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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN, TURISMO Y

PSICOLOGÍA

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

Caso Dora

Que, como parte del curso de Psicología Dinámica, presentan los siguientes estudiantes:

ABANTO RAMOS, Sebastian 2016112920


ACUÑA RAMIREZ, Morella 2015221894
ALFARO SOTO, Gabriela 2016112936
ANTEZANA ALLCCA, Brenda 2016661234
CABRERA RENGIFO, Fresia 2016104339
LEYVA MORVELI, Jennifer 2016101775
POMA LÓPEZ, Jimena 2016133224
QUISPE AVALOS, Kimberly 2016107625
RAYGADA LOAYZA, Alexandra 2016214867
TORRES DIAZ, Maryouri 2016121013
VASQUEZ DIAZ, Kiara Valery 2016118623
ZAVALA COCHACHI, Miluska 2016113491

Surquillo, 03 de abril de 2018.


A nuestras familias que nos alentaron a

sacar adelante el presente trabajo y a papá Freud por

inspirarnos día a día en salir adelante.


CASO CLÍNICO

I. MOTIVO DE CONSULTA / GÉNESIS TRANSFERENCIAL.

II. HISTORIA CLÍNICA / SÍNTOMAS Y SIGNOS.

III. INTERPRETACIÓN / INTERVENCIÓN DE FREUD.

3.1. Primer Sueño.

3.2. Segundo Sueño.

3.3.Interpretación del caso

3.4. Intervención de Freud.

IV. MARCO TEÓRICO / ENTIDAD CLÍNICA.

4.1. Neurosis

4.2. Histeria
Introducción

Dentro del mundo del psicoanálisis y de manera general podemos darnos cuenta que la

histeria, a la par de la neurosis ha sido desarrollada y explicada de distintas maneras, de forma

teórica y muchas veces demostrada de forma clínica, aportando en gran medida al

entendimiento de estas patologías y junto con eso, darle solución a estas.

En la presente monografía, se tiene como base de estudio el caso Dora de Freud, uno de

los más resaltantes dentro de la obra, tiene como base el estudio de la histeria en la paciente y
como el mismo Freud logra establecer las conexiones e interpretaciones para la resolución del

caso de Dora.

Se repasarán 4 puntos importantes en dentro de este caso, pasando desde el motivo de

consulta y la transferencia dada de la paciente hacia el analista; los signos y síntomas que

presentó la pacientes desde el surgimiento de su histeria; la interpretación e intervención que

da Freud dentro del caso con el cual resuelve el inconsciente que causan estos síntomas.

Por último, dentro del marco teórico, se abordarán temas como la neurosis y la histeria

desde sus orígenes como términos hacia su etiología dentro de la psique humana, que

mecanismos de defensa actual, los escenarios que deben existir para su surgimiento.
I. Motivo de Consulta/ Génesis Transferencial

Dora acude al consultorio de Freud a los 16 años de edad presentando

malestar de afonía total las cuales habían repercutido de años anteriores, es

por ello que fue llevada por su padre el cual había sido paciente de Freud.

Sin embargo ella deja de asistir debido a que los síntomas habían

desaparecido, poco después fallece una tía muy cercana a ella y es ahí donde

se volvió a quejar de su dolor el cual teniendo ella 18 años de edad vuelve a

ver a Freud para hacer un tratamiento debido a los ataques de tos, depresión,

alteración del carácter. ​Además, se encontró una carta en el escritorio de

Dora donde ella indicaba un suicidio. Desde ese entonces, Dora trataba

fríamente a su padre y no había entendimiento con su madre, aducía fatiga para

evitar así el trato social. Así mismo, la joven paciente tuvo un primer ataque de

pérdida de conocimiento tras un fuerte cambio de palabras con su padre.

​La transferencia inconsciente que revive Dora con el nuevo vínculo que traza

con su psicoanalista (Freud) es generada por sus sentimientos y deseos

reprimidos hacía el señor K. Así como también relaciona el vicio que tenía

Freud de fumar con el mismo que tenían su padre y el señor K., esta era la

razón inconsciente por la cual, según Freud, su paciente seguía asistiendo a

sus consultas.
II. Historia Clínica/ Síntomas y Signos

Dora nació en 1882. Vivía con sus padres y su hermano. Ella era una joven

independiente y madura, cuando acudía al hospital ella se burlaba de los

médicos y renunciaba a su asistencia, no le gustaba el trato social. Su padre era

inteligente, dominante, de clase económica alta, tenía un carácter bastante

peculiar, además se enfermaba muy seguido, tuvo una infección antes de

casarse, en la cual Freud aplicó la cura antiluética (fármacos para la sífilis),

presentó Tbc (seguidamente se trasladaron a ciudad B), además de un

desprendimiento de retina cuando Dora tenía 10 años, él también llevó

psicoterapia en el consultorio de Freud .

