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PLANES DE DIOS PARA SU PUEBLO

1. EL PLAN DE DIOS PARA LAS NACIONES

Es común que ciertos eventos, tanto personales como colectivos, lleguen a


reflotar temas, generen nuevas preguntas e inquietudes y nos lleven, incluso, a
replantearnos opiniones y aún convicciones.

Esto ocurre en cualquier esfera de la vida. El ámbito de la fe no está exceptuado:


en él, también, surgen posturas encontradas, se generan discusiones y se
plantean interpretaciones.

Ante casos así corremos dos peligros: el primero, aferrarnos a posiciones de


larga data, más o menos ajustadas a la verdad y, a veces, adoptadas sin mediar
un análisis serio y responsable de “todo el consejo de Dios”, revelado en las
Sagradas Escrituras; el segundo, intentar construir esas interpretaciones a partir
de los hechos y acomodar casuísticamente las Escrituras a los mismos.

En estos días, muy particularmente, está ocurriendo esto con respecto a la


escalada de violencia en el Medio Oriente. Cuando en las redes sociales leemos
los comentarios y publicaciones de los creyentes cristianos, observamos
posiciones, opiniones y conceptos contradictorios, que parecen separarnos y
enfrentarnos.

Nuestro propósito no es el de convertirnos en árbitros ni moderadores de las


mismas, sino contribuir a un entendimiento más amplio de una realidad compleja
de proyecciones no solo históricas sino eternas. Lo hacemos abordando ciertos
temas colaterales que forman parte de este “gran rompecabezas”, posiblemente
como “paisaje de fondo” y no como algunas de las “figuras centrales” del
“dibujo”, pero importantes también para darle sentido al mismo. Por esta razón,
estaremos compartiendo una serie de artículos que tocarán diferentes tópicos.

En el presente ensayo queremos hablar acerca del lugar que tienen las naciones
de la Tierra, dentro del plan salvífico de Dios. Lo expondremos brevemente en
cinco declaraciones fundamentales.

Primera declaración: las naciones de la Tierra surgieron por


mandato divino y con un propósito divino.

Fue la voluntad divina que, después del diluvio, toda la tierra debía ser repoblada
por los descendientes de Noé. En Génesis 9, versículos 1 y 7 se reitera el
mandato de Génesis 1, acerca de “crecer y multiplicarse”. A tal efecto debían,
por supuesto, separarse y disgregarse, a fin de formar las distintas tribus y
naciones, entre los cuales el mundo habría de dividirse.

En su discurso en el ágora ateniense, el apóstol Pablo explica claramente que el


mismo Dios, en su soberanía, dispuso esta división etnogeográfica general: “Y
de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre
toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites
de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando,
puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros
propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” Hechos 17:26-28.
Un doble propósito se manifiesta en el proyecto divino: primero, “buscar a Dios”,
o sea, mantener una relación de comunión con Él, fuente de toda bendición
personal y colectiva (familiar, tribal, nacional, universal); segundo, “sojuzgar y
señorear” sobre la tierra, o sea, cumplir lo que algunos llaman el “mandato
cultural” (Génesis 1:28; 2:15; 9:2, 3).

Segunda declaración: el propósito de Dios era propiciar, dentro de la


unidad esencial de la raza humana, la diversidad humana a través de las
naciones.

Cualquier intento de lograr o mantener una fusión indiscriminada de carácter


geográfico y sociocultural, no solo era contrario al mandamiento de Dios citado
anteriormente, sino que era peligroso para la humanidad, debido a la
pecaminosidad universal del ser humano.

En efecto, ya desde los primeros tiempos posdiluvianos vemos los principios de


conflicto en el relato del pecado de Cam y Canaán, hijo y nieto de Noé
respectivamente, que pecaron contra su progenitor (Génesis 9:18-25), pero lo
vemos mucho más acentuado en la historia de la torre de Babel (Génesis 11:1-
9): en pro de una “unidad” político-religiosa a ultranza, este primer núcleo de
pobladores posdiluvianos se aglutinó en un sitio geográfico específico con el fin
de desarrollar una civilización centralizada, “globalizada”, uniformada desde el
punto de vista sociocultural, político y económico.

La confusión de las lenguas no solo puso fin a tal proyecto megalómano, sino
que redirigió a la incipiente humanidad hacia el propósito original de
multiplicarse y diversificarse. Justamente, Génesis capítulo 10 nos da un
bosquejo original de esa propagación producida a partir de Babel.

Tercera declaración: el propósito original y fundamental de Dios ha sido,


y es, BENDECIR. La maldición siempre ha venido como producto directo
de la maldad e injusticia humana y de la necesaria actuación de Dios en
contra de esa maldad.

El apóstol Pablo señala: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad” (Romanos 1:18).

La maldición vino sobre Canaán por su impiedad (Génesis 9) y, a lo largo del


Antiguo Testamento, observamos una y otra vez la aplicación de la justicia divina
sobre las naciones, cuando estas violaban los principios de justicia y piedad que
atentaban, por una parte, contra el carácter moral de Dios pero, por otra, contra
la misma pervivencia de la humanidad. La violencia engendraba violencia; la
maldad, maldad.
La injusticia ejercida contra el otro ser humano, contra otra colectividad u otra
etnia volvía sobre quien o quienes la ejecutaban. De este modo se buscaba
vindicar la causa del inocente y castigar al culpable. El profeta Habacuc describió
con mucha claridad este principio.

Pero en medio de los estragos que el pecado y sus consecuencias han traído a
la humanidad, la promesa de bendición siempre ha permanecido. Todavía
resuenan las palabras proféticas de Noé: “Bendito por Jehová mi Dios sea
Sem…” y “Engrandezca Dios a Jafet” (Génesis 9:26, 27).

Dios bendice a Ismael, el “escuchado de Dios”, padre de los árabes actuales, en


la promesa que le hace a su madre Agar: “Multiplicaré tanto tu descendencia,
que no podrá ser contada a causa de la multitud…” (Génesis 16:10).

En sus visiones apocalípticas, Juan contempla una innumerable multitud


procedente de “toda tribu, lengua y nación”, que adoran al Señor: personas
pertenecientes a las diversas naciones de la tierra, a las cuales alcanza la
bendición de Dios a Abraham, cumplida a través de Jesús el Cristo: “Y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).

Es, sobre esas bases, que Isaías proclama la restauración de naciones


enfrentadas muchas veces a lo largo de la historia (Isaías 19:23-25), y Miqueas
anuncia: “Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas
hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para
hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la
guerra” (Miqueas 4:3, 4).

Cuarta declaración: el objetivo de Dios ha sido la pervivencia y la


convivencia, no la erradicación de las naciones.

Hechos 14:16 dice: “En las edades pasadas él ha dejado (permitido) a todas las
gentes (ethnos: naciones) andar en sus propios caminos”. Alfred Edersheim
señala que este pasaje quiere decir que Dios no destruyó las naciones a pesar
de sus malos caminos.

En otras palabras, a pesar de la impiedad e injusticia, Él permitió su pervivencia,


y no solo eso sino que abrió su generosa mano “dándonos lluvias del cielo y
tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros
corazones” (Hechos 16:17).

Esta declaración resume, en cierto modo, las ideas que hemos venido
desarrollando en los puntos anteriores. Como vimos, la bendición de Dios
garantiza la pervivencia, que solo es cortada cuando las naciones, en su rebeldía,
cometen impiedad y cosechan las consecuencias de su propia injusticia.

La erradicación de una nación no forma parte del plan perfecto original de Dios,
solo surge contingentemente como consecuencia de la impiedad y la maldad
propia o ajena, en el presente estado de cosas.
Por otra parte, como también analizamos, convivencia no significa una unidad o
amalgamiento global, en la que las naciones pierdan sus respectivas identidades.
Convivencia es “vivir con” el otro que comparte la misma esencia, pero que
posee su identidad particular dada por la diversidad. Sin embargo, cuando
miramos a nuestro alrededor, en cada ámbito de acción humana, la convivencia
es imperfecta y, en muchas ocasiones, imposible; en el presente estado en que
vivimos, un presente estado que, como hemos visto, es temporal, porque el
designio de Dios es la erradicación futura de la impiedad y la injusticia, y el
establecimiento de la perfecta bienaventuranza.

El corazón del cristiano verdadero, en sintonía con el corazón de Dios, jamás


podrá gozarse, complacerse, vindicar o justificar la destrucción de una nación,
el genocidio.

Quinta declaración: como cristianos, hemos sido llamados por Dios para
anunciar el Evangelio, las buenas nuevas de salvación no solo a las
personas en lo individual, sino a las naciones.

“Porque de tal manera AMÓ Dios AL MUNDO”. No dice: “a ALGUNOS en el


mundo”. Juan 3:16 es el corazón de nuestro mensaje evangelístico, el
fundamento de la Gran Comisión, que nos ha sido dada para proclamar el
anuncio libertador de Jesucristo a “toda criatura”, sin hacer acepción de
personas, sin hacer acepción de naciones. Jesús dijo: “Id y haced discípulos a
TODAS LAS NACIONES…”.

Del mismo modo que no tenemos licencia para realizar una “lista negra” de
pecadores a los que no se les debe predicar por la “calidad” de su pecado,
tampoco tenemos licencia para declarar: esta nación, sí; esa, no. Por encima y
más allá de las maldiciones justicieras que, por el pecado, caen sobre las
personas y las naciones.

Por encima y más allá de la misma justicia divina que está presta a defender al
inocente y castigar al culpable, está el amor redentor del Padre, cuya voluntad
es que “todos procedan al arrepentimiento”, y de Su Hijo Jesucristo que dio su
vida para salvar a todos los que crean en Él y le acepten.

Eso es lo que Dios quiere que proclamemos a las personas y a las naciones: Su
eterno e incomparable amor.

Las personas, las naciones, podrán aceptar o rechazar el mensaje, tan solo
después de haberlo escuchado: “… porque todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en


aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?”
(Romanos 10:13, 14).

A nosotros nos corresponde predicarlo, sin prejuicios, sin parcialidades, amando


solo con el corazón de Dios, de la misma manera que Él nos ha amado.
2. EL PLAN FINANCIERO DE DIOS

Hechos 20.33-35

33 Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.

34 Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a


los que están conmigo, estas manos me han servido.

35 En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los


necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más
bienaventurado es dar que recibir.

El Señor quiere que tomemos decisiones inteligentes basadas en principios


sanos, pero las decisiones conforme a su voluntad no siempre son compatibles
con la manera como el mundo hace las cosas.

Por ejemplo, a algunas personas les sorprendería saber que el concepto básico
de Dios en cuanto al plan financiero es dar en vez de ahorrar o invertir, como
enseñan los modernos gurúes de finanzas.

Dar sacrificialmente. Cuando la persona promedio decide cuánto va a dar a una


institución benéfica, considera su ingreso vs. sus gastos, y decide luego una
cantidad con la que se sienta cómoda.

En cambio, una ofrenda sacrificial puede significar que el creyente siga la


dirección del Espíritu Santo para prometer recursos que están más allá de sus
posibilidades económicas. Al comienzo, algunos creyentes podrán sentirse
preocupados por ejercer su fe de esta manera. Pero, felizmente, Dios ha
prometido suplir las necesidades de sus hijos (Fil 4.19), y Él es absolutamente
fiel.

Filipenses 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Dar compasivamente. El Salmo 24.1 nos dice que todos los recursos le
pertenecen a Dios. Los creyentes que tienen un espíritu generoso no se aferran
a sus posesiones materiales, sino que desean utilizar las riquezas del Señor para
compartir las bendiciones de Él. A estos creyentes, un misionero, una institución
benéfica o un pastor, no tienen que rogarles para que den su dinero.

Salmo 24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en


él habitan.

El plan financiero de Dios es diferente a lo que veremos en el mundo, pero sus


principios han demostrado ser efectivos. La Biblia y la historia de la iglesia
enseñan que, por tener un corazón compasivo y un espíritu sacrificial, los
seguidores del Señor han elegido dar. Y Él les recompensa dándoles más fe y
suficientes bienes materiales para suplir sus necesidades.

3. LA ECONOMÍA DE DIOS

Ser un FIEL MAYORDOMO es algo muy difícil, máxime en un mundo en


crisis y materialismo, como el que vivimos actualmente, en el cual se ha
forjado un falso concepto de valores en torno al tener, de manera que
valemos por lo que tenemos más que por lo que somos.

Por lo tanto es necesario elaborar un estudio sobre la realidad económica


de la iglesia, el ministro y también diseñar algunas pautas para resolver
esos problemas que hoy asedian a la iglesia del siglo XX, camino a
afrontar, igual que el resto del mundo, una de las peores crisis económica
conocida en la historia de la humanidad, y que va a crear las condiciones
del cumplimiento profético de Apocalipsis 13:16-18, que dará al
surgimiento del anticristo, el cual controlar la economía mundial, y
establecerá sus métodos denominados “SELLO DE LA BESTIA”, y que
no es otra cosa que un control de compra y venta.

I. ECONOMÍA ECLESIASTICA

Es algo complejo la administración de todos nuestros recursos materiales


en una época de crisis y demandas, pero mucho más serio es el hacerlo
a nivel de iglesia y comunidad, ya que no manejamos “nuestros recursos”
sino los recursos del Rey, pues apenas somos mayordomos fieles que
debemos cuidar aquello que el Señor pone en nuestras manos y actuar
siempre con una mente desposeída de señorío o sentimentalismo, y
proceder de acuerdo a los parámetros lógicos que la responsabilidad así
requiere.

No somos dueños, ni siquiera administradores absolutos de los bienes del


reino, por lo tanto, debemos definir algunas reglas básicas para la
economía de Dios sea próspera y sus ministros íntegros delante del Señor
y también delante de los hombres.

la mayoría de los problemas que afligen a la iglesia del Señor hoy día es
la falta de integridad de muchos ministros que caen, sin darse cuenta,
víctimas de las deudas, el amor al dinero o la falta de sabiduría o
sagacidad para gobernar esta área en su propia vida y en la vida de los
demás, pues como pastores tenemos que enseñar “todo el consejo de
Dios” (Hch. 20:27).
Analicemos algunos principios básicos

PRINCIPIO UNO: Los diezmos y las ofrendas no son para “el


ministro”, sino para que en la casa del Señor no “haya necesidad, para
todos los que trabajan en el Señor. Sin embargo, hoy ya no existe una
tribu sacerdotal como en el A.T., pues el señor nos ha hecho a todos
“SACERDOTES” (1 Ped. 2:9, Ap. 1:6) Y MINISTROS de un nuevo pacto.

En la pauta bíblica, los bienes traídos a la iglesia eran para resolver


muchas necesidades de la misma comunidad y no eran sólo para que EL
MINISTRO VIVIERA mejor que las ovejas. Esto se evita con una política
de presupuesto que trace parámetro de prosperidad general, pues
también es cierto que “el obrero es digno de su salario” (1 Tim 5:18)

PRINCIPIO DOS: Los ministros no deben tomar decisiones


aisladas en el manejo de fondos, se debe trabajar en base a un
presupuesto y todo se debe elaborar en equipo, entre el diácono-tesorero
y los ancianos, participándole a la asamblea todo lo que acordado. El
pastor, ni ningún anciano podrán tomar decisiones administrativas
aisladamente, fuera de lo aprobado por el presupuesto o el comité
respectivo.

La Asamblea deberá ser informada sobre el manejo de los fondos de la


Iglesia y los ancianos trabajarán en equipo en estas áreas para cubrirse
uno a otros las espaldas.

PRINCIPIO TERCERO: De los fondos generales de la Iglesia no se


debe de hacer préstamos personales a nadie, pues esto crea
precedente, y convierte sus fondos en una “empresa prestamista” y
forma costumbres que tienden a ser ley.

Cuando haya que ayudar a un hermano lo podrá hacer en calidad de


ayuda, ofrenda, etc… de acuerdo al presupuesto.

Cualquier decisión fuera de los presupuestado deberá ser sometida al


consejo de ancianos, previa consulta al diácono tesorero o comité
administrativo.

Se podrá hacer préstamos del fondo general “NO CONSIGNADOS” a


proyectos de la misma obra, siempre y cuando sea aprobado por el
consejo de ancianos y dependiendo del monto, dicha decisión tendría que
ser llevada a la asamblea.
PRINCIPIO CUARTO: En cuanto al uso de “FONDOS CONSIGNADOS “,
o sea donados o levantados para un fin determinado, empleo; para
campamentos, equipo, pro-templo, vehículos etc.., no se podrá usar para
otro fin que el destinado a no ser que:

 El comité que maneje esos fondos actuará de acuerdo a la política


previamente trazada para tal fin.

A veces existen fondos fijos que al crearse no se pueden tocar hasta


que vaya a su destino final, Ej; Pro-templo. Si dicho comité decide un
uso fuera de lo acordado, deberá consultar con los donantes del dinero
antes de actuar.

 Toda decisión administrativa que altere normas, pautas o comprometa


deudas, préstamos etc., deberá ser considerado en junto o consejo
incluso a veces debe llevarse a asamblea.

II. LOS DIEZMOS ¿PARA QUIÉN SON?

Es bueno pensar cómo debemos usar nuestros recursos para la


glorificación del reino de Dios, pues al ser “Administradores del Rey” nos
vemos siempre obligados a usar correctamente los bienes que como
mayordomo se nos ha encomendado, por lo tanto, debemos trazar
correctamente una política económica coherente con la realidad del reino,
no aprovechándonos de ello para obtener ganancias deshonestas.

Si tomamos el ejemplo del A.T. notaremos que los recursos disponibles a


través del diezmo y ofrenda eran para sustentar toda una tribu, (LA DE
LOS LEVITAS), pero además se ayudaba las necesidades de otros.

Es bueno recordar que la tribu de Levi era una entre las 12 que formaban
un pueblo, que los levitas tenían una función Sacerdotal pero también
como médicos que velaban y cuidaban la salud del pueblo, de manera que
su función además de ser espiritual y de intercesión, cubrían las
necesidades de asistencia en el área de salud del pueblo, velando por el
cumplimiento de las leyes de higiene, parte del decálogo Mosaico.

En ningún momento podemos afirmar que los fondos recibidos en el alfolí


por los Levitas eran usados por una persona determinada, ni que se
usaban para fines ajenos a los designados por las normas internas del
sacerdocio levítico.
En realidad, esos fondos eran para:

1. Sostener el aspecto de sustento de los que trabajaban en el servicio al


Señor en la casa de Jehová.

2. Atender todas las necesidades del mantenimiento del tabernáculo y


después, cuando se edificó el templo para el sostenimiento de este con
todo su personal.

Así que como vemos el fin de lo consagrado a Jehová tenía diferentes


fines y ninguno era para un beneficio personal arbitrario al sustento y
abrigo de los que sirven del altar.

Referente al N.T. encontramos que la perspectiva del uso del dinero varia
un poco, pues todos los “bienes” eran traídos por los discípulos a los pies
de los apóstoles y los mismos eran usados para que no hubiese
necesidad en toda la comunidad así que, con los fondos de la
comunidad, en la era apostólica se sostenían a los pastores además de
ayudar a todos los necesitados de la comunidad y a resolver los problemas
que hubiesen en toda la iglesia del Señor, enviando ofrendas de una a
otra localidad para socorrerlos en las necesidades materiales.

Hubo un momento en el crecimiento de la Iglesia que la problemática


económica se le escapó de las manos a los apóstoles y se tuvieron que
tomar medidas drásticas para hacer frente al problema, así que la opción
más fácil para ellos era proponer a la asamblea de los allí reunidos la
elección a personas que supliesen o administrasen estos recursos (Hch
6).

Los apóstoles determinaron la cantidad de los primeros administradores


o DIACONOS en la vida de la naciente iglesia, y establecieron las tres
condiciones básicas:

1. Buen testimonio
2. Llenos del espiritu
3. Con sabiduría

No sabemos claramente como estos hermanos pudieron repartirse el


trabajo, pero de una cosa si estamos seguros, y es que entre todos se
compartieron las diferentes áreas a atender dentro de la vida de la
comunidad, y suponemos que al distribuir los recursos disponibles,
establecieron un orden de prioridades basado en los principios enseñados
por Jesús y que radica en el principio de que,” teniendo el pan nuestro de
cada día, que es el sustento y abrigo, estemos contentos” Así que las
pautas eran clara y lógicas, aunque no se expusieron en ningún escrito
que haya llegado a nosotros.

Quizás no podamos contestar muchas preguntas que lógicamente


podríamos formular como ¿Porque siete diáconos? ¿Qué hacía cada
uno? ¿Qué política o criterio manejaban para distribuir los fondos y
estipular la cuantía a dar en cada caso y hasta cuanto etc.? Recordemos,
que, en estos momentos de euforia espiritual, lo más importante para los
hermanos era el darse y dar, frente al concepto inminente de que Jesús
vendría pronto:

A. NUESTRA REALIDAD DE HOY

Pero nuestro problema hoy es diferente, ya que se han manejado muchas


“teorías” para justificar intereses económicos personales y esto es muy
peligroso, por ejemplo, existen los conceptos de que:

1. Todos los diezmos son para el pastor.


2. Todos los diezmos son para el concilio.
3. Todos los diezmos son para fines determinados.
4. Todos los diezmos son para las necesidades de la Iglesia.

En todos estos puntos de vista hay un poco de verdad y otro de


exageración, pues, aunque es cierto que “los que viven del altar debe
comer de este” también entenderemos que los diezmos no pueden ser
manejado con criterios limitados, porque en sí deben ser traídos a la
comunidad para resolver todos los problemas que puedan existir en la
Iglesia del Señor, y, por lo tanto, todos los aquí expuestos son valederos.

Debemos recordar que los diezmos se traen al ALFOLI, y no a una


persona, institución o fin ajeno a tu comunidad. En la actualidad muchos
manejan sus diezmos como algo arbitrario a la realidad de “SU IGLESIA
LOCAL” y aunque se pudiera justificar en aquellos que no tienen cobertura
espiritual específica, no es aceptable a la luz de la Palabra.

Es bueno recalcar el hecho de que los diezmos se traen a la


comunidad de la cual formo parte, para que esta los use según el
criterio de los ministerios y la Palabra de Dios.
En cuanto al manejo de las ofrendas, éstas están sujetas al sentir de la
persona, así como a la necesidad de la Iglesia. Es algo que se sale del
marco normal del compromiso establecido en la Palabra respecto al
diezmo. Una ofrenda puede ser consignada a varios propósitos como, Para
una persona, una labor, un fin específico, otra comunidad, una ayuda
personal a un necesitado, para una campaña, para ayudar a un plan de
la obra fuera de la iglesia local etc.

Los diezmos deben cubrir el presupuesto de la Iglesia, mientras que las


ofrendas se pueden manejar de formas más flexible, para remediar
necesidades que no estén dentro de este presupuesto, pero ya que
hablamos de PRESUPUESTOS DE LA IGLESIA quiero dedicar un
capitulo tan solo a este tema el cual creo que interesa a todos.

