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La Asociación

1. El concepto de asociación en el Código Civil.

Características de la asociación.

La asociación se encuentra definida por el art. 80 del Código civil como una
organización estable de personas naturales o jurídicas, o de ambas, que a través
de una actividad común persiguen un fin no lucrativo.

La definición es importante, pero es necesario explicar algunos de sus elementos


caracterizantes para describirla adecuadamente.

Comencemos por decir que todas las personas jurídicas del derecho
civil carecen de fines lucrativos.

La consecución de fines no lucrativos se refleja a través de dos hechos. El


primero es que ninguna asociación (ni la fundación o el comité) distribuye las
posibles utilidades que obtenga en su actividad, entre sus miembros. Si
existieran excedentes, ellos deben aplicarse en el siguiente ejercicio económico.
a los objetivos de la institución. En segundo lugar, en el caso de disolución de
una asociación, el patrimonio neto resultante de la liquidación tampoco se
restituye a los asociados, sino que es destinado a propósitos análogos, como
después se verá.

Los aportes de los asociados, por tanto, no se convierten en un crédito para ellos
ni en un débito para la asociación, mucho menos para exigir el pago de
utilidades. Esto marca una importante diferencia con las sociedades mercantiles,
que además se refleja en el balance y la contabilidad de estas últimas.

Los fines no lucrativos son de lo más variado: educativo, cultural, deportivo,


religioso, artístico, científico, recreativos, etc. y son éstos los que deben ser
satisfechos por medio de la asociación.

Los objetivos últimos no deben confundirse con las actividades que realicen
cualquiera de las organizaciones sin fines de lucro. Las actividades son medios
o vías instrumentales que les permiten a las asociaciones, fundaciones y
comités generar recursos o captarlos para poder cumplir sus fines. En esa
medida, las actividades son, por lo general, económicas, pero estas actividades,
por no ser los fines últimos de estos entes, no los convierten en lucrativos (4) (5).
Dada la actual tendencia de considerar que estas personas jurídicas son formas
organizativas de empresas, en la medida que producen bienes y servicios,
parece necesario reconocer esta diferencia (6).

La definición del Código civil hace referencia a una organización estable de


personas. La idea de organización es de suma importancia en la medida que se
trata de un grupo de personas, es decir, de seres humanos, que es el substrato
material (7) de cualquier ente personificado (la personificación es el elemento
formal) y que realizan una actividad en conjunto en base a la distribución de roles
y responsabilidades (8). Pero se trata de una organización artificial, creada
precisamente para perseguir los fines para los que fue constituida. No es, por
tanto, una organización natural de personas como ocurre, por ejemplo, con la
familia.

A la organización se le atribuye el carácter de estable, en decir, de ser


permanente en el tiempo. La calificación responde a la necesidad de la persona
jurídica de perpetuarse como un órgano vivo durante el tiempo que sea
requerido para que pueda satisfacer sus propósitos. Sin embargo, no es una nota
que deba cumplirse siempre. Nada impide que una asociación realice
plenamente sus objetivos sin que deba tener una vida prolongada. Pese a lo
dicho, la nota adjudicada por el legislador responde a lo que suele ocurrir, por lo
general, en la experiencia, y es, adicionalmente, un dato de importancia para
distinguir a la asociación del comité que suele tener una vida efímera (9). Aunque
también la estabilidad debería señalarse respecto de la fundación, dato que no
encontramos en el concepto dado por el art. 99 del Código civil.

El aspecto que en la definición del Código caracteriza mejor a la asociación viene


constituido por la necesidad de realizar una actividad en común.

No se trata de que todos y cada uno de los asociados que la integren se ocupen
cotidianamente o asuman tareas de gestión de esta persona jurídica. En rigor de
verdad, lo común es la participación en las decisiones que adopten los
asociados, así como en los resultados una vez que la asociación alcance la
finalidad que le dio origen.

