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Julie Diamond y Lee Spark Jones

Un camino hecho al andar


Terapia de Proceso en la práctica
Julie Diamond, Ph.D. y Lee Spark Jones Ph.D.

Un camino hecho al andar


Terapia de Proceso en la práctica

Traducción al español
Verónica Ávila
Instituto Tecnológico CreSer
De la edición original en inglés:
Copyright © 2004 Julie Diamond y Lee Spark Jones. Todos los derechos reservados.
Lao Tse Press
Portland, Oregon, 97209
www.laotse.com

Traducción al español, 2011


Verónica Ávila • Instituto CreSer
Diseño: Activa Diseño Editorial
Quito - Ecuador
iii

Contenido

Agradecimientos vii
Introducción ix
Capítulo 1
La historia del Trabajo de Proceso 1
Capítulo 2
Conceptos Básicos 19
Seguir el flujo del proceso 20 / Distinguir el
flujo del proceso 20 / ¿Quién está siguiendo
el proceso? 31 / Metadestrezas 36 /

Capítulo Tres
Mapeando el proceso 43
Destrezas mentales al mapear el proceso 44
/ Destrezas perceptivas al mapear un proceso
50 / Adquiriendo información sensorialmente
arraigada 53 / Encontrar puertas al sueño 63 /

Capítulo Cuatro
El lenguaje del sueño 71
Canales 71 / Canales compuestos 75 / Amplificar
una experiencia usando los canales 76 /
Retroalimentación 83 / Usar la retroalimentación
en el seguimiento de un proceso 88 /
iv

Capítulo 5
Habitando el mundo onírico 97
Globalizar 97 / Trabajar con figuras oníricas
99 / Roles y juego de roles 103 / Trabajando
con un crítico en el juego de roles 118 /

Capítulo 6
Caminos sensientes hacia la experiencia onírica 123
Experiencias de señales intermitentes en los canales
123 / Modos de desplegar señales intermitentes
124 / Destrezas para el trabajo sensiente 131 /
Metadestrezas para el trabajo sensiente 134 /
Aplicaciones en el despliegue sensiente 136 /

Capítulo 7
En el borde de lo desconocido 143
¿Qué es un borde? 143 / Reconocer un borde
144 / Metadestrezas del trabajo con bordes
146 / Trabajar con los bordes 149 / Bordes y
niveles de conciencia 161 / Los tres niveles del
darse cuenta en el trabajo de borde 162 /

Capítulo 8
Mito de vida y bordes crónicos 169
Bordes crónicos, darse cuenta y mito de vida 169 / Un
ejemplo de trabajo con bordes crónicos y mito de vida
171 / Destrezas para el trabajo con bordes crónicos 173
/ Metadestrezas para el trabajo con bordes crónicos 183

Epílogo 189
Sobre las autoras 193
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

—Antonio Machado
vii

Agradecimientos
Este libro debe su existencia al fundador del Trabajo de Pro-
ceso, Arny Mindell. Su trabajo pionero y su inteligencia
plena de corazón ha enriquecido nuestras vidas tanto per-
sonal como profesionalmente. Le dedicamos este libro con
gratitud por su trabajo que transforma vidas, su deleite en el
descubrimiento y el espíritu de aprendizaje que él encarna.
Esperamos que los lectores sentirán ese espíritu en las páginas
de este libro.
También debemos enormemente a los colegas y amigos
que han escrito, enseñado y expandido el Trabajo de Pro-
ceso a lo largo de los años. Gracias a su dedicación y crea-
tividad, en los pasados veinte años el Trabajo de Proceso ha
evolucionado de ser una nueva y radical teoría a convertirse
en un maduro paradigma multicultural del cambio indivi-
dual y social. Un camino hecho al andar se levanta sobre los
hombros de pocas personas en particular, cuya investigación,
trabajo publicado y enseñanzas han contribuido fundamen-
talmente al pensamiento y práctica descritas en este libro.
Nuestro aprecio para Joe Goodbread, cuyo intelecto inven-
tivo ha sido una fuerza motriz en el desarrollo del Trabajo de
Proceso. Estamos muy agradecidas con Amy Mindell por su
síntesis de la teoría del Trabajo de Proceso, su introducción
a las «metadestrezas», y por haber integrado la creatividad
al Trabajo de Proceso. Estamos también en deuda con Max
Schupbach, quien ha contribuido tanto al Trabajo de Proceso
alrededor del mundo a través de sus enseñanzas y aplicacio-
nes de amplio rango de sus métodos. Somos gratas con los
estudiantes y participantes en seminarios de Proceso alrede-
dor del mundo, cuyo compromiso en el aprendizaje de los
viii

métodos y la teoría nos han ayudado a entender el trabajo de


Proceso con mayor profundidad y detalle.
Muchas personas nos han ayudado a llevar este libro
de las ideas al papel. Nos gustaría agradecer a Joe Good-
bread, Kate Jobe y Sonja Straub por sus valiosos comentarios
y sugerencias. Stan Tomandl, Ioan Mitrea, y Elke Frensch
hicieron útiles contribuciones a los primeros anteproyectos
de este libro. Apreciamos la disposición de Willis Barnstone
para discutir la traducción de las frases del poema de Antonio
Machado, de donde tomamos el nombre del libro. Le agra-
decemos por el permiso para usar su traducción. La inspi-
rada edición de Sara Hollwey y su entusiasta apoyo le dieron
a este libro el empuje final que necesitaba para llegar a la
prensa. Muchas gracias también para Leslie Heizer, Gabrielle
Hoffman, Rob Johnson, Tim McLaughlin, Ioan Mitrea, Kal-
pana Tanwar, Stan Tomandl y Francie Townes por su ayuda
en el proceso de publicación. Heiko Spoddeck de Lao Tse
Press fue una torre de fuerza, cuya atención a los detalles,
trabajo duro y compromiso llevaron el libro a través de sus
etapas finales de producción. Estamos más que agradecidas
con todos los que nos han ayudado para dar lo mejor en este
libro. Cualquier error que permaneció es nuestro.
Finalmente, agradecemos a Molly, Nigel y Ranger por
su buena voluntad de perderse algo de nuestras caminatas
diarias, y luego por levantarnos y sacarnos para recordarnos
percibir el aroma del salmón y las cerezas. Nuestro profundo
aprecio va para la profundamente verde belleza de la cordi-
llera de Oregon, que nos nutrió durante toda la escritura de
este libro.

Julie Diamond
Lee Spark Jones
Yachats, Oregon
Agosto, 2004
ix

Introducción

¿Cómo algo nuevo, excitante, incluso numinoso, emerge del


disturbio que causa un viejo problema o dificultad? Cuando
la vida trae experiencias dolorosas, o los problemas abruman,
ser capaz de encontrar significado a la dificultad es liberador.
Tales experiencias transformadoras a menudo parecen mági-
cas. El libro pone la magia en tus manos. Paso a paso, detalla
las destrezas y actitudes que permiten que la magia fluya a
través tuyo, al trabajar contigo mismo y con otros.
El Trabajo de Proceso, es un «camino hecho al andar»1
Comienza con el material de la vida diaria: problemas y pre-
ocupaciones, gozos, esperanzas y sueños. Pequeños o gran-
des, obvios o escasamente perceptibles, las experiencias de
cada día contienen mundos dentro de sí mismas y marcan
el inicio de posibles viajes hacia lo desconocido. Los méto-
dos del Trabajo de Proceso proveen un sistema detallado,
basado en señales que nos permiten rastrear, mapear y des-
plegar el flujo de la experiencia momentánea o «proceso».
Recorrer el camino del despliegue de un proceso te permite
aventurarte más allá de los límites de las nociones preconce-
bidas, las experiencias familiares y la identidad ordinaria y sin
embargo, sentirte en camino a tu propia casa.
Originalmente un psicología constructiva, el Trabajo de
Proceso se desarrolló a partir de la investigación de Arnold
(Arny) Mindell sobre fenómenos corporales y el trabajo jun-
guiano sobre los sueños en los años setenta. En una época

1
Antonio Machado, «Campos de Castilla, Proverbios y Cantares XXIX» en Border of a
Dream: Selected Poems of Antonio Machado, traducido por Willis Barnstone (Port Townsend,
Washington: Copper Canyon Press, 2004), 281.
x

en la que la psicopatología todavía era el foco de gran parte


de la práctica psicológica, Mindell desarrolló una modalidad
para el darse cuenta que fue más allá de la dicotomía salud-
enfermedad. Acuñó la expresión «el sueño ocurriendo en el
momento» para transmitir la idea de que un trasfondo numi-
noso existe tras la realidad material y se manifiesta continua-
mente en multitud de maneras. En su desarrollo del Trabajo
de Proceso, proveyó guías conceptuales y prácticas para traer
a la conciencia y a la experiencia ordinaria esta «realidad»
soñante (onírica).
El Trabajo de Proceso está centrada en una conciencia
multidimensional, que reconoce el mundo de los sueños
nocturnos y el mundo «onírico» largamente valorada por
místicos y pueblos indígenas. El Trabajo de Proceso también
reconoce el mundo que generalmente es percibido como
«real» en las sociedades contemporáneas. Ver la experiencia
con este tipo de conciencia multinivel es como mirar a tra-
vés de un caleidoscopio. Cada vez que miras a través de su
visor, ves formas, colores y patrones cambiantes, los cuales
configuran un todo coherente y único. Usando este tipo de
conciencia, puedes ver partes de ti mismo que la concien-
cia ordinaria normalmente mantiene ocultas de tu vista.
En lugar de erigir límites alrededor de un «yo verdadero»
unitario, el Trabajo de Proceso afirma tu naturaleza espon-
tánea, multifacética y diversa, alentándola a desplegarse a
su manera.

Por qué escribimos este libro


En Quantum Mind Mindell usa la analogía de las explora-
ciones de Alicia en el País de las Maravillas2 para describir el

2
Lewis Carrol, Alice’s Adventures in Wonderland (Chicago: Rand McNally, 1950).
xi

Trabajo de Proceso como un viaje hacia lo desconocido o los


aspectos soñantes u oníricos de la existencia.3
A partir de que comenzamos a practicar el Trabajo de
Proceso, como Alicia nos embarcamos en un viaje que ha vol-
teado nuestras nociones sobre nosotros mismos y el mundo.
Sin importar cuántos años hemos estado haciendo Terapia
de Proceso, todavía nos sentimos maravilladas por los giros
inesperados de la trama, sorprendidos cuando algo divertido
o creativo emerge de un problema espinoso, y enriquecidos
por haber diversificado nuestras maneras de mirar el mundo.
En julio del 2001 estábamos enseñando principios
básicos de Terapia de Proceso en un seminario intensivo en
Sidney, Australia. Comenzamos a hacer un mapa conceptual
sobre un tablero blanco los micro-pasos del seguimiento de
un proceso, desde la percepción inicial del problema al surgi-
miento de algo nuevo e inesperado, incluyendo la integración
de su significado en nuestra vida diaria. El grupo comenzó a
aportar al mapa hasta que la actividad se volvió un resultado
de la colaboración y un diagrama multinivel emergió. Viendo
este mapeo frente a nosotros, boyante gracias al entusiasmo
del grupo, nos sentimos motivadas a escribir este libro.
Pensamos en ese momento que esto sería relativamente
fácil de hacer, simplemente completando los detalles del
diagrama. Aunque de hecho la escritura del libro se volvió
algo más complicado, esa ingenua expectativa fue la que nos
hizo arrancar. Luchamos con conceptos y técnicas, tratando
de profundizar nuestra propia comprensión y de describir
pasos simples y precisos, bien contextualizados. No siem-
pre es fácil describir un paradigma desde adentro, especial-
mente uno que todavía está en proceso de crearse a sí mismo.
Encontramos que saber algo como una segunda naturaleza
3
Arnold Mindell, Quantum Mind: The Edge between Physics and Psychology (Portland, Ore-
gon: Lao Tse Press, 2000).
xii

no era un buen precedente para explicarlo. A menudo fue


volviendo a las bases del Trabajo de Proceso que encontramos
las claves para liberar lo que queríamos decir. Y nuestro amor
por el aprendizaje y la enseñanza del Trabajo de Proceso nos
mantuvo avanzando hasta que el libro fue terminado.

Acerca de este libro


Este libro presenta nuestra visión del Trabajo de Proceso, su
historia, conceptos y técnicas basadas en nuestras experiencias
como aprendices y maestras. No es una versión definitiva del
Trabajo de Proceso, porque de hecho no existe ninguna. En
este libro nos enfocamos en las bases del trabajo con indivi-
duos. Otras aplicaciones del Trabajo de Proceso –incluyendo
trabajo con relaciones, grupos y organizaciones– y métodos
avanzados de trabajo con individuos en estados alterados de
conciencia no han sido cubiertos–. Por un tratamiento en
profundidad en esas áreas, referimos al lector a la bibliografía
al final del libro.
En el espíritu del poema de Machado, el Trabajo de
Proceso es en sí mismo un proceso en evolución. Sabemos
que tan pronto como la última palabra del capítulo final sea
escrita, otro libro será necesario para completar lo que este
deja fuera. Así como este escrito, hay tal vez miles de prac-
ticantes, maestros, estudiantes y admiradores del Trabajo de
Proceso. Fieles al espíritu del proceso, cada uno comprende y
practica su trabajo a su manera propia y única.
Este libro presenta la historia, conceptos, y práctica del
Trabajo de Proceso. El capítulo 1 cuenta la historia del desa-
rrollo conceptual del Trabajo de Proceso en el contexto de
la vida de Mindell. El capítulo 2 explica conceptos clave del
Trabajo de Proceso, ilustrados con ejemplos de interacciones
entre facilitador y cliente. Del capítulo 3 al 8 se enfoca en las
xiii

destrezas y actitudes centrales para la práctica del Trabajo de


Proceso. Estos incluyen historias, ejemplos, consejos y ejer-
cicios para transmitir cómo el Trabajo de Proceso es usado
en el trabajo con individuos y para ayudar al lector a apren-
der a través de la experiencia práctica. El capítulo 3 describe
la dinámica de la estructura del proceso como marco flexi-
ble para rastrear el flujo de la experiencia y para identificar
«puertas al sueño», o formas de acceder al proceso onírico.
El capítulo 4 introduce técnicas para amplificar la informa-
ción sensorialmente arraigada y describe cómo trabajar con
la retroalimentación. El capítulo 5 introduce técnicas para el
despliegue que se enfocan en el trabajo con roles y «figuras
oníricas». El capítulo 6 introduce el abordaje sensiente para
el despliegue, el cual usa estados alterados de conciencia para
acceder a realidades oníricas. Los capítulos 7 y 8 exploran
maneras de integrar experiencias soñantes en la vida diaria.
En la vida de una persona el proceso raramente sigue un
prolijo camino de desarrollo etapa por etapa y no se presta
fácilmente a explicaciones lineales. Así que para describir las
distintas etapas del seguimiento del proceso, este libro pre-
senta una imagen artificial, una especie de ficción. Aunque
desmenuzar el proceso en pequeños segmentos no es una
interpretación verdadera de su naturaleza, hace más maneja-
bles el aprendizaje y la construcción de destrezas. Esperamos
que para el final del libro, el lector tenga una noción clara
de los orígenes del Trabajo de Proceso, una comprensión de
sus supuestos fundamentales y de sus principios, y una apre-
ciación de las herramientas básicas pero elegantes que éste
ofrece.
1

Capítulo 1

La historia del Trabajo de


Proceso

Proceso es una modalidad en evolución. Su desarrollo se


puede entender como la búsqueda –de toda una vida– de
Arnold Mindell, para ensamblar los misterios de la con-
ciencia humana, la física y la psicología. Partiendo como un
intento de incorporar experiencias de orden físico y síntomas
corporales al método junguiano, primordialmente basado
en el sueño, el Trabajo de Proceso se ha desarrollado hacia
direcciones imprevistas. Se ha convertido en una modalidad
de conciencia con aplicaciones en áreas tales como lo organi-
zacional, el entrenamiento en diversidades y liderazgo, prác-
tica espiritual, psicoterapia individual, consejería en relacio-
nes, y trabajo de grupos.… 4 Este capítulo cuenta la historia
de cómo el Trabajo de Proceso se ha desarrollado hasta el
momento en el contexto de las ideas y la vida de Mindell.
Un estudiante graduado en física en el Instituto de
Tecnología de Masachussets, Mindell arribó a Zurich, Suiza,
en 1961 –unos pocos meses después de la muerte de Carl
Jung— a conducir una investigación en física teórica en el
Instituto Politécnico Federal Suizo. Después de quejarse con
su compañero de habitación de que estaba teniendo malos
sueños, comenzó terapia con Marie Louise von Franz, una

4
Para tomar en cuenta el reciente desarrollo del desarrollo del Trabajo de Proceso, ver tam-
bién Amy Mindell, «A Brief Review of Recent Evolution in Process Theory»» [Una breve revi-
sión de la reciente evolución en Teoría del Proceso], The Journal of Process Oriented Psychology 9
(Verano 2004): 60-64
2

de las más devotas alumnas de Jung y una analista junguiana


destacada en ese momento. La fascinación de Mindell por los
sueños los llevó a cambiar de carrera de la física a la psicolo-
gía. Decidido a volverse un analista, entró al Instituto Jung
y también comenzó análisis con el sobrino de Jung, Franz
Riklin. Después de graduarse del Instituto, trabajó en prác-
tica privada y más tarde se volvió un capacitador de analistas
en el Instituto Jung.
Mindell estaba fascinado por los sueños y el soñar. Aun-
que su formación en física teórica y su naturaleza profunda-
mente práctica le dieron un sabor pragmático a su abordaje
de los fenómenos inconscientes. Cuando comenzó su terapia
con Von Franz, era escéptico respecto de los sueños. Como
un científico le era difícil creer que los sueños pudieran ser
significativos. Von Franz lo desafió a refutar esta proposición
aplicando su experiencia en física para entender la psicología.
Inspirado por el reto, Mindell escribió su tesis sobre la teoría
junguiana de la sincronicidad, o la teoría de las conexiones
no locales. Exploró cómo la experiencia interna podía estar
conectada no localmente con eventos externos a través del
significado.
Aunque con el tiempo se volvió un hábil analista de
sueños, Mindell no estaba satisfecho con interpretar o discu-
tir el significado del material inconsciente. Estaba más inte-
resado en vivirlo, en explorar y experimentar con el incons-
ciente vivo. Como él dice en Quantum Mind, «la idea de
que hay algo llamado inconsciente alrededor, dentro, o entre
nosotros me enloqueció por años. Sonaba como el misterioso
éter en que la gente solía creer antes del descubrimiento de la
relatividad. No podía ver el inconsciente. ¿Estaba estático o
se movía? ¿Qué es lo que debía buscar?5

5
Arnold Mindell, Quantum Mind, 438.
3

Mindell quería meter sus manos en el inconsciente,


él quería descubrir cómo se veía, a qué se parecía, cómo se
sentía, cómo aparecía en la realidad tridimensional. Quería
«dotarle de pies»6, para desarrollar un método de trabajo con
el inconsciente en el aquí y ahora, en modos tangibles, arrai-
gados en lo fenomenológico. Como él dice: a él le «frustraba
de hablar acerca del inconsciente. …Quería vivirlo y experi-
mentar con él más directamente».7

La psicología junguiana tiene una hija


Los propios problemas de salud de Mindell le dieron la
oportunidad que estaba buscando. Mientras trabajaba como
analista, sufría síntomas que lo llevaron a estudiar amplia-
mente en los campos de la salud, la enfermedad, la medicina
tradicional y alternativa, y el trabajo corporal. Experimentó
con abordajes corporales y tratamientos médicos. Aunque
encontró algún alivio físico, no estaba satisfecho con la
fragmentación que sentía tratando su problemas físicos con
métodos que eran teóricamente incompatibles con su pro-
puesta psicológica. Como analista junguiano, Mindell estaba
comprometido con la postura teleológica de Jung, la idea de
que los sueños tienen un sentido o propósito. Él pensaba que
los síntomas corporales, al igual que los sueños, debían con-
tener algún sentido o propósito para el individuo. En sus
palabras: «No podía nunca completamente aceptar la idea
de la patología. Después de estudiar psicología junguiana tú
tienes la idea, o más bien la experiencia, de que los even-
tos son significativos. La idea de que tenía que verme a mí

6
Mindell con frecuencia usaba esta expresión como una forma de transmitir la importancia
de encontrar métodos tangibles para los principios espirituales o psicológicos.
7
Arnold Mindell y Amy Mindell, Riding the Horse Backwards: Process Work in Theory and
Practice (New York: Penguin, 1992. Reprint. Lao Tse Press: Portland, Oregon: 2002), 8.
4

mismo como enfermos si tenía un dolor en mi pierna no la


sentía correcta… Ya que siempre he considerado significati-
vos a mis sueños, pensé que tal vez lo que estaba sucediendo
en mi cuerpo era significativo también, no patológico ni
incorrecto.»8
Inesperadamente, mientras Mindell lidiaba con su pro-
blema teórico y con sus propios síntomas, visitó a un cliente
que había estado hospitalizado con cáncer de estómago.
Mindell cuenta cómo su experimento con la idea de que los
síntomas podían ser significativos le llevó a descubrir el con-
cepto del Cuerpo Soñante:

Un paciente con el cual estaba trabajando estaba enton-


ces muriendo con cáncer de estómago. Estaba tendido
en la cama de hospital, gimiendo y quejándose de dolor.
¿Alguna vez has visto a alguien muriendo? Es algo triste
y aterrador. Saltan rápidamente entre estados de trance,
conciencia ordinaria, y extremo dolor. Una ocasión,
cuando era capaz de hablar, me contó que el tumor en
su estómago era intolerablemente doloroso. Tuve la idea
de que debíamos enfocarnos en su propiocepción, esto
es, en la experiencia del dolor, así que le dije que ya que
él ya había sido operado sin éxito, podríamos intentar
algo nuevo. Estuvo de acuerdo y entonces sugerí que él
tratara de hacer que el dolor fuera aún peor.
Dijo que él sabía exactamente cómo hacerlo y me
contó que el dolor se sentía exactamente como algo
que trataba de estallar en su estómago. Si él lo ayudaba
a que estallara, dijo, el dolor empeoraba. Se recostó
sobre su espalda y comenzó a incrementar la presión
en su estómago. Empujaba su estómago hacia afuera y

8
Íbid. 7.
5

se mantenía presionando y presionando y exagerando


el dolor hasta que sintió que estaba por estallar. De
repente, en el culmen del dolor, gritó: «Oh Arny, lo
que quería era explotar, ¡nunca fui realmente capaz de
explotar!» En ese punto se desconectó de su experiencia
corporal y comenzó a hablar conmigo. Me contó que
él necesitaba explotar y me preguntó si yo lo ayudaría a
hacerlo. «Mi problema», dijo, «es que nunca me expre-
sado lo suficiente, e incluso cuando lo hago, nunca es
suficiente».
Este problema es un problema psicológico común,
un problema que aparece en muchos casos, pero con
él se somatizó y ahora lo presionaba, urgentemente se
expresaba a sí mismo en la forma de un tumor. Ese fue
el fin de nuestro trabajo físico juntos. Se recostó y se
sintió mucho mejor. Aunque le habían pronosticado
muy poco tiempo de vida y había estado al borde de
la muerte, su condición mejoro y fue dado de alta en
el hospital. Fui a verlo después con mucha frecuencia,
y cada vez que él «explotó» conmigo. Hacía ruidos,
lloraba, gritaba y daba alaridos, sin que yo tuviera que
alentarle en lo más mínimo. Vivió por dos o tres años
más y finalmente murió habiendo aprendido a expre-
sarse mejor. Qué es lo que él alivió no lo sé, pero sé que
el trabajo mitigó sus dolorosos síntomas y lo ayudó a
desarrollarse.
Fue entonces, también que descubrí la conexión vital
entre los sueños y los síntomas corporales. Poco antes de
que haber ingresado en el hospital, el paciente soñó que
tenía un mal incurable y que la medicina para este mal
era como una bomba. Cuando le pregunté acerca de la
bomba, él hizo un sonido muy emocional y chilló como
una bomba cayendo en el aire: «Se levanta en el aire y
6

va dando vueltas sshhhsss… pfftpfff». En ese momento


supe que su cáncer era la bomba del sueño. Era su expre-
sión perdida tratando de salir, y al no encontrar salida,
salió a través de su cuerpo como un cáncer, y a través
del sueño como una bomba. Su experiencia diaria de
la bomba era su cáncer, su cuerpo estaba literalmente
explotando con toda su energía contenida. A su manera
el dolor se volvió su propia medicina, tal cual lo dijo el
sueño, curando su falta de expresión unilateral».9

Mindell llamó a este reflejarse de las experiencias físi-


cas en los sueños el «cuerpo soñante». Describió el cuerpo
soñante como un campo unificado, de carácter onírico, que
da expresión tanto a los síntomas corporales como a los sue-
ños. Publicó su primer libro sobre este concepto en 1982,
titulado The Dreambody: The Body’s Role in Revealing the
Self 10. Unos pocos años más tarde presentó su idea del cuerpo
soñante en una conferencia con la comunidad junguiana en
Zurich. Viendo su trabajo como un desarrollo dentro de la
psicología junguiana, le dio el nombre a su conferencia de
«La psicología junguiana tiene una hija».

Un salto cuántico hacia adelante


Cuando Mindell presentó su idea del cuerpo soñante a la comu-
nidad psicoterapéutica en Zurich, mostró su conexión con la
psicología junguiana y también con cuerpos de conocimiento
fuera de la ciencia occidental moderna, tales como el Taoísmo,
la alquimia, el shamanismo y las cosmologías indígenas. A

9
Arnold Mindell, Working with the Dreaming Body (London: Penguin-Arkana, 1984. Reim-
presión. Portland, Oregon: Lao Tse Press, 2002), 2-4.
10
Podría traducirse como: El cuerpo soñante: el rol del cuerpo en la revelación del yo profundo.
(N. del T.)
7

pesar de que el «Trabajo con el cuerpo soñante», como se lo


llamó entonces, todavía estaba firmemente basado en el con-
cepto junguiano de la teleología, esta hija de la psicología jun-
guiana se dirigía claramente por vía de la independencia.
El desarrollo del Trabajo con el cuerpo soñante dio un
salto cuántico cuando Mindell comenzó a diseñar un método
para seguir el proceso –o el flujo de la experiencia– basado en
las señales. Trabajando con sus colegas, estudió grabaciones
de video y aplicó su pensamiento científico para investigar
con precisión cómo un proceso se despliega y cómo podría
ser trabajado para que revele su significado implícito. Min-
dell desarrolló una técnica detallada para rastrear cómo la
experiencia se manifiesta a través de múltiples «canales» o
modos de representación. Esto le permitió aplicar el método
del cuerpo soñante más allá de los límites de la terapia indivi-
dual conversacional, en áreas como las del movimiento cor-
poral, el trabajo interno (auto-terapia), el trabajo relacional
y el trabajo grupal.
Esta fue una era excitante de experimentación y desa-
rrollo. Seminarios de una semana sobre síntomas corporales,
sueños infantiles, trabajo interno y meditación se mantuvie-
ron en los Alpes suizos. Tarde en la noche, Mindell y sus estu-
diantes se juntaban alrededor de una mesa en un restaurante
local, haciendo lluvia de ideas y diseccionando las técnicas y
conceptos del trabajo. Durante este periodo de crecimiento,
cada clase, seminario y taller se volvió una excitante búsqueda
para descubrir la estructura que está detrás del misterio del
proceso. La fuerza de las ideas, la emoción de probar cosas
nuevas, y la sensación de que algún misterio sería revelado
a la vuelta de la esquina, todo dotó a aquella época de una
sensación de apremio.
Después de muchos años de estar enfocados primordial-
mente en los síntomas corporales y los sueños, incluyendo los
8

síntomas crónicos y sus conexiones con los sueños infantiles,


Mindell amplió el Trabajo con el cuerpo soñante incluyendo
cualquier tipo de disturbio, conflictos, estados de ánimo, com-
plejos y problemas relacionales. Acuñó la frase «el sueño ocu-
rriendo en el momento» para transmitir la idea de que todos
los fenómeno experienciales son manifestaciones de una rea-
lidad onírica y pueden servir como puertas de acceso hacia
la conciencia no ordinaria. Cuando el Trabajo con el cuerpo
soñante expandió su foco para incluir toda clase de problemas
humanos, el trabajo comenzó a conocerse como «Psicología
Orientada al Proceso». El énfasis teórico de Mindell pasó de
la conexión entre sueño y cuerpo al concepto del «proceso
soñante» o «proceso onírico» como un campo unificado.

El mundo toca la puerta


Con el tiempo Mindell cambió su enfoque hacia el mundo
que estaba fuera de la psicoterapia persona-a-persona. Muchas
influencias contribuyeron a esto, incluyendo la creación de la
Research Society for Process-oriented Psychology (RS-POP)
en 1982. Un grupo de unos cincuenta estudiantes, colegas y
otras personas interesadas en el trabajo de Mindell se reunie-
ron y fundaron un instituto de investigación y capacitación.
Este grupo pronto se encontró tratando con problemas de
relación, de dinámica grupal y de rango y poder. La RS-POP
en sí misma era una oportunidad para probar nuevas ideas
usando el abordaje orientado al proceso. ¿Podía de alguna
manera el proceso soñante ser usado para trabajar los proble-
mas y desafíos que surgían en las interacciones, los grupos y
las organizaciones?
Otros factores también contribuyeron a la ampliación
de la propuesta orientada al proceso. La Psicología Orientada
al Proceso fue introducida en las agencias de servicio social
9

de Zurich y sus alrededores, dándoles mayor exposición


pública. La publicación del primer libro de Mindell también
hizo crecer su audiencia. A medida que el Trabajo de Pro-
ceso se volvió más conocido, estudiantes vinieron de todo el
mundo a aprender con Mindell en Zurich. Mindell también
comenzó a aplicar Trabajo de Proceso en varios escenarios y a
enseñarlo fuera de Suiza.
Por esa época de expansión y exposición pública, Min-
dell soñó que el mundo entero era su paciente.11 Sintió que
los problemas del mundo, las luchas políticas y sociales del
planeta, y el contexto social de los problemas personales
requerían desesperadamente atención. Probablemente este
era el Zeitgeist de la era, o tal vez era el foco en los grupos
grandes que comenzaba a desarrollarse más y más a medida
que más y más gente venía de todo el mundo a Zurich para
estudiar. Cualquiera que fuera la razón, el sueño del «pla-
neta como cliente» fue una fuerza que guió los siguientes diez
años de la evolución del Trabajo de Proceso. Durante esta
época el Trabajo de Proceso se expandió hacia nuevas áreas de
aplicación, incluyendo el trabajo con las interacciones, gru-
pos, organizaciones y clientes en estados alterados o extremos
de conciencia. Era una época de revelación durante la cual el
Trabajo de Proceso comenzó a interactuar con otros grupos y
modalidades, a comunicarse con una audiencia más amplia y
a posicionarse en el espectro de las psicoterapias.
Tres importantes desarrollos conceptuales fueron reali-
zados durante este tiempo. El trabajo de Mindell con enfer-
mos mentales crónicos trajo como consecuencia una teoría
y método para trabajar con estados de conciencia extre-
mos y alterados, tales como la psicosis, estados comatosos y
procesos adictivos. Su esposa, Amy Mindell, hizo una gran
11
Arnold Mindell, Sitting in the Fire: Large Group Transformation Using Conflict and Diversity
(Portland, Oregon: Lao Tse Press, 1995).
10

contribución a la teoría y práctica del Trabajo de Proceso con


su concepto de las metadestrezas,12 o actitudes del sentir, y su
descripción de su rol en la práctica del Trabajo de Proceso.
Una interacción incrementada con la comunidad ampliada
y un énfasis creciente en los grupos, las relaciones, y los pro-
cesos sociales condujo al desarrollo del Trabajo Mundial, una
propuesta de trabajo de proceso orientada al trabajo grupal.

City shadows

A mediados de los ochenta, Mindell fue invitado a trabajar


con el personal y los pacientes de una agencia de salud men-
tal en Duebendorf, Suiza.13 Esta institución incluía doctores,
trabajadores sociales, pacientes, internos, y también políticos
responsables de la fundación de la institución. Mindell tra-
bajó con los pacientes en la agencia y también con el más
amplio tema social de la salud mental en la ciudad. Escribió
acerca de su trabajo en esta área en City Shadows: Psychology
Interventions in Psychiatry,14, el cual conectó los conceptos
de proceso con la siquiatría. Al llamar a los pacientes psi-
quiátricos «sombras de la ciudad», Mindell enfatizó en la
relatividad de los estados psicóticos de conciencia. En lugar
de emplear el término «psicosis», Mindell acuñó el término
«estado extremo» para reflejar su observación acerca de que
los valores y normas de una cultura dada determinan cuando
un estado mental es normal o anormal. Veía los estados extre-
mos –tales como esquizofrenia, catatonia y depresión– de

12
Amy Mindell, Metaskills: The Spiritual Art of Therapy (Tempe, Arizona: New Falcon Press,
1994. Reimpresión. Portland, Oregon: Lao Tse Press, 2003).
13
Jean-Claude Audergon estaba trabajando en la agencia y organizó la visita de Mindell.
Audergon posteriormente aplicó Trabajo de Proceso en varias instituciones mentales en todo el
mundo, ayudando a establecer su presencia en la comunidad psiquiátrica.
14
Arnold Mindell, City Shadows: Psychology Interventions in Psychiatry. (New York: Routled-
ge, 1988),
11

una manera neutral, como estados alternativos de experiencia


más que como condiciones fijas, patológicas. Su propuesta de
las sombras de ciudad buscaba el valor y el sentido en estos
estados de conciencia y propuso maneras de hacerlos más úti-
les y menos perturbadores para los individuos y la sociedad.

El arte espiritual de la terapia

Un segundo desarrollo conceptual importante llegó después


de que el Instituto Esalen invitara a Arnold y Amy Mindell
a ser terapeutas residentes. El Instituto Esalen de California
es un centro internacionalmente conocido para la psicote-
rapia y el desarrollo personal. Mientras los Mindell residían
en Esalen, unos terapeutas les pidieron que reflexionaran en
su trabajo y lo contrastaran con otras propuestas. Esto esti-
muló a Amy a estudiar el trabajo de su esposo con mayor
detalle, con el fin de comprender las actitudes espirituales y
las propuestas emocionales que reposaban detrás de las téc-
nicas del Trabajo de Proceso.15 Su disertación doctoral, más
tarde publicada como Metaskills: The Spiritual Art of Therapy,
detalla las metadestrezas utilizadas en el Trabajo de Proceso y
discute su importancia para la psicoterapia en general. El tra-
bajo de Amy Mindell representó un punto de giro en el desa-
rrollo del Trabajo de Proceso. Su introducción al concepto de
metadestrezas hizo más explícita la dimensión espiritual de la
práctica psicoterapéutica.

