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Comunicación para el IIº Congreso de la SEMYR

San Millán de la Cogolla, 10 de septiembre de 2008


Sala II, 11 h.

AFINIDADES Y HONDURAS DE LA VERSIÓN CRÍTICA DE


LA ESTORIA DE ESPAÑA DE ALFONSO X EL SABIO

José Luis Montiel Domínguez


Universidad de Sevilla

INTRODUCCIÓN

Les voy a presentar los resultados de una comparación que he realizado entre la

Primera Crónica General y la Crónica de Veinte Reyes en la sección comprendida entre

Ramiro II y Vermudo III. Abordaré esta comparativa desde tres puntos de vista: el

estilístico, el narrativo, y el ideológico. En el aspecto narrativo incluyo comentarios a la

materia épica del ciclo de los condes de Castilla: Fernán González y sus sucesores.

1. ASPECTOS LINGÜÍSTICOS Y DE ESTILO

En primer lugar, se debe tener en cuenta que en esta sección de Ramiro II a

Vermudo III nos encontramos con mss. pertenecientes a tres versiones distintas de la

Estoria de España de Alfonso el Sabio:

1º.—Una Versión amplificada que puede leerse en la PCG (ed. Menéndez Pidal

1955)1.

1
Creo acertada la designación “un discurso marcado por la causalidad”, es decir, por tratar de explicarlo
todo, que acuña Lacomba 2004 para la Estoria de España y que concuerda muy bien con la finalidad de
la amplificación.
2º.—Una Versión concisa (mss. TGZY y, a veces, ed. Ocampo) que al no

compartir todas las glosas y deducciones de la Versión amplificada, reproduce más

fielmente las fuentes latinas y épicas.

3º.—Una Versión crítica, que se parece a la Versión concisa, pero que en

ocasiones añade comentarios críticos y reforma cronológicamente sin ningún

miramiento por las fuentes2. La CVR es una rama en esta sección de la Versión crítica,

junto con la Crónica General Vulgata y las Estorias del fecho de los godos.

1.1. El texto de la Versión amplificada

El texto de la Versión amplificada es, en general, más abundante desde un punto

de vista léxico y está más cohesionado discursivamente, ya que introduce comentarios

deducidos del contexto, que glosan, anticipan o recapitulan la materia tratada. Explica,

por ejemplo, que el conde Lombardo había venido en busca de Fernán González porque

había oído su gran fama (p. 412a21-25). Este tipo de explicaciones son típicas de la PCG y

faltan en la Versión concisa y en CVR3. Otras adiciones definitorias de PCG son las

glosas etimológicas que no tienen reflejo en CVR, como las de los apodos (“ariesta”,

“abarca”) de los reyes navarros; o la explicación etimológica de “Baleares” en PCG (p.

479b51), ausente también de CVR4. La Versión amplificada también lamenta en alguna


2
Incorpora noticias de Sigeberto sobre pontífices y reyes franceses. Consulta el Liber Chronicorum de
Pelayo en la hitación de Bamba. Las reformas cronológicas atañen a la reorganización y redatación de
capítulos cuando detecta alguna incoherencia. En esto se demuestra su obsesión analística y la pretensión
de mejorar la estructura narrativa no siempre de acuerdo con las fuentes, de ahí que se den traslados
injustificados y en cadena (noticias andalusíes). Distribuye y rellena los intervalos sin noticias, separa en
años distintos acciones distintas, persiguiendo el ideal de un reparto equilibrado. Estos cambios dan lugar
a veces a coincidencias casuales con la cronología de las fuentes sin consultarlas: “Como en otras
ocasiones, la reforma de la Versión crítica destruye la exquisita fidelidad a la fuente de la Estoria de
España” (Fernández-Ordóñez 1993: 173).
3
El texto de PCG deja, pues, menos espacio a la presuposición contextual, mediante recursos detectados
por el análisis del discurso y la moderna retórica como la recurrencia, la mayor previsibilidad y la
acentuada relación entre tema y rema. Garrido Moraga 1986 se ocupa de introducir estos criterios de
análisis, indicados especialmente para estudiar un lenguaje tan lleno de formulismo como el del
castellano medieval, sea en el Poema de Fernán González o en el de las crónicas.
4
Blum 2007 corrobora el carácter esencial de las explicaciones etimológicas en la obra alfonsí en el
marco de una tendencia general del espíritu medieval. Otras glosas más elaboradas en PCG son las de
“legión” y “alhagib” (PCG, p. 395a31). Con respecto a los pasajes tomados de la Historia arabum, el
castrado “Hamba” no aparece en PCG. La PCG cambia en ocasiones la designación “castrado” (CVR)
ocasión la carencia de datos en sus fuentes, por ejemplo, sobre “ese conde don Gonzalo”

que envenena a Sancho I5. Expande narrativamente pasajes como el de Almanzor

retenido en sus campañas en un puerto de montaña y atrapado por la nieve.

