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INCOSTITUCIONALIDAD DE LEYES, REGLAMENTOS Y DISPOSICIONES DE CARÁCTER

GENERAL

BASE NORMATIVO Y CONCEPTOS GENERALES

En los artículos 267 de la CPRG y 133 de la LAEPyC se encuentra positivado, en el ámbito


guatemalteco, el instrumento procesal que tiene por propósito instar el control directo, abstracto y
reparador de constitucionalidad, sobre las normas infra-constitucionales que conforman el ordenamiento
jurídico: “las acciones en contra de leyes, reglamentos o disposiciones de carácter general que
contengan vicio parcial o total de inconstitucionalidad, se plantearan directamente ante el Tribunal o
Corte de Constitucionalidad”. Se superó la connotación de recurso que se le atribuía anteriormente.

A través de dicho mecanismo se patentiza la misión de la Corte de Constitucionalidad como interprete


máximo y definitivo del contenido de la Carta Magna, pues a ella compete con exclusividad el
conocimiento de este tipo de planteamientos.

Es importante destacar que el análisis confrontativo que esta figura demanda, a efecto de determinar si
existe desavenencia entre la Constitución y la ley, reglamento o disposición de carácter general
cuestionados, debe desarrollarse a partir de premisas argumentativas que conduzcan a establecer de
forma concluyente si la normativa impugnada se encuadra o no en el marco de la constitucionalidad, al
margen de las motivaciones de orden político que hayan impulsado a la autoridad de que se trate para
emitirla.

Mynor Pinto Acevedo refiere: el análisis para establecer la incompatibilidad entre la ley y la Constitución
debe ser eminentemente jurídico, sin substituir el criterio del legislador sobre la oportunidad o
conveniencia de las decisiones tomadas, las que por el principio de legitimidad democrática de la ley su
constitucionalidad se presume iuris tantum.

Ahora bien, conviene matizar que esto no quiere decir que el examen de constitucionalidad pueda
considere asépticamente desprovisto de componente políticos, culturales, sociales, económicos, etc.,
pues la propia Carta Magna está impregnada de los mismo, dado que su contenido invoca una serie de
principios y valores con alcances heterogéneos; y de igual manera es lógico que estos se hallen
inmersos en la diversidad de materias y áreas de la convivencia social que pueden ser objeto de
regulación en las preceptivas de carácter general.
Lo verdaderamente crucial es que, al llevar a cabo la labor intelectiva de evaluar la compatibilidad
constitucional de estas, el tribunal constitucional se valga de una metodología estrictamente técnico-
jurídica, en coherencia con la objetividad, imparcialidad, y formación profesional que debe distinguir a sus
miembros. Como puntualiza Alejandro Maldonado Aguirre, el Tribunal Constitucional, con métodos
jurídicos, se ocupa de la política, pero no hace política, lindero que debe trazarse desde un sano estudio
de las instituciones.

LEGITIMACIÓN
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 134 de la LAEPyC, poseen legitimación activa para
formular este planteamiento:

A. LA JUNTA DIRECTIVA DEL COLEGIO DE ABOGADOS y NOTARIOS DE GUATEMALA


Actuando por medio de sus Presidente. Anteriormente ere la Asamblea General de referido
Colegio la que estaba dotada de legitimación, en una previsión que, aunque le imprimía especial
representatividad al planteamiento, en la práctica le restaba accesibilidad, pues requería la
organización de un evento en el que los colegiados aprobara la iniciativa por medio del sufragio.
B. EL MINISTERIO PUBLICO
Por medio del Fiscal General de la República de Guatemala. Si bien en el texto del precepto de
referencia esta enunciado que actuara a través del Procurador General de la Nación, es preciso
recordar que al haber sido ratificado en consulta popular el texto propuesto por el Congreso de
la Republica en el Acuerdo Legislativo 18-93, fue modificado lo originalmente dispuesto en los
artículos 251 y 252 de la CPRG, que reconocían al Ministerio Publico como ente responsable de
la representación del Estado y al Procurador General de la Nación como jefe, en el sentido de
que aquel se escindió la Procuraduría General de la Nación, formando una nueva institución con
funciones propias. Dado que el artículo 134 de la LAEPyC permaneció intacto, la Corte de
Constitucionalidad en su momento aclaro que este caso de legitimación debe entenderse aun
alusivo al Ministerio Publico, pero ahora por medio del Fiscal General de la Republica. La
relacionada reforma constitucional y su posterior interpretación para efectos de este punto por
parte del tribunal constitución a, acentuaron el cariz independiente que ya perseguía desde su
contenido inicial el artículo 134 ibídem, respecto a lo establecido en la antigua ley de la materia,
que sujetaba la iniciativa del Ministerio Publico al arbitrio del Presidente de la Republica.
C. EL PROCURADOR DE LOS DERECHOS HUMANOS
Respecto a intereses de su competencia. Tomando en cuenta la misión de este funcionario
como garante de los derechos fundamentales de la población, ello se traduce en un margen
realmente abierto de legitimación.
D. CUALQUIER PERSONA
Con el auxilio de tres abogados colegiados activos. Esta posibilidad de “acción popular”
encuentra consonancia con uno de los deberes políticos que corresponden a todo ciudadano
según el artículo 135, inciso b, de la CPRG. Por otro lado, este precepto revela de nueva cuenta
la voluntad de los constituyentes de hacer más asequible la acción de inconstitucionalidad
general a la sociedad, pues si bien ya se preveía este supuesto en la regulación anterior, para
hacer acopio del mismo era necesario el auxilio de diez abogados colegiados activos, además
de tener que acreditar una afectación directa, condicionamiento que ponía en entredicho el
carácter abstracto ínsito al proceso constitucional de referencia, y que fue suprimido en la
redacción actual

PRESUPUESTOS DE VIABILIDAD
A fin de que llegado el momento procesal oportuno la CC pueda pronunciarse sobre el fondo del
señalamiento de inconstitucionalidad de una norma, es ineludible que el planteamiento por el que se
solicita su intervención para ese efecto, cumpla con determinados presupuestos cuya omisión le impedirá
a aquel emitir un juicio valorativo sobre el particular.

