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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

“Universidad del Perú, Decana de America”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS - UNIDAD DE POST GRADO

LA PRISIÓN PREVENTIVA EN EL
ESTADO CONSTITUCIONAL

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN QUE PRESENTA:


CRISTÓBAL ANTONIO SOLÍS MONTAÑEZ
PARA LA OBTENCION DEL GRADO DE MAGISTER EN DERECHO CON
MENCION EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS
Lima, Diciembre de 2016

DEDICATORIA

Al Divino Hacedor por


ofrecerme la luz del
conocimiento.
A Isabel Salazar y
Antonio Montañez por ser
fuente de inspiración y
ejemplo de perseverancia
y amor a la vida en
familia.
A Ángela Isabel y
Cristóbal Edmundo por
ofrecerme la oportunidad
de existir en el plano
material.
A Zuly Isabel y Violeta
AGRADECIMIENTO

Este trabajo no hubiese


sido posible sin la
colaboración de los
profesores, tutores,
informantes y personal
administrativo de la
maestría de derecho civil
y comercial y del
doctorado de la Unidad de
Post Grado de la
Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, a
quienes les expreso mi
profundo agradecimiento.
Además a todos mis
“Ahí lo tienes -dijo la Reina- está encerrado en la cárcel, cumpliendo su
condena; pero el juicio no empezara hasta el próximo miércoles. Y por
supuesto, el crimen será cometido al final”
“En un ataque de furia gritó la Reina: ¡Deténganla! ¿Por qué motivo se
pregunto Alicia? Porque has cometido un crimen y hasta que se descubra lo
que has hecho irás a la prisión, así es la ley.”
Lewis Carrol
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………….......
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO
1. DESCRIPCIÓN Y SELECCIÓN DEL PROBLEMA
1.1. Situación problemática…………………………………………
1.2. Justificación e importancia……………………………………
1.3. Objetivos y finalidad…………………….…………………….
1.3.1. Objetivos……………………………………………….
1.3.1.1. Objetivos generales……………………….
1.3.1.2. Objetivos específicos……………………..
1.3.2. Finalidad……………......……………………………..
2. FORMULACIÓN DEL
PROBLEMA…………………………………
2.1. Problema general…………………………………..................
2.3.
2.2. Problemas específicos………………………………………..

3. HIPÓTESIS Y
VARIABLES………………………………………….
3.1. Hipótesis general………………………………………………
3.2. Hipótesis especificas…………………………………………..
3.3. Identificación de variables…………………………………….
3.3.1. Variables independientes……………………………
3.3.2. Variables dependientes…………………………......
3.4. Identificación de los indicadores……………………………..
3.4.1. Indicadores de las variables independientes…......
3.4.2. Indicadores de las variables dependientes………..
4. FUNDAMENTOS
TEORICOS………………………………………
4.1. Antecedentes de la situación problemática…………………
4.2. Bases teóricas………………………………………………….
4.3. Marcos conceptuales………………………………………….
4.3.1. Marco teórico………………………………………….
4.3.2. Marco jurídico legal…………………………………..
5. UNIVERSO Y
MUESTRA……………………………………….......
5.1. Ámbito de la investigación……………………………………
5.1.1. Ámbito espacial……………………………………….
5.1.2. Ámbito temporal……………………………………….
5.1.3. Ámbito cuantitativo……………………………….......
5.2. Delimitación del universo………………………………….....
5.2.1. Delimitación temporal………………………………..
5.2.2. Delimitación espacial…………………………………
5.2.3. Delimitación social……………………………………
5.2.4. Delimitación física…………………………………….
5.3. Universo o población…………………………………………..
5.4. Muestra………………………………………………………….
6. MÉTODOLOGÍA……………………………………………………

6.1. Marco metodológico……………………………………………
6.2. Método…………………………………………………………..
6.2.1. Métodos de investigación…………………...............
6.2.2. Tipo de estudio………………………………………..
6.3. Tipo y diseño de la investigación……………………………..
6.4. Técnicas de recolección de Información…………………….
6.4.1. Encuesta……………………………………………….
6.4.2. Entrevista……………………....................................
6.4.3. Análisis documental………………………………….
6.4.4. Fichaje de Información doctrinaria………………....
6.4.5. Análisis micro comparativo de sistemas
jurídicos………………………………………………..
6.5. Técnicas de recolección de datos……………………………
6.6. Fuentes de información para la investigación………………
6.6.1. Fuentes primarias…………………………………….
6.6.2. Fuentes secundarias…………………………………
6.7. Procesamiento de la información acumulada………………
6.8. Análisis e interpretación de la información………………….

CAPÍTULO II:
DESARROLLO DE LAS INSTITUCIONES JURÍDICAS
RELACIONADAS A LA INVESTIGACIÓN
PRIMERA PARTE: NOCIONES PRELIMINARES
1. EL CONCEPTO JURIDICO DE LIBERTAD Y LA DOCTRINA
DE LOS DERECHOS
HUMANOS………………………………….
1.1. La libertad: nociones básicas…………………………………
1.2. La libertad en los distintos sistemas penales………………..
1.2.1. En el sistema acusatorio……………………………..
1.2.2. En el sistema inquisitivo……………………………..
1.2.3. En el sistema mixto…………………………………...
1.3.
2. MARCO LEGAL DE PROTECCION DE LA LIBERTAD
INDVIDUAL…………………………………………………………

2.1. En los tratados de Derechos Humanos…...........................
2.2. En la Constitución Política del Perú………………………….
2.3. En la jurisprudencia del Tribunal Constitucional…………..

3. LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ Y EL PROCESO


PENAL
PERUANO…………………………………………………...
3.1. El diseño constitucional del modelo procesal penal………
3.1.1. Posiciones ideológicas………………………………
3.1.2. Principios constitucionales vinculados al proceso
penal………………………………………
4. LA PROTECCIÓN DEL DERECHO FUNDAMENTAL A LA
LIBERTAD Y SEGURIDAD PERSONAL EN EL PROCESO
PENAL………………………………………………………………

4.1. Derecho a la Tutela Procesal Efectiva………………………
4.2. Derecho al Debido Proceso………………………………….
4.3. Derecho de Defensa………………………………………….
4.4. Derecho a la presunción de inocencia……………………….
4.4.1. Origen histórico………………………………………..
4.4.2. Como garantía procesal……………………………...
4.4.3. Relación con el derecho a la libertad……………….
5. LAS MEDIDAS DE COERCIÓN PROCESAL PENAL
PERSONAL……………………………………………………….....
..
6. LAS REGLAS DE
MALLORCA……………………………………..
7. CONCLUSIONES PARA LA PRIMERA PARTE

SEGUNDA PARTE: LA PRISION PREVENTIVA


1. DEFINICIÓN…………………………………………………………
..
2. ANTECEDENTES
LEGISLATIVOS………………………………...
3. PRESUPUESTOS
NORMATIVOS…………………………………
4. DURACIÓN…………………………………………………………

5. IMPUGNACIÓN……………………………………………………

6. CESE…………………..…..

7. CONCLUSIONES PARA EL CAPITULO


II………………………..
7.1. El diseño constitucional del modelo procesal penal……..
7.1.1. Xxxxxxxxxxxxxx
7.1.1.1. Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
CAPÍTULO III:
EVALUACIÓN DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE LA PRISIÓN
PREVENTIVA EN EL PROCESO PENAL PERUANO
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL DERECHO A
PERMANECER EN
LIBERTAD……………………………………..
2. VISIÓN
CRITICA…………………………………………………….............
...
3. EL SOFISMA SOBRE LA NATURALEZA DE LA PRISIÓN
PREVENTIVA………………………………………………………

4. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXÓN DEL PROBLEMA


4.1. xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
xxxxxxxxxxxxxxxxx………………………………………..
4.2. Justificación e importancia…………………………………..
4.3. Objetivos y finalidad…………………….…………………….
4.3.1. Objetivos………………………………………………

5. CONCLUSIONES PARA EL CAPITULO


III………………………..
CAPÍTULO IV:
PROCESAMIENTO Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN
1. CONTRASTACIÓN EMPÍRICA DE LAS
HIPÓTESIS……………
Trabajo operacional
1.1. Contrastes relacionados con los datos obtenidos a través del
examen de las sentencias………………………………..
1.2. Contrastes con los datos obtenidos a través del instrumento
encuesta dirigido a jueces, fiscales y
abogados……………………………………………………….
2. DISEÑO DE COMPROBACIÓN DE LAS HIPÓTESIS DE
INVESTIGACIÓN……………………………………………………
..
2.1. hipótesis de la investigación…………………………………..
2.2. resultado final…………………………………………………..

CONCLUSIONES FINALES……………………………………………….
RECOMENDACIONES…………………………………………………….
PROPUESTA DE LEGE FERENDA………………………………….......
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………...
ANEXOS……………………………………………………………………..

INTRODUCCION

La tesis de grado que presento se elabora con el afán de explicar, analizar y


sostener la teoría de la excepcionalidad y proporcionalidad de la prisión
preventiva como medida limitativa al derecho fundamental a la libertad
personal, la cual constituye la seguridad personal por excelencia, en tanto
representa la primera y originaria forma de asegurar los derechos de la persona
frente al poder persecutorio y sancionador del delito que tiene el Estado, siendo
de esta forma indistinta la conceptualización de libertad y seguridad personal
que se intensifica con la eficacia de los derechos fundamentales y el desarrollo
del modelo de Estado Constitucional de Derecho, esta relación se hace; sin
embargo, tanto la jurisprudencia como la doctrina nacional han convenido de
forma pacífica y sostenida que la libertad individual no es un derecho absoluto
y admite limitaciones por razones de interés público, aceptándose la posibilidad
de detención legal por parte de la fuerza policial del Estado o mandato judicial.
Siendo así, debe tenerse presente que el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos ha establecido legislación supranacional que en
concordancia con la Constitución de 1993 regula la prisión preventiva como un
instrumento de restricción constitucional de la libertad personal; así tenemos
que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su artículo 9°.3
establece que la prisión preventiva no debe ser la regla general, pero la libertad
del imputado está condicionada al aseguramiento procesal del mismo: esto es
los efectos de la asistencia al proceso y, en su caso, para la ejecución del fallo.

La reforma del proceso penal en el Perú tiene como punto de partida la


vigencia del Decreto Legislativo N° 957 que promulgó el Código Procesal
Penal, en el cual se desarrollaron cambios en las instituciones procesales que
para la realidad del sistema de administración de justicia penal resultaban ser
novedosos. Es en este en éste contexto normativo que la Prisión Preventiva
tuvo variaciones sustanciales en su aplicación respecto de sus antecesores
legislativos constituidos por el artículo 79° del Código de Procedimientos
Penales de 1940, su modificatoria por Ley N° 24388; así como su posterior
derogación por el artículo 2° del Decreto Legislativo N° 638 del 27 de Abril de
1991, que disponía la vigencia del artículo 135° del Código Procesal Penal de
1991. Se verifica entonces que es de larga data la política criminal del Estado
Peruano de someter a una persona sospechosa de haber cometido un delito a
una medida de coerción procesal consistente en la privación de la libertad de
forma previa a la comprobación judicial de su responsabilidad penal.

La implementación del actual modelo procesal penal en la aplicación de sus


instituciones procesales se propone alcanzar el equilibrio entre la eficiencia
procesal y el respeto al derecho constitucional al debido proceso en su faz
sustantiva, esto es que las resoluciones judiciales, en particular las que
resuelven el requerimiento de prisión preventiva, no sea la mera enunciación
de la norma aplicable al caso, sino que el Juzgador tenga que exponer los
hechos acreditados que le causan convicción con un sentido de razonabilidad y
proporcionalidad, que deben guiar la actuación de los poderes públicos. En
este sentido, la principal característica de la reforma procesal penal es el
reemplazo del modelo inquisitivo por el modelo acusatorio, que se sustenta en
la oralidad como garantía principal del proceso penal para la obtención y el
procesamiento de la información para adoptar decisiones jurisdiccionales; de
ahí que el propio texto del título preliminar del Código Procesal Penal
reconozca el carácter acusatorio, oral, público y contradictorio del nuevo
proceso.

De la revisión y lectura de un sector representativo de la doctrina nacional es


posible definir la Prisión Preventiva como la medida de coerción procesal que
priva de la libertad al imputado en un estadio procesal anterior al Juzgamiento
con la finalidad de garantizar la eficacia de la investigación preparatoria y la
eventualidad del cumplimiento de la sanción penal en caso se atribuya
responsabilidad penal al procesado; caracterizándose por ser excepcional,
proporcional, provisional y subsidiaria en su aplicación. Sin embargo, no es la
definición de esta institución del proceso penal la que es constantemente objeto
de controversia sino su tratamiento de uso excesivo e ilegitimo en el ámbito
social de inseguridad ciudadana y la falta de recursos logísticos necesarios en
lo concerniente a las instituciones del sistema de administración de justicia.

Conforme se expuso en los párrafos precedentes, resulta evidente que el


contexto de la aplicación de la Prisión Preventiva en el Perú ha dejado atrás la
controversia de su definición dogmatica para trasladarse a los órganos
jurisdiccionales a cargo de la etapa intermedia del proceso penal, ámbito en el
cual su aplicación práctica viene generando constantes y continuas polémicas
debido a dos interés de rango constitucional de igual valía; por un lado el
derecho fundamental a la presunción de inocencia, reconocido en el literal “e”
inciso 24 artículo 2° de la Constitución Política del Perú de 1993 y, el inciso 1
artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Penal, por el cual nadie
puede ser considerado ni tratado como culpable hasta que sea comprobada su
responsabilidad penal; por otro lado, la responsabilidad del Estado de cumplir
su obligación de perseguir y castigar la comisión de hechos delictivos y la
violación de valores jurídicos protegidos, reconocido en el literal “f” inciso 24
artículo 2° y los incisos 4 y 5 del artículo 159° de la Constitución Política del
Perú de 1993.

La colisión de los principios constitucionales de presunción de inocencia de la


persona versus la persecución y sanción de los delitos que tiene el Estado,
resultan ser frecuentes y continuos al resolver los requerimientos de Prisión
Preventiva; de manera que la prevalencia de uno de estos principios sobre el
otro causa dos situaciones jurídicas procesales con los riesgos manifiestos que
a continuación se exponen: la primera situación se presenta cuando se da
preponderancia el principio constitucional de presunción de inocencia, lo cual
trae como riesgo que una persona que enfrenta la investigación preparatoria en
libertad no tenga limites a la posibilidad de boicotearlo con relativa facilidad,
frustrando de éste modo los actos de investigación ya sea mediante la evasión
procesal, la manipulación y/o obstaculización de la actividad probatoria; la
segunda situación se configura cuando se da preponderancia el principio
constitucional de persecución y sanción de los delitos, lo cual trae como riesgo
que una persona que una persona sometida a prisión preventiva que resulta
ser absuelta de la responsabilidad penal que se le imputa verá su derecho a la
libertad seriamente restringido, además del daño irreparable que se le produce
en los ámbitos de desarrollo familiar, social y laboral.

La problemática de la aplicación de la Prisión Preventiva en el Sistema de


Administración de Justicia Penal resulta ser de significativa trascendencia en
un Estado Constitucional de Derecho; en primer término, para establecer si la
resolución judicial que resuelve el requerimiento de prisión preventiva es
compatible con los principios y valores constitucionales, y en su caso, si existe
una violación de un derecho fundamental en su ejecución; en segundo término,
para analizar la doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional Peruano al
exponer los fundamentos jurídicos sobre la compatibilidad constitucional de la
aplicación de la Prisión Preventiva y sus presupuestos materiales, con motivo
de resolver los procesos constitucionales de Habeas Corpus; en tercer término,
resulta necesario analizar si el legislador nacional ha recurrido a la técnica
legislativa idónea que permita al Juzgador de la etapa intermedia del proceso
penal interpretar y aplicar la institución procesal de la Prisión Preventiva
favoreciendo una correcta interpretación o, en su caso, tener las herramientas
procesales idóneas que le permitan aparatarse de una ilegítima interpretación
de la privación cautelar de libertad en un Estado Constitucional de Derecho; en
ultimo termino, se tiene que desde el punto de vista procesal, la prisión
preventiva recibe severos cuestionamientos sobre su naturaleza jurídica de ser
una medida de coerción cautelar, provisoria, proporcional y subsidiaria, para
convertirse en un juicio anticipado de culpabilidad.

La Prisión Preventiva a pesar de su importancia y la problemática actual en su


aplicación no ha recibido un desarrollo orgánico y uniforme por la jurisprudencia
nacional respecto a los presupuestos materiales que deben concurrir para
afrontar con eficacia dicha problemática; esta motivación es la que impulsa la
presente investigación científica, la misma que contribuirá al análisis, desarrollo
y estudio crítico de la prisión preventiva, a fin de alcanzar su comprensión y,
como consecuencia de ello, su adecuada aplicación dentro del proceso penal.

En el primer capítulo se hace notar la trascendencia de los aspectos


metodológicos, con tal fin se formula el problema a investigar, identificando
algunos sub – problemas, procediéndose a determinar los fines y objetivos
perseguidos, formulando las hipótesis que, a nuestro entender, guardan
relación con el problema planteado. Del mismo modo, se ha determinado las
variables dependientes e independientes y sus respectivos indicadores, a
través de los cuales buscaremos comprobar la corrección de las hipótesis de
investigación. De igual manera, hemos delimitado el universo sobre el cual
recaerá nuestro trabajo, del que extraeremos la correspondiente muestra
representativa, para lo cual utilizaremos criterios y metodologías estadísticas
propios de la investigación empírica. De otro lado, hemos circunscrito el ámbito
de investigación, situándonos en la etapa intermedia del proceso penal. En ese
sentido, se especifican los métodos utilizados así como las técnicas empleadas
para la recolección de los datos obtenidos, para lo cual se elaborará el diseño
de contrastación empírica y de comprobación de las hipótesis planteadas, sin
descuidar el estudio del derecho comparado, con incidencia en aquellos países
que ejercen influencia sobre nuestro sistema jurídico o que se sitúan geográfica
y culturalmente cerca.
En el segundo capítulo se ha considerado pertinente desarrollar
sistemáticamente el análisis y estudio de las instituciones jurídicas
involucradas. Esta decisión responde a que en una investigación jurídica, el
propio marco teórico es parte integrante del objeto investigado, siendo
necesario recurrir a criterios lógicos - dogmáticos propios del ámbito jurídico y,
por consiguiente, ajenos a las investigaciones puramente empíricas. En este
orden de ideas, de entrada abordamos como cuestiones preliminares, que nos
servirán de punto de partida, el estudio del modelo procesal diseñado por la
Constitución Política del Estado, toda vez que el estudio de la cuestión objeto
de investigación guarda relación con el tratamiento constitucional de los
derechos fundamentales y el diseño o propuesta de proceso penal que emerge
de la Carta Política. En una segunda parte de este desarrollo sistemático
abordamos de lleno el estudio de la prisión preventiva, delimitando su
concepto, los presupuestos materiales de su aplicación, los derechos
afectados, las consecuencias jurídico – procesales de la concurrencia conjunta
o individualizada de los presupuestos materiales y, el análisis comparativo de
otras medidas de coerción procesal personal. A continuación nos ocupamos de
los desarrollos elaborados en nuestro país por el Tribunal Constitucional y la
doctrina respecto de la temática abordada por la investigación, así como
también de los sistemas de regulación de las excepciones a la regla de
exclusión, esto es, el reglado y el jurisprudencial, tomando posición al respecto.
Para concluir, consideramos pertinente el análisis micro – comparativo de la
institución en ordenamientos jurídicos como los de Estados Unidos, España,
Alemania, Argentina, Chile y Colombia.

Finalizamos la investigación con el tercer capítulo es el que se desarrolla el


procesamiento y análisis de la información, a través de la contrastación
empírica de la hipótesis y el diseño de comprobación de las hipótesis de
investigación; luego se exponen las conclusiones correspondientes, las
recomendaciones y la propuesta de lege ferenda que hemos considerado
pertinente, consignándose también la bibliografía consultada que está
vinculada con el tema materia de investigación.
CAPITULO I: PLANTEAMIENTO METODOLÓGICO

1. DESCRIPCIÓN Y SELECCIÓN DEL PROBLEMA

1.1. Situación Problemática

La implementación del actual modelo procesal penal en la


aplicación de sus instituciones procesales se propone alcanzar el
equilibrio entre la eficiencia procesal y el respeto al derecho
constitucional al debido proceso en su faz sustantiva, esto es que
las resoluciones judiciales, en particular las que resuelven el
requerimiento de prisión preventiva, no sea la mera enunciación de
la norma aplicable al caso, sino que el Juzgador tenga que exponer
los hechos acreditados que le causan convicción con un sentido de
razonabilidad y proporcionalidad, que deben guiar la actuación de
los poderes públicos. En este sentido, la principal característica de
la reforma procesal penal es el reemplazo del modelo inquisitivo
por el modelo acusatorio, que se sustenta en la oralidad como
garantía principal del proceso penal para la obtención y el
procesamiento de la información para adoptar decisiones
jurisdiccionales; de ahí que el propio texto del título preliminar del
Código Procesal Penal reconozca el carácter acusatorio, oral,
público y contradictorio del nuevo proceso.

Resulta evidente que el contexto de la aplicación de la Prisión


Preventiva en el Perú ha dejado atrás la controversia de su
definición dogmatica para trasladarse a los órganos jurisdiccionales
a cargo de la etapa intermedia del proceso penal, ámbito en el cual
su aplicación práctica viene generando constantes y continuas
polémicas debido a dos interés de rango constitucional de igual
valía; por un lado el derecho fundamental a la presunción de
inocencia, reconocido en el literal “e” inciso 24 artículo 2° de la
Constitución Política del Perú de 1993 y, el inciso 1 artículo II del
Título Preliminar del Código Procesal Penal, por el cual nadie
puede ser considerado ni tratado como culpable hasta que sea
comprobada su responsabilidad penal; por otro lado, la
responsabilidad del Estado de cumplir su obligación de perseguir y
castigar la comisión de hechos delictivos y la violación de valores
jurídicos protegidos, reconocido en el literal “f” inciso 24 artículo 2°
y los incisos 4 y 5 del artículo 159° de la Constitución Política del
Perú de 1993.

La colisión de los principios constitucionales de presunción de


inocencia de la persona versus la persecución y sanción de los
delitos que tiene el Estado, resultan ser frecuentes y continuos al
resolver los requerimientos de Prisión Preventiva; de manera que la
prevalencia de uno de estos principios sobre el otro causa dos
situaciones jurídicas procesales con los riesgos manifiestos que a
continuación se exponen: la primera situación se presenta cuando
se da preponderancia el principio constitucional de presunción de
inocencia, lo cual trae como riesgo que una persona que enfrenta
la investigación preparatoria en libertad no tenga limites a la
posibilidad de boicotearlo con relativa facilidad, frustrando de éste
modo los actos de investigación ya sea mediante la evasión
procesal, la manipulación y/o obstaculización de la actividad
probatoria; la segunda situación se configura cuando se da
preponderancia el principio constitucional de persecución y sanción
de los delitos, lo cual trae como riesgo que una persona que una
persona sometida a prisión preventiva que resulta ser absuelta de
la responsabilidad penal que se le imputa verá su derecho a la
libertad seriamente restringido, además del daño irreparable que se
le produce en los ámbitos de desarrollo familiar, social y laboral.

La problemática de la aplicación de la Prisión Preventiva en el


Sistema de Administración de Justicia Penal resulta ser de
significativa trascendencia en un Estado Constitucional de
Derecho; en primer término, para establecer si la resolución judicial
que resuelve el requerimiento de prisión preventiva es compatible
con los principios y valores constitucionales, y en su caso, si existe
una violación de un derecho fundamental en su ejecución; en
segundo término, para analizar la doctrina jurisprudencial del
Tribunal Constitucional Peruano al exponer los fundamentos
jurídicos sobre la compatibilidad constitucional de la aplicación de
la Prisión Preventiva y sus presupuestos materiales, con motivo de
resolver los procesos constitucionales de Habeas Corpus; en tercer
término, resulta necesario analizar si el legislador nacional ha
recurrido a la técnica legislativa idónea que permita al Juzgador de
la etapa intermedia del proceso penal interpretar y aplicar la
institución procesal de la Prisión Preventiva favoreciendo una
correcta interpretación o, en su caso, tener las herramientas
procesales idóneas que le permitan aparatarse de una ilegítima
interpretación de la privación cautelar de libertad en un Estado
Constitucional de Derecho; en ultimo termino, se tiene que desde el
punto de vista procesal, la prisión preventiva recibe severos
cuestionamientos sobre su naturaleza jurídica de ser una medida
de coerción cautelar, provisoria, proporcional y subsidiaria, para
convertirse en un juicio anticipado de culpabilidad.

La Prisión Preventiva a pesar de su importancia y la problemática


actual en su aplicación no ha recibido un desarrollo orgánico y
uniforme por la jurisprudencia nacional respecto a los presupuestos
materiales que deben concurrir para afrontar con eficacia dicha
problemática; esta motivación es la que impulsa la presente
investigación científica, la misma que contribuirá al análisis,
desarrollo y estudio crítico de la prisión preventiva, a fin de alcanzar
su comprensión y, como consecuencia de ello, su adecuada
aplicación dentro del proceso penal.

1.2. Justificación e importancia.

Han transcurrido más de diez años de haberse implementado el


sistema acusatorio penal en el cual se reconoce diversos principios
en la aplicación de la Prisión Preventiva que son recogidos no solo
en la legislación sino además por la jurisprudencia nacional y
comparada. Sin embargo, del conjunto de la información
bibliográfica recopilada se desprende que la problemática de la
prisión preventiva en el Perú resulta tener una complejidad distinta
y mayor a la que tuvieron sus predecesores el Código Procesal
Penal de 1991 y el Código de Procedimientos Penales de 1940;
esto es, por factores tales como la persistencia de las prácticas
jurisdiccionales inquisitivas que han persistido bajo la nueva
legislación, la escasez de recursos económicos para la plena
implementación de las reformas en todos los distritos judiciales del
país, la política criminal del Estado de menosprecio de los
derechos individuales ante la demanda social de represión eficaz
frente a la inseguridad ciudadana y, el creciente fenómeno de la
presión de los medios de comunicación sobre los jueces que
producen efectos relevantes sobre el uso de la prisión preventiva.

El abuso de la prisión preventiva es el indicador de un problema de


alcance socio – jurídico propio del sistema de administración de
justicia nacional que revela el carácter inquisitivo y autoritario de
jueces, fiscales y policías en sus roles durante la investigación
preparatoria, la etapa intermedia y el posterior juzgamiento; las
cuales siguen realizándose de forma escrita, secreta y burocrática
con la prevalencia de una actitud de prejuicio hacia el imputado
como un real infractor de la norma penal que merece la privación
de la libertad sin más trámite que la propia confesión. Ahora bien,
ante éste estado de cosas se tiene que la resolución del conflicto
penal se encuentra sometida a la ausencia de controles legales y
jurisprudenciales que favorecen la aparición de la arbitrariedad
fiscal y judicial, generándose con ello las condiciones propicias
para la vulneración de los derechos individuales del imputado; con
lo cual el modelo de enjuiciamiento autoritario se fortalece no solo
por el accionar inquisitivo de policías, fiscales y jueces, sino por la
total falta de criterios jurisprudenciales que erradiquen los altos
índices de mantenimiento injustificado y prolongado de personas
inocentes privadas de la libertad. A esto se aúna, la falta de una
política criminal de Estado dirigida a resolver los problemas de
criminalidad, así como la falta de trabajo coordinado que vincule el
accionar del Ministerio Público como órgano de persecución penal
con las demandas sociales de seguridad ciudadana.

En el contexto antes descrito se encuentra la justificación jurídica


de la presente investigación científica, la cual contribuirá en gran
medida a un desplazamiento ascendente de las atribuciones de
Juez de Garantías que protege al individuo frente al poder del
Estado de “salvaguardar” intereses espurios vinculados a la
seguridad ciudadana mediante el dictado de la prisión preventiva,
y; con ello lograr la disminución significativa de la aplicación
indiscriminada de una institución procesal que ejerce violencia
desmedida sobre la vida de la persona sometida a la investigación
preparatoria, para lo cual, se tiene en la legislación procesal penal
instrumentos de coerción procesal personal específicos que
permitan gestionar la privación de libertad preventiva de la manera
menos traumática posible.

1.3. Objetivos y finalidad:

1.3.1. Objetivo General

Describir y explicar si la argumentación jurídica de los


órganos jurisdiccionales que resuelven el requerimiento de
prisión preventiva expone fundamentos jurídicos
compatibles con un Estado Constitucional de Derecho, sin
descuidar los criterios de eficacia y eficiencia del proceso
penal.

1.3.2. Objetivos Específicos.

 Establecer si los móviles de la argumentación jurídica


en los fundamentos de las resoluciones judiciales que
declaran fundado el requerimiento de prisión preventiva
guardan objetividad en relación al derecho fundamental
a la presunción de inocencia.
 Identificar y explicar los conceptos fundamentales del
derecho constitucional y de los derechos humanos
relacionados con la prisión preventiva.
 Analizar la situación problemática de la aplicación de
los presupuestos normativos de la prisión preventiva en
las resoluciones judiciales que la declaran fundada.
 Describir y explicar si la desinformación ha llevado
muchas veces a confundir una audiencia de prisión
preventiva con una de juzgamiento que hace inviable la
imposición de otras medidas de coerción personal que
ante la opinión pública deja la sensación de impunidad
cuando no se aplica la prisión preventiva.

1.4. Finalidad.

Con el logro de los objetivos antes descritos se pretende proponer


científicamente alternativas que permitan contribuir al conocimiento
de la institución jurídica procesal de la Prisión Preventiva y, de esta
manera contribuir a su adecuada aplicación por parte los
magistrados del Ministerio Público y del Poder Judicial, quienes con
el conocimiento dogmatico correcto lo aplicaran a los casos
concretos que sean de conocimiento en las fiscalías o juzgados
competentes; los mismos que se estarán propensos a la
consagración del respeto al derecho fundamental de la presunción
de inocencia y la eficacia del proceso penal.