Lo común, por otro lado, revela el temperamento asociativo de esta


organización. Entre la asociación y los asociados existe, recíprocamente, una
especie de vínculo de “pertenencia” o de “necesidad” en el sentido de que
no puede haber asociación sin la presencia de cuando menos dos asociados
(10), lo que supone pluralidad de personas entre las que existe ánimo de
asociarse (affectio societatis)(11), a partir de lo cual es posible hacer referencia
a una organización. Y esta nota señalativa también puede decirse respecto de la
relación que debe mediar entre los asociados, en razón que una sola persona es
incapaz de poder dar vida a una asociación o de permitir que se mantenga como
tal. Esta es una diferencia, por ejemplo, con la fundación, conforme explicaremos
en su oportunidad.

A pesar de esta “necesidad”, la asociación no deja de ser un sujeto de derecho


distinto de los asociados, especialmente cuando adquiere personalidad jurídica
con su inscripción en el registro.

A este respecto, creo necesario señalar algunas cuestiones adicionales. La idea


de “organización” que caracteriza a la asociación, fundación y comité dentro
del Código civil tiene suma importancia en la medida que éstas no siempre
adquieren la condición de persona jurídica. Empero, aun en esta hipótesis, no
dejan de presentar una cierta unitariedad como centro de imputación de
derechos y deberes, en razón que el legislador considera que estas
organizaciones no inscritas son también “sujetos de derecho”.
La importancia de que la asociación acceda al registro para convertirse en
persona jurídica tiene efectos en materia de responsabilidad, pues al producirse
una radical y definitiva separación de los patrimonios de la asociación
inscrita respecto del patrimonio de sus asociados, éstos (o quienes actúen en
nombre de aquéllas) no responden por las deudas de la organización.

Una característica de la asociación que no se refleja en la definición


del Código civil (que incide en “lo común”) es aquélla según la cual los fines que
persigue dicha organización deben beneficiar a sus asociados. Ello no ocurre,
por ejemplo, ni en la fundación ni en el comité, pero sí debe cumplirse en el caso
de la asociación. En relación con este aspecto, debe recordarse que
la creación de una de estas organizaciones responde a la imposibilidad de que
las personas naturales puedan, por sí solas, realizar determinadas tareas y
obtener ciertos resultados. La asociación es el expediente con el cual cuentan
para aunar esfuerzos (nuevamente nos asalta la idea de “lo común”), pero no
desconoce que la finalidad (no lucrativa) debe ser en provecho de quienes se
sirven de esta figura(12).

Una característica adicional es que la asociación es una organización abierta a


la afiliación. En la medida que cualquier individuo tenga interés en pertenecer a
ella, y siempre que cumpla con los requisitos que el estatuto establezca, la
asociación admite la incorporación de nuevos integrantes(13), cuestión que, por
ejemplo, no se presenta en el caso de la fundación.

2. Los órganos de la asociación

La asociación tiene dos órganos principales: la asamblea general de asociados


y el Consejo directivo.

2.1. La asamblea general

La asamblea, como bien indica el art. 84 del Código civil, es el órgano supremo
de la asociación. Es, como se ha señalado, el órgano “dominante”, aquél que
decide la vida, el destino y todo cuanto tenga que ver con la actividad y fines de
la organización.

Como órgano es el medio de expresión de la voluntad colectiva de los


miembros de la asociación y, a su vez, individual. Lo segundo en la medida que
los asociados pueden, en el seno de una asamblea, expresar su opinión
particular respecto de los hechos que se aborden; lo primero en razón que la
decisión que adopte la asamblea es un acuerdo colegiado (por ser un órgano
“colegial”(14)) que obliga a todos los miembros del ente, siempre que se
cumpla con el quórum y las mayorías establecidos en el art. 87 para los temas
tratados en ella, pues estamos ante una instancia en la que se aplica el principio
mayoritario. (Nada impide la utopía de la unanimidad, si el estatuto así lo ha
contemplado. Empero, la experiencia demuestra que la unanimidad se puede
convertir en la “dictadura” de las minorías).

