Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PRIMERA EDICIÓN,1984
SEGUNDA EDICIÓN, 1986
TERCERA EDICIÓN, 1996
GRAMÁTICA FUNCIONAL
DEL ESPAÑOL
TERCERAEDICIÓNCORREG!DA Y AUMENTADA
GRtDos
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
PRÓLOGO
Valladolid, 1984.
A LA SEGUNDA EDICIÓN
Valladolid, 1986.
A LA TERCERA EDICIÓN
Doce años después de ver la luz esta Gramática fancional del es-
pañol es momento más que oportuno de renovarla, completarla y aun
reformarla parcialmente. La notable aceptación que ha tenido y su di-
fusión cargan de responsabilidad al autor y le impelen a ponerla al
día y completarla en lo posible.
Por otra parte, los estudios lingüísticos generales y los específicos
de la lengua española se han incrementado de manera tan extraordi-
naria, que ningún profesional puede cerrar los ojos y quedarse ancla-
do en unas posturas sin atender a los avances y a las novedades. Ob-
viamente, nosotros hemos procurado estar bien atentos a éstos,
tratando siempre de tamizar y seleccionar los que nos convenían y
aquellos que juzgábamos adecuados a los objetivos de este tipo de
Gramática.
Una de las grandes dudas fue siempre dónde poner los límites a
este estudio, de modo que no sobrepasara los diques de un manual, lo
más completo y científico -eso sí- y lo más homogéneo posible.
Para ello hubimos de optar por seleccionar la copiosa bibliografia
que ha aparecido, con el solo criterio de rigor científico y adecuación
a los propósitos de esta Gramática. Gramática que, como es sabido,
pretende ocuparse del sistema -o del diasistema- general de la
lengua, apoyándose primariamente en la norma estándar del español,
pero sin desatender notables variantes de otras normas diatópicas y
12 Gramática funcional del español
EL LENGUAJE HUMANO
1
Cf. P. Chauchard, Le Langage et la pensée, París, P.U.F., 6.ªed., 1966.
El lenguaje humano 17
ble al fondo de nuestro ser; y manipulando la lengua se maneja al
hombre.
Pero, al mismo tiempo, la lengua es una imposición que coarta y
ahorma parcialmente la comunicación. En esa paradoja reside una de
las maravillas de la lengua: en ser a un tiempo imposición inevitable
- e inamovible por el hablante- exigida para la vida en sociedad,
así como el instrumento de la mayor libertad que poseemos.
En su realización es un hecho complejo, producto de una serie de
operaciones diversas, psíquicas, neurofisiológicas, fisiológicas y fisi-
cas, en el emisor, y otras tantas, al menos, en el receptor. Por esta
complejidad y longitud del proceso comunicativo hay en él interfe-
rencias múltiples. El mensaje emitido tiene un sentido y está enmar-
cado en una manera de conocer y percibir, sometido a una mentalidad
y formación. Y si el mensaje emitido pasa a través de tan complejos
procesos a un oyente de psicología diferente, de muy distinta menta-
lidad, formación y cultura, con diversa cosmovisión y sentido de las
cosas, con diferente psicología y otros condicionantes sociales, psí-
quicos y circunstanciales, no es de extrañar que el concepto percibido
de aquel mensaje sea sólo relativamente semejante al emitido; se le
parezca pero no sea coincidente en su totalidad. El oyente suple, co-
mo puede, esas variantes y matices diferentes, perdidos o modifica-
dos en la comunicación, apoyándose para ello en la base sémica re-
cibida. Es así como podemos decir que no entendemos lo que se nos
dice, sino algo parecido a lo que se nos comunica.
EL PROCESO DE LA COMUNICACIÓN
internos internos
Estímulos { externos Estímulos { externos
Circunstancias Circunstancias
Impulsos Impulsos
Codificación í -- -- Decodificación
Emisión Recepción
Transmisión 1 -_______J:,
L.-- - - - - - - -
_
_¡
Recodificación
g:~ ~ B
,. 3 4 ~5- - - - - - 6 - - - - - - -7- - - - - - - ; 8
"1!·~·"
19
si.@' ¡;; Impulsos Actividad Oído Secuen-
O
..,
g. 9.
0,
Cere bro Menfj{_e
. neurales muscular
0 nda
sonora (res- Cerebro das Mensaje
"' "' ~ /Codifi- cod1 1- /Ele- /Con- /Con- puesta /Decodi- defigu-
ficación/ (Oral)
(a) ~ cación/ ~ cado ~ di~~~ .É+ timrum 4 tinuum/ ¡.Q. ~is!o- rae y !..,
tos/ log1ca) 114 1-4 signos
- - - - 1 ·ujeto (b)
& ·ceptor
s D' 5' 6' 7' 8' ' 10' 11'
A
11o üt=
9' '
& Impulsos alfa~éticcu Vistas
'' SecUe!I-
'3 neurales Actividad o Signos Cerebro ' cias de Mensaje
/Ele- (res- '
muscular /Decodi- (escrito)
1 mentas
discre-
/Con-
escritos
etc.
/Elo- ¡§';
puesta
fisio- H'
ficación/
'
'
•1'
letras,
palabras,
I
4 .,,; ¡E; tin- 14 mentas lógica) TI etc. ¡{'.,
, , discretos/ ""'
-- ' '
a
)
Fases principales de un proceso de comunicación, transferencia de un mensaje estructurado lingüísticamente, desde un sujeto
emisor (a) hasta un sujeto receptor (b). A -K =_procesos de transferencia de codificación y decodificación, desde el impulso
(A) hasta la recepción del mensaje (K).
El lenguaje humano 21
La combinación de unidades de lenguajes diversos en la comuni-
cación puede ser simbiótica o parásita. En cualquier caso, en la co-
municación oral humaoa el código soporte es el verbal, segmenta!,
con el que se combinan códigos suprasegmentales (tono, acento, rit-
mo, ... ) y códigos de los lenguajes cinésicos y proxémicos, al menos.
No siempre los signos combinados tienen el mismo significado o
son coincidentes, aunque sí mayoritariamente. Pero puede darse el
caso de que unos signos suprasegmentales o cinésicos anulen o cam-
bien el mensaje del código «de las palabras».
Compárese una aserción como Sí te creo, con la misma forma
verbal, acompañada de un tono reticente, alargado, ... Sí, te creo ... ,
que con cierta expresividad niega el mensaje verbal; o con la misma
formulación acompañada de unos gestos (corte de maoga, etc.) que
aoulen el mensaje de las palabras emitidas.
Mas aquí no nos ocuparemos de la combinación de lenguajes, y
sólo subsidiariamente, en cuanto afecte a la organización gramatical,
de los códigos suprasegmentales orales.
Entendemos, pues, que el lenguaje humaoo por excelencia es el
lenguaje oral; y que la comunicación esencialmente humaoa es la
verbal.
La lengua escrita, a fm de cuentas, no es sino un lenguaje de se-
gundo grado, una especie de fotografia de la comunicación oral.
Desde otro punto de vista podemos definir la comunicación como
la traosmisión de una información de un lugar a otro. En este proceso
participao cinco elementos:
l. La fuente de información, cuya misión es seleccionar los sig-
nos oportunos de entre los de un código; y que coincide con el ha-
blaote o emisor.
2. El transmisor, que ha de hacer pasar la información desde la
fuente al caoal de traosmisión, por medio de un proceso que llama-
mos codificación, es decir, poner en código el mensaje. Esta opera-
ción correspondería al aparato fonador de la emisión oral.
22 Gramática funcional del español
PRINCIPIOS
1
Simon C. Dick, Gramática funcional, Madrid, SGEL, 1981.
24 Gramática fancional del español
2
Para el enfoque onomasiológico, desde el contenido a la expresión, véase nues-
tra Nueva Sintaxis de la Lengua Española, Salamanca, Colegio de España, 1995.
26 Gramática funcional del español
CONCEPTO DE LENGUA
3
F. de Saussure, Curso de lingüística general (traducción, prólogo y notas de A.
Alonso), Buenos Aires, 1O.ª ed., 1971.
Principios de una gramática funcional 27
tan al reajuste en número y precisión de términos medios que enlacen
estos, originariamente, polos de la dualidad.
Jespersen ya manifestó la divergencia entre las defmiciones y
conceptos de los dos términos. Buyssens interpoló entre ambos el
discours. Hjelmslev y Lotz presentaron en la Conferencia de Semán-
tica celebrada en Niza en 1951 la trilogía esquema, norma estableci-
da y habla, que fue criticada por Devoto.
Delacroix estableció solamente una distinción entre el habla co-
mo expresión verbal y el habla como mecanismo psicofisiológico.
Coseriu 4, en un interesante trabajo, llega a una tripartición útil y
aclaradora sobre los términos sistema, norma y habla; el sistema, que
viene a coincidir con la lengua, si bien matizada de diversa manera,
es una «red de funciones, una entidad abstracta que se realiza en for-
mas sociales determinadas, las cuales constituyen un sistema de rea-
lizaciones normales, o norma, también de carácter abstracto, que a su
vez se realiza en normas individuales, que se realizan en la infinita
variedad de la actividad lingüística creada>>.
/Por tanto, el sistema es conjunto de posibilidades, de libertades;
la norma es sistema de realizaciones obligadas, de usos, de imposi-
ciones sociales y culturales. Ambos corresponden a un estado de len-
gua y habla o realización personal, la realidad concreta del lenguaje
hecho.
Así pues, hay que concluir que los dos términos de Saussure han
sido superados, pero no anulados, pues su valor fundamental se con-
Sef\éa, con las precisiones pertinentes, según criterios y escuelas.
/La lengua, pues, es una abstracción de segundo grado, producto
del conjunto de realizaciones concretas del habla, condicionadas por
la norma individual y la social, y sometidas a un sistema.
,¡La norma de Coseriu es un tanto artificial y dificilmente conecta
el sistema y el habla. No pasa de ser el uso del sistema por un grupo
mayor o menor. En la norma está el sistema, o la parte correspondien-
4
E. Coseriu, «Sistema, norma y habla», en Teoría del lenguaje y lingüística gene-
ral, Madrid, 1961,págs. ll-113.
28 Gramática funcional del español
5
L. Hjelmslev, Prolegómenos a una teoría del lenguaje, 2.ª ed., Madrid, 1974,
págs. 109 y sigs.
6 A. Martinet, Elementos de lingüística general, Madrid, 2. ª ed., 1970, pág. 28.
Principios de una gramática funcional .29
7
L. Hjelmslev, Prolegómenos a una teoría del lenguaje, Madrid, 1974, págs. 54 y
sigs.
Principios de una gramática funcional 35
tagmático, el segundo paradigmático y el tercero afecta tanto a uno
como a otro. Para este lingüista las funciones pueden darse en el de-
curso (funciones et ... et) o en el sistema (funciones aut ... aut).
En todo caso, distingue tres tipos de relaciones o funciones esen-
ciales, que operan tanto en el decurso como en el sistema:
l. Relación de interdependencia, que es aquella por la que los
elementos relacionados o funtivos se exigen mutuamente; es decir,
que son, en su terminología, dos constantes complementarias.
Cuando esta función se da en el decurso, en la cadena, recibe en
su teoría, la Glosemática, el nombre de solidaridad, y cuando aparece
en el sistema, el de complementariedad. Ejemplo de esta última po-
dría ser la relación existente entre el masculino y el femenino en el
sistema del género de los sustantivos españoles.
2. Relación de determinación, en la que uno de los funtivos
exige al otro, pero no a la inversa. Se trata, pues, de la relación entre
un funtivo constante y uno variable.
Cuando se da en el decurso, recibe el nombre de selección (cual
es el caso de, por ejemplo, la preposición ab respecto del ablativo la-
tino); y cuando la encontramos en el sistema, recibe el nombre de es-
pecificación (que podría ejemplificarse con la relación del género
neutro respecto al masculino y femenino conjuntamente).
3. El tercer tipo de relación entre dos funtivos, para Hjelmslev,
es la llamada constelación, por la que aquellos no se exigen, sino que
se relacionan ocasional y no necesariamente. En realidad se trata de
una copresencia de dos elementos en el decurso y de una coinciden-
cia en el sistema; o sea, de la relación entre dos funtivos variables.
Si se da en el decurso, recibe el nombre de combinación y si en el
sistema el de autonomía.
El principio básico es, pues, en esta teoría el de exigencia mutua,
exigencia unidireccional y de coincidencia. Pero conviene aclarar que
estas relaciones son de carácter estrictamente sintáctico o morfosin-
táctico, no semántico.
36 Gramática funcional del español
9
Cf. nuestro trabajo «Sobre la transposición lingüística>>, Actas del Il Encuentro
de Lingüistas y Filólogos de España y México, Salamanca, Universidad, 1994, págs.
309-320.
38 Gramática fancional del español
MÉTODO
MISIÓN DE LA SINTAXIS
10
Cf. nuestro «Objetivos de la enseñanza de la Sintaxis», en Didáctica de la len-
gua española, Universidad de Valladolid, 1985, págs. 29-48.
Principios de una gramática funcional 43
b) Precisar las relaciones entre los componentes de cada estruc-
tura. Fijar sns funciones, definirlas, etc.
c) Estudiar las relaciones entre las estructuras de los sucesivos
niveles de la lengua.
d) Señalar los procedimientos de relación entre los elementos
de las estructuras y de éstas entre sí. Atender a los rasgos de subordi-
nación, a los procesos de coordinación y yuxtaposición, a la misión
de los transpositores, conectores, etc.
e) Facilitar métodos o mecanismos que permitan comprobar las
funciones y las unidades de cada estructura.
f) Estudiar los diversos funtivos capaces de cubrir las diferentes
funciones y su forma de expresión.
g) Comprobar los sistemas paradigmáticos en que se organizan
los signos en «ciases de palabras».
h) Señalar las relaciones entre las formas de expresión y las co-
rrespondientes formas de contenido.
i) Explicar el poder creativo de las estructuras de la lengua
mostrando cómo operan y pueden producir mensajes.
En caso preciso, mostrar la capacidad generativa que poseen las
estructuras.
Vasta tarea, pues, la del estudio de la sintaxis.
SINTAXIS
CAPÍTULO II
Monólogc Nx o Pr Mo Di
Parágcafo s Nx o Pr Mo
Oración p s Nx o Pr
Nexus M p s Nx o
Sintagcna F M p s Nx
Palabra - F M p s
Morfema - - F M p
Fonema - - - F M
1
Para este planteamiento, 'véase R. Longacre, «Sorne fundamental insights of
Tagmemics», en Language, 1965, pág. 66. Llamamos·«inserción» al layering; tradu-
cimos por «salto de nivel» el leve! skipping; y como «retroinserción», el back looping.
Niveles y unidades de la lengua 51
Es claro que puede haber eu la lengua española saltos de nivel y
retroinsercioues de 3.~ grado, auuque uo sean frecuentes.
Con este planteamiento discernimos claramente los componentes
normales de los diversos niveles y los atípicos, y-dato fundamental
en el que insistimos- disociarnos la función en abstracto, como
hueco fuucional que se relaciona con otros para formar uua estructu-
ra, del elemento que la ocupa, o funtivo; distinción básica en uua
gramática funcional.
Los niveles vienen a coincidir con uuos huecos funcionales y las
diversas uuidades serían los funtivos que rellenan esos huecos.
Algunas de las inserciones anotadas no son frecuentes eu la len-
gua, pero esto no importa para el planteamiento general. Así, por
ejemplo, no es fácil encontrar un diálogo que conste de uua sola ora-
ción, auuque pueda darse, y no es frecuente que uu monólogo conste
de uu solo nexus, ni que un solo fonema sea funtivo de uu sintagma.
En cambio, sí es normal que haya diálogos formantes de otro diálogo,
o que éste sea componente de un parágrafo, etc. Pero esto es cuestión
de uso y norma más o menos generalizada, que en nada afecta al sis-
tema.
Este planteamiento, extraordinariamente rentable, nos va a per-
mitir interpretar adecuadamente cualquier estructura de la lengua, aun
las que puedan parecer anómalas. Siempre podremos decir que se
trata de la inserción o incrustación de determinado fuutivo o unidad
en el hueco funcional de otro nivel. Así, por ejemplo, ya uo tendre-
mos dificultad eu interpretar unidades del tipo ¡Socorro!, ¡Enhora-
buena!, etc., corno auténticas oraciones, pues son unidades de
comunicación que transmiten uu mensaje y que se acomodan perfec-
tamente al concepto de oración, según vamos a precisar; podremos
decir que se trata de la inserción, por salto de nivel múltiple, de una
palabra en el hueco funcional de oración.
Parece clara la intima relación de este procedimiento con el fe-
nómeno conocido por el nombre de recursividad; mas aquí reinterpre-
tamos tal procedimiento de recursividad, al extenderlo a todos los ni-
veles de la lengua, en vez de ceñirlo al ya casi tradicional de FN-> O.
52 Sintaxis
UNIDADES SUPRAORACIONALES
2
Véase con más detalle nuestra «Revisión de la llamada 'oración compuesta'»,
REL. 1O, 2, Madrid, 1980, págs. 278 y sigs.
GRÁFICO 1
-----------------------------------------------------------------------------------·PERIFERIA EXTERIOR------------------~
NÚCLEO
PARÁGRAFO
MONÓLOGO
5
Cf. nuestra Nueva Sintaxis ... (ibidem); y J. A. Blesa, «De la interdependencia
oracional», Estudios en memoria del profesor M Sanchfs Guarner, Universitat de
Valencia, 1984, págs. 39-46.
6
Cf. R. E. Longacre, edit., Discourse Paragraph and Sentence Structure in Selec-
ted Philippine Languages, 3 vals. Santa Ana, California, SI. ofL., 1968. T. P. Klarn-
mer and C. J. Compton, «Sorne Recents Contributions to Tagmemic Analysis ofDis-
course», en Glossa, 4, 2, 1970, págs. 212-222 (apudAdvances in Tagmemics, cit.).
Niveles y unidades de la lengua 57
III. Otro de estos discursos es el que llaman proceso, decurso de
acción, que tiene carácter prescriptivo, indicando cómo se hace algo;
opera con cualquier tiempo verbal y con cualquiera de las personas
gramaticales.
IV. El cuarto tipo de discurso es el expositivo, en el que no son
fundamentales las perspectivas cronológicas.
V. Y por fin, el último género de discurso que entiende Longacre
es el exhortativo, en el que predominan los emrnciados en presente y
especialmente en futuro y las segundas personas, tiene un marcado
rasgo prescriptivo, y en el que se vuelcan los contenidos de mandato,
sugerencias, consejos, etc.
7
W. Kayser, Interpretación y análisis de la obra literaria, Madrid, 4.ªed., 1972.
58 Sintaxis
8
R. E. Longacre, <<Narrative versus Other Discourse Gender», en Advances in
Tagmemics, North Holland, Amsterdam, 1974.
GRÁF1co2
DISCURSO NARRATIVO
f ~. + /'
······-----------·
NARRACIÓN
Nivel de
conversación Núcleo
(relato)
Nivel de
intercambio Núcleo
Nivel de ~
monólogo Premargen Núcleo Posmargen Premarg. Núcleo Posmargen
DIÁLOGO
10
Pronto aparecerá un estudio nuestro de «Gramática del texto>>, que abordará to-
das estas cuestiones y realizaciones comunicativas, desde planteamientos lingüísticos.
62 Sintaxis
CONVERSACIÓN O COLOQUIO
11
Véase, entre otros, C. Bobes Naves, El diálogo, Madrid, Gredos, 1992.
Niveles y unidades de la lengua 63
EL CONCEPTO DE ORACIÓN
1
Cf. por ejemplo, J. Roca Pons, Introducción a la gramática, Barcelona, 2.ª ed.,
1970, págs. 341 y sigs.
2
J. Ries, Was ist ein Satz, recogido en L. J. Piccardo, El concepto de oración,
Montevideo, 1954, págs. 151 y sigs.
El concepto de oración 65
Rodríguez Adrados 3 agrupa, a su vez, las definiciones de oración
en cuatro apartados: a) Las que atienden al sentido -que se remon-
tan a Dionisio de Tracia-, de las cuales unas tienen preferentemente
carácter lógico, y otras, psicológico. b) Las que atienden a la función
de sus componentes. c) Las que se basan en los rasgos formales. d)
Las que mezclan varios criterios.
J. M. Lope Blanch 4 distingue definiciones formales, otras de ca-
rácter semántico, otras de carácter mixto o compuestas, y un último
grupo de definiciones que llama distinguidoras, y que son aquellas
que distinguen entre oración y proposición.
L. Zawadovski 5 distingue dos grandes grupos de definiciones de
oración: en el primero incluye las definiciones que atienden a los ras-
gos suprasegmentales (pausa, entonación), así como las que se fijan
en los segmentos gramaticales y en sus relaciones gramaticales y
sintagmáticas con otros; en el segundo presenta las definiciones de
carácter sémico, que giran en tomo a la predicatividad.
No creemos necesario seguir aportando referencias y sintesis bi-
bliográficas sobre el particular, mas sí parece oportuno que nos fije-
mos en que la oración es una unidad lingüística, un signo y que con-
secuentemente habrá que atender a los componentes del mismo para
lograr un adecuado concepto de dicha uuidad. Anticipamos que no
nos parece objetivo tan indispensable lograr una definición, que
siempre pecará de incompleta o de extensa, como obtener un concep-
to suficientemente preciso de oración.
Antes de entrar en él nos permitiremos una ordenación de las más
notables definiciones que se han dado de oración, junto con unos co-
mentarios que nos vayan encaminando debidamente a nuestro objeti-
vo.
A partir de la premisa antes fijada, distinguimos por un lado:
3
F. Rodríguez Adrados, Lingüística estructural, Madrid, 1969, cap. V.
4
J. M. Lope Blanch, El concepto de oración en la lingüística española,
U.N.A.M., Méjico, 1979.
5
L. Zawadovski, «Sentence, its Grammatical Definitions», en Linguistics, 1971,
págs. 95-112.
GRAMÁTICA J.VNClONAL.- 3
66 Sintaxis
l. Definiciones que atienden a la forma de expresión.
II. Definiciones que atienden al contenido.
III. Definiciones que atienden a las funciones.
6
S. Gili Gaya, Cu,.so superior de sintaxis española, Barcelona, 5.ª ed., 1955,
págs. 22 y sigs.
7
J. Alcina y J. M. Blecua, Gramática española, Barcelona, 1975.
El concepto de oración 67
un juicio -como se ve, siguen un criterio lógico-; y, por fin, las
últimas d) siguen un criterio psicológico.
Entre las del apartado a) podemos recordar la de Amado Alonso y
Henriquez Ureña, que la conciben como «palabra o reunión de pala-
bras con sentido completo». Mas lo dificil es precisar qué entende-
mos por «sentido completo», que puede encontrarse en una solapa-
labra (ej.: ¡Enhorabuena!), en un nexus, en una combinación de
éstos, en un parágrafo y en los más diversos tipos de unidades. Seme-
jante criterio vemos en la definición de Jespersen, que la interpreta
como «expresión completa e independiente».
Como ejemplos de las definiciones del grupo b) podemos recor-
dar la de Gardiner 8, para quien la oración, unidad de habla, es una
«palabra o conjunto de palabras con propósito inteligible», o la de
Paul 9, que la define como «Conjunto de representaciones anímicas
que pretenden repetirse en el alma del oyente».
Muy numerosas han sido las definiciones del grupo c), cuyo mo-
delo de «expresión oral de un pensamiento o juicio» lo vemos en la
Gramática de la R.A.E. y en Bally. Y no menos abundantes han sido
las de carácter psicológico, que interpretan la oración como unidad
intencionalmente diferenciada, y que podríamos ejemplificar con la
de Wundt 10 , «descomposición intencional de una representación en
sus elementos lógicamente relacionados».
EL CONCEPTO DE ORACIÓN
15
Cf. A. Quilis, «Las unidades de entonación», en REL, 5, 2, Madrid, págs. 275 y
sigs.
16
Esto coincide parcialmente con la postura de Zawadovski (loe. cit.).
17
En Gramática castellana, Buenos Aires, 26.ª ed., 1971, 11, pág. 10.
70 Sintaxis
18
Véase pág. 48.
El concepto de oración 71
tructura sintáctica que luego posea. Pero no siempre que aparecen
esos rasgos semánticos ocupan el margen de una oración.
En el núcleo oracional igualmente pueden aparecer nexus o cual-
quier otro funtivo (sintagmas, palabras, ... ) por inserción o salto de
nivel, según vimos 19 (ej.: ¡Socorro!, ¡Qué día tan estupendo!). No
conviene olvidar que nos hallamos ante unidades a la vez gramatica-
les y textuales o de enunciado, cuyo contenido puede tener una nota-
ble complejidad.
ORACIÓN-NEXUS
19
Véase págs. 50 y sigs.
20
A. Martinet, Estudios de sintaxisfancional, Madrid, 1975, pág. 117.
72 Sintaxis
26
Zawadovski (loe. cit.), págs. 99 y sigs.
27
G. Rojo (loe. cit.).
74 Sintaxis
circunstantes
Actante 1 Actante 2 Actante 3
28
Cf. O. Jespersen, La filosofia de la gramática, Barcelona, 1975, págs. 124 y
sigs.; L. Hjelmslev, Principios de gramática general, Madrid, 1976, págs. 137 y sigs.;
y E. Alarcos Llorach, Gramática estructural, Madrid 1951, págs. 60 y sigs.
29
Véase la versión española, Elementos de sintaxis estructural, Madrid, Gredos,
1994.
El concepto de oración 75
Esto implica, por un lado, equiparar funcionalmente al sujeto con
los demás complementos; por otro, anular la configuración bimem-
bre, de tan larga tradición, sujeto-predicado o SN-SV.
Entre nosotros, Alarcos y su grupo se han sumado a esta postura,
precisando que el sujeto gramatical está ya en la desinencia del verbo
y que cuando aparece un sujeto explícito es, sencillamente, sujeto ex-
preso, epentético funcionalmente.
Realmente esta postura responde a un criterio básicamente se-
mántico. Porque es cierto que la extraordinaria densidad semántica
del verbo, en sus formas flexivas, contiene en el morfema II el actan-
te fundamental; pero sintácticamente son muchas las objeciones que
se pueden formular.
De entrada, conviene recordar que sólo el sujeto expreso guarda
una relación de concordancia con el verbo en la categoria de 'perso-
na' o 'actante'. y ningún otro complemento, excepto en las lenguas
que poseen «conjugación objetiva», tiene ese condicionamiento.
En segundo lugar, el sujeto es reconocible y unívoco sólo en las
personas l.ª y 2.ª; es decir, en aquellas en que el sujeto coincide con
el emisor y con el receptor del mensaje. Y, en este último caso, no
siempre. Pero es claro que la 3.ª «persona» engloba a cualquier «ni
yo-ni tú», sea animado o inanimado. Es decir, qne en más de un 90%
de los enunciados necesitamos un sujeto expreso si queremos
transmitir y comprender un mensaje no truncado. Es, pues, evidente
-sin hablar de las formas del plural, que apoyarian aún más nuestra
postura- que el sujeto es un elemento necesario en una mayoria
abundante de casos. Y parece exagerado intetpretar que tal función
no es más que un duplicado del morfema «de persona» del verbo.
Añádase a esto que, curiosamente, en nuestra lengua el morfema
aludido está representado, generalmente, por nn 0 y se comprenderá
que es excesivo intetpretar que tal funtivo cero es lo fundamental
sintácticamente, mientras que el sujeto expreso queda reducido a un
explicativo de aquel.
Por otra parte, nuestra mentalidad occidental, bien plasmada en
las lenguas flexivas y especialmente en las indoeuropeas, está imbuí-
76 Sintaxis
4. Criteriosfuncionales:
A) Según este criterio, el elemento complementario funciona
como adyacente de su núcleo, tanto en el sintagma nominal como en
el verbal. Y así, por ejemplo, el «objeto directo» será adyacente e in-
cidirá sobre su núcleo, que es el verbo; ahora bien, «verbo + objeto
directo» forman un bloque funcional y semántico, que se verá com-
plementado por el objeto indirecto (SN3), incidente sobre aquel con-
junto; y todo ello podrá ser modificado por un sintagma circunstan-
cial (SN4), que emnarca, encuadra o mediatiza a todo el restante
sintagma verbal y a veces a todo el nexus.
El concepto de oración 79
Este criterio, junto con el anterior, son las bases diacriticas más
sólidas para discernir los elementos funcionales del sintagma verbal.
Posteriormente, como ya apuntábamos, todos los complementos po-
drán subdividirse en prepositivos y no prepositivos, pero esto será un
rasgo morfológico superpuesto y secundario.
B) Igualmente de carácter funcional es el criterio o prueba de la
conmutación del sintagma por el pronombre átono correspondiente,
que conserva su flexión casual originaria. Así, aquel elemento que
pueda conmutarse por lo, la, lo (salvados leísmo, laísmo y loísmo)
responderá a la función de objeto directo; y el que pueda conmutarse
por le (igualmente hecha la salvedad de leísmo y laísmo) será objeto
indirecto. El circunstancial, por supuesto, será conmutable por el
pronombre tónico precedido de preposición o por un adverbio. Mas
de esta prueba o criterio hablaremos con mayor detenimiento más
adelante.
Apoyándonos en estos criterios podemos distinguir perfectamente
en el sintagma verbal -que es incidente del SN1- un bloque fun-
damental que llamamos grupo verbal (GV), cuyos elementos están
muy unidos semántica y sintácticamente, y un segundo grupo de sin-
tagmas, modificadores de aquel primer bloque y aun de todo el nexus,
tal como lo representamos de la siguiente manera:
o
1
Nx
SN, sv
~
GV GN
~
Nu
V
1
Ay
1 /\
SN3 SN4
80 Sintaxis
31
Cf. nuestro artículo «En torno al suplemento», Anuario de Letras, XXVIII,
México, 1990, págs. 5-25.
84 Sintaxis
32
I. Bosque, «Dos notas sobre el concepto de suplemento en la Gramática
funcional», Dicenda, I, Madrid, 1983, págs. 147-156.
33 G. Rojo, «En tomo a los complementos circunstanciales», en Lecciones del I y
NEXUS SUBORDINADOS
1
Cf. nuestra «Revisión de la llamada oración compuesta>> (cit.); y Lengua españo-
la, 11 (cit.), págs. 91 y sigs.
Nexus subordinados 87
CONCEPTO DE SUBORDINACIÓN
2
Véase Cap. II, especialmente págs. 49 y sigs.
88 Sintaxis
Sintagma sujeto
l. Es la unidad funcional que representa el actante primero, el
actor sobre quien incide el sintagma verbal predicativo. La relación
entre el sujeto y predicado es, pues, de predicación.
En principio, podemos afirmar que el sintagma sujeto no va pre-
cedido de preposición; pero sobre este punto haremos algunas preci-
siones.
Como ya anticipábamos, para nosotros el sujeto léxico es asi-
mismo sujeto gramatical y concuerda con el verbo en persona
-actante~. (Véanse págs. 350 y sigs.). Ello no impide que acepte-
mos que éste va marcado, en el morfema II del verbo y que tal mor-
fema, si no aparece aquel, es suficiente para funcionar como sujeto.
De ello se deduce, lógicamente, que el sujeto -como tantos otros
90 Sintaxis
: " Pues bien, el objeto directo es uno de los elementos que forman
iparte, como adyacente, del sintagma verbal analítico, dentro de esa
,función que venimos llamando SN,'.
La función semántica de este elemento, como ya dijimos, es la de
delimitar, concretar y ceñir el contenido de un verbo de gran exten-
sión semántica. El verbo que forma estas estructuras analíticas suele
tener un significado genérico, abstracto, muy vasto, que exige ser
precisado y concretado. Y muy frecuentemente el verbo y el com-
plemento pertenecen a campos semánticos comunes o relacionados.
Su función sintáctica es la de adyacente del verbo y su forma
puede ser prepositiva o no prepositiva.
Unas pruebas para reconocer este complemento nos serán de
suma utilidad.
5
No es adecuado seguir diciendo que «en él recae la acción de un verbo transiti-
vo»; ni tampoco sirven las definiciones de carácter circular que tanto se han prodiga-
do.
Nexus subordinados 95
a) No nos sirven las de carácter semántico (preguntar qué o qué
cosa, poner lo+ el participio del verbo, etc.), porque fallan más veces
que aciertan.
Tampoco nos parece adecuado distinguirlo del circunstancial
apuntando que aquél es imprescindible, y que éste no lo es pues en no
pocos casos tan imprescindibles son el uno como el qtto
para el con-
tenido del enunciado. En El embajador de EE.UU. en París; Iré a
Barcelona.. ., los complementos son tan necesarios como eu Visitaré
Francia ...
b) Otro criterio distintivo, habitnalmente usado, es la transfor-
mación de la oración a pasiva, procedimiento por el que este com-
plemento pasa a funcionar como sujeto de pasiva. Mas si sabemos de
las numerosísimas limitaciones que tiene esta transformación en
nuestra lengua (no se pueden transformar, por ejemplo, casos como
Tengo hambre, Hace frío, Años ha, Ten paciencia, Vive tu vida, Te
vestiste, Hay fiestas en el pueblo, Pedro desea aprobar, etc., estric-
tamente transitivos) y si, según comprobamos en otro lugar 6, creemos
que la llamada pasiva es una estructnra meramente analítica atributi-
va, mal podemos apoyamos en esta transformación, que tiene tantas
restricciones como casos que la aceptan, para reconocer el comple-
mento que nos ocupa.
