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Según Diane E. Papalia (2009), los rituales que marcan la llegada a la adolescencia en los
niños son comunes en muchas sociedades. Por ejemplo, las tribus Apache celebran la
primera menstruación de una niña con un ritual de cuatro días que incluye cantos que duran
desde el amanecer hasta el atardecer. Sin embargo, en muchas sociedades modernas, el
paso de la niñez a la adultez no se señala por un suceso único, sino por un largo periodo
conocido como adolescencia: una transición del desarrollo que implica cambios físicos,
cognitivos, emocionales y sociales, y que asume diversas formas en diferentes entornos
sociales, culturales y económicos. Un cambio físico importante es el inicio de la pubertad:
el proceso que conduce a la madurez sexual o a la fertilidad (la capacidad para
reproducirse).* Por tradición se pensaba que la adolescencia y la pubertad comenzaban al
mismo tiempo, cerca de los 13 años, pero, como analizaremos después, ahora los médicos
de algunas sociedades occidentales encuentran cambios asociados con la pubertad antes de
los 10 años. En este libro definimos la adolescencia como el periodo entre los 11 y 19 o 20
años de edad.
El paso a la adultez
Los adolescentes de Estados Unidos enfrentan peligros para su bienestar físico y mental,
incluyendo altas tasas de mortalidad por accidentes, homicidio y suicidio (National Center
for Health Statistics, NCHS, 2005). Como veremos más adelante, tales conductas de riesgo
quizá sean un reflejo de la inmadurez del cerebro adolescente. Sin embargo, los jóvenes que
tienen conexiones de apoyo con sus padres, escuela y comunidad tienden a desarrollarse de
manera positiva y sana. Una encuesta nacional con cerca de 14 000 estudiantes de
educación media revela tendencias alentadoras. Desde la década de 1990, los estudiantes
tienen menos probabilidad de usar alcohol, tabaco o marihuana; de conducir un automóvil
sin el cinturón de seguridad o de viajar con un conductor que ha estado bebiendo; de portar
armas de fuego; de tener relaciones sexuales o, en caso de tenerlas, de no utilizar condón; o
de intentar suicidarse (CDC, 2006f). Evitar tales conductas de riesgo aumenta las
probabilidades de que los jóvenes atraviesen los años de la adolescencia con una buena
salud física y mental.
La Pubertad
En la actualidad, los cambios que anuncian la pubertad comienzan típicamente a los ocho
años en las niñas, pero existe un amplio rango de edades para diversos cambios. En forma
reciente, los pediatras han observado a un número significativo de niñas que tienen senos
incipientes antes de los ocho años de edad. El proceso de la pubertad toma por lo común
entre tres a cuatro años en ambos sexos. En general, las niñas estadounidenses de origen
africano y mexicano entran a la pubertad antes que las niñas de raza blanca. Algunas niñas
afroestadounidense experimentan cambios puberales desde los seis años.
Características femeninas Edad de primera aparición
MAMAS
VELLO PUBICO
VELLO AXILAR
CAMBIOS EN LA PIEL
AUIMENTO EN AMPLITUD Y
PROFUNDIDAD DE LA PELVIS
DESARROLLO MUSCULAR
Características sexuales
Las características sexuales primarias son los órganos necesarios para la reproducción. En
las mujeres, los órganos sexuales incluyen los ovarios, trompas de Falopio, útero, clítoris y
vagina.
Las características sexuales secundarias son los signos fisiológicos de maduración sexual
que no implican directamente los órganos sexuales; por ejemplo, las mamas. Otras
características sexuales secundarias son los cambios en la voz y la textura de la piel,
desarrollo muscular y crecimiento de vello púbico, facial, axilar y corporal.
Estos cambios se desarrollan en una secuencia que es mucho más consistente que su
momento de aparición, aunque a veces varía en cierto grado. Es posible que una niña
desarrolle senos y vello corporal aproximadamente al mismo tiempo; en otra niña, el vello
corporal puede alcanzar un crecimiento adulto casi un año antes de que los senos se
desarrollen. Variaciones similares en el estado puberal (grado de desarrollo de la pubertad).