1.2. El texto de la CVR: cambios, supresiones y adiciones

Desde un punto de vista sintáctico, la CVR se caracteriza por una tendencia

evidente a la construcción Suj.+Orac. temporal con quando, en lugar del esquema de la

PCG quando+Suj.6 Este caso de anteposición del sujeto de las subordinadas temporales

se da también en las concesivas (p. 479a49) y en las causales. Por otro lado, la

sustitución léxica constituye una elección estilística por parte de los redactores de CVR,

aunque también puede darse por razones pragmáticas cuando no se entiende la palabra o

cuando se pretende modernizar el léxico: el verbo aduzir en la PCG es cambiado

sistemáticamente por el verbo traer en la CVR (pp. 441b38, 470b28)7. Además, la CVR

acomete cambios cronológicos en la datación de las prosificaciones épicas del Fernán

González y los Siete Infantes de Lara, posponiéndolas para concentrar los sucesos y no

hablar de dos Almanzores como había tenido que hacer la PCG8.

por la de “omne bueno” (pp. 458b17, 461a4), porque no la va a emplear con regularidad hasta que no la
glosa, v. g., p. 461a17.
5
También explica que la muerte pasó por natural, aunque algunos lo “mesurasen”. Ambos comentarios
están ausentes de la CVR: son deducciones de PCG.
6
Los lugares correspondientes de la PCG donde tiene lugar dicha inversión son los siguientes: pp. 430a13,
431b35, 432a4, 437b20, 444a39, 449a18, 460b27, 461a3, 461a21, 462a47, 462b23, 464a38, 465b20, 473a25, 477a12,
482b3. También las subordinadas causales son pospuestas generalmente a la principal en la CVR (pp.
425b45, 480a34); o bien, si antecede la causal, la CVR a veces la omite (467a34). Por tanto, se detecta una
tendencia a adoptar un orden sintáctico más rígido en CVR al posponer generalmente las subordinadas
con relación a la PCG. A veces invierte también el orden sintáctico de las coordinadas (p. 410a35). Al
pretender la CVR desmarcarse en el plano sintáctico de la PCG, incurre en ocasiones en hipérbaton:
“pudiesen acoger et defender / o sse esconder pudiesen” (p. 415a22).
7
El subjuntivo del verbo tañer se confunde con el del verbo tener: tangas ~ tengas (p. 452b21), de ahí que
la CVR introduzca binomios para aclarar su significado (452b23; otros casos: 453a16, 453b1). El verbo
“yuraronse” (453a10) aparece en CVR como “ayuntaronse”; “tempestad” en PCG (459b26) es sustituido
por “pestilencia” en CVR. La PCG suele referirse (en capítulos provenientes de la Historia arabum
durante el reinado de Alfonso V) a la ciudad de Córdoba con la designación “villa” (PCG) en lugar de
“ciudad”, como la llama habitualmente la CVR.
8
En la glosa sobre el “segundo Almanzor”, la PCG confunde al primero con éste, porque dice que aquél
murió del pesar que le causó la última derrota (PCG, p. 429b36-43).
En el capítulo de las supresiones, destacamos que la CVR, frente a la tendencia

general de la historiografía alfonsí a mencionar sus fuentes, omite las alusiones a Lucas

de Tuy (pp. 391a31, 424a41, 443b46, 444b38, 446a52, 449b14, 449b40 452b5, 482b12) y al

arzobispo don Rodrigo (p. 468a15) en la PCG, pero ya en Vermudo III encontramos citas

al unísono del arzobispo (p. 473b26). La reducción de los sintagmas bimembres por parte

de CVR se hace a veces en contra de la mixtura de Toledano (V, 13) y Tudense (IV,

36), que constituye, como es sabido, el armazón estructural de la Estoria de España9. En

general, se abrevian pormenores, incurriendo a veces en incoherencias, y se eliminan

causas, ponderaciones y redundancias, es decir, todo lo que estima superfluo, aunque se

halle en las fuentes. Otro tipo de supresiones respecto de la PCG se justifican mejor

como un intento de abreviación narrativa para no resultar prolijo10. En la CVR se

reducen las expansiones narrativas de PCG en la descripción de batallas, se acortan

mediante DI los diálogos11, se omiten escenas o se dan verdaderos saltos en la narración,

si cotejamos el texto cronístico con las prosificaciones de PCG. Esa abreviación llega al

extremo de afectar a la titulación de Alfonso X, reduciéndolo de manera incomprensible

si efectivamente la CVR fuese una redacción alfonsí, diciendo: “[...] que fue señor de

Castilla e de León e de toda el Andalucía”, en lugar de la titulación oficial recogida en

la PCG: “sennor de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallizia, de Seuilla, de Cordoua,

de Murçia, de Jahen, et dell Algarbe, et de toda ell Andaluzia” (cf. PCG, 480b10; CVR,

