Sei sulla pagina 1di 6

La entrega de la Torá

Capítulos 19, 24(1-11) y 20

Los capítulos que se ocupan de la entrega de la Torá en el Sinaí son esenciales y conforman
el clímax del libro de Éxodo.
De la esclavitud corporal y la bajeza espiritual descriptos al comienzo del libro llegamos a
la liberación de Israel en el capítulo 12.
Israel recibirá las Mitzvot, los mandamientos divinos, y será merecedor de la libertad
espiritual
El capítulo 19 describe y detalla los preparativos para el evento de Sinaí.
Comienza con la palabra de Dios a los hijos de Israel, en el versículo 4.
Rashi explica que en Sinaí se mencionan dos “miradas” (Éxodo19:4, 20:18)
Una es la mirada que ve el testimonio de las bondades de Dios con el pueblo de Israel y la
segunda, es testigo de la revelación de Adonai a los ojos de Bnei Israel.
Hay una diferencia entre lo que el hombre ve y lo que los demás le relatan.
Lo que me transmiten otros, mi corazón no siempre esta dispuesto a creer.
Es por eso que en Sinaí todo Israel es testigo de lo que sus ojos vieron: grandes señales y
milagros, desde las diez plagas en Egipto hasta el final de la entrega de la Torá. En esta
ocasión Dios manifiesta su grandeza y habla desde el cielo.
El episodio de Sinaí es un evento único y singular en la historia del pueblo de Israel y de
toda la humanidad. Es solo en esta ocasión que Dios se revela a la totalidad del pueblo de
Israel y realiza con él un pacto.
La revelación en Sinaí y la salida de Egipto que la antecede son pues la base de la fe y la
relación entre Israel y Dios.
S.Hirsh sostiene que el judaísmo se sustenta sobre dos verdades: la salida de Egipto y la
entrega de la Torá. Esto incluye la experiencia personal, la captación a través de los
sentidos, y quita toda posibilidad de ilusión, ya que los ojos de 600.00 personas vieron en
ese momento y fuero testigos de esos dos hechos significativos. Los hechos adquieren
fuerza y certeza ya que dejan de ser supuestos o solo una cuestión de fe. Pasan al campo
del conocimiento y no hay posibilidad de que sean negados.
Hay quienes ven en el pacto de Sinaí y la relación entre Israel y Dios un parecido al pacto
del matrimonio y a las obligaciones entre el hombre y su esposa.
Los novios se comprometen mutuamente a cumplir obligaciones, el hombre alimentará a
su esposa y la cuidará para bien y ella será su mujer.
En el Talmud, Ioma 54 ejemplifican a Israel en el desierto como una novia y luego como
una esposa.
Los capítulos 19 –24 se ocupan del evento de Sinaí, del pacto realizado en esa ocasión y del
contenido del pacto, también describen la realización del pacto, y en el capítulo 20 están
los diez mandamientos. Los capítulos 21,22 y 23 (parashat mishpatim) describen el
contenido del pacto, las obligaciones y los preceptos que recibieron Bnei Israel en Sinaí.
Estos capítulos contienen material literario-histórico y legal-halájico.
El primero se ocupa de la descripción del evento de Sinaí y del pacto y se lo puede dividir
en dos.
Entre el capítulo 19 y el 24 aparece el texto legal-halájico, es el que se ocupa de los diez
mandamientos y parashat mishpatim (capítulos 20,21-23)
La descripción del pacto que comienza en el 19 finaliza en el 24, después de los diez
mandamientos y de parashat mishpatim
¿Por qué fueron entregados primeramente los diez mandamientos? ¿Y por qué están
separados de las otras leyes que siguieron?
Buber establece que el decálogo es un grupo de reglas que establecen y protegen al pueblo,
mientras que las reglas posteriores regulan otros aspectos del comportamiento. Israel como
pueblo no habría podido comenzar a existir sin el decálogo.

1) Cap. 19: 1-9 Dios propone un pacto a Bnei Israel.