Es, además, un órgano de control(15). En efecto, la asamblea controla la


gestión de sus administradores reunidos en el denominado Consejo directivo y
controla a los propios asociados (sin perjuicio de las atribuciones a este respecto
delegadas al Consejo).

Dada la gravitación que tiene este órgano en las funciones contraloras que
ejerce, el legislador no considera conveniente la creación de un organismo
estatal administrativo que se ocupe de su supervigilancia (16), como ocurre, en
cambio, con las fundaciones. Ello, sin embargo, no elimina la posible ingerencia
del Estado cuando los fines o las actividades de la asociación son contrarios al
orden público o a las buenas costumbres, en cuyo caso el Ministerio Público
puede solicitar su disolución (art. 96).

Las principales funciones de la asamblea están dadas por la aprobación (o


desaprobación) del balance, cuentas y gestión de los administradores o
directivos, la elección de éstos y la modificación del estatuto. En general,
resuelve todos los asuntos que no sean de competencia de otros órganos, como
señala el art. 86 del Código civil. Sin embargo, dada su condición de máxima
instancia, puede involucrarse en cualquier aspecto.

2.2. El Consejo directivo

El segundo órgano es el Consejo directivo que reúne a los administradores de la


asociación.

Es, también, por esencia, un órgano colegiado y sus decisiones se adoptan por
mayoría, salvo que el estatuto establezca la unanimidad. Usualmente se integra
por un número impar de administradores.

El Consejo directivo es el responsable de la gestión y dirección de la


asociación, de las labores y actividades cotidianas de la organización, es decir,
cumplen funciones ejecutivas. No dejan de estar subordinados a las decisiones
de la asamblea, sin perjuicio de acatar lo dispuesto por las normas estatutarias.
Además, cumple funciones representativas o, al menos, así debería
establecerse de manera inequívoca en el Código.

No existe ningún impedimento para que quienes ocupen cargos directivos no


sean asociados.

Nada impide, tampoco, que en el estatuto se prevean otros órganos como, por
ejemplo, una gerencia o varias, así como comisiones especiales.

3. Los asociados: derechos y deberes

3.1. La condición de asociado

La condición de asociado es personalísima, ya que en línea de principio es


inherente a la persona que hace parte de una asociación y no se transmite, salvo
que el estatuto disponga lo contrario (art. 89)(17).
La transmisión puede ser como consecuencia de la sucesión a título universal o
bien a título individual, o bien puede ser producto de un acto inter vivos que esté
permitido por la norma estatutaria.

Para ser asociado, el interesado debe ser admitido por el órgano al cual el
estatuto haya atribuido la responsabilidad de evaluar, calificar y afiliar a terceros
que se integran en un momento posterior a la constitución de la asociación.

Los asociados que otorgan el acto constitutivo suelen ser denominados


asociados fundadores, en tanto que los que se incorporan con posterioridad son
calificados como activos. La distinción es inútil, pues “activos” serán todos
aquéllos que participen en la vida de la institución y que, de no haber sido
inhabilitados o excluidos, gozan de todos los derechos que se reconocen a los
integrantes del sujeto de derecho de asociación. Además, los asociados
fundadores, a diferencia de lo que puede ocurrir con los socios fundadores de
una sociedad anónima, no pueden reservarse derechos preferentes respecto de
los que ingresen en un momento ulterior. Y es que, si alguna persona jurídica
goza de mayor aptitud para practicar la democracia institucional, ella es la
asociación.

3.2. Derechos de los asociados

La ingerencia y grado de participación de los asociados en las decisiones que se


adopten al interior de esta persona jurídica no depende, como ocurre con las
sociedades mercantiles, de su permanencia en la organización (salvo que el
estatuto establezca un mínimo de tiempo para acceder a cargos directivos, mas
no para adoptar decisiones al interior de la asamblea), ni del mayor o menor
número de aportes que hubieren realizado en favor de la asociación. Sus aportes
se consideran “perdidos” en favor de la asociación, pues en caso de disolución
no tienen derecho a ningún reembolso.

