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GENERAL
Es importante destacar que el análisis confrontativo que esta figura demanda, a efecto de determinar si
existe desavenencia entre la Constitución y la ley, reglamento o disposición de carácter general
cuestionados, debe desarrollarse a partir de premisas argumentativas que conduzcan a establecer de
forma concluyente si la normativa impugnada se encuadra o no en el marco de la constitucionalidad, al
margen de las motivaciones de orden político que hayan impulsado a la autoridad de que se trate para
emitirla.
Mynor Pinto Acevedo refiere: el análisis para establecer la incompatibilidad entre la ley y la Constitución
debe ser eminentemente jurídico, sin substituir el criterio del legislador sobre la oportunidad o
conveniencia de las decisiones tomadas, las que por el principio de legitimidad democrática de la ley su
constitucionalidad se presume iuris tantum.
Ahora bien, conviene matizar que esto no quiere decir que el examen de constitucionalidad pueda
considere asépticamente desprovisto de componente políticos, culturales, sociales, económicos, etc.,
pues la propia Carta Magna está impregnada de los mismo, dado que su contenido invoca una serie de
principios y valores con alcances heterogéneos; y de igual manera es lógico que estos se hallen
inmersos en la diversidad de materias y áreas de la convivencia social que pueden ser objeto de
regulación en las preceptivas de carácter general.
Lo verdaderamente crucial es que, al llevar a cabo la labor intelectiva de evaluar la compatibilidad
constitucional de estas, el tribunal constitucional se valga de una metodología estrictamente técnico-
jurídica, en coherencia con la objetividad, imparcialidad, y formación profesional que debe distinguir a sus
miembros. Como puntualiza Alejandro Maldonado Aguirre, el Tribunal Constitucional, con métodos
jurídicos, se ocupa de la política, pero no hace política, lindero que debe trazarse desde un sano estudio
de las instituciones.
LEGITIMACIÓN
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 134 de la LAEPyC, poseen legitimación activa para
formular este planteamiento:
PRESUPUESTOS DE VIABILIDAD
A fin de que llegado el momento procesal oportuno la CC pueda pronunciarse sobre el fondo del
señalamiento de inconstitucionalidad de una norma, es ineludible que el planteamiento por el que se
solicita su intervención para ese efecto, cumpla con determinados presupuestos cuya omisión le impedirá
a aquel emitir un juicio valorativo sobre el particular.
La generalidad de las normas jurídicas radica en que estas fijan reglas o directivas expresadas de modo
abstracto e impersonal; esto conlleva que sus destinatarios no sean directamente individualizables y su
número sea indeterminado. Esto último es sin perjuicio de que puedan contener especificaciones para
definir categorías, condiciones o perfiles, como subraya Enrique Vescovi: “tan general es una norma que
se refiere a los habitantes del país, como como a los menores o a las mujeres o a los propietarios cuyas
propiedades tengan aforo mayor a $500, etc.
Este presupuesto usualmente se corrobora de forma palmaria en las leyes emanadas del Congreso de la
Republica, pero no ocurre lo mismo con ciertos mandatos provenientes del Organismo Ejecutivo y las
entidades descentralizadas o autónomas, que debe ser analizados para establecer si verdaderamente
pueden ser catalogadas como disposiciones de carácter general. La CC identifica a estas últimas en los
siguientes términos.
(…) una disposición de carácter general es aquella que establece un comportamiento jurídico obligatorio,
que va dirigido a un número indeterminado de personas, y que por su carácter erga omnes, integra el
ordenamiento como un acto de contenido normativo y alcance generales. Dicho en otras palabras, el
concepto “general”, al cual alude la norma superior mencionada, significa común a todos los individuos
que constituyen un todo, o a muchos objetos, aunque sean de naturaleza diferente. Es decir, que toda
norma jurídica que posee la característica de todo, abstracta e impersonal, por ello no son disposiciones
de carácter general, las que se emiten con la finalidad de regular situaciones particularmente
consideradas (…).