Los versículos 1 y 2 son como un prólogo para el evento de Sinaí. En esta oportunidad no
aparece la palabra “vayei” tan usual y típica. Esta falta nos desconecta del relato anterior,
como si empezara un asunto independiente, único que le exige al lector olvidarse del resto
de los asuntos, para concentrarse en el futuro.
La metáfora “sobre alas de águilas” personifica, materializa y resalta la relación especial de
Dios hacia el pueblo de Israel y su bondad para con él, que son la base del pacto.
El término “pueblo elegido” expresa la posición especial de Israel, en comparación al resto
de las naciones del mundo. Adonai es Dios de todo el universo y no solamente de Israel. Él
gobierna la existencia y todos los pueblos (Éxodo 19:5). Sin embargo mantiene con su
pueblo, Israel, una relación especial, basada en la “elección”,”bondad” y”revelación”.
Ser el “pueblo elegido” no determina solo privilegios sino también obligaciones.
Esta posición compromete al pueblo de Israel y lo obligara a tener una misión: ser “un reino
de sacerdotes” y”un pueblo sagrado” (Éxodo19:6).
El concepto “Brit” es el mismo que aparece en Génesis. Continúa el pacto de Dios con
Abraham y su descendencia, para el resto de las generaciones.
En Sinaí el pacto adquiere una importancia significativa, ya que pasa a ser especial y único,
y no habrá en el Tanaj otro que se parezca. Se realiza aquí un pacto público, delante de todo
el pueblo (Éxodo 19:11). Luego en el libro de Deuteronomio Moshé le explicará al pueblo
el significado especial del pacto en Sinaí (Deuteronomio 5:3)

2) Cap. 19: 10-15 Bnei Israel se preparan


El pueblo se prepara espiritualmente para el gran evento de Sinaí.
Los casi dos meses transcurridos entre la salida de Egipto y el arribo a Sinaí no se justifican
solo por la distancia geográfica. La diferencia temporal entre ambos acontecimientos se
debe a la distancia espiritual entre ellos, y a los preparativos que deben atravesar Bnei Israel
para pasar de la experiencia de la esclavitud a la vivencia de la liberación en Sinaí.
El pueblo debe prepararse para ser merecedores de recibir la Torá. La preparación física y
externa los ayudar a tomar conciencia acerca de lo que ocurrirá.

3) Cap. 19: 16-25 Al tercer día.


Esta sección describe el evento al pie del Sinaí y los fenómenos que lo acompañan, sucesos
fuera de lo natural en el mundo.
Hirsh explica que en estos versículos el verbo mirar no indica la mirada simple, con los
ojos, sino oír, escuchar y comprender que es otro modo mas profundo de ver las cosas.
Oír con plena conciencia y con claro conocimiento. Siendo conscientes de estar parados
frente a Dios, siendo él mismo el que les habla y les transmite su mensaje.
Otros explican “mirar” como alcanzar, comprender, basándose en el significado de “mirar”
según Génesis 42:1 y Eclesiastés 8:15.
Todo Israel, grandes y pequeños escucharán la palabra divina de acuerdo a sus
posibilidades y a su entendimiento.
4) Cap. 24: 1-11 El pacto.
Este capítulo describe la finalización del pacto en el evento de Sinaí.