El padre tenía una hermana que padeció una grave psiconeurosis, sin

embargo, no tuvo crisis de histeria, murió por un marasmo que progresó

rápidamente. También, su hermano mayor era un soltero hipocondríaco. La

madre se dedicaba al cuidado del hogar, tenía un escaso nivel cultural y era

poco inteligente, debido a que el padre enfermaba muy seguido, la madre de

Dora se obsesionó con la limpieza y no le importaban los intereses de sus hijos,

algo que Freud denominó como “Psicosis del ama de casa”.

El hermano de Dora era un año y medio mayor que ella, al principio ella lo

consideraba como su ejemplo, hasta que se distanciaron; además cuando sus

padres discutían él prefería no meterse, pero si tenía que salir a favor de


alguien era a la madre, además Dora menciona que su hermano siempre

contraría la misma enfermedad que ella, solo que él de forma leve y ella grave.

Se podría decir que eran dos bandos, Dora y su padre y el hermano mayor

junto con su madre. Dora manifestaba sentir ternura por su padre, ya que

siempre lo veía enfermo y se daba cuenta del desinterés de su madre hacia él,

por otro lado, la relación su madre era bastante distante, y cuando se juntaban

era para discutir, debido a que la madre siempre le exigía hacer los quehaceres

y a ella no le gustaba eso. Dora no se sentía satisfecha consigo misma y

tampoco con su familia.

En ciudad B estableció un vínculo afectivo bastante fuerte con el

matrimonio K, debido a que la señora K estaba al cuidado de su padre, además

la joven cuidaba a los hijos de dicho matrimonio.

Dora acudió al consultorio de Freud por encargo de su padre, él y su madre

encontraron una carta en donde Dora decía que se iba a suicidar, de la cual

Freud sospechaba haberla dejado a la vista a propósito, además la joven

presentaba síntomas neuróticos desde muy temprana edad, los cuales

expondremos a continuación:

❖ Principalmente, Dora tenía tos nerviosa y afonía total, cabe resaltar que

ambos aparecieron antes de que ella acuda al consultorio. Freud menciona en

el historial clínico que estos parecían ser muy graves, sin embargo fueron

desapareciendo espontáneamente.
❖ Dora a los 8 años ya sufría de síntomas neuróticos, en ese entonces

contrajo disnea (ahogo en permanente que apareció por primera vez tras una

excursiòn por las montañas).

❖ A los 12 años le apareció migraña y ataques de tos nerviosa, ambos se

presentaban juntos, hasta que ambos se separaron y experimentaron un

desarrollo distinto.

❖ A los 16 años la migraña desapareciò, pero persistía con los ataques de

tos (por primera vez Dora acude al consultorio de Freud, pero no continúa con

el tratamiento puesto que la tos desaparece).

❖ Dora a los 17 años, luego que su tía favorita fallece, sufre un cuadro

febril que en el momento se creyò que tenia apendicitis.

❖ A los 18 años Dora vuelve al consultorio de Freud para seguir un

tratamiento, en ese entonces presentaba ataques de tos de manera prolongada

(que duraban de 3 a 5 semanas). Además, alteración del carácter. Por entonces

trataba de manera desfavorable a su padre y no se entendía con su madre.

Además evitaba el trato social.

❖ Los síntomas presentados en la escena del lago fueron: asco (displacer),

alucinaciones sensoriales y horror a los hombres en tierno cortejo (besos con

parejas o situaciones sexuales).


III. Interpretación / Intervención de Freud

​En cuanto a interpretación, tomaremos en cuenta los dos sueños

contados por Dora.

3.1. Primer Sueño

“​ En una casa hay un incendio; mi padre está frente a mi cama y me

despierta. Me visto con rapidez. Mamá pretende todavía salvar su alhajero,

​ o quiero que yo y mis dos hijos nos quememos a causa


pero papá dice: N

de tu alhajero​. Descendemos de prisa por las escaleras, y una vez abajo me

despierto”.​ (​ Etcheverry, 1978, p.57)

Dora nos dice que lo soñó por primera vez durante su estadía en L y esto

ocurrió tres noches sucesivas, así como también volvió a ocurrir días antes en

Viena. Para esto Dora le comentó que nunca ha habido un incendio en su

casa. Freud entonces recurrió a preguntarle algún acontecimiento reciente que

se puede conectar al sueño, a lo cual Dora expresó:

“​ Y bien; en estos días papá tuvo una disputa con mamá, porque ella

cierra por la noche el comedor. Es que la habitación de mi hermano no

tiene entrada propia, sino que solo se puede llegar a ella por el comedor.

