mujer, la
Separados así los colectivos, cada comu- atracción amorosa y la belleza femenina. Se
nidad debería vivir la sexualidad acorde con mantiene una línea propia en el saber médico
su credo. En realidad, los comportamientos judío y algunos textos musulmanes demues-
se asemejan en todos los aspectos, reflejan- tran una secular continuidad, como los Tra-
do así una sociedad más cercana y cohesio- tados de higiene sexual que remontan al siglo IX
nada de lo que puede aparentar. Sin generar o la obra de Al-Zahrawi. A pesar de que se
una animadversión hacia el cuerpo, ambos va imponiendo la marginalización del saber
colectivos respetan sus períodos de absti- médico no regulado en el estudio general,
nencia sexual, los días del Ramadán entre lo que afecta directamente a los musulma-
los musulmanes y el Yom Kippur entre los nes, desde el siglo XIII se van difundiendo
judíos. La poligamia formal musulmana se textos que contemplan la salud sexual junto
reduce por la capacidad económica y se re- con las fórmulas para el cuidado médico del
quiere del permiso de la esposa en caso de cuerpo femenino, la cosmética, la ginecolo-
adoptar una concubina, pudiendo proceder gía y la obstetricia, como hace en el ámbito
en contra de ésta si no se ha concedido. Los judío el llamado Libro de amor de mujeres. En
códigos normativos castigan el adulterio, el realidad, en muchas prácticas coinciden las
bestialismo y la homosexualidad masculi- tres culturas, como la convicción de conse-
na, reservando para ésta la pena de muerte, guir el amor del hombre por la mujer que
compartiendo con la sociedad cristiana el le hace ingerir parte de su sangre menstrual
La sexualidad en la sociedad alicantina bajomedieval 133

mezclada con otros alimentos. Algunos tex- disfunciones entre el modelo y la vivencia
tos son presentes en las diferentes culturas real. En este sentido, existe un claro legado
bajo las respectivas versiones, como el De del período que seguirá evolucionando en
coitu atribuido a Maimónides, o los diversos los siglos siguientes: la visión negativa de
tratados bajo la invocación de la supuesta la mujer la aboca a una diabolización que
Trótula, incluída una versión en catalán. con facilidad será asimilada a las prácticas
Las coincidencias denotan un claro trasvase de brujería; las pretendidas barreras entre
de conocimientos populares y, también, la colectivos etnicoreligiosos estallarán con
existencia del tronco común de la medicina la expulsión de aquellos inasimilables a un
árabe, en gran parte difundida desde Saler- modelo unívoco; la visión de una sexuali-
no en el siglo XII, a través de una diversidad dad teleológicamente orientada hacia la
de obras que abordan de modo distinto las reproducción alimentará seculares restric-
mismas problemáticas teóricas y prácticas. ciones morales; los papeles del hombre y
la mujer en la sociedad afianzarán una esta-
bilización avalada por el orden religioso y
Sexualidad y sociedad político y, en definitiva, el conjunto inserta
el ser humano en una relación social co-
Recorrer la sexualidad nos ha conducido herente con una cosmovisión de apariencia
a la esencia misma de la sociedad bajo- estable y segura hasta resquebrajarse siglos
medieval, percibiendo la proximidad y las después.

Los juegos en la Baja Edad
Media
ángel luis molina molina

L
a psicología y la fisiología se suerte, para conocer el futuro. Los hombres
esfuerzan por observar, describir de la Edad Media y el Renacimiento tenían
y explicar el juego de los anima- una conciencia aguda del universalismo de
les, de los niños y de los adultos. las imágenes del juego, de su relación con
Tratan de determinar la naturaleza y la sig- el tiempo y el porvenir, el destino y el po-
nificación del juego para asignarle su lugar der estatal, y su valor como cosmovisión; y
en el plan de vida; para darle una función así, eran interpretadas las piezas del ajedrez,
biológica. Huizinga al afirmar que «el juego las figuras y los colores de los naipes y los
es más viejo que la cultura», definía la esen- dados. Las imágenes del juego eran consi-
cia y significación del juego, como un fenó- deradas como una fórmula concentrada y
meno cultural y social, en el que el hombre universalista de la vida y del proceso histó-
aparece definido como «homo ludens». El rico, felicidad-desgracia, ascenso-caída, ga-
juego hay que considerarlo como una es- nancia-pérdida, coronación-derrocamiento. Dos reyes juegan
un partida al
tructura social y como una forma de con- Una especie de vida en miniatura latía en juego llamado
vivencia, que permite al individuo escaparse los juegos de modo muy simple. Además, el «emperador».
de la vida cotidiana. El juego es movimien- juego permitía al hombre huir de los mol- Miniatura del Códice
to, es riesgo, es vida, es tensión y es orden, des convencionales, lo liberaba de las leyes Alfonsí, 1283.
ya que cada juego tiene sus propias reglas,
poseyendo dos cualidades nobles, como son
el ritmo y la armonía.
La vida medieval está impregnada de
juego. Unas veces es el juego popular desen­
frenado, lleno de elementos paganos que
han perdido su significado sagrado y se han
transformado en pura broma; otras es el jue-
go de caballería pomposo y señorial, o es el
juego refinado de corte. Los juegos de todo
tipo, desde los de cartas a los deportivos,
las predicciones, adivinaciones y augurios
de toda clase, ocupaban un lugar preponde-
rante en la expresión popular y pública de la
fiesta. Pero, además, el juego está estrecha-
mente vinculado al tiempo y al futuro. No
es una casualidad que los instrumentos del
juego, es decir, las cartas, los dados, las ta-
bas, etc., se utilicen también para predecir la

Ángel Luis Molina Molina  pp. 134-149


136 Ángel Luis Molina Molina

cuerpo, sino que suele serle funesto, la inacción les


pone de mal humor, les hace taciturnos… la ociosi-
dad puede presentarles a la imaginación… objetos e
imágenes que pueden serles perjudiciales no tan sólo
en lo moral… (Lícito recreo..., 1794: 3).

Como todo el mundo sabe «la ociosidad es


madre de todos los vicios» por lo que es
saludable y aconsejable, tanto física como
moralmente, mantener a los jóvenes ocu-
pados en lícitos recreos que les inspiren
alegrías.
Los moralistas vieron siempre con recelo
Dos artesanos y reglas, le permitía reemplazar las conven- el juego por la pasión que puede suscitar en
elaboran tableros y ciones corrientes por otras más numerosas, los jugadores, haciéndoles perder el control
piezas del ajedrez. alegres y ligeras. A fines de la Edad Media, sobre sus reacciones, produciendo excesos y
Miniatura del Códice
Alfonsí, 1283).
el juego no se había convertido aún en un ofendiendo a Dios. El dominico Fray Pedro
simple hecho de la vida cotidiana, cargado Miravete Moya, en el siglo XVIII, escribía
de matices peyorativos. Conservaba toda- que Santo Tomás de Aquino (Summa, 2.2q.
vía su valor de concepción del mundo. El 168 artº 4) y Aristóteles tenían por sujetos
Arcipreste de Hita, Rojas, Delicado y, más reprehensibles a aquéllos que querían deste-
tarde, Cervantes, Lope de Vega o Quevedo rrar las diversiones de la «república», y los
nos retrotraen a un mundo cargado de su- consideraban «agrestes, duros y molestos
gerencias, unas veces lascivas, otras eróticas, al trato humano». El juego, ordenado por
a veces soeces, pero siempre cargadas de un Dios y la naturaleza para el descanso de las
desenfado visceral y festivo, penetradas de fatigas, será lícito si se toma «como medio
un fulgor goliárdico, que refleja, al mismo ordenado para conseguir este fin, y no como
tiempo, las inquietudes y el rebullir placen- fin de las acciones humanas». Pero ciertos
tero de aquella sociedad. juegos, los de apuesta o resto, a juicio de
El juego cumple una función social, los los moralistas son considerados como peli-
tratadistas –tanto educadores como mo- grosos, pues en ellos reside el origen de los
ralistas– reconocen que a toda clase de juramentos, hurtos y sacrilegios, ya que du-
personas: rante el juego se va «ensalzando la cólera a
influencia de una mala fortuna, se inquietan
Es conveniente y aun necesario dar tregua y des- los ánimos… se alzan las voces, se pierde el
canso, ya al espíritu, ya al cuerpo; pero a nadie decoro… con lo que viene a parar en pleito,
más esencial que a la gente moza, cuyos espíritus en lo que empezó en amistad, en sentimiento
continuo movimiento se les hace forzoso ocuparlos la diversión, y las risas en sentidísimas lágri-
en algo, y de no hacerlo, no sólo les resulta mucho mas». Otras circunstancias que hacen ilícito
perjuicio al buen temperamento y disposición del el juego son: contravenir las leyes y hacer
trampas.
Al parecer, a nuestros antepasados me-
dievales les gustaba jugarse el dinero en los
juegos de azar. Los monarcas y las autori-
dades ciudadanas procuraron controlar este
El ajedrez es un tipo de juegos, estableciendo lugares en los
juego al que pueden
jugar gentes de toda
que podían practicarse de forma legal y pro-
clase y condición. hibiendo su práctica fuera de los mismos,
Miniatura del Códice imponiendo severas penas –multas, azotes,
Alfonsí, 1283. destierros, etc.– a quienes infringieran los
Los juegos en la Baja Edad Media 137

preceptos legales vigentes en cada momen- En Elche están autorizados los de ballesta,
to. En lugar de estas distracciones nocivas, pelota, dardos, bolos, ajedrez, tarongeta, al-
los legisladores y moralistas aconsejaban fardó, truque y villa; también se mencionan
otras diversiones en las que se ejercitaba las carreras de caballos, naipes y dados. En
el músculo, como por ejemplo, arrojar bo- Orihuela se citan los juegos de la bufa, las
hordos o pequeñas lanzas a un tablero, o el treinta tablas, la bella (o villa), los dardos,
sesudo juego del ajedrez, juego de mesa de las cartas, las 30 cartas, la ballesta y las ca-
gran predicamento en la Edad Media, tan- rreras de caballos, también se mencionan
to entre moros como entre cristianos; juego los juegos de pelota, lanzamiento de dardos
tan noble que Alfonso X creyó oportuno y pesos, competiciones de palomas, perros
explicarlo en un libro donde mezcla la reali- y caballos.
dad de la vida con la ficción del deporte, o
de la estrategia militar.
El sentido utilitarista que caracteriza en Los juegos de caballeros
gran parte la cultura medieval determinó
que se fomentase la práctica del deporte y Los torneos, justas y otras actividades simi-
de los juegos de recreo como descanso de lares formaban parte de las fiestas cortesa-
los pesares y preocupaciones de la vida. Los nas, cívicas e incluso de muchas populares,
alicantinos, como el resto de los hispanos, tanto por su condición de magno espectá-
dedicaron parte de su tiempo de ocio a la culo como por ser motivo para ejercer la
práctica del juego, tanto en los espacios sociabilidad y mostrar las habilidades com-
públicos como en los privados, alcanzando bativas de los caballeros participantes, pues
una dimensión social extraordinaria, en la se consideraban como actividades propias
que están implicados todos los grupos so- de guerreros y como preparación para la
ciales y los individuos de cualquier índole o guerra. Los torneos fueron muy populares
condición –cristianos, moros y judíos–. y, en ellos, los caballeros ponían de mani-
Los documentos municipales citan di- fiesto los valores propios de su grupo so-
versos juegos –de algunos de ellos sólo cial, buscaban fama y gloria, ostentaban los
conocemos su nombre–, en ocasiones para rasgos de superioridad social y encontraban
prohibirlos, así ocurre en Agres cuando los una «válvula de escape para las tensiones
jurados en 1476 imponen una multa de 5 propias de una clase educada en las armas y
sueldos a los que jueguen «a joch ningú de para las armas; el juego se convierte en clave
daus, de naips ni altre de qualsevol mane- para desviar la dinámica en exceso agresiva
ra en la vila ni terme de aquella, exceptant de unos hombres que sólo tardíamente de-
chocs de marro, e tirar la senyal en ballesta». gustarían de los placeres de las artes».

La melée era una


imitación de las
batallas que, a veces,
provocaban muertes
reales y que la
Iglesia consideraba
pecaminosa.
Miniatura del
s. XIV.
138 Ángel Luis Molina Molina

común en tiempos en que la «Reconquista»


aún no había terminado. Tales espectáculos
fueron bastante tardíos, Ladero señala algu-
nos conocidos antecedentes: el practicado
por las tropas de Jaime II en 1309, cuando
cercaban Ceuta; otro, el más conocido, que
tuvo lugar en Jaén, en 1462, que nos narra
la Crónica del condestable don Miguel Lucas de Iran-
zo, cuando 200 caballeros, la mitad vestidos
de moros y la otra mitad de cristianos, se
enfrentaron en simulada batalla; finalmen-
te, en Murcia hubo una supuesta batalla de
«moros y cristianos» en 1488 con motivo
de la entrada de los Reyes Católicos en la
ciudad. Este tipo de espectáculos se gene-
ralizaría en los siglos siguientes, siendo los
precedentes de nuestras actuales fiestas de
«moros y cristianos» que tan arraigadas es-
tán en nuestra tierra.
La fiesta de los toros fue otra de las pasio-
Justas de San Ingelvert. Los torneos evolucionaron a lo largo de nes de nuestros antepasados. En los textos
Miniatura de la los siglos medievales: la «melée» o torneo medievales se citan en diversas ocasiones,
Crónica de Froissart, propiamente dicho; la justa entre dos ca- como sucede en el código de Las Siete Partidas
s. XV.
balleros; el «pasote armas», etc. Además, o en las Cantigas de Alfonso X el Sabio, con
según su grado de peligrosidad, podemos sus maravillosas miniaturas representando
dividirlos en aquellos que utilizaban armas una de estas «corridas», donde también
de guerra o los que empleaban sucedáneos. queda reflejada la estructura jerárquica de la
Estos últimos, considerados como puros sociedad, ya que el caballero es el principal
entretenimientos, no despertaban la conde- protagonista. Las corridas giraban en torno
na eclesiástica, entre ellos podemos citar la al alanceamiento o rejoneo del toro por el
«quintana», el «correr la sortija», el «juego caballero valiéndose de la garrocha, en un
de cañas» y los «bohordos». Los torneos alarde de habilidad guerrero-cinegética y de
eran ocasiones de encuentro social, a finales riesgo. Lo propio del festejo era la gratuidad
de la Edad Media se convirtieron en rituales caballeresca con que se participaba, aunque
teatralizados, sujetos a una reglamentación hubo lidiadores a sueldo, cosa que se con-
estricta –cuyo cumplimiento vigilaban los sideraba infamante: «…son enfamados los
«reyes de armas»– y a menudo eran presi- que lidian bestias brauas por dineros que
didos por magnates o, incluso, los propios les dan… pero quando un ome lidiase…
monarcas. Las damas, que asistían como por probar su fuerça, no seria enfamado por
espectadoras, en ocasiones dirigían el pro- ende, ante ganaria prez de ome valiente e
cedimiento, entregaban los premios y parti- esforzado» (Part. VII, tit. VI, ley IV). Así
cipaban en las danzas que solían celebrarse pues, la corrida era una fiesta aristocrática,
tras las contiendas. es un ejercicio similar a la justa pero el in-
Una variedad típicamente española de terés aumenta debido al peligro que supone
estos juegos es el simulacro de combate la irracional fuerza del toro. La afición al-
entre unos caballeros disfrazados de «mo- canzaba a todas las clases sociales, y eran
ros» y otros de «cristianos», rememorando frecuentes los festejos en los que las auto-
antiguas batallas contra los musulmanes o ridades adquirían uno o varios toros para
enardeciendo a las masas espectadoras con agarrochar, como sucedió en Elche en las
simulaciones de victorias contra el enemigo fiestas que se celebraron en abril de 1416
Los juegos en la Baja Edad Media 139

«per honor e reverència del molt alt senyor


rey don Alfonso», en diciembre de 1379 las
autoridades ilicitanas en las «alegries e festa
per la nativitat del fill del senyor infant»,
incluyen un toro bravo para agarrochar.
La caza sólo se puede incluir entre los
juegos con ciertas limitaciones; pues no se
puede considerar como tal la caza practi- Dos caballeros se
dedican a la caza del
cada para la subsistencia o para proveer el jabalí.
mercado local, ni la del lobo y otras alima- Miniatura del Libro
ñas. Pero la caza noble, de piezas mayores de la caza de Gastón
como venados, osos, jabalíes o la cetrería, sí Phoebus, s. XV.
que podemos considerarla como tal, porque
formaba parte de numerosas fiestas cortesa- lidades de los monteros, la distribución de
nas y era ejercicio deportivo de reyes y no- especies cinegéticas por los montes de sus
bles, que encontraban en ella entrenamiento reinos, etc.; al igual que para todos aquellos
para el ejercicio del poder y para la guerra, que afirmaban que había que saber juzgar la
descanso para la mente y salida a sus instin- edad, el sexo, las huellas, la talla, etc., de la
tos violentos: pieza que se quería cazar. Fue pasión para
Gastón Phoebus o para don Juan Manuel,
…una de las cosas que fallaron los sabios, que quién afirmaba que el señor debía poseer
mas tiene pro es la caça…ca ella ayuda mucho a como mínimo, para «haber caza cumpli- La caza del oso.
menguar los pensamientos, e la saña…da salud da», 18 aves –2 jerifaltes, 4 neblíes, 6 baha- Escena de caza del
ca el trabajo que en ella se toma, si es con mesura, ríes, 1 azor garcero, 1 azor anadero, 1 azor libro de G. Phoebus.
faze comer e dormir bien…e el plazer que en ella
reçibe, es otrosi grand alegria (Part. II, tit. V,
ley XX).

La caza es para las clases privilegiadas de


la sociedad medieval arte, ciencia, pasión
o, simplemente, pasatiempo. Juega un pa-
pel esencial en la vida de los nobles, pues la
caza, el amor y la guerra constituyen la trilo-
gía de las actividades nobiliarias. Como arte
de reyes fue calificada la cetrería y como tal
la tuvieron, por ejemplo, Carlomagno –que
la consideraba como «auxiliar obligada de
la política», y la práctica de la caza figuraba,
junto a las artes liberales, la equitación y el
manejo de las armas en la formación que
dispuso para sus hijos–, Juan II de Castilla
–que para dedicarse a la caza abandonó en
manos de Álvaro de Luna la dirección polí-
tica de sus reinos– o Carlos VIII de Francia,
del que se cuenta que se vengó de las pri-
vaciones cinegéticas a las que le sometiera
su padre, Luis XI, cazando todos los días.
Fue ciencia para Alfonso XI de Castilla,
que mandó escribir el Libro de la Montería,
donde se describen las condiciones y cua-
140 Ángel Luis Molina Molina

la cetrería, que nos da minuciosa cuenta de


las especies de aves que se podían obtener
en las huertas del Segura y el Vinalopó: fla-
mencos, grazas, grullas, ánades, etc.:

Et Villena ay mejor lugar de todas las caças… ca


çima del alcaçar vera omne caçar garças e anades
e gruas con falcones e con açores, e perdiçes e co-
dornices e otras aues llaman flamenques… otrosi,
del alcaçar mismo veran correr montes de jaualis e
de çieruos e de cabras montesas… en Xax no ay
otra ribera sinon la que viene de Billena e non es
muy buena… pero desde Billena fasta en Xax…
ay garças e anades, en la laguna de las salinas ay
garças e flamenques… en Elche recude la garça a
la ribera e ay algunas anades eay muchas gruas e
muy buen lugar para las caçar. Et en Aluente, no
ay otra ribera sinon la mar, e en los armajales en
las lagunas çerca al puerto de Santa Pola ay mu-
chas garças e muchos bitores mas son muy graues
de tomar…las lagunas e armajales de los Barcos,
La caza de cetrería torzuelo perdiguero, 1 borni, 1 gavilán y 1 e de Carral, e de Almurady, e de La Daxa, e de
es de las más nobles. esmerejón–. En todo caso, fue pasatiempo los Cabaçuelos que dizen de don Manuel, e en
Miniatura de un de señores ociosos. la açequia que don Manuel mando fazer, et en
caballero con halcón
al puño.
La caza como arte pedía dedicación, Alzadera, en todos estos lugares dichos ay muchas
gusto y sentimiento; como ciencia exigía re- garças e muchos bitores… e en los armajales con-
flexión, tacto y experiencia; como pasión re- tra Criuillen a las vezes falla omne anades… en
quería dedicación y enamoramiento; como Oruiella ay muchas garças en el rio de Segura…
distracción, alegría y oropeles. A finales del de Oruiella fasta Murçia el rio de Segura arriba
Medievo y los inicios de la Modernidad, ay muchas garças mas son muy graues de matar
empezará a considerarse la caza, desprovista con falcones porque es el rio muy grande e non ay
del rito de los tiempos precedentes, como ningun paso e es mucho el arbolado, et ay muchas
una fiesta. açequias.
En las tierras alicantinas abundaba la
caza, pues la despoblación y el crecimiento Señala también don Juan Manuel que en el
del monte facilitaban la reproducción de las reino de Murcia existe caza de perdiz, cone-
especies, a lo que igualmente contribuían jo y liebre pero que como «non es caça tan
ciertas medidas restrictivas o vedas ordena- noble nin tan apuesta commo la de ribera,
das para ciertas especies en determinadas que non quiso fazer en este libro mención
épocas del año. Numerosos documentos de de los lugares do ha esta caça».
la época testimonian la existencia de espe-
cies hoy extinguidas. Dos obras de excep-
ción son el Libro de la Montería de Alfonso XI, Juegos practicados al aire
que si bien no habla de las sierras de Ali- libre
cante porque no pertenecían a sus reinos,
por lo que se dice para los montes del reino De numerosos juegos medievales conoce-
de Murcia, podemos suponer la presencia mos poco más que el nombre, mucho so-
de jabalíes, osos, venados y encebras; y el bre los intentos de represión, algo sobre su
Libro de la caza de don Juan Manuel, el Señor reglamentación y también, a veces, anécdo-
de Villena, dedicado a la caza más noble, a tas aisladas ocurridas en algún momento
Los juegos en la Baja Edad Media 141

de su práctica en uno u otro lugar. Mehl


señala la preponderancia de los juegos de
azar durante los meses de invierno, al igual
que los juegos de pelota se practican con
mayor frecuencia los domingos, después de
misa, y los demás días después de la jornada
laboral; así mismo, junto con otros juegos
que se realizan al aire libre, en los meses de
buen tiempo aumenta considerablemente su
práctica.
En las tierras del reino de Valencia, sa-
bemos que el «joc de pilota» se practicó
desde los años inmediatos a la conquista,
pero sobre todo a partir de la segunda mi-
tad del siglo XIV en que se generalizó por San Juan se premiara al vencedor con dos Escisión y Lelio
todo el país, convirtiéndose en una pasión pares de pollos y unas espuelas; en 1461 juegan una partida
de las gentes, tanto que con frecuencia po- en los capítulos del arriendo de la sisa se de ajedrez, mientras
Escévola y otro joven
día derivar en conflicto público, por lo que impuso la obligación a los arrendadores de juegan a la pelota.
las autoridades no dudaban en prohibirlo contribuir con 50 sueldos para los premios
dentro de los muros o a los menores de de la carrera de ese año: 25 sueldos para el
edad. El duque de Gandía, Alfonso el Joven, vencedor, 15 para el segundo y 10 para el
equiparaba el juego de pelota con los dados, tercero; y, al parecer, esta obligación de los
la gresca y otros juegos prohibidos, y lo in- arrendadores de la sisa data de 1439, en que
cluía en la normativa contra vagabundos el consell acordó que el premio de la carrera
y jugadores. Los caballeros, sin embargo, celebrada el día de San Juan consistiría en
practicaron el deporte de la pelota en espa- unas espuelas, y la del día del Salvador en
cios específicos, como eran los trinquetes. una lanza de hierro, valorada en 11 ó 12
En tierras alicantinas, el juego de pelota es- sueldos. Por supuesto que las carreras de ca-
tuvo muy generalizado, y la documentación ballos eran protagonizadas por nobles o ca-
procedente del Archivo Municipal de Elche balleros villanos que, con su participación
puede servirnos de ejemplo. La práctica del en estas competiciones deportivas, demos-
juego requiere espacios abiertos y los ilicita- traban su valor, su habilidad y la rapidez de
nos encontraron en la barbacana de la mu- sus cabalgaduras. En Orihuela, Joan Maça
ralla el lugar preferido para jugar, al menos de Liçana, lugarteniente de su hermano el
así se deduce de las prohibiciones emanadas gobernador general, propuso en 1493 al
del consell en 1459 y 1465, cuyo objeto era consell el restablecimiento de las carreras
preservar de daños un espacio considerado de caballos y del juego de ballesta, para pre-
vital para la defensa de la villa, disponiendo miar a los más habilidosos; en este caso se
que sólo se pudiera jugar en la plaza de la premiaría a los vencedores con una joya.
Calahorra, bajo multa de 5 sueldos. Con el objetivo de mantener entrenados
Otro deporte que requería espacios libres, a los ballesteros de las milicias urbanas, que
bien en la vía pública o extramuros de las constituían la fuerza básica ante cualquier
ciudades y villas, era las carreras de caballos, contingencia militar, las autoridades mu-
en las que a los vencedores se les entregaban nicipales fomentaron el «joc de ballesta»;
premios. En Elche, a lo largo del siglo XV, juego que controlaron dictando las normas
se adoptan diversas disposiciones referentes por las que debía regirse y, también, los
a costa de quienes corrían los premios que premios a repartir. El cronista mosén Pe-
se otorgaban y en qué consistían, pues éstos dro Bellot recogió algunos de los cuarenta
podían variar de un año a otro. En 1414 el capítulos emanados de los jurados oriola-
consell dispuso que en la carrera del día de nos para regular el juego. Así, sabemos que
142 Ángel Luis Molina Molina

tegrado por un mínimo de diez jugadores,


y cada día «el que juegue lo haga a diez
contra todos». Los juegos de cada jugador
se contabilizaban por jornadas y el que ga-
nara más juegos a lo largo del año recibiría
como premio una ballesta. Como árbitros
se elegirían a dos personas de probada rec-
titud. En 1416 se indica que el comienzo
del campeonato tenga lugar el día de Navi-
dad, y se especifica que el premio sería una
ballesta valorada en tres florines. Además
de estas ligas, también se celebraron com-
peticiones que duraban una sola jornada,
coincidiendo con una festividad señalada,
como ocurrió en 1426 con motivo de la
Los ballesteros fiesta del Salvador, en tal ocasión el pre-
mio ofrecido fue un cordero valorado en
el premio consistía en 6 cucharas de plata: 16 sueldos, y se admitieron participantes
3 para el vencedor, 2 para el clasificado en de fuera de la villa. Las disposiciones sobre
segundo lugar y 1 para el tercero. La com- las normas del juego, los premios, etc. se
petición tenía lugar en día de fiesta, la ba- reiteran durante el siglo XV. Otras villas,
llesta debía ser rasa, se podía ensayar una como Alcoy (1427), también organizaron
sola vez; el juego se iniciaría a las dos de la competiciones similares, la liga de un año
tarde, después de la comida principal, y era de duración comenzaría el día de la Virgen
a tres tiros, siendo contabilizado el mejor de septiembre, y el premio consistiría en
de ellos. Sobre este juego las noticias más una ballesta valorada en 2 florines. Otros
abundantes proceden de la documentación juegos practicados al aire libre de los que
concejil de Elche, y se refieren a temas va- se tiene noticia son: bolos, petanca, tejos,
riados, como la demarcación del campo aros, herradura o la popular «soga», en la
Los músicos de juego, la organización en 1408 de una que dos equipos medían sus fuerzas.
eran una parte
fundamental en
liga cuya duración sería de un año y que se Finalmente, debemos incluir aquí, aun-
la mayoría de jugaría los domingos y fiestas de guardar, que también solían celebrarse en espacios
las celebraciones su inicio tendría lugar el 29 de septiem- cubiertos, los bailes y la música que forma-
medievales bre, festividad de San Miguel, estaría in- ban parte de casi todas las fiestas públicas o
privadas, siendo, a menudo, su aspecto más
popular y casi siempre el menos costoso.
Por otra parte, en la música y la danza era
donde más patente se mostraba el sentido
vitalista de las masas populares.

Los juegos de mesa

Entre los juegos de mesa los había perfecta-


mente lícitos y admitidos, como el ajedrez o
las damas, y otros de azar, que despertaban
mayor expectación y pasión. Los juegos de
los que se tiene noticia son muy numerosos,
Rabelais en su novela Gargantúa (1542), re-
coge en el capítulo XXII una extensa rela-
Los juegos en la Baja Edad Media 143

ción en la que se citan 217 juegos, entre los


de mesa y salón, infantiles, al aire libre, etc.
Alfonso X en el prólogo que redactó para
su compilación de juegos de mesa, destaca
la ventaja de ellos porque «se facen seyen-
do», frente a los que se hacen cabalgan-
do o a pie; además, porque todos pueden
practicarlos sea cual sea su sexo, condición
y circunstancia. Así pues, junto al deporte
medieval por excelencia, la caza, surge tam-
bién la virtud comparable de los juegos de
mesa, a los que se les reconoce igual poder
de confortar a los hombres y mujeres en sus
trabajos y sus días. En Las Partidas, cuando se
determinan las actividades lúdicas a las que
un rey debe dedicarse para poder descansar partidos», en los que se conoce el número Los tres sabios
de su trabajo, junto a la caza (Part. II, tit. fijo de jugadas por el que se debe llegar al entregan al rey de
V, ley XX), se especifican los juegos de aje- final de cada partida, ilustrándose cada uno la India los juegos
del ajedrez, dados y
drez y tablas: «Alegrias y han otras sin las de ellos con su correspondiente miniatura, tablas.
que diximos en las leyes ante desta… e estas lo que da una enorme importancia a su Tra- Miniatura del Códice
son oyr cantares, e sones de estrumentos, tado, pues lo convierte en un auténtico libro Alfonsí, 1283.
e jugar a axedrez, o tablas, o otros juegos de «problemas». A finales del siglo XV se
semejantes» (Part. II, tit. V, ley XXI). Se introduce en el juego del ajedrez un cam-
constituye así la obra recreativa de Alfonso bio fundamental: el «alfferza» es sustituido
el Sabio, su última aportación a la cultura por «la dama poderosa o reina», pieza que
occidental por transmisión de textos árabes: se convierte en la más poderosa del tablero.
El Libro de los juegos de Ajedrez, Dados e Tablas, Tal cambio, según Govert Westerveld, tiene
que conocemos por su códice fechado en su origen en España (1497) y se inspira en
Sevilla en 1283, es decir, un año antes de Isabel la Católica.
su muerte. En el Códice Alfonsí, el Libro del
Ajedrez, ocupa el primer lugar de los juegos,
por ser el más noble y de mayor maestría.
De un total de 97 folios, ocupa los 64 pri-
meros. En él se explica cómo ha de hacerse
el tablero, las piezas, cómo y cuántos son
los juegos con sus nombres; la atención de
los jugadores para no ser vencidos y poder
evitar el «jaque al rey» lo que le supondría
una «grant desonrra». Todo esto con una
interpretación militar y guerrera de táctica
de lucha, «mostrando de cómo los reyes
en el tiempo de las guerras en que se fazen
las huestes, han de guerrear a sus enemigos
punnando de los vencer». Describe el mo-
narca la composición de los dos «ejércitos»,
formado cada uno por 16 piezas de distinto
color –blancas y negras–, cómo deben ser
representadas las distintas figuras y sus mo- El Gran Ajedrez.
vimientos. Tras la parte descriptiva pasa el Miniatura del Códice
rey a explicar toda una serie de juegos «de- Alfonsí de 1283.
144 Ángel Luis Molina Molina

El segundo tratado del Códice Alfonsí, está los dados pueden ser de «fuste o de piedra
dedicado al juego de los dados y abarca los o de hueso o de todo metal», dándole pre-
folios 65 al 71. Los dados posiblemente sea ferencia al hueso. Entre los diferentes juegos
el juego de azar más antiguo de la historia. contenidos en el texto, figuran: «El juego de
En el Rigveda se habla de ellos y se traza, mayores e de tanto en uno como en dos»;
también, una descripción del jugador y de las tres modalidades del «juego de triga»;
los funestos efectos de la pasión por el jue- «el juego que llama de azar»; el juego de
go. Los griegos tenían por inventor de los marlota»; «el juego de la rifa»; «el juego
dados al mítico Palamedes durante el sitio que llaman par con as»; «el panquist»; «el
de Troya, y en la Odisea se narra cómo se juego que llaman medio azar»; «el juego
jugaba a los dados en la puerta del palacio que llaman azar pujado»; y «este juego que
de Ulises en Ítaca. Durante la Alta Edad llaman guirguiesca», explicando cómo se
Media fue un vicio extendido por toda Eu- juega a cada uno de ellos.
ropa, y hasta la aparición del juego de nai- La actitud de la sociedad ante el juego y
pes, el juego de los dados fue el primero de los jugadores de dados, como puede apre-
los de azar, y de tal manera creció la pasión ciarse en las mismas miniaturas del códice,
por ellos que Luis IX de Francia y Alfonso es muy distinta a la que se observa para el
X de Castilla llegaron a prohibirlos en sus juego y jugadores de ajedrez; impresión que
reinos. se confirma en otros textos; por ejemplo, en
Alfonso X en su manuscrito describe Las Partidas, se prohibe a los prelados tomar
minuciosamente cómo han de hacerse los parte en aquellos juegos que «los sacassen
dados para que caigan «tan bien duna parte de sossegamiento» bajo pena de «ser ve-
como dotra», pues lo contrario, resultaría dados de su oficio, por tres años», entre
«enganno mas que ventura, siendo esta una esos juegos se incluyen los dados (Part. I,
de las maneras…con que fazen los dados tit. V; ley LVII); mientras que el ajedrez es
engañosos aquellos que quieren engannar tan noble que lo pueden jugar reyes, damas,
con ellos». Los puntos, 21 en cada dado, nobles, villanos, moros, judíos y hasta ecle-
deberán ponerse de la siguiente forma: «so siásticos y monjas.
la faz del seys, el as; e so el cinco, el dos; e El Libro de las Tablas está contenido en-
so el quatro, el tria». Respecto al material, tre los folios 72 y 80 del códice. En estos
juegos interviene tanto el «seso» como la
«uentura». Se inicia con la explicación de
cómo ha de ser el tablero «en que se han
de jugar» y de las tablas y sus colores, y
también de los dados, imprescindibles en
los juegos de tablas, porque «assi como el
cuerpo no se podrie mouer sin los pies, asi
ellas non se mouerien sin ellos», pues según
sus puntos han de jugar. A continuación,
siguiendo el mismo plan de los otros trata-
dos, se describen una serie de juegos, entre
otros se citan: el de las «quinze tablas»; el
de los «doze canes o doze hermanos»; el
que llaman «dobet»; el de «seys, dos e as»;
el denominado «emperador»; el «medio
emperador»; la «bufa cortesa»; la «bufa de
Tablero para jugar a
baldrac», etc. Los últimos folios de la obra
los dados. los dedica Alfonso X a describir el «gran
Miniatura del Códice ajedrez» y otras variedades del juego de
Alfonsí, 1283. ajedrez –el ajedrez de Tamorlán, el ajedrez
Los juegos en la Baja Edad Media 145

hecho a semejanza de los cuatro tiempos


del año, los alquerques, etc.–. Finalmente,
Dado de hueso
el último de los tratados del Códice Alfonsí es (siglos XI-XV)
el Libro del acedrex e de las tablas que se juega por procedente de Velilla
astronomia, juego al que se califica de «muy de Ebro, se encuentra
noble, muy estranno y de grand entendi- en la Real Academia
miento», en el que queda al descubierto la de la Historia.
gran pasión por la astronomía de Alfonso Eiroa Rodríguez,
Jorge A.: Antigüedades
el Sabio, convertida en entretenimiento in- medievales, Madrid,
trascendente con una buena dosis de alego- Real Academia de la
ría y simbolismo. Historia, 2006 –p.
Otro juego de tablero, aunque posterior 50–.
a los relacionados en la obra alfonsí, es el
juego de las Damas, al que algunos histo- juegos y fabricación de cartas. Nestor Luján
riadores consideran de origen francés. Pero, cita algunos juegos de cartas a las que, ba-
al que otros dan un origen español, entre sándose en las obras literarias de los siglos
éstos se encuentra Govert Westerveld, que XVI y XVII, clasifica en: juegos de niños –
aporta numerosas referencias bibliográficas taba, palmo, hoyuelo–; juegos de medianos
que apoyan su tesis. Por ejemplo, libros es- o de hombres –quina, treinta y una, quíno-
pañoles del siglo XVI sobre el juego tienen la, primera, renti, cientos, faraón, repáralo,
un altísimo nivel, mientras que el primer flor, capadillo, reinado–; y juegos mayores
libro francés procede del siglo XVII y el –andabobos o carteta, el parar, los vueltos,
juego que describe es muy elemental. El y en general todos los de apuesta a carta
tablero de las «damas» es como el del aje- tapada, que se llamaban juegos de estoca-
drez, es decir, tiene 64 casillas distribuidas da–. También François Rabelais en su obra
en ocho hileras de ocho casillas cada una, Gargantúa cita una serie de juegos de cartas:
alternando las casillas blancas y negras. al paso, me lo pienso, prima, arrastre, trein-
Se juega con doce fichas por cada jugador ta y una, chinchón, carta tapada, doblarse,
–blancas y negras–, dispuestas en tres hile- campanillas, tarot, etc.
ras, situándose de manera que entre ficha y En Europa se utilizan tres sistemas de El alquerque de
ficha quede una casilla libre, se mueven en palos: el italo-español, el francés y el ger- nueve.
oblicuo de una en una casilla y así mismo mánico. Los «palos mayores» en el sistema Miniatura del Códice
«comen» o toman» las del bando contrario; italo-español son los oros y copas, que se Alfonsí, 1283.
al llegar a la meta se hace doblete, pasando
estas dos fichas superpuestas –«dama» o
«reina»– a tener una movilidad asombrosa
sobre el tablero.
Los juegos de naipes se mencionan en
occidente hacia el siglo XIV, al parecer las
primeras prohibiciones contra dados y nai-
pes se remontan, en la Corona de Aragón,
al reinado de Jaime II (1320), Alfonso IV
impondría fuertes sanciones, no sólo a los
jugadores sino también a los espectadores,
y Pedro IV, en las Cortes de 1342, legisló
en materia de juegos prohibidos. En otros
países europeos, como Alemania, Francia,
Italia o en los otros reinos peninsulares
se introducen en fechas posteriores, así en
1382 son frecuentes las prohibiciones sobre
146 Ángel Luis Molina Molina

Una animada y
simbólica partida
de naipes en la que
participan el Papa, el
Emperador y varios
reyes y magnates.
Miniatura del
s. XVI.

corresponden con diamantes y corazones Control y represión del


en el sistema francés, y con cascabeles y juego
corazones en el germánico. En el primero
de los sistemas son series redondas y en los En torno a los juegos de azar, cuya atrac-
otros dos son series de color rojo. Los «pa- ción hacia los ciudadanos era mucho mayor
los inferiores» los constituyen en el siste- que los puramente competitivos, pronto se
ma italo-español las espadas y bastos, que creará la noción de que se trataba de una
tienen su correspondencia con picas y tré- actividad que podía reportar saneados in-
boles en el francés, y hojas y bellotas en el gresos por lo que los monarcas se reser-
germánico. Conforman series alargadas en varon, en principio, la percepción de los
el italo-español, series negras en el francés, derechos de tahurería, aunque no fue raro
y verdes en el germánico. Los palos de la que concediesen a los concejos dicho de-
baraja española son los mismos que los del recho. No obstante, las autoridades se de-
tarot, pero sin los arcanos mayores. Pero batieron a lo largo de la Baja Edad Media
las barajas, además de su utilidad primera entre la prohibición general de la práctica
que radica en los diferentes juegos a los que de determinados juegos y el control de los
sirve de base material, encierran en sí otro mismos, señalando lugares específicos don-
campo fascinante: el que se refiere al simbo- de se podía jugar de forma controlada: las
lismo y a la interpretación de los diferentes casas de juego o «tahurerías», a cambio de
palos y dentro de ellos las cartas. Las figuras una renta a veces sustanciosa para las arcas
reflejan la jerarquía social al uso, por eso en municipales, en Orihuela, por ejemplo, en
primer lugar se sitúa al rey, tras él el caballo 1443 alcanza casi el 10% de los ingresos;
o caballero; pero, con la sota, existe cierta las autoridades ciudadanas se limitaban a
ambigüedad, para unos representa al pueblo asegurar su monopolio y a prohibir y mul-
y por ello se la dibuja como un peón; pero tar el juego ilegal practicado en otras par-
para otros representa a la mujer, y dentro tes, que era causa de ruina para algunos –se
de ella, a la mujer «ligera y desvergonzada»; jugaba, incluso, en templos y cementerios–,
el resto de las cartas no tiene valor excepto a veces, se suspendía temporalmente el jue-
el as. go en Cuaresma, o por el fervor pasajero
Los juegos en la Baja Edad Media 147