Vale poner de relieve que, al requerirse el relacionado atributo de generalidad, en función de definir las
normas jurídicas susceptibles de ser impugnadas de inconstitucionalidad, se asume un enfoque material
que apunta hacia un entendimiento amplio del concepto “ley”. RiccardoGuastini lo explica cuando afirma
que “en sentido material, se llama “ley” a cualquier acto o documento que, independientemente del
órgano del cual emanan y del régimen jurídico [forma] que lo caracteriza, exprese (o “contenga”) normas
generales y abstractas. Visto desde ese ángulo, no es dable afirmar que cualquier determinación
proveniente del Organismo Legislativo es, por esa sola circunstancia, norma jurídica general; ni tampoco
que, por otro lado, una determinación proveniente de otra autoridad y que carezca de la calidad de ley
esta, únicamente por eso motivos, excluida de ser considerada como tal, en el sentido material de la
dicción. Unas y otras deben ser evaluadas por su contenido y no por su forma.
(…) la ley o leyes que se denuncian como contraventoras de determinado articulo contenido en la
Constitución Política de la República de Guatemala deben poseer vigencia en el momento en el que este
Tribunal se apreste a conocer y resolver la acción o acciones por cuyo medio se pretende su declaratoria
de inconstitucionalidad; ello con el objeto de expulsarlas del ordenamiento jurídico, si es el caso de que
arribe a la conclusión de que adolecen del defecto señalado. Por consiguiente, si dicha ley o leyes no
conservan vigencia en aquel momento, la acción o acciones carecerán de materia sobre la cual resolver,
circunstancia que impide a este Tribunal, por ende, emitir pronunciamiento definitivo (…)
Con relación a los preceptos pertenecientes a leyes de rango constitucional, la CC ha sostenido que
únicamente son pasibles de ser analizadas por esta vía si han experimentado reforma, aduciendo que en
ese caso ya no son producto directo de la voluntad del constituyente. Por el contrario, al resolver una
constitucionalidad incoada contra disposiciones incorporadas a la Constitución por virtud de reforma
constitucional, puntualizó, que, al entrar en vigencia una modificación de esa naturaleza, pasa a formar
parte del cuerpo constitucional único e indivisible, por lo que, en todo caso, posibles antinomias deben
ser resueltas por el principio de especialidad.
Carácter interno de la normativa impugnada
Los tratados y convenios internacionales no pueden ser declarados inconstitucionalidades por vía del
control reparador de constitucionalidad normativa. Una vez ratificados constituyen obligaciones
internacionales de ineludible cumplimiento, que solo pueden ser desvanecidas por medio de la denuncia
respectiva.
Este tópico ha despertado cierta polémica, sobre todo debido a que en el sistema de control de
constitucionalidad normativa guatemalteco el control preventivo no está previsto con carácter obligatorio
en todos los casos.
La CC no ha sostenido una línea jurisprudencial consistente sobre el particular, pero en años recientes
parece haberse decantado finalmente por una postura convergente con lo razonado en los párrafos
precedentes.
Sentencia de 13 de diciembre de 2012, emitida dentro del expediente del IG número 3215-2011. En igual
sentido, el pronunciamiento proferido dentro del expediente de la misma naturaleza número 56-2012.
