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24/11/2018 5460-2009 Suprema, sentencia de la corte

Fallo: 5.460-2009.-
SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA:

Santiago, veintisiete de mayo de dos mil once.

Vistos:

En estos autos Rol Nº 1561-2002, del Décimo Segundo Juzgado Civil de


Santiago, sobre juicio ordinario de reivindicación de cuota hereditaria,
caratulados "Jeffery Peet Rosemarie Elizabeth con Soto Silva José Agustín y
Asenjo Gálvez María Isabel", doña Rose Marie Elizabeth Jeffery Peet, en
representación de sus hijos menores de edad, Eduardo Andrés y Carolina
Beatriz, ambos Aguirre Jeffery, deduce demanda de reivindicación de cuota
hereditaria, solicitando se la acoja y se declare:

I.- a) que los demandantes son dueños no poseedores de una cuota


ascendente a un 12,5% sobre el inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424 y que
corresponde al sitio 27 del plano respectivo, comuna de Las Condes; b) que los
demandados, en virtud de la inscripción de fojas 18.506 Nº 19.599 del Registro
de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago, correspondiente al
año 2002, son poseedores de dicha cuota y c) que se condene a los
demandados, a restituir, dentro de un plazo de 15 días a contar de la fecha en
que la sentencia de nitiva quede ejecutoriada, y en subsidio en el plazo que el
tribunal determine, la cuota ascendente a un 12,5% sobre el inmueble de calle
Torres del Paine Nº 7424;

II.- Que se ordene al Conservador de Bienes Raíces de Santiago: i) anotar al


margen de la inscripción especial de herencia de fojas 9317 Nº 8100, del
Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces, correspondiente al año
1994, que los demandantes Eduardo Andrés y Carolina Beatriz Aguirre Jeffery,
son también dueños del inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424, comuna de
Las Condes, estando vigente la inscripción de dominio respecto de ellos,
habiéndose sólo transferido los derechos de doña Iris del Carmen Saud Peña y
de don Juan Eduardo Aguirre Saud; ii) anotar al margen de la inscripción de fojas
64.708 Nº 45.580, correspondiente al año 1994, del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago, que los derechos comprados por don
Jorge José Guillermo Cerrutti Bernales son sólo los correspondientes a don Juan
Eduardo Aguirre Saud y a doña María Iris del Carmen Saud Peña; iii) anotar al
margen de la inscripción de fojas 83.629 Nº 62.189, correspondiente al año
1995, del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago,
que los derechos comprados por don Juan Eduardo Aguirre Saud, son sólo los de
que era titular don Jorge José Guillermo Cerrutti Bernales; iv.- que se anote al
margen de la inscripción de fojas 18.506 Nº 19.599, correspondiente al año
2002, del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago,
que los derechos comprados por don José Agustín Soto Silva y doña María Isabel

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Asenjo Gálvez, demandados de autos, son sólo los de que era titular don Jorge
Eduardo Aguirre Saud;

III.- en subsidio de lo solicitado en el numeral II precedente, que se efectúen


en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago las
anotaciones y/o inscripciones que el tribunal estime pertinentes para mantener
la historia de la propiedad raíz y que los demandantes recuperen la posesión;

IV.- Que se condene a los demandados a restituir en la porción de un 12,5%


los frutos civiles o naturales que hayan percibido y los que hubieren podido
percibir con mediana inteligencia y actividad, durante el tiempo que han tenido
y tengan en forma exclusiva el inmueble, reservándose para la ejecución del
fallo o para otro juicio distinto el derecho de discutir sobre el monto y especie
de tales frutos, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 173 del Código de
Procedimiento Civil.

El juez suplente de dicho tribunal, por sentencia de cinco de junio de dos mil
seis, escrita a fojas 139, rechazó, sin costas, la demanda.

En contra del fallo de primer grado, los demandantes dedujeron recurso de


apelación.

Una Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de veintiocho


de mayo de dos mil nueve, de fojas 180, con rmó la determinación de primer
grado.

En contra de ésta, la misma parte ha deducido el recurso de casación en el


fondo que se lee en lo principal de fojas 182.

Se trajeron los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que, el demandado, denuncia que en la sentencia recurrida se ha


incurrido en infracción a lo dispuesto en los artículos 588, 951, 988, 682, 683,
724, 889, 892, 1268 y 2509 del Código Civil.

Explica que al fallecer intestado don Eduardo Juan Aguirre Ayala, el 09 de


septiembre de 1993, los demandantes, hijos naturales menores de edad del
causante, adquirieron con la apertura de la sucesión el 12,5% de los derechos de
dominio del inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424, comuna de Las Condes.