Los asociados participan con un solo voto. En nada importa el quantum de


sus aportes. Así lo señala el art. 88 del Código civil.

Entre sus prerrogativas se encuentran el derecho a participar en las


asambleas para opinar y votar respecto de los temas para los cuales aquélla es
convocada.

En algunos casos, la norma estatutaria prevé la inhabilitación de los miembros


de la asociación para que no participen en la asamblea, fundamentalmente por
razones de incompatibilidad, oposición de intereses o también cuando no se
encuentra al día en el pago de un determinado número de aportes.

El asociado, asimismo, tiene derecho a elegir y ser elegido para los cargos
que corresponden a los diversos órganos de la asociación, excepto la asamblea.

También gozan, a pesar que el Código no lo señale, del derecho de solicitar


información respecto de las decisiones de los diversos órganos de la
asociación, sobre todo cuando se convoca a asamblea para adoptar algún
acuerdo.

Asimismo, los asociados pueden impugnar los acuerdos de la asamblea si


éstos violan las disposiciones estatutarias o legales(18) (art. 92). Desde la
posición opuesta, los miembros de la organización que se encuentran en favor
de la decisión pueden, a su costa, intervenir en el proceso en el que se discute
la impugnación para defender la validez del acuerdo de asamblea (art. 92).

Los miembros de la asociación pueden renunciar a ésta (art. 90), siempre que
lo soliciten por escrito. La formalidad parece ser solemne, consustancial a la
solicitud de renuncia. Sin embargo, ello no excusa al asociado del cumplimiento
de las obligaciones que tuviere pendiente frente a la persona jurídica.

3.3. Deberes de los asociados

El deber más resaltante de los asociados es el de pagar los aportes ordinarios y


extraordinarios que el estatuto señale.

También se considera un deber el participar en las elecciones que se realicen


para la designación de los administradores.

4. El patrimonio de la asociación. Su destino en caso de disolución

A diferencia de lo que sucede con la fundación, que no es posible constituirla sin


un simultáneo acto de dotación patrimonial, la asociación puede ser creada, al
menos teóricamente, sin un substrato patrimonial inicial.

Con el desarrollo, con la vida misma de la asociación, ésta irá formándose, de


modo paulatino, un patrimonio propio.

El patrimonio de la asociación está constituido por los aportes ordinarios y


extraordinarios de los asociados. Puede también adquirir otros bienes, ya sea
mediante la aplicación del fondo que constituye a partir de los aportes o por otros
medios: endeudamiento, prestación de servicios, especulación bursátil, etc., es
decir, a través de cualquier actividad económica que permita la generación o
captación de recursos para que el ente pueda cumplir sus fines.

Como ya se ha anotado, los aportes de los asociados pasan a ser parte del
patrimonio de la asociación y no son pasibles de restitución, ni aun en caso de
disolución.

Tradicionalmente se ha señalado que uno de los elementos de las personas


jurídicas es su patrimonio, al extremo de considerarlo como un requisito de su
existencia (p. ej. Giorgi). Empero, como bien se ha dicho al menos para las
asociaciones y comités, no así, en nuestra opinión, para las fundaciones en
respuesta a dicha postura, ello no es verdad(19).
Lo cierto es, sin embargo, que ninguna organización puede sobrevivir ni menos
cumplir con sus fines si carece de medios. Se limitará a languidecer hasta que
se disuelva.

Como se ha enfatizado líneas arriba, si una asociación tiene excedentes, ellos


deben seguir siendo parte de su patrimonio y ser utilizados en la consecución de
sus objetivos.

Sin importar cuál sea la causa de disolución de la asociación, en caso ella se


produzca, debe aplicarse el art. 98 del Código civil, el mismo que dispone que el
haber neto que resulte de la liquidación sea entregado a las personas
designadas en el estatuto, con exclusión de los asociados. De no ser posible,
será la autoridad judicial la que ordene su aplicación a fines análogos en interés
de la comunidad, dándose preferencia a la provincia en donde tuvo su sede la
asociación.