2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

2.1. Problema general.

¿En qué medida el Juzgador que resuelve el requerimiento de


prisión preventiva argumenta jurídicamente en base a los principios
de un Estado Constitucional de Derecho?
2.2. Problemas específicos.

 En un Estado Constitucional de Derecho ¿Es la Prisión


Preventiva una medida cautelar del proceso penal o una pena
anticipada?
 ¿Cómo aplica el Juzgador los principios y conceptos básicos
del derecho constitucional y de los derechos humanos al
resolver la prisión preventiva?
 Determinar si es compatible la redacción de los presupuestos
materiales de la prisión preventiva (art. 268° del NCPP) con los
valores y principios básicos del derecho constitucional y de los
derechos humanos.
 ¿Son las medidas cautelares no privativas de libertad
alternativas viables a la prisión preventiva en el Perú y cuáles
son los factores extralegales que afectan la decisión de
imponerla?

3. HIPÓTESIS Y VARIABLES.

3.1. Hipótesis general

Postulamos una respuesta probable al problema general planteado:

A mayor declaración de resoluciones judiciales que declaran


fundado el requerimiento fiscal de prisión preventiva sin
argumentación jurídica sobre los principios del derecho
constitucional y derechos humanos; mayor será la desprotección
de un Estado Constitucional de Derecho.

3.2. Hipótesis específicas.

Postulamos como respuestas probables a los problemas


específicos planteados, las siguientes:
 En el sistema de justicia penal la prisión preventiva se ha
desnaturalizado como medida procesal cautelar para
convertirse en una declaración jurisdiccional anticipada de la
culpabilidad del imputado.
 El insuficiente conocimiento y falta de motivación sobre
conceptos básicos del Derecho Constitucional y Derechos
Humanos origina que se declaren fundada la prisión preventiva
en situaciones donde no concurren los tres supuestos
materiales, más aún, sin que medie debida motivación.
 El Tribunal Constitucional Peruano no ha desarrollado un
precedente que de forma orgánica desarrolle criterios de
aplicación compatible con los derechos constitucionales y
derechos humanos, evitando que la prisión preventiva sea
usada como herramienta efectista ante la ausencia de una
política de Estado de combate al crimen organizado y la
inseguridad ciudadana.
 La aplicación de medidas coercitivas personales no privativas
de libertad resultan inviables en el sistema de justicia penal,
pues la prisión preventiva se ha convertido en una suerte de
detención por seguridad; impuesta en razón de una sospecha
no probada.

3.3. Identificación de variables.

3.3.1. Variables independientes:


El proceso penal en la etapa intermedia – Unidad de
Análisis
 Ejecutorias supremas que declaran admisible y/o
inadmisible el Auto Calificatorio de Recurso de
Casación.
 Ejecutorias supremas que declaran haber nulidad y/o
no haber nulidad el Recurso de Nulidad.
 Ejecutorias supremas que declaran fundada y/o
infundada el Recurso Casatorio.

3.3.2. Variables dependientes


 La Prisión Preventiva
 Principios y conceptos básicos del derecho
constitucional y de los derechos humanos

3.4. Identificación de los indicadores

3.4.1 Indicadores de las variables independientes


Está conformado por las siguientes ejecutorias supremas:
 Recurso de Nulidad N° 4216–2009. Lima (25–04–
2011).
 Recurso de Nulidad N° 4482–2009. Lima (29–10–
2010).
 Recurso de Nulidad N° 1246–2013. Lima (04–04–
2014).
 Recurso de Nulidad N° 2652–2013. Callao (17–10–
2013).
 Recurso de Nulidad N° 2882–2013. Cañete (20–03–
2014).
 Recurso de Nulidad N° 286–2014. Ayacucho (03–10–
2014).
 Recurso de Nulidad N° 795–2014. Lima (17–10–2014).
 Recurso de Nulidad N° 830–2014. Lima (21–04–2015).
 Recurso de Nulidad N° 1390–2014. Huánuco (07–10–
2014).
 Recurso de Nulidad N° 1534–2014. Lima Sur (14–10–
2014).
 Casación N° 28–2012. Huánuco (04–05–2012) Auto de
Calificación.
 Casación N° 257–2012. Ica (24–08–2012) Auto de
Calificación.
 Casación N° 286–2012. Arequipa (19–10–2012) Auto
de Calificación.
 Casación N° 312–2012. La Libertad (16–11–2012) Auto
de Calificación.
 Casación N° 02–2013. Del Santa (19–04–2013) Auto
de Calificación.
 Casación N° 626–2013. Moquegua (05–09–2014) Auto
de Calificación.
 Casación N° 142–2014. Tumbes (06–10–2014) Auto de
Calificación.
 Casación N° 148–2014. Puno (17–11–2014) Auto de
Calificación.
 Casación N° 161–2014. Del Santa (17–11–2014) Auto
de Calificación.
 Casación N° 374–2014. Huancavelica (18–02–2015)
Auto de Calificación.
 Casación N° 391–2014. Junín (23–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 421–2014. Ica (25–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 449–2014. Ica (26–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 52–2009. Arequipa (13–07–2010)
Sentencia.
 Casación N° 328–2012. Ica (17–10–2013) Sentencia.
 Casación N° 391–2011. Piura (18–06–2013) Sentencia.
 Casación N° 01–2007. Huara (26–07–2007) Sentencia.
 Casación N° 70–2010. Lambayeque (26–04–2011)
Sentencia.
 Casación N° 391–2011. Piura (18–06–2013) Sentencia.
 Casación N° 631–2015. Arequipa (21–12–2015)
Sentencia.
 Casación N° 328–2012. Ica (17–10–2013) Sentencia y
sus resoluciones complementarias: Casación N° 328–
2012. Ica (01–07–2014) Sentencia Aclaratoria y,
Casación N° 328–2012. Ica (13–10–2014) Consulta.

3.4.2 Indicadores de las variables dependientes


 Nivel de argumentación jurídica respecto de las
consideraciones o fundamentos esgrimidos en las
ejecutorias supremas seleccionadas sobre los
principios del derecho constitucional y derechos
humanos.
 Porcentaje de casos con criterios de argumentación
jurídica de derecho constitucional y derechos humanos.
 Porcentaje de casos sin criterios de argumentación
jurídica de derecho constitucional y derechos humanos.

3.5. Matriz de consistencia

Presentada como anexo 1, en el cual se reseñan los aspectos


generales del proyecto de investigación, tales como: problema
general, objetivo general e hipótesis general, para el caso de los
aspectos específicos: problemas específicos, objetivos específicos,
hipótesis específicas, variables de las hipótesis específicas y
técnicas de recolección de datos para cada una de las variables.

4. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

4.1. Antecedentes de la situación problematica

Se ha realizado la búsqueda de tesis dentro de la producción


académica nacional que aborden el tema planteado o temas afines;
con tal propósito se ha buscado dicho material en los catálogos de
las bibliotecas y páginas web de las siguientes universidades:
 Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
 Universidad Particular San Martín de Porres.
 Pontificia Universidad Católica del Perú.
 Universidad Nacional Federico Villareal.
 Universidad Nacional de Trujillo.
Concluida la búsqueda, no se han encontrado tesis sobre la Prisión
Preventiva en el Estado Constitucional de Derecho; sin embargo, si
se ha encontrado en la Biblioteca de la Unidad de Post-Grado de
Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos una
tesis relacionada con los problemas, análisis y alternativas del
Proceso Contencioso Administrativo; la cual a continuación se
reseña:
SALINAS SICCHA, Emérito Ramiro
2004 – El rol de la etapa intermedia en el proceso penal común
según el Código Procesal Penal.
Tesis (Mg.) Mención: Derecho Penal.
UNMSM, Facultad de Derecho y CCPP., Escuela de Post-Grado.
277 h., 30 cm.
SILVA ASTETE, Mario Hugo.
2010 – El peligro procesal en la motivación de la Prisión Preventiva
Tesis (Mg.) Mención: Derecho Penal
UNMSM, Facultad de Derecho y CCPP., Escuela de Post-Grado.
186 h., 30 cm.

4.2. Bases Teóricas

El Artículo 2 inciso 24 parágrafo “b” de la Constitución Política del


Perú de 1993 señala que no se permite ningún tipo de restricción
de la libertad personal, salvo en los casos previstos en la ley; por lo
tanto la ley fundamental reconoce la libertad personal como un
derecho fundamental, pero al mismo tiempo consagra su carácter
relativo, a legitimar su afectación por causales previstas en el
marco estricto de la legalidad, una de estas restricciones es la
prisión preventiva, que es esencialmente una medida cautelar de
naturaleza personal, pues, recae directamente sobre la libertad del
sujeto pasivo de la relación jurídico – procesal, cuya incidencia
jurídica pretende garantizar la condena del presunto culpable.
La libertad es un bien jurídico que permite la autorrealización del
individuo y que posibilita su intervención en concretas actividades
socioeconómicas. La libertad en el antiguo régimen inquisitivo era
un bien jurídico devaluado, su aceptación era la regla y su
confirmación la excepción y era utilizada como medida cautelar
destinada a asegurar los efectos positivos de la condena así como
para propiciar suplicios y dolores al detenido. En el modelo
procesal mixto la libertad individual únicamente se limitaba a
razones de necesidad y urgencia, la justicia penal debía realizarse
en presencia del imputado, de acuerdo con una actividad
probatoria y de acuerdo a las reglas del contradictorio y el derecho
de defensa.
Debe advertirse que la condena es la culminación del
procedimiento, la eficacia de la investigación depende del
desarrollo probatorio que se pueda alcanzar mediante la
intervención de los sujetos procesales; y es fundamental la
presencia del imputado, puesto que lejos de considerarlo un objeto
de prueba, su participación es necesaria para la actuación de
ciertos medios probatorios. La ausencia del imputado en algunas
diligencias puede provocar la ineficacia probatoria, en
consecuencia hay excepciones en las que se hace necesaria la
intervención estatal para que durante el procedimiento se asegure
la actuación de ciertas pruebas que faciliten el esclarecimiento de
su objeto.
La prisión provisional para Fenech 1 es un acto cautelar por el que
se produce una limitación de la libertad individual de una persona
en virtud de una resolución judicial y que tiene por objeto el ingreso
de esta en un establecimiento público, destinado al efecto, con el
fin de asegurar los fines del proceso y la eventual ejecución de la
pena.

1
FENECH, M., El Proceso Penal, cit, p.161, citado por Alonso Raúl Peña cabrera Freyre en Exegesis del
Nuevo Código Procesal Penal, Primera Edición, Editorial RODHAS, Lima 2007, p.712.
La prisión preventiva es una medida de coerción procesal valida,
cuya legitimidad está condicionada a la concurrencia de ciertos
presupuestos (formales y materiales), que debe tomar en cuenta el
Juzgador al momento de decidir la medida, que se encuentran
taxativamente previstos en las normas que modulan su aplicación 2.
La prisión preventiva se equipara a la “detención preventiva”
introducida en nuestro ordenamiento legal en el Art.137° del Código
Procesal penal de 1,991. Es una institución jurídica que en el
proceso penal significa la privación de la libertad del imputado con
el fin de asegurar el proceso de conocimiento o la ejecución de la
pena.

Ella sirve a tres objetivos:


1) Pretende asegurar la presencia del imputado en el
procedimiento penal.
2) Pretende garantizar una investigación de los hechos, en
debida forma, por los órganos de persecución penal.
3) Pretende asegurar la ejecución penal3.

La prisión preventiva es una medida coercitiva que tiene por objeto


asegurar a la persona del imputado a los fines del cumplimiento de
la pena privativa de libertad. El aseguramiento de una pena
corporal, traducido en la detención judicial intenta justificar una
medida preventiva que tiene su génesis en la inseguridad que
genera la criminalidad para la sociedad que necesariamente se
plasma en primer lugar en el imputado. Este razonado temor e
inseguridad que genera la criminalidad en la sociedad aumenta en
nuestro país debido a los altos índices de criminalidad que registra
en la actualidad.
Toda sociedad busca su seguridad jurídica, entendida esta última
como un supuesto esencial para la vida de los pueblos, el

2
PEÑA CABRERA, Alonso Raúl, en Exegesis del Nuevo Código Procesal Penal, Primera Edición,
Editorial RODHAS, Lima 2007, p.712.
3
ROXIN, Claus; “Derecho Procesal Penal”, Traducción de la 25ª edición alemana de Gabriela E. Córdova
y Daniel R. Pastor, Editores del Puerto, Buenos Aires 2000, p.257.
desenvolvimiento normal de los individuos e instituciones que los
integran4 , en virtud a ella el mandato de detención aparece como
una respuesta del sistema penal frente a la potencialidad delictiva
del imputado; la aplicación de dicha medida transitoriamente
asegurará a la sociedad frente al presunto culpable y es admisible
en cualquier estado del procedimiento.
Las características esenciales de la prisión preventiva son su
provisionalidad, instrumentalidad y cautelar; y para Binder 5, existiría
un tercer principio: el de proporcionalidad: la violencia que se
ejerce como medida de coerción nunca puede ser mayor que la
violencia que se podrá eventualmente ejercer mediante la
aplicación de una pena, en caso de probarse el delito en cuestión.
Entre las medidas que aseguran el procedimiento, la prisión
preventiva es la injerencia más grave en la libertad individual; por
otra parte, ello es indispensable en algunos casos para una
administración de justicia penal eficiente 6. El principio constitucional
de proporcionalidad exige restringir la medida y los límites de la
prisión preventivas lo estrictamente necesario.
El derecho internacional de los derechos humanos protege
extremadamente el principio de inocencia que asiste al imputado, lo
que impide que se trate como culpable a la persona sospechosa de
haber cometido un delito mientras no haya sido declarada
judicialmente su culpabilidad, en consecuencia los efectos de la
prisión preventiva de ninguna manera pueden ser equiparados a
los efectos de una pena. Resulta completamente ilegitimo detener
preventivamente a una persona con fines retributivos o preventivos
propios de la pena, ahí radica la importancia de que la duración de
la prisión preventiva se extienda a un tiempo razonable, puesto que
al excederse de la razonabilidad temporal esta medida deviene en
arbitraria e ilegítima, por tanto la razonabilidad temporal de la
4
Diccionario Jurídico Fundamental, Flores Polo, Pedro, 2ª Edición, Editorial Grijley, Lima-Perú, año
2002, p.721
5
BINDER, A.M.: Introducción al Derecho Penal, p.200, citado por Alonso Raúl Peña cabrera Freyre en
Exegesis Del Nuevo Código Procesal Penal, Primera Edición, Editorial RODHAS, Lima 2007, p.714.
6
ROXIN, Claus; “Derecho Procesal Penal”, Traducción de la 25ª edición alemana de Gabriela E. Córdova
y Daniel R. Pastor, Editores del Puerto, Buenos Aires 2000, p.256.
medida se fundamenta en los principios de celeridad y eficacia
procesal.
Ni la función de aseguramiento de la pena corporal puede otorgar
legitimidad a la intromisión estatal en la esfera de la libertad de la
persona sin que exista una declaración de culpabilidad. Cualquier
fundamento resulta inconsistente, ni la justificación que la
detención judicial tiene por objeto “adelantar las funciones de la
pena a la declaración de culpabilidad” puede legitimar la facultad
del Estado para privar la libertad a los individuos de una sociedad.
El problema se potencializa en países en que las tasas de
criminalidad son altas y el sistema procesal penal no es suficiente
para luchar contra ese fenómeno, uno de esas sociedades es la
peruana que tiene altos índices de criminalidad y su sistema
democrático aún es débil, por lo que la aplicación de esta medida
de seguridad resulta necesaria y la colisión de derechos libertad-
seguridad son aún muy discutibles.
Justamente porque afecta un derecho fundamental la prisión
preventiva debe constituir una medida de ultima ratio, que solo
debe aplicarse ante circunstancias plenamente justificadas, que
deben condecirse con un estado de cosas que revele graves
indicios de criminalidad, considerando al imputado renuente a
someterse libremente a la coacción estatal o que manifiesta una
conducta poco colaboradora para el esclarecimiento de los hechos,
o obstruya la actividad probatoria.
El orden interno de un Estado se revela en el modo en que estará
regulada esa situación de conflicto: los estados totalitarios, bajo la
antítesis errónea Estado-ciudadano, exagerarán fácilmente la
importancia del interés estatal en la realización, lo más eficaz
posible, del procedimiento penal. En un estado de Derecho, en
cambio, la regulación de esa situación de conflicto no es
determinada a través de la antítesis Estado-ciudadano; el Estado
mismo está obligado por ambos fines –aseguramiento del orden a
través de la persecución penal y protección de la esfera de libertad
del ciudadano7.
Con ello el principio constitucional de proporcionalidad exige
restringir la medida y los límites de la prisión preventiva a lo
estrictamente necesario; que será posible con la instauración de un
debido sistema penal y procesal penal que ha estado
evolucionando en el Perú, a partir de la dación de la Ley 24833, la
entrada en vigencia del Art.135° del Código Procesal Penal de
1991, sus respectivas modificatorias y con la entrada en vigencia
del nuevo Código Procesal Penal del 2004.

4.3. Marcos Conceptuales

4.3.1 Marco Teórico


La Prisión Preventiva.
La Presunción de Inocencia
Filosofía de la Constitución: Doctrina de los derechos
fundamentales de la persona.

4.3.2 Marco Jurídico – legal


Literal “e” y “f” del inciso 24 artículo 2° de la Constitución
Política del Perú de 1993.
Incisos 4 y 5 del artículo 159° de la Constitución Política del
Perú de 1993.
Inciso 1 del artículo II del Título Preliminar del Código
Procesal Penal.
Artículos 268° a 285° del Código Procesal Penal.
Artículos 427° a 436° del Código Procesal Penal.

5. UNIVERSO Y MUESTRA

5.1. Ámbito de la Investigación

7
ROXIN, Claus; “Derecho Procesal Penal”, Traducción de la 25ª edición alemana de Gabriela E. Córdova
y Daniel R. Pastor, Editores del Puerto, Buenos Aires 2000, p.258.
5.1.1. Ámbito Espacial
Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República: autos calificatorios,
recursos de nulidad y sentencias casatorias sobre autos
que resuelven el requerimiento de Prisión Preventiva.

5.1.2. Ámbito Temporal


Año 2,007 – 2,017.

5.1.3. Ámbito Cuantitativo


31 ejecutorias supremas (autos calificatorios, recursos de
nulidad y sentencias casatorias)

5.2. Delimitación del Universo

5.2.1. Delimitación temporal


La investigación considerará las ejecutorias supremas que
resuelven el requerimiento de prisión preventiva en vía de
recurso de nulidad y casación durante el período
comprendido entre enero de 2007 y diciembre de 2015,
esto es, un lapso de ocho años.

5.2.2. Delimitación espacial


Las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República tienen competencia a
nivel nacional, por lo que se abarcará todo el territorio de la
República.

5.2.3. Delimitación social


Se toma como unidades de estudio a los operadores del
proceso penal (Jueces, Fiscales y Abogados).

5.2.4. Delimitación física


Establecida por las 31 ejecutorias supremas (autos
calificatorios, recursos de nulidad y sentencias casatorias)
emitidas por las Salas Penales Permanente y Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República durante el
período de investigación (2007 a 2015).

5.3. Universo o Población:


Considerando las delimitaciones anotadas, el universo o población
de nuestra investigación se ha determinado de la manera siguiente:
a) Los requerimientos de prisión preventiva interpuestos en la
etapa intermedia de los procesos penales a nivel nacional sin
distinción del delito materia de proceso, tramitados a partir del
año 2007 hasta diciembre de 2015, en los que haya sido
necesaria la aplicación de las normas y criterios relativos al
tema materia de investigación.
b) Los abogados especializados en Derecho Penal y Derecho
Procesal Penal, sin distinción del registro de inscripción a
cualquier Colegio de Abogados de la República del Perú.
c) Los jueces y fiscales en los que se ha implementado las
normas procesales del Código Procesal Penal (Decreto
Legislativo Nº 957), de los distritos judiciales de la República
del Perú.

5.4. Muestra

En esta investigación se utilizará una muestra de tipo probabilístico,


ya que las ejecutorias supremas (autos calificatorios, recursos de
nulidad y sentencias casatorias) y las personas que conforman el
universo de la investigación, muestran características similares.

De este ‘conjunto universal’ se elegirá el número correspondiente


de cada uno de los subconjuntos de la población, conforme a
métodos estadísticos que determinen que las unidades de la
muestra elegidas sean representativas del universo.
Sin embargo, se buscará considerar dentro de la muestra, a todos
los casos producidos durante el período de investigación,
incluyendo los más emblemáticos o paradigmáticos, que presenten
alguno de los elementos específicos comprendidos en el tema de
investigación.

6. METODOLOGÍA

6.1. Marco metodológico

La presente investigación se desarrollará dentro del ámbito del


Derecho Procesal Penal, utilizando para ello las categorías e
instrumentos conceptuales de esta disciplina jurídica, tales como
las medidas de coerción procesal personal, la comparecencia, la
comparecencia con restricciones, el impedimento de salida, la
suspensión preventiva de derechos, la prisión preventiva, la
prolongación de la prisión preventiva y el cese de la prisión
preventiva.

Asimismo, el análisis del modelo de proceso penal diseñado por la


Constitución Política del Estado y su relación con el derecho
fundamental a la Presunción de Inocencia, obliga, en cierta medida,
a recurrir a categorías conceptuales propias del Derecho
Constitucional ya que necesariamente abordaremos someramente
el examen de los derechos fundamentales que eventualmente son
vulnerados a través de la prisión preventiva.
Teniendo en cuenta la naturaleza jurídica del tópico materia de
investigación es indudable la necesidad de recurrir a criterios
dogmáticos de la doctrina y, los que desde una legítima toma de
posición, podamos aportar nosotros. En este orden de ideas,
resulta necesario elaborar un estudio teórico detallado y sustentado
que nos permita arribar a conclusiones fundamentadas en relación
con los objetivos planteados por la investigación. Por tal razón,
dicho estudio dogmático, así como las categorías e instituciones
jurídicas a considerarse, se encuentran estructurados en el capítulo
II intitulado: “Desarrollo sistemático de las instituciones jurídicas
comprendidas en el marco teórico de la investigación”.

6.2. Método:

Considerando que no existe un método único de investigación del


derecho, en la presente investigación no solo emplearemos el
método dogmático formalista sino también el método descriptivo –
explicativo, especialmente el estadístico, propio de las ciencias
sociales.

La investigación a desarrollar es fundamentalmente socio –


jurídico, armonizando la investigación jurídica formal con la
investigación de campo (análisis de autos calificatorios, recursos de
nulidad y sentencias casatorias sobre Prisión Preventiva emitidas
por las Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República), además del marco teórico
(doctrina) que se expone.

En este orden de ideas, el método dogmático formalista será útil


para el desarrollo de la parte eminentemente teórica de la
investigación, esto es, para el estudio de las diversas instituciones
y categorías involucradas en la temática del capítulo II “Desarrollo
sistemático de las instituciones jurídicas comprendidas en el marco
teórico de la investigación”. Como no puede ser de otra manera,
también recurriremos al uso de los métodos inductivo y deductivo
para esta área de la investigación. Mientras que, tratándose del
área empírica del trabajo, utilizaremos el método descriptivo –
explicativo, especialmente el estadístico. Adicionalmente, será
necesario recurrir al uso del método comparativo para el estudio de
los sistemas extranjeros previamente seleccionados en orden a
establecer las diferencias y semejanzas entre ellos y el
ordenamiento jurídico nacional.

6.2.1 Métodos generales de investigación:


Método Inductivo, Método Deductivo, Método Analítico,
Concordancia y Discordancia, Método Sintético.

6.2.2 Tipo de Estudio:

Descriptivo y Explicativo: porque se busca especificar las


propiedades de las variables independientes o factores
(descriptivo) que determinan resolver los requerimientos de
prisión preventiva fundada o infundada (explicativo o
experimental).

6.3. Tipo y diseño de la investigación:

6.3.1 Tipo de la investigación:

La investigación será de carácter descriptivo – explicativo


por la función principal de sus variables, orientadas a
describir, explicar, determinar y dar a conocer las
particularidades y características de las categorías jurídicas
vinculadas con el tema, a la vez que su funcionamiento en
la realidad social; así como también orientada a explicar
objetivamente las relaciones teórico-normativas y de
eficacia de la normatividad vinculada con el tema.

Asimismo se realizará un trabajo de tipo comparativo,


tratando de identificar las relaciones de semejanza,
identidad y diferencia entre los sistemas jurídicos
extranjeros de mayor influencia y similitud con el nuestro.
6.3.2 Diseño de la investigación
El diseño de la presente investigación es no experimental
pues se observaran los fenómenos tal y como se
manifiestan en su contexto natural y luego analizarlos.
En la presente investigación las variables independientes
(ejecutorias supremas que declaran admisible y/o
inadmisible el auto calificatorio de recurso de casación,
ejecutorias supremas que declaran haber nulidad y/o no
haber nulidad el recurso de nulidad y ejecutorias supremas
que declaran fundada y/o infundada el recurso casatorio)
ya han ocurrido y no podrán ser manipuladas; pues el
investigador no tendrá control directo sobre dichas
variables, por lo tanto no se puede influir sobre ellas porque
ya sucedieron, al igual que sus efectos.
A. Tipo de Diseño:
En función de las variables propuestas la investigación
se concentra en analizar cuál es el nivel o estado de
una o diversas variables en un momento dado, siendo
su propósito describir la incidencia de dichas variables
y su interrelación en un momento dado. Por lo tanto,
podemos señalar que la presente investigación es de
tipo Transversal – Descriptivo.

6.4. Técnicas de recolección de Información

Se utilizarán técnicas adecuadas para este tipo de investigación,


tales como:

6.4.1. Encuesta
Dirigida a las unidades integrantes de la Muestra.
Previamente se instrumentalizará el cuestionario de
preguntas correspondiente.

6.4.2. Entrevista
A efectuarse a especialistas en la materia seleccionados
entre las unidades de la muestra, a las que por sus
condiciones académicas y de alta especialización en el
tema de investigación, se les entrevistará verbalmente,
previo cuestionario de preguntas y teniendo en cuenta las
variables e indicadores de la investigación.

6.4.3. Análisis documental


A realizarse sobre las decisiones finales de los operadores
jurídicos contenidas en las ejecutorias supremas que
declaran admisible y/o inadmisible el auto calificatorio de
recurso de casación, ejecutorias supremas que declaran
haber nulidad y/o no haber nulidad el recurso de nulidad y
ejecutorias supremas que declaran fundada y/o infundada
el recurso casatorio, conocidas a través de publicaciones
de diversa índole así como también en los expedientes que
obran en las Salas Penales Permanente y Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia de la República seleccionadas y
en los archivos de la Biblioteca de la Corte Suprema de
Justicia de la República.

6.4.4. Fichaje de información doctrinaria


Se recurrirá al sistema de las fichas bibliográficas con el fin
de recabar y guardar la información obtenida de los
diversos trabajos consultados, para luego analizarla,
procesarla e interpretarla de conformidad con criterios
metodológicos adecuados. Es necesario precisa que, más
allá del uso de la ficha tradicional, se recurrirá a un sistema
informático de fichaje. Igualmente, se recurrirá a la
información obrante en la Internet, la misma que será
recabada, organizada y guardada de acuerdo con criterios
propios de la informática.

6.4.5. Análisis micro comparativo de sistemas jurídicos


Se efectuará un análisis micro comparativo de los Sistemas
Jurídicos estadounidense, español, alemán, argentino,
chileno y colombiano, con la finalidad de encontrar las
relaciones de semejanza, identidad y diferencia con
nuestro ordenamiento jurídico.

6.5. Técnicas de recolección de datos


Se realizara la recolección de datos pertinentes sobre las variables
involucradas en la investigación, lo cual implica tres actividades
estrechamente vinculadas entre sí:
A. Seleccionar un instrumento de medición.- para nuestro
estudio utilizaremos el “análisis de contenido”, la cual es una
técnica para estudiar y analizar la información de una manera
objetiva, sistemática y cuantitativa y hacer inferencias validas
y confiables de los datos con respecto a su contexto, sobre
todo teniendo en cuenta las resoluciones materia de estudio.
B. Aplicar ese instrumento de medición.- es decir, obtener las
observaciones y mediciones de las variables que son de
interés para nuestro estudio (medir variables).
C. Preparar las mediciones obtenidas para que puedan
analizarse correctamente (a esta actividad se le denomina
codificación de los datos)

6.6. Fuentes de información para la investigación

6.6.1. Fuentes Primarias


Corresponde al análisis y estudio que se realizaran en 31
ejecutorias supremas (autos calificatorios, recursos de
nulidad y sentencias casatorias) sobre Prisión Preventiva
emitidas por las Salas Penales Permanente y Transitoria de
la Corte Suprema de Justicia de la República provenientes
de un requerimiento fiscal.

6.6.2. Fuentes Secundarias:


Comprende a los documentos que van a determinar la
revisión de bibliografía jurídica y, que son aquellos
consignados en los marcos teórico – conceptual y teórico –
jurídico.

6.7. Procesamiento de la información acumulada


El análisis de los datos va a consistir en primer término en la
descripción de los datos y posteriormente a efectuar el análisis
estadístico respectivo para relacionar las variables; es decir, se
realizara un análisis de estadística descriptiva para cada una de las
variables y luego describir la relación entre éstas. Se describirán
los datos a través del modelo de distribución de frecuencias,
agregando las frecuencias relativas (porcentaje) y, presentándolas
en forma de histogramas o gráficas circulares.

6.8. Análisis e interpretación de la información

Para comunicar los resultados estos deben definirse con claridad y


de acuerdo a las características del usuario o receptor. En nuestro
caso se presentará a un contexto académico como son los
profesores – investigadores y alumnos de la Unidad de Post Grado
de la Facultad de Derecho de la UNMSM.

