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La autora añade además que la historia de las ciencias no se configura como un hecho
lineal, de esta forma el desarrollo de una teoría, ley o principio, también llamado “nuevo
conocimiento” que se manifiesta en función de explicar un fenómeno determinado, no
responde a un solo individuo, sino a un conjunto de acciones mediadas por diferentes
actores que fueron determinantes en la consolidación o establecimiento de ese nuevo
conocimiento. Por lo que podría afirmarse que el desarrollo epistemológico se produce
desde la integralidad, esto en relación al conjunto de actores involucrados, pero también
desde el reconocimiento o aporte que se producen entre los diferentes campos
epistemológicos.
La historia de las ciencias según Serres debe de conceptualizarse desde una visión más
amplia y más allá de los hechos o sucesos, sino que además debe de reconocerse como
una disciplina más profunda que se encarga de analizar la manera en la que hechos
determinados se interrelacionaron de tal forma que dieron lugar a ese conocimiento,
dando importancia además a el análisis minucioso que se hace sobre la naturaleza misma
de los hechos y del conocimiento producto de estos. Pero es precisamente por la visión
que de historia de las ciencias tiene Serres que desde su perspectiva esta debe
proyectarse como una “disciplina autónoma, con sus compartimentos y especialidades”,
es claro que esta autora la distingue como un campo epistémico complejo, que
comprende una amplia gama de variables y que por tanto responde a estilos y
metodologías divergentes.
Pero a que se refiere cuando afirma que la historia de las ciencias debe ser concebida
como una disciplina autónoma, con sus propios compartimentos y especialidades,
mediante esta premisa la autora intenta establecer que para poder clarificar la imagen o
concepto de la historia de las ciencias, esta debe abordarse de manera independiente y
no como complemento de los campos epistémicos, esto debido a que al igual que otras
disciplinas, esta presenta sus propias particularidades y estas solo pueden ser analizadas,
discutidas y problematizadas desde un análisis reflexivo, detallado y profundo,
considerando la complejidad misma de este campo, que se debe precisamente a la
estructura y dinámica de los elementos o componentes implícitos en esta.
El describir a la historia como una red donde los diferentes caminos se entrecruzan e
interconectan, tiene el propósito de desligar el concepto de historia de las ciencias como
el conjunto de hechos sucesivos, lineales y continuos, de esta forma se entiende entonces
que la multiplicidad de caminos presentes en la red, así como las relaciones y
bifurcaciones son aquellos factores que determinan la construcción del conocimiento, por
tanto los conocimientos no son producto de procesos secuencialmente organizados sino
que se estructuran mediante la relaciones fluctuantes que acontecen en esa red. Es
precisamente por esto que la autora afirma que la estructura de red permite entonces
comprender que existen diversas formas de acceder al conocimiento.
Por otro lado, también se aborda sobre el origen de la historia de las ciencias
obteniéndose que no hay tal origen, ya que este se da en función de las distintas culturas,
esto quiere decir que la génesis de la epistemología en ciencias se da en función de los
elementos culturales que caractericen el contexto, ya que estos determinaran la visión
que cierta sociedad tenga en determinado periodo o momento histórico, teniendo como
eje central de igual forma los intereses que se pretenden alcanzar mediante el desarrollo
e implementación de este conocimiento.