(…) una norma internacional, una vez incorporada válidamente al derecho interno, no puede ser objeto
de control represivo de constitucionalidad de las leyes sin incurrirse en una violación de lo dispuesto en
el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (…) en la doctrina moderna
del Derecho Internacional un Estado solo puede excusarse del cumplimiento de un tratado internacional,
cuando este se ha celebrado en forma invalida, cuando el Estado no ha concurrido a través autoridades
constitucionalmente establecidas para comprometer la voluntad del Estado, o no se ha seguido el
procedimiento formal establecido por la Constitución Política de la Republica (…) si una vez se ha
advertido transgresión constitucional en normas de un tratado internacional, en un Estado que ha
ratificado la Convención de Viena sobre el Derecho a los Tratados, lo debido será renunciar el tratado
mismo, asumiendo los costos políticos, económicos y sociales que ello impone (…) se deben respetar los
principios imperativos del Derecho Internacional pacta sunt servanda y bonna fide, que exigen cumplir de
buena fe aquellas obligaciones internacionales contraídas por el Estado (…) en un régimen como el que
se propone en el artículo 149 constitucional encaminado sobre la perspectiva de responsabilidad y
coherencia con los principios del Estado de Derecho constitucional, y los principios generales del
Derecho Internacional, se exige que los tratados solo pueden tener control de constitucionalidad de sus
preceptos en el proceso de su incorporación al Derecho interno, quedando inhibido el control de
constitucionalidad cuando las normas de derecho internacional se han incorporado válidamente al
derecho interno; de manera que no entenderlo así implicaría vulnerar consciente y de mala e el principio
del derecho internacional válidamente incorporado, y además, quedaría facultado el Estado para
determinar unilateralmente si cumple o no sus obligaciones internacionales, lo cual crearían un temario
precedente que trastocaría cabalmente con todo aquello que se pretende resguardar en la norma
constitucional antes citada (…).
De esa cuenta, bajo esa particular concepción del bloque de constitucionalidad, como expone Ernesto
Rey Cantor, los tratados internacionales en materia de derechos humanos empezaron a fusionarse con
la Constitución de cada Estado, en un proceso de integración internormativa que a la postre tiene como
consecuencia que ambos deban interpretarse y aplicarse de forma inmediata y directa, como una sola
unidad.
En el ámbito guatemalteco, después de haber sostenido durante toda su historia jurisprudencial la tesis
de que la CPRG constituía el único parámetro para evaluar la constitucionalidad de las disposiciones
normativas internas, en 2012 la CC decidió acoger expresamente la idea del bloque de
constitucionalidad, reconociendo a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos como parte
integrante de aquel parámetro.
(…) verificar si en el ejercicio de la función legislativa, existe conformidad (…) no solo conforme a normas
de la Constitución Política de la República de Guatemala, sino también con los estándares
internacionales en materia de derechos humanos (…) cuestión que ha sido consentida por la doctrina y
la jurisprudencia constitucional extranjera por la figura del “bloque de constitucionalidad”, institución que
ha permitido realizar dicha integración de la Constitución material (…) conjunto normativo que contiene
principios o disposiciones materiales constitucionales, tanto las contenidas expresamente en el Texto
Fundamental como las existente fuera de este, pero que desarrollan o complementan el catálogo de
derechos fundamentales contenidos en la constitución formal. Su función esencial es la de velarse como
herramienta de recepción del derecho internacional, garantizando la coherencia de la legislación interna
con los compromisos exteriores del Estado y, al mismo tiempo, servir de complemento para la garantía
de los Derechos Humanos (…) surge por remisión expresa y directa la Constitución (arts. 44 y 46), la que
configura y perfila su contenido, alcances y eficacia (…) incluyendo todas aquellas libertades y facultades
que aunque no figuren en su texto formal, respondan directamente al concepto de dignidad de la
persona, pues el derecho por ser dinámico, tiene reglas y principios que están evolucionando (…) El
alcance del bloque de constitucionalidad es de carácter eminentemente procesal, es decir, que determina
que los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que componen aquel son también
parámetros para ejercer el control constitucional del derecho interno (…).