Ahora bien, cuando funciona dicha transformación es criterio de-
finitivo.
c) Probablemente el criterio más válido para reconocer esta
unidad funcional, el objeto directo, es la de la conmutación pronomi-
nal átona, que Alarcos aplica a su «implemento» 6bi•. Tal complemen-
to podrá conmutarse por lo, la, lo (salvadas las variantes de leísmo,
laísmo y loísmo, como dijimos). Sin embargo, creemos que no es
prueba absolutamente válida, aun a sabiendas de que es la más impor-
tante.
6
Cf. nuestro articulo <<La llamada voz pasiva en español», LEA, Madrid, 1982,
págs. 83 y sigs.
6bis Cf. E. Alarcos, loe, cit., pág. 114.
96 Sintaxis
7
Cf. M. Bassols de Climent, Sintaxis histórica de la lengua latina, Barcelona,
1948. Piénsese, por ejemplo, en el cambio de función de Servire domino illi a Servir-
le; o en que benedicere y maledicere funcionaban como intransitivos; o en que el ver-
bo studere se construía con dativo; o en los dativos de dirección, etc.
Nexus subordinados 97
8
Cf. J. Martínez Álvarez, «Sobre algunas estructuras atributivas», en Lecciones
del I y JI Curso de Lingüística Funciona/, Universidad de Oviedo, 1985, págs. 118 y
sigs.
Véase también nuestro artículo <<En tomo al suplemento» (cit.), especialmente
págs. 12 y sigs.
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 4
98 Sintaxis
9
J. Martínez Alvarez, «El atributo y sus variedades en español>> Homenaje a A.
Zamora Vicente, 1, Madrid, 1988, págs. 451-457.
10
Cf. entre oiros, F. Carrasco. «El pronombre neutro lo cómo proforma del predi-
cado nominab>, en Thesaurus, 27, 1972, págs. 324 y sigs. y 28, 1973, págs. 3 y sigs.
Nexus subordinados 99
Hay atributos de carácter nominal que pueden intercambiarse con
el sujeto, y tanto éste como aquél pueden ocupar cualquiera de las
dos funciones, a no ser que la concordancia de persona nos indique
cuál es el sujeto. Es el atributo de las llamadas «ecuativas».
Ejemplo: Juan es el médico
Otros tipos de atributos, de estas estructuras atributivas, preferen-
temente prepositivos, vemos en los siguientes casos:
Este muchacho trabaja de camarero
Mi primo está de médico en Colombia
11
E. Alarcos Llorach, Estudios ... (cit.), págs. 117 y sigs.
12
Cf. G. Rojo, <<En torno a los complementos circunstanciales», Lecciones del I y
JI Curso de Lingüística fanciona/ (cit.).
13
Cf. l. Bosque, «Dos notas sobre el concepto de suplemento en la Gramática
Funcional>>, Dicenda, II, Madrid, 1983, págs. 147~156. Véase también -H. Martínez
García, El suplemento en español, Madrid, 1986.
Nexus subordinados 101
14
Cf. nuestro trabajo antes citado; E. Alarcos Llorach, La noción de suplemento,
Lecciones de Lingüística y didáctica del español, Logroño, 1990 (cit.); B. Rodrlguez
Díez, «Sintagmas preposicionales concordados», Archivum, 37, 1987; y A. Vera Lu-
ján, «Sobre la opcionalidad de los complementos circunstanciales», Gramma-Temas,
1, León, 1992, págs. 285-314.
102 Sintaxis
15
Cf. nuestro «Lo, ¿artículo o pronombre?», Anuario de Lingüística Hispánica, I,
Valladolid, 1985, págs. 115 y sigs.
Nexus subordinados 105
III) En esta función de SN2 objeto directo son frecuentes las lla-
madas 'interrogativas indirectas', que implican una pregunta, no for-
mulada directamente, y que se unen por un transpositor interrogativo
(Qué, quién, cuál, cuándo, cuánto, cómo, si... ), que desempeña algu-
na función dentro de tal nexus o proposición.
Ejemplos:
No sé qué pretenderá hacer con nosotros.
Pregúntale cuándo se marcha.
SN, V SN2
Te vi pasear por la plaza
SN2 V Ay. del SN2
Nu
Quiero pedirte un favor y agradecerte el que me hiciste
V SN2 ' Ca SN2 "
SN, sv
A ~GN
GV
Ar N
~ 1
V SN, SN,
A ~
Ar N Pre Nx'
' ' ·~
SN1 1 sv
~
GV GN
~ 1
V SN, s1;14
' '
'
El maestro entregará el premio qu en termine el trabajo hoy
114 Sintaxis
4
Alarcos, Estudios ... , págs. 116, 219 y sigs.
5
Cf. C. Hernández Alonso, «El adverbio», BICC, 1974, págs. 1-20.
Nexus subordinados 115
,es bastante mayor el número de circunstancias expresadas por tal
función que el de clases significativas de los adverbios.
Complicada cuestión la de delimitar el ámbito de los llamados
«complementos circunstanciales» por unos, y «aditamentos» por
otros. Los criterios utilizados no tienen validez absoluta y en la ma-
yoria de los casos son ineficaces. Pasemos revisión crítica a los más
destacados, para intentar después caracterizar este tipo de comple-
mentos que nosotros englobamos en la F4, como sintagmas nominales
del tipo 4.
Suelen incluirse entre los complementos no argumentales, satéli-
tes o marginales. Pero no es del todo exacto, como vamos a ver.
El rasgo de marginalidad es, precisamente, el más utilizado. Para
Alarcos 6 , el aditamento es un sintagma cuya presencia o ausencia no
modifica la estructura esencial de aquella. La marginálidad es gra-
duable y no es la misma la de los aditamentos propios (los de lugar,
tiempo), que la de los internos (de modo, cantidad, ... ) o la de los atri-
butos oracionales (Ej.: Lamentablemente, las cosas no salieron como
esperábamos).
C. García Turza 7 se suma a la opinión de Alarcos, al juzgar que
es un rasgo esencial, y que los aditamentos guardan con el verbo una
relación de dependencia. Consecuentemente, se ve obligado a elimi-
nar de esta función a los «suplementos inherentes» de Alarcos (Ej.:
Mis amigos residen en Madrid; La pared mide cuatro metros); los
llamados por Rojo «complementos adverbiales» y «aditamentos soli-
darios» por H. Martínez 8; los «aditamentos imprescindibles» de Bos-
que 9 (Ej.: Mi niño se porta muy bien); los «Suplementos indirectos»
de Alarcos (Mete el coche en la cochera); los «atributos oracionales»
(Afortunadamente, todo salió bien); etc. ·
6
Loe. cit.
7
La noción de aditamento, Logroño, Gobierno de La Rioja, 1991.
8
Loe. cit.
9
Loe. cit.
116 Sintaxis
10
lbidem.
11
En torno al suplemento (cit.).
Nexus subordinados 117
Hay verbos que exigen esas valencias que decíamos, pero que en
su realización pueden aparecer sin alguna de ellas. El mismo sujeto 0
actante primero es una valencia exigida por todos los verbos, pero
muchos de ellos pueden construirse ocasionahnente sin tal función. Y
no por ello vamos a caracterizar al sujeto por su marginalidad.
Para nosotros, la marginalidad de que suele hablarse es de índole
semántico-contextual, no estrictamente gramatical.
El segundo criterio utilizado para caracterizar a los circunstancia-
les, íntimamente relacionado con el anterior, es la posibilidad de
conmutarse por cero. Pero como ya apuntaron Rojo y Bosque, no es
rasgo privativo de los «satélites», es engañoso y poco seguro.
El tercero es su capacidad para conmutarse por un adverbio.
Alarcos y Rojo creen en ella; Bosque, en cambio, no lo acepta por ser
un rasgo inconsistente y que no da una solución inequívoca.
Reahnente, hay muchísimos aditamentos no conmutables por ad-
verbios; por otra parte, como ya hemos dicho en varias ocasiones, tal
conmutación no pasa de ser una sustitución léxica por algunos archi-
lexemas adverbiales de tiempo, de lugar o de modo. Pero lo más no-
table es que también son casi todos ellos conmutables por <preposi-
ción+ pronombre tónico» 12 •
Otro criterio utilizado para reconocer estos complementos es la
presencia de una preposición. Y aunque es rasgo más verosímil que
los anteriores, no podemos aceptarlo como diacrítico, pues hay mu-
chos casos en que no llevan tal elemento.
Otro criterio que se arguye para reconocer tales complementos es
su máxima libertad posicional, superior a la de los demás comple-
mentos formantes de la cláusula. Así lo creen Alarcos, Rojo y H.
Martínez. Pero, a nuestro entender, la libertad posicional en la estruc-
tura de cláusÚla oracional, en nuestra lengua, es general, no privativa
de los circunstanciales; y suele estar condicionada a factores de én-
fasis, estilo y contexto. Compruébese en las series siguíentes:
12
Véase nuestra crítica a esta prueba de la conmutación en el ya citado «En tomo
al suplemento», págs. 12 y sigs.
118 Sintaxis
Ayer regalé un libro precioso a mi hermano.
Un libro precioso regalé ayer a mi hermano.
Regalé un libro precioso a mi hermano ayer.
A mi hermano le regalé ayer un libro precioso; etc.
13
Loe. cit., pág. 133
Nexus subordinados 119
ra predicativa para configurar el mensaje, podemos distingnir unos
complementos necesarios, exigidos semánticamente por el verbo, y
aun dentro de ellos un grupo de imprescindibles para la estructura
(Ej.: Procede de Madrid), y otros no necesarios.
Los primeros funcionan como delimitadores, precisando, concre-
tando el contenido del núcleo verbal; mientras que los segundos son
enmarcadores, situadores, explicativos, o moduladores del contenido
del sintagma verbal. Asimismo los primeros están relacionados por
interdependencia, mientras que los no necesarios lo están por deter-
minación.
Todos los F 4 , los auténticamente circunstanciales, pertenecen a
este segundo grupo. Todos los complementos no argumentales, los
que no son valencias del verbo, son circunstanciales. Y para concre-
tar más, revisemos los casos dudosos y discutibles para interpretarlos
desde nuestro punto de vista.
Muchos «complementos adverbiales» de Rojo, coincidentes con
los «aditamentos solidarios» de H. Martínez, que Alarcos llama «su-
plementos indirectos», así como los «aditamentos imprescindibles»
de Bosque, son, a nuestro entender, auténticamente circunstanciales,
o, más exactamente, F4 .
Ejs.:
Metió el coche en el garaje.
No deja de pensar en el problema..
Actúa muy elegantemente en público.
Este año se porta mejor que el pasado.
14
B. Pottier, Gramática del español (versión de A. Quilis), 2.ª ed., Madrid, 1971,
págs. 71 y sigs.
15
Véase para éstos nuestra Nueva sintaxis... (cit.), págs. 69~ 70.
Nexus subordinados 123
16
Cf. más adelante, págs. 312 y sigs.
17
Cf. nuestro «Modos verbales: doble noción básica en la categoría modal del
verbo español», en Estudios ofrecidos a E. A/arcos Llorach, IV, Universidad de
Oviedo, 1979, págs. 117-151.
Nexus subordinados 125
18
No atendemos aquí al transpositor bifuncional «interrogativo indirecto» de
oraciones como No sé dónde vivirá, porque tiene diferente fbnción.
126 Sintaxis
19
Cf. A. Badía Margarit, «El gerundio de posterioridad», en Presente y futuro de
la lengua española, Madrid, 1964, págs. 287 y sigs.
Nexus subordinados 129
fúe
. . . hubo
part1c1p10 +que+ pudo
{
estuvo.
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 5
130 Sintaxis
2
°Cf. A. García Calvo, «De Ja génesis del fin y la causa>>, en Lalia, Madrid, 1973,
págs. 91 y sigs.
132 Sintaxis
ción: en castellano se usan los mismos nexos para todas las causales.
Concluye diciendo que todas las causales son subordinadas.
F. Marcos Marin 26 divide las proposiciones en tres tipos: de causa
necesaria, causales del enunciado, causales de la enunciación. Bartol
Hemández 27 considera que es innecesaria la distinción entre causa
del enunciado y causa necesaria, porque se basa en criterios extralin-
güísticos.
Para L. Santos Río 28 la noción de presuposición desempeña un
papel imprescindible en la descripción de los fenómenos de causali-
dad. Es diferente lo que una locución presupone y lo que asevera,
pregunta o manda. Clasifica las locuciones causales en ocho tipos di-
ferentes pero muy relacionados entre sí. Lo que viene a decir es que
hay proposiciones causales no explicativas y proposiciones causales
explicativas, al igual que hay nexos causales de los mismos tipos.
Hemos ido viendo que la crítica actual considera todas las causa-
les como subordinadas o inordinadas pero no coordinadas. Sin em-
bargo, para López García 29 todas las causales son tipo alter, es decir,
coordinadas, pero sufren interferencias con las de tipo alius o inte-
rordinadas (alius supone dos elementos opuestos; alter representa
varios elementos). López García hace un estudio desde una perspec-
tiva de la gramática conversacional o textual distinguiendo en todo
momento entre causales del enunciado y de la enunciación. Juega con
los factores: presuposición, redundancia, sobreentendido y preferen-
cia y los combina con los tipos alius y alter dando lugar a varias po-
sibilidades oracionales. Las causales pertenecen al tipo alter y alius.
26
F. Marcos Marín, «A propósito de las oraciones causales», Cuadernos de Filo-
logía II, 1, 1979, págs. 163-171.
27
J. A. Bartol Hemández, Las oraciones causales en la Edad Media, Madrid, Pa-
raninfo, 1988.
28
L. Santos Río, «Reflexiones sobre la expresión de la causa en español», Studia
Philologica Sa/manticensia, Salamanca, 1982, págs. 231-277.
29
A. López García, Gramática del español. 1. La oración compuesta, Madrid,
Arco-Libros, 1994.
Nexus subordinados 135
32
E. Alarcos Llorach, Gramática de la lengua española, RAE, Colección Nebrija
y Bello, Madrid, Espasa-Calpe, 1994.
33
Kretschmann, Die Kausalsiitze und Kausalkonjunktionen in der altspanischen
Literatursprache, Hamburgo, 1936.
34
J.F. García Santos, «Sobre las causales», Philologica JI, Salamanca, 1989; N.
Mendizábal de la Cruz, Orifjen y evolución de las proposiciones causales en español
medieval, Universidad de Valladolid, 1995.
35
Cf. págs. 317 y sigs.
Nexus subordinados 137
Forma. -En cuanto a la forma de estas oraciones, si el verbo
lleva forma flexiva, hay que distinguir los diferentes:
(por)+ que
¡
a núcleo pues
deSN4 pues que
como
Transpositores deque
que
a adyacente por lo } adverbio {
{
de SN4 de adjetivo que
Verbo
¡ En forma flexiva
{
Subjuntivo (matices propios ... ; subjetivación;
modalidades).
36
Cf. págs 175 y sigs.
138 Sintaxis
37
En este uso de por puede percibirse una neutralización de los valores de causa y
finalidad.
140 Sintaxis
39
2. Una variante es la que expresa «objetivo como utilidad» •
Ejs.:
Este muchaho no sirve para realizar esta tarea.
Dale las cerillas para que encienda el fuego.
3. Deseo:
Asistiré a la reunión para que no piensen que me opongo a las pro-
puestas.
CONDICIONALES
Interpretación.-Vamos a ocupamos ahora de las que R. Seco
llamó «oraciones de causalidad»; es decir, de las condicionales y
concesivas. Parece obvio recordar de nuevo que tales denominacio-
nes responden a un criterio semántico no suficientemente perfilado ni
precisado.
Como ya dijimos, la condición es un requisito mediatizador de un
proceso; no produce un efecto, sino que lo hace posible. Y bajo tal
epígrafe caben una serie de contenidos variados, como son hipótesis,
supuestos, ocasión, parcialmente causa, ...
142 Sintaxis
4
°Cf. J. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofia, 5ª ed., Buenos Aires, 1965, s/v.
causa.
41
G. Correas, Arte de la lengua española o castellana (ed. de E. Alarcos García),
Madrid, 1954, pág. 354.
42
Cf. H. Vairel, «lTn modele d'analyse linguistique des conditionnelles: latin si di
sunt, si di sint, si di essent», Bulletin de la Societé linguistique de Paris, 76, 1981,
págs. 275-326; J. C. Chevalier, M. Launay, M. Molho, «Del morfema si (hipóteis y
afirmación en español y en francés)», en Philo/ogica Hispaniensia in Honorem M Al-
var, 11, Madrid, Gredos, 1985, págs.129-166.
Nexus subordinados 143
43
G. Rojo, Cláusulas y oraciones, Santiago de Compostela, Universidad, 1978,
especialmente págs. 90 y sigs.
44
Loe. cit.
45 A. García Berrio, «Bosquejo para una descripción de la frase compuesta en es-
pañol», Anales de la Universidad de Murcia, XXVIII, 1970, págs. 209-231.
144 Sintaxis
46
Cf. S. Gutiérrez Ordóñez, «A propósito de Cláusulas y oraciones», Archivum,
XXVII-XXVIII, 1977-78, págs. 529-547; y C. Hemández Alonso, «Revisión de la
llamada oración compuesta», RSEL, 10, 1980, págs. 272-305.
47
Cf. más arriba, págs. 87 y sigs.
Nexus subordinados 145
48
Cf. nuestro «La comparación en español», Voz y Letra, IV, 1, Málaga, 1993,
págs. 87-104.
146 Sintaxis
terio habria que dejar fuera de estas estructuras a aquellos nexus que,
significando condición, van introducidos por un transpositor preposi-
tivo (Ej.: Con que aprendas este tema, ya te dejaré salir) y los que se
expresan en infinitivo o en gerundio (Ej.: De haberlo sabido, no ha-
bría actuado asi).
Iguahnente critico respecto a la postura de Rojo se mostró A.
Narbona 49 , insistiendo en que esa «interordinaciórn> es de carácter
lógico-semántica.
Más recientemente, Maria Angeles Alvarez 50 ha insistido en la
función de aditamento de las prótasis condicionantes.
Por contra, ha defendido y acomodado la tesis de Rojo, J. A. de Mo-
lina 51, defendiendo -con escasa convicción- la grarnaticalidad de la
interordinación, y encajando entre las oraciones bipolares las
«Concesivas», «consecutivas», «condicionadas», <<ilativas», «compara-
tivas» y «adversativas», que, en su opinión, son las que forman periodos.
Sernej antes opiniones defiende Juan Antonio Moya 52 que, cote-
jando sintéticamente las posturas encontradas, apoya la tesis de la
grarnaticalidad de la interordinación, al tiempo que propone un esbo-
zo de posible clasificación de las «oraciones compuestas».
Muy recientemente Margarita Porcar" se ha adscrito a la tesis de
Rojo, llevada, a nuestro entender, por el método de trabajo, que busca
la correlación de tiempos y modos en la «oración condicional» a lo
largo de la historia del español.
Función. -Las 'condicionales' funcionan corno SN4 y su inser-
ción puede ser:
49
A. Narbona, «Sobre las oraciones bipolares», Alfinge, I, 1983, págs. 121-139.
so M.ª A. Alvarez, <<Las oraciones subordinadas: esbozo de clasificación>>, Verba,
14, Santiago de Compostela, 1987, págs. 117-148.
51
J. A. MolinaRedondo, «En tomo a la oración compuesta en español», enPhi/o-
logica Hispaniensia in honorem M Alva1; II, Madrid, Gredos, 1985, págs. 513-528.
52
J. A. Moya Corral, «Coordinación e interordinación, dos relaciones conjunti-
vas», Phi/o/ogica, II, Salamanca, 1989, págs. 211- 225.
53
Margarita Parear, La oración condicional. La evolución de los esquemas verba-
les condicionales desde el latín al español actual. Castellón, Universidad Jaime I,
1993; especialmente págs. 23 -33.
Nexus subordinados 147
a Nu (ej.: Si me toca la lotería, me compro ese coche);
a Ay (ej.: Lo haré a condición de que tú me imites).
54
Cf. Lidia Contreras, <<Las oraciones condicionales», en BFUCh, XV, Santiago
de Chile, 1963, pags. 33-109.
148 Sintaxis
55
P. Lunn, «The Spanish Subjunctive and relevance», en Decesaris y Kirsohmer
(eds.), Procedings of Linguistic Studies in Romance Language, XVII, Amsterdam,
1989.
150 Sintaxis
56
Cf., entre otros, Lidia Contreras (loe. cii.); J. Polo, Las oraciones condicionales
en español, Universidad de Granada, 1970.
57
A. Veiga, Condicionales, concesivas y modo verbal en español, Anejo 34 de
Verba, Santiago de Compostela, Universidad, 1991. G. Rojo y E. Montero Cartelle,
La evolución de los esquemas condicionales (Potenciales e irreales desde el Poeni.a
del Cid hasta 1400), Verba, Universidad de Santiago de Compostela, 1983.
Nexus subordinados 151
1) Condicionante que expresa un presupuesto dado; su rasgo
semántico participa tanto de la condición como del principio justifi-
cativo. Ejemplos:
Si ha hecho eso, sus razones tendrá.
Con tal que no nos moleste, puede quedarse.
58
Cf. M.ª L. Rivero, en Estudios de gramática generativa del espafiol, Madrid,
1977, págs. 87-110.
59
Sampson, Foundations ofLangu.age ... , págs. 117-125.
Nexus subordinados 153
Nos parece mucho más útil y certero para explicar los fenómenos
que estarnos estudiando aceptar que hay sintagmas -o cualquier tipo
de unidad funcional- aquí, nexus obligatorios para una determinada
estructura(+ A) y otros opcionales (± B). Y que estos sintagmas pue-
den combinarse ofreciéndonos diversos resultados. Mas el grupo
sintagmático que forman dos sintagmas podrá, a su vez, ser obligato-
rio u opcional para formar unidades superiores. Y así obtendremos
las siguientes combinaciones y estructuras posibles de las relaciones
entre dos unidades funcionales:
!. +(+A ±B) -+AIAB.
2. ±(+A±B)-+ AIAB/0.
3. +(±A±B)-+ AIAB/B.
4. ±(±A±B)-+ AIABJB/0.
CONCESIVAS
61
R. Seco (loe. cit.), pág. 226.
62
J. Vallejo, «Notas sobre la expresión concesiva», en RFE, 1922, págs. 40-51.
63
G. Rojo, Cláusulas y oraciones (cit), p. 58; J. A. de Molina, «En tomo a la
oración compuesta en español» (cit), pág. 521; J. A. Moya Corral, «Coordinación e
interordinación, dos relaciones conjuntivas», 'Philologica, Il, Salamanca 1989, págs.
216 y sigs.
64
Véase J. L. Rivarola, «Las construcciones concesivas y restrictivas en español
(Hipotaxis y Parataxis)», en'Actas del VII Congreso Internacional, de Hispanistas,
Roma, 1982, págs. 865 y sigs.; y Las conjunciones concesivas en Español Medieval y
Clásico, Tübingen, 1976.
Nexus subordinados 157
65
Cf. B. Portier, en Lingüística moderna y filología hispánica, Madrid, 1970,
págs. 186-193.
158 Sintaxis
66
A todo lo citado en los capítulos IV y V, añádase: Ruth Brend, A Tagmemip
Analysis of Mexican Spanish Clauses, La Haya, 1968; V. Br0ndal, «Le probléme de
l'hipotaxis... », en Essais de Linguistique générale, París, 1943; G. Carrillo Herrera,
«Estudios de sintaxis: Las oraciones subordinadas», en BFUCh, XV, 1963, págs. 165
y sigs.; L. Contreras, <<Las oraciones condicionales», en BFUCh, XV, Santiago
(Chile), 1963, págs. 63-109; y «Los complementos», enBFUCh, XV, páginas 33-109;
S. Femández Ramírez, «Como si+ subjuntivo», en RFE, XXIV, Madrid, 1937, págs.
372; G. Gaínza, <<Notas a la clasificación de las proposiciones de A. Bello», en Estu~
dios filológicos, Concepción (Chile), 1965, págs. 131 y sigs.; C. Henández Alonso,
Sintaxis española, Valladolid, 1982, 5.ª ed.; J. M. Lope Blanch, <<La estructura de la
cláusula en dos obras medievales», en Actas VII Congreso Internacional de Hispanis-
tas, Roma, 1982, págs. 699 y sigs.; J. Mondéjar, «La expresión de condicionalidad en
español», en RFE, XLIX, Madrid, 1965, págs. 299 y sigs.; V. Pérez Soler,
«Construcciones con verbos de duda en español», en Hispania, XLIX, 1966, págs.
287 y sigs.; E. Ridruejo, «Como + subjuntivo con sentido causal», Logos sem,ánti-
kos ... in honorem Eugenio Coseriu, IV, Madrid, 1981, págs. 315 y sigs.; A. R:Ynell,
Parataxis and hipotaxis as a criterion ofSyntax and Style, Lund, 1952; M. Sandmann,
«Subordination and coordination», en Archivum Linguisticum, II, 1950, págs. 24 y
sigs.; L. Spitzer, <<Las expresiones temporales a lo que, a la que, etc., en España y
América», RFH, 194 7, págs. 394 y sigs.; R. Verdonck, <<La construcción enfática con
ser y los relativos», Romanica Gandensia, XX, 1983, págs. 95 y sigs.; A. Narbona,
«Finales y finalidad>>, Philologica Hispaniensia in Honorem M. Alvar, Madrid, Gre-
dos, 1983, págs. 529-540.
CAPÍTULO VI
LA ADYACENCIA
NATURALEZA Y CONTENIDO
GRAMÁTICA flJNCIONAL.- 6
162 Sintaxis
1
E. Coseriu, <-<Determinación y entorno», en Teoría del lenguaje y lingüística ge-
neral, Madrid, 1961, págs. 282 y sigs.
2
Véase, entre otros, R. Lapesa, «El sustantivo sin actualizador en español», en
Estudios filológicos y lingüísticos (Homenaje a A. Rosenblat), Caracas, 1974, págs.
289-305; A. G. Hatcher, «The use of a as designation of the personal accusative in
Spanish», en Modern Language Notes, LVII, 1942, págs. 421 y sigs.; G. Vega, <<El
objeto directo con a en el Poema de Mio Cid», en Castilla, 1, Valladolid, 1980, págs.
135-152.
La adyacencia 163
La operación de delimitación, según Coseriu, circunscribe la de-
nominación, limita la denotación. Puede realizarse como mera expli-
cación, mediante la cual se asigna a un elemento algún rasgo que le
es inherente (ej.: El ancho mar); como especialización, que limita la
extensión de un signo (ej.: La España visigótica); o como especifi-
cación. Esta puede usarse para subclasificar unos nombres de conte-
nido genérico o virtual (ej.: Hombre blanco), o para identificar un
elemento (ej.: Hoja de papel).
El cuarto procedimiento determinativo que entiende Coseriu es el
de la identificación, por medio del cual se orienta al oyente hacia un
valor semántico dado. Ejemplos:
Castellón de la Plana, Fernando el Católico, Alfonso el Sabio ...
CLASES DE ADYACENTES
y del segundo:
La ciudad de París, El asna de Sancho, Pobre del que lo estro-
pee...
de madera, Río Duero, Rey Felipe ... ), adjetiva (ejs.: Hombre alto, Un
problema extraño e insoluble... ), y adverbial (ej.: Enteramente feliz).
Adviértase que no es imprescindible la presencia de un nombre y
adjetivo respectivamente en los dos primeros grupos, sino que en
ellos incluimos cualquier elemento perteneciente a esa clase de pala-
bras o sea conmutable en ese mismo lugar por ellas. Así las tradicio-
nales proposiciones de relativo son adyacentes de carácter adjetivo,
pues son conmutables por un adjetivo, existente o no en el léxico de
la lengua. Ejemplos:
Los alumnos que trabajan (~trabajadores) triunfan.
El muchacho de quien te hablé (~ mencionado) ha sufrido un
accidente...
3
Véase, en este aspecto,· A. Rabanales, «Las funciones gramaticales», en BFUCh,
XVIII, 1966, págs 235-276.
4
Cf. E. Alarcos Llorach, Estudios (cit), págs. 172 y sigs.
La adyacencia 167
NEXUS ADYACENTES
forma QUE en español y su contribución al mensaje», RFE, LIV, 1971, págs. 13-36.
La adyacencia 171
6
Cf., por ejemplo, E. Alarcos Llorach, Estudios ... (cit.), págs. 203 y sigs.
174 Sintaxis
COMPARATIVAS Y CONSECUTIVAS
1
Cf., por ejemplo, R.A.E., Esbozo ... (cit.); R. Seco (cit.) y Gili Gaya.
178 Sintaxis
4
E. Alarcos (loe. cit.), pág. 206.
180 Sintaxis
más, ni podemos eliminar que ciento volando. Y es claro que este úl-
timo segmento delimita, especifica la cuantificación de más.
Por todo ello creemos que este llamado segundo nexus de la
comparación, que es el auténtico segundo término de la comparación,
sea cual fuere y con los componentes que tuviere, todo él como uni-
dad, globalmente funciona como adyacente del cuantificador (más,
menos, mejor, peor, mayor... ). Se trata, pues, de un adyacente de otro
término generalmente adyacente.
Cuestión distinta es que los sintagmas que aparezcan en esa su-
bordinación por adyacencia («comparativa») -al menos uno de
ellos- desempeñen en su nexus función igual a Ja de otro sintagma
del primer nexus. Es lógico, pues se trata de una correlación y, con-
secuentemente, habrá un paralelismo entre Ja estructura del nexus
dominante y Ja del término de comparación, como decíamos antes.
Que no aparezcan expresos todos los sintagmas del primero en el
segundo, también es natural: el elemento base de la comparación es
común (ejemplo: Aquel hombre valía más que su hermano) a los dos
nexus, por lo que no es necesaria su presencia en el segundo. Los
elementos que aparecen detrás de que relator comparativo son aque-
llos que no coinciden con los del nexus regente, pero todo ello, como
segundo segmento de la comparación, funcionará como adyacente del
cuantificador.
Evidentemente la intensidad semántica relativa de los dos térmi-
nos comparados puede ser desigual 5 (tendremos relaciones de supe-
rioridad o de inferioridad) o puede ser igual. Atendiendo a la forma
de expresión, podemos formular las siguientes:
5
El origen de estas estructuras está en las comparaciones latinas cuyo segundo
término iba en ablativo, con un valor originario de partitivo o de separación.
Comparativas y consecutivas 181
6
Véase, además, O. Pritz, «Construcciones comparativas en españoh>, Revue Ro-
mane, 14, 2, 1979, págs. 260-278; J. A. Martíiiez, «Construcciones y sintagmas com-
parativas en el español actual», en Homenaje in memoriam l. Corrales Zwnbado, I,
Tenerife, 1987, págs. 319-336.
7
Cf. Esbozo ... (cit.), pág, 553.
8
Véanse para estas estructuras: J. A. Martínez, «Oraciones consecutivas y compa-
rativas», en Lecciones del I y II Curso de Gramática funcional (cit.), págs. 141-151; J.
Comparativas y consecutivas 183
Por todo ello creemos que estos nexus introducidos por que, de
contenido consecutivo, funcionan como adyacentes de ese cuantifi-
cador o intensificador (tanto, tan, tal, así, de manera ... ). Su presencia
es obligatoria cuando éste aparece y asimismo exige recíprocamente
la presencia de aquél: se necesitan y complementan mutuamente.
Una vez precisado este punto, habremos de señalar qué función
cubre dicho elemento enfático, para saber si el nexus «de c.ontenido
consecutivo» opera como adyacente de un núcleo de sintagma nomi-
nal o como adyacente de otro adyacente, que son, en principio, las
dos furÍciones básicas de aquel.
El que relator tiene un carácter deíctico anafórico, que inserta o
incrusta una estructura /SN1 - SV/ en un hueco funcional de adya-
cente; es invariable al no verse afectado por los morfemas de género
y número, siempre encabeza el nexus que inserta y no desempeña
ninguna función dentro de su nexus.
Otro punto reseñable en este tipo de construcciones que estamos
comentando es el modo verbal del nexus adyacente «consecutivm>.
Obviamente no cabe más que la presencia del indicativo o la del
subjuntivo, puesto que el verbo va necesariamente en fonna flexiva
tras el que.
Dado que, según comprobamos en otro lugar 10, el indicativo es el
modo objetivo en que el hablante o sujeto de la enunciación emite su
enunciado sin tomar parte en él, mientras que el subjuntivo está mar-
cado por la subjetividad del hablante, o del sujeto de la comunica-
ción, ante el enunciado; y puesto que los modos dependen de esas
actitudes del hablante ante el enunciado y de la modalidad lingüística
capaz de manifestar, pero en ningún caso es indicador de subordina-
° Cf. nuestro «Modos verbales ...» (cit.), y más adelante, págs. 373 y sigs.
1
186 Sintaxis
mal que ... ). El reajuste puede ser inicialmente llamativo, pero res-
ponde a criterios estrictamente funcionales n.