Generalidad del objeto de impugnación


El objeto del control de constitucionalidad normativa lo constituyen los preceptos mediante los cuales las
autoridades regulan los hechos y actos que emanan de una determinada comunidad jurídica. De ahí que
la generalidad sea una propiedad que deba concurrir en las disposiciones que se pretenda cuestionar
mediante el planteamiento bajo estudio.

La generalidad de las normas jurídicas radica en que estas fijan reglas o directivas expresadas de modo
abstracto e impersonal; esto conlleva que sus destinatarios no sean directamente individualizables y su
número sea indeterminado. Esto último es sin perjuicio de que puedan contener especificaciones para
definir categorías, condiciones o perfiles, como subraya Enrique Vescovi: “tan general es una norma que
se refiere a los habitantes del país, como como a los menores o a las mujeres o a los propietarios cuyas
propiedades tengan aforo mayor a $500, etc.
Este presupuesto usualmente se corrobora de forma palmaria en las leyes emanadas del Congreso de la
Republica, pero no ocurre lo mismo con ciertos mandatos provenientes del Organismo Ejecutivo y las
entidades descentralizadas o autónomas, que debe ser analizados para establecer si verdaderamente
pueden ser catalogadas como disposiciones de carácter general. La CC identifica a estas últimas en los
siguientes términos.

Sentencia de 14 de noviembre de 2012, emitida dentro del expediente de apelación de sentencia de


amparo número 1232-2012. En el mismo sentido, los pronunciamientos proferidos dentro de los
expedientes del IG números 1076-2000 y 3034-2005, entre otros.

(…) una disposición de carácter general es aquella que establece un comportamiento jurídico obligatorio,
que va dirigido a un número indeterminado de personas, y que por su carácter erga omnes, integra el
ordenamiento como un acto de contenido normativo y alcance generales. Dicho en otras palabras, el
concepto “general”, al cual alude la norma superior mencionada, significa común a todos los individuos
que constituyen un todo, o a muchos objetos, aunque sean de naturaleza diferente. Es decir, que toda
norma jurídica que posee la característica de todo, abstracta e impersonal, por ello no son disposiciones
de carácter general, las que se emiten con la finalidad de regular situaciones particularmente
consideradas (…).

Vale poner de relieve que, al requerirse el relacionado atributo de generalidad, en función de definir las
normas jurídicas susceptibles de ser impugnadas de inconstitucionalidad, se asume un enfoque material
que apunta hacia un entendimiento amplio del concepto “ley”. RiccardoGuastini lo explica cuando afirma
que “en sentido material, se llama “ley” a cualquier acto o documento que, independientemente del
órgano del cual emanan y del régimen jurídico [forma] que lo caracteriza, exprese (o “contenga”) normas
generales y abstractas. Visto desde ese ángulo, no es dable afirmar que cualquier determinación
proveniente del Organismo Legislativo es, por esa sola circunstancia, norma jurídica general; ni tampoco
que, por otro lado, una determinación proveniente de otra autoridad y que carezca de la calidad de ley
esta, únicamente por eso motivos, excluida de ser considerada como tal, en el sentido material de la
dicción. Unas y otras deben ser evaluadas por su contenido y no por su forma.

La CC ha seguido esa línea de pensamiento en su jurisprudencia, patentizando que el carácter de


generalidad de una norma atiende a la falta de especificación del destinatario al cual va dirigido y a los
alcances que pueda poseer, con independencia de la forma en que este expresada.
Vigencia De La Normativa Impugnada
Dado el resultado que se persigue con la estimación de la pretensión de inconstitucionalidad general es
la expulsión de las normas impugnadas del ordenamiento jurídico, no cabe realizar análisis de
constitucionalidad sobre una disposición que ya dejo de formar parte de dicho ordenamiento o que, por el
contrario, aún no ha ingresado a él. De no atenderse este presupuesto, la CC puede optar por disponer
la suspensión del trámite del proceso constitucional, mediante auto razonado, habida cuenta que carece
de sentido que se pronuncie sobre la pretensión de fondo. Así lo ha considerado el referido tribunal
constitucional:

Resolución de 26 de marzo de 2007, emitida dentro de los expedientes de IG números 112/122-2004


(acumulados).

(…) la ley o leyes que se denuncian como contraventoras de determinado articulo contenido en la
Constitución Política de la República de Guatemala deben poseer vigencia en el momento en el que este
Tribunal se apreste a conocer y resolver la acción o acciones por cuyo medio se pretende su declaratoria
de inconstitucionalidad; ello con el objeto de expulsarlas del ordenamiento jurídico, si es el caso de que
arribe a la conclusión de que adolecen del defecto señalado. Por consiguiente, si dicha ley o leyes no
conservan vigencia en aquel momento, la acción o acciones carecerán de materia sobre la cual resolver,
circunstancia que impide a este Tribunal, por ende, emitir pronunciamiento definitivo (…)

Infra-constitucionalidad de la normativa impugnada


El control de constitucionalidad normativa persigue asegurar la preeminencia de los postulados
constitucionales obre las disposiciones de jerarquía normativa inferior, tanto a nivel material como formal;
consecuentemente, son estas últimas cuyo examen de compatibilidad puede ser instado mediante la
garantía constitucional de referencia.

