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URABÁ Y EL SINDICALISMO ASESINADO

Ensayo

Presentado por
LUIS FERNANDO PALOMEQUE ASPRILLA
VIII semestre

Presentado a
LUCINA RENTERIA

UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA – Sede Apartidó


FACULTAD DE DERECHO
2018

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URABÁ Y EL SINDICALISMO ASESINADO
Ensayo

Introducción

El movimiento sindical y los sindicatos de colombia durante mucho tiempo han


sufrido un verdadero genocidio en los últimos 30 años, esto debido a su participación directa
en una lucha por el poder lo que en otras latitudes habría sido perfectamente normal pero
todo ocurrió en medio de un largo siclo de violencia que aún no ha terminado: en la actualidad
van 3.127 sindicalistas asesinados y en el 2017 fueron asesinados 37 sindicalistas y en lo que
va corrido del año 2018 ya se registran 12 sindicalistas asesinados.

Esto demuestra que en Colombia ser líder sindical es quizás una de las labores más
riesgosa y complicada, los líderes sindicalista a pesar de gozar de la protección de la
legislación colombiana, el estado es poco lo que hace para salvaguardar la integridad humana,
antes pareciera que el mismo Estado quien es el llamado a protegerlos es quien los persigue,
esto se debe a que estamos en un país donde don le va mejor al que calla y sufren los
atropellos sin decir nada, aquellas persona que se atrevieron a denunciar están muertas,
desaparecidas y otros están huyendo desconociendo que todas estas personas que hacen parte
de una organización sindical, de una u otra forma han contribuido al cambio social y
económico de un país que está inmerso en la corrupción y la impunidad (Castro, A., 2015).

Hablar de aquellas personas que piensan diferente a una mayoría o mejor a una
minoría nos encontramos con una clase política que aprovecha el poder y las artimañas para
silenciar al pueblo, una clase que siempre ha querido gobernar bajo sus propias leyes,
políticas y creencias, que no les importa pasar por encima de nadie con tal de lograr sus
propios objetivos.

Por tal razón lo que se busca con este escrito es contarle al pueblo colombiano la
verdad de lo que se ha vivido el movimiento sindical en el país donde cada día son menos

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los trabajadores sindicalizados es por ello que hoy podemos identificar tres grandes
momentos de nuestra historia de violencia ligada al movimiento sindical:
1. Comienzos de los años 80 hasta la promulgación de la constitución de 1991.
2. Del año 1991 hasta la primera posesión del presidente Álvaro Uribe.
3. De 2002 hasta el día de hoy.

Este texto describe el contexto histórico dentro del cual se ha producido semejante
catástrofe en contra del movimiento sindical y que para tratar de frenar los atropellos en
contra de los líderes sindicales, sociales y políticos, se debe pensar en un gobierno que
propugne por la plena vigilancia de los derechos humanos y el ejercicio de la acción sindical
con garantías.

La crisis de la seguridad ciudadana ha generado una desmotivación de la labor


sindical y la reducción de esta a los aspectos económicos o garantías laborales, perdiendo
otra de sus mayores fuerzas, la lectura de la sociedad y la referencia de otros horizontes
(.Cure, M., 2016).

Por tal razón en este ensayo mostraremos como el asesinato, el hostigamiento, la


intimidación y las agresiones violentas a los sindicatos y a los derechos fundamentales de sus
afiliados están dirigida también a ser una política de desmotivación a las nuevas generaciones
para participar de estos procesos de sindicalización de toda la clase trabajadora del país.

EL SINDICALISMO: Un escenario de terror

En Colombia la labor sindical ha estado siempre amenazada y fundamentalmente se


puede reconocer que ha sido por cuestiones políticas en indagaciones sobre la parapolítica y
en el seguimiento al conflicto armado, la Corporación Nuevo Arco Iris percibió que el mayor
número de asesinatos de sindicalistas se estaba presentando con respecto a aquellas personas
que tomaban el liderazgo frente a la situación social que estaba atravesando el país, y dejando
implicados a paramilitares, empresarios y agentes del Estado (Valencia L; Celis J, 2012).