Una partida de
dados que acaba,
como es frecuente
en los juegos de
apuestas, en pelea,
como se observa en
los dos personajes de
la derecha.
Miniatura del Códice
Alfonsí, 1283.

producido por algún predicador carismáti- de Orihuela de 1416, sólo permitían po-
co, por ejemplo, así ocurrió en numerosas ner en juego 3 dineros de envite, y en juego
poblaciones donde impartió Fray Vicente de la «bufa» cada jugador no podía poner
Ferrer sus sermones. Como la blasfemia era más de un dinero; sin embargo, los jurados
uno de los frecuentes pecados cometidos de Elche en ese mismo año, autorizaron los
durante la práctica del juego de apuesta, juegos de mesa pero sólo a un dinero el jue-
se estableció en Valencia la separación de go y otro de envite. En la vecina ciudad de
tahurerías para cristianos, musulmanes y Murcia se permitía jugar a cartas y tablas
judíos, pero lo más común era que com- «fruta, vino o dinero para comer o cenar
partieran local y juego. Las prohibiciones luego», es decir, lo que hoy sería una ronda,
se extendían, además de los naipes y da- en la que el perdedor corría con el coste de
dos, a otros juegos de azar: gresca, al calabroc, la consumición, siempre que se jugase «por
el tindaurell, la turumbella y el joc de la taronge pasatiempo».
–son algunos de los citados en Cataluña y
Mallorca–, o las rifas no autorizadas, toda-
vía incipientes a finales del siglo XV.
La transgresión de las normas muni-
cipales sobre el juego llevaba aparejada la
sanción pecuniaria, que en Elche y Orihuela
solía ser de 10, 20 o 60 sueldos para los
naipes y los dados. Tal sanción se distribuía
en tres partes, destinadas al acusador, al jus-
ticia de la villa y a la reparación de los mu-
ros. En caso de que el jugador no quisiese
pagar la multa estaría 30 días en la cadena.
Los jóvenes en edades comprendidas entre
los 12 y los 20 años pagarían 60 sueldos, y
si no pudieran o quisieran pagar la multa,
sus padres, según disposición del consell
ilicitano de 1421, permanecerían 10 días Hombres jugando a
en la cárcel. Las disposiciones del consell los dados
148 Ángel Luis Molina Molina

casi el 25% de los delitos sustanciados por


el justiciazgo. Este autor pone de manifies-
to que el aumento de la pasión por el juego
a finales de la Edad Media en Valencia se
debe a tres factores: en primer lugar, la jor-
nada laboral permitía disponer de bastante
tiempo libre, a lo que hay que añadir los
numerosos días de fiesta; al mismo tiempo,
debemos de tener en cuenta que el hom-
bre estaba poco tiempo en casa y celebraba
su esparcimiento en la taberna, las calles y
plazas públicas o la tahurería. El segundo
factor es el atractivo que el juego y la pros-
titución –Valencia contaba con un burdel
famosísimo–, ofrecía para los visitantes y
forasteros que acudían a la ciudad, en los
que podía encontrar toda clase de diver-
siones. Y, el tercero de los factores, era la
propia connivencia de la justicia valenciana,
Otro de los juegos Los jugadores que se beneficiaba de la práctica del juego
de tablas descrito e, incluso, lo protegía.
por Alfonso el Sabio. Las fuentes nos transmiten una imagen par- En torno al mundo del juego, sobre todo
Miniatura del Códice
cial sobre los jugadores, según mayoría de de cartas, aparece toda una serie de perso-
Alfonsí, 1283.
las mismas, el juego va ligado al mundo de najes, de los que nos da buena cuenta la
los rufianes, vagabundos y prostitutas. Sin literatura, que intervienen en los garitos:
embargo, si bien es cierto que estos gru- enganchadores, pedagogos, apuntadores,
pos marginales son clientes asiduos de las quiñoles, mirones, contadores, prestado-
casas de juegos –tanto las legales como las res, barateros, capitanes, maulladores, mo-
ilegales–, y en ocasiones algunas medidas darres, etc. Todos ellos están relacionados
adoptadas por la autoridades municipales, y cumplen un determinado papel en las
como la expulsión de rufianes de la ciudad, partidas en que los jugadores profesionales
se han tomado como causa de la disminu- «desplumaban» a los incautos. Además de
ción de los ingresos procedentes del juego; las trampas que solían hacer los «coimes» o
hay que decir que no todos los jugadores gariteros, que no eran pocas, los jugadores
pertenecían a ese mundo marginal. Los ju- profesionales o tahures, llamados también
gadores pertenecían a cualquier grupo so- «ciertos» –porque eran muy diestros en
cial y condición, incluso, menores de edad, trampas y dar muerte a las bolsas–, eran los
esclavos y eclesiásticos. Como ejemplo de tramposos que, combinados con el garitero,
estos últimos, puede servirnos el caso del solían actuar en cuadrilla, formada por un
cabildo palentino, que en 1438 dicta una «cierto» que preparaba las barajas; el rufián
ordenanza, para que ningún beneficiado que hacía desaparecer las cartas cuando aca-
consienta en su casa poner tablero para jue- baba el juego para que nadie pudiera adver-
go de «dinero seco», y en 1509 se nombran tir los manejos; el «enganchador», que se
dos «correctores de honestidad» para que encargaba de captar incautos para la parti-
castigasen a los beneficiados que jueguen a da. Como era natural fingían no conocerse.
dados y otros juegos prohibidos. Las trampas eran innumerables, en muchas
En Valencia, según Pérez García, la de- ocasiones, las cartas eran de un material
lincuencia derivada de la práctica del juego burdo y pintadas a mano, por lo que era
y de las apuestas supuso, para la época final muy fácil doblarlas, arquearlas, marcarlas,
del siglo XV y los inicios del siglo XVI, tenerlas desiguales o escamotear los naipes.
Los juegos en la Baja Edad Media 149

A las barajas preparadas se las llamaba de los peligros que el juego representaba, que
«naipes hechos». el Arcipreste de Hita lo condena y avisa de
Como hemos visto, el juego presenta dos sus graves consecuencias en los siguientes
vertientes muy distintas. Por una parte, el versos:
juego como entretenimiento, solaz, desa-
rrollo de la inteligencia, etc. Por otra, los Desde que están los hombres en juegos encendidos,
juegos de apuestas, que pueden llevar al vi- Se desnudan por dados; los dineros perdidos;
cio, a la pasión desenfrenada, la blasfemia, Se quedan para el coime dineros y vestidos,
las peleas, incluso, la muerte. Eran tantos Pues aun incluso éstos les son luego exigidos.


La religiosidad popular:
la actitud de los alicantinos
ante la muerte en los siglos
bajomedievales
miguel-ángel gonzález hernández

Introducción Los distintos ejemplos aquí citados ha-


cen referencia a aquellas poblaciones ali-

L
a religión y la religiosidad es cantinas que han conservado parte de su
algo innato en el ser humano. For- documentación medieval, como los archi-
ma parte de su pensamiento, de su vos de Alcoy, Alicante, Biar, Cocentaina,
existencia y tiene sus manifestacio- Dénia, Elche, Orihuela, Villena y Xixona.
nes internas (privadas) y externas (públicas Especialmente las citas hacen referencia
y colectivas). Todas y cada una de esas ma- a una parte de sus protocolos notariales
nifestaciones requieren de un conjunto de donde se reflejan los miedos de la sociedad Muerte en el campo
rituales, de un modo concreto de expresar y medieval. de batalla
comportarse en esas situaciones. Es, en defi-
nitiva, algo no sólo personal sino colectivo,
por cuanto que las calles son el teatro escé-
nico de muchos de estos actos. Una de las
esencias principales de la religiosidad popular
está en la educación, en la enseñanza recibi-
da, ya que esas manifestaciones son recono-
cidas por el conjunto de la comunidad como
parte de su identidad como pueblo (lo que
les identifica y lo que les une y cohesiona).
En el período histórico comprendido en
la Edad Media los dos poderes medievales
fundamentales, Iglesia y Monarquía, utili-
zaban, en función de sus intereses y coyun-
turas, estas manifestaciones para conducir
o adoctrinar al pueblo. Cada momento
histórico tendrá un auge o decadencia de
cualquiera de estas manifestaciones. Por
ejemplo: la guerra de Granada (año 1492)
dio lugar a la extensión del simulacro de la
recreación festiva y religiosa de esa guerra
entre musulmanes y cristianos.

Miguel-Ángel González Hernández  pp. 150-159


152 Miguel-Ángel González Hernández

La amplitud de las construcción de iglesias, ermitas y oratorios;


manifestaciones y las las distintas fiestas con sus procesiones, las
formas de la religiosidad romerías, la proclamación de los patronatos
popular religiosos y las devociones en general. Todos
estos ejemplos formaban parte de la menta-
Existe un extenso conjunto de manifesta- lidad colectiva cristiana bajomedieval.
ciones o de formas de religiosidad popular En definitiva, la religiosidad popular per-
cristiana que, en el caso que nos ocupa en tenecía a la vida más cotidiana de las fami-
las tierras alicantinas, se ha desarrollado y lias medievales alicantinas en donde era ha-
extendido esencialmente desde la Baja Edad bitual la presencia de elementos religiosos
Media. Estas manifestaciones eran comunes y profanos. Todos ellos sacralizados para
al conjunto de las ciudades y villas cristia- ser aceptados por la justicia medieval como
nas. En muchos casos perdurarán a lo lar- por ejemplo, los saludadores, generalmente
go de la Edad Moderna llegando incluso miembros de las órdenes religiosas como
a nuestros días (por ejemplo el Corpus los franciscanos que recorrían las villas visi-
Christi, la Semana Santa, etc.) y siendo co- tando los campos haciendo conjuros y exor-
munes a distintas monarquías como la de cismos contra las plagas. También ante la
los Austrias (siglos XVI-XVII) y la de los falta de una sanidad pública, en este grupo
Borbones (siglo XVIII en adelante). Den- se pueden incluir los/las curanderos/as y
tro de ese conjunto de las manifestaciones sanadores aquellos que se reconocían como
de la religiosidad popular se pueden citar: apanyadors d’ossos como Na Yolant en Elche
los sermones, las rogativas, las cofradías en 1457 que recibía un salario municipal
(asistenciales, redención de cautivos, etc.), por curar trencaments e torciments de cames e braços
los testamentos, las fiestas, las creencias re- e altres membres.
ligiosas, el culto a las reliquias de santos, las
supersticiones paganas cotidianas, etc. Y en
ellas aparecen vinculadas diversas profesio- Un ejemplo de la diversidad
nes: los notarios, los predicadores, los salu- de las formas de la
dadores, los médicos de la época, etc. religiosidad popular en
Este conjunto citado puede ser clasifica- tierras alicantinas
do según fueran manifestaciones oficiales,
como las procesiones o los patronatos lo- Las fiestas, como el conjunto de las dis-
cales, así como las clandestinas, como las tintas manifestaciones de religiosidad po-
relacionadas con la superstición, la magia y pular, son el reflejo de la jerarquía social.
la brujería. Por ejemplo, en el año 1429 en Reflejan la jerarquía interna del poder. Por
donde el consell de Elche ordenó la perse- ejemplo, la propia Iglesia destacaba del ca-
cución de las personas que hicieran fetilleries lendario religioso las festividades dedicadas
diabolicals, fer divinacions e que sien foragitats. Esa a Cristo y a la Virgen María por encima
Cofradía de extensión y variedad también se refleja en de cualquier conmemoración del santoral
penitentes otros aspectos como la arquitectura con la cristiano. En la zona alicantina tuvo lugar
durante el siglo XV la extensión de las co-
fradías dedicadas a la Virgen María. Así
en el año 1391 se aprueban los capítulos
de Cocentaina, en 1405 los de Dénia, en
1459 los de Callosa de Segura, en 1494 los
de Alcoy y Biar. Algunos años después, en
1496 en Alicante se aprueban los capítulos
de la cofradía de la Verónica tras su llegada
en el año 1489. Quizás actualmente lo que
más perdura de esa religiosidad popular
La religiosidad popular: la actitud de los alicantinos ante la muerte en los siglos bajomedievales 153

medieval son las celebraciones de las fiestas


religiosas dedicadas al santoral local. Entre
ellas y con ese origen medieval están las de-
vociones de santos y santas protectores: de
la agricultura (San Isidro en Salinas), de la
ganadería (San Antón en Petrer), contra las
fuerzas de la naturaleza (Santa Bárbara en
Castalla contra los terremotos), contra las
epidemias (San Sebastián en Aspe contra la
peste), etc.
Se puede realizar una clasificación de las
fiestas desde el punto de vista del motivo
de celebración así como de los organiza-
dores que participaban en ellas. Asimismo
cada una de ellas presentará una serie de Reliquia de la
elementos festivos que le serán propios y Verónica en
que se repetirán cada vez que se realicen; si procesión
bien hay que matizar que alguno de estos
elementos serán utilizados genéricamente días seguidos a las fiestas; las iluminaciones
en otras fiestas. Este tipo de clasificación, nocturnas (velas en los balcones); el disparo
siguiendo la misma metodología, se puede de cohetes; correr toros por las calles, como
aplicar a otras formas de religiosidad como en Elche en 1379 un bou brau e que sia agarro-
las cofradías (asistenciales, benéficas, de re- chat y en el año 1416 corregut lo bou... hauts los
dención de cautivos, de oficios, etc.). Las juglars de Crevillent; los adornos de las facha-
rogativas (ad pluviam –para que llueva–, ad das, la procesión civil con acompañamien-
petendam pluviam –para que no llueva tanto–, to musical, entre los más significativos. En
etc.); las misas (rezadas, cantadas, de acción muchas de estas celebraciones era frecuente
de gracias, etc.), entre un complejo núme- el uso de los santos y vírgenes locales como
ro de rituales que reflejaban la vinculación motivo de agradecimiento por el bien con-
del Cristianismo con la vida cotidiana de cedido.
las gentes de la época. Sólo como ejemplo b) Fiestas Religiosas: organizadas por la
de esas clasificaciones se puede mostrar de Iglesia y en menor medida por las distin-
una manera más definida las dedicadas a las tas órdenes religiosas (jesuitas, dominicos,
fiestas, en donde la mentalidad cristiana in- franciscanos, etc.). Entre las principales es-
troducía elementos de religiosidad popular taban el domingo semanal, fiestas dedicadas
como las misas, sermones, rogativas, pro- a Cristo (Resurrección, Pentecostés, etc.), a
cesiones, entremeses teatrales religiosos, el la Virgen María y sus distintas advocaciones
culto a las reliquias, etc. Así tenemos: marianas (la Virgen del Carmen, la Inma-
a) Fiestas Reales: organizadas por la Mo- culada, la Asunción, etc.), la Semana Santa,
narquía como un elemento de exaltación la Navidad, el Corpus Christi con sus en-
del poder y siguiendo rituales que imitan tremeses teatrales como en 1487 en Elche
modelos de la Iglesia. Los motivos de ce- primo lo entremés de Adam y Eva y las fiestas
lebración eran las coronaciones, las bodas de cofradías religiosas. Sus elementos más
reales, los nacimientos de príncipes, las esenciales eran misas, sermones, procesio-
victorias militares, las firma de paces y en nes religiosas con acompañamiento musical,
menor medida las entradas y visitas reales a representación de misterios religiosos en
las ciudades y villas. Como en Elche en el las calles como en el Corpus Christi –tea-
año 1488 con la venguda e entrada dels dits sen- tralidad–, etc. En esta celebración interesa
yors rei, reyna e princep. Sus elementos festivos destacar la participación de los gremios ciu-
distintivos y característicos eran dedicar tres dadanos porque a través de ellos aparecen
154 Miguel-Ángel González Hernández

las carrozas de madera que representaban respectivos altares (encargo de imágenes y


estos misterios, las rocas/les roques. Todo ese llegada de reliquias de santos y santas). Por
espectáculo del poder configura a las ciu- ejemplo, las advocaciones medievales de las
dades y villas como un teatro ambulante ermitas de Elche eran San Jordi (año 1435),
con una transformación de sus calles y sus San Jaume (año 1438), San Antonio Abad
gentes, lo que se ha llamado la arquitectura (año 1483) y en el año 1489 a San Sebastiá.
efímera o el arte efímero con ejemplos signi- Otras devociones populares, por su parte,
ficativos en Villena y en Elche. A ello hay aparecen citadas en las cláusulas testamen-
que añadir el despliegue de las devociones tarias como San Joan, Sant Lluc, Sant Martí, Sant
locales tanto en patronatos, reliquias, apari- Miquel, Santa María de març, Santa María del mes
ciones, romerías, etc. Así surgen devociones d’agost, Santa María del mes de Febrer, entre las
antiguas algunas de ellas de origen medie- más mencionadas.
val y vinculadas a San Jordi como patrón del c) Fiestas de la Nobleza: organizadas por
brazo militar del reino y de origen catalán uno de los principales estamentos de la so-
(Elche, Salinas y Sax), Santa Agueda (Elche ciedad medieval (el otro era el Clero). Sus
y Crevillent); Santa Eulalia/Santa Olalla de- fiestas tienen que ver necesariamente con
voción vinculada a los frailes mercedarios su principal función social, su dedicación
catalanes (Elche y Crevillent); San Antón a la guerra. De ahí que sus festejos fueran
(Salinas); Santa María Magdalena (Biar y de carácter militar, en la destreza y dominio
Novelda); Nuestra Señora de las Nieves en de las armas y los caballos. Las principales
el interior del castillo (Villena); Virgen de fiestas desarrolladas eran los torneos entre
Gracia (Biar); Virgen de Orito (Hondón cuadrillas; las justas entre caballeros; las
de las Nieves); San Roque (Crevillent y alcancías entre equipos; los alardes de des-
Elda); San Vicente Ferrer (Aspe); San Jaume treza de armas y caballo como el celebrado
(Agost), Santa Catalina/Caterina (Petrer), y en el año 1356 en Orihuela fer alarde; las
especialmente la dedicada a la Virgen de la cañas (tanto individual como en equipo);
Asunción o Verge d’Agost (Biar, Banyeres, El- correr la sortija (correr al galope con una
che y Villena) como una de las principales lanza e insertarla en una anilla colocado en
manifestaciones religiosas de la Baja Edad un cordel) y las libreas (variante del torneo
Fiestas en honor Media en las tierras alicantinas. También celebrado con dos cuadrillas cuyos compo-
al rey por su esas devociones son la consecuencia de la nentes visten un uniforme del mismo color
coronación construcción de las ermitas, iglesias y de sus para cada cuadrilla). También era frecuen-
te que cada uno de los contendientes o de
los bandos se encomendara a la protección
de un santo. Los más alabados solían ser:
Santiago, conocido con el sobrenombre de
«matamoros» que en el ámbito catalán era
designado como Sant Jaume y también San
Jorge –con una amplia devoción en Alcoy,
Elche y Orihuela–.
d) Fiestas Populares: a pesar de ser posi-
blemente las más numerosas no ha quedado
constancia documental de muchas de ellas
sino simplemente su denominación. En
cualquier caso solían ser celebradas dentro
del calendario festivo religioso como una
prueba más de la manifestación de la reli-
giosidad popular de los ciudadanos bajome-
dievales alicantinos. En este sentido se reco-
noce que el pueblo de Orihuela celebraba
La religiosidad popular: la actitud de los alicantinos ante la muerte en los siglos bajomedievales 155

las fiestas del rei paixaró o en Novelda lo ball


del Rey paixaró com es us y costum de raíz cata-
lana con sus variantes como los bailes del
rei moro en Elche en 1409 el notari en esser
rey moro en les festes de Nadal –hoy en día man-
tenidas en Agost– y el baile de Torrent; la
fiesta de los locos; las de los gremios (cor-
poraciones de oficios dedicadas a su santo
protector y agrupados en cofradías); el car-
naval, etc.
Actualmente perviven manifestaciones re-
ligiosas de época medieval que forman par-
te no sólo del patrimonio de los alicantinos
como la Festa d’Elx y la romería de la Santa por su celebración. Por ejemplo, en los días Los toros son
Faz (en el año 2006 participaron cerca de posteriores a la muerte, los difuntos debían un elemento
200.000 personas). Esta última romería y dejar pagadas las treinta misas a celebrar en importante dentro
de las festividades
el conjunto de su devoción fue objeto de un honor a San Amador para salvar las almas populares
extenso trabajo por el recordado cronista de del Purgatorio. También se fue extendien-
Alicante, Enrique Cutillas Bernal. do la necesidad de dejar el cuerpo del di-
funto algo más de veinticuatro horas hasta
que fuese enfriándose (un grado centígrado
Otro ejemplo de la por cada hora) y así tener constancia de la
diversidad de las muerte real, dado que solían ser frecuentes
manifestaciones: la muerte los enterramientos de personas vivas pero
en dos casos concretos en estado de coma.
Por ejemplo en los capítulos de la cofra-
Durante la Edad Media se cruzaron los en- día de San Nicolás de Alicante del año 1402
terramientos de origen pagano en las puer- se especificaba el rito de aviso de la muerte
tas de las casas (supersticiones y creencias) y el comportamiento de los cofrades. En el
con los enterramientos cristianos en criptas capítulo tres se decía que si un cofrade muere se
y fosas comunes de las iglesias (enterra- haría sonar la campanita por la villa para que todos
miento oficial religioso). A partir del siglo supieran su fallecimiento y en el capítulo cinco
XII se fue extendiendo el enterramiento en que cada cofrade debía rezar por el alma del cofrade
iglesias y la redacción de testamentos vali- muerto un día después del óbito cien padresnuestros y
dados ante notario público. En este tiempo otras tantas avemarías.
se fue extendiendo la creencia religiosa de
la separación del cuerpo y del alma en el
momento del acto de la muerte (fin de la
vida terrenal y comienzo de la vida celes-
tial –para algunos–). Se fue generalizando
la asistencia de los curas en estos últimos
momentos, los cuales desplegaban su ri-
tual religioso también coincidiendo con la
creencia religiosa de la existencia del Pur-
gatorio donde vagan las almas errantes (los
intestados, los malditos, etc.).
Se fueron mezclando creencias religio-
sas con supersticiones pero, ante todo, se
fueron sacralizando ciertos rituales por los La muerte
que la Iglesia cobraba unas rentas (o tasas) implacable
156 Miguel-Ángel González Hernández

lo dispuesto se realizaría asignando 400


sueldos reales de moneda de Valencia. De
ellos, 210 sueldos reales se percibían de un
préstamo –censo– recibido por el alquiler
de unas casas y un almacén en Alicante. El
testamento continúa relatando que 70 suel-
dos reales procedían de otros alquileres y
otros 50 eran de otro censo a un particular
cobrado por herencias y por el uso de un
aljibe de agua que tenía este caballero en la
huerta de Alicante. Los 70 sueldos reales
que faltaban serían cubiertos por los alba-
ceas del testamento.

Una mujer bajomedieval


ante la muerte: Na
Barcelona (Rojales)

De mediados del siglo XV, en concreto del


Tumba medieval Un hombre bajomedieval año 1445, se ha conservado dentro de las
ante la muerte: Berenguer actas municipales de Orihuela el testamento
de Puigmoltó (Alicante) de la señora Na Barçelona del lugar de Rojales
que testó sus bienes a sus herederos ante un
Berenguer de Puigmoltó era uno de los ca- notario de Orihuela. Los testamentos han
balleros de origen catalán que vino a las tie- sido definidos por el profesor Picatoste Na-
rras del sureste peninsular –al antiguo rei- varro como «una institución de derecho privado
no de Murcia– en las incursiones militares que se impone en la Baja Edad Media a la práctica de
realizadas por las tropas del rey Jaime II de la sucesión legítima forzosa que predomina anterior-
Aragón desde 1296. El caballero Puigmol- mente. El testamento se constituye a partir de ahora
tó ocupó diversos cargos militares en el área como un instrumento para deshacerse de lo material
alicantina incluso en la propia villa de Ali- y presentarse ligero de equipaje en el juicio que pasará
cante. Allí falleció en el año 1330 después tras la muerte. Para darle un cuerpo legal aparecerán
de haber hecho testamento. escribanos, notarios, testigos, albaceas y ejecutores. Es
El testamento está formado por una va- cierto que los estudios de las mandas testamentarias
riada descripción de cláusulas que reflejan se ciñen a un marco geográfico muy determinado Y
la última voluntad del testador pero que a dentro de éste a una clase social, la única que tiene algo
nivel histórico nos ofrecen un amplio pa- que dejar, es decir, la clase dominante».
norama de la mentalidad cristiana medieval. El testamento de la señora Na Barcelona
Este importante conjunto documental se representa el ritual funerario medieval (e lo
conserva dentro del Libro de antiguos privilegios testament e darrera voluntat per la dita na barçello-
de la parroquia de Santa María de Alicante. na). Se trata de una mujer de Rojales (habitant
Sobre los aspectos descriptivos del tex- en Rojals, terme de Guardamar) que se presenta
to, este caballero dejó dinero para la cons- ante la muerte utilizando un protocolo de
trucción de una capilla bajo la advocación formulismo en donde se mezcla lo religioso
de San Blas detrás del altar de la iglesia de con lo profano. El texto es una clara repre-
Santa María de Alicante. En ese altar se es- sentación de los miedos, temores, supersti-
tablecería una capellanía perpetua para su ciones y falsas esperanzas que ofrecía la Igle-
cuidado anual y un salario para un clérigo sia a la hora de abandonar la vida terrenal
a cuyo cargo se dejaba. La financiación de (malalt ab greu malaltia de la qual creu morir... deu
La religiosidad popular: la actitud de los alicantinos ante la muerte en los siglos bajomedievales 157

tot poderós... la senyal de la creu... temerosa de les pe- misas de aniversario de su muerte y los be-
nes infernals anar a la santa gloria de paradis a la neficios eclesiásticos para el mantenimiento
qual lo meu senyor jehu xrist a port la mia anima). de una devoción, de una capilla o instaura-
Na Barcelona firmó el texto en octubre de ción de una fiesta anual.
1445 ante el notario Apariçi Gonçalvez, de Entrando en el conjunto de los bienes
Orihuela (e yo Apariçi Gonçalvez notari receptor). materiales (fahen inventari capbreu... de totos los
Estos testamentos se hacían varias veces a lo bens), sólo como resumen se pueden citar:
largo de la vida ya que la supuesta grave en- - bienes rústicos: cinch taulles de terra poch mes
fermedad padecida no era sinónimo de que o menys situades en lo camí de guardamar sots rechs
se estuviera ante la muerte. del braçal que preu laygua de la cequia de Almoradí,
El documento sigue el patrón clásico de un tros de vinya tres taullas i mitjá situt prop lo camí
estos textos al dividirse en dos partes: las de Oriola sots rech de la cequia de la parada, entre
cláusulas piadosas con la cesión voluntaria otras parcelas más. Esta tierra era labrada
de una parte de los bienes en misas, aniver- por los cinch bous de laurada –bueyes–. En el
sarios y donaciones a la Iglesia pretendien- conjunto de enseres agrícolas se relacionan
do la salvación del alma; y la parte dedicada capazos de esparto para el almacenamien-
a la división de los bienes terrenales a los to de trigo (tres cafíz y mig de forment), tinajas
herederos (als hereus). Estos testamentos no para el vino (hun quarter pera vi) y útiles de
sólo se hacían por las enfermedades sino madera (banqueta de fust).
por los posibles peligros de invasiones de - bienes domésticos: juegos de cama, cor-
enemigos (guerras, cautiverios, etc.). Estos tinas, ropa de lino, de lana y una ballesta.
documentos sólo los realizaban las clases Estos enseres eran descritos como huna caxa
dominantes como el clero y la nobleza así blancha usada pera tenit pa, hun cofre quasi nou dins
como algunos grupos económicos como los lo qual foren atrobat les bens, huna cota de drap negre
maestros artesanos y los que ejercían algu- al cors forrat destopa pera dona quasi nova, altres
na profesión. El conjunto mayoritario de la tovalles destopa usades, dos çençerros de poch valor,
población, el campesinado, eran denomina- entre otros más.
dos como miserables persones y, al no disponer Lo que verdaderamente interesa, espe-
de bienes, no testaban. Lo que es indudable cialmente, desde el punto de vista práctico
es que mostraban la tristeza de la vida y la era el monopolio ejercido por la Iglesia –se-
alegría de afrontar la muerte –mentalidad cular y órdenes religiosas– frente a la muer- Enfermo esperando
medieval–. En esa mentalidad bajomedieval te. La asistencia al moribundo así como el la muerte
la muerte era una prolongación de la vida
en otro lugar (paradis), por ello era habitual
la presencia de personas ante el notario para
redactar las últimas voluntades terrenales
(darrera voluntat). Estas voluntades incluían
cláusulas que eran complejas por la diversi-
dad de temas tratados, por ello se han cla-
sificado de la siguiente manera para facilitar
su comprensión:
a) Cláusulas para la vida: la elección del
tipo de sepultura (primerament elig la sepultura);
el lugar de enterramiento (enterrament del meu
cos en lo cementeri de senyor sent salvador de la dita
ciutat de Oriola) y el reparto de bienes (partiçió
dels bens... joan e miquel martí fills meus... e la meua
filla).
b) Cláusulas para la muerte: las exequias
(per mi anima... en la novena... i cap de lany); las
158 Miguel-Ángel González Hernández

contar con diversas propiedades rústicas y


urbanas, y por otro lado, la fragmentación
de esos bienes al pasar a los distintos hijos.
El testamento además muestra las diversas
condiciones sociales de la época. Mientras
Na Barcelona sería enterrada en una capilla
conventual (el meu cos en lo cementeri de senyor
sent salvador de la dita ciutat de Oriola) el resto de
la población –campesinos sin tierras– sería
enterrado en una fosa común (fossar) en la
iglesia local.
Las iglesias locales tenían asociadas di-
versas creencias cristianas que ayudaban al
consuelo de los vecinos. Entre ellas se pue-
den citar: la iglesia era el lugar santo local, en
ese recinto los muertos serían visitados por
los vivos los días de misa, las capillas de los
Las misas de
santos harían la función de protección de
difuntos eran los muertos, etc. Esa protección de origen
habituales tras el divino también se vinculaba al hecho de que
fallecimiento los demonios/demonio o el mal/maligno
en su conjunto no podría acechar el descan-
presunto cuidado de su alma más allá de la so eterno –mentalidad cristiana popular–.
vida generaba unas cuantiosas rentas econó- Las principales familias de la jerarquía so-
micas al clero. Estos ingresos no sólo eran cial estarían enterradas en las capillas o al-
rentas cobradas por tasas por la administra- tares más cercanos al altar mayor en donde
ción de un sacramento sino que incluían las se hacía el ritual de la misa. Otro conjunto
donaciones voluntarias de amplios bienes de familias menos influyentes ocupaban las
rústicos y urbanos. La entendida como ca- zonas más alejadas. Por el contrario, el resto
ridad cristiana o vida piadosa en el último del campesinado solía ocupar la fosa común
instante de la vida generaba la cesión volun- situada, generalmente, en la entrada de la
taria y perpetua de bienes. Estos es lo que iglesia –la más rechazada por el continuo
se aprecia en varias de las citas testamenta- trasiego de feligreses–. Esas familias princi-
rias sobre Rojales. Por ejemplo, una de las pales, las que tenían mayores recursos eco-
posesiones rústicas de los dominicos y de nómicos, establecían las llamadas capellanías
los agustinos en Rojales, procedía de las ce- perpetuas que mantenían el culto el día de la
siones realizadas por diversas familias. En fiesta de la capilla donde se instauraba o ce-
otros casos, la cesión era dinero en metálico lebraban el recuerdo del linaje/familia o del
o rentas económicas perpetuas lo que per- promotor económico de dicha capellanía.
mitió al cabildo de la catedral de Orihuela Estas capellanías también se documentan
y a ciertas órdenes religiosas –sobre todo a en las iglesias de San Nicolás y Santa Ma-
los dominicos– ampliar las fincas rústicas y ría de Alicante, en Santa María de Xixona,
arrendarlas a los colonos. El dinero en me- en la Asunción de Biar, en Santa María de
tálico también era destinado a los présta- Elche, en Santiago de Orihuela y en la de
mos –censales– realizados a particulares y a Santiago de Villena –ésta última aún siendo
los concejos del Bajo Segura. de otro reino–.
Continuando sobre la cuestión de la pre- Solía ser frecuente en otros testamentos
paración ante la muerte, el testamento de de la época, y Na Barcelona así lo requi-
esta señora de Rojales refleja, por un lado, rió, la celebración de treinta misas rezadas
una posición económica desahogada al dedicadas a San Amador. Las misas debían
La religiosidad popular: la actitud de los alicantinos ante la muerte en los siglos bajomedievales 159

de celebrarse de una manera continuada, sin


interrupciones y oficiadas por el mismo re-
ligioso. El oficiante solía ser una persona de
reconocido prestigio dentro de la diócesis
local o entre los miembros de las diversas
órdenes religiosas. Cotidianamente se recu-
rría a frailes de la Orden de predicadores
de los dominicos de Orihuela (celebre frare
servando doctor del orde de sent a domingo qui es al
present en la ciutat de Oriola).
Las misas a San Amador (celebre trenta e dos
mises) estaban vinculadas a las celebradas por
las almas del purgatorio –espacio intempo-
ral entre el cielo y el infierno–. Esas misas
pretendían liberar a las almas del purgato-
rio para que pasaran a su estado definitivo
–cielo o infierno–. Las tasas económicas a a cabo por algunas órdenes religiosas como Nobles y burgueses
pagar eran bastante elevadas por lo que era la Merced o las cofradías encargadas de este eligieron los
frecuente que sólo las clases privilegiadas las fin como la de Santa Olalla de Orihuela. conventos de
dominicos para ser
encargaran. El conjunto de misas era más Finalmente firmaron el testamento los tes- enterrados
extenso al incluirse las de fundación o misas tigos para autentificar lo escrito ante el no-
de aniversario anuales. Se pagaban un núme- tario: Johan Soler, Johan Rodríguez (peraire) y Pere
ro determinado de misas al año que eran es- Dálcanyz, todos ellos ciutadans de la dita ciutat
pecificadas en el libro de claúsulas testamentarias los quals testimonis coneguen... a la dita testadora.
de cada parroquia. La finalidad última de Y, todo el proceso reflejado en los tes-
todo este ritual era la compra económica de tamentos medievales y en el conjunto de la
la gloria eterna en el último momento de la mentalidad cristiana de la época, se puede
vida. También se hace relación de las deudas resumir en las palabras de San Agustín so-
En los testamentos
pendientes de pagar para que los herederos bre el significado de la muerte para la Igle- eran frecuentes
hagan frente a ellas (regonech quens deu diners). sia: «... Nunca se harían tantas y tan grandes mara- los legados para la
El conjunto del testamento es muy similar a villas divinas en beneficio nuestro, si con la muerte del caridad con pobres y
los ya estudiados por Alvarez Fortes para el cuerpo se extinguiese la del alma...». enfermos
mismo período cronológico y por Picatoste
Navarro para un siglo antes, por lo que se
comprueba que los testamentos medievales
seguían unos parámetros comunes, aunque
es de reseñar la falta de protocolos notaria-
les medievales que permitan estudios más
de conjunto. Otro ejemplo de esa segun-
da mitad del siglo XV es el Na Yoland de
Rebolledo. No consta en el fragmento del
testamento del que se ha dispuesto que Na
Barçelona dejara ninguna almoina, es decir,
donaciones económicas o en especie –sobre
todo trigo– para el reparto entre las familias
pobres (bacius). Tampoco hay ninguna can-
tidad para la redención de cautivos llevada

Viajes y viajeros en el Alicante
medieval
j o s é h i n o j o s a m o n ta lv o

E
n el momento en que las gentes y paisajes. Era el reflejo de una so-
tierras alicantinas se incorpo- ciedad dinámica, de frontera en buena me-
raron a las Coronas de Aragón dida, que destacaba por el dinamismo de
y de Castilla, a mediados del los hombres y la fluidez de los contactos.
siglo XIII, la Cristiandad Occidental esta- Gentes y viajeros que dinamizaron la vida y
ba en plena expansión, quedando muy le- los horizontes mentales de nuestros antepa-
jos aquellos tiempos alto-medievales en los sados. Veamos en primer lugar los caminos
que viajar era toda una aventura, cuando a por los que circulaban estos viajeros.
los mercaderes se les conocía como «pies
polvorientos». Ahora, entre los siglos XIII
y XVI una buena parte de la población se DEL CAMÍ REAL A LA SENDA
desplazaba de un lado para otro, desde re- VECINAL
yes y mercaderes a clérigos y estudiantes,
sin que faltaran los extranjeros, que comen- Es evidente que los caminos de los siglos
zaron a dejarnos descripciones de nuestras bajo-medievales, a partir de la reconquista

Los mercaderes
tuvieron una
presencia constante
por todos los
caminos alicantinos
durante los siglos
medievales. En la
imagen, pintura con
el transporte de
grano a lomos de
animales.