Con relación a los preceptos pertenecientes a leyes de rango constitucional, la CC ha sostenido que
únicamente son pasibles de ser analizadas por esta vía si han experimentado reforma, aduciendo que en
ese caso ya no son producto directo de la voluntad del constituyente. Por el contrario, al resolver una
constitucionalidad incoada contra disposiciones incorporadas a la Constitución por virtud de reforma
constitucional, puntualizó, que, al entrar en vigencia una modificación de esa naturaleza, pasa a formar
parte del cuerpo constitucional único e indivisible, por lo que, en todo caso, posibles antinomias deben
ser resueltas por el principio de especialidad.
Carácter interno de la normativa impugnada
Los tratados y convenios internacionales no pueden ser declarados inconstitucionalidades por vía del
control reparador de constitucionalidad normativa. Una vez ratificados constituyen obligaciones
internacionales de ineludible cumplimiento, que solo pueden ser desvanecidas por medio de la denuncia
respectiva.

Admitir la posibilidad de que el Estado de Guatemala desconozca los compromisos internacionales


adquiridos, con fundamento en la decisión unilateral de su Tribunal Constitucional, contravendría lo
preceptuado en los artículos 26 y 27 de la Convecino de Viena sobre Derecho de los Tratados, que
ordenan cumplir estos últimos de buena fe, sin oponer el derecho interno como obstáculo. Como advierte
Humberto Nogueira Alcalá, ello conllevaría, además de la consiguiente responsabilidad internacional, la
desvalorización de la seguridad jurídica y la afectación del honor estatal ante la comunidad internacional.

Este tópico ha despertado cierta polémica, sobre todo debido a que en el sistema de control de
constitucionalidad normativa guatemalteco el control preventivo no está previsto con carácter obligatorio
en todos los casos.

La CC no ha sostenido una línea jurisprudencial consistente sobre el particular, pero en años recientes
parece haberse decantado finalmente por una postura convergente con lo razonado en los párrafos
precedentes.

Sentencia de 13 de diciembre de 2012, emitida dentro del expediente del IG número 3215-2011. En igual
sentido, el pronunciamiento proferido dentro del expediente de la misma naturaleza número 56-2012.

(…) una norma internacional, una vez incorporada válidamente al derecho interno, no puede ser objeto
de control represivo de constitucionalidad de las leyes sin incurrirse en una violación de lo dispuesto en
el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (…) en la doctrina moderna
del Derecho Internacional un Estado solo puede excusarse del cumplimiento de un tratado internacional,
cuando este se ha celebrado en forma invalida, cuando el Estado no ha concurrido a través autoridades
constitucionalmente establecidas para comprometer la voluntad del Estado, o no se ha seguido el
procedimiento formal establecido por la Constitución Política de la Republica (…) si una vez se ha
advertido transgresión constitucional en normas de un tratado internacional, en un Estado que ha
ratificado la Convención de Viena sobre el Derecho a los Tratados, lo debido será renunciar el tratado
mismo, asumiendo los costos políticos, económicos y sociales que ello impone (…) se deben respetar los
principios imperativos del Derecho Internacional pacta sunt servanda y bonna fide, que exigen cumplir de
buena fe aquellas obligaciones internacionales contraídas por el Estado (…) en un régimen como el que
se propone en el artículo 149 constitucional encaminado sobre la perspectiva de responsabilidad y
coherencia con los principios del Estado de Derecho constitucional, y los principios generales del
Derecho Internacional, se exige que los tratados solo pueden tener control de constitucionalidad de sus
preceptos en el proceso de su incorporación al Derecho interno, quedando inhibido el control de
constitucionalidad cuando las normas de derecho internacional se han incorporado válidamente al
derecho interno; de manera que no entenderlo así implicaría vulnerar consciente y de mala e el principio
del derecho internacional válidamente incorporado, y además, quedaría facultado el Estado para
determinar unilateralmente si cumple o no sus obligaciones internacionales, lo cual crearían un temario
precedente que trastocaría cabalmente con todo aquello que se pretende resguardar en la norma
constitucional antes citada (…).

Pertenencia de la normativa que se denuncia contravenida al bloque de constitucionalidad


Mediante una serie de decisiones emitidas a partir de 1971, el consejo Constitucional francés estableció
que el control de constitucionalidad normativa debía efectuarse, no solo a la luz de la constitución vigente
(1958), sino del preámbulo de la anterior (1946), de los principios fundamentales reconocidos en las
leyes de la Republica y de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789); por
remisión del preámbulo de la primera de las mencionadas. La doctrina denominaría a esa suma de
elementos normativos como bloque de constucionalidad, quedando asentada así la connotación
primigenia de esa expresión, para designar al conjunto de normas y principios superiores con los que
deben cotejarse las disposiciones que se someten al control de constitucionalidad.

Posteriormente el concepto seria adoptado en otros sistemas de control de constitucionalidad normativa,


pero con un acento singular. Mientras que en el caso francés sirvió al propósito de consolidar episodios
precedentes de su constitucionalismo con la Ley Fundamental vigente, en otros ordenamientos fue
moldeado en intima conexión con el afán de articular un marco en el que convivieran complementaria y
armónicamente las constituciones nacionales con el creciente elenco de normas internacionales sobre
derechos humanos que se inspiran en valores comunes superiores, como ha firmado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.