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A comienzo de los años 80, en
medio de una marcada inconformidad
con las políticas económicas y sociales y
del autoritarismo y violación de los
derechos humanos bajo el gobierno de
Turbay Ayala, sectores del movimiento
sindical se dieron a la tarea de reivindicar
una ampliación de la democracia y se articularon estratégicamente con organizaciones de
izquierda, que planteaban tesis políticas con las que se identificaban. De manera particular
habría que mencionar la conducción casi hegemónica que aplicaba el Partido Comunista
sobre la Confederación Sindical del Trabajadores de Colombia (CSTC), mientras tanto otras
agrupaciones de izquierda militaban en lo que se denominaba el sindicalismo no confederado,
y era muy importante su presencia política en las organizaciones sindicales de mayor
importancia: magisterio, trabajadores del Estado y sector energético (Castro, A., 2015).

Con el inicio de la administración del presidente Belisario Betancur y los intentos de


reformas para modernizar el Estado, ampliar la democracia, garantizar los derechos
ciudadanos e integrar regiones a la vida nacional, se abrió una nueva arena política, que
permite explicar la criminalidad y la violencia contra el movimiento sindical en esa década,
la violencia y criminalidad contra los sindicalistas en los 80 surgió debido a su participación
política, pero además por la disputa de hegemonías locales que se abrieron gracias a la más
importante reforma política de la década: la elección popular de alcaldes. En medio de tal
dinámica política, se encontraría la explicación de esa violencia.

La década de los 80 estuvo marcada por la irrupción de fuerzas sociales y políticas


que propugnaban por la modernización del país. Las más importantes fueron el Nuevo
Liberalismo y la Unión Patriótica (UP), esta última piloteada por el Partido Comunista en
asocio con unas FARC en "tregua" porque como dice Valencia L; Celis J. (2012), las
“comillas obedecen a la constatación de que las FARC aprovecharon la oportunidad para

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ampliar su presencia, formar a sus mandos y equiparse para la ejecución de su Plan
Estratégico”.

Frente al intento de ampliar la democracia, se desató un movimiento de negación de


esas reformas, en medio de disputas por los poderes locales surgidos en las nuevas dinámicas
generadas por la elección popular de alcaldes. Estas disputas tomaron formas violentas y
afectaron a los sindicalistas que participaban de manera activa en la UP y en otras
agrupaciones políticas, y que pugnaban abiertamente por el poder local.

Merecen mención especial los procesos regionales donde la violencia contra el


sindicalismo fue particularmente intensa, como en Urabá y el Magdalena Medio. Este
fenómeno se explica en parte por la articulación entre disputas por el poder local y una lógica
de lucha contra las guerrillas que asociaba la acción sindical con la "combinación de todas
las formas de lucha".

Es obvio que nada justifica el crimen y la violencia sufridos por personas que ejercían
la acción sindical y política, y que las afinidades y articulaciones con organizaciones
guerrilleras debían ser judicializadas cuando se incurriera en delitos contra sindicalistas en la
década de los 80 buscó frenar la participación de terceras fuerzas en la disputa por el poder
local. A aquellos sectores sindicales que eran vistos como aliados de la guerrilla, se les
enfrentó como enemigos de guerra, con prácticas ilegales donde participaron activamente
agentes del Estado en alianzas con mafiosos y élites políticas locales (Mejia, 2005. (Mejia,
2005)

En los últimos 30 años, cerca de 3.127 trabajadores sindicalizados colombianos, de


diferentes sectores económicos, han sido asesinados, y más de 8000 han sufrido todo tipo de
agresiones (intentos de homicidio, secuestros, torturas, amenazas, desapariciones), hasta el
punto que muchos libros que hablan acerca de los movimientos sociales toman como
referencia estas cifras para explicar las violaciones de los derechos sufridas por diferentes
movimientos sociales alrededor del mundo (Valencia L; Celis J, 2012).