José Hinojosa Montalvo  pp. 160-175


162 José Hinojosa Montalvo

de Jaime I, tienen su antecedente en los de itinerarios, comenzando por el camino real


la época andalusí, como es el caso de gran que se dirigía hacia el sur del reino de Va-
parte de la romana Vía Augusta que desde lencia desde la capital, pasando por Xàtiva,
Tortosa se dirigía a la Bética. Este camino una ruta que tuvo que ser modificada poco
siguió formando parte de la red principal, de después de la reconquista como consecuen-
la que también formaría parte la vía que por cia de la primera revuelta del caudillo mu-
el valle del Vinalopó llevaba hasta la Meseta sulmán Al Azraq en toda la montaña alican-
y Xàtiva-Valencia. Los geógrafos árabes nos tina, zona frontera con Castilla y de gran
dejaron noticias de estos itinerarios desde el importancia estratégica. El eje Xàtiva-Llu-
siglo X con Al Istajari e Ibn Hawqal, hasta txent-Benicadell, por donde algunos auto-
la víspera de la conquista, con Al-Idrisi o res opinan que discurría la Via Augusta, fue
Safwan ben Idris. substituido por el nuevo eje Xàtiva-Monta-
Los caminos medievales están íntima- verner. Puerto de Albaida-Alcoy, creándose
mente vinculados al poblamiento, poniendo nueva pobles cristianas en el mismo, como
en contacto centros y, en general, no res- Montaberner, Albaida y Alcoy (1256), em-
ponden a un plan meditado de comunica- presa a cargo del lugarteniente de Jaime I en
ciones, sino que se pueden ir modificando el reino, Eiximén Pérez d’Arenós.
o ampliando según las necesidades y cir- En la costa, la principal vía de comunica-
cunstancias del momento, sobre todo las ción era la que procedente de Alzira y por
económicas. Predominaba la visión local, Cullera llegaba hasta Dénia, incluida en la
de conectar las localidades vecinas, aunque Via Augusta desde el Bajo Imperio Roma-
El castillo de
Petrer, antes de su
la monarquía siempre tuvo una visión más no. Desde esta importante localidad partían
reconstrucción, clara de lo público y mantuvo la noción de una serie de caminos colaterales que la co-
situado en el valle «camí real», reservándose la Corona la pro- nectaban con otras importantes ciudades,
del Vinalopó, la piedad de los caminos y puentes, así como como era Xàtiva por el valle de Gallinera,
principal vía de la concesión a particulares, que se encarga- Planes y Cocentaina, y desde ahí a Villena.
comunicación hacia ban de su mantenimiento y reparación. Para ir a Alicante, dado lo infranqueable del
la Meseta desde
el Mediterráneo.
Es imposible en tan reducido espacio paso del Mascarat, la vía se dirigía a Planes,
Archivo Fotográfico detallar todas las vías de comunicación que Almudaina, Villena, Penáguila, Torre de les
de la Diputación de surcaban las comarcas alicantinas, pero sí Maçanes y Jijona, hasta la Huerta de Ali-
Alicante. que conviene al menos trazar los grandes cante. Todo el territorio estaba surcado por
una extensa red caminera, que iba desde las
simples sendas a los caminos reales. En la
montaña alicantina, por ejemplo, nos que-
dan noticias de muchos de tales caminos,
que es imposible exponer con detalle, pero
que afloran al consultar la documentación
de la época. Así, el camino real que iba des-
de Murla a Penáguila, documentado en ju-
nio de 1353, cuando Na Teresa, una vecina
de Penáguila, denunció a unos moros del
valle de Seta que habían apresado a su hijo
Aparici cuando venía «per lo camí real del loch de
Murla al loch de Penàguila, lo quel camí pasa per la
dita vall de Seta…». La enemiga que se tenían
cristianos y musulmanes y el buen negocio
que era el capturar personas hacía del viaje
toda una aventura.
Una buena trama viaria permitía un con-
trol eficaz del territorio, como se aprecia
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 163

igualmente en el actual valle del Vinalopó,


entonces conocido como «la vall d’Elda»,
por ser ésta su población principal, consti-
tuía ya, desde tiempos antiguos, la principal
vía de comunicación entre las altas tierras
meseteñas y el litoral mediterráneo. Por él se
circulaba en dirección a y desde el reino de
Castilla, cuya frontera marcaba precisamen-
te Elda (valenciana)-Sax (castellana), pero
también era el camino hacia Valencia por el
interior, por Villena y Biar, para proseguir a
Moixent y Xàtiva, por el valle del Canyoles.
Para Elda, A. Poveda señala que sólo tene-
mos noticias claras del acceso por el oeste de
la población, el camino que lleva a Monó-
var y hacia las tierras de Murcia. En sentido Viajero a caballo
opuesto, el portal situado al este se abría ha-
cia Petrel, Valencia y Castilla, mientras que te y Elche conducía a Orihuela y Murcia,
la puerta del sur de la villa permitía acceder llegando a esta capital bien por Monteagu-
al camino de Alicante, Elche y la costa. do, bien por la parte sur del río Segura, por
Al margen del camino general existían Tabala y las faldas de la sierra de la Cresta
otros secundarios que enlazaban los pue- del Gallo hasta Murcia. También es posible
blos comarcanos, que a veces no eran más la existencia de una senda que acortase dis-
que simples sendas, como podemos apre- tancias, no siempre practicable que, próxi-
ciar en una noticia que aparece en una orde- ma al río por su margen izquierda, llevase
nanza de Villena de 1491, en la que se dice directamente de Murcia a Orihuela.
«la senda que va de Cabdete a Salinas dexar Por la vecina Elche discurría el camino
abierto, que puedan yr por ella por honrra real que comunicaba Valencia con Alicante
y serviçio de la Señora Virgen María de las y Murcia, estando surcado el extenso tér-
Virtudes, tanto quanto fuere voluntad del mino municipal por una densa red de ca-
dicho conçejo, quedando fuera el derecho minos secundarios y sendas. Una de ellas
que perteneçe a los hombres por donde la era la que conducía desde la Vila hasta el
dicha senda traviesa». Port del Cap de l’Aljup, el puerto/varadero
La gobernación de Orihuela estaba atra- ilicitano, donde en el siglo XVI se levan- Escena cotidiana en
vesada por el camino real que desde Alican- tó la actual Santa Pola, pero a la sazón un el interior del hostal
164 José Hinojosa Montalvo

simple cortijo con una torre que protegía colocara una cruz de piedra (peyró), símbolo
a pescadores, barcas y mercancías. Por este de la fe cristiana y límite de los términos
camino circulaba el pescado desembarcado municipales, como la que las autoridades
para abastecer la villa y otras localidades ilicitanas hicieron en 1400 y 1401 en los
próximas, además del trigo, la sosa, etc. des- caminos de Alicante y de Orihuela (1401),
tinadas a la exportación. como un manifiesto de piedra para remarcar
El dinamismo económico que se vivía en un paisaje cultural cristiano entre una abun-
las comarcas meridionales del reino en las dante población mudéjar.
primeras décadas del siglo XV fomentó la
construcción de nuevos caminos, pudiendo
ser los promotores los particulares. Es el Los puentes
caso de la petición hecha el 21 de marzo
de 1429 al Consell de Elche por mosén Exi- Un elemento fundamental en el camino
mén Roiç de Corella, conde de Cocentaina eran los puentes, la principal obra pública
y señor de Aspe, quien proponía construir de la época, de la que apenas nos han que-
un «carril» desde su tierra hasta el puerto dado restos, ya que por lo general eran de
del Cap de l’Aljup, para llevar y traer con madera o de tierra y losas, materiales frági-
carros mercancías desde su tierra al mar y les que se perdían a menudo con las aveni-
viceversa, con beneficio para ambas partes. das fluviales.
Recordemos que los Corella eran grandes Lo costoso de la empresa hacía que hu-
señores del Vinalopó, junto con los Maça biera pocos puentes de piedra. En Orihue-
de Liçana, y la vid y el cereal les propor- la, durante la mayor parte de estos siglos
cionaban saneados ingresos. La propuesta medievales, el puente que cruzaba el Segura
fue bien aceptada y las obras se llevaron a era de madera, lo que obligaba a frecuentes
cabo tras solucionar problemas de límites reparaciones, cada diez o doce años, ade-
de términos entre Aspe y Elche. más de cuando se veía dañado por las casi
Era habitual, como todavía puede con- anuales riadas. Aguas abajo de la villa se
templarse en algunos casos que, junto a los construyeron en el último tercio del siglo
caminos y a la salida de nuestros pueblos, se XIV otros puentes provisionales de barca y

Puente medieval
en el camino de
Alicante (Xàtiva).
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 165

Los carros fueron


utilizados, sobre
todo, para el
transporte de
mercancías pesadas,
pero eran lentos y
destrozaban los
caminos, por lo
que su uso era
restringido en tierras
valencianas.

tablones, que fueron reparados por el mu- hasta 1448. Otras veces la iniciativa de es-
nicipio en 1415 y habilitados para la circu- tos puentes corría a cargo de los particula-
lación de carros. res, como el canónigo oriolano Enric Arbo-
El puente viejo de madera fue demolido reces, caballero, que dio en 1438 al Consell
y en su lugar se construyó otro de piedra, a un solar al lado de una almazara suya para
cargo del presupuesto municipal. Fue una hacer un puente.
obra lenta y costosa, que absorbió más de
la mitad de las inversiones del Consell en
obras públicas durante la primera mitad del EL VARIOPINTO ESPECTRO DE
siglo XV. Las obras se iniciaron en 1416 y LOS VIAJEROS
su construcción no fue fácil, pues los de-
rrumbes menudeaban a causa de las riadas y El hombre medieval era un homo viator, que
dificultades técnicas, con los consiguientes viajaba, que se desplazaba de un lado a otro,
muertos, ahogados y retraso de las obras. Al a veces eran viajeros sólo de ida, como los
fin, en 1445 la obra había finalizado, per- repobladores que venían a estas tierras tras
mitiendo una mayor fluidez y comodidad la conquista de Jaime I o Alfonso el Sabio,
en los viajes. miles de personas de ambos sexos que desde
El continuo tránsito de bestias y, so- las lejanas tierras de Cataluña, de Aragón y
bre todo, las carretas producían un fuerte Navarra, desde Castilla, buscaban mejorar
desgaste en las losas de los puentes en los sus condiciones de vida asentándose en las
caminos, o bien su estrechez impedía la cir- tierras de Valencia y Murcia. Una historia
culación, por lo que con frecuencia las au- de viajeros sin retorno.
toridades debían proceder a su reparación, Siglos después, entre los que utilizaban
como hicieron las de Orihuela en 1415 con los caminos alicantinos de la época hay que
todos los puentes entre esta villa y su aldea citar a aquéllos que lo hacían en función de
de Guardamar, con el fin de que pudieran los movimientos migratorios entre localida-
pasar los carros. En 1433 los jurados orio- des o países diferentes. La falta de fuentes
lanos acordaron hacer el puente de Almo- demográficas impide conocer estos flujos
radí, aunque no se puso en funcionamiento de viajeros con detalle, pero a través de los
166 José Hinojosa Montalvo

avecindamientos vemos cómo era habitual en la Reconquista, o contra otros príncipes


que a nuestras localidades acudieran a resi- cristianos, como las guerras de Jaime II para
dir gentes de los municipios vecinos, como conquistar el reino de Murcia o de Pedro
vemos en Orihuela en el siglo XV, adonde IV contra Pedro I de Castilla en la Guerra
vienen vecinos de Elche, Alicante, Murcia, de los dos Pedros.
el valle del Vinalopó, etc., sin que falten En el caso de Jaime I, el monarca con-
tampoco los castellanos, sobre todo de La quistador, el primer viaje hacia estas tierras
Mancha. Y lo mismo sucedía en Elche o fue la cabalgada en busca de botín llevada a
Alicante, moviéndose estos viajeros, sobre cabo en 1239 contra Villena y Sax, acom-
todo, en un radio comarcal, incluso a pesar pañado por Artal de Alagón, que murió en
de estar en reinos diferentes, como era el la empresa, de una pedrada en la cabeza.
caso de los viajes entre Orihuela y Murcia, Mayor trascendencia tuvo su presencia,
muy intensos en ambos sentidos durante junto al infante castellano don Alfonso, en
toda la Edad Media por razones comercia- el Camp de Mirra, donde el 26 de marzo
les o familiares. de 1244 firmaron el Tratado de Almizrra
Entre los viajeros de ida y vuelta figuran delimitando las fronteras y zonas de ex-
Los nuevos en primer lugar los reyes, que son los mejor pansión entre las Coronas de Aragón y de
pobladores recorrían documentados en estos siglos, gracias a las Castilla. Asimismo, Jaime I estuvo en 1245
largas distancias para crónicas (Libre dels feyts de Jaime I, Crònica de recorriendo estos caminos de la montaña
intentar mejorar sus
condiciones de vida.
Pedro IV, etc.). Los motivos de estos des- alicantina, que supusieron la conquista de
Obsérvese el plazamientos eran variados, pero en ellos Biar (febrero de 1245), Castalla y las al-
transporte de los en el caso de Alicante siempre predominaba querías del entorno alcoyano, mientras que
niños en serones. lo militar, la lucha contra los musulmanes las revueltas de Al-Azraq reclamaron su
presencia en varias ocasiones en las comar-
cas meridionales del reino en 1248-1258
y 1275-1276. Sin olvidar el viaje efectua-
do a Murcia en 1265-1266, pasando por
Alicante, Elche y Orihuela, con el fin de
reprimir la revuelta de los mudéjares mur-
cianos contra el rey de Castilla, Alfonso X.
O los viajes en 1270 y 1271 por nume-
rosos pueblos de nuestra geografía: Onda-
ra, Biar, Elda y Novelda, Dénia, Lorcha,
etc., a la vez que en Alicante se entrevis-
taba con su yerno Alfonso el Sabio a fi-
nales de 1273. Pocos monarcas, por tanto,
pueden presumir de haber recorrido tan-
to los caminos alicantinos como Jaime I.
Otros reyes que viajaron por estas rutas
fueron Jaime II, cuando en 1296 emprendió
la campaña contra el reino de Murcia, para
lo cual utilizó el camino real desde Alicante,
igual que hizo en la fracasada campaña con-
tra Almería en 1308, mientras que Pedro
IV a partir de 1356 pasó por estos caminos
cuando discurría al frente de sus ejércitos
–o cuando huía– en su lucha contra Pedro
I de Castilla. Pero no olvidemos que el rey
nunca viajaba sólo, sino acompañado de
un numerosos séquito, en el que podía ir
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 167

también la reina y familia real, junto a sus


consejeros, mayordomo, notario, capellán,
etc. Unas comitivas que, además de ser un
espectáculo, constituían una amenaza para
las localidades donde se detenían, obligadas
a proporcionarles yantar y hospedaje.
Los profesionales del camino eran los
embajadores, mensajeros y correos, que via-
jaban sin cesar de un lado a otro para llevar
información o conseguirla, sobre todo para
tratar de resolver los asuntos conflictivos,
dudosos, de las instituciones reales y muni- Retrato hipotético
de Jaime I, que
cipales. Así, vemos a gobernadores y bailes estuvo presente en
enviar sus mensajeros a la corte para aclarar tierras alicantinas en
dudas, solventar peticiones, etc., y lo mismo varias ocasiones a lo
hacían los municipios, tanto a la corte real largo de su reinado.
como, sobre todo, a sus respectivos señores,
en el caso de que no residieran en el lugar. que era injusta dicha tasa, dado que no tenía
Es el caso de Elche enviando mensajeros a que abonarla.
la ciudad de Barcelona, que desde el último Con ellos se mezclaban toda clase de
tercio del siglo XIV tenía el señorío de la gente que iba de un lugar a otro por mo-
villa, o a Valencia para presentar sus quejas tivos familiares, a visitar a los parientes, a
contra los abusos de los ganaderos, igual casarse o a recoger una herencia, o bien se
que hacían los mensajeros de Orihuela o veían forzados a desplazarse por razones ju-
Alicante. Otros viajeros llevaban de un mu- diciales, como los diocesanos del obispo de
nicipio costero a otro avisos de la posible Murcia, al que pertenecían los alicantinos
llegada de piratas a nuestras costas, correos de la franja meridional del reino, y que se
que llegaban hasta Valencia. quejaban al rey de Aragón por lo que con-
Los caminos medievales vieron pasar y sideraban un riesgo para su integridad físi-
pasar a los arrieros y carreteros, conduc- ca, dado lo peligroso que era viajar por esta
tores especializados en la guía de acémilas zona fronteriza. Una queja similar a la que
y carretas, que transportaban el pescado presentaban las gentes de Alicante cuando
desde el puerto del Cap de l’Aljup a Elche, tenían que ir a pleitear a la capital de la go-
las mercancías descargadas en Guardamar a bernación, a Orihuela. Las protestas queda-
Orihuela y Murcia, el trigo de Castilla ha- ban sin respuesta y no había más remedio
cia nuestras tierras, etc. A ellos se unían los que afrontar el peligro y los gastos que todo
mercaderes, más sedentarios, pero que tam- desplazamiento conllevaba.
bién concurrían a los mercados y ferias co- Entre los viajeros hay que citar también
marcales, a las que acudían con sus produc- a los eclesiásticos, comenzando por los
tos, constituyendo un personaje habitual en propios párrocos, que a menudo se veían
los caminos. En algunos casos los trayectos obligados a desplazarse fuera de la locali-
eran más largos, por ejemplo entre Alicante dad donde estaba la parroquia, para atender
y Valencia, y así vemos en enero de 1473 a los feligreses que vivían dispersos por el
como el baile general del reino exponía al de término. Valga como ejemplos el tener que
Alcoy la queja presentada por el mercader ir a decir misa, ocasionalmente, desde Elche
alemán Enric Buch, porque el peajero de Al- al Cap de l’Aljup, donde había una pequeña
coy le cobró 3 sueldos por carga de ciertas capilla, o los viajes a alguna ermita el día de
ropas que había descargado en el puerto de la fiesta del patrón o con ocasión de rome-
Alicante, en una nave que venía de Flandes, rías, como era el caso del santuario de San
y llevaba a Valencia. El alemán se quejaba de Ginés de la Jara, en el término de Orihuela.
168 José Hinojosa Montalvo

por donde pasaba se producía un profun-


do cambio en la religiosidad de la gente,
lo que era aprovechado por las autoridades
para reforzar el control sobre los compor-
tamientos sociales de los vecinos (firma de
paces entre bandos enemigos, erradicación
de la prostitución). Una multitud de gentes
penitentes seguían al santo en su itinerario y
todas las localidades reclamaban su presen-
cia, deseosas de escuchar sus sermones y, si
había suerte, ser testigos de algún milagro.
Buena parte de Occidente fue testigo de
sus actuaciones, desde toda la Península
Ibérica a Italia, Inglaterra, Irlanda, Francia,
etc., estando enterrado en Vannes (Bretaña).
Como es natural, las tierras alicantinas tam-
bién sintieron su benéfica predicación y F.
Figueras Pacheco reconstruyó el itinerario
Entre los viajeros Con todo, los viajeros eclesiásticos más vicentino por Alicante, comenzando por La
medievales no característicos fueron los frailes, que re- Marina, donde visitó Dénia, Teulada (des-
faltaron los clérigos, corrían nuestros pueblos para predicar en pués de agosto de 1410) y Vila Joiosa. Re-
desde los obispos
que visitaban su
determinadas celebraciones, como era la cordemos que en Teulada vivía Constança
diócesis, a los fiesta del patrón, la Navidad, Pentecostés, Ferrer, la hermana del futuro santo, y aquí
frailes predicadores. etc., pero sobre todo, la Cuaresma. En tales hizo brotar la Font Santa golpeando el sue-
Si los primeros fechas, las autoridades trataban de llevar a lo con su cayado, un milagro vicentino muy
se desplazaban a su localidad a algún notable predicador, ya frecuente.
caballo, acorde con que ello, además del beneficio que suponía Otros caminos hollados por fray Vicent
su condición social,
los simples clérigos
para las almas de los fieles, daba prestigio a fueron los del Comtat y l’Alcoià, visitan-
lo hacían en mulo o la localidad. Aunque tal conducta era co- do a finales de 1410 Cocentaina y Muro, y
a pie. mún en todos los pueblos, podemos citar quizá el valle de Pego. Desde Alcoy seguiría
el caso de Elche y Orihuela, cuyos jurados con su extensa comitiva por Xixona hacia
en ocasiones contrataban a un predicador Alicante. Las biografías del santo narran el
de fama de la vecina ciudad de Murcia para supuesto vaticinio que hizo a los moradores
que sermoneara en tales fechas. de los campos en torno a Alicante, al decir-
De todos estos predicadores, el más fa- les que estaría «sequet pero sanet», actual lema
moso, el más popular, respetado e influyen- del municipio de Sant Vicent del Raspeig,
te, fue el dominico valenciano fray Vicent localidad nacida, según la tradición, al calor
Ferrer, elevado a la santidad por su correli- de la ermita –actual parroquia– aquí funda-
gionario el papa Calixto III. Sant Vicent es da por el santo, aunque la realidad es que la
el mejor ejemplo de aquellos predicadores ermita data del siglo XVI.
itinerantes que, a finales del siglo XIV y En su ruta hacia Murcia el santo valen-
primeras décadas del XV, recorrían Occi- ciano se detuvo en Alicante, en la primave-
dente evangelizando los corazones de una ra de 1411, predicando en sus dos iglesias:
Cristiandad bastante confusa en aquellos Santa María y San Nicolás. En Aspe, a la
tiempos de crisis (epidemias, guerras, etc.), salida del pueblo, una cruz de piedra con-
en los que comenzaba a alumbrar el nuevo memoraba la estancia, según la tradición,
hombre del Renacimiento y nuevas formas de Sant Vicent. En Orihuela, adonde ha-
de piedad, más íntimas e individualizadas. bía sido llamado por las autoridades, entró
El verbo de fray Vicent, su elocuencia arre- triunfalmente, como era habitual, y aunque
batadora, no dejaba indiferente a nadie y ya tenía sesenta años, predicó en valenciano
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 169

en los tempos de San Salvador, Santa Justa, cribe la comarca de Villena y del valle del
y los conventos de San Agustín y la Merced. Vinalopó como un auténtico paraíso cine-
Permaneció en la entonces villa algo más de gético, y pocos parajes había en la Penín-
un mes, hasta el 29 de enero de 1411. sula que lo igualaran en caza, desde garzas
Además de los agricultores que iban al y ánades a flamencos, avifauna que pobla-
trabajo a sus campos, todos los días se lan- ba la laguna allí existente y toda la marjal
zaban al camino los pastores seguidos por que bordeaba el cauce del río. También el
sus rebaños, unas veces en un viaje de cor- monarca aragonés Pedro IV nos cuenta en
to radio, de ida y vuelta en el mismo día, su Crònica la gran cantidad de caza menor
camino del bovalar, la dehesa boyal, o los que se encontró mientras viajaba por estas
pastos del término. Con todo, los que da- comarcas, cazando más de diez mil pares
ban tono a los caminos eran los ganaderos/ de perdices y quinientas cargas de conejos
pastores trashumantes que, procedentes de y liebres. El sueño imposible de cualquier
La Mancha, Aragón e incluso del norte del cazador actual.
reino de Valencia, bajaban a invernar a las Los viajes no eran cómodos ni fáciles,
tierras más cálidas de la gobernación orio- incluso entre localidades próximas, y así ve-
lana, acompañados de sus pastores y raba- mos el 25 de septiembre de 1401 el Consell
danes, con sus pertrechos a lomos de mula. ilicitano disponer que, dado que Pau Iba-
Si su presencia promovía una cierta circu- ñes, notario, tenía que ir al valle de Elda y Las comarcas
alicantinas fueron
lación monetaria, no es menos cierto que a Alicante a resolver asuntos de la villa, que durante la Edad
tales viajeros eran vistos con mucho recelo se le alquilara un hombre hasta el Portixol o Media el paraíso
por los lugareños, ya que eran una amena- hasta pasada la pedra scrita, dada la peligro- de los cazadores,
za para los sembrados de los agricultores o sidad de los caminos, acompañándole has- sobre todo para los
los bovalares locales, reservados a los veci- ta que el mensajero encontrara compañía. nobles, como don
nos. La documentación de Alicante, Elche Eran años de gran inquietud por esta zona Juan Manuel. El
jabalí era una de las
y Orihuela está plagada de estos choques despoblada, de frecuentes capturas de gen- piezas preferidas,
con los ganaderos forasteros, en particular tes que iban solas, lo que movió a la crea- como se aprecia en
los de la ciudad de Valencia, que alegaban ción de una hermandad cristiano-mudéjar esta escena de acoso
libertad de pastos en todo el reino, según para resolver el tema del bandolerismo. y persecución.
privilegio de Jaime I.
En determinadas fechas del año muchas
gentes se desplazaban por los caminos lleva-
dos por motivos piadosos, como era acudir
en romería a determinados santuarios, que
eran focos de religiosidad popular, como
sucedía con el de Nuestra Señora de las
Virtudes, de Villena, adonde acudían valen-
cianos de Caudete y quizá de Biar; o San
Ginés de la Jara, en el término de Orihuela;
por no hablar de la Santa Faz en Alican-
te, cuyo precedente está en la ermita de los
Ángeles en la segunda mitad del siglo XV
y que, desde comienzos del siglo XVI, se
convirtió en el eje en torno al cual pivotará
la religiosidad de los alicantinos.
También los caminos alicantinos fueron
hollados a menudo por los cazadores, en-
tre los que no faltaban personajes de alta
alcurnia como el famoso noble don Juan
Manuel, que en su Libro de la caza nos des-
170 José Hinojosa Montalvo

Los viajeros extranjeros mencionarse la dedicada a la Virgen, que es bellí-


sima, en donde se admira un maravilloso cuadro
Ninguna descripción de viajes por estas co- colocado en la parte más alta del altar, por el que
marcas meridionales del reino de Valencia no ha mucho pagaron 1.500 ducados los nuevos
nos ha llegado para los siglos bajo-medie- poseedores del templo.
vales a cargo de valencianos. Los nativos
nunca fueron muy aficionados a este tipo Elche, Orihuela, Murcia
de literatura y hubo que esperar a que el El 12 de octubre salimos de Alicante, y andando
médico, geógrafo y astrónomo Jerónimo dos leguas por una llanura estéril, hasta hace poco
Münzer viajara por la Península Ibérica du- muy peligrosa por causa de los ladrones moros;
rante cinco meses entre el 17 de septiembre después, por otra feracísima, regada por varios
de 1494 y el 8 de febrero de 1495, acompa- ríos, llegamos a Elche, que en árabe significa mixto
ñado por tres amigos. Sus descripciones son o hermafrodita, porque situada en los límites de
cita obligatoria cuando se quiere rememorar Valencia y Granada, hallábase habitada en parte
alguno de los lugares por donde pasó. En por cristianos y en parte por sarracenos. Es lugar
nuestro caso sabemos que Münzer partió sumamente fecundo en aceite, y en ningún otro
de Xàtiva en octubre de 1484 –el 9 salió de sitio he visto tantas palmeras como en él; pero los
Valencia– y se dirigió a Xàtiva, desde cuya dátiles que éstas producen no son dulces ni comes-
ciudad: tibles como los de África, porque este país es menos
caluroso. Los cristianos son ahora dueños del pue-
Dirigimos nuestros pasos a Alicante cabalgando blo (que es riquísimo en frutos), aunque quedan
por un terreno montañoso, pero con mucha ve- todavía numerosos moros.
getación, en el que se dan la grana, el comino, el El 13, dejando atrás una pelada llanura y
esparto y el anís. algunas aldeas de moriscos, llegamos, al cabo de
Alicante está situada junto al mar, hacia el algunas leguas de camino, a una comarca fecunda,
Mediodía. Levántase al Norte un elevado monte, de mucho regadío, en la que está Orihuela, ciudad
cuya cúspide sustenta un castillo poderoso y a su de más de cinco mil casas, que se alza al pie de
falda se extiende la ciudad, que tiene unas 5.000 unos montes hacia el Mediodía; es jurisdicción de
casas. De entre las iglesias de la población, merece realengo y dista ocho leguas cortas de Cartagena,

Elche y el río
Vinalopó, con
unos viajeros, en un
grabado del siglo
XIX.
Archivo Fotográfico
de la Diputación de
Alicante.
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 171

puerto de mar fundado por Aníbal, quien le dio el


nombre de Cartago Nova, hoy medio destruída,
por lo cual, la ciudad que antes fue, se ha conver-
tido en villa. Orihuela, como he dicho, es pueblo
muy grande, regado por el Segura, que viene de
la parte de Murcia, y se halla en los confines del
reino de Valencia, pues a poco trecho de la población
comienza ya el de Castilla.

Dejo al lector que saboree el relato y sa-


que sus propias conclusiones, pero sí quiero
hacer algún pequeño comentario sobre lo
que le llamó la atención a nuestro ilustre
viajero. En primer lugar, y dado que entró
por el camino de Xàtiva, lo más notable era
el intrincado relieve (Mariola, Aitana) y su
abundante flora. Llegó a Alicante y, como
no podía ser menos, es el imponente castillo con salvoconductos de las autoridades rea- Los judíos podían
(«clau del regne», le llamaban nuestros reyes) les y municipales para viajar por los territo- viajar por todo
el que centró su atención, junto a la iglesia rios del rey de Aragón y solicitar la caridad el reino, pero
necesitaban un
de Santa María y su nuevo retablo. El via- pública, dado que, oficialmente, iban en salvoconducto real
jero prosiguió su ruta hacia Elche, un te- peregrinación y huían del avance de los tur- y en sus vestidos
rreno que consideró muy peligroso por los cos. Tampoco faltaban las prostitutas que se llevaban una rueda
bandidos moros y que respondía bien a la trasladaban de una población u hostal a otro de color que los
realidad de la época, sobre todo por el in- para ofrecer sus servicios, ni los vagabundos distinguían de los
cremento de la piratería berberisca. Llegó a o enfermos, entre los cuales los leprosos, cristianos.
Elche, de la que dio una pintoresca etimolo- cuyo contacto había que evitar a toda costa,
gía y nos dice que estaba regada por varios eran los marginados por excelencia. O los
ríos (quizá acequias), para pasar a disertar esclavos que huían de sus dueños con la es-
sobre la pobre calidad de nuestros dátiles, peranza de recobrar la libertad.
con buenas razones climatológicas. Es muy Los mudéjares y los judíos, aunque po-
correcta la visión de los dos grupos socio- dían desplazarse libremente por los cami-
religiosos que componían la población: nos reales, con el tiempo vieron restringida
cristianos y mudéjares, igual que el cami- su libertad de movimientos, sobre todo los
no hasta Orihuela, una pelada llanura con primeros, por el riesgo de huir al reino de
aldeas de musulmanes (Crevillent, Albate- Granada, lo que originaba una pérdida de
ra, etc.). De Orihuela le llama la atención, vasallos y de ingresos a los señores.
como era lógico, la riqueza de su huerta y
su nutrida población, así como su condi-
ción fronteriza con el reino de Murcia. Un Los medios de transporte terrestres
testimonio, en definitiva, excepcional el que
nos dejó el humanista alemán, que permite El viaje se hacía a pie o cabalgando a lomo
recrear el paisaje alicantino en el tránsito a de caballo, mulas o asnos, según la con-
los tiempos modernos. dición social de cada uno. El caballo, por
Por último señalar que por los caminos ejemplo, era un animal caro, reservado para
de la época viajaban también un amplio la guerra o a las clases altas, como los ca-
espectro de marginados, entre los que po- balleros, altas dignidades eclesiásticas, ofi-
demos citar los gitanos que, llegados de ciales reales notables, etc., mientras que el
Egipto y dirigidos por sus jefes (condes), pueblo llano caminaba o iba a lomos de un
contaban en la segunda mitad del siglo XV burro o un «matxo».
172 José Hinojosa Montalvo

Vigilancia de los caminos. Las torres

Una de las obligaciones de la Corona era la


de velar por la salvaguarda de las personas y
mercancías que circulaban por los caminos
reales, aunque nunca existió una política
planificada a tal fin ni existió un cuerpo ar-
mado como el que surgió en Castilla con la
Hermandad de los Reyes Católicos.
Las actuaciones son puntuales, determi-
nadas por las circunstancias del momento.
Así, tras la conquista del reino de Murcia
el 3 de octubre de 1297, Jaime II nombró
guarda del camí real de Alicante a Xixona a
Pedro Miquel, vecino de Alicante, con el
fin de asegurar la integridad de las personas
y mercancías que por allí pasaban. Dada la
peligrosidad del terreno, en zona de guerra
y de frontera, además de los intereses fisca-
les para la Corona, ésta dispuso la erección
El carro se empleaba No sabemos con que frecuencia se utili- de una torre en el lugar del Molinell, tér-
sobre todo para zaban los carros, pero no han dejado mu- mino de Jijona, para seguridad de los via-
el transporte de chas huellas en la documentación y no se jeros que iban de Alicante a Valencia, que
mercancías pesadas
utilizaban para viajar, dada su lentitud, es- estaba ya construyéndose en noviembre de
trechez y mal estado de los caminos. Ade- 1297. La colaboración de Alicante fue re-
más, eran caros y su construcción exigía compensada por Jaime II con la declaración
artesanos especializados, junto al mante- de francos de todo peaje a los vecinos de la
nimiento del carro y de los animales que villa que por allí pasaban. Las obras seguían
lo tiraban, utilizándose por profesionales en 1312, pues el 17 de abril el rey pedía
para el transporte de mercancías volumi- al Consell alicantino que prestaran toda cla-
nosas y pesadas, como el grano, la madera, se de ayuda a Ferrer Descortell, baile de la
piedras, etc. Por eso no era extraño que procuración de Orihuela, en lo referente a
a veces un municipio decidía construir la construcción de dicha torre. El cargo de
uno para uso propio, como hizo Elche en guarda de los caminos de «más allá de Jijo-
1400, acordando el Consell que se hiciera na» se mantuvo toda la Edad Media, pero
un carro de buena madera, comprada en podemos dudar de la eficacia de su labor
Alicante, para las obras de la torre o sala teniendo que controlar un territorio tan
del municipio. En 1445 el municipio ya amplio como la Gobernación de Orihuela.
tenía organizado un sistema de alquiler Más peligroso si cabe era el paso del Por-
del carro a particulares, por la suma de 11 tixol, entre los términos de Alicante y El-
sueldos diarios. che, agravándose la inseguridad a finales del
No hay datos concretos sobre la distan- siglo XIV y comienzos del XV. Ello hizo
cia recorrida por los viajeros en un día, ya que las autoridades ilicitanas enviaran en
que variaba mucho según el medio de trans- 1400-1401 a Bertomeu Ferri como mensa-
porte, la orografía, etc. Jerónimo Münzer, jero de la villa ante la corte para tratar con
por ejemplo, que iba a caballo, recorría el monarca la construcción de una torre en
unos cincuenta kilómetros por jornada. De el Portixol de Elche. En septiembre de 1401
las posadas y albergues que pudiera haber los jurados le recriminaban la lentitud de
en los caminos no nos ha llegado ninguna sus gestiones en un asunto que era de im-
noticia. portancia vital para todo el reino, ya que
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 173

Jijona era una villa


real en el camino de
Xàtiva a Alicante y
en su término surgió
la torre del Molinell
para el control
de viandantes y
mercancías.
Grabado de la villa
de Xixona.

si se supieran los peligros de cautiverio y para no pagarlo, por lo que el monarca dis-
muerte que acechaban al caminante en esta puso que los que hicieran esto fueran san-
zona, sería más provechoso que los tran- cionados con cinco sueldos.
seúntes pagaran un peaje entre 2 y 4 dineros
y fueran protegidos, que gastarse el dinero
en redimirse del cautiverio. Los peligros del camino: lobos, bandidos,
En algún caso eran los propios guar- almogávares, peajes, etc.
das los que violentaban a los caminantes,
como sucedió en 1419, en que Bertomeu Viajar en la Edad Media no era fácil ni có-
Bernabé y el síndico de Xixona se queja- modo, ya que a los gastos e incomodidades
ron al rey porque los guardas que había en propias del momento, sobre todo, para el
el término de Xixona-Alicante le quitaron viajero común, se añadían una serie de ries-
injustamente cierto trigo que transportaba, gos, que iban desde las fieras a los bandole-
cometiendo otros muchos abusos similares, ros, sin olvidar los posibles abusos de peaje-
por lo que el 19 de septiembre Alfonso V ros o señores por donde atravesaba la ruta.
ordenaba a las autoridades de Alicante que Los montes alicantinos estaban plagados de
le devolvieran dicho grano. animales salvajes, siendo el lobo el más peli-
El camino era también el lugar escogido groso, lo que explica las recompensas de las
para establecer las aduanas, donde viajeros autoridades locales a quienes presentaran
y mercaderes abonaban sus peajes, estando, estos animales muertos.
por lo general, en las fronteras del reino: Mayor era el riesgo de un asalto en el ca-
Biar, Orihuela, Jijona, etc. y en ocasiones mino por individuos o grupos marginales.
estos peajes se destinaban a mantener un El bandolerismo fue un fenómeno endémi-
servicio de vigilancia, como el creado por co en estos siglos medievales en todas las
orden de Juan I el 15 de diciembre de 1386 comarcas alicantinas, pero fue en la gober-
en el camino de Elda, entre esta localidad y nación de Orihuela, al sur de Jijona, donde
Sax (Castilla). Sin embargo, muchos se des- se dejó sentir con mayor intensidad, dada
viaban del camino y pasaban ocultamente la situación fronteriza del territorio, con
174 José Hinojosa Montalvo

Murcia, Granada y el mar. Esta violencia en a veces ni siquiera la autoridad era garantía
los caminos no distinguía de religiones y lo para el viajero atacado.
mismo eran cristianos que musulmanes sus Dada la proximidad de la frontera era
protagonistas. bastante común que estos bandoleros, cas-
Veamos un ejemplo muy ilustrativo de tellanos o valencianos, se refugiaran en terri-
lo que decimos. En septiembre de 1392 torio contrario, adonde llevaban sus presas.
Abdallá Manona, moro de Elda, regre- Así, vemos como el 25 de agosto de 1428
saba desde Alcoy a su lugar de residencia Alfonso V recordaba al gobernador y au-
por el camino de Ibi, en compañía de un toridades locales de Orihuela la orden que
cristiano logat e pagat per anar pus segur. Pero había dado de capturar a Alfonso de Baena
cuando llegaron a Ibi el cristiano, que en –nótese el apellido castellano–, acusado de
realidad era un almogávar de Orihuela, ata- diversos crímenes (ladrón, bandolero, cua-
có al musulmán y lo hirió de cuatro gol- trero) en los caminos del término oriolano,
pes, si bien éste pudo escapar, aunque tuvo pasando luego a Castilla el producto de sus
que dejar la mula, sus pertenencias y ropas fechorías. Y a la inversa, lo que robaba en
que llevaba, pudiendo llegar a Ibi, donde Castilla luego lo introducía en Valencia.
el baile de Planes, Guillem Ciurana, en lu- Los bandoleros musulmanes eran los
gar de apiadarse de él le robó 52 sueldos más peligrosos para los viandantes cristia-
que pudo salvar del ataque del almogávar nos, pues si se conseguía salvar la vida, lo
y le obligó a depositar grandes fianzas para habitual era terminar cautivo en el reino na-
poder marcharse. El 30 de septiembre los zarí de Granada. Los protagonistas podían
jurados de Valencia, a quienes pidió ayu- ser almogávares granadinos o bien mudéja-
da el mudéjar, le pedían al baile de Planes res del propio reino de Valencia. Las fuentes
–que dependía de Valencia– que, dado que de la época conocen a estos delincuentes de
era vasallo de la reina, le devolviera lo que caminos con el nombre de collerats. El collerat
le había tomado ilegalmente. Como se ve, era el individuo que formaba parte de una
banda o sociedad para llevar a cabo saltea-
mientos y cautivar gente libre. Desde me-
diados del siglo XIV era usada en el sentido
de malhechor o salteador. Los almogávares
valencianos, murcianos o granadinos se
dedicaban a menudo a esta actividad, con
lo que almogávar pasó a ser sinónimo de
collerat. El 1400, por ejemplo, se especifica:
almogàvers, vulgarment dits acollerats, y en la paz
de Granada de 1405 se añade: si durante la
dita paz algunos almogávares o collorados de la sen-
yoría de vos, dito rey de Granada... Los cristianos
sospechaban, y con razón, de la connivencia
de los moros valencianos con los almogáva-
res granadinos, y ello engendraba un recelo
y odio, visible en el Regiment de la cosa pública
de Francesc Eiximenis, quien exige que los
cullerats hi sien perseguits fins a la mort e aquells que
els favoregen axí mateix en la terra.
La justicia fue siempre particularmente
dura con este delito, a causa del clima de in-
Bandoleros seguridad social y de desorden que provoca-
condenados a morir ba. Se castigaba con la pena de muerte y los
ahorcados acusados no podían redimirla por ninguna
Viajes y viajeros en el Alicante medieval 175

cantidad en metálico o por la esclavitud,


como sucedía con otros delitos, de acuerdo
con un fuero establecido por Martín I en
las Cortes de Valencia de 1403. Los cola- Viajar solo era
boradores o encubridores eran castigados peligroso y no eran
con idéntica pena. raros los asaltos,
Los collerats granadinos con frecuencia por ejemplo en el
morían en el combate y se les cortaba la Portixol de Alicante.
cabeza, que se presentaba a las autoridades El mercader,
despojado de sus
de los lugares fronterizos, que solían darles ropas y mercancías,
una recompensa. Si eran capturados vivos, es abandonado por
se les sometía a tormento para obtener sus asaltantes atado a
toda la información posible, siendo luego un palo.
ejecutados. Hubo casos en que, si no eran
importantes, los apresados eran vendidos y escuchas para vigilar los caminos y los
como cautivos. Los collerats cristianos eran puertos de montaña por donde solían in-
castigados con la misma severidad. Para filtrarse los collerats granadinos, labor difícil
perseguir a estos delincuentes las comu- por la propia orografía del terreno y por lo
nidades fronterizas solían enviar vigilantes bien que lo conocían.