CAPÍTULO II:

DESARROLLO DE LAS INSTITUCIONES JURÍDICAS RELACIONADAS A


LA INVESTIGACIÓN

Desde la perspectiva jurídica – procesal la prisión preventiva es una medida


restrictiva personal emitida en la tramitación del proceso penal que es aplicada
inexorablemente a la libertad individual del ciudadano con fines de asegurar la
concurrencia del imputado en la etapa el juicio oral; de este modo resulta ser
de capital importancia exponer y desarrollar la noción de libertad personal que
por su naturaleza de derecho fundamental está relacionado con otro derecho
de igual jerarquía, como es el derecho a la presunción de inocencia que se
invoca en todos los actos de investigación y juzgamiento del ilícito penal que se
le atribuye a cualquier ciudadano sometido a proceso judicial. Las instituciones
jurídicas de libertad individual y presunción de inocencia no se excluyen entre
sí, pues su ejercicio como derechos fundamentales en mayor o menor medida
incide de manera directa en el problema de tesis, al constituirse como parte de
las variables dependientes al pertenecer a las instituciones jurídicas del
Derecho Constitucional y de los Derechos Humanos.

El desarrollo de la institución procesal de la prisión preventiva se efectuara


analizando sus antecedentes legislativos, fijándose su definición conforme el
Código Procesal Penal (Decreto Legislativo N° 954) y la doctrina nacional,
evaluando su correspondencia con las normas supra nacionales en materia de
derechos humanos, comparando la aplicación normativa de la prisión
preventiva con la legislación y doctrina comparada, analizando la eficacia de la
aplicación de la prisión preventiva en la lucha contra la delincuencia común y
crimen organizado, para finalmente, exponer una visión crítica sobre la
constitucionalidad de su aplicación.

PRIMERA PARTE: NOCIONES PRELIMINARES

1. EL CONCEPTO JURIDICO DE LIBERTAD Y LA DOCTRINA DE LOS


DERECHOS HUMANOS.
1.1. La libertad: nociones básicas.

Dentro de las palabras que en su extensión interpretativa, manifiesta una serie


de acepciones, variaciones y connotaciones, encontramos a la expresión
“LIBERTAD”, la cual se conceptúa básicamente como “Facultad natural que
tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es
responsable de sus actos”8,

Sin embargo, en las conversaciones diarias, por libertad se entiende la


ausencia de trabas, en relación con los movimientos posibles de una persona,
un animal o un objeto. Del reo encerrado en su celda decimos que no es libre, y
en el mismo sentido declaramos que han quedado en libertad, el gas que se

8
Cabanellas, Guillermo.- Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Tomo V.- Pág. 177
desprende de una probeta, al producirse una reacción química, o el pájaro que
escapa de las rejas de su jaula.

La acepción que acabamos de citar es puramente mecánica, alude a una


simple posibilidad de movimiento, frente a la que no hay obstáculos capaces de
destruirla o limitarla. Por esta razón, al referirse el escritor inglés Hobbes, al
concepto que analizamos, dice que no podríamos considerar privados de
libertad al hombre imposibilitado para moverse (un paralítico, verbigracia), o a
la piedra tirada en medio del camino.

Las acepciones de esta voz proteica no son menos numerosas en la


terminología filosófica y jurídica. Conviene desde luego distinguir la libertad
como atributo de la voluntad del hombre, de la libertad como derecho. Aquélla
es generalmente concebida como poder, o facultad natural de auto-
determinación. Podría definirse diciendo que es la aptitud de obrar por sí, o
sea, sin obedecer a ninguna fuerza o m otivo determinante. Es, como diría
Kant, una causalidad cuyo primer momento es sólo causa, no efecto de otra
causa.

La noción de libertad, ha sido utilizada asimismo por los partidarios de la


doctrina del contrato social. Esta tesis, son pretexto de explicar el origen de la
comunidad política, pretende referir la validez del orden jurídico a la voluntad
de los particulares, ya que ve en el derecho el fruto de un contrato, celebrado
por ellos en uso de su autonomía. De aquí que la doctrina contractualista y la
teoría del reconocimiento, se hallen situadas en el mismo plano, y persigan una
finalidad idéntica.

En consecuencia, procederemos a hablar de dos de las acepciones


compuestas de libertad mas importantes para la presente investigación:

1.1.1. La Libertad Personal.


Se considera, desde la manifestación de sus movimientos corporales de cada
individuo y el reconocimiento jurídico de las garantías procesales, cuando
existan hechos o indicios que autoricen la detención 9.

“La libertad es el bien jurídico de mayor categoría (…). Violarla en el individuo o


quebrantarla en la sociedad constituye la más grave de las trasgresiones, el
mayor de los peligros, el más trascendental de los daños” 10.

El gran maestro Víctor García Toma sostiene que: “Es indudable que la historia
de la humanidad es un largo camino hacia la afirmación de la libertad, amén
que dicho albedrío autodenominativo en su actuación coexistencial se
encuentra garantizado por la ley. El ser humano nace libre, lucha por afirmarse
como tal o en su defecto, brega por recuperarla ante los embates de los
gobiernos autocrácticos. En los tiempos actuales ella se ha convertido en el
pendón de todos los pueblos (…). La humanidad siempre ha tenido un solo
norte: Que el hombre sea genuina y cabalmente libre. La libertad es un atributo
inherente al ser humano por su sola condición de tal. Esta facultad natural debe
ser concebida como expresión de albedrío y debe ser ejercitada dentro de las
limitaciones legales impuestas por el Estado para afirmar la plena convivencia
social, a efectos de que la libertad de uno no avasalle, no vulnere ni interfiera al
libertad de los demás”11.

1.1.2. La Libertad Jurídica.

Desde el punto de vista jurídico, la libertad suele definirse como la facultad de


hacer u omitir aquello que no está ordenado ni prohibido. La definición anterior
se funda en la división de los actos posibles de un sujeto cualquiera, en
relación con las normas del derecho objetivo. Tales actos pertenecen,
necesariamente, a una de estas tres categorías: ordenados, prohibidos,
permitidos.

Podemos decir, de acuerdo con lo expuesto, que la libertad jurídica se


encuentra vinculada siempre a un derecho subjetivo y que consiste en la

9
Cabanellas, Guillermo.- Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Tomo V.- Pág. 184
10
Enciclopedia Jurídica Omeba.- Tomo XVIII.- pág. 427
11
García Toma, Víctor, Los Derechos Humanos y la Constitución, Gráfica Horizonte S. A., Lima, 2001, p,
171.
facultad de optar entre su ejercicio o no ejercicio. Para mayor claridad,
convendría darle el nombre de derecho de segundo grado. Como tal, se funda
indefectiblemente en el de primer grado y carece, por ende, de existencia
autónoma. El de primer grado puede ser absoluto o relativo; el de segundo es
absoluto y tiene como correlato la obligación impuesta a todo el mundo de no
impedir al titular que opte entre ejercitar o no ejercitar los derechos que el
ordenamiento jurídico le otorga. Infiérase de ello que los demás no podrán
exigirle que los haga valer, ni estarán autorizados para impedir que los ejercite.
Esta relación podría expresarse diciendo que el derecho de primer grado es la
facultad fundante y el de segundo la facultad fundada.

Conviene advertir que en nuestra definición de libertad hemos usado el término


derecho subjetivo en sentido estricto, es decir, como facultad correlativa de uno
o varios deberes de persona o personas diversas del titular, no fundada en una
obligación de éste. Si la expresión se empleara en sentido lato, no sería
correcto afirmar que el derecho de que hablamos es la facultad que toda
persona tiene de ejercitar o no ejercitar sus derechos subjetivos. El último
término posee dos acepciones diversas, que es necesario distinguir con
pulcritud. En sentido amplio no sólo se refiere a la facultad correlativa del
derechohabiente, sino, además, a la que a todo sujeto se reconoce de cumplir
con sus obligaciones. Hay derechos subjetivos que se manifiestan en la
realización o no realización de actos permitidos, y otros cuyo contenido es el
cumplimiento de un deber propio. En el caso de los segundos la facultad deriva
lógicamente de la obligación y consiste en la posibilidad legal de cumplirla.
Quien tiene el deber de pagar un impuesto, verbigracia, está también
autorizado para pagarlo.

El autor italiano Rocco H. sostenía que la libertad jurídica era “la facultad que
cualquier sujeto tiene de obrar dentro de los límites de aquello que los
preceptos del derecho no ordenan ni prohíben, y de impedir que otras personas
se opongan al desenvolvimiento de dicha actividad, o intervengan en ella” y
como, “Todo acto no contrario a una prohibición y toda omisión no opuesta a un
mandamiento jurídico pertenecen al sector de los procederes jurídicamente
libres”12.
12
ROCCO, H. L’autoritá Della cosa giudicata e i suoi limiti soggettivi, p. 299.
Resumiendo las ideas anteriormente expuestas, podemos precisar en estos
términos nuestra definición: libertad jurídica es la facultad que toda persona
tiene de ejercitar o no ejercitar sus derechos subjetivos, cuando el contenido de
los mismos no se reduce al cumplimiento de un deber propio.

Con la libertad jurídica ocurre lo propio. En su aspecto interno es un haz de


facultates agendi (por ejemplo, las de tomar un refresco o ir a la ópera); en su
aspecto externo constituye una serie de facultates exigendi. Tengo, verbigracia,
el derecho de leer un libro; pero, además, facultado estoy para optar entre
hacer o no hacer tal cosa. Mientras permanezco sentado en un banco de un
parque y, sin que nadie me moleste, leo una novela, el deber correlativo del
derecho que ejercito no es exigible, precisamente porque los visitantes del
lugar, al no perturbarme en mi lectura, cumplen con su obligación. Pero si
alguno de los paseantes pretendiese impedirme que leyera, ipso facto podría
exigirle que se abstuviera de ello, invocando, para fundar tal exigencia, mi
derecho de libertad.

1.2. La libertad en los distintos sistemas penales.

La libertad como ya se ha venido explicando, se rige bajo el contexto social,


cultural, económico y jurídico del país en el que se aplica, pues no podemos
referirnos a una libertad oriental que es restringida por el sexismo y el
patriarcalismo, con la occidental que es mas amplia, laica y se rige por un
modelo de conducta socialmente aceptado. Por lo que, yendo desde esa
perspectiva mas occidental encontramos sistemas penales que sobresalen, en
sus percepciones de libertad, las cuales se definirán a continuación:

1.2.1. el sistema acusatorio.

La implementación del Sistema Penal Acusatorio en Latinoamerica, establece


un nuevo paradigma relacionado con la privación de la libertad personal. La
idea es la de protegerla y no restringirla hasta que se autorice en sentencia
firme de condena. En este nuevo sistema, la libertad personal del imputado se
protege al máximo, constituyéndose la regla general de enfrentar el
procedimiento en libertad, y solo en casos mínimos podrá ser detenido. Este
trabajo muestra que esos casos son los supuestos de flagrancia, urgencia y
orden de detención preliminar, para presentación inmediata ante un Juez, y
cuando se solicite medida cautelar de prisión preventiva, siempre y cuando se
demuestre la ineficacia de otras medidas menos lesivas.

Los modelos procesales penales son modelos de producción de la verdad. Esto


significa que ningún modelo busca la verdad, sino que construye una realidad
lo más acorde a cómo ocurrieron los hechos, y un Sistema Penal Acusatorio
Oral, si bien puede tener sus errores, se le puede criticar, y además no es la
panacea o solución para el control social, es el modelo más objetivo y humano,
hasta ahora, para construir esa realidad y tratar de llegar a una verdad 13.

Llegar a esa construcción de verdad no es a cualquier precio, es necesario


equilibrar la investigación y juzgamiento del hecho, con los derechos de los
involucrados. Así, en este nuevo Sistema Penal Acusatorio, la libertad personal
del imputado se protege al máximo, constituyéndose en una regla general que
enfrente el procedimiento en libertad, y solo en casos mínimos podrá ser
privado de ella.

Esos casos mínimos son su detención para inmediatamente ser presentado


ante el Juez, en aquellos supuestos de flagrancia, urgencia u orden de
aprehensión, por no haberse presentado previamente, y en el supuesto de que
se solicite una medida cautelar de prisión preventiva o provisional, siempre y
cuando previamente se haya autorizado la vinculación a proceso y se haya
demostrado que otras medidas menos lesivas no asegurarán la comparecencia
del imputado ni la protección de la víctima.

Por lo anterior, la reforma principal es de la mentalidad social y operativa, ya


que no se deben buscar culpables, sino investigarse hechos, resolverse los
conflictos, y en mínimos casos afectar gravemente los derechos de los
involucrados. Este nuevo sistema implica un nuevo tipo de civilización, un
nuevo tipo de cultura, dejar atrás un chip de siglos de una visión autoritaria en
el tratamiento de las conductas desviadas, e incluir un nuevo programa mental,
social e institucional de visión humana y efectiva.

13
Mill, John. Sobre la libertad, Alianza Editorial, España, 2000, p. 29.
Hay que eliminar la resistencia al cambio en los actuales operadores y en los
que ingresarán a operar. Se necesita una reforma educativa y una difusión
desde las universidades y los ámbitos sociales necesarios para que se
adquiera el compromiso de apoyar las actividades del nuevo modelo. Lo más
importante es modificar estereotipos o paradigmas no protectores de derechos
humanos, cambiar la cultura jurídica inquisitiva y sustituirla por una cultura
jurídica garantista, lo que nos corresponde a todos los integrantes de este
colectivo social.

1.2.2. En el sistema inquisitivo.

En la historia del Derecho Procesal, encontramos dos sistemas importantes: El


Acusatorio y el Inquisitivo que, con el trascurso del tiempo, sufrieron notables
modificaciones. De la integración de estos se ha derivado
otro sistema denominado como mixto moderno y acusatorio moderno. En el
Perú, el CPP de 1991.

La palabra inquisición deriva del verbo latino inquirir que significa averiguar,
preguntar, indagar. La utilización de este sistema es propio de los regímenes
despóticos, absolutistas y totalitarios, se la relaciona con la Roma imperial y el
Derecho Canónico.

El Sistema Inquisitivo surge con la llegada de la monarquía en Roma, se opera


un cambio brusco en la estructura del proceso penal; la nueva concepción en
que la soberanía pasó del pueblo al emperador trajo consigo la aparición de los
funcionarios encargados de la persecución del delito que ejercen
la acción penal a nombre del emperador.

El Sistema Inquisitivo surgió con los regímenes monárquicos, se perfeccionó en


el Derecho Canónico y finalmente, pasó a casi todas las legislaciones europeas
de los siglos XVI, XVII y XVIII.

El Sistema Inquisitivo es el proceso en el cual las funciones de acusación y de


enjuiciamiento se encuentran reunidas en una sola persona, frente a la cual
el individuo está en una posición de inferioridad.

1.2.3. En el sistema mixto.


A efectos de hacer una comparación entre el proceso penal
del Código de Procedimientos Penales y el Nuevo Código Procesal Penal, es
necesario conocer las características del Sistema Mixto.

La crítica al sistema inquisitivo tuvo sus orígenes también en cambios políticos,


porque si el sistema inquisitivo seguía perviviendo era debido a que la forma
de gobierno era el absolutismo. Es así que al cambiarse la forma de gobierno,
también se cambió la forma de enjuiciamiento penal 14.

La Revolución Francesa, propició la abolición de la monarquía en Francia y la


proclamación de la I República, con lo que se pudo poner fin al Antiguo
Régimen y se daría paso también a la reforma en el sistema de enjuiciamiento
caracterizado por el objetivo de volver a las formas acusatorias antiguas, la
vivida en Roma en su segundo momento pero adecuándolo a las necesidades
de la época.

Los postulados de la Revolución Francesa, generó una conciencia crítica frente


a todo lo que venía de la vieja sociedad feudal. En el Derecho Penal y sobre
todo en el enjuiciamiento criminal, tuvieron roles protagónicos la ilustración y el
proceso de reformas, resaltando la dignidad del ser humano, con lo cual se
configura un proceso penal en observancia de los principios como la publicidad,
la oralidad, la libertad en la defensa y el juzgamiento por jurados.

En el preámbulo de la Constitución, denominado Declaración de los Derechos


del Hombre y del Ciudadano, los delegados de la Asamblea Nacional
Constituyente formularon los ideales de la Revolución, sintetizados más tarde
en tres principios: Libertad, Igualdad y Fraternidad, mediante este documento
se crearon los juicios con jurado en las causas penales y se propuso una
modificación fundamental de la legislación francesa, con ello el poder
judicial seria desempeñado por jueces elegidos por el pueblo.

Este sistema surge del movimiento revolucionario del siglo XVIII, este nuevo
procedimiento recoge de la inquisición la exclusividad de la persecución del

14
Neyra Flores, José Antonio, Manual del Nuevo Proceso Penal y de Litigación Oral, IDEMSA, Lima –
Perú, Julio 2010.
delito por parte del Estado. Y por otro lado, surge la idea del individuo protegido
con sus derechos como límite a este poder estatal.

Por ello, se identifican dos momentos en el proceso penal mixto, primero la


etapa de instrucción marcadamente inquisitiva, donde prima el secreto y la
forma escrita y la segunda etapa basado en la oralidad y la publicidad,
conocido como juicio oral. La función de acusar corresponde a una autoridad
distinta de la que tiene la función de juzgar.

Para Montesquieu, el procedimiento penal debía representar todas las


garantías de las libertades: la defensa del imputado, repudio a la tortura,
simpatía abierta por los tribunales populares, certeza para condenar reflejado
en la alabanza a la prueba legal o tasada, creación del Ministerio Público como
órgano de persecución penal.

2. MARCO LEGAL DE PROTECCION DE LA LIBERTAD INDVIDUAL.


2.1. EN LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS.

La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en


adelante “Corte IDH”), es de observancia obligatoria en todos los Estados parte
del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, máxime si como se ha
demostrado por medio del Control de Convencionalidad, todos los países
deben de adecuar su ordenamiento interno acorde a la Convención Americana
de Derechos Humanos (en adelante “la Convención”), por tratarse del
instrumento que contempla derechos y libertades de toda persona.

En ese orden de ideas, el Preámbulo de la Convención, contiene el propósito


de los Estados de consolidar “un régimen de libertad personal y de justicia
social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre”, de esta
forma, cada uno de los derechos humanos protege un aspecto de la libertad del
individuo. Y efectivamente para velar y garantizar el cumplimiento, así como el
respeto irrestricto de este derecho, es que éste se encuentra regulado en el
artículo 7 de la Convención, el mismo que pasaremos a desarrollar en cada
uno de sus numerales, dado que estamos frente a un derecho trascendental,
ya que ningún ser humano podrá desenvolverse en la sociedad si carece de
libertad personal.
Si bien este derecho, además se encuentra protegido en otros instrumentos
internacionales, empero por tratarse de un análisis en estricto de la
Convención, este trabajo ofrece un panorama de lo desarrollado por la Corte
IDH, ya que éste ha ido construyendo una verdadera doctrina en materia
de Libertad Personal y Seguridad Personales, al realizar interpretaciones
relevantes acordes a la evolución propia del Derecho.

1. CONTENIDO ESENCIAL DEL DERECHO A LA LIBERTAD


PERSONAL

La Corte IDH, siguiendo un criterio establecido por el Tribunal Europeo


de Derechos Humanos ha señalado que el contenido esencial de este derecho
es “la protección de la libertad del individuo contra la interferencia del Estado”.

2. ÁMBITO DE PROTECCIÓN DEL DERECHO A LA LIBERTAD

El artículo 7° de la Convención “protege exclusivamente el derecho a la


libertad física y cubre los comportamientos corporales que presuponen la
presencia física del titular del derecho y que se expresan normalmente en el
movimiento físico”.

Asimismo, si bien este derecho puede ejercerse de múltiples formas, lo que en


definitiva regula la Convención en este artículo son los límites o restricciones
que el Estado puede realizar. Es así como se explica que la forma en que la
legislación interna –de un Estado- afecta el derecho a la libertad es
característicamente negativa, cuando permite que se prive o restrinja la
libertad. Siendo, por ello, la libertad siempre la regla y la limitación o restricción
siempre la excepción a este derecho.

2.1. RELACIÓN CON EL ART. 1.1 DE LA CONVENCIÓN.

Este artículo 1.1 contiene la obligación contraída por los Estados Partes
en relación con cada uno de los derechos protegidos por la Convención, de tal
manera que toda pretensión de que se ha lesionado alguno de esos derechos,
implica necesariamente (…) que se ha infringido también el artículo 1.1 de la
Convención.
2.2. TIPOS DE REGULACIONES CONTENIDOS EN EL ART. 7 DE LA
CONVENCIÓN.

La Corte IDH, ha establecido que el artículo 7 de la Convención tiene


dos tipos de regulaciones bien diferenciadas entre sí: una general y otra
específica.

La general se encuentra en el primer numeral: “toda persona tiene derecho a la


libertad y a la seguridad personales”. Mientras que la específica, “está
compuesta por una serie de garantías que protegen el derecho a no ser privado
de la libertad ilegalmente (artículo 7.2) o arbitrariamente (artículo 7.3), a
conocer las razones de la detención y los cargos formulados en contra del
detenido (artículo 7.4), al control judicial de la privación de la libertad y la
razonabilidad del plazo de la prisión preventiva (artículo 7.5), a impugnar la
legalidad de la detención (artículo 7.6) y a no ser detenido por deudas (artículo
7.7)”.

En atención a lo mencionado, pasamos a desarrollar tanto el derecho como las


garantías citadas.

3. DERECHO A LA LIBERTAD Y SEGURIDAD PERSONALES

El artículo 7.1 de la Convención establece que:

“Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.”

Según este artículo, “la protección de la libertad salvaguarda tanto la protección


de la libertad física de los individuos como la seguridad personal, en un
contexto en el que la ausencia de garantías puede resultar en la subversión de
la regla de derecho y en la privación a los detenidos de las formas mínimas de
protección legal.

3.1. CONCEPTO DE LIBERTAD Y SEGURIDAD PERSONALES

La Libertad, en términos de la Corte IDH, es “la capacidad de hacer y


no hacer todo lo que esté lícitamente permitido. En otras palabras, constituye el
derecho de toda persona de organizar, con arreglo a la ley, su vida individual y
social conforme a sus propias opciones y convicciones”. La libertad, definida
así, “es un derecho humano básico, propio de los atributos de la persona, que
se proyecta en toda la Convención”.

Por su parte, la Seguridad es “la ausencia de perturbaciones que restrinjan o


limiten la libertad más allá de lo razonable”, igualmente “la seguridad también
debe entenderse como la protección contra toda interferencia ilegal o arbitraria
de la libertad física”.

3.2. VIOLACIÓN DE LOS NUMERALES 2 AL 7 DEL ARTÍCULO 7 DE


LA CONVENCIÓN, IMPLICA PER SE LA VIOLACIÓN DEL
ARTÍCULO.

Al respecto se tiene que, “el numeral primero del artículo 7 protege de


manera general el derecho a la libertad y la seguridad personales, mientras que
los demás numerales se encargan de las diversas garantías que deben darse a
la hora de privar a alguien de su libertad”. Por lo que, la vulneración de los
numerales 2 al 7, implica per se la vulneración del numeral 1, dado que, “la
falta de respeto a las garantías de la persona privada de la libertad desemboca,
en suma, en la falta de protección del propio derecho a la libertad de esa
persona”.

4. DETENCIÓN ILEGAL

Contrario sensu al título referido, una detención deviene en legítima, si


es que está contemplada en la legislación interna y a su vez es conforme a la
Convencion. Además, se debe considerar circunstancias tales como que esta
detención haya sido ordenada por una “autoridad judicial competente” o si se
está en “situaciones de flagrancia”. Este está contemplado en el artículo 7.2,
que a la letra dice:

“Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los
Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.”

Al referirse a este, la Corte IDH ha dicho que estamos frente a “la prohibición
de detenciones o arrestos ilegales…”, en el cual se “reconoce la garantía
primaria del derecho a la libertad física: la reserva de ley, según la cual,
únicamente a través de una ley puede afectarse el derecho a la libertad
personal”, de manera que los Estados deben establecer “tan concretamente
como sea posible y “de antemano”, las “causas” y “condiciones” de la privación
de la libertad física”.

4.1. ASPECTO MATERIAL Y FORMAL DE LA DETENCIÓN

La Corte IDH, ha determinado que “nadie puede verse privado de la


libertad personal sino por causas, casos o circunstancias expresamente
tipificadas en la ley (aspecto material), pero además, con estricta sujeción a
los procedimientos objetivamente definidos por la misma (aspecto formal).

Ambos aspectos son importantes, ya que en supuestos de detención


calificados de legales se debe respetar tanto el principio de tipicidad, así como
los procedimientos debidamente establecidos.

A propósito de ello, es preciso considerar que “si se establece que el Estado no


informó a las víctimas de las “causas” o “razones” de su detención, la detención
será ilegal y, por ende, contraria al artículo 7.2 de la Convención, pero además
constituirá una violación del derecho consagrado en el artículo 7.4 de la
misma”.

De lo afirmado líneas arriba, surge la siguiente interrogante: Si una persona


es detenida de manera ilegal, sólo se vulnera el artículo 7.4?. En términos
de la Corte IDH, además de vulnerar ese artículo, “se ponen en peligro la
observancia del debido proceso legal, ya que desconoce al detenido el derecho
a la protección de la ley y se omite el control judicial”. Pero ello, deberá
analizarse teniendo en cuenta cada caso en concreto.

4.2. LA DETENCIÓN COMO UN ACTO EX ANTE.

En reiterada jurisprudencia de la Corte IDH, se han dado casos donde


la privación de la libertad ha sido un acto ex ante, para después privar de la
vida a los detenidos, así por ej., en el caso La Cantuta, la Corte IDH determinó
que: “la privación de libertad había sido un paso previo para la consecución de
lo ordenado a los agentes militares que cometieron los hechos, esto es, la
ejecución o desaparición de las víctimas”. O sea, la privación de la libertad en
ocasiones es solo un acto previo para vulnerar derechos humanos.

4.3. CASOS EN QUE OPERA LA PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD


PERSONAL.

El Comité de Derechos Humanos ha determinado que el derecho bajo


análisis, “opera no solo en los casos en que la privación de la libertad ha sido
decretada por autoridades del estado sino también por particulares, así como
cuando la detención obedece a motivaciones penales como administrativas (el
internamiento de alcohólicos o toxicómanos, la cuarentena de portadores en
enfermedades contagiosas, la detención por situación migratoria irregular,
etc.)”.

Lo afirmado por este órgano de las Naciones Unidas, puede ser extendido al
criterio interpretativo de la Convención, dado que; como es de verse en este
instrumento las detenciones no son exclusivas de carácter penal, sino también
existen detenciones por particulares y administrativas, a excepción de la
detención por deudas.

5. DETENCIÓN ARBITRARIA.

Una detención deviene en arbitraria, cuando contraviene


los procedimientos establecidos en la ley. Este tipo de detención lo
encontramos contemplado en el artículo 7.3 cuyo tenor refiere:

“Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.”

En este tipo de detención, “nadie puede ser sometido a detención o


encarcelamiento por causas y métodos que -aún calificados de legales- puedan
reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales del
individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de
proporcionalidad”.

5.1. REQUISITOS PARA QUE UNA MEDIDA DE DETENCIÓN NO SEA


ARBITRARIA
Al respecto, debemos considerar que “no es suficiente que toda causa
de privación o restricción al derecho a la libertad esté consagrada en la ley,
sino que es necesario que esa ley y su aplicación respeten los requisitos que a
continuación se detallan a efectos de que dicha medida no sea arbitraria: i)
que la finalidad de las medidas que priven o restrinjan la libertad sea
compatible con la Convención. (…); ii) que las medidas adoptadas sean
las idóneas para cumplir con el fin perseguido; iii) que sean necesarias, en
el sentido de que sean absolutamente indispensables para conseguir el fin
deseado y que no exista una medida menos gravosa respecto al derecho
intervenido, entre todas aquellas que cuentan con la misma idoneidad para
alcanzar el objetivo propuesto; por esta razón el Tribunal ha señalado que el
derecho a la libertad personal supone que toda limitación a éste deba ser
excepcional, y iv) que sean medidas que resulten estrictamente
proporcionales, de tal forma que el sacrificio inherente a la restricción del
derecho a la libertad no resulte exagerado o desmedido frente a las ventajas
que se obtienen mediante tal restricción y el cumplimiento de la finalidad
perseguida. Cualquier restricción a la libertad que no contenga una motivación
suficiente que permita evaluar si se ajusta a las condiciones señaladas será
arbitraria y, por tanto, violará el artículo 7.3 de la Convención.

5.2. DETENCIONES LEGALES, PERO QUE DEVIENEN EN


IRRAZONABLES.

La Convención prohíbe la detención o encarcelamiento por métodos que


pueden ser legales, pero que en la práctica resultan irrazonables, o carentes de
proporcionalidad.

Es decir, para que se cumplan los requisitos necesarios para restringir el


derecho a la libertad personal, deben existir indicios suficientes que permitan
suponer razonablemente la culpabilidad de la persona sometida a un proceso y
que la detención sea estrictamente necesaria para asegurar que el acusado no
impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones ni eludirá la acción de la
justicia. Al ordenarse medidas restrictivas de la libertad es preciso que el
Estado fundamente y acredite la existencia, en el caso concreto, de esos
requisitos exigidos por la Convención.
5.3. SUPUESTO EN QUE LA PRISIÓN PREVENTIVA DEVIENE EN
ARBITRARIA.

La prisión preventiva es una medida cautelar y no punitiva. Se infringe


la Convención cuando se priva de libertad, durante un período excesivamente
prolongado, y por lo tanto desproporcionado, a personas cuya responsabilidad
criminal no ha sido establecida. Esto equivale a anticipar la pena.

Ello implica que, existe la obligación estatal de no restringir la libertad del


detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que
aquél no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones ni eludirá la
acción de la justicia. Las características personales del supuesto autor y la
gravedad del delito que se le imputa no son, por si mismos, justificación
suficiente de la prisión preventiva.