11
Para la adyacencia véase, además, E. Alarcos Llorach, «Español que», en Ar-
chivum, XIV, Oviedo, 1963, págs. 5-17; M. Bassols de Climent, «Los grados compa-
rativos», en Estudios clásicos, I, Madrid, 1951; D. L. Bolinger, «The Comparison of
Inequality in Spanish», en Language, XXIV, 1950, págs. 28 y sigs.; y «Addenda to
the comparison... », en Language, XXVI, 1953, pág. 62; J. Brooks, <<Más que, mas
que and mas ¡qué!», en Hispania, XVI, 1933, págs. 23 y sigs.; C. Hemández Alonso,
«El que español», en RFE, L, 1967, págs. 257-271; R. Lapesa, «El artículo como an-
tecedente del relativo», en Homenaje a van Goor Zonen, Utrecht, 1966, págs. 287 y
sigs.; A. Narbona Jiménez, Las proposiciones consecutivas en español medieval, Gra-
nada, 1978; A. Rabanales, «Las funciones gramaticales», enBFUCh, XVIII, Santiago
(Chile), 1966, págs. 235 y sigs.; R. Valin, Esquisse d'une théorie des degrés de com-
paraison, Québec, 1952.
CAPÍTULO VIII
IMPERSONALES
Son aquellos nexus cuyo verbo, por sí solo y sin apoyarse en nin-
gún complemento, significa un fenómeno meteorológico (ejemplos:
Nieva, Llueve, Truena, etc.).
El diagrama de una de ellas sería:
o
1
Nx
SN, sv
' ~
GV GN
1 1
V SN,
~
Tr N
0 nevó en Madrid
IMPERSONALES GRAMATICALIZADAS
1
M. A. Rebollo Torio, «Otra interpretación de hace y ha», en Anuario de Estu-
dios Filológicos, 11, Cáceres, 1979, págs. 231 y sigs., _y V. García Yebra. «¿Com-
Impersonales 191
plemento directo o sujeto en las formas unipersonales de haber?», RFE, LXIII, 1983,
págs. 33-72.
192 Sintaxis
2
Cf. E. Seifert, <<Haber y tener como expresiones de la posesión en español», en
RFE, 1930, págs. 256-276 y 345-389.
Impersonales 193
3 Son de ese parecer, entre otros, S. Gutiérrez Ordóñez (Variaciones sobre la atri-
sonal», en Archivum, XVI, 1966, págs. 58 y sigs.; M.ª A. Martín Zorraquino, Las
construcciones pronominales en español, Madrid, 1979; A. Vera Luján, Las cons-
trucciones pronominales pasivas e impersonales en español, Universidad de Murcia,
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 7
194 Sintaxis
6
Cf. R. Lenz, La oración y sus partes, Madrid, 3.ª ed., 1935, pág. 270. No pode-
mos interpretar como tales a aquellas oraciones cuyo sujeto será reconocible en el
contexto o por la situación.
. CAPÍTULO IX
TRANSITIVIDAD E INTRANSITIVIDAD
EL Sll"fTAGMA VERBAL
TRANSITIVIDAD E INTRANSITIVIDAD
l
(~uelen clasificarse los verbos en transitivos e intransitivosj' según
el tipo de oración que forman, pero esto no es del todo preciso y
exacto.
Los verbos, por sí solos, no son transitivos ni intransitivos, en ge-
neral.\Son las
_, ____ ,_
del
e:itruct:ilras
--
s,intágma verb!!)~,y,,.elnexus o. Ja oración¡1
- - '-'-'""'""'"""'';"""·'"'='"'-
en consecuencia, las transitivas o mtransitivas. La mayor parte de los
verbos de nuestra lengua pueden formar oraciones transitivas e in-
transitivas (Comimos un buen lechaza/ Comimos a las dos), si bien
es cierto que algunos han quedado permanentemente ceñidos a una
sola de estas estructuras. Pero lo importante es señalar que, como la
tr&Q§,Wvidad supone la presencia de un complemento ,objeto directo,
e('l,\~intagma verb_¡¡)!Jl_gue posee o no la transitividá(\) El haber atri-
büído ¡;:;-etlqUetaÍ:le «trarísilivos» o «i1ltransliiv<>s»-alils verbos es un
desajuste del método (en el fondo podríamos decir que es una meto-
nimia) ..
No hablaremos, en consecuencia, de oraciones transitivas de ver-
bo intransitivo ni de las contrarias, pues esas metábasis (cambio de
estructura y función) supondrían que la transitividad o intransitividad
está en el verbo.
Podemos, pues, encontrar en el sintagma verbal dos estructuras
fundamentales:
+ V+SN2 (±SN3 ±SN4h1
+ V(± SN3 ± SN4).
ESTRUCTURAS TRANSITIVAS
:',,,_,_ \
ESTRUCTURAS ATRIBUTIVAS
2
Cf. L Bosque, «Sobre las oraciones recíprocas en español,» REL, 15.1, 1985,
págs. 58-96.
Transitividad e intransitividad 203
3
Cf. nuestro artículo «Atribución y predicación>>, en BRAE, LI, 1971, págs. 327 y
sigs.
204 Sintaxis
Transitiva: Pedro<f------- come manzanas.
SN1 SV
SN1 SV
Atributiva: Pedro +-- es <-trabajador.
5
Cf. Mercedes Sedano, Hendidas y otras construcciones con 'sér' en el habla de
Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1990.
Transitividad e intransitividad 207
gua es un escollo que no todos logran superar. En muchas lenguas un
solo verbo traduce a los dos nuestros y en las que tienen también dos
verbos son diferentes los límites entre ellos y los de ser y estar. No
haría falta decir que cuanto mayor es la desemantización, más difícil
es establecer la distinción entre ambos y fijar sus límites. Trataremos
de precisar, pasando revista a los criterios lingüísticos más notables
que se han establecido, la base o bases que los distinguen.
l. Una de las bases de mayor difusión es la que, siguiendo un
sistema de categorias lógicas, distingue la expresión de cualidades
esenciales y permanentes con el verbo ser, y de transitorias o acci-
dentales con el verbo estar. Esta es la postura de la Real Academia,
de Bello, de Salvá, García de Diego 6 , entre otros muchos; si bien to-
dos ellos añaden más datos y precisan los usos diversos.
2. Otros autores distinguen ser y estar según formen parte de
predicados que expresen cualidades inherentes al sujeto, o adquiridas
y superpuestas a él.
3. Un gran avance en el estudio del tema supuso la teoría de
Hanssen 7, quien fijó, sobre el criterio aspectual, el valor imperfectivo
para el predicado con ser, y el perfectivo con estar.
Suele entenderse por perfectivo aquel proceso que para realizarse
ha de llegar a término, mientras que imperfectivo es el que no necesi-
ta llegar a término para ser, pues en cualquier momento de su trans-
curso tiene significado completo. Saltar, disparar, golpear... , por
ejemplo, tienen significado perfectivo; vivir, andar, volar... lo tienen
imperfectivo.
Este criterio tiene un notable interés y vale para explicar gran
número de oraciones atributivas, pero no todas. Mas la dificultad ma-
yor que encontramos con él es que el aspecto perfectivo o imperfecti-
6 Cf. R.A.E., Gramática de la lengua castellana, Madrid, 1917, pág. 152. A. Be-
llo, loe. cit., párrs. 427-440; V. Salvá, Gramática Castellana, París, 12.ª ed., 1897,
pág. 201; V. García de Diego, Gramática histórica española, Madrid, 1951, págs. 321
y sigs.
7 Gramática histórica de la lengua castellana, Halle, 1913, págs. 245 y siguiente.
208 Sintaxis
8
Alarcos, en Estudios... (cit ), pág. 131; Gili Gaya (loe. cit.), págs. 55 y sigs.
9
G. Morley, «Modem uses of ser and estar>>, en PMLA, XL, 1925, págs. 450 y
sigs.
Transitividad e intransitividad 209
Navas Ruiz 10, de lo atemporal, más abstracto y susceptible de lo de-
finitorio por esa misma abstracción. Como consecuencia de esta nota
que los diferencia podemos decir que ser es verbo idóneo p,ara signi-
ficar lo inmutable, más gramaticalizado que estar, mientras éste es el
verbo del predicado con significado de mutación.
Efectivamente, la diferencia que distingue ser de estar se basa
precisamente en el carácter abstracto, atemporal (aunque puede ser
usado en distintos tiempos verbales) del enunciado con verbo ser;
mientras que las oraciones con estar poseen una mayor concreción,
están sometidas al tiempo y a las circunstancias. Ser implica en el
hablante un deseo de evadirse del tiempo. Por esos rasgos distintivos,
ser es el verbo idóneo para las frases de valor permanente y definito-
rias, que estar rechaza.
Mas esto no debe confundirse con la temporalidad que aporta el
morfema I del verbo. Por ello conviene comprobar estas diferencias
en el infinitivo, forma neutra en cuanto al tiempo.
Con estos criterios, y teniendo presente la selección de atributos
que impone el verbo estar, ya estudiada, podemos perfectamente fijar
los limites y usos de estos dos verbos.
Pero bien claro queda que las diferencias entre uno y otro verbo
son de carácter semántico, pues las estructuras que forman son
igualmente atributivas.
Ser admite atributos tanto adjetivos como sustantivos -y los que
pueden conmutarse por ellos-. Estar prefiere atributos de carácter
adjetivo. Cuando acepta alguno de carácter nominal, éste suele tener
un contenido 'adjetivo'. Ejs.: Este muchacho está pez en esta mate-
ria; Está muy mozo.
Tampoco escasean con estar los atributos de forma prepositiva
con valor adjetivo. Ejs.: Estamos a oscuras; Los doctores están de
enhorabuena; Mi hermano siempre está de broma.
10 R. Navas Ruiz, Ser y estar. Estudio del sistema atributivo del español, Sala-
12
Cf. A. Alonso y P. Henríquez Ureña, Gramática castellana, 11.ª ed., Buenos
Aires,. 1953, págs. 108 (l.º) y 121 (2.º) y M. Iglesias Bango, La voz en la gramática
española, Universidad de León, 1991.
13
Cf. entre otros, F. Lázaro Carreter, «Sobre la pasiva en español», en Estudios
lingüísticos, Barcelona, 1980, págs. 71 y sigs.; V. Demonte, «Pasivas léxicas y pasi-
vas sintácticas en español,» Serta Philologica F. Lázaro Carreter, 1 (cit.), págs. 145-
157.
14
Alarcos Llorach, Estudios (cit.), págs. 124 y sigs.; y págs. 90-94; véase, para
mayores detalles, nuestro artículo «La llamada voz pasiva en español», en L.EA., IV,
Madrid, 1982, págs. 83 y sigs.; y S. Gutiérrez Ordóñez, Variaciones sobre la atribu-
ción (cit.), págs. 85-112.
Transitividad e intransitividad 213
De esto deducimos que hay una sola estructura formal para dos
diferentes relaciones semánticas, y no nos queda duda de que se trata
de estructura fancional única tanto para el contenido «pasivo» como
para el atributivo. La ambigüedad nace de la polisemia de la oración,
y ésta de la presencia de unas u otras unidades léxicas:
Para F. Lázaro 18 , «pasiva» y atributiva tienen dos estructuras di-
ferentes y se apoya para ello en las siguientes razones:
a) Que algunas de las «pasivas» carecen de correspondencia
con ninguna otra atributiva, pues en el hueco del participio no pueden
aparecer adjetivos, junto a determinados adverbios (por ejemplo: im-
prudentemente).
Mas tal vez se trate de una mera incompatibilidad semántica de
algunos adjetivos con ciertos adverbios, sin que haya que presuponer
diferente estructura formal.
b) La «pasiva» y la atributiva se comportan de diferente manera
al recibir la negación.
18
F. Lázaro (loe. cit.), págs. 65 y sigs.
216 Sintaxis
Nos parece que hay otros muchos argumentos que confirman que
la estructura «pasiva» es la misma que la de cualquier atributiva.
Uno de ellos, aplicado por Alarcos Llorach 19 , es el de la comuu-
tación de ese participio por un complemento pronominal átono. Tanto
en las oraciones netamente atributivas como en las llamadas
«pasivas» (ejemplos: La noticia es falsa; La casa es lujosa; La noti-
cia es divulgada en los periódicos; La casa fue construida), todos los
elementos que siguen al verbo ser, adjetivos o participios con o sin
modificadores, son comuutables por el anafórico lo: lo es, lo fue. Esta
uniformidad en la conmutación prueba evidentemente que todos esos
segmentos, son equifuncionales; es decir, sintagmas complementarios
de un verbo ser o, lo que es igual, atributos.
En una oración atributiva, al igual que en una de las llamadas
«pasivas» tendremos un sintagma sujeto y un verbo ser seguido de un
sintagma complementario, adyacente al verbo, que puede estar ocu-
pado por un sustantivo (Ese es el jefe), un infmitivo (Querer es po-
der), un pronombre (Yo soy aquel), un participio. En este último caso
19
Alarcos, Estudios ... (cit.), págs. 127 y 128.
Transitividad e intransitividad 217
no siempre estaremos ante nna «pasiva», pues las hay que poseen
otro contenido. Ejemplos:
El muchacho es dispuesto y muy leído, admirable y hanrado;
Las sesiones eran entretenidas, amenas y muy animadas.
¡
quedo
20
Loe. cit., pág. 93.
Transitividad e intransitividad 219
ESTRUCTURAS INTRANSITIVAS
21
R. Lenz (loe. cit.), pág. 112.
220 Sintaxis
Como decíamos al estudiar las transitivas, hay verbos que per-
maneutemeute ocupan sólo estructuras intransitivas, pero la mayoría
de los casos admiten las dos, la analítica y la sintética.
Atendiendo a la significación del verbo podemos establecer los
siguientes grupos de intransitivas:
l. Con verbos de contenido dinámico, expresado por verbos de
movimiento que geueralmeute no llevan objeto directo: correr, pa-
sear, andar, bajar...
2. Con verbos de couteuido estativo, que significan una situa-
ción, un estado, un modo de comportarse: quedar, permanecer, estar,
yacer, crecer, suceder...
3. Cou verbos neutros. Entenderemos por tales, generalizando,
a los restantes verbos que suelen formar estructura intransitiva: mo-
rir, llorar, maniobrar...
Es evidente que con estos grupos semánticos no se agotan todas
las posibles oraciones intransitivas, pero sí abarcan casi a la totalidad.
Mas lo importante es señalar que esta clasificación no es pertinente
para un estudio puramente gramatical ya que obedece a un criterio
semántico 22 •
22
Además véanse: A. Alonso, «Sobre métodos y construcciones con verbos de
movimiento en español», en RFH, 1, 1939, págs. 105-138; M. J. Andrade, «The Dis-
tinction between ser and estar», en Hispania, 11, 1919 págs. 10 y sigs.; A. Blinken-
berg, Le probléme de la transitivité enfran~ais moderne, Copenhague, 1960; D. L.
Bolinger, «Still more on ser and estar>>, en Hispania, XXX, 1947, págs. 365 y sigs.; J.
Bouzet, «Orígenes del empleo de estan>, en Estudios dedicados a Menéndez Pida!,
IV, 1963 págs. 37 y sigs.; G. Cirot, «Nouvelles observations sur ser et estan>, en The
Memorial Volumes. Philological Studies, 1, 1930, págs. 91 y sigs. y <<Ser y estar avec
participes», en Mélanges Brunot, París, 1904, págs. 57 y sigs.; G. T. Fish, «Two notes
on estan>, en Hispania, XL VII~ 1964 págs. 130 y sigs.; J. E. Gillet, «Le transitif es-
pagnol quedan>, enArchivum Romanicum, XIX, 1935, págs. 441 y sigs.; S. Hamplo-
va, Algunos problemas de la· voz perifrástica pasiva y las perífi·asis factitivas en es-
pañol, Praga, 1970; E. Lorenzo, «Sobre los verbos de cambio», en Filología moderna,
38, 1970, págs. 173 y sigs.; M. Molho, «Essai sur la Sémiologie des verbes
d'existence en espagnol», en· Linguistiques et langages, Burdeos, 1969, págs. 57 y
sigs.; F. Monge, <<.Ser y estar con participios y adjetivos», en Boletin de Filología,
Lisboa, 1959-61, págs. 213 y sigs.; E Ramón Trives, «En tomo a los conceptos de
Transitividad e intransitividad 221
1
Véase C. Gómez Molina, «Las formas pronominales de tercera persona en los
verbos transitivos», L.E.A., III, 1, 1981, págs. 73-157.
Estructuras con forma reflexiva 225
Que al cielo atrevían con locas osadías (Tirso de Malina);
Que no jacto valor de mis pasados (Ruiz de A/arcón).
2
R. Lenz (loe. cit.), págs. 266 y sigs.
3 N. Cartagena, Sentido y estructura de las construcciones pronominales en espa-
ñol. Concepción (Chile), 1972.
Estructuras con forma reflexiva 227
Se venden pisos; Se alquilan coches; Se compran antigüedades;
Se firmó el tratado ...
PROCESO DE GRAMATICALIZACIÓN
7
Para este proceso de gramaticalización, véase nuestro «Del se reflexivo al im~
personal» (cit.).
8 Véase, además, para este tema: E. Alarcos Llorach, «Valores del se en español»,
en Estudios ... (cit.); N. Alonso Cortés, El pronombre <<Se» y la voz pasiva castellana,
Valladolid, 1939; Babcock, The Syntax ofSpanish reflexive verbs, La Haya, 1970; W.
E. Bull, «The Intransitive Reflexive: ir and irse», en Modem Language Journal,
·XXXVI, 1952, págs. 382 y sigs.; J. Casares, <<La pasiva con se», en Nuevo concepto
del Diccionario de la lengua y otros problemas de lexicología y gramática, Madrid,
1941; A. Castro, «La pasiva refleja en español», en Hispania, 1, 1918, págs. 181 y
sigs.; L. Contreras, «Significados y funciones del se», en ZRPh, XC, 1966, págs. 298
y sigs.; F. Hanssen,La pasiva castellana, Santiago de Chile, 1912; T. B. Irving, «The
Spanish Reflexive and the Verbal Sentence», en Hispania, XXXV, 1952, págs. 305 y
sigs.; M. Manacorda de Rosetti, <<La llamada pasiva con se en el sistema español», en
Estudios de gramática estructural, Buenos Aires, 1969, págs. 91 y sigs.; C. P. Otero,
«El otro se», en Letras, I, Londres, 1966; R. K. Spaulding, «Construcciones pasivas
con se», en Boletín de la Academia Argentina de Letras, IX, Buenos Aires, 1941,
págs. 585 y sigs.; B. Terracini, «Verbo reflexivo y el problema de los origenes romá-
nicos», enRFH, VII, 1945, págs. 1 y sigs.; V. Lo Cascio (ed.), «Passive and imperso-
nal sentences»», en Italian Linguistics, 1, Ghent, 1976; C. Hernández Sacristán, Ora-
ciones reflejas y estructuras actanciales en español, Universidad de Valencia, 1985;
F. Lázaro Mora, «Observaciones sobre se medio», Serta Philologica F. Lázaro Carre-
'"' 1 (cit.) págs. 301-308.
CAPÍTULO XI
LA FRASE NOMINAL
1
A. Meillet, Linguistique historique et linguistique générale, París, 1952; J. Ma-
rouzeau, La phrase nominal d verbe «itre» en latin, París, 1910, págs. 133 y sigs.
La frase nominal 233
2
Véase, por ejemplo, la tesis doctoral de J. A. Mayoral, El énfasis en la prensa
diaria, defendida en la Universidad Complutense (Madrid), en noviembre de 1974; o
el artículo de R. Lapesa, <<Sobre construcciones 'el diablo del toro', 'el bueno de Mi-
naya', '¡ay de mi!' ... », enFilologí.a, Buenos Aires, 1912; E. Alarcos, «Grupos nomi-
nales con de en español», en Studia hispanica in honorem R. Lapesa, I, Madrid, 1972,
págs. 85-91; y F. Indurain <<Notas sobre frases nominales» (ibídem), págs. 609-618.
234 Sintaxis
Interjección
Formas «emprácticamente completas>) (cf. Bühler,
~ pág. 358) (ej.: Sí (al contestar por teléfono).
o Monorremas
Formas de «hablar sinfisico» (ej.: ¡Un Martini!).
1
{
Deícticos (ej.: Aquello).
g Anafóricos (ej. Sí, en las respuestas).
¡
·~
(Adj. participio).
j Sintagmas
SN(Nu +Ay) Nominal (con preposición).
Que+ ...
SN + SN4 (ej.: Bombardeo en Beirut).
0 SN, (ej.: Ante la tumba de Onassis).
SSNN
coordinados
¡ Valor de igualdad de los elementos
Valor de inclusión (ej.: Vietnam y el dolor).
Concatenados (ej.: Arresto y cárcel).
Consecuencia (ej.: Huelga y escasez de combus-
tible).
Relación de igualdad.
» de inclusión.
SSNN » de consecuencia (ej.: Choque: tres
muertos).
yuxtapuestos
» de circunstancia.
» de connotaciones (ej.: Explosivo: p,'
Camino y P. Linares juntos en TV).
3
Recordemos que Hjelmslev arranca de la opinión generalizada por Meillet de
que ser es el centro de toda' teoría del verbo y marca el proceso de su gramaticaliza-
ción desde el valor existencial al de cópula y de éste al signo cero, en frases nomina-
les puras.
La frase nominal 235
que carece de verbo, están presentes tales morfemas: en ella se
pueden distinguir el morfema de tiempo presente, de modo indica-
tivo, el de persona, el de aspecto infectum. En consecuencia, para
él, verbo y nombre son semantemas indiferenciados funcionalmen-
te, bases neutras. Y en la frase nominal no hay una base verbal, pe-
ro sí las características verbales, que afectan a toda la frase. Todos
esos rasgos (diátesis, persona, tiempo representado por presente,
modo por indicativo y aspecto por infectum) están expresados por
el signo cero. Tales son,. para este autor, los cinco morfemas de la
frase nominal.
A estos morfemas añade Hjelmslev una nueva magnitud, el relie-
ve en grado bajo excesivo, propio de la predicación sin base verbal.
La presencia de la base verbal produciría un cambio de relieve o én-
fasis.
Esta teoría de los «morfemas extensos y fundamentales» anula
radicalmente el concepto general de verbo como eje de la proposición
y portador de las categorías básicas del enunciado. Queda así reduci-
do a una base desnuda capaz de llevar las formas de expresión de las
categorías de Ja frase, se convierte en una mera «Conjunción de pro-
posiciones». La «característica» extensa, por pertenecer a la frase,
puede estar presente igualmente en la frase nominal que en la verbal.
De esta manera los límites entre nombre y verbo tienden a anular-
se o neutralizarse.
Esta tesis de Hjelmslev es absolutamente revolucionaría y echa
por tierra la que es considerada categoría fundamental de casi todas
las lenguas flexivas, el verbo; niega Ja estructura bimembre, SN + SV,
para una proposición o nexus, y hace cargar al verbo (carga perma-
nente) con indicadores de morfemas, que, según él, no le pertenecen.
En cambió Benveniste, en el artículo ya citado, define el verbo
como elemento indispensable para la constitución de un enunciado
asertivo finito, que se produce entre dos pausas y con una específica
entonación final. En tales enunciados el verbo, además de su misión
asertiva, posee una función de cohesión de los elementos del conjun-
to.
236 Sintaxis
5
Cf. Dubois, Grammaire structurale du franfais: La phrase et les transforma-
tions, París, 1969, págs. 108 y sigs.
238 Sintaxis
varias gramáticas que expliquen tales frases nominales con este mé-
todo.
Si para obtener una frase como Le chapeau de Pierre (del estudio
de Dubois) hay que partir de una estructura base SN fait que SN est
CP (Adj.): Pierre fait qu 'un chapeau est de Pierre ---+ P. a un cha-
peau, estamos ante una reducción de estructuras en las que ser es el
centro de toda la teoría del verbo y de la frase (planteamiento que se
remonta a Aristóteles). Lo que hay de común entre las expresiones El
sombrero de P. y P. tiene un sombrero no es sino una misma relación
semántica entre los actantes, o, como diria Fillmore, la misma estruc-
tura profunda de casos.
Nuestros objetivos serán:
!) Fijar que la frase nominal plurisintagmática obedece a la es-
tructura general del nexus.
2) Que en el núcleo del sintagma verbal hay un signo cero.
3) Que los morfemas verbales pertenecen al verbo, no a la frase
entera.
4) Clasificar las frases nominales de nuestra lengua con crite-
rios funcionales y de estructuras.
5) Llegar, por fin, a un concepto de frases nominales, delimi-
tando su campo y precisando algunos conceptos.
6
S. Karcevski, «Phrase et proposition>~, en Mélanges Van Ginneken, 1937, pág.
59.
La frase nominal 239
TIEMPO
7
Del énfasis en cierto tipo de estas frases tratan las tesis de J. A. Mayoral, ya ci-
tada, y la de A.M. Loffler, L'emphase dans la presse argentine (Tesis doctoral), Pa-
rís, 1971. Véase F. Lázaro Carreter, <<La lengua de los refranes. ¿Espontaneidad o ar-
tificio?, en Estudios lingüísticos, Barcelona, 1980, págs. 219-232.
8
Cf. nuestro «Sobre el tiempo en el verbo español», REL, 3, 1, :Madrid, 1973,
págs. 174 y sigs.
La frase nominal 241
MODO
ASPECTO
PERSONA
DIÁTESIS
l\llÉTODO
1. ATRIBUTIVAS
Tal vez acepte esta intetpretación una frase con matiz condicional
en los contextos donde aparece Yo que tú, que probablemente se for-
mó sobre Yo que fuera tú ~ Que yo faera tú.
Es frecuente que en estas frases algunos sintagmas estén desarro-
llados bien por expansión coordinativa:
Amigo y vino, el más .antiguo.
Viuda de calzada, ni viuda ni casada.
La frase nominal 249
Mujer, vino y caballo, mercaduria de engaño.
Las sardinas, frescas, fritas y frías.
I.a
Una variante de la estructura anterior es aquella en que además
aparece un SN3 indirecto o un SN,: ISN1 + SN3 / SN, + ll + SN2al. Es
decir, son casos con tres actantes. Ejemplos:
La bolsa y la puerta, para los amigos abierta. Amigos y melones,
por uno bueno, cuarenta y nueve malos y 50 peores.
Una variedad de este tipo son las que estudian Alarcos Llorach y
Lapesa 14 con constituyentes /Nu + Ay!, bien permutables bien fijos
(ejemplos: Pobre de Juan; El burro del herrero; Feliz de ti: ¡Ay de
mí!), y que interpretan como oraciones sin verbo unificadas por un
contorno exclamativo, que contienen dos elementos constituyentes de
la oración, sujeto y predicado.
El carácter abstracto, generalizador y defmitorio de muchas de
estas frases atributivas se debe no sólo a la ausencia verbal, sino
también a la frecuente ausencia de artículo y a otros recursos léxicos.
Ejemplos:
Mujer, vino y caballo, mercaduría de engaño; Día de mucho,
víspera de nada; Alegría callada, candela apagada.
CONTACTO
fálica
CÓDIGO
metalingüística.
4
Extractamos aquí las principales ideas de nuestro artículo «Replanteamiento de
las funciones del lenguaje» en Homenaje a Alfonso Candau, Universidad de Vallado-
lid, 1988,págs.151-170.
260 Sintaxis
Impresiva
Por otra parte está la función lúdica, que tiene como rasgos desta-
cados el de ser comunicación esporádica y ocasional, y exigir tam-
bién una elaboración del lenguaje, aun cuando use a veces la lengua
común.
Hemos visto hasta ahora las funciones primarias y secundarias y
conviene advertir que todas ellas se plasman en unos usos del lengua-
je, que podriamos llamar incluso 'funciones terciarias' y que mues-
tran los fmes concretos que se pretenden y pueden lograrse con el
lenguaje. De ahí ya habria que descender a las actividades lingüísti-
cas más precisas.
Así, por ejemplo, la función impresiva o conativa que puede apa-
recer junto con otras y también en una de las funciones secundarias
del lenguaje, se resuelve en un uso o función terciaria, que podemos
llamar, con términos de Halliday, regulador, y esto se plasma en una
actividad lingüística como 'dar órdenes', formulada en una determi-
nada cadena de signos.
Con ello quizá se vaya viendo la organización sistemática que
vemos entre funciones (esencial, primarias y secundarias), usos (o
funciones terciarias) y actividades lingüísticas concretas, casi iunu-
merables. Por eso, a la hora de asomamos a estas últimas sólo citare-
mos algunas, de cierto relieve.
La función o uso instrumental es aquella que pone en práctica el
hablante con el fin de lograr algo. Para ello utiliza varios recursos y
por este medio logra satisfacer las necesidades y deseos.
En segundo lugar, el modelo regulador de Halliday, uso por el
que utilizamos el lenguaje como iustrwnento de control; así lo perci-
bimos en el mandato, en los recursos que buscan el dominio de la re-
lación entre comunicantes, los que propicia la manipulación del
hombre a través del lenguaje.
El uso interacciona! responde a la utilización del lenguaje como
medio para relacionarse con los demás de un grupo, apoyando la dis-
tinción y fijación del mismo.
También el lenguaje tiene un uso (o función terciaria) heurístico
o inquisitivo, por el cual el hablante busca la confirmación de algo,
264 Sintaxis
resuelve uua duda por medio de una preguuta; es decir, bnsca infor-
mación de los interlocutores. Otro uso es el llamado por Halliday
lenguaje imaginativo, que es la base de la función lúdica. Asimismo
existen unos usos relacionados con el anterior, que se corresponden
en parte con las formas de expresión literaria: el narrar, el describir,
el comentar y auu el argumentar.
Y no debemos olvidar el uso o modelo ritual de Halliday, por el
que el hablante se sirve de él como índice de cortesía, de educación o
de fórmulas convencionales de validez social; ni del nso humorístico
del lenguaje, en sus múltiples variantes (ironía, parodia, sarcasmo, ... ).
Incluiremos también entre estos usos del lenguaje el didáctico, el
valorativo, el metafórico, etc.
Ahora bien, como ya dijimos, estos múltiples usos se plasman en
numerosas actividades lingüísticas. Auuque no nos parecen suficien-
tes las que propone Wittgenstein, comenzaremos por ella para for-
mamos uua idea de qué entendemos por tales actividades: Dar órde-
nes, describir objetos, informar sobre uu hecho, especular sobre
hechos y actitudes, formular y comprobar uua hipótesis, presentar los
resultados de un experimento, relatar uua historia, representar uua
pieza de teatro, cantar, adivinar, contar bromas o hacerlas, soluc~onar
un problema, traducir uu enuuciado, preguutar, agradecer algo, salu-
dar, maldecir, rezar, etc. Todas ellas son realizaciones concretas por
medio del lenguaje en que se da uua comunciación y donde subyacen
alguna o algunas fuuciones primarias, así como posiblemente alguna
secundaria, en unos usos codificados 5 •
5
Véase, además, A. García Calvo, ~<Funciones del lenguaje y modalidades de la
frase», en Estudios clásicos, 24, 1958, págs. 330 y sigs; R. Trujillo, Elementos de Se-
mántica Lingüística, Madrid, 1976, págs. 17 y sigs.; y L. J. Eguren Gutiérrez, Aspec-
tos lúdicos del lenguaje: la jitanjáfora, problema lingüístico, Universidad de Valla-
dolid, 1987.
Funciones del lenguaje y oración 265
ORACIONES EXCLAMATIVAS
1 2 3 ·4
Interjección Frases exclamativas Orac. Exclam. I Orac. Exclam. II
6
F. Sánchez,de las Brozas, Minerva (ed. de Eduardo del Estal), Universidad de
Salamanca, 1975, págs. 68 y sigs.
7
E. A. de Nebrija, Gramática de la lengua castellana (ed. de A. Quilis), Madrid,
1980, pág. 163.
8 A. Bello, Gramática de la lengua castellana (ed. de R. Trujillo), La Laguna
(Tenerife), 1981,pág.163.
9
S. Gili Gaya, loe. cit., págs. 42 y sigs.
10 A. Alonso y P. Henríquez Ureña, loe. cit.
268 Sintaxis
blan de ella corno oración con un solo miembro. Es cierto que son
unidades susceptibles de desarrollarse en una oración (¡Ay! -;
«siento dolorn).
Hay quienes dicen que equivale a una oración 11 • Y no faltan
quienes la interpretan corno una parte de la misma.
La interjección es una forma sintética de expresión que unas ve-
ces contradice el sistema fonológico de la lengua (¡pss!), otras nace a
partir de un elemento dentro del sistema léxico (las interjecciones
impropias: ¡Dios! ¡Socorro!); y en otros casos es un elemento con
función expresiva, ajeno a cualquier otra categoría de palabras, pero
acorde con el sistema fonológico (¡ay[), y aun con función conativa y
expresiva.
Por otro lado no hay ningún elemento en la lengua en el que ten-
ga tanta importancia la entonación.
La interjección se comporta corno las oraciones, ya que es un to-
do cerrado, autónomo y con intención comunicativa; es decir, que es
unidad mínima comunicativa del mensaje. Se diferencia de ellas por
su forma sintética sin funciones gramaticales internas y porque no es
funtivo en la estructura del nexus salvo en el metalenguaje.
En lo que se refiere al significado, la interjección carece de. valor
conceptual. Una interjección no significa, no denota nada referen-
cialrnente, sino que señala un estado global de situaciones emotivas.
La prueba de que una interjección no tiene valor conceptual está en
que para que un verbo, un adjetivo, etc., pueda ser usado corno inter-
jección es suficiente que se desprenda de su significado y torne un
matiz o valor afectivo, que designe un afecto.
En un reciente trabajo, R. Ahnela 12 la define, con términos un
tanto rebuscados, que luego explica, corno «lexisrno autovalente
factitivo». Es decir, corno una clase de «discurso repetido» 13 , de fór-
11
Entre otros, R. Seco, loe. cit., pág. 149.
12 R. Almela Pérez, Apuntes gramaticales sobre la inte1jección, Universidad de
Murcia, 1982.