El regno de Murçia que yo gané del rey
de Aragon
Las tierras oriolanas bajomedievales desde
el otero murciano
j ua n f r a n c i s c o j i m é n e z a lc á z a r

N
ada gratuito hay en el títu- lidad confirma que lo hacían también según
lo escogido, correspondiente a sus intereses políticos particulares, ya desde
una carta de Pedro I de Castilla la época de D. Juan Manuel, y tremenda-
a diversos concejos alicantinos mente acusado el fenómeno con la Casa de
en 1364; guarda todos los objetivos del pre- Fajardo.
sente estudio. Por una parte, expone la rea- La plenitud de un reino de Murcia que
lidad de una gran región compartimentada englobara aquellas tierras definidas por la
tras unos sucesos políticos de hondo calado delimitación del obispado de Cartagena en
y cuyos resultados llegan hasta hoy y, por 1250 va a ser un mito al que se aspira por
otra, alude a la existencia de dos ámbitos ge- ambas coronas a lo largo de la Baja Edad
nerados a raíz de aquellos acontecimientos Media. Este hecho es clave, ya que expli-
y que vivieron en permanente observación ca la existencia de ese anhelo político. Se
el uno del otro. En este caso, me limitaré a desea completar lo que falta; para Castilla
la perspectiva del lado castellano, el defini- se trataba de recuperar lo perdido en 1304,
do por el territorio del reino de Murcia que
permaneció bajo control del rey de Castilla
tras los acuerdos de 1304-05.
Seguiré un guión cronológico, siempre
con el sustrato de la existencia de dos pla-
nos: el cotidiano entre los individuos, que
cruzaban el umbral fronterizo, iban y ve-
nían, pero con la presencia del otro perma-
nente (que no es el moro, aunque según qué Siendo infante, el
zona se prefiere a uno u otro, musulmán o futuro Rey Sabio
cristiano e incluso musulmán u oriolano), dirigió las campañas
y por otro lado, el oficial regional, donde que incorporaron el
la presencia de la institución del Adelan- amplio protectorado
tamiento Mayor del Reino de Murcia te- del Sureste peninsular
para Castilla después
nía mucho que decir, ya que se trataba de de lo pactado en
la referencia a la que se aludía e intervenía Alcaraz (1243).
en nombre de la Corona castellana, como Min. Las Cantigas.
debía de ser según su origen, aunque la rea- Cód. El Escorial.

Juan Francisco Jiménez Alcázar  pp. 176-191


178 Juan Francisco Jiménez Alcázar

y para el rey aragonés de reconstruir los 1304, y cuya solución, instada por la alta
límites naturales de su fragmentado reino; política, terminó generando dos entidades
no olvidemos que Pedro IV de Aragón te- que solo se miraban de cara en el plano de
nía muy claro que él se convertía en rey de las relaciones humanas (trasiego de personas
Murcia, constituido éste en una identidad –cristianos, judíos y mudéjares–, enlaces fa-
particular en el seno de su confederación de miliares, intereses económicos particulares,
coronas. Se prolongaban las diferencias con etc.). En ningún momento se aspiró inter-
la perspectiva de gobernar y aplicar políti- namente a la reunificación, ya que pertene-
ca (y la propia percepción que los súbditos cían a ámbitos políticos superiores distintos
y vasallos tenían de ese concepto) desde el y no hay que considerar la posibilidad de
momento de los repartos de mediados del entender un reino independiente al margen de
XIII, con la conocida aplicación de los mo- los poderes castellano y catalano-aragonés,
delos de El Sabio y de El Conquistador. pero de forma inevitable tienta a nuestros
En este sentido, el desasosiego de la Vega ojos la comparación más que matizada con
Baja, teniendo conocimiento de pertenecer la coyuntura alemana en la segunda mitad
a un ente distinto al reino de Valencia en del XX.
donde se encaja con la fórmula de la Procu-
ración General –Gobernación con posterio-
ridad–, tiene su correspondiente en el resto La génesis de la situación
del territorio valenciano, que contempló a
esta demarcación como un añadido. Y de- La firma de Almizra imprimió para las dos
jando de lado esta cuestión, centro mi obje- Coronas un sentido concreto de compren-
tivo sobre la óptica que tenían de esa tierra sión del territorio, más allá de los límites gu-
los naturales del reino de Murcia castellano, bernamentales acordados. La delimitación
identificados con su Corona y observando de un espacio político determinado, el del
con recelo al vecino a la par que asumido reino de Murcia cristiano, generó el concepto
El reino murciano de
como algo propio; ese comportamiento territorial de las tierras comprendidas en el
Alfonso X ciertamente esquizofrénico tiene mucho Sureste Peninsular como una demarcación
(Elab. J. F. Jiménez que ver con el carácter de guerra civil que identificada y definida por unos umbrales, y
Alcázar). encarnaron los acontecimientos de 1296- qué duda cabe, con la ayuda colateral de la
delineación del obispado de Cartagena.
Ese reino de Murcia alfonsí, en franca ho-
nestidad llamémosle así a pesar de que el
esfuerzo de la década de 1240 correspon-
dió a las políticas expansivas de Fernando
III, terminaba de incorporarse a la Corona
castellana tras la revuelta de 1266. Y esa es
la perspectiva adquirida en las tierras del
reino a partir de entonces: un único espacio
señorial donde el señor natural era el rey
de Castilla. Para incidir en lo dicho, baste
mencionar la hermandad firmada por diver-
sos concejos murcianos en 1295, donde se
aludía a la defensa del patrimonio real como
algo común y de interés compartido.
Es la idea de «unidad» que se fragua en
esos momentos pero que, inmediatamente,
los hechos van a conseguir que se fracture.
La propia irrupción de Jaime II se produjo
en el sector costero meridional del reino,
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 179

La irrupción de
Jaime II de Aragón
en tierras murcianas
inició una guerra
abierta entre los dos
reinos cristianos
hasta el Tratado de
Torrellas de 1304.
Min. Las Cantigas.
Cód. Florencia.

delimitado por una línea imaginaria que y malas de las dos grandes células políticas
seguía en paralelo a la línea mediterránea peninsulares en la Baja Edad Media.
a la altura del Valle de Ricote y de Carava- Al margen de lo que pudo suponer el in-
ca-Cehegín. Porque no lo olvidemos nunca: trincado papel de la Orden santiaguista en
las ciudades y villas al norte de ese umbral el reino (incluido el asunto del comendador
también eran reino de Murcia y pertenecían Fernán Pérez, de Cieza), el tremendo y cos-
a ese reino de Murcia alfonsí al que hemos toso asedio a Lorca, el más corto a Alha-
aludido. ¿Era más reino murciano Alicante ma y la rebelión de Mula (y su permanente
que Chinchilla, Hellín, o Lorca? ¿Menos? cerco posterior hasta las mismas fechas de
Reflexión por lo pronto, pero que particu- Torrellas), la sensación de unicidad política
larmente contesto que es obvio que era el se vislumbra en la Corona aragonesa con la
mismo territorio en la concepción original génesis de una Procuración General especí-
de 1240-1250. fica para el reino, con la figura omnipresente
La llegada de grupos procedentes de las de Bernat de Sarriá en los primeros años
tierras del rey aragonés en los momentos de de la intervención. Los límites occidentales
la presencia de Jaime I y de su hijo, el infante estaban ciertamente difusos, con una línea
D. Pedro, introdujo un elemento novedoso indefinida con Granada, donde Tirieza o
en el proceso repoblador murciano. Murcia Nogalte suponen complejos núcleos de
fue y será a partir de entonces mezcla, po- adscripción a partir de 1300, y que llegará
siblemente la síntesis de las esencias buenas a su cénit con el asiento de los intereses de
180 Juan Francisco Jiménez Alcázar

el de alteridad en el marco de un mismo


territorio y el propio de una división de la
antigua demarcación.
Ese punto, el de la alteridad, se tiene que
entender en un contexto concreto, el de las
cartas de perdón expedidas por Fernando
IV a Murcia, Lorca, Alhama y Molina Seca
(actual Molina de Segura). Se necesitaba, se
precisaba, una práctica política de identi-
ficación con Castilla, y la correspondiente
del lado de la Vega Baja, de no identificarse
con Castilla y, por defecto, asimilarse rápi-
damente al común valenciano. Es el «noso-
tros y ellos» que comienza a aparecer en los
documentos a partir de entonces, como el
que aparece en 1462 en una concordia entre
Los aljibes de las D. Juan Manuel en el sector y su concreción murcianos y oriolanos.
fortalezas eran claves política en el reino murciano, incluida la Las cartas de perdón, expedidas a aquellas
para sostener los compra del señorío de Cartagena en 1313. poblaciones que se habían entregado a Jaime
terribles asedios.
Detalle de un gran
Y llega Torrellas. Los hechos bélicos y II por capitulación (el caso de Mula era es-
depósito conservado políticos habían derivado en prácticas so- pecífico y en su revuelta contra los aragone-
en la fortaleza de cioeconómicas concretas, y por supuesto ses de 1298 y el posterior sostenimiento del
Lorca, hoy visitable institucionales, de la Corona aragonesa, al asedio no hacía preciso ningún documento
gracias a Lorca, taller margen de las propias reacciones individua- de clemencia), son la demostración de dos
del tiempo les (de familia y linaje, se entiende), como hechos en concreto: por un lado, la eviden-
(Foto J. F. Jiménez
Alcázar).
la expulsión de determinados elementos no cia del señorío del rey castellano sobre estos
afines. Esa reordenación del grupo humano territorios, no ya al entorno político, sino al
después de la firma del arbitrio configura seno de esos mismos núcleos. Y en segundo
dos factores básicos a partir de entonces: lugar, la puesta en evidencia de que la Co-

La fortaleza de
Monteagudo fue
la referencia visual
oriolana de las
tierras murcianas a
partir de 1304
(Foto J. F. Jiménez
Alcázar).
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 181

El brutal cerco de
Orihuela fue uno
de los episodios
más conocidos de la
Guerra de los dos Pedros.
Min. Las Cantigas.
Cód. El Escorial.

rona esperaba otro tipo de comportamiento fragmentada por un acuerdo final tras un
y rectitud, o lo que es lo mismo, esperaba enfrentamiento armado. En el caso de las
que no hubiera ningún tipo de colaboración hostilidades abiertas durante la Guerra de los
política posible con el otro lado. Una de dos Pedros encuentra aquí la explicación más
las respuestas más claras fue la reordenación plausible a la dureza y brutalidad con la que
demográfica por parte de los principales li- se desarrollaron, aflorando rencores arras-
najes, que marcharon a tierras valencianas trados (no los de 1304, sino los fraguados a
o castellanas al finalizar el enfrentamiento lo largo de años de vecindad forzada duran-
armado para ponerse bajo la protección de te las décadas siguientes a Torrellas).
quien consideraban su rey natural. Y aquí En el sentimiento de exclusión al otro,
está la primera gran cuestión: las tierras del los habitantes del reino de Murcia caste-
antiguo reino de Murcia conservadas por llano comenzaron a personalizar compor-
Aragón ya no eran reino de Murcia, ¿o sí? Era tamientos estereotipados con respecto a
obvio que no políticamente, tanto en cuanto los habitantes de Orihuela y Vega Baja. No
el único intitulado como tal seguía siendo el en vano, se había generado una frontera
monarca castellano. Pero en el sentimiento real en el mismísimo corazón de las tierras
de todo individuo ese reino de Murcia alfonsí conquistadas por Alfonso X en el Sureste.
seguía existiendo, pero compartimentado Y del otro lado, eran tierras ganadas a la
por la realidad de la política. No se trataba Cristiandad por el buen hacer del Conquis-
de un territorio compacto que había sido tador, buscado como el punto que concedía
desgranado por causas de política patrimo- legitimidad a la intervención, incluso más
nial real, sino que esa tierra única había sido que el pacto alegado por Jaime II y el de La
182 Juan Francisco Jiménez Alcázar

pidió el Rey de Castilla a su suegro gente de sus Re-


ynos, de donde son casi todos los que en esta Ciudad
fueron heredados. La razón de la «buena ima-
gen» dejada por el Conquistador la asienta
el propio autor murciano al aludir al «socorro
de Murcia», y que se va a contraponer, en el
mismo plano, a la presencia de pobladores
de origen catalano-aragonés y la explicación
a la rápida (que no fue tal) ocupación del
reino por Jaime II.
El castellano encontraba en esa masa po-
blacional ajena al reino la causa de la caída
fácil del territorio. Dice textualmente la
Crónica de Fernando IV de Castilla:

En este tiempo mesmo movio el rey de Aragon con


su hueste e fue al reyno de Murcia, e por consejo
de los de la tierra, que eran catalanes, dieronsele
todas las villas e los castillos, salvo ende Lorca que
moravan castellanos, e otrosi Alcalá e Mula.

Y es evidente que los habitantes que termi-


Detalle de los Cerda. Este recuerdo marcará la memoria nan poblando las tierras murcianas conso-
«Mojones del reino» histórica de los habitantes mucho más que lidaron esta perspectiva, por lo que el con-
en Beniel-Orihuela la intervención del Rey Justo; es el caso de cepto del catalán, que vive al otro lado de
(Foto J. F. Jiménez
Alcázar).
las alusiones genealógicas de los linajes a la los mojones del reino, se afianzó desde el
presencia de algún miembro familiar en el mismo momento de la redistribución hu-
momento de la repoblación, como las refe- mana tras Torrellas.
ridas por Cascales para el linaje Ferrer. En este punto, procede reflexionar breve-
Y la cuestión del mantenimiento (e in- mente sobre la lengua que identifica a am-
cluso generación) de ese recuerdo es prin- bos grupos. El uso del castellano o del cata-
cipal. Sabido que el propio Cascales se va lán en los documentos conservados de este
a articular en el garante del patrimonio del período indica el aluvión de pobladores de
pasado en el reino (Morote le debe gran diversa procedencia al tiempo de la inter-
parte de su obra a las directrices del genea- vención aragonesa; con anterioridad y como
logista murciano, ya en el XVIII), son sus era habitual para esa fecha, el castellano es
alusiones las que recogen el conocimiento la lengua utilizada en la correspondencia de
que se tenía de la forja repobladora en el la Corona castellana con sus concejos. Sal-
territorio; para el caso del linaje Palazol vando el período 1296-1304, entramos en
dice: Los de este apellido descienden de Aragón, y el interesante estado de comunicación entre
en el tiempo de la conquista, quando se revelaron los ambas zonas. El cruce de cartas entre Mur-
moros del reyno de Murcia contra el Rey Don Alonso cia-Lorca y Orihuela, por ejemplo, para el
el Sabio, y recobrado se pobló de gente de Cataluña siglo XIV se realiza en el idioma de origen
y Aragón..., y para el siguiente de Pedriñán: de la expedición: Murcia y Lorca recibían
El primero de este nombre descendió del Reyno de las misivas en valenciano y Orihuela en cas-
Aragón, con los demás que vinieron por orden del tellano. A pesar de que los notarios y escri-
Rey Don Jayme a pedimiento del Rey Don Alonso banos tuvieran conocimiento de la otra len-
el Sabio, que pobló este reyno de Christinos, y por no gua, es muy importante el dato fehaciente
haber bastantes pobladores castellanos, respeto de haber de que los traspasos migratorios de un lado
sido poco antes pobladas de ellos Cordova y Sevilla, a otro fueron más que habituales. Por ello,
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 183

la comprensión de la otra habla no debería con el control buscado de la capital con el


ser extraña, donde la incomprensión enca- fin de controlar el conjunto del territorio.
jaba completamente en la postura pétrea Insisto tanto en el pronombre posesivo «su»
de enfrentamiento al otro o, más sencillo, de debido a que desaparecido el personaje, el
afirmación de lo propio: es la sobrevaloración linaje quedará progresivamente diluido en
del rasgo cultural privativo frente a la mi- las décadas posteriores, desarrollo favorecido
nusvaloración (en ocasiones desprecio) del por el reinado de Pedro I de Castilla y por
contrario. Creo que es el caso que aparece cruenta guerra civil murciana (con implica-
en las actas capitulares murcianas, concre- ciones oriolanas a favor de los Manuel). Su
tamente en 1416, donde se especifica la ne- sustitución por los Fajardo en absoluto ce-
cesidad de un traductor para una carta en rrará las fronteras aragonesas a la nueva fa-
catalán llegada desde Orihuela («E por quanto milia-patrón: baste aludir a la presencia de
el concejo de la villa de Orihuela envio una carta de miembros como señores de distintas villas
respuesta al concejo de esta çibdat de otra carta por el (Polop y Benidorm, por poner un caso), o
dicho concejo a ella enviada, sobre la prision de Mar- el entronque con diferentes familias alican-
tin Diaz de Albarracin, la qual venya en catalan, la tinas, como Juan Ruiz de Corella, conde de
cual era menester de se tornar en castellano, porque el Concentaina, con Juana, hija de Pedro Fa-
que auia de fazer la respuesta la entendiere mejor»). jardo Quesada y Leonor Manrique de Lara,
Así nos encontramos con la respuesta con- Beatriz Corella con Gómez Fajardo, primo-
tundente de los habitantes de la ciudad de génito de Alonso Fajardo el Bravo, Juan de
Murcia (hago percibir que no hablo de mur- Cardona con Dª María Fajardo y Quesada,
cianos como gentilicio que englobe a la tota- mosén Diego Fajardo con Leonor Heredia
lidad de los habitantes del reino murciano) de Masquefa… más un amplio etcétera.
ante el individuo colindante que es distinto Pero claro, si atendemos a la existencia de La vida de las gentes
de un lado y otro
porque habla distinto y responde al seño- ese factor político, el señorial de la Casa de de los mojones era
río de otro soberano, pero que en el foro Manuel, también hemos de tener presente tan común como
interno se tiene como propio. Pasamos del la realidad del poblamiento mudéjar. Las habitual era el paso
mejor catalán del mundo al «no entende- comunidades mudéjares de las tierras me- de profesionales
mos nada», aunque es verdad que cien años ridionales valencianas (donde ya incluyo a y artesanos a
son muchas vidas. Cierto es que se trata de las oriolanas) tenían gran contacto huma- ciudades y villas del
reino de Murcia y
un hecho que no deja indiferente. Por cier- no con las escasas que habían quedado en Gobernación de
to, en referencia a la manida (con toda la la demarcación murciana: las excepciones Orihuela.
carga peyorativa lo digo) cita de Muntaner: de las encomiendas santiaguistas en el va- Min. Las Cantigas.
«parlen del bell catalanesc del món», es caballo de lle de Ricote o de la huerta de la capital Cód. Florencia.
batalla aún hoy día, y lo seguirá siendo para
todos aquellos amantes de la discusión ter-
tuliana bien sobre un taburete en barra bien
sobre un sillón de barbería.
Por lo tanto, aludimos a la realidad exis-
tente en el otro lado, en las antiguas tierras
del reino, con la complicación añadida de la
presencia de D. Juan Manuel. Y este factor
no es menudo precisamente. Es él de for-
ma concreta quien se encarga de eliminar
las fronteras regnícolas: su objetivo político
era el de forjar una célula magna entre los
dos reinos, con la legitimidad que para él
tenía la pertenencia al linaje real castellano.
Su intromisión en la alta política peninsu-
lar no saldría gratuita en el reino murciano,
184 Juan Francisco Jiménez Alcázar

simplemente se convirtieron en puntos de El tratado de Torrellas


conexión entre las anteriores valencianas y o el sentimiento de una
el territorio granadino; y como elemento provisionalidad
aislado (que no lo estaba con referencia a su
entorno mudéjar por el motivo que aludo), La consecución de una paz estable entre
recordemos que Abanilla había quedado en los dos grandes estados cristianos después
los límites aragoneses en Torrellas. Para es- de 1304 llevó a un establecimiento de si-
tas comunidades sí que eran aleatorias estas tuaciones peculiares en ambos lados de la
fronteras, porque ante todo, estaban al otro demarcación. Desde la perspectiva del rei-
lado (englobando los territorios aragoneses no de Murcia castellano las complicaciones
y castellanos) de la frontera con el poder se derivaban en el fracaso absoluto de los
musulmán de Granada. Caso similar era el proyectos de repoblación iniciados décadas
de los judíos, por el momento; aún no era atrás. Ni el desastre de la guerra con Ara-
el tiempo de las represiones de finales del gón, ni los terribles asedios sufridos amén
XIV, cuando muchos judíos marcharon a de las talas habituales, ni la reordenación
avecindarse a Murcia ciudad acogiéndose poblacional (huidas más bien, tanto hacia
al mejor clima social existente en la capi- Orihuela como hacia Murcia, o bien fuera
tal del Adelantamiento. Los trasvases de la de los límites del Sureste ante la perspecti-
comunidad judía a lo largo y ancho entre el va de un panorama muy complejo de vida),
Sur y el Levante fueron permanentes, con el podían esconder otra realidad mucho más
trasfondo de sus intereses comerciales: des- amenazadora en todo el territorio (inclui-
El arbitrio de
Torrellas exigió la
de Málaga hasta la propia Valencia (sobre das las tierras valencianas meridionales):
formalización de todo Orihuela), todos los núcleos interme- las fronteras militarmente activas, es decir,
unos elementos dios eran postas de sus negocios: las jude- la mediterránea (sobre todo al norte del
referentes de rías eran escaparates de sus específicas acti- Cabo de Palos) y con gravedad la de Gra-
separación en el seno vidades. Por lo tanto, en el caso de judíos y nada.
del antiguo reino mudéjares, no hay identificación territorial Pero la realidad humana siempre ha
alfonsí. Mojones
entre Murcia y
fiable: ni tan siquiera en el caso de los mo- ido por delante de los deseos políticos de
Alicante, Beniel riscos ricoteños participantes en el saqueo unos pocos. Hubo reordenación poblacional
(Foto J. F. Jiménez de Orihuela de 1521, insertos en la hueste cuando castellanos y aragoneses se asentaron en
Alcázar). del marqués de los Vélez. las zonas definidas por la delimitación. Y,
sin embargo, los intereses económicos de
unos y otros inundaron siempre el conjun-
to del antiguo reino. Así, lo habitual era
que, en tiempos de enfrentamiento, que-
daran requisados los bienes de los vecinos
murcianos en Orihuela y viceversa, tor-
nando a la situación normal en cuanto las
aguas volvían al cauce de la tregua o de la
paz. ¿Se asumía la provisionalidad de una
división política? No. Los acontecimientos
posteriores pueden ofrecer esa perspectiva,
pero desde el principio de la separación los
bienes de un oriolano en la huerta cercana a
Murcia eran los de un ajeno a los naturales
del reino. Y al contrario: la solución la pro-
curaban las altas instituciones territoriales,
adelantado mayor y procurador general (o
gobernador general). Esa indefinición la
conservarán durante las décadas posteriores
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 185

exclusivamente los gobernantes, es posible


que por tratarse de los únicos que tenían
perspectiva del pasado, pero la realidad y
el tiempo terminó por vencer incluso las
posturas más férreas. Los acontecimientos
de principios del XVI reflejan intereses
propios de posturas unilaterales, como la
del marqués de los Vélez en la cabalgada
de 1519, factor incluso mucho más acen-
tuado que el asalto de 1521: no se aspira
en esos momentos a solventar la situación
generada en 1304, sino a evitar pérdidas
concretas de poder socio-económico y po-
lítico fruto de la situación después de la
muerte del adelantado D. Juan Chacón y
la llegada al oficio de su hijo D. Pedro Fa-
jardo. Y lo cierto es que ese sentimiento de
identificación de lo que se es y de lo que
no se es (no se puede tildar de otra mane-
ra) va a consolidarse entre el habitante de
ambas zonas; si Cascales alude en el XVII
a la usurpación del reino murciano por Jai-
me II, con la réplica de Bellot, no es me-
nos real la vivencia de espaldas que se tiene
¡hoy! del suceso (en sentido genérico) que
acontece al otro lado de los mojones. Hace
algunas fechas, el periodista Ángel Montiel
escribía en el diario La Opinión (20 de abril
de 2005), un artículo que tituló «Murcia,
dos: Alicante y Murcia», y refería ese hecho
con las siguientes palabras: «Alicante y
Murcia, que tantas cosas comparten, hoy
se desconocen y se muestran desinteresa- Gobernación y, finalmente, con el Obispa- Torre del Homenaje
de la fortaleza
das la una de la otra. Esto es lo que hay». do oriolano, ya en el s. XVI.
de Lorca (torre
Más que significativo. El enfrentamiento a mediados del XIV Alfonsina). Era la
será fruto del choque entre las dos grandes personalización del
coronas peninsulares, y las antiguas tierras poder castellano
El Sur existe: y el Norte del reino alfonsí uno de los lugares agen- en toda la frontera
también tes pasivos de ese conflicto. Los motivos con Granada, y la
correspondencia
por los que Pedro I decidió que la fron- entre esta posición
Los siglos bajomedievales representaron la tera murciana fuera uno de sus escenarios y Orihuela era
constatación para los habitantes del Sureste principales en el conflicto no son pertinen- habitual por motivos
de que los dos ámbitos políticos eran per- tes analizarlos aquí, pero lo cierto es que fronterizos
manentes. Se asumía que al Sur de Orihuela la sexta corona del escudo de la ciudad de (Foto J. F. Jiménez
había un espacio distinto; y los murcianos, Murcia (y por ende, de la actual bandera Alcázar).
que al Norte también. Y esto sucede a su autonómica) fue concedida por los servi-
vez con que el reino de Valencia contempla cios militares de esta pugna (como la sép-
el añadido del sector meridional como algo tima, durante la Guerra de Sucesión). Por
no propio, de ahí la solución administrativa ello no deja de contemplarse con cierta
de la Procuración, con posterioridad de la hilaridad que los deseosos de incorporar a
186 Juan Francisco Jiménez Alcázar

La Guerra de los dos


Pedros reabrió, de
forma momentánea,
la cuestión territorial
por la posesión
legítima del antiguo
reino de Murcia
alfonsí.
Min. Las Cantigas.
Cód. El Escorial.

la región murciana a la parafernalia de los intromisiones enmarcadas en el conflicto


países catalanes, incorpore las siete coronas civil global.
sobreimpresas en la senyera. Sabemos hoy del particular suceso de
Y a partir de entonces, tras la fijación de 1448-1449, donde se vislumbraba por Al-
fronteras después de los sucesos posteriores fonso V la incorporación de Murcia a sus
a la entronización de Enrique II de Trasta- dominios, y el papel de deshacedora jugado
mara, la perspectiva de las tierras oriolanas por Orihuela ante la posibilidad de perder
se va a contemplar en el plano del vecino posición de preeminencia en el territorio si
(definido aquí como habitante cercano, no tenía que compartir capitalidad. Es posible
como elemento básico del poblamiento), que en la mente de algunos vecinos de Mur-
necesario o incómodo según la coyuntura. cia ciudad se viera con buenos ojos la paz
Fue útil su presencia en el momento del que pudiera imponer Alfonso V, e incluso
conflicto civil entre Manueles y Fajardos, como la parcialidad de su hermano el rey de Na-
refugio o como lugar de amenaza para esos varra y la intervención de los intereses de
murcianos embarcados en la guerra, y serán los Manrique. Pero una cosa estaba clara:
cíclicos a partir de entonces los períodos los enemigos de Dª María de Quesada y su
de idilio y los de enfrentamiento abierto. hijo el adelantado Pedro Fajardo, es decir,
Las injerencias de unos y otros (sin tener los partidarios de los infantes, comenzan-
en cuenta los problemas comunes entre do por el alcaide de Lorca, Alonso Fajardo
individuos particulares por motivos de lo el Bravo, en ningún momento pensaron en
más diverso) fueron habituales, sobre todo esa desmembración, habida cuenta de que
desde la presencia omnímoda de la Casa de Murcia suponía la ciudad-base de frontera
Fajardo en el reino de Murcia a partir del para todo el sector y su eliminación lleva-
XV. ba al traste con el sostenimiento de la red
La figura concreta de Alonso Yáñez Fa- defensiva con Granada. La prueba la tene-
jardo II, líder político, militar y social in- mos cuando en 1450 llega al regimiento
discutible sobre todo después de Majano murciano el caudillo lorquino e incluso se
(lo que permitió el asalto a las posiciones convierte en Capitán Mayor de Guerra: el
orientales nazaríes durante la década de apoyo defensivo ofrecido a Murcia por Ori-
1430), y sin duda alguna, las de Rodrigo huela (por sus gobernantes inducidos por
y Gómez Manrique más las de los infantes Gómez Manrique y mosén Diego Fajardo)
aragoneses, hicieron de la primera mitad del se hallaba más en consonancia con el caos
Cuatrocientos una continua imbricación de derivado de la guerra civil que con un sensa-
los asuntos murcianos con las intervencio- to o esperable devenir de los acontecimien-
nes desde tierras oriolanas. Pero atención, tos. Cabe señalar aquí la manipulación que
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 187

hoy podríamos hacer acerca de los ámbitos una diferencia marcada por la sencilla razón
de lengua identificados con las posiciones geográfica: la vanguardia frente a las posi-
políticas ya que no se sostendría, habida ciones avanzadas granadinas la sufrirán las
cuenta que las cartas de Gómez Manrique plazas castellanas de Lorca-Caravaca-Mo-
al consell oriolano están todas en castellano; ratalla, estas dos últimas pertenecientes a la
no se trataba pues de enfrentamiento polí- Orden santiaguista. Pero fue Lorca la que
tico donde la frontera sencillamente era una asumió su papel de llave del reino murciano
salvaguarda para determinada opción. Esa y, por defecto, de todo el territorio definido
situación anárquica se prolongará hasta la por la cuenca del Segura. Y así lo va a refle-
caída de Alonso el Bravo, cuando la facción jar la nutrida correspondencia cruzada entre
victoriosa de D. Pedro Fajardo y Quesada las dos cabezas de frontera: Orihuela pedirá
imponga una firme respuesta territorial a avisos a las autoridades murcianas (bien di-
los antiguos apoyos enemigos. La intro- rectamente a la por entonces villa del Gua-
misión granadina en los asuntos del reino dalentín, bien a la capital del reino o bien
había «decorado» todo el conflicto civil y al adelantado correspondiente), y de forma
esa realidad se hizo tangible en el saqueo a inversa, las advertencias hacia retaguardia
Cieza en 1448. La respuesta a esos aconte- llegaban sin problemas hasta la capital de la
cimientos la realizó el nieto del personaje Gobernación. No era extraño que el adelan-
vencedor, homónimo, cuando intervenga tado mayor del reino de Murcia propusie-
directamente en los asuntos propios de ra sistemas de defensa que cubrieran todos
Orihuela, su territorio y sus aspiraciones los intereses, de ahí que Bellot aluda a la
obispales. petición de Alonso Yáñez Fajardo II al con-
sell oriolano de contribución para sostener
la red de escuchas a lo largo de la frontera
La frontera con Granada terrestre con Granada e incluso para inter-
narse en las ta’as orientales nazaríes.
Esa presencia del granadino en comarcas En este sentido, Orihuela (insisto, como
cercanas va a representar el ambiente general núcleo de referencia territorial) se va a ofre-
que englobase todo el Sureste durante los si- cer a las autoridades militares murcianas
glos XIV y XV. Unirá ambos territorios la como fuente de recursos militares, siempre
sensación del peligro permanente, del páni- bajo el sufragio del coste pertinente. Po-
co a la algara y a la desagradable sorpresa del demos pensar que, en definitiva, se trataba
cautiverio y del robo fronterizo. Pero existió del infiel enemigo común, pero esto no era así

La fortaleza de
Lorca simbolizó
el poder militar
castellano frente a
Granada, asumiendo
en muchas
ocasiones papeles de
intermediación entre
nazaríes y oriolanos
(Plumilla de E. Abad
Merino).
188 Juan Francisco Jiménez Alcázar

Iglesia de Santiago,
en Orihuela
(Acuarela de E.
Abad Merino).

en el mismo momento en que el interés Gobernación: en todo momento había al-


particular o el definido por una coyuntu- gún tipo de problema con alguna fusta o
ra específica alteraba el sistema de alianzas. con algún capitán cartagenero, mezclado al
De esta manera, la participación de con- tiempo del señorío de D. Pedro Fajardo o
tingentes granadinos en las guerras civiles su yerno D. Juan Chacón con los intereses
murcianas, que cruzaban a tierras oriolanas específicos de los adelantados dueños de la
para hostigar a partidarios de uno u otro ciudad mediterránea.
partido, podría dar la impresión de que los Por ello, hay que concluir que los asuntos
habitantes castellanos del reino de Murcia concernientes en la frontera con el musul-
daban prioridad al vecino musulmán que mán se tomaban como elementos básicos de
al cristiano. De esta queja se hacen eco en resolución cotidiana y de no ruptura de tre-
más de una ocasión las autoridades valen- guas: las represalias granadinas de desmanes
cianas. Pero la complejidad de estas relacio- oriolanos siempre se realizaban a lo más cer-
nes se vertebraba en la posición que unos cano, en este caso y por lo general Lorca, por
núcleos y otros tenían sobre el terreno o, lo que nada tiene que ver el resentimiento
sencillamente, asumían un papel específi- hacia el catalán de Torrellas, sino a la búsqueda
co. Si Lorca lo encarnaba como referente del sostenimiento de la posición al precio
fronterizo con Granada para todo el terri- que fuera. La prueba la tenemos hoy día,
torio (incluso como interlocutor de Baza, donde el enfrentamiento con los aragoneses
Huéscar o Vera, de manera más frecuente), ni tan siquiera ha quedado en la memoria
Murcia personalizaba los derroteros polí- histórica más lejana en la ciudad del Guada-
ticos de la Corona castellana. La cercanía lentín, y sí, por ejemplo, en Murcia capital.
de una y otra con respecto a tierras grana-
dinas y territorios oriolanos condicionaba
bastante el comportamiento de todos con Ni contigo ni sin ti…
todos; el caso de Cartagena la sitúa más en
el plano de plaza base de corsarios, fuente Se asumía pues, desde el territorio murcia-
permanente de conflicto con la costa de la no la presencia del oriolano como un veci-
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 189

no permanente (insisto en el significado de cia y Orihuela. Y aprovechando que aludo


cercanía y proximidad), pero donde no se a este personaje, no se puede por menos
limitaba a la contemplación vana, sino que que mencionar el muy interesante momen-
con la excepción de los momentos de en- to de contacto entre el reino de Murcia y
frentamiento abierto (Guerra de los dos Pedros la Gobernación oriolana con ocasión de las
u hostilidades durante la década de 1420), ambiciones de los infantes aragoneses so-
la referencia de otro ámbito distinto en tan bre Castilla, vistas siempre desde la óptica
corto espacio generaba aún de forma más del reino, no solo de la ciudad de Murcia.
marcada el carácter fronterizo de la de- Diego Fajardo se hizo con el control de la
marcación murciana. Ir a Orihuela era salir villa mudéjar del Chícamo a través de su pa-
del reino de Castilla, cuando en realidad se pel como mayordomo del rey de Navarra,
traspasaban muy pocas leguas sobre un te- siendo su gobernador en el marquesado de
rritorio completamente conocido. Pero ese Villena. Había acompañado a Alfonso V el
muro permaneció por intereses de unos y Magnánimo a Italia y su vinculación a los
de otros. Y el grupo poderoso fue quien intereses aragoneses era muy alta hasta el
mejor lo entendió. punto en que se jugaba en el tablero murcia-
Lo cierto es que las relaciones entre los no el conflicto entre el partido de D. Álvaro
grupos oligárquicos a un lado y otro de la de Luna y D. Pedro Fajardo (y su madre Dª
frontera hay que contemplarlos desde la María de Quesada), y el de los infantes de
óptica propia de los intereses comunes defi- Aragón (sobre todo con la presencia de D.
nidos por esos núcleos de poder. Las diver- Enrique en los meses previos a Olmedo) y Los enfrentamientos
sas ramificaciones de diferentes linajes en- Alonso Fajardo el Bravo, alcaide de Lorca. armados después de
troncados con familias de la Gobernación Asentado en Orihuela como vecino (casado 1369 entre ambas
durante todo el XV eran tan tupidas que con Leonor de Heredia Masquefa), el apo- demarcaciones
los asuntos a un lado y otro de los mojones yo que realizó a este último (era su primo, estuvieron
personificados por las
fronterizos no les eran ajenos en absoluto. lo que no era decisivo en esta tesitura, pero diversas guerras civiles
Solo así se entiende que a lo largo de la gue- interesa recordarlo) fue muy manifiesto. De internas.
rra civil murciana entre Fajardos, la posi- hecho, con la caída del Bravo y la derrota Min. Las Cantigas.
ción oriolana se configure como un punto del partido aragonés, mosén Diego Fajardo Cód. El Escorial.
de referencia para el resguardo o el asalto.
No hablo, por tanto, de los masivos entron-
ques a partir del XVI, con uniones tan esta-
bles como los Leonés-Togores, los Pérez de
Meca o los diversos enlaces de los Roca de
Togores con Valcárcel y Alburquerque.
También hay que aludir a que esa reali-
dad fronteriza era contemplada como una
ficción en el momento en que alguno de
los personajes tenía intereses a un lado y
otro. Siendo un ejemplo muy acertado el de
Alonso Fajardo Mendoza, «donzell del rey de
Navarra», regidor en Murcia ciudad, quien
estuvo instalado en Orihuela hostigando
las posiciones del adelantado Alonso Yáñez
Fajardo II, creo que el caso más sobresalien-
te es su hermano mosén Diego Fajardo, em-
plazado además durante un período con-
creto del enfrentamiento entre el alcaide de
Lorca y el adelantado mayor, en la fortaleza
de Abanilla, enclave fronterizo entre Mur-
190 Juan Francisco Jiménez Alcázar

también desapareció de la escena política. la representó la figura de D. Pedro Fajardo y


Como canto del cisne, su nieto, Alonso Fa- Chacón. En este caso, va a ser la injerencia
jardo y Soto, detentará el señorío de Beni- del adelantado murciano en tierras oriola-
dorm y Polop a la vez que la encomienda nas la que personifique las relaciones, con
santiaguista de Moratalla, en la frontera el trasfondo de la erección obispal oriolana
murciano-granadina. y el enfrentamiento político con el duque
La contrapartida será Juan de Cardo- de Alba. Porque el marqués de los Vélez
na, quien, como cuñado de Pedro Fajardo (desde 1507) no solo tenía abierto el frente
y Quesada, adelantado mayor del reino de oriental con la Gobernación de Orihuela,
Murcia y vencedor en la guerra civil mur- sino que los acontecimientos generados por
ciana, terminará siendo investido como re- su política en este sector estaban íntima-
gidor en la capital murciana. mente relacionados con los acaecidos en el
En realidad, todos los enfrentamientos reino de Granada. El asalto a Huéscar en
a partir del siglo XV tienen más que ver 1516 se implica en la cabalgada a Orihue-
con la situación de guerra civil general en la en 1519, así como su apoyo (encubierto
la Península, por la diversidad de intereses o no) a los intereses comuneros murcianos
de todos (aumentada por la entronización (con la excepción de Mula) y granadinos
Trastámara en la Corona catalano-aragone- (nuevamente sucesos en Huéscar contra el
sa) y por las idas y venidas de las olas políti- de Alba), tiene su correspondiente en el so-
cas sostenidas ora por el infante D. Enrique, foco de los agermanados (asalto a Orihuela
ora por Juan II (como infante, como rey de de 1521). Era su política de intervención
Navarra y como rey de Aragón), ora por los global que aprovechaba las diferencias par-
adelantados Fajardo, por Enrique IV, por ticulares para construir su propio devenir
D. Juan Pacheco… de intereses; solo así tiene sentido que se
El dominio de D. Pedro Fajardo y Que- prolongasen y sostuviesen los problemas
sada y la paz obligada del período isabelino entre Murcia y Orihuela tras 1521.
simplemente fueron la antesala de los acon- Se había abierto una nueva etapa donde
tecimientos de principios del XVI. Como el rey compartía las Coronas y los territo-
en el resto de sucesos y alteraciones socio- rios ya veían por los asuntos directos de
políticas de ese período, la catarsis sufrida su incumbencia. Un nuevo período gober-
después de esos años de hechos monótonos nado por los grupos de poder local, esas
(incluyo aquí el especial momento de 1488: élites cada vez más cerradas para el común
guerra de Granada, Cortes en Orihuela…), pero abiertas entre sí con el fin de alianzas

Orihuela se convertía
en la principal
plaza de referencia
aragonesa en su
sector meridional.
Será la capital de
la demarcación
(Acuarela de E.
Abad Merino).
El regno de Murçia que yo gané del rey de Aragon. Las tierras oriolanas bajomedievales desde el otero murciano 191

de utilidades, y donde los hechos culturales de la Comunidad Valenciana sí contem-


(expansión del castellano como fenóme- ple como algo distinto a la Vega Baja, de
no global en la Península, Universidad en la misma manera que se vea con certeza la
Orihuela, movimientos artísticos compar- existencia de un fenómeno levantino desde
tidos…) hagan suponer una identificación geografías ajenas a estos lares, que aglutina
territorial. Nada más lejos de lo evidente; a la totalidad del Sureste. Para concluir y
presumir una murcianía oriolana (sin tener como ejercicio de Historia virtual, desco-
en cuenta el fenómeno dialectal concreto) nocemos si la permanencia de la división
es una realidad ficticia fruto del fenómeno departamental de José I hubiera vertebra-
sociológico más básico y es la sobrevalora- do un sentido histórico distinto al que nos
ción de lo propio. Pero dejo como motivo planteamos hoy día de los acontecimientos
para la reflexión el hecho de que el resto bajomedievales en estas tierras.