Papá no quiere que mi hermano quedé así encerrado por la noche. Dijo

que no estaba bien; por la noche podría pasar algo que obligase a salir”

(Etcheverry, 1978, p.58).


Entonces Dora halló una conexión de su estadía en L y prosiguió:

“​ Cuando llegamos a L, aquella vez, papá y yo, él expresó directamente

su angustia por el hecho de que pudiera producirse un incendio. Arribamos

en medio de un violento temporal, y vimos que la pequeña cabaña de

madera no tenía pararrayos. La angustia era totalmente natural, entonces”

(Etcheverry, 1978, p.58). Aquí Freud acude a preguntarle por la fecha en que

ocurrió este sueño, si fueron durante las primeras noches o en las últimas,

antes de su partida de L; en la cual Dora menciona no acordarse pero lo

complementa diciendo que cree que después.

Entonces Freud la interroga por el tiempo de la estadía en aquel lugar ya

que se le hacía raro que el sueño se repitiera tres veces, Dora infiere que

permaneció solo cuatro días y que al cuarto día, partió junto a su padre. Es

aquí donde el psicoanalista tiene la certeza que el sueño fue producto

inmediato del suceso acontecido con el señor K. A lo cual Dora agrega:

“​ A la siesta del día de nuestro viaje por el lago, del que el señor K y yo

regresamos a mediodía, yo me había acostado sobre el sofá, como era mi

costumbre, en el dormitorio, para dormir un poco. Me desperté de pronto y

vi al señor K de pie frente a mí…”(​ Etcheverry, 1978, p.59). Justo como en el

sueño, su papá estaba frente a su cama .

​“Sí. Lo increpé, preguntándole qué buscaba. Me respondió que no

dejaría de entrar en su dormitorio cuando quisiese; por otra parte, tenía


que recoger algo. Alertada por ese episodio, pregunté a la señora K si no

existía una llave para el dormitorio, y a la mañana siguiente (del segundo

día) me encerré para hacerme la toilette. Cuando a la siesta quise

encerrarme para recostarme de nuevo en el sofá, faltaba la llave. Estoy

convencida de que el señor K la había quitado”.​ (​ Etcheverry, 1978, p.59)

Esto infiere al hecho de cerrar o no la puerta tal como el sueño, cuando se

le pregunta por si la frase ​“me visto con rapidez” tendría que ver de acuerdo

al contexto de la situación de la estadía en L; ella menciona que sí, ya que

desde ese momento no quería quedarse mucho tiempo por miedo que el señor

K la sorprendiera mientras hace la toilette. Dora tiene la seguridad que ya no

encontraría la llave para encerrarse mientras ella se vestía; por lo cual piensa

que no tendrá tranquilidad hasta que esté fuera de esa casa. Lo contrario que

dice en el sueño ​“Una vez abajo, me despierto”.

Respecto al tema de las alhajas en el sueño, ella informa que a su madre le

gustan las alhajas, así que su papá le regaló algunas y a ella también; sin

embargo, desde su enfermedad, no usa ninguna. Recuerda a su vez que

escuchó una pelea entre sus padres ya que la mamá quería unos pendientes de

gotas de perlas, pero al padre no le gustaba y cambio a eso terminó

regalándole una pulsera, por lo que la madre se puso furiosa y le dijo que se

lo regale a otra. También comentó que el señor K le regaló un costoso

alhajero.
Freud le dice a Dora que ​“alhajero” es una designación parecida a

carterita de mano; es decir ​“genitales femeninos”​, a lo cual Dora revela que

ya lo sabía; entonces el psicoanalista dice que el pensamiento de la muchacha

es: “​Ese hombre me persigue, quiere penetrar en mi habitación, mi

alhajero ​corre peligro y, si ocurre alguna desgracia , la culpa será de

papá”. ​ En el sueño, existe una situación expresada contrariamente.

Freud se encarga de sustituir ​aceptar p​ or ​dar y​ ​rechazar ​por ​rehusar;​

significa entonces, que Dora estaría dispuesta a dar a su papá lo que su mamá

le rehúsa y aquello de lo cual se trata tendría que ver con una alhaja. Ya que

el señor K le regaló un alhajero, por lo cual la muchacha siente que debe

retribuirlo. Entonces su madre es sustituida por la señora K, por lo tanto Dora

está dispuesta a obsequiarle al señor K lo que su mujer se rehúsa, y así la

muchacha refresca su viejo amor por su padre a fin de protegerse de su amor

por K, pero ella tenía temor por ella misma ya que puede en caer en

tentación.