La flexibilidad de segunda parte de la norma permite que los jueces determinen


a qué otros fines se destinará el patrimonio resultante. No tiene por qué ser,
necesariamente otra asociación de propósitos similares. Es más, si existieran
algunas otras organizaciones con características semejantes, pero es posible
beneficiar a la colectividad de una manera diversa, se elegirá a ésta como
destinataria. Así, si se disuelve una asociación educativa, y su haber resultante
está dado por una nutrida colección de libros, es más evidente el beneficio de la
comunidad si aquélla se transfiere a una biblioteca municipal antes que a otra
asociación de carácter educativo, que quizá sólo satisfaga el interés de sus
integrantes.

http://unlugarjuridico.blogspot.pe/2012/03/la-asociacion-la-fundacion-y-el-comite.html

La Asociación
2.1 Concepto:

La Constitución Política del Perú, consagra que toda persona tiene derecho a:
"asociarse y a constituir fundaciones y diversas formas de organización jurídica sin
fines de lucro, sin autorización previa y con arreglo a ley. No pueden ser disueltas por
resolución administrativa"

El artículo 80 del Código Civil, lo define como una organización estable de personas
naturales o jurídicas, o de ambas, que a través de una actividad común persigue un fin
no lucrativo.

Se trata de una persona jurídica sumamente viva, activa, es por ello que existe una
enorme variedad de éstas. Actualmente el ámbito de las asociaciones se ha extendido
a otros campos que los meramente recreacionales o sociales, es así que, hoy en día
son usadas para centros de investigación, asociaciones civiles como las ONG, etc.

La asociación es una organización lícita formada por personas jurídicas o personas


naturales o bien por ambas, quienes laboran sin fines de lucro por un bienestar social.

La asociación es duradera, no tiene un plazo determinado de vigencia, salvo que haya


sido establecido en su estatuto.

2.2 Creación y Constitución de la Asociación:

Atendiendo al principio de legalidad, las asociaciones se constituyen


por escritura pública, en la cual debe constar:

El estatuto social, el cual debe contener:

- La denominación, duración y domicilio.

- Los fines.

- Los bienes que integran el patrimonio social.

- La constitución y funcionamiento de la asamblea general de asociados, consejo


directivo y demás órganos de la asociación.

- Las condiciones para la admisión, renuncia y exclusión de sus miembros.

- Los derechos y deberes de los asociados.

- Los requisitos para su modificación de estatutos.

- Las normas para la disolución y liquidación de la asociación y las relativas al


destino final de sus bienes.

- Los demás pactos y condiciones que se establezcan.

Cabe hacer tres comentarios al artículo que regula tanto la definición como el
contenido del estatuto de la asociación.

Primero, que en cuanto las asociaciones religiosas, están rigen su vida interna de
acuerdo al estatuto aprobado por la autoridad religiosa. Este artículo ha pensado en
las órdenes religiosas que, para tener una vigencia en la vida civil, requieren de
una personalidad jurídica. Para estos efectos si se constituyen como asociaciones
civiles, el máximo órgano es la Asamblea, es decir, la Comunidad de los Jesuitas, la
Comunidad de los Dominicos, la Comunidad de los Mercedarios.

Segundo, el Art. 82 inc. 3° del CC., ha exigido que en el estatuto se exprese "los bienes
que conforman parte del patrimonio social", sin embargo, ha habido
una interpretación adecuada por parte de los registros públicos al no aplicar
literalmente este artículo, ya que no tendría sentido que cada vez que la asociación
compre un inmueble o mueble, tenga la necesidad de modificar su estatuto.

Tercero, en ningún apartado del Art. 82, referente al contenido del estatuto, señala la
exigencia del representante legal de la asociación.

2.3 Contenido del Estatuto de la Asociación:

- La denominación, duración y domicilio.