Tras las huellas medievales del
agua en tierras alicantinas
c r i s t i n a s a n z g á n da r a

EL AGUA EN LA GOBERNACIÓN pues canales, presas o balsas mantendrían


DE ORIHUELA su ubicación primigenia, salvo en casos ex-
cepcionales, modificándose en cambio con

A
os estudios sobre las tierras frecuencia sus fábricas a causa del empleo
alicantinas en época medieval habitual de materiales como tierra o madera
nos describen un panorama procedentes del medio circundante y que,
muy similar al actual, típico del aunque económicos, resultaban poco resis-
sureste de la Península Ibérica y en el que un tentes ante los envites de las mismas aguas
clima subdesértico con escasas precipitacio- que dichas estructuras conducían, derivaban
nes y un alto grado de sequedad constituye o almacenaban.
la característica que define sin paliativos el La durabilidad de los espacios de regadío
entorno del que vamos a hablar. Si además se debía principalmente a la complejidad
lo que se pretende es abordar el tema del de trasladar sus trazados iniciales y al fre-
regadío en esta región, fijamos un reto in- no impuesto a su ampliación por el caudal
cuestionable al tener que conciliar la refe- inicial disponible, capaz de regar un terre-
rida aridez con el aprovechamiento de un no limitado y a la frecuente inexistencia de
recurso tan limitado, cuya escasez ha su- nuevas captaciones en la zona que pudiesen
puesto una de las motivaciones básicas a la enriquecer el sistema original, provocaba
hora de adoptar soluciones que aliviasen en que el crecimiento de la huerta se limitara
parte esa carencia que, en definitiva, van a simplemente a «yuxtaposiciones de espa-
formar parte de esa interferencia recíproca cios irrigados, generalmente dependientes
y constante que vincula al hombre con el de manantiales diferentes».
medio y dentro de la cual «el regadío de- A pesar de las dificultades, el objetivo
sarrolla unos paisajes propios, que en mu- último de los esfuerzos destinados a las
chos casos han llegado sin cambios sustan- áreas irrigadas siempre fue la mejora de las
ciales desde la Edad Media hasta nuestros condiciones existentes para conseguir unos
días». El conjunto de infraestructuras de beneficios cada vez mayores que justifica-
riego necesarias para poner en marcha un ran el tiempo, la energía y el dinero inver-
espacio agrícola de esta índole implicó un tidos. Pero en la actualidad la situación ha
impacto definitivo en el paisaje, pasando a cambiado mucho, habiéndose desplazado
convertirse en elementos inseparables del los focos de interés económico a otras ac-
perfil de aquellos lugares donde quedaron tividades en detrimento de la explotación
instaladas y dejando a su paso secuelas im- agraria. Por este motivo, ha sido en décadas
borrables a pesar del tiempo. Esta estabi- recientes cuando un arrollador (y, a veces,
lidad de sus diseños constituye una de las mal entendido) progreso ha empujado a la
características de los sistemas hidráulicos, mayoría de estos parajes hacia su progresiva

Cristina Sanz Gándara   pp. 192-205


194 Cristina Sanz Gándara

de zonas como, por ejemplo, los marjales,


lugares en los que las aguas juegan un pa-
pel fundamental a la hora de dar forma al
medio. La relación más reciente del ser hu-
mano con estos humedales no implica su
creación o su desarrollo, acaso más bien al
contrario, pues a un aprovechamiento ini-
cial de los variados recursos contenidos en
estas áreas lacustres le seguirá un posterior
interés por la desecación de las mismas en
Estado actual de
la acequia Mayor
un intento por poner en cultivo estas tierras
a su paso por la encharcadas. Vestigios supervivientes en la
zona del molino provincia de Alicante son las salinas de San-
de Ressemblanc en ta Pola, el humedal del Hondo o las salinas
Elche. Como puede de la Mata y Torrevieja, despojados en la
observarse, el canal actualidad de gran parte de la significación
aparece cubierto,
contrastando con su
económica de la que pudieron disfrutar en
tradicional recorrido tiempos pasados, pero protegidos frente a
a cielo abierto la degradación completa gracias a su valor
(Foto C. Pomares). ecológico al constituir refugios de flora y
fauna de gran interés.
destrucción y en muchos casos hasta su Las comarcas meridionales del reino de
completa desaparición. Valencia en época medieval presenciaron
La variedad de paisajes del agua posi- el desarrollo de tres grandes sistemas hor-
bles y presentes en la provincia depende de tícolas fluviales, los de Orihuela, Elche y
las formas adoptadas por el citado recurso Alicante, nutridos en cada caso por los ríos
Vista de la huerta de en cada contexto. La influencia humana es Segura, Vinalopó y Montnegre, respectiva-
Alicante. La pérdida un elemento crucial a tener en cuenta en mente. Estos tres espacios constituyen los
de importancia de algunas de las áreas en las que el agua ad- paradigmas irrigados de la Gobernación de
la agricultura como quiere un papel preponderante, quedando Orihuela, territorio en el que otras pobla-
actividad económica huertas y huertos encabezando la lista de ciones aplicaron también con más o menos
provoca el abandono
de muchos campos
este conjunto. Pero existen otros ejemplos éxito técnicas de riego aunque sin alcanzar
en beneficio de otros en los que la propia naturaleza es la artífice en la mayoría de los casos la prosperidad
sectores exclusiva, sin contar con la interferencia del de las tres huertas referidas. Sirvan estas
(Foto C. Pomares). hombre, al menos en su origen. Hablamos áreas irrigadas de menor entidad al menos
como prueba para ratificar el interés alcan-
zado por los beneficios del agua aplicada a
la agricultura en estas tierras. En este gru-
po, la diversidad tipológica es grande: no
sólo existieron vegas alimentadas por ríos
sino que encontramos otros ejemplos quizá
menos estudiados pero que lograron desa-
rrollar ingeniosas soluciones que multipli-
caban los efectos de las aguas obtenidas en
fuentes, manantiales y pozos o a través de
las irregulares precipitaciones que siempre
han caracterizado a nuestras tierras.
Estos pequeños modelos irrigados se lo-
calizaban sobre todo en áreas del interior,
especialmente en aquellas comarcas de re-
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 195

lieve abrupto y montañoso que circundaban


los valles fluviales y las llanuras costeras de
la Gobernación. Una aparente simplicidad
tecnológica de las construcciones aquí em-
pleadas ha favorecido en cierta medida su
olvido al tratarse de espacios menos sofis-
ticados que las grandes huertas fluviales a
la hora de aprovechar y distribuir las aguas
disponibles. Pero la eficacia de los mismos
no deja lugar a dudas, a pesar de su sencillez
y de sus reducidos perímetros, quedando
demostrado este hecho gracias a la pervi-
vencia de restos de estructuras de riego en
muchas laderas y llanos de la provincia.
El caso de Crevillente ejemplifica a la
perfección el modelo de aprovechamiento Las salinas de Santa Pola (Foto C. Pomares).
de aguas subterráneas que afloran gracias
a un qanat conocido como la Font Antiga,
«que era conduïda per una sèquia que pas-
sava a tocar de les muralles de Crevillent».
Parece ser que «este sistema hidráulico es
de época islámica dadas las características
físicas de su diseño», debiendo remontarse
la construcción de la galería y de sus pozos
de ventilación más antiguos a un momento
indeterminado entre los siglos X y XI.

LAS HUERTAS DE ORIHUELA,


ELCHE Y ALICANTE

Ubicado en el tramo bajo del Segura y en


torno a la ciudad de Orihuela se desarrolló El humedal de El Hondo (Foto C. Pomares).
un sistema hidráulico de reseñable impor-
tancia cuyo diseño inicial parece remontarse
a época andalusí, sin querer con esto recha-
zar la existencia de iniciativas preislámicas
destinadas a la agricultura de la zona. La
productividad de la vega oriolana fue posi-
ble gracias al río Segura, único curso alóc-
tono y de entidad destacable presente en el
sur del reino de Valencia, caracterizado por
los fuertes estiajes que padece durante los
largos meses de calor y por los duros pe-
ríodos de sequía que alternan con violentas
avenidas estacionales. La ciudad de Ori-
huela queda ligada irremediablemente con
la vecina Murcia a causa del origen común
de sus aguas, pues ambos espacios irrigados
beben del mismo cauce. Sector de El Hondo afectado por la escasez de agua (Foto C. Pomares).
196 Cristina Sanz Gándara

Al margen de unas circunstancias defini- ciales que desembocarían con el tiempo en


torias algo irregulares a lo largo de los si- las redes de riego que hoy conocemos. En el
glos, el Segura en época medieval siempre caso concreto de Orihuela, parece demos-
contó con agua suficiente para saciar sus trado que algún tipo de técnicas hidráulicas
riberas, convirtiendo sus orillas en un vergel había sido aplicado por las poblaciones pre-
privilegiado. decesoras de los musulmanes en estas tierras
En segundo lugar, encontramos la huer- por medio de experiencias no excesivamente
ta de Elche, caracterizada en buena medida complejas, basadas en el «aprovechamiento
por depender de un río de caudal escaso y, de riegos ocasionales a partir de las crecidas
encima, salobre, el Vinalopó, hechos que del río o de las ramblas, al probable drenaje
condicionarán el sistema irrigado aquí es- de zonas encharcadas o pantanosas a partir
tablecido. Al igual que en el caso oriolano, de pequeños canales o arroyos dirigidos a
la huerta de Elche se extiende en el tramo bancales preparados y al desarrollo de una
final del río, en el área conocida como Bajo línea de manantiales a lo largo del borde
Vinalopó, dependiendo por ello el regadío de las ramblas». Pero si lo que queremos
ilicitano del consumo de agua ejercido por es centrarnos en el estudio del sistema de
las poblaciones asentadas en la zona media canales de la vega oriolana, germen de la
y alta del valle. red actual, deberemos señalar que algunos
El caso de Alicante es el tercero que va- estudios recientes señalan los años entre la
mos a abordar, al tratarse de otro ejemplo segunda mitad del siglo X y el XI como el
de huerta dependiente de río, en este caso período más que probable para su origen,
del Montnegre, erigiéndose este curso sin marcando así una separación clara con las
duda alguna como el caudal más pobre de prácticas descritas en líneas anteriores. El
los tres referidos hasta ahora. modelo andalusí estaba organizado a un
Mucho se ha escrito sobre los artífices de doble nivel, articulando por un lado las ace-
este tipo de huertas y el momento histórico quias que tomaban las aguas del río y las
en el que se llevaron a término las obras ini- distribuían por los campos de la zona y, por

El río Segura a su
paso por Orihuela
(Foto C. Sanz).
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 197

otro, un conjunto de canales de desagüe, los


azarbes, que recogían las aguas sobrantes en
las colas de las acequias y las reinyectaban
en el curso fluvial para garantizar el riego de
los campos más alejados que, de otra mane-
ra, podrían ver mermadas sus posibilidades.
Esta red de distribución y avenamiento del
valle quedaba complementada por la insta-
lación en el río y en las acequias de aparatos
elevadores, como cigüeñales, aceñas o no-
rias, que permitían disminuir la incidencia
de las fluctuaciones en el nivel de las aguas
y que colaboraban además en la expansión
del perímetro regado.
En el caso ilicitano, parece que la ruptura
con el importante bagaje romano del Bajo
Vinalopó se produjo «con la fundación de
Elx (Ils) por parte del Califato Omeya de parte alta de la huerta, responde a un plan- El río Vinalopó a su
Córdoba, durante la segunda mitad del siglo teamiento de época islámica, fruto de unas paso por Elche
X y en un nuevo emplazamiento físico [di- necesidades concretas y que nada tiene que (Foto C. Sanz).
ferente al de la ciudad romana], en la actual ver con la existencia de un poblamiento y
localización de la ciudad medieval», punto y una explotación del territorio anteriores».
aparte que marca el inicio de una nueva eta- El resultado de estas iniciativas fue un siste-
pa tanto para la historia de la ciudad como ma de irrigación que combinaba el aprove-
para el desarrollo de sus sistemas de riego. chamiento del exiguo caudal del río citado Cauce del río
La construcción de una huerta en torno a la con el de otras aguas esporádicas, en su ma- Montnegre en las
medina recién fundada respondía a un pro- yoría de origen pluvial. proximidades de
yecto inicial que pretendía la articulación El conocimiento que tenemos de estas Muchamiel. La
del espacio hortícola a partir del núcleo ur- vegas fluviales da un giro incontestable a imagen permite
deducir el motivo
bano y que terminaría absorbiendo algunas partir de la segunda mitad del siglo XIII, por el que este curso
de las alquerías situadas en los alrededores. con la arribada de colonos cristianos que es conocido también
En este diseño, las zonas mejor regadas adoptarán, entre otras muchas cosas, la red como Río Seco
serían aquellas situadas en las proximida- de riego como propia y tratarán de mantener (Foto C. Sanz).
des de la ciudad, componiendo este grupo
principalmente los huertos integrados en la
población y en los que la variedad de plan-
tas podía llegar a ser sorprendente. Por el
contrario, las propiedades más alejadas del
caserío que conformaban el anillo exterior
de esta huerta disfrutarían de un riego casi
eventual, llegando a considerarse más bien
un secano mejorado. Entre estos dos extre-
mos se situarían la mayoría de las tierras
regadas que contarían con el suministro de
agua correspondiente en función de su tur-
no y del merecido disfrute de la misma.
En Alicante «la planificación de una su-
perficie hortícola y su plasmación tecnoló-
gica, es decir, la construcción de una red de
acequias a partir del río Montnegre, en la
198 Cristina Sanz Gándara

dos es fundamental a la hora de abordar


un estudio sobre el regadío del territorio
alicantino. En la zona oriolana cuatro eran
las acequias principales que vertebraban ya
la huerta islámica: la de Huertos, la de Ca-
llosa, la de Almoradí y la de Alquibla, las
mismas que fueron aprovechadas por los
repobladores cristianos a su llegada. Los
canales principales quedaban complemen-
tados por otras acequias de menor entidad
como las de Almoravit o Escorratell y por
todo un conjunto de brazales y arrobas que
componían con su avance el itinerario de
las aguas hasta sus destinos. En cuanto a la
red de drenaje, parece que su origen podría
estar relacionado con intentos iniciales de
diseminar las avenidas estacionales, motivo
por el cual fueron construidos canales ar-
tificiales que derivaban parte de las aguas
desbocadas y que minimizaban de esta ma-
nera el efecto de las crecidas, evolucionando
con el tiempo y pasando a funcionar como
canales de avenamiento, conforme se fue
consolidando el sistema de riego. Entre los
azarbes principales podemos citar el de Be-
nibrahim, el Mayor de Alginent-Catral o el
de Almoradí.
La huerta de Elche, descrita a partir del
siglo XIII, aparece articulada en torno a
Tres viñetas una acequia, la Mayor, que captaba sus
correspondientes a aguas directamente en el Vinalopó. Siguien-
la Cantiga CXXXIII
(Cántigas Alfonso X
do el cauce de este canal desde su cabecera
El Sabio) en la que hacia la ciudad, el primer partidor que en-
se narra cómo un contramos es el de Albinella, seguido del
padre intenta salvar de Marchena, siendo estas dos las únicas
a su hija que se había tomas fijas. Las restantes, y esta es una de
caído en una acequia las peculiaridades ilicitanas, serán móviles
de Elche. Aunque
la niña se ahoga,
y de capacidad regulable; ingeniosos parti-
la Virgen obra el dores que permitieron el funcionamiento
milagro de devolverle eficaz de un sistema de reparto complejo y
la vida. cuyo objetivo era sacar el máximo partido
a un agua ciertamente escasa. Este diseño
su funcionamiento de la manera más eficaz de partidor regulable, «de origen musul-
posible en pro de los beneficios emanados mán, consta de un tajamar de madera en
de la producción agrícola, quedando a par- forma de prisma triangular [el companyó]
tir de este momento constatadas documen- que gira sobre un cilindro de sillería que
talmente numerosas referencias a la articu- inicia el muro divisorio [el maimó]. Según
lación de estos espacios. la posición del tajamar, asegurado por un
La descripción física de los sistemas tal pasador de hierro con candado [el arpó], la
y como los encontraron los recién llega- apertura es mayor o menor», permitiendo
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 199

La acequia Mayor de
Elche a su paso por
el Parque Municipal.
Esta imagen de
canalización excavada
en la tierra era la más
habitual, exigiendo
por sus características
un mantenimiento
exhaustivo
(Foto C. Sanz).

el paso de más o menos agua. De los dos El análisis de la huerta primigenia here-
partidores fijos, Albinella servía para deri- dada tras la conquista en Alicante nos brin-
var el agua destinada al «consumo urbano da el azud antiguo o de Muchamiel como la
de la ciudad, y es por ello que se encuentra primera estructura a la que debemos hacer
situado en primer lugar. El segundo es el referencia. Se encuentra esta presa situada
que separa los dos fils de agua que corres- en el cauce del río Montnegre y las refe-
ponden a la acequia de Marchena y que rencias a su existencia se remontan por lo
sirven para regar el margen derecho del río menos a documentación del siglo XIV.
Vinalopó, correspondiente a la zona de Desde este azud partía la red de riego ali-
huerta que les fue asignada a los mudéjares cantina, en la que el papel de eje vertebra-
de Elx [...] a raíz de la conquista cristia- dor era ejercido por la acequia denominada
na del siglo XIII» Una vez rebasadas estas Mayor. En cuanto al resto de brazales de
dos tomas, la acequia Mayor continuaría origen islámico parece que pudieran serlo
su recorrido por las tierras de los cristia- Alfaz, Albercoquer, Torre o Carnicería, Ca-
nos, situadas en la orilla izquierda y con nelles o Lloixa y Racó en la margen derecha
un área cultivada de gran extensión, distri- de la acequia principal y Aljucer o Benitía
buyendo el riego por medio de 22 partido- en el lado izquierdo, teniendo este último
res móviles que daban inicio a otros tantos además la función de aliviadero en caso de
brazales: Carrell, Asuell, Anoi, Candalix, crecida. Ésta sería, a grandes trazos, la des-
Horts, Real, Vila, Alingasa o Nijasa, Ab- cripción del sistema islámico que «ocupaba
det o Abet (último de los situados al norte una superficie comprendida entre el azud de
de la ciudad), Matrof, Alcanà, Nafís, Atu- Mutxamel, en la parte alta, y el área de Sant
fà o Tufà, Cunyera, Saoní, Alàdia, Franc, Joan, abarcando, quizá, el territorio regado
Alausa, Alborrocat, Anacla, Palombar y por los seis brazales más altos de los nueve
Sinoga o Avall. que funcionaban aún en el siglo XVI».
200 Cristina Sanz Gándara

rritorios. La inevitable fase de adaptación


a estos terrenos hortícolas dependientes de
ríos, dio paso a un gradual desarrollo de los
mismos. La roturación de nuevas tierras se
llevó a cabo en detrimento de parajes más
o menos agrestes lindantes con las fronte-
ras cultivadas, siendo quizá lo más sencillo
la vinculación progresiva de sectores incul-
tos ubicados en los alrededores del sistema
original. Pero otras veces, los términos de
la huerta limitaban con espacios poco ha-
lagüeños y con tierras de dudosa calidad,
cuya puesta en cultivo respondía a ingen-
tes esfuerzos que pretendían un aprovecha-
miento agrícola no siempre rentable. Desta-
can en este sentido las obras de desecación
llevadas a cabo en algunos de los humedales
Partidor de Candalix tan frecuentes en las proximidades de las
en la huerta de Elche grandes huertas y en la franja costera de la
(Foto C. Sanz). Gobernación de Orihuela. «Asociado con
frecuencia a la enfermedad y a la muerte, el
EXPANSIÓN Y humedal fue adquiriendo así la considera-
TRANSFORMACIONES EN LAS ción de paraje ya no a rehuir, sino a extin-
HUERTAS BAJOMEDIEVALES guir; especialmente si con ello se ganaban
tierras para el cultivo». Esta circunstancia
El área ocupada por las huertas oriolana, es evidente, por ejemplo, en el entorno del
Detalle del partidor ilicitana y alicantina en época medieval Segura donde algunos sectores del espacio
móvil de Alàdia en nada tiene que ver con la extensión última cultivado limítrofes con Castilla, ciertas
la huerta de Elche. alcanzada tras siglos de un constante de- áreas en el interior de la huerta especial-
En la fotografía se
distinguen claramente
sarrollo acumulativo: ni siquiera podemos mente proclives al encharcamiento y todo
el companyó, el maimó y comparar el espacio cultivado en los lími- un conjunto de tierras situadas a lo largo
el arpó tes de la época Moderna con el abarcado de la margen izquierda del río en su tramo
(Foto C. Sanz). antes de la conquista cristiana de estos te- bajo, no fueron más que saladar y almarjal
hasta las iniciativas desecadoras llevadas a
cabo en dichas zonas. Quizá sea una de las
mejor conocidas la acometida por el carde-
nal Belluga en el siglo XVIII en las tierras
bajas de la vega oriolana, suponiendo este
tipo de acciones la desaparición de muchos
de estos ecosistemas extremadamente pro-
ductivos para la población residente en su
entorno aunque poco rentables a la hora de
hablar de agricultura. Iniciativas similares
fueron llevadas a cabo también en los alre-
dedores de Alicante y de Elche, implicando
cambios definitivos en el paisaje que desvir-
túan evidentemente la imagen que podemos
tener hoy de la huerta medieval, al quedar
contaminada dicha estampa por la realidad
actual. Lo cierto es que no será necesario
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 201

esperar al Setecientos para asistir a las pri-


meras transformaciones en el agro alicanti-
no, dejándose sentir los cambios desde los
momentos iniciales del control cristiano.
La ampliación de las tierras de labor
impulsó en muchos casos el desarrollo de
determinados brazales o la construcción de
nuevas canalizaciones en un intento por con- Rivera de un río
ducir las aguas más allá de unos límites que representada en la
Cantiga CXLII.
empezaron pronto a ser insuficientes. Buen Puede apreciarse la
ejemplo de esta necesidad lo representa la riqueza de la flora y
huerta de Alicante, en la que el crecimiento la fauna de este tipo
en la red de acequias no tardó en demasía: de ecosistemas.
la puesta en cultivo de una gran cantidad de
tierras provocó la imperiosa necesidad de siones a la mera anécdota documental. Y es
aumentar la dotación hídrica que se había que «las posibilidades de comercialización
aprovechado hasta el momento. La solución de estos productos [y de sus derivados], a La ampliación
adoptada, ante la insalvable dificultad para través del mercado local o su inclusión en del espacio
obtener otras fuentes, fue la construcción de el comercio a larga distancia» van a ser fac- cultivado supuso la
un brazal nuevo, la acequia de Gualeró, obra tores claves a la hora de primar el cultivo de domesticación de
del siglo XIV, que permitió la reconducción unos sobre otros una vez rebasada esa fase las áreas situadas en
los alrededores de
de los aportes pluviales y de avenida en el inicial de instalación en los nuevos territo- la huerta, parajes
sistema hidráulico en respuesta a un «pro- rios, cuando el «tradicional autoconsumo» agrestes que habían
yecto de extensión del regadío por la margen familiar era la meta a alcanzar. sido destinados a
izquierda de la acequia Mayor, y sobre todo El referido aumento del área cultivada otros usos hasta su
por la parte baja de la huerta». Quedaba am- experimentado en las tres vegas, propicia- sumisión agrícola.
pliado de esta manera el perímetro regado, do por la intensificación de determinados En la imagen,
viñeta de la Cantiga
aprovechándose aguas que de otra manera se cultivos y complementado por un incipien- XLIIII en la que un
hubiesen perdido en el mar. te desarrollo de la red de regadío, puso en infanzón practica la
Otro elemento importante a tener en evidencia las carencias hídricas de los tres cetrería en un paraje
cuenta al hablar de cambios en las huertas sistemas, pero especialmente de los dos más arbolado.
bajomedievales es la influencia ejercida por
la población cristiana en los cultivos. A par-
tir de la conquista, los esfuerzos agrícolas
quedaron centrados en aquellas especies ve-
getales más atractivas y rentables a los ojos
de los nuevos colonos, intensificando la ex-
tensión ocupada por estas variedades. Con-
viviendo con la clásica trilogía mediterránea
de cereal, vid y olivo encontramos entre
los productos presentes en las tierras ali-
cantinas «los cultivos de huerta [hortalizas
y legumbres], los frutales y las plantas de
aprovechamiento industrial». Especial rele-
vancia adquirieron a partir de la conquista
productos como la vid, el arroz, el azúcar
o la morera, suponiendo la preeminencia
de algunas especies el casi abandono de
otras muchas, como higueras, membrilleros
y otros frutales, relegados en muchas oca-
202 Cristina Sanz Gándara

caudal habitual del río era dividido en 336


partes o hilos que después eran adjudicados
a los vecinos en proporción a la cantidad de
tierras que poseían. Cada día circulaban por
el río 16 hilos, 8 de día y 8 de noche, com-
poniéndose tandas, también denominadas
martavas, de 21 días que cubrían el total de
los 336 hilos.
A pesar del esmerado reparto, lo cierto
es que el desequilibrio existente entre las
tierras a regar y la cantidad de agua dispo-
nible, derivado del aumento de la superficie
cultivada, truncó el respeto inicial al funcio-
namiento tradicional de los sistemas here-
dados que habían pretendido las autorida-
des de estos territorios. Como consecuencia
casi inmediata, en las huertas de Alicante y
de Elche, aquellas que contaban con cauda-
les más exiguos, los regantes fueron incapa-
ces de exprimir los recursos disponibles más
La roturación pobres: el de Elche y el de Alicante. La es- allá de unos límites que ya eran extremos.
de nuevas tierras casez de agua en estas zonas y la indigencia Ante esta realidad agrícola desproporcio-
multiplicó el espacio de sus respectivos ríos obligó a desarrollar nada, el agua adoptó un considerable valor
ocupado por la
huerta. En la imagen,
complejos esquemas de reparto articulados por sí misma, produciéndose una paulati-
viñeta de la Cantiga hasta en sus más mínimos detalles. En la na ruptura del vínculo que desde antiguo
CLXXVIII. huerta de Elche, la repartición estaba basada había compartido con la tierra. Se trata de
en la división del agua disponible en cada un proceso precoz en la huerta de Alicante
momento en la acequia Mayor, quedando que toma forma a lo largo del siglo XIV y
asignado a cada lote de tierra una cantidad que obligará a la corona a finales de la cen-
proporcional al mismo y el orden a seguir en turia a prohibir la compra de agua a todo
la distribución, instituyendo de esta manera aquel que no disfrutara de propiedades en
un auténtico horario de disfrute del riego. la zona de Alicante, en un intento por paliar
Siguiendo estas pautas, el caudal tomado del las consecuencias que tendría la separación
Vinalopó estaba dividido en 12 hilos, co- definitiva de estos dos elementos. A pesar
rrespondiendo cada hilo a «la doceava parte de las cortapisas monárquicas, el agua y la
de dicho caudal circulando durante 12 horas tierra siguieron caminos paralelos pero se-
seguidas», lo que nos deja un total de 24 parados en la huerta alicantina en respuesta
hilos circulando diariamente por la acequia a la ley de la oferta y la demanda, desha-
Mayor pero divididos entre un turno de día ciendo este repentino interés los lazos que
y otro de noche. El submúltiplo del hilo era habían permitido su andanza común con
denominado cuarta y tenía una duración de las tierras que debían ser regadas.
3 horas. El turno para cada hilo en la huerta La misma situación puede describirse
de Elche llegaba cada 37 días y medio y cada para Elche, donde el agua se convirtió en
tanda estaba compuesta por un total de 675 un recurso intensamente codiciado a causa
hilos. El reparto de las aguas de la acequia de su escasez y a pesar de los intentos de
Mayor quedaba anotado en los conocidos las autoridades por controlar esta situación,
como Libro Mayor y Libro Chico de la par- pasando a ser protagonista de compras,
tición de las aguas, «al parecer, de invención ventas, donaciones o herencias al margen de
cristiana». El caso alicantino es similar: en la tierra y constituyendo de esta manera una
un intento de administración extrema, el propiedad más.
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 203

Si la huerta oriolana se salvó del surgi-


miento en sus orillas de un mercado similar
fue a causa de la disponibilidad suficiente
de agua en el Segura para satisfacer a todos
sus regantes a pesar del paulatino crecimien-
to del área regada. Esta garantía no evitó,
sin embargo, la existencia de conflictos. Y
es que si algo tienen los sistemas irrigados
es la capacidad para generar disputas en su
seno a causa de los motivos más diversos.
Si tomamos el ejemplo citado de Orihue-
la debemos señalar la existencia de desave-
nencias externas y, por supuesto, internas.
Entre las primeras, nunca faltaron los en-
frentamientos entre los propios regantes de
la Vega Baja y los agricultores murcianos
instalados aguas arriba, cuyas acciones afec-
taban directamente a la huerta oriolana. En-
tre los conflictos internos, la modalidad de
afrentas era variada, comprendiendo desde
el robo de agua hasta el abandono y mal uso
de las infraestructuras, siendo, en definitiva,
las rencillas relativas al caudal disponible o
a la calidad de sus aguas constantes a lo lar-
go de la vida útil del sistema.
Elche y Alicante no van a gozar de una si-
tuación diferente en este asunto y su posición
Animales de tiro
en el tramo final de sendos cursos fluviales junto a unos arados
va a originar, de hecho, múltiples disputas con reja de hierro.
a causa del aprovechamiento de sus aguas Detalle de la Cantiga
por distintas comunidades de regantes que XLVIII.
tratarán en todo momento de hacer preva-
lecer sus intereses y sus derechos por encima pido con estas acciones el correcto funciona-
de los de los demás. Debemos comprender miento de una parte del perímetro irrigado
que los primeros que accedían al agua tenían o, incluso, de la totalidad del mismo. Por
ventajas evidentes frente a los siguientes, a encima de esto, en las cuencas del Vinalopó
quienes ante iniciativas adoptadas por otros y del Montnegre, a la conflictividad habi-
regantes, tales como construir una presa o tual debemos añadirle la surgida a partir de
derivar las aguas por un canal nuevo, no les la actividad desarrollada al amparo de los ya
quedaba más remedio que protestar y esperar citados mercados del agua que provocarían
una resolución favorable de las autoridades con el paso del tiempo la concentración de la
competentes, viéndose perjudicados hasta propiedad de los recursos hídricos en pocas
la llegada de dicha sentencia. Tampoco estas manos, circunstancia que favoreció el surgi-
huertas permanecieron ajenas a los proble- miento de una nueva modalidad de pugnas
mas entre sus propios regantes, originándose en las zonas de Elche y Alicante, implicando
un variado paquete de conflictos originados en este caso a los poseedores de las tierras
por las causas más diversas, entre las cuales en un enfrentamiento casi continuo con los
las ya citadas para Orihuela (apropiaciones cada vez más poderosos señores del agua.
furtivas y mal uso de infraestructuras) venían La búsqueda de nuevos caudales a lo lar-
a ser las más habituales, quedando interrum- go y ancho de un territorio cada vez más
204 Cristina Sanz Gándara

luz de los nuevos tiempos, tomando la for-


ma de infraestructuras señeras como las del
pantano de Tibi en el río Montnegre o la
del pantano de Elche en el caso del Vinalo-
pó, siendo ejecutada la primera de estas pre-
sas en los años finales del siglo XVI y en la
mitad inicial del XVII, la segunda. Ambas
permitieron aumentar el caudal disponible
a partir del momento de su instalación en
las huertas de Alicante y Elche. En la cuen-
ca del Segura, donde el problema no era la
cantidad de agua, el crecimiento del siste-
ma llegará de la mano de la construcción
de nuevos azudes en el lecho del río, como
el caso de la presa de Alfeytamí obrada en
1571 y que marca un hito en la expansión
de la red de acequias de la Vega Baja.

ÚLTIMAS REFLEXIONES

La necesidad invoca el ingenio y precisa-


mente esto queda plasmado en las huertas
de Orihuela, Elche y Alicante: los pobla-
dores de estas zonas se enfrentaron a los
problemas planteados por la limitación en
el acceso al agua, habiendo pervivido mu-
chas de las soluciones aplicadas por estas
comunidades a lo largo de los siglos. Este
La acequia Mayor alejado del corazón de estas huertas, no hecho refleja la eficacia de dichas medidas,
de Elche a su llegada siempre obtuvo los resultados anhelados, sirviendo para intensificar esa sensación de
al molino del Real. frenando de esta manera los intereses expan- perdurabilidad que transmiten los espacios
La existencia de este
tipo de instalaciones
sionistas de unos regadíos limitados por las de regadío, convertidos en verdaderos pa-
trajo consigo, en la características físicas del entorno en el que limpsestos agrícolas en los que se impone
mayoría de los casos, estaban ubicados. La escasez llevó a plan- una lectura entre líneas. Este es uno de los
la desestabilización tear iniciativas como la del fallido trasvase grandes problemas que se plantean a la
reiterada del sistema, de aguas del Júcar al Vinalopó allá por el hora de abordar el estudio de los sistemas
al compartir con los año 1420, en un intento por enriquecer de hidráulicos: la dificultad de separar satisfac-
regantes el derecho
al agua
esta manera un acuífero bastante exiguo de toriamente las distintas fases y los sectores
(Foto C. Sanz). por sí. El intercambio epistolar sobre este implicados en cada momento a lo largo de
asunto con poblaciones como Villena, Sax los siglos. En este trabajo hemos tratado de
o Chinchilla fue intenso, desestimándose enfrentarnos a parte de la realidad hortíco-
finalmente el proyecto a causa de las dificul- la existente durante la época medieval en la
tades en su factura y del coste económico. Gobernación de Orihuela, habiendo dedica-
Esta no fue la única tentativa para obte- do dicho intento a describir someramente la
ner nuevas fuentes que aligerasen el peso del imagen de tres grandes huertas con aromas
regadío alicantino, plegándose estos proyec- islámicos que, a nuestro parecer, constitu-
tos a las circunstancias del momento: será yen ejemplos modélicos tanto a causa de la
en época moderna cuando muchas de estas extensión alcanzada por sus cultivos como
inquietudes de corte medieval cuajen a la por el desarrollo de unas estructuras que
Tras las huellas medievales del agua en tierras alicantinas 205

Paisaje natural
rico en vegetación.
Detalle de la Cantiga
CXLV.

siempre persiguieron aprovechar hasta la úl- no a determinadas especies vegetales, nos


tima gota, habiendo dejado de lado en esta encontraremos con unas huertas en las que
ocasión el estudio de la delicada maraña de ni la producción, ni el volumen de tierras,
ordenanzas y costumbres emanadas del de- ni la propia red de riegos van a permanecer
venir cotidiano de estas huertas y cuyo ob- inmunes a la transición desde una realidad
jetivo no ha sido otro que el de garantizar el andalusí a otra feudal ni a la progresiva
correcto funcionamiento de las mismas. apropiación de dichos sistemas por parte
La desvinculación del agua y de la tie- de la población que los hereda.
rra visible en las huertas de Alicante y de
Elche constituye una muestra de las trans-
formaciones que, inevitablemente, se dieron
en unos espacios que, utópicamente, las
autoridades cristianas habían pretendido
mantener como en siglos anteriores. Era
impensable la continuidad plena y así lo
comprendieron pronto los pragmáticos ha-
bitantes aquí instalados. Simultáneamente a
esta puesta en valor per se del agua, otras mo-
dificaciones fueron comunes a las tres vegas,
destacando la inevitable ampliación de las
redes de irrigación con la construcción de
nuevas obras hidráulicas en respuesta a la
activación agrícola de importantes lotes de
tierras antes yermas o pasto del marjal. Si a
este crecimiento real del área regada y culti- La acequia Mayor de
vada le añadimos los intereses creados por Elche
los nuevos moradores de estas zonas en tor- (Foto C. Sanz).

Las tierras alicantinas y el mar:
vitalidad comercial durante la
Baja Edad Media (ss. XIII-XV)
j ua n l e o na r d o s o l e r m i l l a

L
os estudios de las relaciones co- cumentales que utilicemos, obtendremos
Dos imágenes de
merciales en la Baja Edad Media resultados diferentes pero en cualquier caso naves anclando en
en la península Ibérica han cono- complementables. Por un lado, atendiendo un puerto entre el
cido desde hace una década un al armazón institucional que los poderes ajetreo de marineros
auge importante. A las obras tradicionales y políticos establecen, adquirimos una visión y comerciantes
síntesis de referencia común se han sumado
numerosos trabajos de investigación. Ello
ha posibilitado un conocimiento mayor de
la realidad comercial de los diversos espa-
cios políticos peninsulares. Las estructuras
de mercado, la regulación fiscal por parte de
las jurisdicciones oportunas de la activida-
des comerciales, las relaciones entre lugares,
sobre todo en el espacio euromediterráneo,
las redes de producción, distribución y re-
distribución de productos, esto es, las rutas
comerciales, los mercaderes, su actividad y
cultura, auténticos protagonistas de estas
rutas, son aspectos que han sido recien-
temente analizados por la historiografía
actual.
Otros, como el aparato jurisdiccional
que los propios poderes políticos configu-
ran para regular y controlar las actividades
económicas, en concreto las comerciales,
también han sido actualmente destacados.
Si bien las rutas comerciales internacionales
y el papel de, fundamentalmente, las compa-
ñías italianas y los grandes mercaderes han
sido y siguen siendo objeto de investigación,
los aspectos institucionales cobran otra vez
importancia en el estudio de la economía
medieval. En el fondo, lo que se percibe es
el viejo debate Economía vs. Política; según
el prisma que tomemos y las fuentes do-

Juan Leonardo Soler Milla  pp. 206-221


208 Juan Leonardo Soler Milla

coyuntural y problemática, a veces, eso sí, di Prato, y sobre todo por los trabajos de
muy reglada, de las actividades comercia- S. R. Epstein. Paulino Iradiel ha resaltado
les. En cambio, una visión más estructural los tres niveles de análisis de las estructuras
y positiva resulta del análisis de las activi- de mercado y de comercio (local, regional
dades de grandes compañías y mercaderes. e internacional) en relación con la regula-
En cualquier caso, la actividad de las mo- ción institucional de los diferentes poderes
narquías y poderes señoriales, en pleno pro- políticos y también de la integración eco-
ceso de nacimiento y construcción de los nómica. A través de ellos, y tomando este
Estados bajomedievales, con la intención de modelo de análisis, trataré de ofrecer un
controlar y extraer beneficios de las activi- panorama sintético y global de la realidad
dades económicas, es indiscutible. comercial bajomedieval en las tierras ali-
Los puertos
medievales se
En este caso, sobre todo ferias y merca- cantinas. Asimismo, me gustaría destacar la
constituyeron como dos adquieren una importancia capital en importancia de los puertos y embarcaderos
grandes centros el estudio del comercio y son elementos que jalonan la costa levantina tuvieron en
de intercambio vitales de integración económica bajome- relación con las actividades comerciales. Es
de productos dieval sin embargo, hasta fechas recientes, obvio que son puntos de carga y descarga
concentrando y se había insistido en su desarrollo para los de productos, sin embargo no debemos de-
distribuyendo
productos de las
siglos precedentes. Este hecho, que ya fue jar de prestar atención a otros factores; ins-
ciudades, villas y reseñado por J. Heers, ha sido retomado talaciones, radio de distribución y concen-
espacios interiores en nuestros días en algún simposio especí- tración de productos y de qué productos,
conectándolos entre sí. fico, caso de la XXXII Settimana di Studi condición jurisdiccional; real o señorial y
legislación hacia ellos, condicionamiento
de las economías de las ciudades que po-
seen cargadores. Existe un debate abierto
acerca del significado y función de muchas
ciudades; en mi caso intentaré posicionar
los embarcaderos alicantinos dentro de
las reflexiones más amplias de los puertos
a nivel mediterráneo. De cualquier modo,
un estudio de conjunto y un trabajo de
geografía portuaria nos ayudarían a co-
nocer mejor las actividades de los puertos
medievales.