9
En algunos casos la reducción provoca que coincida con el Tudense, porque el Toledano amplifica
normalmente el cronicón del Tudense. De ahí que cuando se elimina dicha amplificación en la traducción,
buscando una expresión alternativa dentro de ese modelo expositivo, se acerque más al texto de don
Lucas. Por consiguiente, el resultado es consecuencia de una modificación léxica antes que de una
traducción exacta del Tudense.
10
Hay saltos: uno hasta el comienzo del fol. 62r; otros tres sucesivamente en la pp. 409b, 410b y 411a.
Son las típicas omisiones narrativas de CVR, a la que interesa un discurso menos prolijo y desembargado,
y para ello no duda en saltarse el final de la oración en la batalla de Hacinas (p. 405a13-25). Sin embargo,
también encontramos la carta incompleta en PCG 410b.
11
La CVR contiene en DI el diálogo de Muño Salido, pero pasa a DD antes que la PCG en la reflexión de
Muño Salido que le hace volverse con los siete infantes. Algo semejante ocurre también en la Leyenda de
Mainete.
158a y fol. 69r del ms. N). No es comprensible que se reduzca este título oficial en una

supuesta redacción alfonsí de la crónica.

En cuanto a las adiciones de CVR, puede comprobarse que ciertos rasgos de

amplificación de PCG como el empleo de binomios y pares de sinónimos (Badía 1958-

59), y la adición de precisiones derivadas del contexto cuando considera incompleto el

enunciado, también se dan independientemente y son más comunes de lo que uno

pudiera creer en la CVR, sin que tengan correlato en la Versión amplificada o la

concisa12. En el cap. 745 sobre el milagro del toro con el arzobispo de Santiago, que está

en general más amplificado en PCG, dice de él la CVR con un símil que se llegó al

arzobispo “tan manso commo si fuesse una oueja”, pero la PCG indica simplemente que

se vino “muy omildosamientre”. La manera en la que el toro se aproxima al arzobispo

no se consigna en la fuente latina, aunque puede deducirse del contexto como prefiere la

CVR. Estas pequeñas aclaraciones y deducciones persiguen la coherencia del discurso

histórico. Sin embargo, hay capítulos donde en conjunto se tiene la impresión de que la

CVR emplea tantos o más recursos de amplificación (binomios, precisiones,

deducciones) que la PCG (caps. 705, 733, 749, 765-766, 795)13. Ello no impide que se

conserven detalles de la fuente como el número de naves de normandos que arriban a

las costas. Hay deducciones propias en el Mainete; a veces conserva los diálogos (¿o se

los inventa?).

12
Algunos ejemplos de binomios en CVR, que no tienen correlato en PCG y Versión concisa, se
corresponden con los siguientes lugares de la ed. Menéndez Pidal 1955: pp. 431b45, 436b19, 452a28. Otros
binomios en CVR incluyen la causa-consecuencia: “envidia y desavenencia” (p. 466a15), “correr et
quebrantar” (p. 468b21); o bien, gradaciones jerárquicas del tipo “alcaydes e adelantados” (p. 466b24); o
bien, sintagmas de sentido contrario: “non destorvarie nin desviara / consintrie” (p. 475a11); otras veces
contrastan sinónimos: “discordia / desacuerdo et grant desavenencia” (476b9).
13
No olvidemos que los binomios son más frecuentes en PCG, pero también se dan en CVR. Son
dobletes del tipo “bollicio y alborozo”, “amor e gracia”; en otros lugares: “menguado e engañado”
(101b), “fermosa e apuesta” (102b) “dicho e afirmado” (103b), “robaron e estragaron” (105b), “vencer
nin mover” (107a). Otras adiciones son inventos de Versión concisa y CVR como las palabras “mansas e
falagueras” de Yssem a los cordobeses para aplacar su ira, o el contenido de la carta de doña Teresa a su
hermano para que apresase al conde Fernán González; o bien, que Mudarra fue bautizado al llegar a Salas
para vengar a sus hermanos.
1.3. Traducción de las fuentes latinas

Sabemos que la Versión crítica recurre a un testimonio anterior al prototipo de la

PCG, ya que demuestra en algunos casos exacta correspondencia con las fuentes, y en

otros yerra por no conocer los arreglos de la PCG. Sin embargo, este testimonio antiguo

lo reforma a su antojo narrativa y cronológicamente, dejando de coincidir casi siempre

con las fuentes14, por más que sus arreglos resulten en ocasiones lógicos y homogéneos.