De este modo, se infringen los artículos 588, 951 y 988 del Código
Sustantivo al desconocer el dominio legítimamente adquirido por los
demandantes respecto del 12,5% de los derechos del inmueble antes
individualizado. Ello por cuanto uno de los modos de adquirir que se encuentra
reconocido en el Código Civil, es la sucesión por causa de muerte. Luego, se
transmiten los derechos a una persona a título universal cuando se sucede al
difunto en todos sus bienes, derechos y obligaciones transmisibles o en una
cuota de ellos, correspondiendo el primer orden de sucesión a la fecha de
fallecimiento del causante, a los descendientes legítimos y naturales, sin
perjuicio de la porción conyugal.

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También resultan conculcadas las disposiciones contendidas en los artículos


682, 683 y 724 del Código referido, puesto que se desconoció el derecho de los
demandantes sobre el 12,5% de los derechos del inmueble de calle Torres de
Paine. Esto por cuanto el antecesor en el dominio de los demandados, señor
Aguirre Saud, hermano de simple conjunción de los demandantes por parte de
padre, no pudo transmitir a éstos más derechos de los que tenía y que luego de
diversas operaciones, ascendían a un 87,5% sobre la propiedad.

Igualmente, se vulneran los artículos 889, 892 y 1268 del Código


Sustantivo, relativos a la acción de reivindicación, la reivindicación de cuota y el
derecho del heredero a ejercerla, al rechazar la demanda de autos, por cuanto
los actores son dueños de su cuota en el inmueble cuyos derechos pretenden
reivindicar.

Así, se ha cometido infracción a los preceptos legales antes señalados, pues


de haber sido aplicados correctamente se habría acogido la demanda de autos,
por cuanto los actores, Eduardo Andrés y Carolina Beatriz Aguirre Jeffery, en
calidad de herederos abintestato e hijos naturales del causante, fallecido el 09
de septiembre de 1993, adquirieron el dominio de sus derechos sobre el bien de
calle Torres del Paine en la misma fecha. Por ende, siendo dueños de su cuota,
los demás herederos no pudieron disponer de más derechos de los que a su vez
poseían en el referido inmueble.

Por ello, solicita se acoja el presente recurso, se anule el fallo recurrido y


acto seguido, sin nueva vista, pero separadamente, se proceda a dictar
sentencia de reemplazo por medio de la cual se revoque el fallo de segundo
grado y se acceda a la demanda de autos, con costas;

SEGUNDO: Que previo a entrar al análisis del recurso conviene tener


presente los siguientes antecedentes que obran en el proceso:

a) Que con fecha 19 de abril de 2002, a fojas 7, doña Rose Marie Elizabeth
Jeffery, en representación de sus hijos menores de edad, Eduardo Andrés y
Carolina Aguirre Jeffery, deduce demanda de reivindicación de cuota de
derechos hereditarios sobre el inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424,
comuna de Las Condes, con el objeto que se efectúen por el tribunal las
declaraciones reseñadas en el párrafo primero de esta sentencia. Explica que los
demandantes son hijos naturales de don Eduardo Juan Aguirre Ayala, fallecido
el 09 de septiembre de 1993, correspondiéndole a sus hijos un 12,5% de los
derechos en los bienes quedados a su fallecimiento.

No obstante ello, por resolución de catorce de octubre de mil novecientos


noventa y tres se concedió la posesión efectiva de los bienes del causante
Eduardo Juan Aguirre Ayala a su cónyuge sobreviviente, doña María Inés del
Carmen Saud Peña, y a su hijo matrimonial, don Juan Eduardo Aguirre Saud.

Posteriormente, por resolución de veinte de enero de mil novecientos


noventa y siete, se amplió el decreto de posesión efectiva, incluyendo a los
demandantes de autos. Pero en el intertanto, el veintiuno de junio de mil
novecientos noventa y cuatro, don Juan Aguirre Saud y su madre, doña María
Inés del Carmen Saud Peña, venden el inmueble de calle Torres del Paine, de la

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comuna de Las Condes, a don Jorge Cerrutti. Luego, el ocho de septiembre del
mismo año, el anterior vendedor y hermano de simple conjunción de los
actores, don Juan Aguirre Saud, compra el inmueble que antes vendió, a don
Jorge Cerrutti, para posteriormente, el dieciocho de marzo de dos mil dos,
venderlo nuevamente, ahora a los demandados de autos.