El psicoanalista pone en mención lo del incendio, a lo cual la paciente

respondió que recordó la frase que ​“los niños están prohibidos de jugar con

fósforos”, ​a lo que Freud añade que aquella va acompañado cierta creencia,

​ or lo tanto la madre trata de salvar


que ​“se teme que se mojen en la cama”. P

el alhajero no se moje, el mojar referido en términos sexuales.. Refiere

también al acto de masturbación de Dora, en la cual comienza por que tuvo

una visita nocturna del padre a su mujer y lo oyó jadear en el coito.


Finalmente podemos deducir que el sueño reflejó: ​“Alejarme de esta casa

en la cual, según he visto, mi virginidad corre peligro, partiré con mi papá

por la mañana, al hacerme la toilette, tomaré mis precauciones para no ser

sorprendida”. (​ Etcheverry, 1978, p.75)

3.2. Segundo Sueño

“​Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas

que me son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi

habitación y hallo una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que

yo me he ido de casa sin conocimiento de los padres, ella no quiso escribirme

que papá ha enfermado. ​“Ahora ha muerto, y si tú quieres, puedes venir”.​

Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria y pregunto unas cien

veces: ​“​¿Dónde está la estación?​. Todas las veces recibo esta

respuesta:​”Cinco minutos”.​ Veo después frente a mi un bosque denso;

penetró en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me dice:

“Todavía dos horas y media”.

Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo y marcho sola. Veo frente

a mi la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me sobreviene el sentimiento de

angustia usual cuando uno en el sueño no puede seguir adelante. Después yo

estoy en casa; entretanto tengo que haber viajado pero no sé nada de eso…

Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La

muchacha de servicio me abre y responde: “​ La mamá y los otros ya están

en el cementerio”.​ ​( Etcheverry; 1978, p.83).


Se sabe que Dora tuvo este sueño pocos días antes de Navidad y desde hace

algún tiempo, ella se hacía preguntas sobre sus acciones como: ¿Por qué

durantes los primeros días que sucedieron a la escena del lago no dije nada

acerca de ella?, ¿Por qué se lo conté repentinamente a mis padres?. Esta

ciudad, no era B como en primera impresión expresó Freud, era una ciudad

que ella no había visto nunca. Freud prosiguió a preguntarle si Dora había

visto cuadros o fotografías de las que tomó las imágenes del sueño. Entonces

Dora cuenta que en Navidad le habían enviado un álbum con postales de una

ciudad alemana , y ayer lo había buscado para mostrárselo a unos familiares

que estaban de visita en su hogar.

Una de las personas relacionadas era un joven alemán que ella conoció de

pasada en la ciudad fabril. Era un ingeniero que buscó independizarse pero

siempre aprovechaba la oportunidad para que Dora mantenga vivo su

recuerdo. La otra persona relacionada es su primito a quién quería mostrar la

ciudad de Viena. Este familiar le trajo a la memoria una breve estadía en

Dresde, recordándole que esa vez deambuló como extranjera y otro primo

que estuvo en esa estadía, quiso hacer de guía en la recorrida por una galería

pero Dora lo rechazó y se fue sola. Permaneció mucho tiempo frente a la

Sixtina, totalmente admirada.

Definitivamente todos estos elementos componen el sueño de Dora.

También cuenta Dora que en una reunión familiar, alguien había brindado por

su padre, deseando que tenga muchos años más de vida en buena salud. En

ese momento el padre de Dora se veía fatigado. Freud hizo que Dora recuerde
sobre la carta que les escribió a sus padre, la cual tenía como objetivo que

deje a la señora K.

3.3. Interpretación del caso

Freud concluye que Dora a los 14 años de edad tiene signos de histeria

debido a que cualquier situación que le eran similar a la excitación sexual,

ella llegaría a somatizar todos aquellos malestares de repugnancia que había

tenido en un pasado.

Además se puede llegar a una conclusión que al inicio realmente tuvo una

tos real y luego fue el ataque de tos es a causa de reproches que se hace ella

por la masturbacion de niña.

Su inconsciente intenta complacer al hombre sexualmente ;esto tiene

relación con el beso que le dio el señor K (humo) y la transferencia que tuvo

con Freud que inconscientemente quería besarlo y dada esta situación volvió

a tener dichos sueños .