Continuamente se observa en la narración cronística un cúmulo de escenas

estereotipadas que provienen de las fuentes y que se adaptan a un modelo cognitivo, es

decir, fundado en la comprensión de cómo suelen suceder las cosas. Este tipo de escenas

son las de recibimiento y envío de mensajes, reacción ante una incursión enemiga,

ataques, devastaciones, etc. Su carácter estereotipado permite que los cronistas puedan

inventarlas a su conveniencia, como es el caso de la cabalgada de Fernán González

contra los moros al final de su vida para enaltecer su figura (PCG, cap. 728), o las

adiciones de VC sobre los regresos triunfales (Fernández-Ordóñez 1993: 168). Además,

estas situaciones son tan típicas que los cronistas no acceden a saltarse uno de los pasos

acostumbrados. Por ejemplo, si el Toledano (V, 12, 2) dice: “contra castellanos

exercitum direxerunt”, literalmente ‘enviaron un ejército contra los castellanos’, la

crónica deduce automáticamente que debe haber existido una previa reunión de dicho

ejército por lo que traduce: “llegaron su hueste muy grand et vinieron a tierra de

Castilla” (p. 424b17).

Por esa razón, estos modelos como el de la devastación son aptos para las

traducciones amplificadas. El Toledano comenta “et stragibus et incursibus urbes et loca

14
Por esa razón es difícil admitir una consulta puntual antes de Fernando I. Habría que cerciorarse de que
no se base para algunas lecturas en una traducción glosada del Toledano (cf. Catalán 2005). La perfección
compilatoria del ms. Ss asombra hasta el punto de que en ocasiones parece colacionar con la Versión
concisa o la amplificada. Cuando todos los mss. hermanos de la CVR incurren en una laguna saltándose
deliberadamente para abreviar un trozo de la narración de la batalla de Hacinas (pp. 402b27-403b26) hasta
el comienzo del fol. 61v del códice E2, el ms. Ss suple esta laguna y junto con el ms. K también la del cap.
747, omitido en todos los mss. restantes de la CVR (Fernández-Ordóñez 1993).
Gallecie vastaverunt” (V, 11), i.e., ‘y con estragos e incursiones las ciudades y los

lugares de Galicia devastaron’. Sin embargo, la Estoria de España se permite añadir

más acciones15 contempladas en el horizonte de expectativas del modelo cognitivo y

resolver algunas de las incógnitas que suscita como qué oposición encuentran y hasta

dónde llegan los saqueadores: “entraron por la tierra corriendola, et destruyendo et

estragando quanto fallavan, ca nin les fincauan las pueblas menores nin las villas

mayores que todo lo non prisiessen et lo non destruyesen” (PCG, p. 425b4-9). Este

modelo de devastación le permite amplificar sin necesidad de escatimar en

subordinadas, y si alguna coincide con algún término procedente del Toledano o del

Tudense, no es necesario entender que se haya producido una traducción directa.

De manera que en algunos casos las coincidencias lingüísticas con las fuentes

pueden estar fundadas, no siempre en la mera poligénesis o el azar 16, sino en compartir

las mismas presuposiciones contextuales y los mismos modelos formulares expresivos.

Por ejemplo, si don Gonzalo, señor de la “Estremadura de León” pretende rebelarse

contra Sancho I el Gordo y luego quiere una conciliación con el rey, como dice la fuente

latina, puede deducirse que ha habido algún tipo de mensaje entre ambos. Por ello, la

PCG afirma “enuio rogar al rrey don Sancho quel perdonasse” (p. 423b19). Sin embargo,

podría pensarse que ese “enuio” corresponde al ablativo absoluto del Tudense (IV, 3445)

“missis nunciis”, literalmente ‘siendo enviados los mensajeros’, aunque en este caso

creo que se ajusta más a una situación estereotipada que a una traducción directa de ese

ablativo. Hay, pues, más deducciones de las que parece, y ejemplos que parecen retratar

la fuente no son tales.


15
Badía señala la proliferación de verbos en las traducciones alfonsíes donde la fuente latina emplea
algún complemento del predicado.
16
Fernández-Ordóñez prefiere entenderlo como fruto de la casualidad: “[...] es difícil descartar la
hipótesis de que la ausencia de estos comentarios [glosas de PCG] en la Versión crítica no sea mero fruto
de su abreviación de la Estoria de España, resultando, en ese supuesto, casual su coincidencia con las
fuentes y, por tanto, irrelevante al objeto de probar la antigüedad de la Versión” (Fernández-Ordóñez
1993: 192 n. 152).
2. NARRACIÓN CRONÍSTICA DE LA MATERIA ÉPICA

2.1. El Fernán González

En el comentario de la parte cronística del Fernán González voy a destacar dos

aspectos: los cambios cronológicos y los paralelos con la historia del Cid. La CVR

pospone quince años las hazañas del conde Fernán González respecto de la cronología

de PCG17, retrasándolas hasta el 2º año de Ordoño III, ya que pretende que el Almanzor,

con el que se enfrenta Fernán González, sea el mismo que ostenta la dignidad de hagib

poco después. Con ello evita referirse a dos Almanzores como había resuelto la PCG.

Estos arreglos no son infrecuentes en la Versión crítica con idea de ofrecer un texto más

coherente. El relato épico de Bernardo del Carpio también se condensa temporalmente,

posponiendo episodios en el reinado de Alfonso II, y adelantando otros en el de Alfonso

III.

