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Comentario sobre el Taller - Marlon

Fue un enorme agrado haber sido partícipe del Taller para Macho peruano, pues este me enseñó a
visibilizar de mejor manera, o mejor dicho, a interiorizar más allá del lado intelectual cuán grave es el
problema real del machismo en redes sociales, y cómo mis formas de interactuar entre personas
podrían tener ciertas implicaturas propias del considerado “macho” de nuestra sociedad peruana.
Como hombre cis, y por mi personalidad más o menos calculadora con las situaciones nuevas en las
que me encuentro, desafortunadamente caía en el juego de hacer equivaler lo que yo pueda sentir en
cuanto a miedo o sensaciones negativas de que, por ejemplo, me accidente en la calle, sin
diferenciarme de la sensación de alguien por razones de género. Pero esto es un error, puesto que
por razones de género no se corren los mismos riesgos. Decidí por esto y por otras motivaciones
animarme a ir al taller, y de hecho, desde el trabajo de conversación que hubo entre las personas del
taller, fui cada vez dándole más valor a esta decisión. El tema del acoso por parte de las participantes
mujeres salió a la luz rápidamente, y la búsqueda de la constante reafirmación de ser macho por parte
de hombres heterosexuales fue tematizado también durante la sesión. Fue muy importante la labor
de escucha que tuvimos para darnos cuenta el conjunto de experiencias negativas y diferenciadas que
pueden ocurrirle a alguien que es mujer, y así, fui descubriendo cómo uno debería manejar distintos
grupos si pretende poner en práctica un trabajo de sensibilización en temas de género. Escuchar y
sentir se hace muy relevante.
En su formato, el taller estuvo lleno de sorpresas, y eso fue estimulante dentro del desarrollo del
mismo. A diferencia de uno convencional, en donde las relaciones de poder entre docente y alumnado
son claras, en el caso de este taller en particular, Javier manejó muy bien el sentido horizontalidad que
bastante demandamos de manera implícita quienes nos encontramos en el rol de alumno. Lo que
queremos es un buen trato y divertirnos en la enseñanza de cualquier asunto o tema específico. Fue
fácil romper el hielo: Javier nos pidió que expresemos de manera performativa conceptos que iban a
acompañarnos a lo largo de la sesión, como era el de macho y machismo. Esta parte fue emocionante
en medida que a era un ejercicio cotidiano imaginar con qué tipo de grupos uno mismo se puede
topar a la hora de estar dirigiendo un potencial taller. Efectivamente, hay mucha variedad, desde
grupos de jóvenes que viven el desinterés hacia lo que pueden ir instruyendo hasta personas muy
atentas pero sedientas de que el taller se posicione más como una charla magistral, en donde la
planificación en cuanto a qué teorías aplicar es clave y valorado por ellas. En nuestro grupo había
variedad de perfiles también, y eso ayudó, a mi juicio, que deposite mi confianza de nuevo a estar en
un taller de LAVA. Hacer dinámicas con plumones de colores y performances me hizo volver a
sentirme emocionado sin roche alguno por estas cosas.
Si bien la teoría del género es importante desde su parte histórica filosófica e incluso en el aspecto
social y práctico que implica el movimiento feminista, el taller apostó por no profundizar en los
aspectos teóricos. De hecho se revisó algo al respecto, pero hubo mayor énfasis en poner de relieve
nuestras reacciones emotivas y actitudes que nos permitan reconocer cómo es el problema del macho
peruano un problema que ha calado en la cotidianidad, en el humor, y en la violencia sutil que ciertas
imágenes en redes sociales pueden ofrecer. Considero, sin embargo, que pudo involucrarse más a la
teoría actual de género desde su influencia en la construcción de una mejor sociedad, pues los temas
de microagresiones y humor que trabajamos son también puestos de relieve de manera más amplia
en la academia.
Lo gratificante fue tener un espacio para reflexionar sobre cómo hacer pedagógico esta lucha con la
definición de macho como actitud prepotente y dominante. Pedagógico, en tanto que se busca
fomentar la enseñanza a otros grupos humanos de la importancia de notar cuáles pueden llegar a ser
nuestros comportamientos machistas a lo largo de la vida diaria. Así pues, recomiendo el taller a las
personas varones que anden interesadas en develar cuáles pueden ser el conjunto de prejuicios e
incertidumbres que más tienen en torno a su comportamiento arraigado, y visto de manera más
personal, para quienes sientan que haya cosas por mejorar en nuestra sociedad en nuestra percepción
de las diferencias de género, y que sientan que la mejor forma de remediar ello es siendo participes
del proceso de cambio.
Una reflexión final: queda en nosotros transformar a nuestros círculos más cercanos y, con ello, a
nosotros mismos en torno a nuestro comportamiento con las mujeres y en el conjunto de actitudes
de desaprobación e indiferencia que históricamente ha habido hacia la libertad de ellas para tomar
ciertos tipos de decisiones.

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