3.4. Intervención de Freud

Freud indica que la transferencia está destinado a ser el mayor obstáculo y

el mayor auxiliar; cuando el médico consigue adivinarla y llega a traducirse

al paciente ; además estas son recreaciones de fantasías ,nociones que se van

haciendo conscientes y despertándose a medida que el análisis avanza y lo

característico es que sustituye a una persona anterior por el médico y no lo

vive como el pasado sino lo vive como un vínculo actual en el caso de dora el

pensamiento hiperintenso se establece como opuesto reprimido; la posición


de mujer celosa de dora por las mujeres que han sido escogidas por su padre

(madre y la señora K) y el amor reprimido por el señor K.

Dora escucha toda la interpretación de Freud sin contradecirlo ;luego se

despide y cancela las siguientes sesiones ,como venganza hacia freud .

IV. Marco Teórico/ Entidad Clínica

1. Definición de Neurosis

Dentro de la neurosis, no se puede catalogar a cualquier persona como

neurótica sólo por haber tenido un trauma, o por haber experimentado

frustración, estos conceptos no pueden ser aislados uno del otro si es que

queremos dar por diagnóstico neurosis, sea el tipo que sea. “Freud admite

tres factores psicógenos principales, en el siguiente orden: la frustración, la

fijación y l conflicto psíquico” (Corveleyn, 1996, p.19)

Corveleyn (1996) nos menciona detalladamente cuales son los 3 factores

de la siguiente forma:

Frustración:

En la literatura psicoanalítica, “frustración” traduce el término alemán

de Versagung: Freud apuntaba por allí a la pérdida o privación de la

satisfacción de una tendencia libidinal. Y esta Versagung puede producirse

de dos maneras, ya sea a continuación de un obstáculo exterior, o a causa

de una traba de orden interno (Ausserliche o innere Versagung).


Fijación:

Bajo la influencia de la Versagung (Externa o interna), la líbido se

retira de la realidad, y, libre de las restricciones impuestas por ella, trata de

abrirse otros caminos de salida en el seno de marcas mnésicas

preconscientes. Terminará por fijarse en rastros infantiles a veces

extremadamente precoses.

Conflicto Interno:

El conflicto psíquico como factor de la neurosis no es evidente

independiente del carácter esencialmente conflictivo del aparato psíquico

en sí.

2. Definición de Histeria o Histerismo

Según Laplanche y Pontalise (1968) afirman que la histeria es “una clase de

neurosis que ofrece cuadros clínicos muy variados”

También mencionan que las dos formas sintomatológicas mejor aisladas son la

histeria de conversión y la histeria de la angustia.

3. Etiología de la histeria

Cuando queremos formarnos una idea de la causación de un estado

patológico como la histeria, emprendemos primero una investigación

anamnésica, preguntando al enfermo a sus familiares a qué influencias

patógenas atribuyen la emergencia de los síntomas neuróticos. Lo que así

averiguamos surge, naturalmente, falseado por todos aquellos factores que

suelen encubrir a un enfermo el conocimiento de su estado, o sea, por su falta


de comprensión científica de las influencias etiológicas, por falsa conclusión

de post hoc ergo propter hoc, y por el displacer de recordar determinados

traumas y sucesos sexuales o de comunicarlos. (Freud, 1896, p.111)

Freud (1896) toma como método de partida el método de Breuer, él afirma

que:

Si queremos que los síntomas de un histeria nos revelen de un modo

aproximadamente análogo la génesis de la enfermedad, habremos de

tomar como punto de partida el importante descubrimiento de Breuer

de que los síntomas de la histeria (con excepción de los estigmas)

derivan su determinación de ciertos sucesos de efecto traumático

vividos por el enfermo y reproducidos como símbolos mnémicos en la

vida anímica del mismo. Ha de emplearse su método -u otro de

naturaleza análoga- para dirigir retroactivamente la atención del sujeto

desde el síntoma a la escena en la cual y por la cual surgió, y una vez

establecida una relación entre ambos elementos, se consigue hacer

desaparecer el síntoma, llevando a cabo en la reproducción de la escena

traumática una rectificación póstuma del proceso psíquico en ella

desarrollado. (p.112)

Asimismo, recalca que son de suma importancia dos condiciones para la

comprensión, Freud (1896) dice que:

Ha de saberse, en efecto, que la referencia de un síntoma histérico a

una escena traumática sólo trae consigo un progreso de nuestra

comprensión etiológica cuando tal escena cumple dos condiciones


esenciales. Ha de poseer adecuación determinante y fuerza traumática

suficientes. Un ejemplo nos aclara mejor que toda explicación estos

conceptos.