13 Cf. sobre este punto, F. Lázaro, <<La lengua de los refranes. ¿Espontaneidad o
ORACIONES OPTATIVAS
17
Cf. Rugo Obregón, Posibilidades diferenciales del sentido de la entonación es-
pañola, Caracas, 1981.
272 Sintaxis
Características formales: Lo mismo que sucede en las oraciones
exclamativas, las formas que adoptan estas proposiciones van de la
síntesis al análisis en una perfecta graduación:
En ocasiones podemos encontrar expresiones con ausencia total
del verbo (ejemplos: Enhorabuena, Ojalá, Buena suerte, Bien veni-
do).
Otras veces tenemos una oración con perfecta estructura de ne-
xus. La forma del verbo suele ir, en estos casos 18, en:
Tiempos Con significación
perfecto y pluscuamperfecto -de pasado
subjuntivo presente -de presente
{
presente e imperfecto -de futuro
Ejemplos:
¡Ojalá haya llegado!; ¡Ojalá lo hubiera hecho antes!; ¡Que llue-
va, que llueva!; ¡Si me tocase la lotería!; ¡Ojalá llegue tarde!
18
Cf. E. Ridruejo. <<Nota sobre las oraciones optativas» en 'Serta Phi/ologica F.
Lázara, Madrid, 1983, págs. 511-520.
Funciones del lenguaje y oración 273
Confonnas
Flexivas
¡· {
en indicativo
Sintaxis
presente (¡Tú te callas!).
futuro (¡Harás lo que te man-
deni).
en imperativo-subjuntivo (¡Cállate!; ¡Que te
callesi).
verbales
No flexi-
vas ¡
en tn
f'101·r
ivo
{solo (¡Callar!; ¡No fumar!).
con preposición (¡A callar!).
en gerundio (¡Callandito!; ¡Caminando/).
en participio (¡Sentados todos!).
Vocativos (¡Pedro[).
~ Con frases nominales
Nombres (¡Silencio!; ¡Cámara!; ¡Acción!).
{ Adverbios (¡Aquí!; ¡Adelantel).
~
:;¡
Interjecciones (¡Ea!; ¡Hala!).
Ruidos orales
Con medios extralingüísticos {
Gestos
+
Pluscuamperf. Pluscuamperf.
de subjunt. de subjuntivo.
Refuerzos
········--- ............ ____________________
léxicos -----··-···-----
(quizás,
Valor de tal vez,
presente Futuro absoluto. Futuro absoluto.
acaso.. .).
___________ _._
-.. -
Valor de Futuro hipoté- Fut. hipotético
futuro tico-simple. simple.
·.
Funciones del lenguaje y oración 277
Ejemplos de duda:
Tal vez haya venido mi amigo; Quizás haya perdido el tren; Tal
vez sean las diez
ORACIONES INTERROGATIVAS
ñalar que las curvas tonales se ven afectadas por los matices de con-
tenido y por la intención del hablante. Así es diferente la entonación
de una pregunta neutra, marcada por una semianticadencia, que la
misma forma con un matiz de sorpresa; ésta irá marcada por un to-
nema final de cadencia y una subida de tono en el acento tónico pre-
cedente a tal descenso.
Diferente también es el tono final de una pregunta cortés 20, que se
distingue por semianticadencia, que el de una pregunta reiterativa, o
la absoluta, marcadas por una clara anticadencia.
La entonación de la interrogación relativa y la entonación de la
interrogación continuativa 21 , van marcadas por una cadencia.
Las interrogativas parciales, con marca pronominal o adverbial,
suelen ir acompañadas de un tonema final cadente o de semiantica-
dencia. Y aquellas geminadas en las que un elemento -sujeto o
complemento- se anticipa y sale de la entonación interrogativa, tie-
nen la peculiaridad de mostrar un tonema de suspensión o semianti-
cadencia en la primera parte y una acusada anticadencia en la fórmula
22 E"
•
interrogativa . Jemp 1o.
De manera que todos estamos de acuerdo ¿no?
ORACIONES ENUNCIATIVAS
23
Cf. Ferrater Mora, Diccionario de Filosofía (cit.), s. v. negación; I. Bosque,
Sobre la negación, Madrid, 1980.
282 Sintaxis
24
Cf. I. Bosque, Sobre la negación, Madrid, Cátedra, 1980.
Funciones del lenguaje y oración 283
25
A. F. Baarslag, <<La négation objective et la négation subjective», en Neophilo-
logus, XLI, Groninga, 1957, págs. 100 y sigs.; L. Brun-Laloire, <<lnterjection. Lan-
guage et parole», eii. Revue de Philologie franfaise et de littérature, 42, 1930, págs.
209 y sigs.; L. Contreras, «Oraciones independientes introducidas por si», en BFUCh,
XII, 1960, págs. 273 y sigs.; y «La negación como reductor ordinal», en Studia his-
panica in honorem R. Lapesa, III, Madrid, 1973, págs. 173 y sigs.; S. Femández Ra-
mírez, «Oraciones interrogativas españolas», en BRAE, XXXIX, 1959, págs. 243 y
sigs.; V. García de Diego, Interjecciones demostrativas, Zaragoza, 1918; A. Kalik,
<<La caracterisation negative», en Le Fran~ais Moderne, XXXIX, 1971, págs. 128 y
sigs.; E. Lorenzo, «La expresión, de ruego y mandato en español», en Strenae, Sala-
284 Sintaxis
manca, 1962, págs. 301 y sigs.; E. Llorens, La negación en español antiguo, con refe-
rencia a otros idiomas, Madrid, 1929; G. Moignet, «Esquisse d'une théorie psy-
cho-mécanique de la phrase interrogative», enLangages, 3, 1966, págs. 49 y sigs.; M.
Molho, «De la négation en espagnol», en Mélanges offerts aM. Bataillon, Bordeaux,
1962, págs. 704 y sigs.; M. L. Rivera, «Una restricción de la estructura superficial so-
bre la negación en español>>, en H. Contreras, Los fundamentos de la gramática
transformacional, M_éjico, 1971, págs. 91 y sigs.; P. H. Tumbull, «La frase interroga-
tiva en la poesía contemporánea>>, en BRAE, XLIII, 1963, págs. 473-605; P. Carbone-
ro Cano, «Afirmación, negación, duda>>, RSEL, 10, 1, 1980, págs. 161-176; F. Her-
nández Paricio, Aspectos de la negación, Universidad de León, 1985; A. López
García, La negación y los verbos modales, Lecciones de Lingüística y didáctica, Lo-
groño, 1991; B. Sanz Alonso, La negación, Salamanca, Colegio de España, 1996.
CAPÍTULO XIII
COORDINACIÓN Y YUXTAPOSICIÓN
COORDINACIÓN
COORDINACIÓN COPULATIVA
1
Es sabido que e sólo aparece ante i, hi, por disimilación fonotáctica, que evita la
cacofonía, y la conjunción que, polísema y multifuncional, apenas aparece coordinan-
do copulativamente, si no es en frases coloquiales y reiterativas (erre que en•e, dale
que dale, zumba que zumba, verde que te quiero verde ... ).
Coordinación y yuxtaposición 287
o si se prefiere:
+o
Ay B.
+o
Ay B.
By sí A.
Ay B.
ni A, ni B.
3
El exponente de las fórmulas presentadas supone la posible multiplicidad de los
elementos afectados por aquel, bien por coordinación o por yuxtaposición.
Coordinación y yuxtaposición 289
Como se ve fácilmente, no son ignales ni conmutables las estruc-
turas !A y no B/ y /no A ni BI, puesto que la segunda es recursiva y la
primera es bimembre. Y no puede suplir los usos de ni 4 (salvo cuan-
do aparece un ni en el primer miembro), pero no al revés.
Cada una de todas estas estructuras tiene sus peculiaridades, sus
propios valores y contenidos, como vamos a ver.
l. /A" y B/.
La estructura /A y BI, recursiva, puede aparecer como meramente
aditiva y permutable; es decir, que el cambio posicional de sus
miembros en la cadena no afecta para nada al contenido del conjunto.
Ejemplos:
Pedro y Antonio saltaron a un tiempo; Mis hermanos corrían y
brincaban sin parar; Los mayores conversaban en el salón y los ni-
ños disfrntaban en el jardín.
6
Si los insertamos en un sintagma nominal, vemos que presentan diferentes com-
portamientos; lo que supone una diferencia de forma (ejemplo: Cásate y verás -+ Le
dije que se casara y vería). ·
7
Así lo señala también E. Coseriu, «Coordinación latina y coordinación románi-
ca», en Actas del /JI Congreso de Estudios Clásicos, 111, Madrid, 1966, pág. 55.
Coordinación y yuxtaposición 291
8
Cf. J. Alcina y J. M. Blecua, Gramática española, Barcelona, 1975, pág. 1.166.
292 Sintaxis
COMPATIBILIDAD EN LA COORDINACIÓN
COORDINACIÓN DE NEXUS
13
S. Gutiérrez, «A propósito de Cláusulas y oraciones», en Archivum, XXVII-
XXVIII, Oviedo, 1977-78, págs. 533 y sigs.
Coordinación y yuxtaposición 295
oración no porque haya en ella dos nexus coordinados, sino porque
de esa coordinación nace otra unidad portadora de mensaje, autosu-
ficiente semánticamente, independiente sintácticamente y con unidad
fónica.
Existe, pues, la posibilidad de que de la coordinación de dos cláu-
sulas-nexus se forme una oración, pero no es inevitable. Para aquella
solución, la nueva unidad debe cumplir los rasgos arriba menciona-
dos, defmidores de la oración.
Desde otro ángulo, podemos preguntarnos si en una oración for-
mada por dos cláusulas, en el caso de que éstas puedan aparecer in-
dividualmente como oraciones, estamos ante la coordinación de dos
oraciones o de dos cláusulas. La solución es clara: si forman conjun-
tamente unidad semántica autosuficiente y sintácticamente indepen-
diente, si tiene unidad fónica y transmiten unidad de mensaje, forman
una sola oración por combinación de dos cláusulas. El que cada una
de éstas pueda funcionar en otro contexto como oración no modifica
nada la interpretación dada. En este caso, se trataría de un funtivo en
forma de cláusula y que ocupa la función de oración con un solo nú-
cleo.
La independencia o autonomía posible de cada una de las cláusu-
las coordinadas para formar oración queda anulada en la relación de
constelación que las une.
De la misma manera la oración puede estar cubierta en su núcleo
por un solo sintagma, o por varios de éstos, también coordinados o
yuxtapuestos, etc. Hay, pues, que distinguir siempre entre el hueco
funcional (en la oración «Núcleo y Márgenes») y los funtivos, que
pueden ser unidades de diferente forma y nivel.
Con estos. datos y referencias, para no alargar más el tema, se
puede entender y aclarar el que dos nexus coordinados puedan for-
mar una oración (al igual que dos sintagmas o dos palabras ... ), y
que de la coordinación de dos sintagmas equifuncionales no nazca
un nexus.
296 Sintaxis
COORDINACIÓN DISYUNTIVA
14
Esbozo ... (cit.), pág. 509.
15
Cf. C. Bobes, «La coordinación en la frase nominal castellana», en REL (2.2),
Madrid, 1972, especialmente pág. 286; (3.2), 1973. Asimismo <<Nuevas observaciones
sobre la coordinación», en Verba, Santiago de Compostela, 1976.
Coordinación y yuxtaposición 297
COORDINACIÓN ADVERSATIVA
16
Cf. G. Rojo, Cláusulas y oraciones, Santiago de Compostela, 1978, especial-
mente págs. 104 y sigs; J. A. de Molina, «En tomo a Ja oración compuesta en espa-
298 Sintaxis
ñoh>, Philologica Hispaniensia in Honorem M Alvar, II, Madrid, 1985, págs. 513 y
sigs.
Coordinación y yuxtaposición 299
Como acabamos de ver, no se puede asignar privativamente a la
conjunción sino el valor de exclusión y a pero y mas el de restricción,
sino que son varios los conectores que coordinan elementos exclu-
yentes, aun la misma conjunción y. Lo más notable de estas estructu-
ras es que un miembro suele ser negativo y otro positivo.
Las estructuras /A pero (y) no BI no son necesariamente excluyen-
tes, sino que unas veces aparecen con valor restrictivo, y otras, con el
excluyente. Ejemplos:
No corta el mar, sino vuela ... ; Esa es tu opinión, pero (y) no la
mia; No era esa mi intención y si la solapada de mis enemigos ...
ILATIVAS
***
De cuantÓ venimos diciendo hasta aquí se comprende que no se
puede asignar un valor determinado a cada conector conjuntivo, pues
21
Cf. nuestra Nueva Sintaxis de la Lengua Española (cit.), especiahnente págs.
212 y sigs.
Estructuras
YUXTAPOSICIÓN
CONCATENACIONES
22
J. L. Corbeil, Les structw·es syntaxiques du frqn~ais moderne: Les éléments
fonctionnels dans la phrase, Parls, 1968, págs. 17 y sigs.
308 Sintaxis
charnieres de liaison, de traitement y de rappel; es decir, entre ele-
mentos encadenantes coordinativos, anticipativos o catafóricos y de
referencia pasada o anafóricos. M.ª Luz Gutiérrez 23 acomoda estas
categorías a los valores «de recuerdo», «de presentación» y «de con-
clusióm>.
Ciertamente hay unidades que enlazan dos nexus o dos oraciones
formalmente yuxtapuestos. Son formas como también, además,
igualmente, por su parte, a su vez, de ahí que, por el contrario, así,
entonces, pues, pues bien, en cambio, luego, salvo, menos ... Ejem-
plos:
Todos pusieron gran interés en el trabajo; Antonio, además, se
dedicó a él de manera exclusiva; Me rechazaron el articulo en el pe-
riódico; entonces envié tres a la revista...
23
M.ª Luz Gutiérrez, Estructuras sintácticas del español actual, Madrid, 1978,
págs. 249 y sigs.
24
Véase C. Fuentes Rodríguez, Enlaces extraoracionales, Sevilla, 1987, espe-
cialmente, págs. 61 y sigs; y nuestra Nueva Sintaxis ... (loe. cit.).
Coordinación y yuxtaposición 309
25
Loe. cit.
26
Jbidem, págs. 85 y sigs.
27
Jbidem, págs. 171 y sigs.
310 Sintaxis
28
Véase, además: G. Antoine, La coordination enfrani;ais, París, 1958-1962; A.
Cardona, «Estudio gramatical del nexo cero», en Yelmo, 6, 1972, págs. 13 y sigs.; S.
C. Dik, Coordination. Its implications far the Theory of General Linguistics, Amster-
dam, 1968; S. Gili Gaya, «Fonología del período asindético», en Estudios dedicados a
M Pida/, 1, Madrid, 1950, págs. 57 y sigs.; L. Spitzer, La. enumeración caótica en la
poesía moderna, Buenos Aires, 1945; B. Zeiter Zeiter, «La yuxtaposicióro>, en,
BFUCh, XIX, Santiago (Chile), 1967, págs. 284 y sigs.
29
Cf. nuestra Nueva Sintaxis (loe. cit.).
CAPÍTULO XIV
CONECTORES
o el que narrativo-ilativo:
Que de noche le mataron al caballero ...
TRANSPOSITORES
Transpositor J.
El primero es el de aquellos transpositores que siempre insertan
un nexus o proposición en núcleo del sintagma. Es la que Alarcos
llama «transposición inmediata». Ejemplos:
Le ruego + no me moleste más -.+ Le ruego QUE no me moleste
más; Quiero que vengas; No me imporla que ganes o pierdas.
Transpositor JI
a condición + de+ que ... ; en caso +de +que ... ; a fin+ de+ que... ;
por causa+ de+ que ... ; en el supuesto +de+ que ...
Veamos un ejemplo:
Ay
SN,
RELATORES
R,.
Estos son los relatores más puros, pues cumplen todos los requisi-
tos perfectamente. Entre ellos hay que incluir, evidentemente, a los
pronombres relativos, que insertan nexus en función adyacente (de
carácter adjetivo) con dos posibles funciones: especificativa y expli-
cativa. Tales son las funciones semánticas fundamentales propias de
cualquier adyacente de tipo adjetivo.
Como se recordará, la especificativa delimita, precisa, concreta y
aun restringe el significado del término de la anáfora o antecedente
necesarios desde un punto de vista semántico. Ejemplo:
Las personas que trabajan con entusiasmo logran triunfar.
R,.
Denominaremos así al relator que cumple dos rasgos de los tres
enunciados para el anterior:
a') El relator R 2 carece de anáfora precisa, es decir, no tiene an-
tecedente expreso. Esto ha ocurrido en varios casos corno conse-
cuencia de un proceso de grarnaticalización diacrónica.
b') Es funtivo dentro de su nexus y puede ocupar cualquier fun-
ción nominal.
c') Inserta nexus en un sintagma nominal, pero no corno adya-
cente sino en función nuclear.
Esta es la que Alarcos llama transposición mediata.
Los relatores de este grupo son que, quien, cuanto.
Podriarnos haberlos llamado «transpositores con función dentro
de su nexus», pero este rasgo de ser funtivos y la anáfora de su ori-
gen, convertida en indefinición, son razones suficientes para incluir-
los entre Jos relatores. Ejemplos:
Quien mal anda, mal acaba; El que compra sin poder, en su bol-
sa lo ha de ver.
2
Cf. H. Martínez García, <<La relativa relatividad de cuanto», In Memoriam J. Co-
rrales, 1986, págs. 309-318; y E. Ridruejo, «Nota sobre la diacronía de cuanto», Es-
tudios filológicos en homenaje a E. de Bustos, Salamanca, 1993, págs. 803-815.
Conectores, transpositores y relatores 321
R,.
Llamamos así a los relatores que cumplen los siguientes rasgos:
a") Insertan en función adyacente de sintagma nominal.
b") Tienen una anáfora o referencia a un elemento precedente,
casi siempre adverbio, aunque aquélla no es del mismo tipo que la
del relativo con su antecedente. Suele aparecer en los SN introdu-
ciendo un nexus adyacente.
El relator más frecuente de este tipo es uu que habitualmente in-
terpretado por las Gramáticas como constituyente de unas locuciones
conjuntivas, siguiendo un criterio léxico-semántico. Es el que de los
grupos luego que, siempre que, antes que, después que, ya que ...
Para Alarcos 4 , este que es un nítido / que2 I o relativo, es decir,
que transpone un nexns a término adyacente.
Efectivamente inserta nexus a adyacente de SN cuyo núcleo suele
ser un adverbio, o sea, que inserta adyacentes de adverbios, que son
distintos de los adyacentes de nombre.
No son, pues, unidades conjuntivas los grupos antes que .. ., sino
que constan de un núcleo de un sintagma circunstancial de categoría
adverbial (antes, luego, ya, después, siempre, mientras ... ) y un nexus
adyacente inserto por un que R,. (Véase capítulo VI).
Idéntico es el caso de aunque si bien estas dos unidades se han
fundido en la grafia '.
De todo lo anterior se deduce que a estos elementos no les co-
rresponde privativa ni necesariamente una determinada función gra-
matical, que pertenecen a diversas clases de palabras (conjunciones,
3
Cf. más arriba, págs. 571 y sigs.
4
Alarcos Llorach, Estudios ... (cit), págs. 192 y sigs.
5 Cf. B. Pottier, Lingüística moderna y filología hispánica, (cit.), páginas 186 y
sigs.
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 11
322 Sintaxis
6
· -Para este:tema puede· verse, además: E. Alarcos Llorach, «Español que», en Es-
tudios ... (cit.); M. E. Allen, <<Notes on the Use of de and que with antes and después»,
en Hispania, XLI, 1958, págs. 504 y sigs.; G. T. Fish, <.<El cual, el que or quien», en
Hispania, XLIV, 1961, págs. 315 y sigs.; J. Herman, La formation du systeme roman
des Cotljonctions de subordination, Berlín, 1963; J. Mondéjar, «La expresión de
condicionalidad.•. » (cit.); B. Portier, Systématique des éléments de relation, París,
1962; J. D. Williams, «A note on si used for si no», en Hispania, XXXVIII, 1955,
páginas 486 y sigs. P. Carbonero, Funcionamiento lingüístico de los elementos de re-
lación, Universidad de Sevilla, 1974; J. A. Martínez, <<Acerca de la transposición y el'
aditamento sin preposición», Archivum, 1981- 82, págs. 493-512.
MORFOSINTAXIS
CAPÍTULO XV
EL SINTAGMA
Monorrémicos
· { Concéntricos (uninucleares) = Núcleo+ Adyacente
Endocéntricos { Asociativos
Coordinativos (plurinucleares) Reiterativos
Explicativos
Predicativos (SN ~ SV)
Exocéntricos
{ Prepositivos
1
Cf. págs. 76 y sigs.
El sintagma 327
SINTAGMAS ENDOCÉNTRICOS
± + ±
Determinantes - Núcleo Nominal -Adyacentes.
(Adyacentes)
2
Véase Ch. F. Hockett, Curso de Lingüística moderna, Buenos Aires, 1971, págs.
184-200.
3
Cf. págs. 558 y sigs.
328 Morfosintaxis
a)
artículos: el, la ...
Actualizadores demo~trativo~: este, ese ...
{
posesivos: ml, tu ...
4
Cf. supra, Capítulo VI.
5 Véase J. A. Martínez, «Las construcciones apositivas en español,» en Philologi-
ca hispaniensia in honorem M Alvar, II, 1985, págs. 453-467.
El sintagma 329
SINTAGMAS COORDINATIVOS
6
Cf. supra, págs. 76 y sigs.
El sintagma 331
SINTAGMAS EXOCÉNTRICOS
COMBINACIONES DE SINTAGMAS
endocéntrico
Núcleo
V
1
Det
Ay ___.
Nu
S. endocéntrico
SV endocéntrico
o
(Sintagma exocéntrico)
7
Complétense estos planteamientos con: H. Frei, «<Notes sur l'analyse des syn-
tagmes», en Word, 4, 1958, págs. 65 y sigs.; A. Martinet, «Sintagma y sintein.ID>, en
Estudios de sintaxis funcional, Madrid, 1978, págs. 234 y sigs.; P. Mikus, «Le syn-
tagme. Est-il binaire?», Word, III, 12, 1947, págs. 42 y sigs.; E. Nida, Morphology,
Ann Arbor, 2.ª ed., 1949; B. Portier, lntroduction d l'étude des structures grammati-
cales fondamentales, Nancy 1962; A. Rabanales, «Las funciones gramaticales», en
BFUCh, XVIII, Santiago (Chile), 1966, págs. 245 y sigs.
CAPÍTULO XVI
EL VERBO
1
Cf. M. Alvar y B. Pottier, Moifología histórica del español, Madrid, 1983, pág.
15.
El verbo 337
VERBOS REGULARES
2
Para el estudio de la morfología del verbo español, véase principalmente J. Roca
Pons, «Estudio morfológico del verbo español», en RFE, 1966, págs. 73 y sigs.; y Sol
Saporta, «Spanish Person Markers», en Language, 35, 4, págs. 612 y sigs.
3
La distinta unión de estos morfos responde a diversos tiempos y modos. El 0 ex-
presa la posibilidad de que no haya morfo explícito. V. T. = Vocal temática. T.M.A. =
Tiempo, modo, aspecto.
4
El esquema de estos morfemas II sigue el orden tradicional de las personas. El
signo ' señala la posición del acento tónico.
El verbo 339
INDICATIVO
Tema de peifecto:
LEXEMA MORFEMAS 1 MORFEMAS 11 S
KANT-/TEM-/PART- -é/-í/-í/
)) )) )) -a-/-i-/-i-/ + (-ste)
)) )) )) (-) /-i-/-i-/ + (-ó)
)) )) )) -a-/-l-/-i-/ -mos
)) )) )) -a-/-i-/-i-/ + (-ste-) -is
)) )) )) -a-/-ie-/-ie-/ +(-ro-) -n
5
Las formas -ste y -ó de 2.ª y 3.ª personas respectivamente al igual que la -o de la
l.ª del presente, son morfos polivalentes, también llamados portemanteau, a los que
nosotros denominaremos catalizadores, para evitar el crudo galicismo. Ellos solos
contienen conjuntamente las categorías de los morfemas 1 y 11. En ellos, pues, no hay
morfos específicos de 'persona'.
340 Morfosintaxis
Imperfectos:
LEXEMA MORFEMAS! MORFEMASII
V.T. T.M.A.
KANT-/T;EM-/PART- -i\-/-í-/-í- -ba/-a/-a 0
)) )) )) -a-/-í-/-1-/ -ba-/-a-/-a- -s
)) )) )) -a-/-í-/-í-/ -ba/-a/-a ff.
)) )) )) -á-/-í-/-í- -ba-/-a-/-a- -mos
)) )) )) -a-/-í-/-1- -ba-/-a-/-a- -is
)) )) )) -i\-/-í-/-í- -ba-/-a-/-a- -n
Los faturos:
LEXEMA MORFEMAS! MORFEMASII
V.T. T.M.A.
KANT-/TEM-/PART- -a-/-e-/-i- -ré/-ría 0
)) )) )) -a-/-e-/-i- -rá-/ría- ·S
)) )) )) -a-/-e-/-i- -rá/-ría 0
)) )) )) -a-/-e-/-i- -re-/-ría -mos
)) )) )) -a-/-e-/-i- -ré-/-ría- -is
)) )) )) -a-/-e-/-i- -rá-/-ría- -n
EL SUBJUNTIVO
A/amorfo 2. º: «Imperativo»:
FORMAS NO FLEXIVAS
Infinitivo:
LEXEMA MORFEMAS 1 MORFEMAS U
KANT-/TEM-/PART- -a-/-e-/-i-/ + (-r) 0
Gerundio:
Es forma invariable:
/kant-/-a-/ndo/
/tem-/-ie-/ndo/
/part-/-ie-/ndo/.
Participio:
/kant-/-a-/-do/
/tem-/-i-/-do/
/part-/-i-/-do/.
VERBOS IRREGULARES
Los llamados verbos irregulares son aquellos que hau sufrido al-
guna variación formal, bien en el lexema, bien en alguno de los mor-
femas.
La Gramática ha señalado que estas irregularidades no son sino el
resultado de una evolución fonética, mediatizada por la gran fuerza
de la analogía.
Los distribuiremos, en este sentido, primero según el lugar donde
sufran la variación y ordenaremos debidamente los tipos de cambios
que padezcan (diptongación ... ).
Mas anticipemos unas bases previas para el estudio de las irregu-
laridades verbales:
l. En algunos verbos pueden aparecer varias irregularidades de
distinto tipo.
2. En tales casos sólo opera una de las irregularidades en una
forma verbal; es decir, que en la misma forma no pueden aparecer a
la vez dos irregularidades.
3. Las irregularidades distribuyen las formas del verbo en tres
grupos notables: si aparece en el que encabeza el grupo, aparecerá en
las otras. Tales grupos son:
7
Véanse además, J. Alcina y J. M. Blecua, Gramática española, (cit.), que ofrece
una abundante bibliografia; y M. Atkinson, <<A Re-examination of the Hispanic Radi-
cal Changing Verbs>>, en EDMP (Estudios dedicados a Menéndez Pidal), V, 1945,
págs. 39 y sigs. Para la casuística de las irregularidades, puede verse, por ejemplo, R.
Alsina, Todos los verbos castellanos conjugados, Barcelona, 1969; A. Porto Dapena,
El verbo y su conjugación, Madrid, Arco Libros, 1987.
344 Morfosintaxis
VARIACIONES EN EL MORFEMA 11
!.ª) Epéntesis:
Unos pocos verbos sufren una epéntesis en las personas !.ª (uno
de ellos en la 3.ª) de un elemento originariamente deíctico adverbial
de lugar.
so+y ha+y
vo+y
esto+ y
do+y.
VARIACIONES EN EL LEXEMA
Cambios vocálicos.
(io, ie), que provoca una asimilación: siguió, siguieron, siguiera, si-
guiendo.
Los verbos terminados en -eñir pierden la i en estos últimos casos
por absorción en la palatal, provocada por disimilación: ciñó, tiñó,
riñó (en vez de *ciñió, *tiñió ... ).
También se ven afectados por esta irregularidad los verbos en
(-e-ir) sin consonante entre las dos vocales, que tienen como particu-
laridad el perder la e de los diptongos del grupo de perfecto: reír,
freír .. ., rió.frió, riera, friera ...
Una variante de esta alternancia es ilie, que sólo opera en los ver-
bos adquirir, inquirir y sus derivados: fiel aparece en las formas con
lexema tónico: adquiero, adquieran.
B) Esta alternancia y la I, concurren en varios verbos de la ter-
cera conjugación terminados en: -entir (mentir, sentir); -erir (digerir,
sugerir, herir); -ertir (convertir, advertir, invertir... y erguir).
En tales verbos alternan los lexemas en e/i/ie: mientes, mentís,
mintieron.
Cambios consonánticos.
l. Alternancia zlg. -Siguen esta variación hacer' (sus corn-,
puestos y derivados) y yacer. Sólo afecta a la primera persona del
presente de indicativo y a todo el subjuntivo: hago/haga haces/hizo.
2. Alternancia bly. -Sólo en el presente de subjuntivo de ha-
ber (haya ... ), si bien es cierto que este verbo tiene otras irregularida-
des, como la de contracción (en el presente: he, has); perfecto fuerte
(hube ... ), futuros sincopados (habré).
8
En este verbo, además, aparecen otras irregularidades, como apócope en el Un-
perativo (haz); futuro de indicativo sobre un lexema contracto (har-e'); y perfecto
fuerte (hic-e ).
El verbo 347
Por analogía .se extiende al verbo lucir y a sus compuestos, a
conducir, deducir...
b) Epéntesis nlng. -Se da en los mismos tiempos que el ante-
rior, l." persona del singular del presente de indicativo y en todo el
presente de subjuntivo.
Se ven afectados por esta irregularidad los verbos terminados en
-oner (poner, componer), -ener (tener... ), y -enir (venir): pongo, pon-
ga, vengo, tengo, tenga ... en cada uno de estos grupos de verbos apa-
recen otras irregularidades:
'
c) Epéntesis lllg. - En las mismas formas que las dos anterio-
res. Afecta a salir, valer y sus compuestos: salgo, valga ... ; los cuales,
además, tienen las irregularidades de futuros epentéticos (+ d): sal-
dré, saldría ...
d) Epéntesis s/sg. -En los mismos tiempos verbales que los
anteriores y exclusivamente de los verbos asir y desasir: asga.
e) Epéntesis u/uy. -Se extiende a las fprmas tónicas del pre-
sente de indicativo, del imperativo y a todo el presente de subjuntivo
de los verbos terminados en -uir (huyo, concluyan, instruye ... ).
f) Alternancia alaig. - Afecta a la primera persona del singular
del presente de indicativo y a todo el presente de subjuntivo de los
verbos caer, raer y traer. Este último y su~ compuestos tienen ade-
más perfecto fuerte (traje).
g) Futuros epentéticos con -d. -Afecta a los verbos poner, sa-
lir, valer, venir, tener: pon-d-ré, tendré...
Variaciones múltiples.
l. ezlig. -Se da en la primera persona del singular del presente
de indicativo y en todo el presente de subjuntivo del verbo decir y
348 Morfosintaxis
VERBOS POLIRRIZOS
Unos pocos verbos han heredado sus formas de varias raíces lati-
nas, y por ello los denominarnos «polirrizos». Tales son ser (fu- pata
el perfecto y los tiempos de su grupo; s- pata futuros, presente de
subjuntivo, imperativo; er-, para imperfecto de indicativo y es-Is- pa-
ra el presente de indicativo), e ir.
9
Estas formas de tales verbos son diacrónicamente regulares.
El verbo 349
IR
¡i- imperfecto indicativo, futuros, plural del imperativo.
va- presente de indicativo/subjuntivo y singular de imperativo
(tomado de vadere, latino).
fu- grupo del perfecto simple (heredado del sum latino).
VERBOS DEFECTIVOS
10 Para una clasificación semántica de los verbos, véase nuestra Nueva Sintaxis de
PERSONA
2
Cf V. Lamíquiz, El sistema verbal del español, Málaga, 1982, páginas 56 y
sigs.; E. Tanase, <<De la cuarta categoría morfológica del sustantivo: la persona>>, en
Actas del XI Congreso Internacional de Lingüística y Filología Románica, Madrid,
1968, págs. 1395-1403.
3
E. Benveniste, <<Structure des relations de personne dans le verbe», en Pro-
b/emes de Linguistique générale, París, 1966, págs. 225-237.
4
R. H. Robins, Lingüística general, Madrid, 1971, pág. 359.
352 Morfosintaxis
No prospectivo Participio
5
Alarcos Llorach, en Estudios ... (cit ). pág 57.
El morfema de persona y número en el verbo 353
7
En la lengua gran parte de oposiciones son incluyentes, o "participantes' como
las denominó Hjelmslev; pero en este sistema. de personas vemos unos caracteres pe-
culiares. Las oposiciones son excluyentes, pero condicionadas -no existe un tú sino
en función de un yo-, y en las personas del plural las oposiciones son, como vere-
mos, de diferente carácter. Aun entre las del singular caben dos tipos de oposición:
l.ª//2.ª-3.ªy l.ª-2.ª//3.ª.
8
Según V. BrOndal, «Le concept de personne en grammaire», en Essais de Lin-
guistique générale, Copenhague, 1943~ págs. 98 y sigs.