Los caballeros del conde (Nuño Laín) no hacen más que quejarse de ser como

guerreros infernales que no descansan nunca. Esa alucinación de la “serpiente

sangrienta” en Hacinas es justamente un símbolo del temor a combatir de los cristianos.

La PCG –pero no CVR– habla de los “sosannos” o ‘desprecios’ del conde 18 (p. 416a19;

sossanos T) a los castellanos, quienes pretenden evitar el enfrentamiento, hasta que

Fernán González los persuade recordándoles el honor de sus antepasados en la dura

lucha contra los musulmanes y la mala fama que dejarán a sus descendientes. Esto

contrasta abiertamente con el apoyo constante de la mesnada al Cid19 y con la actividad


17
Esto trae como consecuencia el corrimiento simultáneo de las sincronías papales e imperiales, y
también ocupar ese lapso de tiempo con acontecimientos del reinado de Ramiro II como las revueltas de
condes y la repoblación llevada a cabo por el rey leonés, de tal forma que se toman noticias posteriores
para ocupar ese intervalo de tiempo ampliado en la CVR (Lib. I, cap. 3).
18
También don Remont, el conde de Barcelona, “sosañaba” en el Cantar de mio Cid a los que le traían
los manjares en cautividad.
19
En el personaje de Fernán González destaca su carácter de guerrero invicto, como el Cid, aunque al
contrario de Rodrigo, Fernán González sufre dos prisiones. El conde Fernán González pretende conceder
de Álvar Fáñez como estratega. En la batalla de Hacinas la estrategia la marca San

Millán en su aparición al conde dividiendo el ejército en tres grupos20; de hecho, las

donaciones a S. Millán son históricas (Keller 1955: 252). Estas profecías y milagros

refuerzan el carácter legendario, pero también religioso vinculado a la reconquista

(Casalduero).

Las escenas de liberación del conde por la inteligente doña Sancha tienen

algunos puntos en común con las de don Remont Berenguer en el Cantar, ya que en

ambas situaciones se dan condiciones previas. En el caso de don Remont, el Cid lo

libera cuando deja la huelga de hambre, y en el de Fernán González cuando acepta ser

esposo de doña Sancha, esto es, de la hija de su enemigo el rey de Navarra, García el

Tembloso. En ese encarcelamiento resuena también el eco de las palabras del Cid al

conde de Barcelona, cuando Fernán González se consuela con doña Sancha, admitiendo

que la prisión es cosa por la que pasan reyes y grandes hombres (PCG, p. 420a44). En la

prisión de León, la condesa en hábito de romera intercambia su vestimenta con el

conde, pero la PCG –y no la CVR– hace más creíble la escena, haciendo que doña

Sancha hable detrás del conde cuando se dirige al carcelero para que le abra la puerta21.

2.2. La condesa traidora

En el relato de la condesa traidora, doña Sancha, la esposa del segundo conde de

Castilla, García Fernández, representa la inversión de las virtudes de su suegra, la doña

Sancha del Fernán González22. Aquélla es tan mala que primero mata a su padre, el

conde francés que huye con doña Argentina, la primera mujer del conde García

al arcipreste una “heredad” en Castilla si le ayuda en su huida. El conde también manda acorro (404a35-
b1).
20
La estructura tripartita como plan preconcebido y la presencia del número tres (Keller 1957).
21
La condesa trata de excusar el castigo del rey Sancho I de León por esta liberación, recordándole el
parentesco con sus hijos, que son primos. Este dato genealógico está ausente de la PCG (que se limita a
recalcar el “debdo” que se tiene), pero lo reflejan la CVR y la Crónica de 1344. La liberación de Cirueña
se refiere en la Crónica najerense (ed. Estévez Sola 2003: 143).
22
Ella representa un modelo de lealtad frente a su tía, la malvada doña Teresa (Casalduero).
Fernández, con tal de hacerse condesa de Castilla; después facilita también la muerte del

conde por alimentar mal al caballo, y finalmente es descubierta por su hijo, Sancho

García, que le hace beber la copa con la que pretendía envenenarlo para poder

entregarse en los brazos de Almanzor –observen el detalle de que es tan malvada que se

quiere ir con los moros–.

Este cuento misógino no aparece en la CVR, salvo en la parte final del

envenenamiento frustrado de Sancho García, donde añade la curiosa anécdota de que

por esa razón se adoptó en Castilla la costumbre de dar de beber primero a las damas.

Las dos partes anteriores referidas a su padre, García Fernández, son omitidas en CVR

por no darles crédito al no adecuarse a la noticia del Toledano (V, 2) sobre la muerte de

este conde en batalla, que además había consignado previamente (PCG, p. 421b)23.