(…) la declaración de inconstitucionalidad de una ley solo es viable cuando se advierta con certeza y
fundamentada convicción jurídica su contradicción con las normas de suprema jerarquía que han sido
expresamente invocadas por los postulantes como sustento de su pretensión, señalamiento que debe
ser concreto, razonable, individual respecto a cada norma cuestionada y jurídicamente motivado, de
modo tal que permita al tribunal llevar a cabo, orientado por los argumentos del postulante, el estudio
comparativo entre las normas ordinarias objetadas y las disposiciones fundamentales que él considera
violadas, tergiversadas o restringidas…
En atención a lo expuesto en el párrafo anterior, es vital que los argumentos aludan en abstracto a la
normativa reprochada per se, no a circunstancias fácticas vinculadas al postulante en lo particular, como
también lo puntualiza el Tribunal Constitucional guatemalteco:
(…) el razonamiento en este tipo de planteamiento debe hacerse en abstracto pues en el examen de
constitucionalidad de las leyes, se enjuician normas y no hechos concretos (…) requiriéndose que exista
una comparación entre la disposición constitucional y la ordinaria (o impugnada), para que su
confrontación se haga por medio de una argumentación precisa y lógica, sustentada en cuestiones
jurídicas y no simplemente en posibilidades fácticas o en criterios opinables…
Sentencia de 29 de mayo de 2002 dictada dentro del expediente de IG número 510-2001.
VARIANTES EN SU PLANTEAMIENTO
A. MATERIAL O DE FONDO.
Se denuncia un vicio de naturaleza sustancial en el contenido normativo de la disposición
impugnada; el cuestionamiento apunta directamente a la voluntad del legislador, por atribuírsele
incompatibilidad con postulados constitucionales. Es el más común de los casos.
B. FORMAL O INTERNA CORPORIS.
El vicio que se denuncia es la inobservancia del procedimiento constitucionalmente previsto para
la emisión de la disposición impugnada; es decir, que esta no ha sido producida en el modo o
por la fuente previsto para el efecto. Definen indistinto que su contenido propiamente dicho si se
estime acorde a lo preceptuado en el bloque de constitucionalidad.
A. TOTAL.
Se cuestiona el contenido íntegro de un determinado cuerpo normativo. Usualmente ocurre
cuando este último por alguna razón se ve inescindiblemente afectado por el vicio de
inconstitucionalidad que se denuncia; esto puede obedecer a ser particularmente concentrado o
breve, acaso integrado por preceptos íntimamente conectados por una denuncia un defecto
interno corporis; o bien, que el objeto de impugnación sea una mera disposición general.
Incluso puede ocurrir que el postulante advierta motivos de inconstitucionalidad correlativos a
todas las normas que conforman una ley; de ser así, el postulante debe ocuparse de realizar
análisis confrontativo que efectivamente abarque a toda prescripción que impugna, a fin de
satisfacer adecuadamente ese requisito en su planteamiento, pues el hecho de que lo haga bajo
la denominación de total no le dispensa de ello.
B. PARCIAL.
Se cuestionan determinadas disposiciones o pasajes de un cuerpo normativo impugnado; el
vicio de inconstitucionalidad se ubica en un segmento especifico del mismo. Es el tipo más
recurrente dentro de esta calificación.
A. DE LEYES.
Se cuestiona el producto de la potestad legislativa del Congreso de la Republica, sancionado y
promulgado por el Presidente de la Republica.
B. DE REGLAMENTOS.
Se cuestiona el producto de la potestad reglamentaria del Presidente de la Republica y de
entidades descentralizadas y autónomas del Estado (normas reglamentarias praeter legem).
C. DE DISPOSICIONES DE CARÁCTER GENERAL.
Se cuestiona disposiciones de poder público que pese a carecer de la forma de ley o reglamento
constituyen normas jurídicas revestidas de la propiedad de generalidad.