Trabajando con el mundo

Después de pasar años viajando a los Estados Unidos para


enseñar, los Mindell y muchos de sus colegas se movieron

15
Amy Mindell, Metaskills.
12

a Portland, Oregon, para establecer un nuevo instituto de


entrenamiento e investigación en los Estados Unidos. Impul-
sados por el deseo de aplicar Trabajo de Proceso a los proble-
mas sociales, esperaban que Norteamérica fuera un ambiente
fértil para la siguiente fase de desarrollo del Trabajo de Pro-
ceso: su aplicación social y política en la vida de grupos y
comunidades.
Mindell introdujo sus primeras ideas sobre el trabajo con
grupos en su libro The Year I: Global Process Work with Pla-
netary Tensions.16 Su método para la transformación grupal y
la resolución de conflictos, o «proceso grupal», fue un camino
para que los grupos trabajen en su identidad, conflictos
internos, disturbios, y desarrollo global.17 Mindell encontró
su abordaje orientado al proceso al trabajo con grupos en el
concepto de la «democracia profunda». La democracia pro-
funda implica ayudar a que las distintas partes de un grupo
salgan adelante e interactúen unas con otras, inclusive aque-
llas partes que han sido silenciadas o son vistas como conflic-
tivas. A partir de la interacción entre todas estas partes, los
conflictos pueden ser resueltos y una noción de comunidad
más profunda es creada.
A principios de los noventa comenzaron a realizarse
seminarios anuales de «Trabajo mundial». Estos seminarios
eran grandes foros internacionales en los cuales los principios
y métodos de la democracia profunda eran aplicados a pro-
blemas políticos y sociales. Los métodos del trabajo mundial
también comenzaron a ser empleados para tratar tensiones

16
Arnold Mindell, The Year I: Global Process Work with Planetary Tensions (New York:
Penguin-Arkana, 1989). Ver también Jan Dworkin, «Group Process: A Stage for Personal and
Planetary Growth» (discusión de doctorado, Ph.D., The Union Institute, 1989).
17
Mindell inicialmente describió métodos prácticos de trabajo con el proceso grupal en The
Leader as Martial Artist: An Introduction to Deep Democracy Techniques and Strategies for Resol-
ving Conflict and Creating Community (San Francisco: Harper-Collings, 1992. Reimpresión.
Portland, Oregon: Lao Tse Press, 2000).
13

políticas y sociales en foros comunitarios, organizaciones,


y otros espacios grupales. En tales espacios, Mindell y sus
colegas vieron que los miembros que provenían de grupos
marginalizados con frecuencia tomaban el rol de ser los «per-
turbadores» en un grupo, provocando conflictos e interac-
tuando de formas que eran rechazadas o ignoradas por el
grupo como un todo. Esto cargó la responsabilidad del cam-
bio sobre los grupos e individuos marginalizados, cuando de
hecho era la tendencia predominante de la mayoría a des-
acreditar o ignorar aspectos de ella misma la que provocaba
que ensueñen el rol del perturbador. Como consecuencia la
propuesta de Mindell al trabajo grupal se enfocó mucho más
en las dinámicas de la marginalización, el poder y la obten-
ción de rangos.
Mindell identificó múltiples dimensiones del poder y
el rango que juegan un rol importante en la dinámica gru-
pal. Estas incluyen el rango psicológico y espiritual (fuerzas
internas como la autoestima, facilidad para manejar conflic-
tos, y creencias espirituales), así como el estatus sociocultural
(basado en las circunstancias personales y sociales del indi-
viduo). Su concepto de democracia profunda se expandió
hasta incluir las experiencias oníricas desacreditadas de los
individuos así como las partes marginalizadas de un grupo.
La democracia profunda no fue solo un método sociopolítico
para resolver conflictos y otros temas sociales, sino también
un método para ganar conciencia espiritual y psicológica que
permite a la gente encontrar fluidez e integridad en medio de
las tensiones sociales.
Mindell se preocupaba de que los participantes del
grupo, en el calor del conflicto, fueran con frecuencia dete-
nidos en las amarras de su identidad social. La realidad de
la injusticia y el calor de las emociones tendía a obscurecer
las dimensiones oníricas de las interacciones. Mindell buscó
14

desarrollar métodos de trabajo grupal que no privilegiaran


los temas sociales por sobre las experiencias soñantes. Él que-
ría que la democracia profunda sea una experiencia interna
a la vez que un encuentro social. Se cuestionaba cómo la
gente usaría su conciencia y accedería a su diversidad interna
incluso en medio de tensiones sociales e injusticia. ¿Cómo
podrían tener presentes las realidades trascendentes mientras
están sujetos por una urgencia de carácter social? Para encon-
trar respuestas a estas dudas, Mindell cavó más profundo en
la naturaleza de la conciencia y la realidad, y en el rol de
la conciencia en medio del conflicto. Regresó a sus prime-
ros estudios de matemáticas y física, esperando encontrar
más acerca del «misterio que yace detrás de nuestra forma
humana».18

Hacia una psicología sensiente


Los años que Mindell pasó explorando la conexión entre la
física y la psicología cerraron el círculo trayéndolo de vuelta
a sus primeros estudios en el Instituto Jung. Cuando él era
estudiante, había pretendido echar un puente entre el mundo
material de la física y el mundo psicológico del pensamiento,
los sentimientos y las experiencias inconscientes a través de
sus estudios sobre la sincronicidad. Más tarde como analista
experimentó con la conexión mente-cuerpo. Treinta años
después de su primer esfuerzo por tender un puente entre la
psicología y la física, él volvió a la física, esta vez buscando la
conexión teórica que enlazaba el mundo material y la reali-
dad soñante.
Mindell estaba motivado por su experiencia de tra-
bajo como psicoterapeuta por más de tres décadas, la que le

18
Arnold Mindell, Quantum Mind, 13.
15

mostraba cómo la gente de cualquier lugar parecía sufrir por


ser aislada de sus experiencias soñantes, sin importar cuáles
fueran sus problemas o diagnósticos. Él creía que «ignorar
al sueño es una epidemia global no diagnosticada. La gente
sufre de una forma crónica de depresión leve cuando se les
enseña a enfocarse en la realidad cotidiana y olvidarse de su
trasfondo soñante».19 En donde fuera que trabajaba, Mindell
veía que el sufrimiento provenía no solo de los problemas
sociales, la inequidad y la injusticia, sino también de pisar
demasiado ligeramente sobre la superficie de la existencia, de
una incapacidad para conectarse con la realidad no ordinaria.
A finales de los noventa Mindell amplió su teoría sobre
el sueño para tomar en cuenta una realidad de tipo soñante
que lo permea todo. Le llamó a esta el «Sueño»20 o el nivel
esencial sensiente de la realidad. Mindell diferenció este nivel
de realidad de los otros niveles que había tratado en su tra-
bajo inicial: la «realidad consensuada» (el mundo diario de
tiempo y espacio que generalmente se lo considera «real» y es
percibido mediante la conciencia ordinaria), y la «Tierra de
los sueños» (el mundo de los sueños, las proyecciones, emo-
ciones, fantasías y similares). Reconociendo la influencia de
las antiguas tradiciones indígenas y la física contemporánea,
Mindell explicó el Sueño como una realidad sensiente bajo el
umbral de la conciencia, una totalidad intacta de la cual sur-
gen señales, sueños y toda clase de fenómenos experienciales.
Mindell describió esta comprensión de la realidad y
su relación con el trabajo con el sueño en Dreaming While
Awake. También publicó una explicación teórica del tras-
fondo que unifica la física y la psicología, Quantum Mind.
19
Arnold Mindell, Dreaming While Awake: Techniques for 24-hour Lucid Dreaming (Charlot-
tesville, Virginia: Hampton Roads, 2000), 7.
20
«Sueño» en mayúsculas es utilizado para denotar el reino de la experiencia indiferenciada,
que Mindell también llama realidad sensiente. Cuando se escribe en minúsculas «sueño» se
refiere a distinguir y seguir las experiencias oníricas.
16

Siguiendo estos avances conceptuales, Mindell comenzó a


aplicar el trabajo sensiente, como lo llamó, al trabajo con
sueños, con el cuerpo, y en el Trabajo con el Mundo. Desa-
rrolló métodos sensientes que ayudaron a la gente no sólo a
vislumbrar este nivel no dualístico de realidad, sino también
a recuperar introvisiones y perspectivas más amplias para
su vida diaria de conflictos y problemas. Descubrió que el
trabajo sensiente tenía un profundo efecto sanador en los
individuos, grupos grandes e incluso en las situaciones de
conflicto.21
El abordaje sensiente de Mindell a la psicología con-
tribuye cambiar el paradigma de la psicología occidental
enfocada en la psique individual. Mientras que los últimos
cien años de psicología individual han estado centrados en
el desarrollo de la personalidad, los problemas de conducta
y en ayudar a la gente a desarrollar una noción de identidad,
la psicología sensiente se enfoca en ayudar a la gente a aban-
donar su noción del yo, volverse más conciente de la manera
en la cual se separan a sí mismos del «otro», y desarrollar una
identidad más fluida y multifacética. Cuando Mindell descri-
bió por primera vez la democracia profunda, la contrastó con
la democracia regular recordando el origen etimológico del
término. Demokratie, escribió, viene de las palabras griegas
gente (demos) y poder (kratie). Mediante su trabajo sensiente,
Mindell vio que la democracia, en su acepción común, se
trata del poder, pero la democracia profunda se trata de la
conciencia. La psicología sensiente le dio la pauta que estaba
buscando en su trabajo hacia la democracia profunda. Los

21
Las más recientes investigaciones de Mindell amplían el concepto taoísta del «camino»
e incluyen los caminos y posibilidades de la físicas de las partículas elementales. Sus últimas
exploraciones (2002-2005) de la electrodinámica cuántica de Richard Feynman (Princeton:
Princeton University Press, 1985), serán pronto publicadas. Estas nuevas ideas conectan el taoís-
mo, la física cuántica y la conciencia direccional sensiente de los pueblos aborígenes, haciendo
posible el descubrimiento de nuevos significados de los sueños y los sentimientos.
17

métodos sensientes ayudan a la gente a emplear su conciencia


para dar un paso fuera de su identidad ordinaria e identifi-
carse con la totalidad.
Desde las primeras investigaciones sobre los fenómenos
mente-cuerpo a finales de los setenta hasta su trabajo sen-
siente a mediados de la primera década del nuevo siglo, el
desarrollo del Trabajo de Proceso ha abarcado varias áreas:
trabajo corporal, trabajo con comunidades y grupos gran-
des, resolución de conflictos, trabajo con adicciones, trabajo
con relaciones, trabajo con personas comatosas, y trabajo con
estados de conciencia alterados y extremos. Ha contribuido
a y ha sido influenciado por todo un rango de tradiciones
y disciplinas, incluyendo el shamanismo, estudios sobre la
conciencia, tradiciones de salud alopáticas y alternativas, psi-
cología, siquiatría y física. Al llegar el Trabajo de Proceso a
su cuarta década de desarrollo, deja de ser predominante-
mente una modalidad psicoterapéutica. Debido a que está
mayormente enfocado en lo sensiente, puede ser descrito con
mayor precisión como una disciplina para la conciencia con
aplicaciones a lo largo de una variedad de dominios.
El hilo conductor que ha sostenido el desarrollo del
Trabajo de Proceso como un cuerpo coherente de teoría y
práctica es el reconocimiento de una realidad onírica sub-
yacente a la vida diaria y sus problemas. Su teoría original
del Cuerpo Soñante y las técnicas que desarrolló para seguir
el proceso onírico tenido una gran diversificación, pero los
principios básicos del Trabajo de Proceso permanecen cerca
de sus orígenes. El siguiente capítulo introduce aquellos
principios básicos y el resto del libro ilustra cómo aplicarlos
en la práctica.
19

Capítulo 2

Conceptos Básicos

Ir con la naturaleza sin esfuerzo, como lo hace un


pez o un maestro artesano, es nadar con la corriente,
dejar que tu cuchillo se deslice siguiendo la fibra. Cuando
la naturaleza es tomada como una guía, una amiga, la
vida se torna fluida, tranquila, gozosa incluso. La pre-
ocupación se marcha, la serenidad toma su lugar.
John Blofeld 22

Practicar Proceso implica entender el «proceso»» como


el flujo de la experiencia en uno mismo y en el entorno, e
implica seguir este flujo de un modo diferenciado. La trans-
formación ocurre naturalmente en la persona cuando ésta es
capaz de confiar en la naturaleza y puede fluir, puede moverse
de acuerdo con lo que está sucediendo.
Proceso ofrece un sistema conceptual y práctico para
seguir el proceso en la vida contemporánea, basado en
nociones básicas del Taoísmo, y en conceptos y técnicas
que provienen de la psicología, la física y varias tradiciones
espirituales.

22
John Blofeld, Taoism: The Road to Immortality (Boulder, Colorado: Shambhala, 1978),
10.
20

Seguir el flujo del proceso


Para seguir el flujo del proceso es necesario interesarse por lo
absurdo y lo imposible, es necesario ir contra toda creencia
y formas de ver convencionales. Mindell dice, metafórica-
mente, que seguir el proceso es «cabalgar sentado al revés».
Exige una forma distinta de mirar. «Seguir el mensaje no
deseado, no intencional va en contra de las creencias colec-
tiva. Esto nos dice que si sigues a lo desconocido, te llevará
hacia el borde del mundo… Pero el trabajo de proceso nos
muestra la redondez de nuestro universo. Nos muestra que
si tenemos el coraje de seguir las señales no intencionales, no
vamos a caer al abismo, sino que vamos a descubrir nuevos
mundos».
Seguir el flujo del proceso también implica ir con lo que
está ocurriendo en un momento dado, en lugar de resistirlo.
Esto no significa dejar que las cosas pases, pasivamente acep-
tando su opresión o daño. Significa que cuando un obstáculo
o dificultad se presenta, la encaramos con el fin de descubrir
cuáles cambios nos trae ese desafío. Esta es una actitud espi-
ritual que se interesa en descubrir cómo nuestro ser interior
se sintoniza con aquello que surge en el día a día y cómo eso
nos previene de ser víctimas de nuestras experiencias.
En principio, seguir el proceso tomando la dirección del
problema emergente podría percibirse como una decisión que
va contra la intuición, incluso peligrosa. Ir con el Tao dando la
cara a los problemas nos libera, deja disponible aquella energía
física y emocional que podríamos gastar en resistirnos.

Distinguir el flujo del proceso


En sus primeros escritos, Mindell describe al proceso como
«el cambio en lo que observamos, el flujo de las señales y los
21

mensajes que éstas llevan». Diferenciar el flujo del proceso


supone darse cuenta del cambio mientras ocurre, captar las
dimensiones ocultas, elusivas, de la experiencia. La TP (Tera-
pia de Proceso) en principio diferenciaba el flujo del proceso
en términos de «proceso primario» y «proceso secundario»,
ambos separados por un «borde». Posteriormente los concep-
tos de «realidad consensuada», «realidad no consensuada» y
«marginalización» se usaron con más frecuencia, dando mayor
énfasis al rol de la conciencia en el seguimiento del proceso.

Proceso primario, secundario y borde

El término «proceso primario» se refiere a aquellas experien-


cias que son mejor conocidas y cercanas a la sensación de
identidad de la persona. «Proceso secundario» se refiere a
aquellas experiencias que están alejadas de la sensación de
identidad de la persona. Ambos procesos están separados por
un «borde». El borde representa el límite de la experiencia
conocida así como el punto de contacto con experiencias o
identidades desconocidas. Un borde es con frecuencia sen-
tido como incómodo, trae nerviosismo o excitación, porque
es un encuentro con algo nuevo y no familiar.
Estos conceptos –proceso primario, secundario y
borde– ofrecen el marco conceptual para rastrear la expe-
riencia y organizar la información perceptible –fenomenoló-
gica–. Este marco es útil a la hora de discernir cuáles partes
de la experiencia de la persona están cercanas a su sensación
diaria de sí misma, y cuáles partes están separadas o alienadas
y retienen significados e información potencialmente útiles
para su identidad «normal». En nuestra vida cotidiana recibi-
mos constantemente mensajes de nuestros procesos primarios
y secundarios así como de las otras personas. Las informacio-
nes primarias y secundarias generalmente se contradicen o
22

producen conflictos entre ellas. Por ejemplo, una empleada


puede quejarse con sus compañeros de sentirse exhausta,
pero gastar una hora charlando animadamente en el teléfono
con una amiga. Un hombre puede salir de su apartamento
sonriéndole alegremente a su vecino, e inmediatamente, vol-
tearse y salir muy de prisa hacia el pasillo, antes de quedar
atrapado en una larga conversación. ¿Y quién no ha tenido
la experiencia de decir o hacer algo que en realidad jamás se
planteó?
Los procesos rara vez son totalmente conocidos (pri-
marios) o desconocidos (secundarios). Algunos aparecen solo
como remotas u oscuras imágenes de sueño, mientras que
otros son bien conocidas (primarios) pero no agradables o
prejuiciadas (secundarios). Una persona puede estar cons-
ciente de un proceso secundario pero ser incapaz de ver su
valor. Esto puede verse en el ejemplo de una facilitadora,
«Laura», trabajando con una cliente, «Jean», quien tiene
una tendencia meditativa que la jala hacia la introversión.
Jean es una persona ocupada, que está comprometida con
su trabajo y es exitosa en él, y tiene una familia animada y
en crecimiento. Desde su proceso primario, se describe a sí
misma como «activa», «ocupada» y «cultivada». La introver-
sión es un proceso secundario para ella. Ella se da cuenta de
su tendencia pero la experimenta como «depresiva». No le
gusta y no puede ver que tenga ningún valor en su vida. Ella
desea que desaparezca, simplemente. El proceso primario de
Jean –ser activa–, y su proceso secundario –meterse hacia
adentro, interiorizar– están separados por un borde. Este
borde está estructurado por la creencia de Jean de que ella no
tiene tiempo para meditar, por lo cual no puede verlo como
valioso. En el trabajo de Laura con Jean, los conceptos de
primario, secundario y borde, sirven como un esquema diná-
mico e interactivo para diferenciar varias partes del proceso
23

de Jean, señalándonos experiencias que pueden necesitar


encontrar mayor expresión en la vida de Jean.

Las esferas de lo consensuado y lo no


consensuado, y la marginalización

A medida que la TP se ha desarrollado, otros términos han


venido a usarse para describir el flujo del proceso. Mientras
que ‘proceso primario’, ‘proceso secundario’ y el ‘borde’ toda-
vía se usan para describir y rastrear el flujo de la experiencia
individual, los conceptos, más amplios, de realidad consen-
suada (RC) y no consensuada (RNC) y de marginalización
son usados adicionalmente para explicar la interacción entre
percepción y experiencia de modo más completo. La RC des-
cribe la esfera de la experiencia que es generalmente aceptada
o sobre la que todos aceptan como «real». La RNC consiste
en aquellas experiencias subjetivas, oníricas (de índole similar
a la de los sueños), que no son tomadas como «reales», tales
como los sueños, los sentimientos, las fantasías, las proyec-
ciones y otras experiencias que construyen nuestro mundo
interno. Mientras que las experiencias de la RC pueden
ser discutidas y descritas objetivamente, las experiencias de
la RNC son aquellas que las personas normalmente no se
permiten sentir, de las que no hablan o de las que no están
conscientes.
Las experiencias de la RNC son por lo general margi-
nalizadas. Pueden ser desautorizadas o repudiadas, ignoradas
o no vistas. La percepción y la conciencia son gobernadas
por la marginalización. No podemos funcionar si no mar-
ginalizamos algunas de nuestras percepciones en favor de
otras. A nivel social, algunas experiencias son vistas como
«normales» y son incluidas en nuestra identidad cotidiana y
nuestra visión del mundo. Otras, en cambio, son apartadas o
24

rechazadas como «no mías», como «no-yo». A veces las expe-


riencias son marginalizadas porque son amenazantes. A veces
esto ocurre cuando las experiencias son demasiado sutiles o
inusuales para nuestra que conciencia ordinaria las perciba.
Se requiere entrenar la conciencia para desarrollar la lucidez
o «segunda atención»23, necesaria para percibir aquellas expe-
riencias. En todos los casos, los bordes son producto de la
marginalización. Ellos marcan los límites de lo que es perci-
bido, experienciado, aceptado como «real» o incorporado a
la identidad de la persona.
En el ejemplo anterior de Laura y Jean, la experiencia
RC de Jean consiste en su trabajo, familia y todas las activi-
dades que son parte de su ocupada vida. Le molesta su expe-
riencia de RNC de ser arrastrada hacia un estado meditativo
y quieto. Ella describe su experiencia de esta tendencia como
un sentimiento de depresión, que va viene por momentos. Le
describe estos sentimientos a Laura con voz irritada, sonando
como si ella deseara que desaparecieran. La descripción de
Jean sugiere que la experiencia está siendo marginalizada. Su
proceso primario ser activa más la creencia de que la interio-
rización es una pérdida de tiempo arroja una luz ‘problemá-
tica’ a la situación. Laura usa los conceptos de RC, RNC y
marginalización para comprender la experiencia de Jean de
forma más completa. Ella ve que la perspectiva de la RC se
impone y que la experiencia de la RNC no está siendo com-
pletamente conocida ni apreciada. Tal como ocurre con el
rumor, una historia se cuenta desde un punto de vista –en
este caso, la perspectiva de la RC–. Una vez que los com-
ponentes de la RNC y de la RC de la experiencia de Jean
sean identificados, ella podrá reconocer sus tendencias hacia
la actividad y la introversión más plenamente.
23
Arnold Mindell, The Shaman’s Body: A new Shamanism for Transforming Health, Relationships
and Community. San Francisco: Harper Collins, 1993.
25

Darse cuenta de y despliegue de un proceso

Darse cuenta de un proceso supone el uso de una conciencia


discriminadora (en el sentido de diferenciadora). Tomando
de los escritos de Carlos Castañeda, Mindell usó los térmi-
nos «primera atención» y «segunda atención» para distinguir
entre diferentes tipos de conciencia cómo se relacionan con
las realidades consensuada y no consensuada. La primera
atención es la conciencia empleada en percibir la realidad
consensuada –el mundo de los objetos, las personas y los
eventos–. La segunda atención percibe las experiencias no
intencionales, a menudo irracionales, que son ignoradas por
la primera atención. Mindell define a la segunda atención
como la habilidad para «[enfocarse] en cosas que normal-
mente descuidas, centrarse en experiencias internas y exter-
nas de carácter subjetivo, irracional». La segunda atención
es la llave hacia el mundo del sueño, el inconsciente y los
movimientos oníricos, los accidentes [sincronicidades], lap-
sus verbales que suceden todo el tiempo»24.
Desplegar un proceso implica advertir una experiencia
secundaria (RNC) en la descripción inicial de un problema,
amplificar su expresión hasta que un nuevo significado o
aspecto de la identidad emerja, para entonces integrar esta
nueva experiencia en la vida diaria. El Trabajo de Proceso
emplea un método detallado para rastrear RNC en el desplie-
gue del proceso. Este método, basado en conceptos de la teo-
ría comunicacional25, tales como comunicación intencional y
no intencional. El proceso primario transmite comunicación
intencional a través del lenguaje y de gestos deliberados. El
proceso secundario transmite comunicación no intencional

24
Íbid. 24-25
25
Paul Watzlawick, Janet B. Bavelas, and Don D. Jackson, The Pragmatics of Human Com-
munication: A Study of Interactional Patterns, Pathologies, and Paradoxes (London: Faber, 1968).
26

no verbal, mediante posturas corporales, gestos y movimien-


tos, y verbal a través de patrones del habla que contienen
significados implícitos y del paralenguaje –que incluye tono
de voz, ritmo y volumen–. La conversación ordinaria siem-
pre contiene comunicación intencional y no intencional. La
confusión y la falta de comunicación son a menudo resul-
tado de mensajes dobles, o producto de la confusión entre la
comunicación intencional y no intencional. Muchos de los
conflictos se derivan de poderosos mensajes no verbales que
están detrás de la comunicación intencionada.

Señales, canales y retroalimentación

La comunicación intencional y no intencional está com-


puesta por numerosas «señales» o piezas de información.
Las señales pueden ser fácilmente perceptibles o difíciles de
detectar. Aquellas que son perceptibles para los sentidos se
llaman «estables» o «no intermitentes», porque persisten el
tiempo suficiente para que la percepción ocurra. Las seña-
les que escasamente atraviezan el umbral de la percepción se
llaman «intermitentes», «flirts» o «pre-señales».26 Estas seña-
les pueden apreciarse fugazmente, pero no persisten el plazo
suficiente o con la intensidad suficiente para volverse focos
de atención.
La práctica de TP básicamente demanda las habilida-
des para detectar señales intermitentes y no intermitentes,
para diferenciar entre señales de la realidad consensuada y no
consensuada, y para seguir las señales oníricas desde la reali-
dad consensuada hacia la realidad de sueño. A manera de las
piedras adecuadas para pisar al atravesar un río, es necesario
seguirlas las señales con precisión, de una en una. En lugar

26
Arnold Mindell. Dreaming While Awake.
27

de fijar la vista en la ribera lejana, anticipándonos a dónde


llegaremos, necesitamos buscar la piedra que está inmediata-
mente frente a nosotros, y seguir piedra por piedra hasta que
alcancemos el otro lado.
Nos referimos a los pequeños trozos de información
onírico que aparecen en las señales intermitentes y no inter-
mitentes como «información sensorialmente arraigada».
La información sensorialmente arraigada es el lenguaje del
proceso onírico. Comunica información secundaria en sus
propios términos y a su manera. El proceso secundario es
normalmente descrito a través del filtro de las ideas e inter-
pretaciones del proceso primario. Por ejemplo, la tendencia
meditativa de Jean es descrita, desde su proceso primario,
como una sensación conflictiva de depresión. Esta no es la
descripción de la experiencia onírica en sí misma. Con el
fin de obtener detalles acerca de la experiencia onírica en
sus propios términos, libre del sesgo impuesto por el pro-
ceso primario, debe obtenerse información sensorialmente
arraigada. Para hacerlo, Laura le pide a Jean que describa su
sensación de depresión: «Cómo experimentas la depresión?»
Jean replica que se siente como si algo la jalara hacia adentro,
haciéndola sentirse «pesada» y «lenta». Mientras habla mira
hacia abajo,y sus ojos se cierran levemente. Su respiración
se hace más lenta y sus hombros se encorvan ligeramente.
Estas señales verbales y paralingüísticas son información sen-
sorialmente arraigada. Son piedras-de-paso hacia el proceso
onírico en la experiencia depresiva de Jean.
Las señales sensorialmente arraigadas son comunicadas
mediante «canales». Un canal es un modo sensorial, kines-
tésico o relacional de percibir o comunicar las experiencias.
Cuando miramos u observamos algo, estamos usando el
canal visual. El sentir algo en el cuerpo ocurre en el canal
propioceptivo. Experienciar algo a través del movimiento
28

ocupa el canal kinestésico, y escuchar algo o usar sonido


para comunicarse involucra al canal auditivo. También
ocurre que tenemos experiencias en el canal relacional, en
interacción con otros, o en el canal mundial, en el cual la
experiencia está centrada en el entorno (por ejemplo, insti-
tuciones, eventos mundiales, la tierra, la naturaleza). En el
caso del trabajo de Jean con Laura, las señales del proceso
secundario de Jean de introversión (suspirar, encorvarse, los
ojos ligeramente entrecerrados) están siendo comunicadas
principalmente mediante el canal propioceptivo. Esto es
transmitido en la primera descripción que hizo Jean de su
experiencia como la de una sensación corporal «pesada» y
«lenta». Si Jean hubiera dicho que se sentía «jalada» o «aplas-
tada», entonces ella habría estado usando términos kinesté-
sicos para expresar la experiencia secundaria. El canal o los
canales a través de los cuales sus señales oníricos se expre-
san indican la vía más efectiva para entablar comunicación
con el proceso onírico.

Retroalimentación y amplificación

El seguimiento de la información sensorialmente arraigada


está gobernado por la retroalimentación. La TP tomó el con-
cepto de retroalimentación de la teoría de sistemas, según la
cual la retroalimentación es información que ayuda a ajustar o
mantener el rendimiento de un sistema. Puede ser negativa o
positiva. El termostato en un sistema de calefacción casero es
un buen ejemplo de un sistema de retroalimentación. El ter-
mostato recibe información sobre la temperatura de la casa.
Si la información que recibe es «negativa», o diferente que
la temperatura promedio establecida, el termostato apaga la
hornilla para incrementar la producción de calor, o la apaga
para reducir la producción de calor. La retroalimentación
29

permite al sistema mantener el equilibrio (homeostasis), sin


que se sobrecaliente o se enfríe demasiado.
Aunque la TP tomó prestados los términos «retroali-
mentación negativa» y «retroalimentación positiva» de la teo-
ría de sistemas, los usa de un modo distinto. «Retroalimen-
tación positiva» se refiere a la intensificación de la señal en
respuesta a una intervención. «Retroalimentación negativa»
se refiere a una visible falta de incremento en la fuerza de
la señal en respuesta a la intervención. Retroalimentación
negativa no significa que la intervención es «incorrecta», así
como retroalimentación positiva no indica que la interven-
ción es «correcta». Ambas proveen información acerca del
proceso de la persona, señalando el siguiente paso en el pro-
ceso de acceder a la experiencia onírico.
La pregunta de Laura acerca del sentimiento de depre-
sión de Jean es una intervención que busca más informa-
ción acerca del proceso secundario de Jean. Cuando Laura
pregunta: «¿Cómo experimentas la depresión?», los hombros
de Jean caen y sus ojos se entrecierran levemente mientras
describe la sensación de pesadez y lentitud que la invade.
Este incremento en la producción de señales oníricas es una
retroalimentación positiva. Le dice a Laura que el proceso
onírico se sabe localizado y se está expresando en su propio
lenguaje. Las señales no verbales de Jean son una «respuesta
somática» a la intervención de Laura, una respuesta física que
sugiere la disposición de ir más profundo hacia un estado
interior.
Cuando hablamos a las señales, brindando la atención
y el ánimo de la terapeuta, ellas se vuelven más fuertes, es
decir, se «auto-amplifican». Como una persona que está per-
dida en el bosque, las señales oníricas gritan para ser escucha-
das. Si no obtienen respuesta, sus voces se debilitan. Cuando
finalmente escuchan a alguien llamándolas, ¡se excitan! ¡Hay
30

alguien allá afuera! Sus gritos se vuelven nuevamente fuertes.


Amplificar las señales sensorialmente arraigadas mediante la
retroalimentación permite que la experiencia onírica emerja.

Señales dobles y ensoñación con el otro

La mayoría de intercambios de señales ocurre bajo el umbral


de la conciencia ordinaria. Aun cuando advertimos algo de
las señales no verbales del proceso secundario, se requiere
una clase especial de conciencia para seguir y desplegarlas, y
para comprender su mensaje. Sin la habilidad para distinguir
entre señales primarias y secundarias, podemos confundirnos
o sentirnos irritados por los dobles mensajes. Por ejemplo, las
señales no verbales de Jean expresan depresión, mientras que
sus signos verbales expresan cuan ocupada, optimista y activa
ella es. Su introversión es comunicada a través de señales no
verbales muy sutiles como los hombros caídos y encorvados,
los ojos entrecerrados, y sus frases que se van apagando.
Los mensajes dobles o «señales dobles», como se las
conoce en TP, pueden conducir a un fenómeno llamado
«ensoñación con el otro». Esto se refiere al efecto de la comu-
nicación no intencional de una persona sobre otra. Una
persona ha sido ensoñada cuando responde a las señales no
intencionales de otra sin ser consciente de la comunicación
que ha disparado su respuesta. La ensoñación con el otro
sucede como parte normal de toda interacción humana.
Puede suceder entre amigos, familiares, conocidos, así como
entre facilitador y cliente.27 Aquí tenemos un ejemplo coti-
diano del ensoñar con el otro: dos amigos están involucra-
dos en una conversación, y uno de ellos no se percata de las
27
Para una exploración exhaustiva del ensoñar con el otro (dream up), su teoría y usos tera-
péuticos, ver Joseph Goodbread, Radical Intercourse» How Dreams Unite Us in Love, Conflict and
Other Inevitable Relationships (Portland, Oregon: Lao Tse Press, 1997).
31

sutiles señales de tensión en el cuerpo del otro, en su postura,


su expresión facial y tono de voz. El comienza a reaccionar a
las señales de su amigo retrayéndose un poco, sintiendo que
su amigo está descontento con él de algún modo. Todo esto
ocurre fuera de su conciencia. Sus reacciones sencillamente le
ocurren. Una vez que ya no está en compañía de su amigo,
estas reacciones desaparecen. Esto es también característico
de una experiencia de ensoñar con el otro. La experiencia
solo persiste mientras estamos en presencia de las señales
dobles de otra persona.

¿Quién está siguiendo el proceso?


Seguir el proceso depende de la conciencia del facilitador y la
cliente. El facilitador diferencia lo primario de lo secundario,
se da cuenta de las señales, distingue los canales y percibe
la sutil retroalimentación. Esto requiere el desarrollo de una
conciencia sutil que perciba las experiencias de la RNC. La
cliente se hace conciente de su experiencia, se da cuenta de
sus sensaciones, sentimientos y percepciones y se conecta con
experiencias que están muy lejos de su identidad ordinaria.
Por esta razón nos generalmente no referimos a la TP como
un método de despertar la conciencia. En particular, obser-
var la experiencia fuera de la conciencia ordinaria requiere de
un estado de conciencia desprendida, desapegada, a la que se
conoce como «metacomunicación».

El metacomunicador

Hasta ahora nuestra discusión sobre el seguimiento del pro-


ceso se ha enfocado en diferenciar entre las partes primaria
(RC) y secundaria (RNC) de un proceso. Esto implica distin-
guir entre aquellas características que una persona reconoce
32

como «yo» y aquellas que son experimentadas como «otro»


o que son perturbadoras en alguna forma. Otra tarea impor-
tante al seguir el proceso es ser conciente del narrador de
una experiencia. En otras palabras, es importante ser capaz
de discernir quién está contando la historia.
El cómo una persona describe su proceso es una fun-
ción del metacomunicador, quien se asemeja al concepto del
«observador desapegado» que encontramos en el budismo.
Es una capacidad auto reflexiva para notar, organizar y repor-
tar sobre la propia experiencia. Algunas veces se le llama el
«testigo», «observador», «narrador» e incluso «facilitador
interno». El metacomunicador se vuelve evidente a través de
escuchar detenidamente cómo las personas hablan acerca de
sus experiencias, y preguntándose uno mismo: «¿Quién está
contando la historia aquí? ¿Quién está reportando el pro-
blema y cómo lo está describiendo? Si una persona dice «No
debería estar tan enojada, pero no puedo evitarlo». ella no
sólo está diciéndote su problema (la ira) sino que también te
está diciendo lo que su metacomunicador piensa sobre ello
(esto no debería ser tan importante).
Si no hemos cultivado activamente la capacidad para
la conciencia desapegada, nuestra percepción de nuestro
proceso no es neutral. Las miradas condicionadas de ver el
mundo, a nosotros mismos, y a nuestros problemas filtran
nuestra experiencia perceptual. Nuestra crianza, educa-
ción, influencias culturales, creencias religiosas, visiones del
mundo, e historias personales colorean nuestras percepcio-
nes. Como resultado, el metacomunicador generalmente está
prejuiciado. Ignora o desacredita las experiencias secundarias,
tales como figuras de sueño, organizando la conciencia a tra-
vés del filtro de su proceso primario. Considera una escritor
trabajando en la tarea de terminar un libro. Él se da cuenta de
un dolor de espalda producto de sentarse demasiado tiempo
33

en un solo sitio. Apenas distingue el dolor, se irrita y piensa,


«Oh, no! Mi espalda me duele, pero casi he terminado, no
quiero parar». Su metacomunicador, aquel que nota el dolor
de espalda, se alinea con la tarea de escribir el libro. Está per-
cibiendo la experiencia pero se inclina hacia la dirección de
los objetivos de su proceso primario (ver Figura 2.1).
El proceso de reflexionar sobre y trabajar con las expe-
riencias internas –mediante prácticas psicológicas o medita-
tivas específicas o a través de la experiencia vital en general–
flexibiliza la postura del metacomunicador. Gradualmente
nuestra percepción se vuelve más neutral, y el metacomu-
nicador se interesa más por el todo que por un aspecto par-
ticular. En un sentido, un metacomunicador desarrollado es
profundamente democrático, como un buen facilitador de
grupo. Busca partes de la personalidad que han sido deja-
das fuera o ignoradas, y hace espacio para que ellas entren al
juego, se expresen e interactúen con las demás partes.
Un metacomunicador desarrollado y más neutral es
llamado también segunda atención. Tiene la capacidad de
advertir experiencias de RNC tanto como RC. La segunda
atención tiene mayor capacidad para reflexionar sobre sí
mismo que la conciencia ordinaria. Distingue entre per-
cepciones de la experiencia sensorial y juicios acerca de la

Proceso Proceso
primario secundario
(escribir) (dolor de espalda)
MC

Figura
2.1. El metacomunicador (MC) a través del filtro del proceso primario
34

MC

Proceso Proceso
primario secundario
(escribir) (dolor de espalda)

Figura
2.2. Un metacomunicador (MC) desapegado.

experiencia, y por lo tanto, es vital para seguir un proceso


onírico. Sin la habilidad de distinguir percepción de juicio
o interpretación, es fácil perderse en la reacción frente a una
experiencia y ser incapaz de entrar a la experiencia onírica
misma. Nuestro escritor, por ejemplo, se da cuenta del ligero
dolor de espalda fruto de sentarse demasiado tiempo en una
posición. Tan pronto como nota el dolor, es conciente de una
vaga sensación de irritación y del pensamiento «¡No quiero
tener que moverme!, quiero terminar esto antes de que se
acabe la mañana». Su capacidad para una comunicación des-
apegada le sirve para diferenciar entre sus varias percepcio-
nes, sin alinearse con ninguna de ellas. Aunque una de las
experiencias (su irritación) es antagonista de la otra (su dolor
de espalda), su segunda atención no se alinea con ninguna de
las experiencias. En su lugar, las considera con una curiosidad
neutral. Esto está representado en la Figura 2.2.

El continuo de la metacomunicación

La capacidad para metacomunicar puede concebirse como


un continuo. En un extremo del continuo de la metacomu-
nicación están estados de conciencia, como por ejemplo esta-
dos psicóticos o comatosos, en los cuales hay poca o ninguna
35

capacidad metacomunicativa. Entre los polos del continuo se


ubican otros estados de conciencia, caracterizados por varia-
bles capacidades de pensar y hablar neutralmente acerca de la
experiencia personal. Por ejemplo, una persona en un estado
afectivo intenso, tal como la ira o la tristeza, puede ser inca-
paz de hablar acerca de su experiencia por en ese momento.
La capacidad para metacomunicarse está momentánea y leve-
mente disminuida. Estados más fuertemente alterados, que
duran lo suficiente para amenazar el desempeño diario tienen
un metacomunicador más reducido aún.
Por ejemplo, si alguien está en un estado alterado,
puede no ser capaz de hablar normalmente. Si tú le preguntas
«¿Cómo estás hoy?» y la persona entra en un largo periodo de
retraimiento, las intervenciones que dependen de la capaci-
dad de la persona de metacomunicarse no van a funcionar.
En su lugar, se requieren intervenciones que no comprome-
tan la conciencia ordinaria de la persona. El facilitador puede
plegar al estado de la persona, sentándose en silencio con ella,
o enfocarse en su propia experiencia interna, podría enfo-
carse en sus propias tendencias hacia meterse en sí misma,
cuales quieran que fueran. O sin hablar directamente con
la cliente, el facilitador podría hablar en voz alta acerca del
conflicto interno de la cliente acerca del retraerse o del invo-
lucrarse socialmente. Si es apropiado para la situación y la
persona, el facilitador puede cambiar de canal y motivar al
estado retraído de la cliente mediante movimientos o con-
tacto físico. Como quiera que trabaje, el facilitador debe
intervenir de un modo que siga el proceso de la persona sin
usar el filtro del metacomunicador.
Puede que sea difícil de accesar al metacomunicador
desapegado cuando la persona está en lo que llamamos el
estado ordinario de conciencia. Por ejemplo, cuando estamos
en un estado de ánimo como el dolor, la ira, los celos, el
36

enfurruñamiento, con frecuencia sentiremos difícil o impo-


sible reflexionar neutralmente sobre nuestros sentimiento. El
metacomunicador mismo está sumergido en ese clima. La
TP trabaja con ánimos, afectos; y para los estados de con-
ciencia alterados o extremos usa métodos para accesar a los
procesos secundarios que no requieran de intervenciones que
se basen en el uso de la metacomunicación ordinaria.

Metadestrezas
La neutralidad y desapego del facilitador reflejan son solo su
metacomunicador desapegado o segunda atención, sino tam-
bién sus metadestrezas28. Las metadestrezas son las actitudes
sentidas, los valores y las creencias que profundamente expre-
san nuestra manera de trabajar con los otros. Las metadestre-
zas engloban creencias sobre la vida y la muerte, la natura-
leza, el aprendizaje y el crecimiento, así como el sentimiento
con el cual aplicamos nuestras destrezas. Ellas insuflan vida a
las intervenciones, haciéndolas efectivas, haciendo que nues-
tro trabajo esté vivo.
Las metadestrezas son cultivadas, más que aprendidas.
Pueden desarrollarse naturalmente a partir de la experiencia de
la vida, o pueden desarrollarse como resultado de una esfuerzo
de la conciencia. Muchas metadestrezas le llegan naturalmente
a las personas, a veces desde edad temprana. Otras vienen
como producto de la madurez o de ser sometidos a condi-
ciones duras. Algunas personas desarrollan metadestrezas en
asociación con una práctica espiritual o de un camino de vida
intencionado, o a través de su trabajo en el mundo o en sus
interacciones con otra gente. Algunas de las metadestrezas que
son centrales en TP son descritas a continuación.

28
Amy Mindell, Metaskills.
37

Seguir la naturaleza

«Seguir la naturaleza» supone confiar que una solución o


camino a seguir emergerá de nuestros sueños. Este enfoque es
fundamental para la práctica de TP. Confiar en la naturaleza
y confiar en el proceso significa que el verdadero facilitador
de un proceso es la naturaleza, no la persona. La metadestreza
de seguir la naturaleza es la «actitud amorosa que sustenta
lo que está tratando de suceder. Esta es la actitud regia que
renuncia a la elección o modo personal con el fin de ampli-
ficar la supraordenación del destino… [Ella posee una espe-
cial] relación con el mundo de la naturaleza y sus sucesos y
puede seguirlos aun cuando su dirección parezca extraña»29.
Cuando el facilitador confía en la naturaleza, está
abierto y respeta el proceso onírico. Tiene el deseo sincero
de observar sus señales y seguirlas exactamente. Visualiza su
tarea como la de facilitar una relación entre la identidad con-
ciente y el proceso onírico, que busca expresión mediante
dificultades o disturbios.30 La solución de un problema o la
curación no es su objetivo, aunque pudieran ocurrir como
parte del proceso. Confiar en la naturaleza implica creer
en el cliente y creer que el proceso del cliente mostrará el
camino. Bajo la influencia sanadora de esta metadestreza, los
clientes no se sienten patologizados; de hecho, ellos sienten
menos presión hacia el cambio o hacia alcanzar objetivos.
Ir con la naturaleza beneficia a los facilitadores, desde que
el facilitador fluye con ella es menos propenso a quemarse
porque no se resiste a lo que está ocurriendo. En lugar de
forzarse para obtener el cambio o el logro de una solución,
29
Arnold Mindell, River’s Way» The Process Science of the Dreambody (London» Routledge &
Kegan Paul, 1985), 137-38.
30
Mientras que este concepto de facilitador se encuentra en muchos escritos y clases orales
de TP, estamos en deuda con Max Schupbach por su énfasis particular en el terapeuta como
«facilitador de la relación interna».
38

sigue la sabiduría del proceso y las soluciones que el proceso


mismo brinda.

Mente de principiante

«Mente de principiante» significa seguir el proceso sin juicios,


interpretación o prejuicio. La mente de un principiante es
curiosa, abierta y entusiasta. No mira la vida con ojos escép-
ticos. Ve cada experiencia como algo nuevo. Caminar en el
bosque a menudo enseña a tener mente de principiante. Aun
cuando caminemos el mismo camino, cada día nos encontra-
remos con algo fresco, nuevo e inesperado. Un brote invisible
ayer se puede ver hoy día. Hongos nacidos durante la noche,
y si todavía estuviéramos pensando en la caminata de ayer,
nos perderemos ver la nueva tanda de setas doradas que des-
puntan ahora bajo las agujas de los pinos.
Empleando una mente de principiante, el facilitador
se da cuenta del esqueleto de la experiencia, de su estruc-
tura básica. Si una cliente habla sobre sentirse herida por la
naturaleza distante de su pareja, el facilitador escucha la his-
toria como si no tuviera idea de lo que «herida», «pareja» o
«distante» significan. Todo necesita ser alcanzado con una
mente vacía, como si no hubiera ningún conocimiento pre-
vio a la experiencia. Si el facilitador piensa que «herida» sig-
nifica sentirse triste y abandonada, se puede perder el breve
centelleo en los ojos de la cliente cuando habla sobre la natu-
raleza distante de su pareja. Podría perder el énfasis adicional
y la mirada soñadora puestos cuando la cliente describe a
su pareja, y perderse un portal hacia algo especial. Incorrec-
tamente asumirá que el proceso gira alrededor del sentirse
herida y abandonada, de tal modo que perderá la oportu-
nidad de explorar la fascinación de la cliente con su propia
distancia y desapego.
39

El facilitador con una mente de principiante es


curioso, se deleita en aprender y explorar la naturaleza.
Como el visitante de un nuevo mundo, incorpora infor-
mación nueva, la respeta, y aprende de ella. Sin esta meta-
destreza, los facilitadores luchan por seguir las experiencias
de los clientes fielmente. Se pueden perder las señales del
proceso onírico porque están demasiado preocupados en
juzgar, guiar o interpretar el proceso desde su propio punto
de vista.

Mayorazgo (eldership)

Un anciano es como una amorosa abuela que te hace sen-


tir mejor, pero no ha visto demasiado ni hecho demasiado
para lograr tener todo el conjunto de los detalles particu-
lares y las pasiones de la vida cotidiana. La metadestreza de
la madurez es una actitud de soporte, amor y sobre todo,
inclusión. Valora cada parte del proceso de la persona, bus-
cando facilitar la expresión de todas sus partes. El anciano
no presiona por resultados. No trabaja duro hacia ningún fin
en particular. Adopta la meta de la cliente, pero también ve
más allá de la situación coyuntural. Esta actitud no es fácil de
desarrollar. Sentir compasión por la gente y desear lo mejor
para los otros con frecuencia nos hace asociarnos con nues-
tros clientes para empujar por que ciertas cosas cambien. Aún
cuando esto podría ser útil, es solo una parte del proceso del
cliente. La metadestreza del mayorazgo mira las cosas desde
una perspectiva de largo plazo, reconociendo lo momentá-
neo y lo eterno, lo personal y lo impersonal.
El anciano es capaz de trabajar en diferentes niveles de
la realidad simultáneamente; puede seguir un proceso en el
presente momento a la vez que tiene en mente una noción
de la historia y el contexto. La autoridad del anciano deriva
40

de su perspectiva global y su sentido de ser guiado por algo


más grande que él mismo. Esta metadestreza genera con-
fianza porque es imparcial y desapegada de cualquier resul-
tado específico.