III. EL PRESUPUESTO DE LA IGLESIA

Partiendo de que la Iglesia es una comunidad de creyentes que aportan


de sus bienes, para el “bien común de los santos”, y traen a la misma
cada primer día de la semana lo que el Dios les ha dado, según han
prosperado (1 Corintio 16:3), se debe administrar esos fondos siguiendo
una política que deberá ser determinada por dos factores básicos:

1. Por las necesidades existentes en la localidad en donde funcionas y de


acuerdo a un orden de prioridades existentes.
2. Por la realidad de los fondos disponible en los recursos mensuales de
la comunidad.

Ahora podemos decir que una Iglesia que desee trabajar coherentemente,
de acorde a su realidad local y social, deberá seguir las pautas dada por
Jesús el cual nos enseña en Lucas 14:28 lo importante que es la
planificación económica de los recursos disponibles para alcanzar la meta
que nos hemos propuesto.

Sabemos que debemos apoyar los ministerios locales, enviar misioneros,


y ayudar las necesidades existentes en la misma comunidad, pero para
ello debemos actuar sabiamente, no dejando que la epoca de vacas flacas
nos lleven a una crisis, por no haber hecho provisión para los tiempos
malos que pueden venir, máximo en un mundo lleno de inflaciones
galopantes.
Todo presupuesto se define siguiendo las reglas de lo que vamos a definir
como ORDEN DE PRIORIDADES, y el cual consiste en hacer una lista
de las cosas más importante dentro de la vida de una iglesia y esto sería:

1. El sustento de los que trabajan dedicado al ministerio. Este


deberá estar determinado de acuerdo al saldo disponible, dependiendo
del tamaño de la comunidad y sus ingresos podrá ocupar de un 20 a
un 60 % de los ingresos brutos. (Ingresos brutos es el total de
entrada). En casos de que la iglesia carezca de estos deberá estar
dispuesto como San Pablo usar sus manos para aliviar así la situación
que existiría, máxime cuando la obra está en su etapa pionera.

El ministro que tenga que trabajar secularmente por apoyar el sostén


de la obra es digno de doble honor, pero una vez la iglesia le pueda
ayudar en su sostén, debe recibirlo, aunque tenga que vivir más
limitadamente que con su trabajo secular, sin embargo, se debe buscar
que la condición material del ministro este siempre al mismo nivel que
la de la mayoría de los hermanos que forman la comunidad.

En esta situación se puede dar el caso que el obrero del Señor viva
más por debajo que la del nivel de vida de sus miembros, o por el
contrario, se beneficie tanto de su posición y de los ingresos
económicos de la iglesia que lleve a vivir muy por encima de la realidad
existente entre los hermanos de su misma comunidad. La prosperidad
debe ser siempre opcional al crecimiento, el bienestar de los demás
ministerios y el compromiso evangelístico de la iglesia.

¿Qué se entiende como compromiso evangelístico? Los recursos


disponibles por la iglesia para realizar su labor misionera desde su
localidad hasta más allá de sus fronteras.

2. Recursos para mantener el lugar de culto, o punto de operación


desde donde como plataforma se lanza la labor evangelizadora y
discipuladora de la iglesia. El lugar de reunión debe ser acorde al nivel
de vida disponible en la zona donde ésta esté, y a la condición social
de los miembros de la comunidad.

No es lógico que los hermanos vivan confortablemente, y el salón de


culto este hecho una ruina. Debemos también buscar el equilibrio entre
la condición social de los miembros y la de los ministerios. Debemos
aspirar que en los lugares de culto existan las mismas comodidades
que tengamos en nuestros hogares y cuidar de los bienes comunes,
como lo hacemos de los nuestros propios.
Así que partiendo de lo aquí expuesto podríamos clasificar los gastos en:

A: SUSTENTO: Equivalente a alimentos, necesidades físicas básicas,


tanto del pastor como de los hermanos.

B: ABRIGO: Esto es las demás cosas para protegernos del frio, viento,
lluvia, como la ropa, salón de culto, luz, agua, aseo etc.

GASTOS SUPERFLUOS: Otros gastos que, aunque no son


imprescindibles, se hacen parte de ciertas necesidades humanas, como
es el vehículo, comodidades, teléfono, equipos de oficina etc.

Tomadas en cuenta las prioridades, ahora necesitamos determinar la


proporción de lo que vamos designar para cada cosa, por lo tanto, la
iglesia debe trabajar en base a un PRESUPUESTO.

El presupuesto es un promedio de dinero disponible cada mes para cubrir


una serie de necesidades dentro de la obra. El trabajar con presupuesto
nos ayuda a evitar muchos problemas como, por ejemplo:

1. No saber con cuanto podremos disponer para cubrir necesidades


determinadas de la iglesia en caso de emergencia.

2. No vernos con problemas de déficit al venir un mes malo y no poder


hacer frente a los compromisos económicos contraídos.

3. Poder ajustar los gastos a las realidades existentes, para no caer en


deudas, lo cual nos daría muy mal testimonio como cristianos.

4. Poder extender el trabajo con el tiempo y consolidar programas,


proyectos u otros recursos, que en el futuro pueden surgir con los
saldos favorables,

Lo primero que debemos hacer para un presupuesto es hacer un cálculo


un promedio de ingresos, basado en un período de tiempo determinado.
Por ejemplo; sumar los ingresos generales de un semestre y después
dividirlo por 6, el saldo es el promedio de ingreso disponible
mensualmente en la iglesia.

Cuando se hace este planteamiento a nivel personal, el presupuesto se


puede basar en un sueldo fijo, para lo cual no hace falta sumar una serie
de meses para sacar un promedio, pero si el sueldo es variable, como
ocurre con los que dependen de negocios, empresas o utilidades,
entonces elaborar un presupuesto en base a lo ganado en un mes, puede
ser engañoso, y a veces perjudicial para tener una economía sana. Las
Iglesias por lo general no tienen una entrada fija, pues sus ingresos
dependen de varios factores:

1. De la fidelidad de los hermanos en aportar sus diezmos y ofrendas.

2. En el crecimiento de la Iglesia. Lo mismo puede crecer que menguar.

3. En las crisis económicas de los miembros, la cual repercute en la


congregación.

Por lo tanto, las iglesias que deseen trabajar con planes especifico y
mantener una solidez económica a medida que crece, deberían trabajar
en base a un presupuesto y que el mismo sea elaborado en prioridades,
para hacer los ajustes necesarios en casos de problema deficitarios.

Un modelo ideal de clasificación seria el que describo a continuación, pero


claro, se puede variar según la necesidad de cada lugar.

MODELO DE PRESUPUESTO.

A) BONIFICACION: Esto es, los gastos en el sostén de los pastores,


ancianos y demás ministerios y personal de la iglesia,

B) MANTENIMIENTO: Todos los gastos del mantenimiento del lugar


de culto, agua, luz, teléfono, aseo, mejoras, seguros, etc.

C) OFICINA: Son los gastos en papelería, sellos, publicidad, y demás


actos relacionados con los trabajos pastorales de oficinas se debe, cuando
se pueda, tener un fondo discrecional dentro de esta partida para otras
necesidades relacionadas con decisiones pastorales.

D) AYUDA SOCIAL: Este es un fondo especial que además de ser


parte del presupuesto general, se puede nutrir de otras entradas en
especies, para ayudar las necesidades específicas de los hermanos más
pobres de la iglesia. (En un capitulo a parte expondremos algunas reglas
para evitar abusos en esta área).

E) MISIONES: Toda iglesia debe desarrollar la visión misionera, para


ello debe comenzar a establecer desde su inicio un fondo dentro del
presupuesto. Debe haber una partida que puede ser desde un 10% del
total del presupuesto o más, según estime conveniente la junta
administrativa de la Iglesia.

Tanto a nivel personal, como a nivel administrativo, a la hora de elaborar


los gastos, debemos considerar la proporción que vamos a emplear para
cada aspecto de la vida.

Por lo general, en lo personal, gastamos un promedio del 40 al 50% de lo


que ganamos (vivienda, luz, agua). Otro 30% lo empleamos en alimentos,
un 15% en ropa y, quizás, entre un 10 a un 15% en otros menesteres
superfluos. Podemos decir que los gastos de una familia son más
o menos así en un gráfico:

Ahora veremos cómo debemos programar el presupuesto mensual de una


iglesia que tenga una entrada promedio de unos $3.000.00

Lo primero que hacemos es deducir un 15% para reserva, que serían


$450.00 De manera que vamos a elaborar el presupuesto en base a un
promedio mensual de ingresos equivalentes a $2.550.00 Suma para
presupuestar: $2.550.00.

A) BONIFICACION: (Sostén del pastor o ministerios) $900.00

B) MANTENIMIENTO: En alquiler $400.00

En energía eléctrica $120.00

En agua $25.00

En teléfono $30.00

En aseo $30.00. TOTAL $605.00

C) CAJA CHICA: Gastos varios de oficina. $60.00

D) FONDO DISCRECIONAL: Para ayudar necesidades no previstas y a


otros ministerios, o viajes pastorales a retiros, etc. $300.00

E) FONDO MISIONES: Se saca el diezmo del presupuesto o más, para


hacer un fondo aparte y apoyar en el futuro nuevas obras, evangelismo,
o el envío de obreros a otros lugares para establecer iglesias. $250.00.
F) AYUDA SOCIAL: Fondo para ayudar a hermanos necesitados o
trabajo social de la iglesia en su comunidad. $435.00

Así que ya tenemos el presupuesto de una Iglesia. Lo que sobrepase este


límite, se acumula para el próximo, o para reserva, o para futuros
proyectos. Alternativamente tendremos un FONDO DE RESERVA, que
podrá ser usado cuando en un mes no se haya podido cubrir el
presupuesto.

Veamos ahora en gráfico este presupuesto, para que veamos la


proporción entre los diferentes aspectos, aunque es un modelo de
ejemplo, el promedio es más o menos el mismo, variando en algunas
cosas, pero, generalmente, sigue un mismo parámetro. Con estas ideas
tenemos ya la panorámica del PRESUPUESTO DELA IGLESIA, así que
pasaremos a profundizar en estos principios más de la economía de Dios.

IV: LA TRAMPA DE LAS DEUDAS.

Actualmente muchos cristianos, e iglesias, se ven afectados en su vida


emocional, o de crecimiento, porque no han sabido trazar una correcta
política en sus finanzas, razón por lo cual, han llegado a caer en las
deudas, muchas veces originadas por la ignorancia, la mucha confianza
en el futuro, o la falta de sabiduría a la hora de manejar sus recursos, o
los de otros.

No podemos aislarnos de las influencias que el sistema dominante tiene


sobre nosotros con sus filosofías, en las que se encierran las causas de
los males económicos que hoy afrontamos.

Existen tres tendencias filosóficas que se entrelazan, para forjar una


sociedad materialista, que da cabida al afana y la ansiedad, y que llevan
a una búsqueda de los bienes terrenales como principio básico para forjar
la felicidad del ser humano. Estas tres corrientes que hoy nos amenazan
son: EN INDIVIDUALISMO, EL HUMANISMO Y EL CONSUMISMO.

INDIVIDUALISMO: Es la exaltación del ser como un todo. Lleva al


hombre a sentirse algo. Nutre el ego, para hacernos cada vez más dueño
de nosotros mismo, afianzando nuestros valores y derechos sobre el de
los demás.

Esta corriente forja falsos principios, y establece que el individuo vale por
lo que tiene, más que por lo que es. Nos lleva a buscar lo nuestro, como
define el Apóstol Pablo al escribir “todos buscan lo suyo propio, no lo
que es de Cristo” (Fil 2:21).

¿Cómo saber cuándo somos víctima del individualismo? Cuando


pensamos más en nosotros que en los demás, cuando los conceptos de
libertad y derechos se convierten en determinantes en mi actitud, sin
considerar esos mismos derechos en los demás.

Cuando vivo solo para satisfacer los deseos de la carne y no estoy


dispuesto a la negación y el sacrificio. Cuando trato de vivir fuera de la
realidad y uso una careta para ocultar lo que existe dentro de mí. Cuando
toda la vida humana de convierte en un egoísta luchar para mi beneficio
personal.

HUMANISMO: Conduce al ser humano a una falsa piedad,


y sustituye los valores espirituales, por conceptos morales,
desposeídos de Dios, en donde la filantropía usurpa el amor.

Esta corriente proclama al hombre como centro absoluto de todo lo


creado, fortaleciendo el individualismo, y creando las condiciones para
una vida materialista y consumista. El peligro de esta corriente, infiltrada
incluso en muchas iglesias cristiana, es que conduce al ser humano a la
liberalidad en todas las áreas, eliminando los frenos que debe dominar
ciertos apetitos carnales, como es la ambición, el sexo y el placer.

CONSUMISMO: Como resultado de la evolución del individualismo, más


humanismo, nace el consumismo, esto es, el tener y poseer para ser
y poder.

No podemos negar que los eslóganes publicitarios que hoy se difunden


tratan por todos los medios de promover este tipo de conducta.

Escuchamos continuamente en los medios publicitarios expresiones


como -. distínguete. -, -. El vehículo de los triunfadores. - -. disfrútalo. -,
-.Se un hombre elegante.- etc. y todas estas consignas tratan de producir
un solo efecto, hacernos sentir importantes para consumir, para creer que
valemos por poseer esto o aquello, y así nace el afán, la codicia y la
ambición.

¿Pero a donde nos llevan todas estas corrientes existentes en la sociedad


de hoy? Al materialismo practico. Esté se manifiesta por el desmedido
deseo de buscar bienestar, places y satisfacción en las cosas materiales,
hasta caer en la tremenda realidad de tratar de vivir sobre nuestras
posibilidades, conduciéndonos al endeuda-miento, que a su vez nos lleva
al caos y miseria.

A. LAS DEUDAS Y SUS PROBLEMAS.

En la palabra de Dios hay dos consejos precisos que nos guían a evitar
por todos los medios el endeudarnos, y querer tener más de lo que
podamos:

PRIMERO. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es


fiel” (Lc 16:10). El Señor nos dice que debemos saber administrar lo poco
que tengamos, para que seamos bendecidos, está es la economía de Dios,
que vivamos acorde a nuestra realidad, usando lo poco bien, para que
seamos acreedores también de lo mucho, pues el que no sabe usar lo
poco y ajustarse a ello, menos podrá administrar y vivir con lo mucho.

En la vida de los que se endeudan esta siempre la costumbre de no estar


conforme con lo que tienen, y tratan de ir por encima de sus recursos,
viviendo falsamente y cayendo en el error de no acoplarse a sus
realidades. Ellos nunca prosperaran, pues cuanto más tengan, más
gastaran.

SEGUNDO. “Pagad todo lo que debéis…No debáis a nadie


nada”. (Rom 13:7,8).

El Apóstol Pablo da una ordenanza de forma imperativa, que no debamos


a nadie nada. Tal parece que a través de la deuda se creaban problemas
personales, pues en el contexto del verso 8 aconseja el amor,
relacionándolo con la orden de no deber. Estas recomendaciones deben
ser tenidas en cuenta por las razones que expondremos a continuación.
El Señor Jesús enseño a sus discípulos un principio básico para no caer
víctimas de la problemática del materialismo. En Mateo capitulo, 6:25-34
hay un estudio completo sobre este tema. Quizás la advertencia mayor
del Maestro es que “NO OS AFANÉIS“ y detallas las cosas que no deben
ser causa de afán : Comer, beber y vestir. El afirma que estas cosas no
deben quitarnos la paz, ni nos deben producir ansiedad.

Si analizamos bien el cuadro psicológico de los que se endeudan,


notaremos que padecen de insomnios, jaquecas, trastornos digestivos,
preocupaciones y tensiones. Las deudas quitan la paz, y conducen a
dificultad en relaciones. Muchos hogares zozobran en crisis familiares por
motivo de las deudas. A veces los vínculos personales entre hermanos
ésta empañados por este problema, y sobre todo, vamos cayendo en
descredito.

Lo más grande que tiene un cristiano, y la Iglesia del Señor, delante del
mundo, es su testimonio. Es por ello que debemos cuidar el CRÉDITO,
para caer en DESCREDITO. De ahí se ha creado el concepto de C R E D I
T O. para hacer referencia a la aceptación de un préstamo o tarjeta de
crédito.

Actualmente se nos hacen ofertas de crédito por todas partes. -No se


preocupe en obtener lo que desee o necesite, compre hoy, pague
después-. Estas ofertas, así como las tarjetas de créditos, son trampas
del diablo para sumir en la desgracia a muchos incautos, que, arrastrados
por la concupiscencia de los ojos, y la codicia de la carne, adquieren cosas
que les llevan a salirse de sus realidades presupuestarías.

Cuando se nos despierta el deseo de comprar fiado, cuando vamos de


continúo pidiendo prestado, para salir adelante en nuestras necesidades,
caemos en un hábito que se puede convertir en vicio, como la ludopatía
o cleptomanía.

Muchos consumidores convulsivos se enredan en el crédito, y cae en el


abismo de las trampas del endeudamiento. Pero algunos dirán, -.
Hermano, si no compro a plazos, nunca podré tener nada. Al respecto
quiero que razonemos algunas realidades.

B. COMO TENER BIENES SIN ENDEUDARNOS

Debemos plantearnos parte del capítulo anterior, que es el


PRESUPUESTO. Hemos dicho que existe un orden de prioridades
administrativas a nivel de Iglesia, pero ahora lo vamos a llevar al nivel
personal, pues si nosotros mismos no somos fieles con lo nuestro ¿Cómo
lo podremos ser con las cosas del Señor, pues “Si en lo ajeno no fuiste
fiel, ¿quién os dará lo que es vuestro? (S. Lucas 16:12).

Existe un orden de prioridades que clasificaremos en cuatro puntos:

SUSTENTO ABRIGO PERECEDERO INVERSION


Comida Ropa Electrodomésticos DIEZMO.

Agua Techo Vehículos Joyas.


Medicinas Muebles Vacaciones Negocio.

Luz Equipo. Sonido Propiedad,

Denominamos gastos perecederos aquellos bienes que obtenemos para


bienestar personal, pero que no son imprescindibles para la vida, y
además se deprecian o devalúan con el uso y el tiempo.

Existe el falso concepto de creer que, para poder obtener algún bien
suntuoso o perecedero, necesitamos endeudarnos y esto es incorrecto,
además es un engaño del diablo para atarnos a deudas que pueden
agobiar nuestra existencia. Vamos a analizar en forma gráfica estas
verdades, y deseo reflexionar sobre la base del presupuesto familiar y
demostrar que en muchas ocasiones la falta de planificación origina
grandes males.

A veces no calculamos bien lo que ganamos, con lo que gastamos, y sin


darnos cuenta nos endeudamos, creando un déficit que nos lleva al caos
económico, pues no hacemos reservas para emergencias.

¿Cuándo una economía familiar entra en crisis? Cuando no programamos


los gastos, y operamos sin márgenes que limiten la planificación del
sueldo.

Veamos un ejemplo gráfico:

Andrés gana $1,000. mensuales, en 6 meses será $6,000., pero gasto al


mes:

Enero $ 920.

Febrero $1,100.

Marzo $1,040.

Abril $ 980.

Mayo $1,090.
Junio $1,150.
TOTAL $6,280.

Terminó con un déficit de -$280.

¿Cómo pudo cubrir ese déficit? Pidiendo prestado. De manera que, si


sigue con esa política, terminará entrampado y atado. ¿Qué hacer en tal
caso? Buscar un ajuste financiero antes de cometer el error de salir de la
crisis con préstamos, ya que está costumbre terminará endeudándose
cada vez más, como les ocurre a muchos países, que frente a la crisis de
déficit publico piden prestamos, endeudando a la nación y creando más
inflación. Recordemos que debemos vivir siempre dentro de nuestras
posibilidades.

Respecto a la deuda en la adquisición de otros bienes de consumo,


tenemos que ser sabios y entendidos, para no cometer errores que
afecten nuestro presupuesto familiar. Lo primero que haremos para
analizar este tema es clarificar los tres grupos de gastos que podemos
hacer:

1. GASTOS BÁSICOS: Aquellos bienes que nos dan sustento y abrigo.

2. GASTOS EN BIENES PERECEDEROS: Aquellos artículos no


imprescindibles, aunque a veces necesarios. Se pueden clasificar en
dos grupos, artículos útiles, como los electrodomésticos, lavadoras,
refrigeradoras etc. y los artículos suntuosos, que son los televisores,
videos, equipos de sonidos etc… El automóvil puede tener ambos usos,
pues si dependemos de él para el trabajo es artículo útil, pero si se usa
para placer es suntuoso. Todos los artículos se deprecian en su valor,
por eso se les llama perecederos.

3. GASTOS EN BIENES RENTABLES: Son los gastos o deudas que, en


vez de perder valor, con el tiempo se revalorizan. Dentro de estos
ejemplos podemos poner el caso de la compra de un apartamento,
terreno, negocio etc.

Tener deudas en objetos perecederos es una locura, además de costarnos


más caro, se dan situaciones de que se deterioran antes de terminar de
pagarlo, en tal caso nos quedamos con la deuda y si el uso del objeto
adquirido.
Cuando vayamos a adquirir estos bienes, debemos evitar el crédito o la
compra a plazo por dos razones:

Primero: Porque cuando compramos a plazo, contraemos deudas que


pueden afectar nuestro presupuesto en momentos de crisis, pues no
podremos cortar esos gastos, que se convierten en atadura. Es bueno
recordar que en caso de problemas económicos lo primero que haríamos
es hacer un ajuste, recortando gastos de partidas que no sean fijas.

Las partidas fijas son siempre el pago de vivienda, y todos los


compromisos de deudas. Las partidas que se podrían recortar serían las
de comida, vestido, teléfono, luz y transporte.

Segundo: Porque con los intereses, el articulo nos puede costar de un 20


a un 40 % más caro. Sin embargo, comprado al contado podremos tener
entre un 10 y un 20 % de descuento, que sumado al interés que nos
ahorramos representa un 30 a 50 % menos.

(Vamos a usar los ejemplos en base al valor en dólar $, para su


adaptación a varios países. Para obtener el valor promedio en pesetas
deberá añadir dos ceros <00> a la cifra puesta en dólar, o sea que
$1,000. equivale a 100,000. Ptas.
Veamos en gráfico lo expuesto.

Compro un objeto perecedero pagar en 12 meses, el valor del objeto es


de $1,000., el interés es del 12% anual, así que pagaré al terminar la
deuda un total de $1,120. Si lo hubiera comprado al contado,
me descontarían un mínimo del 10%, ahorrándome además los intereses,
así que hubiera ganado $220. o sea, un 19.64% menos. Es bueno
recordar que comprando a crédito nunca podremos obtener rebajas.

¿Pero, como lo puedo comprar al contado si no tengo el dinero?


Simplemente haces la operación al revés, en vez de pagarlo a plazo,
ahorro lo que voy a pagar, hasta tener la cantidad.