Signos de la pubertad
Los primeros signos externos de la pubertad son típicamente el tejido mamario y el vello
púbico en las niñas. Los pezones de las niñas aumentan de tamaño y sobresalen, las areolas
(áreas pigmentadas alrededor de los pezones) aumentan de tamaño y los senos asumen
primero una forma cónica y luego redondeada. El vello púbico, que al principio es liso y
sedoso, a la larga se vuelve grueso, oscuro y rizado. Aparece en diferentes patrones en
hombres y mujeres, pero por lo general las mujeres sufren una desagradable sorpresa ante
la aparición de una pequeña cantidad de vello en el rostro o alrededor de los pezones,
aunque esto es normal. La voz se profundiza. El aumento en la actividad de las glándulas
sebáceas puede dar lugar a barros y espinillas.
Entre los 11 y 12 años, las niñas son, en promedio, más altas, tienen más peso y son más
fuertes que los varones, que alcanzan el crecimiento rápido de la adolescencia después que
las niñas.
El cerebro del Adolescente
No hace mucho tiempo, la mayoría de los científicos creían que el cerebro alcanza su
madurez plena para la pubertad. Ahora, los estudios con imágenes cerebrales revelan que el
cerebro adolescente todavía es un trabajo en progreso. Los cambios espectaculares en
estructuras cerebrales implicadas en las emociones, juicio, organización del
comportamiento y autocontrol ocurren entre la pubertad y la adultez joven. Es posible que
estos hallazgos ayuden a explicar la tendencia de los adolescentes a los exabruptos
emocionales y los comportamientos de riesgo y planteen dudas acerca del grado en que los
adolescentes deberían considerarse legalmente responsables de sus actos. Los adolescentes
procesan información sobre las emociones de manera diferente a la de los adultos. En una
serie de estudios, los investigadores escanearon la actividad cerebral de adolescentes
mientras éstos identificaban emociones en imágenes de rostros que se proyectaban en una
pantalla de computadora. Los adolescentes tempranos (edades 11 a 13 años) utilizaron la
amígdala, una pequeña estructura en forma de almendra que se encuentra localizada a nivel
profundo en el lóbulo temporal y que tiene una fuerte participación en las reacciones
emocionales e instintivas
Los adolescentes mayores, como los adultos, tenían mayor probabilidad de utilizar los
lóbulos frontales, que manejan la planificación, razonamiento, juicio, regulación emocional
y control de impulsos y que, en consecuencia, permiten juicios más precisos y razonados.
Es posible que el desarrollo cerebral inmaduro permita que los sentimientos superen a la
razón y que impida que algunos adolescentes escuchen advertencias que parecen lógicas y
persuasivas para los adultos. El subdesarrollo de los sistemas corticales frontales asociados
con la motivación, impulsividad y adicción puede ayudar a explicar la búsqueda de
emociones y novedad de los adolescentes y también puede explicar por qué para algunos
adolescentes resulta difícil enfocarse en metas a largo plazo. Para comprender la inmadurez
del cerebro adolescente, necesitamos examinar los cambios en la estructura y composición
de la corteza frontal del cerebro durante la niñez. Primero hay un aumento constante en
materia blanca, que permite la transmisión más rápida de información. En la adolescencia,
este proceso continúa en los lóbulos frontales. Segundo, la poda de conexiones dendríticas
que no se utilizaron durante la niñez da por resultado una reducción en la densidad de la
materia gris (células nerviosas), lo cual aumenta la eficiencia del cerebro. Este proceso
comienza en las porciones traseras del cerebro y avanza hacia delante. Sin embargo, en la
mayoría no ha alcanzado aún a los lóbulos frontales. Un crecimiento rápido importante en
la producción de materia gris en los lóbulos frontales comienza alrededor de la pubertad.
Después del crecimiento rápido, la densidad de materia gris declina en gran medida,
principalmente en la corteza prefrontal, a medida que se podan las sinapsis (conexiones
entre neuronas) que no se utilizan y se fortalecen las que sí. De este modo, de la mitad a
finales de la adolescencia, los jóvenes tienen un menor número de conexiones neuronales,
pero éstas son más fuertes, uniformes y efectivas, lo cual hace que el procesamiento
cognitivo sea más eficiente. La estimulación cognitiva en la adolescencia crea una
diferencia esencial en el desarrollo del cerebro. El proceso es bidireccional: las actividades
y experiencias de una persona joven determinan qué conexiones neuronales se conservarán
y fortalecerán y esto, a su vez, da apoyo a un crecimiento cognitivo adicional en esas áreas.