De esa cuenta, bajo esa particular concepción del bloque de constitucionalidad, como expone Ernesto
Rey Cantor, los tratados internacionales en materia de derechos humanos empezaron a fusionarse con
la Constitución de cada Estado, en un proceso de integración internormativa que a la postre tiene como
consecuencia que ambos deban interpretarse y aplicarse de forma inmediata y directa, como una sola
unidad.
En el ámbito guatemalteco, después de haber sostenido durante toda su historia jurisprudencial la tesis
de que la CPRG constituía el único parámetro para evaluar la constitucionalidad de las disposiciones
normativas internas, en 2012 la CC decidió acoger expresamente la idea del bloque de
constitucionalidad, reconociendo a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos como parte
integrante de aquel parámetro.

(…) verificar si en el ejercicio de la función legislativa, existe conformidad (…) no solo conforme a normas
de la Constitución Política de la República de Guatemala, sino también con los estándares
internacionales en materia de derechos humanos (…) cuestión que ha sido consentida por la doctrina y
la jurisprudencia constitucional extranjera por la figura del “bloque de constitucionalidad”, institución que
ha permitido realizar dicha integración de la Constitución material (…) conjunto normativo que contiene
principios o disposiciones materiales constitucionales, tanto las contenidas expresamente en el Texto
Fundamental como las existente fuera de este, pero que desarrollan o complementan el catálogo de
derechos fundamentales contenidos en la constitución formal. Su función esencial es la de velarse como
herramienta de recepción del derecho internacional, garantizando la coherencia de la legislación interna
con los compromisos exteriores del Estado y, al mismo tiempo, servir de complemento para la garantía
de los Derechos Humanos (…) surge por remisión expresa y directa la Constitución (arts. 44 y 46), la que
configura y perfila su contenido, alcances y eficacia (…) incluyendo todas aquellas libertades y facultades
que aunque no figuren en su texto formal, respondan directamente al concepto de dignidad de la
persona, pues el derecho por ser dinámico, tiene reglas y principios que están evolucionando (…) El
alcance del bloque de constitucionalidad es de carácter eminentemente procesal, es decir, que determina
que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que componen aquel son también
parámetros para ejercer el control constitucional del derecho interno (…).

Sentencia de 17 de julio de 2012, emitida dentro del expediente de IG número 1822-2011.

De ese modo, apoyándose en lo preceptuado en los artículos 44 y 46 constitucionales, la CC reconfiguro


el canon de constitucionalidad normativa, en el sentido de entenderlo compuesto, no solo por lo
explícitamente indicado en el texto constitucional, sino también por los principios y derechos
fundamentales recogidos en convenciones y tratados internacionales ratificados por Guatemala,
transcendiendo así hacia la noción de Constitución material. Como corolario, si se pretende imputar vicio
de inconstitucionalidad a alguna ley o disposición, debe precisarse cual norma perteneciente al bloque de
constitucionalidad se estima vulnerada con ella.
Análisis confrontativo
Los presupuestos anteriores aluden a determinadas características que deben reunir tanto en la
normativa impugnada como en la normativa que se denuncia conculcada. Ahora bien, el que se aborda
en este especifico segmento hace referencia al modo de relacionar una y otra normativa, en aras de
acreditar la inconstitucionalidad propuesta.

La petición de inconstitucionalidad debe descansar en un desarrollo argumentativo en el que en forma


razonada y clara se expongan los motivos jurídicos por los que a juicio del postulante la preceptiva
cuestionada se encuentra contrapuesta a postulados constitucionales.

Existe abundante jurisprudencia de la CC acerca de la exigencia de este razonamiento destinado a poner


de manifiesto el conflicto normativo entre un precepto infra-constitucional y otro constitucional:

(…) la declaración de inconstitucionalidad de una ley solo es viable cuando se advierta con certeza y
fundamentada convicción jurídica su contradicción con las normas de suprema jerarquía que han sido
expresamente invocadas por los postulantes como sustento de su pretensión, señalamiento que debe
ser concreto, razonable, individual respecto a cada norma cuestionada y jurídicamente motivado, de
modo tal que permita al tribunal llevar a cabo, orientado por los argumentos del postulante, el estudio
comparativo entre las normas ordinarias objetadas y las disposiciones fundamentales que él considera
violadas, tergiversadas o restringidas…

Sentencia de 5 de noviembre de 2009 dictada dentro del expediente de IG número 2162-2009

Este requerimiento revela la singular naturaleza del planteamiento de inconstitucionalidad en el contexto


general del derecho procesal, porque lo usual es que quien promueve una pretensión ante un órgano
jurisdiccional procure comprobar una relación de subsunción de hechos respecto a normas; empero, en
este caso lo que se persigue es evidenciar una relación de antagonismo entre normas.

En atención a lo expuesto en el párrafo anterior, es vital que los argumentos aludan en abstracto a la
normativa reprochada per se, no a circunstancias fácticas vinculadas al postulante en lo particular, como
también lo puntualiza el Tribunal Constitucional guatemalteco:

(…) el razonamiento en este tipo de planteamiento debe hacerse en abstracto pues en el examen de
constitucionalidad de las leyes, se enjuician normas y no hechos concretos (…) requiriéndose que exista
una comparación entre la disposición constitucional y la ordinaria (o impugnada), para que su
confrontación se haga por medio de una argumentación precisa y lógica, sustentada en cuestiones
jurídicas y no simplemente en posibilidades fácticas o en criterios opinables…
Sentencia de 29 de mayo de 2002 dictada dentro del expediente de IG número 510-2001.