El morfema de persona y número en el verbo 355
veniste. Como dijimos, esta forma gramatical engloba cuanto no que-
da cubierto por la l.ª y 2.ª. Se opone a estas dos conjuntamente.
El eje del verbo en esta forma puede ser una persona (3.", 4.ª,
5.ª... ), un proceso, un objeto ... No es, pues, necesariamente persona y
está al margen de la comunicación directa, mientras que es la más
frecuente en el enunciado, en el mensaje. Es una forma gramatical de
gran indeterminación.
En unas lenguas no tiene marca morfemática desinencia!, como
en el turco, mientras sí están marcadas las dos primeras (sev-iyor, 3.ª;
sev-iyor-sun, 2.ª; sev-iyor-um, !.ª); y en otras lenguas es la forma de
no persona la única marcada con morfos, como en inglés (I, you, we,
they !ove, frente a he !oves). Añadamos que, mientras algunas lenguas
establecen una distinción subsidiaria dentro de esta tercera persona
entre «proximativa» (persona centro de la atención) y «obviativro>
(cualquiera otra), en la nuestra no se da tal distinción en el verbo. Te-
nemos, sí, la oposición proximidad/lejanía, pero está marcada léxi-
camente por medio de deícticos.
Por todo lo dicho convendría plantearse si esa llamada «tercera
persona» debe recibir, en realidad, tal denominación, y consecuente-
mente si toda la categoría o morfema de persona lo es en sí.
Este morfema II del verbo lo que siempre indica es el sujeto ac-
tante del verbo, del contenido del lexema y de todo el enunciado del
sintagma verbal. Por ello, dado que en una mayoría absoluta de casos
no es una persona el referente de tal morfema, tal vez convenga
cambiarle de nombre, y decir que es un morfema de actante, ya que
ciertamente ese elemento siempre expresa el actante primero en todos
los casos.
Y, una vez advertida esta salvedad-no meramente terminológi-
ca-, ya podemos seguir denominándolo como queramos, siempre
que se precise que es indicador de actancia.
Con todo ello vamos perfilando en el verbo un sistema personal
del siguiente tipo:
356 Morfosintaxis
Hablante
< Oyente
marcado por la
Subsistema flexivo persona ni hablante-ni oyente
EL NÚMERO
é~ =vosotros (cantáis).
tú +t'}
tú+
MODOS VERBALES
1
Una gran parte de los contenidos de este tema están extraídos de nuestro artículo
«Modos verbales», en Estudios ofrecidos a E. Alarcos Llorach, IV, Oviedo, 1979,
págs. 117 y sigs.
2
F. Lázaro Carreter, Diccionario de términos filológicos, Madrid, 2.ªed., 1962.
3
Ch. Bally, Linguistique générale et linguistiquefran~aise, Berna, 3.ª ed., 1950;
A. Diaz Tejera, <<La frase interrogativa como modalidad>>, en REL, 3, 1, Madrid,
1971, págs. 95-116; A. García Calvo, «Funciones del lenguaje y modalidades de la
frase», en Estudios clásicos, 24, 1958, pág. 330; y «Preparación a un estudio orgánico
de los modos verbales», en Emerita, XXVIII, 1960, págs. 1-47 (citaré Preparación);
Gougenheim, «Modalités et unités verbaux en frani;ais», en Journal de Psychologie,
págs. 5-18.
Modos verbales 363
4
F. Brunot, La pensée et la langu.e, (3.ª ed., 3.ª tirada), París, 1965, págs. 513 y
sigs.
5
A. García Calvo, «Funciones del lenguaje y modalidades de la frase» (cit.).
6
Tal es el caso de Brunot (loe. cit.), que las agrupa en tales apartados, como cate-
gorías resultantes de una operación de juicio, del sentimiento o de voluntad.
364 Morfosintaxis
CONCEPTO DE MODO
7
A. Bello, loe. cit., pág. 164; A. M. Badía Margarit, «El subjuntivo de subordi-
nación en las lenguas romances y especialmente en iberorromance», en RFE,
XXXVIII, 1953, págs. 95-129.
8
S. Gili Gaya, Curso superior de sintaxis española (cit.), págs. 147 y sigs.;
E. Alarcos Llorach, «Cantaría, modo, tiempo y aspecto», en Estudios de gramática
fancional, págs. 95-108 (especialmente, pág. 101, donde «indicativo como el modo de
la realidad... el subjuntivo es, consecuentemente, el modo de la no-realidad»); B. Po-
rtier, Gramática española, Madrid, 1971, págs. 118 y sigs.; C. Hernández Alonso,
Modos verbales 365
Entre los que se apoyan en criterios múltiples para el estudio del
verbo -las combinaciones de criterios son diversas- cabe recordar
al Maestro Correas 9•
Tras este sencillo esquema, comentemos alguna de estas opinio-
nes, para fijar el concepto de modo y su sistema.
Don Andrés Bello considera los modos como «inflexiones resul-
tantes del influjo de otro elemento de la cadena hablada al cual se su-
bordina o puede estar subordinado el verbo». Son, pues, formas ver-
bales regidas. Ahora bien para aceptar que tal concepto fuese ''
distintivo de las formas del subjuntivo, tendrian que cumplirse las si-
guientes condiciones, que ya planteó Mariner 10 :
l. Que las subordinadas debieran ir en subjuntivo. Y esto no se
cumple en absoluto en nuestra lengua, en la que tanto aparecen en un
modo como en otro (ejemplos: Haré lo que me manden I Haré lo que
me mandan).
2. Que el subjuntivo, por sí solo, sin necesidad de transpositores,
implicase subordinación; es decir, que entrase en las proposiciones
subordinadas precisamente y sólo en ellas.
3. Que el subjuntivo no expresase modalidades propias de otros
modos.
Sintaxis española, Valladolid (5.ª ed.), 1982, págs. 246 y sigs.; y «Sobre el tiempo en
el verbo español», enREL, 3, 1, Madrid, 1973, págs. 174 y sigs.
9
G. Correas, Arte de la lengua española castellana (ed. y prólogo de E. Alarcos
Llorach), Madrid, 1954, pág. 243.
10
S. Mariner Bigorra, «Triple noción básica en la categoría modal castellana», en
RFE. LIV, 1971, págs. 209-252.
11
E. Alarcos Llorach, «Cantaría .. » (cit.), págs. 106 y sigs.
366 Moifosintaxis
12
Sin embargo, con este planteamiento y desde el punto de vista modal no se
explican fácilmente los valores asertivos del futuro (Mañana saldrá el sol, como todos
los días) ni los impresivos de mandato (No matarás).
13
G. Guillaume, Temps et verbe, París, 1965, págs. 32 y sigs.; B. Pottier, Intro-
duction d l'étude de la mo1phosyntaxe espagnole, París, 1963, págs. 59 y sigs.; V.
Lamíquiz, Lingüística española, 7.ª ed., Sevilla, 1983, págs. 313 y sigs. y Morfosin-
taxis estructural del verbo español (cit.), páginas 53 y sigs., ampliada en su nueva
versión El sistema verbal español, Málaga, 1982.
Modos verbales 367
Aquí nos interesan las tres primeras. Cada una de ellas comporta
unas modalidades; y ésas son objeto y rasgo distintivo de los modos
verbales, según García Calvo.
14
A. García Calvo, Preparación (cit.). También se ha aplicado esta teoría por L.
Rubio, «Los modos verbales latinos», en Emerita, XXXV, 1968, págs. 77-96; S. Ma-
riner Bigorra, «Noción básica de los modos en el estilo indirecto latino», en Emerita,
XXXV, 1965, págs. 47-59; e «Interpretación de los modos del verbo catalán según
una noción básica triple», enProhemio, II, 3, 1971, págs. 439-465.
15
García Calvo, Funciones ... (cit.).
368 Morfosintaxis
Así la función impresiva (conativa) supone las modalidades yusi-
va-imperativa, votiva u optativa; la expresiva está presente en las
exclamativas, las frases de sorpresa... ; en la lógica domina la modali-
dad declarativa, propia de las oraciones enunciativas, dubitativas, etc.
16
Cf. testimonios en M. Bassols de Climent, Sintaxis histórica de la lengua lati-
na, II, Barcelona, 1948, pág. 391. Es la postura de Jan Gonda (l'he Character ofthe
Indoeuropean Moods, Wiesbaden, 1956) y de Schwyzer, citados por García Calvo, de
Bassols, de M. S. Ruipérez (Potencial e imperativo: planos locutivo y delocutivo en
castellano actual, ponencia presentada al IV Congreso Internacional de Hispanistas,
Salamanca, 1971 ), de Gili Gaya y de Alarcos.
Modos verbales 369
17
No siempre carece de transpositores el infinitivo subordinado. Unas veces le
precederá un transpositor prepositivo y otras conjuntivo (Tenemos que ir). «Ni siquie-
ra el futuro de subjuntivo-acepta Mariner (página 225)- es un simple pero autén-
tico subjuntivo con todas las de la ley: por un lado, porque no es capaz por sí solo de
señalar subordinación o dependencia, sino solamente ayudado por indicadores ...». Cf.
l. Bosque, «Las bases gramaticales de la alternancia modal. Repaso y balance», en
Indicativo y subjuntivo, Madrid, 1990, págs. 13-65.
370 Morfosinta:xis
18
Defendida en el Esbozo ... (cit.), pág. 476.
Modos verbales 371
19
Ch. Hockett, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires (trad. de 4,ª ed.),
1972. No es preciso hacer revisión bibliográfica; pero sí creemos interesante recordar
que en el Esbozo para una nueva Gramática de la Lengua Española se distinguen el
indicativo, el subjuntivo y el imperativo, frente a las formas no personales; criterio
muy diferente del mantenido anteriormente por la R.A.E. (Gramática de la lengua es-
pañola), que había formado un modo potencial, junto a los de indicativo, subjuntivo,
imperativo, infinitivo ...
Modos verbales 373
EL INDICATIVO
EL LLAMADO «IMPERATIVO»
20
E. Alarcos Llora.ch, Estructura ... recogido en Estudios ... (cit.), págs. 60 y sigs.
21
E. Alarcos Llorach, «Sobre el imperativo», en Archivum, XXI, 1971, págs.
389-95; recogido, Estudios ... (cit.). págs. 95 y sigs.
376 Morfosintaxis
EL SUBJUNTIVO
22
Pueden completarse los planteamientos que aquí ofrecemos con: R. Navas
Ruiz, «Bibliografia crítica sobre el subjuntivo español», en Actas del XII Congreso
Internacional de Lingüística y Filología Románica, Madrid, 1970; y «El subjuntivo
castellano. Teoría y bibliografia crítica>>, en l. Bosque, (ed.). Indicativo y subjuntivo
(cit.), págs. 107-141. M.ª J. Gregario de Mac, El problema de los modos verbales,
Rosario, 1968; R. A. Farley, «Time and Subjunctive in Contemporary Spanish>>, His-
pania, LIII, 1970, págs. 466-475.
23
Loe. cit., págs. 219y229.
24
Cf. C. Salaün, <<Estudio sincrónico de las formas -ra, -se, -re», en Español ac-
tual, 23, 1972, pág. 14.
Modos verbales 379
mulas estereotipadas o arcaísmos sintácticos, salvo en algunos luga-
res.
En cualquier caso, su presencia no modifica nuestro planteamien-
to. Su carácter de futuridad, de hipotético y la casi exclusiva presen-
cia en subordinadas, lo definirían suficientemente. Mas no contamos
con él en el paradigma ni lo incluimos en las oposiciones ya que ape-
nas lo encontramos en el decurso 25 •
No creemos oportuno denominar «tiempos» ni «formas tempora-
les» a las variantes del subjuntivo, puesto que no están marcadas por
el tiempo externo, es decir, por las marcas temporales que establece
el hablante en pasado, presente y futuro.
En el subjuntivo hay varias perspectivas de tiempo.
Pongamos un ejemplo: ¡Ojalá venga mi hermano mañana! En él hay
qne discernir entre el momento de la enunciación, que es el tiempo
del hablante, en este caso, y el momento del enunciado que es el del
cumplimiento del deseo; al menos estas dos perspectivas temporales.
Y si de alguna manera se quiere insertar el tiempo en el subjuntivo,
ha de hacerse combinando varios puntos de vista. Eso es precisamen-
te lo que hace la actualidad o actualización, categoría que marca y
sistematiza al subjuntivo, según luego veremos.
Si cante y cantara no son dos formas temporales ¿serán modos
diferentes, como pretende Mariner?
Veamos lo que las diferencia y lo que las une. La forma cante
acepta las modalidades expresiva fundamentalmente e impresiva, se-
gún vimos; y está marcada por un serna de eventualidad. No puede
referirse nunca a un momento anterior al de la enunciación por el
hablante. Acepta la forma negativa pero no la interrogativa, salvo en
metalenguaje o estructuras truncadas (ejemplo: ¿Que cante yo? Im-
posible). La forma cante puede aparecer tanto en nexus independien-
25
Cf. M.ª Ángeles Sastre, Construcciones y usos de la forma -re en castellano,
Valladolid (tesis doctoral), 1993; R. Eberenz, <<Sea como fuere. En tomo a la historia
del futuro de subjuntivo, en l. Bosque (Indicativo y Subjuntivo, cit.); y B. Camús, «El
futuro de subjuntivo en español>>, Ibidem, págs. 41 Oy sigs.
380 Morfosintaxis
26
Cantara, derivado de un pluscuamperfecto indicativo latino (cantase lo es del
subjuntivo) ha heredado algunos de los valores que tenía su étimo latino. Estos, bre-
vemente, eran: 1) Anterioridad respecto a un tiempo pasado, especialmente un imper-
fecto. 2) Acción pasada, sin idea de anterioridad. 3) Indicativo con valor irreal. 4)
Valor irreal matizado por algunos adverbios. 5) Irrealidad, en la apódosis de una
condicional.
Cuando conserva los dos primeros valores es interpretado como arcaísmo sintácti-
co (cf. M. Alvar y S. Mariner, «Elementos constitutivos del español: Latinismos», en
E.L.H., 11, 1966, pág. 24) que se ha difundido especialmente en el N.O. de la Península
y en Hispanoamérica. Véanse asimismo, E. Ridruejo, «¿Cambios iterados en el sub-
juntivo español?», en I. Bosque, (cit.), págs. 361-382; M. Cruz Martínez, «Diacronía
de cantara», Archivum, XXXI, 1981-82, págs. 513-525.
27
Hasta el siglo XIV esta forma es más de indicativo que de subjuntivo. En los si-
glos xv y XVI decae el valor de indicativo. A fines del XVI y en el s. xvrr desaparece el
valor de indicativo. A fines del xv1n revive, y se difunde intensamente en el siglo x1x.
En el siglo xx persiste, aunque reducido.
Modos verbales 381
29
Cf. V. Lamíquiz, El sistema verbal del español, Málaga, 1982.
Modos verbales 383
b) El momento (de pasado respecto al hablante) de ennnciación
de la oración regente.
e) El momento de la subordinada en subjuntivo, que guarda re-
lación de posterioridad respecto a b) y es diferente respecto de a). De
aquí que pueda expresar una noción en pasado, presente o futuro res-
pecto al momento del hablante.
Por todo ello creemos que la forma cantel-a, primera del subjun-
tivo, está marcada positivamente por la actualidad; y la forma II
cantara/-se está marcada negativamente.
Y esta es la oposición que les sirve de base distintiva, pero dentro
de un solo modo, el subjuntivo, que tiene como archisemema la sub-
jetividad y sirve preferentemente a la modalidad expresiva. Las va-
riantes de modalidad se deben al contexto.
Comprobando todo esto en casos extremos de diferencia máxima,
en frases independientes, la distinción entre Tal vez lo haga y Tal vez
lo hiciera no es de posibilidad e irrealidad, sino que la segunda frase
es capaz de expresar la acción en el pasado, cosa que no puede el pre-
sente haga, y además encierra una mayor imprecisión temporal, que
es la que da un carácter preferentemente improbabilitivo. Pero las dos
frases contienen un matiz dubitativo, que es una variante de la subje-
tividad del hablante ante el enunciado, y una modalidad declarativa.
Otro tanto se puede decir de No creo que lo haga y No creo que lo
hiciera.
Cuando se usa la forma -ra en estos casos, es por tratarse de un
término más extenso.
Entre ¡Ojalá llueva! y ¡Ojalá lloviera! no hay diferencia modal.
En la primera se expresa un simple deseo prospectivo y en la segunda
un deseo capa2: de referirse al pasado apoyándose en una precisión
contextual y en un serna de improbabilidad que le nace de su impre-
cisión respecto al tiempo. Pero hay la misma función expresiva en los
dos, igual subjetivación del enunciado por el hablante y el mismo
contenido volitivo aparece en ambas. No hay, pues, diferencia modal.
Si llueva intensifica el deseo de la lluvia más que lloviera, es senci-
384 Morfosintaxis
Significación de ruego
(ej.: ¡Que pase!).
Modalidad Significación de deseo
expresiva (ej.: ¡Ojalá venga pronto!).
Significación de concesión
(ej.: Vaya, si quiere).
Subjuntivo en
oraciones
Modalidad Significación de mandato
independientes
impresiva { (ej.: Váyanse a casa).
30
El haber sido tratado este punto extensamente en otros lugares nos disculpa
nuestro planteamiento esquemático. Véase, por ejemplo, A. Bello (Gramática ... , cit.,
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 13
386 Morfosintaxis
Significado de la principal Verbo del nexus SN2
Optativo rwRuego
Consejo
Mandato
Voluntad
{Necesidad Subjuntivo
Operativo Conveniencia
Subjuntivo en
Valoración
proposiciones
con función Duda
deSN2 Posibilidad
Dubitativo Irrealidad
Desconocimiento
} Subjuntivo/Indicativo
Hipótesis
págs. 174 y sigs.), Gili Gaya (Curso ... , cit., págs. 19 y siguiente), R.A.E. (Esbozo ... ,
cit., págs. 455 y sigs.), Hemández Alonso (Sintaxis ... , cit., págs. 248 y sigs.) y R. Na-
vas Ruiz, El subjuntivo castellano, Salamanca, 1986.
Modos verbales 387
eso; Cuando vengas, tomaremos una copa; Si tuviera tiempo, no me
perdería ese viaje ... 31 •
31
Es de notar que las complementarias interrogativas indirectas totales, introduci-
das por si, no admiten generalmente el subjuntivo. En ellas el indicativo ocupa su lu-
gar: No sé si vendrá; Ignoro si lo habrá hecho. Y obsérvese que la forma negativa su-
perpuesta a algunos verbos provoca un cambio de su significado. Ejemplo: No creo
que esté en casa (valor de duda).
388 Morfosintaxis
(quizá, ojalá, tal vez... ), todo ello supone un complejo proceso psico-
lingüístico.
Por eso la extensión del subjuntivo en la lengua es índice de un
notable progreso y madurez lingüísticos. En este sentido hay que
interpretar el avance progresivo del subjuntivo a expensas del indica-
tivo desde la lengua medieval hasta hoy. Frases medievales que
significaban posibilidad, temor, duda, desconocimiento, hipótesis ... ,
aparecían en indicativo, y hoy exigen subjuntivo. Y construcciones
verbales medievales que iban en indicativo con carácter condicionan-
te, o temporal hipotético ... (ejemplos: Vive leda, si podrás; Quando
los gallos cantarán; Miedo han que y verná ... ), hoy no suelen expre-
sarse siuo en subjuntivo.
En fin, claro se ve que la preseucia del subjuntivo (y de uno u
otro modo) depende de factores lingüísticos (funciones-modalidades)
y psicolingüísticos (participación subjetiva del hablante en el enun-
ciado).
LA FORMA 'CANTARÍA'
32
A. Bello, Gramática de la lengua castellana, Buenos Aires, 8.ª ed., 1970, págs.
219 y sigs.
Modos verbales 389
gua Española esa fue la postura académica. En éste ya se la incluye
definitivamente entre los tiempos del indicativo con la denominación
de condicional, si bien subtitulándolo con el término de Bello"-
Su inclusión entre los futuros de indicativo es hoy casi general.
Así Gili Gaya, ofreciendo una revisión crítica de la cuestión, no duda
en asignarle el puesto de futuro hipotético.
La forma, según es sabido, nació sobre una perífrasis de infinitivo
con valor de obligatoriedad y prospectivo. Sobre el infinitivo y el im-
perfecto sincopado de haber (amare + hia ~ amaría) se forjó ese
futuro del pasado.
Es, pues, en su génesis, forma prospectiva respecto al pasado,
perifrástica, y de aspecto imperfectivo.
Su contenido es de posterioridad respecto a un pasado (Dijo que
vendría), no marcado en cuanto al presente del hablante, e indica po-
sibilidad matizada más o menos intensamente con la marca de im-
probabilidad. Mas esa marca de posibilidad le viene de su adscrip-
ción a un tiempo futuro y de ser forma no marcada por el tiempo del
hablante.
La posterioridad relativa es marca sintagmática, que se da en el
decurso, mientras que la de posibilidad es paradigmática, por su per-
tenencia a los futuros. Es una forma paralela al futuro absoluto canta-
ré. Si éste indica posterioridad respecto al presente, cantaría lo hace
refiriéndose al pasado.
La forma es, sin duda, plurivalente. Sus valores se distinguen se-
gún aparezca en frase independiente o en una proposición subordina-
da. Empecemos por este caso. Cuando la forma -ria aparece en su-
bordinadas, su valor es el de posterioridad respecto a un pasado: Me
aseguró que no faltaría. Pero es llamativo y dato importante para su
adscripción al indicativo el que nunca puede aparecer dependiente de
33
R.A.E., Esbozo ... , cit., págs. 263-472. La denominación de condicional induce
a confusión, pues en la parte auténticamente condicional o condicionante nunca puede
aparecer, salvo por regionalismo, y su presencia en la apódosis es una de sus funcio-
nes y valores, no distintivo ni privativo, ni siquiera más frecuente. Véase una crítica
detallada en Mariner (loe. cit.), págs. 232.
390 Morfosinta:xis
34
Conocido es el regionalismo cántabro-burgalés de la forma -ría en la prótasis de
las condicionales y en las otras subordinadas donde la norma exige subjuntivo: Me
pidió que lo haría; Si le ayudarías, él te lo agradecería._
Modos verbales 391
Hemos de recordar que la combinación si. .. -ra I ...-ría en las dos partes del perío-
do condicional es algo tardía; apenas aparece en los primeros documentos literarios
(escasas veces en el Poema de Fernán González, donde encontramos la primera do-
cumentación. .. ), pero se hizo forma dominante y general en el siglo xv1.
La combinación más antigua es -sel-ría.
La combinación -ral-ra es muy escasa en el Cantar de Mio Cid y en Berceo. In-
frecuente en Fernán González (Si essora tornaran, faeran bien venturados) y en el
Alexandre, y se va generalizando, hasta hacerse frecuente y general en el siglo xv.
La regresión de esta combinación -ral-ra es paralela al avance de si-ral -ría.
La alternancia de cantara y cantaría en la apódosis del periodo condicional no es
absoluta ni proporcionada en la lengua actual. Prevalece netamente -ría en las formas
simples, mientras que es mucho más frecuente -ra en las formas compuestas (Hubiera
cantado). Véase, entre otros, E. Ridruejo, «Cantaría por cantara en La Rioja», Ber-
ceo, 87, Logroño, 1975, pags. 123-134; y «Cantarla por cantara en el español de
Buenos Aires. A propósito de una interpretación sOciolingüistica», Actas del III Con-
greso Internacional de El español de América, llI, Valladolid, 1991, pags. 1193 y
sigs.; M. Martínez Martín, «La sustitución de cantara, cantase por cantaría en el ha-
bla de la ciudad de Burgos», LEA, V, Madrid, 1983, pags. 179 y sigs; M.ª A. Helguera
Castro, El uso del subjuntivo en la ciudad de Palencia. Estudio sociolingüístico, Va-
lladolid (tesis doctoral), 1993; M. Porcar Miralles (loe. cit.), especialmente págs. 133
y sigs.; G. Rojo y E. Montero Cartelle, La evolución de los esquemas condicionales,
Santiago de Compostela, 1983.
392 Moifosintaxis
cuencia de su situación en el sistema (no marcado temporalmente) y
de la posterioridad, que es el valor esencial en el decurso y el propio
de su étimo.
Mas conviene recordar que esta forma junto con la otra de futuro,
cantaré, están próximas a algunos valores del subjuntivo. En éste
aparecen ciertos rasgos de hipótesis o eventualidad, nacidos de la
modalidad que le corresponde; y en los futuros aparecen estos mis-
mos rasgos como consecuencia de la temporalidad futura.
CAPÍTIJLO XIX
FORMAS NO FLEXIVAS
INFINITIVO
1
Cf supra, págs. 368 y sigs.
394 Morfosintaxis
asignarle la categoría de modo. Además de poder funcionar como su-
bordinado, puede también formar nexus no subordinados y asimismo
puede funcionar como mero sintagma nominal. Posee la capacidad de
expresar una modalidad conativa (ejemplo: ¡Callar!; No fumar), ex-
presiva (ejemplo: ¡Decirme a mí esas cosas!) y aun declarativa
(ejemplo: Mientras tú te diviertes, yo coser, yo planchar, yo coci-
nar... ).
Y puede adoptar todas estas modalidades porque es el término
neutro de la oposición modal; y, en consecuencia, más extenso y ca-
paz de ocupar los contenidos de alguno de los términos marcados
(indicativo y subjuntivo), ya que, como es bien sabido, las oposicio-
nes lingüísticas, en general, son incluyentes y no excluyentes. Es,
pues, forma que conlleva aspecto verbal, es capaz de llevar comple-
mentos - y aun sujeto explícito, en ocasiones- y cuando funciona
nominalmente puede ir precedido de artículo.
Como ya anticipábamos, el infmitivo puede funcionar como un
sintagma nominal en cualquiera de sus funtemas. Así lo vemos como
SN1 (ejemplo: Querer es poder), o como SN2 objeto directo (ejemplos:
Quiero vivir así; Le mandé comprar un libro), o como SN2 atributo
(ejemplo: Vivir sin amigos no es vivir), o como 'suplemento' (ejemplo:
Trató de explicarnos un asunto delicado), o como SN4 (ejemplo: De
haberlo sabido, habría obrado de otra manera), pero prácticamente no
funciona como SN,, por el carácter/+ animado/ de éste 2 •
SUSTANTIVOS PERMANENTES
2
Algunos infinitivos, por el abundante uso que han tenido en función nominal,
han llegado a formar un plural, índice de una completa sustantivación (los haberes,
los deberes).
Formas no flexivas 395
4
Pensemos que la misma interpretación ha de darse a las llamadas «completivas
de infinitivo no concertado» latinas. En Vidi te fecisse illud hay un claro complemento
directo, te, con un elemento que se le atribuye, un sintagma adyacente, fecisse illud.
Lo del tradicional «sujeto del infinitivo en acusativo» es herencia de una gramática
basada en criterios semánticos.
Formas no flexivas 397
posición que corresponde al sintagma, y puede llevar sus propios
complementos y aun sujeto.
Veamos algunos ejemplos de los valores más usuales:
con+ infinitivo -t valor concesivo (ej.: Con ser tan rico, no sabe disfru-
tar de su riqueza).
de+ infinitivo --+ valor condicional (ej.: De haberlo sabido, habría
actuado de otro modo).
para +infinitivo --+ valor de finalidad (ej.: Hemos venido para saluda-
ros).
al+ infinitivo --+valor temporal (ej.: Al amanecer saldremos).
hasta +infinitivo --+ valor temporal (ej.: Esperemos hasta el amanecer).
a+ no+ infinitivo --+ valor condicional (ej.: A no estar seguro de ello, no
lo diría).
GERUNDIO
5
Alarcos Llorach, en «Términos adyacentes ... » (cit.), juzga que en oraciones co-
mo Al tocar el sacristán las campanas o Al llamar el criado, etc., el sacristán y el
criado no son sujetos, sino «adyacentes temáticos» del infinitivo. Mas ésta no es pro-
piamente una función. Si hay un verbo, y el otro elemento no es SNz, SN3 , ni SN4., no
lleva rasgo prepositivo y es conmutable por él, nos parece claro que funciona como
sujeto. El quid de la cuestión reside en aceptar o no que el infinitivo forma una estruc-
tura de nexus en tales casos.
400 Morfosintaxis
6
Gili y Gaya, loe. cit., pág. 174.
402 Morfosintaxis
PARTICIPIO
El caso del participio es, en realidad, bien distinto a los del infi-
nitivo y del gerundio. Solamente su valor aspectual y el haber forma-
do parte de un subsistema verbal perifrástico, el de los 'tiempos'
compuestos, así como de otra serie de perífrasis verbales, son los ca-
racteres verbales que conserva. Por lo demás, se ha gramaticalizado
de tal modo que difícihnente puede llamarse 'verbo'.
Formas no flexivas 403
No es posible concebir un verbo con morfemas de género y nú-
mero, y sin los suyos propios. El participio, pues, es un derivado ver-
bal, un auténtico deverbativo -corno lo eran los participios lati-
nos-, que retuvo ciertos lazos con algunas formas verbales a través
de una compleja gramaticalización, de la que hablarnos más adelante.
Mas el que sea un puro derivado verbal, y su presencia en las
formas compuestas nos ha inducido a tratarlo en este capítulo.
Objetivamente, podriamos decir que hay dos signos distintos, pe-
ro originados por la misma forma: un participio verbo (en los tiempos
compuestos y alguna perífrasis), y un deverbativo que opera en el
sintagma nominal de diversos modos.
El participio corno formante de verbo, ha quedado estereotipado,
inmovilizado en cuanto a su forma, y plenamente gramaticalizado.
Mas de esto nos ocuparemos más adelante.
Es la forma deverbativa no flexiva de aspecto perfectivo, marcada
por morfemas de género y número, rasgo común a adjetivos y a sus-
tantivos.
Sólo tiene una forma simple, con las variantes formales ya seña-
ladas 7• Sus funciones se asemejan notablemente a las del adjetivo.
El participio de presente latino se ha perdido casi totalmente en
nuestra lengua. Casi todos ellos han adquirido función de adjetivo
(obediente, fascinante, condescendiente, ardiente ... ), o de nombre
(asistente, sirviente, estudiante ... ). De ellos quedan con auténtico
valor de participio de presente pocos más de una docena (abusante,
ausente, ... ).
El participio castellano, heredero del participio de pretérito latino,
tiene las siguientes funciones principales:
Elemento formante de las formas compuestas de los verbos.
Adyacente de cualquier sintagma nominal.
En «frase» absoluta.
7
Cf. «Morfología del verbo», supra, págs. 342 y 348.
404 Morfosintaxis
EL TIEMPO EN EL VERBO
1
G. Guiilaume, Temps et verbe, París, 1965.
El tiempo en el verbo 407
2
Benveniste, «Les relations des temps dans le verbe franyais», en Prob/emes de
linguistique générale, París, 1966, págs. 237-250.
408 Morfosintaxis
3
H. Weinrich, Estructura y función de los tiempos en el lenguaje, Madrid, I968.
4
W. E. Bull, Time, tense and the verb, Berkeley, 1968.
El tiempo en el verbo 409
enunciado en el tiempo, el eje del hablante y el punto cero en el pa-
sado. Establece Weinrich los dos grupos temporales de la siguiente
forma:
Narrado Comentado
cantaría cantará
habría cantado habrá cantado
iba a cantar va a cantar
acababa de cantar acaba de cantar
había cantado ha cantado
cantó canta.
cantaba
5
Weinrich, loe. cit., pág. 143.
El tiempo en el verbo 411
REPLANTEAlvlIENTO
S' P' A, s, P,
.P:.' sn pn
6
En <<Relaciones entre temporalidad y aspecto», en l. Bosque (ed.), Tiempo y as-
pecto en español, Madrid, 1990, págs. 17-43; <<La temporalidad verbal en español>~.
Verba,!, 1974, págs. 68-149.
412 Morfosintaxis
trata de asignar un punto en cada tiempo verbal en relación con el
origen (O) o con un secundario punto de origen (O-V), (O+V), que
podrian estar situados en A y P, etc. Es decir, que sobre las constan-
tes deícticas relativas de tiempo, simultaneidad a un punto (S), ante-
rioridad (A) y posterioridad (P) en el primer nivel o en alguno suce-
sivo, cree poder situar y definir todas las formas verbales de la
lengua. Y esto sólo es posible parcialmente, corno veremos. Así, sin
entrar ahora en esa cuestión detenidamente, ¿cómo explicar los con-
tenidos y marcas temporales de formas corno ¡Ya era hora de que
llegases! o Iba siendo hora de que llegases o Nos fuimos (México) o
Todas las decisiones que hubieren tomado en su día quedan invali-
dadas desde ahora con esta ley? Su planteamiento de las «dis-
locaciones» no es convincente ni explica suficientemente todos los
casos.
Tampoco su concepción del aspecto coopera en exceso para in-
terpretar los nurnerosísirnos contenidos del verbo español. Mas sobre
esta cuestión volveremos más adelante.
Estarnos totalmente de acuerdo en que la temporalidad lingüística
es una categoría deíctica múltiple y flexible que pivota sobre más de
un eje, y que es sustancialmente relativa. Esta relatividad se sustenta
sobre tres tipos de relación, o tres constantes: anterioridad, simulta-
neidad y posterioridad de unos momentos sobre otros.
Pero hay un punto que no se puede menospreciar -y menos en
la lingüística actual- por su interés fundamental: el momento de la
enunciación, imprescindible para cualquier realización de un enun-
ciado, y punto desde el que se emite cualquier mensaje, temporal y
, no temporal, esencia del hablar y pilar de toda relación temporal. No-
sotros lo tendremos muy presente para nuestra propuesta.