2.3. Los Siete Infantes de Lara

La Leyenda de los Siete Infantes de Lara experimenta también cambios

significativos en la versión de la CVR. Por lo pronto, la leyenda se atrasa

cronológicamente hasta situarse en el reinado de Vermudo II; también se constatan

omisiones narrativas, supresiones de detalles poéticos, reducción de diálogos, y sobre

todo, observaciones sobre la verosimilitud de la narración. En la pendencia del tablado

de la glera de Burgos la crónica alude a los juglares con la expresión “dizen que lo

mato” en referencia a la muerte del ufano Álvar Sánchez por un puñetazo del menor de

los infantes, Gonzalo González. Ahora bien, esa violencia extrema es lo que

precisamente justifica para Ruy Velázquez su traición. Este personaje representa una
23
En mi opinión, el milagro del caballero devoto no tiene relación con el relato sobre las malas mujeres
de Garcí Fernández. Ese milagro podría estar relacionado con la conservación de la sepultura del conde
en Cardeña, ya que se refiere también el martirio de los monjes “seyendo el fuera de la tierra en demanda
de aquella su muger” (p. 429a17). Sin embargo, es más probable que se inspire en la tradición arlantina
por el tema del escudero en la puerta de la ermita que es testigo de que el caballero no había ido a pelear
al Vado de Cascajares. También el tema del puerco montés que permite al héroe descubrir una gruta
sagrada lo encontramos en el reinado de Sancho III el Mayor. Así se explican las donaciones a San
Antolín de Palencia, y la repoblación de esta ciudad, que según la leyenda, estaba yerma.
especie de anti-Cid, pues no carece del enorme poder de convocatoria del héroe

burgalés por ser “bienandant” en las huestes, pese a que, por el contrario, no escatima

malas artes, astucias y maldades. Se trata del hipócrita señor de la guerra que busca su

conveniencia, entendiéndose tanto con moros –llama por amigo a Almanzor– como con

cristianos. Promete también ayudar a los infantes como el Cid a Minaya en su algara por

el valle del Henares, pero todo resulta ser falso.

2.4. El infant García

Hasta ahora hemos visto que la CVR omitía la alusión específica a su fuente, o

simplemente se contentaba con decir: “fallamos en otro lugar”; pero al prosificar el

“romanz” del infant García introduce un contraste entre la versión erudita del Toledano

y la épica, al igual que la PCG (p. 471a32), sobre esta traición leonesa de los Vela. En

cualquier caso, la CVR conserva más detalles24 de la fuente juglaresca que la PCG

como, por ejemplo, la intervención de Nuño Rodríguez, ante quien conducen al infante

y que participó históricamente en la traición. La PCG, de acuerdo con el Toledano y la

Crónica Najerense (ed. Estévez Sola 2003: 153), sólo menciona a Roy Vela, padrino de

bautismo del infante, quien le habría infligido las primeras heridas.

Al final de la leyenda, la CVR vuelve a usar la expresión “algunos dizen”

cuando alude a que echaron el cadáver del infante por la muralla para que lo recogiera

Sancho el Mayor y lo llevara al monasterio de Oña; aunque matiza: “mas esto non

semeia cosa de creer”, fórmula que volverá a emplear más adelante cuando algunos

pormenores de las fuentes épicas no le convenzan. A causa de esta reticencia, nos ahorra

el espeluznante relato del ensañamiento de doña Sancha, prometida del infante

asesinado, en Fernant Flaynez, uno de los traidores, que la PCG refiere.

24
La CVR pasa a DI el diálogo de Yennego Vela con el infant en su recibimiento en León y también el
consejo de traición de los Vela. Sin embargo, la PCG trae en DI el diálogo de doña Sancha sobre su
venganza y el diálogo con Sancho el Mayor que en CVR aparece en DD.
3. ASPECTOS IDEOLÓGICOS

La datación de la Versión crítica durante la sublevación del infante don Sancho

(1282-1284) se ha relacionado con el aumento perceptible de alusiones a la traición con

respecto al texto de la PCG y la defensa de una ideología monárquica contraria a la

partición de los reinos25. En efecto, la CVR añade una advertencia sobre los traidores

que se alzan con la tierra (106b) relacionado con el Fernán González, y también juzga

ilegal el alzamiento del conde por los ricos hombres sin el consentimiento del monarca

(CVR, p. 83a). Se suprimen las amenazas y desafíos de Bernardo al rey para preservar

la dignidad regia, lo cual supone para Fernández-Ordóñez 2000 una radicalización

ideológica. Sin embargo, la CVR omite el comentario sobre el suplicio de los Vela:

“commo a traydores que mataran a su señor” (PCG, p. 472a39), y tampoco consigna la

nota de PCG en el resumen de historia aragonesa sobre el encastillamiento de los

señores para ejercer presión sobre la autoridad regia (p. 477a10-20).