Explica que habiendo fallecido el causante de autos sin otorgar testamento,


resulta aplicable el artículo 988 del Código Civil, correspondiéndoles en
conjunto un 12,5% de los derechos sobre los bienes que componen la herencia,
solicitando, entre otras cosas, que se reconozca tal porcentaje sobre el
inmueble sub lite.

b) Que una vez noti cados los demandados con fecha 01 de agosto de
2003, como consta a fojas 34, éstos concurren al procedimiento solicitando se
proceda a citar de evicción al vendedor, don Juan Eduardo Aguirre Saud.

c) Noti cado el vendedor del inmueble, y citado de evicción con fecha 21 de


agosto de 2003, a fojas 73, concurre al procedimiento instando por el rechazo
de la demanda.

Explica que con fecha catorce de octubre de mil novecientos noventa y tres
se le concedió la posesión efectiva de los bienes quedados al fallecimiento de su
padre, junto con su madre. La inscripción de la herencia se practicó en el año
1994 y a esa fecha su parte no tenía conocimiento de la existencia de otros
herederos. De este modo, el 21 de junio de 1994, él y su madre, cónyuge
sobreviviente del causante, vendieron el inmueble de calle Torres del Paine,
enajenación que signi có sustraer de la masa hereditaria el bien raíz. Si bien,
con posterioridad, adquirió para sí el mismo inmueble, con fecha 08 de
septiembre de 1994, ello no signi ca que haya regresado a la masa hereditaria,
sino que, por el contrario, ingresó a su patrimonio, procediendo a su venta con
posterioridad. En consecuencia y atendido el mérito de los antecedentes antes
expuestos, aduce que la acción reivindicatoria es inoponible contra terceros de
buena fe, como es el caso de autos.

Acto seguido, sin deducir demanda reconvencional, hace presente que la


acción de la demandante se encuentra extinguida por haber operado la
prescripción adquisitiva del mismo derecho en favor de los demandados.

Agrega que los herederos a título universal heredan de su causante


derechos y obligaciones y no bienes particulares. Luego, la acción que emana de
este hecho es otra, no la reivindicatoria.

Finaliza argumentando que las acciones deben dirigirse contra los


coherederos y no contra terceros.

d) Que a fojas 83 se presentó escrito de réplica y a fojas 85 de dúplica,


recibiéndose la causa a prueba por resolución de veintitrés de junio de dos mil
cuatro de fojas 93, modi cada por resolución de doce de noviembre del mismo
año, de fojas 107, estableciéndose como hechos substanciales, pertinentes y
controvertidos, los siguientes: 1.- Efectividad de que los demandantes son
dueños de una cuota determinada pro indiviso del inmueble ubicado en calle

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Torres del Paine Nº 7424, comuna de Las Condes, Santiago; 2.- Si los
demandados se encuentran en posesión del inmueble individualizado, y de ser
ello efectivo, fecha de inicio de la posesión y actos que la acreditan; 3.- Si ha
transcurrido en la especie el lapso de tiempo establecido en la ley para declarar
la prescripción solicitada; 4.- Efectividad de ser inoponible la acción entablada
por el demandante a los demandados.

e) Que se tuvieron como hechos de la causa los siguientes:

- Que con fecha 23 de enero de 1990 y 25 de julio de 1985 nacieron doña


Carolina Beatriz y don Eduardo Andrés, ambos de apellidos Aguirre Jeffery, cuyo
padre es don Juan Aguirre Ayala.

- Que con fecha 09 de septiembre de 1993 fallece don Juan Aguirre Ayala.

- Que con fecha 14 de octubre del año 1993 el 28º Juzgado Civil de Santiago
otorgó la posesión efectiva de los bienes quedados la fallecimiento del causante
a su hijo legítimo don Juan Aguirre Saud, sin perjuicios de los derechos que le
correspondían a la cónyuge sobreviviente doña María Saud Peña, resolución
inscrita a fojas 9317 Nº 8099 del año 1994 del Conservador de Bienes Raíces de
Santiago.

- Que el inventario de bienes del causante daba cuenta de la existencia de


dos inmuebles, uno, ubicado en calle Torres del Paine Nº 7424, comuna de Las
Condes y otro, ubicado en calle Once Norte Nº 1014, comuna de Viña del Mar.

- Que don Juan Aguirre Saud y doña María Saud Peña obtuvieron la
inscripción especial de herencia del inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424
mediante inscripción a fojas 9317 Nº 8100 del año 1994 del Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago.