No cambies

Barbara Hannah, una de las maestras favoritas de Mindell,


solía decir que si una persona quiere cambiar, necesita dos
cosas: tiene que realmente querer cambiar, y ¡debe amarse a
sí mismo exactamente tal cual es! El cambio es más proba-
ble cuando estamos realmente felices con nosotros mismos.
«No cambies» es la metadestreza de saber que no hay nada
que hacer, y que todo está bien tal como está. Cambiar y no
cambiar son idénticamente deseables. Hay un refrán budista:
«Cada día es un buen día». Este refrán ilustra la actitud de la
destreza de no cambiar. No se necesita ningún esfuerzo. Todo
es perfecto, incluso cuando lo odiamos.
La destreza de no cambiar descansa en la creencia de
que el cambio sostenible se da solo con el consentimiento
de todas las partes. Si para que el cambio ocurra devalúo un
aspecto y lo desecho en favor de otro, la parte que ha sido
desechada puede volver para hacerse valer y sabotear lo que
ya ha sido logrado. Por ejemplo, la gente generalmente trata
de dejar adicciones perniciosas en una racha de ira y disgusto.
Motivados de este modo, optan por patear el hábito, pero con
frecuencia recaen en la adicción después de un plazo. Como
las revoluciones en las que un régimen despótico reemplaza
a otro, el cambio no llega a lo profundo. Funciona por un
lapso, pero el cambio real no puede efectuarse odiando a una
parte en particular. El cambio crece a partir de una profunda
aceptación y comprensión de todas las partes, incluso si que-
remos cambiar algunas de ellas.
41

Tú ahora, yo mañana

«Tú ahora, yo mañana» es el tipo de compasión que viene de


realizar que, en cualquier momento, podemos encontrarnos
en los zapatos del otro. Es simple sentido común que nos
recuerda que no somos inmunes a los problemas de la vida.
Todos vamos en el mismo barco. Esta clase de compasión es
más que un aprecio empático de las experiencia ajena, incluso
es más que simpatía por los problemas que los afligen. Reco-
noce los misteriosos trabajos del destino y reconoce que los
altos y bajos de la vida le suceden a todos. En ambientes tera-
péuticos los clientes pueden sentir cuando los facilitadores
se mantienen fuera del proceso y los clientes pueden sentirse
menospreciados por esta actitud. Por otro lado, ellos tien-
den a sentirse menos solos y más capaces de enfrentarse a las
dificultades y a lo desconocido cuando se sienten próximos
gracias a la metadestreza «tú ahora, yo mañana».
En este capítulo hemos introducido algunos de los
principales conceptos tras de la práctica de TP. El foco del
siguiente capítulo se pasa de la teoría a la práctica, y nos
introduce a destrezas mentales, actitudes del sentimiento, y
técnicas útiles para observar, mapear e intervenir en el flujo
del proceso.
43

Capítulo Tres

Mapeando el proceso

Seguir un proceso es una invitación a viajar a un lugar en


el que nunca antes has estado, es abrazar la posibilidad y
tener una experiencia que cambie tu vida. ¿Cómo es que una
persona se dispone para hacerlo? ¿Qué tipo de mapa es útil
o incluso posible cuando no aún no existe el camino? Este
capítulo nos introduce a la «estructura del proceso» como
una forma de mapear el camino no recorrido del despliegue
del proceso. Explora formas de pensar, metadestrezas, des-
trezas perceptivas, y técnicas prácticas que son útiles en las
primeras etapas de seguir el proceso.
La estructura del proceso es un marco autogenera-
tivo, fluido que posibilita al facilitador desplegar un pro-
ceso mediante la identificación de sus varias partes emer-
gentes, particularmente aquellas que sirven como «puertas
al sueño», o vías de meterse e ir más profundo dentro del
proceso onírico. Este marco se construye a partir de la inte-
racción entre facilitador y cliente. Captando con atención
las señales verbales y no verbales de la comunicación del
cliente, el facilitador adquiere una noción de las distintas
partes de un proceso y su relación entre ellas dentro de toda
una red. Algunas partes aparecen más dominantes, o más
cercanas a la identidad primaria del cliente. Otras aparecen
más marginalizadas, o lejanas de la identidad primaria del
cliente. A medida que el proceso se despliega, esta relación
cambia. La experiencia marginalizada se focaliza y se explora
en mayor detalle y profundidad, descubriendo nuevos mun-
dos de experiencia.
44

Destrezas mentales al mapear el proceso


La estructura del proceso no es un esquema fijo, sino diná-
mico y a menudo impredecible. Es una clase de mapa como
el que aparece en los cuentos de hadas, en los que las señaliza-
ciones cambian direcciones, las vías aparecen y desaparecen,
los destinos cambian y extrañas y/o maravillosas criaturas se
presentan. Para permitir que la estructura del proceso emerja,
el facilitador interactúa con lo que su cliente dice acerca de
la experiencia, y con las formas que son reveladas en la con-
ducta no verbal. La facilitadora pregunta para obtener una
sensación de la experiencia de la cliente. Hace presunciones
iniciales acerca de cuáles partes del flujo de información son
primarias, cuáles partes secundarias y cuáles serían los posi-
bles bordes trazados entre ambas. Cada pieza de información
ayuda a identificar un patrón de partes y su interrelación, la
cual es confirmada o descartada a cada paso por la siguiente
pieza de información que emerja. Construir una estructura
de proceso es un proceso iterativo [repetitivo]. Ocurre no
una vez sino muchas, y en ciclos que se construyen uno
sobre otro. Se hacen hipótesis y preguntas que se descartan,
reforman y reelaboran con base en la retroalimentación de la
cliente.

Pensamiento inductivo

Mapear un proceso exige un tipo especial de pensamiento


conocidoc como razonamiento inductivo. Usando esta
clase de pensamiento, pequeños trozos de información son
ensamblados, y un modelo es construido a partir de datos
fragmentados. La única forma de chequear si el modelo está
siendo útil a medida que evoluciona, es ver, primero si se
sostiene en relación a las nuevas piezas de información; y
45

segundo, si continua generando información más avanzada


y energía.
El pensamiento inductivo se usa en muchas áreas de
nuestra vida diaria. Los detectives usan el pensamiento
inductivo cuando arman pistas, coartadas, y motivos para
construir el modelo de un crimen. Los jugadores de poker
también usan este tipo de pensamiento: con cada nueva carta
revelada, se forman una nueva imagen de las cartas que el
oponente podría tener, y la imagen previa se descarta. La
gente también usa el pensamiento inductivo cuando están
en una situación nueva o están enfrentando algo que no han
hecho nunca. En tales situaciones, ellos no tienen informa-
ción previa, nada en que apoyarse, ningún manual o guía
que les diga qué es qué y cómo hacer las cosas. Por ejemplo,
las personas que viajan a un país extranjero, que no cono-
cen las costumbres del lugar –ellos tienen que escudriñar el
nuevo ambiente, tratando de hacerse un modelo de lo que
está pasando, lo que la gente está diciendo, y cómo funciona
la cosa– antes de poder participar e interactuar. Usando el
razonamiento inductivo, una persona tratará de «llenar los
espacios vacíos al vuelo formulando hipótesis, haciendo ana-
logías, extrayendo de la experiencia pasada, usando reglas
heurísticas de oro»31 .
El razonamiento inductivo se asemeja a un estilo evo-
lucionista de aprendizaje y adaptación a las condiciones del
ambiente. Arrojado a un ambiente desconocido, la gente
debe construirse modelos del misterio a su alrededor. No les
preocupa si su modelo es verdadero o exacto, mientras fun-
cione, mientras les permita sobrevivir. Esta forma de pensa-

31
Mitchell Waldrop, Complexity: The Emerging Science at the Edge of Order and Chaos. (New
York: Touchstone, 1992), 253.
46

miento ha sido llamada «pensamiento paralelo»32. En corto,


pensamiento paralelo significa explorar un espacio dado de
posibilidades. Supone construir un modelo con base en posi-
bilidades, exploración, percepción, acertijos e imaginación,
antes que decidir sobre una movida correcta o incorrecta.
Con el fin de trabajar con la estructura del proceso,
estas formas de pensamiento son útiles. Ayudan a crear un
mapa de la estructura del proceso a medida que surge. No se
preocupan sobre su corrección, ni sobre soluciones, sino con
la configuración total del proceso. Si una hipótesis particular
resulta ser equivocada, o cunde la confusión, no se necesita
volver al principio de la estructura del proceso y comenzar de
nuevo. El facilitador puede sencillamente hacer otra hipótesis
con base en la información disponible, enviar nuevas sondas
exploratorias, y ver qué viene luego, buscando que el nuevo
camino a seguir se revele.

No saber

Los practicantes de psicoterapia muchas veces se sienten


sujetos a la presión de saber y ser sensatos al trabajar con
sus clientes. No obstante, al mapear la estructura del pro-
ceso, a un facilitador de TP le sirve más la metadestreza de la
mente del principiante, que le permite sentirse cómodo con
el no saber nada y estar abierto a ser guiado por la retroali-
mentación directa e indirecta del cliente. Por momentos, la
estructura del proceso requiere ser chequeada y ajustada en
contra de la retroalimentación del cliente, mientras el trabajo
avanza. La presión de saber y «hacerlo bien» interfiere con la
habilidad del facilitador de hacerlo. Separa al facilitador de

32
Edward de Bono, Parallel Thinking: From Socratic to De Bono Thinking (London: Penguin,
1994).
47

su percepción de las señales y del esqueleto mismo y lo lleva


a la interpretación y a la solución de los problemas. El faci-
litador no tiene que hacer las preguntas correctas ni obtener
respuestas correctas. De hecho, los errores y las suposiciones
equivocadas permiten al facilitador y al cliente explorar dis-
tintas avenidas y ganar una comprensión más rica y detallada
del paisaje interno del cliente.

Detectar prejuicios

Cuando alguien presente un problema con el que necesita


ayuda, es útil para el facilitador recordar que quien presenta
el problema es solo una parte de la personalidad del cliente.
Este narrador frecuentemente se predispone en contra de
otras partes de su personalidad, y presenta la historia en un
modo que ya está inclinado en favor de sus propios intereses
y fines. Como un portavoz presidencial en una conferencia
de prensa, el narrado pinta el cuadro de la experiencia de
acuerdo a una agenda sesgada. Como un periodista espabi-
lado que entrevista al portavoz, el practicante de TP sabe que
el narrador está prejuiciado, y trata de hacer preguntas que
generen una imagen más completa.
Para evitar el sesgo del narrador, el facilitador debe hacer
muchas preguntas y obtener una descripción completa de
todas las partes y sus relaciones. El facilitador debe también
reconocer que el narrador trata de obtener la aprobación del
facilitador de su versión de la realidad. Aquí, nuevamente,
es útil pensar como un buen periodista trabaja. El periodista
no trata a ningún entrevistado como a la única autoridad
en un evento particular. El evento se ve diferente para cada
quien lo atestiguó, y es entrevistando a todos los testigos
que el periodista es capaz de ofrecer un recuento amplio de
lo sucedido. De modo similar, el facilitador es sensitivo al
48

proceso primario pero no se alinea con su reporte. Él incluye


al narrador solo como una de los puntos de vista en el pro-
ceso total.
Para esquivar el prejuicio del narrador y obtener infor-
mación marginalizada, hacer preguntas «maliciosas» resulta
particularmente útil. Esas preguntas son «maliciosas» en el
sentido de que no siguen la descripción de la realidad con-
sensuada favorecida por el proceso primario; más bien se
enmarcan fuera de los límites de la realidad del narrador, con
el afán de exponer lo tendencioso y las verdades asumidas.
Por ejemplo, una cliente puede presentar los celos como un
problema exclamando, «Aggh, me pongo tan celosa cuando
mi pareja está lejos. Eso no es normal, tú sabes!» Aquí el pro-
ceso primario (la que habla) tiene un prejuicio en contra de
los celos e invoca una visión normativa de la realidad que
la apoye. El facilitador puede permanecer no alineado en el
tema de los celos y evitar tomar partido a favor o en con-
tra del narrador preguntando algo como, «¿Qué tienen de
malo los celos?» que no conspira con la asunción de que los
celos están mal. Otro tipo de pregunta maliciosa investiga la
relación entre las partes internas, como «¿Qué odias de los
celos?» Cuando el facilitador inquiere acerca de la relación
entre las partes de esta forma, comienza a ver cómo el pro-
ceso primario marginaliza otras partes. El ejercicio 3.1 ofrece
una oportunidad de practicar el mapeo de la estructura del
proceso usando las formas de pensamiento tratadas antes. El
ejercicio ayuda de desarrollar el razonamiento inductivo y la
habilidad de ampliar un imagen prejuiciada de la estructura
del proceso.
49

Ejercicio 3.1
Mapeando un proceso

Trabajar en pareja: un facilitador y un cliente.


El cliente rápidamente describe un problema o tema.
El facilitador sigue los siguientes pasos:
1. Distinguir las señales verbales y no verbales de la cliente para
encontrar las distintas partes del patrón del proceso, incluyendo
al narrador.
• ¿Cómo es descrito el «problema»?
¿Qué señales no verbales y palabras son usadas para
describirlo?
¿Qué palabras son utilizadas o enfatizadas?
• ¿Hay algunas otras partes enfatizadas?
¿Tienen señales particulares, palabras o cualidades que son
congruentes con ellas?
• ¿Puedes detectar una reacción frente a o una solución al
problema?
¿Puede esta reacción ser identificada como una parte?
¿Tiene señales, palabras o cualidades asociadas con ella?
2. Usando tu imaginación, inventa una historia o cuento que incluya
todas las partes del proceso. Escoge una parte para comenzar. No
la llames igual que la cliente la ha llamado. Inventa un personaje
o figura que comparta las señales y cualidades de esa parte. Puede
ser un animal, un elemento mágico, el personaje de una película,
un libro o un cuento. Comienza la historia con «Érase una vez…»
3. A medida que comienzas a contar la historia, fíjate en la retroa-
limentación de la cliente. Distingue dónde están su excitación y
su energía. Haz que la cliente complete los puntos críticos de la
historia: otros personajes, desarrollo de la trama, y resoluciones.
4. Cuando se acabe de contar la historia, discute con la cliente el
mapeo del proceso que la historia sugiere. Identifica los aspectos
primarios y secundarios, los bordes entre ellos, y las relaciones
entre ambos.
50

Para hacer un mapa completo de la estructura del proceso,


un facilitador requiere destrezas perceptivas para distinguir
entre la multitud de señales verbales y no verbales que carac-
terizan cualquier interacción entre facilitador y cliente. Un
mapa de la estructura del proceso organiza la información
perceptual en dos categorías básicas: señales que están asocia-
das con la identidad ordinaria (proceso primario) y señales
que son marginalizadas por la identidad primaria y que con-
tienen información acerca de las dimensiones oníricas de la
realidad (proceso secundario). En la siguiente sección descri-
biremos las destrezas perceptivas necesarias tanto al mapear
la estructura del proceso como al usarla para accesar a las
realidades oníricas.

Información sensorialmente arraigada

Encontrar patrones en la información perceptible requiere


el uso de la segunda atención para encontrar información
sensorialmente arraigada, la descripción fenomenológica
de la experiencia onírica. Esta información aparece a través
de canales sensoriales y kinestésicos y a través de modos de
comunicación. La encontramos en declaraciones verbales,
explícitas e implícitas, y en el paralenguaje (el tono de voz, el
volumen y ritmo del habla). Es particularmente evidente en
señales no verbales como la postura, los gestos, movimientos
y expresiones faciales. Se encuentra también en la experien-
cia interna –sentimientos, reacciones y otras– del facilita-
dor u otro acompañante. Finalmente, el campo o ambiente
es una fuente de información sensorialmente arraigada, que
aparece en sincronicidades y otros eventos o circunstancias
del contexto.
51

Distinguiendo información sensorialmente arraigada


de las descripciones del proceso primario

Hacer preguntas e interactuar con los clientes acerca de su


proceso ayuda a que la información sensorialmente arraigada
se vuelva más aparente al facilitador. Las ideas iniciales del
facilitador acerca de la estructura del proceso cambian y se
desarrollan a medida que más información viene a la mano.
El facilitador se forma una idea acerca del proceso con base
en la información disponible, y luego hace preguntas para
chequear y obtener más información. La retroalimentación
posterior a las preguntas actualiza el mapa de la estructura
del proceso a la vez que brinda todavía más información. Al
mapear el proceso, no es suficiente tomar lo que alguien dice
en su valor aparente. Para hacerse el cuadro completo, el faci-
litador necesita ser curioso y persistente, averiguar sobre las
cualidades oníricas de la experiencia con preguntas que invi-
ten a una descripción sensorialmente arraigada (Ver Cuadro
3.1).
El siguiente ejemplo de dos amigas conversando sobre
sus problemas financieros ilustra la diferencia entre la infor-
mación sensorialmente arraigada y la descripción del proceso
primario. Sofía le dice a Harriet que está preocupada por
la plata. Sofía habla de su problema desde una perspectiva
primaria, quejándose de que está nerviosa, obligada y pre-
sionada por tener suficiente dinero para pagar sus cuentas.
Habla acerca de lo que cree que ha causado su falta de dinero,
lo que esto dice de su personalidad, lo que esto significa en
términos de sus perspectivas futuras, y así sucesivamente.
Mientras Sofía habla, algunas de sus señales son consis-
tentes con la descripción del proceso primario. Son relativas
de experiencias que ella identifica verbalmente como «yo»,
tales como «Estoy tan preocupada acerca de la plata estos
52

Cuadro 3.1
Diferenciar información sensorialmente
arraigada de la descripción
del proceso primario

Las señales sensorialmente arraigadas deben ser identificadas


por sí mismas diferenciadamente, fuera de cualquier reacción,
interpretación o juicio sobre ellas. A menudo no es suficiente
escuchar lo que alguien dice. Es útil interactuar con la persona
acerca de su experiencia para obtener información sensorial. Las
siguientes preguntas son útiles en ciertos momentos:
• ¿Cómo experimentas este problema?
• ¿Qué está haciendo este problema contigo?
• ¿Cómo te das cuenta de este problema? ¿Cómo es que
sabes que lo tienes?
• ¿Cómo se lo pasarías a otra persona?
• ¿Cuál es la cualidad esencial o la energía básica de este
problema?
• Si este problema tuviera una personalidad o fuera una
figura o un objeto qué o quién sería?

días», «Nunca fui buena para ahorrar», y «Pienso que le voy


a preguntar a Fred acerca de qué puedo hacer con mis finan-
zas». Las señales no verbales que están de acuerdo con lo que
ella está diciendo incluyen su expresión facial (frente arru-
gada y labios tensos) y otras señales físicas, como hombros
tensos y manos inquietas. Su propósito primario (hablar con
su amiga) es comunicado también en señales faciales y pos-
turales, como el que se inclina hacia adelante y mira directa-
mente a su amiga.
Simultáneamente, otras señales proveen información
sensorialmente arraigada sobre el proceso secundario de
53

Sofía. Se relacionan con experiencias que ella identifica como


«yo no» o como que le ocurren a ella. Con el fin de obte-
ner información sensorial arraigada y explorar el problema
en su nivel onírico, Harriet puede ayudar a Sofía a rastrear
esas experiencias de las que ella se siente separada (como
el puño apretado, los dientes apretados, y el «fabricante de
presión») haciendo preguntas como, «¿Cómo experimen-
tas tu problema de dinero» o «¿Cómo es tener problemas
de dinero?» o incluso ¿Qué le hace esta preocupación a tu
cuerpo? En respuesta Sofía describe lo que le está pasando
como una sensación de presión. Dice «Me siento exprimida»
y hace un movimiento con su mano, aprieta el puño y leve-
mente aprieta los dientes. A la vez su voz se tensa. Todas estas
son piezas del información sensorialmente arraigada. Como
tales, describen la experiencia misma, más que ofrecer ideas
acerca de ella o expresar reacciones frente a ella.

Adquiriendo información
sensorialmente arraigada

Mapear una estructura de proceso supone adquirir informa-


ción sensorialmente arraigada mediante un proceso de cuatro
pasos: escuchar lo que la cliente dice, ver lo que la cliente
hace, sentir las experiencias propias y las del campo para reco-
nocer sincronicidades, y vincular todo en un conjunto. En la
práctica, estos pasos no van separados ni en secuencia, están
intercalados y a veces son simultáneos. Los discutimos por
separado en beneficio de la claridad.

Escuchar
Un proceso onírico es experienciado inicialmente como
«otro». Se encuentra en frases que describen eso que «yo no»,
54

como a otras personas, datos, eventos o síntomas. Son refe-


ridos como a «terceras personas» o «figuras oníricas». Prestar
atención a cualidades, características y actividades asociadas
con terceras personas nos provee información acerca del pro-
ceso onírico y sus modos de expresión. Por ejemplo, si un
cliente dice, «Estoy teniendo problemas con mi jefe», el jefe
es una tercera persona, o una figura onírica. La forma en que
la persona describe al jefe ofrece información sensorialmente
arraigada acerca de esa figura onírica. La descripción que
hace un cliente de su jefe avasallador e intolerante sugiere que
estas cualidades son marginalizadas de su proceso primario.

Experiencias autónomas y no deseadas— Experiencias des-


critas como problemáticas, inquietantes, o fuera del control
del narrador indican un proceso secundario. Aunque las fra-
ses en primera persona generalmente apuntan a un proceso
primario, también pueden indicar algo secundario. Como
facilitador, es útil volver a chequear cuándo una frase en pri-
mera persona se está refiriendo a algo primario o secundario,
preguntándose «¿Qué le está pasando a la persona? ¿Qué es
lo que mi cliente identifica como hacer, querer o ser?» Por
ejemplo, alguien podría decir «Me da cansancio al final del
día». Aquí, el cansancio no es una experiencia primaria, sino
secundaria. El narrador implica que el cansancio sucede en
él como una experiencia autónoma. Él no se identifica con el
cansancio que le está ocurriendo a él, en cambio, él lo sufre.

Fantasmas— Los «fantasmas» pueden ser elementos implíci-


tos del proceso onírico que se encuentran en señales verbales
y no verbales. Los fantasmas están implicados en eso que se
dice y no se dice, en vez de ser directamente mencionados.
Su presencia queda indicada por varias pistas verbales que se
encuentran en elementos de la estructura del lenguaje, como
55

las negaciones, el uso del tiempo y de la voz, frases inconclu-


sas, preguntas, citas, y pistas paralingüísticas.

Negaciones— Los fantasmas se encuentran en las negacio-


nes, ya que decir algo que no está ocurriendo sugiere que un
modelo o concepto de algo existe en la mente del que habla,
y está siendo desaprobado. Por ejemplo, la frase «Me siento
bien. No estoy demasiado estresado hoy», indica que el estrés
está en la mente de quien habla, pero es secundario. De otro
modo, el narrador diría «Estoy bien» o «Estoy estresado».

Tiempo y voz— Los fantasmas se encuentran también en


el uso del tiempo y de la voz. Cuando el que habla usa un
tiempo pasado, esto sugiere que algo repudiado en el pasado,
es recordado en el presente. Si quien habla dice, «Ya no estoy
estresado», puede ser verdad que no se siente tan mal como
se sintió ayer. Sin embargo, él todavía está referenciando su
bienestar en relación con el estrés. El estrés está todavía, de
alguna manera, presente en su conciencia. El uso de la voz
pasiva es igualmente una indicación útil del proceso onírico.
Si una persona dice, «Estoy aburrido estos días» el fantasma
en esta frase es lo quiera que sea que le aburre al que habla,
una parte alienada del proceso que él siente que le ocurre.
Puede también ser un fantasma la excitación o el interés a los
que él no puede acceder.

Frases inconclusas— Los fantasmas también se encuentran en


«huecos en el lenguaje» –es decir, frases inconclusas– como
los siguientes ejemplos. Cada una de las frases implica una o
más preguntas: «Estoy preocupada» (¿De qué?). «Debería ser
menos celosa» (¿De quién? ¿Por qué? ¿Quién dice? ¿Com-
parada con quién?). «Tengo vergüenza» (¿Quién te mira?
¿Vergüenza de qué parte de ti misma? Los fantasmas puedes
56

encontrarse en respuestas a estas preguntas. Por ejemplo, una


persona puede quejarse de sentirse tímida o avergonzada.
Después de preguntar un poco más, dice que siente como
si alguien a quien le molestara su silenciosa, tímida forma
de comportarse lo estuviera mirando. En este caso tanto el
mirón crítico y la timidez son fantasmas.

Preguntas y respuestas— Siempre que las personas hacen


preguntas, tanto frontal como implícitamente, la respuesta
y quien responde son fantasmas. Por ejemplo, una persona
puede decir, «¡Yo no sé qué hacer con mi vida!». La pregunta
implícita («¿Qué debería hacer con mi vida?» indica que él
está decidiendo entre varias opciones o visualizando diferen-
tes alternativas para su futuro. Además, él está imaginando
que alguien tiene ideas o información acerca de su futuro.
Las alternativas que él prevé, así como la parte de sí mismo
que está activamente buscando y pesando alternativas, están
marginalizadas de su pregunta original y por lo tanto se han
vuelto fantasmas.

Citas— Citar o reportar es otra forma de hablar que provee


pistas verbales acerca de la presencia de fantasmas. Por ejem-
plo, una mujer que dice, «Mi esposo no piensa que la terapia
es útil» está reportando la opinión de otra persona y tam-
bién está divulgando su propio punto de vista, si bien mar-
ginalizado por su proceso primario. Aquí, tanto la opinión
citada (la terapia no es útil) y la persona citada (el esposo)
son fantasmas.

Pistas paralingüísticas— Finalmente, los fantasmas también


se encuentran en pistas paralingüísticas, que incluyen el tono
de voz (como el sarcasmo) y sonidos no verbales (como bufi-
dos, tsks y suspiros). Estos a menudo implican fantasmas,
57

como opiniones ocultas, juicios y otros sentimientos y actitu-


des alienadas. Por ejemplo, la mujer que dijo que su marido
no cree que la terapia es útil podría suspirar mientras lo dice,
y su suspiro podría comunicar una opinión diferente a la de
su marido, o desesperanza acerca de la falta de interés de él
en ella.

Mirar

Una gran cantidad de información sensorialmente arraigada


puede ganarse a través de la observación de señales no ver-
bales. El cuerpo es una fuente particularmente rica de infor-
mación onírica, que se expresa en manifestaciones somáticas,
gestos, movimientos, posturas, y muchas otras señales no
verbales. Todos los clientes se comunican no verbalmente.
Donde los clientes no pueden comunicarse verbalmente,
como en estados comatosos, de trance o catatónicos, la infor-
mación proveniente de pistas no verbales se vuelve especial-
mente relevante.

Manifestaciones somáticas— Las respuestas somáticas o


no verbales a las preguntas son importantes señales oníri-
cas, desde que tienden a no estar asociadas con la identidad
primaria del hablante con tanta frecuencia como las señales
verbales. También tienden a ocurrir fuera de la concien-
cia del hablante. Por ejemplo, si un facilitador pregunta a
su cliente «¿Cómo estás?» o «¿Qué vamos a hacer hoy?» la
cliente siempre va a dar una respuesta no verbal, a pesar
de lo que diga con sus palabras. Si responde verbalmente,
la respuesta no verbal de su cuerpo (por ejemplo, su res-
piración, suspirar, mover los ojos, estirarse) transmitirá
información adicional que podrá o no ser consistente con
la respuesta hablada.
58

Extremidades físicas— Las extremidades del cuerpo –par-


ticularmente las manos, dedos, tobillos y piernas– son una
rica fuente de señales no verbales. En la interacción el foco
está normalmente puesto en el rostro (los ojos y la expre-
sión facial), a través de los cuales la intención conciente es
frecuentemente expresada. El movimiento de las extremida-
des tiende a estar más allá de la conciencia, y en general es
más secundario. Ayuda percibir qué hacen las manos, pies,
brazos y piernas. También ayuda buscar esas señales faciales
que tienden a estar más allá de la conciencia ordinaria, tales
como el color de la piel, hinchazón, humedad de los ojos,
temblores, parpadeos, y movimientos de dientes, labios y
garganta.

Movimiento y postura— Las señales de movimiento, que


incluyen la postura y ausencia de movimiento, son gene-
ralmente una fuerte valiosa de información sensorialmente
arraigada. Pueden ser divididas, aproximadamente, en cuatro
categorías.
En un tipo de señal motora, las posturas y movimientos
están asociadas con la intención primaria del cliente, como
mirar, decir una historia, o relacionarse con otra persona.
Un segundo tipo de señal motora incluye esas posturas
y movimientos que acompañan a las descripciones verbales
con las que el cliente no se identifica. Esas señales con con-
gruentes con lo que el cliente está contando, pero pertenecen
al «yo no», o experiencia secundaria del cliente. Un ejemplo
de esto es un movimiento de manos que acompaña el intento
de la persona de describir un sentimiento vago o imagen de
un sueño.
Un tercer tipo de señal motora consiste en las posturas y
movimientos que no tienen una relación identificable ni con
la intención del hablante ni con el tópico de la conversación.
59

Estas señales se denominan «señales dobles». Son claras indi-


caciones de un proceso secundario.
Finalmente, un cuarto tipo de señal motora consiste en
posturas o movimientos que son «fenómenos de borde», más
que señales asociadas con un proceso primario o secundario.
Tales señales aparecen en un rango de conductas no verbales,
como moverse nerviosamente, abismarse, carcajearse, o dar
expresiones de tensión física. Estas manifestaciones surgen en
los «bordes» o «hot-spots», donde la identidad conocida entra
en contacto con lo desconocido.

Movimientos fantasmas— Los movimientos son casi siem-


pre realizados en relación con un «movimiento fantasma».
Por ejemplo, si alguien se está estirando, puede ser que se
está estirando en contra de una sensación de tensión o apre-
tura. Si alguien se reclina, aquello en lo que se apoya es un
fantasma. Una pared o el respaldar de una silla puede ser una
experiencia secundaria de soporte o fuerza, una habilidad

Cuadro 3.2
Sugerencias para distinguir señales no
verbales en el movimiento

Para practicar el percibir señales no verbales en el movimiento,


pregúntate a ti misma:
• ¿Qué parece intencional y qué parece no intencional?
• ¿Qué partes del movimiento no son congruentes con la
historia o la conversación?
• ¿Hay algún movimiento que interrumpa o suceda
simultáneamente con el movimiento intencional?
• ¿Qué está casi a punto de suceder en el movimiento de
la persona, pero aún no ocurre?
60

para sostener las cosas. Si una persona en enrosca firmemente


en el piso, ella puede estarse encerrando para evitar o alejarse
de algo, tal vez de una figura negativa, de una presión, o de
algo atemorizante.

Retirar el foco del cliente— El foco del facilitador puede


interrumpir la emisión de señales oníricas, ya que la inten-
ción de comunicar, relacionarse, o resolver un problema son
esencialmente procesos primarios. Es útil para el facilitador
darse cuenta de lo que pasa si casualmente retira su atención
del cliente, mirando brevemente a la distancia, mirando en
otra dirección, sonándose la nariz o abriendo una ventana.
¿La cliente baja la vista, respira, suspira, cierra sus ojos, o se
estira? ¿Qué señales surgen cuando la atención de la facilita-
dora es temporalmente retirada?

Sentir

Los procesos oníricos no están sujetos al tiempo ni al espacio;


son fenómenos de campo. Podemos reconocer sus señales en
la experiencia y comportamiento de todos los participan-
tes de una interacción, en el ambiente, en las atmósferas, y
en eventos significativos como las sincronicidades. Conec-
tado con su propia experiencia, el facilitador tiene acceso a
información sensorialmente arraigada que es relevante en el
proceso del cliente. Puede acceder a estar información reco-
nociendo sus propios sentimientos, experiencias o humores,
y chequeando su postura corporal, expresión facial y otras
señales dobles.

Fenómenos de campo— Fenómenos de campo tales como


interrupciones, alteraciones, o eventos extraños en una interac-
ción específica o durante el recuento que hace el cliente de una
61

Cuadro 3.3
Encontrando información sensorialmente arraigada

1. Lenguaje
• Terceras personas o «yo-no» hablando sobre otros, estados,
experiencias
• Tiempos pasado, futuro o condicional en el lenguaje: «Estaba
triste», «Estaré triste», «Podría entristecerme»
• Voz pasiva: «Estoy sobrepasada»
• Partes faltantes o implícitas en las oraciones
• Negaciones: «Yo no estoy triste»
• Encubrimientos, justificaciones: «Pienso que…», «Creo que…»
• Vocabulario: jerga, palabras enfatizadas, palabras extranjeras, olvi-
darse una palabra
• Juicios y prejuicios: «debería», «tendría», «demasiado»
2. Paralenguaje
• Hablar en otras personas, acentos, citar a otros, sarcasmo
• Pausar, tartamudear, atrancarse, «uh», «ah», «mm»
• Tono y entonación: volumen, velocidad, ritmo de la voz, tensión
3. Cuerpo y postura
• Rostro: ojos, labios, piel en el contorno de los ojos, mandíbula,
coloración, hinchazones
• Extremidades: manos, pies
• Tensiones musculares: tenso, suelto, colgado, rígido
• Postura y dirección del cuerpo
• Respirar, suspirar, tragar
• Movimientos fantasmas: reclinarse contra algo, estirarse, enros-
carse evitando algo
4. La experiencia del facilitador
• ¿Qué estás sintiendo? ¿Qué opiniones, pensamientos, ideas surgen?
• ¿Qué roba tu atención?
• ¿Qué es lo que no entiendes completamente? ¿Qué bordes percibes
en ti?
• ¿Cuáles son tus señales dobles? ¿Qué está haciendo tu cuerpo?
• ¿Qué te está pasando?
62

experiencia pueden ser relacionados con el proceso del cliente.


En un ejemplo de esto, Julia describe una sincronicidad que le
sucedió mientras trabajaba con una cliente por teléfono:

Una vez durante una sesión en la cual una cliente


estaba trabajando sobre un conflicto en su relación con
su amiga, me di cuenta de que me sentía desconectada
de sus emociones. Chequeé internamente y distinguí
dónde y cuándo esta sensación me ocurría. Me pre-
gunté si acaso mis sentimientos estaban relacionados
con alguna señal particular de mi cliente. Me di cuenta
de que la voz de mi cliente tenía un tono lastimero y
dramático. Se quejaba de que su amiga estaba dema-
siado ocupado y que no tenía tiempo para verla. Noté
que mis sentimientos –de estar desconectada o no sin-
tonizada con mi cliente– se asemejaban a su amiga.
Estaba «captando» el rol de la amiga. En ese momento,
¡nuestra conexión telefónica se cortó! Cuando volvió a
llamarme, un minuto después, yo mencioné la desco-
nexión –la desconexión de su amiga y la desconexión
telefónica– Inmediatamente, mi cliente dijo: «Sí, eso es
lo que me molesta de todo esto! Ella es tan desapegada
y yo tan alterada. Me siento totalmente desesperada
por esto y no sé por qué». Cuando ella dijo esto, mi
sentimiento de desconexión cesó. Entonces sentí que
podíamos enfocarnos en por qué y cómo ella se sentía
tan alterada cuando se sentía no amada, en lugar de
enfocarnos en el conflicto de la relación.

Vincular

El proceso de vincular toda la información recabada al escu-


char, mirar, y sentir es el paso final para obtener una visión
63

general de la estructura del proceso. Vincularlo todo supone


encontrar grupos de señales que compartan una cualidad
energética o una descripción. Los grupos se forman con todas
las señales verbales y no verbales que pertenecen a una figura
onírica o a una tercera parte. Por ejemplo, en la sesión tele-
fónica de Julia descrita arriba, las señales se agrupan en torno
a dos principales figuras oníricas. El «grupo de la cliente» se
encuentra en las señales verbales de la cliente («disgustada»,
«herida» y «furiosa») y en las señales paralingüísticas (alzar el
tono de voz). Otro grupo, el «grupo de la amiga» se encuen-
tra en señales verbales, «distante», «desapegada» y «desinte-
resada»), en señales de la atmósfera (la experiencia de des-
conexión de Julia), y en la sincronicidad de la desconexión
telefónica.

Encontrar puertas al sueño


La estructura del proceso perfila posibles puertas al sueño,
o puntos de entrada al proceso onírico. Una buena visión
general de la estructura del proceso también indica cuál
puerta es la que debe elegirse para entrar. En vez de tratar
de figurarse cuál punto de entrada escoger, una facilitadora
puede guiarse por las señales sensoriales frente a ella. Ella dis-
tingue las señales que van surgiendo y las toma como reco-
mendaciones sobre cómo proceder. Mientras más se enfoque
en estas señales, menos tendrá que inventar o adivinar sobre
a dónde ir o qué hacer luego.
Para encontrar una puerta al sueño, la facilitadora
identifica una tercera parte o figura onírica, sus cualidades,
señales y los canales por las cuales éstas aparecen. Si no tiene
suficiente información para encontrar esto, debe pregun-
tar para obtener respuestas en forma de más información
64

Cuadro 3.5
Encontrando puertas al sueño

Para encontrar una puerta al sueño, escucha a las terceras partes.


De cada tercera parte, descubre:
• Sus cualidades
• Sus canales
• Las señales no verbales y paralingüísticas que la
acompañan

sensorialmente arraigada. De esta manera, la puerta al sueño


se revelará orgánicamente.
El siguiente ejemplo muestra cómo rastrear el flujo de
señales para localizar entradas. La facilitadora y la cliente con-
versan al comienzo de una sesión. Nótese cómo la facilitadora
usa el marco de referencia de una conversación casual para
observar y rastrear la experiencia onírica.