En referencia al gráfico anterior, hubiera tenido que pagar durante doce


meses $93.33, pero si lo reserva, puede reunir la cantidad para comprarlo
al contado y con descuento ($900) en 9 meses y medio. Me ahorro tres
meses y medio menos de pagar, y un total de $220 que hubiera pagado
de más. Por otro lado, damos un testimonio muy positivo, pues llegamos
y decimos
-. Por favor, me gusta esa lavadora, me la llevo, tome el dinero. - y me
quito de encima preocupación y atadura por si hay revés en la economía.

Debemos educarnos y concienciarnos en no caer en deudas para obtener


bienes superfluos. Es mejor prescindir de ellos que quedar entrampado,
y sí deseas algo de este tipo, pídele a Dios recursos y sabiduría para
obtener bienes superfluos sin correr riesgos o perder la paz.

Respecto a los BIENES RENTABLES, como propiedades, los débitos en


tal situación son diferentes, porque estos bienes en vez de desvalorarse,
se reevaluarán, y tal deuda es una inversión. Es bueno animar a los
cristianos e incluso a las Iglesias que alquilan edificios, que planifiquen
encauzar sus gastos en bienes, a través de la compra de sus propiedades.
Estas deudas son aconsejables por varias razones:

Primero: Porque de todos modos el pago de alquileres representa una


pérdida total de más del 30% de los ingresos, sin derecho a recuperar
nada, y con la inseguridad de que en cualquier momento tienes que
mudarte, creándote inconveniente, más gastos.

Segundo: No puedes hacer mejoras, y si las haces, corres el riesgo de


perderlo todo si te piden la propiedad

Tercero: Porque el dinero invertido en una propiedad gana más intereses


que si estuviera en el banco y a la larga, si dejaras esa propiedad antes
de pagarla, recuperas una buena parte de lo abonado.

Para que entiendan la rentabilidad de la compra de una propiedad, aunque


sea a plazo, veamos un ejemplo gráfico.

DATOS: Valor de la propiedad. $25,000.


Pagar en 25 años.

Total, de entrada: $5,000.

 Pago mensualmente: $350.


 Intereses anuales sobre deuda. 16%.
 Al cabo de 5 años ha pagado:
 Abonado a la deuda: —– $11,877.
 Intereses pagados: —– $14,123.
 Plusvalía de la propiedad: $ 5,000.
Así que si sumamos al capital acumulado por los pagos de $11,877 y le
añadimos la plusvalía (revalorización de la propiedad) tenemos un
capital de $16,877.

Veamos ahora que hubiera ocurrido si yo hubiera guardado en el banco


por 5 años esos $5,000.

Interés pagadero anual: 10%

Cantidad depositada: $5,000.

Intereses recibidos en 5 años: $2,500.

Total, a los 5 años: $7,500.

Pérdida del poder adquisitivo por la inflación: 6% anual (promedio


mínimo). Ese dinero perdió un valor en poder de compra de $2,250. Así
que a la verdad tengo tan solo ahorrado en poder adquisitivo, $5,200.

Este ejemplo demuestra que la mejor forma de ahorrar e invertir es


adquiriendo nuestra vivienda y que esa deuda es rentable. Después de
haber razonado todo lo expuesto, dedicaremos un capitulo a considerar
la forma de hacer provisión para el futuro.

IV. HACIENDO PROVISION.

Uno de los más graves errores administrativos que podemos cometer en


estos tiempos de crisis, es vivir “AL DIA”, esto es, no hacer provisión para
el mañana.

Muchos “súper-espirituales” se escudan en la fe para justificar su mala


administración, diciendo que “Dios suplirá”, ignorando que, si nosotros
contamos con que Dios supla, después de haber derrochado nuestros
bienes, no solo perderemos la bendición y protección de Dios, sino que
además tendremos que dar cuenta de lo mal que usamos los beneficio
que él nos encomendó como mayordomos.

Como cristianos proclamamos que Jesús es el Señor, (El Kyrios), el


dueño de mi vida, y de todo lo que posea. Tanto lo que administramos de
la obra del Señor, como lo que Él nos dé para vivir nosotros, son bienes
encomendados para su servicio. Si gano mil dólares, aunque del diezmo
para su obra, los $900 restantes son para que yo viva para ÉL, por lo
tanto, TODO ES DEL SEÑOR.

Desde ésta perspectiva podemos decir que si no administro bien los


recursos que él pone en la mano, seré tenido por un “disipador de sus
bienes,” (Lucas 16:1) y es aquí en donde podemos aprender la lección
de la parábola del mayordomo infiel, lo importante que es saber usar bien
los bienes materiales, y una vez que hemos cometido errores, buscar la
forma de salir, sin seguir acumulando más descuidos administrativos.

Fue por esa razón que el Señor elogió a este mayordomo infiel, pues al
verse en apuros, por haber derrochado los bienes que se le había
encomendado, prestando sin permiso de su amo, y quizás de forma
arbitraria, trato después de salvar un poco la situación, descontando una
parte de lo prestado a sus acreedores, tratando de recuperar parte de lo
disipado.

¿Porque lo elogio el Señor Jesús? Porque pese a sus errores, al verse en


apuros, opto por tratar de salvar un poco la situación, usando la
sagacidad, que es equivalente a astucia, por lo cual llamó a los que les
había hecho préstamo y recuperando una parte, condono el resto de la
deuda.

¿Porque fue sagaz? Pues por un lado recuperó parte de lo perdido, y al


menos no quedo del todo mal con su amo, y por el otro lado, se ganó el
aprecio y estima de las personas que le debían, al perdonarles las deudas,
por eso dice que razonó…” Cuando el amo me despida, por haberle
fallado, quedaré bien con los endeudados, y éstos me recibirán en
sus casas y al menos me darán de comer, pues por ayudarles a
ellos, el amo me quito el trabajo” (Verso 4)

Si reflexionamos esta parábola, y la comparamos con la del siervo injusto,


(Mateo 18:23-35) notaremos que el infiel fallo en lo que administraba,
pero el siervo injusto se aprovechó de lo que vigilaba para su beneficio
personal, no haciendo con otro lo que el amo había hecho con él, cayendo
en la usura.

Estas dos enseñanzas nos hacen ver lo importante que es el ser fiel con lo
que tenemos y hacemos con ello. Está claro en la palabra las enseñanzas
al respecto, pues al concluir la parábola del mayordomo infiel se nos dice
que “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el
que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto…y si
en lo ajeno fuisteis infieles, ¿Quién os dará lo que es vuestro”
(Lucas 16:10,12)?
Es lógico pensar que el que no cuida aquello que se le dio, menos hará
con lo suyo propio. Este es el serio problema que tenemos actualmente
en el reino de Dios, abusamos más de lo que es de otro que de lo nuestro,
y por eso perdemos muchas bendiciones y prosperidad en la obra.

A: PLANIFICANDO SABIAMENTE

Una de las grandes enseñanzas dadas por Dios a su pueblo respecto a su


economía está en Génesis capítulo 41. José interpreta el sueño del
Faraón, relacionado con las vacas gordas y flacas que vio. Este sueño
representaba siete años de abundancia y prosperidad, seguidos por otros
siete de hambre y escasez.

Faraón recibió con sabiduría esta revelación, y siguiendo el consejo de


José, preparo al pueblo para afrontar ésta crisis, nombrándolo para que
administrara y gobernarse todas esas tierras. En todas las regiones
vecinas falto alimento, pero en el demonio de Faraón hubo comida en
abundancia, razón por la cual los hermanos de José tuvieron que ir a
Egipto en busca de alimentos.

No es mi intensión hacer un análisis histórico del hecho, sino tomar como


referencia la solución dada por José a Faraón, y la cual venia de Dios,
para exaltar el hecho importante de HACER PROVISION para cuando
vinieran tiempos malos.

La Biblia nos advierte continuamente que vendrán tiempos malos en los


postreros tiempos. Jesús nos anuncia época de hambre y escasez en
Mateo 24:7, y en Apocalipsis 6:1-8 se nos avisa a través de cuatro
caballos los hechos sobresalientes en los últimos tiempos, y uno de los
caballos, (vers. 6) el negro, representa la escasez y el hambre, haciendo
referencia al alto costo de la vida, y a lo difícil que será conseguir algunos
alimentos en esa etapa.

San Pablo nos habla de “días malos”, (Efesio 6:13) y los nuestros no son
muy halagüeños que digamos, pues millones mueren de hambre, y el
poder adquisitivo del dinero mengua, aumentando la crisis económica
mundial.

Por lo tanto, si somos prudentes, como las vírgenes sabias de la parábola,


administraremos los bienes, tomando en cuenta el mañana, y haciendo
provisión a través de nuestro presupuesto para cuando vengan tiempos
difíciles.
Dice Proverbio 15:6 “En la casa del justo hay gran provisión “, así
que la provisión se usa como principio de sabiduría, y si la crisis viene a
pesar de ésta, entonces Dios proveerá y cumplirá su promesa que dice
“No hay justo desamparado, ni su descendencia que mendigue
pan” (Salmo 37:25), pero para ello debemos ser JUSTO en la forma de
hacer las cosas.

Existe el peligro de que no hagamos provisión para los tiempos difíciles,


lo cual sería descuido, también se puede dar el otro extremo, que
almacenemos más de lo necesario, esto sería ambición. Por otro lado no
debemos vivir en la miseria porque no supimos aprovechar la época de
abundancia, y al venir las vacas flacas nos sentimos agobiado por la falta
de provisión.

Es por ello que vamos a planificar nuestra economía. ¿Pero cómo


planificarla, si lo que tengo no me ajusta para vivir? Esta es la pregunta
que la mayoría de los hermanos hacen, para justificar sus actitudes de
vivir AL DIA, En realidad somos seres que podemos ajustarnos a las
circunstancias si queremos, y vivir planificadamente, aun en los
momentos más críticos de nuestras vidas.

Lo que ocurre es que sin darnos cuenta a veces queremos vivir más allá
de la realidad, sin hacer sacrificios, acomodándonos al sistema y tratando
de mantener un status para evitar las críticas, los juicios y las actitudes
que adopta una sociedad de consumo, que nos juzga por como vestimos,
comemos y tenemos.

Debemos dejar dentro de nuestro presupuesto un fondo acumulativo que


catalogaremos “EMERGENCIAS”, o también de “RESERVA”, y
guardarlo aparte, en una cuenta de ahorro, y hacernos a la idea de que
ese fondo no se debe tocar a menos que haya una crisis dentro del
presupuesto familiar o de la obra.

Cataloguemos que es EMERGENCIA, y estipulemos las normas y el límite


que debemos tener, para que el excedente lo usemos para adquirir bienes
superfluos que necesitemos.

Veamos un ejemplo: Gano $1,000.

A la hora de hacer mi presupuesto, incluyo una partida, aunque sea de


$20. para ahorrarla en el fondo de emergencia o reserva. Estaré
ahorrando hasta que tenga el equivalente del sueldo por dos meses, por
lo que tendré una reserva de $2,000.
Ya alcanzada la meta, sigo ahorrando, pero podré disponer del excedente
con un criterio más amplio, para adquirir cualquier bien perecedero. Un
día surge un imprevisto, y no me alcanza el sueldo, entonces tomo del
fondo de emergencia y resuelvo el problema, después lo repongo, y así
nunca tendré que endeudarme, preocuparme o verme desesperado
cuando en ciertas etapas de la vida sufra reveces.

B: HACIENDO AJUSTES ECONOMICOS.

¿Cómo lograr ahorrar para crear ese fondo de emergencia u otras


necesidades, cuando apenas me ajusta el dinero para cubrir los gastos?
Lo primero que debemos entender es que muchas veces tomamos fiado
sin pensar en esto, además podemos hacer modificaciones en nuestro
estilo de vida para producir ahorros, a fin de hacer provisión, y lo vamos
a demostrar.

1. EN LA ALIMENTACION.

Podemos ajustar lo que comemos a lo que tenemos. Una comida puede


ser más nutritiva, aunque sea barata, pues el precio y los alimentos no
son una misma cosa. A veces pagamos más gusto que calidad, por
ejemplo, un plato de lentejas, espinacas o remolachas puede alimentar
tanto como un filete, o una langosta, y cuesta menos. Lo importante es
comer para vivir y no vivir para comer.

Quizás reduciendo un poco la carne, aumentando ciertas verduras que


por épocas están más baratas, y ajustando el menú a las ofertas del
mercado, obtendremos una gran economía. Si sustituimos los refrescos
por el agua, que es más saludable, y reducimos el consumo de aceites,
no desperdiciando lo que sobre etc… Podríamos hacer un ahorro de hasta
un 30%. Nuestra dieta diaria está casi siempre fuera de un correcto
equilibrio.

En España, por ejemplo, se tiende mucho a las grasas, carnes y mariscos


y se come demasiado, mientras que en Estados Unidos se come mucha
“comida basura” fuera de las casas, y se estila mucho los platos pre-
cocidos. Estos malos hábitos originan gastos indebidos y problemas de
salud, como el colesterol, la obesidad y alta tensión arterial.

Podríamos hacer, por ejemplo, un potaje de lentejas o un cocido de


garbanzos, y calcularlo para dos veces, usamos una parte ese día y
congelamos la otra para la siguiente semana, así ahorramos costos,
combustible, trabajo y después sabe mejor, pero por arrogancia, capricho
o falta de educación no hacemos esto.
Muchas comidas que sobran se podrían guardar, y así reducimos gastos,
aprovechando al máximo los recursos y no cometer el pecado de tirar
alimentos a la basura, mientras que millones mueren de hambre. Otra
forma de hacer ajustes es evitar el comer mucho fuera del hogar, en
restaurantes o cafeterías.

Se ha comprobado que una familia de 5 personas, que come fuera dos


veces al mes en España, si ganara al mes $1,000 gastaría un promedio
del 8 al 12% de su presupuesto. Si tomáramos todos los días un café, un
refresco o un bocadillo en un bar o cafetería, gastaríamos al mes un
promedio mínimo del 5% del presupuesto.

Mientras en los Estados Unidos el equivalente a comer fuera 4 veces al


mes podría representar de un 5 a un 8% del presupuesto mensual, ya
que es más barato el comer fuera, y además el nivel de vida es más alto.
Si reducimos estos gastos y dejamos de comer fuera, excepto en eventos
especiales, tendríamos un ahorro superior al 12% mensual.

Y como último punto, quiero recalcar que debemos ir adaptando el


consumo de alimento al precio del mercado. Hay épocas en que las
patatas están más baratas, en otras épocas es el tomate, etc., si
aprovechamos las ofertas podremos reducir gastos.

2.EN EL VESTIDO.

El otro aspecto a producir ajustes es en el área del vestir. Las modas y la


apariencia física han alcanzado un papel predominante en nuestra
sociedad de consumo. Vestimos para presumir más que para protegernos
y subsistir. A veces cambiamos la ropa no por necesidad, sino por
vanidad.

Creo que, como cristianos, debemos vestir decorosa y limpiamente,


aprovechando al máximo lo que tenemos, hasta que esto se nos desgaste
y dispongamos de los recursos para renovarlo. Si no puedo comprarme
más camisas o calcetines, arreglo los que tengo. Cuidar la ropa y usarla
al máximo es una forma de ahorrar.

Y a la hora de comprar, hay que ajustarse a la realidad que estemos


viviendo. Si cuento con suficientes recursos, me puedo dar el lujo de
comprar ropa de marca, pero si no puedo, entonces busco los baratillos u
ofertas del mercado. Hay personas que usando sabiduría compran en el
verano lo que van a usar en el invierno y viceversa y así obtienen
descuentos del 30 al 50% sobre el valor.
Si mi situación es muy precaria, y no puedo comprarme ropa, y la
necesito, hay muchas formas de conseguirla; de segunda mano, o
regalada, y así salimos del apuro. A veces el orgullo y la arrogancia
humana no permite hacer esto, aunque tengamos necesidad. Doy gracias
a Dios porque en esta área he sido bendecidos, pues casi toda la ropa que
tengo fue regalada, y esto me ha ayudado a disponer de más recursos
para la obra de Dios.

3. GASTOS SUPERFLUOS.

Hay muchas cosas que no son necesarias y que podríamos eliminar de


nuestra economía, si estuviésemos muy mal, como por ejemplo el
teléfono, el vehículo, el club, etc. A la hora de comprar bienes perecederos
debemos establecer una escala de valores, para ir adquiriendo esos
bienes poco a poco, sin caer en deudas. Por ejemplo, es más importante
una cocina o una lavadora, que un televisor o equipo de sonido.

Es triste ver en muchos países sub-desarrollados y en barrios marginados


casas míseras con sus televisores, pero sin un refrigerador o cocina. Esto
se ve mucho en América Latina. A la hora de comprar artefactos eléctricos
debemos considerar el consumo de energía, y buscar la economía de
gastos en vatios.

También debemos usar al máximo los recursos disponibles antes de


reemplazarlos.

Vivimos en una etapa en que se estila la idea de “úsalo, tíralo y compra


otro”. Así que cuando se rompe algo, en vez de luchar por repararlo, lo
tiramos y compramos otro, pero si nuestros recursos no dan para
adquirirlo, debemos arreglarlo.

Entre agua, luz y teléfono podemos tener un gasto superior al 15% de


nuestro presupuesto si no sabemos usar debidamente estos recursos. El
teléfono se debe usar para resolver problemas y no hablar más de lo
debido, máxime en aquellos lugares en donde cada minuto cuesta dinero.

La luz eléctrica podemos reducirla comprando equipos de bajo consumo


y siguiendo instrucciones que dan para ahorrar energía. De igual forma
debemos ahorrar el agua, tan escasa en muchos países.
Si somos cuidadosos en todo lo aquí expuesto de seguro que podremos
reducir tremendamente nuestro presupuesto y tener ese fondo de
emergencia.

Y, para terminar, quiero referirme a la importancia que tiene el fondo de


emergencia o reserva para poder llevar a la iglesia es medio de los
problemas que puedan surgir. Recordemos que si somos precavidos y
hacemos provisión para el mañana, cuando nos venga una crisis,
tendremos en Dios promesas de riquezas, y Él nos ayudará en todas
nuestras necesidades.

V. INTEGRIDAD ECONOMICA.

Muchos valores se han perdido, otros están en decadencia, y entre ellos


el de la INTEGRIDAD. ¿Pero qué significa integridad?

Es la conjunción de la honradez con la rectitud y responsabilidad. Nuestro


mundo, altamente materializado y deshumanizado, no encuentra la
esencia de esté principio. El engaño, la mentira, la ambición, la trampa,
el fraude, el soborno, etc., nos hacen vivir en una realidad dominada por
las potestades del mal, que han forjado una falsa felicidad en base a un
concepto erróneo del ser, que radica en poseer muchos bienes y riquezas
para ser felices.

En un mundo lleno de mentiras, fraudes y ambiciones, el ser INTEGRO


cuesta trabajo, pues como aspiradora, todo lo absorbe, el sistema trata
de atraernos hacia su corrupción, socavando con el chantaje y la codicia,
la honestidad y sencillez de los cristianos. Todos estamos en peligro,
incluso los ministros del evangelio, pues el espíritu de posesión de bienes
y riquezas, opera en todas las esferas del diario vivir.

A: ESCANDALO FINANCIEROS.

La noticia más frecuente en los periódicos e informativos es la corrupción


existente dentro de la política, empresas e incluso movimientos religiosos.
Sobornos, chantaje, fraude y malversación de fondos están a la orden del
día por doquier.

Una compañía multinacional que compra a líderes políticos, la mafia de


las drogas que compra a las autoridades, el banco que financia a cambio
de beneficios un partido político, la empresa que soborna a personas para
evadir grandes impuestos y los predicadores que usan los sermones para
trasquilar a las ovejas y construir sus propios intereses.
Esto es pan de cada día en la prensa. ¿Díganme en qué país no se dan
estos fenómenos de deshonestidad? Aquí no se escapa ni la iglesia del
Señor en estos tiempos.

Hemos sufrido, como iglesia, los escándalos causados por esos tele-
evangelistas, que, explotando la buena fe del pueblo, han dado rienda
suelta a escándalos morales y económicos, que hacen afrenta al evangelio
de Jesucristo. Son, como dice la palabra, “manchas en vuestros
ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros, se
apacientan a sí mismos…” (S. Judas 12) que aunque “tienen
apariencia de piedad, niegan la eficacia de ella…” (2 Timoteo 3:5) y
después los sigue describiendo al decir que “éstos son los que se
meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de
pecados, “.

Estos malos obreros siempre han existido, pero hoy las tentaciones y los
peligros son mayores, así como los medios para difundir la información,
con el fin de producir descrédito en creyentes, y en todos los siervos del
Señor.

¿Cómo es posible que en la iglesia pueda existir falta de


integridad?

Hay de todo en la viña del Señor. Recordemos que en la época apostólica


Ananías y Safira cometieron un fraude delante de Dios, pues prometieron
dar su heredad, y una vez que la vendieron, sustrajeron el precio,
entregando sólo una parte, dando cabida a la mentira, (Hechos 5:1-5) y
produciéndose la muerte de estos como juicio de Dios, lo cual produjo de
Dios en toda la iglesia primitiva.

Si hoy el Espíritu Santo matara a todos los que engañan o sustraen lo


prometido o recibido para la obra del Señor, nos quedaríamos sin muchos
pastores o evangelistas, pues la corrupción, que existió siempre, está
minando a poderosos ministerios para destruir así el avance de la iglesia
en estos últimos tiempos.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que el diablo ha encontrado en la


ambición humana uno de los factores más determinante para detener y
destruir a los siervos del Señor en su trabajo de extender el reino de Dios,
es por ello que San Pablo afirma que “el amor al dinero” es una raíz de
males, que como arma poderosa es usada por el maligno para atacar a
ancianos, diáconos, discípulos e incluso al mundo entero.
Es por ello que se debe enfatizar que el único patrón que nos protegerá
de este ataque es la determinación de tener una conducta cristiana
INTEGRA.

¿Cómo podemos perder la integridad? Cuando como cristianos nos


endeudamos. Cuando vivimos más allá de las posibilidades, aparentando
lo que no somos. Cuando quedamos mal con préstamos o deudas,
escondiéndonos de los acreedores. Cuando usamos el fraude a fin de
tener más. Cuando mercantilizamos el reino de Dios, y a todo lo que
hacemos le ponemos un signo de valor $.

Cuando pensamos más en nuestro propio bienestar que en el de los


demás. Cuando no usamos el dinero recibido para el fin obtenido. Cuando
metemos la mano y tomamos lo que no es nuestro, mintiendo. Cuando
derrochamos los bienes del Señor injustamente, aprovechándonos de
ellos para nuestro beneficio. Y otros tantos y cuantos más que sería una
lista interminable.

He vivido realidades que han chocado con mi conciencia, y me ha dolido


ver que los que tales cosas han hecho se llaman “cristianos”. Trabajé una
vez en una organización cristiana internacional de ayuda al tercer mundo.
De afuera todo parecía muy piadoso y humanitario, pero una vez dentro,
descubrí cosas que colocaban a esa organización en acciones peores que
las que hacían otras de índole secular.