A nuestro entender, son varios los momentos temporales que han
\ de distinguirse en la expresión lingüística y en concreto en el enun-
J ciado de un verbo. Uno, el momento de la enunciación o elocución
· (E), que coincide con el presente del hablante y está en continuo de-
· : venir; el momento de los acontecimientos, acciones o procesos ex-
presados (A); y por fin, el momento de referencia, el de la perspecti-
El tiempo en el verbo 413
va, donde se sitúa el hablante para enfocar el enunciado del verbo;
momento del punto de vista donde se sitúa el que emite el enunciado
(R). Y parece claro que la relación temporal de R con E dará un enfo-
que particular al enunciado, diferente si es de anterioridad o de simul-
taneidad; y variará asimismo el mensaje segúu que la relación RIA
sea de simultaneidad o prelación de uno de los elementos respecto al
otro. E igualmente la correlación E/A, secundaria, puede ser triple.
Son tres, al menos, los puntos de temporalidad que intervienen en
el contenido del verbo, y sus relaciones, como veremos, son múlti-
ples.
Con un ejemplo quizás se vea más claro lo expuesto. Si decimos:
Colón descubre América en 1492,
y
Colón descubrió América en 1492,
7
El signo!~! significa 'simultáneo a'; y el/>/ 'anterior a'.
8
Estas 'temporalidades' y su correlación se remontan a H. Reichenbach, Elements
of Symbolic Logic, New York, 1952. Recientemente J.J. Acero (en «Las ideas de Rei-
414 Morfosintaxis
chenbach acerca del tiempo verbal», en l. Bosque (ed.), Tiempo y aspecto en español
(cit.), págs. 45-75) <<descubre» el interés de esta teoóa y su aplicabilidad a la tempo-
ralidad, ignorando -espero que no desconociendo- los trabajos, escasísimos por
cierto, que sobre esta perspectiva se han hecho, y aplicados a nuestra lengua
El tiempo en el verbo 415
No tiempo 0: Presente
Categoría
de tiempo
< .
Tiempo
+
< N o marcado (virtual, prospectivo): Futuro
+ - - - amaría - - - - +
x·~---------------------------------~,Y'
~amaba ',,
'' ''
'' ''
'' ''
'' ''
' ''
'
', amé amo amaré ',
X'---------------~y
Pasado Presente Futuro
9
<<Estudío del verbo español», en Estudios ... (cit.), págs. 56 y sigs.
416 Moifosintaxis
cantaba amaría
El tiempo en el verbo 417
. Anterioridad
Anterioridad
Prelación Posterioridad
Simultaneidad
Actualidad.
Weinrich, Pottier y Vida! Lamíquiz 10, entre otros, recordando a
Damourette y Pinchon, presentan la noción de actualidad corno cla-
sificador subjetivo del verbo español, ajustándolo a un sistema bina-
actual +
rio . Según Lamíquiz, «esta correspondencia se rnani-
inactual -
fiesta en la dependencia funcional o subordinación, patente en el paso
del estilo directo al estilo indirecto».
Mas el planteamíento no es tan claro corno parece.
Anticiparemos que de ningún rnodo creernos que la actualidad
sea criterio sisternatizador del indicativo, aunque sí esté presente en
el subjuntivo.
Tal corno se presenta, exige demasiados requisitos: sólo se com-
prueba en determinado tipo de subordinación, con un verbo regente
obligatorio, decir, y en pasado, y deja de operar cuando se cambia el
tiempo del verbo dominante o principal, o cuando se cambia el ver-
bo 11.
Creernos que se trata de una variante de la medición relativa
contextual, que no afecta a todo el verbo, pero que sí marca el com-
portamiento y construcciones del subjuntivo, como vimos en su lu-
gar 12. En todo caso, se trata de la actualización del hablante al mo-
10
Weinrich, loe. cit., pág. 54; Pottier, Gramática ... (cit.), pág. 77 y V. Lamíquiz,
Morfosintaxis ... (cit.), pág. 61; y El sistema verbal del español, Málaga, 1982, págs.
24 y sigs.
ll Cf. nuestro «Sobre el tiempo en el verbo español» (cit.), págs. 153 y sigs.
12
Cf. supra, págs. 3 79 y sigs.
422 Morfosintaxis
INDICATIVO - PRESENTE
13
Para las correlaciones de estos tres momentos temporales y su combinatoria,
véase J. Nicola, «Teoría de los tiempos verbales», Universidad de la Habana, 1973.
Recordemos de nuevo que!~! significa •simultáneo a'; y/>/ 'anterior a'.
El tiempo en el verbo 423
Esta sería, pues, la fórmula definidora del presente, que podernos
representar:
14
Cf. más adelante, págs. 459 y sigs.
424 Morfosintaxis
y r----+- - - · - - -·- - - · b
imperativo
Y4 _____ .,.bs
de conato
y
El tiempo en el verbo 425
Hasta aquí los valores del presente que amplían su campo signifi-
cativo indistiutamente hacia el pasado y futuro; veamos ahora los que
sólo lo hacen en una dirección.
El presente histórico o narrativo (a4-y2) es llamado así porque
revive hechos pasados, que ponemos ante nosotros aproximándolos a
nuestro presente. Es lógico que se utilice en una narración para dar
vida y fuerza a lo narrado y como recurso frecuentísimo en el habla
coloquial. Viene a funcionar como un zoom cinematográfico, que nos
aproxima un hecho distante en el tiempo. Ejemplos:
Colón descubre América en 1492;
Entonces llega el jefe, abre la puerta y les dice ...
IMPERFECTO
16
Para todas estas cuestio~es, véase, C. Hemández Alonso (coord. ), Historia y
presente del español de América (cit.).
El tiempo en el verbo 431
R
•
-----········· ...... .
A
Señalemos, por fin, unos valores del imperfecto propios del futu-
ro hipotético:
a') Se escucha coloquialmente un imperfecto en la oración
principal del período con un nexus condicional. Ejemplo:
Si tuviera dinero, compraba este coche.
R
•
•
E
19
Cf. nuestro estudio «El futuro absoluto de indicativo», en Archivum, Oviedo,
1968, págs. 29 y sigs.
436 Morfosintaxis
Piénsese que es el mismo fenómeno que ocurrió en el paso del
latín al castellano: la pérdida del futuro y su sustitución por una for-
ma perifrástica prospectiva, AMARE+ HABEO (>amaré).
Cierto que el futuro es un tiempo de significado abstracto y que
este factor también influye en el desuso progresivo del tiempo futuro,
pero esto no nos parece elemento decisivo ni determinante de su es-
casa frecuencia.
FUTURO HIPOTÉTICO
Ya vimos, al estudiar los modos del verbo español, que esta for-
ma, cantaría, no es un modo aparte, sino un simple futnro hipotético
respecto del pasado, dentro de los tiempos del indicativo 20 •
Se formó de manera semejante al futuro simple. Si amaré lo hizo
sobre amar(e) + he (< habeo); amaría deriva de amar(e) + (h)ía (< :
habebam).
Y si el primero es un futuro respecto al presente (presente es el
tiempo que entra en su formación), cantaría es futuro respecto al pa-
sado (pues pasado es el auxiliar que lo formó), independientemente
de que su contenido se cumpla en el presente, pasado o futuro respec-
to al momento del hablante. Los dos tuvieron en su origen un valor
de obligatoriedad, pero el futuro hipotético lo ha perdido.
Corno forma temporal del indicativo significa un proceso o ac-
ción posterior al momento de la referencia R, y respecto al momento
del enunciado puede ser indistintamente anterior, simultáneo o pos-
terior. Su rasgo de futnridad relativa ha de medirse, pues, fundamen-
talmente con relación al momento R.
Lo definen las fórmulas siguientes:
2
°Cf. supra, págs. 388 y sigs.
El tiempo en el verbo 437
R>E
R
E
22
Cf. supra, págs. 378 y sigs.
440 Morfosintaxis
23
Cf. supra, págs. 381 y sigs.
El tiempo en el verbo 441
mas del subjuntivo en determinadas construcciones, y que podemos
formular sobre el siguiente sistema opositivo:
<
no ".'.'tual: cantara (-se)
Actualización
actual: cante (-a)
+
FORMAS COMPUESTAS
Había amado
~~~~~~-----------~~~~~~
Imperfecto + Perfectivo
1
Ver capítulo XXII.
Formas compuestas 445
..8
u
..8
u
~ ~
~ ----f¡I>- hacía ,ro____.., haría
X',..--·----::------------------- i::-------,y'
.g~-
' ' ' ..el .g .. ' '
..el
'' ''
''
'
'
''
x' .._ .§ ______ .§ ______ ..§ " Y
] ____.,,.hice ] ____.,,. hago ], __.,. haré
o ], 'º
] i
A lo largo de su historia estas formas han sufrido una grarnatica-
lización notable. Desde una significación resultativa en el tiempo co-
rrespondiente a la forma simple han pasado a designar un hecho en
un momento anterior al punto de vista de la referencia. Expliquérnos-
lo sobre un ejemplo: He hecho ha pasado desde un significado
«Tengo en este momento hecho ... » al de «hice en un pasado conecta-
do con el momento del hablante».
2
Es preciso que fijemos el concepto de auxiliaridad. En un grupo sintagmático,
para que uno de los componentes funcione como auxiliar, ha de haber una significa-
ción conjunta que no coincide exactamente con los rasgos de contenido de los elemen-
tos que lo forman. Podríamos representarlo así: a ± b --+ B '. Esto implica una dese-
mantización del auxiliar, parcial o total, y una síntesis de significados.
El auxiliar ha de funcionar como un morfema libre del grupo sintagmático y es el
portador de los morfemas flexivos propios del verbo. El auxiliar, como dice Portier,
incide sobre el otro verbo; y el grupo con auxiliar no puede romperse sin que cambie
el significado. El auxiliar, además, ofrece una perspectiva de la realización del proce-
so del otro verbo. Es rasgo importante de la auxiliaridad el que los componentes del
grupo no son libremente conmutables, pues no son segmentables en dos unidades
sintácticas. Son grupos sintagmáticos unitarios que han sufrido un proceso de grama-
ticalización.
448 Morfosintaxis
PERFECTO COMPUESTO
3
Cf. Eva Seifert, <<Haber y tener como expresión de la posesión en español», en
RFE, XVII, 1930, págs. 233-276 y 345 y sigs.
Formas compuestas 449
"'- E
Presente
''
''
'
'
........ E
A>R
A>E -+A>R-E
E-R
5
Cf. Alarcos, Estudios ... (cit.), págs. 13-49.
6
Para algunas variantes de uso en la península, en Hispanoamérica, véase más
arriba, págs. 429 y sigs.
Formas compuestas 451
EL PLUSCUAMPERFECTO DE INDICATIVO
R
A •
• E
propio de un antepretérito.
Por su relación con el pretérito imperfecto (está formado con el
auxiliar haber en imperfecto) adopta muchos de los valores de aquél.
452 Morfosintaxis
7
Véase, para todas estas cuestiones, Ch. E. Kany, Sintaxis hispanoamen·cana,
Madrid, Gredos, 1969; y la ya citada C. Hemández Alonso, Historia y presente del
español de América.
Formas compuestas 453
Más raro es escuchar Cuando hubo salido ... ; o Luego que hubi-
mos terminado con todo ...
Ha caído en desuso porque, como se deduce de lo anterior, no es
rentable en la lengua.
FUTURO COMPUESTO
E
propios de un antefuturo.
454 Morfosintaxis
Los valores que adquiere esta forma verbal en el decurso son pa-
ralelos a los del futuro simple y nacen, igualmente, de los dos rasgos
distintivos que contiene: perfectividad y eventualidad.
Significativamente está a medio camino entre pretérito perfecto
de indicativo (he cantado) y el subjuntivo (haya cantado).
Los principales valores secundarios que puede adquirir son:
a) De probabilidad en un pasado próximo (ejemplos: Habrán
dado las diez; Habrán estado de veraneo).
b) Valor de sorpresa (ejemplo: ¡Habráse visto cosa igual!),
mediatizado por el tono y la modalidad de la oración.
No poco frecuentes son las construcciones en que este tiempo al-
terna con los pretéritos perfectos de indicativo y subjuntivo, aunque
cada uno conserve su peculiar matización. Entre
ya ha venido
Supongo que habrá venido
{
haya venido
R>A
R>E -R>A>E
A>E
de auténtico pospretérito.
Que podemos presentar en el gráfico:
•
A
RECAPITULACION
8
Véase además, E. Alarcos, <<Evolución del verbo latino al verbo español»,
Gramma-Temas, I~ León, 1992, págs. 27-37.
Formas compuestas 457
a)
Formas simples Formas compuestas
canto he cantado
canté hube cantado
cantaba había cantado
cantaré habré cantado
cantaría habría cantado.
b)
Canto
canté he cantado
cantaba había cantado
cantaré habré cantado
cantaría habría cantado.
ASPECTO VERBAL
1
Un planteamiento general de los problemas, conceptos y presupuestos. sobre el
aspecto, puede verse en J. MacLennan, El problema del aspecto verbal, Madrid,
1962. Este autor, ante las dificultades que presenta esta categoría verbal, niega lapo-
sibilidad de abordar su estudio desde una perspectiva estructuralista. Véase, más re-
cientemente, E. Coseriu, «Aspect verbal ou aspects verbaux? Quelques questions de
théorie et de méthode», en J. Davis y R. Martin (eds.) La no/ion d'aspect, Paris, Klin-
cksieck, 1980, págs. 13 y sigs.
Aspecto verbal 459
tiempo y, para mayor dificultad, uo posee uu morfo propio sino uuo
común para tiempo-modo-aspecto. Mas, a pesar de ello, es reconoci-
ble y de ningún modo debe confundirse con el tiempo; se trata de uua
medición del proceso verbal en el tiempo, y que además está en co-
municación con el «modo significativo de la acción» o aktionsart.
Por ello lo primero que urge es deslindar estos conceptos próxi-
mos al aspecto para no confundirlos.
El «modo significativo de la acción» o aktionsart -término ge-
neralizado desde Agrell - responde a uu criterio eminentemente se-
!nántico; viene a ser la manera corno se desarrolla el proceso verbal,
rasgo semántico, marcado por elementos léxicos, contextuales, si-
tuacionales ...
Según estos rasgos se distinguen verbos perfectivos e imperfecti-
vos, también llamados desinentes y permanentes (por Bello)2 o cícli-
cos y no cíclicos ... , según que el proceso significado tenga uu ténni-
no fijo o no, según que la acción necesite llegar a término para
realizarse o no.
Mas conviene recordar que no siempre es fácil precisar si un ver-
bo es perfecfovo o no lo es en castellano, y que tal clasificación de
base semántica no agota todos los modos significativos de los verbos
castellanos.
Roca Pons 3 esboza una clasificación de los verbos, no completa,
atendiendo a la rnornentaneidad o duración de la acción, en nueve
grupos poco precisos y homogéneos, que tampoco cubren toda clase
significativa de los verbos.
A esa distinción de verbos perfectivos e imperfectivos (o desinen-
tes y permanentes) hay que añadir otras variantes de modos de acción
como el incoritivo, ingresivo, iterativo, frecuentativo, terminativo ...
2
A. Bello, Gramática...... (cit.).
3
J. Roca Pons, Estudio sobre perífrasis verbales del español, Madrid, 1958, págs.
32 y sigs.
460 Morfosintaxis
frecuentativo
.............
10
Loe. cit., pág. 133.
11
Brunei, <<L'aspect et l'ordre du proces engrec», enBSLP, 42.
12
Cf. Roca Pons (loe. cit.).
13
M. Bassols de Climent, «La cualidad de la acción verbal», en Estudios dedica-
dos a Menéndez Pida/, 11, Madrid, págs. 135 y sigs.
464 Morfosintaxis
14
G. Rojo, «Relaciones entre temporalidad y aspecto en el verbo español» (cit.),
págs. 31 y sigs.
15
Knud Togeby, Mode, aspect et temps en espagno/, Copenhague, 1953, pág.
110.
16
Cf. Alarcos Llorach, enArchivum, 5, Oviedo, 1972; y M. Sánchez Ruipérez, en
Word, 10, pág. 94.
17
B. Pottier, Mo1phosyntaxe espagnole, Parí~, 1958, pág. 216.
Aspecto verbal 465
Una tesis importante sobre el aspecto es la de Ruipérez 18 , quien,
aunque lo ciñe solamente a los tiempos del pasado, formula una opo-
sición privativa sobre la marca de duración entre cantaba y canté. Y
así el término marcado aspectualmente es el imperfecto -cuyos va-
lores explica corno variantes del significado básico- y su marca es
la de duración; mientras que el indefinido contiene los valores pro-
pios del término no marcado por aquel rasgo. Sobre esta oposición
volveremos más adelante.
Tras este breve panorama critico de algunos estudios sobre el aspec-
to verbal en español, iremos centrándonos en nuestro planteamiento.
REPLANTEAMIENTO
20
W. Matthies, Die aus den intransitiven Verben der Bewegung und dem Partizip
des Pe1fekts gebildeten Umschreibungen im Spanischen, Jena y Leipzig, 1957 (apud
Roca Pons, Introducción a la gramática, cit., pág. 92).
Aspecto verbal 467
marcado al imperfectivo. Para nosotros lo más llamativo y lo distinti-
vo es que una forma verbal, gracias a su morfema aspectual, exprese
un proceso, acción, acontecimiento, ... en su desarrollo, en su devenir.
En el subsistema no flexivo, pues, entendemos la siguiente for-
mulación:
/ No marcado 0: infinitivo
Categoría /
de aspecto \
'\
,,,,-_.....-no cursivo-perfectivo =participio -
~---~_..,,,.
\ Aspecto
marcado~
~------.. cursivo-imperfectivo =gerundio +
21
Bien se ve que, por el momento, prescindimos de las formas compuestas.
468 Morfosintaxis
22
Loe. cit., pág. 135.
Aspecto verbal 469
Esto coincide, a fin de cuentas, con la tesis de Koschrnieder desa-
rrollada por Safarovicz y aplicada de modo particular al español, por
J. Slawornirski 23 ; según la cual, el aspecto imperfectivo consiste en el
enfoque de la acción desde su mismo momento, mientras que el per-
fectivo es el resultado de enfocarla desde un momento posterior
(exterior, diriarnos nosotros) al suyo.
Por ello el imperfecto es un tiempo muy idóneo para la descrip-
ción y el pasado simple lo es para la narración, o, corno quiere Wein-
rich 24 , forman dos plauos diversos de comunicación.
La posible combinación de verbos de «modo de acción» y aspec-
to perfectivos con complementos significativos de extensión, o vice-
versa, no anula de ninguna rnauera el plautearniento, sino que nos
confirma que hay otros elementos en el decurso que rnodificau o ra-
tifican el modo significativo global de la frase, para ser más exactos,
que la frase expresa un modo significativo (o «aspecto conjunto» pa-
ra algunos), que es la srnna de la aktionsart verbal más elementos
acornpañautes y modificadores y del aspecto verbal en sí mismo, que
es el que ahora nos ocupa.
De ninguna rnauera podernos fundir la perspectiva de aspecto, la
irnperfectividad de cantaba, con la simultaneidad en el pasado 25 •
Ésta es un rasgo semántico de temporalidad en el decurso pero en
absoluto podernos hacer de él rasgo distintivo y privativo del imper-
fecto dentro del sistema: es, solamente, un valor que dicho tiempo
adopta en el decurso. Y suponer un complemento circunstaucial de
tiempo omitido, antes, como hacen algunos autores, para explicar la
sirnultaueidad en el pasado permauenternente, no es más que inventar
un adverbio coincidente con el tiempo pasado de tal forma verbal .
. Así también podremos decir que el presente marca simultaneidad con
un ahora supuesto, cuaudo no hay tiempo expreso, y que el futuro se
distingue por su sirnultaueidad con un después, si no hay explícito
23
J. Slawomirski, <<La posición del aspecto en el sistema verbal español», en REL,
13, 1, Madrid, 1983, págs. 91-119.
24
H. Weinrich, Estructura y función de los tiempos en el lenguaje (cit.).
25
Cf. G. Rojo, loe. cit., págs. 135 y sigs.
470 Morfosintaxis
26
J. SabrSuJa, «Contribution aux pmblémes de méthode de la recherche dans le
domaine de l'aspect verbal (langues romanes)», en Actes du xe Con gres lnternational
de Linguistique et Philologie Romanes, París, 1965, 1, pág. 160.
27
«Observaciones ... » (cit.) pág. 435.
Aspecto verbal 471
canto
0
28
Bassols, loe. cit., pág. 285; R. Lenz, La oración y sus partes (cit.) pág. 480.
29
Así, por ejemplo, en Ch. Rallides, The Tense Asped System of the Spanish
Verb, La Haya, 1971, pág. 15, n. 27.
30
J. Roca Pons, Estudios sobre perífrasis ... (cit.), págs. 41 y sigs.
Aspecto verbal 473
Esta misma op1mon condujo a algunos a creer imperfectivo
(igualmente «no acabado») al presente. Mas, sin duda alguna, eso es
temporalidad, o dependerá del modo de acción, y no del aspecto.
Creernos, pues - y no por capricho de sirnetria o paralelisrno-
que en los tiempos del futuro está plasmado el aspecto de la misma
manera que en los del pasado.
Antes de aclarar en qué nos basarnos para incluir al futuro absolu-
to o simple entre los tiempos aspectualmente perfectivos, anticipare-
mos el sistema opositivo que entendernos en el futuro:
+
cantaría / cantaré
canto
0
31
K. Togeby, loe. cit., págs. 110 y sigs. Adviértase que no es un caso insólito el
que la forma de futuro simple tenga aspecto perfectivo, pues lenguas en que esta cate-
goría de aspecto está nitidamente marcada, como las eslavas tienen un futuro perfecti-
vo.
Aspecto verbal 475
A..-------------+------------ Z
<
Futuro (cantaré)
CATEGORÍA
DE Perfectivo
ASPECTO Pasado (canté)
Aspecto
marcado
<
Futuro (cantaría)
Imperfectivo
+ Pasado (cantaba)
EL ASPECTO Y EL SUBJUNTIVO
este modo verbal sea ajeno al aspecto, sino que su marca está muy di-
fuminada porque en él prevalece el rasgo de modalidad.
Las formas I y II del subjuntivo reflejan parcialmente la situación
del aspecto en el indicativo y así podernos decir que la forma I, la del
llamado «presente», es perfectiva; mientras que la II, de los imperfec-
tos, es irnperfectiva. Es decir, que la primera concibe el hecho corno
un todo cerrado, y la perspectiva del hablante está hecha desde el
momento del habla, el momento de la enunciación; y en la forma II
se marca el proceso en su devenir, abierto, acompañando el hablante
ese transcurso con una perspectiva paralela y simultánea.
32
Al fenómeno de desemantización que acompaña a la gramaticalización, Molho
(Sistemática del verbo español, Madrid, 1975, págs. 132 y sigs.), lo denomina, con
criterio lógico, •subductividad', consistente en el aumento de la extensión significativa
correlativo a la disminución de la 'comprensión'.
33
M. Molho, loe. cit., págs. 86 y sigs. Para todas estas cuestiones véase capítulo
anterior.
Aspecto verbal 479
Este, que exige un verbo <<Vivo» combinado con otro «muerto»
(el participio), significa una situación resultativa del proceso. Así
vemos que, por otros caminos, este autor llega a criterios parecidos a
los aquí expuestos.
El subsistema originario de las «formas compuestas» es totalmen-
te paralelo al de las «simples». Es decir, que a cada forma flexiva del
verbo, presente, indefinido, imperfecto ... , corresponde una forma
«compuesta>>, que significaba el resultado del proceso verbal en re-
lación con (= con referencia a) el tiempo del auxiliar. Así, había
cantado, en origen, expresaba el valor resultativo en un pasado im-
perfectivo de un proceso anterior a él y perfectivo.
CAPÍTULO XXIII
PERÍFRASIS VERBALES
PERÍFRASIS DE INFINITIVO
""'~"·· ¡ haber de
haber que
tener que
(tener de)
deber
ira
pasar a
echar (se) a
ponerse a
Incoativas .......................... . meterse a
comenzara
empezara
lanzarse a
dar en
romper a +infinitivo
Hipotéticas y de aproximación ........ . { deber
venir a
de
volver a
Reiterativas ........................ . { insistir en
Perfectivas ......................... .
¡
Modales ............................ { poder
venir a
llegar a
acabar de
acabar por
dejar de
alcanzara
querer
soler
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 16
482 Morfosintaxis
CRITERIOS DISTINTIVOS
1
M. Launay, «Acerca de los auxiliares y frases verbales», en L.E.A., II, 1, 1980,
págs. 39-79.
484 Morfosintaxis
2
R. Sauer, Sentential Complementation in Spanish, University of Washington,
Ann Arbor (Michigan), 1977; V. Demonte, La subordinación sustantiva, Madrid,
1977; y M.ª Luisa Hemanz, «Las perífrasis verbales de infinitivo en español: hacia
una posible solución transformacional», en REL, 10, 2, Madrid, 1980, págs. 411 y
sigs.
Perífrasis verbales 485
no podemos preguntar
b. *¿De qué ha Luis?
Entre las que expresan obligación las más lexicalizadas son haber
de y haber que + infinitivo; ésta última sólo se usa en oraciones im-
personales, en tercera persona de singular (ejemplo: Hay que hacer-
488 Moifosintaxis
lo); tener de y haber de apenas se usan actualmente en la Península,
mientras que haber de es frecuentísima en Hispanoamérica para re-
emplazar al futuro. Más frecuente es tener que. En deber + infinitivo
se percibe claramente que la aktionsart del verbo deber apoya la
obligatoriedad del conjunto perifrástíco, donde el infinitivo en origen
funciona igualmente como SN2 •
En ellas se cumplen todas las condiciones exigidas y se muestra
claramente la desemantización del auxiliar. Veamos, por ejemplo, al-
gún caso:
VIII a. Debes hacer tal cosa.
b. Tal cosa debe ser hecha por ti.
c. Debes hacerme unfavor-+Me debes hacer un favor.
pero no
d. *Debes que tal cosa sea hecha por ti.
e. *Lo debes.
Por contra en
e. Me voy a leer la carta
4
M. Casado Velarde, «El verbo soler y los modales», BRAE, LXIII, 1983, págs.
67-76.
5
Cf. Launay y M.ª L. Hemanz (loe. cit.).
Perífrasis verbales 493
ir )
~:~;r + gerundio.
estar
seguir
8
Cf. Roca Pons, Estudios. sobre perífrasis ... (cit.); véase asimismo Alicia Yllera,
Sintaxis histórica del verbo español: Las perífrasis verbales, Zaragoza, 1980.
Perífrasis verbales 495
9 Puede consultarse para el estudio del verbo español (capítulos XVI-XXIII), la si-
cluimos que las únicas perífrasis con participio son las formas com-
puestas del verbo. Durante la Edad Media, especialmente, también la
ruano del XVIII», en Homenaje al prof Carriazo, II, Sevilla, 1972, págs. 83 y sigs.;
M. Casado Velarde, «Modo y modalidad verbales en la configuración narrativa>>, en
Revista de Literatura, XL, 1978, págs. 729 y sigs.; M. Criado de V al, «Sistema verbal
español», en Vox Románica, 12, 5, Zuricb-Leipzig, 1951; Sintaxis del verbo español
moderno. I Metodología. JI Los tiempos pasados del indicativo, Madrid, 1948; y El
verbo español, Madrid, 1969; John Dalbor, «Temporal distinctions in the Spanish
subjunctive», en Hispania, LII, 1969, págs. 363; J. C. Davis, «Al + infinitive», en
Hispania, XXXVI, 1953, págs. 458-459; O. Díaz Valenzuela, The Spanish subjuncti-
ve, Philadelphia, 1942; W. Dietrich. El aspecto verbal perifrástico en las lenguas ro-
mánicas, Madrid; -.1983; R. T. Douglas, «Gerundive and non-gerundive forms», en
Hispania, L, 1967, págs. 99-103; J. Dubsky, «El infinitivo en la réplica», en Español
actual, 8, 1966, págs. 1 y sigs.; R. A. Farley, «Sequence oftense: a useful», en His-
pania, XL VIII, 1965, págs. 549-553; P. Fouché, Le présent dans la conjugaison cas-
tellane, Grenoble, 1923; G. de Granda, «Formas en -re en el español atlántico y pro-
blemas conexos>>, en Boletín del Instituto Caro y Cuervo, XXIII, 1968, pág. 24; M.ª J.
Gregario de Mac, El problema de los modos verbales, Rosario (Argentina), 1968; K.
Heger, «La conjugación objetiva en castellano y en francés», en BJCC, 1967, págs.
153 y sigs.; V. Lamíquiz, «Cantara y cantase», en RFE, LIV, 1971; A. Lombard,
L 'infinitif de narration dans les langues romanes, Uppsala, 1936; J. M. Lope Blanch,
«El uso del pretérito en español de México», en Homenaje a Dámaso Alonso, 11, Ma-
drid, 1960, págs. 373-386; «El infinitivo temporal durante la Edad Media», en NR.FH,
XI, 1957, pág. 285; «Algunos usos de indicativo por subjuntivo en oraciones subordi-
nadas», en NRFH, XII, 1958, págs. 383-385; y «Construcciones de infinitivo»,
NRFH, X, 1956, págs. 313-336; E, Lorenzo, «Un nuevo planteamiento de estudio del
verbo español», en Presente y futuro de la lengua española, I, Madrid, 1963, págs.
471-478; S. Lyer, Syntaxe du gérondif et du participe present dans les langues roma-
nes, París, 1934; A. Llorente y J. Mondéjar, «La conjugación objetiva en español», en
REL, 4, 1, Madrid, 1979, págs. 1-60; J. Mallo, «La discusión sobre el empleo de las
formas verbales en «-ra» con función de tiempos pasados de indicativo», en Hispania,
1950, págs. 126-129; M. Mansilla García, Análisis lingüístico de los usos del subjun-
tivo en el español y su comparación con el inglés, Madrid, 1969; H. Meier, «Futuro y
futuridad», en RFE, XLVII, 1965, págs. 61-79; «Infinitivo flexiona! portugués e in-
finitivo personal español», en BFUCh, VIII, 1954, págs. 267-291; y «Sintaxis verbal
española peninsular e hispano-americ~a>>, en Actas del 111 Congreso Internacional de
Hispanistas, Méjico, 1970, págs. 601-610; L. Mourin, «La valeur de l'imparfait, du
conditionnel et de la forme en -ra en espagnol moderne», en Romanica Gandesia, 4,
1955, págs. 252-278; R. Navas Ruiz, «Bibliografla crítica sobre el subjuntivo espa-
ñol», en Actas del XI CILFR, IV, pág. 1823; Ch. Rallides, The tense aspect system o/
Perífrasis verbales 497
EL NOMBRE
MORFEMA DE GÉNERO
1
Marouzeau, Léxique de la terminologie linguistique, París, 2.ª ed., 1943.
500 Morfosintaxis
género, pues hay lenguas (como el euskera, turco, húngaro ...) que no la tienen.
502 Morfosintaxis
género
5
Cf. nuestra Nueva sintaxis de la lengua española (cit.), págs. 126 y sigs.
El nombre 503
EL GÉNERO EN EL NOMBRE
No sexuado
sexuado marcado~ (masculino)
(no específico)
marcado + (femenino)
(específico)
6
Sin embargo téngase presente que en Chile es abundantisimo el uso de lo ante
nombre propio masculino -que estudiamos en otro lugar- para denominar fundos,
fincas, barrios ... (ejemplos: Lo Franco, Lo Hermida, Lo Barnechea, Lo Ingenio ... ).
Cf. más adelante pág. 572, especialmente nota 24.
7
S. Femández Ramírez, Gramática ... (cit.).
8 S. Mariner, loe. cit.
506 Morfosintaxis
no personal
que en el fondo responde a una base y no a la de inani
personal
mado/animado.
Se trata, pues, de una transgramaticalización sufrida desde el la-
tín a las lenguas romances, con la creación de una categoría desindi-
vidualizadora, representada solamente por unas cuantas formas pro-
nominales derivadas de los neutros latinos, Y es en el término de la
individualización o personal donde precisamente se puede establecer
la diferencia genérica.
Esta es la razón sistemática y estructural que explica la incompa-
tibilidad del neutro con los sustantivos.
MORFOLOGÍA
minaciones -o, -a», en NRFH, XVI, 1962,. págs. 31-80. En los puntos siguientes se-
guiremos de cerca este excelente artículo.
510 Moifosintaxis
FEMENINOS EN -O
Por vía culta han penetrado otros femeninos en -o, pero han sido
poco estables (ejemplos: la nao, la seo, la método -desaparecido-,
la cartílago, la líbido ... ).
MASCULINOS EN -A
VACILACIONES Y TENDENCIAS
l.º Sustantivación.
2. 0 Infinitivos.
Eran neutros en latín y se incorporaron al masculino en castellano
(ejemplos: el pensar, el comer, el bien callar... ).
El nombre 517
Sustantivos en -aje.
Sustantivos en -ón.
El sufijo -ón tiene gran valor formativo en español, bien para ha-
cer aumentativos e intensivos, o bien para nombres de acción verbal.