En definitiva, es viable plantear la inconstitucionalidad de leyes reglamentos y disposiciones de carácter


general contra normas jurídicas que sean generales, infra-constitucionales y vigentes en el orden interno,
siempre que se exponga razonada y claramente porque su contenido contraviene preceptos
pertenecientes al bloque de constitucionalidad (con la debida especificación de estos últimos).

REQUISITOS TÉCNICO-FORMALES DEL PLANTEAMIENTO


De conformidad con lo dispuesto en los artículos 135 de la LAEPyC, y 5, 12 y 15 de las DRC2013, al
formular este tipo de planteamiento deben cumplirse los siguientes requisitos técnicos-formales:

A. Debe hacerse por escrito


B. Designación del tribunal al que se dirija –CC-.
C. Datos generales de identificación del postulante o de la persona que lo represente. Esto es, sus
nombres y apellidos completos, edad, estado civil, nacionalidad, profesión u oficio y domicilio. Si
promueve la inconstitucionalidad una persona jurídica, deben indicarse sucintamente los datos
relativos a su existencia y personalidad jurídica.
D. De ejercerse personería, debe acreditarse tal calidad
E. Lugar para recibir notificaciones
F. Nombre y número de colegiado de abogados patrocinantes
G. Normativa contra la que se promueve la inconstitucionalidad
H. Normativa constitucional que se estime violada
I. Fundamento jurídico que se invoca como base de la pretensión de inconstitucionalidad, que
debe contener apartado específicamente dedicado a exponer en forma razonada, separada y
clara los motivos del planteamiento –es decir, el análisis confrontativo-.
J. Lugar y fecha
K. Firmas del postulante o de la persona que lo represente y de los abogados colegiados que le
auxilian, así como el sello de cada uno de estos últimos. Si el solicitante no sabe o no puede
firmar, lo hará por él otra persona o uno de los abogados que lo auxilien
L. Doce copias claramente legibles de todo el legajo que se presente –escrito y documentación
acompañada-.
M. Disco compacto con la versión electrónica exacta del escrito inicial, para facilitar al Tribunal la
lectura y copia fiel de los pasajes conducentes en la resolución del planteamiento –esto es
optativo-.

VARIANTES EN SU PLANTEAMIENTO

Por la naturaleza del vicio que se denuncia

A. MATERIAL O DE FONDO.
Se denuncia un vicio de naturaleza sustancial en el contenido normativo de la disposición
impugnada; el cuestionamiento apunta directamente a la voluntad del legislador, por atribuírsele
incompatibilidad con postulados constitucionales. Es el más común de los casos.
B. FORMAL O INTERNA CORPORIS.
El vicio que se denuncia es la inobservancia del procedimiento constitucionalmente previsto para
la emisión de la disposición impugnada; es decir, que esta no ha sido producida en el modo o
por la fuente previsto para el efecto. Definen indistinto que su contenido propiamente dicho si se
estime acorde a lo preceptuado en el bloque de constitucionalidad.

Aunque la regla general es que la inconstitucionalidad de leyes o disposiciones de carácter


general se resuelve como punto de derecho, en este tipo de planteamiento conviene, según el
caso, aportar material probatorio que acredite la falencia procedimental que se reprocha.

Por la delimitación de la normativa impugnada

A. TOTAL.
Se cuestiona el contenido íntegro de un determinado cuerpo normativo. Usualmente ocurre
cuando este último por alguna razón se ve inescindiblemente afectado por el vicio de
inconstitucionalidad que se denuncia; esto puede obedecer a ser particularmente concentrado o
breve, acaso integrado por preceptos íntimamente conectados por una denuncia un defecto
interno corporis; o bien, que el objeto de impugnación sea una mera disposición general.
Incluso puede ocurrir que el postulante advierta motivos de inconstitucionalidad correlativos a
todas las normas que conforman una ley; de ser así, el postulante debe ocuparse de realizar
análisis confrontativo que efectivamente abarque a toda prescripción que impugna, a fin de
satisfacer adecuadamente ese requisito en su planteamiento, pues el hecho de que lo haga bajo
la denominación de total no le dispensa de ello.
B. PARCIAL.
Se cuestionan determinadas disposiciones o pasajes de un cuerpo normativo impugnado; el
vicio de inconstitucionalidad se ubica en un segmento especifico del mismo. Es el tipo más
recurrente dentro de esta calificación.

Por el tipo de normativa objeto de impugnación

A. DE LEYES.
Se cuestiona el producto de la potestad legislativa del Congreso de la Republica, sancionado y
promulgado por el Presidente de la Republica.
B. DE REGLAMENTOS.
Se cuestiona el producto de la potestad reglamentaria del Presidente de la Republica y de
entidades descentralizadas y autónomas del Estado (normas reglamentarias praeter legem).
C. DE DISPOSICIONES DE CARÁCTER GENERAL.
Se cuestiona disposiciones de poder público que pese a carecer de la forma de ley o reglamento
constituyen normas jurídicas revestidas de la propiedad de generalidad.