Recuerdo que pedían para ayudar a los niños hambrientos del tercer
mundo; los padrinos daban unos $25 dólares mensuales, pero ¿Sabe
cuánto les llegaba a los niños para darle de comer? Pues tan sólo 7
dólares, el resto era consumido por la burocracia existente.

Pero lo que más me frustró era ver a los dirigentes de ese organismo
viajar, a veces en aviones privados, y hospedarse en hoteles de 5
estrellas, comiendo, a la carta, platos exquisitos en un país sub-
desarrollado, costeando todos esos gastos con los $18. dólares
restantes de lo que se daba para los niños pobres.

Mi conciencia me decía que eso no podía ser posible, ¿Cómo puedo yo


aprovecharme de los donativos consignados para un fin determinado
y consumir más del 60% en mi persona o en una burocracia, dándome
lujos con ese dinero? Esto es FALTA DE INTEGRIDAD.

En otra ocasión predique en una iglesia de New York. Al terminar, el pastor


promovió una ofrenda aludiendo que yo no tenía zapatos buenos, dijo que
esa ofrenda sería para apoyar mi trabajo misionero. Después de terminar
el culto me entregó un sobre con la ofrenda y era solamente de $10
dólares, cuando en realidad se había recogido mucho más.

Ni para comprar zapatos me alcanzaba. Esto me dolió, no porque buscase


una buena ofrenda, sino porque se engañó al pueblo al pedir para alguien
que no lo recibió, esto es FALTA DE INTEGRIDAD.

Una vez me llamaron para invitarme a predicar, el pastor me dijo,


“Hermano, deseo que me predique un sermón así, y le daremos una
buena ofrenda”. En otras palabras, quería comprar mi mensaje a fin de
producir un efecto condicionante dentro de la iglesia para su beneficio, yo
no acepté tal oferta, pues la verdad no se vende.

En una ocasión, estando en Nicaragua y trabajando con la Iglesia de Dios


en evangelismo, llegó un “súper-evangelista” muy famoso, de origen
dominicano. Celebró una campaña en Managua y comenzó a pedir
ofrendas, diciendo que, si no tenían dinero, podrían traer joyas, relojes,
y objetos de valor para dárselos al “señor”.

Esto provocó un escándalo y salió en los periódicos, llamándole “el gran


estafador”. Él vivía en la casa del misionero en donde yo también residía,
y le advertí del peligro que envuelve una actitud así. El, arrogantemente,
me dijo que “el que le da al siervo de Dios sus bienes, al Señor se lo da”.

Sin embargo, él portaba una manilla de oro macizo, una gran cadena y
otras muchas cosas suntuosas. Por último, el ministerio de gobernación
ordenó su expulsión del país y el escándalo afectó a toda la iglesia del
Señor en Nicaragua.

También recuerdo que una vez llegó un evangelista, y por 15 días celebró
una campaña en un estadio, con el apoyo de todas las iglesias de la
ciudad. Se hizo mucho énfasis en la ofrenda, y al terminar la campaña el
evangelista usó a las iglesias para cambiar, a nombre de estas, el dinero
recaudado, más de $20,000.

Dólares y sacarlo del país sin tan solo dar una ofrenda a las iglesias que
apoyaron la campaña, ni a sus pastores. Estas iglesias al no tener culto
en 15 días vieron reducidos sus ingresos para cubrir su presupuesto y
algunas se encontraron en grandes apuros, pues hasta los diezmos fueron
a parar a ese evangelista.
Todos estos hechos son actos que reflejan la falta de integridad en
muchos siervos, que aprovechan el evangelio para sus propios beneficios.
A los pocos días, me encontré a uno de estos pastores en el mercado
vendiendo frutas, porque la iglesia no tenía recursos para ayudarle en su
ministerio.

Existía una vez un “misionero” que fue a New York presentando su


orfanato y labor social que hacía en Colombia. Todo estaba bien montado,
desde las fotos hasta las historias. Recaudó miles de dólares apelando a
la buena fe de los hermanos.

Una vez cuando viajé a Colombia descubrí que sólo tenía unos pocos
niños, que algunos eran suyos propios y que todas esas propiedades de
la iglesia y orfanato estaban a su nombre. Después se descubrió toda la
verdad de su engaño, y terminó en el mundo, disfrutando de los bienes
adquiridos con las ofrendas de los hermanos.

Todos estos hechos han matado, en miles de hermanos e iglesias, el


espíritu de ayuda misionera, pues por uno pagan todos. Bien dice la
palabra que “por multiplicarse la maldad, el amor de muchos se
enfriará” (Mt 24:12) todos estos hechos, causan escándalos, producen
frustraciones y exterminan la caridad en la vida de los sinceros creyentes,
víctimas de la deshonestidad de muchos malos siervos, que abusan de la
palabra para beneficios propios.

B. COMO PREVENIR LOS ESCANDALOS

Debemos tomar medidas para prevenir la tentación, el escándalo y


detectar a los engañadores, pues hoy más que nunca “debemos probar
los espíritus” (1 Jn 4:1). Quizá fue por esa razón que los apóstoles en
el libro de los Hechos decidieron delegar la administración de los bienes a
otros hermanos, para preservar su integridad y no caer en tela de juicio
a causa del manejo de los bienes recibidos por los discípulos.

Así nació el diaconado, que además de ocuparse de estos menesteres, fue


compartido con varios hermanos, para evitar por un lado el monopolio de
los bienes por una persona y para que unos a otros se protegieran de la
tentación al abuso de los recursos que no eran suyo propio, sino de toda
la comunidad.

En la palabra de Dios se demandan algunas condiciones para los que


ocupen puestos en la iglesia, principalmente los que deseen ministerio y
funciones como “ancianos” dentro de la comunidad, entre estas
demandas están las de:
1. “No codicioso de ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:3) No
desear obtener recursos por medios incorrectos, valiéndose de trampa,
robo o engaño. Este versículo se complementa con el 4, en donde se
habla de la honestidad, aunque aparentemente lo vincula con la
relación familiar y la educación de los hijos, sin
embargo, HONESTIDAD incluye otras muchas cualidades, entre ellas
la honradez.

En la misma epístola se resalta el consejo de Pablo a Timoteo al


referirse al peligro que envuelve la “codicia”, por la cual en aquellos
tiempos se extraviaron muchos de la fe, cayendo en dolores, razón por
la cual advierte el peligro del amor al dinero.

Este problema, por lo tanto, no es algo de estos tiempos, siempre han


existido y existirán los “perros, y los malos obreros” (Fil 3:2) que
buscan sus propios beneficios y “viven para su propio vientre” y
estos son los que causan escándalo al evangelio.

2. “Cuidando de la grey, no por fuerza, sino voluntariamente, no


por GANANCIAS DESHONESTAS, sino con ánimo pronto” (1
Pedro 5:2). San Pedro reafirma el principio del apóstol Pablo, pero
ampliándolo al servicio en la iglesia. Nuestra obligación como pastores
de la iglesia debe ser en base al amor y no al sueldo que ésta nos
pueda dar.

No servimos a los hermanos por un salario, sino como parte de un


llamado del Señor, una vocación, un deseo de darnos. Nuestra
obligación con la iglesia debe nacer del amor, pero hay muchos que
abandonan sus rebaños en busca de” mejoras personales”, ignorando
que el buen pastor “su vida da por las ovejas“.

Aunque es cierto que el obrero es digno de su salario y debe ser


honrado por los hermanos, máxime cuando se dedica a enseñar la
palabra,(1 Tim 5:17), este debe cuidarse de no exigir más de lo que
la iglesia pueda hacer, y no condicionar su servicio a ciertas demandas
económicas, pues en tal caso haríamos del ministerio una elite
profesional y asalariada, que tiene derecho a demandar a la
comunidad, y no lo que debe de ser, el compromiso de servir a las
ovejas como siervo del Señor (que es equivalente a esclavo).

¿Tienen los pastores derechos o deberes?

Ambas cosas se entrelazan, su deber les da derecho, pero el derecho no


se impone como el mundo, sino surge de la bendición de Dios a través de
la prosperidad de su ministerio y éste depende mucho de su integridad y
entrega al llamamiento, el cual no permite que “haya justo
desamparado ni su simiente que mendigue pan “Salmo 37:25.

Los ministros y siervos de Dios siempre han estado a expensas de muchos


peligros. Su posición les hace fácil blanco de los ataques del diablo, y las
armas preferidas de éste es el uso de cosas naturales y carnales a las
cuales todos estamos expuestos.

Se ha hablado mucho de las tres F fatales para los siervos del Señor que
son:

1. LAS FALDAS: Esto es el sexo y las mujeres, pues a diario tenemos


que atender, ministrar, cubrir y resolver problemas del sexo opuesto
y, por ahí se cuela el diablo, pues “aunque el espíritu esté presto,
la carne es débil “.

Muchos cristianos pueden ser víctimas del deseo sexual, si no se cuida


y se deja arrastrar por los instintos carnales. Quizás por esta razón
muchos ministros deben cuidarse a la hora de tratar con el sexo
opuesto, debiendo evitar:

Manejar muchos problemas de mujeres dentro de la Iglesia ello debe


contar con el apoyo de su esposa en todo, o tener hermanas con
capacidad, que ministren consejería en estos casos.
Que cuando visite hermanas, lo haga con su esposa, o acompañado de
algún anciano o líder de la Iglesia.

2. LA FAMA: Es creernos algo, cuando en realidad no somos nada.


Muchos hermanos exaltan a sus pastores, o a los siervos usados por
el Señor, para hacerles creer que valen mucho, que son importantes o
superiores a otros. El dar fama y gloria a los hombres hace a muchas
víctimas del diablo, y a éste le gusta usar mucho esta arma. Primero;
la esgrimió en el huerto del Edén para inducir la caída, al decirle a Eva
que “si comieres, seréis como Dios “.

Satanás, también usó la ambición y la gloria de este siglo para tentar


a Jesús, y mostrándole todos los reinos del mundo le dijo, “todo esto
te daré si postrado, me adoras “. El querer ser, o sentirme algo es
un medio que el diablo usa como plataforma de lanzamiento, para
llevarnos a la exaltación, que después produce la caída.

Cuando damos lugar a la vanagloria de los hermanos, cuando tenemos


un alto concepto de nosotros mismos, cuando nos creemos necesarios
e importantes, cuando buscamos por medio del evangelio posiciones y
protagonismo, estamos a expensas de caer víctima de la fama, que
nos llega a la soberbia y produce el quebrantamiento de parte de Dios.

Debemos recordar que nosotros no somos nada, pues después que


hagamos todo y lleguemos incluso al sacrificio, el Señor Jesús nos da
el título de “SIERVOS INUTILES…pues lo que debíamos hacer,
hicimos,”.

3. LA FORTUNA: Y, por último, la tercera (F) de fatal es la fortuna, el


querer obtener riquezas indebidas por medio del evangelio y
usufructuar los bienes del Señor para mis beneficios, ignorando los
principios de honradez e integridad ministerial. Por esta causa muchos
están destruyendo la reputación del evangelio y la seriedad del
mensaje de Jesús.

De éste tema no tendremos mucho más que decir, pues esté estudio
ha planteado todo lo relacionado al problema económico.

C. RESOLVIENDO PROBLEMAS ECONOMICOS EN LOS


MINISTERIOS

No deseo terminar este enfoque sin mencionar algunas situaciones que a


veces, por principio de integridad, muchos ministerios no saben cómo
afrontar, como, por ejemplo: ¿Cómo plantear las necesidades del ministro
en la iglesia?, ¿Quién dictamina el sueldo del pastor?, ¿Quién establece
las pautas administrativas dentro de una Iglesia?, ¿Hasta dónde puede un
ministerio involucrarse en el manejo de fondos?, ¿Cómo manejar los
fondos consignados etc.?

I. LAS NECESIDADES DE LOS MINISTERIOS: Es bíblico que “los que


trabajan en cosas sagradas, comen del templo” (1 Cor 9:13,14) y
que los que “predican el evangelio, que vivan del evangelio”. Si los
hermanos están bien atendidos por pastores o ministerios que usan su
tiempo en cuidarles, como dice la las escritura “El que es enseñado en
la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo
instruye” (Gálatas 6:6) y tienen el deber de apoyarlos en sus sostenes,
eso sí, si cumplen sus deberes como tales.

Debemos definir que los derechos al sueldo de un pastor dependen de dos


factores:

1. A la realidad económica de los hermanos a los cuales les


ministra, ellos no podrán hacer más de lo que consigo mismo
hagan. La prosperidad de los ministerios está íntimamente vinculada
a la prosperidad de los hermanos.

2. Al trabajo que realice el pastor. Pues hay algunos que no atienden,


ni cuidan bien a las ovejas y sin embargo les manda apoyo.
Recordemos que del alimento y cuidado depende la salud de una oveja
para dar lana y leche, pues la palabra dice al respecto, “los ancianos
que gobiernen bien, sean tenido por dignos de doble honor,
mayormente lo que trabajan en predicar y enseñar…y; “digno
es el obrero de su salario” (1 Tim 17,18). Fíjese en el término
GOBIERNEN BIEN.

Debemos reconocer a los que se entregan abnegadamente al servicio de


la Obra hay que “tenedlos en estima” (Fil 2:29), pues este consejo le
dio Pablo a los Filipenses cuando envió a Epafrodito, compañero en su
ministerio. Recordemos que Honrar, honra.

II. EL DETERMINAR EL SUELDO DEL PASTOR: Sin embargo ¿Si todos


los diezmos no son para el pastor, cual es la pauta a seguir para fijarle el
sueldo a éste? Lo primero que tenemos que ver es cuales son los ingresos
y cuantos los compromisos que tenemos en relación al lugar de culto.

Al principio se le debe dar un mayor por ciento, para que pueda vivir
decentemente, si es posible, de lo contrario, se tendrá que ayudar a si
mismo con sus manos. Si la iglesia cuenta con recursos para un sueldo
completo a su pastor, debe estimarlo en base a:

1. El coste de vida del lugar. Cuánto gana un obrero y como viven los
hermanos de la misma comunidad, para equiparar al pastor a la
condición de estos como mínimo.

2. Las condiciones del pastor en cuanto a su situación personal,


por ejemplo, si es casado, si tiene hijos y cuantos, si paga alquiler o
vive en una casa pastoral etc.

3. Su dedicación al ministerio, si es a tiempo completo o parcialmente, si


recibe algún otro sueldo por otro lado etc.

4. Si se le facilita aparte un presupuesto para sus gastos de trabajo, como


es viajes, gastos de oficina, etc.
Es bueno nombrar cada año entre los hermanos espirituales y capacitados
de la comunidad, una comisión que estudie las necesidades del pastor y
los aumentos a darle, de acuerdo al progreso de la iglesia, presupuesto,
y demás necesidades de éste, así como de su trabajo y rendimiento.

III- EL CRITERIO ECONOMICO EN LAS DECISIONES: La proporción


consignada al sostén de los ministerios varía en la medida que los
fondos aumenten, en un principio los ministerios podrán consumir hasta
un 60% del total del presupuesto, pero a medida que suben los recursos,
ese por ciento baja, para dar cabida a otras necesidades.

Sin embargo, todo tiene un tope, principalmente en una iglesia que


produce ministerios, tiene visión misionera y envía obreros. Lo más
importante dentro de la comunidad, es distribuir los fondos disponibles de
acuerdo a las normas enseñadas en la palabra de Dios y que son:

1. Que sea el testimonio y la entrega del obrero el que le haga


acreedor a su remuneración, ya que los que trabajan mucho “los
tengáis en mucha estima y amor por causa de la obra”, pero a
los que no trabajan y quieran vivir del cuento dice la palabra que
“amonestéis a los ociosos “, (1 Ts 5:13,14).

Recordemos siempre que “el que no trabaje, no coma “( 2 Ts 3:8-


10) y aunque seamos ministros del evangelio debemos ser
acreedores de este principio, valido para todos los cristianos.

2. Tratar de distribuir los recursos disponibles de acuerdo a la


necesidad global de la obra, reconociendo a los obreros que están
en el campo misionero o en áreas más duras y de menos recursos,
para que así se cumpla la palabra que dice “Porque no digo esto
para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez,
sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia
vuestra supla la escasez de ellos, para que también la
abundancia de ellos supla la necesidad vuestra para que haya
IGUALDAD”. (2 Cor 8:13-14).

Sería bueno elaborar unas normas internas de administración, que


tomando estos criterios bíblicos, diseñe las bases de un funcionamiento
practico para que la prosperidad sea pareja dentro de la iglesia, y en los
ministerios, frenando abusos de cualquier índole. Dentro de estos criterios
administrativos debemos tomar en cuenta el juicio o aprobación de todos
aquellos que participen con sus diezmos y ofrendas a los fondos
disponibles.
La democracia dentro de la iglesia debe funcionar más en el área
económica que en el área funcional, pues los ministerios ejercen la
autoridad en la palabra para guiar al pueblo hacia la gran comisión, pero
en lo referente a las finanzas, todos los que aporten, tienen derecho a
opinar en las decisiones administrativas que se hagan, pues les implica a
ellos.

Existen fondos consignados, o sea dados para un fin determinado, y al


respecto quiero decir que se debe ser estricto con los mismos, de esto ya
hablamos anteriormente, pero sobre ello quiero añadir que las normas
que regulen estos fondos son de importancia para la credibilidad de los
que están al frente. Un ministro debe hacer cumplir esto, pues cualquier
manipulación que no respete o considere el criterio de aquellos dieron el
dinero para ese fin determinado, puede considerarse deshonestidad.

4.ENCONTRAR EL PLAN DE DIOS PARA NUESTRA VIDA

Hechos 22:10

Basaremos este estudio en la pregunta de Saulo de Tarso en el momento mismo


de su nuevo nacimiento: “Qué haré, Señor?” ¿Diremos que la conversión de
Saulo simplemente “sucedió”? ¿Fue por “casualidad” que de repente se convirtió
en el camino a Damasco? ¿O no fue más bien conforme al plan y propósito
divino? Hechos 9:15 nos dice que ciertamente fue “conforme al plan” de Dios.
Pero, ¿tiene Dios un plan para mi vida? Si es así, ¿cómo puedo conocerlo y qué
implica encontrarlo? Esta y otras muchas preguntas requieren una respuesta.
A. EL SEÑOR TIENE UN PLAN Y PROPÓSITO DEFINIDO PARA CADA UNO
DE SUS HIJOS
Hay tres poderosas razones para creer que es así

 Es razonable esperarlo. Dios es un Dios de orden y método. Si construimos


una casa o diseñamos un vestido, trabajamos en base a un plan, un patrón.
Dios hace lo mismo.

 Concuerda con la experiencia. Piense en Abraham (hebreos 11:8-10);


Moisés (Hebreos 11:24-27); David (1 Crónicas 17:7); Isaías (Isaías 6:8);
Jeremías (Jeremías 1:5-8); Pablo (Hechos 9:15).

 La Palabra de Dios lo enseña. Mire Efesios 2:10 y compárelo con Salmos


27:11; 37:23; 73:24; 148:8; Proverbios 3:6; 15:19; 16:3; Isaías 6:8-9;
30:21 y Santiago 1:5.
Note las siguientes tres características del plan de Dios para nuestras
vidas:

 Es un plan personal. Note los pronombres personales, “tú” y “yo” en


Hechos 9:4. En el mundo no hay nadie más como usted, y por tanto el plan
de Dios para usted es único y personal: ¡para usted sólo! Él tiene un
propósito a cumplir en y con la vida de usted que no puede ser cumplido en
y con la vida de ninguna otra persona.

 Es un plan perfecto. En Romanos 12:2 (que sólo se debería leer junto con
Romanos 12:1) se nos dice que el plan de Dios, o sea el plan y propósito de
Dios en la vida de sus hijos, es “la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta”.

 Es un plan práctico. Es realizable y totalmente relacionado con la vida y


servicio diarios. No es simplemente un plan que suena “bueno, agradable y
perfecto”, ¡sino que demuestra serlo en la experiencia del día a día!

B.LA COSA MÁS IMPORTANTE DE LA VIDA ES, POR TANTO, DESCUBRIR


EL PLAN Y PROPÓSITO DE DIOS PARA NUESTRA VIDA

Es algo evidente, pero la triste realidad es que algunos cristianos fallan en


descubrir el plan y propósito de Dios para su vida, y el resultado es que toda su
vida está llena de desilusión y derrota, frustración y fracaso.
¡Qué maravilloso es sentir que estamos logrando algo que realmente merece la
pena y saber que lo estamos haciendo no por nosotros mismos, sino de acuerdo
con la voluntad de nuestro amoroso Padre celestial! Todo inconverso vive
planificando su propia vida, como lo hacía Saulo hasta el momento de su
conversión (vea Hechos 9:5); pero también es tristemente cierto que muchos
cristianos planifican sus propias vidas.
Tomamos decisiones y elegimos caminos que después demuestran ser muy
equivocados (vea Juan 21:3). No hay nada mejor ni más consolador que saber
que estamos en el centro de la voluntad de Dios, y estar seguros de ello es
posible para cada uno de nosotros.
C. ENTRAMOS EN EL PLAN DE DIOS CUANDO ACEPTAMOS Y
RECONOCEMOS A JESUCRISTO COMO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR

Saulo entró en el plan de Dios cuando se sometió a lo que el Señor le mandó


hacer: Hechos 9:6, y compare con el versículo 8. El Señor Jesucristo se reveló
a Saulo diciendo “Yo soy Jesús…”, es decir, “Salvador”: vea Mateo 1:21. Esto
no quiere decir que Dios no estuviera interesado en Saulo y pendiente de él
antes de su conversión, pero la verdad es que Saulo sólo entró realmente en el
plan de Dios cuando se inclinó a los pies de Jesucristo y le aceptó como su
Salvador y Señor.
D.PASAMOS A DESCUBRIR, Y A CONTINUAR EN EL PLAN DE DIOS,
MEDIANTE NUESTRA SUMISIÓN DIARIA A ÉL Y A SU VOLUNTAD
REVELADA

Él tiene ante sí el plan completo para nuestra vida, pero sólo nos lo revela paso
a paso: vea el Salmo 37:23. Él conoce el final desde el principio (Isaías 46:9-
10), pero la condición que hemos de cumplir, si queremos conocer y hacer la
voluntad de Dios, es someternos completamente a Él con un profundo deseo de
obedecerle: vea Hechos 22:10. El descubrimiento de la voluntad de Dios
requiere cuatro cosas:
(1) Comunión con Él en oración. En el Salmo 27:11 encontramos una oración
apropiada y, sólo cuando sabemos lo que es acudir regularmente al lugar
secreto, Dios en su gracia nos revela su plan paso a paso.

(2) Estudiando y profundizando en su Palabra. ¡De qué manera tan


maravillosa ha guiado Dios a sus santos mediante la lectura y la sumisión de sus
vidas a los mandamientos y directrices de la Palabra de Dios! Vea Salmo
119:105.