- Que, con fecha 21 de junio de 1994, don Juan Aguirre Saud y doña María
Saud Peña trans rieron el dominio del inmueble referido en la letra anterior y a
título oneroso a don José Cerrutti Bernales, quien adquirió el dominio y
posesión del mismo mediante inscripción en el Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago de fojas 64708 Nº 45580
correspondiente al año 1994;

- Que, posteriormente, con fecha 08 de septiembre de 1994, el señor


Cerrutti Bernales trans rió el dominio a título oneroso, del inmueble de calle
Torres del Paine Nº 7424 a favor de don Juan Aguirre Saud, quien lo inscribió a
su nombre a fojas 83629 Nº 62189 correspondiente al año 1995 del Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago.

- Que, con fecha 20 de enero de 1997 la demandante de autos, obtiene la


ampliación del auto de posesión efectiva de los bienes quedados al
fallecimiento de don Eduardo Aguirre Ayala, a favor de sus hijos Eduardo Andrés
y Carolina Beatriz, ambos de apellidos Aguirre Jeffery, resolución inscrita sólo en
el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Viña del Mar a
fojas 7148 vuelta, Nº 8782 correspondiente al año 1997.

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- Que, nalmente, don Juan Aguirre Saud volvió a transferir a título oneroso
el inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424 a favor de los demandados de
autos los cuales lo inscribieron a su nombre a fojas 18506 Nº 19599 del año
2002 del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago.

f) Que, como se señaló, por sentencia de cinco de junio de dos mil seis, de
fojas 139, se rechazó la demanda de autos sin costas, la que apelada por los
actores, fue con rmada por la Corte de Apelaciones de Santiago, por resolución
de veintiocho de mayo de dos mil nueve, de fojas 180, la que es objeto del
presente recurso de nulidad substancial;

TERCERO: Que, el Código Civil, en su artículo 889 dispone: "la reivindicación


o acción de dominio es la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no
está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela";

Al efecto, don Arturo Alessandri Rodríguez comenta que en la


reivindicación, "el propietario reclama la cosa de que es dueño, no en virtud de
un derecho personal, sino en virtud de su derecho de dominio, y que puede
ejercerlo contra cualquiera que esté en posesión de la cosa, porque el Art. 889,
dice que se dirige contra el poseedor de la cosa. Del Art. 889 se desprende que
para que tenga lugar la reivindicación, es menester que se reúnan los tres
requisitos siguientes: 1) Que el que la ejerza sea dueño de la cosa que reivindica;
2) Que no tenga la posesión de la cosa; y 3) Que se trate de una cosa singular"
(Arturo Alessandri Rodríguez, Derecho Civil, Los Bienes, Primer Año, Tomo II,
Editorial Lex, página 196).

Luego, el mismo autor, señala: "El objeto de la acción reivindicatoria es,


según sea esto, reclamar la posesión de la cosa, o más propiamente, la cosa
misma, ya que con relación a ella ejerce los actos el poseedor. Dijimos que lo
normal era que la posesión y el dominio se encontraran reunidos en una sola
mano pero que podía darse el caso de que una persona perdiera la posesión de
una cosa, conservando el dominio de ella. Se ha roto en este caso el estado
normal y corriente de las cosas, y en estas circunstancias, la ley autoriza al
propietario para reclamar la cosa de quien la tenga. Entonces, el objeto de la
reivindicación no es, como vulgarmente se cree, el derecho de dominio; no es
ese derecho lo que se reclama, porque si fuera el dominio lo que se ha perdido,
no podrían ejercitarse estas acciones que competen al dueño de la cosa" (Arturo
Alessandri Rodríguez, op. cit., pág. 198, 199);

CUARTO: Que, como se señaló, en el caso de autos lo que se ha demandado


por los herederos Eduardo Andrés y Carolina Beatriz, ambos Aguirre Jeffery,
hijos del causante -don Eduardo Juan Aguirre Ayala- ha sido la reivindicación de
su cuota hereditaria, que estiman en un 12,5%, respecto del inmueble ubicado
en calle Torres del Paine Nº 7424, comuna de Las Condes, y que fue vendido por
el otro heredero y la cónyuge sobreviviente, previo a la ampliación de la
posesión efectiva en que se incluyó a los actuales demandantes. En
consecuencia, no es discutida su calidad de herederos abintestato del fallecido
señor Aguirre Ayala.

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No obstante ello, conviene recordar que el verdadero heredero tiene una


doble acción: la petición de herencia, que se dirige contra el falso heredero, y la
reivindicatoria, enderezada a obtener la restitución de los bienes que han salido
de manos del falso heredero o del heredero en cuanto excede sus derechos,
siempre que el tercero poseedor no haya adquirido por prescripción.

A su vez, en conformidad con el artículo 1268 del Código Civil, el heredero


puede hacer uso de la acción reivindicatoria sobre las cosas hereditarias
reivindicables que hayan pasado a terceros y no hayan sido adquiridas por ellos
por prescripción adquisitiva.