FASE DE SU TRAMITACIÓN
La acción de inconstitucionalidad de carácter general debe sustanciarse de acuerdo a lo preceptuado en
los artículos 136 al 142 de la LAEPyC, así como en las DRC2013, en lo que sea aplicable, agotando la
secuencia de etapas procesales que se relaciona a continuación:

Admisión a trámite
Al ser presentado un planteamiento de esta índole, debe verificarse que en el mismo concurran los
requisitos técnico-formales correspondientes. Una vez satisfecha ese extremo, procederá admitir para su
trámite la solicitud. En caso de advertirse algún motivo de incumplimiento, se ordenará al postulante que
lo subsane dentro del tercer día de haber sido notificado para el efecto, previo a concretarse la referida
admisión. Si el plazo se agota sin que cumpla con lo pedido, la CC podrá disponer la suspensión
definitiva el trámite, si estima que los requisitos faltantes son imprescindibles e inciden en la prosecución
del procedimiento; de no juzgarlos así, reanudara el trámite, pero deberán ser atendidos antes de
dictarse la resolución definitiva.
Suspensión Provisional
Es menester que oficiosamente la CC dirima este aspecto dentro del lapso de ocho días posteriores a la
admisión a trámite. Cuando aprecie que la inconstitucionalidad denunciada es notoria y susceptible de
causar gravámenes irreparables –ponderación que realiza respecto a la población en general- es
procedente que decrete la suspensión provisional de la normativa cuestionada; determinación que se
publica en el Diario Oficial al día siguiente de haberse decretado y posee efectos erga omnes.

El Tribunal constitucional debe ser sumamente prudente en su decisión sobre el particular, pues si
decide disponer la referida suspensión y luego se decanta por emitir una sentencia desestimatoria,
provoca una laguna en el ámbito temporal de validez de la norma afectada, con el consiguiente
detrimento de la seguridad jurídica de la legislación.

Audiencia
Independientemente de lo decidido con relación a la posibilidad de la suspensión provisional, debe darse
audiencia por quince días al Ministerio Publico y a cualesquiera autoridades o entidades que la Corte de
Constitucionalidad estime pertinente, expresión del constituyente que guarda sintonía con los rasgos
propios de la inconstitucionalidad de carácter general, en la que no subyace una controversia
intersubjetiva –como si ocurre en otros instrumentos del sistema de justicia constitucional, como la
inconstitucionalidad en caso concreto y el amparo-; esto es, no existen partes con pretensiones
contrapuestas directamente asociadas al devenir del proceso constitucional. Más allá de que este suele
ser instado por una persona determinada, lo que a la postre se persigue con el pronunciamiento que lo
culmina es dilucidar una cuestión de interés público, con alcance general para la sociedad.

De ahí que la Corte suela incluir en la lista de sujetos “adicionales” a los que confiere esta audiencia,
además del órgano emisor de la preceptiva impugnada –se presume idoneidad para justificar su
constitucionalidad-, a personas y entidades cuya aportación considere valiosa para la resolución de
planteamiento, atendiendo a su conocimiento especializado en la materia a la que este haga referida.

Asimismo, eventualmente permite la intervención de otros que así lo solicitan, bajo la invocación de la
figura de derecho procesal conocida como amicuscuriae, es decir, tercero ajeno al proceso que, sin
embargo, ostenta interés justificado en el modo en el cual se resolverá en definitiva la pretensión; no
revisten cálida de sujetos procesales ni los representan, desplazan o reemplazan; si bien es frecuente
que posean particular competencia y/o experiencia sobre el objeto de controversia, a sus intervenciones
no se les reconoce como dictámenes periciales y, por ende, carecen de efectos vinculantes para el
tribunal de la causa.

Vista
Transcurrido el plazo de la referida audiencia, de oficio se señala día y hora para la vista dentro del
término de los veinte días subsiguientes, esta será publica si lo pidiere el Ministerio Publico o el
interponente. Etapa procesal especialmente importante para este último, pues es entonces que tiene
oportunidad de replicar los argumentos que contra su tesis de inconstitucionalidad hayan podido ser
vertidos en la fase anterior.

Sentencia
La sentencia deberá pronunciarse dentro de los veinte días posteriores al de la celebración de la vista,
en un momento que, a su vez, debe encontrarse dentro del término máximo de dos meses contados a
partir de la fecha en que se hayan interpuesto la inconstitucionalidad.

De acuerdo a lo preceptuado en los artículos 143 y 144 de la LAEPyC y 39 de las DRC2013, la sentencia
de inconstitucionalidad de carácter general debe contener, como mínimo, lo siguiente:

A. Identificación del expediente


B. Lugar y fecha
C. Nombres de los integrantes del Tribunal
D. Nombre del magistrado ponente
E. Identificación de los solicitantes
F. Identificación de los abogados patrocinantes
G. Leyes, reglamentos o disposiciones de carácter general que se denuncien inconstitucionales
H. Fundamento jurídico de las denuncias y confrontaciones normativas
I. Detalle del trámite de la inconstitucionalidad, con especificación de si se decretó o no la
suspensión provisional y de los sujetos a los cuales se les confirió audiencia
J. Resumen de las alegaciones de los sujetos intervinientes; salvo que se declare la improcedencia
de la inconstitucionalidad por algún motivo que impida el conocimiento de fondo del
planteamiento, en cuyo caso no es necesario
K. Doctrinas y consideraciones de Derecho, así como normas aplicables
L. Resolución que resulte procedente
M. Firmas manuscritas o electrónicas delos magistrados que la dicten y del secretario General de la
CC o quien ejerza como tal.
Asimismo, el fallo puede producirse en dos sentidos, dependiendo de los cual provocara, como es
natural, distintos efectos:

A. SENTIDO DESETIMATORIO O DENEGATORIO


a) Revocación de la suspensión provisional, de haberse decretado;
b) Imposición de multa a los abogados patrocinantes, por ser los responsables de la juridicidad
del planteamiento;
c) No hay condena en costas;
d) No se produce cosa juzgada material.