Encontrando una puerta al sueño

Cliente: Estoy teniendo una mala semana. Acabo de ente-


rarme de que mi carro necesita nuevos frenos, y mi hijo
quiere ir a un viaje con su clase, que cuesta otros $50,
y simplemente no los tengo. No sé cómo voy a llegar a
fin de mes.
Facilitadora: (Piensa que el problema de dinero indica varias
puertas al sueño diferentes: podría ser un tema específico,
como el niño, el carro, u otro asunto cotidiano. Puede ser
también la preocupación y la ansiedad, o podría ser el
dinero mismo, y la sensación de prosperidad y/o pobreza.
La facilitadora decide abordar el tópico y ver hacia qué
65

dirección le lleva la retroalimentación) Preocupaciones d


dinero, qué difícil. ¿Es siempre tan ajustado, o es espe-
cialmente ajustado para ti ahora?
Cliente: Bueno, siempre ha sido duro. Tú sabes, madre sol-
tera (pausa, mira a la facilitadora, sonríe levemente), sin
apoyo para el niño. Es duro. Normalmente vamos bien,
pero de vez en cuando el carro, el techo, cuentas médi-
cas, y entonces…
Facilitadora: (Se da cuenta el énfasis en «madre soltera» en la
introducción, y cómo ella se detuvo, miró a la facilitadora
y sonrió mientras dijo las palabras. Se da cuenta de que la
cliente tiene una sensación de orgullo por ser una madre
soltera. No está segura, así que decide verificar.) Mmm,
impresionante, lo haces todo sola, sin ayuda, criar esos
niños sola, trabajar… guau!
Cliente: (Sonríe ampliamente) Bueno, muchas personas tie-
nes que hacer eso, pero sip, ninguna ayuda.
Facilitadora: (La sonrisa es retroalimentación positiva al
halago, así que definitivamente hay orgullo aquí. Decide
explorar más acerca del orgullo y la experiencia de ser
madre soltera. También nota que la cliente ha mencionado
«ninguna ayuda», y supone que tanto «ayuda» y «ninguna
ayuda» están presentes como puertas al sueño. Avanzar sola
es congruente con el orgullo de sí misma de la cliente. Pero
¿qué hay acerca de necesitar ayuda, o pedir ayuda? ¿Será
parte del proceso también?) ¡Ninguna ayuda! ¿Nada de
nada? ¿Cómo te las arreglas? Alguna vez has querido
recibir ayuda?
Cliente: Bueno, realmente, no. Todos son tan perezosos.
Pedir ayuda solo lo empeora. Tener que confiar en todos
esos idiotas. Estoy mejor haciéndolo todo yo misma.
Facilitadora: («Perezosos» es una tercera persona, alguien que
no es competente. Hora de preguntar sobre sus cualidades)
66

¿Qué significa perezoso? ¿Quién es un perezoso? ¿Por


qué son tan inútiles?
Cliente: Bueno, todos son perezosos. O sea, incluso mis
hijos. Lo sacaron de su papá. Les pido que limpien sus
cuartos, y ellos esconden todo en los cajones. Rompen
la aspiradora y en vez de avisarme que necesita un arre-
glo, la guardan en el clóset hasta la próxima vez en que
yo la necesite.
Facilitadora: (Esperando descubrir más sobre las cualidades
de los perezosos, se da cuenta de que la cliente está furiosa
con los perezosos. Piensa que tiene que ser cuidadosa para
no confabular con la cliente en contra de la pereza, por-
que es una potencial figura onírica. Sabe que su próxima
pregunta debe sortear el prejuicio de la cliente mientras
obtiene más información sensorialmente arraigada) Guau,
¿cómo te las arreglas para hacer todo eso, trabajar duro
todo el día, y luego volver a una casa caótica?
Cliente: Bueno, ellos están mirando la TV, y no se dan ni
cuenta (risas). Llego a casa, y ellos están tirados en el
sofá (se recuesta en el sofá) como adictos a la televisión!
(suspira y se inclina más hacia atrás)

Puerta al sueño!— En este ejemplo, «perezoso» es la «ter-


cera persona» en la historia del cliente, y se encuentra en
la conducta de los niños. Las cualidades del «perezoso» se
encuentran en las palabras «tirados», «relajados», «no se dan
cuenta» y «no se preocupan»; y en las señales no verbales
de reclinarse, suspirar, y entrecerrar los ojos suavemente
cuando representa a los perezosos. Agrupadas, indican que
la propiocepción, o la sensación corporal, es el canal a tra-
vés del cual el sueño es expresado, porque el cliente describe
cómo es un perezoso usando un lenguaje propioceptivo y
señales no verbales.
67

La cliente trabaja duro, y su identidad de madre soltera le


da una sensación de orgullo y logro. Pero está en conflicto con
otras personas que no trabajan duro y son más egoístas. Ser
menos burro de carga para los otros y más relajada e interesada
en sí misma puede ser una importante forma de ser para ella.
Mapear el flujo del proceso no es sólo una forma de
organizar las percepciones de la experiencia de la cliente, sino
que simultáneamente muestra un camino para ingresar a la
experiencia onírica a través de una «puerta al sueño». Mien-
tras más destreza tenga el facilitador para mapear la estruc-
tura del proceso, más fácil le será entrar en el flujo del sueño.
Después de franquear una puerta al sueño, la próxima etapa
en el seguimiento del proceso requiere las destrezas para ras-
trear señales en los distintos canales y para «aprender el len-
guaje del sueño».
68

Cuadro 3.6
Consejos para encontrar la estructura
del proceso

Estáte presente
Si encuentras que estás perdiéndote en la historia o las emocio-
nes del cliente, seguramente estás atendiendo solo al contenido
y no estás pensando en términos de las señales soñantes. Un
forma útil de estar presente es escuchar la historia como si fuera
un evento misterioso –un sueño más que un hecho–.

Pregunta para lograr información sensorial arraigada


Pide a tus clientes que describan o reformulen lo que quieren
decir. Mientras ellos describen el proceso, busca información
sensorial arraigada en el lenguaje, paralenguaje, y señales no
verbales para descubrir el proceso onírico detrás de las palabras.

Practica contigo misma


El campo entre cliente y facilitador ejerce una fuerza sobre el
facilitador que a menudo se experimenta como una presión
para responder. Puede ser difícil pensar y percibir de manera
desapegada mientras trabajas con el cliente. Aprende cómo
encontrar la estructura del proceso practicando fuera del espa-
cio terapéutico en cortas sesiones de práctica, repetitivas. Graba
las sesiones de práctica en video, y luego analiza la estructura
del proceso.

Al inicio separa las señales verbales de las no verbales


Aprende cómo identificar señales; separa las verbales de las no
verbales al comienzo. Graba o escribe lo que la gente dice, y
analiza luego la estructura del proceso. Luego haz lo mismo con
las señales no verbales en video. Sin prestar atención a las pala-
bras, mira las señales corporales.
69

Habla contigo misma


Para pensar a ratos se necesita compañía. Puede ser difícil saber
qué es lo que percibiste sin hablar al respecto, reformularlo, y
masticarlo nuevamente para ti misma. Habla contigo interna-
mente mientras estás trabajando con el fin de que haga sentido
lo que percibes. Pregúntate:
• ¿Qué molesta a mi cliente?
• ¿Cuál es la cualidad básica de esa inquietud?
• ¿Qué está siendo marginalizado o rechazado aquí?
• ¿Qué señal has estado presente en los últimos diez
minutos que he estado ignorando por seguir la historia?
• ¿Qué sentimiento tengo aquí sentada con esta persona,
y es esto una señal a la que estoy reaccionado?

Encuentra grupos de señales


Puedes sentirte sobrepasada por los cientos de señales que te
bombardean. Pero no hay cientos de partes, solo unas pocas.
Casi todas las señales pueden agruparse en dos o tres grupos que
comparten cualidades o características.
71

Capítulo Cuatro

El lenguaje del sueño

Mapeando un proceso identificamos los grupos de señales,


o puertas al sueño, que conducen al mundo no consen-
suado del soñar. Después de que mapeamos el proceso, con
el fin de entrar al mundo onírico de forma total es impor-
tante aprender cómo hablar su lenguaje. Cuando visitamos
un país extranjero, podemos movernos más fácilmente y
sentirnos más profundamente familiarizados con el lugar y
gente si aprendemos a comunicarnos con la lengua local. A
mayor fluidez tengamos en hablar el lenguaje, mayor aper-
tura logramos en este mundo ajeno a nosotros. El lenguaje
del sueño es un lenguaje basado en señales. Alcanzar fluidez
en este lenguaje supone desarrollar la habilidad de notar la
señales a medida que aparecen primero por un canal y per-
mitir a estas señales que encuentren expresión en canales adi-
cionales mediante un proceso que llamamos «amplificación».
En este capítulo tomamos una mirada detallada del proceso
de amplificación. En particular explicaremos cómo usar los
canales y la retroalimentación para amplificar la informa-
ción sensorialmente arraigada, estableciendo de este modo
la comunicación con el mundo no consensuado del sueño.

Canales
Los canales son vehículos de señales, que transportan comu-
nicación intencional y no intencional. Un canal puede estar
«ocupado» o «desocupado». Un canal ocupado es aquel carac-
terizado por la intención conciente. Se usa para transmitir
72

mensajes del proceso primario. Un canal desocupado lleva


información marginalizada por el proceso primario. Un
canal puede ser reducible o irreducible, dependiendo de si
puede descomponerse en otros canales, todavía más básicos.
Hay cuatro canales irreductibles: el propioceptivo, el visual,
el auditivo y el kinestésico. Cada uno tiene distintas cualida-
des o propiedades y pueden ser amplificados usando el len-
guaje propio del canal.

Canal propioceptivo

En la terminología de la TP, propiocepción se refiere a las sen-


saciones corporales sentidas como temperatura, peso y pre-
sión. Cuando una persona describe un proceso secundario en
el canal propioceptivo, usa palabras como «caliente», «frío»,
«pesado», «liviano», palabras que implican sensación física.
Señales no verbales, como un suspiro o un ritmo respiratorio
alterado, pueden indicar experiencia propioceptiva. Cuando
una persona está teniendo una sensación física, su respiración
a menudo se hace lenta y profunda, o puede tragar saliva. Sus
ojos se proyectan hacia abajo, o puede que los cierre por lap-
sos ligeramente más largos que en un parpadeo normal. El
ritmo de su habla puede ser más lento, y su postura puede
estar inclinada hacia adelante o mostrar un lento movimiento
hacia abajo. Las experiencias propioceptivas tienen una gama,
ritmo e intensidad características. Por ejemplo, pueden ser
difusas, agudas, sosas, vibrantes, irregulares, firmes o lentas.
Para ayudar a que la experiencia propioceptiva se amplifique,
la facilitadora puede invitar al cliente a distinguir la calidad
de la experiencia nombrando sus posibles cualidades (pesada,
liviana, difusa, cortante, apagada, palpitante, irregular, estable,
lenta). Puede encontrar útil el hacer más lenta su propia respi-
ración y hablar más lento en voz baja.
73

Canal visual

Las experiencias del canal visual son transmitidas en imáge-


nes, fantasías y cuadros. El canal visual se reconoce por el
uso de verbos (en forma pasiva y activa) como «ver», «mirar»,
«notar», «distinguir» u «observar». Los movimientos que
indican una experiencia visual incluyen miradas hacia arriba
o parpadeo rápido. Una respiración superficial se equipara
con la experiencia visual, así como mirar largo y fijamente
a la distancia o a un punto fijo en el espacio. Para ayudar a
la experiencia visual a autoamplificarse, podemos hacer pre-
guntas sobre el color de la imagen, la forma, el tamaño, la
textura, el brillo, y el enfoque. Las imágenes generalmente
tienen un contexto. Para saber más de una experiencia visual,
la facilitadora puede preguntar qué más aparece con la ima-
gen, o pedir a la persona que la describa como la escena de
una película.

Canal kinestésico

El movimiento es un modo kinestésico de la experiencia y


la expresión. El canal kinestésico se evidencia en señales no
verbales como pies que se sacuden, movimientos de manos,
girar en la silla, o golpetear. Las palabras que señalan una
experiencia secundaria motora incluyen palabras de acción
como «correr,», «volar», «mover» e «ir». Las experiencias
kinestésicas tienen varias características: velocidad, ritmo,
dirección, intensidad, fuerza, espacio, resistencia, y esfuerzo.
Las señales kinestésicas se autoamplifican más fácilmente
cuando el cuerpo está involucrado totalmente. Puede ser
útil pedirle a la persona que se pare si la señal expresa movi-
miento. Pararse permite al movimiento extenderse natural-
mente hacia el resto del cuerpo.
74

A menudo el movimiento viene emparejado con otros


canales. Un canal emparejado es aquel en el que la experiencia
es simultáneamente expresada por dos canales. Por ejemplo,
a veces un movimiento es experimentado como una sensa-
ción corporal. En ese caso el movimiento y la propiocepción
están emparejadas. Amplificando una señal motora usando
el canal emparejado puede ayudarla a autoamplificarse. Por
ejemplo, si un cliente está moviéndose con una imagen en la
mente, mostrar al cliente el movimiento que hace le ayuda a
amplificar el movimiento. Si un movimiento va emparejado
con propiocepción, hacerlo más lento para que se lo sienta
más profundamente amplifica el movimiento.

Canal auditivo

El canal auditivo abarca todas las formas de sonidos internos


y externos, como vocalización, diálogo interno, música y rui-
dos ambientales. Una persona que expresa una experiencia
secundaria en el canal auditivo puede emplear frases como
«Escuché…» o «Eso suena como…» Ejemplos de procesos
secundarios expresados por el canal auditivo incluyen citar a
otros o comentarios autoreflexivos como «Bueno, lo que dije
es algo estúpido para decir» o «Sé que suena raro, pero…»
Las señales auditivas tiene volumen, fuerza, timbre,
entonación, acento y ritmo. Si alguien está oyendo o escu-
chando un sonido interno o externo, preguntarle sobre su
volumen o tono le ayuda a autoamplificarse. Si es una voz
humana, preguntar sobre el hablante y las cualidades de la
voz puede fortalecer la señal. ¿Es la voz de un hombre o una
mujer? ¿Qué lenguaje habla? ¿Es un diálogo o es solo una
voz? Si es un sonido no humano, ¿tiene un ritmo? ¿Puede la
persona recrear el sonido? Preguntar sobre las cualidades del
sonido las amplifica aun más. Por ejemplo, es un rezongo
75

o un silbido, áspero o carrasposo? ¿Son silbidos, gruñidos,


aullidos, cantos, gemidos?

Canales compuestos
Así como las experiencias portadas por los cuatro canales irre-
ductibles, otras experiencias son portadas en los canales com-
puestos –el canal relacional y el canal mundial–. Los canales
compuestos se llaman así porque están hechos de combina-
ciones de experiencias elementales de otros canales.

Canal relacional

El canal relacional abarca experiencias o eventos que son


comunicados a través o sentidos en relación con alguien más.
Encontramos indicaciones de la experiencia del canal rela-
cional en la forma en la que la gente habla. Por ejemplo,
si alguien dice «Mi amigo Juan me digo que yo era terca»,
esto indica que la persona está experimentando un aspecto
de sí misma a través de la relación. Si otras personas aparecen
fuertemente en el discurso de una persona, esto sugiere que
el proceso está siendo experimentado en el canal relacional.

Canal mundial

El canal mundial está hecho de experiencias que se relacio-


nan con eventos (e instituciones) colectivos, globales, sociales
o políticos. La gente que está experimentando un proceso en
este canal puede sentir que los temas globales o las experien-
cias colectivas tienen un efecto poderoso sobre ellos. Reci-
ben información sobre sí mismos a través de experiencias del
canal mundial. Los eventos globales o las instituciones «les
suceden». Por ejemplo, una experiencia de canal mundial
76

puede ser una auditoría del SRI o un citatorio para presen-


tarse a un juzgado. Los accidentes son experiencias de canal
emparejado, donde se juntan el canal kinestésico con el canal
mundial. A veces los síntomas corporales tienen aspectos del
canal mundial. Por ejemplo, las alergias son experiencias pro-
pioceptivas combinadas con un aspecto del canal mundial,
ya que suponen reacciones físicas a sustancias o condiciones
ajenas al cuerpo.

Amplificar una experiencia


usando los canales

El facilitador de TP debe hacerse amigo de lo desconocido


y aprender a hablar su lenguaje hablando directamente con
las señales del sueño. Esto supone identificar el canal en el
que una señal aparece y desplegarlo hacia una experiencia de
múltiples canales.

Hablar directamente con una señal de sueño

Cada canal «habla» un lenguaje en particular, que incluye un


vocabulario, expresiones no verbales y paralenguaje. Lo más
efectivo es usar estos elementos cuando se le habla directa-
mente a la señal. Por ejemplo, una señal corporal se autoam-
plificará si se dirige a ella en el lenguaje del canal propiocep-
tivo en términos de peso, temperatura o presión. Por otro
lado, el proceso de autoamplificación se inhibe si se le pide
a la persona que describa una experiencia de un canal con
el lenguaje de otro canal. Por ejemplo, si se le pide a alguien
que describa una sensación corporal en términos visuales,
esto cambia el enfoque de la experiencia inmediata de la
sensación corporal. El proceso primario tiene que traducir la
77

experiencia propioceptiva a una experiencia visual.


Hablar directamente con una señal de sueño es una
forma de ayudar a la persona a que use su segunda atención
en enfocarse en experiencias inexploradas. Las siguientes pau-
tas pueden ser de ayuda al desarrollar la habilidad de hablar
directamente con la experiencia onírica.

Nombres y no nombres— Los nombres y pronombres atraen


la primera atención de la persona. Para hablarle directamente
a una señal onírica, trata de evitar dirigirte a la persona por
el nombre o diciéndole «tú». Por ejemplo, la recomendación
«Sigue adelante y date cuenta de lo que se siente inclinarse»
captará más efectivamente la experiencia de inclinarse que la
pregunta «¿Qué es lo que tu notas? Esta pregunta con segu-
ridad va a atraer un proceso de pensamiento primario acerca
de la experiencia corporal.

Órdenes— Usar la forma imperativa (orden) al hablar le


ayuda a las personas a seguir las señales oníricas porque esto
evita el proceso primario y sus opiniones. «Siente eso» es una
forma imperativa. Otros ejemplos de órdenes que amplifican
la experiencia onírica sin invocar la identidad normal son
«Fíjate en lo que te das cuenta» «Sólo siente (o mira, o escu-
cha)» y «Tómate tu tiempo».

Preguntas con espacio en blanco— Con el fin de encon-


trar la experiencia en una señal, ayuda usar preguntas con
«acceso en blanco» que captan directamente la experiencia
no consensuada, en lugar de invitar a razonar, al pensamiento
abstracto o a teorizar sobre la experiencia. Es mejor evitar las
preguntas que requieren una respuesta verbal ya que tienden
a invocar el proceso primario y sus opiniones.
En el siguiente ejemplo, un cliente está tratando de
78

enfocarse en la imagen onírica de un árbol. El facilitador pre-


gunta: «Puedes decirme qué más ves en esa imagen?» Esta pre-
gunta capta un metacomunicador del proceso primario. El
pequeño pronombre «me» es de hecho una palabra enorme.
Lleva la atención al «tú» y «yo» hablando juntos, y a la rela-
ción cliente-facilitador. El pronombre «tú» está separado de
la imagen, enfatizando el hecho de que la persona no es la
imagen, por lo tanto fortaleciendo el borde entre la identi-
dad primaria y la experiencia onírica. La oración además está
enmarcada como una pregunta que invita a una respuesta
verbal, que requiere que el cliente hable. Esto puede ser difí-
cil cuando su atención está enfocada en una experiencia no
verbal. Adicionalmente, le pide a la cliente articular algo de
lo cual difícilmente está conciente.
Una alternativa es que la terapeuta le pregunte al cliente:
«¿Está el árbol de pie solo, está en medio de un bosque oscuro
o en un campo o…?» Esta pregunta capta el proceso onírico
más directamente de varias maneras. No contiene nombres
ni pronombres y por lo tanto no pide atención sobre la gente
ni sus relaciones. Todos los sustantivos en esta oración (árbol,
bosque, campo) se refieren directamente a la experiencia oní-
rico. Esto enfoca la atención sobre información sensorial-
mente arraigada.

Usando la voz como un instrumento

Hablar en el lenguaje de un canal específico supone usar la


voz a modo de instrumento. A menudo es útil para el facili-
tador el «mantener la compañía de la señal» conversando con
ella, uniéndosele, e ingresando al sueño del que la persona
está hablando o viviendo. Usar sonidos –en especial soni-
dos que empaten con el canal es un tipo de acceso libre–.
No añade contenido, ni atrae ningún tipo de pensamiento
79

que convoque al proceso primario. Ejemplos de usar la


voz como un instrumento son sonidos alentadores como
«Mmmmmm», «Sí», «Genial», «Ahhh, «Ya veo».
Todas las cualidades de los distintos canales pueden
expresarse con el sonido. Las ondas sonoras tienen un pro-
fundo efecto modificador. Por ejemplo, muchas sensaciones
corporales profundas responden a una frecuencia baja, que se
consigue hablando en tonos lentos, profundos, lentos, reso-
nantes. Las experiencias visuales a veces tienen cualidades
aéreas, de liviandad. Algunas veces responden bien a una voz
ligera, suave, alta, con poca resonancia o timbre. Experimen-
tar con cómo la calidad de la voz puede ayudar a amplificar
las experiencias es un ejercicio útil cuando desarrollamos la
habilidad de desplegar un proceso.
Cuadro 4.1
Usar el sonido para amplificar la experiencia

Dos personas trabajan juntas.


1. La persona A piensa en una experiencia en uno de los tres canales:
el propioceptivo, el visual o el auditivo. La experiencia puede ser un
sentimiento o una sensación (como un dolor o presión), una ima-
gen interna o externa (figura de fantasía, sombra en la pared), o un
sonido escuchado interna o externamente (un ruido estomacal, el
sonido del refrigerador). La persona A le cuenta a B la experiencia.
2. La persona B ayuda a la persona A a profundizar la experiencia pre-
guntándole sobre ella, usando distintas cualidades vocales. Trata de
alterar el ritmo, el volumen, la dirección o el timbre. Por ejemplo,
B puede decir: «Mmmm, dale, siente tu rodilla» en un tono de voz
grave, profundo, lento. O «Ah, una sombra. Ooooooh, ¿qué forma
tiene? en un tono ligero.
3. Tanto A y B distinguen los efectos amplificantes de los tonos voca-
les usados y discuten sobre qué tipos de sonidos apoyan las distintas
experiencias.
80

Suponer dentro de una experiencia

Aún cuando el objetivo de amplificar una experiencia es ate-


nerse a lo más obvio de su información sensorial, y no interpre-
tar, suponer dentro de la experiencia puede ayudar a la gente
a enfocar su segunda atención y profundizar la experiencia. Si
una suposición espejea la experiencia del canal, no pide una
respuesta verbal y es ofrecida a la imaginación, puede ayudar
a profundizar la experiencia del canal. Tanto si es correcta o
incorrecta, las suposiciones suscitan a la imaginación y atraen
el foco de la segunda atención. Las suposiciones erradas sim-
plemente no serán escogidas y pueden ayudar al cliente a clari-
ficarse sobre lo que en realidad está experienciando.
Las suposiciones erradas pueden hacer que la gente se
vuelva más consciente de que en realidad está experimen-
tando. Saber lo que algo no es implica saber lo que es, aun si
la persona no es inmediatamente conciente de ello. La pre-
gunta «¿Está el árbol parado solo, o está dentro de un bosque
oscuro, o en un prado o…?» ofrece algunas suposiciones. El
cliente puede decir «No, está en un sitio de álamos al costado
de un campo» o «No, es un gran roble viejo en la calle de
una ciudad». Correcta o equivocada, una suposición puede
estimular el poder imaginativo de la segunda atención y ayu-
dar a generar un sentido más claro de lo que realmente está
visualizándose. Adivinar o suponer es a menudo más efec-
tivo cuando buscamos información sensorial arraigada que
las preguntas abiertas como «¿Qué más ves en esa imagen?».

Reflejar

Amplificar una señal supone cambiar hacia algo local e inme-


diatamente hacia algo global y multidimensional. Es como el
agua de fluye de un pequeño hilo de agua hacia una corriente,
81

un arroyo, un río, y finalmente un océano. Reflejar es una


herramienta básica en el proceso de amplificación. Como
herramienta del darse cuenta, reflejar es parte del desarrollo
de la conciencia. En la infancia ser reflejados nos hace con-
cientes de nosotros mismos. Cuando un facilitador devuelve
el reflejo de la experiencia a su cliente, le ayuda a hacer con-
ciente lo inconsciente.

Cuadro 4.2
20 preguntas

Dos personas trabajan juntas.


1. La persona A escoge una experiencia en un canal, le dice a B
en qué canal está. A no revela cuál es la experiencia.
2. B hace 20 preguntas acerca de la experiencia, usando pala-
bras del canal y paralenguaje. Por ejemplo, si la experiencia
de A está en el canal propioceptivo, B puede preguntar «Es
algo que empuja?», «¿Es algo que irradia?», «¿Es caliente?»
«¿Ejerce presión?»
3. B calcula si la respuesta es «caliente», «tibio», o «frío» depen-
diendo de cómo A responde. Respuestas rápidas general-
mente indican que la palabra está cerca de la experiencia de
A («caliente»). Si A tiene que pensar detenidamente acerca
de la pregunta, o se le dificulta responder, esto generalmente
indica que la respuesta es solo «tibio» o «frío».
4. B continua haciendo preguntas con el fin de ayudar que la
experiencia de A se arraigue sensorialmente.
5. El juego termina cuando se han hecho 20 preguntas, o
cuando la experiencia de A se ha profundizado hasta el
punto que un cambio de canal ocurre o nuevos canales se
añaden. Esto indica que el cuestionamiento de B ayudó a A
a acercarse tanto a su experiencia que ésta automáticamente
se autoamplificó.
82

Nombrar lo que está sucediendo en términos de par-


tes corporales, movimientos, postura, sonidos y así sucesi-
vamente es una útil técnica reflexiva. Un facilitador puede
nombrar las partes corporales directamente, como múscu-
los, articulaciones, manos y rostro, señalando lo que están
haciendo. Al hacerlo, ayuda evitar usar pronombres persona-
les que conecten al proceso primario con la parte el cuerpo,
como en «tu rostro» o «tu pie». Por ejemplo, el facilitador
puede decir «La espalda se está arqueando», «El puño está
apretando», «Algo se está cayendo hacia adelante», «Los ojos
están cerrándose lentamente».
Las metadestrezas como el entusiasmo y la curiosidad
por lo desconocido contribuyen a hablar directamente con la
señal onírica y atraerla en sus propios términos. Esas meta-
destrezas excitan el proceso onírico, y le ayudan al cliente
a sentirse acompañado en el borde de una experiencia
desconocida.
El ejercicio 4.2, indirectamente basado en el juego de
adivinanzas «20 preguntas», ofrece una forma de practicar
el hablar directamente con la señal onírica. La persona A
piensa en algo, y la persona B debe adivinar que es haciendo
preguntas que la persona A sólo puede responder con sí o no.
En esta versión del juego, la persona A piensa en una expe-
riencia de un canal particular, le dice a la persona B en qué
canal está la experiencia sin decirle cuál es la experiencia. La
persona A puede responder sólo sí o no a estas preguntas. El
objetivo del juego es practicar la habilidad de conversar con
una señal en el lenguaje propio del canal y amplificar una
experiencia en su canal original hasta que se dé un cambio de
canal u otros canales se añadan.

Ejemplo— A le dice a B que está pensando en una experien-


cia propioceptiva. A siente un fuerte presión localizada en
83

su rodilla. No dice lo que siente, sólo que es una experiencia


propioceptiva. Después de unas pocas preguntas, B pregunta
«¿La sensación es apagada?» A inmediatamente dice «No».
La velocidad de la respuesta sugiere que A tiene una sensa-
ción nítida de la experiencia en relación con esta cualidad.
Notando está respuesta «viva», B pregunta «¿Es fuerte?» A
abre mucho sus ojos y agitando su dedo como un cuchillo
que corta, dice «¡Sí!». El juego termina aquí, porque A cam-
bia de canal al hacer el gesto de apuñalar (canal kinestésico).
B puede tomar el turno y escoger una experiencia.

Retroalimentación
Las señales de retroalimentación son señales de respuesta a un
aporte que reveló más aún la naturaleza de un proceso. Ellas
guían el despliegue del proceso desde sus estados tempranos.
La retroalimentación es como un indicador de excitación.
El facilitador excita las señales del proceso onírico hablán-
doles directamente. El proceso onírico responde positiva o
negativamente.

Retroalimentación positiva

Retroalimentación positiva significa que las señales oníricas


se autoamplifican en respuesta al aporte del facilitador, y
así el proceso continúa en la misma dirección que ya había
tomado. Por ejemplo, el facilitador percibe la tendencia de
la cliente a desplomarse hacia adelante, a extender su exha-
lación por un segundo o dos, para luego levemente soltar
sus hombros. El facilitador dice “Dale, adelante, déjate des-
plomarte”, y la cliente se relaja hacia adelante, soltando un
profundo suspiro. La sugerencia del facilitador encuentra
retroalimentación positiva, porque recomienda lo que ya está
84

sucediendo. Las señales hacen más eso que ya están haciendo.


Al brindar conciencia de ellas y recomendar que continúen,
el facilitador les ayuda a autoamplificarse. Esto queda tam-
bién ilustrado en el ejemplo del Capítulo 3, en el cual el faci-
litador ve una pequeña sonrisa el rostro de la cliente cuando
la describe como mamá soltera. El comentario del facilitador
(Impresionante, estás haciendo todo por ti misma, sin ayuda,
criando esos niños sola, trabajando, ¡guau!) excita a la señal
onírica a través de hablarle directamente. La respuesta de la
cliente (sonreír abiertamente) es retroalimentación positiva,
puesto que es una escalada de la señal en la misma dirección
que traía.
Como estos ejemplos demuestran, la retroalimentación
positiva es generalmente una respuesta energetizada a una
intervención. Incluso una respuesta verbal negativa es retroa-
limentación positiva, si está acompañada de una energía que
indique la excitación de un proceso secundario. En ocasiones,
un no verbal puede ser simplemente ser la expresión de un
borde hacia algo secundario. Un ejemplo cotidiano de esto
es un anfitrión atendiendo a sus invitados en una reunión.
El anfitrión percibe que un invitado mira ligeramente en la
dirección del puré. Es una señal leve, los ojos del invitado
solo apuntan una vez al puré e inmediatamente vuelven hacia
la persona con la que está hablando. El anfitrión se da cuenta
de la señal y pregunta «¿Te gustaría servirte más puré?». El
invitado dice «No, gracias» con una sonrisa y sonrojándose,
ignorando su impulso de comer más puré. Su mente ordina-
ria, que piensa en las calorías o en dejar lugar para el postre,
dice que no, pero sus señales (la sonrisa y el sonrojo) sugieren
que una parte de él quiere más papas. Ambas respuestas, el
no y el sí, son retroalimentación positiva a la pregunta del
anfitrión, ya que son respuestas energéticas en una dirección
preexistente.
85

Retroalimentación negativa

La retroalimentación negativa no es la ausencia de retroali-


mentación sino la ausencia de excitación. El facilitador habla
con la señal y la señal permanece igual o incluso su amplitud
disminuye. Poca energía o interés quedan señalados, indi-
cando que el paso que el facilitador invita a tomar no va a
tomarse en ese instante. Como el ejemplo anterior muestra,
una respuesta verbal negativa a un comentario o sugerencia
no indica necesariamente retroalimentación negativa. La
retro negativa es una fuente importante de información para
el facilitador. Aún cuando las señales inmediatas no son exci-
tadas por una intervención, esto todavía provee al facilitador
de información acerca del proceso.

Retroalimentación mixta

La retro puede contener una mezcla de señales de retroali-


mentación positivas y negativas. La tarea del facilitador es
figurarse cuál parte de una intervención recibió retroalimen-
tación negativa y cuál recibió respuesta positiva. A veces esto
no queda inmediatamente claro, y el facilitador debe contar
con la retroalimentación a las preguntas subsiguientes para
descubrirlo. En el ejemplo anterior del cliente con los hom-
bros ligeramente caídos, una retroalimentación mixta a la
intervención puede darse de la siguiente manera. El facili-
tador nota la señal postural y pretende amplificarla diciendo
“Guau, te ves cansada”. La cliente levanta y pone rectos sus
hombros y mira al facilitador burlonamente. Sus señales se
retraen y disminuyen en vez de autoamplificarse.
La velocidad del cambio de postura de la cliente es una
respuesta energética, a pesar de que sus señales no se autoam-
plifiquen. La retroalimentación mixta significa que hay varias
86

formas de comprender la respuesta. En el ejemplo citado, es


posible que el facilitador amplificó la señal equivocada. O
podría ser que al denominar a la postura «cansada», inter-
pretó las señales y comprometió al proceso primario, convo-
cando un borde. Podría también ser que el tono de voz del
facilitador fue incongruente con la naturaleza interna de la
señal.
Si la retroalimentación es difícil de leer, es posible que
la intervención no se enmarcó claramente. Un comentario
confuso o una pregunta van a provocar retroalimentación
mixta o confusa. El comentario del facilitador «Guau, te ves
cansada» es una afirmación, pero también es una pregunta
implícita (¿Estás cansada?) y podría también ser escuchada
como un juicio. La retroalimentación mixta de la cliente
puede venir en respuesta de cualquiera de estas posibilidades.
Ella podría preguntarse si necesita responder a la pregunta o
estar de acuerdo con la afirmación del facilitador. Si ella la
escucha como una afirmación, podría sentirse criticada, juz-
gada o mal comprendida. O ella puede reaccionar al tono de
voz del facilitador. Clarificar una intervención puede ayudar
a volver la retroalimentación más clara y más fácil de leer.

Metadestrezas para el trabajo con la retroalimentación

Dos de las más útiles metadestrezas para trabajar con la


retroalimentación son la curiosidad y la actitud no juzgadora.
Los facilitadores a veces malinterpretan la retroalimentación
negativa como «equivocada» o «incorrecta», o como indica-
dor de una mala facilitación. Sin embargo, tanto la retroali-
mentación positiva como la negativa indican la dirección en
la cual proceder. Si la pregunta de un terapeuta encuentra
retroalimentación negativa, esto no significa que el facili-
tador se equivoca al preguntar. Manteniendo la actitud de
87

Cuadro 4.3
Siguiendo la retroalimentación

Este ejercicio permite practicar en el seguimiento de las seña-


les de retroalimentación. Dos personas se sientan juntas, como
facilitador y cliente.
1. La facilitadora hace tres preguntas abiertas:
• ¿Qué es lo que debiéramos trabajar?
• ¿Cómo deberíamos trabajar en ello?
• ¿A dónde deberíamos ir luego?
2. La facilitadora trata de usar una conciencia doble: tanto la
primera como la segunda atención.
• Usa la primera atención para notar de la respuesta verbal
• Usa la segunda atención para notar las respuestas somá-
ticas (respuestas corporales)
3. La facilitadora sigue la retroalimentación no verbal
• Ayuda a que las señales corporales se autoamplifiquen
animando a la cliente a ir en esa dirección. (Por ejem-
plo: «Noto que te inclinas ligeramente hacia adelante» o
«Mmm, tus ojos se cerraron un poquito. ¿Tal vez quie-
ran hacerlo un poco más?
• No pregunta acerca de las señales, puesto que esto com-
promete al proceso primario.
4. Cambian roles y repiten.

curiosidad por lo desconocido y una falta de preocupación


sobre hacerlo bien o mal, el facilitador usa la retro negativa
como una forma valiosa de ganar una comprensión más clara
de la naturaleza y la estructura del proceso. Como un quí-
mico que se forma una hipótesis acerca de la clase de líquido
que tiene en su tubo de ensayo y testea su hipótesis –calen-
tando, enfriando, añadiendo otros líquidos–, el facilitador
hace intervenciones y distingue sus resultados sin juzgarlos
88

como buenos o malos. El químico añade un poco de agua su


líquido misterioso y ve que nada pasa. Piensa «Ajá! No puede
haber aceite allí, porque el agua y el aceite se separarían». No
piensa «Bueno, eso fue estúpido, porque no pasó nada». Del
mismo modo, el facilitador hace uso de la información pro-
vista por la retro positiva y negativa sin juicios ni autocríticas.

Usar la retroalimentación en el
seguimiento de un proceso

La retroalimentación no es solo una respuesta específica y


momentánea a una intervención, es además una brújula
siempre presente que apunta en la dirección del proceso oní-
rico. Seguir las sutiles señales del proceso onírico es como
cruzar un río pisando piedras como escalones.33 Mirar a la
orilla contraria no va ayudarte a cruzar el río, pero enfocarte
en la piedra que tienes inmediatamente frente a ti es la forma
en que podrás alcanzar la orilla lejana. Cada paso hacia ade-
lante está determinado por la retroalimentación, y señal a
señal, la retroalimentación te conduce más y más profundo
dentro de la experiencia desconocida.

La retroalimentación como
una respuesta somática

Como el teórico de la comunicación Watzlawick dijo: «No


podemos no comunicarnos»34 Estamos soñando constante-
mente, y por lo tanto constantemente comunicado señales
del proceso secundario. Consecuentemente, siempre que nos
comunicamos con alguien, enviamos dos series de respuestas:

33
Gracias a Kasha Kavanaugh por ayudar a desarrollar esta metáfora.
34
Paul Watzlawick, et al. The Pragmatics of Human Communication, 48.
89

las respuestas más concientes (usualmente verbales), y las


menos conocidas señales secundaras, las cuales son frecuen-
temente somáticas. La atención a las señales somáticas no
intencionales (señales dobles) puede ser utilizada en cual-
quier momento para obtener información y para identifi-
car el próximo paso en la amplificación y despliegue de un
proceso.
Si un facilitador pregunta »¿Qué debemos hacer ahora?
las señales dobles del cliente sugerirán el camino, aun si dice:
«No lo sé». Su respuesta somática es una forma de retroali-
mentación, que apunta en la dirección de su proceso onírico.
Si suelta la cabeza, cierra los ojos y está quieto antes de res-
ponder, esto sugiere que la dirección tiene que ver con ir hacia
adentro, sentir o meditar. Si se estira y se mueve en el espa-
cio, esto indica que un movimiento se está dando, que algo
quiere expresarse a través del movimiento. El cuerpo siempre
provee la respuesta e indica para dónde ir a continuación.

La retroalimentación como consenso

La retroalimentación es una forma de ganar consenso, no


sólo sobre cómo avanzar entre la distintas partes de la per-
sona, sino entre el facilitador y el cliente. Obtener consenso
es un proceso complejo que implica leer diferentes series
de señales de varias partes de la personalidad. El facilitador
puede no saber cuál serie seguir o puede sentir que una parte
de la personalidad se ofenderá si es anulada por otra parte.
Trabajar con la retroalimentación supone facilitar la relación
entre series de señales más que seguir una serie en particular.
Si el facilitador detecta duda, debe averiguar al res-
pecto. Por ejemplo, una cliente duda mientras habla sobre
una experiencia dolorosa en su vida. El facilitador pregunta:
«¿Debemos seguir en esta dirección?». Ya que tú la sacaste a
90

relucir, probablemente quieres hablar acerca de esto, y sin


embargo, estás dudando. Tal vez este no es el momento ade-
cuado, o yo no soy la persona correcta para ti con la que
hablar de este tema. Al respetar la duda y mencionar algunas
posiciones posibles que están implícitas en las señales de la
cliente, el facilitador apoya tanto a la parte del cliente que
quiere hablar como a la que no. Esto ayuda al cliente a llegar
a un consenso interno acerca de cómo proceder.

Consenso y ética

Lograr el consenso sobre cómo proceder es una considera-


ción ética. No es necesariamente correcto el explorar una
señal, sólo porque se excita por una intervención. Consenso
significa que las distintas partes del proceso del cliente están
de acuerdo sobre una dirección particular. Se requiere que
la intervención esté claramente enmarcada. Esto es espe-
cialmente importante en situaciones en donde los clientes
han sido castigados por tratar de proteger sus límites. En
una situación donde hay diferencias de poder, las señales no
verbales son especialmente importantes. La cliente puede no
sentirse libre de declarar su opinión directamente. O puede
acceder a la sugerencia del facilitador o a la línea de cuestio-
namiento con el afán de complacer al facilitador, debido a
una sumisión general a la autoridad o al miedo al conflicto.
Mediante una cuidadosa atención a señales sutiles y manifies-
tas, el facilitador puede apoyar la destreza de la cliente para
establecer límites y controlar la interacción.

La relación con el problema que se presenta

Las señales de retroalimentación también expresan la relación


que mantiene el cliente con el problema presentado y con el
91

proceso terapéutico en general. Algunos clientes vienen a tra-


tar un problema específico, mientras que otros no están inte-
resados en la solución de problemas. Algunos necesitan libe-
rar algo de su pecho o están pidiendo apoyo. Otros buscan
educación, información, o aprender a seguir sus experiencias
internas por ellos mismos. Otros todavía necesitan aprender
cómo manejar un conflicto con una figura de autoridad. La
habilidad de usar la retroalimentación puede ayudar al faci-
litador a entender las motivaciones subyacentes del cliente
puede ayudar al facilitador a no ver al cliente erróneamente
como «resistente» o sentirse frustrado en algún grado por su
trabajo.
Las señales revelan la relación del cliente con el proceso.
Por ejemplo, suspirar, mirar hacia abajo, o usar un tono cínico
de voz puede indicar que una actitud de desesperanza nece-
sita ser tratada antes de trabajar en el problema presentado.
Una cliente que cuenta historias o fragmentos de historias sin
topar el tema central puede necesitar ayuda con enfocarse, o
puede necesitar apoyo para alejarse del tema por completo.
Señales directivas, como no responder preguntas, cambiar la
dirección, interrumpir, no estar de acuerdo, o constantemente
corregir al facilitador pueden indicar un «facilitador interno»
que está tratando de seguirse a sí mismo. Comentarios o
monólogos que impliquen prejuicios, valoraciones o reglas
–incluyendo palabras como «debería», «mejor», «se supone
que», «malo» y «bueno» pueden sugerir que la relación del
cliente que el problema está dominada por una parte crítica.
Preguntas y afirmaciones relacionadas con el pensamiento, el
razonamiento y con encontrar explicaciones puede significar
que se necesita un abordaje racional para explorar el proceso.
Finalmente, si un cliente se cambia de una parte a la otra, sin
comentarios y de manera desarticulada, se requieren métodos
para desplegar el proceso sin metacomunicación.
92

En el siguiente ejemplo, Julia describe su trabajo con un


cliente acerca de un abuso doloroso. Este ejemplo muestra
cómo la retroalimentación del cliente sugiere el método para
trabajar el proceso.