Ahora bien, el fundamento ideológico de esta argumentación se encuentra en un

texto interpolado (ms. Ss, fol. 66v) en el “planto por España” del Toledano, que explica

la invasión árabe como consecuencia de la fuerza de la sangre de los godos (de la que

tenemos algunos ejemplos en el Sancho II) que los llevaba a cometer regicidios y

usurpaciones como la del infante don Sancho a su padre Alfonso X:

El infante don Garçia tomo el rregno por fuerça a su padre el rrey don Alfonso el

Magno. Al rrey don Sancho matol Velit Adolfes a trayçion siendo su vasallo. Al rrey

don Alfonso, fijo del rrey don Fernando el que gano Seuilla, tolliol el rregno su fijo el

25
Si la Versión crítica se hubiese redactado entre 1282-1284 no tendría sentido la agudización de esta
ideología, comprobable, entre otras cosas, en la conservación del Cantar de las particiones de Fernando I,
ya que Alfonso X pretendía repartir los reinos de Murcia y Jaén a sus nietos los infantes de la Cerda, y
darle Sevilla y el Algarbe a su hijo don Juan, como puede comprobarse en el testamento.
infante don Sancho: alçaronse con don Sancho todos los del rregno e ajuramentaronse

contra el rrey para prenderle e echarle de la tierra, mas ayudole Dios e los de Seuilla e el

rrey Abenenjufal de los abonmarines a ese rrey don Alfonso, asy commo adelante lo

diremos en su lugar (ms. Ss, fol. 66v).

Tal alusión no es aceptable en los reinados posteriores, ya que su tono coincide

con documentos del final del reinado como la sentencia de Alfonso X contra el infante

don Sancho, en la que le deshereda del reino.

A pesar de todo, en esa interpolación hay indicios lingüísticos que no apoyan

una factura alfonsí. El verbo ajuramentarse referido a los confederados con don Sancho

no se documenta en la obra de Alfonso X. El verbo alfonsí es jurarse (“a Viterigo

mataron unos, que se yuraron *contra ell, o seye comiendo”, p. 314a49-b1), mientras que

el derivado pronominal de “juramento” no se documenta hasta el s. XV. Otro aspecto

problemático del pasaje es la alusión a “Abeneniufal de los abonmarines”. Se trata del

sultán benimerín Abū Yūsuf. Desde luego, la mala transliteración de un nombre árabe

no es infrecuente en un códice castellano, pero lo que asombra encontrar es el

patronímico de la dinastía reinante en Marruecos: los benimerines o de Benamarín. Ese

patronímico no aparece en la documentación castellana tanto cronística como

diplomática hasta el s. XIV. En la Crónica de Alfonso XI parece que se generaliza

acompañado de una pertinente explicación sobre el origen del linaje de los benimerines.

Hasta ese momento al sultán benimerín se le conoce como “rey o señor de Marruecos o

de allend mar”, e incluso “señor de Salé” (Cantiga 169, v. 53; ed. Mettmann 1981, I:

560-62), pero nunca se le menciona o se le identifica con el nombre de su dinastía. Por

tanto, el usus scribiendi tanto cancilleresco como cronístico no avala la posibilidad de

que “Abeneniufal de los abonmarines” (ms. Ss)26 fuese redactado en las postrimerías del

26
“Abêyuçaf dos abenmariis” (Crónica de 1404; apud Catalán 1997: 170).
reinado de don Alfonso, porque ni él ni sus sucesores hasta Alfonso XI emplean el

patronímico como título del rey de Marruecos27.

Un último aspecto que interesa señalar en la cita del ms. Ss es la circunstancia de

que se abordarán más adelante en la estoria los casos mencionados de regicidio y

usurpación. No tenemos constancia de que Alfonso X pretendiese historiar su reinado

hasta esa sublevación. En el prólogo de la General estoria VI se declara abiertamente

que llegará “fasta el tiempo que yo comence a regnar” (fol. 166r). De manera que el

redactor de la interpolación de Ss debía estar pensando en continuar la historia tomando

como base cualquiera de los extractos del reinado de Alfonso X que habían proliferado

a partir de la redacción de su crónica, empezando por la misma Crónica de 1344 que

contiene una actualización del reinado de Alfonso el Sabio y de sus sucesores. Además,

el tiempo de la interpolación no tiene el carácter de actualización de la de Bamba

(Catalán 1997: 139), ya que es pretérito sin la adición de ningún tipo de adverbio como

“agora” que nos la relacione con la época de composición. Creo ser mera suposición la

interpretación de ese texto desde una perspectiva durativa, y esperanzada en el final de

la rebelión. Se adiciona este caso como algo ya concluido, y excepcional en cuanto a

que no triunfa por completo la usurpación. Además, resulta difícil imaginarse una

reelaboración de la Estoria de España por parte de un rey acorralado y en estado de

senilidad, como se deduce del abandono de todos sus allegados y colaboradores

políticos, a excepción de unos pocos refugiados en Sevilla.