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El sindicalismo asegura que la protesta laboral, ha sido víctima de esta macabra
persecución por parte del Estado colombiano, quien por su parte, lo desmiente, y atribuye
esta persecución a los vínculos de los sindicatos con las guerrillas. Ambas explicaciones son
incompletas e irresponsables, existen intereses políticos de por medio (Campuzano, 2011).
Es importante aclararle a los lectores de este documento ciertos términos para entrar
en contexto y desarrollar la discusión: el sindicalismo es producto de la Revolución
industrial; y puede ser definido como una asociación o agrupación formada para la defensa
de los intereses económicos y laborales de un grupo de trabajadores asalariados”. Parecería
una labor fácil y sin riesgos, como lo es en una mayoría de países, lamentablemente no
podemos decir lo mismo de nuestro país Colombia, ya que nuestro país es calificado como
el país más peligroso para ejercer el sindicalismo, y no es solo un calificativo en vano; por el
contrario, es muy cierto, en Colombia se cometen muchas injusticias con los sindicalistas.

En nuestro país, según investigaciones, se cometen el 60% de los asesinatos de


sindicalistas que se presentan en todo el mundo, esto es una violencia histórica, estructural,
sistemática y selectiva que se convirtió en pauta de comportamiento del Estado colombiano:
esta violencia deja por lo menos desde 1986, 2.778 sindicalistas asesinados, 196
desapariciones forzadas y más de 11.096 hechos de violencia, que constituyen un genocidio
contra el movimiento sindical colombiano." Con esas alarmantes cifras surgen muchos
interrogantes ¿cómo es eso posible? Teniendo en cuenta que el trabajador sindicalista solo
busca mejorar sus condiciones laborales, un movimiento legítimo que busca el mejoramiento
y de la explotación del trabajador que tanto hablaba Marx (Anzola, s. f.)

El carácter restringido de la democracia colombiana se entiende no solo a partir de la


incapacidad del Estado para garantizar los derechos y la participación de los ciudadanos o
para proteger a grupos sociales vulnerables, como los grupos sindicales que se mencionaran
a medida del desarrollo de este documento, las anteriores afirmaciones también obedecen a
la afirmación de los autores” nuestra investigación no parte del derecho de las categorías del
derecho positivo, orientadas a formular imputación de penas individuales”... “sino de las
ciencias sociales y políticas, orientadas a examinar los hechos y dar explicaciones”; esta

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salvedad que hacen a pocas páginas del comienzo del libro da entender la intención real de
los autores y una manera de alarmar a implicados que aún permanecen en la impunidad.

Mediante análisis estadísticos, entrevistas a líderes sindicales fue clave para la


recopilación de la información para esclarecer los hechos y dar explicación, en un comienzo,
esos crímenes obedecieron a la acción política de líderes sindicales al lado de la guerrilla,
pero después de la Constitución de 1991, cuando el sindicalismo se “desvinculó de hecho e
ideológicamente de las guerrilla” la victimización continuó, y a veces se recrudeció. Como
fruto de la investigación, se logra identificar tres periodos de quiebre que pueden dar
explicación a la causas o causas que dieron origen a la persecución y asesinato a los
movimientos sindicales, los inicios de la victimización, durante el periodo de 1984 – 1990,
el auge, durante el año 1991 y 1997, y la estabilización de la violencia (2004 -2009)
finalizando a los acontecimientos ocurridos en la Región Caribe como algo “emblemático de
la victimización sindical”.

Además no creo que sean solo suposiciones, ya que hay testimonios de sindicalistas
en los que relatan que a sus casas han llegado la fuerza policial a hacerles allanamientos, o
detenciones, actos que tienen una total arbitrariedad, y estos actos no los hace la policía
simplemente porque le pareció, o por que quisieron, alguien les tuvo que haber dado la orden,
¿A dónde llegaremos?