5) Cap. 20: 1-17 Los diez mandamientos


Los cinco primeros mandamientos son los preceptos del conocimiento y la existencia de
Dios como gobernante de nuestro destino y de nuestros actos.
Abarbanel los llama los mandamientos divinos, los destinados al intelecto del hombre, y a
su conciencia religiosa, y es por eso que aparece el nombre de Adonai en los cinco primeros
y no en los cinco posteriores. Los cinco últimos son conclusiones que surgen del
conocimiento y de la afirmación de Dios y se refieren a las relaciones entre el hombre y su
prójimo. Son los que corresponden a la fuerza material del individuo.
Todas las mitzvot provienen y surgen en Sinaí
Los diez mandamientos fueron dados a Israel en Sinaí de boca de Adonai, y el resto de las
mitzvot, incluyendo parashat mishpatim, fueron dados a Moshé al pie del Sinaí y no
directamente a Israel.
Sin embargo no son mas sagrados los mandamientos que el resto de la Torá.
Solo hay una diferencia entre los diez mandamientos y el resto de los preceptos escritos de
la Torá. Todos fueron pronunciados en un comienzo en forma oral. Dios se los dijo a Moshé
y luego fueron escritos en la Torá. Mientras que los diez mandamientos fueron dichos a
todo el pueblo de Israel en un evento sagrado y escritos sobre tablas guardadas en un lugar
sagrado. Solo luego fueron escritos en la torá con el resto de las mitzvot.
En la época del segundo Templo se acostumbraba a pronunciar los diez mandamientos
antes de la lectura del Shemá en el servicio matutino. Después de un tiempo Jazal
decidieron interrumpir esta costumbre ya que los “minim” lo utilizaron como argumento,
sosteniendo que solo los diez mandamientos fueron dados a Moshé y el resto de los
preceptos no.
Los mandamientos se dirigen al individuo en particular, a cada individuo de Israel y están
en tiempo presente.
El primer mandamiento no está formulado en forma imperativa, como el resto. A pesar de
esto es un precepto positivo. Según Maimónides es el precepto de la fe y creencia en Dios.
Algunos exegetas no cuentan este precepto entre los mandamientos y no lo consideran una
mitzvá, pero sí una introducción para el resto de los mandamientos. De todos modos la
Halajá fue determinada de acuerdo a Maimónides que estableció que “Anoji” es una mitzvá
positiva, base y fundamento de la sabiduría.
El primer mandamiento está en primera persona y en un lenguaje de revelación y
presentación personal. Dios se presenta a sí mismo como el liberador de Bnei Israel, y no
como creador del mundo. Ibn-Ezra responde a esta pregunta de Rabí Iehuda Halevi,
diciendo que no todos los hombres son iguales con respecto a la Fe. Si alguien niega la
existencia de Dios, se le podrá contestar que Dios nos recuerda en el primer mandamiento
las señales y los milagros que realizó en Egipto, lo que hizo por Israel, todos fueron
testigos, sabios e ignorantes, grandes y pequeños. La comprensión abstracta de la creencia
en Dios, puede ser alcanzada solo por un grupo privilegiado de sabios...Es importante tener
en cuenta la diferencia entre mandamiento y precepto. Un mandamiento contiene varios
preceptos, como por ejemplo:”Recuerda el día sábado para santificarlo”
El segundo mandamiento es un precepto negativo que contiene tres prohibiciones: no
tendrás, no te inclinarás y no servirás. Representan tres niveles de idolatría
La primera parte del mandamiento es una prohibición de creer en todo Dios que no sea
Adonai. Después de reconocer y afirmar la existencia divina y su unicidad en el primer
mandamiento, viene la negación de la existencia de otra divinidad. Le siguen otras dos
prohibiciones más estrictas: Si está prohibido reconocer la existencia de otros dioses, con
mayor razón está prohibido servirles de cualquier modo.
El concepto “otros dioses” se refiere a fuerzas y fenómenos que el hombre acepta como
divinidad, un dios extraño o una fuerza espiritual. No incluye estatuas u otros objetos
fabricados por el hombre, ya que estos no son comparables con Adonai.
Los seres humanos siempre construyen un punto de referencia fuera de ellos mismos y
eligen Dios u otra cosa, cuando eligen lo segundo según el autor del Éxodo construyen un
ídolo. Este mandamiento está destinado a evitar falsos valores.
Con respecto a la recompensa y el castigo, es importante destacar que la recompensa es
mayor que el castigo. El castigo será para los enemigos hasta la cuarta generación, mientras
que la recompensa será hasta miles de generaciones.
Si bien no se explica cual será el castigo, la culpa de los padres será recordada en los hijos.
Esto implica que los padres no deben olvidar la centralidad de Dios, sino sus hijos sufrirán
la conducta de sus padres. Es cierto que cada generación encara los problemas creados por
el comportamiento de la generación anterior.
El tercer mandamiento es la prohibición de pronunciar en nombre de Dios en vano.
Pronunciar se entiende aquí como prometer, jurar. No jurar sin necesidad, gratuitamente.
Muchas promesas sin sentido, por más que sean verdaderas pueden conducir al hombre a la
mentira. Acentuando la promesa en nombre de Dios, el hombre se acostumbra a una
seguridad personal, en lugar de admitir sus limitaciones, pudiendo pasar así de una
promesa sin necesidad a una promesa falsa.
Para no pronunciar el nombre de Dios en vano, solo en el momento en el que rezamos y
cuando leemos la Torá en la sinagoga decimos el nombre de Dios.
La idea sería: no puedo abusar de la autoridad divina porque se volvería poco importante.
El cuarto mandamiento está relacionado con el shabat. Aparece el contraste entre los seis
días de la semana y la particularidad del séptimo día. La prohibición de trabajar en shabat
incluye a todos los miembros de la casa, inclusive al esclavo, la sirvienta y los animales.
El shabat es en conmemoración de la creación (Deuteronomio5:15)
Los rabinos enseñan que la continuidad de la vida judía depende de la observancia del
shabat. Esta es la observancia ritual que ayuda a afirmar y conmemorar nuestros
acontecimientos importantes.
El Shabat y la prohibición de trabajar nos alejan de las tareas semanales. El shabat es único
en cuanto nos aleja de las obligaciones diarias y nos hace ver que pueden ser dejadas de
lado y que existimos todos y participamos aun cuando nos abstenemos de trabajar.
Todos participan del Shabat, ricos o pobres, enfermos y sanos, viejos y jóvenes.
El quinto mandamiento, el respeto a los padres, recae sobre todas las edades y sobre todas
las generaciones de la familia. También los adultos deben respetar a sus padres ancianos.
Esta mitzvá debe realizarse con intención y amor. Este mandamiento cumple la función de
nexo entre los preceptos entre el hombre y Dios y los preceptos entre el hombre y su
prójimo.
Quizá este mandamiento tiene que ver con respetar las jerarquías reconociendo la autoridad
de los padres, teniendo en cuenta que las sociedades eran antiguamente en su mayoría
autoritarias. Los héroes bíblicos son los patriarcas. Israel debe honrar a sus padres no a los
sacerdotes o ancianos. La familia es la principal unidad social y ha sido siempre para
nuestro pueblo la fuerza estabilizadora de la existencia judía.
El comentarista Soncino destaca que el final del mandamiento no se refiere a la vida
individual, sino a la existencia del pueblo judío.