(3) Obediencia pronta e incondicional. Dios nos va revelando su voluntad


conforme le vamos obedeciendo. Vea 1 Samuel 15:22. Sólo nos va mostrando
cada vez el siguiente paso. Saulo tuvo que entrar en la ciudad antes de que el
Señor le mostrará el siguiente paso que quería que diera (Hechos 9:6).

(4) Confianza completa y tácita. Pocas veces podemos rastrear la


intervención de Dios en nuestras vidas, porque vivimos por fe y no por vista. Y
eso implica que tenemos que confiar en Él.

El Señor escogió a Saulo para que fuera “instrumento escogido”, y Saulo tuvo
que confiar en Él en todas las cosas que Dios permitió en su vida: sufrimientos,
privaciones, lapidaciones, prisiones… (2 Corintios 11:24-28). Hemos de
recordar que el plan de Dios incluye que permita que pasemos por pruebas: vea
1 Pedro 4:12-13 y 19.

E. EL PLAN DE DIOS PARA NUESTRA VIDA ES UN PLAN ETERNO

Quizás, al llegar a este último punto de nuestro estudio, esté usted pensando:
“¡Qué apasionante tema para los jóvenes, que tienen toda la vida por
delante!” Pero es igualmente apasionante para el cristiano más anciano, porque
todos los que pertenecemos al Señor tenemos por delante una gloriosa
eternidad, y el plan de Dios tiene una parte terrenal y una celestial.
La parte terrenal es como los cimientos del edificio…, la parte celestial se puede
comparar con la estructura del edificio. Somos propensos a tener una idea muy
limitada del plan de Dios. Cuando muere un cristiano con 30 o 40 años de edad
decimos: “¡qué tragedia!”, y lo es desde la limitada perspectiva terrenal, pero el
amoroso plan de Dios para sus hijos es un plan eterno: vea Efesios 2:10; 1 Juan
2:17 y 2 Timoteo 4:7-8.

5.PLAN DE DIOS PARA LA HUMANIDAD

Algunos dicen que nos estamos dirigiendo a la extinción; otros, a una dorada
era de paz. Pero, ¿qué dice Dios?

La revista Scientific American publicó un artículo que consideraba qué tipo de


futuro podía esperar la humanidad. Entre las preocupaciones por los brotes del
virus del ébola, el holocausto nuclear y la manipulación de los genes humanos,
estaba: “¿Tiene la humanidad un futuro más allá de la Tierra?”.

Después de evaluar ambientes potenciales en otros lugares del sistema solar,


un cosmólogo y astrofísico británico llegó a la conclusión de que la emigración
en masa de nuestro planeta es un “espejismo peligroso”.

Pero, irónicamente, vale la pena considerar esa misma pregunta desde un punto
de vista espiritual. La Biblia describe también un destino para los habitantes del
mundo: un cielo nuevo y una Tierra nueva. Pero, a diferencia del espacio
exterior, será un ambiente perfectamente adecuado para nosotros.

Génesis 1-2 Durante el relato de la creación, Dios dijo: “Haya…” o simplemente


“Sea …” y todo lo que Él dispuso llegó a existir. Pero esto cambió en Génesis
1.26, cuando dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza”. Luego, en el capítulo 2, descubrimos que Dios “formó al hombre
del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida”, e hizo a Eva de la
costilla de Adán (Génesis 2.7, 22).

Nada más en la creación de Dios recibió tal atención personal, práctica y directa,
como la humanidad. Adán y Eva no solo fueron creados a imagen de Dios, y
diseñados y formados personalmente por Él, sino que, además, se les dio
autoridad sobre todos los animales y se les confió el cultivo y la conservación
del huerto. La humanidad fue la cúspide de la creación de Dios.

Génesis 3 Este capítulo presenta el origen de todos los problemas, adversidades


y sufrimientos que experimentamos hoy en el mundo. Cuando Adán y Eva
pecaron, su condición y su ambiente perfectos se perdieron. A partir de ese
momento, la humanidad heredó una naturaleza pecaminosa, vivió en una tierra
maldecida y fue destinada a morir.

El deseo de eliminar la pobreza y la esclavitud, curar todas las enfermedades,


superar la delincuencia y la guerra, y lograr la inmortalidad por medio de la
tecnología, nunca será una realidad mientras vivamos con naturalezas
pecaminosas en un mundo caído. Pero eso no significa que no tenemos
esperanza. Jesucristo —la simiente prometida a la mujer (Génesis 3.15)— vino
a redimir a toda persona que crea en Él como Salvador y Señor (Ro 5.17). Las
condiciones que la humanidad sueña lograr con sus conocimientos y esfuerzos,
podrán ser una realidad solo por medio de Cristo cuando Él impere como Rey.

Jesucristo —la simiente prometida a la mujer (Génesis 3.15)— vino a redimir a


toda persona que crea en Él como Salvador y Señor.

Apocalipsis 21-22 En estos capítulos, leemos el final de la historia o, mejor


dicho, el comienzo de la existencia eterna de la humanidad redimida. Todos los
problemas que nos han afligido a lo largo de la historia, como muerte, violencia,
angustia, egoísmo y dolor, ya no existirán. Este pasaje habla del día cuando el
cielo descenderá a la Tierra, y Dios habitará entre los hombres. Es una era donde
no habrá pecado ni maldición, porque las primeras cosas pasarán, y Dios hará
nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21.4, 5).

Los planes de Dios para la restauración de la humanidad del pecado, corrupción


y muerte son gloriosos. Pero, por desgracia, muchos nunca serán parte de ellos.
Quienes se nieguen a recibir a Cristo como Salvador, seguirán en su condición
pecaminosa y sufrirán las consecuencias eternas de una vida no redimida
(Apocalipsis 21.8).

Muchas personas sueñan con un ambiente utópico para la humanidad, y están


tratando de hacerlo realidad. Ha habido cristianos que han tratado de crear
condiciones en cuanto al reino, para que Cristo pueda recibir una Tierra y una
humanidad restauradas cuando Él regrese.

Además del desarrollo sostenible, de la distribución igual de la riqueza para


todos, de la justicia social, y del transhumanismo (la teoría de que la humanidad
puede evolucionar más allá de sus limitaciones actuales, especialmente por
medio de la tecnología), ¿qué otras cuestiones están incluidas en esta categoría?

Lea Isaías 13.9-13 y 24.1-6. ¿Qué dicen estos pasajes acerca de los intentos de
las personas de mejorarse a sí mismas y de restaurar la Tierra?

¿Qué dice la Biblia en cuanto a nuestros nuevos cuerpos y a la restauración de


quienes pertenecemos a Cristo? (Vea 1 Corintios 15.35-58; Filipenses 3.20-21).

¿Qué dice Dios que le ocurrirá al cielo y a la Tierra y a todas sus obras (2 P 3.10-
14)? ¿Qué debemos esperar? ¿Cómo debemos vivir?

Todos los problemas que nos han afligido a lo largo de la historia, como
muerte, violencia, angustia, egoísmo y dolor, ya no existirán.
Es muy fácil olvidar que este mundo no es nuestro hogar. Por necesidad, la
mayor parte del tiempo la dedicamos a satisfacer nuestras necesidades
materiales, atender a nuestra familia, cultivar relaciones e innumerables
actividades más. Ninguna de estas cosas es mala, pero pueden desviar nuestra
atención de nuestra esperanza eterna y de la redención final de Dios. Piense en
lo que está consumiendo su tiempo.

A veces, necesitamos preguntarnos si hemos comenzado a dar más prioridad a


este mundo que al futuro. ¿Nos gustaría que Jesús pospusiera su venida, hasta
que hayamos disfrutado un poco más de los placeres de este mundo?

Memorice Colosenses 3.1-4, y pida al Señor que le ayude a centrar sus


pensamientos y anhelos en la eternidad con Él. Luego, permita que cada
dificultad, dolor y pérdida que encuentre, sea un recordatorio del día en que toda
dificultad pasará, y que todo será hecho nuevo. Lea otra vez los dos capítulos
finales de Apocalipsis, y dígase a sí mismo: “Este es mi futuro. Un día estaré
aquí”.

6.EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE

TODO el universo es gobernado de acuerdo con los designios fijos del Creador.
Puesto que esto es verdad, aquellos que siembran semillas saben que a su
debido tiempo segarán una cosecha; y los astrónomos pueden pronosticar los
movimientos exactos del sol, de la luna, y de las estrellas. Dios tiene un plan
también para sus criaturas humanas, cada detalle del cual está desarrollándose
exactamente según su diseño.

Dios creó la tierra como el hogar eterno del hombre, pero él advirtió a nuestros
primeros padres que la vida de ellos dependería de la obediencia a su ley. Ellos
desobedecieron y fueron condenados a la muerte. Por la herencia esta condena
de muerte pasó a su prole, y desde entonces la familia humana ha
experimentado más de seis mil años de pecado, enfermedades, y muerte. Ahora
se teme que la raza entera pudiera ser destruida por el mal uso egoísta de las
invenciones y de los descubrimientos humanos.

Pero la Biblia nos asegura que esto no ocurrirá, y que, en cambio, la raza humana
será restaurada a la vida como fue diseñada al principio por el Creador. El plan
de Dios por lo cual esto se lleva a cabo, ha estado avanzando hacia su finalización
a lo largo de los siglos, y la Biblia revela que ahora el tiempo está cerca para la
consumación gloriosa de aquel plan. Aquellos que entienden el plan de Dios para
el hombre están llenos de esperanza en vez de miedo.

Hay muchas facetas del plan divino, como usted descubrirá al usar este libro de
estudio. No es un libro sólo para leer. Usted recibirá el mayor provecho de él
asegurándose de que entiende las respuestas a las preguntas en cada lección
antes de pasar a la siguiente.
Y para adquirir este conocimiento es importante también que usted busque todos
los textos bíblicos que son citados y lea el material de referencia sugerido. Le
recomendamos estos estudios temáticos de la Biblia. Si surgen preguntas que
no se contestan en los estudios, no dude en escribirnos.

Los materiales de referencia sugeridos en las “Ayudas para los Estudiantes” son
los seis tomos de los Estudios de las Escrituras. Con la excepción del primer
tomo, El Plan Divino de las Edades, los demás tomos están disponibles
solamente en inglés. Así que las páginas citadas de los tomos 2 al 6, al final de
cada lección, se refieren a las ediciones en inglés.

I. La Creación del Hombre

LOS SEIS “días de la creación” a los cuales se hace referencia en el primer


capítulo del Libro de Génesis no se relacionan con la obra original de crear el
universo, sino con la preparación de nuestra tierra para sostener la vida, la vida
humana en particular. Se nos informa que la tierra ya existió antes del comienzo
de estos “días” de la creación.—Gén. 1:2 (A)

En realidad estos días eran épocas largas de tiempo durante las cuales se llevó
a cabo la preparación gradual de la tierra para la habitación humana. Fue hacia
el final del sexto “día” que el hombre fue creado, a la imagen de Dios, y se le
mandó multiplicarse y llenar la tierra. (Gén. 1:26-31) La “imagen de Dios” a la
cual el hombre fue creado no significa una semejanza física, sino una moral. El
hombre fue dotado con la capacidad de razonar y entender las instrucciones de
Dios acerca de lo correcto y de lo incorrecto, de lo bueno y de lo malo. (B)

Ser creado a la imagen de Dios no implica que el hombre fue dotado con
inmortalidad, tampoco significa que un “alma inmortal” fue implantada en alguna
parte del organismo humano. La expresión “alma inmortal” no aparece en
ninguna parte de la Biblia. La palabra “alma” simplemente significa una criatura.
La criatura, Adán, consistía de un organismo animado por el “aliento de la
vida.”—Gen. 2:7 (C)

La comisión de Dios a nuestros primeros padres para multiplicarse y llenar la


tierra revela que el destino divino para el hombre fue que él debe habitar la
tierra, la cual fue creada para ser su casa perdurable. (Isa. 45:18) El hombre
fue creado como un ser terrenal, perfectamente adaptado al hogar que Dios le
había preparado en la tierra. (1 Cor. 15:47) No se dijo nada a nuestros primeros
padres sobre la posibilidad de transferirse a otra parte del universo.

Se le dio al hombre el dominio sobre la tierra y sobre los animales inferiores.


(Sal. 8:4-8) Él debía “sojuzgar” la tierra, significando esto que debía ponerla
bajo su control y hacerla hermosa, útil, y fructífera. En el hogar paradisíaco que
el Creador les proveyó a nuestros primeros padres, había belleza así como un
suministro abundante de comida que sostenía la vida.—Gén. 2:8,9
Puede asumirse que este maravilloso hogar paradisíaco fue diseñado por Dios
para servir como un modelo operativo para el hombre a medida que procuraba
realizar la comisión dada a él para llenar la tierra con su prole, y sojuzgarla. Y
no es difícil imaginar cómo hubiera sido la situación si el objetivo divino hubiera
sido realizado de acuerdo con los arreglos del Creador.

A medida que la familia humana aumentaba en número, aquel hogar paradisíaco


que Dios especialmente preparó “en Edén, al oriente” pronto hubiese sido
demasiado pequeño, así que sus fronteras tendrían que ser ampliadas según la
necesidad. Esto habría continuado hasta que toda la tierra se transformara en
un paraíso enorme, lleno de una familia humana perfecta y feliz que disfrutaba
de salud y de vida perfecta perdurable, regocijándose en la luz del sol de la
sonrisa del Creador. Esto fue el objetivo de Dios en la creación del hombre.

Pensamientos Importantes: El hombre fue creado a la imagen moral de Dios,


dotado con la capacidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto. Se le encargó
la comisión de multiplicarse y llenar la tierra, la cual Dios creó como su casa
eterna.

II. El Comienzo del Reinado de la Muerte

FUE el designio de Dios que el hombre disfrutara de la vida eterna en la tierra,


pero fue necesario que él demostrara su mérito para disfrutar de la bendición de
vida en su hogar terrenal al demostrar su obediencia a la ley divina. La penalidad
por la desobediencia de la ley de Dios fue la muerte.—Gén. 2:15-17; Rom. 6:23
Dios declaró su ley de una manera muy sencilla y así expresó claramente cuál
sería la penalidad por la desobediencia. Pero Satanás, hablando por medio de la
“serpiente”, le dijo a Eva que la muerte no sería el resultado de desobedecer el
mandamiento de Dios.—Gén. 3:1-5

A través de los años desde aquel tiempo, esta falsedad ha sido expresada de
muchos modos distintos, con el resultado de que pocos han creído que la muerte
es una realidad. La mayoría de los religiosos en todas partes del mundo pagano
y cristiano profeso insisten que “la muerte no existe.” Así que ellos están de
acuerdo con la falsedad viciosa perpetrada por el Diablo en el Jardín de Edén.

Eva misma fue engañada por la mentira del Diablo y tomó de la fruta prohibida.
Entonces ella se la ofreció a Adán y él la tomó. Pero Adán no fue engañado. Él
sabía lo que sería el resultado de su desobediencia.—1 Tim. 2:14

Creemos que tal vez es posible que Adán careciera de fe en la capacidad del
Creador de tratar con la transgresión de Eva de una manera que sería a su favor;
entonces él deliberadamente desobedeció, sintiendo que la vida no valdría la
pena sin su ayudante, Eva. Sin importar su razonamiento, su pecado fue
voluntario, y la sentencia divina de la muerte vino sobre él. (Gén 3:17-19) Eva
también experimentó la misma condena.
La transgresión y la condena de nuestros primeros padres sucedieron antes del
nacimiento de sus hijos. Esto significa que el proceso de morir ya había
comenzado cuando nacieron sus hijos. Así que su prole fue imperfecta y
automáticamente cayó bajo la condena de muerte.—Rom. 5:12

De este modo comenzó el reinado del pecado y de la muerte que ha continuado


por más de seis mil años. Durante este tiempo han sufrido y han muerto millones
de personas. La tristeza, las enfermedades, y el dolor mental y físico han sido
experimentados por todos, tanto jóvenes como viejos, en cada generación. Este
período largo del sufrimiento humano se describe en la Biblia como una noche
de llanto que ha sobrevenido a la raza humana a consecuencia de la ira o la
condena de Dios, que recae sobre la gente debido al pecado. (Sal. 30:5) Sin
embargo, al debido tiempo de Dios, como veremos más tarde, habrá una
liberación del sufrimiento y de la muerte.

El Apóstol Pablo dijo que “la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia.” (Rom. 1:18) Ésta es revelada por todo lo que las
enfermedades y la muerte nos recuerdan. Verdaderamente, el hombre está
aprendiendo el resultado terrible de transgredir la ley divina.

Pensamientos Importantes: La obediencia a la ley de Dios es la condición


bajo la cual todas las criaturas inteligentes de Dios puedan disfrutar de una
continuación de su favor y de las bendiciones de la vida eterna.

III. La Esperanza de la Liberación

CUANDO Dios pronunció la sentencia de muerte sobre nuestros primeros padres,


él no los abandonó sin la esperanza de que en algún tiempo y de alguna manera
la penalidad pudiera quitarse. Un rayo de esperanza debe notarse en la
declaración que hizo Dios a la “serpiente” con respecto a una “simiente” venidera
que le magullaría en la cabeza.—Gén. 3:15

No podemos suponer que Adán y Eva entendieron claramente las implicaciones


de la declaración de Dios acerca de la simiente de la mujer; pero parece que
recibieron alguna esperanza por ella, ya que cuando nació su primer hijo Caín
Eva dijo, “Por voluntad de Jehová he adquirido varón.”—Gén. 4:1

A la luz de las promesas subsiguientes de Dios, está claro ahora que la


declaración de Dios acerca de una simiente que magullaría la cabeza de la
serpiente realmente significa que al debido tiempo de Dios Adán y su raza serán
liberados de la gobernación de Satanás y del pecado y de la muerte. (Apoc.
20:1-3; 1 Cor. 15:25,26) Esto significa que se cumplirá el propósito original de
Dios en la creación del hombre, y la tierra se hará un paraíso enorme, poblado
por la prole redimida y restaurada de Adán y Eva.—Apoc. 21:4

Aproximadamente dos mil años después de la caída del hombre en el pecado y


la muerte Dios hizo una promesa a Abran—a quién se le dio más tarde el nombre
Abrahán—que por él y por su simiente todas las familias de la tierra serían
bendecidas. (Gén 12:3) Luego, cuando Abrahán probó su mérito al demostrar
su buena voluntad de obedecer al Señor al ofrecer en sacrificio a su hijo Isaac,
Dios confirmó esta promesa por su juramento.—Gén. 22:15-18

En el Nuevo Testamento la simiente prometida a Abrahán se identifica como


Cristo. (Gál. 3:8,16) Además, se ofrece la explicación adicional que aquellos que
siguen en los pasos de Cristo estarán asociados con él como la simiente
prometida. (Gál. 3:27-29) Esto significa que los cristianos verdaderos
participarán con Jesús en la futura obra de bendecir a la humanidad con la salud
y la vida.

Fue debido al gran amor de Dios por sus criaturas humanas que, a pesar de que
previó que le desobedecerían, él, por medio de Cristo, hizo la provisión de
liberarlos de la penalidad de la muerte. (Juan 3:16) El plan de Dios para la
liberación de la humanidad de la muerte mediante Cristo está en la misma base
que la condena de toda la raza humana por un solo hombre. Todos perdieron la
vida por causa de Adán, y todos tendrán una oportunidad de recobrar la vida
por medio de Cristo.—1 Cor. 15:21,22

Hay muchas promesas en la Biblia para asegurarnos de que cuando el plan divino
para la liberación de la humanidad del pecado y de la muerte esté completo no
habrá más enfermedades, dolor, o muerte, que la alegría remplazará el dolor, y
que se limpiarán todas las lágrimas. (Isa. 25:8,9) Esta liberación de la
humanidad del pecado y de la muerte incluirá el despertar de aquellos que hayan
muerto. Todos éstos han sido “rescatados” por Jesús y serán restaurados a la
vida.—Isa. 35:10 (A)

Pensamientos Importantes: La declaración ambigua hecha a la “serpiente”


acerca de una “simiente” es en realidad la primera promesa de Dios respecto a
la liberación del hombre caído del pecado y de la muerte.

IV. El Salvador y la Salvación

CUANDO nació Jesús, un ángel anunció que él sería el Salvador. (Lucas 2:11) El
plan de Dios de la salvación para la raza moribunda requirió el sacrificio de una
vida humana perfecta como un sustituto por la vida perdida del hombre perfecto,
Adán. Pero cada miembro de la raza adámica fue caído e imperfecto de modo
que ninguno pudiera llegar a ser un Redentor y Salvador.—Rom. 3:10; Sal. 49:7

El amor abundante de Dios por la raza humana caída lo impulsó a enviar a su


propio Hijo amado al mundo para que él pudiera ser el Salvador. (Juan 3:16; 1
Juan 4:14) A fin de proporcionar la salvación de la muerte, fue necesario que
Jesús se hiciera hombre, que fue cumplido por el hecho de que nació de una
madre humana. (Heb. 2:9,14) Jesús de buena gana entregó su vida para proveer
la salvación para la raza condenada y moribunda.—Juan 6:51
Jesús amó al mundo de la humanidad y no sólo dio su propia vida para que la
gente pudiera vivir, sino también soportó mucho sufrimiento y aflicción. (Isa.
53:3-7) Dándose cuenta de lo que Jesús sufrió a favor de nosotros, esto debe
motivarnos a desplegar nuestro amor y lealtad por él y por su Padre Celestial,
ya que se dio a sí mismo para ser nuestro Redentor y Salvador.

La Biblia usa la palabra “rescate” para describir lo que se llevó a cabo a favor de
nosotros por medio de la muerte de Jesús. (1 Tim. 2:5,6) La palabra “rescate”,
como se utiliza en la Biblia con respecto al plan divino de la redención, significa
un precio correspondiente. El hombre perfecto Jesús se hizo un sustituto en la
muerte por el hombre perfecto Adán, que perdió su vida a causa de la
desobediencia a la ley divina.

La Biblia declara que la penalidad por el pecado es la muerte, pero que Dios ha
hecho la provisión para la vida eterna mediante el don de su Hijo amado como
el Redentor y el Salvador. (Rom. 6:23) Esto significa que al debido tiempo de
Dios cada miembro de la raza adámica tendrá una oportunidad de aceptar la
provisión del amor de Dios y así ser rescatado de la muerte.—1 Cor. 15:22

El don de Dios de la vida mediante Cristo está disponible sólo por la fe y la


obediencia. Sin embargo, hay que informarse de esta provisión de vida para
creer. (Rom. 10:14,15) La gran mayoría de la humanidad murió sin haber
recibido el conocimiento verdadero de Cristo; pero esto no significa que no
tendrán aún una oportunidad de creer en él y de obtener la salvación, pues ellos
serán “salvos”, o despertados de la muerte, para este propósito.—1 Tim. 2:3-6
La Biblia nos habla de aquel futuro tiempo de la bendición del pueblo cuando el
conocimiento del Señor llenará la tierra y cuando todos conocerán al Señor y
unidamente le servirán a él.—Isa. 11:9; Sof. 3:9

Aquellos que creen en Cristo ahora y se dedican para hacer la voluntad de Dios
se consideran justificados sobre la base de la fe. (Rom. 4:24) Éstos ya no son
enajenados de Dios debido a la condena adámica, sino que están reconciliados
con él por la fe. (Rom. 5:1; 8:1) Si estos seguidores leales y consagrados de
Jesús siguen fieles hasta la muerte durante esta Edad Evangélica, ellos serán
recompensados con el maravilloso premio de la inmortalidad.—2 Ped. 1:4; Rom.
2:7; 1 Cor. 15:53,54

Pensamientos Importantes: Jesús se hizo el Salvador del mundo entregando su


vida como un rescate por la vida perdida del padre Adán.