- Los fines.

- Los bienes que integran el patrimonio social.

- La constitución y funcionamiento de la asamblea general de asociados y consejo


directivo y demás órganos de la asociación.

- Las condiciones para la admisión, renuncia y exclusión de sus miembros.

- Los derechos y deberes de los asociados.

- Los requisitos para su modificación.

- Las normas para la disolución y liquidación de la asociación y las relativas al


destino final de sus bienes.

- Los demás pactos y condiciones que se establezcan.

2.4 Obligación de las Asociaciones de llevar un libro de Registro de sus


Miembros:

La asociación debe contar con un libro de actas de asambleas generales, sesiones de


consejo directivo, debidamente legalizados por notario público, en la cual deben
constar los acuerdos adoptados. Asimismo debe tener un libro padrón de asociados,
en la cual conste el nombre, actividad, domicilio, y fecha de admisión de cada uno de
sus miembros, con la indicación de los que ejerzan cargos de administración o
representación. Estos libros se llevan bajo responsabilidad del Presidente del Consejo
Directivo de la asociación y conforme a los requisitos que establezca el estatuto social.

2.5 La Asamblea General de la Asociación:

Nuestro Código Civil, establece que la Asamblea General es el órgano máximo


de gobierno de una institución, en segundo lugar se halla el Consejo Directivo, y como
órgano ejecutor de los acuerdos, en el caso de muchas Asociaciones
el Gerente General; Directores Ejecutivos; etc. (es decir de acuerdo a l nombre que se
le asigne a este funcionario, el cual no forma parte del Consejo Directivo y su
designación no nace por elección, sino por acuerdo del Consejo Directivo
generalmente; salvo algunas asociaciones que en sus estatutos, reservan este derecho
a la Asamblea general)

CONVOCATORIA

Es menester precisar que Las asambleas generales son convocadas por el Presidente
del Consejo Directivo o cuando lo soliciten no menos de la décima parte de los
asociados, en el supuesto que no se convoque a la asamblea; los asociados solicitantes,
pueden recurrir a la vía judicial, para que sea el Juez el que efectúe la convocatoria;
debiendo señalarse la agenda especifica a ser tratada.

FACULTADES DE LA ASAMBLEA GENERAL

Elegir a los miembros del consejo directivo, aprueba las cuentas y balances, resuelve
sobre la modificación de estatutos, disolución de la asociación entre otros.

VALIDEZ DE LOS ACUERDOS

Para la validez de la toma de sus acuerdos se requiere en primera convocatoria la


concurrencia de más de la mitad de los asociados, en segunda convocatoria con él
número de socios que asisten, pero que representen no menos de la décima parte.

SUPUESTOS EN LOS CASOS DE VACANCIA DEL MANDATO DE LOS CONSEJOS


DIRECTIVOS DE LAS ASOCIACIONES

Conforme a la Legislación peruana; no se ha establecido, regulación alguna, respecto a


los Consejos Directivos; tanto de la fecha de inicio de su mandato; como de la
culminación del mismo; esta falta de regulación, ha devenido en que la gran mayoría
de personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro, se hallen en acefalia, por
no haber renovado sus Consejos Directivos dentro de la vigencia del periodo de su
mandato establecido en el estatuto social (puede ser 01 a 05 años generalmente);
la Jurisprudencia registral y el criterio adoptado por los Registradores; fue en estos
casos adoptar la tesis de la Caducidad del Consejo Directivo una vez vencido su
mandato.