Jeremy me contó acerca del suicidio de su madre y el


subsecuente abandono de su padre, quien era alcohó-
lico y violento. Cuando Jeremy trató de contactarlo
más tarde en su vida, su padre se negó a tener nada que
ver con él. Era un historia terriblemente dolorosa, y yo
podía ver que Jeremy estaba al borde de las lágrimas
mientras la contaba. Yo sentía dolor escuchando la his-
toria. Comenté sobre cuánto sufrimiento Jeremy debía
sentir, pero él no respondió. Aunque su labio temblaba,
sus ojos se humedecían y su voz titubeaba, él ignoró mi
señalamiento sobre sus sentimientos.
De repente Jeremy hizo un comentario extraño, jocoso.
Dijo que su niñez fue tan mala que podría haber sido
una película. Mientras hacía el comentario, paseó su
mirada por la habitación y luego miró como si viera una
película. Sus ojos se fijaron en un espacio del cuarto,
y yo distinguí señales de excitación y energía mien-
tras hablaba de su historia personal como si fuera un
drama de amor, tragedia, abuso y sobrevivencia. Este
estilo narrativo se evidenciaba por una serie de seña-
les que indicaban cuál era la relación de Jeremy con su
proceso. Jeremy estaba tratando de trabajar en su expe-
riencia desde un perspectiva desapegada. Advirtiendo
estas señales y siguiendo su recomendación, tuve una
idea sobre cómo podía trabajar con Jeremy sus dolo-
rosas experiencias infantiles. Le dije «Ajá, suena como
una película. Puedo incluso ver a los distintos actores.
¿Quién crees que podría representar a tu padre, por
93

ejemplo?» ¡Los ojos de Jeremy se encendieron! Rápi-


damente nombró a un famoso actor de Hollywood,
conocido por desempeñar roles de hombre duro y listo.
Entonces comenzamos a crear juntos una película sobre
el drama familiar. Alenté a Jeremy a actuar cualquier rol
que él escogiera, incluyendo el rol de director, e inven-
tar un nuevo final para la historia. Con seguir las señales
que me indicaban la relación de Jeremy con su proceso,
di con el modo orgánico de atender su dolor.

El lenguaje onírico nos pone cerca de las experiencias de


la gente y nos hace más capaces de seguirlas de una manera
íntima. No solo sintonizamos con los detalles de estas expe-
riencias, sino que también nos alineamos con la forma
única que cada persona tiene para desplegarlas. A medida
que avanzamos en el despliegue del proceso, figuras oníricas
y estados alterados de conciencia emergen. En el siguiente
capítulo exploraremos métodos para ir más profundo dentro
del mundo de la experiencia no ordinaria.
95

Capítulo 5

Habitando el mundo onírico

Hasta ahora hemos abordado las etapas iniciales del des-


pliegue, las cuales suponen mapear la estructura del pro-
ceso, identificar las “puertas al sueño» y comunicarse con las
señales oníricas a través de la retroalimentación y del darse
cuenta de los canales. En las etapas posteriores del desplie-
gue, el terapeuta de Proceso está más y más inmerso en el
mundo onírico, tanto por relacionarse con las figuras oníricas
de lo habitan como por familiarizarse con sus formas de ser.
Estas figuras emergen con la amplificación de señales de un
canal hacia experiencias de múltiples canales. El mundo de
la experiencia no ordinaria, que se siente ajeno e inaccesible
a la mente del día a día, comienza a sentirse familiar y con-
fortable. En este capítulo exploraremos conceptos, destrezas,
y actitudes que nos ayudan a habitar este mundo más plena-
mente. Estas incluyen la globalización, el cambio de forma y
el juego de roles.

Globalizar
Globalizar significa desplegar señales oníricas más allá del
canal en el cual inicialmente aparecen. Supone tanto acre-
centar o fortalecer la experiencia añadiendo canales o pasar
de un canal a otro. Las señales tienen una tendencia natural a
autoamplificarse cuando son tratadas en su propio lenguaje.
Globalizar es el siguiente paso en este proceso de autoam-
plificación, en donde las señales cambian de ser experien-
cias locales (pequeñas señales en un canal específico) a ser
96

diversificadas (en múltiples canales). Por ejemplo, una per-


sona que esta trabajando en una experiencia de calambre
puede primero enfocarse en la sensación del calambre. Mien-
tras siente el calambre, y distingue su cualidad tensa y retor-
cedora, espontáneamente comienza a hacer pequeños movi-
mientos con su músculos faciales y con un puño, expresando
la energía del calambre. Entonces ella aprieta y retuerce no
sólo ambos puños, sino también más músculos de su cuerpo,
hasta que todo su cuerpo se involucra en la experiencia.

Añadir y cambiar de canal

Añadir canales o cambiar de canal son formas de expandir


una experiencia. Usualmente no es necesario pensar sobre
ello o adivinar qué canal añadir, porque este emerge espon-
táneamente mediante el proceso de amplificación. Sólo con
ponerle mucha atención a las tensiones musculares, la colora-
ción facial, la respiración y la postura, el facilitador puede ver
cuando un nuevo canal está emergiendo y cuando se cambia
de canal. El siguiente ejemplo ilustra esto. Una mujer está
fascinada por la imagen onírica de un árbol. Trabajando en su
sueño, ella recuerda la imagen del árbol. Mientras se enfoca
en ella, viendo los detalles del árbol y de lo que lo rodea, su
postura espontánea y sutilmente cambia. Se sienta más recta
y se pone muy quieta y tranquila. De esta manera su expe-
riencia del árbol en un canal visual se expando a dos canales
adicionales: motor y propioceptivo. Ella adopta espontánea-
mente una postura similar a la de un árbol y lo siente inter-
namente en una experiencia propioceptiva. Mediante estos
canales adicionales, ella experiencia el árbol con mayor pleni-
tud. Lo entiende vivencialmente, sintiéndolo en su cuerpo y
adoptando su quietud. La experiencia de múltiples canales de
sentarse como un árbol, sentir el árbol en su propio cuerpo y
97

ver el mundo desde la perspectiva de un árbol le permite acce-


der a aspectos de sí misma que tienen la cualidad del árbol.

Cambiar de canal en un borde

A veces los canales se cambian espontáneamente sin necesi-


dad de profundizar en la experiencia. Esto se llama “cambio
de canal en un borde”, el cual deja atrás la información conte-
nida por el canal porque ha llevado a la persona de vuelta a su
proceso primario. La segunda atención se cambia a la primera
atención, con el correspondiente cambio de energía y foco.
El ejemplo de la mujer que trabaja en la imagen onírica
del árbol puede usarse también para ilustrar este cambio de
canal en el borde. La mujer ve la imagen del árbol, al que
describe como «firme» y «enraizado». A medida que describe
esta imagen, se queda sentada muy tranquila e inmóvil, con
los ojos cerrados. De repente abre sus ojos y dice: «Ahora el
árbol se mece con la brisa». Se levanta y comienza a bambo-
learse vigorosamente. Muchas cosas sugieren que estas son
señales de que ha topado con un borde. Primero hay una
incongruencia entre la quietud inicial y su repentino movi-
miento. Esta incongruencia y lo abrupto del cambio sugieren
que está envuelto un borde para con la quietud. En segundo
lugar, la mujer es capaz de mecerse sin dudar. Esto sugiere
que moverse es más afín a sus ideas existentes y sus experien-
cias que profundizar en la experiencia onírica.

Emparejar canales para acceder a


información secundaria

Las señales oníricas tienden a aparecer en canales desocupa-


dos. A las personas puede resultarles difícil amplificar una
experiencia en un canal desocupado porque no tienen un
98

patrón, lenguaje o concepto previo de lo que podría expe-


rienciarse allí. Simplemente se quedan en blanco. En este
caso, emparejar canales puede resulta útil. Los canales empa-
rejados utilizan un canal más conocido para ingresar infor-
mación en un canal menos conocido. Emparejar canales es
como usar un balde para sacar agua de un pozo profundo.
El canal emparejado sirve como medio de comunicación
entre la conciencia ordinaria y la experiencia desconocida.
Por ejemplo, una persona que se siente incómoda con la
experiencia propioceptiva podría hacerse una imagen mental
(canal visual) de una sensación física en lugar de tratar de
sentirla directamente (canal propioceptivo).
El siguiente ejemplo ilustra el uso de los canales empare-
jados. Un hombre está trabajando con una facilitadora sobre
un síntoma de debilidad muscular. El hombre es tímido al
respecto de su cuerpo. No se siente cómodo moviendo o tra-
bajando directamente con la sensación corporal. La facilita-
dora le pregunta cómo se siente su debilidad muscular. Él
dice que no lo sabe. Tomando esto como una señal del borde
de una experiencia en un canal desocupado, la facilitadora le
pregunta cómo se vería un músculo débil, sugiriendo que el
hombre lo visualice. El cliente busca, piensa un momento y
replica: «Como el muñeco de caucho, Gumby35». Usando el
canal visual como un balde36 para hundirlo dentro del canal
motor, la facilitadora entonces pregunta: «¿Puedes visua-
lizar a Gumby? ¿Qué está haciendo?» El cliente piensa por
un momento, y dice: «Está dando vueltas, se mueve mucho,
como un boxeador que escabulle el golpe, se balancea como
un borracho». A la vez que pronuncia la palabra «borracho»,
35
Gumby fue el personaje de una serie televisiva animada norteamericana. Era un figura
de plastilina verde con forma humanoide. (Nota de la traductora). La nota del original viene
colocada en la siguiente página e indica: Gumby es el nombre de un juguete hecho de caucho.
Sus articulaciones se doblaban fácilmente, permitiéndole retorcerse y tomar distintas formas.
36
Varas diría «lanzar la sonda» (Nota de la traductora).
99

él balancea sus hombros y rueda la cabeza un poco, imitando


el andar de Gumby mientras sigue sentado en su silla. Los
canales se han emparejado. La imagen visual ayuda al hom-
bre a ponerse en movimiento. Esto es más fácil para él, por-
que la imagen de Gumby le es más accesible y le da un patrón
para explorar experiencias motoras que le son desconocidas.

Trabajar con figuras oníricas


Una figura onírica es una personificación de tendencias
oníricas la cual se fusiona momentáneamente en un rol o
personaje. Es fluida, transitoria y capaz de transformarse. El
término «figura onírica» se usa generalmente de modo inter-
cambiable con «rol», «parte» y «fantasma». A medida que el
proceso se despliega, las señales oníricas pueden convertirse
en una figura onírica o devenir en una interacción entre dos
o más figuras oníricas. En cualquier caso, el foco del trabajo
se desplaza al mundo de la figura onírica –su historia, men-
talidad y forma de relacionarse con los demás. Esta etapa del
despliegue conduce al facilitador y al cliente hacia una rea-
lidad onírica que deja atrás las ideas e interpretaciones de la
mente ordinaria.

Encontrar la mentalidad de la figura onírica

Para encontrar el sentido de la figura onírica y encontrar su


mentalidad pueden emplearse dos clases de pensamiento: la
lógica del estar despierto y la lógica del mundo de los sue-
ños. La lógica de estar despierto utiliza la interpretación, la
asociación y la memoria. Por ejemplo, la lógica despierta
podría interpretar la figura onírica de un árbol como un
símbolo de crecimiento, vida y estabilidad –o asociarlo con
algún árbol que fue muy representativo en su pasado–. La
100

Ejercicio 5.1
Desplegar a través de la transformación

Dos personas trabajan juntas.


La persona A, como facilitadora, conduce a la persona B a través
de los siguientes pasos:
1. Rápidamente describe una situación actual que te interesa o
conflictúa. Luego déjala de lado hasta el final del ejercicio, y
cambia tu foco a tu experiencia corporal.
2. Piensa en un síntoma o experiencia corporal que te interesa
o te complica. Describe el síntoma en términos sensorial-
mente arraigados. ¿Qué sensaciones experiencias? ¿Qué es
lo que hace el síntoma? ¿Cómo es su energía?
3. Determina cuál canal usa la persona B para describir el sín-
toma. ¿Qué palabras y señales no verbales lo describen?
4. Incrementa la amplitud de la señal en ese canal. Pregunta
sobre las cualidades de la experiencia en ese canal, utilizando
el lenguaje y el tono de voz asociados con él (por ejemplo:
«¿Es agudo o sordo? ¿La presión es constante o sube y baja?
5. Date cuenta de las tendencias auto amplificantes del canal.
Si es un movimiento, ¿hay un sonido? Si es una imagen,
¿tiene movimiento? Añade más canales.
6. Añade la mentalidad, pensamiento, y mundo emocional de
esta experiencia.
7. ¿Qué tipo de figura es esta?
8. ¿Cómo esa figura sana o aporta al tema inicial del paso uno?
Intercambian roles y repiten.

lógica del mundo de los sueños funciona fuera del mundo y


de las normas de la realidad consensuada y brinda significa-
dos experienciales a la figura onírica. El significado emerge
de cambiar de forma, metamorfosearse o imaginarse uno
mismo siendo la figura onírica. Al meterse en la experiencia
del árbol, la mujer cuyo trabajo describimos en el capítulo
101

anterior, fue capaz de experiencia la mentalidad de ser-árbol


[la «arbolidad»].
Este tipo de cambio de forma sucede espontáneamente,
mientras las señales se expresan en múltiples canales y son
reconocidas por una conciencia facilitadora. Una persona
siente, ve, habla y se mueve a la manera de la figura oní-
rica, luego explora la mentalidad de la figura con el afán de
comprender su significado o mensaje. Esto puede ilustrarse
yendo más allá en el ejemplo del hombre que trabajaba su
debilidad muscular. El hombre amplifica la experiencia de
Gumby hasta que él siente una sensación cauchosa, flexible
en sus propios músculos. Supera su resistencia a moverse al
sentarse como Gumby. Deja caer sus articulaciones, gira su
cabeza y balancea el torso. Se suelta, se relaja y se abandona.
Entonces explora la mentalidad de Gumby metiéndose en su
abandono a través de una actitud suelta y relajada. La facili-
tadora le ayuda preguntando: «¿Qué clase de actitud o estado
mental va con esa forma de sentarse y dejarse caer?»
Aquí tenemos un ejemplo de despliegue en el que
emplean múltiples canales y se transforma para encontrar la
mentalidad de una figura onírica, el ejemplo muestra cómo
puede ayudar la figura onírica para resolver problemas coti-
dianos. El cliente de Abril, Juan, le dice a ella que está dis-
gustado con sus parientes, quienes, en su forma de ver, son
demasiado entrometidos y ruidosos acerca del nacimiento del
bebé que él y su esposa están esperando. Ellos entonces dejan el
tema a un lado, y Juan describe un síntoma corporal que le ha
estado molestando últimamente: rigidez en sus rodillas. Abril
anima a Juan a describir el síntoma en detalle. Juan dice que
se siente entumecido y tenso al despertarse. Mientras dice esto,
se encorva un poco, adelantando ambos hombros y metiéndo-
los hacia adentro. Abril nota las palabras y los movimientos y
también que los músculos de Juan se contraen al encorvarse.
102

Ella amplifica esto diciendo lo que ve: «Sí, te ves como si tiraras
de tus hombros muy apretadamente». Mientras lo dice, Juan
incrementa su movimiento levemente, y ahora sus dedos leve-
mente se enroscan haciendo puño. Dándose cuenta de que el
movimiento de Juan comienza a globalizarse, o a mover otras
partes del cuerpo, Abril lo alienta diciendo: «Adelante, jala
todo lo que puedas»
Motivada por la retroalimentación positiva que recibe,
Abril le pide a Juan que se dé cuenta de su postura e imagine
una figura o personaje que le venga a la mente. Después de
unos minutos, Juan dice que la postura le recuerda a un viejo
troll gruñón. Mientras lo dice, se sonríe muy levemente.
Abril le pregunta qué es lo que hace sonreír, y él contesta que
es gracioso imaginar al troll, porque un troll no se preocupa
en ser cortés o amable con la gente. Ya que Juan espontánea-
mente amplifica la mentalidad del troll, Abril le invita a ima-
ginar que se vuelve el troll, moviéndose, sintiendo, pensando
o actuando como un troll. Divertido por lo que imagina,
Juan ríe y dice que se imagina un viejo troll tieso, rengueando
y refunfuñando mientras da vueltas por un cuarto, asestando
a las personas con un bastón nudoso. Abril y Juan se ríen a
carcajadas con esta imagen, y Abril pregunta cómo el troll
puede ayudarle con el problema de Juan sobre sus parientes.
Juan ríe. «¡De algún modo yo no veo que al viejo troll gruñón
le puedan molestar sus parientes!»
«¿Por qué no?» pregunta Abril. Juan piensa por un
momento y dice: «Ser un troll es como ser un alma vieja. A
mí me molestan mis parientes porque quedo atrapado por
sus expectativas y necesidades, me las contagian, pero el troll
está más allá de todo eso. Él simplemente sigue su camino,
vive bajo el puente, sin que le perturben las idas y venidas de
los caminantes que pasan sobre él.»
103

Roles y juego de roles


Hasta ahora hemos explorado métodos para amplificar las
señales usando la amplificación dentro del mismo canal, aña-
diendo y cambiando de canal, emparejando canales, cam-
biando de forma y explorando el mundo y la mentalidad de
la figura onírica. A continuación vamos a esbozar formas de
explorar estas nuevas experiencias, enfocándonos particular-
mente en el juego de roles.

El contexto histórico del juego de roles

El juego de roles es una técnica antigua que originalmente


usó la promulgación dramática para resolver los conflictos
a modo ritual, como una forma de catarsis comunitaria, y
como una forma de participar en la creación de mitos y rea-
lidades no ordinarias. Jacob Moreno, el fundador del Psico-
drama, fue un pionero en el uso de las técnicas de juego de
roles en la psicoterapia occidental. Su alumno, Fritz Perls,
extendió estas técnicas al desarrollar la terapia Gestalt. El
juego de roles es ahora una técnica psicoterapéutica común,
reconocida en muchas modalidades psicoterapéuticas como
una forma valiosa de trabajar con conflictos internos y exter-
nos. Supone representar diferentes partes y figuras para ganar
una mayor comprensión de una experiencia. El juego de roles
se utiliza además, aparte de la terapia individual, en todo un
rango de espacios para la resolución de problemas, capaci-
tación y desarrollo de destrezas, así como en terapia grupal,
mediación, resolución de conflictos y trabajo teatral.

El juego de roles como democracia profunda

El juego de roles es generalmente usado como método de


104

negociación y resolución de conflictos entre posiciones


opuestas. En Terapia de Proceso el juego de roles se usa tam-
bién con ese sentido, pero su propósito principal es la ampli-
ficación. Así como la terapia grupal, el juego de roles para el
trabajo individual y relacional está basado en el principio de
la democracia profunda. Utiliza la interacción entre roles no
solo para desplegar las señales dobles que emergen a través de
la interacción, sino también para traer las experiencias margi-
nalizadas a la luz. Las partes que son rechazadas o desconoci-
das son reconocidas y alentadas a interactuar. La interacción
entonces se vuelve el vehículo para la integración conciente
de partes previamente marginalizadas.

El juego de roles como transformación

Al procesar la polarización entre partes, el juego de roles


generalmente implica transformarse (tomar la forma), o
penetrar en la experiencia de múltiples canales de un rol y
adoptar su perspectiva. Esto se ilustra en el diálogo siguiente,
el cual muestra cómo el juego de roles y la transformación
pueden usarse para desplegar los diferentes roles o partes del
proceso onírico.

Usando juego de roles en un despliegue

Rita: (La facilitadora). Hola Vicky, ¿cómo estás hoy?


Vicky: (La cliente, una escritora técnica freelance, que trabaja en
el manual para usuarios de una compañía de computado-
ras). Bueno, he estado pasando por una época dura con
este proyecto. Es duro avanzar y siento que la compañía
se está impacientando. Aún cuando el contrato dice que
tengo plazo hasta la primavera. Pienso que ellos quie-
ren presionar para que la producción salga para poder
105

lanzar el último software antes de lo planeado. Tuve una


conversación con este sujeto ayer, y me preguntó si era
posible ver el anteproyecto para el fin de la próxima
semana. Y está muy lejos de llegar al anteproyecto.
De cualquier modo, tuve un sueño anoche que pienso
que está relacionado con este problema. Estaba en el
trabajo pero estaba en Alaska. Todo el departamento
estaba reunido para determinar quién manejaría una
cuenta. Era una cuenta muy prestigiosa. Esta gerente,
una mujer muy conservadora, estaba organizando la
discusión. Nos había sentado en círculos concéntricos
–las personas de mayor rango adentro y las personas
de rango inferior hacia afuera–. Me preocupaba que mi
contribución fuera pasada por alto. Y Juan estaba allí.
Le dijo a la mujer que me pusiera en el primer círculo
interno (Se mira seria y preocupada).
Rita: Te ves preocupada. ¿Algo te preocupa?
Vicky: Bueno, sí. Como te dije, me doy cuenta de que no
me siento apreciada. Parece ser que los hombres reciben
reconocimiento sólo por ser hombres, no por sus des-
trezas ni contribución.
Rita: ¿Qué quieres decir?
Vicky: Bueno, en el sueño la gerente dijo que Tom debía
estar allí, pero Tomo no tiene nada que ver con este
proyecto, mientras que yo he sido central para él por
años. Se siente como si alguien estuviera clasificando
a la gente en rangos, pero de acuerdo a criterios real-
mente superficiales. (Esta última frase utiliza un actor
ausente: «Se siente como si alguien estuviera distribuyendo
a la gente…» Esto indica un rol fantasma, aquel que cla-
sifica a la gente.)
Rita: ¿Quién es el clasificador?
Vicky: Bueno, en el sueño era la gerente. Ella quería que
106

todo estuviera en orden, realmente conservador. (Ella


hace un movimiento con la mano, como un manotazo cor-
tante de karate, indicando una línea recta).
Rita: ¡Oh! Muéstralo de nuevo, ¿cómo haces eso? (A través
de esta pregunta, ella le habla directamente a la señal de
la figura onírica, el movimiento de cortar asociado con la
gerente del sueño.)
Vicky: Así. (Hace el movimiento cortante, pero esta vez, otras
señales van con él. Se incorpora. Su postura se endereza, y
su rostro toma un aspecto severo. La figura onírica de la
mujer emerge orgánicamente.)
Rita: Ya veo. Hola. (Habla directamente a la figura) ¿Qué
piensas sobre esto?
Vicky: (Siendo la gerente) ¡Ésto está bien, ésta es la manera de
hacerlo! (Hace el movimiento de manos nuevamente) Si
no sale perfecto como ésto, está mal.
Vicky: (Ahora fuera del rol) Es gracioso –¡ser esa mujer por
alguna razón me hace pensar en Alaska!
Rita: ¿Por qué? ¿Qué hay con Alaska?
Vicky: Bueno, de alguna manera, es como el opuesto. Alaska
es tan, tan… salvaje y libre. (Relaja su postura, se deja
caer un poco, y hace un gesto de olas con su mano.) La
gente dice que es la última frontera, anárquica y esca-
brosa. Es como, simplemente, la naturaleza. Sin leyes,
sin… estrechos circulitos para categorizar a la gente
de acuerdo a criterios arbitrarios. Es lo salvaje, y no se
preocupa de la diferenciación social de las personas. Si
sobrevives, ¡es un rango! (Mirando sus señales hablar sobre
Alaska, la facilitadora piensa que debiera desplegarlas para
encontrar la figura onírica de «Alaska». Pero por curio-
sidad, decide encontrar la figura onírica por asociación.)
Rita: Si Alaska pudiera ser representada por una figura,
¿quién podría representar esa cualidad?
107

Vicky: Bueno, de hecho Juan, el tipo del sueño que me


incluyó. Él es un poco dejado, un poco rudo. Me
recuerda a Alaska.
Rita: ¿Podrías ser él, mostrarme cómo se relaciona?
Vicky: (Se deja caer hacia atrás y estira las piernas. Sus ojos
se cierran por más o menos y habla en el rol de Juan.)
Mmmm, bueno, la gente no importa. Lo que la gente
piensa, cómo ven a las otras personas es irrelevante.
Todo este asunto… no tiene sentido.
Rita: (Improvisando, y tomando el rol de la gerente en el sueño.)
Bueno, las cosas tienen que hacerse. Los proyectos tie-
nen que concluirse. Algunas personas son mejores para
el trabajo que otras.
Vicky: (Todavía en el rol de Juan. Inspira hondo) Ajá, bueno,
sólo en este mundo. Solo en la vida urbana, de 9 a 5.
(En el rol de Juan, comienza a verse soñadora. Sus ojos se
cierran nuevamente)
Rita: (Todavía siendo la gerente) Bueno, ¿qué quieres decir
con «en este mundo»? Si sólo hay un mundo, ¿verdad?
El mundo del trabajo, ¡y tú estás siendo perezosa y no
profesional! (La cliente, en el rol de Juan, no responde
verbalmente a esta afirmación, sino que sonríe y se recuesta
todavía más).
Rita: (Saliéndose del rol) Veo que sonríes, tus ojos están cerra-
dos, y estás recostada. Métete más en la sensación cor-
poral de ese rol. Olvídate del diálogo por un momento,
y ve más lejos dentro de ese estado. Descubre qué hay
allí.
Vicky: (Se recuesta, y cierra los ojos. Respira lenta y profun-
damente, y está en silencio por un largo minuto. Enton-
ces abre sus ojos.) Sabes, este rol es tan interesante. Es
implacable, y sin embargo increíblemente nutritivo. Es
como la naturaleza, creo. Despiadado en el sentido de
108

que no le importa ni un poco nada de eso –trabajo, pro-


yectos, la gente y sus preocupaciones–. Y sin embargo
nutritivo, porque es tan profundo, cálido y calmo por
dentro. Es como ser una roca. Nada la mueve ni la pre-
ocupa. Es tan… antiguo, o eterno.
Rita: Mmmm, esa es la naturaleza en ti. Qué estado tan
profundo.
Vicky: Ajá, si pienso en el proyecto, o en esa mujer, simple-
mente no me importan. O sea, me importan. Pero desde
este estado mental, son tan intrascendentes. Quiero
decir, yo doy lo mejor, y ellos tendrán que pagarme de
cualquier manera. Sus problemas respecto a los horarios
no son mi problema. (Vicky está ahora saliéndose del rol
un poquito) Me doy cuenta de que me presiono a mí
misma tanto, constantemente comparándome con los
otros consultores, especialmente con mis compañeros
hombres. Es como si yo fuera la gerente, evaluándome a
mí misma y presionándome para hacerlo bien, para ser
la mejor de todos, para ser más profesional. Es chistoso
que hayas dicho «no profesional». Siempre temo no ser
suficientemente profesional.
Rita: ¿Cómo es eso?
Vicky: Bueno, siempre temo ser demasiado casual. (Ríe)
Quiero decir, en cierto modo todavía me siento como
Juan, un poco vaga y «casera», simple. Cuando tengo
que ir a las reuniones de la compañía, me cuesta tanto
vestirme. Realmente me gustaría aparecerme por ahí
usando mis pantuflas de conejo y pijamas de franela.
(Se ríe de nuevo). Creo que me sigue gustando Alaska,
simplemente ruda y lista!
109

Cuadro 5.1
Cómo profundizar un juego de roles

• Si: Están hablando acerca del rol, no hablando desde dentro


del rol…
Entonces: Vuélvete el rol, habla desde él en primera persona
• Si: El rol está hablando acerca de otros roles
Entonces: Métete dentro del rol del que se está hablando
• Si: Al actuar un rol, el juego de roles es superficial…
Entonces: Capta señales dobles, usa canales desocupados

Encontrar los roles en las señales dobles

Los roles se encuentran en las señales dobles de las perso-


nas, en sus síntomas y experiencias corporales, en sueños, en
proyecciones y en las historias de sus relaciones. A veces los
juegos de roles resultan superficiales porque todavía no han
llegado a la naturaleza esencial del rol. Esto ocurre si tra-
tamos de meternos en el rol desde el proceso primario –o
sea, ideas e interpretaciones– en vez de meternos desde las
señales y la asociación. En el ejemplo de arriba, la facilita-
dora Rita «encontró» el rol de la gerente en las señales de la
cliente mientras describió a la mujer. Vicky hizo un ligero
movimiento de la mano y se enderezó, como si su cuerpo
estuviera tomando el rol. Este fue un desarrollo orgánico del
rol, el cual la facilitadora detectó y más tarde alentó. Vicky
fue desde el movimiento hacia el rol con facilidad porque
ya estaba ocurriendo en sus señales. Encontrar los roles en
las señales dobles es especialmente útil cuando un juego de
roles se siente atorado, sin energía o se siente que de alguna
manera no está funcionando.
110

Varios tipos de señales dobles pueden indicar que un


juego de roles no ha ido suficientemente lejos. Si una cliente
conversa acerca de el rol, pero no habla desde dentro del
mismo. Aquí el juego de roles parece no haber ido suficiente-
mente hondo porque la cliente todavía se identifica consigo
misma, y piensa sobre el rol. Con el afán de ocupar el rol
plenamente, la cliente debe ser capaz de hablar en primera
persona, como lo haría el rol.
Otra indicación de la necesidad de profundizar el juego
de roles es sugerida cuando un cliente adopta un rol, pero
habla desde otro rol. El rol acerca del que está hablando es
secundario. Metiéndose en el rol sobre el que se está discu-
tiendo, será más probable que la cliente encuentre la expe-
riencia onírica que está dándose en el organismo. Esto se
ilustra en el diálogo entre Rita y Vicky. Haciendo el rol de
la gerente de su sueño, Vicky habla de su colega Juan. El
rol de Juan es una parte repudiada por el rol de la gerente.
Cuando Vicky se mete en el rol de Juan, el juego de roles se
profundiza.
Finalmente, una indicación de que un juego de roles es
demasiado superficial se encuentra cuando una cliente mira
como normalmente lo hace su yo normal mientras desem-
peña el rol. El juego de roles se mantiene cerca de las ideas
primarias de la cliente acerca del rol. Para meterse en el rol
más plenamente, la facilitadora puede ayudar a la cliente a
distinguir señales dobles, entrar a experiencias de canales
desocupados y acceder a algo que esté fuera de la identidad
normal de la cliente.

Contenido versus proceso

En algunas ocasiones las señales de una figura en un juego de


roles son más útiles para acceder a las experiencias oníricas
111

que el diálogo entre los roles. Esto se puede ver en el ejemplo


de Rita y Vicky, cuando la facilitadora –en el rol de gerente–
desafía la frase de Juan sobre «este mundo», y él responde no
verbalmente. El foco de la facilitadora pasa del diálogo entre
los roles a las señales dobles en la postura y en la expresión
facial de Juan: su recostarse, su sonrisa y sus ojos cerrados. A
través del proceso de desplegar las señales dobles del rol de
Juan, la experiencia onírica implícita en esta es desplegada
más profundamente.

Desplegando el diálogo en el juego de roles

Enfocarse en las señales dobles presentes en el diálogo ver-


bal entre roles es también útil para desplegar el proceso oní-
rico. Cuando el rol de Juan habla ensoñadoramente de «este
mundo», una puerta al sueño es indicada. «Este mundo»
implica el fantasma de otro mundo. Si la facilitadora y la
cliente no estuvieran involucradas en el juego de roles en
este punto, Rita podría preguntar a Vicky directamente
sobre esto diciendo: «¿Qué quieres decir cuando dices ‘este
mundo’? ¿Hay otros mundos?» Puesto que la señal verbal
«este mundo» aparece en el juego de roles, Rita la despliega a
través del diálogo en el juego de roles. En el rol de la gerente,
ella dice despectivamente «Bueno, ¿qué quieres decir con ‘en
este mundo’? Si sólo hay un mundo, ¿verdad? El mundo del
trabajo, ¡y tú estás siendo perezosa y no profesional!» Ella
abre la puerta al sueño de otro «mundo» al provocar a Vicky
desde el rol de Juan.
Cuando un facilitador asume un rol, su trabajo es des-
plegar las señales del rol de la cliente al través del personaje
del rol que está representando. Para esto ella usa señales
dobles con el propósito de desplegar, tal como hemos ilus-
trado. Este uso deliberado de las señales dobles supone hacer
112

dos cosas a la vez: actuar como antagonista o protagonista,


y desplegar las señales del rol del cliente. Por ejemplo, en
el rol de la gerente la facilitadora se dirige despectivamente
al rol de Juan: «¿Qué quieres decir con ‘en este mundo’? Si
sólo hay un mundo, ¿verdad?» Aquí la pregunta de la facilita-
dora contiene dos señales: su tono de voz desafiante, con su
desacuerdo o críticas implícitas; y una solicitud implícita de
más información, que invita a la cliente a ir más adentro en
aquello que se ha dicho. Es importante notar que si la señal
despectiva es demasiado fuerte, podría interrumpir el des-
pliegue del proceso. Si, en el rol de la gerente, Rita hubiera
dicho con desdén: «¡Qué estupidez decir ‘este mundo’» y no
hubiera pedido más información, lo onírico acerca de otro
mundo podría no haber surgido, o el diálogo podría haberse
terminado totalmente.

Siguiendo las respuestas no verbales

Como se ha indicado ya, todas las preguntas verbales encuen-


tran respuestas no verbales. En un juego de roles, las respues-
tas no verbales están llenas de pistas e información acerca de
los aspectos más profundos o menos familiares de un rol.
A veces las señales no verbales que acompañan un rol en el
juego de roles son particularmente útiles para el despliegue
del proceso. Solo buscando las señales no verbales mientras
el cliente representa un rol, la facilitadora puede encontrar el
siguiente paso en una interacción. Por ejemplo, en el juego
de roles entre Juan y la gerente, la respuesta no verbal de
Juan contiene mucha más información que su discurso. Rita
ayuda a que estas señales no verbales se desplieguen tanto
actuando un rol como desde su rol de facilitadora.
A veces el diálogo en un juego de roles se paraliza o
comienza a repetirse. El siguiente paso en la interacción se
113

encuentra en las respuestas no verbales. En algunos casos el


diálogo para porque la figura a la cual el facilitador está repre-
sentando no sabe cómo responder. Si esto sucede, ya no hay
un patrón para el rol secundario, y el facilitador está inseguro
de si su respuesta desplegará el proceso o lo llevará a cualquier
otra dirección. En este punto, el facilitador puede sugerir que
el cliente asuma el rol. Puede también adivinar el siguiente
paso a través de prestar mucha atención a las respuestas no
verbales del cliente. En cualquier caso el facilitador no nece-
sita resolver el impasse, porque el camino a seguir será suge-
rido por los roles mismos a través de sus señales no verbales.
En algunos casos la cliente es reticente a actuar un rol
porque es demasiado secundario o porque se siente insegura
sobre cómo hacerlo. En esta situación el facilitador puede
representar el rol impopular, y la cliente puede interactuar
con este. En algún punto de la interacción, un cambio de
roles puede emerger orgánicamente: la cliente se interesa
en el rol secundario (desempeñado por el facilitador) y de
pronto accede a actuarlo. Alternadamente, si la cliente no
quiere cambiar roles con el facilitador y hacer el rol secun-
dario, el facilitador puede aprender las señales no verbales de
la cliente mientras ella representa el rol más primario. Este
un abordaje menos confrontativo que empujar a la cliente
a hacer el rol difícil. Funciona porque, teóricamente, el rol
secundario se encuentra en las señales dobles del rol prima-
rio. Seguir estas señales te conducirán a la energía esencial
del rol secundario sin que la cliente tenga que confrontar su
borde directamente. Esto es más fácil para la cliente porque
supone jugar un rol más afín con su identidad cotidiana.
Esto se ilustra en el siguiente ejemplo, en el cual Quincy
(un facilitador) está trabajando con Ángela (su cliente). Están
trabajando en un sueño de Ángela en el cual una figura severa
y autoritaria aparece como un maestro grave y sentencioso
114

que reprende a Ángela por llegar tarde a clase. Para comen-


zar, Quincy toma el rol del maestro porque Ángela dice que
ella no quiere hacerlo. Ella dice, de hecho, que ella odia ese
personaje. El juego de roles comienza con Ángela hablando
en contra del rol juzgador.

Representando un rol secundario

Quincy: (Como el maestro) Estás atrasada. No hay excusa.


Ángela: Para de criticar. Soy sólo humana, sé un poco com-
prensivo. (Se para con las manos en las caderas, y la bar-
billa sobresaliendo desafiante.)
Quincy: (Como el maestro) No hay nada que entender. Estás
atrasada y eso es todo. No hay excusas para simple-
mente no tomar ninguna responsabilidad de tus actos.
Ángela: Oh, déjame en paz. Eres tan rígido. ¡Y qué si estoy
atrasada! Estoy aquí ahora, ¿no es así? (Su voz se eleva y
es cada vez más tensa.)
Quincy: (Como el maestro) Bueno, simplemente eres una
irresponsable. (Comienza a sentir que hasta aquí llega el
patrón, porque cuando Ángela dice «Eres rígido» la maes-
tra no sabe qué decir. Quincy sugiere a Ángela que inter-
cambien roles y haga de maestro. Pero Ángela no quiere
cambiar, porque odia a la maestra autoritaria. Quincy
entonces decide enfocarse en las señales corporales de Ángela
dentro del rol que está interpretando. Se da cuenta de que
la contundencia de Ángela tiene el poder y la energía de la
figura autoritaria, a pesar de que Ángela se identifica con
la estudiante «débil».
Quincy: (Fuera del rol) Date cuenta de qué está haciendo tu
cuerpo mientras me contestas como al maestro. Percibe
tus movimientos y postura.
Ángela: (Se queda quieta por un momento, con los ojos cerrados)
115

Noto que estoy inclinada hacia adelante de una manera


algo agresiva, con las manos en las caderas.
Quincy: Sigue, métete más. Siente dentro de ti eso. ¿Qué tal
si lo haces un poco más
Ángela: Bueno, me siento poderosa y confiada. ¡Como si
este tipo no pudiera decirme ni una palabra! (Sonríe y se
pavonea desafiantemente)
Quincy: ¡Me gusta tu sonrisa! Se ve como «A mí no me tocas»
Ángela: (Sonriendo más) Ajá, yo soy el jefe, no él!

En este ejemplo, el rol más secundario está contenido


en las señales dobles de la víctima del maestro –el rol de la
estudiante– con la cuál Ángela se identifica. Ángela no quiere
asumir el rol del maestro porque su asociación con esta figura
es demasiado negativa. Pero sus señales dobles expresan la
misma confianza, autoridad y poder del personaje que le dis-
gusta. Este es un abordaje no verbal para descubrir la cua-
lidad esencial o la energía de un rol. Si Quincy se hubiera
enfocado solo en la negociación o en el nivel del contenido
del juego de roles, se hubiera atorado y hubiera perdido la
oportunidad de ubicar la confianza y autoridad de Ángela.
Ángela se hubiera mantenido demasiado cerca de su iden-
tidad normal y de su sentimiento de impotencia y de estar
presionada por autoridades ajenas a ella.

Teatro con juego de roles

La experiencia onírica con frecuencia es dramática, y desplegarla


requiere cooperación, creatividad e imaginación tanto del faci-
litador como del cliente. Cuando las figuras oníricas emergen,
una historia tiende a armarse. Una técnica de juego de roles útil
es meterse en la historia que está surgiendo. El facilitador y el
cliente se meten ahí juntos para acceder a la experiencia onírica.
116

Ejercicio 5.2
Despliegue mediante el juego de roles

Dos personas trabajan juntas. La persona A presenta un tema y


la persona B facilita usando juego de roles.
1. La persona A identifica un asunto central en su vida actual.
2. Las personas A y B juntas encuentran las polaridades en este
asunto y extraen las polaridad de manera que la naturaleza
esencial de cada una es expresada en un rol.
3. La persona B ayuda a la persona A a entrar en el rol más
alejado de su identidad cotidiana representando otro rol que
sea el opuesto a este.
4. Mientras desempeña este rol, B mira las señales de A y trata
de discernir cuál rol contiene un borde, a través de fijarse en
las señales dobles –como frases incongruentes, un rol que
habla de otro rol, y frases o movimientos inconclusos–.
5. A y B continúan desarrollando el juego de roles. B trata de
desplegar el rol que A está jugando a través de distinguir y
desplegar señales verbales y no verbales, o a través de cam-
biar de roles.
6. Abandonan el juego de roles cuando una señal es seguida
hasta el punto en que algo nuevo emerge.

El teatro de juego de roles puede ser una manera efec-


tiva de representar las historias soñadas. La conciencia de la
cliente determina el rol o roles que la cliente juega a medida
que la historia se desarrolla: ella puede desear estar activa-
mente involucrada en el drama o tomar una posición más
distante, como un rol de narradora. Al tomar el rol de narra-
dora, la cliente puede encontrar un nuevo capítulo o escena
que resuelve el drama, o puede experimentar nuevos senti-
mientos y reacciones que aporten un entendimiento fresco o
117

una nueva dirección. O bien, puede llegarse a una resolución


desarrollando creativamente la historia en forma de una can-
ción, poema, danza, pintura u otras actividades artísticas, o
simplemente apreciando la historia por su pasión o su gracia.
Si una cliente no quiere jugar un rol activo en un juego
de roles, podría interesarse en dirigir la pieza o en mirar la
interacción entre los roles, y darse cuenta de qué sentimien-
tos o darse cuentas surgen de mirar desde fuera, tal vez al fas-
cinarse por algún rol en particular, puede querer meterse en
ese rol. O bien puede darse cuenta de que se queda de lado
en un rol marginalizado y tener ideas acerca de cómo ese rol
debe ser jugado. Si la cliente es tímida para actuar sus cosas,
la facilitadora puede actuar todas las partes para ella, o el
drama puede ser narrado como un cuento de hadas, usando
peluches, dibujos o personajes imaginarios. Mientras la his-
toria se desarrolla, se llegará a la resolución en donde quiera
que se logre la experiencia a través de ver, ser, hacer o sentir.