5.4. DETENCIÓN ARBITRARIA VS. DETENCIÓN ILEGAL.

Toda detención ilegal es per se una detención arbitraria, empero no


toda detención arbitraria es automáticamente ilegal, pues se puede dar la
circunstancia de que la detención es legal, pero deviene en arbitraria cuando
no se observan los procedimientos contemplados en la ley. Lo afirmado,
obedece además a que “la arbitrariedad de la que habla el artículo 7.3 tiene un
contenido jurídico propio, cuyo análisis sólo es necesario cuando se trata de
detenciones consideradas legales”.

6. INFORMACIÓN DE LAS RAZONES DE LA DETENCIÓN Y LOS


CARGOS FORMULADOS EN CONTRA DEL DETENIDO.

El artículo 7.4 de la Convención, contempla lo siguiente.

“Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su


detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.”

Este derecho “constituye un mecanismo para evitar detenciones ilegales o


arbitrarias desde el momento mismo de la privación de libertad y, a su vez,
garantiza el derecho de defensa del individuo detenido”. Además se debe
considerar que este artículo, al igual que los artículos 7.5 y 7.6, determina
“obligaciones de carácter positivo que imponen exigencias específicas o
particulares tanto a agentes del Estado como a terceros que actúen con su
tolerancia o anuencia, y que sean responsables de una detención”.

6.1. DERECHO A SER INFORMADO POR LOS MOTIVOS Y RAZONES


DE LA DETENCIÓN.

A fin de “evitar conductas ilegales o arbitrarias desde el acto mismo de


la privación de la libertad (…) -el detenido- tiene derecho a ser informado de
sus motivos y razones cuando ésta se produce”, en tanto que “no admite
excepción y debe ser observado independientemente de la forma en que
ocurra la detención”.

De este modo, para que este derecho se satisfaga “es necesario que las
razones de la detención sean comunicadas en un idioma que la persona
detenida comprenda, en un lenguaje simple y libre de tecnicismos, los hechos y
bases jurídicas esenciales en los que ésta se funda.

6.2. DERECHO DE ESTABLECER CONTACTO CON UNA TERCERA


PERSONA.

El detenido, al momento de ser privado de libertad y antes de que rinda


la primera declaración ante la autoridad, debe ser notificado de su derecho de
establecer contacto con una tercera persona, por ejemplo, un familiar, un
abogado, o un funcionario consular, según corresponda, para informarle que se
halla bajo custodia del Estado.

6.2.1. Notificación a un familiar.

La notificación a un familiar o allegado tiene particular relevancia, a


efectos de que éste conozca el paradero y las circunstancias en que se
encuentra el inculpado y pueda proveerle la asistencia y protección debidas.

6.2.2. Notificación a un Abogado.


En el caso de la notificación a un abogado tiene especial importancia la
posibilidad de que el detenido se reúna en privado con aquél, lo cual es
inherente a su derecho a beneficiarse de una verdadera defensa.

6.2.3. Notificación Consular.

En el caso de la notificación consular, la Corte IDH ha señalado que el


cónsul “podrá asistir al detenido en diversos actos de defensa, como el
otorgamiento o contratación de patrocinio letrado, la obtención de pruebas en el
país de origen, la verificación de las condiciones en que se ejerce la asistencia
legal y la observación de la situación que guarda el procesado mientras se
halla en prisión”.

6.3. INCOMUNICACIÓN DEL DETENIDO

En todos los casos, pero especialmente en los casos que involucran a


personas menores de dieciocho años de edad, la incomunicación de personas
detenidas debe constituir un último recurso y tener la mínima duración posible.
Este tipo de medidas pueden ser adoptadas por las fuerzas policiales al iniciar
una investigación de un hecho delictivo en el sitio del suceso, dando cuenta de
la situación en forma inmediata al juez competente. Fuera de estos casos
excepcionales, la incomunicación solamente puede ser dispuesta por orden
previa del juez a cargo de los procedimientos.

6.3.1. Efectos causados por la incomunicación

La incomunicación del detenido debe ser excepcional, porque causa a


éste sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, ya que lo coloca en una
situación de particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y
arbitrariedad en las cárceles, y porque pone en peligro la puntual observancia
del debido proceso legal.

6.4. INCOMUNICACIÓN DEL DETENIDO VS. COMUNICACIÓN DE LAS


RAZONES DE LA DETENCIÓN.

El primero de estos, tal como se ha explicado líneas arriba admite


excepción frente a una causa razonable, pues estamos frente a una
circunstancia en que ya se dio la detención, solo que como acto seguido viene
la incomunicación. Mientras que el segundo no admite excepción alguna, pues
toda persona detenida, siempre debe ser comunicada de las razones de su
detención, como es de verse en este último supuesto estamos frente a la
circunstancia antes y/o durante la detención. Esta diferencia entre ambas, es
de vital importancia, pues obedece a momentos distintos en que opera la
detención.

7. CONTROL JUDICIAL DE LA PRIVACIÓN DE LA LIBERTAD Y LA


RAZONABILIDAD DEL PLAZO DE LA PRISIÓN PREVENTIVA.

El art. 7.5 de la Convencion establece que:

Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u
otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá
derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad,
sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a
garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.

A efectos de un mejor desarrollo de este artículo, se debe tener en


consideración los siguientes conceptos.

7.1. CONCEPTOS PREVIOS.


7.1.1. Sin demora

En los casos de detención in fraganti, la Corte IDH determinó que la


comparecencia ante un juez sin demora “tiene particular relevancia”.

7.1.2. Juez.

El Juez u otro funcionario, para la Convención es aquel “autorizado por


la ley para ejercer funciones judiciales” –es decir- debe satisfacer los
requisitos establecidos en el primer párrafo del artículo 8 de la Convención.

7.1.3. Ser juzgado dentro de un plazo razonable.

Este acápite se encuentra desarrollado en el punto 8.3.2.

7.2. PRONTITUD EN EL CONTROL JUDICIAL DE LAS DETENCIONES


La Corte IDH ha destacado la necesidad de garantizar prontitud en el
control judicial de las detenciones fijando que una “pronta intervención judicial
es la que permitiría detectar y prevenir amenazas contra la vida o serios malos
tratos, que violan garantías fundamentales también contenidas en (…) la
Convención Americana”, tales como “el derecho a la vida y la integridad
personal”.

Bajo esa premisa, “el control judicial inmediato es un “medio de control idóneo”
para evitar la arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones”. Tomando en cuenta
que en un Estado de derecho corresponde al juzgador garantizar los derechos
del detenido, autorizar la adopción de medidas cautelares o de coerción,
cuando sea estrictamente necesario, y procurar, en general, un trato
consecuente con la presunción de inocencia que ampara al inculpado mientras
no se pruebe su responsabilidad, en atención a lo cual “un individuo que ha
sido privado de su libertad sin ningún tipo de control judicial debe ser liberado o
puesto inmediatamente a disposición de un juez (…)”, de tal forma que exista
“el goce efectivo de los derechos del detenido, tomando en cuenta la especial
vulnerabilidad de aquél”.

7.2.1. Comparecencia personal ante Juez.

Esta circunstancia obliga que el detenido comparezca personalmente y


rinda declaración ante un juez o autoridad competente. La autoridad judicial
debe oír personalmente al detenido y valorar todas las explicaciones que éste
le proporcione, para decidir si procede la liberación o el mantenimiento de la
privación de libertad (…). Esta autoridad judicial o funcionario –en mérito al
artículo 8.1- debe reunir las condiciones, de ser “un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley”.

7.3. RAZONABILIDAD DEL PLAZO EN LA PRISIÓN PREVENTIVA.

La garantía prevista en la segunda parte del artículo 7.5 de la


Convención se aplica específicamente al caso de personas detenidas
preventivamente en espera de juicio. En razón de ello, pasamos a desarrollar la
prisión preventiva y la razonabilidad del plazo.
7.3.1. Prisión Preventiva.

La prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar


al imputado de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter
excepcional, en virtud de que se encuentra limitada por el derecho a la
presunción de inocencia, así como por los principios de necesidad y
proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática.

7.3.2. Plazo Razonable

Al interpretar qué debe entenderse por “plazo razonable”, la Corte IDH


analizó el artículo 7.5 –segundo párrafo- de la Convención en relación con el
artículo 8.2 de la misma. En términos generales, entendió que cuando el plazo
se tornaba irrazonable, la medida cautelar devenía punitiva, atentando así
contra el principio de inocencia.

Asimismo, el principio de plazo razonable al que hacen referencia los artículos


7.5 y 8.1 de la Convención “tiene como finalidad impedir que los acusados
permanezcan largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida
prontamente”, de lo dispuesto en el artículo 8.2 de la Convención se deriva la
obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites
estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente
de las investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia (...). En caso
contrario se estaría cometiendo una injusticia al privar de libertad, por un plazo
desproporcionado respecto de la pena que correspondería al delito imputado, a
personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida. Sería lo mismo
que anticipar una pena a la sentencia, lo cual está en contra de principios
generales del derecho universalmente reconocidos.

Asimismo, para analizar la vulneración a este principio, se debe tomar en


cuenta los cuatro requisitos del plazo razonable establecidos por la Corte IDH
en el caso Valle Jaramillo.

7.4. PRIVACIÓN DE LIBERTAD DE NIÑOS.

En el caso de privación de libertad de niños, la regla de la prisión


preventiva se debe aplicar con mayor rigurosidad, ya que la norma debe ser la
aplicación de medidas sustitutorias cuando se estime que la prisión preventiva
es procedente en el caso de niños, debe aplicarse siempre durante el plazo
más breve posible, tal como lo establece el artículo 37.b) de la Convención
sobre los Derechos del Niño.

8. DERECHO A IMPUGNAR LA LEGALIDAD DE LA DETENCIÓN

El artículo 7.6 de la Convención establece:

Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran
ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se
viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un
juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal
amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos
podrán interponerse por sí o por otra persona.

Este artículo implica básicamente la existencia de un recurso para impugnar la


legalidad de la detención, ello hizo que se sentaran “dos principios que se
mantuvieron a lo largo de toda la jurisprudencia posterior”, estos son:

§ El habeas corpus como garantía no susceptible de suspensión.


§ Cumplimiento efectivo del habeas corpus.

2.2. En la Constitución Política del Perú.

Si bien la nueva Constitución Peruana de 1993 no se caracteriza por plasmar


una visión progresista o de avances en materia de Derechos Humanos, debe
destacarse que sí contiene aportes muy importantes en el tratamiento de la
protección de la libertad personal y de las detenciones. Así, en el inciso 24-f)
del art. 2 la Carta dispone:

«Art. 2.- Toda persona tiene derecho: (...) 24. A la libertad y a la seguridad
personales. En consecuencia:(...) f) Nadie puede ser detenido sino por
mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales en
caso de flagrante delito.
El detenido debe ser puesto a disposición del juzgado correspondiente, dentro
de las veinticuatro horas o en el término de la distancia. Estos plazos no se
aplican a los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de drogas. En tales
casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención preventiva de los
presuntos implicados por un término no mayor de quince días naturales. Deben
dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir jurisdicción antes
de vencido dicho término».

Como podemos apreciar, esta norma resuelve los principales problemas de


interpretación surgidos en la aplicación del art. 2,20-g) de la Constitución de
1979; veamos:

a) Se su prime la frase «en todo caso>> del inicio del segundo párrafo de la
norma, lo que reafirma claramente que no caben «otros casos>> para justificar
una detención distintos a los estipulados en el primer párrafo (es decir,
mandato judicial o flagrante delito); en consecuencia, ésta es la regla básica en
esa materia.

b) Se precisa que la excepción que contempla la norma para los casos de


detenciones por motivos de terrorismo, espionaje o tráfico ilícito de drogas se
refiere exclusivamente al término de duración de la misma (hasta 15 días); pero
siempre supeditada al cumplimiento de la regla general básica de la existencia
de mandato judicial o flagrante delito como fundamento habilitan te. En
consecuencia, no sería procedente seguir pretendiendo interpretaciones
encaminadas a justificar detenciones basadas en sospechas o para fines
investiga torios incluso en este tipo de casos.

Pero la nueva Constitución trae también un avance sustancial en lo referente a


la procedencia de las acciones de hábeas corpus y amparo durante los estados
de excepción, en relación con los derechos incursos en la suspensión. Así, en
el art. 200 se dispone:

«Art. 200.- Son garantías constitucionales: l. La Acción de Hábeas Corpus, que


procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario
o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos
constitucionales conexos. (...)
El ejercicio de las acciones de hábeas corpus y de amparo no se suspende
durante la vigencia de los regímenes de excepción a que se refiere el artículo
137 de la Constitución.

Cuando se interponen acciones de esta naturaleza en relación con derechos


restringidos o suspendidos, el órgano jurisdiccional competente examina la
IUSETVERITAS razonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictivo. No
corresponde al juez cuestionar la declaración del estado de emergencia ni de
sitio>>.

De este modo, se precisa con nitidez que la suspensión o restricción se refiere


a los derechos y no a las garantías constitucionales, estableciendo
expresamente la obligación del juez de efectuar el control de razonabilidad del
acto o la medida vulneratoria del derecho, más no de la declaración del estado
de excepción.

Sin duda que el esfuerzo desplegado en estos años, para crear conciencia en
este campo, ha dado sus frutos, al menos a nivel del avance en el texto
constitucional. Los principales problemas y aparentes «vacíos>> o
insuficiencias de la anterior norma constitucional en materia de la protección
frente a detenciones arbitrarias han quedado esclarecidos y resueltos.

La experiencia nos ha enseñado, sin embargo, que lamentablemente los


enunciados de las normas constitucionales o legales a menudo suelen resultar
inútiles, especialmente cuando las autoridades políticas o policiales no
interiorizan los valores democráticos y readecúan su actuación dentro de los
marcos fijados por la Constitución. Más aún cuando quienes ejercen la función
jurisdiccional, no asumen un papel activo de compromiso con la protección de
derechos fundamentales como la libertad personal y de control correctivoa
través de las acciones de hábeas corpus- ante eventuales violaciones
provenientes de detenciones arbitrarias.

En consecuencia, la nueva norma constitucional ya ha hecho, en este campo,


una contribución positiva, aclarando y resolviendo los problemas medulares
que se habían suscitado. Formalmente no resultarían admisibles
interpretaciones forzadas de la norma para justificar detenciones irregulares, ni
tampoco salidas esquivas para evitar pronunciarse sobre el carácter arbitrario
de una detención, ya sea que ésta se produzca en situaciones de normalidad o
de emergencia. Ahora pues los jueces tienen la palabra.

2.2.1. En el Código Procesal Constitucional.

2.2.1.1. El Habeas Corpus.

1. CUESTIONES PREVIAS

El proceso constitucional de hábeas corpus es el remedio sumario regulado por


el Derecho Procesal Constitucional que tiene toda persona ante la amenaza o
la pérdida de libertad decretada en forma arbitraria; y con alcance dirigido a la
defensa de tal derecho, luego de comprobar la violación de normas
constitucionales, penales o procesales, tanto en el supuesto de omisión de vías
señaladas en la ley procesal como en la ineficacia de las existentes, que
vulneren otros derechos conexos que conforman la esfera subjetiva de libertad
y seguridad personales, la integridad personal y la libertad de tránsito; el debido
proceso; etc., ante el acto u omisión ejecutado o no por cualquier autoridad,
funcionario o persona particular.

Para tal efecto es necesario que se tenga en consideración lo previsto en el


Código Procesal Constitucional, en la segunda parte del artículo 4: “El hábeas
corpus procede cuando una resolución judicial firme vulnera en forma
manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva”. (…)

El artículo 5.- No proceden los procesos constitucionales cuando: inciso

1: “Los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa


al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado.

2. Existan vías procedimentales específicas, igualmente satisfactorias, para la


protección del derecho constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se
trate de hábeas corpus”.

Ante la escasa posibilidad de protección de los derechos fundamentales por


parte del Estado como la libertad personal o lo conexo a ella, tenemos que en
las últimas décadas – en ciertos casos –, el proceso penal es utilizado como
una forma de persecución pública, pues basta que a una persona se le impute
ser autor o partícipe de delitos que revistan o no gravedad, para que el Juez
disponga su detención al inicio del proceso, sin pruebas o indicios relacionados
con los presupuestos procesales que deben concurrir conjuntamente, situación
que se agrava por la deficiencia o lentitud en la administración de justicia, es
allí donde se erigen las garantías constitucionales como instrumento de vital
importancia para que se respeten.

Los procesos constitucionales persiguen no sólo la tutela subjetiva de los


derechos fundamentales de las personas, sino también comprenden la tutela
objetiva de la Constitución; porque la protección interesa al titular de este
derecho, al estado y la sociedad; y prueba de ello es que en algunas
oportunidades se formulan denuncias a una persona imputándole una supuesta
conducta delictiva y para agravar su situación jurídica lo sustentan en una falsa
tipificación de los hechos o verificando una interpretación extensiva del tipo
penal, a fin de que el Fiscal la haga suya y formalice su denuncia por un delito
más grave, para que el Juez decrete la detención preventiva del investigado,
afectando dicho derecho fundamental, la misma que puede llevarse a cabo de
diversas formas, como una detención arbitraria – inconcurrencia de
presupuestos –, o legítima en su origen, o ilegítima por exceso en el plazo de
prisión preventiva o no variar dicha medida pese a que se han desvanecido los
fundamentos que originaron la privación de libertad.

El Tribunal Constitucional, ha señalado para la procedencia de hábeas corpus;


y, su improcedencia liminar lo siguiente:

“7. De ello se infiere que la admisión a trámite de una demanda de hábeas


corpus que cuestiona una resolución judicial sólo procede cuando:

a) Exista resolución judicial firme.

b) Exista vulneración MANFIESTA.

c) Y que dicha vulneración agravie la libertad individual y la tutela procesal.

Por tanto, el hábeas corpus es improcedente (rechazo liminar) cuando:


Los hechos denunciados no se encuentren directamente relacionados con el
agravio al derecho de la libertad individual. Del mismo modo, el hábeas corpus
contra una resolución judicial es improcedente (rechazo liminar) cuando:

a) La resolución judicial no es firme.

b) La resolución judicial no vulnera en forma manifiesta el derecho a la libertad


individual, o si;

c) No se agravia la tutela procesal efectiva15.

Las resoluciones que se dicten – privar de libertad a un procesado –, debe


estar debidamente fundamentada, a fin de demostrar, que la administración de
justicia actúa de acuerdo a las normas procesales – cumplimiento formal de los
requisitos señalados –, y si supuestamente, se llegara a cumplir estos
presupuestos, muchas veces, no procede aplicar dicha medida restrictiva. Se
debe decretar como la última ratio, cuando exista una menos intensa y
gravosa, pero eficaz para lograr el mismo objetivo que se persigue; como el de
una comparecencia restringida y permita a los justiciables ejerzan de manera
efectiva su derecho de defensa, constatando las causales de la imputación que
se le formula y el respeto a los procedimientos legalmente establecidos,
tomando en consideración el principio de proporcionalidad.

Se precisa en esta sentencia, los casos en los cuales los procesos


constitucionales de hábeas corpus, que a su criterio deben ser admitidas y
cuando deben ser declaradas improcedentes, porque muchas veces se
interponen debido a que el fundamento que esgrime el órgano jurisdiccional no
satisface sus intereses personales y en muchas oportunidades se hace un mal
uso de este proceso, pero, en otras sentencias han sostenido que su
avocamiento no significa que se arroguen funciones que le corresponde al
Poder Judicial, ni se pronuncian sobre el fondo del proceso, intervienen al
verificar la violación del derecho fundamental de la libertad persona, lo conexo
a ella y la tutela procesal, al comprobarlo y, de ser el caso disponen la
inmediata libertad del afectado con esta medida restrictiva, al mismo tiempo

15
Sentencia dictada por el Tribunal Constitucional en el Exp. Nº 01383 – 2008 – PHC/TC, Piura, 25 de
mayo de 2009, página web del Tribunal Constitucional.
que señalan se dicten las medidas necesarias para garantizar que el procesado
concurra al juicio, a fin de que se dicte la sentencia absolutoria o condenatoria,
según el caso.

Giancarlo Rolla:”(…)Ello es así porque cuando un juez constitucional decide


sobre un recurso evalúa – en verdad – un caso particular, es decir, asegura la
protección del derecho concreto del demandante; pero al mismo tiempo, al
suministrar una determinada interpretación, introduce una regla general que
puede actuar como precedente, esto es, orienta los comportamientos futuros
tanto del mismo juez constitucional como de los jueces ordinarios. De hecho se
suele considerar que el juez constitucional no es sólo intérprete y juez, sino
también creador de normas jurídicas. Dicha condición se determina en los
casos de tutela indirecta de los derechos, bien reconociéndose a las decisiones
el valor vinculante del precedente, o bien extendiendo la naturaleza vinculante
de la parte dispositiva a la entera decisión, de manera que también los
significados normativos en las rationes decidendi se convierten en obligatorios
(...)[Los] jueces constitucionales cumplen una función cívica, de educación para
la democracia: puede ser correcto hablar del papel didáctico de las cortes
constitucionales, que consiste en su capacidad de instaurar la cultura de los
derechos fundamentales, de hacer perceptible ante la opinión pública el
significado y el valor de las disposiciones constitucionales en materia de
derechos”16 .

El Tribunal Constitucional: “(…), este Colegiado debe señalar que el proceso


constitucional de hábeas corpus no debe ser utilizado como vía indirecta para:
i) dilucidar aspectos que son propios de la instancia correspondiente, o ii)
solicitar cuestiones infraconstitucionales que no competen a la justicia
constitucional. Al respecto, se debe subrayar que el Tribunal Constitucional no
es un ente sancionador y menos punitivo, sino un órgano supremo de
interpretación y control de la constitucionalidad cuyo objeto, en los procesos de
hábeas corpus, es el de reponer las cosas al estado anterior al agravio al

16
ROLLA, Giancarlo, “Derechos fundamentales y Estado democrático: El papel de la justicia
constitucional”, en Revista Peruana de Derecho Constitucional, Nº 2, Lima, 2000, pp. 26, 27.
derecho a la libertad personal o sus derechos conexos (J) Igual criterio en el
exp. Nº 2849- 2004 HC/ TC17.

2. CONCEPTO.
El Proceso Constitucional de Hábeas Corpus se encuentra claramente definido
en el inciso 1 del artículo 200º de la Constitución Política del Estado: “Son
garantías constitucionales: 1.- La Acción de Hábeas Corpus, que procede ante
el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona,
que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos constitucionales
conexos (...)”. Samuel Abad Yupanqui, sostiene: “(J) corresponde a los
tribunales y a su jurisprudencia un rol de especial relevancia para tutelar los
derechos fundamentales y limitar los excesos de poder. Sin embargo, para que
exista un eficaz control de los actos de los poderes públicos se requiere contar
con órganos jurisdiccionales independientes, autónomos e imparciales que
protejan a las personas frente a los excesos del poder” 18.

La garantía de la seguridad personal o individual o el principio de igualdad y


dignidad de los seres humanos por el simple hecho de serlo; así como, la
libertad personal son los presupuestos del Estado en cuanto forma de
organización debe brindar a sus integrantes. Con la génesis del Estado surge
la aspiración de toda persona a la seguridad y al instinto de conservación;
porque de acuerdo a la Constitución los hombres son iguales y libres; pero en
la realidad no se sienten seguros, razón por la cual las personas tienen que
transformar la igualdad y libertad natural en igualdad y libertad jurídica, por lo
que es indispensable y necesaria la presencia del Estado, para protegerla,
pero, no para que la vulneren abusando del ius puniendo, como sucede en
contra de muchos procesados en nuestra realidad judicial.

El Estado puede transformar la garantía de seguridad personal en el


instrumento de mayor inseguridad para el individuo como ha sucedido en la
historia de la convivencia humana, valiéndose de múltiples razones, inclusive
de la ley; por lo que debe ser, una garantía necesaria de la seguridad personal,

17
Sentencia dictada en el exp. Nº 05557 – 2009 – PHC/TC, Lima, el 5 de marzo de 2010, publicado en la
página web del Tribunal Constitucional
18
ABAD YUPANQUI, Samuel, “Prólogo”, a PIZARRO GUERRERO, Miguel, Jurisprudencia
Constitucional de Hábeas Corpus, Grijley, Lima, 2003, p. xv.
pero comprobamos que no es suficiente, de allí que es necesaria una garantía
adicional, que bien podríamos llamar una garantía de la garantía, la misma que
la encontramos en el hábeas corpus como instrumento procesal, que disponen
las personas para reaccionar frente a una posible violación de sus derechos
fundamentales relacionado con la libertad física, de movimiento, de tránsito y a
la integridad personal, prolongando su tutela a la amenaza o acto lesivo a la
vida, la integridad física y psicológica o la salud. Castillo Córdova: “El hábeas
corpus, en estricto, es una garantía constitucional destinada a proteger
directamente derechos constitucionales, y en cuanto protege derechos
reconocidos en la norma constitucional, pretende la vigencia plena de la
Constitución como norma jurídica y fundamental” 19.

Bidart Campos: “Con el hábeas corpus no se faculta a los individuos para


resolver consultas, ni para discutir cuestiones abstractas (...). La tendencia
predominante reserva el hábeas corpus para amparar la libertad, y remover su
privación ilegal o arbitraria. Tiene la categoría de una garantía suprema
mediante el cual el particular afectado, o aun otra persona por él acude ante la
autoridad judicial demandando la recuperación de la libertad. Si la detención no
ha emanado de autoridad competente, o no ha guardado la debida formalidad,
o carece de causa legal, se dispone la liberación 20.

De lo expuesto podemos concluir, que los jueces constitucionales, no


solamente son intérpretes, sino también al dictar algunas sentencias señalan
en forma expresa que éstas sirven de precedentes o vinculantes, al determinar
que lo resuelto en los procesos referidos a la tutela de los derechos
fundamentales tienen dicho carácter porque estos repercuten de manera
directa sobre la libertad de la persona; y, de acuerdo a su Ley Orgánica, al ser
considerados como precedentes se convierten en obligatorios para los
integrantes del órgano jurisdiccional como una protección plena de la tutela
efectiva, a favor de quienes se han vulnerado sus derechos fundamentales,
porque solo cabe cuestionar la irregularidad de la actuación judicial a través del

19
CASTILLO CÓRDOVA, LUIS, “Comentarios al Código Procesal, Tomo II, Editorial Palestra, Lima,
2006, p.509.
20
BIDART CAMPOS, Germán J., Régimen legal y jurisprudencial del Amparo, Ediar, Buenos Aires,
1968, p. 82.
control constitucional en conexión con la libertad individual, por constituir el
estado normal de una persona.

El Tribunal Constitucional también cumple con una función informativa cuando


resuelven un proceso constitucional, pues sirven para que todos los
ciudadanos puedan conocer el contenido de sus decisiones, por ser un
mecanismo de garantía de respeto a los derechos fundamentales, sobre todo,
si tenemos en cuenta que la Jurisprudencia en esta materia a pesar de estar
constituida por una pluralidad de derechos específicos y autónomos, pueden
ser considerados en toda su unidad como elementos que caracterizan la forma
de Estado, constituyendo un espejo emblemático de la realidad social, de sus
contradicciones y de sus transformaciones. Hoy en día existe una estrecha
relación entre la Constitución y la protección a los derechos fundamentales, por
lo que cabe sostener que éstas nacen con ella y se consolidan para tutelar la
libertad de la persona en sus relaciones con el Estado, estableciendo garantías
para el disfrute de los derechos humanos.

Es allí cuando surge la presencia del juez constitucional, porque tenemos la


plena convicción que entre la ley y estos magistrados no se reflejan dos
modelos contrapuestos o dos instrumentos distintos. En efecto, existe un
vínculo complementario para garantizar los derechos de la persona, al
pronunciarse o resolver por el estricto respeto al principio de legalidad; así
como también, para que los ciudadanos se puedan defender, cuando sus
derechos son vulnerados por los comportamientos arbitrarios o por abusos de
los funcionarios públicos o de particulares, siempre que en cada caso concreto
exista conexidad entre aquél y el derecho fundamental de la libertad personal o
individual, su afectación debe quedar completamente evidenciada al crear un
menoscabo o perjuicio a este derecho fundamental. El proceso constitucional,
presenta cierta distancia con el resto de normas procesales, al sostener que el
Tribunal Constitucional es el intérprete de la Constitución cuando responde a
una concreta controversia constitucional, por haberse vulnerado una garantía o
derecho fundamental contra la libertad o lo conexo a ella.

El constitucionalista argentino Néstor Pedro Sagüés, al respecto sostiene como


una pieza clave del Estado de Derecho, es al hábeas corpus, considerándolo
como el “gran mandamiento de las libertades”, tanto la corporal, como las otras
libertades conexas a ella, tales como: el internamiento en nosocomios contra la
voluntad de la persona, traslados de internos, detenciones arbitrarias
decretadas por jueces, protección a la vida, salud y a la integridad física de
personas detenidas o retenciones de enfermos en centro de salud por no pagar
gastos, etc.

3. ÁMBITO DE PROTECCIÓN DEL HÁBEAS CORPUS.

El proceso constitucional de hábeas corpus protege no solamente cuando se


priva de libertad individual, sino también ante la amenaza que se produce en
contra de ella, para lo cual el Tribunal Constitucional en una sentencia ha
establecido, determinados requisitos para considerar que este derecho se
encuentra amenazado: “(...).

Para verificar si tales derechos son amenazados, se debe comprobar: a) la


inminencia del acto vulnerado; es decir, que se configure un atentado a la
libertad personal ue esté por suceder prontamente o en vías de ejecución, no
entendiéndose como tal a los simples actos preparatorios, y b) la certeza del
acto vulnerado; es decir, que exista un conocimiento seguro y claro de la
amenaza a la libertad, dejando de lado las conjeturas presunciones” 21.

De tal manera, que no se trata de cualquier tipo de amenaza que pueda ser
admitida como vulneración al derecho fundamental de la libertad, en esta
sentencia se establece dos presupuestos o requisitos que deben ser tomados
en cuenta, esto es la certeza que consiste en dejar de lado las conjeturas o
presunciones y la valoración que se debe efectuar sobre el conocimiento que
se debe tener respecto, a la pérdida de libertad. En tanto, a lo que se considera
como inminencia en la ejecución de la pérdida de libertad, ello significa que
éste debe realizarse a la brevedad, motivo por el cual vulnera dicho derecho
fundamental.