V.Siguiendo al Maestro

JESÚS invitó a aquellos que creían en él a que se hicieran sus seguidores. Él


puso en claro, sin embargo, que los únicos que podían ser sus seguidores
verdaderos eran quienes estaban dispuestos a negarse a sí mismos y tomar la
cruz. (Mat. 16:24) Jesús explicó que aquellos que no lo amaban aun más que a
los miembros de sus propias familias no eran dignos de él. (Mat. 10:37,38) Estos
requisitos del discipulado establecidos por el Maestro son muy exigentes. No son
los requisitos bajo los cuales la humanidad en general recibirá finalmente la vida
por Cristo, sino son las condiciones bajo las cuales, en este momento, uno puede
ser un seguidor verdadero de Jesús.

La abnegación, como enseñada por Jesús, no es simplemente el abandonar


ciertas cosas buenas como el comer o renunciar a otros placeres de la vida. Por
el contrario, es la privación de uno mismo, una dedicación al Señor que es tan
completa y de todo corazón que uno se priva de todos los derechos de gobernar
su propia vida.

Es la renunciación por completo de su propia voluntad y de sus propios caminos


y la aceptación de la voluntad del Señor como regla de la vida.

Esto significa un cambio completo en la perspectiva de la vida, una


transformación de la mente para conformarse a la voluntad de Dios.—Rom. 12:2
Llevar la cruz significa más que aguantar experiencias desagradables. Por su
parte tomar la cruz y seguir a Jesús significa su consentimiento de sufrir y morir
con el Maestro.

Aquellos condenados a la muerte conforme a la ley romana llevaban su propia


cruz al lugar de la crucifixión. Por su parte llevar una cruz, por lo tanto,
significaba que él estaba por el camino de la muerte, y este es el sentido
simbólico de llevar la cruz para el cristiano. Como discípulos de Jesús, sufrimos
y morimos con él.—Rom. 6:3-6; 2 Tim. 2:11,12

Ser un discípulo de Cristo, por lo tanto, implica mucho más que llevar una vida
moral y recta. Significa la dedicación de la vida de uno a la causa de Dios a
medida que ésta se lleva a cabo por medio de Cristo. Significa una dedicación a
la causa que conduce al sacrificio de uno mismo y de todos los intereses egoístas.
Esta es la vida cristiana.

Pero la vida de sacrificio por la causa cristiana tiene sus recompensas de paz y
de alegría en el Señor, que son el resultado del aseguramiento de tener la
aprobación divina. Esta es una paz y una alegría que están basadas en el
conocimiento de que nuestro Padre Celestial amoroso sabe lo mejor para
nosotros y hace que todas las cosas nos ayuden a bien.—Rom. 8:28

Hay también futuras recompensas para aquellos que fielmente entregan sus
vidas al pisar en los pasos de Jesús. La promesa para ellos consiste en que si
fielmente sufren y mueren con Jesús vivirán y reinarán con él.—Rom. 8:17,18;
Apoc. 3:21

El objetivo de vivir y reinar con Cristo es participar con él en ofrecer las


bendiciones de salud y de vida al resto de la humanidad, las cuales él
proporcionó por su propia muerte como el Redentor y el Salvador del mundo. El
privilegio de participar en la exaltación de Jesús es descrito por Pablo como el
“premio del supremo llamamiento.”—Fil. 3:14
Pensamientos Importantes: Ser un cristiano verdadero significa mucho más
que llevar una vida recta y moral. Significa el sacrificio hasta la muerte.

VI.La Gloria de lo Terrenal

UNA de las maravillas de las obras creativas de Dios es su variedad casi


interminable. Los evolucionistas creen que esta variedad simplemente indica el
desarrollo y la progresión, que fluctúan a medida que una especie evoluciona en
otra. Esto sucede, dicen ellos, por casualidad y sin fin. La Biblia no está de
acuerdo con esta teoría. La Biblia enseña que la gran variedad en la creación es
por causa del diseño del Creador y que las especies son fijas.—1 Cor. 15:39;
Gen 1:24,25

La orden o especie más alta en la creación terrenal de Dios es la humana. El


Apóstol Pablo se refiere a esto como “lo terrenal”, que simplemente significa “de
la tierra”. (1 Cor. 15:40) El hombre fue creado a la imagen de Dios, y su
perfección reflejó la gloria del carácter del Creador.—Gén. 1:26,27; Sal. 8:4,5;
Heb. 2:6,7

El hombre no fue una mezcla de naturalezas terrenales y espirituales. En todas


las creaciones innumerables de Dios no hay ningún híbrido, excepto cuando los
haya producido el hombre. Aunque un número muy limitado de las criaturas
humanas de Dios será exaltado a una naturaleza más alta en la resurrección
bajo las condiciones de la fidelidad al seguir los pasos de Jesús, como veremos
en una lección posterior, esto no significa que la gente es, por naturaleza,
parcialmente espiritual.—1 Cor. 15:47-49

Se le dio al hombre perfecto el dominio sobre todas las formas inferiores de la


creación terrenal. En este respecto él fue dotado con la gloria oficial del Creador,
quién ejerce el dominio sobre todo el universo.—Gén. 1:28; Sal. 8:4-8

A causa de la desobediencia a la ley divina, el hombre no sólo perdió la vida sino


también perdió su dominio sobre la tierra. Por eso, ya no vemos la gloria de Dios
reflejada en la raza humana como fue poseída por el primer hombre, Adán. Hoy
en día vemos al hombre caído, imperfecto y moribundo, e incapaz de
desenredarse de la esclavitud de las enfermedades y de la muerte en la cual fue
sumergido debido a su pecado.—Sal. 14:1-3; 53:1-3; 49:7; Rom. 3:10,12,23

Pero Dios sigue amando a sus criaturas humanas; él hizo la provisión para
librarlos del pecado y de la muerte. (Sal. 102:19,20; Juan 3:16,17; 5:28,29, La
Biblia de las Américas) La provisión de Dios para el mundo condenado y
moribundo por el pecado, para sus criaturas humanas terrestres, es el rescate
provisto por Jesús. Aunque hoy en día vemos que el hombre sigue muriendo y
ha perdido su propio dominio, por la fe vemos que Jesús ya entregó su vida para
que se le restauraran al hombre la vida y la gloria terrestre durante los mil años
del reino mesiánico.—Heb. 2:6-9
El propósito divino no es de exaltar a la gente de la tierra a un plano más alto
de la vida, sino, por medio de una resurrección, restaurarlos a la vida en la tierra.
Esto es descrito por el Apóstol Pedro con la palabra “restitución”, que no significa
exaltación, sino restauración.—Hechos 3:21

¡Qué provisión tan gloriosa es ésta para una raza condenada y moribunda por el
pecado! Hoy el mundo está lleno de miseria y calamidades, de degradación y
dolores, todos los cuales desaparecerán durante el reinado milenario de Cristo.
Finalmente, ni una mancha del pecado estropeará la paz y la armonía de la
humanidad. No habrá ningún dolor, ni ninguna evidencia del antiguo reinado del
pecado y de la muerte. Ya no existirá más ninguna necesidad de tener médicos
ni empresarios de pompas fúnebres.

Los hospitales serán vaciados de pacientes. En vez de morir e ir a la tumba, la


gente volverá de la muerte, y el poder de Dios se utilizará para restaurarlos a la
vida. Esta es la provisión amorosa de Dios para el hombre. Este es el destino
para la humanidad que ha sido hecha posible por el rescate que está en Cristo
Jesús. Esta será la gloria restaurada de lo terrenal.

Pensamientos Importantes: El hombre fue creado como un ser terrestre y no


es una mezcla de lo terrenal y lo espiritual. Por medio del rescate y la
resurrección, él será restaurado a la vida en la tierra como un ser humano.

VII.La Gloria de lo Celestial

LA PALABRA “celestial” (en inglés) aparece sólo dos veces en la Biblia Rey Jaime.
(1 Cor. 15:40) Es una traducción de la palabra griega epouranios. El sentido
literal de esta palabra es “sobre el cielo.” (Véase la Concordancia Exhaustiva de
Strong.)

Esta misma palabra griega es traducida también como “cielo” por el Apóstol
Pablo en una declaración en la cual él contrasta las cosas del cielo con las cosas
de la tierra. (Fil. 2:10) Esto indica que hay creaciones inteligentes de Dios en los
reinos del universo por encima, o más allá, del cielo, o hablando más
científicamente, más allá de la atmósfera de la tierra.

La palabra epouranios también se traduce como “celestial” (heavenly) en varios


lugares. Esta es la palabra que está asociada con el Padre en el nombre, “Padre
Celestial.”—Mat. 18:35

El Apóstol Pablo estaba seguro de que el Señor lo libraría del mal de modo que
pudiera participar con Jesús en el reino “celestial”. (2 Tim. 4:18) Aquí también
se usa la palabra griega epouranios.

Esta es la palabra que está utilizada también por el Apóstol Pablo cuando, al
presentar la esperanza que se ofrece a los seguidores dedicados de Jesús, usa
la expresión, “llamamiento celestial.”—Heb. 3:1
Cuando Nicodemo, un gobernante de Israel, expresó su sorpresa a Jesús sobre
la idea de “nacer de nuevo,” Jesús se refirió a ella como algo que estaba entre
las “cosas celestiales” que la mente humana no podía apreciar. (Juan 3:12) Aquí
otra vez se utiliza la palabra griega epouranios.

El Apóstol Pablo usa esta palabra en otro contexto en el cual él enfatiza que los
seres celestiales son separados y distintos de los terrenales, es decir, de los
seres humanos. (1 Cor. 15:48) Sin embargo, Pablo explica que algunos
miembros de la raza humana, en la resurrección, serán exaltados a un estado
celestial.—1 Cor. 15:49

Es vital tener en mente la importancia de estos textos bíblicos, ya que enfatizan


que hay una gran diferencia entre la naturaleza celestial y la naturaleza terrenal,
que los dos no son de ninguna manera combinados en uno, como creen muchos
erróneamente. El hombre no fue en ningún sentido un ser celestial, o espiritual,
cuando fue creado, tampoco se cambiará jamás la naturaleza del hombre aquí
en la tierra.

Las Escrituras sí enseñan que aquellos que sacrifican sus vidas terrenales,
siguiendo los pasos de Jesús, serán exaltados a la naturaleza celestial en la
resurrección. En efecto, en una futura lección descubriremos que hay planos
diferentes de vida, o naturalezas, “encima del cielo” y que los seguidores de
Jesús serán exaltados al más alto de éstos, aun hasta la naturaleza divina.—2
Ped. 1:4

Esta es la esperanza gloriosa que las promesas de la Biblia ofrecen a los


seguidores fieles del Maestro. Vale mucho más que dejar todo lo que tenemos y
somos a fin de alcanzar aquel “premio” glorioso de la naturaleza divina.

La “gloria de lo celestial” es en efecto un maravilloso premio. El Apóstol Pablo lo


describe como el “premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
(Fil. 3:14) Jesús explicó que este “tesoro en el cielo” fue alcanzable sólo por
dejar todos los tesoros terrenales y hacerse sus seguidores en la muerte de
sacrificio, que él ilustró con la idea de tomar nuestra cruz como sus discípulos.
(Mat. 16:24) Que todos aquellos que hayan puesto sus afectos en las cosas de
arriba sean diligentes a medida que siguen adelante en el camino angosto que
conduce a la gloria, la honra, y la inmortalidad.

Pensamientos Importantes: La Biblia enseña que Dios ha creado a seres en


planos más altos de la vida que el humano y que se les promete a los seguidores
fieles de Jesús la exaltación a lo más alto de éstos, que es el plano divino.

VIII.La Esperanza de la Inmortalidad

AQUELLOS que poseen la inmortalidad viven eternamente, pero la vida eterna


no es necesariamente la inmortalidad. Si nuestros primeros padres hubieran
permanecido obedientes a su Creador y si se les hubiera permitido seguir
tomando de los árboles dadores de vida en Edén, ellos habrían vivido para
siempre, pero no habrían sido inmortales.—Gén. 3:22-24

La inmortalidad es la indestructibilidad. Es una calidad de la naturaleza divina


que fue poseída al principio sólo por Dios y fue conferida a Jesús en el momento
de su resurrección.—Juan 5:26; Heb. 1:3; Mat. 28:18

El Apóstol Pablo nos informa que Jesús sacó a luz la vida y la inmortalidad por
el Evangelio. (2 Tim. 1:10) El Evangelio es las buenas nuevas de la salvación de
la muerte por la sangre redentora de Jesucristo. Durante la Edad Milenaria la
vida eterna será ofrecida al mundo entero de la humanidad en la realización de
la promesa de Dios de bendecir a todas las familias de la tierra, pero aquellos
que ahora aceptan a Cristo, sobre la base de la fe, y dedican sus vidas al Señor
se les promete la inmortalidad.—Rom. 2:7

Esto significa que los seguidores fieles de Jesús, en la resurrección, serán


exaltados hasta lo sumo para ser semejantes a él. (1 Juan 3:1-3) Ser semejante
al Jesús resucitado significa ser un partícipe de la naturaleza divina.—2 Ped. 1:4
Llegar a esta condición y posición exaltada implica la humildad y la fidelidad al
Señor en la vida presente, una fidelidad demostrada por un consentimiento de
sacrificar la vida misma en el servicio del Señor. Y esto debe ser una fidelidad
perdurable que continua hasta la muerte.—Apoc. 2:10

El hombre fue creado mortal. Esto significa que la muerte fue una posibilidad,
pero no una necesidad. La muerte para los humanos se hizo una certeza debido
al pecado. (Gen 2:17; Rom. 5:12) Los seguidores de Jesús siendo miembros de
la raza humana son, por naturaleza, mortales. Por medio de la fe, la condena de
la muerte es quitada de ellos, y entregan su humanidad justificada en
sacrificio.—Rom. 5:18; 8:1

El Apóstol Pablo usa las palabras contrastantes “corruptible” e “incorruptible”


para describir las cualidades de la mortalidad y la inmortalidad, y él nos informa
que en la resurrección los cristianos, quienes son mortales ahora, o corruptibles,
se visten de la incorruptibilidad. Para enfatizar Pablo repite este pensamiento,
usando las palabras mortal e inmortalidad.—1 Cor. 15:53,54

Pablo se refiere al tiempo cuando la muerte es sorbida en victoria. Esta es una


de las promesas de Dios del Antiguo Testamento que se aplica a la Edad
Milenaria cuando la humanidad es restaurada a la vida perfecta en la tierra. (1
Cor. 15:54,55; Isa. 25:7,8) Pero estas bendiciones de la vida eterna para los
humanos no pueden llegar al mundo de la humanidad hasta que todos los
seguidores verdaderos de Jesús durante la edad presente se hayan demostrado
dignos de la exaltación a la inmortalidad. Entonces éstos vivirán y reinarán con
Cristo con el objetivo de destruir al gran enemigo, la muerte.—1 Cor. 15:25,26;
Apoc. 20:
Pensamientos Importantes: El hombre no fue creado inmortal, sino que la
inmortalidad se promete a los seguidores fieles de Jesús y se les confiere en la
resurrección.

IX.El Regreso Prometido de Cristo

LOS DISCÍPULOS de Jesús con confianza creían que su Maestro era el Mesías
prometido y que él había venido al mundo en cumplimiento de las promesas del
Antiguo Testamento acerca del establecimiento de un gobierno poderoso que
expandiría su esfera de influencia en todas partes de la tierra habitada. (Isa.
9:6,7; Sal. 72:8; Juan 1:41,42) Por esta razón ellos estaban enormemente
decepcionados cuando Jesús fue detenido y cruelmente ejecutado. Ellos no se
daban cuenta en aquel tiempo de que Jesús dio su carne a favor de la vida del
mundo.—Juan 6:51

No fue hasta más tarde, por la influencia iluminadora del Espíritu Santo, que los
apóstoles y otros discípulos de la Iglesia Primitiva aprendieron que sus
esperanzas por el reino, que se centraban en Jesús, serían realizadas sólo a
consecuencia de su regreso a la tierra en lo que con el tiempo se conocerá como
su segundo advenimiento. Sin embargo, aun antes de su muerte Jesús dijo a
sus discípulos que se iba, que volvería, y que estarían entonces con él de
nuevo.—Juan 14:3; Mat. 16:27

Después de la resurrección de Jesús, cuando él apareció a sus discípulos por


última vez antes de regresar al cielo, ellos estaban muy preocupados en cuanto
a su esperanza por el reino. Sin embargo, Jesús entonces les dio una comisión
para ser sus testigos; y cuando él los dejó, dos ángeles aparecieron y les
aseguraron que Jesús volvería.—Hechos 1:6-11

En un sermón que Pedro predicó poco después del Pentecostés, él habló del
regreso de Cristo y vinculó el acontecimiento con lo que él describió como “los
tiempos de la restauración de todas las cosas.”—Hechos 3:20,21

La esperanza del regreso de Cristo para establecer su reino y recompensar a sus


seguidores era muy real para los miembros de la Iglesia Primitiva. Era una fuente
de consuelo y de fuerza espiritual para ellos a medida que procuraban dar
testimonio acerca de Jesús al mundo hostil.—Tito 2:13; 1 Tes. 4:16-18

Los hermanos de la Iglesia Primitiva no entendían que el regreso de Cristo estaba


todavía muchos siglos en el futuro. La expectativa general de aquel tiempo
consistía en que él volvería muy pronto. Muchas de las promesas dieron lugar a
este punto de vista, ya que no tenían en cuenta de que las promesas estaban
basadas sobre el punto de vista divino del tiempo.—Sal. 90:4; 2 Ped. 3:8,10;
Apoc. 3:11; 22:20

Estos hermanos estaban en la posición difícil de abogar por la causa de un Mesías


que había sido ejecutado por sus enemigos. Ellos entendían la razón por la que
él murió, pero el mundo no creyente no la entendía. La verdad es que
proclamaban el hecho de que Jesús había sido levantado de entre los muertos;
pero a esto se tenía que añadir que él había regresado al cielo, que parecía
imposible a un mundo no creyente.

Fue difícil obtener la aceptación de un mensaje como éste, y la fe de los


hermanos fue profundamente probada. Por lo tanto, para ellos, el regreso de su
Señor fue el centro de todas sus esperanzas, y anhelaban el tiempo cuando él
aparecería de nuevo.—1 Ped. 1:7,8

Pensamientos Importantes: Un objetivo importante del primer advenimiento


de Jesús fue para morir como el Redentor, para rescatar al mundo de la muerte.
Él viene la segunda vez como el Libertador, para restaurar la vida a la
humanidad.

X.La Manera del Regreso de Nuestro Señor

AL CONSIDERAR la manera del regreso de Cristo a la tierra en su segundo


advenimiento, es esencial recordar que ya no es un ser humano, y que sacrificó
su humanidad para proporcionar la redención de la muerte por Adán y su
descendencia, la raza humana. (Heb. 2:9; 2 Cor. 5:16) Las Escrituras hablan de
las experiencias de Jesús “en los días de su carne,” que están en el pasado.
(Heb. 5:7) Las Escrituras también nos informan que Jesús fue muerto en la carne
pero en la resurrección fue vivificado en espíritu, o como un ser espiritual, a la
imagen misma de su Padre Celestial.—Heb. 1:3; 2 Cor. 3:17; 1 Ped. 3:18

Habiendo sido exaltado a la naturaleza divina cuando fue levantado de entre los
muertos, Jesús es invisible ahora a los ojos humanos, de igual manera como lo
es el mismo Creador. (1 Tim. 1:17; 6:15,16) Para demostrar a sus discípulos
que había sido levantado de entre los muertos, él milagrosamente les apareció
en varias ocasiones en un cuerpo de carne—una vez como jardinero, otra vez
como forastero, etc. Pero en las Escrituras se hace referencia a estas apariencias
como “signos” y “pruebas”. (Juan 20:30; Hechos 1:3) Los apóstoles sabían que
para ver a Jesús como lo es, es decir, un ser divino, ellos tendrían que hacerse
como él, y guardaban esta esperanza.—1 Juan 3:1-3

Jesús enseñó a sus discípulos que el mundo de la humanidad no lo vería después


de su muerte y resurrección. (Juan 14:19) Jesús explicó que sus discípulos sí lo
verían, y así es, porque en la resurrección ellos deben hacerse como él. Puesto
que los ojos humanos no son capaces de ver al Jesús resucitado y exaltado, él
es capaz de volver en secreto, aunque el mundo sigue con los asuntos comunes
de la vida.—Apoc. 16:15; 1 Tes. 5:2; 2 Ped. 3:10

Jesús explicó que sería necesario que sus seguidores buscaran los signos que
denotarían el hecho de su segunda presencia en la tierra y que durante un
tiempo su presencia sería desconocida a todos aquellos que “no velaban”. Jesús
comparó esto a los días de Noé antes del Diluvio, cuando el mundo siguió con
los asuntos comunes de la vida, no sabiendo el verdadero significado de los
tiempos en los cuales vivían.—Mat. 24:38,39; Lucas 21:36; 17:26,27

Ser “veladores”, como se usa este término en la Biblia, no significa mirar al cielo
para ver el regreso de Jesús. Al contrario, el pensamiento es fijarse en los
acontecimientos mundiales para ver el cumplimiento de las profecías que
pertenecen al tiempo del regreso de nuestro Señor. Pedro habla de “la palabra
profética más segura.”—2 Ped. 1:19

Con el tiempo el mundo entero de la humanidad “verá”, o discernirá, el hecho


de la segunda presencia de nuestro Señor. La Biblia dice que lo “verán” en las
“nubes”, significando que lo perciben en las experiencias caóticas y dolorosas
que acompañan a la desintegración de la gobernación terrenal y el
establecimiento del reino de Cristo. Los pueblos del mundo nunca verán a Jesús
en un sentido literal.—Apoc. 1:7; 2 Tes. 1:7-10

El mundo de la humanidad discernirá a Jesús de una manera semejante a la


manera en la cual Job vio a Dios. Después de que su fe fue probada severamente
por las aflicciones que el Señor permitió que le sucedieran, Job expresó en
oración: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.” (Job 42:5) Job no
vio a Dios literalmente, sino había adquirido un mejor entendimiento de él.

Pensamientos Importantes: Al estudiar las profecías que pertenecen al


regreso de Cristo y de su segunda presencia en la tierra, es esencial recordar
que él es actualmente un ser divino, “la imagen misma” de su Padre Celestial.