Los cinco últimos mandamientos son órdenes de Dios y no sólo una cuestión de sentido
común o responsabilidad social. Son preceptos entre el hombre y su prójimo basados en el
mandato divino: estamos obligados a no asesinar, no robar y no codiciar por orden de Dios,
y es por eso que los preceptos entre el hombre y su prójimo son tan importantes como los
preceptos entre el hombre y Dios.
El sexto, séptimo y octavo mandamiento apuntan a formas de comportamiento que son
socialmente destructivos. Provocan conflictos dentro del mismo grupo y vuelven al hombre
contra su semejante. Pretender forzar el respeto mutuo entre los miembros.
El mandamiento de no dar falso testimonio, origina un sentido de confianza mutua en la
sociedad. No se nos pide explícitamente “no mentir”, ya que existen mentiras que no son
socialmente destructivas (mentira piadosa). Sin embargo prestar falso testimonio contra
alguien siempre es destructivo para la sociedad, cuando una sociedad pervierte su propio
código, debilita su estructura.
El último mandamiento intenta limitar el comportamiento competitivo.
La colaboración y la no competencia es la base de la sociedad unida. La competencia
destructiva conduce a enfrentamientos entre los miembros del grupo. Es importante tener
en cuenta que no es siempre la desigualdad social la que conduce a la envidia, generalmente
son nuestros pares aquellos a quien mas envidiamos, puesto que con ellos no medimos.
La envidia perjudica la armonía. Es un sentimiento de separación y discordia. La persona
envidiosa se siente inferior y se preocupa más por la compensación que por la contribución.

Estructura y clasificación
Ibnn-Ezra encuentra tres tipos:
Los preceptos del corazón (pensamiento)
Los preceptos de la lengua (palabra)
Los preceptos positivos (acción)
Estos tipos aparecen en cada una de las tablas pero en orden cruzado y opuesto.
Los mandamientos entre el hombre y Dios comienzan con los preceptos relacionados con el
pensamiento y finalizan con los preceptos relacionados con la acción.
Y los preceptos entre el hombre y su prójimo aparecen en orden inverso: los tres primeros
se relacionan con las acciones y el último tiene que ver con el pensamiento.
El sentido de este orden tiene que ver con que toda acción buena y recta entre el hombre y
su prójimo surge desde lo más profundo del corazón, y todo acontecimiento bueno de
corazón entre el hombre y Dios debe conducir a una acción.
Los mandamientos entre el hombre y Dios están basados en las creencias, ideas y
pensamientos, pero con esto no basta, las creencias y las ideas deben encontrar un modo de
expresión y concretarse en un modo de comportamiento, en un estilo de vida, es decir, en
preceptos-acciones.
Los preceptos entre el hombre y su prójimo comienzan con las mismas prohibiciones
aceptadas por cualquier sociedad organizada en defensa de la vida y las posesiones del
individuo. Sin embargo esas mismas prohibiciones adquieren aquí la fuerza del mandato
divino Es importante destacar que la Torá no se conforma con los preceptos y las
prohibiciones concernientes a las acciones, y exige también la adquisición de sentimientos
y pensamientos correctos.
El midrash (Mejilta 20:14) trae otra clasificación, poniendo énfasis en el mismo nivel de
santidad de todas las mitzvot y comparando los mandamientos de una tabla con su paralelo
en la otra. Por ejemplo:
“Yo soy tu Dios...”/ “No asesinarás”
Quien derrama sangre disminuye la imagen del rey, ya que el hombre fue creado a imagen
y semejanza divina (génesis 9:6)

Bibliografía:
Los diez mandamientos y la comprensión de la psicoterapia grupal, Bernard H. Shulman
Majshavot enero-junio 1974
De la esclavitud hacia la libertad, guía para el docente, Séfer Shmot, Mataj.
Profesora:
Judith Nowominski

Potrebbero piacerti anche