B. SENTIDO ESTIMATORIO
a) Publicación del fallo en el Diario Oficial
b) Perdida de vigencia de la normativa declarada inconstitucional, que se concretara a partir de
la antedicha publicación, o de la suspensión provisional, según se hubiere o no decretado
esta última.

La designación de (in) constitucionalidad de las normas jurídicas. Algunos dilemas a enfrentar y


lineamientos básicos para ello
Tal y como destaca Domino García Belaunde, las sentencias de inconstitucionalidad tienden a
distinguirse entre otras semejantes en tanto no se dirigen a satisfacer un interés privado o sectorial, sino
persiguen proteger valores que afectan a todos los miembros de una determinada sociedad; procuran el
cumplimiento del instrumento que sirve de base y soporte a todo el ordenamiento, no de cualquier código
o ley.

La determinación que asume el Tribunal Constitucional acerca de la legitimidad constitucional de ciertas


normas jurídicas es, probablemente, el acto jurisdiccional de mayor incidencia para el sistema jurídico del
país; no solo si se decanta por acoger el planteamiento –con la consecuente expulsión del precepto
juzgado inconstitucional-, sino también en caso de que, pese a declararlo sin lugar, module en la ratio
decidendi el contenido de la disposición impugnada, lo cual es cada vez más frecuente. Por otro lado, la
constitucionalidad de las leyes es también, sin duda, una de las materias de decisión judicial con maten
más amplio de discrecionalidad, en correlación con la textura abierta que comúnmente caracteriza el
lenguaje constituyente que los jueces constitucionales deben interpretar para poder resolver.
Si a esas conjeturas teóricas se añade la consideración de la pluralidad de repercusiones inmediatas y
mediatas que puede conllevar un fallo de esta naturaleza desde el punto de vista político, económico,
social, etc., se obtiene un bosquejo general de la singular complejidad que entraña su construcción y del
notable grado de responsabilidad que comporta para los titulares de la jurisdicción constitucional.

Ahora bien, parte significativa de las cuestiones que gravitan en torno a la labor intelectiva que realiza la
magistratura constitucional cuando ejerce el control de constitucionalidad normativa, puede retratarse en
algunos dilemas más o menos recurrente:

Así, por ejemplo, Manuel Mejicanos Jiménez señal dentro del principio a ser tomados en cuenta en la
emisión de la sentencia inconstitucionalidad, los de supremacía constitucional, democrático y de in dubio
pro legislatoris.

Toda decisión definitiva sobre una acción de esta índole está íntimamente ligada a la observancia del
principio de supremacía constitucional, pues este constituye, la piedra angular del control de
constitucionalidad normativa; sin embargo, de cierto modo esta tensión con los principios de la
democrático e in dubio pro legislatoris, puesto que estos tienen raíz común en la deferencia al Congreso
de la Republica como ente encargado dentro del andamiaje estatal para desarrollar normativamente las
pautas generales del constituyente, además de esta dotado de representatividad privilegiada, por
conformarse a partir del sufragio popular; todo lo cual tiende a demanda que la sentencia estimatoria de
inconstitucionalidad sea un suceso excepcional, fundado en la coincidencia sustancial del Tribunal
Constitucional con un planteamiento que haya conseguido evidenciar clara y contundentemente la
colisión de la norma impugnada con el bloque de constitucionalidad. Así lo ha entendido la CC:

(…) los actos y las normas que tienen su origen en decisiones de los poderes legítimos, tienen una
presunción de constitucionalidad, lo que trae como consecuencia el considerar excepcional a la
posibilidad de invalidarlos; situaciones que especialmente se manifestó cuando se trata del órgano
legislativo (…) puede declararse la inconstitucionalidad cuando es evidente la contradicción con la
constitución y existan razones sólidas para hacerlo. Cuando no haya base suficiente se debe respetar la
decisión del Congreso, porque de acuerdo con el principio democrático, es el único autorizado para
decidir las políticas legislativas que el constituyente dejo abiertas (…) es conveniente aplicar el principio
de conservación de los actos políticos y a la regla básica en la jurisdicción constitucional: “in dubio pro
legislatoris” …

Sentencia de 11 de septiembre de 2001, dictada dentro del expediente de inconstitucionalidad de


carácter general número 336-2001.
Por otro lado, la adquirirse conciencia de la vital importancia que la interpretación comporta para el
examen de concordancia constitucional de las disposiciones generales, vale traer a la colación las
cavilaciones de Alf Ross, quien sostenía que sobre el intérprete normalmente operan dos fuerzas
motivadoras: la conciencia jurídica formal, o deseo de respetar el contenido de la norma jurídica; y9 la
conciencia jurídica material, el deseo de hacer justicia de acuerdo con la concepción propia. Según la
intensidad de cada una, se tendera a interpretar en un sentido literal o más bien se inclinará por ajustar la
interpretación para que sea entendida de un modo más amplio –en un sentido extensivo, podría decirse.

He ahí, pues, otra encrucijada que se le presenta al juez constitucional, en la que, empero, el tipo de
contenido normativo que suelen abrigar las constituciones parece provocar una inevitable inercia hacia la
segunda alternativa; ¿será posible interpretar literalmente los enunciados constitucionales que reconocen
el valor de la libertad, de la igualdad, de la justicia, etc.? Esto no puede implicar, sin embargo, que sea
licito abandonar los fallos sobre la constitucionalidad de las normas al arbitrio caprichoso del subjetivismo
y del decisionismo.