Saber cuándo abandonar el juego de roles

El juego de roles es un vehículo para amplificar la experien-


cia. Una vez que ha servido a su propósito, debe dejárselo.
En este sentido, el juego de roles es como el acelerador del
cohete, el vehículo voluminoso que impulsa y hace que des-
pegue la carga explosiva (la punta del cohete que contiene
toda la inteligencia esencial). En el juego de roles la carga
explosiva es la señal doble que desplegamos para revelar su
cualidad onírica. Así como el acelerador del cohete levanta
la carga explosiva y la lanza hacia el espacio, el juego de roles
ayuda a mover un proceso desde sus orígenes en la realidad
consensuada hacia la experiencia onírica. Esto se ilustra en el
juego de roles en el que la cliente, Vicky, entra en un estado
«alaskiano» de conciencia. En este punto la facilitadora no
118

vuelve a invocar el juego de roles ni trata de continuar el diá-


logo ni la interacción. Quincy y Ángela nos dan otro ejemplo
de soltar el juego de roles una vez que ha servido a su propó-
sito: una vez que Ángela experimenta su propia autoridad, su
facilitadora no vuelve al diálogo inicial.
En ambos juegos de roles, una vez que la carga explosiva
de la experiencia onírica es alcanzada, el siguiente paso es
ir adelante hacia la identificación con esa experiencia. Que-
darse en el juego de roles inicial ata la experiencia onírica al
proceso primario. Esto se aplica a todos los temas presentes,
incluyendo los conflictos de relación, las experiencias cor-
porales, los sueños y otras dificultades. Si el facilitador y la
cliente se quedan demasiado cerca del tema inicial y su con-
texto inicial, se quedan atados a una experiencia demasiado
cercana al mundo consensuado y consecuentemente pierden
su cualidades oníricas inherentes.

Trabajando con un crítico


en el juego de roles

Un crítico, en este contexto, es una fuerza marginalizadora


que está usualmente estructurada por un sistema de creencias
que vuelve secundaria a la experiencia. Los juegos de roles
con frecuencia giran en torno a una experiencia marginali-
zada y un crítico que está en su contra de alguna manera. Por
ejemplo, en el ejemplo de Rita y Vicky, el rol de Juan (en el
estado recostado) era marginalizado por el rol de la gerente,
quien era crítica con el estado recostado. Hay varias formas
de trabajar con el crítico interno: el crítico puede ser tratado
como un oponente al cual dar batalla, o puede ser tratado
como una útil fuente de información para después ser elu-
dido. Igual que con cualquier intervención, cómo trabajar
119

con el crítico queda determinado orgánicamente, es decir,


siguiendo las señales.

Confrontar al crítico

En algunas situaciones, la confrontación directa con el crítico


puede ser valiosa. Donde el crítico es una figura opresiva o
abusiva conectado con la historia personal del individuo o
con sus antecedentes culturales, puede ser importante usar
el juego de roles para representar el proceso de defender los
derechos propios o de pelear y derribar al crítico. Esto puede
ayudar a la persona a tomar contacto con una fuerza o con
una identidad anteriormente marginalizadas; o a ganar con-
ciencia sobre las dinámicas del abuso, la discriminación o la
opresión.

Eludir al crítico

En algunas situaciones, involucrarse en un juego de roles con


el crítico es innecesario y contraproducente. El crítico es una
figura de borde que puede ser eludida. Dejar de interactuar
con él inhibe una experiencia onírica que ya está ocurriendo.
Esto es como tratar de atravesar una verja para llegar a un
prado en el que vive un ogro. En el prado hay bellas flores
silvestres y un riachuelo. El ogro se queda largamente junto
a la verja, tratando de detener a quien quiera que trate de
ingresar al prado. Un día, determinado a llegar al prado, una
persona vence el ogro, salta la verja, y alcanza el prado. Pero
en lugar de pasear por el prado, oler las flores y meter los pies
en el arroyo, gasta todo su tiempo junto a la verja. Se queda
gritándole al ogro sobre sus derechos a estar ahí, a pesar de
que el ogro está echando una siesta en el sol, sin representar
ninguna amenaza.
120

Rebelarse contra un crítico opresivo puede ser fuente


de poder y entendimiento, pero también puede ponerte en
el camino de desplegar una experiencia secundaria. La ener-
gía de la persona puede quedar atrapada en la batalla y el
rol marginalizado no llega a alcanzar la experiencia misma
excepto en términos de lo que no es. Hay más en el rol que
aquello contra lo que se rebela. A veces se gana más poder
experienciando aspectos desconocidos del rol que en breves
confrontaciones con el crítico. Una regla de oro es tratar de
eludir al crítico siempre que sea posible. Si vuelve a presen-
tarse tres veces, interactuar con el crítico es lo necesario.

Sobrevalorando la confrontación con el crítico

Si un facilitador sobrevalora la confrontación con el crítico,


o se pone de lado del cliente contra el crítico, puede que
pierda las señales del rol del crítico que sugieren qué desple-
gar a continuación. Adicionalmente, si el crítico se involu-
cra demasiado pronto o con demasiada frecuencia, el crítico
puede aparecer como en oposición a una señal doble, y el
proceso onírico puede quedar definido por el crítico si haber
sido plenamente experienciado.
Esto se ilustra con un cliente que viene a la sesión de
terapia quejándose de fatiga. Se sienta y se tumba en una
silla, cerrando los ojos. Cuando comienzan a trabajar, un
pensamiento crítico le viene a la mente y dice: «Oh, estoy
siendo vago, debería trabajar en mí mismo, y en lugar de eso
estoy gastando mi tiempo». El crítico ha definido sus señales
dobles. Las señales que el crítico denomina «vago» todavía no
se han desplegado. «Vago» es meramente la forma en la que el
proceso primario etiqueta algo desconocido. Si el facilitador
involucra al crítico en el diálogo, el juego de roles se dará en
el nivel de las ideas y los juicios.
121

El crítico como una fuente de información

Cuando el crítico llega a un borde, frecuentemente revela


información sobre el proceso secundario. En el lenguaje
del mundo del espionaje, el crítico es como un «topo», una
fuente de información. Por ejemplo, en el primer juego de
roles, la gerente critica a Juan por ser no profesional. Esta
crítica es en realidad un consejo acerca de cómo el rol de Juan
debería desarrollarse. «No profesional» señala a la necesidad
de la cliente de relajarse y relacionarse más con su naturaleza
y menos bajo presiones profesionales. Aquí el contenido de
la crítica divorciado del estilo crítico, contiene valiosa infor-
mación sobre el proceso secundario. Fijarse en lo que dice
el crítico puede ayudar desplegar el proceso secundario más
profundamente.

El crítico es un aliado

El crítico frecuentemente es visto como el malo. Los facilita-


dores a veces piensan que su trabajo es promover la autoes-
tima en sus clientes y protegerlos de las críticas que les hace
sentir mal consigo mismos. Los facilitadores se vuelven acti-
vistas contra los críticos, olvidando que el crítico es parte del
proceso onírico y contiene una energía y un poder que nece-
sita el cliente. Por ejemplo, en el caso de Ángela, el crítico
autoritario representa su propia autoridad interior y poder. Si
el facilitador hubiera tomado una postura protectora, hubiera
tratado de proteger a Ángela de su crítico. Esta postura pro-
tectora podía haber desempoderado a Ángela, ubicándola en
el rol de la víctima. Es de mucha ayuda para los facilitadores
el recordar que una cliente puede o no necesitar pelear contra
o recibir protección de una figura crítica. Un encuentro con
el poder del crítico puede ser exactamente lo que el cliente
122

necesita. El facilitador puede ayudar a los clientes a estar con-


cientes de sus experiencias durante los choques con figuras
poderosas y a identificarse con las dimensiones oníricas de las
figuras críticas que se encuentran.
Una guía simple para trabajar con figuras críticas en
el juego de roles es recordar la mente de principiante. No
asumir ningún conocimiento previo acerca de estas figuras,
no ser empujado a defender al cliente de sus juicios. Como
cualquier figura onírica, las figuras críticas son una fuente
potencial de sabiduría, si mantenemos la mente abierta y
curiosa y seguimos sus señales sin nociones preconcebidas
podremos ser lo suficientemente afortunados para descubrir
sus enseñanzas.
Nuestros diferentes estados de conciencia y estilos de
aprendizaje en cualquier momento dado determinan cómo
accedemos a las experiencias oníricas. Este capítulo ha mos-
trado cómo métodos como la globalización, la transfor-
mación y el juego de roles pueden ser útiles en el proceso
del despliegue, ayudándonos a sentirnos más a gusto en el
mundo de la experiencia no ordinaria. El siguiente capítulo
presenta métodos sensientes37 para habitar el mundo onírico.

37
En el original se usa el término sentient, cuya traducción es sensible. Sin embargo intro-
ducimos este neologismo con la intención de transmitir la noción de «sensorialidad conciente».
(N.delT.)
123

Capítulo 6

Caminos sensientes
hacia la experiencia onírica
Los capítulos anteriores se han enfocado en el despliegue
de señales estables o no intermitentes –aquellas que pueden
sentirse, verse, escucharse y explorarse usando la percepción
sensorial y la segunda atención–. En contraste, las señales
intermitentes de las experiencia sensible apenas alcanzan el
umbral de la conciencia sensorial y por lo tanto no se tra-
ducen fácilmente en pensamientos o palabras. También lla-
madas «pre-señales» o «flirts», las señales intermitentes son
como luciérnagas en la noche –diminutos indicios de algo
que existe pero que apenas perceptible en manera física. Son
visibles por un instante y ya se han ido enseguida, y nos dejan
preguntándonos si en realidad existieron. En este capítulo
describiremos las destrezas sensoriales y emocionales que nos
ayudan a distinguir y desplegar señales intermitentes. Este
capítulo describirá cómo las señales intermitentes aparecen
en diversos canales, tres propuestas para desplegar señales
intermitentes, algunas destrezas y metadestrezas que son úti-
les para trabajar con la experiencia sensiente, y aplicaciones
del despliegue sensiente.

Experiencias de señales
intermitentes en los canales

Las señales intermitentes ocurren en todos los canales. Flirts


visuales son imágenes vaporosas, fantasías repentinas, formas,
colores, texturas, tonos que capturan nuestra atención por
124

fracciones de segundo. Un flirt auditivo es un sonido muy


bajo, repentino, o un pequeño ruido que llama la atención
fugazmente. Puede ser la cualidad de una voz, que nos sugiere
una ronquera, una aspiración o un titubeo; puede ser una
melodía de fondo que nos suena en la mente pero que casi no
distinguimos, un sonido delicado en el ambiente. Las señales
intermitentes propioceptivas son sensaciones que apenas cru-
zan el umbral de la atención, como una conmoción repentina
y leve, un tic, el pulso, una presión ligera, o una punzada. Las
señales kinestésicas intermitentes son tendencias a moverse o
quedarse quieto sutilmente sentidas. Las señales intermitentes
en el canal relacional son sentimientos sutiles de atracción o
aversión que resplandecen a través de la sombra de nuestra
conciencia. Pueden también aparecer emparejadas con ten-
dencias de movimiento, como una ligera duda, moverse hacia
adelante o echarse hacia atrás. Los flirts en el canal mundial
incluyen sutiles, vaporosos atisbos de fenómenos ambientales
o sincronicidades vagamente percibidas.

Modos de desplegar señales intermitentes


Una propuesta para desplegar señales intermitentes38 supone
darse cuenta y desplegar señales intermitentes en la percep-
ción marginalizada. Una segunda propuesta conlleva rastrear
el origen de una experiencia, sea consensuada o del mundo
onírico (como un síntoma, figura onírica o conflicto rela-
cional) y volver a su raíz anterior a la señal. Un tercer abor-
daje implica entrenar la conciencia no ordinaria para sentir la
experiencia sensiente antes de que se manifieste en el plano
de la realidad cotidiana.
38
Arnold Mindell, Dreaming While Awake: and The Dreammaker’s Apprentice: Using Heighte-
ned States of Conciousness to Interpret Dreams. (Charlottesville, Virginia: Hampton Roads Publis-
hing Company, 2001)
125

Desplegar señales intermitentes en


la percepción marginalizada

Esta forma de trabajo con señales intermitentes supone


emplear la conciencia sutil o «tercera atención» para distin-
guir una señal y penetrar en su mundo. La tercera atención
es la conciencia no enfocada que es atraída por señales oní-
ricas apenas evidentes. Crea el tipo de estado mental recep-
tivo que posibilita que las señales intermitentes lleguen a la
conciencia. Meditando en una señal intermitente que atrae
la tercera atención, una persona puede identificar su cualidad
o energía. El siguiente paso es tomar su forma o transfor-
marse en ella a través de sentir interiormente su atmósfera
y mentalidad, imaginando un camino que te lleve hacia su
forma de ver la vida, o contando una historia sobre la señal.
Esta manera de trabajar con las señales intermitentes es sines-
tésica, en la medida en que supone ingresar al mundo de
la señal alterando el propio estado de conciencia en vez de
usar una habilidad analítica para descomponer la experien-
cia en partes y canales. El ejercicio 6.1 ofrece una guía para
experimentar paso a paso esta forma de trabajo con señales
intermitentes.

Desplegar hacia atrás,


retrocediendo hasta la raíz sensiente

Las señales no intermitentes de experiencias –como los sín-


tomas corporales, imágenes oníricas, conflictos relacionales,
o estados de ánimo– pueden desplegarse y avanzar hacia el
mundo de las figuras oníricas. También pueden desplegarse
hacia atrás, retrocediendo hasta su raíz sensiente –eso es, la
tendencia onírica que las ocasionó. Esto comienza con una
experiencia particular, como un síntoma corporal. Usando la
126

Ejercicio 6.1
Trabajando con señales intermitentes

1. Encuentra un lugar confortable. Siéntate o párate de forma


cómoda, dejando que tu cuerpo se relaje.
2. Cierra los ojos, y haz unas respiraciones profundas. Deja
que tu mente se relaje y abra. Deja que tu mente deambule
sin rumbo. Permite que sensaciones sutiles y tendencias
afloren en tu conciencia. No trates de fijarte en ninguna en
particular.
3. Abre los ojos, muy muy lentamente. Fíjate en la primera
señal visual que capte tu atención (por ejemplo, una forma,
color, textura, sombra). Puede ser algo que ves, o algo que
crees que ves.
4. Lentamente despliega la experiencia reteniendo la impre-
sión vaporosa que captó la atención de tu conciencia, qué-
date con ella, y deja que se expanda hasta que tengas una
sensación de su cualidad esencial.
5. Deja que una figura que represente esta cualidad venga a tu
mente. Nuevamente, no trates de pensar en nada, simple-
mente mantén tu mente abierta y deja que la figura emerja.
6. Permite que una historia

conciencia difusa de la tercera atención, una cualidad esen-


cial de la experiencia viene a la mente. Esta cualidad entonces
es expresada como un pequeño movimiento corporal, como
el movimiento de una mano. El movimiento se desacelera
y empequeñece hasta que es casi imperceptible. Desacele-
rar del movimiento y reducirlo contrarresta la tendencia a
usar el movimiento para ignorar las experiencias propiocep-
tivas sutiles. Mientras más lento y más localizado el movi-
miento, su cualidad se vuelve más aparente. A continuación
se hace más y más lento y pequeño el movimiento, hasta que
127

prácticamente no haya más movimiento físico, solo un ras-


tro del movimiento en la conciencia. La cualidad nuclear del
movimiento puede entonces identificarse, y la energía que
originó el movimiento puede ser sentida y descrita.
La diferencia entre desplegar hacia adelante y desple-
gar hacia atrás puede ilustrarse volviendo al ejemplo anterior
de la imagen onírica de un árbol (página 96). El facilitador
ve el árbol en las señales de la cliente y las despliega «hacia
adelante». Las señales son alentadas a diversificarse desde
el canal visual hacia los canales propioceptivo y kinestésico
hasta que la cliente vive una experiencia en múltiples canales
de «arboreidad» y es capaz de identificar «arboreidad» como
un aspecto anteriormente familiar de su personalidad.
A fin de desplegar la imagen onírica retrocediendo hacia
su raíz sensiente, la cliente contempla la energía o cualidad
que originó la imagen del árbol. El facilitador puede pre-
guntar: «¿Cuál es la energía del árbol antes de volverse árbol?
Quedándose conscientemente con esa energía, haciendo un
ligero movimiento para representarla, y luego desacelerando
el movimiento hasta que solo sea una tendencia casi imper-
ceptible, todo esto lleva al cliente a la experiencia sensiente
de su «arboreidad».
Esta propuesta de despliegue exige facultades no racio-
nales, no analíticas. Al concluir, la cliente tiene una noción
intuitiva del significado del «árbol» en su vida cotidiana, sin
que necesariamente sea capaz de articularla plenamente. El
siguiente ejemplo ilustra un trabajo con síntomas corporales
en el que se emplean técnicas de despliegue de señales y par-
tes, para después trabajar con el mismo síntoma usando el
método sensiente de encontrar la raíz del síntoma para real-
zar y profundizar la experiencia.
128

Despliegue sensiente
Miguel asiste a una sesión de acompañamiento quejándose
de estrés laboral. Es un joven techador que trata de comenzar
su propio negocio. Mientras habla sobre las dificultades de
comenzar su negocio en la rama de colocar techos, se mueve
intranquilo en su silla. Dice que su espalda y cuello le duelen
de tanto cargar materiales pesados el día anterior.
Tanto el estrés del trabajo como su dolor de cuello,
como Miguel los describe son experiencias de realidad con-
sensuada, que otros podrían reconocer como reales.
El facilitador, Winston, le pregunta a Miguel si quiere
trabajar en el síntoma, y Miguel dice que sí. Le pide a Miguel
que describa la experiencia de su dolor de cuello –cómo se
siente, cómo es, a qué se parece, etc. Miguel dice que su dolor
de cuello se siente como si alguien pellizcara la parte trasera
de su cuello, y la apretara como una mamá gata sosteniendo
un gatito por el pescuezo. Esta descripción ofrece una infor-
mación en el nivel de la experiencia onírica. La experiencia
es subjetiva, descrita en términos de señales estables del canal
visual y kinestésico. Es no consensuada, en el sentido de que
otros que presenciaran la conversación no podrían ver a la
gata y al gatito en el cuello de Miguel.
Con el objeto de llevar la experiencia más, Winston
invita a Miguel a sentir su cuello nuevamente. Miguel siente
el achaque, ve la imagen de la mamá gata y el gatito y simul-
táneamente se siente suavemente sacudido por la mamá gata.
Esta es una amplificación espontánea del síntoma inicial.
Entonces Winston le pide a Miguel enfocarse en la sen-
sación de ser sacudido por el pescuezo. Miguel imagina una
mano grande que lo levanta del pescuezo, lo sacude y avienta
como una floja muñeca de trapo. De repente sonríe y dice:
«Se siente fantástico ser lanzado de esa manera». Le gusta la
sensación de flojera, de no tener que hacer nada y solo ser
129

zarandeado y contrasta con la tensión que siente en torno


a empezar su propia empresa. Miguel comenta que la expe-
riencia de ser zarandeado lo ayudó a darse cuenta de cuán
abrumado y nervioso se ha puesto tratando de meterse en el
negocio por sí mismo. Ve que está demasiado identificado
con su sentido de responsabilidad al comenzar su propio
negocio y que los detalles financieros y legales de volverse un
microempresario lo han puesto tenso. La flojera en su sín-
toma es exactamente lo que necesita, un antídoto para toda
su tensión y preocupación. Aunque aún se siente responsa-
ble, se da cuenta de que la tensión y la preocupación no son
necesarias. Encogiéndose de hombros y sonriendo dice: «Ya
veremos. ¡Voy a hacer lo mejor y veremos qué es lo que pasa!»
Winston entonces pregunta a Miguel si le gustaría ir un
paso más allá. Desde las señales de Miguel (voz baja, ojos que
se cierran levemente o que miran hacia abajo), él tiene la sen-
sación de que todavía hay más allí. Le interesa cómo el sín-
toma podría desplegarse si trabajaran en su aspecto sensiente.
Winston le pide a Miguel que se enfoque en el síntoma
nuevamente, tratando de sentir que es lo que la energía del
síntoma le produce. Miguel dice que es como un «acapara-
miento». Winston le pide a Miguel que haga un pequeño
movimiento que exprese la energía del acaparamiento. El
hace puño como si sostuviera algo. Winston le pide que haga
el movimiento de nuevo, esta vez aún más sutilmente, y que
sienta dentro suyo la energía del movimiento. Miguel cierra
sus ojos, y se queda en silencio por un largo tiempo. Des-
pués de una larga pausa dice: «Es como un… alto!» Mientras
lo dice, Winston ve en la cabeza y el torso de Miguel una
minúscula sacudida hacia atrás. Le pide que sienta la ener-
gía del sacudirse hacia atrás, pero sin hacer ningún movi-
miento. Entonces le invita a enfocarse en su cualidad central
o energía. Nuevamente, después de una larga pausa, Miguel
130

dice: «Nada… parar». Simplemente… no hacer nada. Vacío,


como si no hubiera nada que hacer.»
Miguel abre sus ojos y Winston percibe que el estado
normal de conciencia de Miguel ha vuelto, porque Miguel
lo está mirando. Excitado, Miguel conecta este sentimiento
con la mamá gata y el gatito del trabajo previo. «Es similar»,
dice, «pero diferente. En la primera experiencia, yo me sentía
como el gatito flojo, me sentí suelto y despreocupado. Pero
esto es diferente. Esto no se trata de ser suave. Esto es no
hacer nada. Ser suave es una forma de actuar respecto de lo
que tengo que hacer en mi vida. Pero esto se siente como si
no tuviera que hacer absolutamente nada!»
Winston le hace a Miguel una última pregunta: «Cuál
es la actitud de no hacer?» ¿Qué te parece el mundo desde el
punto de vista del no-hacer?» Miguel piensa por un momento
con sus ojos cerrados. Finalmente dice: «Todo es perfecto.
¡La burocracia está bien, trabajar está bien, no trabajar está
bien!» Luego ríe. Ha logrado una comprensión subyacente
profunda, espiritual de la vida, una idea que se encuentra en
las enseñanzas Zen de que «cada día es un buen día». Usando
el método de «desplegar hacia atrás», Miguel es capaz de
meterse más profundamente en la experiencia y acceder a su
raíz sensiente. Inicialmente esta es una experiencia entera-
mente subjetiva que no se expresa en palabras. Un poco más
tarde él se vuelve capaz de formular en palabras el significado
de la experiencia para con su vida diaria.

Sentir la experiencia sensiente antes de


que se manifieste en la realidad diaria

Mindell se refiere a la fuerza sensiente que mueve a los indi-


viduos en sus vidas como el «campo intencional». Similar
al tirón de la gravedad o las líneas dragón en la tierra, esta
131

fuerza es experimentada como un «ello», un intento imper-


sonal que actúa sobre los individuos. No es una fuerza de
voluntad personal. Con frecuencia el campo intencional es
experimentado con una fuerza particular por las personas
que se hallan cerca de morir.
El movimiento es particularmente útil al trabajar con
el campo intencional. Las tendencias posturales y los pre-
movimientos se pueden sentir como energías en el cuerpo,
y permitirles traer experiencia sensiente hacia la conciencia.
El trabajo con el campo intencional comienza con quedarse
quieto, dejando que el cuerpo y la mente se relajen, y estar
atentos a la más ligera tendencia de movimiento. Entonces
supone permitirse ser movido por la tendencia, y dejar que
el movimiento encuentre expresión mientras se lo tiene en
la conciencia. El Ejercicio 6.2 provee un ejercicio en el que
paso a paso accedemos a una experiencia sensiente del campo
intencional, usando el movimiento como punto de partida.
Este método puede también usarse con sonido, en lugar del
movimiento, comenzando con una señal intermitente como
un tono, un sonido, una nota musical, y dejándola encontrar
su expresión, en cualquier modo que emerja.

Destrezas para el trabajo sensiente


La familiaridad y comodidad con estados alterados y no ver-
bales de conciencia son particularmente útiles en el desplie-
gue de señales no verbales y para trabajar eficientemente con
la experiencia sensiente. Las formas corrientes o normales de
hablar, relacionarse, pensar o interpretar son menos útiles. El
facilitador debe ser capaz de meterse, involucrarse, de sentir
en su interior la experiencia a medida que emerge.
Al trabajar con la experiencia sensiente, es útil ampli-
ficar la experiencia del cliente a partir de un estado de
132

Ejercicio 6.2
Accediendo al campo intencional

1. Encuentra un sitio confortable. Párate con tus brazos col-


gando sueltos a los lados, las piernas ligeramente dobladas
y relajadas.
2. Deja que tu mente se relaje y se abra. No te enfoques en
nada, simplemente deja que tu mente vaya a la , deambular
y divague.
3. Pregúntate qué movimiento o postura está casi sucediendo
o tendiendo a suceder.
4. Deja que esa tendencia lentamente emerja. No fuerces a que
suceda, sino que deja que ella te jale.
5. Permite que se despliegue siguiendo lo que quiera que
suceda. Deja que la energía de la experiencia te mueva, sién-
tela mientras te mueves. Date tiempo con esto.
6. Cuando estés listo para salirte de la experiencia un poquito,
pregúntate: «¿A qué se parece la energía de esta experiencia?
«¿Qué clase de tiempo y espacio ocupa?» «¿Cuál es su cua-
lidad esencial?»
7. ¿Qué o quién representa esta cualidad? Encuentra una figura
que empate con esa energía. Deja que su imagen emerja a
medida que sientes la energía. No trates de pensar o enfo-
carte demasiado en encontrar una respuesta.
8. Permítete sentirte dentro de la figura y de su estado men-
tal. Vuélvete ella, y experimenta su perspectiva de la vida, la
muerte, y la eternidad.
9. Desde esta mentalidad, mírate a ti mismo en la vida diaria.
¿Reconoces algo? ¿De qué te das cuenta? ¿Hay una palabra,
pensamiento, consejo o sentimiento que te llegue?
133

conciencia ampliada o meditativa. Aquí la facilitadora utiliza


su propia experiencia sinestésica para percibir y seguir lo que
está sucediendo en la cliente. La experiencia sinestésica es la
experiencia de «simplemente saber», sin necesidad de poder
identificar cómo ni por qué. Es similar a una intuición o
presentimiento, pero se distingue porque el hecho de que se
experimenta corporalmente. Es una experiencia «total» que
no puede ser separada o limitada a un canal o reducida a
una idea o pensamiento particular. Preguntas que evoquen
este tipo de experiencia y la investiguen incluyen: «¿Qué hay
antes de este movimiento o imagen?» ¿Cómo es su energía?
¿Qué experiencia está en su raíz? o ¿Cómo es su energía,
cuando nada se le opone?»
El facilitador necesita ser diestro en reconocer seña-
les que recomiendan un despliegue sensiente. Ejemplos de
tales señales incluyen dificultad en articular una experien-
cia, largas pausas o silencio antes de responder. El facili-
tador puede ayudar a su cliente a ir más allá dentro de la
experiencia sensiente mediante el uso de un tipo especial
de lenguaje no verbal. Esto ayuda a entrenar el darse cuenta
que tiene el cliente de su experiencia sensiente, dejando
atrás temporalmente los patrones mentales y preocupacio-
nes de la conciencia ordinaria. Supone el uso de palabras,
frases, sonidos y tono de voz que no requieran respuesta por
parte del cliente. Como una forma de inducción hipnótica,
esta forma de comunicarse ayuda al cliente a dejar atrás el
umbral de su conciencia ordinaria y saltar dentro del reino
sensiente.
Cuando apoyamos a una persona y nos comunicamos
con ella en un estado profundamente alterado, el facilitador
puede ajustar el tono y la cualidad de su voz para que sea
receptivo a la experiencia sensiente. La voz debe ser suave,
alentadora, impersonal y propiciar la atmósfera que ayude a
134

la persona a entrar en contacto con la esencia de una expe-


riencia. Un tono bajo, sosegado y resonante tiende a ayu-
dar a las personas a entrar más profundamente dentro de un
estado alterado. Ejemplos del uso del tono de voz para ayu-
dar a acceder a estados alterados son los cánticos resonantes
de los monjes tibetanos y los monjes cristianos medievales,
los ricos tonos de la música coral y los sonidos aéreos de la
música ambiental.
Cuando las personas hablan de su experiencia sen-
siente, sus descripciones a menudo suenan vagas e incom-
pletas. Naturalmente, tienden a describir sus experiencias
poéticamente. Los facilitadores pueden también emplear un
lenguaje poético para acceder y amplificar la experiencia sen-
siente. El lenguaje poético es deliberadamente inexacto. Más
que transmitir información precisa, éste evoca sentimientos,
memorias y sensaciones. Por ejemplo, un prado puede ser
descrito poéticamente como una «dorada oleada de viento»
en lugar de «un campo de hierba». Desde el punto de vista
informativo, la descripción poética es incorrecta. Pero desde
un punto de vista onírico, la descripción poética conlleva la
experiencia sinestésica del prado. Ayuda a la persona a expe-
rimentarla corporalmente mediante las imágenes, sensacio-
nes y atmósfera que evoca.

Metadestrezas para el trabajo sensiente


La mente ordinaria está entrenada naturalmente para con-
ceptualizar, articular y traducir los símbolos en significados.
Cuando accedemos a la experiencia sensiente, un tipo parti-
cular de borde está involucrado: el límite para dejar las ocu-
paciones de la mente cotidiana y pasar a estados de concien-
cia que no pueden ser fácilmente expresados en palabras. Las
metadestrezas que son particularmente útiles al trabajar con
135

la experiencia sensiente se centran en la habilidad para mudar


de un estado de conciencia a otro.

Paciencia

El trabajo con la experiencia sensiente puede ser lento y


minucioso, y requiere animar al paciente. El facilitador nece-
sita alentar al paciente a penetrar profundamente bajo el
umbral de la conciencia normal y percibir tendencias suti-
les e inexpresables. Tales experiencias no son normalmente
alentadas ni apoyadas en la vida diaria, y puede tomar un
largo tiempo sintonizar con ellas. La paciencia es más que
una virtud en este caso. Da al cliente el tiempo para sentir,
percibir y darse cuenta sin la presión de tener que acertar. Un
facilitador paciente confía en la naturaleza serpenteante de
un proceso y en las soluciones que surgirán de él, abandona
la actitud (agenda) terapéutica enfocada en la solución de
problemas y deja atrás la creencia de que una salida particular
debe ser alcanzada.

Quitarse de en medio del camino

Los místicos, clarividentes y maestros espirituales frecuente-


mente dicen que ellos mismos no hacen nada: son sólo el
vehículo para que una conciencia divina, espiritual o más
grande trabaje a través de ellos. Ellos consideran que su tarea
es canalizar una sabiduría mayor a la suya propia, y por ello
tienen que quitarse de en medio del camino, dejarlo libre.
Al trabajar con la sensibilidad, el facilitador también nece-
sita abrazar esta actitud. Aunque sienta que no está haciendo
nada, en realidad está siendo movido por el campo inten-
cional que lo mueve todo. Que el facilitador es un vehículo
para el proceso onírico y que el esfuerzo personal no es el que
136

produce el cambio son creencias particularmente importan-


tes al trabajar con la experiencia sensiente.

Aplicaciones en el despliegue sensiente


La retroalimentación guía cada decisión acerca de cómo
desplegar un proceso. La elección de usar un abordaje sen-
siente, como cualquier elección, es sugerida por las señales
del cliente. Aquí hay algunos ejemplos.

Aversión a la confrontación y el conflicto

Las señales que surgen del miedo a la confrontación o al con-


flicto, la impotencia o el desaliento pueden recomendar un
método de despliegue sensiente. El cliente puede separarse de
un borde, en lugar de mostrar interés o excitación, o puede
haber una falta de energía en la entrega del cliente, o en la
atmósfera general de la sesión. Ya que la experiencia sensiente
no implica el trabajo con polaridades, la confrontación con
bordes difíciles es reducida. Un abordaje sensiente para des-
plegar puede ser una manera nutritiva y amorosa de tratar
conflictos internos y externos.

Síntomas crónicos, estrés y fatiga

Los métodos sensientes de despliegue contrarrestan el estrés


de presionar o luchar por alcanzar algo. Ya que adoptan un
abordaje no verbal y acceden a estados alterados de concien-
cia, le dan al cuerpo la oportunidad de experimentar el «no-
hacer». Esto puede servirle a alguien que sufre de síntomas
crónicos, o dificultades relacionadas con el estrés. Experien-
cias corporales abrumadoras –tales como la fatiga, el dolor y
el estrés– pueden disminuir la capacidad de la persona para
137

enfocarse y relacionarse. Señales que pueden invitar a un


abordaje sensiente incluyen mantener la mirada baja, suspi-
rar, desconectarse, hablar lentamente, hacer muchas pausas,
o apagar el tono al final de una frase.

Estados de ánimo y depresión

Algunos humores o prolongados estado afectivos, como la


depresión, responden bien al trabajo sensiente. A veces una
forma de leve depresión crónica –sentida como una nostalgia
o deseo insatisfecho, melancolía, o una sensación de vacío39–
puede indicar que una persona necesita entrar a experiencias
más profundas o sutiles. Esto es sugerido a través de señales
como mostrar incertidumbre o desinterés en lo que podría
trabajarse. desesperanza, suspiros intensos, o exhalación
sonora, una postura repatingada o desplomada, miradas al
piso prolongadas, y pausas frecuentes o frases incompletas.
Algunas veces, la incapacidad para realizar las propias
esperanzas o sueños trae amargura o desesperación. Cuando
este es el caso, el discurso del cliente puede incluir palabras que
sugieran arrepentimiento o una visión fija de la realidad, tales
como «si sólo», «una vez que», «siempre» o «nunca». Otros
estados de ánimo pueden caracterizarse por ira prolongada y
resentimiento. Por ejemplo, un cliente puede quedarse atas-
cado en el intento de cambiar algo (una relación, una organi-
zación, una comunidad) que se ve imposible de cambiar.
El uso de métodos sensientes para trabajar con la depre-
sión está ilustrado en el siguiente ejemplo, en el cual una
cliente, Sushila, viene a consulta con su terapeuta, Leo, por-
que se siente atrapada en su vida.
39
Para una discusión más amplia sobre la conexión entre depresión y sensibilidad, ver Rhea
Shapiro, “Noticing the Spirits in Everyday Life: Process Work as Spiritual Practice and Antidote
to Mild Chronic Depression”, The Journal of Process Oriented Psychology 8 (Winter 2001) : 75-83
138

Trabajo sensiente con la depresión

Sushila siempre ha querido ser una artista pero nunca se ha


sentido capaz de abandonar su trabajo ni sus responsabilida-
des financieras. Se siente limitada por la obligación de apoyar
a sus padres ya en la vejez; es también parcialmente respon-
sable de sostener económica a los hijos de su pareja. Cuando
Leo la alienta a cambiar su trabajo o intenta tratar asuntos
prácticos como el dinero, el estilo de vida y las relaciones
familiares, Sushila solo se deprime más. Suspira, se recuesta
en la silla, y expresa una nostalgia por que algo ocurra que
le haga sentirse más creativa. Leo se da cuenta de que sus
señales indican un patrón onírico con altos y bajos, un sueño
alto de volverse una artista, seguido por un sueño bajo de
desesperanza cuando el sueño alto no se vuelve realidad.
Leo ve que las señales de Sushila recomiendan ser des-
plegadas con un abordaje sensiente. Trabaja con la experien-
cia sensiente que está detrás del sueño de Sushila de con-
vertirse en una artista. Leo le pide a Sushila que imagine la
artista que quiere ser. Sushila dice que ve un mujer vestida
salvajemente con un pañuelo de seda estampado con piel de
leopardo, altas botas rojo brillante, una falda de cuero y un
greñudo chaleco de borrego. A medida que describe la ima-
gen, hace movimientos característicos, de modo que Leo le
pide que incorpore a la artista que está imaginando en sus
movimientos y postura también. Sushila se sienta recta en su
silla y hace movimientos extravagantes, dramáticos, directi-
vos con sus brazos, echando la cabeza hacia atrás. Leo enton-
ces le pide que achique los movimientos, hasta que queden
en un gesto mínimo. Sushila hace un ligero movimiento de
onda con su mano, y al mismo tiempo levanta su barbilla
como si echara su cabeza hacia atrás aún más levemente. Leo
le pide que sienta la cualidad de su movimiento y postura
139

sin moverse para nada. Sushila cierra sus ojos por un largo
minuto, y finalmente dice: «Mmmm, se siente como livian-
dad, como libertad. Casi como estar volando, como una
nube…» Para de hablar y continúa en la experiencia por un
poco más de tiempo.
Mientras Sushila está todavía inmersa en la experiencia,
Leo le pide que imagine una figura que representa la cualidad
del movimiento de su cabeza. Ella abre sus ojos lentamente
y dice: «Es como una reina o un ave alta y regia, alguien
que es absolutamente libre de volar a donde quiera». Leo la
invita a mirar el mundo desde ese estado mental, y después
regresar a sí misma en su vida diaria. «Desde esta perspec-
tiva», pregunta, «¿qué descubres?». Sushila cierra sus ojos y se
permanece perfectamente quieta, con su barbilla alta, mirán-
dose real y serena. Después de unos pocos minutos, sonríe.
«No se trata de hacer nada distinto», dice. «Ser una artista
significa ser artística, inusual, espontánea. Son tan predecible
y aburrida», dice, y rompe en una carcajada. «Incluso este
problema, el de querer hacer algo de arte, ¡lo abordo de una
manera tan profundamente no artística!»

En este ejemplo, el uso de un método sensiente de des-


pliegue produce una solución «hiperespacial», es decir, una
solución que brota de un estado alterado de conciencia. Las
soluciones hiperespeciales redimensionan la conciencia ordi-
naria, que tiende a ver la vida desde un punto de vista dua-
lista. Los problemas del día a día no pueden ser resueltos
siempre por la mente ordinaria eligiendo entre posibilidades
opuestas, tal como «¿Volver a la escuela o no?». La perspec-
tiva sentiente visualiza toda posibilidad como ya existente.
Los problemas presentes, sentimientos, mentalidades, todos
brotan de la experiencia indiferenciada. Al acceder a esta
experiencia usando métodos sensientes, los estados de ánimo
140

relacionados con los problemas y opciones del mundo son


aliviados y aparecen o se clarifican vías para seguir adelante.

Adicciones

Al igual que los estados de ánimo, las adicciones pueden ser


tentativas para encontrar soluciones sensientes a problemas apa-
rentemente inextricables. La presencia de una adicción puede
señalar que una solución hiperespacial es requerida. Usando
métodos sensientes para trabajar en adicciones puede ayudar a
la persona a acceder a los estados alterados de conciencia que
está buscando en el uso de una sustancia particular, pero sin sus
nocivos efectos colaterales. A continuación, un ejemplo del uso
de un abordaje sensiente al trabajar con una adicción.

Trabajo sensiente con una adicción

Dionne, un consejero en drogas y alcohol, está trabajando


está trabajando con su cliente Wes en su adicción a la mari-
huana. Wes ha sido un usuario de marihuana por más de
veinte años. Su patrón típico es enfurecerse consigo mismo
cada cierto tiempo y luego dejar de fumar, de golpe, de inme-
diato. Su propósito le dura por cosa de tres días, y enton-
ces se deprime y se pone ansioso. Finalmente, se siente tan
bajoneado que ya no puede mantener la disciplina o con-
tenerse a sí mismo, y comienza a fumar de nuevo. Cuando
Wes y Dionne trabajan juntos en la adicción, Wes describe su
estado mental drogado como de gozo, un lugar sin conflictos
ni estrés. Se siente feliz y en paz consigo mismo. Él compara
cómo se siente cuando está drogado con su actitud cuando
deja de fumar: autocrítico y enojado consigo mismo por su
debilidad. El utiliza esta ira como una forma de disciplinarse
para dejarlo. Él oscila entre el estado de amarse a sí mismo
141

cuando fuma marihuana y la áspera, dura-amorosa actitud


de dejar.
Dionne piensa nunca va a perdurar el dejar si ocu-
rre como una reacción impulsiva contra la marihuana y su
propia debilidad. De hecho, la rigurosidad de Wes parece
catalizar la recaída, ya que desencadena una necesidad por
autoestima que el uso de la marihuana satisface. Pensando
que la autoestima debe ser una piedra angular en el proceso
de Wes, Dionne decide tratar y usar el estado de autoestima
como un nuevo patrón para poder dejar. Le pide a Wes que
recupere contacto con la sensación de estar drogado y cuida-
dosamente mira sus señales corporales. Wes cierra sus ojos,
respira profundo y se recuesta en la silla. Una ligera sonrisa
juega en sus labios. «Ahhhhh», dice. «Esto es perfecto. En
lo absoluto in preocupaciones». Acoplándose a él espejeando
sus señales, Dionne entra en esa mentalidad junto con Wes.
Se quedan en silencio, disfrutando la sensación de facilidad
y calma. Sin cambiar su tono ni tempo, Dionne pregunta
a Wes: «Mmm, qué adorable estado de paz. ¿Qué clase de
forma de dejar combinaría con este estado pacífico, despreo-
cupado?» Ella deja que la pregunta flote en el aire, mientras
mira qué tipo de respuesta dan las señales somáticas de Wes.
«Bueno», dice, hablando lentamente, «ciertamente no sería
estresante. De hecho, probablemente debería ser sutil. ¡No
me daría ni cuenta de que estoy dejando!»
Siguiendo la recomendación hiperespacial del estado
alterado de conciencia, Dionne y Wes se encuentran con
un método sutil y no estresante para que Wes deje de fumar
marihuana. Dionne le pregunta: «¿Cuánto te tomaría dejar
sin que alcances a notarlo? Wes piensa en esto por un rato,
y luego dice: «Tal vez nueve meses». En tanto que su ante-
rior método para dejar era una decisión impulsiva concebida
en la agonía del disgusto consigo mismo, la nueva propuesta
142

tomará meses. Él puede fumar tanta marihuana como quiera


en el primer mes, y luego reducir la dosis lentamente a lo
largo de los siguientes ocho meses. En los nueve meses que
siguen, Dionne y Wes buscan en muchas otras áreas de la
vida de Wes, descubriendo dónde la aspereza le hace desear
marihuana. También trabajan en reducir los gatilladores
del uso de la marihuana procurando una actitud de gozo y
autoestima en otras áreas de su vida.