Todos estos derivados (zapatón, pisotón, empujón, atracón ... ) son
masculinos, aun los que proceden de sustantivos femeninos (sillón,
cajón}, e incluso los que designan seres de sexo femenino (mujerón,
zorrón .. .). Son también masculinos una serie de sustantivos termina-
dos en -ón de otras procedencias: algodón, bastón, gorrión, avión,
buzón.
Sustantivqs en -én.
Casi todos los sustantivos en -én son masculinos: vaivén, terra-
plén, almacén. La terminación se ha sentido masculina frente a -ena;
de ahí que se hayan incorporado al masculino: herrén, llantén. Del
mismo modo ha tendido al masculino sartén, pero la tendencia no
triunfó en la lengua culta. El masculino se encuentra en la lengua
clásica y tiene gran difusión en los dialectos actuales.
Sustantivos en -ín.
La terminación -ín es siempre masculina y, muchas veces, repre-
senta el sufijo diminutivo -in(o) (banderín, polvorín, festín) frente a
-ina. Eso explica que los extranjerismos en -ín se hayan hecho todos
masculinos (jazmín, esplín) y además que hayan adoptado el género
masculino algunas voces a las que corresponde etimológicamente el
femenino (herrín, hollín, orín, serrín ... ).
Abstractos en -ar.
Los abstractos en -ar (calor, color, sabor, etc.), que eran mascu-
linos en latín y se hicieron regularmente femeninos en francés y pro-
venzal, con algunas vacilaciones por influencia culta, presentan gran
vacilación en español antiguo, desde los primeros documentos litera-
rios. Todos los abstractos en -ar han vacilado en español antiguo y
clásico. La vacilación más persistente, hasta en un mismo autor, es la
de calor y color; esta vacilación llega hasta hoy, pero, ya, con ten-
dencia al equilibrio.
El femenino va quedando relegado a los campos o al habla vulgar
de las ciudades. La lengua culta ha impuesto el masculino en todos
.los abstractos en -ar; tiende a rechazarse la color y la calor.
En francés y provenzal ha triunfado el femenino; en español el
masculino, con vacilaciones que se deben explicar por la historia
particular de cada voz, la frecuencia de uso, la influencia culta y el
estrato social a que pertenecen. ·
Los sufijos -al, -ar del latín -ale, -are forman originariamente
adjetivos que se sustantivan, en general, en masculino: dedal, puñal,
brazal, altar, collar... En una serie de sustantivos aparecen los dos
sufijos, sobre todo en la formación de colectivos, sustantivos abun-
danciales y nombres de árbol: misal, arenal, algodonal, pajar, al-
mendral, olivar, palomar, pinar, arrozal, moral, pedregal, dineral,
nogal... La gran mayoría de los sustantivos en -al, -ar, que suman
varios centenares, son así masculinos. A eso se debe que hayan atraí-
do al masculino a los extranjerismos en -al, -ar: arsenal, quintal, ra-
dar, jaguar.
El nombre 521
Sustantivos en -el.
Otras terminaciones.
ll) -ed. Los únicos sustantivos en -ed son merced y pared, fe-
meninos (y los monosílabos sed y red).
SUSTANTIVOS PARTICIPIALES
por donde corre o puede correr el agua», puede ser masculino o fe-
menino. Hay además vacilaciones regionales: agravante, atenuante ...
CONCLUSIONES
EL NOMBRE (Il)
EL NÚMERO EN EL NOMBRE
1
Cf. supra, págs. 276 de la 2.ª ed. y sigs.
528 Morfosintaxis
FORMA Y SISTEMA
-á: albalaes}
-ú: bantúes (hay excepciones).
-í: jabalíes
. .,
111. Opos1c10n - -
0
0 ¡ minado en consonante.
2
Cf. E. Lorenzo, en El español de hoy, lengua en ebullición, 2.ª ed., Madrid,
1971, págs. 56 y sigs.
530 Morfosintaxis
3
Los nombres compuestos siguen las mismas reglas que los simples si bien sólo
modifican, generalmente, el segundo elemento: pasodobles, bocacalles, vaivenes ...
Sólo cuando los dos componentes mantienen una gran autonomía significativa, son
afectados los dos por el morfema de plural: ricoshombres. Si el primer elemento es el
de fonna variable, y el segundo no lo es o no está sometido a Ja categoría de número,
es el primer elemento el que varía: cualesquiera, hijosdalgo ...
4
E. Alarcos Llorach, Fonología española, 3 .ª ed., Madrid, págs. 149 y siguientes.
5
A. Quilis, «Morfología del número en el sintagma nominal español», en Trlili,
V, págs. 131-140.
El nombre (JI) 531
Alomorfo Alomorfo
Lexema derivativo + de número
lei- -e- -s
6
' A. Bello, Gramática ... (cit.).
El nombre (JI) 533
7
Véase, también, su Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa-Calpe,
1994, págs. 63 y sigs.
534 Morfosintaxis
9
Nos va pareciendo claro que en el número lo que predomina es la oposición
<<genérico/ no genérico», y no la tradicional «pluralización/ no pluralización>>.
536 Moifosintaxis
10
Véase supra, págs. 90 y cap. XXIX.
11
Cf. supra, págs. 93 y sigs.
El nombre (JI) 537
, para saludar.
. para llamar.
. para exclamar.
. para mandar o rogar .
. para señalar el tumo de una conversación, diálogo, debate,. ..
, para persuadir a los oyentes o interlocutores .
. para iniciar una carta, mensaje o misiva.
, para abrir y cerrar una conversación .
. para citar a alguien.
, para evocar a algún ser o ente .
. etc.
CLASES DE SUSTANTIVO
+
~
Concreto Abstracto
~
+ +
~
común propio de cantidad no cuantitativos
+
~ ~ ~
colectivo individual antropónimo topónimo de fenómeno de cualidad
(humano)
~
+
~
+
humano no humano humano no humano
CONCRETOS Y ABSTRACTOS
COMUNES Y PROPIOS
12
Cf. W. A. Cook, Introduction to Tagmemic analysis, Nueva York, 1969. Véase,
además, Hemán Urrutia, Lengua y discurso en la creación léxica, Madrid, 1978.
544 Morfosintaxis
1 2 3 4
~N ~v ~Aj. --+Av.
1 2 3 4
+N +V +Aj. +Av.
l. N. c. 1+1 c. 1 +2 c. 1+3 c. 1 +4
14
Para los puntos referentes al nombre (capítulos XXIV y XXV) pueden consul-
tarse, además, de lo citado, los siguientes estudios: F. Abad Nebot, «El sustantivo co-
mo categoría seleccionalmente dominante», Letras de Deusto, 8, 16, Bilbao, 1978,
págs. 125 y sigs.; J. Alemany, «De la derivación y co~posición de las palabras en la
El nombre (JI) 547
lengua castellana», en BRAE, 1917, págs. 564-589 y 1918, págs. 70-89; J. M. Ander-
son, «The Morphophonemics of Gender in Spanish Nouns», en Lingua, 1O, 1969, pág.
285; R. Benítez Claros, «Clasificación de los cultismos», en Archivum, IX, 1969,
págs. 216-227; J. J. de Bustos Tovar, Contribución al estudio del cultismo español,
Madrid, 1972; E. Coseriu, «El plural de los nombres propios>>, recogido en Teoría del
lenguaje y lingüística general, Madrid, 1962; A.M. Echaide, «El género del sustanti-
vo en español: evolución y estructura», en Ibero-romania, 1, 1969, págs. 89-124; A.
Gardiner, The Theo1y of Proper Names. A controversia/ essay, Oxford, 1940; H. Ka-
ha, «The augmentative femenine in the Romance languages», en Romance Philology,
2, 1948, pág. l.?5; M.ª L. López Femández, «Nueva dimensión semántica del sustan-
tivo», en Atti di XIV Congresso Internazionale de Linguistica e Fi/ologia Romanza,
1974, págs. 397 y sigs.; Y. Malkiel, «Los interfijos hispánicos», Miscelanea. Home-
nq.je a A. Martinet, II, La Laguna, 1958, págs. 108-199; E. Martinell, <<Los nombres
de colon>, en Anuario de Filología, Barcelona, 1979, págs. 267 y sigs.; B. Migliorini,
Da! nome propio al nome comune, Firenze, 1968; F. Monge, «Los nombres de acción
en español», en Actele XII Congres. Internationel de Ling. si Filologie Romana, Bu-
carest, 1970, págs. 961-972; y <<Los diminutivos en español», enActes duXe Congres
Int. de Ling. et Phi/. Romanes, 1, París, 1965, págs. 137-148; M. Morreale, «Aspectos
gramaticales y estilísticos del número», en BRAE, 51, 1971, págs. 83-138; M.ª V. de
Paula Pombar, Contribución al estudio de la aposición en español actual, Santiago,
1978; J. Pena, Usos anómalos de los sustantivos verbales en español actual, Santiago
de Compostela, 1976; A. Quilis Morales, «Sobre morfonología de los prefijos en es-
pañol», Revista de la Universidad de Madrid, XIX, 1970, págs. 223-248; A. Roldán,
«Notas para el estudio del sustantivo», en Problemas y principios de estructuralismo
lingüístico, Madrid, 1967, pág. 71; S. Saporta, «Ün the expression ofGender in Spa-
nish>>, en Romance Philology, 1962, pág. 279; L. Spitzer, <<Feminización del neutro»,
en RFH, III, 1941, págs. 239-375; H. Urrutia, Lengua y discurso en la creación léxi-
ca, Madrid, 1978; S. Faitelson-Weiser, Les suffzxes quantificateurs de l'espagnol, Pa-
rís, 1980; M. Alvar Ezquerra, «Vitalidad y pervivencia del sufijo nominalizador -o»,
Serta Philologica F. Lázaro CaPreter, Madrid, 1983, páginas 47 y sigs.; Jacques de
Bruyne, «Utilísimo», Linguistica Antverpiensia, XXI, 1987, págs. 19-28; y «Anto-
lojoide», BRAE, LXIX, 1989, págs. 93-130; M.ª J. Mancho Duque, «Los adjetivos en
-AL, -AR en tres tratados médicos del siglo xv», Anuario de Estudios Filológicos,
VIII, Cáceres, 1985, págs. 167-179; Erica C. García, «The case ofSpanish Genden>,
Neuphilologische, Mitteihungen, 2, 1986, págs. 165-183; A. Arias Barredo, De femi-
nismo, machismo y género gramatical, Valladolid, Universidad, 1995.
CAPÍTULO XXVI
EL ADJETIVO
VARIACIONES DE LA FORMA
2
Cf. M. A. Rebollo Toóo, «Consideraciones sincrónicas sobre la formación del
plural adjetivo», en Anuario de Estudios Filológicos, 1, Cáceres, 1978, págs. 3-13.
El adjetivo 551
L Unos prefijos cuantificadores o aspectuales. Ejemplos:
rebueno, reguapa, superabundante, anticonstitucional. ..
más
menos
tan
igual
l ..
+adjetivo +que/cómo
4
Cf. R. Lapesa, «La_colocación del calificativo atributivo español», Homenaje a
la memoria de A. Rodríguez Moñino (1910~1970), Madrid, Castalia, 1975, págs. 171-
199; y G. Sobejano, El epíteto en la lírica española, Madrid, Gredas, 2.ª ed 1970.
5
R. Navas Ruiz, <~En tomo a la clasificación del adjetivo», en Strenae, Salaman-
ca, 1962, págs. 369 y sigs.
El adjetivo 557
1. Adjetivos clasificadores
¡ ~::;º
de categoría
de nacionalidad
...........................
2. Adjetivos cualitativos
3. Adjetivos de 'estado':
¡ de cualidad física
de cualidad moral (de éstos derivan
los de conducta)
de cualidad psíquica
5. Adjetivos situacionales
o circunstanciales ¡ espacio-temporales
de valoración
de norma
cuantitativos.
relación de posesión
6. los que expresan analogía, semejanza, desemejanza
{
obligatoriedad, exigencia.
LOS DETERMINANTES
6
M. Alvar Ezquerra, <<El <;leterminante», en L.E.A., 1.1, Madrid, 1979, págs. 21 y
sigs.; A. Vera Luján, «Los adjetivos deícticos en español», en Anales de la Universi-
dad de Murcia, XXXVill, 1, 1979-80, págs. 159-176.
El adjetivo 559
9
Véanse el artículo de A. Vera Luján, <<Los adjetivos deícticos en español» (cit.),
y G.E. Ciaspucio, «Deixis y funcionamiento textual en los pronombres», Revista Ar-
gentina de Lingüística, 4 (1y2), Buenos Aires, 1988, págs. 25-66.
El adjetivo 563
FUNCIÓN SEMÁNTICA
10
Loe. cit.
11
E. Coseriu, <<Determinación y entorno>>, en Teoría del lenguaje y lingüística
general, Madrid, 1962. págs. 282 y sigs.
564 Morfosintaxis
12
M. Salkoff, Une grammaire en chaíne dufi·an9ais, Paris, 1973.
El adjetivo 565
CUANTIFICADORES E INDEFINIDOS
CLASIFICACIÓN
15
Véase, para·estas cuestiones, entre otros, E. Alarcos Llorach, Indefinidos y nu-
merales, Gobierno de La Rioja, Logroño, 1990; y V. Lamíquiz, La cuantificación lin-
güística y los cuantificadores, Madrid, UNED, 1991; J. de Bruyne, «Nota sobre sen-
dos», Romanische Forschungen, 1989, págs. 273-280; R. Lapesa, «Uso o ausencia del
artículo con numerales», Scripta Philologica in Honorem J.M Lope Blanch, México,
UNAM, 1992, págs. 359-381.
Sin referencia personal ............... '" ... '" ......... ··~~¡~·· ............... (Artículo: El, la ... )
(Mío ... )
ref. a l.ª persona combinada
{
(Nuestro ... )
Posesivos sola
Genéricos (+posesión) (Tu, tuyo ... )
» a 2.ª ))
{ combinada
Deícticos Con referencia (Vuestro ... )
personal
>> a 3.ª )) (Su, suyo ... )
. { ref zona l.ª persona (Este, estos ... )
Demostrativos ª
(-posesión) » » 2. » (Ese, esos ... )
» )> 3.ª >> (Aquel; aquellos ... )
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... (Mismo, tal, pro-
pio ... )
N(¡J;:;,~~~ores) { :::::::, ........................ ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· (Otro ... )
1 Cardinales ... ··· ··· ··· ··· ........................ ··· ··· ··· ··· ··· ··· (Uno, dos, cien,
mil... )
N{::~~b~~s) { Ordinales ...... ··· .................. ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ... ·· (Primero, segundo,
último ... )
Indefinidos ...... ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· (Un, uno, cualquier)
Cuantificadores
Singularizan.tes
Individualizantes ......... ··· ··· ··· ....... .. (Cada, sendos)
{
No numerales Dual ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ... ··· ........ . (Ambos)
(no contables) { No singularizantes (indeterminados) ... ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· ··· (Algún, ningún, cier-
tos, pocos, varios,
bastantes, todos .. .)
El adjetivo 569
EL ARTÍCULO
VALORES
¿MORFEMA?
25
E. Alarcos Llorach, en su Gramática de la Lengua Española (cit.), opina que en
estos casos se sobreentiende el sustantivo, de contenido genérico o consabido.
574 Morfosintaxis
Por ello parece conveniente conceptuar al artículo como elemento
no obligatorio, de aparición condicionada por el núcleo de un sin-
tagma nominal, incapaz de aparecer él solo, portador de un contenido
distintivo, con varios alomorfos de género y número. Es decir, como
un morfema libre, pues cumple los requisitos fundamentales de éstos;
situación a la que ha llegado a través de un largo proceso de gramati-
calización.
PRESENCIA Y AUSENCIA
26
Véase J. de Kock, «La omisión del artículo definido en el Cancionero de Una-
muno», en NRFH, XVII, 1963-64, págs. 360 y sigs.
Para las ambigüedades referenciales y los rasgos «específico/inespecífico», véase
M. Leonetti Jung, El aI'tículo y la referencia, Madrid, Tauros, 1990, especificamente
págs. 75 y sigs.
576 Morfosintaxis
Aunque no es general su uso, aparece en el lenguaje judi-
cial, con marcado valor deíctico, para referirse al sujeto
de un proceso.
Ante nombres de italianos célebres (El Dante ... ), como ita-
lianismo.
En la expresión metonímica, para expresar la obra por el
nombre del autor (El Gaya); o con valor denominativo,
para nombrar a algún centro, local, espectáculo ... (El
Cervantes -cine-... ).
Con antonomasia, para designar a alguien con el nombre de
algún personaje célebre: El Nerón de nuestros días ...
Para denominar genéricamente a toda una familia, clan ... :
Los Machado ...
En algunos países hispanoamericanos se usa, generalmente,
en la expresión coloquial popular ante nombres de mu-
jer.
27
Para los temas de adjetivo y artículo, pueden verse, además, los siguientes tra-
bajos: H. Frei, «Systemes de deictiques», en Acta lingüística, 3, 1944, pág. 111; L.
López de Mesa, <<El artículo indefinido 'lUlo', 'una', 'un'», en Boletín de la Academia
colombiana, VI, 1956, págs. 41-51; R. Valin, «Grammaire et logique: de nouveau sur
l'article>>, en Travaux de Linguistique et Littérature, Estrasburgo, 1967, págs. 61-79;
A. Vaigas Barón, «The function ofthe definite article in Spanish», en Hispania, 35,
1952, pág. 410; E. Alarcos Llorach, <<'Un' el número y los indefinidos», en Estudios ...
(cit.), 1970, pllgina 166; J. D. Bowen, «The Apocopation of certain Adjectives in
Spanish», en Hispania, XXXIX, 1956, págs. 349-351; E. Bull, «Spanish Adjective
Positions», en Hispania, XXXIII, 1950, págs. 297-301; y «Spanish adjective position:
the Theory ofValence Classes~>, en Hispania, 1954, págs. 32-38; J. De Bruyne, «Les
néologismes espagnols formés au moyen du suffixe -oide», Linguistica Antverpensia,
VII, 1973, págs. 27 y sigs.; <<Üver het gebruik van het Spaanse suffix -fsimo»; ibidem,
VIII, 1974, págs. 7 y sigs.; «Acerca del sufijo -azo en el español contemporáneo»,
Iberorromania, VIII, 1978, págs. 58 y sig.; S. Femández Ramírez, «A propósito de
los diminutivos españoles», en Strenae, Salamanca, 1962, pág. 185: G. T. Fish,
«Adjectives fore and aft: position and function in Spanish», en Hispania, XLIV,
1961, págs. 700-708; F. González Ollé, Los sufijos diminutivos en castellano medie-
val, Madrid, 1962; A. Gooch, Diminutive, augmentative and pejorative Sujfzxes in
modern Spanish, Londres, 1967; E. Martinell, «Estilística de la adjetivación en El
Mono gramático de Octavio Paz», en Estudios ofrecidos a E. A/arcos Llorach, IV,
Oviedo, 1979, págs. 455 y sigs.; M. Morreale, «El superlativo en -ísimo y la versión
castellana de El Cortesano», en RFE, 1955, pág. 46; C. A. Solé, Los adjetivos españo-
les terminados en -al, -ar, -ero, -ico y -oso, Georgetown, University, 1966: A. Vera
Luján, «Los adjetivos deícticos en español», Anales de la Universidad de Murcia,
1980, págs. 159 y sigs. A Salvador Plans, <(Contribución al estudio del artículo con
preposición en la Edad Media», Anuario de Estudios Filológicos, I, Universidad de
Extremadura, Cáceres, 1978, págs. 3-23; R. Lapesa, «Sobre el artículo ante posesivo
en castellano antiguÜ», en Sprache und Geschichte. Festschrift fiir Harri Meier, Mün-
chen, 1971, págs. 277-296. M.ª V. Romero Gualda, El nombre: sustantivo y adjetivo,
Madrid, Arco-Libros, 1989; J. Calvo Pérez, Adjetivos puros: estructura léxica y topo-
logía, Universidad de Valencia, 1988; I. Bosque, «Clases de nombres comunes»,
Serta Philologi.ca F Lázaro Carreter, Madrid, Cátedra, 1985, págs. 75-88; S. Femán-
dez Ramírez, La derivación nominal, Anejo del BRAE, Madrid, 1986; G. Sobejano, El
epíteto en la lírica española, Madrid, Gredos, 1956; B. Rodríguez, «Los posesivos en
español», Gramma-Temas, I, León, 1992, págs. 215-230.
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 19
CAPÍTULO XXVII
EL PRONOMBRE
Hay una clase muy heterogénea de palabras que han sido inclui- ·
das tradicionalmente en la categoría llamada de pronombres. Dentro
de ella, no obstante, deben distinguirse dos clases, al menos, de pala-
bras: unas que serían interpretables como auténticos pronombres y
otras unidades bifuncionales, que tanto pueden aparecer en función
nuclear de sintagma nominal como en función de adyacente.
Hemos de comenzar señalando que la denominación de pronom-
bres ('en lugar del nombre') no dice nada de su función y naturaleza,
puesto que no deben ser interpretados como sustitutos del nombre. En
el mejor de los casos, el pronombre puede desempeñar las mismas
funciones que un nombre, pero eso no quiere decir que sea su vicario.
Tampoco podemos definir el pronombre como clase de palabras
con flexión de personas, pues ésa es característica sólo de unos po-
cos.
En cuanto a su modo significativo, el rasgo que más precisamente
los caracteriza es que indican deíxis, o sea, que son indicadores preci-
sos o indeterminados .Yª sea en unos casos deíxis contextual
(referencia e indicación a un elemento presente en el contexto), como
vemos por ejemplo en los relativos, bien expresen una deoos ad
El pronombre 579
1
Véase cap. anterior, págs. 559 y sigs.; y cap. XXVIII, págs. 636 y sigs ..
2
L. Hjelmslev, «La naturaleza del pronombre», en Ensayos lingüJsticos, Madrid,
1972, págs. 253 y sigs.
3
Cf. J. Roca Pons, Introducción ... (cit.), I, págs. 183 y sigs.
4
A. M.ª Barrenechea, «El pronombre y su inclusión en un sistema de categorlas
semánticas», en Filología, 1962, págs. 241-272.
580 Moifosintaxis
les, y la deíxis va marcada por tres términos, el del entorno del ha-
blante, el de distancia (proximidad al oyente) y el de lejanía.
Referencia Referencia
posesiva situacional
l. yo mío éste
2. tú tuyo ése
3. él suyo aquél
PRONOMBRES PERSONALES
5
E. Alarcos, «Los pronombres personales en españoh>, enArchivum, XI, Oviedo,
1961, págs. 6 y sigs.
El pronombre 581
Forma de contenido:
Yo+
----!él, ella, ello (ni yo - ni tú).
tú- 0
6
Cf. supra, págs. 356 y sigs.
Su referencia deíctica se corresponde con tres de las que entendieron Brugmann y
Bühler.
582 Morfosintaxis
Forma de expresión:
Recordemos en primer lugar sus formas.
FORMAS TÓNICAS
SUJETO SN2 REFLEXIVO SN3 o. PARA TODO
(tónicas) O. DIRECTO (átonas) INDIRECTO
COMPLEMENTO
{átonas) (átonas)
Y REFLEXIVO
SINGULAR
l.ª persona yo me me me mí (conmigo)
2.ª persona tú te te te ti {contigo)
3.ª persona
PLURAL
1.ªpersona
rF.
N.
él
ella
ello
nosotros
lo
la
lo
nos
se
nos
le (se)
nos
él - si
ella - si
ello (consigo)
nosotros (-as)
(-as)
2.ªpersona vosotros os os os vosotros (-as)
(-as)
3.ªpersona ellos (-as) los se les ellos
sí
las (se) ellas
Tal vez convenga, para estas pocas formas, seguir el primer cri-
terio. En cambio para las formas que varían con el género y el núme-
ro entenderemos la siguiente segmentación morfológica:
El pronombre 583
248 frente a 24 explícitos (8'82 °/o); él-ella se omiten en 128 casos frente a 22 de pre-
sencia (23' 15 % ), etcétera.
Para la presencia del pronombre personal sujeto en el habla culta de Madrid, véase
el estudio de Emilia Enríquez (cit.), Madrid, 1984.
9 S. Gili Gaya, «Nos-otros, vos-otros», en RFE, 1946, págs. l 08-117.
10
En quechua, según Rodríguez Adrados (Lingüística ... , cit., pág. 394), hay una
1.ª persona plural inclusiva (yo+ tú); y una l.ª plural exclusiva (yo+ él). Véase, ade-
más, R. Cerrón-Palomino Gramática, quechua Jumín-Huanca, Lima, Ministerio de
Educación, 1976.
11
P. Henriquez Ureña, «Ello», enRFH, 1, 3, 1939, p~gs. 209-280.
El pronombre 585
Este pronombre puede tener principalmente valor anafórico, repro-
duciendo elementos y aun frases enteras precedentes, a veces con
matiz pleonástico o de intensidad; o con valor anticipador, que ha
perdido casi totalmente (ello es que ... ). Sigue utilizándose como
complemento y muy frecuentemente como circunstancial (ejemplo:
Todos creemos en ello).
FORMAS DE TRATAMIENTO
12
Véase J. Fox, «The persons of address in Spanish», en Actes du Xe Congres
International de Linguistes, I, Bucarest, 1969, págs. 685 y sigs. Asimismo V. Alba de
Diego y J. Sánchez Lobato, «Tratamiento y juventud en la lengua hablada. Aspectos
sociolíngüísticos», en BRAE, LX, CCXIX, Madrid, 1980, págs. 95 y sigs. En este ar-
tículo se ofrece una abundante bibliografia. Véase también el estudio de E. Enriquez
(cit.).
13
R. Brown y A. Gilman, «The pronouns ofpower and solidarity», en Th. A. Se-
beok (ed.), Style in Language, New York, 1960, pp. 253-276.
El pronombre 587
los casos particulares más diversos son numerosos, y no es extraño
encontrar familias donde unos hijos tutean a los padres y otros no. La
tendencia neta y abrumadora es hacia un tuteo general en estos casos.
Entre la juventud tutean a los abuelos más de un 75%, mientras que
éstos tratan siempre de tú a los nietos.
Entre amigos es normal el tuteo, lo que no obsta para que exista,
en ocasiones, un trato de usted, cuando la edad de los hablantes es
muy distante.
Podernos indicar, en principio, que el usted actualmente tiene tres
principales valores y usos: el respetuoso y cortés, el distanciador y el
estereotipado. Este último es el menos frecuente, pero se da en las
relaciones profesionales y lo curioso es que no pocas veces se inter-
preta un usted de este tipo con carácter distanciador.
En frn, señalemos que los hilos del tuteo y del ustedeo se han he-
cho tan sutiles corno las propias relaciones sociales, y no carece de
interés lingüístico el ver esquivar un tratamiento directo a un hablante
por medio de rodeos y circunloquios en tercera persona, al no saber si
tutear o no al interlocutor.
Señalemos, por fin, la mayor propensión al tuteo en la mujer que
en el hombre en los primeros contactos o presentaciones de otras per-
sonas.
Corno un arcaísmo exclusivamente burocrático hay que interpre-
tar el llamado plural mayestático, que arrastra consigo al verbo en
concordancia de plural: Nos, el Rey ...
Son curiosas también las motivaciones del plural de modestia o
cortesía. En muchos casos nace del intento de eludir la responsabili-
dad, o de eludir lo categórico de una aserción, cuando no busca una
captatio benevolentiae. Hoy se prefiere un yo que responsabiliza al
hablante, aunque la repetición del mismo resulta incómoda y a veces
pedante: Nosotros creemos, por yo creo ...
Este uso del plural de modestia se generaliza, por cultismo, a
partir del siglo xv.
588 Morfosintaxis
Don y señor
El tratamiento directo con fórmulas nominales conserva el don
seguido de nombre propio para dirigirse a personas a las que se tiene
590 Morfosintaxis
Variantes diatópicas
Presentaremos aquí un minimos apuntes de formas de tratamien-
to, pronominales, propias de algunas regiones peninsulares.
El, ella: el uso de él, ella para dirigirse directamente al interlocu-
tor se remonta al siglo XVI como muestra de un trato respetuoso. Así
lo confirman, entre otros Covarrubias y Gonzalo Correas 14 •
14
S. de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana (cit.) y G. Correas, Arte de la
lengua española o castellana (1625). Edición de E. Alarcos García, Madrid, 1954, p.
363.
El pronombre 591
VOSEO
16
Cf. R. Lapesa, «Personas gramaticales y tratamientos en español», (cit.); y «Las
formas verbales de segunda persona y los orígenes del voseo» en Actas del fil Con-
greso Internacional de Hispanistas, México, El Colegio de México, 1970, págs. 519-
532.
El pronombre 593
A B e D
!' conjugación amáis amás amáis amas
2' conjugación tenéis tenés tenís tienes
3' conjugación ponéis ponés ponís pones
Intimidad
tú ti te tuyo vosotros os vuestro
familiar
17
Véase para todas estas cuestiones Elena M. Rojas, «El voseo en el español de
América>>, en C. Hemández Alonso (coord. ), Historia y presente del Español de
América, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1992, págs. 143-165; M.ª B. Fontanella
de Weinberg, El español de América, Madrid, Mapfre, 1992, págs. 144 y sigs.
594 Mor.fosintaxis
SINGULAR PLURAL
le
Cortesía les suyo
usted se lo suyo
deferente la ustedes se los su
su
las
Vos os sentá(i)s.
fcl hacéis.
}-·- > devos ella. l
Él, ella, se sienta.
V. merced se sienta. Usted se sienta. Usted se sienta. Usted se sienta. Usted se sienta.
),~-;,
Vosotros os sentáis. Vosostros os sentáis. Vosostros os
sentrus. sentáis.
} Ustedes os
}"*•·· sentáis.
V. mercedes se sientan. Ustedes se sientan. Ustedes se Ustedes se Ustedes se
sientan. sentáis. sientan.
596 Morfosintaxis
FORMAS ÁTONAS
3.' p.
{M.
F.
lo
la le (se).
N. lo
masculino: lo (le)........___
femenino: la ~le(la)
neutro: lo
18
Cf. M.ª Beatriz Fontanella de Weinberg, «La evolución de los pronombres de
tratamiento en el español bonaerense», en Thesaurus, XXV, Bogotá, 1970, páginas
El pronombre 597
Es decir, que le presta ayuda a las formas del SN2 para establecer
distiución de género y, en compensación, la pasa a representar el fe-
meniuo del objeto indirecto coloquialmente. Son los fenómenos que
se conocen con el nombre de leísmo y laísmo. El hablante necesita, al
expresarse, una distinción genérica en tercera persona más que la de
funciones y lo que hace, para distinguir a él o a ella en frases como
Le di un libro, es apropiarse de la forma genérica femeniua más pró-
xima funcionalmente, la, con lo que hemos llegado al laísmo.
Cuanto venimos diciendo vale iguahnente para las formas del
plural, lógicamente.
Laísmo es, en consecuencia, el uso de la en vez de le en objeto
iudirecto femenino. Es muy frecuente en el habla popular, particu-
larmente en Madrid, y Castilla la Vieja, pero no ha logrado consoli-
darse; es criticado y desaprobado por la Real Academia, que reco-
mienda la solución más pura, apoyarse en la forma tónica
correspondiente y decir Le di un libro a él (o a ella).
En el español de Hispanoamérica no se da el laísmo.
El laísmo está documentado, al menos, a partir del siglo xrv y su
difusión puede situarse en el siglo xvn.
Pero aún queda otro posible equívoco en el uso de lo. El hablante,
que ya siente en su subconsciente lingüístico la dualidad genérica
leila (indirecto), aprovecha la forma le para el complemento directo
masculino, lo que recibe el nombre de leísmo; con lo cual queda re-
suelta la confusión con el neutro lo y, además, se equilibra por com-
pensación el sistema pronomiual átono.
El leísmo se ha generalizado mucho más que el laísmo y pode-
mos simplificar diciendo que referido a personas o cosas personifi-
19R. Lapesa. «Sobre los orígenes y evolución del leísmo, laísmo y loísmo», en
Festschrift Walther von Wartburg zum 80. Geburtstag, Tubinga, 1968, págs. 523-551.
Véase, para estos puntos, F. Marcos Marín, Estudios sobre el pronombre, Madrid,
1978; Gennán de Granda, «Origen y formación del leísmo en español del Paraguay»,
RFE, LXII, 1982, págs. 259 y sigs.
20
S. Femández Ramírez, Gramática ... (cit.), págs. 196 y sigs.
El pronombre 599
consumarse esta tendencia, probablemente el sistema de pronombres
quedaría en la forma siguiente:
le para e1 masculino, la para el femenino, lo para el neutro,
21
Para todas estas cuestiones, véase nuestro <<Lo ¿artículo o pronombre?», Anua-
rio de Lingüística Hispánica, I, Valladolid, 1985, págs. 115-128; y en el capitulo an-
terior, págs. 572 y sigs.
El pronombre 601
LOS REFLEXIVOS
22
Cf. especialmente para este grupo de pronombres M.ª Antonia Martín Zorra-
quino, Las construcciones pronominales en español, Madrid, 1979. Asimismo N.
Cartagena, Sentido y estructura de las construcciones pronominales en español, Con-
cepción (Chile), 1972.
602 Morfosintaxis
POSESIVOS
23
Erika C. García, «Evidencia del carácter no reflejo de sí», en Actas del III Con-
greso Internacional de Hispanistas, Roma, 1982, págs. 467-474.
24
Cf. Fernández Ramírez, loe. cit., pág. 114.
25
Cf. supra, págs. 571 y sigs., y nuestro «Lo, ¿artículo y pronombre» (cit.)
