Sei sulla pagina 1di 8

CELEBRACIÓN PENITENCIAL 4 DE ABRIL DE 2019

MONICIÓN AMBIENTAL (Un catequista)

Hoy, en la recta final de la cuaresma nos reunimos para celebrar


el sacramento de la Reconciliación.

Sabéis que, a veces, no nos portamos bien con otros amigos, o


con los mayores. Y Dios, que es nuestro Padre, y Jesús, nuestro amigo,
quieren que hagamos las paces con ellos y que pidamos perdón al
Señor, confesándonos.

Podemos estar seguros de que nos perdona siempre, por eso, es


bueno, renovarnos, intentar ser mejores…

Queremos convertir nuestro corazón de piedra en un corazón de


carne porque eso es hacer el camino de la cuaresma.

Gracias, Señor porque sabemos que nos perdonas con


misericordia y nos abrazas con amor.

CANTO DE ENTRADA:

TAN CERCA DE MÍ,

TAN CERCA DE MÍ Yo no busco a Cristo en las


alturas
QUE HASTA LO PUEDO TOCAR.
ni le buscaré en la oscuridad,
JESÚS ESTÁ AQUÍ.
dentro de mi ser, en mi corazón,

siento que Jesús conmigo está.

1
Celebrante. Saludo: Bienvenidos, queridos niños Hoy es un día
alegre porque volvemos a la casa del Padre, tal como hizo el hijo
pródigo. Pidamos al Señor que nos conceda su perdón por las veces
que no nos hemos portado bien con Él ni con los demás.

Oración: Señor, Dios y Padre nuestro, nos acercamos a Ti con


arrepentimiento y dolor por nuestros pecados. Tú, que eres
misericordioso y siempre dispuesto al perdón, escucha nuestras súplicas
y concédenos la paz y la amistad contigo, que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

MONICIÓN A LA PALABRA (Un catequista)

Vamos a escuchar ahora una historia que conocéis muy bien, la


parábola del hijo pródigo, Jesús se la contó por primera vez a sus
discípulos, y hoy nos la cuenta también por boca del sacerdote. Jesús
nos dice en ella que, aunque un hijo alguna vez se porte mal, si se
arrepiente, el padre o la madre siempre le perdona. Así es Dios con
nosotros: cuando nos acercamos a Él arrepentidos, el Señor nos abraza
y perdona. Escuchemos con atención

2
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

Dijo Jesús:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se
marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo
perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre
terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país
que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de
las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras
yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino
adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus
jornaleros”.

Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba


lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a
correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme
hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la
mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo;
comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y empezaron a celebrar el banquete.

3
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la
casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado,
porque lo ha recobrado con salud”.
Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba
persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden
tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con
mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha
comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo:
“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso
celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

HOMILÍA El sacerdote que preside realiza la monición al momento de


las confesiones.

Recordar mencionar los bloques Mi relación con Dios (Soy amigo


de Dios)-Mi relación con los demás (Soy hermano) - Mi relación conmigo
mismo (Me dejo cuidar por Dios)

ACTO PENITENCIAL

Pedimos perdón al Señor rezando:

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos,


que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi
culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María,
siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que
intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Amén.

4
Examen de conciencia

5
Se visionará también el video de Valivan del Hijo Pródigo

Se cantará:

6
Canto 1: Nada nos separará del amor de Dios

Canto 2: Tan cerca de mí

Canto 3: No soy digno de que entre tú en mi casa

Canto 4: Como el padre me amó

Celebrante: Recibido el sacramento de la Reconciliación, damos


gracias a Dios por su misericordia y manifestamos nuestra alegría
rezando la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro

ACCIÓN DE GRACIAS (TODOS)

Gracias Padre, porque hoy nos has recordado lo mucho que nos
quieres.

Gracias Padre, porque nos estás esperando para envolvernos en un


gran abrazo que hoy nos has regalado.

Gracias por habernos dado a tu Hijo Jesús como hermano y amigo, con
El aprendemos a vivir.

Gracias por la vida, por nuestra familia, por los amigos Gracias Padre,
por todo.

CANTO FINAL: El amor lo cura todo.

7
8

Potrebbero piacerti anche