FASE DE SU TRAMITACIÓN
La acción de inconstitucionalidad de carácter general debe sustanciarse de acuerdo a lo preceptuado en
los artículos 136 al 142 de la LAEPyC, así como en las DRC2013, en lo que sea aplicable, agotando la
secuencia de etapas procesales que se relaciona a continuación:
Admisión a trámite
Al ser presentado un planteamiento de esta índole, debe verificarse que en el mismo concurran los
requisitos técnico-formales correspondientes. Una vez satisfecha ese extremo, procederá admitir para su
trámite la solicitud. En caso de advertirse algún motivo de incumplimiento, se ordenará al postulante que
lo subsane dentro del tercer día de haber sido notificado para el efecto, previo a concretarse la referida
admisión. Si el plazo se agota sin que cumpla con lo pedido, la CC podrá disponer la suspensión
definitiva el trámite, si estima que los requisitos faltantes son imprescindibles e inciden en la prosecución
del procedimiento; de no juzgarlos así, reanudara el trámite, pero deberán ser atendidos antes de
dictarse la resolución definitiva.
Suspensión Provisional
Es menester que oficiosamente la CC dirima este aspecto dentro del lapso de ocho días posteriores a la
admisión a trámite. Cuando aprecie que la inconstitucionalidad denunciada es notoria y susceptible de
causar gravámenes irreparables –ponderación que realiza respecto a la población en general- es
procedente que decrete la suspensión provisional de la normativa cuestionada; determinación que se
publica en el Diario Oficial al día siguiente de haberse decretado y posee efectos erga omnes.
El Tribunal constitucional debe ser sumamente prudente en su decisión sobre el particular, pues si
decide disponer la referida suspensión y luego se decanta por emitir una sentencia desestimatoria,
provoca una laguna en el ámbito temporal de validez de la norma afectada, con el consiguiente
detrimento de la seguridad jurídica de la legislación.
Audiencia
Independientemente de lo decidido con relación a la posibilidad de la suspensión provisional, debe darse
audiencia por quince días al Ministerio Publico y a cualesquiera autoridades o entidades que la Corte de
Constitucionalidad estime pertinente, expresión del constituyente que guarda sintonía con los rasgos
propios de la inconstitucionalidad de carácter general, en la que no subyace una controversia
intersubjetiva –como si ocurre en otros instrumentos del sistema de justicia constitucional, como la
inconstitucionalidad en caso concreto y el amparo-; esto es, no existen partes con pretensiones
contrapuestas directamente asociadas al devenir del proceso constitucional. Más allá de que este suele
ser instado por una persona determinada, lo que a la postre se persigue con el pronunciamiento que lo
culmina es dilucidar una cuestión de interés público, con alcance general para la sociedad.
De ahí que la Corte suela incluir en la lista de sujetos “adicionales” a los que confiere esta audiencia,
además del órgano emisor de la preceptiva impugnada –se presume idoneidad para justificar su
constitucionalidad-, a personas y entidades cuya aportación considere valiosa para la resolución de
planteamiento, atendiendo a su conocimiento especializado en la materia a la que este haga referida.
Asimismo, eventualmente permite la intervención de otros que así lo solicitan, bajo la invocación de la
figura de derecho procesal conocida como amicuscuriae, es decir, tercero ajeno al proceso que, sin
embargo, ostenta interés justificado en el modo en el cual se resolverá en definitiva la pretensión; no
revisten cálida de sujetos procesales ni los representan, desplazan o reemplazan; si bien es frecuente
que posean particular competencia y/o experiencia sobre el objeto de controversia, a sus intervenciones
no se les reconoce como dictámenes periciales y, por ende, carecen de efectos vinculantes para el
tribunal de la causa.
Vista
Transcurrido el plazo de la referida audiencia, de oficio se señala día y hora para la vista dentro del
término de los veinte días subsiguientes, esta será publica si lo pidiere el Ministerio Publico o el
interponente. Etapa procesal especialmente importante para este último, pues es entonces que tiene
oportunidad de replicar los argumentos que contra su tesis de inconstitucionalidad hayan podido ser
vertidos en la fase anterior.
Sentencia
La sentencia deberá pronunciarse dentro de los veinte días posteriores al de la celebración de la vista,
en un momento que, a su vez, debe encontrarse dentro del término máximo de dos meses contados a
partir de la fecha en que se hayan interpuesto la inconstitucionalidad.