Estas restricciones o limitaciones eran resueltas utilizando la figura de la Asamblea


Universal de Asociados (presencia del 100% de asociados) en estos casos era un gran
problema para aquellas asociaciones que por su propia naturaleza; desde la fecha de
su formalización, establecieron un numero determinado o determinable de asociados
que figuraban en su libro padrón de asociados; y que en el proceso del tiempo muchos
de ellos, ya no concurrían a sus asambleas o se hallaban fuera del país entre otros
casos; lo cual imposibilitaba que se pudiera constituir en asamblea Universal.
Otra alternativa, a las cuales se venía orientando la solución de estos temas, se hallaba
relacionado, a obligar a las asociaciones; a buscar la salida para resolver la renovación
de sus Consejos Directivos, por la vía Judicial; es decir, solicitando al Poder Judicial, que
sea el Juez quien convoque a una asamblea, para tales efectos aplicando el supuesto
regulado en el Código Civil en el Libro de Asociaciones, en los casos en que como
señalábamos si el Presidente del Consejo Directivo no convocaba a una asamblea; el
10% de asociados, peticiona su realización y si existe negativa; los asociados podían
recurrir al ente jurisdiccional, para que sea el Juez quien convoque a dicha asamblea.-
Esta solución lejos de ser una alternativa, por falta de criterio o inexperiencia sobre
dichos temas por parte de los operadores jurídicos (jueces o abogados), devenían en
un vía crucis, que normalmente duraba un promedio de dos años, dado que el ente
jurisdiccional es de carácter moroso por excelencia; y muchas veces, las asambleas
convocadas no se adecuaban a lo normado por su estatuto social; por lo que los
Registradores Calificaban dichas Asambleas y en algunos casos eran denegados; y se
volvía a fojas cero nuevamente generándose todo un circulo vicioso.

Otra de las Salidas articuladas para ir dando solución a estos problemas de vacancia del
Consejo Directivo, tuvieron cierto éxito alegando la figura de la representación de
hecho de las personas jurídicas; criterio adoptado por el Tribunal Registral; y que
muchas veces los Registradores se resistían a aceptar esta alternativa de solución por
la cual se generaba la posibilidad que el último Consejo Inscrito pudiese convocar a
una asamblea eleccionaria para regularizar el mandato de su Consejo.

Por último este tema ha logrado obtenerse una solución mediante la aplicación de las
disposiciones legales, contenidas en la Resolución del Superintendente Nacional de los
Registros Públicos Nº 201-2001-SUNARP/SN, que establecen criterios registrales
aplicables cuando concluyan periodos de funciones de integrantes de Consejos
Directivos y demás órganos de gobierno de asociaciones; así como la Resolución, Nº
331-2001-SUNARP/SN, que establece criterios uniformes de calificación registral sobre
acreditación de convocatoria y cómputo de quórum en asambleas generales de
asociaciones y comités.

Dentro de este esquema, se hallan facultados para convocar a una asamblea de


regularización; ya sea el último Presidente con mandato inscrito en los Registros
Públicos (siempre y cuando no haya existido elección de nuevos Consejos) O, en su
defecto el Presidente del Consejo Directivo en ejercicio, aunque su mandato no se
halle inscrito, para lo cual debe procederse a reconstruir la historia y generarse con
ello los actos previos en la partida registral y darle continuidad a los mandatos del
Consejo Directivo reconstruyendo su historial; es necesario tener en cuenta en estos
casos; que la convocatoria debe adecuarse a lo establecido en su estatuto social,
debiendo consignarse necesariamente la naturaleza de la asamblea es decir de
regularización de mandato del Consejo Directivo citando el número de las
Resoluciones citadas.

2.6 Los Asociados:

2.7 Extinción de la Asociación y destino de su patrimonio:

La asociación puede extinguirse por diversos motivos. Es por ello que cuando se
disuelve la asociación y se concluye la liquidación, el haber neto resultante será
destinado a aquellos que el estatuto designe, excluyendo de dicha designación a los
asociados, esto para que no se lucre con la asociación en ni un momento, sino que
cumpla íntegramente las finalidad por la que fue formada.

2.8 Utilización de la figura de las Asociaciones para atender realidades sociales


(Club de madres, cajas rurales, etc.)

http://www.monografias.com/trabajos64/derecho-civil-personas-peru-i/derecho-civil-
personas-peru-i4.shtml#ixzz4iaaQ6gzd

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