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A nuestro país la televisión llegó casi con dos décadas de retraso, de la mano de empresarios
extranjeros y nacionales. En enero de 1958 se emitieron las primeras imágenes en los pocos
aparatos de TV que habían sido adquiridos por entonces. Desde sus inicios, los propietarios de
los canales de televisión privados ejercieron fuerte presión contra los gobiernos de turno para
sacar beneficios en las importaciones de los equipos, pero sobre todo concesiones legales para
explotar este nuevo medio con fines casi exclusivamente comerciales, dejando de lado las
posibilidades educativas y culturales de este medio de comunicación masiva (Gargurevich,
1987).
El el término “televisión basura” es una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el
morbo, el sensacionalismo y el escándalo como palancas de atracción de la audiencia. La
“telebasura” puede quedar definida por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe
y coloca en primer plano y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar
dichos asuntos y personajes.
Según el Consejo del Audiovisual de Cataluña (CAC) en España, se define la telebasura como el
conjunto de programas en los que confluyen “la vulneración de derechos fundamentales, la
falta de consideración hacia los valores democráticos o cívicos, como por ejemplo, el desprecio
de la dignidad que toda persona merece, el poco o ningún respeto a la vida privada o a la
intimidad de las personas o la utilización de un lenguaje chillón, grosero e impúdico. Todo esto
se lleva a cabo con la intención de convertir en espectáculo la vida de determinados
personajes que, generalmente, se prestan a ser manipulados a cambio de la celebridad que les
da la televisión o a cambio (Manuel Arboccó y Jorge O´Brien Arboccó, 2012) de
contraprestaciones económicas”. Por lo tanto la telebasura no es un género televisivo
específico (entretenimiento, programas de humor) aunque así lo parezca, sino que puede estar
presente en toda la programación televisiva: desde un noticiero a un programa de concursos,
desde una telenovela a un magazine
Para Hugo Landolfi filósofo argentino y Director de la Escuela de Filosofía Aplicada para la
Excelencia del Ser Humano en Buenos Aires, “La TV basura es demagógica por definición pues
da a las masas de televidentes lo que la mayoría de ellos desean recibir. En esto radica
esencialmente la ausencia completa de valor que posee este tipo de televisión que busca
captar audiencia masivas (para engrosar los bolsillos de los empresarios televisivos a través de
la venta de publicidad en esos espacios) realizando constantes estrategias de demagogia
televisiva generando contenidos de nulo valor para seres humanos que se precien de ser
tales”.
En un reciente trabajo realizado por el Consejo Consultivo de Radio y Televisión del Perú, las
cifras indican que los peruanos ven en promedio seis horas diarias de televisión y que la mitad
de ellos está de acuerdo con los contenidos de la televisión peruana (Concortv, Lima, 2011).
Asimismo se concluye que “el equipo con mayor presencia en los hogares peruanos es el
televisor (99%), incluso por encima de la cocina (97%)”. Con datos como estos el panorama es
peligroso.
Hay varias historias que pretenden explicar el origen de la TV basura, pero quizás el que más se
acerca a su esencia es aquella que relata el uso de la basura y desechos de las viviendas de los
famosos y famosas en el programa del periodista estadounidense Geraldo Rivera, The Geraldo
Rivera Show, con el objetivo de que estos desperdicios domésticos revelarán algunos aspectos
desconocidos de las celebridades. Durante más de una década (1987-1998) esta “incursión” de
las cámaras de este programa en los tachos de basura de los famosos cautivó a millones de
norteamericanos que lo seguían esperando en cada emisión “nuevas revelaciones”. Según
Maydana (2012), debido al éxito logrado en la teleaudiencia, otros programas también
recurrieron a estas artimañas para conseguir rating, mientras que otros lo adoptaron
conceptualmente y fueron más allá de los tachos: empezaron a hurgar en la vida privadas de
los famosos buscando escándalos y miserias, y fabricándolos en caso de no hallar nada. Así
surge en Estados Unidos el fenómeno de la Trash TV o TV basura, que se fue extendiendo a
todos los formatos de televisión: informativos, espectáculos, concursos y sobre todo talk show
y realities, que se ajustaron perfectamente a su molde.
A nivel internacional, si bien este tipo de programas también se difunden en otros países, aún
no existen estudios específicos al respecto, aunque sí se ha evidencia una abundante
bibliografía sobre la TV basura, el impacto de la violencia televisiva en los niños y el rol social
que deben cumplir los medios de comunicación. Esta bibliografía resulta de gran valía, sobre
todo los enfoques educativos y psicológicos, porque se ha realizado a base de muchos años de
observación y análisis de los programas de TV. Sin embargo, tienen la limitación del contexto
geográfico y cultural, porque son realizadas tomando como base otras realidades distintas a la
nuestra. Además, se trata de una infinidad de estudios dispersos en diversos idiomas y
disciplinas.
FUENTES:
- Tv basura: El caso de los programas juveniles Combate y Esto Es Guerra / Richar Centeno
Torres / 2016.