El pronombre 603
¡f'?J!uando los posesivos funcionan como núcleo de SN suelen ir
precedidos de articulo. Recordemos sus formas, en las que encontra-
mos los morfemas de género y de número, base de su concordancia
en el sintagma.
Mmfema Morfema
de género de plural
-o -s
l.ª mi-
{ -a
-o
-s
-o -s
Para un poseedor 2.' tuy-
{ -a
-o
-s
-o -s
3.ª suy-
{ -a
-o
-s
-o -s
4.ª nuestr-
{ -o
-o
-s
-o -s
Para varios poseedores 5.ª vuestr-
{ -a
-o
-s
-o -s
6.ª suy-
{ -a
-o
-s
DEMOSTRATIVOS
~:
M. ést- -o-f-a- -s
SINGULAR 2.ªés- { F. PLURAL és- -o-1-a- -s
{
-o N. . aquéll- -o-/-a- -s.
{
- M.
3.ªaquél -a F.
(aquéll-) o' N.
2.ª edición. 3.2. El pronombre, Madrid, Arco-Libros, 1987, págs. 117 y sigs.
°3
Cf. supra, págs. 567 y sigs.
608 Morfosintaxis
RELATIVOS
31
Cf. capítulo XIV, pág. 311.
32
Margarita Palacios de Sárnano, Sintaxis de los relativos en el habla culta de la
ciudad de México, México, UNAM, 1983.
El pronombre 609
Atendiendo a su función, la aparición más frecuente es la del que
como sujeto, en las especificativas (54,7%), seguida de lejos por el
que complemento directo (30,5%). Muy inferiores son las apariciones
del que en explicativas, pero las construcciones guardan semejante
relación y orden que las proposiciones señaladas.
Todos estos porcentajes y datos, referidos solamente al estudio
citado, son, con leves variaciones, comunes a otros textos y corpora.
El relativo que deriva del latino quid, al que se unen los valores y
usos de quod, quae, qui y quem 33, y su forma actual está documenta-
da muy pronto, a fmales del siglo x. Puede referirse tanto a personas
como a objetos y hechos. Este pronombre puede ir precedido de artí-
culo y de preposición. El artículo que le acompaña originariamente
fue su antecedente, núcleo del sintagma (ejemplos: Los cuyos nom-
bres nos son conocidos; No son días de fe los en que vivimos .. ,); y
este uso ha pervivido hasta el siglo x1x, si bien a partir del siglo xvn
ha sido muy escaso. Mas por un proceso de gramaticalización, ese
pronombre originario, los, el..., se ha convertido en nuevo artículo, y,
consecuentemente, ha perdído su tonicidad. El hecho de que hoy di-
gamos No son días de fe en los que vivimos, es clara señal de la gra-
maticalización, puesto que los ha sido absorbido por el sintagma si-
guiente y se ve regido por la preposición 34 •
La anáfora de que puede referirse a toda una proposición o cláu-
sula, a una oración a un sustantivo, a un adjetivo, a un adverbio, a un
sintagma nominal o a un sintagma verbal conjunto. Ejemplos:
A mi no me dieron a elegir, que no es pequeña disculpa; Me de-
terminé a decirlo a mi padre, que casi era como tomar el hábito
(Santa Teresa).
33
Cf. R. Menéndez Pidal, Manual de Gramática histórica española, Madrid, 10.ª
ed., 1958; y Orígenes del español, Madrid, 8.ª ed., 1956, Cf. asimismo A. Par, «Qui y
que en la Península Ibérica», enRFE, 1926, 1929 y 1931.
34
Cf. supra, pags, 571 y sigs,; y nuestro <<Lo, ¿artículo o pronombre'?>>, en Anua-
rio de Lingüística Hispánica, 1, Valladolid, 1985, págs. 115 y sigs.
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 20
610 Morfosintaxis
35
Cf. supra, págs. 317 y sigs.
36
Cf. Manuel Pruñonosa-Tomás, De la cláusula relativa (Los relativos donde y
cuando), Valencia, Universidad, 1990.
612 Moifosintaxis
EN FRASES INTERROGATIVAS
37
Para el estudio del pronombre consúltense, además de lo ya citado, los siguien-
tes estudios: D. Barker Davies, «Ajuste semántico-sintáctico de los pronombres se, él,
sí», en Español actual, 8, 1966, págs. 4 y sigs.; S. Bastida, «A propósito de las res-
tricciones de orden en la secuencias de cliticos en español», en RFE, LVII, 1976,
págs. 79 y sigs.; V. BrOndal,, <<Le concept de personne en grammaire et la nature du
pronolll}>, en Journal de Psychologie, 1939, pág. 175; J. B. Davis, «The "se me"
construction: sorne comments», en Hispania, L, 1967, págs. 322-323; S. Fernández
Ramírez, «Un proceso lingüístico en marcha», en Presente y futuro de la Lengua Es-
pañola, 11, Madrid, 1964; J. Forradellas, «El medio de interés», en BBMP, XLV,
1969, págs. 9-111; H. Frei, lnterrogatif et indefini, un probleme de grammaire com-
parée et de linguistique générale, París, 1940; S. Gili Gaya, «Nos-otros, vos-otros>>,
en RFE, XXX, 1946, págs. 108-117; K. Heger, «Deíxis personal y persona gramati-
cal», recogido en Teoría Semántica JI, Madrid, 1974; V. Lamíquiz, «El pronombre
personal españoh>, en Boletín de Filología, Madrid, 1967, págs. 3-12; y «El demos-
trativo en español y francés. Estudio comparativo y estructuración», en RFE, L, 1967,
págs. 163-202; R. Lapesa, <<Personas gramaticales y tratamientos en españoh>, en
Homenaje a M Pida!, IV, Universidad de Madrid, 1970, págs. 141-167; y <<Las for-
mas verbales de 2.ª persona y los orígenes del 'voseo'», en Actas !JI Congreso Inter-
nacional de Hispanistas, Méjico, 1970, pág. 519; J. M. Núñez Ponte, Lección sobre el
«que», Caracas, 1950; J. P. Rona, Geografía y mo1fologia del «voseo», Porto Alegre,
1967; L. Spitzer, «Vosotros», en RFE, XXXI, 1947, págs. 170-175; e <<Interrogativo e
indefinido», en RFH, l, 1941, págs. 1-8; A. Vera Luján, «La estructura del campo
deíctico personal en español: El pronombre>>, en Analecta malacitana, II, 1, Málaga,
1979, págs. 3 y sigs.; F. García González, «Notas al relativo», en Lecciones del I y JI
Curso de Lingüística fancional, Universidad de Oviedo, 1985, págs. 23 y sigs.; S.
Mariner Bigorra, «¿Vicariedad? y Semántica en el Pronombre», en Lecciones del Iy
JI Curso ... (cit.), págs. 101-110.
614 Morfosintaxis
INDEFINIDOS
38
Véase, para esta cuestión, el capítulo anterior, especialmente págs. 567 y sigs.;
y E. Alarcos Llorach, Indefinidos y numerales (cit.)
CAPÍTULO XXVIII
EL ADVERBIO
FUNCIONES
a) Complementos de oración
Como ya dijimos, hay que distinguir los complementos de ora-
ción de los del sintagma verbal -que afectan a toda la cláusula-, y
de los del sintagma nominal.
Entre los primeros hay un numeroso grupo representado por ad-
verbios, que operan como modificadores de toda la oración.
Distinguiremos en ellos:
l. Los que representan el modus de la enunciación; es decir,
muestran la actitud del emisor ante el mensaje. Algunos los han lla-
mado, impropiamente, 'atributos oracionales'. Ej.: Lamentablemente,
las cosas no nos salieron bien, donde lamentablemente = [ y yo lo
lamento].
2. Otros se refieren a la propia enunciación, a la que modifican o
califican. Ejemplo: Sinceramente, no sé lo que me ha ocurrido [= No
sé lo que me ha ocurrido, lo digo sinceramente].
3. Otros, también en su mayoria adverbios en -mente, se refieren
al texto, al dictum.
De ellos, algunos aportan la modalidad metalingüística de la
enunciación (Ej.: Esquemáticamente, les diré cuanto allí sucedió); y
otros expresan el orden de una parte del enunciado (Ej.: Finalmente,
quiero mostrarles mi último invento).
4. Hay, en.fm, otro grupo de adverbios llamados 'rematizadores',
que modulan asimismo a toda la oración. Ejs.: Prácticamente, hemos
terminado todo el trabajo; Precisamente, quería yo comentarte lo
sucedido.
Como se ve, todos estos adverbios modifican a toda la oración;
no son ni complementos circunstanciales ni nada semejante. Operan
en otro nivel y su función es la de adyacente de oración.
618 Morfosintaxis
Adyacente de adjetivo.
El adverbio, al igual que el adjetivo, puede funcionar como adya,
cente calificativo o/y deíctico de un adjetivo. Y en tal caso puede
añadir un valor de/imitativo, modificador de la base sémica del adje-
tivo, a la que precisa, restringe o delimita; o bien adquirir un valor
modificativo, exterior al significado y no necesario (ejemplo del valor
delimitativo: Está moralmente deshecho; y del segundo: Un cuadro
sumamente valioso). El modificativo es preferentemente intensivo-
cuantitativo y prefiere anteponerse al término regido. El delimitativo
es con más frecuencia cualitativo o connotativo y admite la posposi-
ción. Pueden ser modificados por adverbios, con valor delimitativo,
los adjetivos calificativos y valorativos, y unos pocos determinantes.
No lo admiten los demostrativos, los numerales, ni los indefinidos.
5
Cf. nuestro artículo «Categorias versus clases de palabras>~, Signo E seña, 1996
(cit.).
620 Moifosintaxis
Como se ve, son solamente dos funciones semánticas de ésta que
comentamos. Ahora bien, como el adjetivo puede aparecer en el sin-
tagma nominal sujeto o en el verbal predicativo como adyacente a un
elemento nominal, el adverbio en tales casos se acomoda a la función
que su sintagma nominal cumple en la oración. Por ello, fácilmente
se comprende la gran movilidad que poseen estos adverbios.
Unos pocos de ellos han quedado permanentemente fijos en esta
función de término adyacente de segundo grado, bien de adjetivo o
de otro adverbio. Otros tienen doble forma: una plena, ad-verbal, y la
otra apocopada, que se apropia la función que estamos viendo.
Ejemplos:
muy (muy bueno, muy bien), tan (tan alto, tan despacio)* mu-
cho, tanto.
Adyacente de adverbio.
Como una extensión de la función anterior debe interpretarse esta
modificación de un adverbio a otro adverbio. La incidencia puede ser
interna (o delimitativa), que afecte a la propia semasia del determi-
nado, y externa (modificativa), que no repercuta directamente sobre
el contenido del adverbio modificado.
La primera incidencia sólo puede darse sobre adverbios cualitati-
vos o que denoten una valoración o graduación; nunca aparecerá ante
otros adverbios deícticos: muy bien, bastante cerca; y nunca
*bastante ahí. Se deben distinguir varios tipos de adyacentes del ad-
verbio, que esquematizaremos aquí:
El adverbio 621
Algunos autores (Bello, Lenz, Gili Gaya ... ) han interpretado que
el adverbio se ha gramaticalizado y funciona como preposición del
grupo sintagmático. Con lo que estariamos ante una pre-posición pos-
puesta.
622 Morfosintaxis
Ciertamente ha venido.
Nuestros amigos viven encantados allí.
Sinceramente, les confieso que no comprendo nada.
El adverbio 623
Bien entendido que no decimos que estos adverbios (de duda, ne-
gación ... ) tengan exclusivamente esta función. Tanto ésta, como las
demás funciones adverbiales pueden estar representadas por diversas
clases de esta categoria:
' ' v.
Av. ~ SN sv -A
'
7
Cf. J. Lyons, loe. cit., pág. 337. Recordemos, con Lyons, que defienden la iden-
tidad categórica de verbo y adjetivo en la estructura profunda de la lengua, entre otros,
626 Morfos in taxis
Lakoff, Rosenbaum y Fillmore. Y pensemos que en castellano son muchos los adver-
bios relacionados morfológicamente con adjetivos. Se puede afirmar que «Luis pinta
muy bien>> y «Luis es un pintor muy bueno» son transformaciones de una sola estruc-
tura profunda, subyacente, que podemos ajustar al diagrama siguiente:
o
S~V
~
V Adv
~
AdvAdv
1 2
8
Como cualquiera otra clase de palabras, puede ocupar las más diversas funcio-
nes, aunque sea como elen1ento de cita o en metalenguaje (ejemplo: «Así» es WI ad-
verbio). Cf. Otto Jespersen, Lafilosofia de la gramática, Barcelona, 1975, pág. 108.
El adverbio 627
l. Adverbio-adjetivo.
I. Hemos de recordar el paralelismo formal de ambos y sn co-
mún función de habituales términos adyacentes en los correspondien-
tes sintagmas. Sin acndir a la metábasis, podemos ver que algnnos
adverbios funcionan como adyacentes de un nombre (ejemplo: Un
niño bien) y que algunos adjetivos aparecen donde esperaríamos nn
adverbio (ejemplo: Hablar alto), en forma invariable de masculino
singular, puesto que éstos ocupan sin los morfemas exponentes del
género y del número.
Pensemos que la misma clasificación de estas dos categorías ora-
cionales son paralelas: calificativos nnos, determinantes otros. Los
adverbios y adjetivos del primer grupo se corresponden muchas veces
(bueno/malo; bien/mal) y no son pocos los determinantes que tam-
bién cumplen esta correspondencia alto/bajo, arriba/abajo; cer-
ca/lejos, próximo/lejano 9•
Refuerza más esta conexión la existencia de unidades bivalentes
en la lengua con función de modificador, a la vez, de sintagma nomi-
nal y sintagma verbal: es el llamado complemento predicativo, de
forma y concordancia adjetiva, pero con esa doble incidencia (ejem-
plos: Mis amigos viven contentos aquz). Se percibirá que, semántica-
mente, es el resultado de nn cruce de las dos frases siguientes:
ADVERBIOS EN -MENTE
10
P. Dornínguez de Rodríguez-Pasqués, «Morfología y sintaxis del adverbio en
-mente», en Actas del fil Congreso Internacional de Hispanistas, Méjico, 1970, pág.
293.
Cf. E. Gregores, «Las formaciones adverbiales en -mente», en Filología, año VI,
1960, págs. 77-102.
El adverbio 629
Hablemos ahora de las restricciones de estos adverbios. Por su-
puesto, ningún adverbio originario admite la forma en -mente, es
decir, que no es morfema que se añada a otros adverbios, sino a adje-
tivos, y aun no a todos, pues no todo adjetivo tiene aptitud significa-
tiva para adverbializarse. Para Moignet 11 sólo los que son suscepti-
bles de aplicarse a los procesos que están en el plano temporal
pueden adverbializarse.
Pasemos revista a los principales grupos semánticos de adjetivos
en castellano.
No pueden adverbializarse con morfema -mente los participios
adjetivados, salvo los que han perdido su noción verbal por
entero (marcadamente) o han modificado su significación
(señaladamente, educadamente).
Tampoco admiten -mente las unidades bivalentes nom-
bres-adjetivos que suelen significar estado, nacionalidad,
identificación de personas: viejo, joven, médico, psiquiatra,
psicólogo... , español,francés.
Ningún adjetivo que signifique color, salvo en significación
figurada, admite el morfema -mente: verde, negro, azul,
gris ... La razón parece clara: que el significado cromático
no puede afectar a un proceso, un estado o una acción, sino
solamente a alguna realidad; es decir, sólo es atribuible a
un objeto.
Los adjetivos situacionales, derecha, izquierda, bajo, alto ... ,
tampoco se adverbializan en -mente, a no ser con significa-
do traslaticio.
Los adjetivos que inciden sobre un significado de persona o
algo personificado, no pueden tampoco acomodarse al ad-
verbio -mente: bizco; beodo, daltónico, cursi, enfermo, ex-
hausto, enano, gordo ...
cerquísima
Morfemática mejor rebién
peor erre que erre
pésimo
12
Véase el trabajo de M.ª: Isabel López Martínez, Problemática del adverbio,
Universidad de Murcia, 1977. Allí presenta un detallado gráfico en que esquematiza
la cuantificación adverbial.
El adverbio 631
2. Adverbio-pronombre.
La relación entre pronombre y adjetivo es notoria en el campo de
los deícticos.
Si adjetivo y adverbio están relacionados, según hemos visto, por
su función y contenido, y los pronombres y adjetivos determinantes
lo están por su forma y función deíctica, nos encontramos ante una
proporción
adjetivo pronombre
adverbio adjetivo
3. Adverbio-sustantivo.
La relación entre el nombre y el adverbio no es tan acusada, pero
existe. Recordemos de nuevo que el morfema -mente, configurador
de numerosísimos adverbios, es en origen un nombre.
Tanto el sustantivo como el adverbio pueden desempeñar la fun-
ción de aditamento, aquel generalmente con preposición, éste sin
marca de níngún tipo.
4. Adverbio-conjunción.
También el adverbio guarda relación con algunas conjunciones.
No olvidemos que para don Andrés Bello los conectores subordina-
dos (conjuntivos) eran adverbios, a los que él asignaba esta función.
Pero, además, los adverbios cómo, cuándo, dónde, mientras, luego, ... ,
pueden funcionar como verdaderas conjunciones, es decir como
transpositores.
632 Morfosintaxis
5. Adverbio-preposición.
Corno preposición pospuesta suelen algunos 13 interpretar la for-
ma adverbial en frases corno cuesta arriba, calle abajo, mar adentro,
tres días después ... Pero, en verdad, son meros adverbios pospuesfos
en frase absoluta, que por la preposición componente de algunos, a-·,
suelen hacer innecesaria la presencia de otra que rija el complemento:.
(Cf. págs. 404)
También tienen valor adverbial dos formas prepositivas origina- ·.
rias (entre, hasta) cuando dejan su función nexiva. Ejemplos: ·
13
Cf. R. Lenz, La oración y sus partes, Madrid, 1935, pág. 519.
El adverbio 633
CLASIFICACIÓN
LA DEÍXIS ADVERBIAL
Como bien dijo Bühler, el lenguaje está montado sobre dos in-
fraestructuras o campos lingüísticos: el simbólico y el deíctico. El
primero es exponente de la función significativa o representativa,
mientras el segundo lo es de la mera «mostración».
Todas las categorías de la lengua responden significativamente a
uno de estos campos o a la combinación de ambos, o bien se distri-
buyen entre uno y otro. Así el nombre responde principalmente a la
función simbólico-representativa; los demostrativos son prototipos de
lo deíctico; en el verbo se conjuntan uno y otro, etc.
La teoría del campo deíctico ha sido formulada por K. Bühler, pe-
ro tiene sus precedentes muy lejanos; ya en los gramáticos de la anti-
güedad griega aparece el concepto.
Ahora tratamos de precisar la deixis del adverbio, categoría su-
mamente heterogénea. Pero antes de abordar la cuestión en el adver-
bio español hay que precisar bien el concepto y caracteres de la dei-
xis, para después fijar el sistema que ríge la deixis en aquél.
La función deíctica no es privativa de una categoría ni es un con-
cepto unívoco. Tal función se da en los demostrativos, en los pro-
nombres personales, en el morfema verbal de persona, en los relati-
vos ... y en fin en los adverbios llamados demostrativos; si bien luego
veremos que también en algunos otros adverbios.
La función deíctica nace del deseo del hablante de orientar a su
interlocutor espacial, temporal o nocionalmente, sirviéndose de ele-
mentos lingüísticos. Estos elementos pueden ir acompañados de ges-
tos o movimientos cinésicos.
En la deíxis el hablante ordena y distribuye el mundo que le ro-
dea, se hace eje de todos los entornos. Por ello la deixis, en su grado
más puro, supone una visión subjetiva de lo comunicado.
Otro rasgo fundamental de la deixis, nacido de .la subjetividad, es
la relatividad; es decir, que está mediatizado por el decurso. El aquí,
El adverbio 637
MODOS DE DEÍXIS
20
Estas deixis son meta.lingüísticas, señalan elementos del contexto, y además,
son índice de una gran economía lingüística.
21
Cf. nuestra Nueva sintaxis ... (cit.).
640 Morfosintaxis
allí III
ahí II
8
22
R. Lenz, loe. cit.
El adverbio 641
-1-
acá allá
..___________dentro
adentro
delante
(adelante) abajo
enfrente debajo
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 21
642 Morfosintaxis
El tiempo es unidimensional.
En los adverbios de tiempo distinguimos a) deícticos puros, sin
medición precisa, y b) los que están convencionalmente sometidos a
unos límites y medidas.
a) El sistema del primer grupo es:
luego
1
antes ahora después
hoy
ayer mañana
•
Su eje es la nnidad de tiempo en que se encuentra el hablante, el
hoy - unidad cronológica día, sometida al sistema solar-. Sobre
estos adverbios se forman otros indicadores de una referencia relativa
a alguno de los citados. Por ejemplo anteayer, pasadomañana ...
Los archilexemas siempre y nunca son comunes también a este
grupo y conviene tener presente que algunos de los adverbios de lu-
gar extienden su significación para expresar tiempo.
Todos estos adverbios deícticos se manifiestan en la frase de mo-
dalidad interrogativa en unos lexemas, indicadores puros de los ras-
gos de tiempo, lugar, modo y cantidad, que son: cuándo, dónde, có-
mo y cuánto.
Apenas nos detendremos en el cambio que estos adverbios snfren
al pasar de frases marcadas por la actualidad a otras no marcadas por
tal rasgo. Apuntemos sólo que algunos como aquí, ahora, tienen su
correlato adverbial en frases «inactuales», en allí, entonces; mientras
que otros adverbios han de comnutarse por frases nominales. Hoy,
ayer, mañana, se corresponden con aquel día o entonces, la víspera,
al día siguiente, etc., es decir, con los llamados por Bühler «prode-
mostrativos».
Concluyendo, hemos podido ver que los adverbios deícticos:
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 21*
644 Morfosintaxis
23
Complétense los planteamientos del adverbio con las siguientes referencias: E.
Alarcos Llorach, «Aditamento, adverbio y cuestiones conexas», en Estudios ... (cit.);
W. A. Gressey, «Relative adverbs in Spanish: A transfonnational analysis», en Lan-
guage, 44, 1968, pág. 487; E. Gregores, ~<Las formaciones adverbiales en-mente. Es-
tudio descriptivo sobre el adverbio español», en Filología, VI, 1950, págs. 77-102; D.
Karcevski, «Sur la nature de l'adverbe», en A Prague School Reader in Linguistics,
Bloomington (Indiana), 1964; A. Klum, Verbe et adverbe, Stocklom, 1961; B. Pottier,
«Problemas relativos a los adverbios en -mente», en Lingüística moderna y Filología
hispánica, Madrid, 1968; E. H. Tamplin, <<Arl additional note on 'más que'», en His-
pania, XII, 1929, págs. 163-170; A. Vera Luján, «La problemática gramatical/ fun-
cional en una tipología categorial. El adverbio en español», en Lexis, 111, 2, Lima
(Perú), 1979, págs. 171 y sigs.; E. R. Egea, Los adverbios terminados en -mente en el
español contemporáneo, Bogotá, 1979; M.ª A. Alvarez Martínez, «Sustantivo, adjeti-
vo y adverbio: caracterización funcional», Verba, 17, 1986, págs. 143-161; A. Alva-
rez Menéndez, <<El adverbio y la función incidental», Verba, 15, 1988, págs. 215-236;
José G. Moreno de Alba, «Sobre la definición y clasificación del adverbio», Anuario
de Letras, XXVI, México, 1988, págs. 31-66; C. Domínguez Cuesta, El adyacente del
adverbio: aproximación fwzcional (tesis doctoral inédita) Universidad de León, 1995.
CAPÍTULO XXIX
LA PREPOSICIÓN
r
LLas preposiciones son una categoría de palabras invariables con
función gramatical dentro del sintagma nominal, que establecen una
relación entre dos sintagmas y que aportan un matiz significativo. Por
sí solas no significan, no denotan, no tienen un referente externo o
pragmático, es decir, no son autosemánticos ni autofuncionales, sino -
que prestan un significado al sintagma que introduc_éi:--7
Finalmente podrían definirse como índice o marcaprenominal de
sintagma no sujeto; pero lo que más nos interesa es su función de
transpositores.
Forman un grupo particular de transpositores, qne insertan un
elemento:
;-;¡) en núcleo de un sintagma nominal no sujeto,
-----b) en término adyacente de cualquier sintagma nominal.
Por sí solas no ocupan, pues, ninguna función salvo en metalen-
guaje, sino que insertan funtivos en algunos de los sintagmas nomina-
les. Son elementos subordinantes que insertan unidades de un sin-
tagma nominal, y las relaciones que establecen son paralelas a las de
cualquier transpositor. Y es de notar que su presencia no obstaculiza
la de otro transpositor conjuntivo.
Pueden funcionar de las siguientes maneras:
646 Morfosintaxis
( --------- 1) Como introductor de sintagmas adyacentes de carácter nomi-
nal (Tr. II). Ejemplo: Buen hijo de su padre.
2) Como introductor de núcleo de un sintagma nominal. Ejem-
. plo: Ha llegado hoy de Madrid (Tr. !).
3) Como nexo de comparaciones: Ejemplo: Es mejor de lo que
todos pensábamos (Tr. II).
4) Como enlace entre los componentes de algunas perífrasis ver-
bales: Ejemplo: Vaya Vd. a saber.
1
B. Pottier, Gramática ... (cit.), págs. 28, 67 y sigs.; y Systématique des éléments
de relation, París, 1962, págs. 116 y sigs.
2 Véase M.ª Luisa López, Problemas y método en el análisis de preposiciones,
Madrid, 1972. .
648 Morfosintmcis
SIGNIFICACIÓN
5
G. Galichet, Essai de grammaire psychologique, París, 1947, págs. 46 y sigs.
6
Portier, loe. cit. Puede completarse el estudio de las preposiciones con la siguien-
te bibliografia: V. BrOndal, Théorie des prépositions. lntroduction Q: une sémantique
rationnelle, Copenhague, 1950; K. G. Lyunggren, «Towards a definition ofthe con-
cept ofpreposition», en Studia Linguistica, V, 1951, pág. 7-20; G. Peuser, Die Parti-
kel <<de)> im modernen Spanischen, Friburgo, 1965; P. Carbonero Cano, Funciona-
miento lingüístico de los elementos de relación, Sevilla, 197~.
La preposición 651
DE ESPACIO
sobre tras
a
en--+
de
desde
(cabe)
ante bajo
Retrospectivas Prospectivas
para
········•
desde
l. hacia (dinámico)
········•
a
de
•hasta
por
~ - - - ..... - - - - -+- - - - - - - - - - - -~ - - - - - J>- - - - - -1
..
en •
en •
en •
en
Il. (estativo)
entre
!-------------!
La preposición 653
Entre las que expresan dinamismo hay que distinguir las retros-
pectivas (de, desde), que suponen e implican un punto de partida, y
las prospectivas, que atienden a un punto de llegada o término.
Entre las primeras de es la general y desde añade un matiz, el de
intensificar el punto de arranque, añadiendo el rasgo /+extensión/.
Semánticamente podemos establecer las siguientes oposiciones
fundamentales: a/de; hasta/desde; hacia es el exponente de la neu-
tralización dentro de las prospectivas que expresa la pura dirección; y
para significa «dirección + imprecisión» en el término de la misma.
La oposición a/en se basa en los rasgos «dinámico/estativo»,
/±sentido/, /±aféresis/; etc ..
Del segundo grupo, el de valor estativo, una expresa la situación
fija (en); otra tiene aspecto cursivo y expresa tránsito (por) /+sentido,
+concomitancia/; y, por fm, una tercera hace referencia a dos puntos
(entre). Ejemplos:
Desde Santurce a Bilbao; Van para casa; Le esperamos en la es-
quina; Por aquí no pasa nadie; Entre La Seca y Medina.
DE TIEMPO
desde a
e) de hasta
- - -~
para
en
b)
t---;¡;- ~ r-;¡;-- t----;¡;-
X- - - - - - ~1!_f1.:_e_ - - - - - - -X
a) tras
por
NOCIONALES
.
II. Puramente nocionales
{modo
d..•
con 1c1on.
III. A estos -claro está- hay que unir los usos estrictamente
gramaticales que encontramos en la transposición a términos adya-
centes (ejemplos: ¡Ay de mí!; ¡Una maravilla de mujer! ... ).
7
Para los usos de todas las preposiciones, véase Marcial Morera (loe. cit.), págs.
145 y sigs.
La preposición 657
pañía, medio e instrumento, modo, ocasión, condición, concesión,
causa, oposición y reciprocidad.
Y destaca por su desuso el ya casi arcaísmo so (bajo), exclusiva-
mente combinable en los grupos, so pena, so color, so pretexto, so
capa.
La presencia o ausencia de las preposiciones aportan un cambio
de significación (Espera un niño ! Espera a un niño), o supone una
selección semántica del término de la preposición.
Algunos autores han interpretado como preposición ciertos ad-
verbios pospuestos en frases hechas como cuesta arriba, mar aden-
tro, calle abajo, dos días antes ... Así cree R. Lenz; mas no son sino
adverbios que se posponen y forman un sintagma circunstancial sin
marca prepositiva 8•
Tras este panorama del contenido de las preposiciones, recorde-
mos que son elementos formalmente independientes, introductores de
sintagmas nominales, con carácter subordinante y siempre unidos al
elemento subordinado. Esto justifica su ausencia del núcleo del sin-
tagma nominal sujeto.
Su presencia puede ser exigida gramaticalmente como rasgo dia-
crítico negativo (de no sujeto), pero además aporta un contenido de-
terminado que modifica o perfila el del sintagma que introduce.
9
Véanse además para este tema:
P. Carbonero Cano, Funcionamiento lingiiistico de los elementos de relación,
Universidad de Sevilla, 1975; J.C. Davis: <<Á and DE in Spanish: More Observa-
tions», Hispania, 51, 1968, págs. 860 y sigs; C. Guimier, Prepositions: an analitica/
bibliography, Amsterdam, 1981; R. Lapesa, <<Los casos latinos: restos sintácticos y
sustitutos en español», BRAE, XLIV, págs. 57-105; J. D. Luque, Las preposiciones,
valores y valores idiomáticos, Madrid, 1973; E. Roegiest, ~<Hacia una nueva semánti-
ca de las preposiciones a y en en español contemporáneo», Romanisches Jahrbuch,
XXVIII, págs. 225-282; J. Schmidely, «Preposiciones españolas: de en a contra»,
Lingüística española actual, 1, págs. 169-180; R. Trujillo, «Notas para un estudio de
las preposiciones españolas», Thesaurus, BICC, XXVI, págs. 234-279; L. Santos Río,
«Sobre locuciones prepositivas (y cuestiones conexas)», en Indagaciones semánticas,
sintácticas y lexicográficas, Salamanca, 1993, págs. 11-30.
ÍNDICE DE AUTORES
GRAMÁTICA FUNCIONAL.- 22
678 Gramática fancional del español
94, 99, 110, 112, 116, 118, 124, 154, sintética, 198, 201, 219, 220, 222,
155, 163, 182, 200-202,,215, 217, 223, 224.
218,223,237,288,275,290,483. superficial, 58, 237.
absoluta, 632. transitiva, 194, 195, 198-202, 213,
activa, 211, 212, 218, 229. 220, 222, 224, 229, 251, 484-
analítica (cfr. transitiva), 99, 114, 485.
198-219, 223, 225, 484-485. truncada, 274, 332.
atributiva, 199, 200, 204, 202- estructural, 40.
219. ético, 111.
base,238. evaluación, 61.
con forma reflexiva, 222-231. eventualidad, 434, 454.
del monólogo, 56. evolución,
del Nx, 74-80, 239, 252, 615. histórica, 201, 224, 227, 229,
del SV (cfr. transitivas e intran- 317.
sitivas). exclamación, 270, 271.
. derivada, 40. exocéntricos (cfr. sintagmas), 326.
directa, 202. exocentrismo, 246, 248.
funcional, 215, 219. expansión (cfr. inserción y recursi-
gramatical, 64. vidad), 89, 248, 268, 298, 313, 330,
intransitiva (cfr. sintética), 1 JI, 333, 538.
194, 201, 204, 222-226, 229, expansión de Ay de SN, 167.
251. expansión de un sintagma, 166.
matriz, 39, 81. expansión coordinativa, 248.
oracional, 253. explicación, 163.
pasiva, 199, 213, 215, 217; 218, explicativas, 170.
227. aposiciones, 537, 538.
pasiva refleja, 195, 226, 227, 229, coordinadas, 331.
252. explicativos, 165, 170, 171.
impersonal, 229. sintagmas, 326.
impersonal refleja, 195, 227, exposición, 58.
228,229 .. expresión, 73.
predicativa, 119, 203. ponderativa, 612.
profunda (snbyacente), 58, 152, expresividad, 69.
153, 237, 238, 484 625. extensión significativa, 165, 198, 204,
recíproca, 200, 202, 226. 245.
reflexiva, 200, 202, 228, 251. extranjerismos, 519, 520, 522, 525,
sintagmática, 538. 529.
Índice de materias 679
Págs.
PRÓLOGO............................................... 7
SINTAXIS
Págs.
Discurso narrativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Diálogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
Conversación o coloquio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Págs.
Págs.
La yuxtaposición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
Concatenaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307
MORFOSINTAXIS
Págs.
Replanteamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
El aspecto y el subjuntivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 476
El aspecto de las formas compuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 77
Págs.