De lo que se anota se desprende que, en principio, la enajenación hecha por


el heredero en forma ilegítima es válida, en razón del hecho que en nuestra
legislación la venta de cosa ajena tiene valor, siendo eso sí, inoponible al
verdadero dueño; esto es, la enajenación es válida pero deja a salvo el derecho
del verdadero dueño y, como el verdadero dueño sería el peticionario, el
legislador le concede la facultad de reivindicar en contra de esos terceros a
quienes el falso heredero enajenó bienes de la herencia.

Cada una de estas acciones se rige por reglas que le son propias. Las de los
artículos 1264 y siguientes del Código Civil en lo atingente a esta última y las
que se contemplan en el título XII del libro II respecto de la primera.

Pero, como señalamos, en el caso de autos quienes procedieron a la venta


del ya individualizado bien raíz, fueron el verdadero heredero y la cónyuge
sobreviviente, únicos existentes hasta esa fecha, de acuerdo al decreto de
posesión efectiva, e incluso los únicos contemplados en la inscripción especial
de herencia del mismo, pese a que la última venta, esto es, la efectuada a los
demandados de autos, que consta de escritura pública de dieciocho de marzo
de dos mil dos, es posterior a la ampliación de la posesión efectiva de veinte de
enero de mil novecientos noventa y siete. Es decir, los actuales propietarios no
tenían cómo saber que existían otros herederos con derechos sobre los bienes
quedados al fallecimiento del señor Aguirre Ayala;

QUINTO: Que, por lo anterior, corresponde ahora determinar si en estas


circunstancias, procede que los actores reivindiquen una cuota sobre el bien
raíz de calle Torres del Paine Nº 7424, comuna de Las Condes, el que fue vendido
por don Juan Eduardo Aguirre Saud y doña María Iris del Carmen Saud Peña, con
fecha 21 de junio de 1994 a un tercero ajeno al juicio, señor Jorge Cerrutti
Bernales, habiéndose dispuesto la ampliación de la posesión efectiva sólo por
resolución de fecha 20 de enero de 1997, esto es, en una fecha posterior a
aquella en que el inmueble dejó de formar parte del acervo hereditario;

SEXTO: Que resulta útil recordar que la herencia es una universalidad


jurídica -universitas- que comprende derechos y deudas, elementos activos y
pasivos y que está formada por todo el patrimonio del difunto, involucra todas
sus relaciones jurídicas, independientemente de su contenido efectivo.

La herencia, como derecho real, "constituye también un vínculo jurídico


directo entre una persona y una cosa susceptible de ejercitarse sin
consideración a persona determinada. Pero la herencia se diferencia

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fundamentalmente de los demás derechos reales contemplados en el precepto


citado -artículo 577 del Código Civil-, por la naturaleza especial de las cosas que
pueden constituir su objeto. En efecto, los demás derechos reales del artículo
577 de nuestro Código, recaen, sin excepción, sobre una cosa determinada en
especie o cuerpo cierto, sobre un bien fácilmente identi cable cuyas
condiciones, cualidades y atributos pueden ser conocidos a simple vista: el
derecho real de dominio sobre tal automóvil, el usufructo o la hipoteca sobre un
predio determinado, la prenda de una especie cierta o sobre un valor mobiliario
también determinado, son derechos reales que inciden sobre cosas
perfectamente identi cables. El derecho real de herencia, en cambio, no recae
sobre bienes o cosas individualizadas, identi cables, sino más bien sobre una
abstracción jurídica, sobre el patrimonio de una persona difunta, y el
patrimonio, como sabemos, es el conjunto de derechos y obligaciones
pecuniarios que un sujeto tiene en un momento determinado. De allí que, para
jar el concepto del derecho real de herencia, creemos condición previa precisar
la noción de patrimonio. En teoría jurídica pura, el patrimonio debe estimarse
como un atributo inherente a la personalidad, una aptitud de convertirse en
sujeto activo o pasivo de relaciones jurídicas, una posibilidad de adquirir bienes
y contraer obligaciones, una potestad latente en toda persona comparable a la
posibilidad de goce" (Raúl Verdugo Lara, Memoria para optar al título de
Licenciado de Ciencias Jurídicas y Sociales, Cesión del Derecho Real de Herencia,
año 1952, pág. 11);