Es decir, el juez constitucional de acuerdo a esta sentencia, no se debe limitar


única y exclusivamente a que el accionante sostenga que su libertad es

21
Sentencia del Tribunal Constitucional en el Exp. Nº 9095 – 2006 – PHC/TC – Cañete, publicado en la
Revista Diálogo con la Jurisprudencia N º 104, p, 68.
amenazada por tal o cual funcionario o particular, sino que esta sentencia
instruye, que es lo que se debe tener en cuenta para considerar como
amenaza en contra de la libertad de una persona. El Tribunal Constitucional, no
procede para proteger la propiedad: “Para acreditar el derecho que tiene sobre
la propiedad (que dice se le está violando), se hace necesario actuar pruebas
en la correspondiente estación probatoria, la que no existe en los procesos de
acciones de garantía, pero sí en el proceso judicial” 22.

En otras sentencias, el Tribunal Constitucional se pronuncia respecto a la


limitación o restricción a la libertad: “(...) procede en aquellos supuestos en los
cuales el derecho a la libertad personal no es afectado totalmente, sino que
existe una restricción meno en la libertad física de la persona, como en los
casos en los que se limita de manera ilegal el acceso a la circulación de la
persona respecto a determinados lugares o vías públicas, se realiza
seguimiento perturbatorios o vigilancia domiciliarias carentes de sustento legal,
entre otros supuestos (…)23.

El proceso constitucional de hábeas corpus también protege la libertad de


tránsito de las personas, a fin de que puedan trasladarse de un lugar a otro, sin
ninguna restricción por parte de las autoridades y de los particulares (…) “Se
emplea cuando la libertad física o locomoción es objeto de molestias,
obstáculos, perturbaciones o incomodidades que, en los hechos, configuran
una seria restricción para su cabal ejercicio”24.

“(…) en la que se alegue la vulneración del derecho a la libertad de tránsito a


través de una servidumbre de paso exige previamente la acreditación de la
validez legal y de la existencia de la servidumbre. De lo contrario, en caso de
que la alegada vulneración de la libertad de tránsito exija la determinación de
aspectos de mera legalidad que no sean objeto del proceso de hábeas corpus,
la demanda deberá ser declarada improcedente” 25.

22
PIZARRO GUERRERO, Miguel, Jurisprudencia Constitucional de Hábeas Corpus, Grijley, Lima,
2003, p. 33.
23
Sentencia dictada por el Tribunal Constitucional en el Exp. Nº 01241 – 2010 – PH/TC, 4 de junio de
2010, Ucayali, publicada en la página web del Tribunal Constitucional.
24
Sentencia del Tribunal Constitucional en el exp. Nº 2663 – 2003 – HC/TC, fundamento 6, op cit.
25
5 Sentencia dictada por el Tribunal Constitucional en el exp. Nº 04572 – 2009. PHC/TC. Fundamento
6, publicado en la página web del Tribunal Constitucional.
También se extiende el ámbito de protección a la tutela del debido proceso
conexo a la libertad individual, tales como:

“(…) Si bien el proceso de hábeas corpus no tiene por objeto proteger en


abstracto el derecho al debido proceso (…) habida cuenta que se han
establecido judicialmente restricciones al pleno ejercicio de la libertad
locomotora, tras la imposición de la medida cautelar de detención preventiva, el
Tribunal Constitucional tiene competencia, ratione materiae, para evaluar la
legitimidad constitucional de los actos judiciales considerados lesivos (...)” 26.

4. TIPOS DE HÁBEAS CORPUS.

Los tipos de hábeas corpus, tal como lo señala Susana Castañeda Otsu:

i) Reparador. Lo que se persigue frente a una detención arbitraria o ilegal es


reponer las cosas al estado anterior de la violación, lo cual se obtiene con
la libertad de la persona.
ii) Preventivo. Para ello se requiere que la amenaza sea cierta y de
inminente realización, que se manifieste con actos o palabras que no dejan
duda alguna de su ejecución o propósito.
iii)Restringido. Su finalidad es evitar perturbaciones o molestias menores a
la libertad individual que no configuren una detención o prisión. En nuestro
medio sería adecuado para frenar reiteradas citaciones policiales para
esclarecimientos de hechos, especialmente de personas que han estado
en prisión.
iv)Traslativo. Se busca proteger la libertad de los procesados o condenados,
que conforme a las normas del proceso penal deban encontrarse en
libertad, pero siguen en cárcel o en otro centro de detención. (…),si se
produjese mora en el proceso judicial u otras graves violaciones al debido
proceso o la tutela judicial.
v) Correctivo. Procede contra los actos lesivos a la integridad personal,
integridad que debe entenderse en los planos físico, psicológico y moral.
Bajo esta perspectiva no se trata de obtener la libertad de la persona, sino
que cesen los maltratos, estado de incomunicación, las condiciones de

26
Sentencia del Tribunal Constitucional en el exp. Nº 03547 – 2009 – PHC/TC, op cit., fundamento 3),
publicado en la página web del Tribunal Constitucional.
detención, de reclusión, inclusive de hospitalización que puedan
considerarse inhumanas, humillantes.
vi)Instructivo. Este mecanismo procesal tiene como finalidad, no solamente
la libertad y la integridad personales, sino también prevenir la desaparición
o indeterminación del lugar de detención y, en última instancia, asegurar el
derecho a la vida de las personas que son víctimas de actos arbitrarios por
las autoridades.
vii) Innovativo. El Tribunal Constitucional, a partir de la doctrina, incorpora
este tipo de hábeas corpus. Así, según Domingo García Belaunde, debe
interponerse contra la amenaza y la violación de la libertad individual, aun
cuando éste ya hubiera sido consumado, opinión que también comparte
César Landa Arroyo, siempre que el afectado no vea restringida a su
libertad y derechos conexos27 .

Respecto a éste último tipo de Hábeas Corpus, cabe aclarar que el juez no está
facultado a emitir un pronunciamiento, cuando ya cesó la amenaza o violación
de la garantía constitucional relacionada con la libertad personal de quien ha
recurrido a esta acción de garantía -al producirse la sustracción de la materia-,
pero se precisa, si el Tribunal constata que la detención es arbitraria, debe
pronunciarse sobre este particular, de acuerdo lo que señala el artículo 1 del
Código Procesal Constitucional, (…) si luego de presentada la demanda cesa
la agresión o la amenaza o si ella deviene en irreparable, el juez atendiendo al
agravio producido, declarará fundada la demanda precisando los alcances de
su decisión, disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones
u omisiones que motivaron la interposición de la demanda, y que si procediere
de modo contrario se le aplicarán las medidas coercitivas previstas en el
artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la responsabilidad que
corresponda.

Para tal efecto, debe tenerse en cuenta lo previsto en el artículo 419 del Código
penal: “El Juez que, maliciosamente o sin motivo legal, ordena la detención de
una persona o no otorga la libertad a un detenido o preso, que debió decretar,
será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de
cuatro años.”
27
CASTAÑEDA OTSU, Susana Inés, Derecho Procesal Constitucional. Hábeas Corpus, 2ª ed., Jurista
Editores, 2004, T. II, pp. 614 y ss.
5. PROCEDENCIA DE PROCESO CONSTITUCIONAL DE HÁBEAS
CORPUS A RAÍZ DE RESOLUCIONES JUDICIALES.

Sentencia del Tribunal Constitucional: “6-8). CONTROL MATERIAL DE


RESOLUCIONES JUDICIALES a) Canon interpretativo para analizar la
constitucionalidad de resoluciones judiciales ordinarias. Cabe recurrir al
examen para el control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias
el cual, si bien ha sido referido por este Tribunal en el caso de los procesos de
amparo contra resoluciones judiciales (como ocurre en el supuesto de la
sentencia recaída en el Expediente Nº 03179 – 2004 – AA/TC) también resulta
aplicable en el caso de procesos constitucionales de hábeas corpus, donde se
precisa el objeto y la medida de la revisión del fondo y la forma del fallo judicial
ordinario. Dicho canon interpretativo, al igual que en el caso de los procesos
de amparo contra resoluciones judiciales, está compuesto, en primer lugar, por
un examen de razonabilidad; en segundo lugar, por el examen de coherencia;
y, finalmente por el examen de suficiencia.

a) Examen de coherencia o racionalidad.- El examen de coherencia exige que


el Tribunal Constitucional precise si el acto lesivo del caso concreto se vincula
directamente con el proceso o la decisión judicial que se impugna; de lo
contrario no estaría plenamente justificado el hecho de que el Tribunal efectúe
una revisión total del proceso ordinario, si tal revisión no guarda relación
alguna con el acto vulneratorio.

b) Examen de suficiencia.- Mediante el examen de suficiencia, el Tribunal


Constitucional debe determinar la intensidad del control constitucional que sea
necesaria para llegar a precisar el límite de la revisión del proceso judicial
ordinario, a fin de cautelar el derecho fundamental demandado. De tal manera,
el examen constitucional sobre el proceso judicial no solo hace justiciables los
actos objetos de controversia, sino también la aplicación de una norma legal,
en tanto causa de la lesión judicial in iudicando o in procedendo. En el primer
supuesto, para examinar si constitucionalmente existe una falsa o errónea
aplicación o interpretación de la ley al caso concreto y, en el segundo
supuesto, para verificar constitucionalmente si se han producido vicios
adjetivos de procedimiento que afecten un derecho fundamental. No es lo
mismo examinar judicialmente los hechos lesivos que sostienen una demanda,
que limitarse a enjuiciar si fue correcto o no el entendimiento de la ley por el
juez”28.

6. PROCEDIMIENTO PENAL.

El Tribunal Constitucional, ha resuelto que las violaciones de normas


procesales por los encargados de administrar justicia en materia penal se
presenta cuando en un procedimiento regular, en algunas oportunidades se
convierte en irregular, por lo que el imputado tiene que recurrir a un proceso
constitucional de hábeas corpus al comprobar la violación de las garantías
constitucionales referidas a los derechos fundamentales como la libertad o lo
conexo a ella, a fin de que en una sentencia se disponga se deje sin efecto la
indebida o arbitraria detención decretada en contra de un procesado,
subsanando la vulneración que ha sido quebrantada y disponiendo que se
tomen las medidas pertinentes a fin de asegurar la concurrencia en el juicio
penal que se le sigue a quien recurrió al hábeas corpus, sin emitir
pronunciamiento sobre el fondo del proceso penal.

En el Código Procesal Constitucional, se precisa que estos derechos son


vulnerados en un proceso judicial, cuando se niega: el acceso al órgano
jurisdiccional, el derecho a probar, al derecho de defensa, al contradictorio,
igualdad sustancial en el juicio, a no ser desviado de la jurisdicción
predeterminada por la ley, ni sometido a procedimientos distintos a los
previstos, a la obtención de una resolución fundada en derecho, acceder a los
medios impugnatorios, a no revivir procesos fenecidos, actuación adecuada y
temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del
principio de legalidad procesal. Para tal efecto, es conveniente precisar las
siguientes definiciones esbozadas por Cabanellas: “i) Procedimiento. Modo de
tramitar las actuaciones judiciales o administrativas; ii) Procedimiento judicial.
Conjunto de trámites y formas que rigen la instrucción y resolución de una
causa, en cualquiera de los fueros; iii) Proceso. Conjunto de autos y

28
Sentencia del Tribunal Constitucional en el STC 00728 – 2008 – PHC /TC fj. 10., publicado en la
página web del Tribunal.
actuaciones de una causa judicial; iv) Regular. Establecer regla, norma o
pauta; v) Irregular. Contrario a regla, norma o principio 29.

El Derecho Procesal Penal es visto como el instrumento o el encargado de


realización o regulador del Derecho Penal, se lo define por su función de
garantizar el procedimiento, mediante el cual se verifica, determina y realiza la
pretensión penal. Para aplicar una sanción a quien ha cometido un delito se
tiene que seguir las normas procesales señaladas previamente y que deben
ser cumplidos por todos los que intervienen en dicho juicio, en base al principio
del debido proceso que consagra la garantía del derecho de defensa y la
igualdad de armas, para dictar una sentencia o una resolución que de fin a un
proceso penal. El artículo 4 del Código Procesal Constitucional señala que
procede el hábeas corpus cuando una resolución judicial firme vulnera en
forma manifiesta la libertad personal y la tutela procesal efectiva, que
comprende el acceso a la justicia y el debido proceso; a la observancia del
principio de legalidad procesal pena.

6.1. CLASES.
6.1.1. Procedimiento Regular:

El procedimiento regular es aquel en el que se respetan los derechos


procesales de rango constitucional y que son el debido proceso (en sus
diversas variantes) y la tutela judicial efectiva. Por el contrario, es
procedimiento irregular aquel en que la jurisdicción o sus autoridades
distorsionan en alguna forma o simplemente vulneran el contenido esencial de
dichos atributos, legitimando por ende su cuestionamiento constitucional 30. El
Tribunal Constitucional, en la sentencia dictada a raíz del hábeas corpus
planteado por Humberto Tineo Cabrera, señala la procedencia contra
resoluciones judiciales, y precisa los conceptos de cuándo estamos ante un
proceso regular e irregular. Si una resolución judicial emana de un proceso
regular, es porque se han respetado las garantías que integran el debido
proceso, el objeto de éste no es hacer las veces de un recurso de casación o
convertir a las instancias de justicia constitucional en supra instancia de la

29
CABANELLAS, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, cit., T. VI, pp. 433, 435, 437; T. VII, p.
109; T. IV, p. 499, respectivamente.
30
Sentencia del Tribunal Constitucional, Expediente Nº 189 – 99 – AA/TC.
jurisdicción ordinaria, sino, la de proteger derechos constitucionales de un
procesado que han sido vulnerados por el órgano jurisdiccional.

En una sentencia precisa que es un proceso regular cuando se observa el


debido proceso; mientras que el irregular, no solamente quebranta las normas
procesales, sino también las constitucionales. El Tribunal Constitucional en una
sentencia desarrolla, el concepto de “proceso regular”: como supuesto de
improcedencia del hábeas corpus contra resoluciones judiciales está
inescindiblemente ligado al desarrollo normal y al respeto escrupuloso de los
derechos de naturaleza procesal: el de tutela jurisdiccional efectiva y el debido
proceso y, con ellos, todos los derechos que lo conforman. En la medida en
que dichas Leyes Nº 23506 y 25398 así se entiendan, se trata,
indudablemente, de disposiciones compatibles con la norma suprema. En ello
radica, precisamente la técnica de interpretación “conforme” a la Constitución:
cada vez que una norma legal pueda interpretarse cuando menos de dos
maneras, donde una de las cuales riñe con la Constitución, mientras la otra es
compatible con su contenido, el juez siempre debe optar por aquella que
resulta conforme y en armonía con la norma suprema 31.

6.1.2. Procedimiento Irregular:

A juicio del Tribunal Constitucional, una acción de garantía constituye la vía


idónea para evaluar la legitimidad constitucional de los actos o hechos
practicados por quienes ejercen funciones jurisdiccionales, en la medida en que
de ellas se advierta una violación del derecho al debido proceso y la tutela
jurisdiccional. Esto es, cabe incoarse el Hábeas Corpus contra resoluciones
judiciales emanadas de un “proceso irregular”, lo que se produce cada vez que
en un proceso jurisdiccional se expidan actos que violen al derecho al debido
proceso32.

El Tribunal Constitucional ha sostenido en una sentencia, un criterio que es


vinculante para todos los jueces y magistrados de la República, que la causal
de improcedencia de las acciones de garantía contra resoluciones judiciales no
31
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. Nº 1230 – 2002 – HC/TC (en Diálogo con la
Jurisprudencia, Nº 48, setiembre, Lima, 2002).
32
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. Nº 1230 – 2002 – HC/TC (en Diálogo con la
Jurisprudencia, Nº 48, setiembre, Lima, 2002).
se deriva solo del hecho de que éste se haya dispuesto dentro de un proceso
judicial o acaso por un juez competente, sino que, es consecuencia de que ésta
se haya expedido con respeto de todas las garantías que comprende el
derecho al debido proceso y, tratándose de la prisión preventiva, de que ésta
haya sido dispuesta con respeto de los principios de excepcionalidad,
proporcionalidad, razonabilidad y subsidiaridad 33.

Néstor Pedro Sagüés ha escrito sobre la procedencia para interponer Hábeas


Corpus ante resoluciones dictadas en procesos judiciales, precisando, que la
Sentencia arbitraria no es aquella que contenga un error o equivocación
cualquiera, sino es aquella que padece de omisiones y desaciertos de
gravedad extrema, que la descalifican como procedimiento judicial regular; y
sostiene, que no tienen por objeto abrir o convertirlo en una llave de una
tercera instancia ordinaria, pues su objetivo es subsanar actos procesales
irregulares o violaciones constitucionales, por lo que debe ser estrictamente
excepcional.

Asimismo, se debe conocer las razones por las cuales se decidió en un sentido
o en otro, a fin de que el afectado con esta medida pueda realizar las acciones
necesarias para el ejercicio del derecho de defensa ante la restricción de su
libertad individual; porque no basta sostener que se ha vulnerado ésta o sus
derechos conexos a ella, es necesario que en su momento el Juez
Constitucional analice previamente si los actos denunciados han violado o no
los derechos fundamentales y que por lo tanto merecen ser tutelados por el
Hábeas Corpus, como podría ser el caso de no fundamentar las razones por
las cuales se priva de libertad al imputado o no se ha respetado lo que señala
en forma expresa la Constitución, respecto a que la detención policial solo
procede cuando el intervenido se encuentra en flagrante delito.

No cabe sostener que en virtud de una resolución judicial se ha dispuesto su


privación de libertad y por lo tanto vulnerado dicho derecho fundamental, sino
que ésta se ha verificado como amenaza o violación de las normas
constitucionales o procesales vigentes, lo que motiva que el procedimiento es
irregular y en contra de esta resolución no procede otro recurso impugnatorio,
33
Sentencia del Tribunal Constitucional, Exp. Nº 1260 – 2002 (en PIZARRO GUERRERO,
Jurisprudencia Constitucional de Hábeas Corpus, cit., p. 101).
al haber quedado firme, salvo el caso del auto apertorio de instrucción cuando
se decreta una detención preventiva y se constata la violación del derecho
fundamental de libertad personal, al tratarse de una resolución no impugnable,
si procede plantear un Hábeas Corpus; es más, en este proceso constitucional
no cabe acudir a él, para ventilar o discutir asuntos como la culpabilidad del
imputado, porque la misma es competencia exclusiva del órgano jurisdiccional,
solamente se debe recurrir a este proceso para resolver las infracciones a los
derechos fundamentales derivadas de una resolución judicial y dictadas en un
proceso penal, con desprecio o inobservancia de las garantías mínimas
procesales o constitucionales y que se encuentran señaladas expresamente en
las normas pertinentes.

3. LA PROTECCIÓN DEL DERECHO FUNDAMENTAL A LA LIBERTAD Y


SEGURIDAD PERSONAL EN EL PROCESO
PENAL…………………………………………………………………

3.1. Derecho a la Tutela Procesal Efectiva.

El derecho a la tutela efectiva de la justicia ha de ser un derecho fundamental


constitucional, con carácter de derecho prestacional 34 de configuración legal y
que demandaría que los poderes públicos dispongan un sistema público de
Administración de la Justicia integrado por todas aquellas opciones legalmente
establecidas para la resolución jurídica de conflictos destinadas a tutelar los
derechos e intereses legítimos de los ciudadanos en cuanto realización de la
justicia.

Desde esta definición el derecho a la tutela efectiva de la justicia encajaría


perfectamente con las exigencias35 del art. 6 del Convenio Europeo de
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, así
como con el art. 47 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión
Europea. El derecho a la tutela efectiva de la Justicia se consolidaría como la
disponibilidad del ciudadano, mediante el sistema público de Administración de

34
En la línea que lo caracteriza Torres del Moral en su obra Derecho a la tutela judicial efectiva, en Los
derechos fundamentales y su protección jurisdiccional, Colex, Madrid, 2007.
35
Así lo con7rmó hace tiempo la propia doctrina del TEDH en la sentencia del caso Deweer v. Bélgica, de
27 de febrero de 1980, analizando la conformidad de sistemas extrajudiciales de resolución de
controversias con el art. 6 del CEDH.
la Justicia, para resolver sus asuntos jurídicamente, y no en la versión, en
cierto modo limitativa, que actualmente le remite al acceso a los tribunales en el
ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva, no en vano, y aquí suscribimos
plenamente la posición de Ramos Méndez36, administrar justicia no es
únicamente decidir casos.

En su condición de expresión actual y renovada del concepto de acceso a la


justicia, concuerdo con Marqués Cebola 37, en que pasaría a constituirse en un
derecho a la realización de la justicia en el caso concreto, garantizando la
igualdad38 efectiva de las partes y la imparcialidad del medio de administración
de la justicia, cualquiera que sea éste.

3.2. Derecho al Debido Proceso.

Las relaciones entre el derecho procesal y el derecho constitucional posibilitan


el desarrollo de dos disciplinas jurídicas muy próximas entre sí: el derecho
constitucional procesal y el derecho procesal constitucional. La primera, por la
que se concibe y se replantea el derecho procesal desde la teoría
constitucional, mientras que la segunda tiene por cometido estudiar los
mecanismos procesales indispensables para la protección de las normas
constitucionales. En ambos espacios, una institución como el debido proceso
resulta ineludible desarrollarla. Se trata de un núcleo de principios
constitucionales y de garantías que se constituyen en puentes para un diálogo
fecundo entre el derecho procesal constitucional y el derecho constitucional
procesal.

El debido proceso es un derecho fundamental complejo de carácter


instrumental, continente de numerosas garantías de las personas, y constituido
en la mayor expresión del derecho procesal. Se trata de una institución
integrada a la Constitución y que posibilita la adhesión de unos sujetos que
buscan una tutela ciara de sus derechos. Es un derecho fundamental que se
integra generalmente a las partes dogmáticas de las Constituciones escritas

36
F. Ramos Méndez, El sistema procesal español, Ed. Atelier, Barcelona, 2010, p. 30
37
C. Marqués Cebola, La mediación, Marcial Pons, Madrid, 2013, p. 46
38
Véase las reWexiones que sobre el derecho de acceso a los tribunales como cierre del sistema en pos de
la igualdad de los derechos plantea A. Rials, L´accès a la justice, Presses Universitaires de France, Paris,
1993, pp. 9 ss.
reconocido como un derecho de primera generación en cuanto hace parte del
grupo de derechos denominados como individuales, civiles y políticos,
considerados como los derechos fundamentales por excelencia2. Precisamente
estos derechos cuentan con unos mecanismos de protección y de efectividad
muy concretos como el recurso de amparo o la acción de tutela, en el caso
colombiano3. Antes de discurrir sobre el contenido de este derecho complejo,
es importante precisar que al considerarse como derecho fundamental, se le
concibe como un derecho del ser humano incluido en norma positiva
constitucional. A propósito, una manera de concebir los derechos
fundamentales es la de comprenderlos como una especie de derechos
humanos, considerando que son aquellos derechos reconocidos por los
Estados en sus Cartas políticas4 y en el contexto de los tratados y convenios
en materia de derecho internacional de los derechos humanos y derecho
internacional humanitario, los que igualmente han sido integrados a las
Constituciones por medio del bloque de Constitucionalidad. Justamente, el
debido proceso es un derecho humano reconocido en las Constituciones
políticas, por lo que asume el carácter de fundamental, y adicionalmente
aparece delimitado en gran parte de las normas positivas internacionales y
desde la jurisprudencia emitida por órganos supranacionales.

3.3. Derecho de Defensa.

El derecho de defensa es un derecho fundamental reconocido


constitucionalmente y en los textos de derechos humanos, el cual debe
salvaguardarse en cualquier procedimiento jurisdiccional 39. Es parte del debido
proceso y requisito esencial de validez del mismo 40.

Consiste en la posibilidad jurídica y material de ejercer la defensa de los


derechos e intereses de la persona, en juicio y ante las autoridades, de manera
que se asegure la realización efectiva de los principios de igualdad de las
partes y de contradicción.

39
Moreno Catena, Víctor, “Sobre el derecho de defensa”, Teoría & Derecho Revista de Pensamiento
Jurídico, El derecho de defensa, Valencia, núm. 8, diciembre de 2010, p. 17.
40
García Odgers, Ramón, “El ejercicio del derecho a defensa técnica en la etapa preliminar del proceso
penal”, Revista de Derecho, Concepción, Chile, núm. 223-224, año LXXVI, enero-junio/julio-diciembre
de 2008, p. 119.
Asimismo, constituye un derecho ilimitado, por ser un derecho fundamental
absoluto.4 Justamente, la defensa de la persona en juicio y de sus derechos se
concibe solamente a través de la intervención del abogado 41.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la


Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III) el 10
de diciembre de 1948, establece que toda persona tiene derecho, en
condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por
un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus
derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra
ella en materia penal.

Asimismo, toda persona acusada de delito tiene derecho a que se


presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a
la ley y en juicio público, en el que se le hayan asegurado todas las
garantías necesarias para su defensa. Nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el
derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave
que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

Conforme a la misma Declaración, nadie será objeto de injerencias


arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su
correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda
persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o
ataques.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 42 establece en su


artículo 14 que todas las personas son iguales ante los tribunales y las
cortes de justicia, y toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y
con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación

41
Seco Villalba, José Armando, El derecho de defensa. La garantía constitucional de la defensa en el
juicio, primer premio otorgado por la Asociación de Abogados de Buenos Aires, Buenos Aires, Depalma,
1947, p. 38.
42
Fue adoptado en Nueva York el 16 de diciembre de 1966. México se adhirió el 24 de marzo de 1981.
El decreto promulgatorio se publicó en el Diario Oficial de la Federación del 20 de mayo de 1981, y la fe
de erratas en el Diario Oficial de la Federación del 22 de junio de 1981.
de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus
derechos u obligaciones de carácter civil. Se aclara que tanto la prensa
como el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios
por consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una
sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las
partes o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal,
cuando por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera
perjudicar a los intereses de la justicia.

Conforme al Pacto, toda sentencia en materia penal o contenciosa será


pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo
contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela
de menores.

Asimismo, toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma


su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley.

En materia de defensa, el Pacto es muy claro: durante el proceso, toda persona


acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes
garantías mínimas:

a) A ser informada sin demora, en un idioma que compren- da y en forma


detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella;

b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de


su defensa y a comunicarse con el defensor de su elección;

c) A ser juzgada sin dilaciones indebidas;

d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personal- mente o ser


asistida por el defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor,
del derecho que le asiste, a tenerlo y, siempre que el interés de la justicia lo
exija, a que se le nombre un defensor de oficio, gratuitamente, si careciera de
medios suficientes para pagarlo;
e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en
las mismas condiciones que los testigos de cargo;

f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no


habla el idioma empleado en el tribunal;

g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable.

Se aclara que en el procedimiento aplicable a los menores de edad, a efectos


penales, se deberá tener en cuenta esta circunstancia y la importancia de
estimular su readaptación social.

3.4. Derecho a la presunción de inocencia.

3.4.1. Origen histórico.

Para algunos doctrinarios la génesis de la presunción de inocencia reconoce


sus orígenes en la “Declaración de los derechos del Hombre y del Ciudadano”,
la que en su artículo noveno sentenció “presumiéndose inocente a todo hombre
hasta que haya sido declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo,
todo rigor que no sea necesario para asegurar su persona debe ser
severamente reprimido por la ley”. Sin lugar a dudas tal afirmación es una
forma directa de reacción contra el régimen inquisitivo que regía la vida de los
ciudadanos con anterioridad a la Revolución.

Es fácil encontrar el auge de corrientes contrarias a este principio en los


doctrinarios Italianos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX; entre ellos
Garófalo el que considera “...el principio debilita la acción procesal del estado,
porque constituye como un obstáculo para tornar eficaces resoluciones en
contra de los inquiridos, especialmente en materia de prisión preventiva, hasta
favorecer la libertad de los imputados, aun cuando ello pudiera constituir un
peligro común y una provocación a la víctima del delito, aun cuando la
culpabilidad fuese evidente por confesión o flagrancia”.

En el mismo sentido se pronuncian Bernini y Ferri, quienes creen que “solo


puede valer en lo que se refiere a la prueba material del hecho perseguido,
para la responsabilidad física del procesado que niega ser el autor del acto
incriminado. Cuando se trata de un flagrante delito o de una confesión del
procesado, confirmada por otros datos, esta presunción, que le es favorable, no
me parece que tenga la misma fuerza lógica o jurídica...”.

La misma directriz mantiene Manzini, quien categórica y equívocamente refleja


“...Nada más burdamente paradójico e irracional. Basta pensar en los casos de
custodia preventiva, en el secreto de la instrucción y en el hecho mismo de la
imputación. Puesto que esta última tiene por presupuesto suficientes indicios
de delincuencia, ella debería constituir por lo menos, una presunción de
culpabilidad. ¿Cómo admitir entonces que equivalga, en cambio, a lo contrario,
esto es, a una presunción de inocencia?”.

Es justo enunciar que si bien, hasta aquí, se han desarrollado las posiciones
más radicales enfrentadas al principio, el avance doctrinario ha conllevado a
que la segunda cláusula de la Constitución Italiana -promulgada el 22/12/49)-
establezca “La responsabilidad penal es personal. No se considera culpable al
encausado hasta su sentencia definitiva...”. Ello deriva en que el principio
consagra un estadio jurídico, y no una presunción legal, el imputado es
inocente hasta que sea declarado culpable por sentencia firme, y “...no obsta,
claro está, que durante el proceso pueda existir una presunción de culpabilidad
(del juez) capaz de justificar medidas coercitivas de seguridad...”.