De acuerdo a lo preceptuado en los artículos 143 y 144 de la LAEPyC y 39 de las DRC2013, la sentencia
de inconstitucionalidad de carácter general debe contener, como mínimo, lo siguiente:
B. SENTIDO ESTIMATORIO
a) Publicación del fallo en el Diario Oficial
b) Perdida de vigencia de la normativa declarada inconstitucional, que se concretara a partir de
la antedicha publicación, o de la suspensión provisional, según se hubiere o no decretado
esta última.
Ahora bien, parte significativa de las cuestiones que gravitan en torno a la labor intelectiva que realiza la
magistratura constitucional cuando ejerce el control de constitucionalidad normativa, puede retratarse en
algunos dilemas más o menos recurrente:
Así, por ejemplo, Manuel Mejicanos Jiménez señal dentro del principio a ser tomados en cuenta en la
emisión de la sentencia inconstitucionalidad, los de supremacía constitucional, democrático y de in dubio
pro legislatoris.
Toda decisión definitiva sobre una acción de esta índole está íntimamente ligada a la observancia del
principio de supremacía constitucional, pues este constituye, la piedra angular del control de
constitucionalidad normativa; sin embargo, de cierto modo esta tensión con los principios de la
democrático e in dubio pro legislatoris, puesto que estos tienen raíz común en la deferencia al Congreso
de la Republica como ente encargado dentro del andamiaje estatal para desarrollar normativamente las
pautas generales del constituyente, además de esta dotado de representatividad privilegiada, por
conformarse a partir del sufragio popular; todo lo cual tiende a demanda que la sentencia estimatoria de
inconstitucionalidad sea un suceso excepcional, fundado en la coincidencia sustancial del Tribunal
Constitucional con un planteamiento que haya conseguido evidenciar clara y contundentemente la
colisión de la norma impugnada con el bloque de constitucionalidad. Así lo ha entendido la CC:
(…) los actos y las normas que tienen su origen en decisiones de los poderes legítimos, tienen una
presunción de constitucionalidad, lo que trae como consecuencia el considerar excepcional a la
posibilidad de invalidarlos; situaciones que especialmente se manifestó cuando se trata del órgano
legislativo (…) puede declararse la inconstitucionalidad cuando es evidente la contradicción con la
constitución y existan razones sólidas para hacerlo. Cuando no haya base suficiente se debe respetar la
decisión del Congreso, porque de acuerdo con el principio democrático, es el único autorizado para
decidir las políticas legislativas que el constituyente dejo abiertas (…) es conveniente aplicar el principio
de conservación de los actos políticos y a la regla básica en la jurisdicción constitucional: “in dubio pro
legislatoris” …
He ahí, pues, otra encrucijada que se le presenta al juez constitucional, en la que, empero, el tipo de
contenido normativo que suelen abrigar las constituciones parece provocar una inevitable inercia hacia la
segunda alternativa; ¿será posible interpretar literalmente los enunciados constitucionales que reconocen
el valor de la libertad, de la igualdad, de la justicia, etc.? Esto no puede implicar, sin embargo, que sea
licito abandonar los fallos sobre la constitucionalidad de las normas al arbitrio caprichoso del subjetivismo
y del decisionismo.