SÉPTIMO: Que, de acuerdo a lo anterior, los herederos son "los


continuadores de la persona del difunto, como si por una cción el causante
continuara viviendo jurídicamente en la persona de sus herederos". Esta es la
doctrina que acepta nuestro Código, como se encarga de decirlo el Art. 1097,
inc. 1º: los herederos "representan la persona del testador para sucederle en
todos sus derechos y obligaciones transmisibles". Como lo destaca el precepto,
los herederos suceden en todas las obligaciones y derechos transmisibles al
causante. La regla general es la transmisibilidad; por excepción hay derechos y
obligaciones intransmisibles" (René Abeliuk Manasevich, Las Obligaciones, Tomo
II, Quinta Edición actualizada, año 2008, pág. 1036);

OCTAVO: Que, en consecuencia, como ya se adelantó, la herencia constituye


una universalidad jurídica. Al efecto, don Luis Claro Solar expone: "En el
momento de la muerte de la persona el patrimonio queda de nitivamente
jado, y no desaparece, sino que conservando su unidad pasa tal cual es a los
herederos del difunto con el nombre de herencia y se confunde con el
patrimonio propio de los herederos, formando parte integrante de él y un solo
todo, un patrimonio único con un solo activo y un solo pasivo. Esta transmisión
puede ser considerada en sus efectos activos, es decir, en cuanto a los bienes y
derechos que se transmiten a los herederos, y en sus efectos pasivos, o sea, con
respecto a las deudas que gravan la herencia" (Luis Claro Solar, Explicaciones de
Derecho Civil Chileno y Comparado, Editorial Jurídica de Chile, De los Bienes,
Volumen III, año 1979, pág. 312);

NOVENO: Que, de acuerdo a lo señalado, procede ahora, analizar las


infracciones de derecho denunciadas, teniendo para ello presente los

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antecedentes de hecho expuestos en el motivo segundo de este fallo de


casación.

Entre las infracciones denunciadas, se encuentran los artículos 588, 951,


988, 682, 683, 724, 889, 892, 1268 y 2509 del Código Civil, las que se hacen
consistir, principalmente, en no haberse determinado que los actores
adquirieron por sucesión por causa de muerte los bienes quedados al
fallecimiento de su padre, esto es, el 09 de septiembre de 1993, ingresando a su
patrimonio la cuota correspondiente sobre el inmueble de calle Torres del Paine,
de la comuna de Las Condes, tantas veces referido;

DÉCIMO: Que, efectivamente, los demandantes, en su calidad de herederos


del difunto, adquirieron por sucesión por causa de muerte, su porcentaje -a la
fecha indeterminado, pese a la solicitud de reivindicación del 12,5% de los
derechos del inmueble- sobre los bienes que componían el patrimonio de éste y
también sobre sus deudas y obligaciones.

No obstante, constituyendo la herencia una universalidad jurídica, no


resulta procedente la persecución de un bien determinado que dejó de formar
parte de la masa hereditaria por haber sido enajenado por quienes guraban y
guran actualmente como únicos herederos del mismo, precisamente, porque,
como señala el magistrado de primer grado, "los derechos sobre la herencia del
causante corresponde ejercerlo sobre los bienes, derechos y obligaciones que a
esa fecha integraban el haber social y no respecto de los bienes o derechos
individualmente considerados, esto es el inmueble de calle Once Norte Nº 1014,
comuna de Viña del Mar y el precio obtenido producto de la enajenación del
inmueble de calle Torres del Paine Nº 7424, sin perjuicio de los demás bienes
consignados en el inventario solemne", lo que deberá determinarse al momento
de la liquidación y partición de la comunidad hereditaria formada por el citado
de evicción -don Juan Eduardo Aguirre Saud-, la cónyuge sobreviviente del
causante -doña María Iris Del Carmen Saud Peña- y los dos hijos naturales de
éste -don Eduardo Andrés y doña Carolina Beatriz, ambos Aguirre Jeffery-;

UNDÉCIMO: Que, en consecuencia, no existe infracción al artículo 588 del


Código Civil, relativo a los modos de adquirir el dominio, 951, relacionado con la
forma en que se puede suceder a una persona, ni 988 sobre órdenes de
sucesión, desde que no se ha desconocido la calidad de herederos de los
demandantes y que éstos adquirieron su porcentaje en la herencia y bienes
quedados al fallecimiento de su padre, el 09 de septiembre de 1993. Cosa
distinta es que se pretenda tener derechos en un porcentaje determinado en
cada uno de los créditos o bienes que la componen, por cuanto éstos
conforman una universalidad jurídica que en su oportunidad deberá ser
liquidada por los comuneros.