“En la actualidad el derecho de huelga encuentra protección internacional en el


convenio 87 de 1948, de la OIT, incorporado a la legislación interna de Colombia mediante
la ley 26 de 1976, su contenido hace referencia a “La Libertad Sindical y a la Protección del
Derecho de Sindicato” (Javillier, J., 2001), pero como toda gran mayoría de las leyes
colombianas, e incluso las que se contemplan en la constitución de 1991, seden a intereses
particulares y dan inicio a atrocidades e impunidades, así defino lo que ha sucedido con los
movimientos sociales de este país. Ante todos estos hechos, ¿Qué métodos de defensa
podrían utilizar los sindicalistas? Si ya no solo velan por mejores condiciones laborales, sino
que corren y se esconden por la seguridad de sus vidas.

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URABÁ. Territorio de exterminio sindical

Para el análisis de los vínculos entre la victimización de trabajadores sindicalizados


y la dinámica del conflicto armado, el estudio se centró en los tres casos que presentan mayor
registro de víctimas entre 1984 y 2011, la federación colombiana de educadores Fecode, los
sindicatos de la zona de Urabá y la unión sindical de obreros (USO), especialmente del
magdalena medio.

Fecode según los datos en los que se apoya el autor en su investigación, representan
el 26,4% de los trabajadores sindicalizados del país y también representa el mayor número
de homicidios y violaciones a la vida, la integridad física y a la libertad

Entre 1977-2011 fueron asesinados, en el eje Turbo – Apartadó – Carepa -Chigorodó,


723 sindicalistas bananeros, cifra que representa el 25,2% del total de los homicidios
ocurridos durante ese periodo y el 71,5% de los sindicalistas del sector agricultura, sin
embargo existen registros de casos que ocurrieron y la tendencia de la violencia en la
subregión producto de problemas entre directivos empresariales y trabajadores bananeros,
tristes casos como el de ciénaga magdalena, que fue marcado por la violencia desde la década
de los treinta, tendencia que aún se mantiene.

Como primero, entre 1984 y 1990, está delimitado por dos importantes
acontecimientos políticos; por un lado están las conversaciones de tregua y paz por la
mayoría de los grupos guerrilleros con el gobierno del presidente Belisario Betancourt en el
año 1984, y por otro lado la elección de la asamblea de la constituyente que se celebrada en
1990, en ese periodo se presentó altos índices polarización, persecución, violencia contra
civiles no armados, periodistas, intelectuales, jueces, lideres, partidos políticos y
organizaciones sociales y sindicales, durante se crearon partidos políticos comunistas, con la
creación la CUT convergieron varios de los esfuerzos por la unidad sindical y unidades
sociales, que a su vez estaban muy influenciadas por los diálogos de paz con las guerrillas,
que aun con representación política aún continuaban delinquiendo en la clandestinidad; para

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los movimientos sociales, estos acontecimientos daban lugar para promover un cambio
constitucional que requería el país para superar el conflicto armado y los espacios de
participación (Mejía, M. A., 2005).

Como lo afirman los autores, en este periodo, los sindicatos se hicieron eco en las
consignas de los diálogos con las guerrillas, es decir las guerrillas tomaron gran parte del
crédito de las manifestaciones, elecciones locales y eventos a favor de la asamblea Nacional
Constituyente, por otra parte en nuestra, el sindicalismo de la región de Urabá fue clave en
la conquista de las alcaldías locales y un gran caudal de votos en las elecciones del congreso
a la asamblea nacional constituyente.