3.4.2. Como garantía procesal.

En forma preliminar es necesario ubicar la garantía en su fuente legislativa


tanto en su nivel de derecho interno como internacional, estando ésta
contenida en el artículo 18 de la Constitución Nacional, conjuntamente con los
tratados internacionales de Derechos Humanos incorporados a nuestra
Constitución y que cuentan con jerarquía constitucional como la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del hombre que contiene la citada
garantía en el artículo 26, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
que la desarrolla en el artículo 11 punto 1, en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) en el artículo 8, punto
2, en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su art 14.2, y en
la Convención de Derechos del Niño en su art 40.2, b, I.

3.4.3. Relación con el derecho a la libertad.

Del principio de inocencia emerge, entre otras consecuencias, el derecho


constitucional a permanecer en libertad durante el proceso. La estrecha
vinculación entre el estado de inocencia y derecho a permanecer en libertad ha
sido puesta de manifiesto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso "Albanese", donde se expresó que de la circunstancia de que una
persona deba ser considerada inocente hasta que su culpabilidad sea
demostrada, deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido
más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá
el desarrollo eficiente de la investigación y que no eludirá la acción de la
justicia, pues la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva. Allí
también se dijo que hasta que recaiga sentencia condenatoria, el acusado debe
ser considerado inocente.

SEGUNDA PARTE: LA PRISION PREVENTIVA.

1. ASPECTOS GENERALES:

Uno de los problemas que desde siempre generó gran preocupación es el


relacionado con la libertad del imputado en el marco del proceso penal. A su
vez esta situación confronta con la necesidad de asegurar el llegar a descubrir
la verdad a partir de la aplicación de ley penal. Esto parece romperse cuando
frente a ello existe una demanda social que requiere mayor seguridad y
castigo.

Como consecuencia de ello el encarcelamiento cautelar a partir del dictado de


la prisión preventiva al detenido, tiende a responder esa necesidad social de
ver de esa manera restablecida la tranquilidad y evitar que aquel cometa
nuevos delitos. Pero por otro lado se violan derechos inalienables de las
personas y se desvirtúa el fin para el cual fue creado este instituto cautelar.

Este trabajo monográfico aborda temas inherentes a esta medida de coerción


penal como: diferentes conceptos mencionados por los distintos autores,
antecedentes doctrinarios y jurisprudenciales, legislación normativa interna de
nuestro país, concepción de este instituto a la luz de los diversos Tratados de
Derecho Internacionales de derechos humanos como la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, que consagra el derecho de la libertad personal en
sus artículos 7,8 y 9; Como así también del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, que lo tratan en su artículo 9 y 14 inc 2, entre otros.
Asimismo se indicarán los aportes doctrinarios y jurisprudencia con respecto a
la duración y el plazo razonable de este instituto, como así también entre otros
quien es la autoridad competente para dictar esta medida cautelar, etc.
Para ello, se ha explorado la bibliografía correspondiente a los efectos de
conocer sobre este instituto procesal.

1.1. CONCEPTO DE PRISION PREVENTIVA:

A continuación se detallan los conceptos de los más destacados autores


acerca de esta medida de coerción que es la prisión preventiva:

-La prisión preventiva es la medida cautelar de coerción más grave autorizada


por las leyes procesales, en contra del imputado, que se concreta mediante el
encarcelamiento. (Carlos A. Chiara Diaz)

-Es la medida cautelar de carácter personal más intensa pues una vez
dispuesta y hecha efectiva, el encarcelamiento perdura durante todo el trámite
del proceso. (Francisco J. D’Albora)- Código Procesal Penal de la Nación -
Abeledo Perrot -2003-

-La prisión preventiva es el estado de privación de la libertad ambulatoria,


dispuesta por un órgano judicial, después de la declaración del imputado,
cuando se le atribuye, con grado de probabilidad, la comisión de un delito
sancionado con pena privativa de la libertad por la cual no proceda
condenación condicional o, procediendo, existan vehementes indicios de que
intentará eludir la acción de la justicia o entorpecer su investigación (Balcarce).

-La prisión preventiva ha sido definida como “la privación de la libertad del
imputado con el fin de asegurar el proceso de conocimiento a la ejecución de la
pena” (ROXIN, CLAUS, “Derecho Procesal Penal”; pág. 257, Editora del
Puerto, Argentina, año 2000)

El profesor cordobés Dr. Alfredo Vélez Mariconde la define como aquel estado
de privación de la libertad que el órgano jurisdiccional impone al procesado
(imputado) durante la sustanciación del proceso, cuando se le atribuye un
delito reprimido con pena privativa de la libertad.

Arturo Zabaleta, afirma que “La prisión preventiva es la situación permanente y


definitiva por la que se priva judicial y formalmente al inculpado de su libertad
durante el tiempo que se estime conveniente a los fines de justicia”.

Carlos Fontan Balestra, afirma que la prisión preventiva tiene como meta
exclusiva el aseguramiento del proceso. La prisión preventiva es un mal
necesario, se fundamenta la necesidad que tiene la sociedad de tomar
medidas de precaución contra quienes presuntamente ha cometido un delito;
es una medida de seguridad, un medio para instruir los procesos y una
garantía de que se cumplirá la pena.

Beccaria intenta legitimar el encarcelamiento preventivo, destacando el único


argumento valido y razonable, que es la necesidad. Referente a esto señala
que “la privación de la libertad no puede preceder a la sentencia sino cuando la
necesidad obliga. La cárcel es sólo la custodia de un ciudadano hasta en tanto
que sea declarado reo; y esta custodia, siendo por su naturaleza penosa, debe
durar el menos tiempo posible, y debe ser la menos dura que se pueda”.

Asimismo Ferrajoli afirma “la prisión preventiva constituye una fase del proceso
ordinario y es decidida por un juez. Así, en razón de sus presupuestos, de sus
modalidades y de las dimensiones que ha adquirido, se ha convertido en el
43
signo más evidente de la crisis de la jurisdiccionalidad, de la
administrativización tendencial del proceso penal y, sobre todo, de su
degeneración en un mecanismo directamente punitivo.”. 44

43
“La Prisión Preventiva Frente al Estado de Derecho” escrito por Roberto Rabi González, Lunes 3 de octubre de
2.005
44
Ferrajoli, Luigi “Derecho y Razón”, Trotta, Quinta Edición, 2001
También sostiene Ferrajioli que: “La prisión preventiva obligatoria es
verdaderamente una contradicción en sus términos. La prisión preventiva se
justifica solamente en casos graves de peligro de falsificación de las pruebas o
de fuga del imputado. Debería tratarse de una medida absolutamente
excepcional y acotada. No debería ir más allá de alguna semana. Pero
naturalmente eso implica un costo, porque el imputado podría ser culpable.
Pero la democracia implica ciertos peligros. Si la prisión preventiva es
obligatoria funciona como una pena anticipada y, por lo tanto, totalmente
ilegítima.”45.
La prisión preventiva sólo se puede aplicar en la medida en que tenga fines
procesales, esto es, que pretenda resguardar la averiguación de la verdad y la
aplicación de la ley penal. Por ello, los únicos criterios válidos para imponerla
son el entorpecimiento de la investigación y el peligro de fuga, 46 probados en el
caso concreto47. De este modo, la detención cautelar únicamente puede tener
carácter excepcional; por supuesto, esta coerción no puede ser más gravosa,
ni durar más, que la propia pena 48. Debe existir una sospecha relevante sobre
el imputado49 y tener carácter provisional. Además, la medida es legítima
mientras se mantengan sus presupuestos de justificación. Por último, el Poder
Judicial debe garantizar un adecuado control de la legitimidad de las
detenciones50.

1.2. ANTECEDENTES DE LA PRISION PREVENTIVA:

El origen de las prisiones es remoto, sin embargo la privación de la libertad no


es una sanción antigua, en el Derecho Romano la prisión no se estableció para
castigar a los delincuentes, sino solo para custodiar a los procesados hasta que
se dictara sentencia, por lo que la llamada Prisión Preventiva se anticipó a la
prisión en sentido estricto.

45
Luigi Ferrajoli, Jurista: "Los derechos son un papel si no se incluyen garantías adecuadas”. Fecha: 7/1/2006
14:30:00 | Tema: Pensamiento Crítico Fuente: Diario Clarín
46
Corte IDH, Caso Suárez Rosero, Ecuador, Sentencia del 12 de noviembre de 1997, SerieC, nº 35, numeral 77
47
Corte IDH, Caso Tibi, Ecuador, Sentencia del 7 de septiembre de 2004, Serie C, nº 114, numeral 107.
48
CIDH, Informe 12/96, párrafo 72; Corte IDH, Caso Gangaram Panday, Sentencia del 21 de enero de 1994,
Serie C nº 16, numeral 47. 21/1/94, numeral 47.
49
Corte IDH, Caso Tibi, numeral 107.
50
CIDH, Informe 2/97, párrafo 19. Con respecto a Argentina: La Comisión Interamericana de Derechos Humanos
sostuvo hace casi diez años que incumplía la Convención Americana sobre Derechos Humanos por no respetar los
estándares internacionales que habilitan la aplicación de una medida privativa de la libertad.
Coincide la doctrina en la idea de que el hombre primitivo no pensó en construir
cárceles para los transgresores de sus leyes, más bien tenía la idea de vengar
la ofensa que investigar las causas que influyeron en la comisión del hecho
delictuoso.51

La Prisión desde la etapa primitiva, hasta finales del siglo XVI pasando por el
Derecho Técnico Germánico, se ha utilizado fundamentalmente para guardar
delincuentes, incluso con ulteriores fines antropológicos, no como medio
represivo en sí, y ello es resultado de la concepción que sobre el delito y
delincuente tiene la época; el hecho sancionable es un mal, y el culpable un
"perversus homo" no susceptible de corrección, sino de castigo rápido y capital.
En esta situación la cárcel custodia se impone frente a la prisión entendida y
aplicada como pena.

"La cárcel no ha sido inventada con la finalidad de reclusión, su razón originaria


es la de una medida cautelar apta para asegurar la disponibilidad del reo a los
fines del juicio".52

Como la historia de las instituciones penitenciarias guarda paralelo con la


evolución del Derecho Penal mismo, fue hasta que quedó superada la idea de
la eliminación del delincuente, es decir, a través de su muerte o de su expulsión
del grupo social, que logró desarrollarse la idea de la prisión como pena.

La evolución arquitectónica de la prisión, estuvo muy ligada al desarrollo de la


filosofía que se tuviera con relación a la pena, en principio ésta fue tomada en
cuenta para la creación de la estructura para albergar al hombre delincuente;

Aparece primero en Francia, luego en Roma se construyó una prisión que


consistió en una pequeña rotonda, bajo techo sin luz, los guardianes a quienes
estaban confiadas dichas prisiones, le inferían muchos maltratos a las
personas recluidas en ésta, utilizaban grillos, cadenas, esposas y otros

51
Manuel Abreu Menéndez. Antecedentes Legislativos e Inconstitucionalidad de las Normas Mínimas. Revista
Criminalística. 1982. Pág.

52
Carlos García Valdez. Estudio de Derecho Penitenciario. Editora Tecno. 1982 pgs.
instrumentos de sufrimientos, que generalmente llevaban a los reos a la
muerte.

Al final del siglo XVI, en Ámsterdam, se establecieron los primeros recintos


carcelarios dentro de los regímenes reformadores. Las prisiones eran lugares
utilizados con fines de constreñimientos contra los deudores morosos, los
prevenidos contraventores, luego vino un gran adelanto con la construcción de
las casas de corrección y de trabajo con fines de reformas para los vagos,
mendigos, pordioseros, prostitutas y los menores delincuentes.

En lo que respecta a la pena eclesiástica, se dice que la iglesia utilizó como


prisiones los monasterios y los edificios eclesiásticos, luego construyó sus
propias prisiones que no observaban los cánones eclesiásticos.

Se puede decir que la prisión, por su parte, es una institución utilizada desde
tiempos muy remotos, que ha cumplido con la función de asegurar que el que
está acusado de cometer un delito no evada la acción de la justicia.

La cárcel no nació para aplicar tratamientos a los delincuentes, ni para


castigarlos, sino como una medida de asegurar que el imputado se presente al
juicio. En el siglo XVIII se lleva a cabo la separación nocturna de los presos,
creándose así la casa de corrección.

El modelo de corrección, fue establecido en Roma, en el año 1704, por


Clemente XI, allí los reclusos aprendían un oficio para trabajar en el día y en la
noche se suministraba instrucción elemental y religiosa, bajo el silencio
absoluto.

Así arranca el gran modelo de la regeneración del individuo, puesto que nada
se hace con apresar a una persona y no tratar de que aprenda algún oficio para
devolverlo a la sociedad como una persona de bien y arrepentida.

Ya para el año 1800, surgió la Colonia Británica de América del Norte. En


Filadelfia, Estado de Pensylvania, Estados Unidos, se funda un establecimiento
de prisión en Walnut Street, el cual impuso un tratamiento de aislamiento
celular continuo, diurno y nocturno, bajo el régimen del silencio absoluto.
En 1820, surge en New York, un nuevo sistema de prisión, y el mismo se
sustentaba en la crítica que implantara el sistema de Filadelfia, o sea, tomaba
la práctica del sistema anterior, que era trabajos diurnos sin hablar y
aislamiento nocturno.

Dejando la antigüedad atrás y yéndonos a la historia más reciente, la evolución


de la Prisión Preventiva en América Latina aparece que en las dos últimas
décadas y ha tenido lugar un proceso muy vigoroso de reformas al sistema de
justicia penal. La Prisión Preventiva ha evolucionado tanto, que casi en todos
los países de habla hispana se ha abandonado el sistema inquisitivo
tradicional, que adoptaba esta medida cautelar como una regla, y se ha
remplazado por sistemas acusatorios, que la acogen como una excepción.

La regulación de la Prisión Preventiva ha sido con probabilidad el tema más


polémico de aquellos relevados por las reformas a la justicia penal que ha
tenido lugar en prácticamente todos los países de la región.

Durante los últimos 20 años se inició en América Latina un proceso de reforma


a la justicia criminal que afectó con diversa intensidad y grado a los distintos
países del continente. Las razones que motivaron el proceso de transformación
a la ley Procesal Penal fueron los abusos a los derechos fundamentales en el
contexto del proceso penal inquisitivo y la poca eficiencia de este sistema en la
persecución penal, siendo la Prisión Preventiva la institución que más motivó a
dichos cambios, entre otras.

1.3. PRINCIPIOS Y ESTÁNDARES CONSTITUCIONALES


RELACIONADOS CON LA PRISION PREVENTIVA:

Este derecho sólo puede ser restringido como consecuencia de la aplicación de


una sanción dispuesta por un juez a través de un juicio previo, oral y público
fundado en una ley anterior al hecho del proceso, el que debe desarrollarse con
arreglo a todas las garantías procesales que la Constitución y las leyes
reconocen a la persona imputada de un delito.
La protección de la libertad personal mediante la garantía de juicio previo se
deriva del principio constitucional de inocencia, según el cual toda persona es
inocente —y debe ser tratada como tal— hasta tanto una sentencia judicial
definitiva declare lo contrario.

En nuestro derecho es entendido como otra derivación de la garantía de


defensa en juicio contenida en la Constitución, por el cual toda persona
sometida a proceso goza de tal presunción, siendo el acusador quien debe
demostrar su culpabilidad. Sólo mediante una sentencia firme tal presunción
declina.

Una de las implicancias prácticas del principio de inocencia es que, como regla
general, toda persona imputada de un delito tiene el derecho a permanecer en
libertad durante la sustanciación del proceso penal en su contra. Y sólo
circunstancias excepcionales justificarían restringir esa libertad, esto es,
siempre y cuando exista peligro cierto de fuga o de entorpecimiento en la
investigación, cuya verificación en el caso concreto frustraría los fines del
procedimiento penal: averiguar la verdad y aplicar la ley penal.

En definitiva, la prisión preventiva fue concebida esencialmente como una


medida cautelar o de seguridad procesal, no como una pena aunque importe
una privación de la libertad. El sacrificio que implica sólo puede ser consentido
en los límites de la más estricta necesidad, la cual debe ser concretamente
acreditada.

Por constituir una de las medidas penales más gravosas para el individuo y por
chocar de manera frontal con la presunción de inocencia y el derecho a la
libertad ambulatoria, la dogmática penal no ha encontrado aún un convincente
motivo de legitimidad de la prisión preventiva, sino que ha formulado diversos
principios y presupuestos53 para su aplicación dirigidos a limitar su ejercicio y
controlar su ejecución. Ellos son:

• Principio de judicialidad: la prisión preventiva debe ser autorizada por una


decisión judicial que fundamente su necesidad y presupuestos.
53
Maier, J., Derecho Procesal Penal. Tomo 1. Fundamentos, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, pp. 378
y 379.
• Principio de excepcionalidad: la prisión durante el proceso es una medida
procesal de carácter excepcional, a la que sólo puede recurrirse como medida
extrema, con fin de garantizar el descubrimiento de la verdad y la aplicación de
la ley penal. Es decir, cuando sea necesario evitar que el acusado obstaculice
la investigación judicial o se dé a la fuga.

• Principio de proporcionalidad: se debe evitar que la prisión preventiva sea


más gravosa para el imputado que la propia pena amenazada o que aquella
que se espera en caso de condena, con lo cual el encarcelamiento preventivo
no procede cuando no está amenazada o no se espera la privación de la
libertad como reacción penal.

• Principio de subsidiaridad: se debe evitar el encarcelamiento preventivo


cuando existan otros medios menos gravosos que permitan resguardar
eficientemente los fines del proceso.

En concreto, siguiendo los principios reseñados con anterioridad, la Corte IDH


entendió que la prisión preventiva constituye la medida más severa que pueda
aplicarse a una persona acusada de un delito 54, por lo que “su aplicación debe
tener carácter excepcional, limitado por el principio de legalidad, la presunción
de inocencia, la necesidad y proporcionalidad, de acuerdo con lo que es
estrictamente necesario en una sociedad democrática” 55, pues “es una medida
cautelar, no punitiva”56. Así, sostuvo que la regla durante el proceso penal debe
ser la libertad del procesado.

El mismo tribunal ha sostenido que toda vez que se trata de una restricción que
sólo es admitida excepcionalmente, corresponde al Estado probar la necesidad
de la prisión preventiva57. Por lo tanto, el derecho a la libertad personal puede
54
Corte IDH. Caso Bayarri vs. Argentina. Excepción preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
30 de octubre de 2008. Serie C No. 187, párr. 69.
55
Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de junio de
2005. Serie C No. 129, párr. 74; Caso Servellón García y otros Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr. 88; Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 180, párr. 107; Cfr. Caso Bayarri Vs.
Argentina, párr. 69.
56
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35,
párr. 77; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 145; Cfr. Caso Yvon Neptune Vs.
Haití, párr. 107; Cfr. Caso Bayarri Vs. Argentina, párr. 69.
57
Corte IDH, caso “Tibi vs. Ecuador”, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, sentencia del
7 de septiembre de 2004, Serie C, n° 114, párrafo 107.
ser restringido sólo en forma excepcional, siempre y cuando el Estado
fundamente y acredite debidamente la existencia de los requisitos exigidos por
la Convención Americana de Derechos Humanos 58, y siempre que la restricción
sea de interpretación y aplicación restrictiva, con el cuidado de que no se
desnaturalicen la garantía de no ser privado de la libertad hasta el dictado de
una sentencia y el principio pro homine59.

En cuanto a los fines del instituto, la Corte IDH ha dicho que la aplicación de la
prisión preventiva debe perseguir exclusivamente la finalidad de asegurar que
el imputado no impida el desarrollo de las investigaciones ni eluda la acción de
la justicia60. El riesgo o peligro procesal invocado para dictar la medida debe
existir en el caso concreto y deben “estar fundados en circunstancias
objetivas”61. Esta idea ha sido complementada por la CIDH, en el sentido de
que “la mera alegación sin consideración del caso concreto no satisface este
requisito”62. De esta forma, la aplicación de una medida cautelar no debe tener
en cuenta las características personales del autor y la gravedad del delito 63. De
acuerdo con la CIDH, se descarta igualmente que la imposición de la medida
pueda fundarse en fines preventivos como la “alarma social” o “la repercusión
social del hecho”, la “peligrosidad” del imputado o “el peligro de reincidencia”,
apoyados sobre criterios de derecho penal material, no procesal, propios de
una respuesta punitiva64: “… Esos son criterios basados en la evaluación del
hecho pasado, que no responden a la finalidad de toda medida cautelar por
medio de la cual se intenta prever o evitar hechos que hacen, exclusivamente,

58
Corte IDH, caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre
de 2005. Serie C No. 135, párr. 198.
59
CIDH, Informe 35/07. Caso 12.553. Uruguay. José, Jorge y Dante Peirano Basso, del 1 de mayo de 2007,
párr. 75
60
“…la privación de libertad del imputado no puede residir en fines preventivo-generales o preventivo-
especiales atribuibles a la pena, sino que sólo se puede fundamentar […], en un fin legítimo, a saber: asegurar
que el acusado no impedirá el desarrollo del procedimiento ni eludirá la acción de la justicia” (Cfr. Corte IDH,
Caso Chaparro Álvarez Vs. Ecuador, párr. 103).
61
“el Estado no debe detener para luego investigar, por el contrario, sólo está autorizado a privar de la libertad
a una persona cuando alcance el conocimiento suficiente para poder llevarla a juicio”. (Cfr. Corte IDH, Caso
Chaparro Álvarez Vs. Ecuador, párr. 103).
62
Cfr. CIDH, Informe 35/07. Uruguay, párr. 85.
63
“…la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente
necesarios para asegurar que aquél no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones ni eludirá la acción
de la justicia. Las características personales del supuesto autor y la gravedad del delito que se le imputa no son,
por si mismos, justificación suficiente de la prisión preventiva”. (Cfr. Corte IDH, Caso López Álvarez Vs.
Ecuador, párr. 69).
64
Cfr. CIDH, Informe 35/07. Uruguay, párr. 84.
a cuestiones procesales del objeto de la investigación y se viola, así el principio
de inocencia…”65.

Por otro lado, según la Corte IDH la medida cautelar dictada debe guardar
proporcionalidad entre los presupuestos que ameritan su dictado y los hechos
que se investigan. “La legitimidad de la prisión preventiva no proviene
solamente de que la ley permite aplicarla en ciertas hipótesis generales 66”, sino
que además requiere de un juicio de proporcionalidad para que su aplicación
no sea arbitraria.

Es decir, que el mencionado principio pretende evitar que una persona


procesada —y por lo tanto inocente— sufra un mal mayor que el que le
implicaría una sentencia condenatoria67.

En virtud de esta proporcionalidad necesaria, se deben imponer límites a la


duración del encarcelamiento preventivo. De esta forma, razona la Corte IDH
toda persona procesada tiene el derecho a ser juzgada dentro de un plazo
razonable, o de lo contrario ser puesta en libertad mientras continúe el proceso
en su contra.

“Este derecho impone límites temporales a la duración de la prisión preventiva,


y, en consecuencia, a las facultades del Estado para proteger los fines del
proceso mediante este tipo de medida cautelar. Cuando el plazo de la prisión
preventiva sobrepasa lo razonable, el Estado podrá limitar la libertad del
imputado con otras medidas menos lesivas que aseguren su comparencia al
juicio, distintas a la privación de su libertad mediante encarcelamiento. Este
derecho impone, a su vez, una obligación judicial de tramitar con mayor
diligencia y prontitud aquellos procesos penales en los cuales el imputado se
encuentre privado de su libertad”.

65
OP CIT.
66
Cfr. Corte IDH, Caso López Álvarez Vs. Ecuador, párr. 68
67
“..La medida cautelar no debe igualar a la pena en cantidad ni en calidad (artículo 5(4) y 6 de la Convención
Americana). La proporcionalidad se refiere justamente a eso: se trata de una ecuación entre el principio de
inocencia y el fin de la medida cautelar. No se trata de una equivalencia. No se debe confundir la equiparación
que se establece entre la prisión preventiva y la pena a los fines de computar los plazos de detención, con la
equiparación de su naturaleza”. (Cfr. CIDH. Informe35/07, Uruguay, párr. 109).
De esta forma, el juez debe valorar periódicamente si las causas y la
proporcionalidad de la prisión preventiva impuesta se mantienen, sin necesidad
de llegar al momento de dictar una sentencia absolutoria para levantar la
medida. Así, cuando desaparezcan los presupuestos que fundamentan la
prisión preventiva el juez debe decretar la libertad de la persona procesada 68.

Uno de los objetivos principales que abordaron los procesos de reformas al


sistema de justicia criminal en América Latina fue la racionalización del uso de
la prisión preventiva. Los nuevos sistemas procesales penales representaron el
reemplazo del paradigma del sistema inquisitivo –lógica de prisión preventiva
como regla general, consecuencia automática del proceso y pena anticipada–,
por un paradigma de lógica cautelar, donde la prisión preventiva sólo tiene una
aplicación excepcional y proporcional. También los distintos países
incorporaron medidas cautelares distintas de la prisión preventiva y, asimismo,
se incorporó la audiencia como metodología para la producción de información
y la toma de decisión judicial, entre otros cambios.

Como se pudo constatar en Prisión Preventiva y Reforma Procesal Penal en


América Latina: Evaluación y Perspectivas –publicado por el Centro de
Estudios de Justicia de las Américas, CEJA, en el año 2008–, los procesos de
implementación de estas reformas han generado resultados heterogéneos en
distintos países de la región. En efecto, algunos pocos países lograron cambios
sustanciales en términos de reducir el porcentaje de presos preventivos
respecto del total de personas privadas de libertad. No obstante, en la mayoría
de los países la reforma normativa no produjo efectos importantes y el sistema
siguió funcionando de manera bastante tradicional. A pesar de los limitados
resultados del cambio normativo, en muchos países se ha producido un fuerte
proceso de contrarreforma en materia de medidas cautelares. Este proceso se
ha traducido en cambios legislativos orientados al establecer categorías de
delitos en que la prisión preventiva se hace prácticamente automática,

68
“…el juez no tiene que esperar hasta el momento de dictar sentencia absolutoria para que una persona
detenida recupere su libertad, sino debe valorar periódicamente si las causas, necesidad y proporcionalidad de
la medida se mantienen, y si el plazo de la detención ha sobrepasado los límites que imponen la ley y la razón.
En cualquier momento en que aparezca que la prisión preventiva no satisface estas condiciones, deberá
decretarse la libertad sin perjuicio de que el proceso respectivo continúe”. (Cfr. Corte IDH, Caso Bayarri Vs.
Argentina, párr. 76).
prohibiendo la sustitución de la prisión preventiva por alguna otra medida, o
incorporando nuevas y polémicas causales de procedencia de la misma.

Siguiendo la línea de trabajo planteada por CEJA en cuanto al desarrollo de


investigaciones sobre la utilización de la prisión preventiva en la región–, la
presente publicación tiene por objetivo analizar lo que ha ocurrido en materia
de prisión preventiva en algunos países que no quedaron cubiertos en el
estudio anterior como son Argentina, Brasil, México y Perú. En cada uno de
estos países se ha elaborado un informe que pretende describir la situación
tanto desde el punto de vista normativo como empírico.

En este contexto, hay que señalar que estos países tienen procesos de reforma
muy disímiles. En efecto, Argentina, México y Perú actualmente son países con
reformas parciales. Argentina es un estado federal que contiene 23 provincias,
algunas con sistema acusatorio en plena implementación y otras, con un
sistema inquisitivo todavía vigente donde el juez es el que investiga y juzga.
Algo similar sucede con México que es también un país federal, en cuyo caso 8
de 32 entidades federativas están con legislación reformada. Por último, Perú
avanzó hacia un sistema acusatorio a partir del año 2006, con una aplicación
gradual del nuevo Código Procesal Penal. Actualmente, de los 29 distritos
judiciales de ese país, el sistema acusatorio está vigente en 16 de ellos.

En contraste, la situación de Brasil es muy distinta, ya que no se ha producido


hasta ahora un proceso de reforma como los que han tenido lugar en el resto
de América Latina. El Código de Proceso Penal Brasileño, que es de carácter
nacional, es decir se aplica tanto en la jurisdicción federal como en las
estaduales, no ha sido objeto de una reforma integral, sino que en los últimos
años ha venido siendo modificado a partir de varios proyectos tópicos que
abordan materias como la policía, la investigación, organización de los
tribunales y medidas cautelares. Es muy interesante observar que a pesar de
que Brasil mantiene un sistema procesal bastante tradicional su relación
promedio de presos sin condena en relación con el total de la población
penitenciaria es similar al de los demás países.
Cabe señalar que durante el proceso de edición de esta publicación, en Brasil
se aprobó la ley N° 12.403 que crea otras medidas cautelares distintas a la
prisión preventiva como son la prohibición de acceder a determinados lugares,
prohibición de mantener contacto con una persona determinada, prohibición de
ausentarse de la jurisdicción, arresto domiciliario, entre otros. Si bien este es un
paso importante para la consolidación del paradigma legal en la utilización de la
prisión preventiva bajo la lógica cautelar, también es cierto que no se incorpora
una institucionalidad que se haga cargo del seguimiento de este tipo de
medidas.

Por otra parte, hay problemas específicos y diversos en cada país, como son la
duración de la detención a la espera de la resolución de prisión preventiva –o
bien la duración de la misma prisión preventiva–, la duración de las audiencias,
la oralidad en las etapas previas al juicio, resoluciones dictadas fuera de
audiencia, entre otros hallazgos interesantes.

Por su parte, uno de los principales problemas que reporta México es la


reforma constitucional de 2008, que introdujo en la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos la obligación del juez de ordenar la prisión
preventiva en una serie de delitos para los cuales se establece la prisión
preventiva como efecto necesario. Este proceso ha alentado a los estados a
que incorporen ese listado de delitos, además de agregar otros. En términos
generales, es posible indicar que el proceso de reforma en los estados
mexicanos presenta resultados dispares en cuanto al uso de la prisión
preventiva ya que algunos presentan bajas en la población sometida a prisión
preventiva, pero en otros hay alzas o incrementos del uso de esta medida
cautelar.