"Sobre lo dicho precedentemente interesa agregar que nuestros tratadistas


(Alessandri, Somarriva y otros) están acordes en que los indivisarios en el caso
de comunidades universales sólo son dueños de sus cuotas partes en relación al
continente, o sea al patrimonio común, pero esas cuotas partes no recaen en el
contenido, o sea en cada uno de los objetos que conforman el patrimonio, lo
que viene a determinarse, según ya se ha consignado, con las adjudicaciones

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propias de los actos de partición, dado el efecto declaratorio que instituye el


artículo 1344 del Código Civil, en el sentido de suponer que el adjudicatario es y
ha sido el único dueño y que los demás comuneros nunca lo han sido, y aún
sobre la posesión común se sienta el mismo principio en el artículo 718 del
Código Civil. El derecho del comunero es, por consiguiente, como también se ha
dicho, "un derecho otante", que se radicará en determinados bienes del
patrimonio común cuando se realice la partición de las comunidades" (Revista
de Derecho y Jurisprudencia, Jurisprudencias Esenciales, Derecho Civil, Tomo I,
Edición Bicentenario, Editorial Jurídica de Chile, "Recurso de Queja (Acción
Reivindicatoria)", año 2010, pág. 715).

Recordemos que "Modo de adquirir es el hecho o acto a que la ley atribuye


la virtud de conferir por sí mismo a una persona la propiedad de una cosa; o en
otros términos, es la causa jurídica inmediata que da nacimiento al derecho a
favor de una persona, o que opera a favor de una persona la sucesión en el
derecho de otra" (Luis Claro Solar, op. cit. pág. 484).

"La adquisición es a título universal cuando ella abraza la totalidad o una


parte alícuota del patrimonio per universitatem. En nuestro derecho no existe
otro modo de adquirir universal que la herencia, la sucesión por causa de
muerte a título universal, sea en virtud de la voluntad testamentaria del
propietario del patrimonio que se transmite, sea ab intestato" (Luis Claro Solar,
op. cit., pág. 488).

Pero, de acuerdo a lo ya analizado, no se puede pretender adquirir


porcentajes en cada uno de los bienes que componen la herencia, considerados
individualmente, sino que lo es en el total de la misma, debiendo,
posteriormente, al efectuar la partición y liquidación de la comunidad
hereditaria singularizar en el dominio a cada heredero.

Ahora bien, en "lo que respecta al mecanismo en virtud del cual se adquiere
el derecho real de herencia, en la sucesión por causa de muerte, no hay acuerdo
unánime de la doctrina chilena. Por un aparte, hay quienes consideran que el
heredero adquiere por el solo ministerio de la ley, en virtud del fallecimiento del
causante, sin requisito de ninguna especie e, incluso, aún sin que tenga
conocimiento alguno de dicho fallecimiento, de su calidad de heredero o de la
existencia de los bienes transmitidos. Para los que así opinan, la sucesión por
causa de muerte no requiere de título alguno para operar la adquisición del
derecho real ya que, en su opinión, la distinción entre el título y el modo de
adquirir sólo puede hacerse dentro de la tradición y es improcedente e inútil
respecto de los otros modos que el legislador reglamenta. En virtud de esta
opinión la herencia queda radicada en el patrimonio del heredero sin necesidad
de título alguno, por el solo ministerio de la ley. Otros sostienen, en cambio, que
todos los modos de adquirir, y no solo la tradición, requieren de un título o
antecedente jurídico previo que haga posible la transferencia o transmisión del
derecho real. Tratándose de la sucesión por causa de muerte, el título es distinto
según se suceda en virtud de un testamento o por llamamiento de la ley. Si la
sucesión es testamentaria, el título es precisamente el testamento, sea
solemne, menos solemne o privilegiado; en cambio, si la sucesión es
abintestato, el título lo constituye precisamente la ley" (Raúl Verdugo Lara, op.

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24/11/2018 5460-2009 Suprema, sentencia de la corte

cit., pág. 16). Sin embargo, este tema fue superado por el legislador chileno al
establecerse el concepto de posesión legal y posesión efectiva de la herencia,
con lo cual dicha discusión carecería de sentido.