Al finalizar la administración de Belisario Betancourt, las negociación con las


guerrillas se deterioraron hasta tal punto que el m-19 volvió a tomar las armas y atacar el
palacio de justicia en noviembre de 1985, significo el fracaso para todos los diálogos de paz,
como consecuencia el país entro en un proceso de escalamiento del conflicto armado, los
movimientos armados como guerrillas y paramilitares se expandieron a través del territorio
nacional. Las autodefensas creadas en respuesta de las agresiones de las guerrillas,
financiados por latifundistas ganaderos y organizaciones narcotraficantes formarían las
grandes disputas por los territorios, donde el estado era débil; como en Urabá antioqueño y
magdalena medio, durante se concentró gran parte de los casos de violencia contra
trabajadores sindicalizados, y por esto es que la mayoría son asesinados, y con esos enemigo
tan grandes y poderosos que pueden hacer los sindicalistas.

Luego del año 1991, con la instalación de la asamblea nacional constituyente, se cierra
en 1997 con la creación de las autodefensas unidas de Colombia (AUC), sumado al clima
creado por la nueva constitución, la incorporación del m-19 y el EPL a la vida política legal
y el proceso de expansión del paramilitarismo tuvieron gran influencia en la violencia contra
los trabajadores sindical, especialmente en los ejes bananeros; En Urabá los asesinatos a
trabajadores bananeros sindicalizados pasaron de 53 en 1992 a 152 en el siguiente, un
acontecimiento bastante notorio fue uno que ocurrió en nuestro municipio el día 28 de enero

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de 1993, fue secuestrado y asesinado por la disidencia del EPL, Alirio Guevara,
vicepresidente de Sintrainagro.

Muchos hechos fueron ocurriendo a raíz de acusaciones o presuntas vinculaciones de


los grupos sociales con grupos de izquierda tuvo como consecuencia cerca del 60% de casos
de victimización en todos los niveles, en tan solo 6 años, enmarcados por la polarización de
las FARC, casos de lesa humanidad como falsos positivos y posibles vinculaciones del
paramilitarismo en el congreso colombiano durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe
Vélez.

Como lo había mencionado anteriormente, en el caribe colombiano, a diferencia de


lo que pasó en el Urabá Antioqueño y en el Magdalena Medio, donde se presentaron mayor
número de casos fatales, los sindicalistas eran asesinados simplemente los porque los
identificaban como colaboradores de la guerrilla o porque hacían parte del partido político
colombiano de izquierda Unión Patriótica o cualquier otro partido de izquierda.

Con toda la evidencia recolectada, puedo afirmar con seguridad, que pareciera ser que
ha existido una violencia sistemática, agresión psicológica, presión contra trabajadores, por
diferentes frentes grupos armados, incluyendo al estado colombiano, (este último se supone
que este debe ejercer el monopolio natural de la fuerza y la soberanía, garantizar la protección
de los derechos humanos de los ciudadanos del país, y más de los trabajadores
sindicalizados), pero infortunadamente, incluso como se comenta sometidos a una
persecución sistemática, perseguidos hasta con consecuencias letales, debido a la debilidad
y la presencia del estado colombiano, que hace caso omiso ante los hechos y tratando de
justificarlos diciendo que estos fueron productos de “problemas con bandas delincuenciales”,
y se hacen ajenos al problema, aunque como cabe resaltar que si existe mucha relación las
disputas territoriales de la zonas específicas anteriormente mencionadas con las cifras más
altas de homicidios.

UNA ESPERANZA INCONCLUSA. Conclusión

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Teniendo en cuenta todas las injusticias contra sindicalistas, es imposible que los
trabajadores se interesen por pertenecer a las organizaciones sindicales, y cada vez son menos
las personas pertenecientes a los sindicatos, los empresarios y el Estado están logrando su
meta, desaparecer de Colombia el sindicalismo, es por ello que el movimiento sindical debe
ir cambiando de tal modo que permita implementar metodologías en caminada en la
formación de nuevos líderes sindicales propositivos donde hay una mayor participación de
la juventud ya que estos son los llamados a hacer parte del cambio generacional del
movimiento sindical y así poder continuar con la lucha por la no explotación de la clase
trabajadora y de su familia.