XI.Los Tres Mundos

HAY divisiones de tiempo importantes en el plan de Dios a las cuales la Biblia se


refiere como mundos y edades. Lo que la Biblia dice acerca de uno de estos
períodos de tiempo no puede ser verdad del otro; entonces en nuestro estudio
de la Biblia es necesario que apliquemos las promesas y profecías al período de
tiempo correcto en el plan divino; si no, la Biblia parecerá contradictoria. El
Apóstol Pablo se refiere a este método apropiado de estudiar la Biblia como “usar
bien la palabra de verdad.”—2 Tim. 2:15

En la Biblia se hace referencia a todo el período de tiempo desde Adán hasta el


Diluvio como un “mundo”—“el mundo de entonces.” (2 Ped. 3:6) Tales siervos
fieles de Dios como Abel, Enoc, y Noé vivieron en este mundo. Fue hacia el final
de este mundo cuando Dios instruyó a Noé a construir un arca.—Gén. 6:14

El período de tiempo que comienza con el Diluvio y se termina con el


establecimiento del reino de Cristo es lo que la Biblia describe como el “presente
siglo malo.” (Gál. 1:4) Se llama siglo malo, no porque no haya nada bueno en
ello, sino porque el mal predomina. Satanás, el Diablo, es el príncipe, o el
gobernante, del “presente siglo malo.”—Mal. 3:15; Juan 14:30; 2 Cor. 4:4
El tercer mundo comienza cuando el Señor ata a Satanás y empieza su reinado
de mil años. Se hace referencia a esto en la Biblia como “el mundo venidero.”
(Heb. 2:5) Durante los primeros mil años de este tercer mundo, Jesús será el
gobernante supremo; y el objetivo de su reinado será establecer la voluntad de
Dios en todas partes de la tierra y destruir a todos los enemigos de Dios y de la
justicia.—1 Cor. 15:25-28

Ya que el mal ha predominado en los dos primeros mundos, es obvio que


cualquier referencia en la Biblia a las condiciones generales durante estos dos
períodos de tiempo tendría esto en cuenta. Sólo en ocasiones especiales, y por
razones específicas, ha intervenido Dios en los asuntos de la humanidad durante
estos dos mundos para poner fin a la maldad. Sin embargo, parece que los
inicuos han prosperado durante la mayor parte del tiempo.—Job 21:7-15

Por el momento parece que las obras inicuas son prácticamente desenfrenadas.
Será diferente en “el mundo venidero,” pues para entonces Satanás estará
restringido, y el reino de Cristo tendrá el control.—Apoc. 20:1-4

Durante este “presente siglo malo” los siervos justos de Dios son perseguidos
frecuentemente. (2 Tim. 3:12) Se hace referencia a la persecución en el Antiguo
Testamento como el “oprobio” del pueblo de Dios, y se nos asegura de que este
oprobio será quitado por las agencias del reino de Cristo. (Isa. 25:8) Entonces
los justos prosperarán y hasta los grandes males de las enfermedades y de la
muerte serán quitados. El Apóstol Juan, escribiendo del tercer mundo en el plan
divino, dijo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá
muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas
pasaron.”—Sal. 72:7; Oseas 13:14; 1 Cor. 15:55; Apoc. 21:1-5

Pensamientos Importantes: A fin de entender las enseñanzas de la Biblia, es


esencial conocer las divisiones de tiempo en el plan de Dios y aplicar las
promesas y profecías de la Biblia a los períodos de tiempo apropiados.

XII. Las Cuatro Edades

EN NUESTRO estudio anterior aprendimos que hay tres divisiones de tiempo


principales en el plan de Dios. La primera de éstas fue el mundo antes del
Diluvio; la segunda, el período que comenzó con el Diluvio y terminó con el
establecimiento del reino de Cristo; y la tercera es el mundo que comienza con
Satanás atado y el establecimiento del reino de Cristo que sigue eternamente
en el futuro.

La segunda de estas divisiones de tiempo principales, descrita por el Apóstol


Pablo como este “presente siglo malo” (2 Cor. 4:4; Gál. 1:4), se divide en tres
edades. La primera de estas edades comenzó con el secamiento de las aguas
del Diluvio y siguió hasta la muerte de Jacob, el nieto de Abrahán. Durante este
período Dios llevó adelante su plan mediante patriarcas individuales como Noé,
Abrahán, Isaac, y Jacob. Él hizo promesas a Abrahán que fueron reiteradas a
Isaac y heredadas como derechos de primogenitura por Jacob.—Gén. 12:3;
22:16-18; 26:3-5; 27:28,29; 28:10-14

A partir de la muerte de Jacob, Dios comenzó a tratar con sus doce hijos como
una familia, o nación. Este cambio es sugerido por el hecho de que, aunque
Isaac pudiera otorgar su bendición paternal sobre sólo uno de sus hijos, Jacob
bendijo a todos los doce, aunque sólo Judá recibiera la promesa. (Gen 49:8-10)
Más tarde, después de que ellos fueron librados de Egipto, Dios le dio a este
pueblo su Ley, y le envió sus profetas. (Rom. 3:1,2) Nos referimos a este período
en el plan de Dios como la Edad Judaica, ya que Dios trató exclusivamente con
la nación judía durante ese tiempo.—Amos 3:2

La Edad Judaica fue caracterizada por el hecho de que Dios les dio a los israelitas
su Ley y envió sus profetas durante este tiempo. Este arreglo concluyó con el
primer advenimiento de Cristo, siendo Juan el Bautista el último de los profetas.
(Lucas 16:16) Uno de los objetivos esenciales de la Edad Judaica fue dar a los
israelitas como pueblo la oportunidad de tener el derecho de asociarse con el
Mesías en la futura bendición del mundo, pero en esto ellos fallaron.—Exod.
19:5,6

La prueba final sobre la nación fue la venida del Mesías, y ellos fallaron al
rechazarlo. Con esto comenzó la Edad Evangélica, una edad en la cual Dios trata
con los individuos que responden al Evangelio y se dedican a su servicio. Algunos
de los israelitas fueron los primeros en abrazar esta oportunidad. (Juan 1:11,12)
Pero la cantidad de israelitas que respondieron no fue suficiente para cumplir el
número predeterminado de Dios de los coherederos con Cristo, así que el
Evangelio comenzó a predicarse también a los Gentiles, y esta proclamación del
Evangelio ha seguido durante el transcurso de las edades.—Hechos 1:8

Después de la Edad Evangélica sigue la Edad Milenaria. Esta será la primera


edad en el tercer mundo. Esta es la edad de la gobernación de Cristo sobre la
tierra. Esta es la edad durante la cual será destruido todo el mal, incluso las
enfermedades y la muerte. (1 Cor. 15:25,26) Esta es la gran edad de
consumación en el plan de Dios cuando se completará su gran diseño.—Ef. 1:10
Por medio del Cristo, Cabeza y cuerpo, es decir, la simiente de la fe de Abrahán,
se hará que el conocimiento del Señor llene la tierra como las aguas cubren el
mar. En aquel reino justo no se permitirá que nadie haga el mal o dañe.—Isa.
11:9

Pensamientos Importantes: La aplicación de los textos bíblicos


correspondientes a cada edad es de suma importancia para el estudio de la
Biblia.

XIII. El Día del Señor

LA BIBLIA usa la expresión “el día del Señor” (o el día de Jehová) para denotar
aquel período en los días finales de esta Edad Evangélica cuando la mano de
Dios se manifiesta en los asuntos de los hombres. Se aplica correctamente a
aquella parte de la segunda presencia de Cristo durante la cual el mundo de
Satanás, o las instituciones humanas, están siendo destruidas, antes del
establecimiento del reino milenario de Cristo.—1 Tes. 5:2,3; 2 Ped. 3:10

La obra de Cristo como el Brazo de Jehová en derrocar a las instituciones


humanas de Satanás se describe como lo que tiene lugar durante “los días del
Hijo del hombre.” (Lucas 17:26,27) Es el tiempo cuando Jesús, “el Hijo del
hombre,” está presente y la desintegración de las instituciones de la tierra está
entre los signos que indican que ha regresado.

Este día del Señor, o de Jehová, también se profetiza en el Antiguo Testamento,


donde se describe simbólicamente como uno de nubes y de oscuridad,
denotando angustia. (Joel 2:1,2) Daniel describió este día como “el tiempo del
fin,” en el cual habría un “tiempo de gran angustia.”—Dan. 12:1,4

Este mismo período de angustia nacional e internacional que denota la


destrucción del mundo de Satanás también se describe en la Biblia como el día
de la “venganza de Jehová.” (Isa. 34:1-8; Jer. 25:32,33) Durante este período
las instituciones pecaminosas y egoístas de los hombres, dominadas por
Satanás, serán destruidas, mientras que hasta ahora se les haya permitido
prosperar.

En la conclusión de este “día”, las autoridades humanas egoístas en todas partes


de la tierra serán sustituidas por autoridades divinas, en las manos de Cristo.
(Apoc. 11:15,17,18) La Biblia revela que en el proceso de destruir las malas
instituciones de los hombres las naciones se enfadan, conduciendo al tiempo de
la gran tribulación predicha por Jesús.—Mat. 24:21,22

La Biblia también usa la expresión “los últimos días” en cuanto a los días finales
de la Edad Evangélica actual, poco antes del establecimiento en la tierra del
reino justo de Cristo. Este reino se compara con una gran montaña que tiene
una posición dominante sobre todas las otras “montañas” y “montes”, simbólicos
“de los reinos de este mundo.” La Biblia demuestra que los pueblos reconocerán
la autoridad del reino de Cristo y a causa de la obediencia a sus leyes
encontrarán la paz y la seguridad.—Miq. 4:1-4

El mal no habrá sido completamente destruido hasta los años finales del reino
de Cristo. Aunque es durante el día del Señor que las instituciones
gubernamentales egoístas de los hombres son destruidas en un tiempo de
angustia nacional e internacional, la obra de abolir todo el mal continuará a lo
largo de los mil años siguientes del reino. Finalmente todos los “enemigos”
habrán sido destruidos.—1 Cor. 15:25,26

Pensamientos Importantes: “El día del Señor,” o el día de Jehová, es aquel


período de tiempo en los días finales de la Edad Evangélica, antes del
establecimiento del reino milenario de Cristo, cuando las instituciones egoístas
y malas de los hombres serán destruidas en un tiempo de gran angustia. Se
describe también en las Escrituras como el día de la cólera o la ira de Dios, y el
día de la venganza de Jehová.

XIV. El Objetivo del Regreso de Nuestro Señor

EN UN ESTUDIO anterior aprendimos que Jesús vino al mundo como un hombre


a fin de sacrificar su vida humana a favor de los pecados de las personas y así
redimirlas de la muerte. Fue para este fin que él dio su carne, es decir, su
humanidad, por la vida del mundo.—Juan 6:51

La obra del Señor en la tierra desde la muerte y la resurrección de Jesús no ha


consistido en la restauración de la gente a la salud y a la vida en la tierra (aunque
esto fue proporcionada por su muerte y su resurrección), sino para la selección
de entre la humanidad de quienes de buena gana sufrirán y morirán con él, para
que puedan vivir y reinar con él. Esta compañía de personas se describe en la
Biblia como un “pueblo para su nombre.”—Hechos 15:14

Sin embargo, las Escrituras nos aseguran que, como resultado de la obra
redentora de Cristo, la humanidad será restaurada a la vida en la tierra. Cristo
regresa a la tierra para llevar a cabo esta gran obra durante lo que la Biblia
describe como “los tiempos de la restauración de todas las cosas.” La Biblia nos
informa que “los tiempos de la restauración” han sido declarados por todos los
santos profetas de Dios.—Hechos 3:19-21

Isaías fue uno de los santos profetas de Dios, y él predijo que habría un tiempo
en el que la gente no diría que estarían enfermos. (Isa. 33:24) Isaías también
profetizó que los ojos de los ciegos serían abiertos, y que los oídos de los sordos
serían destapados, y que aquellos rescatados por Jesús—“los redimidos de
Jehová”—volverían de la muerte. (Isa. 35:5,10) En otra predicción de “los
tiempos de la restauración”, Isaías escribió que Dios enjugaría toda lágrima de
todos los rostros y que la muerte sería destruida.—Isa. 25:8

Jeremías fue otro de los santos profetas de Dios, y él predijo que los hijos que
habían muerto serían restaurados a la vida, es decir, volverían “de la tierra del
enemigo.”—Jer. 31:15-17

La obra de restaurar a la humanidad a la salud y a la vida en la tierra será llevada


a cabo por las agencias del reino de Cristo. Este reino es simbolizado en la Biblia
por un monte, “el monte de Jehová,” y el Profeta Miqueas profetizó que en este
“monte”, o reino del Señor, los pueblos ya no se ensayarán más para la guerra
y que no habrá quien los amedrente.—Miq. 4:1-4

En el Antiguo Testamento aquellos que hayan muerto se comparan con


prisioneros que están cautivos. Su despertar de la muerte se describe como una
liberación del cautiverio. Ezequiel, otro de los santos profetas de Dios, usando
también esta terminología, profetizó la restauración de los sodomitas, los
samaritanos, y los israelitas. (Ezeq. 16:53) Usando este mismo lenguaje el
Profeta Jeremías predijo la restauración de otros malhechores del pasado.—Jer.
48:47; 49:39

El Profeta Habacuc profetizó que después del regreso del Señor, la tierra estaría
llena del conocimiento de la gloria del Señor. (Hab. 2:14) Todas estas
bendiciones vendrán a los pueblos de la tierra como resultado del regreso de
nuestro Señor.

Pensamientos Importantes: Cristo no vuelve para destruir la tierra, sino para


restaurar a las personas a la salud y a la vida.

XV. El Reino de Cristo

EL REINO de Cristo es un tema muy prominente de la Biblia. Se menciona a


veces como el reino de Dios, que es muy apropiado, ya que Dios es el que hizo
la provisión para que su Hijo pudiera establecer el reino en la tierra. También se
menciona a veces como el reino de los cielos, que enfatiza que este gobierno
mundial de promesa no es de planificación ni de origen humano, sino es
establecido y autorizado por el Dios de los cielos.—Dan. 2:44

Algunas de las promesas y profecías de la Biblia que pertenecen al reino se


refieren a sus gobernantes, mientras que otras pertenecen a sus súbditos, es
decir, a aquellos que tienen una oportunidad para ser bendecidos por la
administración de sus leyes justas. Jesucristo será el gran Rey, o el Gobernante,
de este reino.—Zac. 9:9,10; Apoc. 19:16; Juan 18:37

Asociados con Jesús como gobernantes en su reino serán aquellos que, durante
la Edad Evangélica, se han negado y fielmente han tomado su cruz para seguirle
a él, y de buena gana beben de la copa de sus sufrimientos. Se habla de ellos
en las Escrituras como los que sufren y mueren con Jesús y que resucitan de
entre los muertos para vivir y reinar con él.—Apoc. 20:4

Jesús y sus seguidores no gobernarán como reyes humanos, sino como reyes
divinos, y serán invisibles a los ojos humanos. (Col. 1:13-15) Se les da a los
seguidores de Jesús el aseguramiento de que ellos serán como él.—1 Juan 3:1-
3; 2 Ped. 1:4

Una de las ilustraciones que se da en la Biblia acerca del cambio de la naturaleza


humana a la divina es la de “nacer de nuevo.” Jesús explicó a Nicodemo que
aquellos que nacen de nuevo son invisibles y poderosos, como el viento. (Juan
3:6-8) El cambio de la naturaleza humana a la del espíritu ocurre en la
resurrección; y cuando Jesús fue levantado de entre los muertos él fue capaz de
ir y venir invisiblemente, apareciendo a sus discípulos sólo cuando lo quiso hacer.

En el reino de Cristo estos reyes invisibles y poderosos, o gobernantes, serán


representados en la tierra y entre los hombres por los siervos fieles de Dios que
sufrieron y murieron a favor de la justicia antes del primer advenimiento de
Jesús. En la Biblia se hace referencia a éstos como los “padres”, y la promesa
consiste en que ellos deben hacerse “príncipes en toda la tierra.”—Sal. 45:16

El Apóstol Pablo explica que estos siervos fieles de Dios de la antigüedad serán
resucitados a la perfección humana, en lo que se describe como una “mejor
resurrección.” (Heb. 11:35,39,40) Pablo menciona los nombres de algunos de
estos beneméritos de la antigüedad, pero las Escrituras indican que hay muchos
otros de aquellos de la antigüedad que demostraron su lealtad a Dios y serán
utilizados en el reino. Jesús también mencionó a los beneméritos de la
antigüedad y habló del puesto de ellos en su reino.—Mat. 8:11; Lucas 13:28,29

“Por medio de estas dos fases del Reino será cumplida la promesa hecha a
Abrahán: ‘En ti y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra’
‘Multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo y como las arenas de la
mar’—una simiente espiritual, y una simiente terrenal, ambas usadas por Dios
como instrumentos para bendecir al mundo. … Este pacto original [Rom. 11:17]
tiene dos ramificaciones, cada una de las cuales, en su resurrección, dará su
fruto perfecto aun cuando diferente—las dos clases, la humana y la espiritual,
en poder del Reino.” (A)

Pensamientos Importantes: Habrá gobernantes y súbditos en el reino de


Cristo. Los gobernantes principales serán espirituales e invisibles a los hombres,
pero tendrán representantes humanos.

XVI. Los Súbditos del Reino Serán Bendecidos

LOS SÚBDITOS del reino de Cristo serán la gente del mundo entero, incluso a
aquellos que hayan muerto, con la excepción de aquellos que, durante el tiempo
que vivían, fueron probados dignos de estar entre los gobernantes espirituales
o terrenales del reino. Sus bendiciones consistirán en todas las cosas buenas
que correctamente pertenecen a las personas que desean estar en armonía con
las leyes justas de su Creador. (Sal. 145:16) Se hace referencia a estas
bendiciones en una de las promesas de la Biblia apropiadamente como un
“banquete.”—Isa. 25:6

Hay muchas bendiciones que hasta ahora fueron imposibles de conseguir por las
cuales haya anhelado y luchado la raza humana. Una de éstas es la paz. Los
pueblos de todas las naciones hayan anhelado un tiempo cuando no habrá más
guerras, y Dios ha prometido que la paz será establecida por las agencias del
reino de Cristo—una paz universal y eterna.—Sal. 46:9,10; Isa. 2:3,4; 9:7

A través de las edades muchas personas han tenido gran incertidumbre acerca
de sus necesidades económicas. Aunque en los Estados Unidos la Seguridad
Social ha aliviado estas tensiones hasta cierto punto, el problema está lejos de
solucionarse sobre una base global. Sólo el reino de Cristo traerá la verdadera
solución. Conforme a las leyes de aquel reino, las condiciones equitativas y
felices existirán para todos.—Miq. 4:4; Sal. 72:11-13; Isa. 65:21,22
Otra causa contribuyente de la infelicidad humana ha sido el gran conflicto de
opinión con respecto a Dios y a la religión. En cada edad esto ha conducido al
odio encarnizado y a la persecución. En muchos países hoy en día se hacen
esfuerzos para solucionar este problema, pero sólo conducen a acuerdos
superficiales de la unidad. Sin embargo, por la administración del reino de Cristo
este problema será completa y eternamente resuelto.

Las promesas de Dios nos aseguran que él escribirá su ley en los corazones de
las personas y que todos realmente le conocerán.—Jer. 31:31-34

También se nos asegura de que el Señor devolverá un mensaje puro de la verdad


a los pueblos, sobre la base de que todos le servirán unidamente. (Sof. 3:9) Se
nos informa de que en aquel entonces el conocimiento del Señor llenará la tierra
como las aguas cubren el mar.—Isa. 11:9

Todas estas bendiciones, maravillosas como sean, no serán de ningún valor


permanente si las personas siguen enfermándose y muriendo; así que las
Escrituras nos aseguran que también será solucionado el problema de las
enfermedades y la muerte. Esta plaga sobre la raza humana será destruida.—
Isa. 33:24; 25:8; 1 Cor. 15:25,26

Las bendiciones del reino de Cristo serán extendidas a aquellos que hayan
fallecido, ya que serán despertados del sueño de la muerte. (Dan. 12:2; Juan
5:28,29) Todas aquellas personas que hayan muerto han sido rescatadas
mediante la muerte de Jesús, y se nos promete que los redimidos del Señor
regresarán a la vida. (Isa. 35:10) Esto incluirá tantos a los inicuos como a los
justos.—Hechos 24:15

Pensamientos Importantes: Las bendiciones del reino de Cristo serán tan


comprensivas y satisfactorias que la Biblia las compara con un “banquete de
manjares suculentos” que el Señor hará a todos los pueblos.

XVII.Dios Prueba a Su Pueblo

ES LA VOLUNTAD de Dios que todas sus criaturas inteligentes disfruten de la


vida eterna. Las personas mueren ahora, no porque fueron creadas para morir,
sino debido al pecado. A nadie se le concederá la vida eterna hasta que se haya
demostrado digno de ella por obediencia a la ley divina.

Nuestros primeros padres tenían la prueba de obediencia puesta delante de


ellos. (Gen 2:16,17) Fracasaron en la prueba, así que fueron condenados a la
muerte. (Gen 3:17-19) Por la ley de herencia la pena de muerte pasó a la prole
de Adán, por eso, toda la raza humana se hizo una raza moribunda.—Rom. 5:12

Sin embargo, mediante Cristo, el amor de Dios hizo provisión para la liberación
de la humanidad de la pena original de muerte a fin de que cada miembro de la
raza humana individualmente pudiera tener una oportunidad de demostrarse
digno de la vida eterna. (Juan 3:16) Jesús no entró en el mundo para condenar
a las personas, sino para que todos pudieran tener una oportunidad de vivir.—
Juan 3:17

Esta oportunidad se le dará al mundo en general en un futuro período de tiempo


descrito en la Biblia como un día de juicio final. (Hechos 17:31) Este día, o
período de juicio, o de prueba, será un tiempo de iluminación, cuando la gente
aprenderá la justicia.—Isa. 26:9; Sal. 96:10-13

Con la excepción de la generación que vive al comienzo de este futuro período


de prueba, será necesario que la humanidad se despierte del sueño de la muerte
a fin de ser instruida acerca de la voluntad divina respecto a ella. El otorgamiento
de este conocimiento al mundo de la humanidad se representa en la Biblia por
la apertura de “libros”, y se dice de aquellos que obedecen las cosas escritas en
estos libros que sus nombres están escritos en el “libro de la vida.”—Apoc. 20:12

Cristo será el gran Juez durante el día de juicio del mundo. Él se describe en la
Biblia como “aquel Profeta,” o maestro, y se nos informa que aquellos que no
obedezcan a aquel Profeta serán destruidos. (Hechos 3:23) Esta destrucción de
los inicuos voluntariosos se describe en la Biblia como la “segunda muerte,” que
es simbolizada por un “lago de fuego.”—Apoc. 20:14,15

Jesús hizo una promesa de la resurrección de los muertos en la cual habló de


los justos—los que hicieron “lo bueno”—saliendo a resurrección de vida, y los
injustos—los que practicaron “lo malo”—saliendo a resurrección de juicio. (Juan
5:28,29, La Biblia de las Américas) Un grupo de los justos será compuesto de
los siervos fieles de Dios, desde Abel hasta el primer advenimiento de Jesús.
Éstos saldrán a “una mejor resurrección.” (Heb. 11:35) Los fieles de la edad
presente también saldrán a la vida—aun a la vida inmortal—en “la primera
resurrección.”—1 Cor. 15:53; Rom. 2:7; Apoc. 20:6

Los beneméritos de la antigüedad, que no estarán sujetos al futuro juicio, serán


los representantes de Cristo en la obra de juzgar al mundo. (Sal. 45:16; Mat.
8:11) Los seguidores fieles de Jesús durante la edad actual saldrán en la
resurrección para asociarse con Jesús como los colaboradores en el juicio del
mundo de la humanidad, y éstos serán representados en la tierra por los
beneméritos de la antigüedad.—1 Cor. 6:2

Pensamientos Importantes: Nadie tendrá la vida eterna hasta que se


demuestre digno de ella. Algunos han demostrado ser dignos de ella en esta
vida, y a los demás se les dará una futura prueba.