En un caso de vómitos histéricos creemos haber descubierto la

causación del síntoma (excepto para un cierto residuo) cuando el

análisis lo refiere a un suceso que hubo de provocar justificadamente

en el paciente una intensa repugnancia; por ejemplo, en un accidente

ferroviario, habremos de preguntarnos, insatisfechos, cómo un

sobresalto puede producir precisamente vómitos. Falta aquí toda

adecuación determinante. Otro caso de explicación insatisfactoria será,

por ejemplo, la referencia de los vómitos al hecho de haber mordido el

sujeto una fruta podrida.

Los vómitos aparecen entonces determinados desde luego, por la

repugnancia, pero no comprendemos que ésta haya podido ser tan

poderosa como para eternizarse en un síntoma histérico. Falta en este

caso la fuerza traumática.

Veamos ahora en qué proporción cumplen las escenas traumáticas

descubiertas por el análisis de numerosos síntomas y casos histéricos

las dos condiciones señaladas. Nos espera aquí un primer desengaño.

Sucede, desde luego, algunas veces que la escena traumática en la que

por vez primera surgió el síntoma posee, efectivamente, las dos

cualidades de que precisamos para la comprensión del mismo:

adecuación determinante y fuerza traumática. Pero lo más frecuente es


tropezar con alguna de la tres posibilidades restantes, tan desfavorables

para la comprensión del síntoma.

La escena a la cual nos conduce el análisis, y en la que el síntoma

apareció por primera vez, se nos muestra inadecuada para la

determinación del síntoma, no ofreciendo su contenido relación alguna

con la naturaleza del mismo. O bien el suceso, supuestamente

traumático, ofrece dicha relación con el síntoma, pero se nos presenta

como una impresión normalmente inofensiva y generalmente incapaz

de tal efecto. O, por último, se trata de una «escena traumática» tan

inocente como ajena al carácter del síntoma histérico analizado. (p.114)

Afirma de igual manera, que la cadena de asociaciones es muy

importante en la etiología de la histeria

E​xiste la posibilidad de resolver los síntomas histéricos cuando nos

es dado hallar, partiendo de ellos, el camino que conduce al recuerdo

de un suceso traumático. Ahora bien: si el recuerdo descubierto no

responde a nuestras esperanza, deberemos, quizá, continuar avanzando

por el mismo camino, pues quién sabe si detrás de la primera escena

traumática no se esconderá el recuerdo de otra que satisfaga mejor

nuestras aspiraciones, y cuya reproducción aporte un mayor efecto

terapéutico, no habiendo sido la primeramente hallada sino un anillo de

la concatenación asociativa.

Cuando la primera escena descubierta es insatisfactoria decimos al

enfermo que tal suceso no explica nada, pero que detrás de él tiene que

esconderse otro anterior más importante, y siguiendo la misma técnica


le hacemos concentrar su atención sobre la cadena de asociaciones que

enlaza ambos recuerdos: el hallado y el buscado.

Freud (1896) recalca que “en todo caso, y cualquiera que sea el

síntoma que tomemos como punto de partida, llegamos

indefectiblemente al terreno de la vida sexual” (p.119). Respecto a esto,

Charcot y Breuer sentían cierta repulsión, y en un principio, Freud lo

sentía igual, sin embargo, tras varias investigaciones y basándose en los

18 casos que analizó, llegó a la conclusión que todo radica en la vida

sexual de la persona.

Los sucesos traumáticos son descubierto y extraídos de la memoria,

son de carácter sexual y ocurrieron en la pubertad del sujeto , en

algunos casos se tratan de intensos traumas, pero otra veces son sucesos

no tienen importancia; ya que algunos sucesos carecen de adecuación

determinante, es necesario utilizar la cadena de asociaciones, llegando

así a la primera infancia.

Estas experiencias infantiles son de contenido sexual, pero no se

trata en evocar el tema sexual por alguna impresión; sino, sino de

experiencias sexuales en su propio cuerpo.

Freud afirma que “en el fondo de todo caso de histeria se ocultan

uno o varios sucesos de precoz experiencia sexual, pertenecientes a la

más temprana infancia”

Muchos critican su teoría, poniendo las siguientes objeciones:

a) ¿No es posible que los recuerdos del paciente sean sugestiones del

médicos o intervenciones y fantasías del enfermo?