Se hace necesario reforzar el movimiento sindical, aunque sea el mismo Estado quien
está en contra de él. Debido a que este responsable en gran parte de las muchas muertes de
los líderes sindicalistas, y no solo es culpable de asesinarlos o desaparecerlos por medio del
ejercito; también son culpables de llevar procesos judiciales en contra de ellos, pero son
procesos que son llevados con total arbitrariedad e injusticia porque lo que se busca es callar
las voces de aquellos líderes que le están abriendo los ojos a pueblo para que no sigamos
cayendo en las mentiras de una clase social que hoy ejerce el poder de la manera que más les
conviene y que siempre han estado en contra del movimiento sindical, de quienes solo buscan
mejorar las condiciones laborales y la reducción de la pobreza en un país que es rico, donde
la riqueza está repartida en una minoría (Castro, A., 2015).

Para concluir, la violencia ocurrida en nuestro país en contra de los trabajadores


sindicalizados, obedece a una intención de erradicar toda idea política y social que vaya en
contra de la burocracia del país, ideas que son mal vistas en América latina. Las familias del
poder de nuestro país siempre han querido acabar con el movimiento sindical porque lo ven
como una amenaza y no como aliados estratégicos para lograr un equilibrio social,
económico y política donde haya mayor participación del pueblo en la toma de daciones en
tono a todo lo que se mueve al interior del país.

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La clase obrera ha hecho parte del cambio del mundo laboral sin desconocer en gran
aporte echo por empresarios a pesar de que estos y el gobierno son los opositores numero de
los sindicatos, los empresario se preocupan más por la explotación a cualquier costo que por
mejorar las condiciones laborales de sus subordinados en este escrito se puede evidenciar que
a pesar de la intervención de organizaciones internacionales de derechos humanos que a
diario están mirando para nuestro país se ha mitigado un poco los atropellos contra los
trabajadores sindicalizados y gracias a las denuncias realizadas por estos se a lo grado ver
una disminución de los asesinatos pero la actividad sindical sigue siendo supremamente
peligrosa en nuestro país (Castro, A., 2015).

En algo que concuerdo con los autores que han abordado el tema y es que el escenario
actual, con el proceso de paz en vigencia y la justicia especial para la paz (JEP), es el
momento para esclarecer los hechos y reparar las víctimas. Una oportunidad para todos, y un
tiempo para que los procesos sindicales se afirmen como alternativa social a la explotación
generadora de inequidad en que vivimos.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Anzola, L. (s. f.). El desplome colombiano-análisis de las relaciones estado, economía y


sociedad.
http://cmap.upb.edu.co/rid=1144355740031_258427316_726/DesplomeColombian
oLibardoSarmiento.doc.

Campuzano, L. (2011). El gran fraude: ¿violencia antisindical en Colombia?: historia de la


conspiración contra el TLC. Fundación Centro de Pensamiento Primero Colombia.

Castro, A. (2015). La violencia contra el sindicalismo en Colombia 2002-2006: un análisis


sociológico del discurso a partir del periódico El Tiempo (Doctoral dissertation,
Sociología). Disponible en http://200.24.17.74:8080/jspui/handle/fcsh/286

Cure, M. F. (2016). Acciones sindicales frente al pacto global y las nuevas formas laborales
en Colombia. Disponible en http://repository.lasalle.edu.co/handle/10185/18527

Javillier, J. (2001). Las normas internacionales del trabajo. Organización Internacional del
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Mejia, M. A. (2005). El sindicalismo en Colombia. Bogotá: NOMOS S.A.

Valencia L; Celis J. (2012). Sindicalismo asesinado. Medellin: Random House Mondadori


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Zúñiga, M. (2012). El declive del sindicalismo en Colombia y sus consecuencias frente al


conflicto colectivo. Revista de Derecho.
https://razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/1746-
violencia-contra-el-sindicalismo-en-colombia-una-larga-y-triste-historia.html

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