“Los adolescentes que ‘ejercitan’ su cerebro aprendiendo a ordenar sus pensamientos, a
comprender conceptos abstractos y a controlar sus impulsos, están creando las bases
neurales que les servirán durante el resto de sus vidas”
Los adolescentes no sólo se ven diferentes de los niños menores; también piensan y hablan
en forma diferente. Su velocidad de procesamiento de información continúa en aumento,
aunque no de manera tan espectacular como en la tercera infancia. Aunque es posible que
su pensamiento siga siendo inmaduro en algunos sentidos, muchos adolescentes tienen la
capacidad de razonamiento abstracto y de sofisticados juicios morales; asimismo, pueden
planear de manera más realista para el futuro.
Cambio estructural
Cambio funcional
Los procesos para obtener, manejar y retener información son aspectos funcionales de la
cognición. Entre éstos se encuentran el aprendizaje, la rememoración y el razonamiento, los
cuales mejoran durante la adolescencia. Entre los cambios funcionales más importantes
están el incremento continuo en velocidad de procesamiento y un desarrollo adicional de la
función ejecutiva, que incluye habilidades tales como atención selectiva, toma de
decisiones, control inhibitorio de las respuestas impulsivas y manejo de la memoria de
trabajo.
Etapa piagetiana
Los adolescentes entran en lo que Piaget consideraba como el más alto nivel del desarrollo
cognitivo (las operaciones formales) cuando desarrollan la capacidad de pensamiento
abstracto. Este desarrollo, que en general ocurre aproximadamente a los 11 años de edad,
proporciona una manera nueva y más flexible de manipular la información. La capacidad
para pensar en términos abstractos también tiene implicaciones emocionales.
Hemos visto cómo los niños avanzan de seres egocéntricos cuyos intereses no se extienden
más allá del pezón a convertirse en personas capaces de resolver problemas abstractos e
imaginar sociedades ideales. Sin embargo, en algunos sentidos, el pensamiento adolescente
parece extrañamente inmaduro. A menudo son groseros con los adultos, tienen problemas
para tomar decisiones sobre qué vestirán cada día y actúan como si todo el mundo girara en
derredor suyo. Según el psicólogo David Elkind (1984, 1998), tal comportamiento se deriva
de los intentos inexpertos de los adolescentes para utilizar el pensamiento de las
operaciones formales. Esta nueva manera de pensar, que fundamentalmente transforma el
modo en que se ven a sí mismos y a su mundo, es tan poco familiar como la nueva forma
de sus cuerpos y a veces se sienten igualmente incómodos utilizándolo. A medida que
ponen a prueba sus nuevas habilidades, es posible que en ocasiones se tropiecen. Según
sugiere Elkind, esta inmadurez del pensamiento se manifiesta en seis características:
El uso del lenguaje en los niños refleja su nivel de desarrollo cognitivo. Los escolares son
bastante competentes cuando utilizan el lenguaje, pero la adolescencia trae consigo
refinamientos adicionales. El vocabulario continúa aumentando a medida que los materiales
de lectura se vuelven más adultos. Para los 16 a 18 años de edad, la persona joven
promedio conoce cerca de 80 000 palabras. Con la llegada del pensamiento abstracto, los
adolescentes pueden definir y analizar abstracciones tales como amor, justicia y libertad. Es
más frecuente que empleen términos como sin embargo, por el contrario, en todo caso, por
consiguiente, efectivamente y probablemente para expresar relaciones lógicas. Se vuelven
más conscientes de las palabras como símbolos que pueden tener múltiples significados y
se deleitan en utilizar ironías, juegos de palabras y metáforas. Los adolescentes también se
vuelven más hábiles en asumir perspectivas sociales, que es la capacidad para adaptar su
discurso al nivel de conocimiento y punto de vista de otra persona.
Kohlberg (1969) describió tres niveles de razonamiento moral, por tanto la adolescencia
debería ubicarse en el nivel III, denominado moral post convencional (o moral de principios
morales autónomos), en el cual se reconocen conflictos entre las normas morales y realizan
juicios con base en los principios de derecho, equidad y justicia, como lo hizo Nelson
Mandela durante su adultez. En general, la gente no llega a este nivel de razonamiento
moral hasta, cuando menos, la temprana adolescencia o, más comúnmente, en la adultez
joven, en todo caso.
Conductas sexuales
La muchacha promedio tiene sus primeras relaciones sexuales para los 17 años de edad, el
varón promedio para los 16 años de edad y cerca de 25% de muchachos y muchachas
informan haber sostenido relaciones sexuales para los 15 años de edad (Klein y Committee
on Adolescence, 2005).
Bibliografía
Diane E. Papalia, S. W. (2009). Psicología del Desarrollo. México: McGraw - Hill.