Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
de la Teoría
Literaria
-Exposición
TOBARES, Gisela S.
18/09/2012
THE NEW CRITICISM: La Nueva Crítica Norteamericana
2
esencialmente contemplativa, incitaría no a cambiar el mundo, sino a reverenciarlo
por lo que en realidad es, enseñaría a acercarse a él con desinteresada humildad.
La Nueva Crítica encerraba la ideología de una inteligencia arraigada, a la defensiva,
que reinventó en la literatura lo que no podía localizar en la realidad. La poesía
constituía una nueva religión, un refugio nostálgico frente al enajenante capitalismo
industrial.
3
Rescatar el texto tanto del poder del autor como del poder del lector equivalía a
liberarlo de todo contexto histórico y social. La literatura así, era una solución de los
problemas sociales, pero no formaba parte de ellos.
En realidad, la Nueva Crítica convirtió al poema en un fetiche. Porque si Richards
hubiera “desmaterializado” el texto reduciéndolo a un ventanal transparente por el
que se asoma uno a la psique del autor, la Nueva Crítica norteamericana lo hubiera
“re-materializado” con creces. Y es aquí donde surge la ironía, pues el mismísimo
orden social contra el cual protestaba esta poesía está repleto de tales
“cosificaciones”, que transforman en “cosas” a gentes, procesos e instituciones.
4
suministraba un método pedagógico útil para enfrentarse a la creciente
población estudiantil. Distribuir un breve poema para educar la
perceptibilidad de los estudiantes resultaba menos molesto que impartir un
curso sobre las más grandes novelas del mundo.
El criterio de la Nueva Crítica resultó muy atractivo para intelectuales
escépticos y liberales, desorientados por los dogmas antitéticos de la Guerra
Fría. La poesía al estilo de la Nueva Crítica significaba no comprometerse con
nada ni con nadie. La poesía solo enseñaba “desinterés”. Era una receta
favorable a la inercia política y, por lo tanto, a la sumisión al statu quo.
Los límites de la Nueva Crítica coincidían esencialmente con los de la democracia
liberal: un poema escribió J. C. Ransom, era “por así decirlo, como el Estado
democrático, el cual realiza los fines del Estado sin sacrificar el carácter personal de
sus ciudadanos”. Sería interesante saber qué habrían opinado los esclavos sureños
sobre tales asertos.
5
En suma:
La NUEVA CRÍTICA norteamericana:
Propone una lectura atenta del texto, con particular atención a sus ambigüedades y
contradicciones internas (que son lingüísticas y literarias) con la voluntad de excluir
los componentes históricos y psicológicos de los estudios literarios, en la creencia
de que hay que analizar la obra en sí, prescindiendo del fundamento científico (lo
que era en gran medida la clave del formalismo ruso).
6
de la crítica sacar a la luz esas doctrinas implicadas en el texto. La Nueva
Crítica denuncia la falacia por considerar que si el valor literario estuviera
fundamentado en el sustrato ideológico, entonces lo que tendría más valor
desde este punto de vista sería un tratado cualquiera. Se acepta, pues, el
lema de que <<un poema no debería significar, sino ser>>.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que dentro de esta corriente de crítica
literaria había discrepancia en lo que sostenían sus representantes a través de sus
obras, es por eso que se habla de grupo heterogéneo, razón por la cual no llegó a
constituirse en escuela.
Entre sus más importantes representantes, ya se había nombrado a I. A. Richards,
sostenía que el poema es un sistema dinámico donde el significado surge del
contexto global. Distinguía entre lenguaje referencial y lenguaje poético o emotivo;
entre proposiciones (significaciones referenciales del mundo empírico) y pseudo-
proposiciones (significaciones emocionales empleadas por el arte).
Y quien había creído casi ingenuamente que un poema no pasaba de ser un medio
transparente a través del cual podían observarse los procesos psicológicos del
poeta: leer era sólo recrear en nuestra mente la situación mental del autor. La gran
literatura es obra de grandes hombres, y su valor radica principalmente en que
permite el acceso íntimo a su alma. Esta posición encierra varios problemas: en
primer lugar reduce toda la literatura a una especie de autobiografía encubierta. Las
7
obras literarias no se leen como tales sino simple y llanamente como recursos de
segunda mano que permiten conocer a alguien. En segundo lugar, la posición da por
hecho que las obras literarias son “expresiones” de la mente del autor, ello no es
así, porque aún cuando pueda uno tener acceso a la mente de Shakespeare leyendo
Hamlet, ¿para qué podría servir eso si mi acceso a su mente se reduce a lo encerrado
en el texto de Hamlet?
Por otra parte, se encontraba T. S. Eliot que se oponía a la idea de Richards de que la
poesía consistía en el uso de la función emotiva del lenguaje y de que era
simplemente un vehículo que permitía la comunicación de la experiencia del autor al
lector. Eliot creía que la poesía se basaba más bien en un intento de liberarse de la
emoción y más que una expresión de la personalidad del autor era un intento de
despersonalización en el que el artista trata de escapar a la obsesión de sus
emociones. Las ideas de Eliot llevan de vuelta al poema y no al poeta, y a una fría
racionalidad, cercana al Formalismo Ruso. Para Eliot los buenos poetas objetivan sus
sentimientos, los expresan sólo indirectamente a través de la descripción de las
cosas que los rodean mediante la técnica del “correlato objetivo”.
Es por estas ideas que la crítica de Eliot representará un papel importantísimo para
la Nueva Crítica. Eliot defiende que sólo puede ser buen crítico aquel que tiene
capacidad de creador, prejuicio éste que será atacado por la Nueva Crítica y que
suele estar presente en los críticos que son a la vez creadores.
Las aportaciones de Eliot a esta corriente son básicamente dos:
Una teoría de la objetividad: la crítica literaria se interesa por la poesía con
independencia de la biografía del autor y con independencia de la historia. E
conocimiento del poema será, pues, a-histórico. Todas las obras literarias
pertenecerían a una misma tradición: a la tradición de las obras logradas.
Una teoría del correlato objetivo: ese descubrimiento que lleva a una obra
lograda necesita una traducción lingüística adecuada. Un poema puede
fallar, pues, por dos causas: porque no hay ningún descubrimiento; o porque,
aunque se dé ese descubrimiento, el autor no sepa darle forma lingüística
adecuada.
8
Por último, esta corriente (debido a la ideología que sostenía a través de sus
representantes) tendrá sus opositores que le reprocharán su falta de atención, en el
análisis crítico literario, al contexto histórico-social. Razón por la cual, como
reacción a la Nueva Crítica norteamericana surgirá el New Historicism (década de
1980 a partir del trabajo del crítico Stephen Greenblatt) para reivindicar el retorno
de la historia a los estudios literarios.