(…) vale reflexionar que la intimidad del ejecutable debe respetarse, puesto que, no obstante su
condición, conserva su dignidad humana, esto es, su calidad de persona, aspecto subjetivo que recoge
con claridad el artículo 14.1 del pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (…) la persona física
tiene derecho inalienable e imprescriptible a su dignidad, condición que no pierde ni siquiera por una
condena capital, tal como se deduce de lo previsto en el preámbulo y los artículos 1º, 2º, 3º, y 4º de la
Constitución (…) siendo un valor fundamental la estimativa de la persona humana, y aun cuando no este
constitucionalizado expresamente el derecho a morir con dignidad, este corresponde a la categoría de
los derechos implícitos a que se refiere el primer párrafo del artículo 44 de la constitución (…)
En estrecha relación con lo anterior, Néstor Pedro Sagués señala que el modo en que se lleva a cabo la
tarea interpretativa está conectado con cierta concepción de las Cartas Supremas. Así, una postura más
o menos tradicional –originalista, diría la doctrina norteamericana- optaría por el paradigma de la
Constitución estatua, apuntando hacia una interpretación pensada como una suerte de trabajo
“arqueológico” orientado a hallar o descubrir los significados preexistentes, los mensajes auténticos del
constituyente; mientras que, en contraste, una vicio adscrita a la idea de una constitución viviente,
imprimiría al ejercicio interpretativo la connotación de construir significados, formulando respuestas
normativas que se adapten a la sociedad actual; lo cual conlleva, inexorablemente , un cariz creativo.
Acaso cabria discernir en el entramado de la Ley Fundamental entre algunas partes más rígidas o
necesariamente inflexibles y otras más permeables a la adecuación dinámica de la magistratura de lo
constitucional.
Al panorama casi trazado en el terreno nacional se adicionan las implicaciones de los avances en el
campo de la protección internacional de los derechos humanos. El reconocimiento del bloque de
constitucionalidad y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca del
control de convencionalidad (interno) aparejan el deber de armonizar interpretativamente el
ordenamiento jurídico interno, cuya cúspide ocupa la Constitución, con el elenco de instrumentos
internacionales sobre derechos humanos de los cuales Guatemala es parte, en especial la convención
americana sobre Derechos Humanos.
Para ello cuenta con una rica plataforma de recursos, tanto en lo metodológico como en cuanto al
material jurídico propiamente dicho. Asumido el valor de la hermenéutica constitucional para esos
menesteres, en la doctrina y la jurisprudencia constitucional comparada puede hallarse un arsenal de
criterios o guías útiles para efectuarla apropiadamente. Sin pretensiones de una sistematización
exhaustiva, que no corresponde a esta sección de la presente obra, cabe traer a colocación, entre otros,
los principios de concordancia practica o constitución como sistema, de unidad de la constitución, de
corrección funcional, de fuerza normativa de la constitución, de máxima funcionalidad del régimen
político, de consolidación de los valores constitucionales, de unidad del ordenamiento jurídico, de
fidelidad no estativa al poder constituyente, y de favor libetatis. Aunado a ello, técnicas como el juicio de
proporcionalidad, la ponderación o concretización de principios ha emergido para operar directrices
constitucionales caracterizadas por su atracción y alta densidad axiológica.
Por supuesto, ese abanico de herramientas deviene eficaz en la medida que prevalezca su uso juicioso,
pertinente y consistente en la resolución de las cuestiones de constitucionalidad normativa. Es ese
sentido, el Tribunal constitucional debe tener por norte el ideal de la racionalidad que debe acompañar a
toda sentencia judicial –más aun en las de esta categoría, por su particular trascendencia-. De acuerdo
con Manuel Atienza Rodríguez, la cualidad de una decisión jurídica de estar racionalmente justificada se
refleja en los siguientes aspectos:
A. Respecto a las reglas de la lógica deductiva; es decir, por ejemplo, que no se utilicen premisas
contradictorias o que se no se omita establecer premisas necesarias para la conclusión.
B. Respecto a los principios de la racionalidad práctica, que además de presuponer lo anterior,
exige observar en la fundamentación de la decisión principios de consistencia, relevancia,
coherencia, generalización y sinceridad.
C. No debe eludirse la utilización, como premisa, de alguna fuente de Derecho de Carácter
vinculante.
D. No utiliza como elementos decisivos de la fundamentación criterios éticos o políticos no
previstos en el ordenamiento jurídico.