DUODÉCIMO: Que, tampoco se observa infracción a los normas


contempladas en los artículos 682 y 683 del Código Sustantivo, porque como
señaló, la herencia constituye una universalidad jurídica. En consecuencia, no
resulta procedente la acción en los términos planteados, sin perjuicio de los
derechos que puedan hacer valer los herederos al momento de efectuarse la
partición de la comunidad hereditaria en relación al precio obtenido por la
cónyuge sobreviviente y el hijo matrimonial del causante, que pasó a
reemplazar el bien raíz cuya reivindicación de cuota se pretende. Recordemos
que "la indivisibilidad de la masa hereditaria no cesa efectivamente, sino con la
partición que de ella se hace entre todos los herederos (Luis Claro Solar, op. cit.,
pág. 315). Ello, además, teniendo en consideración que ni aún hoy aparece en la
inscripción especial de herencia de dicho inmueble que los actores tengan
derechos sobre éste, circunstancia que tampoco podía ser conocido por los
demandados al momento de adquirirlo, debido, se reitera, a la falta de
inscripción en lo que a este predio respecta;

DÉCIMO TERCERO: Que, tampoco existe infracción al artículo 724 del


Código Civil. De hecho, como quedó establecido en el motivo segundo
precedente, la cónyuge sobreviviente e hijo matrimonial del causante,
obtuvieron la posesión efectiva de los bienes quedados a su fallecimiento,
mediante resolución de 14 de octubre de 1993. Luego, y una vez efectuadas las
inscripciones pertinentes, dispusieron de uno de los bienes inmueble que
formaba parte de la masa hereditaria, el de calle Torres del Paine, comuna de
Las Condes, que fue vendido mediante escritura pública de 21 de junio de 1994
(antes de obtenerse la ampliación de la posesión efectiva en favor de los
demandantes por resolución de 20 de enero de 1997) a don Jorge Cerrutti
Bernales, determinación que signi có que el bien raíz dejara de formar parte de
la masa hereditaria. Luego, se reitera, los demandados no tenían cómo saber
que existían otros herederos respecto de este inmueble, por no constar
anotación marginal en la inscripción especial de herencia del mismo que diera
cuenta de la ampliación de la posesión efectiva al momento de la celebración
del contrato de compra;

DÉCIMO CUARTO: Que, luego, no se ha vulnerado el artículo 1268 del


Código Civil atendido lo antes razonado, en cuanto la herencia constituye una
universalidad jurídica, estando pendiente la partición y liquidación de la
comunidad hereditaria, y tratándose en el caso de autos de un inmueble que
fue vendido por quienes detentaban y aún detentan la calidad de herederos del
causante y antiguo propietario del inmueble, no gurando a la fecha, de
acuerdo al mérito de los antecedentes incorporados al proceso, la anotación
marginal de ampliación de la posesión efectiva en la inscripción especial de
herencia de este inmueble de calle Torres del Paine de la comuna de Las Condes;

DÉCIMO QUINTO: Que, tampoco se vislumbra infracción de lo dispuesto por


el artículo 2509 del Código Civil, desde que no hubo pronunciamiento por parte
del tribunal de una eventual prescripción adquisitiva de los derechos sobre el

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24/11/2018 5460-2009 Suprema, sentencia de la corte

inmueble por parte de los demandados, según se desprende del motivo décimo
quinto, en el que se señala que se omitirá pronunciamiento respecto de una
posible prescripción de las acciones (como consecuencia de la prescripción
adquisitiva del inmueble) por ser incompatible con otra alegación formulada en
la contestación de fojas 76;

DÉCIMO SEXTO: Que, concluyendo, y de acuerdo a lo señalado


precedentemente no existe error de derecho en la aplicación de las normas
relativas a la reivindicación de cuota, artículos 889 y 892 del Código Civil, al
rechazar la demanda de autos en los términos planteados;

DÉCIMO SÉPTIMO: Que como corolario de lo razonado se llega


necesariamente a la conclusión que la sentencia atacada no infringió la
preceptiva que se dice vulnerada, sino, antes bien, los jueces del grado han
aplicado las pertinentes a la decisión del litigio de manera adecuada, motivo
bastante para desestimar la casación interpuesta;

DÉCIMO OCTAVO: Que, en todo caso, concedida la posesión efectiva a los


actores y existiendo bienes en los cuales hacerla efectiva, el con icto se
desplaza a la liquidación y partición de la masa hereditaria, por cuanto en esta
determinación corresponderá tener presente los verdaderos y reales derechos
de las partes, como lo obtenido por la venta de bienes que conformaban el
activo de la herencia.

Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 764, 765, 766, 767 y 785 del
Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo,
deducido por el abogado don Julio Cifuentes Fernández, en representación de
los demandantes, Eduardo Andrés y Carolina Beatriz, ambos Aguirre Jeffery, en
lo principal de fojas 182, en contra de la sentencia de veintiocho de mayo de dos
mil nueve, escrita a fojas 180.

Regístrese y devuélvase con su agregado.

Redacción a cargo del Ministro señor Muñoz.

Rol Nº 5.460-2009.-

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres.
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrantes Sr.
Jorge Medina C. y Sr. Nelson Pozo S.

Sentencia de la corte de apelaciones: 6252-2006

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