Freud responde ante esto diciendo que “antes del empleo del análisis

no saben los pacientes nada de tales escenas y suelen rebelarse cuando

se les anuncia”, también menciona que la reproducción llega a

moverlos, mientras recuerdan tales sucesos, sufren violentas

sensaciones, se avergüenzan de ellas, tratan de ocultarlas e intentan

negarlas .

Sin embargo, existen ciertas garantías, una de ellas es la

uniformidad en ciertos detalles y además el hecho de describir sucesos

cuya significación no entienden, porque si así fuera quedarían

espantados

b) Tantos abusos son muy raros para una enfermedad tan frecuente

para una neurosis de la histeria

Freud agrega que gracias al estudio de sus dieciocho casos, puede

dividir el origen sexual en tres grupos, dentro de los cuales se

encuentran los niños que han sido víctimas de cometidos aislados pero

sin consentimiento, otras, personas adultas dedicadas al cuidado del

niño que han mantenido una relación durante años y finalmente

relaciones sexuales entre dos niños de diferentes sexos.

c) Serías fácil hallar personas que han sufrido de abusos y no han

enfermado de neurosis

La respuesta a ello, es que se debe centrar en las personas que han

sufrido de algún trauma sexual infantil y han desarrollado esta

enfermedad.
d) La histeria en más común en la clase alta de la sociedad que en

la baja, sin embargo, el abuso sexual infantil se da con mayor

frecuencia en la baja sociedad

Freud se responde diciendo que la defensa del yo depende del

desarrollo moral e intelectual

e) Existen muchas personas que recuerdan claramente sucesos

sexuales infantiles y sin embargo, no han enfermado de histeria

La defensa de esta objeción es que en dichos enfermos los recuerdos

nunca son conscientes y la cura es precisamente esa, volverlos

conscientes; los síntomas histéricos son derivados de recuerdos

inconscientemente activos

Para la reproducción de un síntoma histérico es necesario que exista

una tendencia reflexiva ante una representación penosa; es por ello, que

atribuye la explosión de la histeria después de la pubertad, ya que ahí

surge un conflicto psíquico, en la que representación intolerable

provoca la defensa del yo e induce a la represión

4. ​Mecanismos de Defensa

4.1. Represión.

A)En sentido propio: Operación por medio de la cual el sujeto intenta

rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos,

imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión. La represión se produce en


aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de

procurar por sí misma placer) ofrecería el peligro de provocar displacer

en virtud de otras exigencias. La represión es particularmente manifiesta

en la histeria, si bien desempeña también un papel importante en las

restantes afecciones mentales, así como en la psicología normal.

Puede considerarse como un proceso psíquico universal, en cuanto se

hallaría en el origen de la constitución del inconsciente como dominio

separado del resto del psiquismo.

B)En sentido más vago: el término «represión» es utilizado en ocasiones

por Freud en una acepción que lo aproxima al de «defensa», debido, por

una parte, a que la operación de la represión en el sentido A, se

encuentra, al menos como un tiempo, en numerosos procesos defensivos

complejos (en cuyo caso la parte es tomada por el todo) y, por otra parte,

a que el modelo teórico de la represión es utilizado por Freud como el

prototipo de otras operaciones defensivas. (Laplanche y Pontalis, 1996).

4.2. Sublimación.

La pulsión se sublima, en la medida en que es derivada hacia un

nuevo fin,

no sexual, y apunta hacia objetos socialmente valorados.

El término «sublimación», introducido en psicoanálisis por Freud,

evoca a la vez la palabra sublime, utilizada especialmente en el ámbito de

las bellas artes para designar una producción que sugiere grandeza,

elevación, y la palabra sublimación utilizada en química para designar el


proceso que hace pasar directamente un cuerpo del estado sólido al

estado gaseoso.

A lo largo de toda su obra, Freud recurre al concepto de sublimación

con el fin de explicar, desde un punto de vista económico y dinámico,

ciertos tipos de actividades sostenidas por un deseo que no apunta, en

forma manifiesta, hacia un fin sexual: por ejemplo, creación artística,

investigación intelectual y, en general, actividades a las cuales una

determinada sociedad concede gran valor. Freud busca el resorte último

de estos comportamientos en una transformación de las pulsiones

sexuales:

«La pulsión sexual pone a disposición del trabajo cultural cantidades

de fuerza extraordinariamente grandes, en virtud de la particularidad,

singularmente marcada en dicha pulsión, de poder desplazar su fin sin

perder en esencia intensidad. Esta capacidad de reemplazar el fin sexual

originario por otro fin, que ya no es sexual pero se le halla psíquicamente

emparentada, la denominamos capacidad de sublimación». (Laplanche y

Pontalis, 1996)