Por último, Perú detectó en la observación de 112 audiencias la dificultad de


acopiar información necesaria para la audiencia de discusión de una medida
cautelar, la duración excesiva de las audiencias –lo que podría llevar a que el
debate se desvíe para cuestiones de fondo para probar la culpabilidad del
imputado–, o la emisión de fallos fuera de la audiencia.
Con todo, se identifica como característica común a los informes la necesidad
de profundizar la discusión en torno al uso de las medidas cautelares
alternativas a la prisión preventiva, y la inexistencia de mecanismos de
seguimiento o control en torno a estas medidas sustitutivas.

La falta de un sistema que permita la relevación de información respecto a la


situación específica del imputado para evaluar la necesidad de cautela, y la
ausencia de mecanismos de supervisión que verifiquen el cumplimiento de la
medida sustitutiva, es un aspecto que estuvo ausente en los procesos de
reforma de Latinoamérica En efecto, esta carencia ya se comienzan a
evidenciar en algunos países de la región, como son el caso de Argentina,
México y Perú. Tales informes dan cuenta de problemas transversales en la
falta de información concreta, específica y confiable para la discusión de
medidas cautelares. Sin la existencia de una metodología que ofrezca una
capacidad real en la generación y recolección de información que permita
diferenciar de manera precisa los riesgos procesales del imputado, la tendencia
es decretar de manera automática la prisión preventiva bajo información de
mala calidad, a partir de un automatismo que se ve como la única respuesta al
delito.

También es posible constatar como aspecto común en los informes la


inexistencia de mecanismos operativos para el control de las medidas
cautelares distintas de la prisión preventiva. Actualmente en Latinoamérica no
existen estadísticas claras y confiables acerca de los grados de incumplimiento
de las medidas sustitutivas, no hay espacio para la producción de informes de
seguimiento que permitan conocer el estado de cumplimiento por parte del
imputado y, en fin, no hay una institucionalidad específica que se haga cargo
de estos y otros aspectos, sino que el control es más bien simbólico o
anecdótico.

Como se aprecia, este tipo de informes –y los contenidos en el estudio sobre


prisión preventiva del año 2008 publicado por CEJA– llevan a concluir la
necesidad de comenzar a trabajar de manera seria en la discusión, diseño,
implementación y evaluación de políticas que favorezcan un uso eficaz de las
medidas cautelares distintas de la prisión preventiva. Lo anterior implica
hacerse cargo de los diversos desafíos presentes en cada jurisdicción lo que
van desde la excesiva duración del proceso penal, la falta de oportunidades
mínimas para el ejercicio del derecho a defensa, la falta de mecanismos de
control de las medidas cautelares alternativas a la prisión preventiva y en
algunos casos el proceso de contrarreforma normativa.

El régimen de la prisión preventiva es uno de los problemas respecto del cual


ya desde los inicios de los años 80 existían estudios que graficaban
claramente su relevancia y alcances, era el uso excesivo y prolongado de la
prisión preventiva.

2. LA PRISION PREVENTIVA SEGÚN LA LEGISLACION PERUANA.


2.1. La Prisión Preventiva en el Código Procesal Penal.

Artículo 268º Presupuestos materiales.

1. El Juez, a solicitud del Ministerio Público, podrá dictar mandato de


prisión preventiva, si atendiendo a los primeros recaudos sea posible
determinar la concurrencia de los siguientes presupuestos:
a. Que existen fundados y graves elementos de convicción para
estimar razonablemente la comisión de un delito que vincule al
imputado como autor o partícipe del mismo.
b. Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena
privativa de libertad; y
c. Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras
circunstancias del caso particular, permita colegir razonablemente que
tratará de eludir la acción de la justicia (peligro de fuga) u obstaculizar
la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización).

2. También será presupuesto material para dictar mandato de prisión


preventiva, sin perjuicio de la concurrencia de los presupuestos
establecidos en los literales a) y b) del numeral anterior, la existencia
de razonables elementos de convicción acerca de la pertenencia del
imputado a una organización delictiva o su reintegración a la misma, y
sea del caso advertir que podrá utilizar los medios que ella le brinde
para facilitar su fuga o la de otros imputados o para obstaculizar la
averiguación de la verdad.

Artículo 269º.- Peligro de fuga.-

Para calificar el peligro de fuga, el Juez tendrá en cuenta:

1. El arraigo en el país del imputado.

2. La gravedad de la pena que se espera como resultado del


procedimiento;

3. La importancia del daño resarcible y la actitud que el imputado


adopta, voluntariamente, frente a él;

4. El comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro


procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de
someterse a la persecución penal.

Artículo 270º.- Peligro de obstaculización.-

Para calificar el peligro de obstaculización se tendrá en cuenta el riesgo


razonable de que el imputado:

1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de


prueba.

2. Influirá para que computados, testigos o peritos informen falsamente o


se comporten de manera desleal o reticente.

3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos.

Artículo 271° Audiencia y resolución.

1. El juez de la investigación preparatoria, dentro de las cuarenta y ocho


horas siguientes al requerimiento del Ministerio Público realizará la
audiencia para determinar la procedencia de la prisión preventiva. La
audiencia se celebrará con la concurrencia obligatoria del fiscal, del
imputado y su defensor. El defensor del imputado que no asista será
reemplazado por el defensor de oficio.

2. Rige en lo pertinente, para el trámite de la audiencia lo dispuesto en el


artículo 8°, pero la resolución debe ser pronunciada en la audiencia sin
necesidad de postergación alguna. El juez de la investigación
preparatoria incurre en responsabilidad funcional si no realiza la
audiencia dentro del plazo legal. El fiscal y el abogado defensor serán
sancionados disciplinariamente si por su causa se frustra la audiencia. Si
el imputado se niega por cualquier motivo a estar presente en la
audiencia, será representado por su abogado o el defensor del oficio,
según sea el caso. En este último supuesto deberá ser notificado con la
resolución que se expida dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes
a la conclusión de la audiencia.

3. El auto de prisión preventiva será especialmente motivado, con


expresión sucinta de la imputación, de los fundamentos de hecho y de
derecho que lo sustente, y la invocación de las citas legales
correspondientes.

4. El juez de la investigación preparatoria, si no considera fundado el


requerimiento de prisión preventiva optará por la medida de
comparecencia restrictiva o simple según el caso.

Artículo 272º Duración.

1. La prisión preventiva no durará más de nueve meses.

2. Tratándose de procesos complejos, el plazo límite de la prisión


preventiva no durará más de dieciocho meses.

Artículo 273º Libertad del imputado.-

Al vencimiento del plazo, sin haberse dictado sentencia de primera


instancia, el juez de oficio o a solicitud de las partes decretará la
inmediata libertad del imputado, sin perjuicio de dictar concurrentemente
las medidas necesarias para asegurar su presencia en las diligencias
judiciales, incluso las restricciones a que se refieren los numerales 2) al
4) del artículo 288º. Artículo 274º Prolongación de la prisión preventiva.-
Cuando concurran circunstancias que importen una especial dificultad o
prolongación de la investigación, y que el imputado pudiera sustraerse a
la acción de la justicia, la prisión preventiva podrá prolongarse por un
plazo no mayor fijado en el numeral 2 del artículo 272. Nuevo Código
Procesal Penal. Libro Primero. Disposiciones generales. Título V.
Medidas cautelares personales. Párrafo 4. Prisión preventiva.

Artículo 139.- Procedencia de la prisión preventiva.

Toda persona tiene derecho a la libertad personal y a la seguridad


individual. La prisión preventiva sólo procederá cuando las demás
medidas cautelares personales fueren insuficientes para asegurar las
finalidades del procedimiento.

Artículo 140.- Requisitos para ordenar la prisión preventiva.

Una vez formalizada la investigación, el tribunal, a petición del ministerio


público o del querellante, podrá decretar la prisión preventiva del
imputado siempre que el solicitante acreditare que se cumplen los
siguientes requisitos:

a) Que existen antecedentes que justificaren la existencia del delito que


se investigare;

b) Que existen antecedentes que permitieren presumir fundadamente


que el imputado ha tenido participación en el delito como autor, cómplice
o encubridor, y

c) Que existen antecedentes calificados que permitieren al tribunal


considerar que la prisión preventiva es indispensable para el éxito de
diligencias precisas y determinadas de la investigación, o que la libertad
del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad o del
ofendido. Se entenderá que la prisión preventiva es indispensable para
el éxito de la investigación cuando existiere sospecha grave y fundada
de que el imputado pudiere obstaculizar la investigación mediante la
destrucción, modificación, ocultación o falsificación de elementos de
prueba; o cuando pudiere inducir a coimputados, testigos, peritos o
terceros para que informen falsamente o se comporten de manera
desleal o reticente.

Para estimar si la libertad del imputado resulta o no peligrosa para la


seguridad de la sociedad, el tribunal deberá considerar especialmente
alguna de las siguientes circunstancias: la gravedad de la pena asignada
al delito; el número de delitos que se le imputare y el carácter de los
mismos; la existencia de procesos pendientes; el hecho de encontrarse
sujeto a alguna medida cautelar personal, en libertad condicional o
gozando de algunos de los beneficios alternativos a la ejecución de las
penas privativas o restrictivas de libertad contemplados en la ley; la
existencia de condenas anteriores cuyo cumplimiento se encontrare
pendiente, atendiendo a la gravedad de los delitos de que trataren, y el
hecho de haber actuado en grupo o pandilla. Se entenderá que la
seguridad del ofendido se encuentra en peligro por la libertad del
imputado cuando existieren antecedentes calificados que permitieren
presumir que éste realizará atentados graves en contra de aquél, o en
contra de su familia o de sus bienes.

Artículo 141.- Improcedencia de la prisión preventiva.

No se podrá ordenar la prisión preventiva cuando ésta aparezca


desproporcionada en relación con la gravedad del delito, las
circunstancias de su comisión y la sanción probable. No procederá la
prisión preventiva:

a. Cuando el delito imputado estuviere sancionado únicamente con


penas pecuniarias o privativas de derechos, o con una pena privativa o
restrictiva de la libertad de duración no superior a la de presidio o
reclusión menores en su grado mínimo;

b. Cuando se tratare de un delito de acción privada, y


c. Cuando el tribunal considerare que, en caso de ser condenado, el
imputado pudiere ser objeto de alguna de las medidas alternativas a la
privación o restricción de libertad contempladas en la ley y éste
acreditare tener vínculos permanentes con la comunidad, que den
cuenta de su arraigo familiar o social.

Sin perjuicio de lo anterior, el imputado deberá permanecer en el lugar


del juicio hasta su término, presentarse a los actos del procedimiento y a
la ejecución de la sentencia, inmediatamente que fuere requerido o
citado en conformidad a los artículos 33 y 123. Podrá en todo caso
decretarse la prisión preventiva en los eventos previstos en el inciso
segundo cuando el imputado hubiere incumplido alguna de las medidas
cautelares previstas en el párrafo 6° de este Título o cuando el tribunal
considere que el imputado pudiere incumplir lo establecido en el inciso
precedente. Se decretará también la prisión preventiva del imputado que
no hubiere asistido a la audiencia del juicio oral, resolución que se
dictará en la misma audiencia a petición del fiscal o del querellante.

La prisión preventiva no procederá respecto del imputado que se


encontrare cumpliendo efectivamente una pena privativa de libertad. Si
por cualquier motivo fuere a cesar su cumplimiento efectivo y el fiscal o
el querellante estimaren procedente esta medida cautelar, o alguna de
las medidas previstas en el párrafo siguiente, podrán recabarla
anticipadamente de conformidad a las disposiciones de este Párrafo, a
fin de que, si el tribunal acogiere la solicitud, la medida se aplique al
imputado en cuanto cese el cumplimiento efectivo de la pena, sin
solución de continuidad.

Artículo 142.- Tramitación de la solicitud de prisión preventiva.

La solicitud de prisión preventiva podrá plantearse verbalmente en la


audiencia de formalización de la investigación, en la audiencia de
preparación del juicio oral o en la audiencia del juicio oral. También
podrá solicitarse en cualquier etapa de la investigación, respecto del
imputado contra quien se hubiere formalizado ésta, caso en el cual el
juez fijará una audiencia para la resolución de la solicitud, citando a ella
al imputado, su defensor y a los demás intervinientes. La presencia del
imputado y su defensor constituyen un requisito de validez de la
audiencia en que se resolviere la solicitud de prisión preventiva. Una vez
expuestos los fundamentos de la solicitud por quien la hubiere
formulado, el tribunal oirá en todo caso al defensor, a los demás
intervinientes si estuvieren presentes y quisieren hacer uso de la palabra
y al imputado.

Artículo 143.- Resolución sobre la prisión preventiva.

Al concluir la audiencia el tribunal se pronunciará sobre la prisión


preventiva por medio de una resolución fundada, en la cual expresará
claramente los antecedentes calificados que justificaren la decisión.

Artículo 144.- Modificación y revocación de la resolución sobre la


prisión preventiva.

La resolución que ordenare o rechazare la prisión preventiva será


modificable de oficio o a petición de cualquiera de los intervinientes, en
cualquier estado del procedimiento.

Cuando el imputado solicitare la revocación de la prisión preventiva el


tribunal podrá rechazarla de plano; asimismo, podrá citar a todos los
intervinientes a una audiencia, con el fin de abrir debate sobre la
subsistencia de los requisitos que autorizan la medida. En todo caso,
estará obligado a este último procedimiento cuando hubieren
transcurrido dos meses desde el último debate oral en que se hubiere
ordenado o mantenido la prisión preventiva. Si la prisión preventiva
hubiere sido rechazada, ella podrá ser decretada con posterioridad en
una audiencia, cuando existieren otros antecedentes que, a juicio del
tribunal, justificaren discutir nuevamente su procedencia.

Artículo 145.- Substitución de la prisión preventiva y revisión de


oficio.
En cualquier momento del procedimiento el tribunal, de oficio o a
petición de parte, podrá substituir la prisión preventiva por alguna de las
medidas que se contemplan en las disposiciones del Párrafo 6º de este
Título. Transcurridos seis meses desde que se hubiere ordenado la
prisión preventiva o desde el último debate oral en que ella se hubiere
decidido, el tribunal citará de oficio a una audiencia, con el fin de
considerar su cesación o prolongación.

Artículo 146.- Caución para reemplazar la prisión preventiva.

Cuando la prisión preventiva hubiere sido o debiere ser impuesta para


garantizar la comparecencia del imputado al juicio y a la eventual
ejecución de la pena, el tribunal podrá autorizar su reemplazo por una
caución económica suficiente, cuyo monto fijará. La caución podrá
consistir en el depósito por el imputado u otra persona de dinero o
valores, la constitución de prendas o hipotecas, o la fianza de una o más
personas idóneas calificadas por el tribunal.

Artículo 147.- Ejecución de las cauciones económicas.

En los casos de rebeldía o cuando el imputado se sustrajere a la


ejecución de la pena, se procederá a ejecutar la garantía de acuerdo con
las reglas generales y se entregará el monto que se obtuviere a la
Corporación Administrativa del Poder Judicial. Si la caución hubiere sido
constituida por un tercero, producida alguna de las circunstancias a que
se refiere el inciso anterior, el tribunal ordenará ponerla en conocimiento
del tercero interesado, apercibiéndolo con que si el imputado no
compareciere dentro de cinco días, se procederá a hacer efectiva la
caución. En ambos casos, si la caución no consistiere en dinero o
valores, actuará como ejecutante el Consejo de Defensa del Estado,
para lo cual el tribunal procederá a poner los antecedentes en su
conocimiento, oficiándole al efecto.

Artículo 148.- Cancelación de la caución.


La caución será cancelada y devueltos los bienes afectados, siempre
que no hubieren sido ejecutados con anterioridad:

a. Cuando el imputado fuere puesto en prisión preventiva;

b. Cuando, por resolución firme, se absolviere al imputado, se sobreseyere


la causa o se suspendiere condicionalmente el procedimiento.

c. Cuando se comenzare a ejecutar la pena privativa de libertad o se


resolviere que ella no debiere ejecutarse en forma efectiva, siempre que
previamente se pagaren la multa y las costas que impusiere la
sentencia.

Artículo 149.- Recursos relacionados con la medida de prisión


preventiva.

La resolución que ordenare, mantuviere, negare lugar o revocare la prisión


preventiva será apelable cuando hubiere sido dictada en una audiencia. En los
demás casos no será susceptible de recurso alguno. Artículo 150.- Ejecución
de la medida de prisión preventiva. El tribunal será competente para supervisar
la ejecución de la prisión preventiva que ordenare en las causas de que
conociere. A él corresponderá conocer de las solicitudes y presentaciones
realizadas con ocasión de la ejecución de la medida. La prisión preventiva se
ejecutará en establecimientos especiales, diferentes de los que se utilizaren
para los condenados o, al menos, en lugares absolutamente separados de los
destinados para estos últimos. El imputado será tratado en todo momento
como inocente. La prisión preventiva se cumplirá de manera tal que no
adquiera las características de una pena, ni provoque otras limitaciones que las
necesarias para evitar la fuga y para garantizar la seguridad de los demás
internos y de las personas que cumplieren funciones o por cualquier motivo se
encontraren en el recinto. El tribunal deberá adoptar y disponer las medidas
necesarias para la protección de la integridad física del imputado, en especial
aquellas destinadas a la separación de los jóvenes y no reincidentes respecto
de la población penitenciaria de mayor peligrosidad. Excepcionalmente, el
tribunal podrá conceder al imputado permiso de salida durante el día, por un
período determinado o con carácter indefinido, siempre que se asegurare
convenientemente que no se vulnerarán los objetivos de la prisión preventiva.
Cualquier restricción que la autoridad penitenciaria impusiere al imputado
deberá ser inmediatamente comunicada al tribunal, con sus fundamentos. Éste
podrá dejarla sin efecto si la considerare ilegal o abusiva, convocando, si lo
estimare necesario, a una audiencia para su examen.

Artículo 151.- Prohibición de comunicaciones.

El tribunal podrá, a petición del fiscal, restringir o prohibir las comunicaciones


del detenido o preso hasta por un máximo de diez días, cuando considerare
que ello resulta necesario para el exitoso desarrollo de la investigación. En todo
caso esta facultad no podrá restringir el acceso del imputado a su abogado en
los términos del artículo 94, letra f), ni al propio tribunal. Tampoco se podrá
restringir su acceso a una apropiada atención médica. El tribunal deberá instruir
a la autoridad encargada del recinto en que el imputado se encontrare acerca
del modo de llevar a efecto la medida, el que en ningún caso podrá consistir en
el encierro en celdas de castigo.

Artículo 152.- Límites temporales de la prisión preventiva.

El tribunal, de oficio o a petición de cualquiera de los intervinientes, decretará la


terminación de la prisión preventiva cuando no subsistieren los motivos que la
hubieren justificado. En todo caso, cuando la duración de la prisión preventiva
hubiere alcanzado la mitad de la pena privativa de libertad que se pudiere
esperar en el evento de dictarse sentencia condenatoria, o de la que se hubiere
impuesto existiendo recursos pendientes, el tribunal citará de oficio a una
audiencia, con el fin de considerar su cesación o prolongación.

Artículo 153.- Término de la prisión preventiva por absolución o


sobreseimiento.

El tribunal deberá poner término a la prisión preventiva cuando dictare


sentencia absolutoria y cuando decretare sobreseimiento definitivo o temporal,
aunque dichas resoluciones no se encontraren ejecutoriadas.
En los casos indicados en el inciso precedente, se podrá imponer alguna de las
medidas señaladas en el párrafo 6º de este Título, cuando se consideraren
necesarias para asegurar la presencia del imputado.

2.2. La Prisión Preventiva Judicial.

Articulo 268.-Presupuestos Materiales.

El juez a solicitud del Ministerio Público, dictara mandato de prisión preventiva,


si atendiendo a los primeros recaudos sea posible determinar la concurrencia
de los siguientes presupuestos: Que existen fundados y graves elementos de
convicción para estimar razonablemente la comisión de un delito que vincule al
imputado como autor o participe del mismo.

a) Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de


libertad; y

b) Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del


caso particular permita colegir razonablemente que tratara de eludir la acción
de la justicia (peligro de fuga), u obstaculizar la averiguación de la verdad
(peligro de obstaculización).

También será presupuesto material para dictar mandato de prisión preventiva,


sin perjuicio de la concurrencia de los presupuestos establecidos en las
literales a) y b) del numeral anterior, la existencia de razonables elementos de
convicción acerca de la pertenencia del imputado a una organización delictiva o
su reintegración a la misma, y sea del caso advertir que podrá utilizar los
medios que ella le brinde para facilitar su fuga o la de otros imputados o para
obstaculizar la averiguación de la verdad.

La prisión preventiva es una medida cautelar, la misma que se tiene que dictar
en el curso de un proceso penal, razón por la que constituye una de las
resoluciones más importantes que tiene que dictar el juez, como es el privar de
libertad al imputado derecho fundamental, que tiene protección, no solamente
en la Constitución Política, sino en los tratados internacionales y las normas
procesales correspondientes, protección que no es absoluta, porque se dicta
contra quien se le imputa que ha cometido un delito siempre y cuando no exista
una medida menos gravosa; pero esta tiene la condición de excepcional,
porque la libertad es la regla, además de estar protegido por los principios de
necesidad, proporcionalidad, legalidad, judicialidad, razonabilidad,
provisionalidad y bajo los criterios o presupuestos señalados en forma expresa
en la norma procesal que motiva este análisis.

La prisión preventiva judicial es una medida que restringe la libertad locomotora


sin que exista una sentencia condenatoria. Para tal efecto, se debe tener en
cuenta que a todo imputado le asiste la garantía constitucional de la presunción
de inocencia, tal como los hemos expuesto anteriormente, por lo que es
necesario que la resolución que se dicte tiene que estar suficientemente
motivada, y a nuestro criterio el órgano jurisdicci onal debe tener en
consideración dos características:

1) Suficiente.-Se debe precisar, las condiciones de hecho o del derecho que


tiene el órgano jurisdiccional para dictarla o mantenerla.

2) Razonada.-El Juez debe observar la ponderación correspondiente


verificando la concurrencia de todos los aspectos o presupuestos que justifican
que se adopten dicha medida coercitiva, porque de otra manera no podría
evaluarse si es arbitraria por injustificada, debiendo exponer o hacer referencia
las características y gravedad del delito imputado y la pena a imponerse, las
circunstancias del caso y las personales de esté, así como los indicios
razonables de que eludirá la justicia y obstaculizara la averiguación de la
verdad.

La Normativa Internacional y Constitucional admiten la Prisión Preventiva. La


misma Constitución Peruana admite casos excepcionales de restricción de la
libertad ambulatoria, siempre y cuando estén previstos en una normatividad
(por ejemplo, en el Código Procesal Penal), en los cuales se puede restringir la
libertad personal.

De todo esto aflora el concepto de las medidas coercitivas personales,


concretamente la prisión preventiva; es decir, que la constitucionalidad de la
prisión preventiva se puede observar expresamente o mejor dicho, por
deducción de la misma Constitución Política del Perú (artículo 24º, letra “b”)
cuando señala que: ”No se permite forma alguna de restricción de la libertad
personal, salvo en los casos previstos por la ley“. Este mismo razonamiento
escrito de autoridad competente, expedido de acuerdo con las formalidades
legales y por motivo previamente definido en la ley.

Por su parte la Constitución de Nicaragua (artículo 33º) prescribe que “Nadie


puede ser sometido a detención o prisión arbitraria ni ser privado de su libertad
salvo por causas fijadas por la ley con arreglo a un procedimiento legal”.
Asimismo, la Constitución del Paraguay (articulo19º) establece que “La prisión
preventiva solo será dictada cuando fuese indispensable en las diligencias del
juicio. En ningún caso la misma se prolongará por un tiempo mayor al de la
pena mínima establecida para igual delito, de acuerdo con la calificación del
hecho efectuada en el auto respetuoso”.

Este mismo razonamiento deductivo se puede percibir en la Convención


Americana sobre Derechos Humanos (artículo 7º, 2) cuando dice que “Nadie
puede ser privada de su libertad física, salvo por las causas y en las
condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los
Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas”. También tenemos
que remitirnos al pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo
9º, inciso 1) cuando establece que” Todo individuo tiene derecho a la libertad y
a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión
arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas
por la ley y con arreglo al procedimiento establecido en esta”.

2.3. El Estado Constitucional de Derecho y las Medidas Coercitivas


Personales.

La Prisión Preventiva dentro del marco de los Derechos Humanos como


producto del Estado Constitucional de Derecho. En este orden de ideas, la
prisión preventiva tradicionalmente se ha desarrollado dentro de lo que se
conoce como Estado de Derecho o mejor dicho Estado legislativo de Derecho,
carente de constitución o dotado de constituciones totalmente flexible.

La garantía de los derechos fundamentales incluido la libertad, quedaba


confiada exclusivamente a la policía legislativa, que podía reducirla o suprimirla
legítimamente. El Estado liberal es aquel cuyas leyes penales prefijan con todo
rigor el ámbito posible de la pena, y el primer limite, es el que proviene de la
consideración de la persona humana. Si recordamos que el número de
incriminaciones es limitado y el número de acciones posibles es indefinido, el
balance no puede ser más claro: la regla es la libertad y corresponde al
individuo; la excepción es la pena, y corresponde al Estado 69.

El principio de legalidad, uno de los pilares básicos de interdicción al abuso del


poder punitivo estatal, esta, en su misión orientadora de los comportamientos
sociales, severamente distorsionada por la magnitud del ámbito de lo punible.
La Constitución Política del Perú, es conocido como el de las garantías
individuales, porque en él se establecen instrumentos que otorgan protección a
los derechos individuales y radica en su fecundidad como norma clave para
regular la función pública represiva, para sentar las bases de todos los
procesos y establecer principios rectores a los que deben ajustarse al Código
Penal, y Códigos Procesales Penales.

2.4. Presupuestos de la Prisión Preventiva.

Ana Calderón Sumarriva70, se refiere a estos requisitos materiales, en los


siguientes términos:

a) Prueba suficiente sobre el delito y la vinculación del presunto autor


(fumus boni iuris). La resolución que dispones la detención debe estar
debidamente fundamentada tanto de hecho como de derecho. Deben existir
elementos probatorios de la comisión del delito y de la vinculación del presunto
autor con los hechos…”

b) Pena Probable (prognosis de pena). El juez tiene que realizar el un cálculo


de probabilidades o prognosis de la pena que podría recaer en el imputado,
como la pena conminada, el grado de participación y las condiciones
personales. La pena por imponerse debería ser superior a los cuatro años de
pena privativa de libertad…”

69
SOLER, Sebastián; Bases ideológicas de la reforma penal, Buenos Aires, 1996, Pag.32.
70
CALDERÓN SUMARRIVA, Ana; ABC del Derecho Procesal Penal, Editorial SAN MARCOS, Lima,
2007, p. 91.
c) Peligro Procesal: Es el verdadero sustento de la medida cautelar. la
posibilidad de que el imputado, por sus antecedentes u otras circunstancias,
rehuya el juzgamiento o perturbe la actividad probatoria. Es decir existe peligro
de fuga y un peligro de perturbación o entorpecimiento… no basta la gravedad
de la pena por sí sola para probar el peligro de fuga; el Juez tiene que valorar
el arraigo del imputado en el país, su profesión, domicilio, recursos, lazos
familiares, etc.

Pero a su vez se señala ciertos requisitos formales, indispensables para su


aplicación:

a) Judicialidad. Sólo el juez penal puede disponer la detención.

b) Motivación. Se debe establecer en la resolución la razón que justifica la


aplicación de la medida.

c) La identificación. El mandato de detención debe contener los datos de


identidad, nombres y apellidos completos, edad, lugar y fecha de nacimiento,
nombres de los padres, entre otros. El propósito de este presupuesto es evitar
la confusión en los casos de homonimia, que son muy frecuentes.

Nuestro procesal penal reformado, establece en el artículo 253.3 del Código


Procesal Penal que la restricción de un derecho fundamental en el proceso
penal persigue, como objetivos, prevenir, según los casos, los riesgos de fuga,
de ocultamiento de bienes o de insolvencia sobrevenida, la obstaculización de
la averiguación de la verdad, y el peligro de reiteración delictiva. Esta norma
reconoce expresamente -así se desprende de la expresión “según los casos”-
que es, en el análisis de cada medida de coerción procesal, donde se debe
identificar cuáles son, entre todos éstos, los objetivos que cada uno persigue 71.

Ahora bien, el artículo 268º del Código Procesal Penal, señala como
presupuestos o requisitos que deben concurrir conjuntamente para que el
Fiscal le requiera la aplicación de la prisión preventiva al Juez de Investigación
Preparatoria, los siguientes:

71
DEL RIO LABARTHE, Gonzalo; La Prisión Preventiva en el Nuevo Código Procesal Penal, ARA
Editores, Lima, 2008, pp. 24- 25.
a) Que existen fundados y graves elementos de convicción para estimar
razonablemente la comisión de un delito que vincule al imputado como autor o
partícipe del mismo, para Pablo Sánchez Velarde 72, ello significa que la ley
exige la necesidad que tiene el juez de evaluar los elementos de convicción
(prueba) que acompaña el Fiscal en su pedido, de tal manera que sirvan para
sustentar la imposición de la medida, es decir, la labor investigadora preliminar
debe relacionar al imputado con la comisión del delito. Es decir, que lo que
exige este requisito son elementos suficientemente consistentes que vinculen
al imputado con la comisión del hecho delictivo, sin que sea exigible el nivel de
intervención en el hecho delictivo, dado el estado de la investigación. En el
mismo sentido, el requisito no hace distinción alguna en relación al tipo de
delito en que puede solicitarse esta medida coercitiva, pudiendo ser por
consiguiente tanto en los delitos dolosos, como en los delitos culposos, pues no
cabe hacer una distinción donde la ley no distingue.

b) Que la sanción a imponerse sea superior a cuatro años de pena privativa de


libertad, en relación a este requisito Pablo Sánchez Velarde señala: Se trata de
posibilidad de pena en atención al delito que se imputa y de los elementos de
convicción (prueba) existentes. El análisis y razonamiento judicial debe llevarlo
a determinar, en vía de probabilidad y con las pruebas que presenta el Fiscal,
la pena que podría imponer al imputado. Asimismo agrega: En consecuencia,
no se trata de la pena conminada prevista en el Código Penal para cada delito,
sino de poner énfasis a la consideración del juez sobre la pena que podría
aplicarse sobre la base de la prueba existente. En ese sentido, este requisito
consiste lo que en doctrina se conoce como una prognosis de pena, la cual
permita establecer en la audiencia de prisión preventiva si del análisis de los
elementos de convicción puestos a disposición del Juez por el Fiscal, la pena
que se le aplicaría al imputado sería superior a los cuatro años de pena
privativa de libertad, en este caso este requisito seria fundado.

c) Que el imputado, en razón a sus antecedentes y otras circunstancias del


caso particular, permita colegir razonablemente que tratará de eludir la acción
de la justicia (peligro de fuga) u obstaculizar la averiguación de la verdad
(peligro de obstaculización), este requisito en realidad en realidad comprende
72
SANCHEZ VELARDE, Pablo; El Nuevo Proceso Penal, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 337.
dos supuestos distintos, por un lado el peligro de fuga y por el otro el peligro de
obstaculización de la justicia.