Los abordajes para el despliegue son útiles cuando el


problema mismo implica un estado alterado, como ocurre en
la adicción. El uso de Wes de la marihuana es una tentativa
con el método sensiente. Estar drogado es una manera sutil
y tranquilizadora de acceder a un estado relajado y de amor
por sí mismo que le hace falta a Wes. El estar drogado, sin
embargo, es insuficiente. Impide a Wes lograr un verdadero
estado relajado y de amor propio porque además disminuye
su conciencia. El uso de un abordaje sensiente para trabajar en
el tema de Wes le permite no sólo darse cuenta del estado que
está buscando en el uso de la marihuana, sino que también le
permite usar esta comprensión para trazar un plan para poder
dejar el hábito de una manera consistente con ese estado.
Las experiencias que tenemos en los estados oníricos
de conciencia son profundas. Son formas de aprendizaje no
cognitivas. Al experimentar nuevos estados mentales, actitu-
dinales y otras partes nuestras, nuestra sensación de nosotros
se expande enormemente. Aún así, con frecuencia deseamos
una comprensión cognitiva y ayuda para vivir esto más ple-
namente en nuestra vida diaria y para compartirlo con los
demás. En los siguientes dos capítulos presentamos el trabajo
con bordes, que nos ayuda a identificarnos con nuevas partes
de nosotros mismos y vivirlas en nuestro trabajo, relaciones
y comunidades.
143

Capítulo 7

En el borde de lo desconocido

En cualquier viaje hay momentos de incertidumbre, duda o


autocrítica. Sufrimos dudas sobre a dónde ir a continuación.
Podemos sentirnos temerosos o solos. La dicha y el júbilo de
avanzar hacia nuevos territorios se corresponden con el estrés
y el miedo que también son habituales. En el viaje personal
de crecimiento, todas y cada una de estas experiencias pue-
den surgir cuando la identidad cotidiana se encuentra con
la desconocida, y como las partes de la personalidad se divi-
den y entran en conflicto al respecto de si seguir adelante
o cuál será el siguiente camino a tomar. Tales experiencias
suceden en el «borde» –el límite entre la identidad normal y
la experiencia desconocida. En este capítulo, explicaremos el
concepto del borde en Terapia de Proceso, y describiremos
cómo reconocer señales de borde. Exploraremos maneras
de seguir las señales en el borde y otras intervenciones en el
borde. Finalmente, discutiremos algunas de las metadestrezas
cuando se trabaja con bordes.

¿Qué es un borde?
Un borde es un punto de contacto entre la identidad coti-
diana y una experiencia desconocida u onírica. Es el límite
entre el proceso primario (identidad ordinaria) y el proceso
secundario (identidad emergente). Los bordes no solo son
momentos dinámicos de transición, en los cuales un forma
conocida de comprenderse a uno mismo es perturbada o
desbaratada, y es transformada por una nueva. El proceso
144

primario marginaliza ciertas experiencias, creando de ese


modo un borde. Una vez que algunas experiencias secun-
darias son traídas a la conciencia ordinaria, se vuelven pri-
marias, transformando otras experiencias en secundarias y
creando nuevos bordes.
En las etapas iniciales del seguimiento de un proceso,
los bordes que surgen son a veces llamados «micro-bordes»
–experiencias momentáneas o de corto plazo conectadas
con las distintas etapas del despliegue (ver Recuadro 7.1).
Inicialmente hay un borde para enfocar algo secundario. La
mente ordinaria está acostumbrada a confiar en la primera
atención y por lo tanto puede ser reacia o temer cambiar a
otra forma de ver y conocer. Una vez que se cruza este borde
y la atención ha cambiado hacia algo secundario, más bordes
aparecen a medida que las señales se amplifican y desplie-
gan. Los bordes pueden provenir de varios puntos del pro-
ceso de amplificación y despliegue, tales como el permitir la
experiencia en canales ocupados o el pasarse a experiencias
en canales desocupados. El cambiar modos de experiencia
conceptuales, verbales o visuales por modos de experiencia
centrados en cuerpo (propioceptivos y kinestésicos) general-
mente levanta bordes.
En las etapas posteriores del despliegue aparecen
«macro-bordes». Estos están relacionados con la identifica-
ción con las figuras oníricas y con la integración de la expe-
riencia onírica en la vida diaria a largo plazo.

Reconocer un borde
Reconocer un borde es el primer paso al trabajar con bor-
des. Los bordes pueden encontrarse en señales verbales y no
verbales, así como en cambios en la energía, atmósfera o la
intensidad relacional entre facilitador y cliente. Los cambios
145

Recuadro 7.1
Etapas de los bordes durante el despliegue

1. Borde a enfocarse en algo secundario (pasar de las primera


atención a la segunda o tercera atención).
2. Borde a amplificar una experiencia secundaria a tra-
vés de añadir o cambiar canales, o ingresando a un canal
desocupado.
3. Borde a identificarse con la mentalidad de la figura onírica,
e integrarla en corto plazo.
4. Borde a integrar una experiencia secundaria en la propia
vida diaria.

energéticos pueden incluir una caída en la energía (abu-


rrimiento, disociación, vértigo o retirada) o una repentina
ráfaga de energía acompañada por una profusión de señales
–risa vergonzosa, risa nerviosa, sudoración, inquietud o con-
tención de la respiración–.
Algunos bordes son creados por la desautorización; es
decir, aspectos conocidos de la identidad no agradan o son
rechazados. Con frecuencia esto se debe a creencias cultura-
les o familiares, o a experiencias negativas previas. Este tipo
de borde se caracteriza por opiniones fuertes, sentimientos
y conductas como el nerviosismo, la vergüenza, la risa tonta
o el helarse. Típicas señales verbales alrededor de este tipo
de borde: «¡Oh, yo nunca podría hacer eso! Eso es horri-
ble, excesivo, doloroso, estúpido…» o «Si yo hiciera eso, yo
sería…» Otro tipo de borde es creado por la completa falta
de conocimiento. Nada de la experiencia ha dejado una hue-
lla, como la nieve intacta. No hay camino por delante, no
hay experiencia previa en la que confiar. Este tipo de borde
se caracteriza por la inexpresividad, parecer en blanco, un
146

miedo generalizado a lo desconocido, y una conducta como


de trance, como de estar en el espacio.
Encontramos pistas generales sobre la presencia de los
bordes en la forma en que un cliente habla y en la manera
en la que presenta la información. Estas incluyen huecos o
vacíos de información, cambios abruptos de canal, frases o
movimientos incompletos y la repetición de información.
La disociación –indicada por información faltante, ausen-
cia de emoción, y falta de reacción– pueden también indi-
car que un borde está presente. Los sistemas de creencias
que son declarados sin ningún metacomentario sugieren la
presencia de un borde, así como las sincronicidades, acci-
dentes, experiencias paranormales y algunos síntomas o
reacciones físicas.
Finalmente, la experiencia de la facilitador es también
un factor importante al reconocer un borde. Si la facilitadora
se descubre perdiendo la pista de la conversación, perdién-
dose, no sabiendo qué hacer luego, o sintiéndose nerviosa,
incómoda o avergonzada –esto puede reflejar un borde en el
proceso de la cliente—. Una facilitadora que llega a identi-
ficarse en exceso con un resultado o una parte particular del
proceso, o que siente presión para lograr algo, puede también
estar expresando la presencia de un borde.

Metadestrezas del trabajo con bordes


Las actitudes emocionales son particularmente importantes
al trabajar con bordes. Las metadestrezas crean el tipo de
atmósfera que sostiene un proceso en despliegue en momen-
tos de turbulencia e incertidumbre. Aquí hay algunos ejem-
plos de actitudes y creencias que pueden guiar al facilitador
cuando trabaja con bordes.
147

Recuadro 7.2
Reconociendo bordes

1. Fíjate en los cambios de energía:


• Risa vergonzosa, risa nerviosa, sudoración, inquietud,
profusión de señales
• Bajones de energía: aburrimiento, disociación, vértigo,
retirada
• Energía que se presenta de repente, en una gran ráfaga
• Contener la respiración

2. Fíjate en huecos o vacíos de información


• Cambios repentinos de canal bajo patrones y conteni-
dos incongruentes
• Frases y movimientos incompletos
• Huecos, palabras faltantes, frases de cierre final
• Información repetida
• Disociación: información faltante, ausencia de emoción
o falta de reacción

3. Información no explicitada
• Sistemas de creencias o sistemas de valores declarados
sin metacomentarios
• Sincronicidades, accidentes, experiencias paranormales
• Síntomas físicos o reacciones

4. Experiencias del facilitador
• Perder la pista de la conversación, perderse
• Nerviosismo, incomodidad, vergüenza
• No saber qué hacer a continuación
• Sentirse identificado con un resultado o una parte
• Sentirse presionado a llegar a algo
148

Valorar la restricción y la creatividad

Valorar un borde como un yacimiento de potencial creativo


es una destreza útil al trabajar con bordes. En un borde,
como en el arte, hay restricción y creatividad. El lienzo de
una artista impone los límites de la bidimensionalidad. Un
escritor está restringido por los alcances de la expresión ver-
bal, un escultor por las propiedades de la arcilla o la piedra.
Pero estos medios son también los vehículos de la innovación
y la creatividad. De manera similar, un borde es tanto limi-
tante como creativo. Retarda o contiene el proceso, aunque
también tiene un gran potencial. La expresión única de un
individuo se revela a partir de la interacción con un borde.

Encontrarse con el destino

Los bordes ponen al descubierto creencias profundamente


arraigadas sobre la vida, la muerte y el cambio, provocando
preguntas auto reflexivas como por ejemplo «¿Cómo me rela-
ciono con lo desconocido en mí mismo y en otros?» o «¿Qué
descubro sobre mí mismo cuando atravieso un obstáculo o
algo que me atemoriza?» La metadestreza de encontrarse con
el destino está basada en la fe en que trabajar con bordes se
trata de desarrollar la relación de uno mismo con el destino o
con algo mayor que el individuo. La relación de la cliente con
lo misterioso es central aquí, y la tarea de la facilitadora es
ayudar a la cliente con esta relación, más que tratar y garan-
tizar que cierto borde sea superado.

No tener que ir a ninguna parte

Esta metadestreza contradice la creencia de que es respon-


sabilidad del facilitador ayudar a una persona a cruzar un
149

borde. Esta metadestreza está basada en la creencia de que


el proceso mismo, más que las intervenciones del facilitador,
aclara las dudas y supera las resistencias. Las señales de la
cliente muestran cómo el borde puede negociarse, tanto en
términos de estrategia y ritmo.
La metadestreza de «no tener que ir a ninguna parte»
es una forma de «wu-wei» o no-hacer. Implica confiar en la
naturaleza y la sabiduría del proceso del cliente, más que des-
cansar en las destrezas de la facilitadora o la buena voluntad
del cliente. Los clientes pueden sentirse empujados o critica-
dos por facilitadores que sienten que el trabajo con los bor-
den con en gran parte su responsabilidad. El engreimiento
que hay tras de este identificarse como agente de cambio
puede ser inquietante para el proceso del cliente, y puede
también hacer que el cliente sienta que tiene que hacer algo o
llegar a algo para que el trabajo (y el facilitador) sean exitosos.
Un borde es un espacio fértil para el aprendizaje y el cre-
cimiento. Ofrece encuentros con la historia personal, crítica,
miedo y otras experiencias internas y externas que agudizan
la segunda atención y desarrollan la habilidad de enfocarse en
la experiencia desconocida. Con la metadestreza de «no tener
que ir a ninguna parte», el facilitador está primordialmente
interesado en la conciencia generada por un encuentro con
un borde, más que con el objetivo de llegar a ningún lado.

Trabajar con los bordes


El trabajo con los bordes se centra en la conciencia sobre las
señales, la retroalimentación y las metadestrezas. Las señales
del cliente en un borde siempre proveen información acerca
de cómo trabajar con el borde y la dirección a tomar. En
particular, el trabajo con bordes está configurado por cómo
el cliente encuentra un borde. A veces la persona experimenta
150

algo desconocido desde el punto de vista de su yo cotidiano.


El trabajo con bordes entonces supone ayudar a la conciencia
ordinaria a abrirse y dejar lugar para las experiencias desacre-
ditadas. En otras ocasiones el encuentro es un choque entre
creencias opuestas o influencias culturales, caso en el cual
el trabajo con bordes supone trabajar con las experiencias y
creencias que estructuran el borde. Y a veces la persona tra-
baja con el borde saltando sobre él, dejando que la experien-
cia misma cree el cambio.

Acercarse al borde desde el proceso primario

Acercarse al borde de la ventajosa perspectiva de la identidad


normal es como tratar de ver sobre el borde de un acantilado
y decir: «¡Santas vacas! ¿Cómo voy a cruzar hasta allá?» El
facilitador puede involucrar, apoyar y alentar al proceso pri-
mario de numerosas formas.
Las intervenciones incluyen alentar y apoyar a la per-
sona a que explore el borde, incluso presionando suavemente
mientras se atiende cuidadosamente la retroalimentación.
Reencuadras una experiencia puede también ser útil: el facili-
tador puede conversar con el cliente sobre un proceso secun-
dario, describirlo en términos que lo haga ver menos nega-
tivo, atemorizante o extraño, exploras qué hace que se sienta
tan difícil. Ensoñar y expandir el conocimiento que tiene el
cliente de su proceso secundario a través de contar una his-
toria sobre el mismo puede no solo ayudar a crear una sen-
sación de distancia o seguridad, sino también crear patrones
para la experiencia sobre el borde. Representar la experiencia
secundaria y el borde hacia ella «desde fuera» de la persona
usando accesorios, juguetes u objetos es también útil para
esto, ya que el cliente puede observar o dirigir lo que está
sucediendo sin sentirse demasiado expuesto o vulnerable.
151

Recuadro 7.3
Aproximarse al borde
desde el proceso primario

• Apoya a la persona para que explore el ir encima del borde.


Un aliento amoroso, o incluso un poquito de presión, siem-
pre mirando la retroalimentación de la cliente.
• Reencuadra la experiencia; habla con el proceso primario
acerca del proceso secundario, describiéndolo en términos
que reduzcan su cualidad amenazante, negativa o marginal.
• Discute la experiencia secundaria con el proceso primario;
descubre qué vuelve tan amenazante o difícil a la nueva
experiencia.
• Ensueña y expande el conocimiento del cliente sobre el pro-
ceso secundario. Ensoñarlo o contar una historia sobre él
crea patrones y modelos para la experiencia que superan el
borde.
• Representa la experiencia secundaria y el borde hacia ella
«por fuera» de la persona, usando accesorios, juguetes u
objetos, para que la persona pueda observar o dirigir lo que
está ocurriendo.

El siguiente diálogo ilustra un trabajo con borde desde


el proceso primario. Expande el ejemplo del sueño sobre
Alaska (página 104), retomando el trabajo en el punto en el
que Vicky comienza a jugar el rol de Juan, un despreocupado
colega que le recuerda a Alaska. Vicky topa un borde cuando
Rita le pide que se identifique con la parte más informal de sí
misma que las figuras oníricas de Alaska y Juan representan.
152

Trabajar con el borde desde el proceso primario

Rita: Si Alaska estuviera representada por una figura, ¿quién


representaría esa cualidad?
Vicky: Bueno, de hecho Juan, el tipo del sueño que me
incluía. Él es un poco dejado, un poco rudo. Me
recuerda a Alaska.
Rita: ¿Podrías ser él, mostrarme cómo se relaciona?
Vicky: Oh, no. No podría hacerlo. Es todo un vago. ¡No me
parezco en nada! (Noten que es un borde desde el lado
primario: Vicky está mirando algo que se halla al otro
lado de su borde, desde el punto de vista de su identidad
ordinaria.)
Rita: Oh, bueno, a veces ser dejado es bueno, es relajado,
no tan tenso. (Se dirige al proceso primario, tratando de
reencuadrar la dejadez como relajada y alentar a Vicky
hacia su borde.)
Vicky: Bueno, si yo hiciera eso, jamás terminaría ningún tra-
bajo. ¡Tienes que ser profesional en mi línea de trabajo!
(Su retroalimentación muestra que el reencuadre no es útil,
pero sugiere que hay un sistema de creencias presente, indi-
cado por la frase «Tienes que ser profesional».)
Rita: Bueno, ¿puedes imaginar algún personaje de cuento de
hadas o un animal que sea dejado? ¿Qué tipo de figura
podría también ser dejada? (Su intervención rodea el sis-
tema de creencias. Decide llegar al sueño indirectamente,
saltando el borde. En este punto, argumentar con el sistema
de creencias del proceso primario podría significar argu-
mentar acerca de una señal doble, ya que Vicky todavía no
ha desplegado la experiencia de «vago». Rita trata primero
de desplegar «dejado» indirectamente, a través de asocia-
ción, dejando que la imaginación de Vicky vaya con ello,
sin topar el borde directamente.)
153

Vicky: Bueno, mientras lo decías, ¡la imagen del Tontín de


los Siete Enanos se me vino a la mente!
Rita: ¿Tontín? ¿Cuál de ellos es? (Aún cuando ella probable-
mente sabe cuál enano es Tontín, le interesa más la descrip-
ción subjetiva de Vicky.)
Vicky: Tú sabes, el pequeño al que siempre se andan cayendo
los pantalones, y –bueno, es como tierno, pero bobali-
cón, como ido–. (Tontín despliega «dejado» de manera
menos amenazante para el proceso primario. La velocidad
con la que Vicky imagina a Tontín es signo de retroalimen-
tación positiva.)
Rita: ¿Cómo se comporta Tontín?
Vicky: Bueno, es poco exigente, va con los otros enanos a
las minas cada día, pero no está demasiado preocupado
con cuánto carbón logrará. Lo que le gusta es andar con
sus panas. (Se ríe) ¡Es amistoso y divertido!

Vicky y Rita han encontrado un camino que atraviesa


el borde en las señales de Vicky. Desplegaron la figura de
Juan sin tener que negociar el sistema de creencias contra la
vagancia. La figura onírica de Juan es una cualidad amistosa,
divertida que es necesitada por la soñadora en su vida diaria,
especialmente en relación con su trabajo.

Trabajar con las creencias en el borde

A veces el trabajo con el borde implica un choque entre


creencias firmemente sostenidas. Esto es generalmente una
experiencia turbulenta que convoca sentimientos de inseguri-
dad, miedo, nerviosismo y vergüenza. Como en el sistema de
seguridad de un aeropuerto, una alarma suena en el umbral
mismo de la nueva experiencia y surgen reacciones de temor
y crítica. Este tipo de experiencia límite exige intervenciones
154

que traten con sistemas de creencias, historias personales,


sentimientos personales, emociones y estados alterados.
La técnica de la «prohibición» es una manera útil de
intervenir en este tipo de borde. La prohibición implica
amplificar la resistencia a un proceso secundario y puede ser
realizada de varias maneras (ver Recuadro 7.4). Una manera
supone representar al crítico –o al sistema de creencias que
está en conflicto con el proceso secundario– a través de dra-
matizar el conflicto con un juego de roles o discutiendo los
pros y contras de la identidad o experiencia secundaria. Tra-
bajar la resistencia usando el movimiento (por ejemplo, pre-
sionando contra algo que represente al crítico) puede tam-
bién ayudar a la gente a sentir su poder y a negociar bordes
difíciles. Cuando el crítico es desarrollado de esta manera,
puede ayudar al cliente a justificarse con más vigor, o a ser
más exacto, puntual, o a confiar en dar el siguiente paso.
La prohibición puede también hacerse paradójicamente
o humorísticamente. El facilitador puede alentar al cliente
dudando en broma –por ejemplo: «¡No! ¿Tú? ¡Tú jamás harías
algo así!» guiñando y sonriendo a la vez. El ser desafiado de
este modo, amorosamente y con humor, puede a veces dar
al cliente una dosis adicional de valor, ayudándolo a creer en
sí mismo o a tomar un riesgo. Esta técnica debe emplearse
con destreza y cuidadosa atención a la retroalimentación del
cliente; requiere un buen nivel de relación entre el cliente y
el terapeuta. De otro modo, el cliente puede sentirse herido
o no comprender la intervención.
Las intervenciones justo en el borde generalmente se
ocupan de aspectos de la historia personal. A veces la gente
necesita recordar experiencias pasadas, sentir y apreciar lo
que han atravesado. A veces es importante revisitar y pasar
tiempo con una experiencia o historia particular, sanando
sus diversos componentes. Las personas pueden también
155

Recuadro 7.4
Usar la «prohibición» como una
intervención en el borde

• Desafía a la persona paradójicamente.


• Prohibe la experiencia representando al crítico o una figura
de borde.
• Usa la resistencia con movimiento para ayudar a la persona
a sentir la intensidad del proceso secundario.
• Encuentra las figuras fantasmas, y otras partes de la expe-
riencia, y qué es aquello a lo que la persona se dirige, de lo
que aleja o frente a lo que reacciona.

necesitar superar fantasmas culturales, ancestrales y familia-


res, cuyas maneras y creencias están dejando atrás.
Descubrir cuál es la figura del pasado de la persona que
le está impidiendo seguir adelante, contar una historia sobre
ellos, y desplegar la reacción, emoción o parte incompleta de
la historia –estas son maneras de cerrar situaciones pendien-
tes–. A veces el borde es vago, o no está claro qué o quién está
deteniendo al cliente, entonces el trabajo con bordes implica
tomarse el tiempo para ayudar al cliente cuidadosamente a
hacerse conciente de la figura fantasma o de la experiencia
profundamente enterrada en su historia personal.
Cuando trabajamos con el borde, a veces es posible
rodear totalmente al crítico o figura de borde y acceder al
proceso secundario directa o indirectamente a través de un
estado alterado de conciencia. Seguir una experiencia de
trance puede ser útil para llevar oníricamente a la persona
sobre borde y entrar en un estado alterado de conciencia en el
que valiosa experiencia e información pueden ganarse antes
156

de volver. Alternativamente, el facilitador puede ayudar al


cliente a dar un paso fuera de su identidad cotidiana invi-
tándolo a imaginarse borracho –o extraterrestre, niño, loco,
libre– con el fin de lograr nuevas experiencias y darse cuentas.
En el recordatorio de este capítulo, visitaremos de nuevo
a Rita y Vicky con el fin de explorar diferentes formas de tra-
bajar con bordes. El primer ejemplo muestra cómo puede
continuar el trabajo si Rita trabaja con el sistema de creencias
que están tras el borde de Vicky a ser más despreocupada.

Trabajar con el sistema de creencias en un borde

Rita: Si Alaska estuviera representada por una figura, ¿quién


representaría esa cualidad?
Vicky: Bueno, de hecho Juan, el tipo del sueño que me
incluía. Él es un poco dejado, un poco rudo. Me
recuerda a Alaska.
Rita: ¿Podrías ser él, mostrarme cómo se relaciona?
Vicky: Oh, no. No podría hacerlo. Es todo un vago. ¡No
me parezco en nada! (La intensidad emocional que acom-
paña la declaración «¡No me parezco en nada!» sugiere un
borde.)
Rita: ¿En verdad? Bueno, tal vez hay algo bueno en ser
dejado, ¿no? (Rita primero trata de reencuadrar el borde,
hablándole al proceso primario sobre el secundario.)
Vicky: (Se ve molesta) No, aggh. Odio a la gente dejada. (Se
frunce y mira hacia abajo. Se mira como si estuviera pen-
sando o sintiendo algo, tal vez teniendo un recuerdo. Su
señal verbal «Odio a la gente dejada» suena tan dura como
si se refiriera a algo o alguien conocido.)
Rita: ¿Por qué? ¿Qué hay de malo con la gente dejada? Pare-
ces estar pensando o sintiendo algo acerca de eso.
Vicky: Agg, sí. (Sacude la cabeza, y parece perdida en sus
157

pensamientos.) Toda mi familia era así. Vagos. Especial-


mente mi padre. Tú sabes, eran alcohólicos y, bueno,
crecer fue realmente difícil. Era la única que limpiaba la
casa, la única que hacía algo responsable. La mayoría de
ellos simplemente no tenían remedio.
Rita: Bueno, eso es impresionante. Mira qué profesional eres
ahora, y todo lo que has tenido que superar para llegar
donde te encuentras ahora, ¡felicitaciones!
Vicky: (Sonríe irónicamente). Sí, ¡no fue fácil!
Rita: Apuesto que no. Has trabajado terriblemente duro.
¿Cómo lo harías? (Rita está entrando al pasado detrás de
Rita. Porque este aparece en el borde, algo en esa historia
necesita ser enfocado.)
Vicky: Bueno, aun cuando nada en mi experiencia me había
demostrado que a nadie le importaba un ápice de mí,
yo todavía esperaba estúpidamente o soñaba que me
marchaba lejos y que ellos vendrían a despedirse y
decirme adiós! O por lo menos a hacer señas con sus
manos. (Pone una sonrisa irónica, melancólica.) ¿No es
eso estúpido? Crecí en la más disfuncional de todas las
familias, por diecisiete años, y allí estaba, dejando la
casa, esperando que una mamá-de-foto-perfecta y un
papá orgullosamente saludaran a su hija que dejaba el
hogar. (Sacude su cabeza con descreimiento. La historia de
los padres orgullosos está ocurriendo ese momento, mientras
cuenta la historia.)
Rita: Bueno, creo que lo soñabas porque esperabas que ocu-
rra. ¿Qué hubieran dicho los padres orgullosos si ella o
él hubieran estado allí entonces?

El borde trae asuntos pendientes. «Entonces» es ahora. El


«vago» es la parte de Vicky que no la elogia, no se da cuenta
de sus logros, y probablemente es una de las razones por las
158

que trabaja tan duro y lucha por ser tan profesional. Es un


fantasma, una parte faltante que necesita desarrollar. Este
ejemplo muestra que cruzando ciertos bordes puede requerir
cruzar otros bordes primero. Vicky tiene asuntos pendientes
que atender. Para volverse una «vaga» en el sentido positivo
de ser capaz de ser natural, relajada, y no trabajar tan duro
requiere regresar y recoger algunas piezas de su pasado que
necesitan concluirse. En particular ella necesita desarrollar
una actitud maternal, con la cual ella pueda percibirse a sí
misma y apreciarse.

Ensoñar juntos esquivando el borde

A veces un cliente puede deslizarse directamente hacia el pro-


ceso secundario sin encontrar mucha resistencia en el borde.
Pasa directamente a través del sistema de seguridad sin que se
dispare ninguna timbre ni sirena, y se encuentra en un nuevo
mundo. Para explorar el nuevo terreno, es útil tener compa-
ñía, aliados, y compañeros de viaje. Las intervenciones que
directamente amplifican el proceso secundario sin involucrar
al proceso primario o al crítico modelan la cualidad, el len-
guaje y las expresiones del proceso secundario. El facilitador
se une al cliente, usando movimiento, juego de roles y otros
tipos de intervención.
El facilitador puede amplificar un proceso secundario
jugando roles con la cliente, simétricamente (volviéndose la
misma figura del cliente) o complementariamente (tomando
una posición complementaria a la figura adoptada por el
cliente). Un ejemplo de una forma simétrica de hacer esto
tanto para el facilitador como para el cliente es que ambas
se vuelvan Juan, y se relajen juntos. Encontrar una figura
fantástica que exprese la experiencia secundaria al otro lado
del borde –y luego volverse esa figura– es otra manera de
159

Recuadro 7.5
Trabajar con el proceso onírico
esquivando el borde

• Representa las partes o eventos de la nueva experiencia. Por


ejemplo, el cliente y facilitador pueden hacer un juego de
roles de las distintas partes.
• Encuentra una figura fantástica que represente un pro-
ceso secundario, y luego conviértete en la figura. Alienta
al cliente a usar su imaginación creativa para ensoñar den-
tro de una experiencia, y descubrir todas sus dimensiones y
facetas. Esto incluye ensoñar acerca de la nueva identidad y
cómo se ve en la vida cotidiana.
• Usa técnicas en las que usas las manos. Si la persona da cla-
ramente su permiso, el facilitador puede usar el movimiento
e intervenciones corporales para explorar la experiencia no
verbal. Presión, escultura, amplificación de la respiración,
suaves sacudidas, u otras técnicas pueden profundizar la
experiencia de la cliente.

ensoñarla e ir más allá. El facilitador puede alentar a la cliente


para que use su creativa imaginación y entre al ensueño de
la experiencia secundaria, la construya, explore y descubra
todas sus dimensiones y facetas. Esto incluye ensoñar acerca
de la figura, su estilo de vida y visión del mundo, y cómo
puede relacionarse con la vida cotidiana del cliente.
Las técnicas en las que «metemos las manos» son útiles
si el cliente da al facilitador permiso directo y no ambiguo
para usar el contacto en un proceso de despliegue. El facili-
tador puede usar el movimiento e intervenciones corporales
para explorar más plenamente la experiencia no verbal. El
facilitador puede usar presión, escultura, amplificación de la
160

respiración, sacudidas suaves, y otras técnicas para ayudar a


profundizar en la experiencia del cliente.
Todas estas intervenciones dependen de la congruencia
del facilitador –esto es, su habilidad para concordar con la
energía, intensidad, tono y calidad de aquello que está siendo
desplegado–. El facilitador debe captar la energía y cualidad
del proceso secundario en la intervención misma. Esto queda
ilustrado a continuación, volviendo una vez más al ejemplo
conjunto de Rita y Vicky.

Trabajar el borde captando la cualidad


del proceso secundario

Vicky: (Saliendo del rol de la gerente) Es gracioso –¡ser esa


mujer por alguna razón me hace pensar en Alaska!
Rita: ¿Por qué? ¿Qué hay con Alaska?
Vicky: Bueno, de alguna manera, es como el opuesto. Alaska
es tan, tan… salvaje y libre. (Relaja su postura, se deja
caer un poco, y hace un gesto de olas con su mano.) La
gente dice que es la última frontera, anárquica y esca-
brosa. Es como, simplemente, la naturaleza. Sin leyes,
sin… estrechos circulitos para categorizar a la gente
de acuerdo a criterios arbitrarios. Es lo salvaje, y no se
preocupa de la diferenciación social de las personas.
Si sobrevives, ¡es un rango! (Mirando sus señales hablar
sobre Alaska, la facilitadora piensa que Vicky se ha des-
lizado sobre el borde, y está entrando a un modo mental
«Alaska», no sólo hablando acerca de ello.)
Rita: (Se suma a su cliente al otro lado del borde poniendo sus
pies sobre el banco, reclinándose y cruzando sus manos tras
su cabeza.) Ya, ¡relajada y sin leyes! ¡Me gusta eso!
Vicky: (Se ríe con la aliteración, «relajada y sin leyes») Ya, relajada,
sin leyes y recostada! (Ambas ríen y se recuestan en sus sillas.)
161

Rita: Siii, recostada, sin leyes, suelta y dejando que el tiempo


pase! Se siente como si las dos fuéramos dos veteranos
simplemente pescando la brisa en el porche frontal.
(Rita ensueña la experiencia, dejando su imaginación des-
plegar más allá las señales de la cliente.)
Vicky: Yap, dos viejos vejetes, mascando tabaco y pescando la
brisa. Na’ que hacer, ningún lugar a dónde ir!

La retroalimentación de Vicky a la amplificación directa de


la experiencia secundaria es positiva. Vicky inmediatamente
ingresa dentro de un estado imaginativo, y ensueña la histo-
ria más allá. No se piensa en la experiencia, ni se la interpreta,
ni se la reencuadra. La experiencia es su propia integración.
Ella tiene una experiencia completa de aquel estado mental y
lo integra a través de vivenciarlo.

Bordes y niveles de conciencia


Muchos temas dan vueltas en torno al mismo borde. Para
cada asunto el borde es enfocado de una manera distinta,
trayendo nuevas perspectivas. Un borde puede ser visto de
modos diferentes, dependiendo de si es visto desde la pers-
pectiva de la realidad consensuada, el mundo onírico o la
conciencia sensorial. Desde el punto de vista de la realidad
consensuada, los bordes aparecen como obstáculos exter-
nos. Hay razones concretas o realidades materiales que
impiden a la persona vivir su vida de cierta manera o lograr
ciertos deseos o metas. Si este es el caso, las clientes nece-
sitan ayuda para hacer cambios. Necesitan información,
educación, pasos, o apoyo concreto. También hay un com-
ponente interno para la experiencia de borde, pero la forma
de sortear el borde en el nivel de la realidad consensuada
es aprendiendo algo nuevo, para conseguir ayuda externa
162

con algo, o conseguir ayuda de amigos y otros sistemas de


soporte.
Desde el punto de vista del mundo de los sueños, sor-
tear un borde supone interactuar con las figuras oníricas. El
borde aparece como una dinámica interna antes que como
un obstáculo externo. La dinámica interna hace que el obstá-
culo interno se siente abrumador. Aquí los clientes necesitan
ayuda para involucrarse con las partes de sí mismos que los
hacen retroceder.
Desde el punto de vista de la conciencia de la sensación,
no hay un borde que cruzar porque no hay marginalización
en el nivel sensiente; solo hay experiencia onírica. A pesar
de que el mundo de los sueños y la realidad consensuada se
aproximan al trabajo del borde, el trabajo sensiente con el
borde no requiere el sacrificio de la historia o la identidad
personales. Las intervenciones de borde en el nivel sensiente
llevan al cliente más profundamente dentro de la experiencia
onírica. La ensoñación sensiente en el borde supone encon-
trar una solución hiperespacial desde otro estado de concien-
cia. Supone soñar una solución más que trabajar en una.
Describir los bordes en términos de niveles de concien-
cia implica que los bordes son percibidos en un nivel u otro,
cuando en realidad las tres maneras de percibir los bordes
están entrelazadas. Todos los niveles de conciencia son úti-
les en el trabajo de borde, un borde es simultáneamente un
problema externo, una dinámica interna y ningún problema
en lo absoluto!

Los tres niveles del darse cuenta


en el trabajo de borde

Los siguientes ejemplos ilustran tres diferentes maneras de


trabajar con el mismo borde. Cada ejemplo ilustra el uso de
163

un distinto nivel de darse cuenta, indicado por las señales


del cliente.

Nivel de realidad consensuada

En el primer ejemplo se ilustra un trabajo de borde mediante


el abordaje en la realidad consensuada a largo plazo. El cliente
de Milo, Zayed, está en sus cuarenta y siente que no puede
volver a la escuela porque es demasiado tarde. Tiene un tra-
bajo de tiempo completo, y una esposa e hijos que mantener.
Siente que no tiene el tiempo ni el dinero para ir a la escuela
de leyes.

Una propuesta de trabajo de borde


desde la realidad consensuada

Zayed: Bueno, ha sido mi sueño el ir a la escuela de leyes.


Cuando era joven, no tenía dinero. Pero ahora que
tengo dinero, ¡no tengo tiempo! Quiero decir, parece
tonto que un hombre de 46 años regrese a la universi-
dad. ¡Todos allí serán de la edad de mis hijos!
Milo: No creo que sea raro. El número de estudiantes de
edad madura se ha incrementado dramáticamente a
través de los años. De hecho, pienso que incluso tienen
clubes o grupos de apoyo para estudiantes maduros.
Zayed: ¿Verdad? ¿Crees que no sería el único? (La retroali-
mentación positiva –interés, sorpresa– a la información
ofrecida hace a Milo pensar que este puede ser un borde
de realidad consensuada. Tal vez Zayed necesita apoyo,
información y ánimo. Tal vez el obstáculo interno no
sea necesariamente tan grande.
Milo: Oh, sí. Estoy seguro. Más y más adultos están comen-
zando segundas carreras tarde en su vida. Pienso que
164

hay una oficina en la universidad que ofrece ayuda para


estudiantes que vuelven a la edad madura. ¿Encuentro
el número para ti?
Zayed: Sí, eso sería sensacional. Caramba, tal vez yo puedo
incluso alcanzar a ir hoy día. Todavía no son las cinco.

La relativa facilidad con la que Zayed acepta la información


es retroalimentación positiva. El borde es un problema de
realidad consensuada –una falta de información concreta,
apoyo y estímulo–.

Nivel del mundo de los sueños

En el siguiente ejemplo accedemos al borde desde la pers-


pectiva del mundo de los sueños. Las señales muestran que
sortear el borde exige una interacción con figuras internas.

Una propuesta de trabajo de borde


desde el mundo de los sueños

Zayed: Bueno, ha sido mi sueño el ir a la escuela de leyes.


Cuando era joven, no tenía dinero. Pero ahora que
tengo dinero, ¡no tengo tiempo! Quiero decir, parece
tonto que un hombre de 46 años regrese a la universi-
dad. ¡Todos allí serán de la edad de mis hijos!
Milo: No creo que sea raro. El número de estudiantes de
edad madura se ha incrementado dramáticamente a
través de los años. De hecho, pienso que incluso tienen
clubes o grupos de apoyo para estudiantes maduros.
Zayed: (Se ve abatido.) Bueno, aún así, probablemente no
encajaré. De todos modos, quién quiere andar con
un manojo de viejos, de cualquier manera. Incluso si
entrara, Me sentiría demasiado aislado a causa de mi
165

edad. (Milo piensa que el obstáculo es la edad, la men-


talidad de sentirse viejo, deprimido y desesperanzado.
«La gente vieja» está en sus señales, que aparecen en el
momento y la manera en que renuncia tan fácilmente.
Milo: (Haciéndole un guiño.) Ajá, eres una auténtico vete-
rano. Ya vas de bajada. No te quedan ánimos, colega.
¡Y todos esos libros que leer! Sería demasiado para tus
pobres ojos que ya no jalan. Y de todos modos, estoy
seguro que tus hemorroides y tus huesos artríticos no
resistirían pasar sentados tanto tiempo. ¿Por qué mejor
no olvidarse de esto, dedicarse a un hobby, y esperar
la jubilación? Sólo te faltan quince años. (Esta es una
intervención prohibitiva en el borde. Milo paradójica-
mente representa y amplifica a la «gente vieja» del borde.)
Zayed: (Se ríe) Hey, ¡no soy tan viejo! Ok, ok, te capto. Pero,
¿qué tal si voy allá y no me gusta. O si fallo? (Todavía
está en una actitud de vejez. El fracaso se siente como un
obstáculo. Una actitud «joven» se enfocaría más bien en
intentarlo con todo, darlo todo.)
Milo: ¿Qué fracaso? No veo ningún fracaso si ingresas y das
lo mejor de ti. Aún si no apruebas el curso, eres un
triunfador, porque has perseguido tus pasiones.
Zayed: ¿En realidad crees que puedo hacerlo? (Está poniendo un
pie en el borde, pero la necesidad de apoyo es todavía parte del
borde. En realidad el podría fallar, pero el punto de este pro-
ceso no es necesariamente triunfar, sino perseguir un sueño.)
Milo: No, no creo que puedas hacerlo. (Zayed se ve des-
concertado.) Y no creo que no puedas, tampoco. Yo no
pienso en lo que tú haces o no haces. No me interesa.
¿Estás interesado en la escuela de leyes porque crees que
triunfarás, o porque las leyes te apasionan? Tal vez tú
fracasarás, pero al menos habrás realizado el sueño de
toda tu vida. Eso es una forma de éxito en sí misma.
166

Desde la perspectiva del mundo de los sueños, el tiempo y el


dinero son vistos como problemas solo a causa del borde de
Zayed. El borde crea la apariencia de un obstáculo externo
(«demasiado viejo»). En este ejemplo, la actitud de estar viejo
detiene a Zayed. Es su creencia que el éxito está ligado al
reconocimiento externo.