4.3. Proyección.

Operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el

otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso «objetos»,

que no reconoce o que rechaza en sí mismo. Se trata de una defensa de

origen muy arcaico que se ve actuar particularmente en la paranoia, pero

también en algunas formas de pensamiento «normales», como la

superstición.
Freud ve intervenir la proyección en lo que designa como «celos

proyectivos», que distingue tanto de los celos «normales» como del

delirio celotípico paranoico : el sujeto se defiende de sus propios deseos

de ser infiel atribuyendo la infidelidad a su cónyuge; al hacerlo así,

desvía su atención de su propio inconsciente, la desplaza sobre el

inconsciente del otro, y lo que gana en clarividencia sobre lo que

concierne al otro es equiparable a su ignorancia respecto de sí mismo. En

consecuencia, resulta a veces imposible y siempre ineficaz denunciar la

proyección como una percepción errónea.

En varias ocasiones Freud insistió en el carácter normal del

mecanismo de la proyección. Así, ve en la superstición, en la mitología,

en el «animismo», una proyección. «El oscuro conocimiento (por así

decirlo, la percepción endopsíquica) de los factores psíquicos y de las

relaciones existentes en el inconsciente se refleja en la construcción de

una realidad suprasensible que debe ser retransformada por la ciencia en

psicología del inconsciente». (Laplanche y Pontalis, 1996).

4.4. Regresión.

Un retorno a formas anteriores del desarrollo del pensamiento, de las

relaciones de objeto y de la estructuración del comportamiento. Pero

inicialmente, Freud no describió la regresión desde un punto de vista

puramente genético. Por otra parte, desde el punto de vista

terminológico, se observará que regresar significa caminar, volver atrás,

lo cual puede concebirse tanto en un sentido lógico o espacial como

temporal. En sentido temporal, la regresión supone una sucesión genética


y designa el retorno del sujeto a etapas superadas de su desarrollo (fases

libidinales, relaciones de objeto, identificaciones, etc.).

En sentido formal, la regresión designa el paso a modos de expresión

y de comportamiento de un nivel inferior, desde el punto de vista de la

complejidad, de la estructuración y de la diferenciación. (Laplanche y

Pontalis, 1996)

4.5. Desplazamiento.

Consiste en que el acento, el interés, la intensidad de una

representación puede desprenderse de ésta para pasar a otras

representaciones originalmente poco intensas, aunque ligadas a la

primera por una cadena asociativa. Este fenómeno, que se observa

especialmente en el análisis de los sueños, se encuentra también en la

formación de los síntomas psiconeuróticos y, de un modo general, en

toda formación del inconsciente. La teoría psicoanalítica del

desplazamiento recurre a la hipótesis económica de una energía de

catexis susceptible de desligarse de las representaciones y deslizarse a lo

largo de las vías asociativas.

El «libre» desplazamiento de esta energía constituye una de las

principales características del proceso primario, que rige el

funcionamiento del sistema inconsciente. En las diversas formaciones en

que el analista descubre el desplazamiento, éste posee una función

defensiva evidente: así, por ejemplo, en una fobia, el desplazamiento

sobre el objeto fóbico permite objetivar, localizar y circunscribir la

angustia. (Laplanche y Pontalis, 1996).


​5. Personalidad de la Histerica

-No se sienten cómodos en las situaciones en las que no es el centro de

atención.

-La interacción con los demás suele estar caracterizada por un

comportamiento sexualmente seductor o provocador.

- Muestran una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante.

- Utiliza el aspecto físico para llamar la atención sobre sí mismo.

-Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices

-Muestra auto-dramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional.

-Es fácilmente influenciada por los demás

-Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad. (Ramos,

2011).
Referencias

● Corveleyn, J. (1996). Histeria y neurosis obsesiva. Lima, Perú: Fondo de desarrollo

editorial.

● Etcheverry, J. (1978). ​Sigmund Freud: Obras Completas.​ Buenos Aires, Argentina:

Editorial Amorrortu. Vol. 7.

● Etcheverry, J. (1978). ​Sigmund Freud: Obras Completas.​ Buenos Aires, Argentina:

Editorial Amorrortu. Vol. 14

● Laplanche, J. y Pontalis, J. (1996). ​Diccionario de Psiconanálisis.​ Buenos


Aires, Argentina: Editorial Paidós SAICF.

● Ramos, J. (2011). ​Personalidades histéricas (histriónicas) (McWilliams, N.

Diagnóstico Psicoanalítico. Comprendiendo la estructura de personalidad en

el proceso clínico. R​ecuperado de ​http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000857

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