Las comarcas valencianas:


un espacio privilegiado en
el estudio de las relaciones
comerciales

Al aproximarnos a las publicaciones acerca


del mundo medieval valenciano, de las mu-
chas cosas que llaman la atención, aparte de
la gran cantidad de monografías, artículos
e incluso obras de síntesis, son las numero-
sas obras sobre las actividades económicas
y comerciales del reino de Valencia. Una
primera conclusión a la que podemos llegar
es la cantidad de trabajos dedicados al siglo
XV, considerado el siglo de oro por la his-
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 209

El puerto de Dénia
se constituyó como
el principal punto
de salida de los
productos del agro
de las comarcas de
La Marina.

toriografía. No decimos mucho repitiendo y el volumen de intercambios crece progre-


una vez más que se conocen bien las rutas sivamente. Etapa de crecimiento económi-
comerciales mediterráneas, algo menos el co, no discutiremos si sobre bases sólidas o
comercio con el norte de Europa. También no, para la metrópolis valenciana, pero que
se ha analizado la presencia de mercaderes en cualquier caso continuaba la expansión
de otros lugares, así como los propios va- económica de la primera mitad del siglo
lencianos y su función en la sociedad, so- XIV, basada en el crecimiento de la manu-
bre todo en relación con los poderes polí- factura local a estímulo de la pañería occi-
ticos. Las investigaciones referidas se ciñen tana y las relaciones comerciales de la urbe
principalmente a la metrópoli valenciana, valenciana con los mercados mediterráneos.
porque de otros espacios urbanos y rurales El tráfico mercantil en estas primeras déca-
tenemos menos información. En el caso de das del Trescientos se proyectó a los puer-
la Gobernación de Orihuela existen parcia- tos catalano-occitanos y surfranceses, a la
les, pero sólidos trabajos, realizados por J. isla de Mallorca como punto de descarga
Hinojosa. Por otro lado, es una investiga- de mercancías y como escala a otros tres
ción muy centrada en el siglo XV, apenas destinos: primero, a la ruta de la diagonal
contamos con estudios para el Trescientos insular –Sicilia y Cerdeña–, segundo, a la
valenciano, característica atribuible tam- Italia peninsular (puertos ligures y tosca-
bién a las tierras castellonenses y al medio- nos) y, tercero, al Magreb y el sultanano
día valenciano. nazarí de Granada, donde los mercaderes
Es un punto de vista común dentro de la valencianos comienzan a vehicular sus es-
historiografía valenciana, y por ello hemos trategias y asentar sus intereses, sobre todo
realizado estos comentarios, que la vitali- en los mercados sículo-sardos, mallorquín
dad comercial valenciana en el siglo XV, y norteafricano. Asimismo, los contactos
momento en el cual –siempre a partir de con la Corona de Castilla, desde el hori-
1380– ese espacio se inserta en las redes zonte interior –el tráfico terrestre con las
internacionales del comercio mediterráneo tierras conquenses, manchegas, murcianas
210 Juan Leonardo Soler Milla

y castellanas a través de las ferias de Alcalá, Por otro lado, y esto lo veremos al anali-
Brihuega– y los puertos atlánticos de An- zar el papel de ferias y mercados, el comer-
dalucía y Cádiz. cio interregional, dado el carácter fronteri-
De una forma u otra, más pronto o tar- zo del espacio a estudiar –la gobernación
díamente, las tierras hoy alicantinas, bien de Orihuela–, adquiere singular importan-
las de la gobernación del Júcar, bien las de cia en tanto en cuanto es una franja y lu-
la Gobernación de Orihuela, también par- gar fronterizo entre las coronas de Castilla
ticipan de los flujos comerciales mediterrá- y Aragón. En cualquier caso, a pesar de la
neos. Sus puertos son puntos de embarque dificultad de documentar relaciones comer-
y sobre todo de escala para los navíos que ciales terrestres y la existencia de toda una
recorren las rutas euromediterráneas como serie de impedimentos a la actividad mer-
también los que se dirigen al norte de Eu- cantil que aumentan de forma considerable
ropa. Sus productos, unas veces, se dirigen a en una economía de frontera, como el terri-
la capital del reino para su abastecimiento, torio oriolano, asolado por las correrías de
otras toman dirección de diversos puertos almogávares castellanos, granadinos y va-
franceses, italianos, mallorquines y norte lencianos y toda una serie de robos, ataques
africanos. Más difícil de documentar serían y violencia generalizada, debemos conside-
las relaciones mercantiles entre el propio rar estas relaciones existentes, cuanto menos
reino. En este caso, la red portuaria, la rí- fluidas, entre las comunidades en un mismo
Imagen actual de las gida política de abastecimiento de la capital espacio político con independencia si son
salinas de La Mata. del Turia y la especificidad de productos rurales o urbanas o étnicamente diferentes,
La sal alicantina, que se embargan en algunos puertos, caso en este caso mudéjares y cristianos, y con
junto con la del cereal de Guardamar, la sal de la Mata y sus vecinas.
ibicenca, se convirtió
en un producto
el vino de Morvedre, por citar algunos, nos
estrella en los invita a pensar en unas intensas relaciones
mercados italianos y de cabotaje entre los diversos cargadores El comercio en tierras
norteafricanos. –carregadors– valencianos. alicantinas.
Un espacio fronterizo

Las tierras que en épocas anteriores confor-


maban parte del Sharq al-Andalus y en la
actualidad conforman parte de la provincia
de Alicante fueron anexionadas en perjuicio
del Islam y a favor de la Cristiandad en el
siglo XIII. Primero, a través de la conquis-
ta castellana del infante don Alfonso que,
tras lo acordado en los pactos de Tudillén
y Cazorla, las integraba al dominio caste-
llano en el recién creado Reino de Murcia.
Con el pacto de Alcaraz en 1243 se cierra la
etapa conquistadora del monarca castellano
en tierras alicantinas y desde este momento
todo este territorio se convierte plenamente
al feudalismo.
Posteriormente, tras acallar una revuelta
mudéjar, población ampliamente mayorita-
ria en estas tierras, y gracias a los problemas
sucesorios en la Corona de Castilla, estas
tierras quedan integradas en el Reino de
Valencia, por tanto en la Corona de Ara-
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 211

gón, por la conquista de Jaime II durante los catalano-aragoneses. Disposiciones que,


los años 1296-1304/5. La sentencia arbi- cómo no, también afectaban a las activida-
tral de Torrellas-Elche de estos dos últimos des comerciales. Destacamos este fenómeno
años oficializa la citada conquista. Por tan- por la singularidad, aunque de todas for-
to, es ahora cuando las antiguas tierras del mas ambas legislaciones iban encaminadas
norte del Reino de Murcia forman parte a favorecer los intercambios. No olvidemos
del sur del Reino de Valencia. Después de que la regulación de la actividad económica,
la conquista, y tras el estado de indefinición o el establecimiento de un catálago políti-
política e institucional de estas tierras, po- co-normativo, era una fuente primordial de
drían concebirse y entenderse a priori como ingresos para los monarcas. Otra precisión
un mero apéndice del territorio regnícola, que quería realizar es que desde entonces,
aunque Jaime II les dota de procuración y siglo XIII, se implantan las relaciones socia-
luego gobernación propia. Nacía en estos les propias del sistema feudal no sólo a este
momentos la Gobernación de Orihuela –se territorio sino a las gentes que lo habitan.
registraba en las fuentes– terram ultra sexonam, Por un lado a los repobladores castellanos,
governació della Xùquer, governació d’Oriola–. por otro los musulmanes, ahora converti-
En cuanto a sus poblaciones, Orihuela dos en mudéjares, tras el dominio cristiano.
era la capital. Además de su carácter admi- Mudéjares que conforman durante la Baja
nistrativo y eclesiástico, fue uno de los prin- Edad Media en estas tierras un elemento
cipales centros abastecedores de trigo, junto muy importante, no sólo por aspectos de-
a Tortosa, Sicilia y el Magreb, a la capital del mográficos –constituyen desde el principio
reino. Alicante era el lugar más importante una mayoría poblacional y en su expulsión
desde el punto de vista económico por la vi- en el reino de Valencia conformaban un ter-
talidad de su puerto, en algunas coyunturas cio de la población– sino también por sus
cronológicas, segundo del reino. La conce- actividades y cultura. Observaremos que sus
sión del título de ciudad a ambas villas en productos –fundamentalmente agrícolas– o
los años 1437, Orihuela, y 1490, Alicante, realizados por ellos mismos –manufacturas
reflejan el crecimiento en todos los ámbitos en menor medida, constituyen uno de los La actividad de piratas
de dichos lugares. Por otro lado, tenemos elementos más importantes en los inter- y corsarios, junto
a Elche, con una importante comunidad cambios que se van desarrollando desde fi- a las tempestades,
provocaban lo
mudéjar, lugar de señorío que contará con nes del Doscientos e inicios del Trescientos, que en la época se
una importante producción agrícola y un teniendo a la urbe capitalina como motor denominaba «riscuum
puerto de salida para ésta, el Cap del Al- de irradiación a otros territorios del mismo maris», entre ellos los
jub. En un lugar inferior se encuentran otro poder político. naufragios.
lugares, como las aljamas del valle de Elda
–Elda, Novelda y Aspe– con una población
musulmana notable y una producción agrí-
cola muy importante. Y Guardamar, villa
con dos cargadores (la propia Guardamar
y el Cap de Cerver), que servían como sali-
da natural a la producción de Orihuela. Por
último, resaltar las salinas de La Mata por
la importancia de este producto en las rutas
mediterráneas ya desde inicios del Trescien-
tos aumentando el volumen de su circula-
ción a fines de los tiempos medievales.
Una primera observación que podemos
hacer a raíz de tales hechos es la mezcolanza
de privilegios y leyes que sobre estas tierras
emiten primero los reyes castellanos y luego
212 Juan Leonardo Soler Milla

Las batallas navales,


los ataques y
las escaramuzas
entorpecían, sólo
temporalmente, la
actividad comercial.

Por último, como tercer y último apun- El entramado político-


te, quiero resaltar el carácter fronterizo de institucional; mercados,
la Gobernación de Orihuela, característica ferias y privilegios
ampliamente señalada por la historiogra-
fía. Frontera directa con el reino de Mur- La regulación institucional de la actividad
cia y el señorío de Villena, por tanto con comercial fue uno de los principales moti-
la Corona de Castilla. Frontera natural vos en el crecimiento económico de estas
con el mar Mediterráneo, por tanto con tierras. Castellanos primero y catalanoara-
los intereses de otros reinos y potencias goneses después trataron y consiguieron
navales marítimas. Y frontera con el Islam; incentivar las actividades económicas; para
directa e interior por la presencia de co- ello dotaron a estos lugares de una pano-
munidades mudéjares y ataques piráticos plia variada de privilegios y fueros. Desde la
e indirecta por la presencia de almogáva- conquista cristina hasta fines del siglo XV,
res granadinos. Sin restar la importancia superando épocas difíciles como la Guerra
de estos fenómenos e introduciéndonos de los dos Pedros, asistimos a una verdadera
en la concepción de frontera, constatamos emisión de privilegios y exenciones para los
momento de intercambios a todos los ni- pobladores de estas tierras.
veles. Cristianos y mudéjares traspasaban Si se observa Alicante como ejemplo,
estos espacios fronterizos y comerciaban J. Hinojosa no duda en calificar los años
uno con otros en tierras comunes, vecinas 1250-1348 «un siglo de privilegios y cre-
y limítrofes. cimiento». Atendiendo a los privilegios y
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 213

exenciones de 1252, 1257, 1269, 1271, de una forma u otra, concentraban la pro-
1296 y 1321 por citar algunos, estos se ducción rural de las áreas circundantes a las
referían a la exención de pago de ancora- villas, movilizaban los recursos del campo
jes, abusos de peajeros, libre exportación y a veces dirigían estos productos, no sólo
de productos, exenciones impositivas, etc. al propio mercado local, sino a mercados
Además, se observa como desde el monarca regionales.
hasta el consell de Alicante pretenden impul- En el caso de Alicante, Jaime II declaraba
sar la actividad económica a través de exen- francos a todos aquellos que acudieran a la
ciones a mercaderes valencianos y genove- feria, instaurada en 1296. Elche, a instan-
ses, para incentivar la comercialización de la cias de sus autoridades, obtuvo privilegio de
producción del agro alicantino. La segunda feria en noviembre de 1306, corroborado
mitad del Trescientos se nos presenta más por otro en 1322, que se conocerá como
desconocida, en cualquier caso la salida de fira de Sant Andreu o fira del franc. También se
la crisis no parece lenta. Ante la situación concentran un mayoría de productos agrí-
devastadora que había quedado en las tie- colas aunque cabe pensar la posibilidad de
rras de la Gobernación de Orihuela tras la comerciar con productos comunes en la vi-
guerra entre la Corona de Castilla y Aragón, lla y aljama de Elche, jabón, sosa, junco, etc.
pronto se dota de nuevo de exenciones a co- En Orihuela, por los datos que tenemos,
merciantes (por ejemplo en 1365 de lezda, las cronologías serían semejantes. Conoce-
peaje, peso, medida y portazgo) y vemos al- mos que su traslado al día de San Miguel
gunos intercambios aunque de cariz minús- en 1274, y su fundación dataría de 1272.
culo. Un buen ejemplo de la recuperación Se buscaba adaptar la cronología de las fe-
podría ser el comienzo de la construcción rias, dado su carácter anual, en una especie
de la lonja en 1370 que, aunque se alargaría de calendario regional. Se ha apreciado que
su final hasta el 1430, muestra la vitalidad todas estas ferias, Elche, Orihuela y Alican-
de la villa. Por otro lado, el Cuatrocientos te, se integraron en el circuito de las ferias
alicantino se ha considerado acertadamente del reino de Murcia. Tendrían lugar los úl-
un siglo de crecimiento. El volumen de pro- timos meses del año, y les precederían las
ductos agrícolas exportados, la presencia de de Lorca, Murcia, Jumilla, configurándose
mercaderes, sobre todo italianos, aunque sobre todo desde fines del Trescientos un
Vista de la ciudad
también de la propia Corona y alemanes, calendaro ferial supracomarcal que supera- de Dénia que
son muestra de ello. Llama la atención el ba el marco político fronterizo –reino de aún conserva la
escaso desarrollo de las manufacturas en Valencia y reino de Murcia–, y que la auto- realidad marítima y
tierras alicantinas. Ya desde inicios del Tres- ridad política, fundamentalmente durante portuaria.
cientos los mercaderes meridionales acu-
den a la capital del reino a adquirir pañería
occitana y valenciana; la humilde pañería
local hizo que los diferentes agentes socia-
les, sobre todo los mercaderes capitalinos,
movilizaran sus recursos para abastecer las
tierras meridionales de paños de la ciudad
del Turia.
En cualquier caso, las villas y poblaciones
de esta época necesitaban instrumentos e
instituciones que potenciaran los intercam-
bios. El papel jugado en este sentido por
ferias y mercados es extraordinario. En un
mercado local y dado el carácter rural de
la gobernación se observa una vinculación
clara del uno con el otro. Esto es, las ferias,
214 Juan Leonardo Soler Milla

Imagen-recreación
postmedieval de la
ciudad de Alicante:
puerto y castillo
sobresalen por su
importancia.

el reinado de Pedro el Ceremonioso, trataba Por último, en este apartado y revalori-


de establecer un mercado donde circulasen zando el comercio local, nos gustaría des-
principalmente productos de primera nece- tacar la complejidad del mercado oriolano
sidad para el abastecimiento y las modestas por la existencia de un volumen amplio en
manufacturas locales y comarcales. cuanto a la producción y distribución del
Resulta oportuno destacar la conexión en- cereal. J. A. Barrio Barrio no ha dudado
tre espacios y el problema de hacer respetar en calificarlo acertadamente «la cuestión
los días establecidos para lo mercados. Un cerealista». Muy pronto, a comienzos del
buen ejemplo sería Elche, muchos domingos siglo XIV, el «consell» oriolano empieza
a sus calles acudían los mudéjares del valle a regular la exportación del cereal. Una
de Elda a vender su productos, con el consi- amplia gama de medidas: licencias de saca,
guiente perjuicio a los ilicitanos, que tenían inhibiciones, prohibiciones, nos conduce
regulado otro día para el mercado y que su a considerar la importancia de este pro-
población les dejaba de comprar en favor ducto para el consumo y exportación; la
de los recién llegados. Debemos pensar en realidad oriolana es extraordinariamen-
la posibilidad y fluidez de los intercambios te rica ya que a la política municipal que
entre las comunidades rurales, y éstas con intentaba asegurar un correcto abasteci-
las urbanas. El marco ciudad-campo no es miento se unía el interés de los mercaderes
rígido ni antagónico, menos en las tierras de locales, valencianos y el resto de la Corona
la gobernación, con un carácter rural impor- de Aragón, principalmente barceloneses y
tante. Estudios futuros sobre estas comuni- mallorquines, por transportar el grano de
dades rurales, probablemente desvelarán la Orihuela a los mercados mediterráneos. Y
participación de éstas en el mercado, canali- las actitudes de los patricios oriolanos y
zando su producción a los diferentes niveles mercaderes contaron con la férrea oposi-
de integración económica, como medio de ción del consell de Valencia que pretendía
subsistencia para las aljamas musulmanas, y acaparar el grano meridional y que desde
como motor de crecimiento de algunas élites inicios del Trescientos establece una polí-
locales vinculadas al tráfico mercantil para el tica agresiva, sancionada por la Corona y
caso de las villas cristianas. encaminada a entorpecer cualquier salida
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 215

fraudulenta de grano fuera del territorio


valenciano. Dinámica conflictiva entre las
corporaciones de uno y otro lugar que se
mantiene durante toda la Baja Edad Me-
dia, agraviándose al convertirse Orihuela
en centro abastecedor de trigo, fundamen-
tal para la urbe valenciana a lo largo del
siglo XV.

Intercambios

Los productos objeto de exportación, dado


el cariz de las fuentes, son los que mejor
conocemos, y nos conducen a conocer la
producción y también el consumo de un
determinado territorio. Básicamente en lía real que autorizaba a las corporaciones El cereal, en sus
las tierras alicantinas predomina, como en municipales a gravar los productos. Se pa- diferentes tipos,
buena parte de la Cristiandad, el cultivo de gaba un tributo sobre el precio o el peso era un producto
exportado
cereal. De diferentes tipos y calidades, el del producto. Generalmente recaía en los constantemente
cereal es el objeto de consumo y también mismos productos para las principales lo- desde tierras
de exportación más importante, muchas calidades del territorio (Alicante, Elche y alicantinas a la
veces incluido en las coses vedades. Ade- Orihuela); la carne, el pescado, el trigo, el ciudad de Valencia.
más del trigo, el vino, la sal, (sobre todo de vino, la cera, la miel y los ganados princi-
las salinas de la Mata y las del Cap de Cer- palmente. También gravaba más mercancías
ver, Orihuela y Alicante), el pescado de di- pero sólo en años puntuales. Por otro lado,
ferentes clases fue también una producción es destacable la importancia que tuvo en
a tener en cuenta, principalmente en Elche estas tierras la comercialización de deter-
y Guardamar, por la vocación marítima de minados productos por su carácter alta-
ambas localidades. Asimismo, estas tierras mente especulativo. Nos estamos refiriendo
contaron con otros productos como cera, a higos, pasas y frutos secos. Desde muy
aceite, harina, miel, etc. A ellos se les une, pronto vemos a mercaderes traficando con
sobre todo en Elche, la lana, el algodón, el esta mercadería y esto será una constante
esparto y el lino, pero siempre en pequeñas en los siglos bajomedievales. Sin embargo,
cantidades. La ausencia de una manufactu- las tierras de la gobernación contaban con
ra desarrollada puede explicar esta caren- unos precedentes muy claros. El geógrafo
cia. Por otro lado, son importantísimos la musulmán Al-Idrisi, que escribe en el siglo
grana, el azafrán, y sobre todo los higos y XII, destacó para la ciudad de Alicante la
pasas de las comunidades mudéjares del producción de uvas, higos y frutas, lo que
valle de Elda, Crevillente, Elche y el Camp nos hace suponer un destino comercial de
d’Alacant. los mismos durante el dominio musulmán.
Todos estos productos y muchos más, Ya con la conquista cristiana, y sobre todo
eran objeto de compra y venta en los mer- gracias a los trabajos de Mª T. Ferrer i Ma-
cados locales. Muchos de ellos estaban su- llol y algunas de nuestras aproximaciones
jetos a cargas por parte de las autoridades recientes, apreciamos una comercialización
municipales, que buscaban recursos para notable de estos productos por parte de los
las siempre sufridas haciendas locales, sien- mercaderes, que alcanzarían en los merca-
do este mercado la fuente de ingresos más dos occitanos, norteafricanos y posterior-
importante. En el caso de la Gobernación mente en el Norte de Europa, un beneficio
de Orihuela hay que hablar de la sisa, rega- altamente rentable.
216 Juan Leonardo Soler Milla

Operadores y hombres de y actividad de operadores internacionales y


negocios: los mercaderes su relación con los mercados locales. Algu-
nos datos nos rebelan, al hilo de la pronta
Una de las pautas principales señaladas para inserción de la producción oriolana en los
las relaciones comerciales en la Gobernación circuitos mercantiles valencianos, el interés
de Orihuela era la modesta actividad, que de los mercaderes de Valencia, Narbona y
no presencia, de los mercaderes extranjeros, catalanoaragoneses por hacerse con los pro-
sobre todo de italianos en este lugar. Ello ductos del fértil agro oriolano e insertarlos
se debía también a la tardía inserción de las en los circuitos mercantiles desde inicios
tierras alicantinas en las redes de circuitos del siglo XIV. Asimismo, las autoridades
comerciales internacionales. Si dijimos que políticas, tanto las locales como la misma
la historiografía valenciana sugería que el monarquía, sancionaban privilegios y exen-
reino de Valencia se insertaria en las redes ciones a comerciantes de su jurisdicción y
de transporte marítimo mediterráneas a fi- extranjeros, solucionando muchas veces los
nes del siglo XIV –a partir de las décadas conflictos entre ellos, en beneficio siempre
de los 70 y 80– las comarcas del sur no lo de impulsar y revitalizar la actividad comer-
harían hasta bien entrado el siglo XV. Se ha cial de la Gobernación.
señalado en diversos trabajos que desde la Si establecemos dos niveles de análisis,
apertura del Estrecho de Gibraltar y la acti- el comercio local e interregional estaría
vación de las rutas hacia el norte de Europa, controlado por mercaderes de la propia
y de forma más concreta desde el desarro- gobernación y de la capital valenciana. A
llo de la ruta Valencia-Flandes, los embar- pesar de la carencia de estudios y datos,
caderos de la actual costa alicantina (desde se pueden observar distintas familias que
Dénia hasta Guardamar) conocieron una en los municipios de Elche y Alicante co-
afluencia de productos y mercaderes supe- merciarían con los productos locales. En
rior a la registrada en épocas anteriores. Sin el caso de Alicante los protagonistas más
embargo, actualmente se echa en falta un activos serían los linajes como los Mingot,
estudio de conjunto que analice la presencia d’Artés, Burgunyó, Francés. Se ha señalado

El comercio terrestre
era practicado a
través de mulos
y otros animales
que transportaban
acémilas entre las
villas y aldeas.
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 217

que estos individuos formaban parte del


patriciado local y ejercerían de intermedia-
rios en operaciones de tráfico mayor. En
Elche conocemos algunas familias ilicita-
nas más que ostentan el control del merca-
do local, como son los Liminyana, Vives,
Queixans, Malla, Alvarado, Balaguer, etc.
En Orihuela cabe pensar que, a pesar de
la falta de estudios, algunas de las familias
que detentaran el poder en el consell políti-
co controlarían el mercado local. También
destacamos la presencia de ciertos merca-
deres avecindados en Elche de proceden-
cia castellana, como Ferrando de Madrit y
Baltasar Vives que se encargarían del trafico
comercial terrestre con tierras castellanas
como Yepes, Yecla, Villena o Almansa. No
faltan las referencias a operaciones terres-
tres en la misma Gobernación, y desde ella
con territorios limítrofes, valencianos, cas-
tellanos e incluso granadinos. El problema
es documentar continuidad en estas ope-
raciones y cantidades para poder hablar de
relaciones comerciales fluidas.
En cuanto a los mercaderes extranjeros
sólo podemos referir la existencia de opera-
ciones muy concretas durante la Baja Edad
Media aunque su actividad en el Cuatro-
cientos fue mayor. Aparte de los locales y
los de la propia Corona, llama la atención la frutos secos entre Valencia e Italia y el Nor- Imagen cotidiana
presencia numerosa de castellanos, la débil te de Europa. En cuanto a los alemanes –la en los puertos
presencia, si comparamos nuestro observa- pequeña y gran compañía– aparecen en la y cargadores
alicantinos:
torio con la ciudad de Valencia y tierras cas- segunda mitad del Cuatrocientos ligados a marineros
tellonenses, de los italianos (ligures y tos- la ruta Levante-Flandes. desembarcando
canos principalmente). Aunque la actividad mercancías.
mercantil de los genoveses queda totalmen-
te probada durante la campaña de Jaime II Puertos y relaciones
(1296-1304), a lo largo de estas décadas marítimas
reciben exenciones y franquicias y la Coro-
na, lejos de establecer algunas marcas y ex- La vocación marítima de la Gobernación de
pulsiones concretas como es el caso de algu- Orihuela venía determinada por la disposi-
nos mercaderes italianos en Valencia en los ción geográfica de su territorio. Su frontera
años 1326 y 1332, procura salvaguardar sus oriental estaba ocupada en su totalidad por
intereses en la villa de Alicante, por cuanto la franja costera; circunstancia, entre otras,
que considera que estos operadores pueden que permitía la existencia de un buen núme-
propiciar dinamismo comercial a este lugar. ro de embarcaderos o cargadores que jalona-
Ya en el siglo XV, los embarcaderos de las ban sus costas. Una realidad que se podría
costas oriolanas serán utilizados por las co- hacer extensible a todo el reino de Valencia.
lonias italianas en la capital del reino para Es preciso señalar la tradición mercantil de
comercializar con productos como la sal y estas tierras en épocas anteriores, por lo
218 Juan Leonardo Soler Milla

Imagen de Calpe
y el Peñón d’Ifach,
espacios marítimos
que fueron sacudidos
fuertemente
por la piratería
mediterránea.

menos bajo domino del Islam. La existencia pesquera. En cualquier caso, dentro de ese
de una buena red de infraestructuras urba- sistema portuario existen lugares más im-
nas y comunicaciones en al-Andalus permi- portantes y otros secundarios; entre los
tiría, al hilo de nuevas hipótesis, sugerir una primeros estaría Alicante junto a Valencia y
actividad comercial terrestre y marítima en Dénia, entre los segundos –simples carga-
el Sharq al-Andalus mayor del que se había dores-carregadors– los restantes de la Go-
pensado. bernación de Orihuela.
Los cargadores alicantinos se insertarían, Mucho se ha discutido sobre la actividad,
como D. Igual ha señalado, dentro de una función, relaciones, conexiones e instalacio-
realidad más amplia formada por un autén- nes de los puertos en el Mediterráneo me-
tico sistema portuario configurado en las dieval. Se han lanzado diversas hipótesis, y
costas valencianas. Los fondeaderos oriola- todo parece indicar que lejos de poseer unas
nos; el puerto de Alicante, el Cap del Aljup estructuras sólidas, unos contarían con un
–actual Santa Pola y cargador de Elche en muelle o carregador sencillo, mientras que
estos siglos, el varadero de la Mata, y los otros serían simples fondeaderos. Lugares
embarcaderos de Guardamar, salida natu- protegidos, no en todos lo casos, por de-
ral de los productos de Orihuela– y Cap fensas o abrigos naturales aptos para que las
de Cerver junto con los actuales del norte diferentes naves realizaran las operaciones
de la provincia: Dénia, Calpe, Altea, Jávea, de carga y descarga, casi siempre ayudadas
Villajoyosa, etc., eran parte de una red de por barcazas en las que se transportaba la
más de cuarenta lugares de carga y descarga mercadería a tierra firme.
que jalonaron las costas valencianas durante Por otro lado es difícil hablar de ciudades
la Baja Edad Media. En todos ellos, además portuarias salvo que nos refiramos solamen-
de las actividades mercantiles-intercambios te a una ciudad con puerto. Muchas veces
de productos, también se realizaron otras el desarrollo mercantil, gracias a un puerto,
como las de misiones militares o piráti- generaba el aumento demográfico y econó-
cas, protección de navíos, abastecimiento mico de un lugar. Otras veces no, es el caso
de agua y víveres, soporte de la actividad de puertos sin ciudades. En algún caso la
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 219

Conjunto de barcos
que navegaban por
los puertos del
mar Mediterráneo:
imágenes de nave,
coca y galeras.

existencia de un puerto determinaba la fun- posición como puerto más importante del
cionalidad de la ciudad la cual distribuía sus mediodía valenciano junto a Dénia. En las
recursos productivos, la organización de su primeras décadas del Trescientos, los mer-
trazado urbanístico y legislación municipal caderes de la Corona de Aragón y Narbo-
en pro de esta actividad económica. Esto se- na, cargan pricipalmente higos y pasas para
ría una auténtica ciudad portuaria, difícil de transportarlos a los puertos del Magreb o a
encontrar en el Mediterráneo medieval. Colliure, Aigües Mortes y Narbona. Otro
Alicante tuvo en los siglos bajomedievales ejemplo de lo anteriormente reseñado fue
un puerto de una importancia significativa. la disputa ganada a mediados del siglo XV
Segundo del reino, tras la capital, fue clave contra el cap del Aljup, cargador de Elche
para el crecimiento de la urbe en el Cuatro- sobre la salida de productos de la Gober-
cientos. Con unas estructuras sólidas –fon- nación. Si hiciéramos un recorrido por la
do de piedra–, bien emplazado –entre dos actividad del puerto sería análoga al realiza-
cabos– el puerto de Alicante tenía una situa- do para villas páginas atrás. Lo que nos in-
ción privilegiada. Así le pareció a Alfonso X teresa destacar son varias cosas. Primero, los
cuando afirmó: «e porque es puerto de mar productos exportados; aceite, vino, pescado
de os buenos et de los mas señalados que a fibras vegetales y sobre todo pasas, higos y
en Espanya». Dotado de unas instalaciones frutos secos predominan sobre una variada
simples, contaba solamente con un muelle o gama (de 81 a 131 productos o variedades
cargador. Desde un principio se exime a los de los mismos). Segundo, los destinos y con
mercaderes que vinieran a la villa a comer- ello podemos conocer las relaciones comer-
ciar de algún impuesto –como el ancoratge–. ciales terrestres y marítimas de estas tierras.
En época castellana fue con Cartagena la Por vía marítima, la Gobernación de Ori-
puerta de salida al mar para Castilla. En el huela tiene relaciones con los puertos pe-
dominio catalanoaragonés se consolida su ninsulares de la Corona catalanoaragonesa,
220 Juan Leonardo Soler Milla

entre los que destaca Valencia. Desde un viajero J. Munzer, pese a lo conocida, expli-
principio, siglo XIII, se observan dichas re- ca el crecimiento de la actividad comercial:
laciones a través del cabotaje. A partir de la «Aquel día había allí –en Alicante– veinti-
centuria siguiente observamos los destinos séis naves de Vizcaya, de Flandes, etc., que
clásicos del comercio internacional que se allí se cargan de vino y de otras cosas».
va desarrollando por parte de mercaderes Respecto al resto de cargadores de las
y patrones de nave de la capital valenciana; tierras oriolanas, el cap del Aljub, era la salida
desde la propia Corona junto con las Ba- natural de los productos de Elche. Contaba
leares (sobre todo Mallorca e Ibiza) y las con un moll o carregador, además de una espe-
costas del sur de Francia, italianas, granadi- cie de cortijo acompañado de alguna tienda
nas y norteafricanas. Más tardías serán las y almacén. Se dotó de privilegios a quien
relaciones con los puertos atlánticos, Por- fuera a poblar el enclave con intención de
tugal y Flandes. Alicante y Dénia fueron a generar una población además de disfru-
fines de la Edad Media puertos de escala en tar de exenciones y disfrute de franquicias
la ruta Levante-Flandes como lo había sido para impulsar la actividad comercial e in-
desde décadas atrás para los mercados me- cluso estableciendo una feria, si bien todo
diterráneos. En cuanto a las relaciones te- ello sería secundario respecto de Alicante.
rrestres, son las tierras castellanas (Murcia y Sabemos, por la pocas noticias conservadas,
Villena), los destinos de los productos, jun- que desde aquí exportaba productos como
to al propio ámbito gubernativo. Tercero, vino, azafrán, pasas, frutos secos e higos y
los mercaderes que frecuentan este puerto sus destinos serían Mallorca, Barcelona y
son los de la propia villa y Corona además Valencia, aunque la conexión principal de
de los italianos. Por último, el tráfico mer- este varadero con los anteriores venía dada
cantil generaba una serie de beneficios para por la frecuente salida de grano.
las arcas reales. Los principales impuestos Concluyendo con los embarcaderos más
eran el dret de treta de coses vedades, dret de duana, meridionales de la gobernación, el cap de
Ejemplo de dret del general y dret de moll. El Cuatrocientos Cerver, la actual Torrevieja, tuvo una trayec-
iconografía religiosa representa para Alicante en la Edad Media toria similar al cap del Aljup en cuanto a la
marítima su etapa de mayor esplendor. La frase del promoción de su hábitat y actividades eco-
nómicas. Con instalaciones análogas, poco
podemos decir de sus destinos y produc-
tos de exportación. Su actividad también
fue reducida, al igual que el Aljub entró en
competencia con Alicante, el Cap de Cerver
lo hizo con Guardamar, principal cargador
de Orihuela. Otras actividades de este lugar
fueron la pesca y secundariamente la explo-
tación salinera; desde muy pronto, décadas
posteriores a la conquista catalanoarago-
nesa, se exporta sal desde el Cap de Cerver
y también de La Mata para los mercados
italianos (Génova, Savona y Pisa) y norte-
africanos, además del abastecimiento regí-
cola. Mejor conocidas son las salinas de La
Mata. Durante la segunda mitad del siglo
XV asistimos a un verdadero interés por
parte de los genoveses y la familia Santán-
gel para arrendar dichas salinas (regalías de
la Corona); es en estos momentos cuando
adquiere esta actividad un cariz bastante
Las tierras alicantinas y el mar: vitalidad comercial durante la Baja Edad Media (ss. XIII-XV) 221

especulativo. La sal de la Mata se insertó


desde bien pronto en los circuitos mercan-
tiles internaciones, de hecho en el viaje de
retorno de la ruta Italia-Flandes, los merca-
deres adquirían este producto que se desti-
naba a Niza y Génova. Por último, Orihuela
exportó a través de Guardamar, buena par-
te de su producción. El trigo oriolano fue
bastante común en la capital valenciana, el
mercado regnícola y la Corona de Aragón,
como se ha insistido.

Para concluir

Las tierras alicantinas durante los siglos ba-


jomedievales presenciaron un notable cre-
cimiento económico. Una de las claves fue
la comercialización de sus productos, casi
todos ellos provenientes del agro y algunos
altamente especulativos. Para ello, la Coro-
na dotó a estas tierras y a sus villas de un
extenso número de privilegios y franquicias. siempre al hilo del crecimiento económico Los barcos eran
Sin estos instrumentos políticos, caso de de la capital del reino. Mercaderes locales, asíduos en la
ferias, mercados, y la regulación política y valencianos, castellanos, occitanos, catala- iconografía de la
cerámica medieval
fiscal de la actividad comercial, no se com- nes, mallorquines e italianos frecuentaban valenciana
prendería la existencia de un complejo mer- sus puertos y cargadores, que jalonaban las
cado de relaciones e intercambios, marcado costas alicantinas, como anteriormente lo
en un primer momento, como en toda la hacían en el Sharq al-Andalus, atraidos por
Baja Edad Media por su carácter local, co- la exitosa recepción que tenían los productos
marcal e interregional, y ya desde inicios del oriolanos en los mercados mediterráneos,
Trescientos y sobre todo en el Cuatrocien- dinamizando la economía de esta sociedad
tos por la inserción de este espacio político valiéndose de la vocación marítima del País
en los circuitos mercantiles internacionales Valenciano en los siglos bajomedievales.

La Marina Alta en la Edad
Media. Siglos XIII-XIV
De la topografía de los espacios urbanos a
los ámbitos domésticos del medio rural
j o s e p a . g i s b e rt s a n t o n j a

L
a redacción de un artículo de que aún hoy genera muchas cuestiones cier-
esta índole requiere un proceso tamente resbaladizas.
de relectura y de actualización Planteamos el tema como una secuencia
bibliográfica ciertamente one- diacrónica, cuyo inicio serían las vísperas o
roso. La diáspora de micro-publicacio- las últimas décadas anteriores a la conquista
nes que tratan aspectos a relacionar con cristiana. La populosa medina de Dénia y su
la temática crea un mapa complejo. En entorno, y un poblamiento rural estabiliza-
las tres últimas décadas, los avances en el do, estructurado fundamentalmente en hisn
conocimiento del poblamiento medieval y alquerías, son los rasgos más destacables.
en el norte de Alicante y, en concreto, en La conquista feudal origina y desarro-
la comarca de la Marina Alta, han sido lla cambios importantes. Son, de algún
ciertamente significativos. A la reinter- modo, críticos en cuanto a la concepción y Casa morisca,
pretación de los documentos de los siglos morfología de lo urbano, mientras que los alterada por sucesivas
remodelaciones, en
XIII al XV, muchos de ellos exhumados cambios en el territorio, en el medio rural, el yacimiento de
por Roque Chabás más de un siglo atrás ofrecen un ritmo más pausado y unas mani- l’Atzuvieta, Alcalà de
y multiplicados por una nutrida nómina festaciones menos evidentes, al menos des- la Jovada
de medievalistas, le acompaña la irrupción de la perspectiva material. (Foto J. A. Gisbert).
de los primeros trabajos y estudios de fá-
bricas y de tipologías arquitectónicas, así
como arqueológicos, que ofrecen y esbo-
zan la topografía y la urbanística de los
complejos urbanos y de los asentamientos
rurales en el medioevo.
No obstante, esta topografía o, más bien,
la imagen que trasciende de los mismos no
se halla exenta de sombras. Un caso ilus-
trativo es el del yacimiento de l’Atzuvieta;
un complejo patrimonial del que, pese a lo
mucho escrito y dibujado, es aún muy poco
lo que se puede confirmar y asegurar con
certeza. Enfrentarse a este despoblado, por
darle un apelativo, es adentrarse en un topos

Josep A. Gisbert Santonja  pp. 222-239


224 Josep A. Gisbert Santonja

Mapa del entorno de


la ciudad de Dénia
con situación de tres
asentamientos rurales
andalusíes
(Según J. A. Gisbert).