Nivel sensiente

En este nivel de conciencia, el trabajo de borde es «sin bor-


des». Las señales de Zayed sugieren soluciones oníricas e
hiperespaciales.

Una propuesta sensiente de trabajo de borde

Zayed: Bueno, ha sido mi sueño el ir a la escuela de leyes.


Cuando era joven, no tenía dinero. Pero ahora que
tengo dinero, ¡no tengo tiempo! Quiero decir, parece
tonto que un hombre de 46 años regrese a la universi-
dad. ¡Todos allí serán de la edad de mis hijos!
Milo: No creo que sea raro. El número de estudiantes de
edad madura se ha incrementado dramáticamente a
través de los años. De hecho, pienso que incluso tienen
clubes o grupos de apoyo para estudiantes maduros.
Zayed: (Suspira). Todo se siente tan difícil, sin embargo.
Quiero decir, tres años es un montón de tiempo. Y
mi familia. Tú sabes, ser un abogado siempre fue mi
sueño, pero me siente tan lejos de eso ahora. (Su falta
de energía para encontrarse con el borde podría ser des-
esperanzadora, o podría ser una señal de no encontrar el
borde a través del conflicto. Él enfatiza «ser un abogado»,
el sueño está tirando hacia su borde. Tal vez es también un
método, el ensoñar su camino esquivando el borde, sin una
167

confrontación directa, sino haciendo un túnel.)


Milo: Ahh, el abogado. ¿Cómo es? (Milo está buscando la
experiencia sensiente de ser un abogado.)
Zayed: ¿El abogado? Mmmm. (Cierra los ojos y piensa por un
momento. Su postura cambia, y se sienta tenso.) El abo-
gado… el abogado es dinámico. Va hacia algo. Tiene
una sensación de… dirección.
Milo: Ya, sigue adelante, siente esa sensación de dirección.
¿Cómo es su energía? (Milo está alejándose de la figura
del abogado, y se está enfocando en la cualidad sensiente
de «dirección».)
Zayed: (Hace una larga pausa) Mmmm, se siente como una
sensación de dirección, de foco. Adelante. Enfocado.
No importa a dónde me dirija, nada puede detenerme.

Las señales de Zayed son sobre todo no verbales. Se le hace


difícil encontrar las palabras, y describe su experiencia en tér-
minos de energía más que de roles. La propuesta sensiente
para trabajar este borde es encontrar el abogado en la expe-
riencia inmediata de Zayed.
Estos tres ejemplos ilustran métodos para profundi-
zar una experiencia de identidad desconocida. Son métodos
que pueden ser usados al trabajar con bordes de corto plazo.
Pero un borde es también un proceso crónico. Con frecuen-
cia toma más de una sesión cambiar direcciones en la vida,
puede tomar años el desarrollar una relación con diferentes
partes y tendencias. En el siguiente capítulo miraremos un
trabajo con un borde crónico y el patrón estructurante del
mito de la vida.
169

Capítulo 8

Mito de vida y bordes crónicos

El aprendizaje en la vida llega a través de muchas vías, unas


dolorosas y otras placenteras. El Trabajo de Proceso refleja
esta comprensión en su forma de abordar los bordes cróni-
cos. Los bordes crónicos son vistos como oportunidades para
aprender las lecciones centrales en la vida de una persona, –el
descubrimiento del mito de vida, el proyecto básico que está
detrás del serpenteante camino de la vida. Nuestros bordes
crónicos pueden estar conectados con temas relacionales cró-
nicos, patrones de conducta habituales, adicciones, estados
de ánimo, enfermedades crónicas y otras experiencias pro-
longadas o recurrentes. Algunos suponen encarar obstácu-
los y alteraciones. Otros, abrirse a la dicha o la abundancia.
Aunque pueden tomar una variedad de formas, siempre se
presentan cuando la persona se aventura más en el viaje de
su vida. En este capítulo final damos una mirada a cómo el
Trabajo de Proceso facilita el cambio de largo plazo. Primero
exploraremos el concepto de borde de largo plazo, o borde
crónico, y luego presentaremos destrezas y metadestrezas que
son útiles para trabajar con los bordes en el tiempo.

Bordes crónicos, darse cuenta y mito de vida


El Trabajo de Proceso aborda el trabajo con los bordes cróni-
cos enfocándose en el darse cuenta. La resolución de proble-
mas es vista como una consecuencia del desarrollo de la darse
cuenta, más que como un fin en sí misma. Este abordaje
170

puede proveer una alivio de los problemas, aún cuando éstos


no puedan ser resueltos, porque trae consigo una perspectiva
más amplia. El trabajo de bordes crónicos hace más fluidos y
permeables los límites de la identidad, alentando el desarro-
llo del desapego, en particular mediante la práctica de ver lo
«otro» en uno mismo.
El Trabajo de Proceso con bordes crónicos está influen-
ciada por el concepto junguiano del mito de vida. Jung ori-
ginalmente acuñó el término «mito de vida» para describir
un patrón para el desarrollo personal a lo largo de la vida.
Encontró que los sueños de infancia, los cuales con frecuen-
cia permanecen el memoria de la persona hasta la adultez,
revelaban un arquetipo o patrón mítico para la vida de la
persona. Como una carta astrológica, el sueño de infancia
no era un camino predeterminado, sino el retrato de ciertas
tendencias, representadas simbólicamente. Mindell amplió el
trabajo de Jung sobre el mito de vida y los sueños de infancia
al proponer que también podemos ver estos patrones para
la vida de la persona en las experiencias recurrentes y cróni-
cas, tales como síntomas crónicos, enfermedades, adicciones
y patrones de relacionamiento. Mindell ve el mito de vida
como una forma de «herencia psicológica», la cual incluye
tendencias relacionadas con los padres, los ancestros, el con-
texto cultural y el trasfondo histórico. Una persona puede
trabajar con el mito de vida conciente y creativamente, en
lugar de ser inconscientemente impulsado por éste.40
El mito de vida es un concepto útil para comprender
el trabajo con bordes crónicos, porque enmarca el viaje de
crecimiento personal de una manera impersonal, permi-
tiendo que emerjan perspectivas más amplias y significados
nuevos. No solo sitúa la historia personal en el contexto de
40
Arnold y Amy Mindell, Seminario de Medicina Quantum, Yachats, Oregon, febrero
27-marzo 3, 2000.
171

un más amplio drama arquetípico, sino que además añade


una dimensión espiritual a la auto-exploración a través de
dirigir preguntas tales como: «¿Por qué estoy aquí? ¿Qué se
supone que debo aprender o hacer? ¿Cuál es mi propósito en
la vida?» Ver la experiencia como parte de un patrón mítico
puede mitigar sentimientos de estancamiento o fracaso que a
menudo acompañan los problemas crónicos. Puede también
recordarnos cuál es el significado y propósito de la vida.
Cuando ciertos problemas y experiencias se presentan
una y otra vez, ofrecen repetidas oportunidades para exami-
nar asuntos nucleares. En cada ocasión van a traer nuevas
experiencias, significados e introvisiones. Como paraderos en
el viaje de la vida, los bordes crónicos parecen ser más o menos
los mismos cada vez que los encontramos. Sin embargo, cada
vez que vuelven a presentarse, están ofreciendo el potencial
para el cambio y el crecimiento personal. Así como sucede en
los mitos, el dragón no cambia, pero el héroe sí.

Un ejemplo de trabajo con bordes


crónicos y mito de vida

En el siguiente ejemplo se ilustra un trabajo con bordes cró-


nicos en conexión con el mito de vida, en el cual una facilita-
dora, Shawna, está trabajando con una cliente, Kim, sobre su
adicción al alcohol. Kim ha tenido un problema con la bebida
por treinta años. Ha intentado con Alcohólicos Anónimos,
en clínicas de rehabilitación, terapia cognoscitiva-conductual
y psicoanálisis, pero continúa bebiendo. Ella odia su adic-
ción y siente que le ha arruinado la vida. Tiene dificultades
financieras, serios problemas de salud, y ha perdido contacto
con algunos miembros de su familia. A partir de su trabajo
juntas, Shawna y Kim descubren que la bebida de Kim está
conectada con el socializar. Su mayor tentación es detenerse
172

en un bar cuando vuelve a casa de su trabajo. Le encanta


beber con los hombres en el bar. En su identidad sobria ella
es muy tímida y retraída, no es dada a la extroversión. La
bebida saca otro lado de ella, al cual parece no poder acceder
en un estado mental sobrio. El reto de mantenerse sobria se
le hace insuperable.
Shawna trabaja con Kim en su adicción por un par de
años. Cada fase de su trabajo las lleva hacia un borde crónico.
Uno de ellos supone tratar la autocrítica, la vergüenza, y la
abrumadora sensación de fracaso que afligen a Kim. En otras
ocasiones Kim trabaja en estar limpia de su adicción. Tam-
bién trabaja en procurar sacar más su yo llevadero y sociable
en su vida diaria, de manera que esto no tenga que suceder
solo a través de la bebida. En este largo proceso, Kim tiene
momentos en que deja de beber totalmente, e incluso se aleja
de su identidad de alcohólica. También pasa por momentos
en que vuelve a beber, y sin embargo se acepta a sí misma,
adicta y todo.
Si el progreso de Kim es medido en función de una
meta de sobriedad, cualquier terapia que no trajera la sobrie-
dad es un fracaso. No obstante, si dejar de beber no es la
única meta, y si la influencia del mito de vida es tomada
en cuenta, el proceso terapéutico se mira de manera muy
distinta. En el único sueño de infancia que puede recordar,
Kim está en una gran ciudad y es separada de su familia.
Describe su experiencia en el sueño como la de estar «deam-
bulando entre una enorme multitud de personas desco-
nocidas. Y todo eran diferentes, como gente de diferentes
países, todos de distintos tamaños e incluso formas. Estaba
fascinada con ellos». Como resultado de trabajar en este
sueño, Kim ve su lucha con el alcohol como un viaje con
significado y propósito. Se da cuenta de cómo su adicción
la relaciona con su familia y su cultura, y cómo sus patrones
173

de bebida le permiten aproximarse a culturas y grupos. Su


socialización es más que simplemente «pasar el tiempo» con
otros. Es una tentativa de conectarse profundamente con
rango más amplio de gente.
Trabajar con los bordes crónicos desde una perspectiva
mítica conecta el propósito de la vida de una persona con
los bordes que surgen a lo largo del camino. Con frecuen-
cia es un abordaje de los problemas más sostenible. Cada
borde crónico trae encuentros con aliados internos, o expe-
riencias que son los soportes del viaje de la vida. En el caso
de Kim, cada fracaso en dejar la bebida es una estación en
su viaje mítico, una nueva oportunidad para el aprendizaje
y el crecimiento.

Destrezas para el trabajo


con bordes crónicos

Como todo trabajo de bordes, el trabajo con bordes cróni-


cos supone ayudar al cliente a que identifique experiencias
que han sido marginalizadas por su conciencia ordinaria.
Al traer a la conciencia estas experiencias, ciertos cambios
de conducta tienden a darse espontáneamente, de acuerdo
con la naturaleza y el ritmo del proceso de cada persona. El
trabajo con bordes crónicos involucra distinguir las señales
de cambio, ya que el cambio ya está dándose, para de ese
modo ganar la sensación de la dirección en la cual proceder.
Cuando alguien llega a un impasse o no sabe por dónde con-
tinuar, las señales del proceso onírico son las que muestran
el camino. Los métodos a continuación son técnicas basadas
en las señales para el darse cuenta, que pueden usarse en el
trabajo de bordes crónicos.
174

Acceso en blanco

El uso del acceso en blanco para franquear un borde crónico


está basado en preguntarse: «¿Cómo ha estado siendo tratado
el borde hasta ahora? ¿Qué dirección indican las señales que
se dan este momento?» Las respuestas no verbales proveen un
patrón orgánico para dar el siguiente paso. Por ejemplo, si la
facilitadora pregunta a la cliente: «¿Cómo se verá esta nueva
experiencia en tu vida diaria?» podrá encontrarse una contes-
tación en las respuestas verbales y no verbales de la cliente.
La cliente podría mirar hacia arriba, visualizar algo, hacer un
movimiento que indique que la experiencia ya está ocurriendo
kinestésicamente, o suspirar y verse desesperada. La facilita-
dora escucha en busca de pistas sobre cómo está naturalmente
desplegándose el proceso, tanto en las palabras como en el
lenguaje corporal, en los sueños, figuras oníricas, historias o
recuerdos. Lo que quiera que ocurra en respuesta a una pre-
gunta de acceso en blanco es una posible dirección a seguir.

Distinguir quién se presenta en el borde

El trabajo con bordes crónicos es una forma de trabajo de


relación, ya que supone facilitar la relación del cliente con
el trastorno y la incertidumbre. Algunos clientes se enfocan
mucho en sus procesos de cambio, mientras que otros se dan
por vencidos o se vuelven autocríticos cuando sienten que no
están a la altura de sus metas y expectativas.
En el siguiente ejemplo, un facilitador, Jerome, tra-
baja con Ari sobre un borde crónico. El ejemplo demues-
tra el uso de las técnicas de trabajo de borde, tales como el
acceso en blanco y el distinguir quién se presenta en el borde.
El problema actual de Ari es una incapacidad crónica para
cambiar de trabajo. Ari odia el empleo que tiene, pero teme
175

abandonarlo o buscar otro. Regularmente piensa en renun-


ciar, pero cuando lo hace llega a un borde y se siente deses-
peranzado y deprimido. Cada vez que trabaja con Jerome
en la posibilidad de hacer algo nuevo, lleva a un punto en
el que suspira, se chorrea en la silla, se encoge de hombros
y dice: «Seguro, pero quién sabe si realmente será un mejor
trabajo. ¿Qué si tomo este gran riesgo, solo para descubrir
que el nuevo trabajo tiene las mismos defectos del viejo?
Jerome ve que la desesperanza de Ari es difícil de combatir.
El facilitador se encuentra con que quiere que Ari sea posi-
tivo, tenga coraje y tome riesgos, pero mientras más le anima
en esa dirección, más desesperado y abatido se pone Ari. La
relación de Ari con su borde, y con el cambio en general, es
aparentemente un problema más grande respecto del tema
puntual del cambio de trabajo.
Dándose cuenta de que su propio entusiasmo sobre el
cambio de trabajo es en parte una reacción de ensoñamiento
con el otro, y de que no es útil para Ari, Jerome se enfoca
directamente en la relación de su cliente con el borde. Decide
amplificar las señales de Ari de desesperanza, para ver qué hay
detrás de ellas. «¿Por qué trabajar en ninguna cosa, Jerome se
pregunta en voz alta, «si no podemos estar seguros de que los
resultados van a ser satisfactorios?» De alguna manera este
comentario es un acceso en blanco: Jerome no está seguro de
si está formulando exactamente el sentimiento detrás de la
desesperanza de su cliente, y espera que la respuesta de Ari le
muestre el camino.
«Bueno», dice Ari, «no es que los resultados tengan que
ser satisfactorios, es solo que me parece que sin importar
cuánto te esfuerces, nunca puedes ganar. Los buenos siempre
llegan últimos», dice con una sonrisa irónica.
«¿Qué es lo que quieres decir?» pregunta Jerome. Ari
replica: «Bueno, todo el mundo está para sí mismo, y no
176

importa cuánto te esfuerces, siempre parece que te la hacen.


Tú solo tienes que seguir con el juego.» Aparentemente, el
borde de Ari para cambiar de trabajo está conectado con un
borde más general en la vida: una incapacidad para dirigirse
hacia lo que él quiere. Por mucho tiempo se ha identificado
con ser el buen tipo que sale perdiendo con los demás. El
perdedor es el que está en el borde, el que detiene el proceso
de avanzar. E inmediatamente bajo la superficie, el perdedor
además está enojado. Su espíritu luchador, que se encuentra
en la señal de su sarcasmo, probablemente es algo con lo que
él no se identifica. Jerome y Ari deben descubrir más acerca
de la identidad del perdedor y cómo éste se volvió tan arrai-
gado, antes de poder avanzar.

Ensoñar esquivando el borde

En algún punto del trabajo con un borde crónico, los clientes


comienzan a pensar en integrar una nueva identidad o expe-
riencia a su vida diaria. Podrían querer saber qué cambios
tienen que hacer para que esta nueva experiencia encaje en su
estilo de vida cotidiano. Tratar de resolver esto mediante la
conciencia ordinaria será solo parcialmente exitoso. Una solu-
ción más completa viene de incluir la perspectiva de la expe-
riencia onírica que está tratando de darse a conocer a través
del problema. Por ejemplo, una persona que recientemente
ha descubierto una parte creativa de su naturaleza puede pen-
sar en nuevas rutinas, actividades o proyectos que podrían
permitirle dejarla salir en su vida. Pero esto solo involucra a
su conciencia ordinaria. Su mente creativa necesita también
ser consultada. La facilitadora y la cliente podrían ensoñar
juntas acerca de cómo sería la vida si se incluyera a la creati-
vidad, utilizando la mentalidad creativa que ya ha emergido
de su trabajo juntas. Las direcciones que emerjan tenderán a
177

ser más sorprendentes y divertidas que aquellas que, desde la


conciencia ordinaria, se enfoquen en propósitos de cambio.
Una cliente de un ejemplo anterior, Sushila, (página
138), quiere vivir una vida más artística y sufre por sen-
tirse atada a su trabajo convencional y a sus responsabilida-
des familiares. Trabaja con su facilitador, Leo, en este borde
crónico de varias maneras. Sushila puede dedicarse a varios
temas prácticos como el dinero, la organización y la obliga-
ción familiar. Sintiéndose no enteramente satisfecha con ello,
ella trabaja el mismo borde desde la perspectiva de una figura
onírica libre, semejante a una reina, que le muestra cómo
vivir más artísticamente en su vida diaria.
Llevar este ejemplo más allá nos muestra cómo la
mentalidad de la figura-reina es útil para una integración a
largo plazo. Leo dice: «Querida reina, ¿puedo hacerte una
pregunta?» «Ciertamente, quegido», Sushila replica, como la
reina.
«Bueno», continúa Leo, «¿qué es lo que debe hacer Sus-
hila?» Ella quiere ser una artista, pero tiene muchas obliga-
ciones económicas. Parece imposible que ella pueda dejar
su empleo». La reina mira bajo la nariz al facilitador. Con
una voz que destila desdeño, le dice: «Sushila piensa que
es su trabajo lo que le impide ser más como yo. Mmmm.
Incluso si ella dejara su trabajo, ella seguiría siendo una
ratita aburrida, y llorona. Ella primero necesita soltarse un
poco, divertirse, y ser menos predecible y más estrafalaria.
Como yo, quegido».
En este punto Sushila empieza a reírse mientras hace de
reina. Dice: «¡Tiene razón! ¡Soy aburrida!» y estalla en risas.
«No se trata sólo de pintar, aunque eso sería estupendo. ¡Se
trata de todo, se trata de la forma en que le pongo leche a
mi cereal! Sushila se da cuenta de que la artista que ella desea
ser es una actitud y un estilo de vida, no solo una profesión
178

alternativa. A través de su trabajo con este borde crónico, ella


es capaz de conectarse más profundamente con la esencia de
la artista en su cualidad salvaje, espontánea e impredecible que
ella puede lograr más allá de qué sea lo que hace para vivir.

Dudas, miedos y críticas

El trabajo con bordes crónicos a menudo requiere manejar


reacciones al cambio personal por parte de los amigos, la
familia o el entorno de la cliente. Los clientes pueden temer
a lo que ocurrirá si ellos hacen un cambio. Sus nuevas formas
de pensar o comportarse pueden amenazar una relación con
un amigo, la pareja, un socio, y puede ser que se topen con
rechazos o crítica.
Ciertos miedos y dudas son funciones del borde
mismo. A veces una facilitadora puede sentirse tentada a
sostener al cliente negando el miedo, ofreciendo consuelo, o
prediciendo respuestas positivas de parte de los otros. Otra
tentación es tratar de ayudar a «ganar» a los clientes contra
la oposición o la duda. Minimizar las posibles consecuen-
cias de atravesar un borde en particular y tomar bando con-
tra oponentes reales o imaginarios puede ser útil al trabajar
con bordes crónicos. Es también importante recordar que la
oposición externa con frecuencia es un espejo de los propios
miedos del cliente.
La facilitadora no conoce desde dentro lo que en rea-
lidad ocurrirá cuando la cliente trate de realizar un cambio
específico. La facilitadora no puede estar segura de que los
miedos de la cliente no van a volverse realidad. Mientras que
podría alentar a una persona a arriesgarse, debería también
admitir la posibilidad de que se den consecuencias negativas,
ayudando a la cliente a considerarlas por igual. Los bordes
implican soltar algo, como la aprobación de los otros o la
179

facilidad de un status quo. Ayudar a los clientes a prepararse


para esto es, con frecuencia, una manera más sostenible de
trabajar con un borde crónico que el asegurar a los clientes
que sus cambios serás bien recibidos.

Apoyo interno y externo

El trabajo con bordes crónicos es un viaje de toda una vida.


En cada parada a lo largo del camino, la persona puede nece-
sitar diferentes clases de apoyo o recursos. A veces las clien-
tes necesitan apoyo en la realidad consensuada. Ellas pueden
requerir acumular recursos a través de adquirir ayudantes
externos, información, u oportunidades de aprendizaje. Si
no, la dificultad para pedir o aceptar ayuda o guía puede
impedir a las personas avanzar. En ocasiones ellas pueden
necesitar trabajar con figuras internas o aspectos de su mito
de vida. Al seguir cuidadosamente las señales del proceso,
la facilitadora puede asistir a las clientes para identificar sus
necesidades y cómo dirigirse hacia ellas.

La importancia de tener modelos como aliados

A veces cambiar es difícil porque no tenemos modelos para


la nueva manera de ser. Una figura real o imaginaria puede
representar algo que pertenece al otro lado del borde. Una
persona, animal, lugar, objeto, figura mítica o personaje
de un libro, película o juego puede servir para este fin. La
facilitadora puede ayudar a la cliente a encontrar modelos
como estos preguntando: «¿A quién conoces que ya pueda
hacer esto?» o «¿Puedes imaginarte a alguien que podría hacer
esto?» Otra pregunta útil es «¿Cómo serás en veinte años?»
seguida por la sugerencia: «Imagínate a ti misma como esa
persona y mírate a ti misma a través de sus ojos».
180

Esto es ilustrado mediante un ejemplo que Julia narra


sobre su experiencia trabajando como una joven terapeuta
en Suiza.

Mi cliente era una joven en un matrimonio infeliz que


quería obtener el divorcio. Se había casado unos pocos
años antes, a los diecinueve, bajo la presión de su madre,
y nunca había sido feliz con su esposo. No tenía ningún
apoyo para dejarlo. Yo estaba comenzado como tera-
peuta y me sentía realmente inútil. Era bastante tímida,
y tenía problemas para hablar sobre el matrimonio y el
divorcio directamente. Pasamos horas hablando sobre
su situación, pero nunca la ayudé con sus problemas.
Me preocupaba que nada útil resultara de nuestro tra-
bajo juntas.
Años más tarde, me encontré con ella mientras visi-
taba Suiza. Ella estaba contenta de verme, y me dijo
que a la final se divorció y que estaba viviendo sola muy
felizmente, dedicada a su carrera. Me agradeció por
ayudarla, y dijo que nuestra terapia cambió su vida.
Me quedé completamente desconcertada. Le pregunté
qué fue lo que ella encontró útil, y me contestó: «Oh,
bueno, me encantaba sentarme y conversar contigo.
Tenías una manera tan norteamericana. Eras tan espon-
tánea. Fue bueno para mí estar en tu compañía.» Me di
cuenta de que a pesar de que yo no era una buena tera-
peuta, había podido ser un modelo para mi cliente. De
algún modo, mi forma de estar en el mundo atrajo su
proceso onírico, y la alentó hacia su propia dirección.»
181

Un abordaje hiperespacial en el
trabajo con bordes crónicos

Desde una perspectiva sensiente, el cambio no requiere nin-


gún trabajo de borde. Porque la conciencia sensiente es uni-
taria, y no le conciernen las partes ni las polaridades, y no se
enfoca en los detalles de la vida diaria. En una estado de con-
ciencia sensiente, no hay conflictos, críticas, metas, esfuerzos
ni logros. No hay nada que integrar. Solo está la espacialidad
del presente inmediato.
Una manera de trabajar sensientemente con bordes cró-
nicos es encontrar soluciones hiperespaciales. Un abordaje
hiperespacial al trabajo con bordes crónicos es ilustrado en el
siguiente ejemplo de trabajo en la relación, en el cual el faci-
litador Kevin trabaja con una pareja, Mauricio y Santiago.
Mauricio y Santiago están sentados uno junto al otro,
pero no se miran entre ellos ni se hablan directamente. En
su lugar, encaran al facilitador. Cuando Kevin les pregunta
al respecto de esto, ambos están de acuerdo en que tienen
miedo de pelearse. Han tenido algunos conflictos amargos
en el pasado y quieren evitar herirse uno al otro nuevamente.
Dicen que aun cuando ellos pelean mucho, sienten que en el
fondo ambos sienten un amor muy fuerte por el otro.
Siguiendo sus señales de no enfrentarse mutuamente,
Kevin decide no trabajar directamente en los conflictos, sino
primero ayudarlos a conectarse con sus sentimientos de amor,
usando métodos sensientes. Piensa que ellos pueden encontrar
una solución para sus conflictos en la experiencia sensiente.
Kevin les pide a Mauricio y Santiago que recuerden qué
es lo que aman del otro. Usando una forma poética para eli-
citar sentimientos sensientes, les pide que sientan el espacio
entre ellos. Meditan en esto por unos pocos minutos. Des-
pués de un rato hablan. Mauricio dice que cuando él siente lo
182

Ejercicio 8.1
Trabajo con bordes crónicos

Este ejercicio está diseñado para ayudar al facilitador a sinto-


nizarse con las señales del borde crónico usando la técnica de
acceso en blanco. Ayuda a enfocar la conciencia no solo en las
señales que muestran cómo trabajar con el borde, sino también
en el aprendizaje implícito en el trabajo con el borde.

1. La facilitadora y la cliente se sientan juntas. La cliente des-


cribe un borde crónico, enmarcándolo como algo que a ella
le gustaría hacer, volverse, lograr, etc.
2. La facilitadora pregunta: «¿Cómo llegarás a eso?» y ofrece
múltiples posibilidades de respuesta, como:
a) Pidiendo ayuda
b) Teniendo paciencia y simplemente amándome
c) Ensoñando acerca del próximo paso, fantaseando o
jugando
d) Orando por ayuda
e) Dejando el problema y tu identidad por completo
f ) O… (Pide al cliente que complete, y fíjate en la
retroalimentación)
3. La facilitadora sigue la respuesta en la que la cliente está
más interesada, distinguiendo la retroalimentación verbal y
no verbal.
4. La facilitadora continúa siguiendo las señales de la cliente.
Si la facilitadora no sabe qué hacer a continuación, puede
preguntar: «¿Dónde estás ahora?» o «¿A dónde deberíamos
ir a continuación?» y luego seguir la retroalimentación no
verbal.

El objetivo de la facilitadora es ayudar a la cliente a encontrar


una dirección interna y apreciar el aprendizaje a lo largo del
camino.
183

que está entre ellos, se da cuenta de que hay un sentimiento


liviano, relajado, calmado y descomplicado. Santiago dice
que él tuvo una sensación similar. Se sintió tranquilo y en
paz. Kevin entonces les pide quedarse con estos sentimientos,
y desde allí recordar sus conflictos y peleas, y ver de qué se
pueden dar cuenta.
Después de largo rato en silencio, Mauricio y Santiago
hablan sobre sus experiencias. Santiago dice que desde ese
estado de quietud, él ve que en la vida ordinaria él está con
frecuencia tenso y atemorizado. Se da cuenta de que se carga
demasiado y no pide ayuda. Mauricio dice que él ve algo bas-
tante similar. Se da cuenta cuán enredado está por su trabajo
y otras responsabilidades, y que pierde contacto con sus sen-
timientos. El amor entre los dos es una experiencia sensible.
Poniéndose en contacto con ésta, se reconectan con la base
de su relación.

Metadestrezas para el trabajo


con bordes crónicos

Las metadestrezas juegan un rol importante en el tra-


bajo con bordes crónicos. Una destreza para el trabajo en
general es comprender que el cambio es propiedad de la
naturaleza, y no es algo que pueda ser determinado tan solo
por la voluntad o el deseo.

La coordinación y el borde

Los bordes tienen su propia regulación, independientemente


de la intención de la cliente o de la destreza del facilitador. El
respeto por la coordinación del borde es una destreza impor-
tante. El trabajo con bordes crónicos requiere una aprecia-
ción del misterio del momento, y la creencia en que las cosas
184

cambian cuando la oportunidad se presenta. Los facilitado-


res que se sobre-identifican con provocar cambios no pueden
diferenciar entre su propio entusiasmo por el cambio en la
cliente y los propios deseos y motivaciones de la cliente. Su
interés en el cambio puede impedirles distinguir en la cliente
señales de desinterés, miedo, o ambivalencia sobre cierta
dirección en particular. Pueden presionar en lugar de ayudar
a la cliente a relacionarse con las distintas partes de su pro-
ceso. Esto es a veces dañino para los facilitadores también,
porque contribuye al desgaste.
Cuando parece que la facilitadora está produciendo
cambios, usualmente es porque el cambio era inminente en
el proceso. La facilitadora puede estar «ensoñada» para hacer
o decir ciertas cosas, o realizar un abordaje que permite libe-
rar el cambio. Raymond Corsini cuenta una historia que ilus-
tra esto en el prefacio de su libro sobre psicoterapia compara-
tiva. 41 Un hombre se precipitó hacia él en una conferencia,
sacudió su mano vigorosamente, y con gran entusiasmo dijo:
«Doctor, ¿me recuerda usted? Usted me curó hace años y cam-
bió mi vida para siempre. ¿Se acuerda de mí?» Corsini luchó
por reconocer el rostro del hombre, pero no pudo recordarlo
del todo. Se preguntó cómo pudo olvidar a un cliente cuya
vida él hubiera transformado tan dramáticamente. Le pre-
guntó al hombre cuándo había sido su paciente. Estaba en
prisión, y usted era el psicólogo de la prisión. Usted me dijo
que yo tenía un alto cociente de inteligencia. ¡Eso cambió mi
vida! Por primera vez creí en mí mismo. Me sentí confiado, y
decidí en ese instante que lograría mi bachillerato, saldría de
la cárcel tan pronto como fuera posible, volvería a la escuela
y buscaría un buen trabajo». Este cambio estaba ya inherente
en el proceso de este hombre. El comentario de Corsini fue
41
Raymond J. Corsini, Current Psychoterapies, 4ta ed. (Itasca, Illinois: F.E.Peacock Publis-
hers, 1989), 13.
185

útil simplemente porque le permitió darse cuenta de algo que


ya estaba allí.

Relacionarse con el destino

En lugar de empujar el cambio, un facilitador puede ayudar


al cliente a relacionarse con el proceso como una expresión
del destino, o del Tao. Desde esta perspectiva, la integración
tiene que ver con relacionarse con lo desconocido en lugar
de tratar de domesticarlo.42 En una de las primeras clases
de Mindell, donde estaba presentando por primera vez el
concepto del borde, alguien preguntó «¿Por qué existen los
bordes?» En esa ocasión, la clase se impartía en un salón de
conferencias de un hotel pueblerino. Todos estaban sentados
a lo largo de una mesa rectangular, y Mindell estaba sentado
en frente de la persona que hizo la pregunta. Él dijo: «Bueno,
si tú no tuvieras bordes que superar, por ejemplo, podrías
atravesar la mesa y tomar mi mano. Pero si tuvieras un borde,
tendrías que ir por la vía lenta, pasar a cada persona a lo largo
del perímetro de la mesa, hasta que llegues hasta mí. Es una
vía más lenta, pero a lo largo del camino, mira cuánta más
gente te encontrarías». Desde esta perspectiva, un borde es un
encuentro con el destino y una oportunidad de aprendizaje.

Soltarlo todo

Creer que el cambio ocurre en su propio momento nos per-


mite rendirnos –no debido a la desesperanza, sino a la humil-
dad–. Los esfuerzos individuales no son siempre suficientes.
A veces soltar lo que quiera que nos ha estado causando tanto

42
Max Schupbach ha discutido la relación del cliente con lo desconocido en su clase «Espi-
ritualidad y Terapia de Proceso», Portland, Oregon, septiembre-octubre 2000.
186

esfuerzo y dificultad nos trae el mayor de los alivios. La sen-


sación de tener que trabajar duro desaparece. El sentimiento
de fracaso por no llegar a tal parte se disuelve. La autocrítica
amaina, permitiéndonos que el aprecio por el momento pre-
sente retorne. Algunas veces, la actitud de que no hay que ir
a ninguna parte, de que no hay nada que lograr, y que la vida
es sólo para aprender, es la actitud que ayuda más.
En ocasiones es evidente que trabajar duro en el cambio
significa que en realidad no hay ninguna necesidad de cam-
biar nada, como el siguiente ejemplo demuestra. Julia una
vez trabajó con una mujer que había sufrido abusos durante
su infancia. Cuando vino a ver a Julia, tenía treinta y seis
años y había estado en terapia desde los diecisiete. Durante
ese tiempo había trabajado en sí misma con gran esfuerzo
e intensidad. Ahora estaba casada con un hombre al que
amaba mucho, tenía un trabajo del que disfrutaba, y estaba
esperando su primer hijo. Julia la había visto solo unas pocas
veces. Ella había venido a trabajar en su miedo a ser madre,
particularmente su miedo de no ser capaz de proteger a su
bebé del daño, así como ella no había sido protegida por su
propia madre.
Un día la mujer llegó tarde a terapia, lo cual era inusual
en ella; en cada una de las citas previas, había estado en la sala
de espera por lo menos diez minutos antes de cada sesión.
Ella admitió, con vergüenza, que se había olvidado de la
sesión. Se dedicó a pintar el cuarto del bebé y había perdido
totalmente la noción del tiempo. Julia encontró que era una
señal interesante, ya que esto parecía muy ajeno a ella. Pre-
guntó a la cliente: «¿Qué era tan divertido en pintar que te
hizo olvidar todo lo demás?» La mujer sonrió de oreja a oreja
y comenzó a contarle a Julia excitadamente sobre los colores
que estaba pintando. Con gran entusiasmo describió los nue-
vos muebles y el diseño que quería poner sobre las paredes.
187

Siguiendo su entusiasmo, Julia dijo, «Guau, puedo


ver porqué preferirías quedarte en casa y pintar. ¡Me suena
mucho más divertido a mí también!» La cliente miró impac-
tada a Julia. «¿Qué quieres decir?» dijo. «Yo necesito terapia.
Estoy tan preocupada de no ser capaz de ser una madre sufi-
cientemente buena». «Pero», dijo Julia, «si realmente lo nece-
sitas, no habrías recordado nuestra cita? Tal vez la necesitas
menos de lo que piensas. ¿No es más divertido prepararte
para el bebé y disfrutar esta fase de tu vida? Toda madre pri-
meriza teme no hacerlo bien. Tal vez has tenido suficiente
por el momento, de estar enfocada en tu pasado. Tal vez es
tiempo de mirar hacia adelante a tu futuro?».
La cliente pensó por un momento, y luego sonrió tími-
damente. «Sabes», dijo, «he estado en terapia por casi veinte
años, y he aprendido mucho sobre mí misma, pero me siento
aburrida de esto. Quiero decir, he obtenido mucho de esto,
pero estoy cansada de pensar en mi pasado».
«Correcto», dijo Julia. «¿Por qué no dejarlo por el
momento? ¿Por qué no sólo disfrutar decorando: a ti, al
cuarto de tu bebé, lo que quiera que quieras? Puede crear lo
que quiera que desees, ¡no tienes que quedarte atorada en el
pasado!»
La mujer se carcajeó con la idea de redecorarse a sí
misma. «Sí», dijo, «pienso que es tiempo de unos colores
nuevos, frescos, incluso de unos nuevos muebles!» Julia y su
cliente se rieron juntas, y conversaron más acerca del nuevo
futuro de la mujer –un futuro que ella podía diseñar, como
quiera que deseara–.
189

Epílogo

Al llegar al final del libro, nos aproximamos a un nuevo


comienzo. Hemos explorado juntos algunas de las destrezas
básicas de la práctica del Trabajo de Proceso, y ahora nuestros
caminos se separan a medida que continuamos haciendo de
esa experiencia lo que quiera que queramos. Como cuando
se termina un cuento para dormir, es tiempo de cerrar este
libro, ir a dormir, y soñar nuestros propios sueños! Es tiempo
de que nuestra propia creatividad surja y nos muestre cómo
poner estas destrezas en práctica en nuestras propias vidas.
Mindell siempre ha enfatizado en que el Trabajo de
Proceso es lo que quiera que hagas con ella. Le pertenece a
todo aquel que la aplique y debería verse diferente en cada
lugar y momento en que sea aplicada. Debería llevar el sabor
local del practicante y de los individuos o grupos con quienes
ella o él estén trabajando. Aportando nuestra propia creati-
vidad, estilo personal y mito de vida con las ideas y técnicas
introducidas en este libro, tú harás tuyo el Trabajo de Pro-
ceso, añadiéndole profundidad, color y vitalidad al trabajo.
En la introducción dijimos que este libro pone magia en
tus manos. Ahora lo confesamos, ¡esto es sólo parcialmente
cierto! Realmente, la magia está siempre allí –en la realidad
onírica que transforma lo aparentemente mundano en algo
«fuera de este mundo». Llegamos a los límites de esa reali-
dad onírica incontables veces al día. Las ideas y destrezas del
Trabajo de Proceso que hemos introducido en este libro sim-
plemente nos ayudan a distinguir dónde realmente estamos.
190

La importancia de estar despiertos y concientes de la


realidad del sueño es ilustrada en la historia narrada por Car-
los Castañeda sobre una lección de su mentor, el shamán
yaqui Don Juan.43 Caminando con Don Juan en el desierto
al ponerse el sol, Castañeda mira algo moviéndose entre los
arbustos. En la tenue, sombría luz del atardecer, parecía ser
algún tipo de animal salvaje en la agonía de la muerte. Sus
movimientos no naturales y extraños aterrorizaron a Casta-
ñeda. Pero a medida que miraba más de cerca a la criatura,
repentinamente ve que era realmente solo una rama movién-
dose con el viento. Con gran alivio, le informa a Don Juan
que era, después de todo, sólo una rama. Don Juan le dice
a Castañeda que él perdió una gran oportunidad, porque su
sueño había insuflado vida dentro de esa rama. La visión del
animal salvaje estaba destinada a él.
El énfasis del Trabajo de Proceso en valorar las dimen-
siones oníricas de la realidad la convierte en más que una
manera de trabajar con los problemas. Es también una direc-
ción espiritual, una forma de vivir la vida. Abrirse a las expe-
riencias oníricas permite que cada experiencia que tengas –
tanto en el supermercado o en la sala de consulta– se vuelva
un punto de acceso al mágico y misterioso mundo paralelo
del sueño. Las ideas y destrezas presentadas en este libro nos
ayudar a contrarrestar nuestra tendencia a descartar el sueño
que está detrás de las cosas que capturan nuestra atención
o nos perturban. Esperamos que tú encuentres estas ideas y
destrezas útiles para promover tu trabajo personal o tu prác-
tica profesional.
Nuestra apreciación del mundo fenomenológico y del
mundo soñante detrás de él, ha crecido a causa de este libro.
Esperamos que esto sea cierto para ti también. Una de las

43
Carlos Castañeda, Viaje a Ixtlan (Nueva York, Pocket Books, 1974), 101-104.
191

cosas más satisfactorias para nosotras, al llegar a una conclu-


sión, es que no hay un fin a la vista. Sólo existe el siguiente
paso y el siguiente, surgiendo del simple deseo de ir más allá
de los límites de lo conocido.
193

Sobre las autoras

Julie Diamond. Ph.D.Dipl. (Psicología orientada al


Proceso), ha estudiado Terapia de Proceso con Arnold Min-
dell desde 1981. Ella fue miembro fundadora de la Research
Society for Process-Oriented Psychology en Zurich, Suiza. Es
actualmente decana de la facultad en el Process Work Center
de la Portland Graduate School y es coautora de su programa
de Diplomado y Masterado. Julie tiene su práctica privada
en Portland y enseña Terapia de Proceso en todo el mundo.

Lee Spark Jones Ph.D., es una licenciada en Psicología


con veinte y cinco años de experiencia orientando indivi-
duos, parejas, familias y grupos. Tiene el grado de Masterado
y Diplomado en Terapia de Proceso y ha enseñado Terapia de
Proceso en Europa, Australia y los Estados Unidos. Actual-
mente su trabajo se enfoca en coordinar y expandir la inves-
tigación en el Process Work Center de la Portland Graduate
School.

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