XVIII. La Primera Resurrección

EL APÓSTOL Pablo escribió que, a menos que haya una resurrección de los
muertos, aun los cristianos también fallecen en la muerte. (1 Cor. 15:16-18)
Esto significa que toda esperanza de vida más allá de la tumba depende de la
restauración de los muertos a la vida en la resurrección. Pero todos los muertos
no se resucitarán al mismo tiempo, tampoco serán restaurados al mismo plano
de la vida. En la resurrección a algunos se les darán cuerpos espirituales y a
otros, cuerpos humanos.—1 Cor. 15:38,40-42

Aquellos que reciben un cuerpo espiritual en la resurrección heredarán una casa


divina. (1 Ped. 1:3-5) Éstos son los seguidores fieles de Jesús, quienes,
inspirados por las promesas divinas de la Biblia, ponen la mira en las cosas de
arriba, y prosiguen “hacia la meta para obtener el premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”—Col. 3:1-3; Fil. 3:10-14; Heb. 12:1

Los seguidores de Jesús, juntos con él, son descritos por el Apóstol Pablo como
“las primicias” de la resurrección. (1 Cor. 15:23) Sabemos que los seguidores
fieles del Maestro se incluyen en la clase de “las primicias” porque el Apóstol
Santiago y el Apóstol Juan lo declaran al respecto.—Santiago 1:18; Apoc. 14:4

Uno de los objetivos divinos en la exaltación de los seguidores fieles del Maestro
al plano espiritual de la vida es para que puedan reinar con Cristo en su reino
milenario. En esta conexión se dice que ellos saldrán de la muerte en “la primera
resurrección.”—Apoc. 20:6

Este “rebaño pequeño” que recibirá esta posición enaltecida en el reino será
exaltado hasta el plano más alto de la vida espiritual, que se menciona en la
Biblia como la “naturaleza divina.” (Lucas 12:32; 2 Ped. 1:4) Ellos recibirán la
inmortalidad. (Rom. 2:7; 1 Cor. 15:54) Los humanos no poseen, por naturaleza,
la inmortalidad; sino, como se establece tan claramente en las Escrituras, se la
otorga a los seguidores fieles de Jesús como una recompensa cuando salen en
la “primera resurrección.”

La Biblia se refiere a este más alto de todos los planos de existencia como la
“corona” de la vida y de la justicia. (Apoc. 2:10; 2 Tim. 4:8) El camino que
conduce a esta exaltación alta con Jesús es uno de sacrificio y sufrimiento. Es
un camino que no es agradable para la carne, pero el final será glorioso para
todos quienes son fieles—fieles aun hasta la muerte.

La gracia y la fuerza de Dios son otorgadas sobre todo a aquellos que andan en
el camino angosto del sacrificio. La Biblia nos asegura que el mismo poder fuerte
que resucitó a Jesús de entre los muertos se emplea a favor de todos sus
seguidores fieles. Es verdad actualmente, cuando se entregan sus vidas en
sacrificio; y también será verdad, de igual manera que fue con Jesús, que el
poder divino los resucitará en la resurrección, sobre toda criatura en el
universo.—Ef. 1:16-23

El plan de Dios para los seguidores fieles del Maestro es realmente maravilloso
e inspirador. Déjenos dar gracias que nuestro amoroso Padre Celestial nos haya
llamado a este “llamamiento celestial.” Déjenos procurar ser fieles día tras día.—
Heb. 3:1; Lucas 9:23

Pensamientos Importantes: Sólo los que salen en la “primera resurrección”


recibirán “gloria y honra e inmortalidad.”
XIX. La Mejor Resurrección

EL REINO de Dios, o el reino de Cristo, como es presentado en la Biblia, consiste


tanto de gobernantes como de súbditos. La Biblia revela que los gobernantes
principales del reino son Jesús y su iglesia, sus fieles seguidores elegidos. Éstos
estarán en el plano divino de la vida, invisibles a los ojos humanos. Sin embargo,
estos gobernantes espirituales serán representados aquí en la tierra por
humanos perfectos, resucitados de entre los muertos en lo que la Biblia describe
como una “mejor resurrección.”—Heb. 11:35

Los que reciben esta bendición de la “mejor resurrección” son los siervos fieles
de Dios que demostraron su lealtad absoluta a Dios y a sus principios de justicia
antes del primer advenimiento de Jesús. (Heb. 11) El primer de éstos fue el justo
Abel, y el último fue probablemente Juan el Bautista, del cual Jesús dijo que no
estaría en “el reino de los cielos”, significando la fase espiritual, o divina, del
reino.—Mat. 11:11

Jesús dijo al pueblo de Israel de su época que verían y se sentarían con Abrahán
e Isaac y Jacob y todos los otros profetas en el reino de los cielos. (Mat. 8:11;
Lucas 13:28,29) Esto implica que la gente de los tiempos de Jesús habrá sido
levantada de entre los muertos y que los beneméritos de la antigüedad, quienes
serán los representantes terrenales de la fase espiritual del reino, también
habrán sido levantados de entre los muertos, habiendo demostrado su mérito
por esta posición exaltada en el reino como resultado de su lealtad a Dios en las
pruebas severas a las cuales fueron sometidos.

La Biblia indica que estos beneméritos de la antigüedad serán resucitados a la


perfección, “hechos perfectos.” Sin embargo, esta “mejor resurrección” de los
representantes terrenales del reino debe esperar la finalización de la clase
espiritual y su resurrección a la “gloria y honra e inmortalidad,” siendo esto la
“cosa mejor” que recibirán los seguidores del Maestro.—Heb. 11:39,40; Rom.
2:7

En otra promesa de la “mejor resurrección” de aquellos que servirán como los


representantes humanos de Cristo a lo largo los mil años de su reinado, se nos
informa que resplandecerán “como las estrellas a perpetua eternidad.” Esto es
en contraste con el resplandor mucho más brillante de aquellos que serán los
gobernantes espirituales del reino, que será “como el resplandor del
firmamento,” o “como el sol.”—Dan. 12:3; Mat. 13:43

El resplandor de ambas clases simboliza el hecho de que por medio de las fases
espirituales y terrenales del reino se hará que el conocimiento del Señor llene la
tierra como las aguas cubren el mar.—Isa. 11:9

Durante los cuarenta años del servicio de Moisés como libertador y legislador,
los tratos del pueblo con él tuvieron lugar en gran parte mediante “consejeros”.
Más tarde, durante el período de los jueces, ellos fueron gobernados por los
jueces que el Señor les levantó. Estas circunstancias son empleadas por el Señor
para ilustrar su futuro uso de los beneméritos de la antigüedad, quienes él
resucitará en la “mejor resurrección” para ser jueces y consejeros. (Isa. 1:26)
Seguramente, éstos serán maravillosos siervos de las personas.

Pensamientos Importantes: Habrá dos partes en la fase dirigente del reino


de Cristo—la espiritual y la terrenal. Los gobernantes terrenales serán los
beneméritos de la antigüedad, y Jesús y sus seguidores fieles serán los
espirituales.

XX. La Resurrección General

Parte I

EL MUNDO entero de la humanidad será despertado del sueño de la muerte en


la resurrección general, con la excepción de las clases vencedoras que ya habrán
sido resucitadas, es decir, los que han hecho “lo bueno.” (Juan 5:28,29) Aquellos
que son despertados de la muerte en la resurrección general son descritos por
Pablo como los “injustos.” (Hechos 24:15) Éstos son “injustos”, o no justificados,
porque, por una falta de entendimiento u oportunidad, ellos nunca se dedicaron
totalmente para hacer la voluntad de Dios.
La resurrección general de los muertos se enseña en el Antiguo Testamento así
como en el Nuevo Testamento, aunque la palabra “resurrección” no aparece en
el Antiguo Testamento. Una de las palabras usadas en el Antiguo Testamento
para describir la resurrección es “volver”. En una oración, Moisés usó esta
palabra para describir su esperanza de la resurrección.—Sal. 90:3
Los muertos deben ser restaurados a la vida porque han sido redimidos, o
“rescatados”, por la sangre de Cristo. El Profeta Isaías escribió acerca del tiempo
cuando “volverían” los “redimidos de Jehová,”—Isa. 35:10
La palabra “volver” también es usada por el Profeta Ezequiel para describir el
despertar de los muertos. Ezequiel profetizó el “regreso” de los israelitas, los
sodomitas, y los samaritanos de entre los muertos, asegurándonos de que serán
restaurados “a su primer estado” de vida.—Ezeq. 16:55
El Profeta Jeremías relata una promesa del Señor que asegura a las madres que
sus hijos muertos serán restaurados a la vida. (Jer. 31:15-17) En esta promesa,
la vida y los muertos son poéticamente representados morando en dos países o
tierras distintas. La restauración a la vida se describe como el cruzar de la
frontera de la tierra de muerte a la tierra de vida. La expresión “volver de nuevo”
se utiliza para denotar este regreso a la tierra de vida.
En el Antiguo Testamento la restauración de los muertos también se compara
con un despertar del sueño. (Dan. 12:2) En esta promesa se habla acerca de los
muertos que duermen en el polvo de la tierra. Este lenguaje nos recuerda del
relato en Génesis de la desobediencia del hombre y de la condena a la muerte,
cuando el Señor dijo a Adán que volvería al polvo. (Gen 3:19) La promesa de
que los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán indica que todos
quienes fueron condenados a la muerte por causa de Adán serán restaurados a
la vida mediante Cristo.—1 Cor. 15:21-23
En más de una ocasión Jesús se refirió a aquellos que murieron como estar
dormidos. Un gobernante de Israel suplicó que Jesús restaurara la vida de su
hija muerta. Cuando Jesús llegó a la casa, dijo que la muchacha no estaba
muerta, sino estaba durmiendo. (Mat. 9:24-26) Jesús restauró la vida de la
muchacha muerta, así que, simbólicamente hablando, la despertó del sueño.
Esto fue una ilustración de la resurrección general de los muertos, cuando todos
quienes duermen en la muerte serán despertados.
Jesús también se refirió a Lázaro, quien había muerto, como dormido y dijo a
sus discípulos que él se iba para despertarlo del sueño. (Juan 11:11-14)
Regresando a Betania, y a la casa de Marta y María, las hermanas de Lázaro,
Jesús lo despertó de la muerte, proporcionando así otra ilustración de la
resurrección general.—Juan 11:43,44
Pensamientos Importantes: La enseñanza de la Biblia acerca de la
resurrección de los muertos no se limita al Nuevo Testamento. Además de la
palabra “resurrección”, la Biblia usa varias otras palabras para comunicar la idea
de que los muertos serán restaurados a la vida. Esta promesa de la resurrección
de los muertos es la única esperanza de la vida más allá de la tumba.

XXI. La Resurrección General

Parte II

LA BIBLIA habla de aquellos que han muerto como estar cautivos de la muerte.
(Job 3:17-22) En esta ilustración de la muerte, la resurrección de los muertos
se menciona como una liberación del cautiverio. (Isa. 49:9) El infierno de la
Biblia es un estado de muerte, y Jesús nos informa que él tiene las llaves del
infierno y de la muerte (Apoc. 1:18); y la Biblia nos asegura de que las puertas
del infierno, la gran prisión de la muerte, serán abiertas y que el infierno
entregará a los muertos.—Mat. 16:18; Apoc. 20:13
De acuerdo con la idea de que los muertos se encuentran cautivos, la Biblia
habla de su despertar como un “volver” de su “cautiverio”. A veces se utiliza la
palabra, “restaurar,” en este sentido.—Ezeq. 16:53; Jer. 48:47; 49:6,39
La resurrección de los muertos será realizada por medio de Cristo (1 Cor.
15:21,22); y de acuerdo con el pensamiento de liberar a los cautivos de la
prisión, el Apóstol Pablo se refiere a la resurrección de Cristo como el llevar una
multitud de cautivos. (Ef. 4:8, Versión Moderna) Esta “multitud de cautivos” será
despertada de la muerte para vivir como humanos en la tierra.
El “rebaño pequeño” de la actual Edad Evangélica, que participará en la “primera
resurrección” para “vivir y reinar con Cristo,” y los beneméritos de la antigüedad,
quienes serán restaurados a la vida como humanos perfectos para ser los
gobernantes terrenales del reino de Cristo, habrán pasado todo las pruebas de
mérito para la vida eterna. Esta es la razón por la que serán recompensados
inmediatamente con perfección de vida, en el plano espiritual o en el plano
terrenal.
Pero será diferente con aquellos que participan en la resurrección general. Éstos,
creemos, serán despertados de la muerte en la condición más o menos igual a
la que estaban cuando murieron. No se les dará perfección de vida
inmediatamente, sino tendrán que demostrar su mérito a una restauración
completa de la vida por su aceptación de la gracia de Dios mediante Cristo y por
su obediencia a las leyes del reino mesiánico.
Pero se hará cada provisión para su iluminación e instrucción. Ya no se permitirá
que las influencias engañosas de Satanás, el Diablo, cieguen sus mentes y
corazones. —Apoc. 20:1-3
El camino a la perfección de carácter y de vida se describe en la Biblia como una
“calzada” en la cual nadie perderá su camino y de que serán quitados todos los
obstáculos al progreso. (Isa. 35:8,9) Sin embargo, la Biblia indica que hasta en
aquel “día de rectitud” habrá quienes demostrarán la desobediencia voluntariosa
a las leyes del reino; y éstos, por supuesto, no harán ningún progreso hacia la
perfección de la vida, sino, al permanecer en su actitud incorregible, serán
destruidos, por último, sufriendo la pena de la “segunda muerte.” (Isa. 26:10;
Apoc. 20:14,15) El Apóstol Pedro se refiere a éstos cuando nos informa que
serán desarraigados del pueblo. —Hechos 3:23
De este modo, al final del reinado de mil años de Cristo, todos los muertos
habrán sido despertados, y aquellos deseosos de aprender y obedecer las leyes
de Dios habrán sido restaurados a perfección de la vida como seres humanos.
En aquel tiempo éstos disfrutarán de la vida eterna en una tierra hecha perfecta,
en un paraíso mundial.

Pensamientos Importantes: El despertar de los muertos injustos del sueño


de la muerte no constituirá una restauración completa de perfección de la vida.
Aquellos que llegan a la perfección de la vida humana en aquel entonces tendrán
que demostrarse dignos de ella.

XXII. La Unidad con Dios Restaurada

EL HOMBRE fue creado a la imagen de Dios, y antes que Adán transgrediera la


ley divina estaba en unidad con su Creador. Este estado de armonía con Dios se
describe en la Biblia como estar en una relación de pacto con él. Adán perdió su
relación de pacto con el Creador cuando él desobedeció uno de los requisitos
divinos en los cuales estaba basada esta relación.—Oseas 6:7
Los que están en una relación de pacto con el Señor son sus amigos, y ellos
disfrutan de su favor. Cuando Adán perdió el favor del Creador él también perdió
la vida, ya que nadie puede seguir viviendo independientemente de Dios. Pero
Dios no escondió su cara de las criaturas humanas para siempre, ya que su amor
proporcionó el rescate mediante Cristo, haciendo posible un regreso al favor
divino.—Juan 3:16
La independencia de Dios debido al pecado, y los males resultantes de las
enfermedades y de la muerte, es simbolizada en la Biblia por la oscuridad. El
período entero del reinado del pecado y de la muerte se compara con una
“noche”. A causa del amor de Dios en la provisión de un Redentor por el pecado
y la muerte, esta noche de llanto debe terminar en una mañana de alegría.—
Sal. 30:5
Dios le dio al pueblo de Israel una oportunidad de recuperarse de la condena
adámica por obediencia a su Ley. Si ellos hubieran guardado aquella Ley
perfectamente, habrían ganado el favor de Dios y la vida, pero fracasaron.—Lev.
18:5; Gál. 3:12; Rom. 7:10
El fracaso de los israelitas para ganar la vida al guardar la Ley de Dios demostró
la necesidad de un Redentor por el pecado y la muerte, y Jesús fue aquel
Redentor. (Rom. 3:23-26) De ahí es que, por medio de Jesús, que la humanidad
está reconciliada con Dios; restaurada a la armonía con él, y en una posición
para recibir y disfrutar de su favor.—2 Cor. 5:19; Ef. 1:10
La clase de la iglesia, los seguidores de Jesús, por la fe en su sangre, está
reconciliada con Dios durante la Edad Evangélica. Éstos se asocian con él en la
obra de reconciliación.—2 Cor. 5:18
Cuando el Pacto de la Ley falló al dar vida debido a la imposibilidad del pueblo
de vivir perfectamente de acuerdo con sus requisitos, Dios prometió hacer un
Nuevo Pacto con ellos, y este pacto se extenderá para incluir a toda la
humanidad. (Jer. 31:31-34; 1 Tim. 2:3-6) Las Escrituras revelan que Jesús será
el Mediador del Nuevo Pacto y que su iglesia, exaltada a la gloria con él en la
Primera Resurrección, se asociará con él como “ministros” de este pacto.—Heb.
12:24; 2 Cor. 3:6
Será por el Nuevo Pacto que el mundo de la humanidad se reconciliará con Dios.
El Nuevo Pacto llevará a cabo este propósito divino porque, mediante su
Mediador, la ley de Dios se escribirá en los “corazones” del pueblo. (Jer. 31:33)
Esto implica la restauración a la perfección original y a la imagen divina a la cual
Adán fue creado.
Cuando el Nuevo Pacto haya sido cumplido en su totalidad con respecto a los
vivos así como también con aquellos que hayan sido despertados de la muerte,
el conocimiento del Señor llenará la tierra. (Isa. 11:9) No habrá nadie en aquel
entonces sin un conocimiento exacto de Dios y de su voluntad.—Jer. 31:34
Pensamientos Importantes: El hombre fue creado a la imagen divina y,
mientras obedecía al Creador, disfrutaba de su favor y bendición. Por causa de
la desobediencia él perdió el favor divino y fue condenado a la muerte. Él ha sido
rescatado, o redimido, por Cristo y será restaurado al favor de Dios bajo las
condiciones del Nuevo Pacto, del cual Cristo será el Mediador.

XXIII. No Habrá Más Muerte

LA EXPRESIÓN “muerte natural” se utiliza a menudo en contraste con la muerte


accidental, o la muerte en el campo de batalla. Sin embargo, por lo que a los
humanos les toca, la muerte nunca es natural. El hombre fue creado para vivir
y no morir. La muerte se hizo una parte de la experiencia humana debido al
pecado. (Rom. 5:12) Después de la transgresión de la ley divina por nuestros
primeros padres, ellos fueron expulsados del Jardín de Edén y se les prohibió
tomar del árbol de la vida, no sea que vivieran para siempre. (Gen 3:22,23) Esto
implica que el hombre habría sido capaz de seguir viviendo en perfección, si Dios
le hubiera permitido disfrutar de las bendiciones que se le había provisto.
A causa del amor de Dios por sus criaturas humanas, y a pesar de que hubieran
desobedecido su ley, él proveyó un medio de escape de la muerte. Esta provisión
fue Cristo y su sangre redentora, que fue la propiciación por el pecado adámico.
(Rom. 3:25; 1 Juan 2:2) Esto significa que sobre la base de fe en la sangre
redentora, se puede recobrar la vida, que nadie tendrá que morir eternamente.—
Juan 3:16,17
Sin embargo, la oportunidad de aceptar a Cristo y de recibir vida mediante él no
se limita a la duración corta de la experiencia presente de morir. Es el propósito
de Dios de salvar a los humanos de la muerte adámica despertándolos del sueño
de la muerte, e iluminándolos con la verdad de que puedan tener una
oportunidad completa de creer y de obedecer.—1 Tim. 2:3-6
Se le dará a toda la humanidad durante los mil años del reino mesiánico una
oportunidad de aceptar a Cristo y de recibir la vida eterna. La Palabra de Dios
nos asegura que uno de los resultados gloriosos de la gobernación de Cristo será
la destrucción de la muerte.—Oseas 13:14; 1 Cor. 15:25,26
En el Antiguo Testamento el reino de Cristo se compara con una gran montaña
que llenará toda la tierra. (Dan. 2:35,44) La promesa de Dios consiste en que
en esta montaña se enjugarán las lágrimas y se destruirá la muerte. (Isa. 25:6-
9) Las enfermedades son una parte del proceso de morir, y la Biblia nos asegura
de que en los días del reino de Cristo ya no existirán más las enfermedades.—
Isa. 33:24
Una de las ilustraciones bíblicas de las bendiciones de salud y de vida que serán
otorgadas a la gente durante el reinado de Cristo es un río fuerte—“un río limpio
de agua de vida.” Hay árboles de vida al lado de este río que suministran una
fuente amplia de fruta vivificante, y se nos dice que las hojas de estos “árboles”
son para la sanidad de las naciones.—Apoc. 22:1,2,17
Pero nadie recibirá la vida eterna si no obedece las leyes del reino. Todos quienes
voluntariosamente dan la espalda a la gracia divina al rechazar de creer y de
obedecer serán destruidos en el “lago de fuego,” que simboliza “la segunda
muerte.” (Apoc. 20:14,15) El Apóstol Pedro confirma esto.—Hechos 3:23
De este modo, la raza restaurada de Adán será libre de toda enfermedad y dolor.
Se enjugarán todas las lágrimas, y no habrá ninguna causa adicional para el
dolor, ya que el Señor nos asegura por medio del Apóstol Juan que “ya no habrá
muerte.” Y se nos dice que “estas palabras son fieles y verdaderas.”—Apoc.
21:3-5

Pensamientos Importantes: Cuando el plan de Dios para el hombre esté


completo, todo el pecado, todas las enfermedades, y la muerte habrán sido
erradicados de la tierra, y la humanidad restaurada disfrutará del favor de Dios
para siempre.

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