Adentrémonos en la historiografía o, Alcudia y Benialá». Cada uno de ellos con-


mejor, en los inicios de los estudios histó- tribuía a la conservación del castillo y a la
ricos sobre el tema. Roque Chabás Llorens, reparación de sus murallas.
al publicar la Historia de la Ciudad de Dénia,
disponía todavía de muy poca información
sobre la conquista de Dénia y el proceso de HISN, ALQUERÍAS Y RAFALES
incorporación de los castillos y territorios
de la Marina Alta a la Corona de Aragón. La red de husun en nuestro ámbito geográfi-
Sin embargo, muy pronto descubrió en el co y en los años inmediatamente anteriores
Archivo de la Corona de Aragón un filón a la conquista, no parece responder a una
inigualable de información acerca de la con- estrategia concreta de defensa territorial.
quista, los intentos, frustrados o efímeros, Es, más bien, producto de su implantación
de fundar las pueblas de la vila nova del Pal- a lo largo de los siglos X al XIII, y surgen
mar y Olimbroi, las vicisitudes que acom- a causa de diversas coyunturas, aunque en
pañaron a la fundación de la vila de Dé- la Marina Alta se evidencia que la génesis
nia, y un cúmulo de información referente de los castillos rurales es un fenómeno tar-
a alquerías y rafales del término general de dío, que eclosiona a finales del siglo XII y
Dénia, entre otros. Publicó, asimismo, una las primeras décadas del siglo XIII. A los
serie interminable de documentos en la Re- verdaderos castillos los textos árabes los de-
vista El Archivo; sobre todo en los tomos I, II, nominan husun, plural de hisn, y los latinos
III y IV, entre 1886 y 1890. Roque Chabás castra.
regaló a Dénia el temprano acceso a una El pacto de Alcalà, entre Jaume I y el cau-
primicia documental que otras ciudades dillo musulmán Al-Azraq, de 1245, men-
tardarían décadas en obtener. Las fuentes ciona ocho husun, todos ellos emplazados
referidas a la sublevación de Al-Azraq fue en la Marina Alta o en sus inmediaciones.
también objeto de su atención. Barbunyan (Perputxent), Galinar (Galline-
El término general de Dénia lo compren- ra), Al-Qala (Alcalà), Bûb (Pop), Margali-
dían, según Roque Chabás «Jábea, Benita- ta (Margarida), Tarbana (Tàrbena), Qastal
chell, Abiar, Benisadevi, Gata, Pedreguer, (Castell de Castells) y Yurulas. Las fuentes
Albardanera, Matóses, Beniarmut, Sagra, posteriores a la conquista distinguen a los
Ráfol, Benimeli, Sanet, Negrals, Benica- castra de las alquerías. Pierre Guichard basó
dim, Beniómer, Beniarbeig, Pámis, Ondara, su propuesta de organización territorial en
Viñals, Vergel, Mirarosa, Sedla, Miraflor, la asociación de un castillo con las alquerías
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 225

de su término. El hisn es, pues, la célula bá- conservan vestigios de fortificación, en la


sica social y política. Las fuentes cristianas roca caliza hay improntas, a modo de re-
denominan a esa unidad aljama. El historia- bajes, que hay que relacionar con la cimen-
dor señala que cada término castral forma- tación de muros. En la ladera recayente al
ba un distrito, con límites definidos por la valle del Pop presenta un área con una gran
geografía física; generalmente ocupaba un densidad de hallazgos cerámicos de crono-
valle o sección de valle. Comprendía el cas- logía almohade (segunda mitad del siglo
tillo y varias alquerías, entre cinco y quince. XII y el primer tercio del siglo XIII). Las
Las alquerías son a modo de poblados rura- fuentes confirman que se trata de un castillo
les y no son granjas aisladas, sino grupos de que, además, contaba con un asentamiento
varias casas y familias. poblacional.
La exigua documentación y algunos as- Los husun o castra emplazados, bien en la
pectos casi proverbiales de la arqueología Marina Alta, o bien en sus inmediaciones,
ofrecen alguna luz sobre el uso y función de pero con su territorio o parte del mismo
los husun. Algunos de ellos eran castillos/ dentro de su ámbito, según Pierre Gui-
poblados y disponían de albacar; un recinto chard, son los de Alaguar, Alcalà, Bèrnia,
no edificado que podía resguardar gentes, Castell de Castells, Dénia, Gallinera, Xaló,
ganado y otros bienes de las alquerías. Pero Olocaiba, Ondara, Pego y Pop.
eran en su mayoría puntos y lugares de refu- Este ámbito territorial, pese a los nota-
gio concebidos como tal. Su identificación bles avances de los últimos años, que ofre-
y valoración ha sido objeto de una impor- cen un interesante mapa de distribución del
tante labor de investigación desarrollada en poblamiento, aún no dispone de un nivel de
las últimas décadas. La dependencia de los prospección arqueológica que permita un
husun de las aljamas y alquerías es evidente análisis e interpretación exhaustivo. El des-
durante el proceso de conquista. Tratemos igual conocimiento de su superficie es uno
algunos ejemplos de la Marina Alta. de los factores que lo dificultan. Entre los
El castillo de Pop está en la cima del Pen- modelos existentes, los mapas con la dis-
yot, en la serra del Cavall Verd, y domina tribución del poblamiento de la Rectoria,
los valles de Laguar y del Pop, con Murla vinculado al Castell de Segària, y el de la
y Benigembla. Aunque aparentemente no se Vall de Gallinera, en relación con los hisn

Castell d’Alcalà en
la Vall de Gallinera
(Foto: J. A. Gisbert).
226 Josep A. Gisbert Santonja

El topónimo histórico de la partida, el Real,


es bastante sugerente.
El yacimiento situado en las inmediacio-
nes de la Casa Blanca, en la partida Beni-
maquia, era conocido porque afloraba un
potente muro construido con técnica de
tapial. La intervención arqueológica docu-
mentó vestigios de una crujía o estancia cu-
bierta y, al exterior, un silo. Los contextos
arqueológicos permiten individualizar dos
fases encuadrables en el siglo XI y XII.
La contrastación de estos datos ofrece
unas pautas a valorar. Así, la existencia de
edificios de viviendas aislados con, al menos,
una crujía y patio, la constante asociación a
silos para el almacén de cereal, tal como en el
caso de Capsades –Xàbia–, o una cronología
Sección de un silo de Gallinera y Alcalá, son especialmente tardía, de las últimas décadas del siglo XII y
del asentamiento ilustrativos. el primer tercio del siglo XIII. En ninguno
andalusí de Ramón La información disponible sobre el po- de ellos se prolonga su actividad después
Ortega/Camí del
Cementeri, Dénia
blamiento rural andalusí en el hinterland de la conquista cristiana, aunque en el caso
(Dibujo: M. de Dénia es todavía escasa. De hecho, en de Santa Paula, existe una superposición, al
Sepúlveda). 20 años de práctica de la arqueología ur- asentarse el monasterio, a inicios del siglo
bana en la ciudad de Dénia, tan solo po- XIV, sobre las ruinas de la antigua alquería,
demos aportar datos sobre intervenciones rafal o real. El abandono súbito de muchos
arqueológicas en tres yacimientos de estas de los asentamientos rurales a mediados del
características. Todos ellos se situan al siglo XIII es un hecho constatado.
oeste de la cerca de la medina, adyacen- Ofrecemos otro ejemplo: el caso de un
tes a dos vías de comunicación antiguas segmento del angosto valle que, en dirección
que unen la ciudad con el occidente de la noreste-suroeste, se adentra en el interior de
Marina Alta: el camí del Cementeri y el camí la Marina, entre Pedreguer y Alcanalí. Es
de Santa Paula. Éstos son el de Ramón Or- un espacio relativamente reducido donde se
tega/Camí del Cementeri, el documenta- da una cierta densidad en cuanto a distribu-
do en el subsuelo de la ermita de Santa ción de hallazgos. El mapa que presentamos
Paula, y el de Benimaquia/Casa Blanca, en recoge un segmento del valle por donde dis-
las inmediaciones de la Xara. Los trabajos curre el cauce del barranc de la Llosa, de aguas
arqueológicos estuvieron a cargo de Silvia intermitentes hoy casi imperceptibles, así
Ruiz, Araceli Guardiola y Josep S. Caste- como un camino o vía, esencial para la co-
lló, respectivamente. municación de la ciudad con las montañas
El asentamiento de Ramón Ortega/ de occidente. Se localizan dos husun; el castell
Camí del Cementeri ofreció, además de un d’Aixa y el d’Ocaive, en la cima de agrestes
pozo de noria, dos silos de sección «en bo- promontorios. Junto al lecho del barranco
tella» y base convexa, asociados a cerámicas y del trazado viario, un total de siete puntos
del siglo XII avanzado. con hallazgos arqueológicos que sugieren su
Las estructuras descubiertas bajo el pa- relación con alquerías o rafales. El núcleo
vimento de la ermita de Santa Paula, per- urbano actual de la Llosa de Camatxo se
tenecientes a varias estancias y patio, con corresponde, sin duda, con la alquería de
contextos cerámicos de los siglos XII y el Losa. Los hallazgos cerámicos en todos los
primer tercio del siglo XIII, hay que rela- yacimientos detectados ofrecen una crono-
cionarlas con una posible alquería o rafal. logía tardía, de la segunda mitad del siglo
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 227

XII y el primer tercio del siglo XIII. Asi-


mismo, es evidente la cercanía de algunos
de los puntos al oeste de la Llosa de Ca-
matxo. La singularidad de su topografía de
ladera y ciertos rasgos sugieren su relación
con un hábitat disperso, con casas aisladas
que ocuparían la ladera y piedemonte de la
Solana de la Llosa. Las alquerías de Losa y
Bonachia con sus dos rafales pertenecían al
término «castri Xalonis», que es, sin duda,
el castell d’Aixa.
El castell de Olocaiba conserva vestigios
de una torre de planta cuadrada, de menos
de 5 metros de lado y que se alzaba sobre
una cresta rocosa. Domina un rellano en
la cúspide más baja del promontorio, en
donde hay restos de un aljibe o cisterna y
abundantes hallazgos cerámicos. Algunos samente la topografía y rasgos del pobla- Mapa de un
documentos del siglo XIII hacen mención miento de la montaña de la Marina Alta segmento del curso
explícita a la torre. Así, un documento de durante el período de conquista. del Barranc de la
Llosa donde se
1271 se refiere a «Turrem et alcherias de Según la crónica real, las operaciones mi- indica la situación
Olocayba y Perer» (Pedreguer), o «Alche- litares de Al-Azraq se iniciaron en otoño de de los husûn y los
rias predictas cum fortitudine earum sive 1247, con la toma de los castillos de Galli- asentamientos
turri». La documentación revela ciertas du- nera, Pego y Serra. Poco después tomaría el andalusíes
das sobre la categoría de castrum de esta castillo de Penáguila. (Según J. A. Gisbert.
fortificación. Al-Azraq, en 1245, había firmado un Dibujo: M. Ortolà).
1. Castell d’Ocaive,
En cuanto al poblamiento rural posterior pacto con el infant Alfons, hijo del rey Jau- 2. Castell d’Aixa,
a la conquista, sorprendentemente, el hin- me, para la retirada y entrega gradual, en 3. Alquería de la
terland más inmediato de Dénia es uno de un plazo de tres años, de los husun que do- Llosa, la Llosa de
los espacios menos conocidos. Tras deside- minaba en las montañas entre el curso del Camatxo,
ratas más que corpora precisos de datos so- riu d’Alcoi y el litoral de Dénia. De los ocho 4 a 9. Vestigios
bre el término general de Dénia, existe aún castillos de Al-Azraq, Tàrbena y Pop son de asentamientos
rurales; alquerías o
hoy una notable ausencia de estudios sobre entregados de inmediato al infant Alfons, rafales.
la topografía arqueológica; en consecuencia, Alcalà y Petputxent serán de Al-Azraq, y los
sabemos muy poco del paisaje medieval. castillos restantes: Castell, Jarûlash, Marga-
Los llamados «despoblados» han sido rida y Gallinera estarán durante tres años en
durante las dos últimas décadas el referente poder del mismo, pero dividiendo tributos
material para definir y describir la arquitec- a partes iguales con el rey. Como mejora,
tura y tipología de la casa mudéjar en el me- Al-Azraq retendrá íntegros los ingresos
dio rural. Sin embargo, tal como sugerimos procedentes de las alquerías de Ebo y To-
en esta colaboración, el actual estado de llos, que pertenecen a los distritos de tribu-
la cuestión aconseja relegar muchas de las tos compartidos. Éste es, esencialmente, el
múltiples discusiones acerca de la evolución contenido del pacto.
de la misma, casi siempre fundamentadas Tal como señala Josep Torró, Al-Azraq
en principios no estrictamente históricos o construye una especie de micro estado en
arqueológicos. la montaña de la Marina al suplantar al sûl-
Los datos que disponemos sobre la re- tan, desaparecido formalmente en 1244.
sistencia de Al-Azraq son otro excelente in- Recauda los tributos de la zona, que com-
dicador. Incidimos en aspectos descriptivos prendían una porción de las cosechas, con
porque la documentación refleja prodigio- la cual aprovisionaba los castillos y obtenía
228 Josep A. Gisbert Santonja

1257 ya habían caído los castillos de Pop


y de Polop. Al-Azraq no tuvo más opción
que negociar una salida digna.

LA CONQUISTA Y EL
NACIMIENTO DE LES VILES

La conquista se hace efectiva una vez


que pasaron a manos cristianas Borriana
(1233), València, Alzira, Xàtiva (1244),
Dénia y Biar (1245). Se centró en el do-
minio de las ciudades que, aunque defen-
didas por murallas, tenían siempre puntos
débiles y no presentaban los inconvenien-
Fuente existente tes de un relieve montañoso. Entre 1239
en la localidad y 1245 se desarrolla la conquista del sur
de Alcalà de la
Jovada en la que se
del río Xúquer, donde la situación era más
representa el rostro compleja, debido a la orografía del terre-
de Al Azraq no, a una mayor densidad mudéjar y a los
(Foto J. A. Gisbert). conflictos fronterizos con Castilla. De he-
cho, hasta que no se firmó el tratado de
moneda para pagar la soldada a una tropa Almizra (1244), la Corona de Aragón no
estable. Al-Azraq tenía residencia estable en pudo hacer efectivo su poder en parte de
son alberg major, al hisn al-Qala, al castell esta zona.
d’Alcalà. Frente a la red de asentamientos andalusí,
La resistencia dirigida por Al-Azraq, que eminentemente rural, con la patente irradia-
no iba más allá del macizo montañoso entre ción de la medina de Dénia más allá de los
Muralla Alcoi y Dénia, dio a Jaume I una excusa para límites del ámbito comarcal, la conquista
septentrional del anular todos los pactos de capitulación del implanta en el territorio villas amuralladas.
albacar y de la Vila reino. A partir de 1250, Al-Azraq se man- La fundación de pobles o viles alcanza en la
de Dénia fabricada
con la técnica del
tuvo mediante negociaciones y sutilezas Marina Alta una inusual densidad. Su em-
tapial y coronada de diplomáticas. Jaume I comenzó, en la pri- plazamiento varía; algunas se construyen en
almenas mavera de 1258, la campaña que terminaría el solar de una alquería musulmana, otras
(Foto: J. A. Gisbert.) con la resistencia de Al-Azraq, aunque en nacen ex novo en lugares sin precedentes de
urbanización, mientras que, en el caso de
Dénia, ocupa el interior del recinto del viejo
albacar de la medina de Daniya.
La morfología de los asentamientos cris-
tianos sigue unas pautas y un modelo en el
que destaca el trazado pseudo-ortogonal de
las calles. Las murallas del recinto son otro
elemento definidor; su fábrica de tapial y
su tipología, con largos lienzos, torres rec-
tangulares o cuadradas y las características
torres perforadas por portales de ingreso.
Entre los elementos defensivos, destacan el
foso que jalona el perímetro exterior de mu-
rallas; así como las aspilleras y almenas que
coronan lienzos y torres.
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 229

El proceso de conquista militar, entre re que, como en el caso de Xàtiva, se pro-


1232 y 1245, es seguido de un prolongado dujo una expulsión masiva de la población
período de repoblación. Se asientan campe- musulmana.
sinos procedentes de Catalunya y Aragón. Olimbroi estaba emplazado en las inme-
El modelo de asentamiento implantado por diaciones del puerto y del gran arrabal de
los agentes colonizadores en el territorio, la medina de Daniya. Fundado en 1271 por
sometido a las órdenes de la Corona, res- Jaume I, perduraría menos de una década.
ponde genéricamente a las formas de pobla- Posteriormente, coronaría este promonto-
miento agrupado, desarrollados desde el si- rio una fortaleza. El castell d’Olimbroi fue
glo XI en el mundo feudal en Europa. Este derruido hace ya más de un siglo. Lo cono-
proceso se expande durante los siglos XIII cemos a través de las exiguas descripciones
y XIV y se materializa con la fundación de proporcionadas por la historiografía de los
les viles o pobles. siglos XVII al XIX. Su aspecto, años an-
tes de su desaparición, queda reflejado en
la Lámina 8 publicada en la Historia de la
OLIMBROI Y LA VILA NOVA DEL Ciudad de Dénia, de Roque Chabás, así como
PALMAR en algunos testimonios fotográficos poco
relevantes.
En la primera década del siglo XIV, durante Se trata de una fortificación de planta
el reinado de Jaume II, la documentación cuadrangular, con esquinas rematadas por
ofrece algunos datos sobre los intentos de cuatro torres angulares y puerta de acceso
fundar en el entorno de la medina de Dénia equidistante entre torreones en la fachada
dos asentamientos, el de Olimbroi y el de la principal. En cuanto a la fábrica, los pa-
vila nova del Palmar. ramentos de los muros eran de tapial, sin
El abandono y cese de actividad en poder precisar si la cimentación o zócalo
la medina y en el gran arrabal de Dénia, estaba reforzado con mampostería. Poco co-
bien constatado por la arqueología, sugie- nocemos de su distribución interna, excepto

Perspectiva de la
Vila de Dénia y su
puerto realizado por
Vespasiano Gonzaga
C. 1575.
Archivo General de
Simancas.
230 Josep A. Gisbert Santonja

la existencia de un aljibe o cisterna central. LA VILA DE PEGO


El excelente estado de conservación de una
fortificación similar, casi gemela, la de For- Pere III, el 11 de septiembre de 1279, otor-
na, y la documentación sobre las vicisitudes ga la carta puebla al castillo y al valle de
de la fundación de la puebla de Olimbroy Pego para repoblarles con ciudadanos de
permite su valoración como ejemplo de Barcelona. Alfonso III, el 16 de noviembre
fortificación de la segunda mitad del siglo de 1286, ante el fracaso de la carta conce-
XIII, de nueva planta y con singularidades dida por Pere III, otorga una nueva carta
en cuanto a elementos defensivos. con donación de tierra franca como incenti-
La vila nova del Palmar es fundada por vo para los pobladores. Los musulmanes se
Jaume I en 1273. El rey ordena a Simón trasladan a una morería, junto a la alquería
Guasch, bayle de Dénia, efectuar la funda- de Favara. En los años siguientes se estable-
ción y repoblación del lugar. Se situa al no- cerían impuestos y concederían franquicias
roeste de la Medina. El camí de Gandia, una para la onerosa labor de construcción de las
importante vía de acceso, la separa de un murallas, cuya ejecución se prolongaría du-
cordón de tierras húmedas y lacustres que rante décadas.
Arco exterior del
avanzan hasta el mar. Jaume II, en 1307, En cuanto a la topografía de la Vila, la
Portalet de la Sala concede a Pedro Giner, su halconero mayor, documentación explicita que se ubique en
o de l’Horta, Pego 10 jovadas de tierra en el Palmar, junto al una pequeña elevación, junto a la fuente y
(Foto: J. A. Gisbert). camino «carrariam» de Valencia. en el lugar donde se emplazaba la alquería
de Uxola, o Unxola. Recientemente se ha
documentado arqueológicamente la necró-
polis de la alquería andalusí. La forma re-
dondeada del perímetro amurallado de la
Vila está condicionada por la geografía de
su emplazamiento.
La Vila de Pego en el siglo XV. Circuito
amurallado y traza urbana. Segun J. Martín
en su libro Carta de Poblament de Pego 1279.
El circuito de murallas está fosilizado en
la actual trama urbana. Sigue las calles Sant
Llorenç, Mestre Blasco, Capitán Cendra,
Sant Jaume, plaça del Mayorazgo Cendra y
plaça de l’Ajuntament. Tenía tres ingresos.
El portal de Sala, o portal de l’Horta, es el
único que se conserva en la actualidad. Los
otros eran el portal del Mayorazgo, o portal
d’Oliva, y el portal de la Plaça. Las mura-
llas de la Vila, enteramente construidas con
fábrica de tapial, contaban con dieciséis to-
rres y, al exterior, foso. Entre los ingresos
del portal del Mayorazgo, o de Oliva, y el
de la Plaça, un vial principal, el carrer major
de la Vila, carrer Ecce Homo en la actuali-
dad, actúa como eje del urbanismo intra-
muros. El resto de la red viaria es paralelo
o perpendicular al mismo, con un trazado
pseudo-ortogonal aunque no reticular. La
partición o distribución en parcelas seccio-
na y divide las manzanas de edificación.
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 231

LA VILA D’IFAC

La fundación de la vila de Ifac se produce


bajo los mismos parámetros que las ante-
riores, aunque en este caso un cúmulo de
dificultades abocan al fracaso.
En 1282, el rey Pere III ordena a los po-
bladores del castillo de Calp que se trasladen
y constituyan una nueva vila en el lugar de
Ifac; construyan casas y residan permanen-
temente. Se trata de una fundación ex novo,
sin ningún precedente anterior, invalidando
así propuestas sobre la filiación andalusí de
algunos de los vestigios existentes.
Los intentos de estabilizar la población
continuarían. En 1298, Jaume II concedió a
Planta del recinto
Roger de Llúria licencia para hacer y cons- defensivo de la vila
truir nueva población o villa en el lugar lla- d’Ifac, Calp
mado Ifac, así como edificar torres y forta- (Según C. Aranegui
lezas. Sería entonces cuando se construyó el y A. Bazzana).
recinto fortificado. Es un recinto rectangu-
lar muy alargado, con largos lienzos y torres Roque Chabás publicó la transcripción
rectangulares que se densifican, sobre todo, de la mayor parte de los documentos del
en su mitad norte. Carece de fortificación Archivo de la Corona de Aragón que ilus-
al sur y suroeste, al ser innecesaria por lo tran el proceso de creación, de constitución
abrupto del relieve. La actividad se extingue y de urbanización de la vila de Dénia. En
en 1362, tras su saqueo por la flota caste- 1297 Jaume II delega en Bernardo de Libia-
llano genovesa. no la facultad de conceder y señalar patios
En febrero de 1418, Alfons el Jove, duque y solares francos y libres dentro de los mu-
de Gandia y conde de Ribagorza y Dénia, ros de la vila de Dénia, así como recortar o
otorga carta de poblamiento para el lugar restringir la edificación en lugares que sean
de Ifac. Se interpreta como respuesta a una de utilidad para la fortificación. Asimismo,
crisis y como un síntoma de recuperación le lega la facultad de conceder a los pobla-
económica, pocos años después se abando- dores las torres y patios situados dentro del
naría definitivamente el asentamiento. albacar y muro de nuestro castillo de Dénia,
francos y libres.
El objetivo era lograr la urbanización y
DÉNIA. LA VILA, EL CASTELL Y EL la fortificación del lugar. Es la génesis de la
PALAU vila de Dénia. En 1304 se incide en la ne-
cesidad del traslado de las casas al albacar.
Desde la conquista, se suceden las donacio- En junio de 1308 se suceden las órdenes
nes de tierras sitas en el solar de la ciudad en que el rey Jaime II asienta las bases para
andalusí y en el entorno más inmediato de la constitución de la vila de Dénia. Manda
la aglomeración urbana. La documentación que, para construir las casas en el albacar,
nos lega, al describir los lindes de las tierras puedan tomar de las casas de la villa anti-
o fincas objeto de donación, una serie de gua y usar en la obra las maderas, ladrillos,
inestimables datos que ayudan a reconstruir vigas, entre otros materiales. El 22 de junio
la forma urbis de la ya extinta medina de de 1308 queda constituida en el albacar del
Daniya. Así, los documentos reflejan rava- castillo la vila de Dénia como vila plana. Pa-
llum, oratorium moresch, daraçane Denie, etc. ralelamente a las órdenes sobre el traslado
232 Josep A. Gisbert Santonja

con el castillo o recinto superior, igualmen-


te, perduran, aunque con cambios percep-
tibles. Algunos de los ingresos en codo, tal
como el portal de la Vila o el portal del Ba-
luard, se transforman en ingresos directos,
mientras que en el siglo XIV se clausura
el ingreso islámico existente en la torre del
Mig, que unía el espacio del albacar con la
alcazaba propiamente dicha, y se abre en el
lienzo un nuevo portal de acceso con un
ampuloso arco diafragma hoy cegado. Las
torres que jalonan los ángulos del recinto
poligonal del albacar son, en su mayoría, de
datación andalusí (siglo XII) y no tendrán
cambios importantes en su fisonomía hasta
Segmento meridional físico al emplazamiento elegido por los el siglo XV; tan solo las lógicas obras de
del recinto fortificado repobladores, Jaume II concede unas exen- conservación.
de la vila de Dénia, ciones impositivas a los que se trasladan al El urbanismo de la vila se halla absoluta-
donde destaca la torre
del Consell, del siglo
albacar. Estas medidas son necesarias para mente condicionado por el diseño de la cer-
XV. Postal C. 1955 impulsar definitivamente el proyecto. Al ca preexistente, así como por el vial o cami-
(Colección J. A. mismo tiempo, arbitra fórmulas para repa- no principal que, por el interior de la vila,
Gisbert). rar los muros y torres del albacar de Dénia, sortea la pendiente de la ladera meridional
que ahora actua como perímetro de las mu- del promontorio del castillo hasta acceder
rallas de la vila. al recinto superior. De las dos calles que
El trazado de la fortificación de la vila es, atraviesan, de noreste a suroeste, el recinto
asimismo, el del circuito de murallas de la de la vila, la más alta conectaba, salvando
alcazaba islámica y, en concreto, del albacar las pendientes, las dos puertas principales
de la misma. Los portales de ingreso, tanto de ingreso a la misma y discurría frente a la
desde el exterior como los de comunicación iglesia y, probablemente, a la plaza adyacen-

Plano del castillo


de Dénia en el que
aparece un proyecto de
fortificación, realizado
por Vespasiano
Gonzaga, C. 1575.
En rojo aparece el
circuito amurallado de
la Vila, el Castell y el
Palau.
Archivo General de
Simancas.
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 233

te. Las puertas son el portal de la Vila, al


este, que conecta con la red viaria terrestre,
y el portal dels Reis o dels Socors, junto
a la fachada marítima y al puerto. La calle
más baja, paralela, era de uso secundario,
a juzgar por su anchura restringida y por
la invasión de su espació por las viviendas,
tal como se constata en las excavaciones ar-
queológicas. Al suroeste de la vila, frente a
la puerta principal de la iglesia, las calles
son paralelas y perpendiculares a las demás.
Conocemos, en parte, la toponimia urbana;
carrer de Baix, carrer d’Amunt, carrer del
Castell, carrer de l’Abadia, carrer del Forn,
plaça de la Vila o del Mirador, etc.
Las excavaciones arqueológicas desa- Portal occidental de
rrolladas entre 1987 y 1991 exhuman un la Vila por el que
se accedía a Dénia.
interesante sector del urbanismo de la vi- Postal Fabert, C.
lla medieval. Se ha detectado un segmento 1905
de más de 50 metros de uno de los viales (Colección J. A.
longitudinales, además de otro transversal. Gisbert).
Presenta una amplitud de 2’30 metros,
pese a que en fases posteriores se da un solar confirman que la fábrica de sus muros,
estrangulamiento de su trazado, hasta al- al menos su paramento externo, era, mayo-
canzar una amplitud de 1’10 metros. El ritariamente, de sillería. La modulación y
Plano de las
pavimento es de cantos angulosos y la roca naturaleza de los mismos es similar a la de excavaciones
caliza aflora en algunos puntos. Eludimos dos monumentos construidos en el ultimo realizadas en el área
la descripción de los vestigios de las vi- cuarto del siglo XIV bajo los auspicios de de la Vila Vella de
viendas y de las parcelas. Alfons el Vell, duque real de Gandia y con- Dénia, donde puede
En cuanto a la iglesia, pese a disponer de de de Dénia: la torre del monasterio de Sant apreciarse el vial
fuentes sobre su fundación en el segundo urbano y viviendas
Jeroni de Cotalva (Alfauir) y la colegiata de
de época medieval y
cuarto del siglo XIII, la construcción del Gandia. También se han localizado algunos moderna
edificio se materializaría a lo largo del siglo fragmentos de ventanales calados de traza (Según J. A Gisbert.
XIV, a juzgar por los vestigios arquitectóni- gótica, tallados en piedra caliza. Dibujo: M. Ortolà).
cos existentes. La documentación confirma
con bastante precisión su ubicación junto a
la punta del Diamant, fortificación del siglo
XVII, y al sur del fossar o cementerio me-
dieval cristiano.
Contamos con diversos elementos arqui-
tectónicos fragmentarios y dispersos, así
como con descripciones de la distribución
y ornamentación interna del templo. En la
segunda mitad del siglo XVII y a inicios del
siglo XVIII [1708] se materializa el aban-
dono y la destrucción parcial del edificio,
aunque permanecería en ruinas hasta el si-
glo XIX.
Los más de 100 sillares de piedra caliza
azulada dispersos en las inmediaciones de su
234 Josep A. Gisbert Santonja

No conocemos la planta del edificio, versas estancias del palau Vell, en el recinto
aunque las referencias apuntan a una iglesia superior del castell de Dénia. En la conta-
de planta rectangular, con nave única y ca- bilidad señorial de Alfons el Vell hay datos,
pillas laterales. El hallazgo de una clave con de 1386, sobre unas obras en el castell de
arranque de ocho nervaduras y de otra de Dénia: «porxet, cambra, cuina, estable»,
menores dimensiones, ligeramente ladeada, así como en el palau «reparar lo palau vell
con arranque de tres nervios, y la prolife- dins e de fora». Las excavaciones arqueo-
ración de piezas de aristones molduradas, lógicas realizadas en 1885 en al área de la
define una cubierta sustentada por arcos alcazaba-palau han permitido identificar en
ojivales y bóvedas de crucería sobre pilares, el complejo palacial situado en la cima del
estribos y contrafuertes. Ambas claves, de castell de Dénia, diversas estructuras perte-
forma circular y con perforación para la necientes al palacio medieval, adscribibles a
sujeción de ornamentación probablemente la segunda mitad del siglo XIV.
heráldica, pertenecerían al tramo del pres-
biterio. Estos elementos están tallados en
arenisca local. LA VILA DE XÀBIA
La Vila Vella de Dénia es un yacimien-
to arqueológico excepcional. El hecho de En 1307, ya muy avanzado el proceso de
haber cesado su actividad en 1708, con urbanización de la Vila de Dénia, tras des-
su bombardeo y destrucción a consecuen- echar el intento inicial de demolición de la
cia del tercer sitio de la ciudad durante la torre de Joan Cayrat, Jaume II ordena que
Guerra de Sucesión, le da una especial re- se haga en Xàbia una fortaleza con su foso.
levancia. Su localización en el interior del Según Josep Ivars, el primer recinto sería de
actual recinto del castillo, sin procesos de planta cuadrada y las calles de trazado or-
reurbanización de su solar, le convierte en togonal. Estaría delimitado por las actuales
un raro ejemplo de despoblado o de villa calles de Santa Clara y Sor Maria Gallart, al
medieval yerma. Ifac, en actividad desde fi- norte; San Isidro, Santa Teresa y Primicias,
nales del siglo XIII hasta la segunda mitad al oeste; Muret, al sur; y Canonge Pajarón
del XIV, también ofrece posibilidades en al este. Al ensancharse hacia el oeste el pe-
Plaza del Portal
del Clot de Xàbia.
este sentido. rímetro inicial, la topografía determina un
Postal C. 1905 De la segunda mitad del siglo XIV, dis- diseño más irregular de la fortificación. A
(Colección J. A. ponemos de fuentes sobre intervenciones este momento pertenecen el portal de Sant
Gisbert). de mantenimiento y de conservación en di- Vicent o de la Ferreria, el portal del Clot o
de Sant Jaume y el portal de la Mar.

BENISSA, TEULADA, CALP Y


MURLA

Benissa, Teulada y Calp nacen como conse-


cuencia del desmembramiento del término
del castell de Calp, en 1386, con el objeti-
vo de agrupar a los cristianos después de
la inviabilidad de Ifac. En los tres casos, su
emplazamiento coincide con el de antiguas
alquerías musulmanas, aunque esta realidad
no ha dejado improntas visibles fosilizadas
en su trama urbana; al menos, no parecen
percibirse. En los tres casos si es perceptible
su trazado regular, aunque con matices.
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 235

Benissa, con el abandono de Ifac, adquie-


re la supremacía sobre las demás. En 1404 y
1405 ya estaba en construcción la iglesia de
Sant Pere. En su trazado urbano destacan
los dos viales longitudinales; carrer Major
y el carrer Sant Antoni. La iglesia de Sant
Pere se situaba al norte.
Teulada, entre 1244 y 1277, era una al-
quería del término de Calp. El rey Pere I de
València y III de Aragón, en 1277, conce-
día a Bernat Duran, para que repartiera las
tierras entre cien colonos repobladores, los
términos de las alquerías de Teulada, proba-
blemente Moraira y el Rafal de Benimarco.
Sobre la topografía de Teulada disponemos
de muy pocas noticias hasta el siglo XVI.
No existe información alguna sobre las ca- el Gran confirma la donación de la alque- Crujía de planta
racterísticas de la iglesia que se construyó a ría y cita el mercado que, al parecer, tenía rectangular de
finales del siglo XIV. En 1551 tenemos las una cierta importancia. En 1306 ya había una vivienda del
yacimiento de El
primeras noticias de su fortificación y hasta familias cristianas establecidas. A inicios del Polvorí, Benissa,
finales del siglo XVI no se inicia la cons- siglo XV diversas prácticas impositivas se Siglo XII
trucción de la iglesia fortaleza, dedicada a dirigen a la construcción de las murallas y (Foto: J. A. Gisbert.
Santa Caterina. del foso. En el primer tercio del siglo XVI Por gentileza de
Josep Ivars destaca la perfección de su se edificó, por parte del conde de Oliva, la Arpa Patrimonio).
trama urbana en retícula. La villa se estruc- fortaleza que, más tarde, alojaría a la iglesia
tura con tres viales longitudinales en direc- de Sant Miquel.
ción este-oeste siguiendo las curvas de nivel
menos pronunciadas (Fondo o de Dalt, del
Mig y d’Avall) y dos trasversales de escasa
relevancia. El «quartijo», tambien mencio-
nado «fort» y, posteriormente, la iglesia,
se sitúan en la esquina noreste, en el punto
más alto de la población, delimitando un
primer recinto de planta cuadrada con las
puertas de la Barbacana y de Baix.
Del Calp bajomedieval contamos, asimis-
mo, con escasísima información. La alque-
ría de Calp sería, sin duda, su precedente
urbanístico. De la primera mitad del siglo
XV contamos con referencias a obras en las
murallas. Su núcleo urbano sería muy redu-
cido y la topografía del promontorio no fa-
cilita una trama urbana demasiado regular.
Murla era una de las alquerías asociadas,
en época andalusí, al término del hisn de
Pop. En 1273, Pere III concede licencia a
Iglesia de Sant
Bernat de Molins, burgués de Montpeller Miquel de Murla.
y señor de Murla, para poblar esta alquería Fortaleza del Conde
con treinta familias musulmanas. En Murla de Oliva. C. 1520
existía un arrabal musulmán. En 1275 Pere (Foto: J. A. Gisbert).
236 Josep A. Gisbert Santonja

SOBRE VIVIENDAS MUDÉJARES Cairola –la Vall d’Ebo– y l’Atzuvieta –Al-


calà de la Jovada–.
El estudio de las viviendas o ámbitos domés- El problema fundamental que plantean
ticos mudéjares y moriscos en la comarca de estas propuestas radica en la escasa contras-
la Marina Alta ya cuenta con una tradición tación arqueológica de los resultados. La
de más de 25 años. El objeto de estudio es sin duda meritoria individualización de las
un conjunto de arquitecturas dispersas por fases constructivas de los edificios convive
la montaña, bien aisladas, bien vinculadas con la significativa ausencia de contextos
a complejos edilicios que se conocen como arqueológicos. No se conoce ni un solo
despoblados. Los trabajos de A. Bazzana ejemplo en ninguno de los despoblados que
ofrecen un insólito panorama de fábricas y conforman el mito morisco, en que la ar-
de tipologías adscritas sin demasiado fun- queología confirme o desmienta las celosas
damento al momento morisco y establecen e inteligentes secuencias evolutivas, basadas
una relación, de difícil confirmación, con únicamente en fábricas o tipologías arqui-
la tradición de las viviendas andalusíes del tectónicas y no en propuestas funcionales
medio rural, de las cuales aún hoy se dispo- refrendadas por la cultura material.
ne de escasísima información. Igualmente, El avance en cuanto a la individualización
ofrece una propuesta tipológica que es ne- de fábricas es más que evidente. Con ante-
cesario analizar de forma pausada y previa rioridad a 1609, fecha de la expulsión de los
contrastación con unas fuentes escasas y moriscos, éstas se agrupan en tres mundos;
con unos contextos materiales inexistentes el de los tapiales de mortero, o de mampos-
en la mayoría de los casos. Otros trabajos se tería, y el de la mampostería concertada.
orientan a la detección e individualización Ha sido, sin duda, André Bazzana el que
de fábricas, así como a la propuesta de una ha llegado más lejos y, podría decirse, el que
secuencia evolutiva de las viviendas, funda- ha contribuido decisivamente a perpetuar el
mentándose en información emanada de su mito de los despoblados. De hecho, fábricas
arquitectura. Tal es el caso de los realizados y tipologías claramente adscritas al ámbito
sobre las viviendas de los despoblados de la de los corrales o casas para el ganado del

Vivienda morisca
en el despoblado de
l’Atzuvieta, Alcalà de
la Jovada
(Foto J. A Gisbert).
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 237

siglo de la ilustración en los despoblados


toman el cariz y se bautizan cómodamente
como vestigios paradigmáticos de la arqui-
tectura morisca. Esta sentencia, ya intuida
años atrás, la comparten, explícitamente o
no, algunos autores, lo cual en modo alguno
ensombrece la excelente labor del hispanista
galo.
La ausencia de contextos arqueológicos
complementarios, a la que nos hemos refe-
rido, no significa que no haya habido algu-
nas intervenciones en este sentido. Quizás
la más sorprendente es la que se efectúa
sobre los vestigios de una casa en el castell
d’Alcalà, yerma por necesidad, habida cuen-
ta de la formación de los actores en estos
lares. En agosto de 2006 la prensa se ha
hecho eco de un proyecto de investigación
dirigido por Josep Torró en Atzuvieta (la
Vall d’Alcalà). En verdad promete, aunque
el mito de las viviendas moriscas quizás
gravite demasiado sobre los resultados, que
deseamos con esperanza y fe.
Ante el cariz de esta temática, permítan-
me la licencia de no adentrarme en la cues-
tión de la tipología de la vivienda mudéjar.
Remitimos a los estudios existentes. De la
seriación tipológica propuesta, sin embargo,
una visión desde el prisma arqueológico tan
solo valoraría el Tipo 1, que se corresponde
con una casa de una nave, y el Tipo 2, que me en torno a la singular torre del Blanc Planta del
es la casa con dos naves enfrentadas. Ambos de Morell, o de la Cremadella ha planteado despoblado de
prototipos sí están presentes en la impron- algunas cuestiones sobre la relación de la l’Atzuvieta en Alcalà
de la Jovada
ta material de las arquitecturas de los siglos misma con su entorno arqueológico. (Según A. Bazzana,
XIII y XIV y ambos tienen su precedente La torre es de planta trapezoidal, de 1992 Maisons d’Al
en la arquitectura andalusí tardía (siglos XII 6’33 x 7’73 metros. Consta de tres plan- Andalus).
y primer tercio del siglo XIII). El resto, tal tas, con una altura total de 10 metros. La
como la casa de dos naves en ángulo recto o fábrica es homogénea, de tapial; mortero
la casa de tres naves, preferimos dejarlos en con abundante cal une gravas fluviales (can-
cuarentena hasta su confirmación en otros tos rodados de módulo pequeño y dimi-
asentamientos rurales que no formen parte nuto), además de grandes cantos rodados
del mito. y mampuestos. La composición del tapial
se visualiza en aquellos puntos donde se
han perdido los revestimientos y enlucido.
TORRES, ALQUERÍAS Y La altura de las tapias oscila entre 90 y 92
FORTALEZAS cm, a excepción de la superior, de 110 cm.
En su alzado se documentan 10 tapias. La
La alquería de la Cremadella –El Verger– es factura del tapial recuerda la fábrica de las
un ejemplo ilustrativo de asentamiento de murallas de Pego o del castell de Forna;
los siglos XIII y XIV. Un reciente infor- en este último encontramos semejanzas en
238 Josep A. Gisbert Santonja

bienes en el término de Dénia. Los síndi-


cos y procuradores de la orden cambian y
permutan algunos censos; entre ellos, uno
sobre la alquería de Na Argilona. Así consta
en un documento de 1385. Esta alquería te-
nia un área plantada de árboles, que lindaba
con el rio del lugar de Sagra; con tierras de
la alquería del Real; con la alquería de Mi-
raflors y con barranco de la alquería de la
Cremadella.
Una reciente intervención arqueológica
realizada junto a la torre en junio de 2005,
dirigida por Eduardo López Seguí, ha cons-
tatado la existencia de vestigios de, al me-
nos, una casa, sin duda perteneciente a la
alquería de la Cremadella. Es una casa gran-
de, aislada, de planta rectangular y consta
de dos crujías cubiertas y de un gran patio
entre éstas a cielo abierto.
La torre del Blanc de Morell o de la Cre-
madella nos invita a tratar la problemática
de las torres aisladas existentes en la Marina
Alta. Son muy escasos los testimonios que
disponemos sobre torres aisladas en el me-
dio rural con anterioridad al siglo XVI. De
supuesta cronología islámica, conocemos el
caso de la torre de Benimarmut –Pedreguer,
Alzado de la Torre la metrología de los tapiales, así como en o de clara filiación andalusí el reciente des-
de la Cremadella, o el uso del ladrillo para el recercado de las cubrimiento de La Casota-Fleix (la Vall de
del Blanc de Morell, oberturas. En el interior conserva singulari- Laguar), que fue objeto de una intervención
El Verger
(Según J. Pastor).
dades como los canes o modillones que sos- arqueológica en 1999, dirigida por Ferran
tenían la estructura lígnea de los forjados. Naya i Alemany.
Conserva aspilleras, entre otros elementos De la torre de la Casota-Fleix (la Vall de
defensivos de fortificación. Laguar) se documentaron únicamente los
Arqueológicamente, no hay indicio algu- cimientos. Torre rectangular, de 10’30 x 7
no de que la torre tenga origen o actividad metros, construida con técnica de tapial so-
en época islámica, aunque el asentamiento bre cimientos de mampostería. Se propone
adyacente, al parecer, ya existía en época como datación los últimos años del siglo
tardo-almohade. Al parecer, se construye ex XII y el primer tercio del siglo XIII. En la
novo hacia 1300, en el marco de una alquería Marina Alta, la alquería asociada a una to-
mudéjar; de una instalación agrícola o pe- rre parece formar parte de la tipología de
cuaria. La torre permitía el control de una asentamientos de época tardo andalusí.
vía de comunicación esencial que discurre Los castillos de Olimbroi –Dénia– y el
en sus inmediaciones. Las cerámicas detec- de Forna –l’Atzúvia– son dos fortificacio-
tadas en su entorno ofrecen una cronología nes gemelas en cuanto a diseño, fábricas y en
del último cuarto del siglo XIII y la primera cuanto a tipologías arquitectónicas. Mien-
mitad del XIV. tras que el primero, situado en el tossal de
La alquería aparece reflejada en un docu- Sant Nicolau, frente al mar, fue demolido a
mento de 1385. Jaume I, en 1245, concede inicios del siglo XX, el de Forna cuenta con
a la orden de la Merced del Puig diversos un estado de conservación excelente.
La Marina Alta en la Edad Media. Siglos XIII-XIV 239

Excavaciones en una
vivienda mudéjar
descubierta junto
a la torre de la
Cremadella, El Verger
(Foto: J. A. Gisbert,
por cortesía de
Eduardo López
Seguí).