En relación al peligro de fuga el artículo 269º del mismo cuerpo normativo,


señala cuales son los criterios que deben permitir evaluar en el caso concreto
si hay o no peligro de fuga, estos aspectos, luego de la modificatoria
introducida por la Ley Nº 30076 de agosto último, son:

1. El arraigo en el país del imputado, determinado por el domicilio, residencia


habitual, asiento de la familia y de sus negocios o trabajo y las facilidades para
abandonar definitivamente el país o permanecer oculto. Este criterio lo que
trata de establecer es que si el imputado tiene un arraigo ya sea por su
residencia habitual, por su familia, por sus negocios o trabajo, o los bienes que
posea, por tales razones le resulte más perjudicial sustraerse a la acción de la
justicia, porque se va ver gravemente afectado en algunos o todos los aspectos
mencionados, por lo que razonablemente se puede concluir que no va eludir la
acción de la justicia.

2. La gravedad de la pena que se espera como resultado del procedimiento;


Este criterio está relacionado con el delito que se está investigando, cuya
comisión ha sido atribuida al investigado, pues la pena que prevé el Código
Penal guarda relación con la que ha previsto el legislador de acuerdo al bien
jurídico afectado, a manera de ejemplo, no será lo mismo la presunta comisión
de un delito de receptación que prevé una pena mínima de un año, que la
presunta comisión de un delito de parricidio que prevé una pena mínima de
quince años, pues en este último caso, por la gravedad de la pena que se
puede esperar será más razonable proveer que el imputado pueda eludir la
acción de la justicia.

3. La magnitud del daño causado y la ausencia de una actitud voluntaria del


imputado para repararlo.

Esta disposición al parecer pretende introducir algunos aspectos para favorecer


la posición de la víctima en el proceso penal. En la medida que incorpora una
valoración que se encuentra estrechamente ligada a la idea de que éste no
solo debe fortalecer el control social de las personas que realicen una conducta
no deseada por el ordenamiento, sino que debe dirigirse también a satisfacer la
posición de la víctima, resarcirla en sus derechos afectados y reparar los daños
ocasionados por el delito. Ello, es consecuencia del derecho a la tutela judicial
efectiva que le asiste, y que importa una visión del proceso penal que permite a
la víctima ejercer la acción civil en el proceso penal, que sus derechos puedan
ser defendidos por el Ministerio Público, eliminar tanto la victimización primaria
como la secundaria, solicitar órdenes de protección para salvaguardar sus
derechos, etc73.

Para James Reátegui Sánchez 74, es lógico éste criterio ya que todo delito
genera un injusto penal y un injusto civil, éste último puede soslayarse a la hora
de verificar el peligro de fuga. Además, si el sujeto se aleja de la acción de la
justicia, no solamente se está alejando de su eventual asunción de
responsabilidad penal, representada por la aplicación de la ley penal y de la
búsqueda de la verdad real, sino que también se aleja de su eventual asunción
se responsabilidad civil ocasionada por la situación dañosa, donde a la posible
víctima se le puede –dentro de las posibilidades- resarcir económicamente. Por
eso, es más bien un riesgo hacia los intereses de la víctima del delito. También
debe tener en cuenta que como el riesgo de fuga es un riesgo que puede
verificarse durante el transcurso del proceso, es un riesgo que siempre
“perseguirá” al imputado, también la voluntad de sometimiento para o hacia el
resarcimiento del daño, como elemento inherente al delito, lo “perseguirá” al
imputado.

Es decir, este parámetro, guarda relación con la tutela judicial del agraviado y
no es que la prisión preventiva le otorgue por si misma tutela al agraviado, sino
que es un mecanismo procesal que como se ha dicho coadyuva al éxito del
proceso penal, ello implica un pronunciamiento de fondo que engloba la
pretensión punitiva y la pretensión civil, lo cual supone tutela judicial efectiva
para el imputado a través de un proceso judicial justo y también para la parte
agraviada, en tanto los efectos de la sentencia la alcanzan. Y si bien, en
relación a este parámetro, se podría señalar que si el imputado no ha
reconocido su intervención en el hecho delictivo, entonces no resultaría

73
DEL RIO LABARTHE, Gonzalo; Ob. cit., pp. 56-57.
74
REÁTEGUI SÁNCHEZ, James; Ob. cit., pp. 226-227.
razonable se evalúe su actitud frente al daño resarcible que se ocasionó, sin
duda tal razonamiento debe ser ponderado en su justa medida por el Juzgador,
con los otros componentes de este presupuesto y los otros presupuestos de la
prisión preventiva, porque también el Juzgador podría advertir a partir de los
fundados y graves elementos que vinculan al imputado con el hecho delictivo,
que más que a la realidad de los hechos, responde simplemente a una
estrategia de defensa del imputado, en todo caso corresponde que ello sea
resuelto por el Juzgador, en cada caso, con el número de elementos que le
permita emitir un pronunciamiento acertado.

4. El comportamiento del imputado durante el procedimiento o en otro


procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a la
persecución penal, este criterio está relacionado a la actitud del imputado frente
a la investigación que se realiza en su contra, o que se haya podido realizar en
otro proceso y si dicha actitud está orientada a eludir la acción de la justicia, a
efecto de tomar en cuenta ello para que en todo caso la investigación que se
realice en su contra vaya aparejada de su prisión preventiva.

5. La pertenencia del imputado a una organización criminal o su reintegración a


las mismas.

En lo que concierne al peligro de obstaculización el artículo 270º del mismo


cuerpo normativo nos señala que los criterios a evaluarse son:

1. Destruirá, modificará, ocultará, suprimirá o falsificará elementos de prueba.


Es decir, que el imputado pueda desarrollar alguna de estas conductas en el
caso que no se aplique la prisión preventiva, ello en base a los elementos de
convicción presentados por el Fiscal.

2. Influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente o se


comporten de manera desleal o reticente. Es decir, pueda influir en los sujetos
que deban intervenir en el proceso para esclarecer los hechos, de modo que su
aporte no refleje la verdad o si quiera no se llegue a recibir su aporte en el
proceso.
3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos. Es decir, que el imputado
al ser sometido al proceso en libertad, pueda ocasionar que terceros puedan
influir en los sujetos que intervendrán en el proceso.

Como se pueda advertir, el tercer requisito o presupuesto exigible para la


procedencia de la prisión preventiva es el peligro procesal ya sea como peligro
de fuga o peligro de obstaculización, cualquiera de los dos, ahora bien, para
concluir que existe peligro procesal o peligro de fuga, no será necesario que
concurran todos los criterios señalados por el legislador en cada caso, pues
tanto el Fiscal como el Juzgador deberán hacer uso principalmente de los
principios de ponderación y razonabilidad para evaluar de forma conjunta los
criterios del peligro que se invoque, y si conforme a ellos es posible concluir
que el imputado eludirá la acción de la justicia; obviamente que en el caso se
aprecie que hay peligro de fuga y también peligro de obstaculización, el
requisito habrá sido satisfecho en mayor medida.

2.5. La Prisión Preventiva y los Derechos Humanos.

El artículo 2 numeral 24 literal f) establece que “Nadie puede ser detenido sino
por mandamiento escrito y motivado del Juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito”, asimismo estable que el detenido debe ser puesto
a disposición del juzgado correspondiente, dentro de las veinticuatro horas o en
el término de la distancia, estos plazos no se aplican a los casos de terrorismo,
espionaje y tráfico ilícito de drogas.

En tales casos, las autoridades policiales pueden efectuar la detención


preventiva de los presuntos implicados por un término no mayor de 15 días
naturales. Deben dar cuenta al Ministerio Público y al juez, quien puede asumir
jurisdicción antes de vencido dicho término. La Convención Americana sobre
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) reconoce en su artículo
8º y 25º como uno de los derechos humanos esenciales del ser humano “El
derecho al debido proceso”, que se traduce en una serie de garantías
procesales derivadas del mismo, como el derecho a la presunción de
inocencia, el derecho a ser oído, el derecho a ser juzgado en un plazo
razonable, asimismo estos derechos también se encuentran reconocidos en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el artículo 14º
estableciendo además el “derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas”.

Nuestra norma fundamental postula un profundo respeto por el derecho a la


libertad personal, corporal y física que debemos gozar los ciudadanos, los que
se encuentran reconocidos también en instrumentos internacionales sobre
derechos humanos; la violación de estos derechos fundamentales y el
incumplimiento de estos compromisos pueden acarrear responsabilidad del
Estado ante la Comunidad Internacional, cuando su privación ha sido arbitraria
y el perjudicado ha recurrido a estas instancias a fin de que se deje sin efecto
esta medida, conforme lo hemos comprobado en los últimos años, al haberse
presentado diversos casos en los cuales han tenido que disponer que se
anulen las resoluciones dictadas en forma arbitraria.

Giancarlo Rolla, habla sobre las garantías de los derechos fundamentales en la


Constitución: “El juicio de constitucionalidad realiza también, una función de
garantía características del moderno Estado democrático: a favor de los
derechos fundamentales de los individuos contra los abusos del legislador, en
beneficio de las minorías y de las oposiciones políticas contra las decisiones
arbitrarias de las mayorías parlamentarias y del gobierno. En los sistemas
actuales, el juez constitucional se considera como una garantía para la tutela
de los derechos y las posiciones subjetivas que la carta constitucional reconoce
a las personas individuales. Los jueces constitucionales cumplen una función
cívica, de adecuación para la democracia: puede ser correcto hablar de papel
didáctico de las cortes constitucionales, consistentes en su capacidad de
instaurar la cultura de los derechos fundamentales, de hacer perceptible ante la
opinión pública el significado y el valor de las posiciones constitucionales en
materia de derechos75.

La libertad, no es solo un derecho que tiene una configuración legal, no es una


norma en blanco, sino como derecho fundamental constituye una garantía
constitucional considerada como uno de los pilares básicos sobre los que se
asienta la estructura institucional del actual Estado de derecho. La pérdida de
75
Rolla, Giancarlo, Derechos Fundamentales y Estado Democrático: el papel de la justicia constitucional,
en Revista Peruana de Derecho Constitucional, Nº 2, Tribunal Constitucional, Imprenta Banco de la
Nación, Lima, 2000, p. 23.
libertad mediante la prisión preventiva judicial solo puede ser acordada por los
órganos jurisdiccionales; pero sin embargo, algunas veces puede verse
conculcada por dichas autoridades cuando se actúa bajo la cobertura de
improcedencia de la ley o al operar contra lo que la ley dispone. Es deber del
Estado promover las acciones necesarias para hacer efectiva la libertad de una
persona, pero no vasta el simple reconocimiento de las libertades, sino que es
necesario que precise los medios y asegure las condiciones que permitan a las
personas el ejercicio efectivo de sus derechos. Las Constituciones y los
tratados internacionales protegen la libertad personal, legitimando su limitación
al precisar los motivos que facultan al órgano jurisdiccional para hacer aplicable
la detención preventiva de un procesado.
CAPITULO III: LA PRISIÓN PREVENTIVA EN EL PROCESO PENAL
PERUANO: UN ANÁLISIS DE CONSTITUCIONALIDAD
SOBRE SU APLICACIÓN EN LA JURISPRUDENCIA
CITADA.

 RECURSO DE NULIDAD N° 4216–2009. LIMA (25–04–


2011).

RESUMEN:
La primera disposición final de la Ley 29499, disposición que regula la vigencia
de dicha norma, debe ser interpretada conforme a los métodos teleológico y
sistemático. La suspensión de la vigencia de dicha ley sólo está circunscrita a
la aplicación de la Vigilancia Electrónica Personal, encontrándose vigente la
modificatoria de la referida Ley respecto al Art.135 del Cod Proc Penal. Los
considerandos cuarto, quinto y sexto, constituye Precedente Vinculante
Normativo de cumplimiento obligatorio.

COMENTARIO:
El principio de legalidad al momento de resolver un pedido de variación del
mandato de detención es evidentemente imperativo, y se basa en los principios
básicos del derecho penal sustantivo, como del proceso penal, por lo que ante
los precedentes vinculantes establecidos en los considerandos cuarto, quinto y
sexto, podemos advertir que el juzgador se basa en los presupuestos del
Código de Ejecución Penal y de Procedimientos penales, para determinar el
merecimiento de una variación de un mandato de detención al de uno de
libertad con restricciones, así esté vigente la norma, que la permite, y sin
embargo, esto se basa también en el criterio del juez, que debe ser garantista
para obtener un resultado mas equitativo, y basándose en los preceptos
constitucionales, que buscan de la pena, no solo su cumplimiento irrestricto,
sino su variación siempre y cuando el delincuente demuestre que existe un
cambio dentro de su perspectiva personal, en el caso de autos, y el
precedente, se evidencia que existe una interpretación legalista y sistematizada
de la norma, por parte del juzgador.
 RECURSO DE NULIDAD N° 4482–2009. LIMA (29–10–
2010).

RESUMEN:
El recurso de nulidad interpuesto por la defensa del encausado, contra el auto
superior, que declaró improcedente su solicitud de variación de la medida de
comparecencia con la restricción de arresto domiciliario por la de
comparecencia con las restricciones previstas en los incisos 3, 4, 5 y último
párrafo del artículo 1430 del Código Procesal Penal. Por lo que, declararon NO
HABER NULIDAD en el auto superior e improcedente su solicitud de variación
de la medida de comparecencia con la restricción de arresto domiciliario por la
de comparecencia con las restricciones previstas en los incisos 3, 4, 5 y último
párrafo del artículo 143° del Código Procesal Penal.

COMENTARIO:
Nuevamente, aunque con total certeza la sala penal, aparte de resolver
basándose en los presupuestos legales para determinar la conexidad entre el
pedido de variación y su procedencia, incide que incluso en medidas
preventivas, se debe incidir y tomar en consideración la gravedad de la pena
otorgada, por lo que su improcedencia es inminente, y basándose en el criterio
constitucional del respecto a la finalidad de la pena, este reo sería un peligro
tanto para la sociedad, como para la ejecución de su propio proceso.

 RECURSO DE NULIDAD N° 1246–2013. LIMA (04–04–


2014).

RESUMEN:
Se presenta una nulidad contra un auto superior, que declaró improcedente la
solicitud de variación de medida de mandato de detención por el de
comparecencia, por lo que la sala suprema resolvió declararla improcedente.

COMENTARIO:
Que, el delito imputado es de tenencia ilegal de armas, y que la imputada,
había demostrado una preexistencia de arraigo domiciliario, y encontrarse
viviendo con sus padres, sin embargo la etapa donde pedía su excarcelación o
variación era durante la etapa de juicio oral, no estando dentro de los
parámetros del Código de Ejecución, y que dicha probanza respecto de su
arraigo si bien enerva la probabilidad del peligro procesal, esta no es la etapa
para solicitarla, primando el principio de legalidad, y basándose en un criterio
eminentemente procesal.

 RECURSO DE NULIDAD N° 2652–2013. CALLAO (17–


10–2013).

RESUMEN:
El encausado interpuso recurso de nulidad contra la resolución emitida por sala
mixta de Ventanilla, que declaró infundada su solicitud de variación de medida
de detención, en el proceso penal que se sigue por el delito contra el
Patrimonio, en su modalidad de robo agravado, por lo que la Sala Suprema,
resuelva revocar dicha resolución, y reformarla en fundada, ordenando la
liberación del imputado, para que continúe las investigaciones en libertad.

COMENTARIO:
El encausado, en esta ocasión cumplió con acreditar con medios probatorios
los presupuestos que configuran el pedido de variación de la medida tomada
por el juzgado, durante el proceso, haciendo uso de los principios
constitucionales de duda razonable, presunción de inocencia, debido proceso y
legalidad. Basándose en el criterio garantista, donde se valore los hallazgos o
primeras hipótesis, o resultados de las investigaciones, cierto grado de
probabilidad en que la imputación o acusación no requiere una medida
coercitiva como la prisión preventiva.

 RECURSO DE NULIDAD N° 2882–2013. CAÑETE (20–


03–2014).

RESUMEN:
El imputado, interpuso recurso de nulidad contra la resolución emitida por la
Sala, que declaró improcedente su solicitud de variación de prisión preventiva,
en los seguidos por el delito contra la libertad sexual en la modalidad de
violación; por lo que la Sala Suprema, resuelve no haber nulidad, y que se
desestime su recurso, a efectos de que se continúe la causa según su estado.

COMENTARIO:
Ante, un delito tan execrable, que atenta contra la indemnidad del menor, el
juzgado hizo una valoración eminentemente procesal que dejó en claro que el
imputado no logró probar su sometimiento y todas sus garantías procesales.
 RECURSO DE NULIDAD N° 286–2014. AYACUCHO (03–
10–2014).

RESUMEN:
Que la prueba material es contundente respecto al transporte de droga,
finalmente frustrado por la intervención policial. El hecho de la intervención de
pobladores por sospechas de un robo y que en esa intervención retengan
policías, luego liberados por acción de la Fiscalía, no es relevante ni tiene
mérito para dudar de la integridad del hallazgo de droga en la camioneta
incautada. La diligencia de registro y hallazgo de droga, oculta en unas caletas
de la camioneta, se hizo con la Fiscal y, además, la realidad de la misma tiene
fundamento documental y pericial.

COMENTARIO:
Que, el debido proceso, y la buena actuación probatoria, inicialmente llevada a
cabo por parte de la policía, la cual fue debidamente cotejada y desarrollada en
la tesis del ministerio público, fue la que manejó el juzgado para sentenciar al
imputado a cumplir una pena privativa de la libertad, respetándose los cánones
constitucionales, y de garantía procesal que ofrece el proceso penal para las
partes implicadas.

 RECURSO DE NULIDAD N° 795–2014. LIMA (17–10–2014).

RESUMEN:
Durante el curso del procedimiento no aparece indicio procedimental que
enerve o ponga en seria duda los cargos inicialmente formulados. Así como
tampoco prueba que serviría para enervar el peligro de fuga.

COMENTARIO:
Que, de la revisión de las diligencias desplegadas, se haya responsabilidad, en
los delitos imputados al encausado, y con la admisión de uno de los implicados,
no se puede dar duda razonable a la variación de la medida coercitiva tomada
por el juzgado, en este caso prisión preventiva, por lo que la Sala Suprema
determinó que no hay nulidad sobre dichas resoluciones, y ordenó que
inmediatamente se remita el expediente al juzgado de origen para que se
continúen con el estado del proceso, lo que evidencia el criterio discrecional de
los juzgadores en casos puntuales como el de tráfico ilícito de drogas.
 RECURSO DE NULIDAD N° 830–2014. LIMA (21–04–
2015).

RESUMEN:
La prisión preventiva de las personas por juzgar no debe ser la regla general,
pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la
comparecencia del acusado en el acto del juicio o en cualquier momento de las
diligencias procesales.

COMENTARIO:
Que, el imputado alega que no cumple con los presupuestos para que se le
haya dictado prisión preventiva, toda vez que aún no se ha determinado en la
etapa pertinente del proceso, la existencia de dolo en su conducta, en
consecuencia no puede haber imputación necesaria la cual merezca la medida
coercitiva antes mencionada, sin embargo, el Ministerio Público, con los medios
probatorios recabados durante las diligencias preliminares, ha logrado dar la
certeza del vínculo directo del imputado con el delito y su victima, por lo que la
medida es acorde a derecho, y su revocatoria solo generaría incertidumbre de
peligro procesal, la cual afectaría fuertemente el debido proceso, por lo que no
hay lugar a la nulidad deducida, y en consecuencia se debe seguir
inmediatamente el curso del proceso.

 RECURSO DE NULIDAD N° 1390–2014. HUÁNUCO (07–


10–2014).

RESUMEN:
El presente caso se trata no sólo de hechos graves y cometidos en concierto
entre dos personas adultas contra una adolescente, sino que con tener trabajo,
domicilio y una supuesta buena referencia social no autoriza a rechazar de
plano en una línea de desarraigo y en una activa intervención ilegítima sobre la
actividad probatoria.

COMENTARIO:
El sentido del juzgador, debidamente parafraseado por la sala suprema,
demuestra que el delito imputado tiene una prognosis de pena mayor al mínimo
para desestimar una medida coercitiva, como la de prisión preventiva,
asimismo, la actuación procesal de los medios probatorios y testimonio del
agraviado demuestra su responsabilidad, por lo que de desestima el recurso.
 CASACIÓN N° 28–2012. HUÁNUCO (04–05–2012) AUTO
DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Que, el ministerio público interpuso recurso de casación contra la sentencia de
vista emitida por la Sala Penal, la cual reformaba el mandato de prisión
preventiva, por uno de comparecencia restringida, por el delito de colusión y
rehusamiento de actos funcionales, en agravio del Estado, sin embargo la Sala
Suprema, resolvió declarar inadmisible el recurso, y en consecuencia no haber
lugar para la casación por errónea interpretación de la ley penal.

COMENTARIO:
La sala, al resolver la inadmisibilidad del recurso de casación se basa en una
cuestión estructural del cumplimiento de los presupuestos del recurso de
casación, y mas allá de ello que la resolución de vista de la sala recurrida,
determina que no existen medios probatorios que de certeza de la constitución
del delito, en otras palabras, graves elementos de convicción que vinculen
directamente al imputado con el delito, por lo que la medida de prisión
preventiva, resulta excesiva, y es que coinciden en que debió ser reformada.

 CASACIÓN N° 257–2012. ICA (24–08–2012) AUTO DE


CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Que, el imputado es acusado por el ilícito penal de disturbios y otros delitos en
agravio del estado, por lo que el juzgado emitió medida coercitiva personal de
prisión preventiva, la cual fue recurrida por la defensa del imputado, y
declarada nula mediante auto de vista, por lo que el fiscal interpuso formal
recurso de casación contra dicho auto, a efectos de que sea revocado y
confirme la medida tomada por la primera instancia.

COMENTARIO:
Que, esta Sala Suprema, considera que la excarcelación del imputado dado a
que la sala ha declarado nula la resolución que ordena su prisión preventiva,
considerando que su liberación se lleve en cuanto se programe la nueva
audiencia y así otorgarle todas las garantías constitucionales, durante la
audiencia, primando en este caso el principio constitucional al debido proceso.
 CASACIÓN N° 286–2012. AREQUIPA (19–10–2012)
AUTO DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Recurso de casación contra la Auto de vista emitido por la Sala Superior Penal
de Arequipa, que determinó revocar la resolución de primera instancia la cual
declaró infundada la solicitud de prolongación de la medida de prisión
preventiva, por el delito de parricidio contra el imputado, interpuesto por el
Ministerio Público, fue resuelto por la Sala Suprema Penal como inadmisible, y
determinando que no se adecuaba a los presupuestos procesales de la
casación dentro de los parámetros procesales penales.

COMENTARIO:
Que, lo resuelto por la Sala Suprema, se ajusta a los cánones constitucionales,
puesto que en delitos contra la vida, cuerpo y salud, la rigurosidad de la
investigación, da paso a que se le garantice al imputado el debido proceso, un
plazo razonable, y promover los fines reparatorios, constitucionalmente
aceptados, respecto de la pena, y peor aun en diligencias de investigación,
como el caso de autos donde por lo delicado del delito, se debe dar una amplia
investigación, y desplegar todos los medios indagatorios, de comprobación, y
de búsqueda, para llegar a una acusación fuerte.
 CASACIÓN N° 312–2012. LA LIBERTAD (16–11–2012)
AUTO DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Mediante recurso de casación, la defensa del imputado, por el delito de robo
agravado con subsecuencia de muerte, contra la resolución la improcedencia
de la solicitud de prolongación de la medida de Prisión Preventiva, contra el
investigado, sosteniendo que se vulnera el debido proceso, la debida
motivación, la razón suficiente, y la presunción de inocencia;

COMENTARIO:
Que, el ordenamiento constitucional, si bien considera como ultima ratio, la
acción coercitiva de prisión preventiva determinada por el juzgado, dentro del
marco de investigación es permitido, al igual que su ampliación debido a su
grado de dificultad, por lo que no existe en estos casos vulneración alguna, al
principio de presunción de inocencia, debido a la magnitud del delito imputado.

 CASACIÓN N° 02–2013. DEL SANTA (19–04–2013)


AUTO DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Que, el imputado interpuso recurso de casación contra la resolución emitida por
la Sala Penal, que confirmó el requerimiento de prisión preventiva, declarado
fundado por el juez de primera instancia, en un delito de violación de la
indemnidad sexual de una menor de edad, lo que dio lugar a que la Sala
Suprema, declarase inadmisible el recurso extraordinario y en consecuencia,
continúe las investigaciones con el imputado en cárcel.

COMENTARIO:
Que, el criterio asumido por la Sala Suprema Penal, está dentro de los
estándares constitucionales, a pesar de que la Prisión Preventiva debe ser una
regla de excepcionalidad con el objetivo de garantizar el correcto trámite del
proceso, por lo que dado a la complejidad de la investigación, y lo execrable del
delito, una interpretación basada en ponderación de derechos constitucionales,
da lugar a que en este tipo de casos de le otorgue una preferencia a la
investigación fiscal, en aras de mantener el debido proceso incólume, para
luego sentenciar.

 CASACIÓN N° 626–2013. MOQUEGUA (05–09–2014)


AUTO DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
El recurso de casación interpuesto por el Ministerio Público, contra la
resolución de vista que resolvió revocar lo dispuesto por la primera instancia, la
cual declaró fundado el requerimiento de prisión preventiva. Debido a dicha
situación, lo resuelto por la Sala Suprema Penal, advierte que lo determinado
por la Sala Penal, fue erróneo, y que el recurso de casación interpuesto está
bien concedido, debido a que se ajusta a la causal, de errónea interpretación
de la norma de índole procesal, y la inaplicación de los preceptos
jurisprudenciales en casos como el de autos, que trata de un delito atentatorio
contra la vida, cuerpo y salud.

COMENTARIO:
Que, lo resuelto por la sala suprema, demuestra en cierta forma que el objetivo
de la prisión preventiva, solo es excepcional, y se debe aplicar en delitos, como
los citados, donde el imputado, genera un inminente peligro procesal, el cual
puede generar estado de indefensión al agraviado, y una fuerte vulneración al
debido proceso, como preceptos constitucionales, superiores a la presunción
de inocencia.

 CASACIÓN N° 142–2014. TUMBES (06–10–2014) AUTO


DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Que, lo resuelto por la sala penal fue recurrido mediante casación, por el
abogado del imputado, dado que a este se le impuso la medida de prisión
preventiva, debido a la investigación en su contra por el delito de robo
agravado, por lo que la Sala Suprema, resolvió declararlo inadmisible.

COMENTARIO:
Que, de lo resuelto por la sala suprema, se puede determinar, que debido a la
complejidad del caso a investigar, y por tanto el pronunciamiento de la primera
instancia, no era el adecuado, lo que generó que la segunda instancia emita un
pronunciamiento con la debida discresionalidad, primando el debido proceso, el
principio de legalidad, y el principio de inmediación, todos los que se
constituyen como parte del precepto constitucional de la tutela jurisdiccional
efectiva, por lo que dicho recurso no estaba dentro de los presupuestos del
recurso de casación y dio paso a que se declare inadmisible, y se continúe con
la causa.

 CASACIÓN N° 148–2014. PUNO (17–11–2014) AUTO DE


CALIFICACIÓN.

RESUMEN:
Que, la defensa del imputado interpuso recurso de casación contra la
resolución de vista emitida por la Sala Penal, que revoca la resolución que
declaraba infundada la prolongación de la medida de Prisión Preventiva, en la
investigación sobre el delito de robo agravado, declarándola inadmisible.

COMENTARIO:
Que, lo resuelto por la Sala Suprema, se adecúa dentro de los parámetros
constitucionales, dado que el delito cometido por los imputados, deben ser
investigados dentro del conocido plazo razonable, el cual está dentro de lo
solicitado, no existiendo arbitrariedad, ni un rastro de cuestionamiento sobre el
proceder del titular de la legalidad, por lo que la presunción de inocencia en el
presente caso, es equivalente a la supremacía de la protección de la dignidad
humana, por encima de tratativas diferenciadas con individuos que han
cometido ilícitos penales.

 CASACIÓN N° 161–2014. DEL SANTA (17–11–2014)


AUTO DE CALIFICACIÓN.

RESUMEN:

 Casación N° 374–2014. Huancavelica (18–02–2015) Auto


de Calificación.
 Casación N° 391–2014. Junín (23–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 421–2014. Ica (25–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 449–2014. Ica (26–02–2015) Auto de
Calificación.
 Casación N° 52–2009. Arequipa (13–07–2010) Sentencia.
 Casación N° 328–2012. Ica (17–10–2013) Sentencia y sus
resoluciones complementarias: Casación N° 328–2012. Ica (01–07–2014)
Sentencia Aclaratoria y, Casación N° 328–2012. Ica (13–10–2014) Consulta.

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