Vale señalar que, en el caso de Guatemala, la generosa previsión contenida en el artículo 44 de la


CPRG torna a esta inusuales flexible para extender su manto protector aun con relación a derechos
fundamentales que no estén expresamente reconocidos en los enunciados redactados por el legislador
constituyente. A guisa de ejemplo del aprovechamiento de este salvoconducto constitucional, pueden
citarse las consideraciones vertidas en su momento por la CC respecto a los derechos de un condenado
a la ejecución capital frente a la tentativa de difusión mediática de ese suceso:

(…) vale reflexionar que la intimidad del ejecutable debe respetarse, puesto que, no obstante su
condición, conserva su dignidad humana, esto es, su calidad de persona, aspecto subjetivo que recoge
con claridad el artículo 14.1 del pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (…) la persona física
tiene derecho inalienable e imprescriptible a su dignidad, condición que no pierde ni siquiera por una
condena capital, tal como se deduce de lo previsto en el preámbulo y los artículos 1º, 2º, 3º, y 4º de la
Constitución (…) siendo un valor fundamental la estimativa de la persona humana, y aun cuando no este
constitucionalizado expresamente el derecho a morir con dignidad, este corresponde a la categoría de
los derechos implícitos a que se refiere el primer párrafo del artículo 44 de la constitución (…)

Sentencia de 19 de enero de 1999 emitida dentro del expediente de IG número 248-98.

En estrecha relación con lo anterior, Néstor Pedro Sagués señala que el modo en que se lleva a cabo la
tarea interpretativa está conectado con cierta concepción de las Cartas Supremas. Así, una postura más
o menos tradicional –originalista, diría la doctrina norteamericana- optaría por el paradigma de la
Constitución estatua, apuntando hacia una interpretación pensada como una suerte de trabajo
“arqueológico” orientado a hallar o descubrir los significados preexistentes, los mensajes auténticos del
constituyente; mientras que, en contraste, una vicio adscrita a la idea de una constitución viviente,
imprimiría al ejercicio interpretativo la connotación de construir significados, formulando respuestas
normativas que se adapten a la sociedad actual; lo cual conlleva, inexorablemente , un cariz creativo.
Acaso cabria discernir en el entramado de la Ley Fundamental entre algunas partes más rígidas o
necesariamente inflexibles y otras más permeables a la adecuación dinámica de la magistratura de lo
constitucional.

Al panorama casi trazado en el terreno nacional se adicionan las implicaciones de los avances en el
campo de la protección internacional de los derechos humanos. El reconocimiento del bloque de
constitucionalidad y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca del
control de convencionalidad (interno) aparejan el deber de armonizar interpretativamente el
ordenamiento jurídico interno, cuya cúspide ocupa la Constitución, con el elenco de instrumentos
internacionales sobre derechos humanos de los cuales Guatemala es parte, en especial la convención
americana sobre Derechos Humanos.

Como puede apreciarse, al elucidar planteamiento de inconstitucionalidad l CC se ve compelida a


hacerse cargo del reto de encontrar el delicado punto de equilibrio con relación a las disyuntivas
anteriormente descritas, en concatenación con las variables particulares que atañen al asunto concreto
sometido a su juzgamiento, y plasmarlo en la sentencia de modo argumentativamente comprensibles y
convincente.

Para ello cuenta con una rica plataforma de recursos, tanto en lo metodológico como en cuanto al
material jurídico propiamente dicho. Asumido el valor de la hermenéutica constitucional para esos
menesteres, en la doctrina y la jurisprudencia constitucional comparada puede hallarse un arsenal de
criterios o guías útiles para efectuarla apropiadamente. Sin pretensiones de una sistematización
exhaustiva, que no corresponde a esta sección de la presente obra, cabe traer a colocación, entre otros,
los principios de concordancia practica o constitución como sistema, de unidad de la constitución, de
corrección funcional, de fuerza normativa de la constitución, de máxima funcionalidad del régimen
político, de consolidación de los valores constitucionales, de unidad del ordenamiento jurídico, de
fidelidad no estativa al poder constituyente, y de favor libetatis. Aunado a ello, técnicas como el juicio de
proporcionalidad, la ponderación o concretización de principios ha emergido para operar directrices
constitucionales caracterizadas por su atracción y alta densidad axiológica.
Por supuesto, ese abanico de herramientas deviene eficaz en la medida que prevalezca su uso juicioso,
pertinente y consistente en la resolución de las cuestiones de constitucionalidad normativa. Es ese
sentido, el Tribunal constitucional debe tener por norte el ideal de la racionalidad que debe acompañar a
toda sentencia judicial –más aun en las de esta categoría, por su particular trascendencia-. De acuerdo
con Manuel Atienza Rodríguez, la cualidad de una decisión jurídica de estar racionalmente justificada se
refleja en los siguientes aspectos:

A. Respecto a las reglas de la lógica deductiva; es decir, por ejemplo, que no se utilicen premisas
contradictorias o que se no se omita establecer premisas necesarias para la conclusión.
B. Respecto a los principios de la racionalidad práctica, que además de presuponer lo anterior,
exige observar en la fundamentación de la decisión principios de consistencia, relevancia,
coherencia, generalización y sinceridad.
C. No debe eludirse la utilización, como premisa, de alguna fuente de Derecho de Carácter
vinculante.
D. No utiliza como elementos decisivos de la fundamentación criterios éticos o políticos no
previstos en el ordenamiento jurídico.

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