La torre de la Cremaella, las murallas de racterizar la arquitectura de la segunda mi-


la Vila de Pego, o los castillos de Olimbroi tad del siglo XIII y las primeras décadas del
y Forna son, pues, referentes clave para ca- siglo XIV.

La construcción de modelos de
identidad urbana en las villas y
ciudades de la Gobernación de
Orihuela, ss. XIII-XV
j ua n a n to n i o b a r r i o b a r r i o

E
n el arranque del nuevo que nacieron o maduraron verdaderamente
milenio resulta muy oportuno la inmensa mayoría de los elementos que
analizar y debatir los concep- componen la realidad histórica originaria Soldados durante la
tos de identidad y mentalidad, de la España actual». Reconquista
en un momento como el actual, crucial en
la construcción de la Unión Europea.
Por lo que respecta al proceso histórico
de construcción de modelos de identidad
política urbana en la Edad Media, es un fe-
nómeno cada vez mejor conocido gracias a
estudios como los de Robert Bartlett y su
obra La formación de Europa.
Situamos el espacio objeto de estudio,
la Gobernación de Orihuela, en el marco
de la Europa Medieval, y singularizado en
los fenómenos específicos desarrollados en
la península Ibérica en los siglos finales de
la Edad Media, tomando como punto de
partida una afirmación vertida por Miguel
Ángel Ladero Quesada, en su obra La for-
mación medieval de España. «La España en la
que vivimos hoy se hizo en aquellos siglos:
en su territorio, en sus regiones, en su for-
ma geohistórica. Ningún otro período de la
historia española tiene tanta importancia en
estos aspectos. Pero además, la conquista, el
dominio y la regionalización del territorio
son sólo el aspecto externo, el más visible;
hay otros muchos más complejos y profun-
dos –sociales, políticos, culturales– que ha-
cen de la Plena Edad Media el tiempo en

Juan Antonio Barrio Barrio  pp. 240-253


242 Juan Antonio Barrio Barrio

peas tienen su punto de partida en aconteci-


mientos o tradiciones históricas o religiosas
del medievo y lo podemos observar en los
pueblos y ciudades de nuestro entorno con
las fiestas de moros y cristianos, que se han
convertido en uno de los elementos con los
que se identifica la imagen de dichos pueblos
o ciudades, además de otros de clara raigam-
bre medieval como son los respectivos san-
tos patrones de cada localidad. En Orihuela,
sus patronas, las santas Justa y Rufina, están
asociadas a la conquista cristiana de la vi-
lla en el siglo XIII, apareciendo además en
una conocida miniatura tardomedieval que
representa a Orihuela sufriendo el asedio de
las tropas castellanas en la Guerra de los dos
Pedros. En la imagen se observa cómo desde
el cielo las dos santas protegen una vez más
a los oriolanos de los ataques enemigos, del
infortunio y de los asedios.
Las oligarquías y patriciados urbanos en
el Medievo tejían sistemas propagandísticos
y conmemorativos en torno a los hechos y
gestas más señalados de su ciudad, como
podía ser en Valencia la celebración del 9
de octubre, fecha que señalaba la entrada
La Gobernación de A juicio de Norman F. Cantor, los me- en la ciudad del rey Jaime I tras haberla
Orihuela se convirtió dievalistas, de hecho, han hablado más acer- conquistado a los musulmanes. Para ello,
en un espacio ca de la unidad europea que de la identidad las élites urbanas utilizaban y ponían a su
fronterizo tras la
incorporación a la
europea en la Edad Media. Para este his- servicio complejos aparatos burocráticos y
Corona de Aragón. toriador existe una clara diferencia entre el propagandísticos, en paralelo a dinámicas
concepto de «la identidad» y el concepto similares desarrolladas en otros ámbitos
de «la unidad». La identidad es una con- más amplios de poder como podían ser
ciencia de cohesión, de pertenecer a un el Papado, el Imperio, los reinos, las repú-
mismo cuerpo así como de homogeneidad blicas-marítimas, etc. Toda nación, reino,
cultural. La unidad implica esta identidad ducado, condado, república mercantil, co-
pero algo más. La unidad es un concepto muna urbana, ciudad, etc, construye mitos
histórico más amplio que la identidad, ya y leyendas fundacionales, fundamentadas
que implica un conjunto de instituciones, bien en la fortaleza de la dinastía real, el
así como patrones conductistas que ponen linaje o los valores cívicos-republicanos. El
en práctica dicha identidad. objetivo, en todos los casos, es el mismo,
En la Edad Media se desarrollaron fe- enfatizar la legitimidad del grupo dirigente,
nómenos de creación de identidades pro- su valor, fuerza e importancia para la co-
pias y específicas en las ciudades europeas munidad y por tanto la necesidad de garan-
desde los siglos centrales del medievo, en tizar, reproducir y perpetuar dicha dinastía,
un proceso que, con las lógicas transforma- linaje o sistema cívico de gobierno. Todo
ciones, ha continuado prácticamente hasta ello en el contexto de la forja de una identi-
nuestros días. dad común a todos los europeos, que era la
Buena parte de las fiestas populares que cristiandad occidental, la Christianitas. Una
se celebran hoy en numerosas ciudades euro- identidad territorial cuasi étnica, la Europa
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 243

Plano de la costa
alicantina en el siglo
XV.
(Francesco
Berlingheri,
Florencia, 1492).

occidental cristiana, reforzaba su identidad d’aquella vila sobre açò degudament provehir a la
y su cohesión, enfrentándose a comunidades dita supplicació, benignament inclinats, desijants,
que mantenían otra identidad. En palabras segons pertany a la dignitat reyal per Déu a nós
de Bartlett, «los hombres que se veían a sí comanada, que la dita vila d’Oriola, situada en
mismos como miembros de la Cristiandad les confines e fronteres dels regnes de Castella e Las localidades
eran conscientes de que el resto del mun- assats prop de Granada, la qual és insigne en lo más importantes
do no formaba parte de ella». En el ámbito dit regne e notablement ha servit a nostres loa- disfrutaban de un
circunmediterráneo, esta identificación de bles predecessors e per aquells ha sostenguts molt mercado semanal, en
el que se comerciaba,
los que no formaban parte de la cristiandad virtuosament e ab gran esforç diverses perills e sobre todo, con
occidental correspondía a los musulmanes damnatges, sia preservada de tot sinistre e con- productos locales y
y a los judíos especialmente y con una in- servada en bon regiment e que entre los habi- comarcales. Detalle
cidencia muy limitada en el tiempo y en el tants en aquella remoguda tota sintilla de divisió, de un fresco sienés.
espacio a los bizantinos-griegos-ortodoxos.
El mundo se veía como el escenario de
un choque de grandes esferas religioso-te-
rritoriales. En el siglo XIV, cuando agoni-
zaban las grandes cruzadas, las tierras que
hoy forman parte de la provincia de Ali-
cante, se encontraban en el centro de dicha
encrucijada de civilizaciones. Un mundo,
un espacio incorporado a la Cristiandad y
enfrentando a sus potenciales rivales, los
musulmanes y los judíos.
Un fragmento de un privilegio concedi-
do por Martín I a la villa de Orihuela en
1409 resume los principales argumentos
que vamos a exponer en nuestro trabajo.

Deguéssem a la Universitat de la dita vila


per observació del dit fur e per lo bén públich
244 Juan Antonio Barrio Barrio

La cuestión religiosa

Tras la conquista cristiana, los grupos di-


rigentes urbanos van a incentivar el predo-
minio de esta mentalidad y religiosidad.
En los centros urbanos, como Orihuela y
Alicante, la desaparición de la mayor parte
de la población musulmana tras la Guerra
de los dos Pedros y de la población judía en
1391 supone la reafirmación del dominio
de la comunidad cristiana. Durante el si-
glo XV este modelo de moral y religiosi-
dad se impone fuertemente bajo el impulso
prestado por la oligarquía dominante a las
medidas moralizantes que se irán tomando
gradualmente, penalizando o reprimiendo
los vestidos licenciosos, la blasfemia, el jue-
A la recolección unitat de cor e dolçor de pau sia plenerament go, la conducta sexual desordenada, etc. Es
del grano seguía su observada. interesante también el apoyo prestado a las
transformación en órdenes religiosas menores como la de los
harina en el molino,
Es un texto que contiene una gran belleza dominicos o los agustinos que se instalaron
que solía ser un
monopolio señorial literaria e histórica. Recoge conceptos cla- en la Gobernación de Orihuela. Asimismo
o se arrendaba. En la ves en la concepción y la formación de la era frecuente la predicación en los centros
imagen, campesinas identidad política urbana. El término y el urbanos de la Gobernación de frailes de di-
llevando el grano a concepto latino Universitas, difundido en el ferentes órdenes mendicantes Se irán defi-
moler. reino de Valencia desde el reinado de Jai- niendo y delimitando los márgenes entre los
me I, la identidad fronteriza respecto a otra trabajos honestos y los deshonestos, entre
nación, Castilla y frente al mundo islámico los vestidos recatados y los licenciosos, en-
representado por el Sultanato Nazarí de tre las palabras lícitas y las blasfemias, entre
Granada. Se incluyen asimismo referencias el tipo de vida adecuado y el indigno.
notables al bien común, a la Res Publica, También y como en otras ciudades euro-
a la memoria histórica, el regimiento de la peas, la máxima manifestación y expresión
cosa pública, etc. pública de la devoción cristiana fue con-
centrada en la procesión anual del Corpus,
organizada, estimulada y financiada por
las autoridades locales. Sobre las celebra-
ciones de la fiesta del Corpus o Santísimo
Sacramento en la Gobernación de Orihuela
las primeras noticias corresponden al año
1400. Es una muestra más de que los prin-
Todas las localidades cipales elementos definidores de las oligar-
importantes quías cristianas y su identificación plena con
disponían de las manifestaciones de las élites europeas, se
carnicerías propias habían concretado a principios del siglo XV
para abastecimiento y se desarrollaron y mejoraron en el Cuatro-
de sus vecinos, ya
cientos. En los primeros años de la fiesta,
que la carne era
elemento esencial de las autoridades se esforzaron por incentivar
la dieta alimenticia. entre los vecinos la devoción al Corpus y
Miniatura con una su participación activa en las celebraciones,
carnicería. estableciendo cómo debían ir vestidos co-
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 245

rrectamente o cómo engalanar sus casas. Se Occidental, inmersa en un cisma, con la vía
aprobaron también disposiciones que obli- conciliar propugnada en Basilea, amén de la
gaban a judíos y musulmanes a arrodillarse política internacional de la Corona de Cas-
y adoptar una actitud solemne y devota ante tilla y la Corona de Aragón, facilitaron la
el paso del Santísimo Sacramento. Fiesta en efímera concesión de un Obispado propio
la que los oficiales y los prohombres de la para Orihuela en1442, cuyo titular iba a ser
ciudad desfilaban llevando en solmene pro- Pere Roiç de Corella, hijo del Gobernador
cesión el símbolo del Cuerpo de Cristo. Ximén Pérez de Corella.
Frente a la autoridad de un Obispo cuya
«...ara que deu ésser feta la festa de Corpus Crist sede residía en territorio del Reino de Mur-
en la dita vila, en la qual se fa solemne profesó que cia, extranjero y rival por tanto, y que ejer-
lleven lo Corpus en aquella ab lo paly e penó, los cía su jurisdicción sobre los territorios de
qual lleven los oficiales e los pus honrrats hòmens la Gobernación de Orihuela, las oligarquías
de aquesta vila...» locales urbanas reafirmaban su rechazo a
esta situación alegando reiterados conflic-
Durante la segunda mitad del siglo XIII Los relojes
tos de clara discriminación hacia los súb-
comenzaron a ser
y el siglo XIV se produce, por tanto, la ditos de la Corona de Aragón. El principal habituales en las
construcción y consolidación de una Uni- motivo de agravio vino provocado por las villas alicantinas
versitas cristiana, de la que mudéjares y ju- reiteradas condenas a entredicho y las ex- durante el siglo XV,
díos fueron excluidos políticamente tras la torsiones realizadas por el Obispo para sus- instalándose en las
conquista cristiana que se identificaba con pender el interdicto, como la petición de un torres de las iglesias
su posición de frontera de la Cristiandad o del Consell. En
retablo de plata para la Catedral de Murcia
la imagen, reloj
Occidental. Ello se tradujo en una actitud por valor de más de tres mil florines en con- mecánico de la torre
beligerante hacia los musulmanes que vivían cepto de óbolo. Para las autoridades de Ori- de la parroquia de
en comunidades señoriales en la Goberna- huela, esto era una provocación, ya que en Santa Justa y Rufina
ción de Orihuela. Esta posición excluyente 1433 todavía se encontraban en la Catedral de Orihuela.
de la oligarquía oriolana hacia las minorías
religiosas era extensiva a los judíos y a par-
tir del siglo XV a los judeoconversos que
tuvieron que protegerse y pedir amparo a la
Monarquía ante los intentos de agresión del
resto de la población y las dificultades que
tenían para su promoción política y social.
Tras la promulgación en 1304 de la Sen-
tencia de Torrellas, se planteaba una difícil
situación eclesiástica para los cristianos de
la Gobernación de Orihuela, ya que eran
súbditos de la Corona de Aragón, pero
dependientes de la jurisdicción eclesiásti-
ca del Obispo de Cartagena-Murcia, ubi-
cado en un reino extranjero, Castilla. Ello
provocó el pleito y la tensión secular que
mantuvieron las villas de Alicante, Elche y
Orihuela contra la diócesis de Cartagena-
Murcia. El objetivo final era conseguir la
segregación eclesiástica de dicha diócesis y
alcanzar el nombramiento de un Obispado
propio, produciéndose momentos de gran
tensión especialmente en la primera mitad
del siglo XV. La situación de la Cristiandad
246 Juan Antonio Barrio Barrio

del Occidente cristiano articulaban su vida


política en función de determinados lugares
de reunión y espacios de sociabilidad. Para
los colonizadores cristianos, la urbe islámi-
ca no era apropiada y tuvieron que cons-
truir un nuevo modelo de ciudad, basado
en las formas ideológicas, arquitectónicas,
artísticas y políticas de la ciudad gótica. Se
introducía, por tanto, un nuevo modo de
entender la convivencia social, que consistía
básicamente, en sustituir la hegemonía de
lo privado por el renacer de lo público. Es
el triunfo de la Universitas y la Res Pública
cristiana.
Desde la segunda mitad del siglo XIV,
en torno al principal eje viario de las vi-
llas cristianas, la calle mayor, se ubicaba el
edificio comunal de la sala del Consell, que
contaba en sus aledaños con la principal
plaza de la localidad, la plaza de la villa o
de la Sala y se encontraba además junto a la
principal puerta de acceso a la villa y cer-
ca del principal templo religioso. Durante
toda la Baja Edad Media y especialmente
durante el siglo XV, los principales espacios
Recolección de la vid murciana los ingenios con que se derriba- públicos de las villas cristianas se encontra-
ron los muros y las torres de Orihuela en la ban en torno al ayuntamiento, donde se
Guerra de los dos Pedros. Otra situación de gra- celebraban los principales acontecimientos
ve discriminación se producía al cobrar por políticos de la localidad, como las reunio-
el mismo concepto, verbigracia, el derecho nes del Consell, las elecciones municipales,
de catedrático o las escrituras, una diferente la recepción de embajadores, etc., fruto de
cantidad a los súbditos castellanos y a los una definida conciencia política y cívica de
súbditos de la Corona de Aragón. Para las las oligarquías dirigentes, conscientes de sus
autoridades de Orihuela, lo más grave era obligaciones, pero especialmente de sus de-
que un judío o un musulmán castellano pa- rechos y de su preeminencia como cuerpo
gaba menos que un «católico cristiano» de privilegiado dentro de la comunidad o «po-
la Gobernación de Orihuela y decían que ble» de la ciudad.
un cristiano por ser de la Señoría del rey de En la Sala del Consell todas las reuniones
Aragón no podía ser tratado como inferior se desarrollaban siguiendo un ceremonial
de un musulmán o un judío de Castilla. y con una simbología establecida. Los días
de fiesta, los consellers se congregaban previa-
mente en el altar municipal para rezar o se
La identidad espacial. dirigían a la iglesia mayor de cada localidad.
La urbe cristiana En ocasiones señaladas acudían personajes
destacados política y socialmente, como
Tras la conquista cristiana del siglo XIII de miembros de la corte real, dignidades ecle-
Alicante, Elche y Orihuela se acometió la siásticas, el gobernador general, el baile ge-
transformación de la medina islámica, en neral, o vecinos notables de la vida pública
función de la concepción urbanística de los que no desempeñaban un cargo político en
vencedores cristianos, ya que las ciudades ese momento.
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 247

La recepción de embajadores también interés vital para el ejercicio del poder en la


formaba parte de este ritual identitario, localidad.
ya que el Consell recibía en primer lugar la
carta de creencia expedida por la autoridad
pertinente un dignatario eclesiástico, el rey, La identidad protonacional
etc., que le acreditaba para desempeñar su y el concepto de nación
misión. Tras comprobar el documento, el
embajador era invitado a entrar en la sala Durante toda la Edad Media se continuó
del consistorio y presentar su informe ante aceptando la definición de nación dada por
la asamblea municipal. Otro de los momen- Cicerón y repetida por Isidoro de Sevilla.
tos trascendentales en el devenir público y Una nación, por la misma etimología de la
político de la urbe era la celebración de las palabra, se definía por el nacimiento; era un
tres elecciones anuales que tenían lugar de conjunto de hombres que tenían un origen
forma solemne en la sala del Consell, con un común y estaban unidos por la sangre. El
ceremonial minuciosamente desarrollado y físico, la lengua y las costumbres era lo que,
ejecutado de forma escrupulosa, en el que
las acciones, los gestos, las palabras pro-
nunciadas, los discursos, los juramentos,
los silencios y la ubicación de los partici-
pantes, además de su jerarquización y la de
los espacios, tenía lugar bajo una atmósfera
de riguroso y férreo control, de profunda
emoción y de tensión contenida, que po-
día evolucionar hacia los tradicionales en-
frentamientos entre diferentes sectores de
la oligarquía, que podía acabar en forma de
bandería y de lucha armada.
Todo este ceremonial y toda la simbolo-
gía desplegada aludía a un poder y a unos
privilegios conferidos por la autoridad
soberana, la Corona en el momento de la
conquista, ratificados y confirmados pos-
teriormente por los demás monarcas a las
oligarquías urbanas de Elche, Guardamar,
Orihuela y Alicante. Derechos y privilegios Tras la conquista,
acrecentados paulatinamente dentro de las las campanas de las
relaciones que mantenía cada municipio y iglesias sustituyeron
su élite dirigente con los sucesivos reyes de la voz del almuédano
la Corona de Aragón, y en la que fue pri- y las mezquitas
mordial la conservación y posesión de di- se convirtieron en
iglesias. La parroquia
chos privilegios y provisiones en forma de fue el centro de la
documentos celosamente custodiados en el religiosidad vecinal,
Archivo del Consell, que eran el garante y el desde el nacimiento
símbolo del poder que ejercía la clase go- a la muerte. En la
bernante. Junto a este acerbo documental foto se aprecia el
que afectaba directamente a los privilegios campanario del
templo de San
y derechos de la comunidad local, también Salvador, actual
se recibía y archivaba la legislación foral que catedral de Orihuela,
emanaba de las cortes regnícolas y algunos y unas claves de la
privilegios reales cuyo conocimiento era de iglesia de Santa Justa.
248 Juan Antonio Barrio Barrio

lo largo de toda la Edad Media, caracteri- sangre, mismo país o de la misma villa. En
zaba a una nación. Pero el análisis del físico los siglos medievales y, especialmente en las
y de las costumbres se prestaba a discusio- últimas centurias del medievo, se aplicaba
nes y errores. En definitiva, el único carácter sobre todo a los componentes de un mismo
«nacional» que se imponía a todos, tanto al grupo en todos los géneros, universitarios,
sabio como al hombre sencillo, era la len- conciliares o mercantiles. El sentido políti-
gua. En la Edad Media, una nación era ante co actual aparece tarde y no se impone hasta
todo una lengua. el siglo XV.
A juicio de Colette Beaune, «la nación es Por ello, las identidades de tipo nacional,
una construcción imaginaria cuya existen- cuya realidad conocemos con más detalle
cia consolida el calor del grupo y legitima para los siglos finales de la Edad Media,
la autoridad del gobernante. Los elemen- son las comunidades de universitarios, las
tos de este imaginario político varían con de mercaderes, las de representación ecle-
cada pueblo y en relación a los problemas siástica y, finalmente y menos conocidas, las
de cada momento: una identidad étnica de carácter urbano.
(en parte ficticia), una identidad religiosa, De esta reflexión debemos sacar una pri-
una larga historia común, un territorio va- mera conclusión evidente, la identidad na-
lioso, una lengua y una cultura. Todos los cional, sea del tipo que sea, surge al socaire
compromisos y acuerdos con el Estado son de dos fenómenos estrechamente relaciona-
posibles. Los siglos finales del medievo bas- dos, el fortalecimiento de las monarquías y
culan entre dos naciones focalizadas sobre el importante desarrollo urbano y munici-
la dinastía (Francia y Castilla) y otras fun- pal acaecido en Europa Occidental durante
dadas sobre la comunidad (Inglaterra y la los siglos XI al XV.  Todos los fenómenos
Corona de Aragón)». de carácter económico-comercial, educativo,
Durante los siglos
bajomedievales
En la Edad Media el significado de iden- cultural y político asociados a la expansión
se desarrolló la tidad nacional se percibe con unas dimen- urbana, producirán fenómenos de creación
heráldica municipal, siones muy alejadas de las que fue adqui- de identidades y mentalidades.
manifestada en sellos riendo este concepto a partir del siglo XIX Durante los siglos XIV y XV, los gra-
y banderas, como y especialmente durante el siglo XX. Pode- ves enfrentamientos bélicos entre estados
una de las señas mos considerar, aceptando la definición de condujeron a la construcción de un aparato
de identidad local.
Bandera de Orihuela,
Colette Beaune, el término nación como un propagandístico al servicio de las monar-
tradicionalmente «avispero» semántico. Su raíz u origen se quías que demonizaba al rival. Los ingleses,
conocida como «El encuentra en el término «nacer», y permite por ejemplo, en la guerra de los Cien Años,
Oriol». aplicar el término nación a los de la misma verbigracia, presentando a los franceses
como cobardes y afeminados a los ojos de
los ingleses, construyendo estereotipos na-
cionales profundamente negativos sobre los
rivales. De esta forma, todo un pueblo, visto
por un extraño, era condenado a través de
unas pocas palabras, de dos o tres adjeti-
vos peyorativos. Su misma identidad y sus
características eran reconocidas por otros a
los que, a su vez, se les imponía otra iden-
tidad. La forma en que una nación era vista
por otra influía en la creación de un sentido
de conciencia nacional. En la península Ibé-
rica fue decisivo el conflicto que enfrentó a
castellanos frente a aragoneses en la Guerra
de los dos Pedros. La guerra es uno de los ca-
talizadores de la formación de identidades
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 249

propias, urbanas o nacionales. Afrontar un


peligro exterior aceleraba la cohesión alre-
dedor de un territorio, de una lengua, de
una religión, en pocas palabras, de una civi-
lización. La existencia de símbolos naciona-
les servía para reforzar esta cohesión. El pan era el alimento
básico durante el
En este contexto internacional se impuso período medieval
en una ciudad fronteriza como Orihuela la y las autoridades
necesidad de elaborar un discurso político locales procuraron
para utilizar frente a los rivales exteriores y tener bien abastecidas
como factor de reafirmación de la identi- sus respectivas
dad y los derechos de la comunidad local. localidades, a fin
de mantener la
Es un rearme ideológico permanente que paz social. En la
se alimenta de los conflictos reiterados que miniatura vemos un
mantienen las autoridades locales con el horno, que a la vez es
Obispo de Cartagena y la vecina ciudad de despacho de pan.
Murcia. En la propaganda política utilizada
por los gobernantes oriolanos en su sem- eclesiásticos eran uno de los motivos más
piterno enfrentamiento con el Obispado recurrentes de enfrentamientos y en par-
de Cartagena y con la ciudad de Murcia, se ticular todo lo referido a provisión de va-
desplegaron estrategias cercanas a las utili- cantes eclesiásticas, pugnando cada grupo
zadas por las grandes potencias políticas en de presión por el nombramiento de alguien
los enfrentamientos bélicos. La propaganda étnica o lingüísticamente cercano.
anticastellana, la difamación del adversario En este debate se forjó la utilización del
y el envío de embajadores son algunos de término «nación», exactamente el término
los gestos utilizados habitualmente por las «nación catalana», utilizado en la primera
autoridades oriolanas contra el Obispo o mitad del siglo XV por las autoridades lo-
las autoridades civiles castellanas. cales de Orihuela y empleado como elemen-
En las crónicas, profecías y canciones de to excluyente, de consideración de lo propio
carácter propagandístico escritas por ingle- y de diferenciación frente al enemigo, lo que
ses y franceses en el contexto de la guerra de refuerza todavía más la entidad y el valor
los Cien Años, con espíritu tanto laudato-
rio como difamatorio, se utilizaban simbo-
lismos florales y animales para personificar
virtudes y defectos. Para definir y calificar a
otras naciones, los hombres del siglo XIV Razones de
recurrían a flores en general y a la flor de seguridad, sobre todo,
lis en particular y a animales como leones, hicieron que, tras la
leopardos, lobos o águilas. El lobo simboli- conquista de Jaime
zaba la crueldad, la injusticia y la ferocidad. I, se mantuvieran
y mejoraran los
Precisamente las autoridades de Orihuela sistemas defensivos
escogieron a este animal como símbolo para anteriores. A su
difamar al Obispo de Cartagena-Murcia al vez, en las nuevas
que definían en un memorial como un lobo localidades se crearon
rapaz. Refiriendose al Obispo decían: «... recintos amurallados,
que ell mentia e que era lop rabat e altres que eran mantenidos
por la comunidad
coses per les quals la desamistat es stada pus de vecinos. Recinto
encarnada que no era». En realidad, en los amurallado de
territorios europeos que compartían gentes Cocentaina
de diferente etnia o lengua, los conflictos (J. Torró).
250 Juan Antonio Barrio Barrio

del concepto nacional, en el período previo sechas, la pérdida de hombres y bienes, la


a la formación de los Estados Modernos. desaparición de las comunidades mudéjares
Estoy plenamente de acuerdo con Ma- de Orihuela y Alicante, la devastación de
ría Teresa Ferrer en afirmar que transcu- infraestructuras productivas y mercantiles,
rrido un siglo de la conquista de Jaime II, como salinas, embarcaderos, etc., la des-
las tierras valencianas allende Jijona lo eran trucción de los registros, de los libros de
más a efectos formales que mentales, que la propiedad, de los libros de riego, etc.
valencianización plena del territorio no se En el contexto de organización de la po-
había producido todavía. Pero esta afirma- lítica municipal, se celebran tres elecciones
ción no ha de llevarnos a la contraria. Si los municipales anuales que fueron sometidas
habitantes de la Gobernación de Orihuela a las diferentes regulaciones normativas.
no eran todavía «plenamente» valencianos, Estas disposiciones no evitaron los nu-
lo que no eran en absoluto es castellanos. merosos episodios de tensión sostenidos
La desafección hacia ese sentimiento cobró entre las diferentes familias o linajes que
carta de naturaleza por razón de la Guerra pugnaban por el control del poder muni-
de los dos Pedros, debido a los estragos que las cipal en las localidades de Elche, Orihuela
tropas murcianocastellanas causaron en las o Alicante. En la villa portuaria se produ-
tierras que pretendían incorporar a la coro- jo en 1459 una situación excepcional y de
na que entonces ceñía Pedro el Cruel y a la gran interés. Después de haberse realizado
traslación de tan considerable agresión a la la correspondiente graduación electoral,
psicología de la comunidad –pasarían gene- mecanismo que establecía qué ciudadanos
raciones hasta que los oriolanos olvidasen el eran idóneos para poder formar parte de
terrible asedio de la villa en 1364, en el que los sacos o bolsas electorales donde se in-
sus defensores, privados de todo alimento, cluían los nombres de los candidatos para
hubieron de consumir carne humana para las elecciones municipales, un grupo de
sobrevivir–. De todos los episodios bélicos destacados operadores mercantiles elevó
que se desarrollaron en este período en el una protesta al rey, entendiendo que dicho
escenario de la Gobernación de Orihuela, el procedimiento se había realizado de forma
más dramático fue la Guerra de los dos Pedros, irregular. Su queja se basaba en que habían
que provocó la demolición de parte de la sido graduados en el saco mayor, el que
red hidráulica en sus huertas, la destrucción daba acceso a las principales magistraturas,
de archivos locales, las talas y quema de co- portugueses, vizcaínos, franceses y otros
que no eran naturales de la villa y que ade-
más no sabían hablar la lengua propia del
reino de Valencia, habiendo además sido
excluidos dignos candidatos de la villa que
cumplían estos dos requisitos.
Esta actuación de clara exclusión de una
serie de vecinos de un centro urbano de la
Corona de Aragón, a los que otros ciudada-
La calle era, junto
con la plaza, en las nos quieren inhabilitar políticamente utili-
villas y ciudades zando como pretexto el lugar de nacimiento
medievales el espacio y la lengua utilizada, nos sitúa en la proble-
de sociabilidad por mática de la identidad de las comunidades
excelencia, en el que urbanas de la Corona de Aragón en los si-
las gentes pasaban
glos finales de la Edad Media.
buena parte de su
tiempo. Miniatura Esta conciencia que tenían los patricia-
que representa una dos urbanos de una identidad nacional ca-
calle de un pueblo talana en la primera mitad del siglo XV, se
medieval. pudo ver modificada a partir de dos acon-
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 251

tecimientos con gran repercusión ideológi- do en todo momento los sacrificios reali-
ca en el Reino de Valencia, la guerra civil zados al servicio de la Corona de Aragón,
catalana (1462-1472) y la germanías, que como en un memorial de 1449 enviado al
pudieron suponer desde las tierras valencia- rey en el que las autoridades de Orihuela
nas una ruptura con la idea de una identi- invocaban los esfuerzos y padecimientos
dad nacional catalana unitaria, y la forja de soportados por sus antepasados para po-
una nueva identidad nacional, la valenciana. der obtener los privilegios reales, poniendo
La consulta de la documentación municipal como ejemplo un relato épico situado en
conservada en los archivos valencianos, sería la Guerra de los dos Pedros, en el que narraban
de gran utilidad para consolidar esta suge- como de siete mil combatientes que se en-
rente hipótesis. contraban en la ciudad de Orihuela asedia-
dos durante gran tiempo, tanto por el rey
don Pedro de Castilla como por el infante
La identidad fronteriza de Granada, quedaron sólo quinientos su-
y la construcción de una pervivientes, en una situación de tan grave
memoria histórica penuria que de pura hambre no encontra-
ron nada para comer ni bestias ni otras co-
En el sur del Reino de Valencia en la Baja sas, teniendo que comer carne de hombre,
Edad Media la frontera fue uno de los ele- actuación que consideraban inhumana, «per
mentos más característicos en la organiza- que nos lig del setge de jherusalem a ença vasallas per
ción social del espacio, por el peligro exte- senyor aver fet tant grans serveys e pesats tals marti-
rior de la amenaza granadina y la presión ris e congoxes com los d´Oriola an fer per servey de
castellana. Además, para localidades con la Corona d´Arago». Este tipo de expresiones
población mayoritaria cristiana como Ori- que, por otra parte, son frecuentes en la do-
huela y Alicante, la inquietud que provoca- cumentación oriolana del siglo XV, muestra El eje de la vida
ba la frontera interior por la presencia de las la necesidad de una afirmación ritual de su privada del individuo
transcurría en el
comunidades mudéjares de la Gobernación identidad colectiva, apelando a expedientes interior de la vivienda,
representaba un argumento ideológico de como la búsqueda de una herencia ances- que no sólo era
peso para sustentar y reforzar la consolida- tral y la celebración y reivindicación de un albergue familiar, sino
ción de una oligarquía armada. pasado mítico en nombre de la historia de que con frecuencia era
Se va a producir la confirmación de la su ciudad, recurriendo como en el ejemplo el obrador, el lugar
preeminencia del grupo social gobernante anterior a grandes episodios de la Historia de trabajo y venta del
producto elaborado.
y el afianzamiento de su prestigio mediante como el sitio de Jerusalén. Es una referencia En la foto se aprecian
la concesión gradual por parte de la Corona clara a la Historia de Orihuela, escrita en el si- las puertas de acceso
de privilegios exclusivos y la elaboración de glo XV, época en la que el estudio del pasa- de una vivienda
una mentalidad privilegiada como reafir- do se convirtió en un medio para expresar, medieval.
mación de su papel rector de la sociedad.
Este proceso es el que va a ir conforman-
do a partir de la segunda mitad del siglo
XIV y especialmente durante el siglo XV el
«empatriciamento» social de la oligarquía
en cuanto al desarrollo de una mentalidad
e ideología «nobiliaria» en su seno y que
tiende a diferenciarlo cada vez más del res-
to de la sociedad urbana en su vestimenta,
gestos, rituales y actitudes públicas, con un
permanente rearme ideológico sustentado
en la reiteración de la confirmación de sus
privilegios privativos y el papel «militar»
fundamental que desempeñaban, recordan-
252 Juan Antonio Barrio Barrio

En este discurso propagandístico, la corres-


pondencia de las autoridades locales con
la Corona está jalonada de referencias a la
feracidad de la huerta de Orihuela, a su pro-
verbial producción cerealista que motivaba
la repoblación y el crecimiento de la loca-
lidad, llegando a poner por escrito en una
misiva de 1449 el adagio popular «ploga o no
Las transformaciones ploga blat a Oriola», recogido luego en caste-
urbanas han llano por Viciana en su Crónica del siglo XVI
hecho que sean o por los viajeros extranjeros que en el siglo
escasos los restos XVIII visitaron Orihuela y repitieron elo-
conservados de la
muralla medieval de
gios y dichos populares que ya circulaban
Orihuela, como este por escrito en el siglo XV.
tramo cuya imagen Todos estos diferentes aspectos conflu-
ofrecemos. yen finalmente en la elaboración de una
identidad colectiva, en la consolidación de
canalizar y desarrollar y potenciar el senti- una comunidad cristiana sobre las bases
miento de identidad fronteriza. de unos antepasados conquistadores que
son glorificados, sobre la permanente exis-
Nós, En Martí, etc. Com los hòmens honrats de la tencia de un frontera que requiere de su-
vila e terme d’Oriola haien supportat e supporten cesivos esfuerzos bélicos por parte de los
molts e diverses càrrechs e dampnatges, axí en sos- individuos que sustentan y reafirman esta
tenir cavalls e armes com en altres coses necessàries comunidad.
a custòdia e deffensió de la dita vila, qui és clau del Una de las imágenes más conocidas de
regne de València, en alguna remuneració dels dits la Orihuela medieval nos muestra la ciu-
càrrechs fahent gràcia als dits honrrats hòmens qui dad amurallada y defendida por su castillo
ara són o per temps seran... y asediada al otro lado del Segura por las

Las murallas
disponían de puertas
de acceso al recinto
urbano en número
variable, y desde
ellas partían los
principales caminos,
llevando los nombres
de las poblaciones a
las que se dirigían,
como esta de
Crevillente, en la
muralla de Orihuela.
La construcción de modelos de identidad urbana en las villas y ciudades de la Gobernación de Orihuela, ss. XIII-XV 253

tropas castellanas en el contexto de la Gue-


rra de los dos Pedros. El pendón real ondea en
el castillo y en las torres de las murallas
que están guarnecidas por la milicia urba-
na. A ambos lados, las patronas fundadoras
y protectoras de la Orihuela cristiana, San-
ta Justa y Santa Rufina. La simbología de
la miniatura es propagandística y responde
a un discurso de glorificación patriótica,
como recogían las autoridades en numero-
sos testimonios, reiterando las gestas heroi-
cas realizadas en defensa de la Corona de
Aragón y la necesidad de ver recompensa-
dos estos ímprobos esfuerzos con privile-
gios y mercedes regias.
En el Cuatrocientos, los miembros de la
oligarquía urbana son los descendientes de
los antiguos combatientes de la frontera,
que mantienen en su memoria las hazañas
de sus antepasados y de ellos mismos con-
tra los musulmanes granadinos y contra los
castellanos, como se jactan de recordar en detentadores de la memoria y la historia de Plano del Alicante
sus peticiones de privilegios a la Corona. la nueva comunidad cristiana y que estaba medieval, en el que
Todo este programa de construcción de integrada plenamente en la Corona de Ara- se puede apreciar
la Vila Vella y el
un aparato propagandístico para el ejercicio gón. Así quedaba recogido en un privilegio arrabal, presidido
del poder en el ámbito local y que lleva- de 1403 concedido por Martín I a la villa todo el caserío por
ba implícito la elaboración de un discurso de Orihuela. el imponente castillo
político que reafirmaba la identidad de la de Santa Bárbara.
urbe cristiana, era construido y reafirmado E considerants que la vila d’Oriola, la qual és no-
por la élite dirigente, que tras la conquista table e insigne e los habitadors d’aquella a nostres
cristiana fue elaborando una identidad que alts predecessors e a nós en fets d’armes e en altra
afirmaba y reiteraba su hegemonía, la ne- manera han ab gran esforç e animosament servit,
cesidad de sus servicios y la gratitud que per què de la de justícia e maior gràcia reputam
debía emanar hacia estos linajes que eran los aquells dignes.

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