27
El Poema de Fernán González nos habla de los benimerines que recluta Almanzor para la batalla de
Hacinas, incurriendo naturalmente en un estrepitoso anacronismo. Ahora bien, el verso está corrupto y
necesita enmienda, pues se lee literalmente “venien los almofares (> almohades) e los aves marinos (>
abenmarinos)”. La Estoria de España, pese a que refleja el nombre de los almohades, nada dice de los
benimerines. Tenemos que irnos hasta la Crónica de 1344, que prosifica por su cuenta el Poema
introduciendo los episodios de las mocedades del héroe (Avalle-Arce 1972) y el romancístico del vado de
Carrión, para leer allí “marinos, marines, marinís o maris” y también en esta forma parece aludirse a los
benimerines en la Crónica particular del Cid, aunque podría referirse con un neologismo a “los moros
dallend mar”. Conviene, pues, investigar “moros marinos” como deformación de “almorávides” o como
adjetivo equivalente a “moros dallend mar”. Es posible que la Crónica de 1344 tuviese en cuenta el cantar
juglaresco, de cuya etapa primitiva nos da noticias Berceo, donde es más patente el tono caballeresco que
el hagiográfico del Poema de Arlanza (Avalle-Arce 1972).
CONCLUSIONES

Hemos procurado matizar el carácter de abreviación que suele imputarse a la

CVR con datos lingüísticos que demuestran su empleo regular28 de binomios y otros

procedimientos de amplificación. Esto unido a peculiares tendencias sintácticas y

léxicas nos lleva a pensar que en principio arregla con fuerte personalidad un texto

previo, cuya cercanía al prototipo queda confirmada por la conservación de datos de las

fuentes latinas. Ahora bien, en este asunto de las fuentes latinas no se debe perder de

vista la posibilidad de que las coincidencias lingüísticas se deban a unos modelos

comunes aplicados a la descripción de situaciones estereotipadas29.

Otros factores que hemos analizado dificultan la posibilidad de que el producto

de ese arreglo sea alfonsí. En efecto, la omisión de las autoridades que sirven de fuente

historiográfica contradice la tendencia a citarlas tanto en la General estoria como en la

Estoria de España30. Tampoco encuentro lógico que la titulación oficial de Alfonso X se

redujese en una obra bajo su patrocinio. Además, la CVR parece haberse compuesto

fuera de Castilla a tenor del comentario sobre los límites del condado que defiende

Fernán González de los ataques leoneses: “que desde Pisuerga allende contra partes de

Castilla” (CVR, p. 83a; ms. N, fol. 3v), mientras que la PCG se expresa desde el punto

de vista castellano: “que de Pisuerga a aca” (PCG, p. 390a37-43)31.


28
Fernández-Ordóñez 1993: 86 n. 50 recoge uno de estos dobletes en la Versión crítica sin darle
importancia.
29
Esta posibilidad descarta en muchos casos la poligénesis o la mera casualidad.
30
En ocasiones expresa dudas también, pero lo habitual es omitir opiniones discrepantes del Tudense, y
con ello ahorrarse las dudas.
31
La traducción conjunta del pasaje del Toledano es como sigue (la primera parte del corchete contiene la
traducción de PCG y la segunda la del ms. N de CVR): “Ex quo iste suscepit sue patrie comitatum [et
pues Fernand Gonçalez fue cuende / E después que el fue conde], cessauerunt reges Asturiarum
[quedaron los reyes de Leon] insolescere [de fazer ... los tuertos et las grauezas que solien / de fazer ... los
tuertos e los agrauiamientos que solien] in Castellam [a Castilla / idem] {strenuitate enim sua eorum
insultibus resistebat > ca los refreno el de guisa por so atrevimiento et so esfuerço} et a flumine Pisorica
[que de Pisuerga a aca / que desde Pisuerga a allende contra partes de Castilla] nichil amplius
uendicauerunt [non pudieron nin osaron fazerle pesar ninguno]” (DRH, V, 234-37).
Por otro lado, la CVR presenta algunos rasgos que apoyarían su origen clerical:

adiciones moralizadoras sobre la codicia donde la PCG habla de “obediencia” o afán de

poder (pp. 465b12, 466a49), y censura de algunas alusiones sexuales, recogidas en PCG,

como la de doña Sancha en el Fernán González (“diziendol que el caballo trauado

nunqua bien podie fazer fijos”, p. 421a1) y la del menor de los infantes de Lara

bañándose semidesnudo con intención de exhibirse delante de la arpía doña Lambra. En

realidad, la omisión deliberada de detalles poéticos en la CVR confirma su incredulidad

respecto de las fuentes juglarescas, pero no tenemos constancia de este rechazo en la

obra de Alfonso X, para quien las narraciones épicas amenizaban el relato y tenían una

función de ejemplaridad moral, quizá por encima de su valor historiográfico32.

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32
La Estoria de España desautoriza a los cantares franceses sobre las conquistas de Carlomagno en
España, excepto las de Cataluña, “et lo al que chufan ende non es de creer” (PCG, p. 356a8).
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